QUÉ ESTÁ HACIENDO DIOS CUANDO LOS CRISTIANOS SUFREN? Mirando nuestras aflicciones a la luz de Romanos 8: Albert Rodríguez

¿QUÉ ESTÁ HACIENDO DIOS CUANDO LOS CRISTIANOS SUFREN? Mirando nuestras aflicciones a la luz de Romanos 8:28-30 Albert Rodríguez ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO

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¿QUÉ ESTÁ HACIENDO DIOS CUANDO LOS CRISTIANOS SUFREN? Mirando nuestras aflicciones a la luz de Romanos 8:28-30

Albert Rodríguez

¿QUÉ ESTÁ HACIENDO DIOS CUANDO LOS CRISTIANOS SUFREN? Mirando nuestras aflicciones a la luz de Romanos 8:28-30 Albert Rodríguez Obra gratuita para revisión de estudio En colaboración con el ministerio online EVANGELIO VERDADERO Septiembre 2016 Prohibida su venta GUATEMALA | MÉXICO

ENFOCADOS EN LA PREGUNTA CORRECTA Mientras estudiaba el puente de Romanos 5 al 8 el año pasado, en algún momento de estar escribiendo mis notas, no pude evitar pensar el tema del sufrimiento. Existen libros muy buenos que tratan sobre el dolor humano, muchos de ellos edificantes y bíblicos. Algunos de ellos han planteado una pregunta que, en algún momento de nuestra vida, estando en el ojo de la tormenta de nuestras aflicciones, lo hemos pensado: “¿Dónde está Dios cuando los cristianos sufren?”... Muchos de nosotros no recibimos con claridad la respuesta. Porque, creo personalmente, que hemos planteado la pregunta equivocada. Por ser una pregunta equivocada, no obtenemos la respuesta que deseamos recibir. Lo irónico de este asunto es que la respuesta a esa cuestión ya la tenemos de antemano en la Biblia, pues se entiende que como creyentes en Jesucristo tenemos la certeza de que Dios mora en nosotros por medio del Espíritu Santo (Léase Mateo 28:20). Tal vez la pregunta válida es: “¿Qué está haciendo Dios cuando los cristianos sufren?”... Fue entonces que me topé con esta grandiosa declaración de la soberanía de Dios en la vida del creyente: Romanos 8:28-30 “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó”. El texto bíblico anterior nos puede ayudar a contemplar la actividad actual de Dios en nosotros. Primero veremos el contexto en el que escribió Pablo y si hay justificación o no aplicarlo en el tema del dolor. En el siguiente capítulo analizaremos el panorama amplio de este pasaje. Por último, estudiaremos una aplicación específica y práctica cuando transitamos por pruebas. Al final de cada apartado habrá una pequeña sección de preguntas para meditar, una breve serie de aplicaciones para la vida cristiana y un modelo de oración para desarrollar más nuestra fe en Dios durante nuestros tiempos difíciles. Es mi oración que la Palabra de Dios acerca de las realidades de la gracia y la salvación en Cristo penetren en tu corazón y pueda convencerte de que Dios sigue obrando en tu vida y en la venidera. Albert Rodríguez

