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Palimpsesto Nº4, Vol. II, 2005 Universidad de Santiago de Chile, ISSN 0718-5898
“¿Quién te hizo puta?: el vino y la fruta”: cuerpo y comida en La Lozana Andaluza del siglo XVI. "Who made you a bitch?: Wine and fruit": body and food in the sixteenth century Andalusian Lozana.
LINNETTE FOURQUET-REED Southern University at New Orleans RESUMEN El artículo repara a través de la figura de la Lozana andaluza, en las mentalidades del renacimiento, repasando las características de lo grotesco, lo erótico y el delgado límite de ambos. Define dentro del argumento como triángulo de seducción el cuerpo de la Lozana, su comida y su cama, que persiguen el doble objetivo de buscar la satisfacción de su vientre y de su boca. La Lozana, a juicio de este artículo, es una imagen de la individualidad de esta mujer en el marco varonil del Renacimiento. PALABRAS CLAVE: La Lozana Andaluza, Cuerpo, Comida, Comedia.
ABSTRACT Article repaired through the figure of the Lozana Andalusian Renaissance in mentalities, reviewing features of the grotesque, the erotic and the thin limit both. Argument as defined within the triangle of seduction Lozana body, his food and his bed, with the dual aim of seeking satisfaction of his belly and mouth. The Lozana, according to this article, is a picture of this woman's individuality within Renaissance manly. KEYWORDS: The Andalusian Lozana, Body, Food, Comedy.
Palimpsesto 4; II, 2005 El refrán “¿Quién te hizo puta?: el vino y la fruta” (Delicado 122), extraído de la novela de Francisco Delicado Retrato de la Lozana Andaluza, sintetiza en pocas palabras como es la prostituta cordobesa Lozana, reputada cocinera y experta distribuidora de placeres culinarios y sexuales. Para Lozana los placeres de la boca se equiparan a los de la satisfacción de su libido y es a través de la comida y la explotación sexual de su propio cuerpo, que consigue afianzar su papel de control en la sociedad renacentista romana en que vive. Retrato de la Lozana Andaluza posee un tono festivo y popular donde lujuria y gula se hermanan. En toda la obra cualquier situación lleva a comer, a beber o a la cama, y la comida siempre está presente en el discurso de todos los personajes, con doble sentido erótico. La preparación de la comida y su distribución se erigen en el personaje de la Lozana como un valor que contribuye a perfilar su superioridad femenina. Pero ¿Cómo es esta Lozana?, ¿Cómo nos la describe su autor, el desenfadado clérigo sifilítico Francisco Delicado? Éste nos explica muy tempranamente en el prólogo (que él llama Argumento) que su retrato de la Lozana va ser realista, y muy a la manera de como lo haría un pintor. Con esta tarea en mente, en el texto no sólo se describen el rostro y el cuerpo de la Lozana, sino también su personalidad fuerte y con “ingenio.” Empecemos por el rostro: En los mamotretos iniciales La Lozana llega a Roma, emergiendo de las aguas casi desnuda como si se tratara de una Venus clásica. Ella es la única superviviente de un naufragio y tiene una marca en forma de estrella en la frente. Esta estrella, resultado de un accidente contra las rocas en la costa marítima, no es algo casual en el texto, pues enseguida el lector entiende la pista de la estrella semítica, y también descubre, principalmente a través de la manera de cocinar de la Lozana (prepara “los hormigos torcidos con azeyte” ), que ésta pertenece a ese grupo religioso-social repudiado en la época. En el mamotreto II La Lozana hace una lista de todos los platos que ella sabe preparar, inventario fidedigno de la gastronomía judeo sefardita (Delicado 80-81). Su marca física en forma de estrella es un simple reflejo de su estatus social y cultural, que va a definirla y a determinar muchas de sus acciones a través