REBASANDO LOS PILARES DE HÉRCULES: EL ESTRECHO DE GIBRALTAR Y SUS CIUDADES EN LA CARTOGRAFÍA HISTÓRICA

REBASANDO LOS PILARES DE HÉRCULES: EL ESTRECHO DE GIBRALTAR Y SUS CIUDADES EN LA CARTOGRAFÍA HISTÓRICA Chet Van Duzer Becario de la Biblioteca John Ca

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REBASANDO LOS PILARES DE HÉRCULES: EL ESTRECHO DE GIBRALTAR Y SUS CIUDADES EN LA CARTOGRAFÍA HISTÓRICA Chet Van Duzer Becario de la Biblioteca John Carter Brown en Providence, Rhode Island, EE.UU.

Este artículo se centra en el estudio de la representación cartográfica del Estrecho de Gibraltar desde los principios de los mapas medievales hasta el siglo XVI. Considero necesario empezar mostrando unas fotografías de lo que es exactamente el Estrecho. Posteriormente, trataré de forma breve de las distintas concepciones de los Pilares de Hércules, llamados también las Columnas de Hércules, y luego recurriré a unas citas de la literatura clásica y medieval para mostrar cómo se percibía lo que había más allá del Estrecho, es decir, más allá del límite occidental del mundo conocido en aquellas épocas. Después de esta introducción, analizaré la imagen del Estrecho en los mappaemundi medievales, los mapas en los manuscritos de la Geografía de Ptolomeo, la cartografía árabe medieval, y las cartas náuticas medievales. Obviamente los cartógrafos medievales no disponían de imágenes satélite (Fig. 1), pero para poder estudiar la cartografía del Estrecho tenemos que conocer los contornos reales del área. De esta forma podremos reconocer la falta de datos, errores o los cambios que los cartógrafos hicieron en sus interpretaciones gráficas, así como apreciar el grado de precisión de algunos mapas, especialmente de las cartas náuticas que pretendían ser precisas para guiar a los marineros. Es interesante señalar la diferencia de tamaño entre la Bahía de Tánger y la de Gibraltar, siendo la primera más pequeña, y el hecho de que la costa meridional del Estrecho, aunque tiene irregularidades, es mucho más regular que la septentrional. En Fig. 2 vemos una imagen topográfica del Estrecho, visto desde el Atlántico hacía el Mediterráneo, que se ha exagerado verticalmente para que podamos apreciar más fácilmente el relieve del terreno. Se aprecia bien el Peñón de Gibraltar a la • 257

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Fig. 1. Imagen satélite del Estrecho (NASA).

Fig. 2. Imagen topográfica del Estrecho, con exageración vertical (NASA).

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izquierda, y a la derecha el monte abal Ms en Marruecos, los dos montes conocidos como los Pilares o Columnas de Hércules, tan importantes en cualquier estudio sobre representaciones del Estrecho. La clásica concepción de los Pilares se basa precisamente en dos montes en ambas orillas del Estrecho (Loehe 1749; Schülten 1927; López Melero 1988). Esta concepción se expresa, por ejemplo, en la Biblioteca histórica de Diodoro Sículo, historiador griego del siglo I a.C. Según Diodoro (4.18.4-5), cuando Hércules llegó a los puntos extremos de Europa y África, decidió establecer dos pilares para conmemorar su viaje. Y entonces añadió tierra a ambos lados del Estrecho, haciéndolo menos ancho y menos profundo, para que los monstruos marinos del océano no pudieran entrar, y levantó allí unos pilares como recuerdo de su hazaña. En las fuentes medievales, el Peñón de Gibraltar normalmente se denomina Calpe, y el abal Ms es conocido como Abila, o a veces, por error, Atlas, nombre de una cadena de montañas al sur del Estrecho (en relación con los nombres de Gibraltar y abal Ms en las fuentes clásicas véase Posac Mon 1984: 18-35). Según otra concepción, los Pilares de Hércules están localizados en islas en el Estrecho o cerca de este (Schülten 1927, Randles 1989). El geógrafo Artemidoro de Éfeso (siglos II y I a.C.) localiza los Pilares en la Isla de Hera y en otra isla sin nombre en el Estrecho, cerca del Peñón de Gibraltar y del abal Ms (Marcianus 1927: 31). El geógrafo Estrabón, (siglos I a.C.-I d.C.) repite la misma idea, mencionando también que algunos identifican los Pilares de Hércules con dos pilares de bronce en el templo de Hércules en Gades, es decir, en Cádiz (Geografía 3.5.5; Hübner 1912; García y Bellido 1963; Blázquez Martínez 1977; ilustración en París, BnF MS français 59, f. 214v, disponible en www.mandragore.bnf.fr). Plinio en su Historia naturalis 2.242 repite esta última idea, y también Isidoro de Sevilla, el famoso enciclopedista medieval del siglo VI, localiza los Pilares de Hércules en la isla de Gades (Etymologiae 14.7). En relación con las ideas clásicas y medievales sobre lo que había más allá del Estrecho, y asimismo, en relación con la significación del Estrecho como límite occidental del mundo (Posac Mon 1984: 118-131; Amiotti 1987; Scafi 2001), uno de los pasajes más llamativos procede del poeta romano Albinovano Pedón (fl. siglo I). Según este, una armada del emperador Germánico, cuando osaba marchar hasta el fin del mundo y hasta las últimas costas del globo terrestre, fue presa de una tormenta en el Norte del Atlántico, más allá de los confines del orbe conocido, donde habitan los terribles monstruos que crecen en el Océano. Entonces, uno de los marinos subió a la proa y dijo (von Albrecht 1998: 209-215; Mañas Núñez 2000: 274): “quo ferimur? fugit ipse dies orbemque relictum ultima perpetuis claudit natura tenebris. • 259

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anne alio positas ultra sub cardine gentis atque alium proris intactum quaerimus orbem? di reuocant rerumque uetant cognoscere finem mortalis oculos. aliena quid aequora remis et sacras uiolamus aquas diuumque quietas turbamus sedes?” “¿Adónde nos dirigimos? El día huye y la naturaleza, llegando a su fin, encierra lo que queda de mundo en perpetuas tinieblas. ¿Es que buscamos pueblos asentados en otro polo más alejado, y un mundo distinto que no conozca la guerra? Los dioses nos hacen volver y prohíben que los mortales ojos conozcan el final de las cosas. ¿Por qué violentamos con los remos los mares extranjeros y las sagradas aguas y turbamos las tranquilas moradas de los dioses?”

Como se desprende de este pasaje, el Estrecho no solo era el final del mundo conocido, sino también el final de la naturaleza, y las cosas más allá eran en cierta medida sagradas. San Ambrosio, en su Hexaemeron 3.3.15, escrito en el siglo IV, pregunta: Quis deinde sciat, in quantum se illud magnum et inausum navigantibus atque intentatum nautis fundat mare, quod Britannias frementi includit aequore, atque in ulteriora et ipsis fabulis inaccessa secreta se porrigit? Quien sabe, después de todo, hasta que distancia se extiende este gran mar, donde los marineros no se aventuran a navegar, sin haberse atrevido hasta ahora a intentarlo, y que rodea Gran Bretaña con olas furiosas y que alcanza incluso lugares más lejanos, inaccesibles hasta en las leyendas.