[1] NO ESTAMOS SOLOS El apóstol Pablo escribe una carta (año 56 d. C.) desde la ciudad de Corinto para una audiencia compuesta por gentiles y judíos radicados en Roma (evidencias internas, léase Romanos 1:18-3:19; 11:11-25; 14:1-15:16). Él expresa su deseo de ir a Roma y esta epístola es considerada como la carta magna del Cristianismo, pues en ella nos describe una serie de doctrinas fundamentales y periféricas al Evangelio. A lo largo de la epístola hay indicios sutiles de que los cristianos en Roma sufrían persecución por causa de su fe. En Romanos 10:9-11 nos dice: “Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo el que cree en Él no será avergonzado”. Esta no es la “oración del pecador” como algunos suponen; es más que eso. El contexto nos dice que la evidencia de un verdadero cristiano es que nunca negará ni se avergonzará de confesar que Jesús es Su SEÑOR, porque ha creído con todo su corazón que por medio de Él ha sido justificado (Léase Romanos 5:1-2). Incluso, en Mateo 10:24-33 nos dice el SEÑOR Jesús que la verdadera prueba de quienes son sus discípulos es que jamás le negarán como Su SEÑOR mientras padecen tribulación y persecución. ¿Por qué afirmo que Pablo exhortaba a los cristianos romanos que no debieran avergonzarse y negar a Jesucristo? Debido a la palabra “SEÑOR” en Romanos 10:9 en el idioma original griego es “Kurios”; es también aplicada a los emperadores romanos. En el mundo greco-romano del siglo I d. C., los césares adquirían cada vez más importancia. Cuando un cristiano en Roma confesaba que Jesús es el SEÑOR, implicaba negar la autoridad y gobierno “divino” del César sobre él. Reconocer lealtad a un rey que no fuera el César era considerado un grave delito; por consecuencia era perseguido y condenado a muerte (Léase Hechos 17:6-7; Juan 19:14-15). Para la época del NT, el imperio romano tiene un historial de persecución contra judíos y cristianos. Por ejemplo, durante el gobierno del emperador Claudio (año 41-54 d. C.) decretó la expulsión de los judíos en Roma (año 49 d. C.; léase Hechos 18:2, es un hecho registrado con la primera aparición de Priscila y Aquila). Poco antes de dicho decreto, ya se habían extendido algunas actividades antisemitas y anticristianas en todo el imperio romano, como sucedió en el caso de Filipos (Léase Hechos 16:1921). De hecho, para cuando el apóstol Pablo escribió su carta, fue durante el reinado de Nerón, el sucesor de Claudio (año 54-68 d. C.). Nerón fue muy conocido por hacer arder la ciudad de Roma para reconstruirla a su gusto, y desató de forma oficial crueles persecuciones contra los cristianos culpando a ellos del incendio (año 64-68 d. C.). La Tradición nos dice que Pablo fue martirizado bajo su gobierno, afuera de Roma en la Vía Ostiana (año 67-68 d. C). Unas de las últimas palabras de este gran apóstol fueron: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:6-8).

Además, existen otros versículos que nos indican que la audiencia cristiana en Roma pasaba por períodos de tribulación: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:3-5); “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada” (Romanos 8:18); y “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: Por causa tuya somos puestos a muerte todo el dia; somos considerados como ovejas para el matadero” (Romanos 8:35-36). La “espada” alude a las autoridades judiciales romanas (Léase Romanos 13:1-4). Ya para los vers. 38-39 nos dice que ni aun la muerte nos separará del amor de Dios que es en Cristo Jesús SEÑOR nuestro. Con este trasfondo histórico y bíblico, podemos tener un panorama de los peligros y penurias que acechaban poco a poco a los cristianos en Roma y en todo el imperio. El tema del sufrimiento de aquella época neotestamentaria es tan vigente como el de ahora. Por tanto, hay justificación para analizar el siguiente pasaje que nos arrojará luz sobre qué hace Dios mientras pasamos por aflicciones. ¿En qué nos ayuda saber que los cristianos en Roma han sufrido? Mucho en gran manera. Tomemos las lecciones extraídas de los pasajes paulinos que hemos analizado: (1) La salvación del poder del pecado es el mayor gozo que un cristiano puede tener al transitar en tiempos de prueba. No hay peor sufrimiento para una persona que el estar separado de Dios por toda la eternidad. El SEÑOR Jesús nos salvó en Su cruz de ese hondo abismo de condenación por causa de nuestros pecados. El amor de Dios ha sido confirmado por el Espíritu Santo al reconocer este hecho salvífico. (2) Cristo no nos negará si permanecemos fieles al confesar nuestra fe en Él y Su señorío sobre nosotros a pesar de todas las circunstancias difíciles que podemos soportar. La fidelidad y perseverancia en nuestra carrera cristiana es una evidencia del sello de la gracia de Dios para salvación. (3) Mientras anhelamos la venida de Cristo y Su Reino, Dios nos da esperanza de que algún día seremos libres del dolor. La mayor felicidad eterna es la de vivir con Dios para siempre como SEÑOR y Rey. (4) Las tribulaciones nos ayudan a fortalecer nuestra paciencia y conducta; de tal modo que esto perfeccione nuestra esperanza y carácter en Cristo Jesús. La Gloria que nos espera no se compara con lo que vivimos ahora. (5) ¡No existe nada que nos pueda separar del amor de Dios y de Cristo! Tengamos en mente estas preciosas verdades bíblicas, las cuales seguiremos analizando en los siguientes puntos.

