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RECUERDOS DE MI PUEBLO: SESTRICA
INTRODUCCION Perteneció al partido de Calatayud y en la actualidad a la Almunia de Doña Godina y a la Comarca del Aranda. Se cultivaba la tierra, por ser un pueblo de cereales, viñas, olivos y fruta. Todos estos trabajos se hacían manualmente. Los cereales que se recolectaban eran trigo, cebada, avena, centeno y también lentejas, yeros, garbanzos y judías. Había un personal especializado en Alfarería que fabricaba tinajones, tinajas, cántaros, cuencos, macetas y terrizas. Otras personas se dedicaban a fabricar yesos y cales para la construcción. Existía una vía con vagonetas aéreas que transportaban el mineral de hierro desde el Término de Tierga hasta Calatayud. Había una estación para controlar el movimiento de la línea. Hay en el pueblo su Ayuntamiento compuesto por su Alcalde y concejales. Además había Secretario, Juez, Alguacil, Guarda municipal, Médico, Practicante, Maestro para niños y Maestra para niñas, con sus Escuelas. Una Iglesia con su párroco y Sacristán y cuatro Ermitas: la de la Virgen del Carmen, de San Bartolomé, de San Cristóbal y de San Félix. Para el uso del pueblo existe una fuente de agua potable. El agua se transportaba para uso personal en cántaros y botijos. El transporte lo hacían todo el personal, pero mayormente las mujeres. Había unos abrevaderos para las caballerías y el agua sobrante hacía su recorrido. Primero pasaba por el molinete, cuando era la época de moler las olivas. Seguía su recorrido pasando por un huerto llamado “el vergel”. Continuaba su recorrido y su final era una finca llamada “la Alcofra”.
LAS CUATRO ESTACIONES DEL AÑO. En la primavera nos llovía con abundancia y por los barrancos corría el agua que se aprovechaba para regar los campos por medio de unas acequias. También servia para lavar la ropa y la vajilla de todo el pueblo.
El verano nos traía tormentas con truenos y relámpagos con agua y pedrisco que hacían aumentar el caudal de los barrancos, produciendo daños en los huertos cercanos al río y en algunos campos, arrastrando árboles muy grandes como una noguera que nos daba sombra donde jugábamos, a las afueras del pueblo. Se acostumbraba los días de fiesta, domingos y alguna tarde durante la semana a desplazarse a la Fuente de la Hiedra y de la Parda a tomar unos refrescos, gaseosas hechas con unos sobres llamadas “de pitón”, que dentro de su embase de cristal se ponían en el agua a refrescar. Se merendaba pasando la tarde felizmente. Las parejas de novios paseaban por la carretera hasta la hora del baile. Las familias por las noches bajaban a sus calles para tomar el fresco haciendo sus tertulias. El otoño era el tiempo de la recolección de los frutos que nos daba la tierra. El invierno. El invierno era el tiempo de juntarse las familias en torno al fuego para contarnos cosas. Nevaba muy a menudo en cantidades algunas veces muy abundantes. Los jóvenes jugaban haciendo bolas con la nieve. Una de las bolas se hizo tan grande, recogiendo toda la nieve de la plaza de la iglesia y de la plaza del Ayuntamiento que al llegar al Arco no pasaba por debajo. Se siguió, quitando un poco de nieve, camino de la plaza donde se quedó durante un tiempo hasta que una camioneta se chocó con la bola y la deshizo. En este tiempo de frío, las familias se reunían al calor de los hogares. Pasaban la trasnochada leyendo unas novelas que traía un señor cada semana.
LOS OFICIOS Trabajos. Todos los trabajos del pueblo los hacían hombres y mujeres. Los hombres se cuidaban de las faenas del campo y las mujeres de la casa, cuyo primer trabajo era traer el agua para el gasto de la casa, la limpieza y el aseo de todos. También amasaban el pan, lo pasaban por el horno y luego iban a recogerlo. Lavaban las ropas de la casa, las ponían en unas cestas y las llevaban al río donde lavaban a mano. Luego la ponían en el tendedor, la recogían y la planchaban con una plancha que era de hierro colado llena de brasas del fuego, para que se calentara. Oficios. Existían dos panaderías. El pan se cocía a base de leña. La leña la traían unos leñadores diariamente, para los hornos de pan y para los hornos de los alfareros para cocer cántaros y todo lo que fabricaban con el barro. También la traían para cocer el yeso y la cal.