El Estrecho, entonces, separaba la ecúmene de un mundo desconocido, lleno de peligros y misterios. Como introducción a los mappaemundi medievales (Destombes 1964; Woodward 1987; Chekin 2006), comenzamos (Fig. 3) con uno muy sencillo, de un manuscrito del siglo XV de La Sfera de Gregorio Dati (Nueva York, New York Public Library, MS MA 109, f. 14v; disponible en www.scriptorium.columbia.edu). En este, se aprecia el mundo orientado con el Este arriba, y por tanto el Norte a la izquierda, el Oeste y el Estrecho en la parte inferior. La tierra tiene forma circular, y está rodeada por el océano circundante. La “O” de la tierra está dividida en los tres continentes conocidos por una “T” de agua, que consiste en el río Tanais, es decir, 260 •

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el río Don, a la izquierda, el río Nilo a la derecha, y el Mediterráneo abajo. Por ello se llama mapa de “T en O”. La forma general de este mappamundi es muy típica; es muy esquemático y no muestra ningún detalle del Estrecho. No obstante, hay otros mappaemundi que, a pesar de su esquematismo, sí prestan atención al Estrecho de Gibraltar. Varios mappaemundi representan los Columnas de Hércules sencillamente como montes, y en muchos casos son los únicos ilustrados. Este es el caso de un mappamundi de un manuscrito de Salustio del siglo XI (Rostock, Universitäsbibliothek, Codex Philo. 27sin, f. Iv; Fig. 4; reproducido en Chekin 2006: 349), donde uno de los pocos detalles topográficos son los dos montes identificados como los Pilares de Hércules, en este caso llamados calpe (Gibraltar) y atlas (un error por abal Ms). De esta forma, el mapa enfatiza mucho los Pilares y el Estrecho. Esta representación de los Pilares es muy similar a la de otro mappamundi de Salustio, en este caso del siglo XIII (Leipzig, Universitätsbibliothek, Fonds Stadtbibl., Re. I.4º.41, f. 46v, reproducido en Chekin 2006: 345, y Arentzen 1984: lám. 31). Otros mappaemundi representan los Pilares de manera más esquemática. Por ejemplo, un mappamundi de un manuscrito del Alexandreis de Walter de Châtillon del siglo XIII (Oxford, Bodleian Library, Bodley 527, f. 189v, reproducido en Chekin 2006: 360) contiene más detalles geográficos, y muestra los pilares como triángulos en lugar de dibujarlos como montes. En otro mappamundi de un manuscrito de la Farsalia de Lucano del siglo XIV o XV (Fig. 5, Nueva York, Columbia University, Lodge MS 4, f. 114r), los Pilares de Hércules son el único detalle geográfico que se indica, lo que demuestra muy claramente su importancia. Los dos montes son representados de manera esquemática,

Fig. 3. Mappamundi de La Sfera de Gregorio Dati (Nueva York, New York Public Library, MS MA 109, f. 14v).

Fig. 4. Mappamundi de un manuscrito de Salustio del siglo XI (Rostock, Universitäsbibliothek, Codex Philo. 27sin, f. Iv).

Fig. 5. Mappamundi de un manuscrito de la Farsalia de Lucano del siglo XIV o XV (Nueva York, Columbia University, Lodge MS 4, f. 114r).

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como rectángulos y casi fuera del orbis terrarum. El Estrecho aparece como un curso de agua mucho más angosto que el Mediterráneo. Además de los mapas de “T en O”, dentro de la cartografía medieval encontramos otros mapas más complejos, que incluyen ilustraciones muy variadas, que van desde elementos geográficos a imágenes de ciudades o monstruos. Por ejemplo, el mappamundi de Henry de Mainz, del siglo XII (Cambridge, Corpus Christi College, MS 66, p. 2, reproducido en Kamal 1926-51: vol. 3.3, 785, Harley y Woodward 1987-: vol. 1, p. 349, y Harvey 1991: 24). En el Occidente del mundo, el cartógrafo muestra los Pilares como dos montes, que curiosamente no se proyectan uno hacia el otro, estrechando la entrada del Mediterráneo, sino que parecen extenderse hacia el Atlántico. También se aprecia perfectamente que en este caso, el cartógrafo ha distinguido entre el Pilar africano, es decir el abal Ms, y el monte Atlas, identificado como mons athlas más hacia el sur. Aparte de la representación de los Pilares de Hércules como montes, en otros mapas estos se ilustran como columnas (sobre la iconografía de los Pilares en obras no cartográficas, véase Herrnann 1995). Por ejemplo, en el mappamundi que se encuentra en un manuscrito de Beda el Venerable del siglo XI (Londres, British Library, Cotton MS Tiberius B. V (1), ff. 28v-29r, reproducido en Kamal 1926-51: vol. 3.1, f. 552, y McGurk 1983), que está orientado con el norte en la parte superior, los Pilares se ven muy claramente a la izquierda, es decir al oeste, representados como columnas. Hay que señalar que una vez más, los Pilares son unos de los pocos detalles indicados, lo que demuestra de nuevo su importancia. Un mapa muy similar está incluido en una compilación anónima sobre astronomía y geografía del siglo XII (Fig. 6, Oxford, Bodleian MS Digby 83, f. 15r). En este caso, el mapa está orientado con el Este en la parte superior, aunque las palabras aparecen orientadas al Norte. Dentro del mismo manuscrito encontramos otro mapa, este del tipo de “T en O” (Oxford, Bodleian MS Digby 83, f. 15v, disponible en http://image.ox.ac.uk/). Aunque parece inconcluso, desde el principio de su realización apreciamos como se puso mucho énfasis en los Pilares. Los Pilares de Hércules como columFig. 6. Mappamundi del siglo XII (Oxford, nas no siempre estuvieron representados Bodleian MS Digby 83, f. 15r). a ambos lados del Estrecho, sino que también fueron ubicados en este o próximo a 262 •

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él sobre islas. Recordemos que como dijimos al principio, los Pilares de Hércules fueron ubicados en islas por algunos autores. El “mapa Anglo-Sajón” o “mapa Cotton” del siglo X u XI, orientado con el Este en la parte superior (Londres, British Library, Cotton MS Tiberius B.V, f. 56v, reproducido en Kamal 1926-51: vol. 3.1, f. 545, Harvey 1991: 26, y en www.imagesonline.bl.uk), representa los Pilares como columnas, y los localiza en islas en el Estrecho. Independientemente de este detalle identificativo, la representación del Estrecho es poco precisa. La isla grande con forma de estrella podría ser interpretada como las Baleares, aunque indudablemente poco exacta; las otras pequeñas islas están dispuestas al azar. Hay un mappamundi del siglo XI o XII (Munich, Bayerische Staatsbibliothek, Clm 10058, f. 154v, reproducido en Gautier Dalché 1988: frontispicio; y en Harvey 1991: 22) que refleja la influencia de un texto geográfico titulado Descriptio Mappe Mundi, escrito en el siglo XII por Hugo de San Víctor, donde se dice claramente que las Columnas de Hércules se encuentran en tres islas en el Estrecho, todas ellas llamadas Gades, es decir, Cádiz (Gautier Dalché 1988: 81-83), y de esta forma aparecen en el mapa. El texto también habla de los montes de Calpe y Abila, pero no están representados en este mapa, sin duda por falta de espacio. El escritor inglés Ranulf Higden del siglo XIV, en su Polychronicon 1.20, también localiza los Pilares de Hércules en unas islas llamadas Gades, y aquí se ubican en algunos mapas que ilustran la obra, por ejemplo en Londres, British Library, Royal MS 14.C.IX, ff. 1v-2r (reproducido en Destombes 1964: lám. 14, Harley y Woodward 1987-: vol. 1, p. 352, Harvey 1991: 34, y en www.imagesonline.bl.uk). En el Estrecho aparece una isla grande llamada gades, con representación de las dos Columnas y la indicación textual de que son las columpnas Herculis. Al fondo de la isla encontramos las palabras fretum Gaditanum, es decir, el Estrecho de Gades. Evidentemente, el gran tamaño de la isla es indicativo de la importancia de las Columnas. En otro mappamundi del Polychronicon, también del siglo XIV (Oxford, Bodleian, MS Tanner 170, f. 15v, reproducido en las páginas internet de la Oxford Digital Library), las Columnas aparecen igualmente localizadas en una gran isla en el Estrecho llamada gades, pero en este caso el cartógrafo no las ha dibujado, sino que están tan sólo referidas de forma escrita. Otro mappamundi que localiza los Pilares en islas es el impreso de Hans Rüst, realizado hacia el año 1490 (Fig. 7; Hassinger 1927; Bagrow 1950; Stopp 1964; Campbell 1987b: 79-84). Los Pilares aparecen como tres islas-columnas más allá de la boca del Estrecho. Este tiene una forma muy irregular, con una isla muy grande en su parte meridional que no existe en la realidad. A continuación estudiaremos unos mappaemundi con representaciones del Estrecho o de los Pilares curiosamente erróneas, comenzando con el famoso mappa• 263