1 Pedro 5:9 "Pero resistidle firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo". ******** Preguntas para reflexionar Anota en una libreta las respuestas para las siguientes preguntas: (1) Cuando me he sentido solo en medio de mis problemas ¿Recuerdo las misericordias de Dios para conmigo y con los míos? (si tu respuesta es "Sí", por favor anota por lo menos tres ocasiones en las cuales Dios te ha concedido la convicción de Su favor para contigo y con tus seres queridos) (2) En las ocasiones difíciles ¿Recuerdo con gratitud el regalo de la salvación que Dios me ha dado a través de Cristo? Sí / No. ¿Por qué? (3) ¿Tuve situaciones en las que fui tentado a negar la sabiduría, la soberanía y el amor de Dios? (si tu respuesta es "Sí", por favor anota cómo fue que el SEÑOR te respaldó y te ayudó en dichas situaciones). (4) ¿Creo que es necesario recibir el apoyo y el consejo de hermanos que han vivido en las mismas dificultades? (si tu respuesta es "Sí", por favor enumera al menos tres ventajas de acudir con hermanos que han vencido dificultades similares a las tuyas con la gracia de Dios). Aplicaciones para vivir (1) En el primer momento del día, ora agradecido por cada una de las bendiciones y misericordias que has recibido de parte de Dios a pesar de las dificultades (Léase Salmos 103:1-4; Lamentaciones 3:22-23). (2) Con lo que aprendimos del contexto histórico de Romanos 8:28-30; te recomendamos que busques consejo y apoyo de su pastor y otros hermanos en la fe que han pasado por situaciones similares y oren juntos con la Biblia para buscar y discernir la voluntad de Dios. Oremos juntos (1) Que el SEÑOR nos guarde de negarle a Él y Su amor cuando seamos afligidos. (2) Que Dios nos ayude a apreciar cada día las riquezas de la gracia de Cristo para con nosotros. (3) Que Él haga crecer nuestra fe en Su sabiduría y Su soberanía a pesar de las dificultades; siendo Cristo nuestro gozo, paz y descanso. (4) Que como Iglesia sobrellevemos las cargas los unos por los otros en amor durante los tiempos de paz como de dificultad.

[2] MIRANDO EL PANORAMA COMPLETO En el punto anterior hemos estudiado el contexto histórico de la epístola de Pablo a los Romanos, en la cual comprobamos que hay justificación en aplicar las verdades bíblicas de Romanos 8:28-30 para nuestras dificultades diarias. Ahora observaremos el cuadro completo de lo que Dios está haciendo con nosotros mientras pasamos por situaciones difíciles; tal como Pablo lo presenta a su audiencia romana y cómo se aplica a los cristianos de todas las épocas y lugares: Romanos 8:29-30 “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó”. Imaginemos dos líneas horizontales, una arriba sobre otra, y ambas corren paralelas hacia a una dirección. La línea de abajo somos nosotros; es nuestra realidad. La realidad es que vivimos en un mundo contaminado por el pecado y el mal, y sufrimos toda clase de situaciones: Enfermedad, guerras, violencia, muerte, hambre, pobreza, inseguridad, racismo, desempleo, soledad, persecución; etcétera. De una u otra forma el dolor se asoma a la puerta, puesto que no discrimina edad, sexo, posición social, raza, nacionalidad, creencias religiosas o época. Este es el mundo en que vivimos y en el cual padecemos aflicción. Ahora veamos la otra línea imaginaria de arriba. Aquí es cuando el apóstol introduce Romanos 8:28-30 y es como si dijera a los cristianos en Roma: “Miren más ampliamente las cosas que les espera, la realidad de lo que Dios está haciendo en nosotros, desde antes de que el tiempo existiese…”: (1) Nos eligió desde antes de la fundación del mundo por pura gracia (Léase: Romanos 9:1-29; Efesios 1:4-10; Colosenses 3:12; 2 Timoteo 2:10; 1 Pedro 1:2). (2) Nos predestinó con un propósito: Para ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo (Léase: 1 Corintios 11:1; Gálatas 2:20; Efesios 1:4-6, 2:10; 1 Tesalonicenses 1:6; 2 Tesalonicenses 2:13-14; 1 Juan 2:3-6). (3) Entre la “elección” y el “llamamiento”, se cumplió la gran obra de redención de Dios en la Persona de Jesucristo cuando vino a este mundo: La cruz. A partir de ahí desencadena las demás bendiciones (Léase: Mateo 16:21; Juan 3:16; 1 Corintios 15:1-8). (4) Nos llamó y nos salvó por medio del mensaje del Evangelio (Léase: Juan 6:18; Hechos 18:9-11; Romanos 1:6, capítulo 10; Efesios 2:8-9; 2 Tesalonicenses 2:14; 1 Pedro 1:23). (5) Nos declara justos en base a los méritos del SEÑOR Jesucristo y solo por la fe en Él. Ya no hay condenación para los que creen en Cristo Jesús porque sus pecados han sido perdonados y nada nos separará de Él ni de Su amor (Léase: Romanos 3:21-28, 5:1-2, 8:38-39; 2 Corintios 5:21). (6) Entre la “justificación” y la “glorificación” hay un puente que se llama “santificación”: Es un proceso en el que Dios nos purifica progresivamente para cumplir el propósito de ser “hechos