Existían dos carnicerías que se suministraban de los ganaderos del pueblo. Dos herrerías que fabricaban las herraduras para las caballerías y atendían a todos los útiles del campo. Aguzaban barrones, azadas y todo lo que se fabricaba de hierro. Habían dos carpinterías y un sillero que fabricaba sillas con anea. Los carpinteros tocaban todo lo perteneciente a la madera. También había una familia especializada en trabajar la lana haciendo colchones y almohadones. Había dos cafés y dos tabernas, dos tiendas y una pescadería. Existía una banda de música con veinticinco músicos a cargo de su director el Sr. Vicente Muñoz. Actuaban en los pueblos amenizando los conciertos, bailes y procesiones. Había una familia que se dedicaba a la venta de todo lo que fabricaban los alfareros. El transporte lo realizaban con caballerías. A estas personas les llamaban arrieros. También había un peluquero y barbero. La recolección de las Olivas Se hace manualmente. Se extraían de los olivos a base de varear las ramas con unas varas de madera. Se utilizaban unas mantas y borraces colocados debajo de los olivos en la tierra. Caían las olivas con hojas. Se recogían para limpiarlas separando las olivas de las hojas. Luego se ponían dentro de sacos o talegas para transportarlas por medio de los animales a los molinos. Existían tres molinos que tenían unos algorines para el almacenado. Cada dueño las dejaba en el molino que le interesaba, para moler las olivas por medio de unos rodillos de piedra dejando las olivas hechas una pasta que colocaban en capazos de esparto y seguido echaban a la prensa para extraer el aceite. Este trabajo lo hacían unas personas especializadas en estos menesteres. Las viñas. Las viñas que se cultivaban en el pueblo eran muchísimas y estaban repartidas entre todas las familias del pueblo. Se hacía la recolección cortando las uvas con unos hocinos; se ponían en cestas para cargar los cuévanos de mimbre con los que se transportaban hasta el pueblo, por medio de caballerías. La uvas se dedicaban a hacer vino para el consumo familiar y para la venta a unos compradores que lo transportaban a sus bodegas. En el pueblo había familias que hacían vino en sus trujales estrujando las uvas y dejando cocer el mosto hasta que se convertía en vino. Este se colocaba en cubas o tinajas. También se hacía orujo tras pasar por la prensa los restos de la uva y seguido se sacaba la brisa.
Cereales. Los cereales en haces o fajos se transportaban por medio de las caballerías a las eras para trillar con unos trillos movidos por mulas, dando vueltas hasta que la mies estaba molida. Se recogía con una plegadera y rastros, barriendo el suelo para recoger lo que quedaba. A continuación por medio del aire se separa el grano de la paja.
FIESTAS Y FESTIVIDADES Tiene el pueblo sus fiestas patronales y parroquiales. Las parroquiales con sus Cofradías. La primera fiesta en celebrarse es la de San Antón. En su honor se celebraban “completas”, misa y procesión con el Santo por las calles del pueblo. El cofrade que hacía la fiesta daba un refresco, pastas y licores. Por la tarde se encendía una gran hoguera con leña de todo el pueblo. Se acostumbraba a hacer con las brasas, carnes, chorizos y morcillas asadas. También migas hechas en sartenes. Fiestas de la Virgen del Carmen: Empezaban con el Prior y todos los Cofrades. Completas por la tarde en la Iglesia. La Banda de Música daba un pasacalles por todo el pueblo para animar a los vecinos. Al día siguiente por la mañana se daban los “buenos días” a la Virgen en la Ermita. Luego se hacía la Misa Mayor, se adornaba a la Virgen con flores y en la peana llevaba rollos que después de bendecidos se repartían entre los vecinos y acompañantes. Ese día por la tarde se hacía el Rosario General por todo el pueblo hasta la Iglesia, cantando las jóvenes una Salve a la Virgen. Por la noche había baile en la Plaza del Ayuntamiento y repartían pan bendito, pastas y bebidas. El último día se “sorteaba la Virgen” entre todos los cofrades. La familia agraciada la recibía con mucha emoción y alegría. Fiestas de San Bartolomé: Daban comienzo el día 23 por la tarde con un pasacalles por la Banda de Música. Seguidamente desde la Iglesia salía una procesión con el Santo en su peana, hasta la Ermita de San Bartolomé. Le acompañaba el Ayuntamiento y personal del pueblo y el Señor Cura-Párroco rezaba las completas. Se regresaba al pueblo rezando el Rosario y ya en la Iglesia se cantaba la Salve y el Himno al Santo Patrón, dando a adorar la reliquia del Santo. Por la noche en la Plaza del Ayuntamiento se hacía baile y en los intermedios se repartían pastas y bebidas.