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mundi de Hereford, creado hacia el año 1300 (reproducido en Kamal 1926-51: vol. 4.1, f. 1077, Harley y Woodward 1987-: vol. 1, p. 311, y Westrem 2001). El cartógrafo ha puesto en el Estrecho dos islas que parecen estar unidas por las columnas. Una de ellas presenta la leyenda Gades herculis, y la otra un texto que reza Calpes et Abinna Gades Herculis esse creduntur, es decir, “Se cree que los montes Calpe y Binna son las Columnas de Hércules.” Es curioso que aunque las Columnas están representadas gráficamente, el texto dice que en realidad las Columnas son los montes, que también están ilustrados. Lo que es sin duda más interesante es el hecho de que el cartógrafo haya localizado los montes mal, poniendo Calpel, es decir el Peñón de Gibraltar, en África, y Binna, es decir Djebel Musa, en Europa. La mala ubicación de los montes Fig. 7. El mappamundi de Hans Rüst, se explica por una ambigüedad en el texto de hacia 1490. la Descriptio Mappe Mundi, al que he aludido antes (Gautier Dalché 1988); la representación de las Columnas en la isla y también como montes se debe a que el cartógrafo recurrió a más de una fuente (Westrem 2001: 334, 370, 426). En los famosos mappaemundi de los Beatos, es decir aquellos que ilustran manuscritos del Commentario al Apocalypsis de Beato de Liébana, monje del siglo VIII (véase Menéndez-Pidal 1954, y Sáenz-López Pérez 2007), el Estrecho no tiene mucho interés en sí mismo, pero la representación de los Pilares de Hércules sí. En algunos de estos mapas, los Pilares están representados como dos montes, pero en lugar de estar a los dos lados del Estrecho de Gibraltar, ambos se encuentran en África. Por ejemplo, en el mappamundi del Beato de Escalada (Nueva York, Morgan Library MS M 664, ff. 33v-34r, reproducido en Kamal 1926-51: vol. 3.1, f. 563, y Beato de Liébana 2000-2001), del siglo X, aunque no hay ningún monte o pilar flanqueando el Estrecho, en la costa occidental de África encontramos dos montes curvados con la leyenda Duo Calpes contrarii sibi, que curiosamente se traduce como “Dos Peñones de Gibraltar enfrentados entre sí”. Podemos confirmar que estos montes, aunque no están en el Estrecho, son los Pilares de Hércules porque la leyenda parafrasea la descripción de los Pilares de Paulo Orosio. Este historiador 264 •

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de los siglos IV y V en su Historiae aduersus paganos 1.2.94 habla de los Pilares como duo contraria sibi promuntoria, es decir, “dos promontorios que están el uno frente al otro”. Además, en el Beato de Lorvão (Lisboa, Arquivo Nacional da Torre do Tombo, MS CXIII/247, f. 34bisv), los dos montes en el Oeste de África están indicados como Calpes mons, es decir, el Peñón de Gibraltar, y Adlas mons, el monte de Atlas (reproducido en Kamal 1926-51: vol. Beato de Liébana 2003; veáse Sáenz-López Pérez 2007: v. 1, 124-128). En el Beato de Gerona del siglo X (Gerona, Museu de la Catedral, Num. Inv. 7 (11), ff. 54v-55r, reproducido en Beato de Liébana 1975), la leyenda cerca de los montes reza en un latín erróneo Dvo Alpes contra arvsibi, “dos montes enfrentados entre sí”. Y en una copia de un mappamundi de los Beatos realizada en el siglo XII (Milán, Biblioteca Ambrosiana, MS F. 105 Sup., ff. 71v-72r, reproducido en Vázquez de Parga 1978 y en Sáenz-López Pérez 2007: vol. 2, mapa 13), la leyenda dice Duo alpes contrarii sibi, es decir, “dos montes enfrentados entre sí”. Echemos un vistazo a continuación a unos mapas de los manuscritos de la Geografía de Ptolomeo (Gautier Dalché 2007). Ptolomeo escribió en el siglo II d.C., y aunque su Geografía ha sobrevivido hasta ahora en muchos manuscritos, los mapas de los manuscritos medievales que se han conservado probablemente no son el resultado de una transmisión directa de la Antigüedad, sino que están basados en los mapas realizados por el bizantino Maximos Planudes hacia el año 1300. Los mapas de Planudes fueron realizados usando las coordenadas del texto de la Geografía, aunque no podemos estar seguros de que fueran precisamente como Ptolomeo los hubiera concebido (Berggren y Jones 2000: 47-51). Ptolomeo dice que Hispania termina en el Herculeum fretum, es decir, en el Estrecho, y habla de Calpe mons et columna in interiori mari, es decir, el Peñón de Gibraltar y la columna en el Mediterráneo. También habla de la Alybe columna, es decir, del abal Ms como una columna de Hércules (Thouvenot 1951). Para estudiar la representación ptolemaica del Estrecho, normalmente tenemos que consultar dos mapas, el de España, y el del Norte de África, porque no da todos los detalles en uno solo. Un manuscrito del siglo XV en la Huntington Library (Fig. 8, HM 1092, f. 5v) muestra una imagen típica en detalle del Estrecho en el mapa de España. Figura claramente el mons Calpe, es decir el Peñón de Gibraltar, aunque la forma de la costa es poco exacta. Curiosamente, la línea de la costa meridional de la Península en el mapa del Norte de África del mismo manuscrito (Fig. 9, Huntington Library HM 1092, f. 23v) está representada de forma distinta. La península en la parte noroeste del Estrecho, como sabemos después de haber visto fotos satélite, es completamente imaginaria. Al sur del Estrecho, se ve el monte y también sobre este la columna dibujada como tal, y además otra columna de nuevo en el sur. • 265

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Fig. 8. Mapa de España en un manuscrito de Ptolomeo (Huntington Library, HM 1092, f. 5v).

Fig. 9. Mapa del norte de África en un manuscrito de Ptolomeo (Huntington Library, HM 1092, f. 23v).