de toda la obra. Si la estrella define a la Lozana asociada metafóricamente a la tribu de David, lo que más caracteriza su rostro es la ausencia de parte de la nariz ocasionada por el padecimiento de la sífilis en su tercera etapa (Imperiale 206). Esta pequeña deconstrucción de su cuerpo perfecto, que debería darle un aire jocoso y triste, esta nariz chata y roma no sólo se asocia con la enfermedad, sino también con la lascivia, el exceso y la corrupción de la Lozana, que como bien señala Claude Allaigre, son también características identificadas con Roma, la ciudad donde ella vive y goza. La exageración o falta de nariz, según Bakhtin, es uno de los elementos más importantes en la imagen grotesca del cuerpo. (316-317) .Lo curioso es que esta falta de nariz no
LINNETTE FOURQUET-REED, ¿Quién te hizo puta? El vino y la fruta parecía molestar extremadamente a ninguno de sus amigos y clientes quienes halagaban siempre con alabanzas y piropos la belleza corporal de Lozana. Si en algún momento llega a haber atisbo de repulsa, ésta se expresa mezclada con admiración por la manera de ser de Lozana en la que se mezclan sagacidad y belleza; así se expresa en el mamotreto XXXVI, un embajador: "Me pareçe que es astuta, que çierto que ha de la sierpe e de la paloma." (Delicado 273) . Esta ausencia de nariz da pie a situaciones cómicas en el texto. En varias ocasiones se hace referencia a la falta de "sonaderas," (eufemismo para referirse a la nariz). Un cliente la define como “puta sin sonaderas"(Delicado135) y un personaje femenino muestra su sorpresa ante el defecto de la cara de la Lozana “¿Vistes tal hermosura de cara y tez? ¡Si tuviese asiento para los antojos!" (Delicado 102) El retrato del rostro de la Lozana que hace Delicado es un retrato realista y grotesco que señala intención satírica-humorística de Delicado de minar los conceptos idealistas de la tradición del amor cortés y de la novela sentimental, donde resulta inconcebible una mujer hermosa sin un rostro hermoso. La Lozana es completamente diferente, porque mientras las mujeres virginales ideales inspiran y encienden pasiones amorosas a través de la visión de su rostro, su cuello y sus manos (recuérdese a Melibea en La Celestina); la Lozana atrae por el dominio que ella tiene de la expresión verbal, su ingenio, su cuerpo y su pronta y alegre disposición sexual. Las marcas sifilíticas que completan el carácter antitético de la Lozana en contraste con las heroínas del amor cortés, sirven asimismo para concentrar la atención sobre el ingenio y el cuerpo de la Lozana, elementos que ella sabe utilizar para ejercer control y poder. El retrato físico de la Lozana se concentra en el cuerpo, principalmente en la parte inferior del mismo y en los actos principales en los cuales se ocupa: comer y copular. En este sentido este retrato externo de la Lozana se delinea dentro de lo que Bakhtin llama "realismo grotesco," donde la preocupación renacentista por el cuerpo se opone a la preocupación teocéntrica medieval. Bakhtin desarrolla e interpreta las imágenes del cuerpo y de todo lo material como la herencia de la cultura cómica popular. Esto es lo que él define como "realismo grotesco," es decir, un sistema donde las imágenes del cuerpo, lo social y lo cósmico son elementos indisolubles teniendo como portavoz la colectividad del pueblo. Este cuerpo colectivo universalizado y exagerado se presenta en una atmósfera de fiesta y de alegría, propios de la expresión de un mundo material y de una exaltación del mismo sobre el mundo espiritual. La expresión del realismo grotesco materializa sistemáticamente todo lo que pertenece al mundo espiritual y abstracto en la pura tradición de la parodia medieval. Así se explica que al final de la Edad Media y entrando en el Renacimiento, hubiera una transición del movimiento teocéntrico, que él llama hacia arriba a un movimiento homocéntrico, hacia abajo que pone más énfasis en el cuerpo y en lo terreno. Este movimiento hacia abajo es un movimiento hedonista, que se concentra en el hombre en sí mismo y como individuo, en su propio ser con una apreciación del propio cuerpo con todos su poderes de sensualidad y erotismo. El realismo grotesco se