El día veinticuatro por la mañana se comenzaba con una diana floreada por las calles del pueblo; a las once había Misa a la que asistían todas las autoridades. Salía el Santo en su peana, muy bien adornada, por las calles del pueblo, con final en la Parroquia. Se celebraba la Misa mayor por el párroco y sus acompañantes; dando un sermón en el púlpito explicando la vida y andanzas de San Bartolomé. Finalizando estos actos, con muchísimo personal, se daba a adorar la reliquia del santo. A la salida de estos actos se acompañaba al ayuntamiento y en la plaza daban un refresco con pastas y bebidas. Seguido daba un concierto la banda de música del pueblo, amenizando con obras como “los sitios de Zaragoza”, la “alegría de la huerta” y para el final jotas. Por la tarde se hacía el rosario general llevando al santo por las calles con mucha devoción y cantando el Ave María y el Padre Nuestro y dentro de la iglesia la Salve, seguida del himno al Santo. Por la noche se hacía baile amenizado por la banda de música en la plaza de abajo. Se bailaban pasodobles, valses, boleros, tangos y al final lo típico del pueblo: las jotas cantadas y bailadas. El día 25 se celebraba la misa para todos los difuntos del pueblo, dando fin a los actos religiosos. Este día comenzaban los actos populares: toros y vaquillas en la plaza, cercada con maderos. Se levantaban tablados donde se acomodaba el personal para ver torear las vaquillas por los mozos del pueblo y de los pueblos vecinos. Había algún revolcón por sentirse toreros. Daban pases, ponían banderillas y con las garrochas las pinchaban y para el final cogían la vaca amarrada para darle muerte. Algunas piezas del animal se sorteaban, antes de llevarlo al matadero: los cuernos, la cabeza, la lengua, las tripas, el solomillo, las patas, el hígado, el liviano y la piel. En el matadero se le sacaba la sangre y la piel. Los carniceros partían la carne en trozos de un kilo. Al final a cada kilo le ponían un número y las familias recogían la carne con el número que habían sacado de una bolsa. Con esta carne se hacía la merienda Domingo de “Quasimodo”. Salida de la iglesia en procesión hasta la ermita de San Bartolomé donde se celebra la misa, seguidamente el personal se desplaza hasta la fuente del rio de la hiedra para saborear las famosas culecas (las hay de un huevo y de dos), regadas con unos vinos claretes hechos de la cosecha del pueblo. En la explanada de la ermita hay unas mesas con dulces y juguetes. También hay una ruleta accionada manualmente que contenía dulces y unas figuras hechas de azúcar. Por cada jugada cobraban unas monedas y en todas las jugadas había premio. Según la cantidad jugada el premio era mayor o menor. Las figuras hechas de azúcar eran de varios modelos, mayores y mas pequeñas. Se volvía al pueblo en procesión con la virgen encontrándose con el niño. Se cantaban unos salmos y se finalizaba en la Iglesia. Fiesta de la ascensión. Este día se vive con gran ilusión para niños y niñas, luciendo sus vestidos para recibir la comunión por medio del pan y el vino que el cura de la parroquia les da. Les hace recordar la importancia que este acto tiene.