En el mapa de de España de otro manuscrito de Ptolomeo, también del siglo XV (Nueva York, NYPL MS MA 97, p. 10, reproducido en Stevenson 1991 y disponible en www.scriptorium.columbia.edu), la costa septentrional tiene una forma muy similar a la del anterior que acabamos de ver, pero la forma de la isla de Cádiz es muy diferente y sugiere la influencia de una carta náutica medieval. En la costa me266 •

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ridional hay el dibujo de una columna. En el mapa del Norte de África (Nueva York, NYPL MS MA 97, p. 38, reproducido en Stevenson 1991, y disponible en www. scriptorium.columbia.edu), salen representados los dos montes con las dos Columnas representadas como tales, y en la costa meridional, la Bahía de Tánger. Normalmente se piensa en los mapas ptolemaicos como repetitivos, pero la comparación de estos dos ejemplos nos demuestra que en realidad pueden ser muy distintos. Hay diferencias en las formas de las islas de Cádiz, y en las costas septentrionales del Estrecho. En el mapa de la izquierda, en el centro de la costa meridional del Estrecho aparece un monte que no figura en el mapa de la derecha, y en este último aparece la ciudad de tingis, es decir Tánger, que no encontramos en el otro. Otro mapa ptolemaico, también del siglo XV (Polonia, Biblioteka Narodowa, BOZ 2/I-II mf. 443, 446; imágenes del manuscrito están disponibles a http://www. polona.pl/dlibra/doccontent2?id=61), es muy diferente de los que acabamos de estudiar. Por ejemplo, en este mapa no se indica en absoluto la Bahía de Gibraltar, y la costa septentrional del Estrecho es muy plana. Figuran los dos montes claramente representados, y con sendas columnas aludidas textualmente, aunque solo la del sur está ilustrada. Además, en este mapa aparece la isla de Alborán, que no se encuentra en el texto de Ptolomeo, y confirma la influencia de las cartas náuticas, que también se aprecia en la forma de la isla de Cádiz. Hay que mencionar también las Tabulae modernae de Hispania que se encuentran en algunos manuscritos de la Geografía de Ptolomeo del siglo XV (Almagià 1948; Sanz Hermida 2002). Estos mapas presentan una imagen de la Península explícitamente moderna, y han sido hechos sin usar los datos del texto de Ptolomeo. En los manuscritos que tienen una tabula moderna de Hispania, se representa solamente la parte septentrional del Estrecho, y no la parte meridional o africana. Esta parte septentrional del Estrecho está representada de una manera mucho más exacta que en los mapas ptolemaicos tradicionales. Algunas de las Tabulae modernae de Hispania se conservan en Salamanca, Biblioteca General de la Universidad, MS 2586, ff. 70v-71r (de c. 1456; reproducido en Beaujouan 1962, entre las pp. 160 y 161, y en Sanz Hermida 2002); Ciudad del Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana MS Vat. lat. 5699 (de 1469; reproducido en Sanz Hermida 2002); Ciudad del Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana MS Urb. lat. 277 (de 1472; reproducido en Dürst 1982-83, y Sanz Hermida 2002); París, Bibliothèque nationale de France, MS lat. 4802, ff. 124v-125r (c. 1475-80) (reproducido en Omont 1926: láms. 52-53 y en http://mandragore.bnf.fr); y Florencia, Biblioteca Nazionale Centrale, MS Magliabechiano XIII.16 (c. 1480) (reproducido en Almagià 1948, y Cattaneo 2004). Hay también una tabula moderna de España en varias ediciones impresas de la Geografía, como la de Ulm de 1482. • 267

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Fig. 10. Mapa del Mediterráneo de un manuscrito de la Cosmografía de al-Dimašqı  (Londres, British Library MS Add. Or. 7502 Rich, f. 58v).

Antes de estudiar las imágenes del Estrecho en las cartas náuticas, analizaremos algunos ejemplos de la cartografía árabe, o mejor dicho, la cartografía musulmana, del Estrecho (sobre la cartografía musulmana en general véase Harley y Woodward 1987-: v. 2.1, pp. 1-292, y Pinna 1996). En primer lugar, hay que señalar que en algunos mapas musulmanes, el Estrecho no se representa en absoluto. En el mapa del Mediterráneo de un manuscrito de la Cosmografía de al-Dimaq (Fig. 10, Londres, British Library MS Add. Or. 7502 Rich, f. 58v, reproducido en Pinna 1996: vol. 1, p. 134), autor del siglo XIV, el Estrecho no se representa, probablemente para crear una imagen más sencilla del Mediterráneo, a pesar del hecho que el Estrecho sí está mencionado a la izquierda. Tampoco aparece el Estrecho en el mapa del Mediterráneo del Libro de las Curiosidades, un manuscrito único del siglo XII o XIII (Oxford, Bodleian, MS Arab. c. 90, ff. 30v-31r, reproducido en Johns y Savage-Smith 2003: lám 2; véase también Rapoport y Savage-Smith 2004, y Edson y Savage-Smith 2004: 92-93, y disponible a http://cosmos.bodley.ox.ac.uk/), aunque el Estrecho está mencionado textualmente a la izquierda. En este caso podemos estar seguros de que el cartógrafo no lo ha representado gráficamente solo por razones estéticas, puesto que sí sale representado en el mapa del mundo del mismo manuscrito (Oxford, Bodleian, MS Arab. c. 90, ff. 23v-24r, reproducido en Johns y Savage-Smith 2003: lám. 1, 268 •

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y Rapoport y Savage-Smith 2004: 254, y disponible a http://cosmos.bodley.ox.ac. uk; véase también Edson y Savage-Smith 2004: 78-81, y Rapoport y Savage-Smith 2008). Y lo normal es que el Estrecho sí aparezca en mapas musulmanes, y de una manera interesante. En el mapa del Maghreb en el Kitb urat al-Ar del famoso geógrafo del siglo X, Ibn awqal, en un manuscrito del siglo XI (Fig. 11, Estambul, Topkapi Sarayi, MS 6527/A 3346, ff. 20r-20v, reproducido en Pinna 1996: vol. 2, p. 33), el Estrecho no se representa como tal, sino que lo representa bastante ancho, y no indica que la tierra de África se acerque a Europa. En el Estrecho se ve una isla semicircular y de color rojo, pero sin nombre. Es la única isla colorada en todo el mapa, pero no queda claro si esta isla puede tener relación alguna con Cádiz. En la costa de Francia encontramos la isla llamada abal al-Qill, cuyo nombre quiere decir “Monte de Cimas”. Veremos esta isla de nuevo dentro de poco. Otro mapa de otro manuscrito de Ibn awqal, este del siglo XV, que muestra una concepción muy similar del Estrecho (París, Bibliothèque nationale de France, MS Ar. 2214, f. 10, reproducido en Pinna 1996: vol. 2, p. 87, véase Harley y Woodward 1987-: v. 2.1, p. 140).

Fig. 11. Mapa de Ibn H a wqal en un manuscrito del siglo XI (Estambul, Topkapi Sarayi, MS 6527/A 3346, ff. 20r-20v).

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No sabemos detalles de la vida del geógrafo al-Iakhr, más allá de que vivió en el siglo X, y conoció a Ibn awqal (Harley y Woodward 1987-: v. 2.1, pp. 108114). No obstante, su obra geográfica, el Kitb al-maslik wa-l-mamlik, fue muy popular, y existen varios manuscritos de la misma. La obra contiene veintiún mapas, que varían bastante de un manuscrito a otro. En el mapa del Magreb de un manuscrito del siglo XIII (Estambul, Topkapi Sarayi, MS A 3348, f. 20v, reproducido en Pinna 1996: vol. 1, p. 111), el Estrecho sí se representa como un paso angosto, y el cartógrafo localiza Gibraltar en el interior, y no en la costa. La isla abal al-Qill se encuentra ahora un poco más cerca al Estrecho. El mapa desde otro manuscrito suyo es muy similar (San Petersburgo, Instituto de Idiomas Orientales, Cod. 603, reproducido en Pinna 1996: vol. 1, p. 105), excepto que aquí Gibraltar es de mayor tamaño, y se parece mucho a la isla abal al-Qill. La configuración es muy similar en este otro mapa (Fig. 12) del Magreb de otro manuscrito (Cambridge, University Library, MS K1, reproducido en Pinna 1996: vol. 1, p. 101). En el mismo manuscrito, el mapa del Mediterráneo (Fig. 13) (Cambridge, UL, MS K1, reproducido en Pinna 1996: vol. 1, p. 63) localiza

Fig. 12. Mapa del Maghreb en un manuscrito de al-Is t  a jrı  (Cambridge, University Library, MS K1).