conforme a Cristo” y nos aparta del pecado, lo cual estudiamos arriba (Léase: Romanos capítulo 6; 8:1-14; 1 Tesalonicenses 4:3, 7). (7) Nos glorifica, es decir, en la resurrección de los creyentes se les arropa de nuevos cuerpos que son glorificados. Es el cumplimiento final de la redención de Dios (Léase: Juan 5:24-29; Romanos 8:15-27; 1 Corintios 15, 1 Tesalonicenses 4:13-18). Todo lo que Dios hace en la línea superior a la nuestra es para un propósito: Ser hechos a la imagen del SEÑOR Jesucristo. Sin embargo, este propósito tiene una dirección o meta: El cumplimiento de Su Plan eterno de Redención en Cristo para restaurar toda Su creación que había sido corrompida por el pecado (Léase Génesis 3; Romanos 5:12-21, 8:17-23). Esto sucederá cuando se establezcan los cielos nuevos y la tierra nueva; una nueva realidad en la que no habrá dolor ni lágrimas (Léase Isaías 2:1-4; Apocalipsis 21 y 22). Ahí no habrá ninguna separación entre Dios y Su pueblo. He de recalcar que todas estas actividades divinas son hechas en Cristo para alabanza de la Gloria de Su Gracia. Ahora bien empalmamos estas dos líneas, nuestra realidad y lo que Dios está haciendo en nosotros y ¿Qué obtenemos de ello? Respuesta: La certeza de que nuestro Dios está en control de todo de principio a fin. La razón por la que Pablo escribe los verbos en tiempo pasado (“conoció”, “predestinó”, “llamó”, “justificó” y “glorificó”) se debe a que para el SEÑOR es un hecho consumado en la eternidad; aunque las aplicaciones de dicho propósito siguen todavía en curso porque estamos atados en este paréntesis llamado “presente”. Pablo les dice a los cristianos de Roma: “Ustedes que aman a Dios han sido elegidos, han sido predestinados, han sido llamados por gracia a obedecer el Evangelio de Cristo, han sido declarados justos por la fe en Él y en Sus méritos, están siendo santificados a Su imagen y serán glorificados en Su venida. Cristo Jesús logró el acceso de todas estas bendiciones espirituales gracias a Su obra en la bendita cruz y Su gloriosa resurrección. Por tanto ¡Confíen en Él y en Su Soberanía! ¡Él está en control de todo!”. Contemplando el panorama de la salvación, tenemos la esperanza certísima de que Su propósito en Cristo (sí o sí) se cumplirá a pesar de las circunstancias y dificultades que podamos vivir. Es un gran consuelo saber que el SEÑOR sigue obrando en nosotros porque esa es nuestra realidad como cristianos. Es nuestro gran Dios quién tiene la primera y la última palabra. Filipenses 1:6 "Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús". ******** Preguntas para reflexionar Anota en una libreta las respuestas para las siguientes preguntas: (1) Leyendo detenidamente Romanos 8:28-30, ¿Me he convencido de que las aflicciones tienen un propósito esencial para mi vida? Sí / No. ¿Por qué?