Los padres y familiares les acompañan con una gran emoción, repartiendo unos recordatorios de este día tan feliz. Fiesta del corpus. Para este día se adornaban las calles con flores y tallos de hierba. Se hacían arcos en las calles por las que pasaba el recorrido de las peanas con los Santos. En la plaza se montaba un altar con los Santos Corporales bajo palio, escoltados por los cofrades del señor, con su estandarte. El primer santo era San Antón en su peana portada por los cofrades con su estandarte a la cabeza. A la llegada a la plaza del estandarte del Señor, ambos estandartes hacían unas reverencias. Finalmente el estandarte de San Antón con su peana hacía un recorrido por las calles del pueblo. Seguido pasaban todos los Santos de la Iglesia haciendo las mismas reverencias: San Bartolomé, San José , San Roque, San Juan, San Miguel, Santa Elisa y Santas Justa y Rufina, la Virgen del Rosario, la Virgen del Carmen, la Virgen de la Soledad. Todos con sus peanas y estandartes de todos los Santos y Santas que pasaban haciendo las mismas reverencias para seguir el recorrido por las calles del pueblo finalizando en la Iglesia. Fiestas de Navidad. Un día antes se monta “el belén” en la Parroquia. El día veinticuatro por la noche, Misa “del gallo”, celebrando el nacimiento del niño Jesús y cantando villancicos durante la ceremonia del nacimiento. Finalizando los actos de la adoración, las autoridades dan un refresco. La juventud sale por las calles cantando y los vecinos les obsequian con pastas y bebidas. Llega el “día de Reyes”. Los niños preparaban sus calzados con comida en los balcones y ventanas, para los camellos. A la mañana temprano se levantaban para recoger sus regalos. Se celebra la misa con bastante personal para ver “el belén” con los Reyes Magos con sus camellos. Este día las familias y los novios se hacían regalos. En los cafés es costumbre regalar una barra de turrón con el café a todos los clientes y personal. Fiesta de San Félix (30 de mayo). Tenía una ermita y en su día se celebraba misa por el cura del pueblo. Se desplazaban las familias celebrando ese día en el campo. Al pie de la ermita hay un manantial de agua recogida en una balsa que aprovechaban los propietarios para regar sus fincas. Este trozo del término se llama “San Felices”. “El mayo”. El día primero de mayo “los quintos” de ese año con los mozos ponían “el mayo” en la plaza de abajo. Este “mayo” era un chopo muy recto y muy alto, introducido en un hoyo que habían cavado, sacando la tierra para cubrir el tronco, presionando la tierra para que no se cayera. Este “mayo” estaba hasta el día treinta y uno. Los mismos mozos lo sacaban con cuidado para no hacerse daño.
Durante el mes de mayo las mujeres se reunían en la ermita de San Cristobal, rezando oraciones y los quintos de cada año pasaban por la caja de reclutas de Calatayud, donde eran sorteados y allí les comunicaban donde tenían que cumplir el servicio militar. Unos en la península y otros en Melilla. Les acompañaban sus padres y familiares que según donde les tocaba, volvían alegres por su suerte y otros menos pero se conformaban. Semana santa. El domingo de ramos se hacía la Misa y repartían ramos de olivo bendecidos por el párroco. Estos ramos se llevaban a los campos para evitar las tormentas. A la semana siguiente comenzaban los actos religiosos de semana santa. Jueves santo. Se hacían unos actos religiosos dentro de la iglesia como el lavado de los pies. El Santo Sagrario se trasladaba con todos los Corporales a la capilla del Rosario. Por la tarde se hacía procesión hasta las afueras del pueblo. Salían con sus peanas la Virgen de la Soledad, San Juan y otras dos Santas. En cabeza salía el estandarte de color negro. Viernes santo. Por la mañana se hacía un Vía Crucis pasando por todas las estaciones. Sobre las doce se celebraba una Misa en la capilla del Rosario donde estaba el Santo Sagrario. Hacían guardia los cofrades, turnándose. Por la tarde se celebraban los Santos Oficios por el párroco del pueblo, explicando lo que esta función representaba. Seguido se subía al Señor a la Cruz donde quedaba expuesto al pueblo. Al atardecer se hacía el oficio del desprendimiento del cuerpo del Señor para colocarlo en su féretro para ser venerado por las personas del pueblo. Acto seguido se organizaba la procesión con las imágenes que le acompañaban: la Virgen de la Soledad, San Juan y alguna Virgen mas; las autoridades, toda la corporación de la parroquia, el cura, sacristán, monaguillos, cantores y unas personas llamadas “capuchos” con sus túnicas, cubiertos, para poner orden en la procesión. Actuaba la banda de música ejecutando piezas fúnebres. Al entrar en la plaza se cantaba el miserere y finalizaba en la Iglesia después que entraba el estandarte. Domingo de Pascua. Se celebraba con un encuentro de la Virgen de la Soledad que había estado expuesta en la ermita de San Cristóbal. En el momento que daban la señal en la Iglesia se ponía en movimiento la imagen en su peana, a hombros de cofrades y devotos de la virgen. Se realizaba el acto del encuentro en la calle, cantando el párroco y el pueblo unos salmos. Tras lo cual se ponía en movimiento la procesión hasta la Iglesia donde se celebraba la Misa.
CURIOSIDADES La pelota a mano. Los días festivos, sábados y domingos, la juventud preparaba unos partidos de pelota a mano entre ellos y con hombres casados. Este juego se hacía en la pared de la casa del cura que
servía de trinquete, marcado con unas rayas. Eran unas partidas muy fuertes y muy serias pues había personas que jugaban muy bien este juego, que era muy frecuente entre la juventud. Los juegos que practicaban las niñas eran: saltando a la comba, al corro, al descanso y al escondite. Los niños jugaban a los pitones, a los cartaches y al escondite.