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Rebasando los Pilares de Hércules: el Estrecho de Gibraltar y sus ciudades en la cartografía histórica

Fig. 13. Mapa del Mediterráneo en el mismo manuscrito de al-Is t  a jrı .

la isla de abal al-Qill en el Estrecho; esta misma idea aparece en los mapas de otros manuscritos, por ejemplo, en el manuscrito de San Petersburgo (Instituto de Idiomas Orientales, Cod. 603, reproducido en Pinna 1996: vol. 1, p. 71), y también en el de Estambul del siglo XIII (Estambul, Topkapi Saray, MS A 3348, f. 37v, reproducido en Pinna 1996: vol. 1, p. 64). La forma de botella que en este caso adopta el mar Mediterráneo, la encontramos también en otros autores, por ejemplo, un mapa en un manuscrito de la Geografía de Hafiz-i Abru, un geógrafo del siglo XV (Londres, British Library MS Or. 9316, f. 88r, reproducido en Pinna 1996: vol. 2, p. 135). En el mapa del Mediterráneo en un manuscrito del Kitb al-Maslik wa-lmamlik de al-Iajr hecho en 1460 (Istanbul, Topkapı Sarayi, MS Bagdat 334, fol. 4r, reproducido en Pinto 2004: 231), la isla aparece de forma aún más extravagante, con un pájaro gigante representado en su cima. En el mapa del Magreb de un manuscrito de al-Iajr en Viena, del siglo XVI (Viena, ÖNB Cod. Mixt. 344, f. 22r, reproducido en Pinna 1996: vol. 1, p. 103), la isla es muy similar al anterior, pero ahora está fuera del Estrecho, y en este mapa la isla recibe el nombre de gebel tarik (abal riq), es decir, Gibraltar, por lo que el cartógrafo del siglo XVI ha dado una • 271

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nueva interpretación a la isla. El pájaro parece ser solamente un elemento decorativo, y no tiene relación alguna con la isla de abal al-Qill ni con Gibraltar. Pero ¿qué es esta isla que ha migrado desde la costa mediterránea francesa, pasando por el Estrecho, hasta llegar al océano Atlántico? Como ya hemos visto, varios autores musulmanes, incluyendo a Ibn awqal y al-Iajr, la denominan Jebel alQilal, que quiere decir el Monte de las Cimas, y aunque hablan de ella, no lo hacen con precisión (Ibn awqal 1965: 199). Algunos investigadores la han identificado con un asentamiento musulmán llamado Fraxinet, situado en las montañas de Provenza, Francia, donde musulmanes del Califato de Córdoba se asentaron desde el siglo IX hasta el siglo X para dirigir la guerra contra los cristianos (Minorsky 1970: 59 y 171-172; Sénac 1981, 1990). Fraxinet hoy se llama Garde-Freinet, y está ubicada en el suroeste de Francia, cerca de Saint-Tropez. El carácter montañoso de Fraxinet concuerda con el nombre "Monte de las Cimas", pero no se explica cómo una región montañosa de Francia se ha convertido en una isla en la costa francesa. Posteriormente, dicha isla se ha movido en los mapas debido a la búsqueda de simetría de los cartógrafos musulmanes. Karen Pinto ha sugerido una conexión entre abal al-Qill y las Columnas de Hércules (Pinto 2004: 228-231), pero sin razones convincentes. Pasemos a continuación a las cartas náuticas occidentales (Campbell 1986; Campbell 1987a; Gautier Dalché 1996; Rosselló Verger 2000). Son mapas concebidos, al menos en origen, como herramientas para la navegación, por lo que su precisión geográfica difiere enormemente de las imágenes esquemáticas y simbólicas que hemos estudiado en los mappaemundi medievales. El origen de las cartas náuticas es oscuro, pero las más antiguas que se conservan hasta ahora son de finales del siglo XIII. Normalmente las cartas náuticas muestra la parte del mundo desde Irlanda hasta la Tierra Santa, todo el Mediterráneo, y el Norte de África. Los topónimos referentes a ciudades costeras y puertos son escritos perpendicularmente, reservando la tinta roja para señalar los importantes, y hay una red de líneas de rumbo, que indican las direcciones de la brújula desde varios puntos. En muchos casos también se aprecian elementos decorativos, como banderas e imágenes de montañas y ciudades. Empecemos refrescando la memoria con una de las imágenes satélite del Estrecho que veíamos al principio (véase Fig. 1). En la “Carta Pisana”, una de las más antiguas cartas náuticas conservadas, de finales del siglo XIII o principios del siglo XIV (Fig. 14, París, Bibliothèque nationale de France (BnF), MS Rés. Ge. 1118; reproducido en Harvey 1991: 40-41, y Pujades i Bataller 2007: DVD C1), muchos de los lugares importantes, como Tarifa, Gibraltar y Ceuta, figuran en el mapa, pero los contornos geográficos son poco exactos. Por ejemplo, la forma de la isla de Cádiz es vaga y está situada lejos de la costa, la Bahía de Gibraltar no se ve claramente, y la península de Ceuta está dirigida al norte en lugar de al este. Hay que señalar que en las cartas náu272 •

Rebasando los Pilares de Hércules: el Estrecho de Gibraltar y sus ciudades en la cartografía histórica

ticas no aparecen los Pilares de Hércules representados a ambos lados del Estrecho, ni como montes ni como columnas. En el mapa del Mediterráneo occidental de un atlas de Pietro Vesconte de 1330 (Londres, British Library Add. MS 27376*, f. 180v, 1330, reproducido en Pujades i Bataller 2007: DVD A8), la isla de Cádiz está representada con la forma que Fig. 14. Detalle de la “Carta Pisana” hemos visto en algunos mapas (París, Bibliothèque nationale de France (BnF), MS Rés. Ge. 1118). ptolemaicos que fueron influenciados por las cartas náuticas, y está coloreada en rojo, para indicar su importancia. El Peñón y la Bahía de Gibraltar, así como la Bahía de Tánger, se aprecian bien, e incluso se han exagerado. En las costas se indican mediante puntos peligros para la navegación. En la carta náutica de Angelino Dalorto de 1330 (Fig. 15, Florencia, Archivio Corsini, reproducido en Dalorto 1929, y Pujades i Bataller 2007: DVD C7), podemos

Fig. 15. Detalle de la carta náutica de Angelino Dalorto de 1330 (Florencia, Archivio Corsini).