Palimpsesto 4; II, 2005 concentra en los orificios del cuerpo humano que se comunican con el mundo exterior, es decir los lugares donde se producen las transformaciones del mundo grotesco: la boca, la nariz, los pechos, el pene. Según Bakhtin, el cuerpo se manifiesta en esos actos que lo definen en su materialidad es decir, el acto sexual, comer, beber, parir, defecar, orinar, agonizar. Es un cuerpo en movimiento, creado y creador a la vez (35). La Lozana ilustra algunos de estos aspectos del "cuerpo grotesco" en acción. Se la describe en toda su belleza corporal y en la atracción que su cuerpo produce en los demás. El cuerpo se glorifica en toda su desnudez y es tal su perfección de formas que llega a excitar tanto a hombres como a mujeres; así, la tía de Rampín (el criado-novio de la Lozana) que en un momento dado la ha ayudado a desnudarse, se lamenta de no ser hombre para poder gozarla: “Yo quisiera ser hombre, tan bien me ha paresçido. ¡Oh que pierna de muger! ¡Y el necio de su marido que la dexó venir sola a la tierra de Cornualla!”(Delicado 139). Esta idea tan liberada del cuerpo que expresa Delicado en Retrato... es algo que en el Renacimiento se extiende a todas las artes. Para Bakhtin esto es una manifestación de la nueva visión que tiene el hombre renacentista de sí mismo, con toda su corporeidad valorizada al máximo y como centro del universo (367, 368). Delicado ilustra a través de la Lozana y de la mayoría de los otros personajes, esta preocupación por el hedonismo y el disfrute de su "parte inferior" y en realidad toda la obra está relacionada con lo que Bakhtin llama estrato inferior del cuerpo. En Retrato de la Lozana Andaluza la valoración del cuerpo desnudo, con todo su poder erótico y sexual se expresa constantemente a través de los personajes que entran en relación con la Lozana. El cuerpo de la Lozana en toda su belleza, hasta en movimiento, inspira y excita a diferentes personajes: "¡Ay qué meneos que tiene!" (Delicado 113) llega a exclamar Rampín con un claro doble sentido, pero el verdadero poder de la Lozana estriba en "sus bienes", su cuerpo y su sexualidad y el uso que hace de ellos. Esa belleza del cuerpo y del rostro aparece como una preocupación constante de los personajes femeninos que ven el paso del tiempo como un factor que destruye sus atractivos. La Lozana, encarnación carpetiana del disfrute, también se encarga de ayudar a su clientela femenina a extender y conservar esa belleza, garantía del goce que se escapa. Sus pócimas y remedios surten a las cortesanas favoritas que ven acercarse poco a poco el final de sus días como cortesanas requeridas. Para estas mujeres temerosas del paso del tiempo prepara "aguas" y "licores" y "aceites de doscientos años" que ayudan a mantener la eterna juventud del rostro. Con hierbas y productos naturales inventiva y creatividad, Lozana prepara afeites y ungüentos que se disputan ricas y famosas cortesanas como Clarina, Ynperiala y la Montesina. La Lozana fabrica "óleo de havas con colirio," para los ojos; "polvos para los dientes para que no se caigan jamás" y el solimán "a la cordobesa, con saliva y al sol." El bagaje judaico de la Lozana se manifiesta en algunas técnicas aprendidas de sus amigas judías sefarditas de Pozo Blanco tales como: "blanduras y afeytes y çerillas y quitar çejas y afeitar novias, y hazer mudas de açucar candí y agua de açoyfeyfas"(Delicado 94).