(2) ¿Tengo la certeza de que a pesar de las pruebas, tentaciones y aflicciones Dios me guarde de principio a fin? (si tu respuesta es "Sí", por favor escribe cómo estas verdades bíblicas han cambiado tu perspectiva acerca de Dios y el sufrimiento humano). (3) ¿Estoy convencido que las verdades de Romanos 8:28-30 me dan consuelo para mis tiempos difíciles? (si tu respuesta es "Sí", por favor enumera al menos tres maneras en que esta "Cadena de oro de la salvación" puede aplicarse a tu situación actual). (4) ¿Tuve situaciones en las que Dios me mostró que no existe nada que me pueda separar de Su amor? (si tu respuesta es "Sí", por favor anota cómo fue que el SEÑOR te manifestó esa convicción de Su amor en dichas situaciones). Aplicaciones para vivir (1) Aprende de memoria el texto de Romanos 8:28-30, 37-39. Cuando te enfrentes de nuevo en una dificultad, recuerda y medita en las verdades aprendidas de estos versículos: Sobre todo la fidelidad y el amor de Dios para con nosotros. (2) Comparte y habla con otros el consuelo que recibimos de Cristo en Su salvación conforme a lo aprendido de Romanos 8:28-30. Oremos juntos (1) Que el SEÑOR nos guarde de negarle a Él y Su amor cuando seamos afligidos. (2) Que Dios nos ayude a apreciar cada día las riquezas de la gracia de Cristo para con nosotros. 3() Que Él haga crecer nuestra fe en Su sabiduría y Su soberanía a pesar de las dificultades; siendo Cristo nuestro gozo, paz y descanso. (4) Que como Iglesia sobrellevemos las cargas los unos por los otros en amor durante los tiempos de paz como de dificultad.

[3] EL MAYOR BIEN QUE PODEMOS RECIBIR En los apartados anteriores anteriores hemos estudiado que: (1) El sufrimiento de los cristianos en Roma se aplica también en nuestro contexto actual y nos dan preciosas verdades bíblicas para nuestro crecimiento y fe. (2) Hemos visto el panorama de lo que Dios hace en nuestra vida, conforme a Su plan eterno de salvación desde la etapa de la Elección hasta la de la Glorificación. En esta ocasión revisaremos las implicaciones prácticas de Romanos 8:28-30: Cómo sobrellevar la tribulación a la semejanza de Cristo. Romanos 8:28 “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados CONFORME a su propósito” (Mayúsculas añadidas). Generalmente, este texto lo usamos con frecuencia para afirmar que aun cuando las cosas y las circunstancias van en contra nuestra, todo irá bien al final dentro del propósito de Dios. Dicho de otro modo, el propósito de Dios es que todo nos irá bien al fin y al cabo o ser librados de nuestros sufrimientos. Sin embargo, si revisamos el contexto de este pasaje tal como el apóstol lo plantea, veremos concretamente qué significa “Conforme a Su propósito”: Romanos 8:29 “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos CONFORME A LA IMAGEN DE SU HIJO, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Mayúsculas añadidas). Nosotros, como los creyentes romanos a los que Pablo escribió, estamos situados entre ese puente entre la justificación y la glorificación. Es decir, en el tiempo presente estamos siendo santificados y moldeados a la imagen y semejanza de Jesucristo. Comprendemos, pues, que todas las cosas cooperan o nos ayudan a bien para realizar el propósito de Dios que es moldearnos a la imagen de Su Hijo Jesucristo. Es un propósito que Él hace y labora en nosotros. Las cosas buenas como malas nos ayudan a bien para ser como Cristo, y no en el sentido de que todo terminará bien o como quisiéramos nosotros que nos ayude a bien. Dios usa los sufrimientos, tribulaciones y momentos difíciles para purificar y pulir nuestro carácter y que sea cada día más próximo al de Su Hijo, según la medida de Su gracia que Él nos conceda y obre en nosotros. Es para esto que fuimos llamados: Filipenses 1:29 “Porque a vosotros se os ha concedido por amor de Cristo, no sólo creer en Él, sino también sufrir por Él”. 2 Timoteo 2:3 “Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús”. No estamos diciendo con ello que todo el tiempo siempre nos vendrá calamidades o que Dios no sea poderoso para liberarnos de ciertas circunstancias difíciles o que nos abandonará a nuestra suerte; en ninguna manera. En Su soberanía y Su gracia puede sostenernos y ayudarnos, Escrituras