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apreciar los elementos iconográficos típicos de cartas náuticas de lujo, como son banderas y representaciones de ciudades. En el Estrecho el Peñón y la Bahía de Gibraltar aparecen claramente; un aspecto único de este mapa es que Dalorto ubica un edificio en Ceuta, que parece a una torre o quizá un faro, o quizá el cartógrafo pretendía ilustrar la ciudad, pero por falta de espacio tuvo que estrechar la arquitectura. En la carta náutica de Angelino Dulcert de 1339 (París, BnF MS Rés. Ge B 696; reproducido en Marcel 1896 y Pujades i Bataller 2007: DVD C8), el Estrecho se ha representado con precisión; incluye la bandera roja de la ciudad de Ceuta, concretamente una bandera de gules con dos llaves afrontadas de plata con las palas altas. La llave es un símbolo que aparece en las banderas de otras ciudades musulmanas. Un ejemplo muy curioso de la cartografía del Estrecho de esta época aparece en los mapas de Opicinus de Canistris, un clérigo de la curia papal de Aviñón (1296-c.1351) (Salomon 1936/1969, Salomon 1953, Harding 1998). Estos mapas, basados en cartas náuticas, son representaciones gráficas de las visiones místicas de Opicinus y de sus interpretaciones moralizadas de la geografía de Europa y África. Aunque varían bastante, normalmente representan Europa como una mujer, siendo España la cabeza e Italia una de sus piernas, y el norte de África como un hombre, con la cabeza al oeste. La oreja de la mujer se ubica al sur de la Península Ibérica, y la nariz del hombre en la parte africana entre Tánger y Ceuta, y Opicinus interpreta que el hombre está hablando a la mujer a la oreja. El autor da varias explicaciones de las dos personas; entre ellas, por ejemplo, el hombre de África representa al traidor Judas y la mujer de Europa a la Iglesia. Los mapas de Opicinus, independientemente de la interpretación de las personas, dan mucho énfasis al Estrecho como lugar de separación pero también de proximidad y comunicación. Al hablar de cartas náuticas, uno piensa en el famoso Atlas Catalán de 1375 (París, BnF, MS Espagnol 30), realizado por Cresques Abraham y posiblemente su hijo Jafuda Cresques. Pero el Estrecho está bastante dañado en este mapa, y por ello, para tener una idea de la imagen del Estrecho en las obras de este taller cartográfico, podemos consultar la carta atribuida a Jafuda Cresques (Nápoles, Biblioteca Nazionale Vittorio Emanuele III, Sala Direzione, MS XII D 102, reproducido en Pujades i Bataller 2007: DVD C19). En el Estrecho, la península de Tarifa se ha agrandado, más aún de lo que hemos visto en otros mapas. A través de estos detalles, podemos apreciar que, aunque las cartas náuticas son mapas conservadores y científicos, sí existen diferencias en los distintos mapas, incluso en la representación de áreas bien conocidas. El poema La Sfera de Gregorio Dati, escrito antes de 1435, describe el mundo, y en los márgenes de su obra, Dati incorporó mapas derivados de las cartas náuticas para ilustrar las áreas de las que habla. Dati fue el único cartógrafo del renacimiento 274 •

Rebasando los Pilares de Hércules: el Estrecho de Gibraltar y sus ciudades en la cartografía histórica

que recurrió a detalles fragmentados de cartas náuticas. En su poema, Dati indica cuantas millas hay entre unos lugares y otros, y dichos números aparecen en los mapas en algunos manuscritos de su obra. En La Sfera 4.1 dice Dati que el Estrecho tiene una anchura de 16 millas (Dati 1865: 40), y en el mapa del Mediterráneo occidental en un manuscrito en Chicago (Newberry Library, Ayer MS Map 1, c. 1425) aparece dicha cifra. La milla italiana equivale a algo menos de 1.500 metros, por lo que Dati indica que la anchura es un poco menor de 24 km, un número bastante exacto (Posac Mon 1984: 102-110, proporciona una lista de los autores clásicos que hablan de la anchura del Estrecho). En la famosa carta náutica de Gabriel Valseca, realizada en 1439 (Fig. 16, Barcelona, Museu Marítim de Barcelona, MMB 3236, reproducido en Pujades i Bataller 2007: DVD C40, y Vallseca 2008), hay unas curiosas características en la representación del Estrecho: el Cabo de Trafalgar está bastante exagerado, como también se exagera la península de Gibraltar y la Bahía de Tánger. Además, Tarifa tiene una bahía, que no aparece en ninguno de los otros mapas que hemos visto, y que no existe en la realidad. También hay que señalar un hecho muy Fig. 16. Detalle de la carta náutica de Gabriel Valseca, realizada en 1439 (Barcelona, Museu interesante: la isla de Cádiz pintada Marítim de Barcelona, MMB 3236). de rojo en todas las restantes cartas que hemos visto desde la de Pietro Vesconte, aparece aquí sin colorear. En la carta náutica de Bartolomeo Pareto de 1455 (Roma, Biblioteca Nazionale Centrale, Cart. naut. 1, reproducido en Cavallo 1992: v. 1, 314-315, y Pujades i Bataller 2007: DVD C57), la imagen cartográfica del Estrecho es bastante precisa: no hay exageración o errores en relación con Tarifa, y los contornos de la costa septentrional del Estrecho concuerdan bien con la realidad, aunque la carta exagera el tamaño de Cádiz y el de la Bahía de Tánger. Y hay una interesante explicación a la exactitud de la representación del Estrecho en Pareto: la isla de Alborán tiene una leyenda que es difícil de leer en la reproducción de la carta facilitada por la Biblioteca Nacional de Roma, pero que aparece con claridad transcrita en un facsímil (Kretschmer 1892: lám. 5; véase Fig. 17): reza Alborame unde ego sic vidi, que quiere decir “Alborán, donde yo la vi”. Es decir, el cartógrafo dice que él mismo ha viajado por esta parte del Mediterráneo. Su viaje explica la precisión de su imagen cartográfica del Estrecho. • 275

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Fig. 17. Detalle del facsímil de la carta náutica de Bartolomeo Pareto de 1455 (Roma, Biblioteca Nazionale Centrale, Cart. naut. 1).

En una carta náutica anónima de los finales del siglo XV (París, Bibliothèque nationale de France, MS Rés. Ge. C5096, reproducido en Pujades i Bataller 2007: DVD C70), hay un detalle de gran interés en el Estrecho, pues, en cuanto que yo sepa, esta carta es la única en la que el cartógrafo ha pintado el Peñón de Gibraltar y Ceuta en rojo, indicando así su importancia. Es posible que de esta forma el cartógrafo quisiera aludir a la idea de las Columnas de Hércules, pero no queda claro. Con la carta de Jorge de Aguilar, hecha en Lisboa en 1492 (Fig. 18, Yale, Beinecke Library MS 30cea/1492), llegamos a una imagen del Estrecho bastante más

Fig. 18. Detalle de la Jorge de Aguilar, hecha en Lisboa en 1492 (Yale, Beinecke Library MS 30cea/1492).

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Fig. 19. Detalle del facsímil de la carta náutica de los hermanos Pizzigani, del año 1367 (Parma, Biblioteca Palatina, MS 1612).

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actual que las otras que hemos visto, con proporciones modernas —es decir, sin las exageraciones de tamaño del Peñón de Gibraltar, la península de Tarifa, y la Bahía de Tánger. Asimismo, la isla de Cádiz también tiene una forma más precisa. Sin embargo, el Cabo de Trafalgar se ha exagerado, y la imagen de Tarifa, que presenta una isla en una bahía, es poco exacta. Pasemos a continuación a tratar un aspecto muy curioso de las representaciones de las Columnas de Hércules, que es el de la migración de las Columnas fuera del Estrecho. El primer ejemplo que conservamos se encuentra en la carta náutica de los hermanos Pizzigani, del año 1367 (Parma, Biblioteca Palatina, MS 1612, reproducido en Jomard 1862: 44-49, Cavallo 1992: v. 1, pp. 432-433, y Pujades i Bataller 2007: DVD C13) (Fig. 19). En el borde occidental de la carta hay un disco con una personificación del viento de occidente, y de este disco sale otra figura humana llevando una cartela (Fig. 20). El texto en la cartela está bastante perdido, pero la leyenda es muy interesante (Longhena 1953: 57):

Fig. 20. Otro detalle del facsímil de la carta náutica de los hermanos Pizzigani.

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In hoc sont statuam quae fuit ad temporibus Aculles quae Zirquo fundo ad segurtate hominom naveganty, quare est fundo ad este mare quam possint navegare et foram partem statuae est mare sotile que non possit tinebont naves.

Traducida al español, reza: Aquí está la estatua que existió en tiempos de Hércules fundada por Zirquo [?] para la seguridad de los marineros, y que fundó cerca de ese mar que se puede navegar, y más allá de la estatua hay un mar poco profundo que no puede tener barcos.