La matacía. Al pueblo solían venir unos señores que trabajaban en la venta de cerdos para el engorde. Hacían sus tratos con el personal del pueblo por el valor de los cerdos. Había familias que compraban uno o dos cerdos para engordarlos en sus casas. Cuando llegaba el tiempo de la matanza que solía ser en los meses de diciembre o enero, se hacían los preparativos. Este trabajo lo hacía un señor especializado en estos menesteres, llamado matarife. Se preparaba un banco de madera fuerte, sacaban al cerdo, el matarife lo cogía con un gancho y con ayuda del personal lo ponían encima del banco donde, bien sujeto, el matarife lo degollaba hasta que expulsaba toda la sangre que una mujer recogía en una terriza. Después se hacía el pelado del cerdo, con agua hirviendo que se rociaba sobre la piel y con una cazoleta de hierro se pelaba el cerdo, quedando limpia la piel. Se colgaba en el techo con unos ganchos para ser descarnado por el matarife, extrayendo el estomago con sus tripas, anchos y menudencias; el hígado, liviano y el corazón. Se dejaba orear unas horas. Pasado ese tiempo empezaba el despiece de todas las partes del animal. Los jamones, bien hechos y limpios por el matarife, se pasaban por sal. Después de bien salados se ponían encima de unas maderas con peso para que echaran el agua. Las menudencias se limpiaban en el río por las mujeres que las desinfectaban con agua hervida con hinojo, que llevaban en un cántaro de barro. Por la tarde se preparaban las pastas, muy bien condimentadas, para hacer las morcillas y bolas, cocidas en un caldero con agua hirviendo. Seguido se hacían los chorizos, longanizas, guarretas, morcillas, fardeles de hígado; con las carnes picadas en una máquina movida a mano que también servía para embutir.
La” vicera” o vecera. Entre todas las familias del pueblo tenían un rebaño compuesto de cabras y ovejas, cuidadas por un pastor. Cada mañana las llevaban a un corral llamado de “la vicera” desde donde salían a los campos al pastoreo. A la vuelta cuando llegaban estaban esperando los dueños para llevarlas a sus casas, aunque la mayoría ya sabían dónde dirigirse. A las cabras las ordeñaban para extraerles la leche para el consumo del hogar.
Las ovejas daban unos vellones de lana que servían para hacer los calcetines y jerséis una vez hilada la lana. Había una Junta que cuidaba del control, cobrando una cuota por cada animal fuera oveja o cabra. Cada año se sacaba el fiemo del corral y se hacían dos partes: una para el dueño del corral y la otra se ponía en subasta quedándosela el mayor postor. Ese dinero y los que se cobraba por cada cabra u oveja, servía para pagar al pastor. Las monedas. Las monedas que existían en aquellos años eran de cobre, plata y níquel. Sus valores eran de uno, dos, cinco y diez céntimos, estas últimas de cobre. Además había de veinticinco y cincuenta céntimos. De una peseta y de dos, que se llamaba pesetón. El duro valía cinco pesetas y era de plata.
La Carretera de Viver. En el año 1940 hay un aumento del censo en el pueblo, por iniciarse las obras de la construcción de la carretera de Viver de la Sierra. Llega al pueblo personal para las obras; personal especializado en varios trabajos: ingenieros, albañiles, especialistas en movimientos de tierra, barreneros, transportistas de piedra, picapedreros con sus animales… Todo este personal se aposenta en las casas del pueblo. Son censados en el Ayuntamiento como unos vecinos mas, aumentando el municipio su población hasta 1003 personas. Al finalizar las obras se construyeron dos puentes: uno para dar paso al agua y otro para evitar el peligro de una línea aérea que transportaba mineral de hierro. Respetaron unos pasos de riego que cruzaban la carretera por varios puestos. Por estos pasos de riegos, se regaban todas las fincas que rodeaban el pueblo. Un paso muy original de agua era el que hacía su recorrido por la calle de las Eras, pasando por la calle de la Fuente y la Calle de San Cristóbal, donde tenía el final. A lo largo de este recorrido los niños y jóvenes lo pasaban en grande, calle arriba y calle abajo, corriendo por el agua.
DESPEDIDA En esto momentos, a punto de finalizar mis recuerdos, quiero dedicar un recuerdo hacia un árbol muy noble que se tiene un poco dejado de su cuidado; siendo este árbol el que siempre nos ha dado su fruto con nobleza. Este árbol es el olivo, que nos da las olivas, que después de pasarlas por el molino, nos da el aceite: el oro de España.
Luis Roy Lorente.