hay y lo confirman. Pero Pablo enseña muy profundamente en nuestro texto de Romanos 8:28-29 que el hecho de ser conformados a la imagen de Cristo nos debe dar paz y consuelo de que, a pesar de todas las cosas, Dios sigue estando en control de las circunstancias y que Él sigue obrando en nuestra salvación (tal como hemos visto en el panorama completo, léase Romanos 8:29-30). Sabemos que no es fácil y que seremos tentados a claudicar en el camino. Sin embargo, fiel es Dios que no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podamos soportar (Léase 1 Corintios 10:13). Ahora bien, las Escrituras nos enseñan que sea en tiempos de paz o tribulación, hemos de ser como Jesús en nuestra manera de vivir. ¿Cómo pondremos en práctica la semejanza a Jesús mientras transitamos en la adversidad? En primer lugar, recordemos que sin Jesucristo nada podemos hacer (Léase Juan 15:10); y que Dios dispone el querer como el hacer (Léase Filipenses 2:13); y apoyados únicamente con el poder de la gracia del SEÑOR (Léase 2 Corintios 12:9). Somos hechos y creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Léase Efesios 2:10). Él es quien nos moldea a través del Espíritu Santo, de la oración y de la Palabra (Léase Romanos 12:1-2; Gálatas 5:22-23; 1 Tesalonicenses 3:10; 2 Tesalonicenses 3:5). Ya no vivimos nosotros, sino que Él vive en nosotros (Léase Gálatas 2:20). En segundo lugar, las Escrituras nos dan directrices prácticas para cada área de nuestra vida y todo emana de Su obra salvífica en la cruz: (1) Así como el SEÑOR Jesucristo dio su vida por sus amigos; en Su gracia, hemos de poner nuestras vidas por los nuestros (Léase Juan 14:13-14). (2) Así como el SEÑOR Jesucristo nos amó; en Su gracia, hemos de amar a nuestros hermanos de la misma manera que Él nos ha amado (Léase Juan 13:34-35; Efesios 5:2). (3) Así como el SEÑOR Jesucristo se dio a Sí mismo por nosotros como ofrenda fragante y sacrificio a Dios; en Su gracia, hemos de dar nuestras vidas como ofrendas de nosotros mismos a Dios y a nuestros hermanos (Léase Efesios 5:2; Romanos 12:1-2). (4) Así como el SEÑOR Jesucristo se despojó de Sí mismo, tomando forma de siervo, y se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz; en Su gracia, hemos de tener actitud de siervos para con los demás en amor y en obediencia a Dios (Léase Filipenses 2:5-11). (5) Así como el SEÑOR Jesucristo fue manso y humilde de corazón para llevar nuestras cargas; en Su gracia, hemos de ser mansos y humildes tal como Él (Léase Mateo 11:29). (6) Así como el SEÑOR Jesucristo por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz y menospreció la vergüenza, y fue sentado a la diestra de Dios; en Su gracia, así nosotros debemos despojarnos de todo pecado que nos asedia y con gozo proseguir la carrera cristiana mirando a Él como el Autor y Consumador de la fe (Léase Hebreos 12:1-2).

(7) Así como el SEÑOR Jesucristo guardó los mandamientos de Su Padre por amor a Él (incluyendo el de dar Su vida por los Suyos); Si permanecemos en Cristo, en Su gracia, si le amamos guardaremos Sus mandamientos (Léase Juan 10:18; 15:10). (8) Así como el SEÑOR Jesucristo, quien fue ultrajado en la cruz pero Él no ultrajo a nadie; cuando padecía no amenazaba, y solo encomendaba Su causa a la justicia de Dios; en Su gracia, hemos de imitar la conducta de nuestro SEÑOR y ser pacientes si somos afligidos (Léase 1 Pedro 2:21-23). (9) Así como el SEÑOR Jesucristo llevó nuestros pecados en Su cuerpo en la cruz y por cuyas heridas fuimos sanados; en Su gracia, así nosotros hemos de estar muertos al pecado y vivos para la justicia (Léase 1 Pedro 2:24). (10) Así como el SEÑOR Jesucristo es la cabeza de la Iglesia y Salvador de Su cuerpo, el marido es cabeza de la mujer. Por tanto, en Su gracia, las mujeres casadas han de someterse a sus propios maridos y respetarles de la misma manera que se someten al SEÑOR (Léase Efesios 5:22-24, 33). (11) Así como el SEÑOR Jesucristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella; en Su gracia, los maridos han de amar a sus esposas como a sus propios cuerpos para santificarlas (Léase Efesios 5:25-33). Hay más textos, no son los únicos. Esto demuestra que toda nuestra conducta como creyentes deriva del Evangelio. Porque para este propósito hemos sido llamados, pues Cristo también sufrió por nosotros, dejándonos ejemplo para seguir Sus pisadas; por tanto, hemos de caminar como Él anduvo (Léase 1 Pedro 2:21; 1 Juan 2:6). El discípulo no es más que Su maestro, ni el siervo más que Su SEÑOR; basta a los que son discípulos ser como Su maestro, y los siervos como Su SEÑOR (Léase Mateo 10:24-25). Estas son las implicaciones del Evangelio que vivimos y predicamos a todo hombre. En Cristo Jesús encarnamos el Evangelio en toda nuestra manera de vivir. Con todo lo anterior, es probable que Pablo les dijera a los cristianos en Roma: “¡Hermanos! ¡Vivan como dignos de Cristo! ¡Vivan como cristianos aun cuando caminen en el ojo de la tormenta!…”. Colosenses 1:16 “Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él”. ******** Preguntas para reflexionar Anota en una libreta las respuestas para las siguientes preguntas: (1) ¿Qué áreas de debilidad en mi vida estoy luchando continuamente y que necesito cambiar? (por favor anote cuáles áreas son las que más batalla diariamente y sus motivos)