LINNETTE FOURQUET-REED, ¿Quién te hizo puta? El vino y la fruta En Retrato de La Lozana Andaluza el cuerpo se representa en todos lo actos propios del realismo grotesco, es decir, la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano como son orinar, defecar, beber, comer y copular. En la obra, se describe a la Lozana en varios de los actos típicos del cuerpo grotesco, es decir comiendo, preparando comida y en plenos actos de copulación. La Lozana es requerida y buscada por todos, pero ella también busca a los hombres, no sólo para satisfacer sus necesidades económicas y alimenticias, sino también para satisfacer su hambre sexual, principalmente con su criado-amante Rampín. Estos actos explícitos ilustran el concepto del realismo grotesco bakhtiniano con la carga cómica-vulgar correspondiente, y sirven asimismo para despertar en el lector fantasías erótico-pornográficas y hormigueo sexual. No se puede argumentar que Retrato de la Lozana Andaluza sea una muestra de creatividad pornográfica --tal como lo entendemos ahora--, puesto que en el Renacimiento no estaba clara la diferenciación entre lo que era meramente obsceno, erótico o pornográfico. De lo que sí parecía tenerse idea en esos siglos era de lo que podía llevar al hormigueo sexual y a la excitación del lector. En el caso de Delicado, algunos de sus textos reflejan esa intención claramente, como el conocido mamotreto XIV (Delicado 141-143) ejemplo neto de realismo grotesco, en el cual los dos amantes (Rampín y La Lozana) se engarzan en un acto descrito metafóricamente con vocabulario lleno de vocablos caballerescos y de burla de valores nobiliarios, de sangre y de religión. Delicado no escatima descripciones realistas en las que se incluyen hasta las expresiones de placer de la Lozana al llegar al orgasmo: “Aprieta y cava, y ahoya, y todo a un tiempo. ¡A las clines corredor! ¡Agora, por mi vida, que se va el rrecuero!” (Delicado, 141-143). La Lozana es consciente de esta naturaleza lujuriosa y voluptuosa que la inclina al disfrute. La exageración de este apetito que exhibe la protagonista, entra también dentro de los conceptos carnavalescos. Naturalmente que la Lozana no tiene el apetito metáforico exagerado de un Gargantua, pero su disposición hacia la comida y el sexo la orientan hacia esa línea rabelesiana. En el texto delicadiano el concepto de la alimentación se entiende en el amplio sentido de la palabra, ya que Lozana alimenta en el sentido biológico las dos hambres del hombre, tanto con su comida como con su cuerpo. Ésta no rechaza la comida, fuente de su sensualidad, al contrario que muchas vírgenes y santas conocidas que con sus ayunos y excesos anoréxicos conseguían así manipular en pequeña escala el sistema de poder paternalista. La Lozana no necesita privarse de la comida para manipular y controlar, puesto que como prostituta, se encuentra libre del control patriarcal. La comida y su preparación se erigen como una forma de conseguir todo lo que Lozana necesita para mantener su individualidad, y la manipulación culinaria cobra un valor especial, puesto que le sirve para afianzar su figura como personaje dominador con valores protofeministas. Las referencias a la comida, la alabanza y el encomio, que despliega al valorizar una de las tareas asociadas con el sexo femenino, favorece en este sentido un modelo protofeminista esencialista.