Es decir, habla de una estatua del tiempo de Hércules en el límite occidental del mundo, levantada para indicar que no se puede navegar más hacia oeste. Esta idea está claramente vinculada con la de los Pilares de Hércules, pero en esta carta la estatua se encuentra no en el Estrecho, sino lejos, en el Atlántico (Hennig 1953). Al ibn Riwn, un escritor del siglo XI, en su comentario al Tetrabiblos de Ptolomeo, habla de tres islas en el Estrecho, cada una con una estatua portando unas llaves (ilustración en La Haya, KB, MS 78 D 48, f. 123, c. 1460, disponible en http://www. kb.nl/kb/manuscripts/search/index.html), que indican que no hay tierra habitada más lejos hacia el oeste, y dice que cada estatua se llama Catem, es decir Gades o Cádiz, y el propio Hércules erigió las estatuas (Ptolomaeus 1493: f. 32r). El comentario de Ibn Riwn fue traducido al latín en el siglo XII y de nuevo en el siglo XIII, y al francés y al español en el siglo XIV. El texto de Al ibn Riwn también se cita en la Crónica General de España de 1344. En este caso, la estatua representa a Hércules, quien lleva en su mano izquierda una inscripción que dice “Aquí están los marcos de Hércules” (Lindley Cintra 1954: 2.19-20). Y precisamente la estatua de la carta de los hermanos Pizzigani lleva la cartela en su mano izquierda. El texto de Ibn Riwn también está citado en Le livre du ciel et du monde 2.31 de Nicolás de Oresme, escritor del siglo XIV. Oresme añade que las estatuas son los Pilares, y que algunos los llaman Gades Herculis, en lugar de denominar así a la isla (Oresme 1968). Hay otros autores, tanto musulmanes como cristianos, que hablan de la estatua o del “ídolo” de Cádiz, por ejemplo al-Masūdī, al-Zuhr, al-Qazwin, y la General Estoria de Alfonso Décimo el Sabio (Mas'ūdī 1962: v.1 sect. 273; Maqqarī 1840-43: v. 1, pp. 78-80; Doufikar-Aerts 1996: 197-199; Hernández Juberías 1996: 68-108) (ilustrado en Escorial MS Y.I.2, f. 4v, Estoria de España; Nueva York, Morgan Library MS M. 461, f. 38r; Paris, BnF MS fr. 1378, f. 8r; y Duda 1983: v. 2, fig. 216), pero todos estos textos hablan de la isla o las islas como ubicadas en el Estrecho, y no lejos, en el Atlántico. Sin embargo, sí hay otras cartas náuticas que ubican Gades o los Pilares de Hércules en el Atlántico. • 279

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En la carta náutica de Mecia de Viladestes, hecha en el año 1413 (París, BnF, MS Rés. Ge AA 566, reproducido en Marcel 1896 y Pujades i Bataller 2007: DVD C30), más o menos en la esquina inferior izquierda, al sur de las Islas Canarias y no lejos de la costa oeste de África, hay dos islas doradas con el nombre Iles de Gades, en la latitud del Río de Oro (Taylor 1928; Medeiros 1985: 176-181) en África. La leyenda que acompaña las islas es de una lectura difícil, pero se puede distinguir Les iles de Gades se escriuen asi per … idolum, es decir, “Les islas de Gades se escribe así por … estatua”. Es decir, la leyenda llama a estas islas, que se encuentran bastante lejos del Estrecho, Gades, y parece que alude la historia de la estatua levantada por Hércules. Hay que señalar que la isla de Cádiz aparece también en su ubicación normal, justo fuera del Estrecho.

Fig. 21. Detalle de la carta náutica anónima realizada hacia el 1430 (Venecia, Museo Correr, Port. 40).

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Rebasando los Pilares de Hércules: el Estrecho de Gibraltar y sus ciudades en la cartografía histórica

En una carta náutica anónima realizada hacia el 1430 (Fig. 21, Venecia, Museo Correr, Port. 40, reproducido en Cavallo 1992: v. 1, pp. 166-167 y 431, y Pujades i Bataller 2007: DVD C28), en el Atlántico al oeste del Estrecho encontramos una isla grande con tres columnas. La isla se llama gades, es decir Cádiz, y la leyenda se traduce “Columnas colocadas por Hércules mientras viajaba por el mundo por el arte de la astronomía”. Es decir, el cartógrafo ubica las Columnas de Hércules y una copia de la isla de Cádiz lejos en el Atlántico (Randles 1989). La idea de que Hércules ha viajado por todo el mundo conocido aparece ya en la Oración 40 de Arístides escrita en el siglo V a.C. y otras fuentes clásicas (Lacroix 1974); la de que conoce astronomía está presente también en fuentes clásicas (Dugas 1944: 66), pero también se menciona en la General Estoria de Alfonso Décimo el Sabio, donde se lee que Hércules puso una estatua “hecha por el saber de las estrellas” (Rubio Álvarez 1956: 51), que concuerda bien con la leyenda de la carta. En la parte oeste de una carta náutica anónima de mediados del siglo XV (Florencia, Biblioteca Nazionale Centrale, Portolano 16, reproducido en Pujades i Bataller 2007: DVD C41), encontramos dos islas gemelas en el Atlántico, al sur de las Islas Canarias, en la latitud del Río de Oro en África, al igual que ya veíamos en la carta de Mecia de Viladestes. El nombre de las islas es muy difícil de leer, pero parece ser Iles de Bram, un nombre que no tiene ninguna relación obvia ni con Gades ni con las Columnas de Hércules. En el mappamundi de Andreas Walsperger de 1448 (Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana MS Palat. Lat. 1362 B; reproducido en Kretschmer 1891, Destombes 1964: lám. 31, Weltkarte 1981, y Harley y Woodward 1987-: vol. 1, lám. 21), en el Atlántico frente al Estrecho figura una isla con cinco columnas, y la leyenda reza: hic sunt colupne herculis propter pericula fugienda, es decir, “Aquí hay las Columnas de Hércules que hay que evitar por el peligro”. No habla de Gades, pero la alusión a la idea de que las Columnas indican peligro sugiere que Walsperger se inspiró en las fuentes citadas anteriormente. En una carta de la costa oeste de África de un atlas de Grazioso Benincasa del siglo XV (Milán, Biblioteca Trivulziana, Cod. N 2295, ff. 2v-3r), hay dos islas gemelas que forman un círculo, bastante al sur de las Islas Canarias. El nombre de las islas es Isola de cades; es decir, de nuevo una copia de la isla de Cádiz se encuentra al suroeste, a una gran distancia del Estrecho. El famoso mapamundi Catalán Estense, hecho hacia el año 1460 (Modena, Biblioteca Estense Universitaria, MS C. G. A. 1, reproducido en Destombes 1964: lám. 33, Milano y Batini 1996, y en Antichi planisferi 2004), es un mapamundi basado en las tradiciones de las cartas náuticas. En la costa oeste de África, al sur de las Islas Canarias y en la latitud del Río de Oro, hay dos islas gemelas que forman más o • 281

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menos un círculo (Fig. 22), como en la carta náutica de Mecia de Viladestes, el Portulano 16 en Florencia, y en la carta de Grazioso Benincasa. La leyenda reza: Illa de cades: asi posa ercules dues colones, es decir, “Isla de Cádiz: aquí puso Hércules dos columnas” (Pullé y Longhena 1908: 360; Milano y Batini 1996: 189). Así que otra vez tenemos las Columnas de Hércules y una copia de la isla de Cádiz al suroeste, a una gran distancia del Estrecho. Una idea muy similar aparece en el famoso mapamundi de Fra Mauro, del año 1459 (Venecia, Biblioteca Marciana, reproducido en Nebenzahl 1990: 13, y Falchetta 2006: CD). El mapamundi está orientado con el sur en la parte superior, es decir con África sobre Europa. En la costa oeste de África, al sur del Río de Oro, hay

Fig. 22. Detalle del mappamundi Catalán Estense, hecho hacia el año 1460 (Modena, Biblioteca Estense Universitaria, MS C. G. A. 1).