(2) ¿Qué cualidades de la Persona de Jesús me gustaría que resaltaran más en mí? (por favor enumere en una lista al menos tres virtudes o cualidades de Cristo que quisiera destacaran en su carácter). (3) ¿Por qué creo que necesito de la gracia de Dios y del Espíritu Santo para crecer a la imagen y semejanza de Cristo? Aplicaciones para vivir (1) Tome en serio el anhelo de ser cada día más como Jesucristo. Pida en oración a Dios que el Espíritu Santo lo moldee más como Él y sea agradecido con los cambios que está produciendo en su vida. (2) Pida el ánimo, el consejo y el apoyo en oración de su pastor y hermanos maduros en la fe, a quienes tenga la confianza de rendir cuentas sobres sus avances, cambios y retrocesos en cuanto a Su carácter. Oremos juntos (1) Que Dios nos ayude a ser más semejantes a Cristo en palabra, pensamiento y acciones; con el poder de Su gracia y Su Santo Espíritu. (2) Que Dios nos ayude a tratar con nuestros problemas de carácter, nuestro egoísmo y nuestros deseos de enaltecernos a nosotros mismos de tal manera que sea Él el que reciba la gloria. 3) Que nuestra familia, vecinos, compañeros de escuela y trabajo puedan ver a Cristo en nuestro testimonio y, principalmente, en la proclamación del Evangelio. 4) Que como Iglesia podamos crecer a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, a través de la oración y la Palabra de Dios.

CONCLUYENDO... Finalmente, las tres cosas que hemos de recordar cuando transitamos por tiempos de prueba y dolor son: (1) Nuestro Dios nos da esperanza de la vida eterna en Cristo Jesús. (2) Nuestro SEÑOR está en control de todo, aún de nuestra propia vida y salvación. (3) Mientras sobrellevamos las dificultades del tiempo presente, roguemos a Dios para que el poder del Evangelio de Jesucristo sea evidente en cada área de nuestras vidas. Francamente fuera de esta esperanza en Jesús, no tenemos nada más. Puede que no tengamos respuestas para situaciones muy específicas que nos afligen hoy, pero de una cosa podemos estar seguros: Todos nuestros sufrimientos, pruebas y tribulaciones sólo tienen sentido a la luz de nuestro SEÑOR Jesucristo. Ello nos brinda paz. Es un privilegio que nosotros tenemos de parte de Dios por gracia y para Gloria Suya; y lo podemos compartir mediante la proclamación del Evangelio: 2 Corintios 4:7-11 “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal”. Romanos 8:38-39 “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Que el SEÑOR nos ayude a hallarnos fieles para Él. ¡Solo a Dios la Gloria!

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS La siguiente bibliografía fue consultada para el contexto histórico de esta obra: (1) ‘Biblia de Estudio MacArthur’ | John MacArthur. La Epístola de Pablo a los Romanos. Notas al pie de página. Pág. 1503, 1511, 1514, 1536. (2) Unidad 2: ‘Preparar el Camino del SEÑOR’ | Curso: ‘Nuevo Testamento 1: El Evangelio de Marcos’; de Robert Maidment. Moore Theological College. Pág. 18. (3) ‘Biografía de Nerón’ | Biografía y vidas (vía Internet). (4) ‘Persecusión a los cristianos’ | Wikipedia (vía Internet). *Nota importante: Las referencias bíblicas están tomadas de la versión “La Biblia de las Américas” (LBLA), a excepción de que se indique expresamente otra versión.

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