Palimpsesto 4; II, 2005 En Retrato... se hace de una categoría establecida para la mujer (la preparación y distribución de la comida), un valor profeminista. Estar en la cocina y organizar las tareas alimenticias se equiparan al hilar y al tejer, quehaceres únicos y propios de la mujer que la sujetan a la casa y a los suyos. Delicado juega y se burla de esos valores tan defendidos por los tratadistas misóginos de la época y así se observa que con la comida la burla se hace más notable y directa. La Lozana cocina, pero no para ilustrar una sujeción al hogar o a un varón, sino para afianzar su individualidad y satisfacer su sensualidad. Sus guisos metaforizan su cuerpo y sus acciones son a la vez que un cebo para conseguir y atraer a los clientes que le aseguran su fuente de ingresos y garantizan su independencia. Delicado presenta a la Lozana en control perfecto de la comida y en las diferentes etapas de preparación, elaboración y distribución de la misma. Se la ve en el mercado, comprando pescados, carnes, verduras; en la cocina ayudada por Rampín y también ofreciendo y tentando a sus clientes con sus delicias gastronómicas. Uno de los muchos ejemplos en todo el texto es el del mamotreto XXVIII, donde la Lozana intenta seducir al Monseñor haciendo alarde de sus conocimientos de gastronomía española e italiana: SIÑOR.-¿Qué os plaze d'esta casa? LOÇANA..-Monseñor, el patrón d'ella. LOÇANA..-Monseñor, yo sé hazer butifarros a la ginovessa, gatafurrias y albóndigas, y capirotada y salmorejo. MONSEÑOR.- Andá hazeldo, y traénoslo vos misma mañana para comer. ¡Cuánto tiempo ha que yo sentí dezir salmorejo! ¡O qué desenbuelta muger! (Delicado 231-232). Gastronómicamente, la comida define a la Lozana como cocinera experta que prepara exquisitamente recetas de la cocina tradicional judeo-arábiga-andaluza, comidas a la vez identificadas con el poder de su sexualidad. La asociación de la comida con el cuerpo de la Lozana es una extensión de un concepto tradicional, en el que la mujer se reconoce como fuente y proveedora de alimento con la leche materna, elemento primordial de la supervivencia humana. Como Bynum sugiere, la distribución social y los simbolismos culturales tradicionales, han contribuído a fijar este concepto de la mujer que prepara la comida y alimenta, más que como consumidora de la misma (11).Este control de la comida es algo exclusivo de las mujeres, reconocido tácitamente por los hombres, los cuales a veces han llegado a temer el control que éstas pudiesen ejercer sobre su virilidad con la manipulación de pócimas, yerbas y otros tipos de ingredientes. En Retrato... el concepto de la alimentación se entiende en el amplio sentido de la palabra, ya que la Lozana alimenta en el sentido biológico las dos hambres del hombre, con su comida y con su cuerpo. La mayoría de los personajes, incluyendo el autor-personaje, pasa por su casa en algún momento de la obra, por cualquier motivo relacionado con la comida, bien sea para comer o para llevar comida.
LINNETTE FOURQUET-REED, ¿Quién te hizo puta? El vino y la fruta Es a través de la comida que se establecen la mayoría de las relaciones de la Lozana, y es alrededor de ella y sus delicias gastronómicas que todo el mundo funciona. La Lozana y su comida se convierten en elementos de comercio, y es a través de las transacciones corporales y comestibles que se va construyendo el texto poco a poco. Cuerpo y comida se aúnan en la transacción económica donde la palabra llega a funcionar como moneda, puesto que el dinero no tiene cabida en la economía lozanesca. En Retrato... la transacción verbal es constante, puesto que la Lozana depende del poder de su palabra para ejercer su oficio de prostituta y curandera. De esta manera el texto delicadiano se articula constantemente en base a las transacciones verbo-sexuales de la Lozana que traen como remuneración satisfacción por ambas partes. Las transacciones sexuales muchas veces son pagadas en especies, en el mamotreto XXVIII,(232) La Lozana recibe pagos en forma de carbón, en el mamotreto XXXVIII,(288) la Lozana recibe pagos en forma de "mosto" por sus servicios etc... El triángulo de seducción que se forma entre el cuerpo de la Lozana, su comida y su cama, tiene como objetivo buscar la satisfacción doble de su vientre y de su boca. La Lozana expresa sus apetitos por los hombres cuando dice: "desde chiquita me comía lo mío," También confiesa su deseo por los hombres abiertamente a sus amigas camiseras: "...tengo apetito desde que nascí, con ajo y queso..." Sus excesos en la comida se equiparan a sus excesos en el juego del amor, y tanto en la cama como en la mesa busca saciarse. En este sentido ella reconoce la relación estrecha