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una leyenda interesante cerca de un dibujo de una columna apenas visible (se puede verlo en Cavallo 1992: v. 1, p. 439, y en Falchetta 2006: CD), que dice (Falchetta 2006: 294-297): Io ho più uolte aldido da molti che qui è una colona cum una man che dimostra cum scriptura che de qui non se uadi più auanti. Ma qui uoglio che portogalesi che nauegano questo mar dicano se l’è uero quel che ho audito perché io non ardiso affermarlo.

En español: “He oído muchas veces a la gente diciendo que hay una columna con una mano y una inscripción que indica que no se puede navegar más allá de este punto. Pero me gustaría que los Portugueses, quienes navegan en este mar, dijeran si es verdad, porque yo no me atrevería a afirmarlo”. Es decir, las fuentes que Fra Mauro consultó han localizado una Columna de Hércules en la costa oeste de África, más al sur del Estrecho. Es muy curioso que aunque Fra Mauro dice que no atrevería a afirmar la existencia de dicha columna, la misma aparece en su mapa, no obstante, de una forma apenas perceptible. La misma idea, que una Columna de Hércules estaba ubicada en la costa suroeste de África, se encuentra también en el texto De prima inventione Guineae, escrito por Diogo Gomes hacia el año 1490 (Gomes 1992: 4-5), y además en una leyenda en el globo terrestre de Martin Behaim, del año 1492 (Ravenstein 1908: 74). En un mapa del mundo realizado por Henricus Martellus hacia el año 1489 (Londres, British Library Add. MS 15760, ff. 68v-69r, reproducido en Nebenzahl 1990: 1617, y Cavallo 1992: v. 1, pp. 420-421), en el extremo occidental del mapa, al suroeste del Estrecho, hay una isla sin nombre con una forma curiosa. Su morfología recuerda mucho a la isla con las Columnas de Hércules que vimos en la carta náutica del Museo Correr, por lo que no cabe duda de que Martellus empleó como fuente un mapa que tenía una clara representación de las Columnas en una isla del Atlántico. Pero, ¿cuál es la explicación del movimiento de las Columnas de Hércules, y de la duplicación de la isla de Gades en el Atlántico, más allá del Estrecho? La respuesta la encontramos en unas tablas medievales con coordenadas de ciudades. Varios autores musulmanes, especialmente de al-Andalus y del Maghreb, desde Ibn al-Kammd del siglo XII, no usan como meridiano las Canarias, como había hecho Ptolomeo, sino un punto en el Atlántico a veces llamado el “oeste verdadero” o el “meridiano de agua” (Comes 1992-94). Eligieron este punto, que se encuentra a 29 • 283

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grados al oeste de Toledo, porque está a 90 grados al oeste de la ciudad mítica de Arn, que según los geógrafos musulmanes era en el centro del mundo (Wright 1925: 86-87 y 95-96). Dicho punto debía estar a 90 grados del centro del mundo, porque la geografía islámica (siguiendo Ptolomeo) concebía el ancho total del mundo conocido de 180 grados. El meridiano de agua aparece en el comentario de al-Zarqal sobre las Tablas Alfonsinas (Durand 1952: 101, y véase 337-338; Alfonso X el Sabio 1483: última página), el cual experimentó una muy amplia difusión, así como en varias otras tablas medievales de coordenadas (véase Durand 1952; Kamal 1926-51: v. 4.4, ff. 1447-1451; y Harley y Woodward 1987-, vol. 1, p. 317), e incluso el filósofo inglés Roger Bacon habló del tema (Bacon 1897: v.1, p. 299). Además, Gerardo de Cremona en su Teorica Planetarum, escrito en el siglo XII (Wright 1923: 91), y también una tabla anónima de coordenadas en la Biblioteca Nacional de Francia (BnF, MS lat. 15717, f. 137r, citado por Wright 1923: 91), llaman a este meridiano Gades Herculis, poniendo así las Columnas de Hércules y la isla copia de Cádiz en el Atlántico, en el extremo oeste del mundo. El filósofo Roger Bacon define el “oeste verdadero” como un punto en el ecuador al límite occidental de las tierras habitables. Esta situación se ve claramente en el mapamundi Catalán Estense (Fig. 23), donde las dos islas duplicadas de Cádiz se

Fig. 23. Otra imagen del mappamundi Catalán Estense.

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Rebasando los Pilares de Hércules: el Estrecho de Gibraltar y sus ciudades en la cartografía histórica

encuentran en la línea que el cartógrafo reconoce como el ecuador. Este mapamundi es también importante porque indica la ciudad de Arn precisamente en la intersección del ecuador y del meridiano central del mapa, es decir, en el centro del mundo. Por ello, podemos confirmar que el cartógrafo realizó su mapa tomando como punto de referencia el meridiano de agua. Hay que señalar que en el mapamundi Catalán Estense, el Río de Oro también está precisamente en el ecuador. Por ello, las otras cartas que muestran las islas o columnas cerca del Río de Oro, como la carta de Mecia de Viladestes y el Portulano 16 de Florencia, están basadas en el mismo modelo geográfico. En otros mapas que hemos estudiado aquí, concretamente la carta de los hermanos Pizzigani, la del Museo Correr, el mapamundi de Walsperger, y el mapa de Henricus Germanus, la duplicación de Cádiz no se encuentra en el ecuador, sino en el Norte del Atlántico. Parece entonces que estos mapas son parte de una tradición relacionada, pero algo distinta, quizá porque sus cartógrafos han usado otra fuente textual que no conocemos. Es cierto que los mapamundis de los Beatos, como hemos visto, localizan los montes de los Pilares de Hércules en la costa oeste de África, como en el mapamundi de Fra Mauro. Pero no parece que la localización de los Pilares en los mapamundis de los Beatos sea parte de la misma tradición que acabamos de estudiar; en los Beatos, se han localizado los Pilares en África por un error, o tal vez por falta de espacio en el Estrecho, como ocurre en un mapamundi en un manuscrito de Orosio del siglo XV (Tours, Bibliothèque Municipale, MS 973, f. 2r, reproducido en Destombes 1964: lám. 13b, y en www. enluminures.culture.fr). Como conclusión, es interesante señalar que en el siglo XVI, el Estrecho de Gibraltar pasó de límite del mundo conocido, a convertirse en una puerta abierta para el descubrimiento del mundo. En un mapa de Battista Agnese (Fig. 24), hecho hacia el 1540 (Washington DC, Library of Congress, LC Nautical charts on vellum, 5, ff. 13v-14r), el cartógrafo traza en azul la circunnavegación del mundo llevada a cabo por la armada de Magallanes, la cual partió desde y regresó a Sanlúcar de Barrameda en Cádiz, justo al norte del Estrecho. Y en una carta náutica de Giacomo Maggiolo del año 1561 (Genova-Peli, Civico Museo Navale Villa Doria, NIMN 3372, ilustrado en Cavallo 1992: v. 1, 356-357, y en Harley y Woodward 1987-: v. 3.1, lámina 7), una docena de barcos navegan en el pleno Atlántico, algo difícil de concebir en la mente del hombre de la Edad Media, para el cual el océano más allá del Estrecho estaba lleno de misterios y peligros mortales.

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Fig. 24. Un mapa de Battista Agnese, hecho hacia el 1540 (Washington DC, Library of Congress, LC Nautical charts on vellum, 5, ff. 13v-14r).

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