entre sus dos apetitos biológicos, el de su boca y el de su vagina en un juego donde los hombres son elementos más que contribuyen a su propia satisfacción. De nuevo se observa una burla de los valores tradicionales asociados con la mujer, puesto que la Lozana va en contra de los moldes tradicionales por su control de la palabra. Su boca abierta que se expresa públicamente y con ingenio se equipara a su vagina abierta pública y viceversa, por ello inevitablemente la Lozana transgrede las reglas de la sociedad paternalista, que promulga para la mujer honesta, según los consejos de Fray Luis de León (175), la boca cerrada, y la vagina cerrada, ya que pureza y fluidez verbal se excluyen mutuamente. En el mamotreto XXX la Lozana es explícita en cuanto a sus deseos de satisfacción--un valor feminista bastante moderno--su deseo también se expresa en términos relacionados con la alimentación o falta de ella (hambre): VALERIO.-Señora, salí acá fuera; a teneros palacio venimos. LOÇANA.-Soy contenta, si queréys jugar dos a dos. VALERIO.-Sea ansí; mas vuestro criado se pase por allá.... LOÇANA.-Yo porné mi papo. VALERIO.-¿Quál, señora? LOÇANA.-Todos dos que hambre tengo. (Delicado 241). En este sentido la comida se define en su doble sentido real y sexual, ya que la Lozana satisface los dos tipos de hambre poniendo así en funcionamiento su cuerpo--sus orificios bakhtinianos--que la hacen comunicarse con este mundo externo de realidad grotesca. De esta manera se borra la línea divisoria entre lo externo y lo interno y se
Palimpsesto 4; II, 2005 establece un juego doble de poder en la satisfacción amorosa, del que la Lozana siempre sale triunfadora y dominante. La burla es manifiesta no sólo en este fragmento, sino en todo el texto delicadiano, puesto que se altera el sistema de valores y poderes del sistema patriarcal y a nivel sexual, al mismo tiempo que se diluye la división entre los sexos y se favorece la igualdad. Los hombres satisfacen a la Lozana y éstos buscan satisfacerse con ella. Esta satisfacción se expresa a veces en términos culinarios que sirve para acentuar el sentido de poder que la Lozana ejerce sobre los hombres. El acto de comer es un acto de posesión total y en el lenguaje popular marginal del Siglo de Oro, como muy bien señala Alonso Hernández, los términos "comer", "guisar" "almorzar," “beber” se entendían con un sentido sexual, y con ese valor los usa Delicado en el texto cuando en pleno acto sexual y después del orgasmo, la Lozana expresa su satisfacción como si hubiera acabado de cenar, teatralizándose así el coito en un acto de nutrición :"¡Quanto avía que no comía cocho. Ventura fue encontrar el ombre tan buen partiçipio a un pasto." (Delicado 143). Con el simbolismo culinario, la Lozana alaba la experiencia sexual de Rampín; "cocho" indica que está cocido, preparado, experto y que ella ha gozado de su comida, "pasto."(Spitzer 152) Cuando Rampín desea continuar los escarceos sexuales en el mamotreto XIII, la Lozana se expresa en los mismos términos culinarios, mostrando deseo de descansar por estar "harta" de la "cena"(el acto sexual) que acaba de tener momentos antes con Rampín (Delicado 146). El cuerpo de Rampín se define en términos alimenticios. La Lozana explica que hacer el amor con él es como comer una comida en su punto: "Señor, ni amarga ni sabe a fumo." (Delicado 148). En el texto también se asocia a los hombres con lo dulce, un paje es asociado con un vino griego dulce "vino griego sabrosso como vos," el esperma de Rampín es descrito como "miel sabrossa" por la Lozana y el del Sobrestante como "extracto". No solo los hombres son descritos como comida, las mujeres también. En una referencia a las mujeres honestas uno de los personajes, el balijero se refiere a ellas como "...bocado sabroso, costoso y peligroso." (Delicado 188) En el diálogo de la Lozana con el balijero, y por culpa de un malentendido lingüístico, se asocia a las putas con "empanadas," mientras que en otra ocasión se las identifica con la "fruta." Para un cliente la Lozana tiene olor a “porqueta asada.” La Lozana utiliza el vino en su amplio sentido curativo y afrodisíaco. El vino es considerado por los tratadistas cristianos como de gran valor afrodisíaco y por tanto debe ser evitado por las mujeres consideradas honestas, pero como la Lozana ya tiene definida su vida en base a su individualidad y puterio, el vino junto con la comida, forman parte de lo que ella usa para seducir a los hombres. En casi todos sus encuentros sexuales, inclusive aquellos con el "Autor” van acompañados de vino: "AUTOR.-¡Hi, hi! Veys, biene el vino in quo est luxuria. LOÇANA.-Dame a bever, y da el resto del ducado a su dueño." (Delicado 305).
LINNETTE FOURQUET-REED, ¿Quién te hizo puta? El vino y la fruta Como se ha mencionado anteriormente "beber" era considerado en lenguaje de Germanía con el mismo sentido sexual de "comer" y "guisar," por lo que "beber vino" se puede asociar con hacer el amor y el "vino" se puede también asociar con el sexo femenino cuando la Lozana invita a Valerio a cenar: "...Jugaremos castañas y provará mi vino que rraspa. Sea a çena, haré una caçuela de pexe…" (Delicado 287) El "vino" del que la Lozana habla es sin duda su vagina apretada, para una "çena" sexual. La oralidad define la existencia de la Lozana como personaje. Su boca no es sólo el lugar de su cuerpo por donde circula el beso o la comida, sino también es el lugar por donde circula la palabra. Ella utiliza la palabra, el poder de la elocuencia para convencer y manipular. Con su voz controla la mayor parte del espacio del discurso en la novela, donde los otros personajes devienen interlocutores sólo necesarios para poner en relieve el poder de la palabra de la Lozana. Expresándolo en palabras del Louis Imperiale: "Lozana "devora" todo el tiempo-espacio del discurso...,"(27) metáfora culinaria que viene muy a tono, ya que en la Lozana, la palabra viene a sus labios con la misma facilidad y perfección que su comida, por lo que hablar y el comer se aúnan en su persona de la misma manera que comer y copular. En la Lozana la palabra no sólo lleva el mensaje de la seducción sino también el del alimento. Esta oralidad lozanesca, donde la boca es el centro de todo, encaja y repite de nuevo la imagen del cuerpo grotesco baktiniano. En su cara, la falta de nariz es compensada de esta manera con esta boca hablante, sensual y masticadora, que aunque no se pinte exagerada en su forma para responder a la imagen grotesca, sus actividades empujadas al máximo la definen como tal. La comida integrada e identificada con la sexualidad de la Lozana contribuyen a definir un modelo protofeminista difícil de ignorar. A pesar de pertenecer al grupo repudiado de los judíos, esta mujer renacentista, cocinera y prostituta no es presentada en el texto delicadiano como una víctima del sistema patriarcal renacentista, sino todo lo contrario. El uso que La Lozana hace de su voz, su ingenio, su rostro, su cuerpo, su conocimiento culinario y su voracidad la ayudan a conseguir individualidad y control sobre la sociedad renacentista varonil. BIBLIOGRAFÍA Allaigre, Claude. Sémantique et Littérature: Le Retrato de la Lozana Andaluza. Grenoble: Ministère des Universités, 1980. Bakhtin, Mikhail. Rabelais and His World. Traducción de Helene Iswolsky. Bloomington: Indiana UP, 1984. Bynum, Carolyn."Fast, Feast and Flesh: The Religious Significance of Food to Medieval Women" Representations 11, Summer 1985, 11.
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