Reflexiones sobre la Esperanza

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Reflexiones sobre la Esperanza Me pidió la Luz que hiciera esta charla porque la Esperanza ha sido todo un tema para mí, ¿por qué? Porque desde hace un tiempo pasé por un período de “desesperanza”, en que me sentía un poco desilusionada y pesimista con respecto a mí misma y al mundo.... Yo creo que todas las personas, y quizás especialmente nosotras (por algo estamos acá), tenemos una inquietud por ser mejores y por crecer espiritualmente. Y bueno, lo que a mi me pasaba era que me daba cuenta de que, aunque a veces lograba mejorar en algunos aspectos, en otros empeoraba , que después de “buenos períodos espirituales” volvía a lo mismo, me confesaba una y otra vez por las mismas cosas, y pasaba también por grandes “sequías espirituales”.... Y todo esto me desalentaba porque sentía que llegar a ser Santa era un poco imposible, y en ese sentido, caía en la desesperanza. Por otro lado, al ver el mundo y las noticias, a veces tan terribles (de corrupción, inmoralidad y violencia) pensaba “pucha, siempre va a existir el mal ... por mucho que uno quiera hacer algo bueno por el mundo, el mal siempre va a estar presente”... ... Pero bueno, algo me decía que las cosas no podían ser así, y reflexionando y rezando, con la ayuda de la Virgen y de lo enseñado por el P.K., me fui dando cuenta de que SI hay esperanza, y que la esperanza que yo andaba buscando la tenía en cierto sentido “mal enfocada”, porque la tenía enfocada en lo humano y no en Dios... Por ejemplo, me centraba en mi propia capacidad para ser santa y no en la capacidad de Dios para ayudarme a serlo.... Una oración que retrata un poco lo que a mí me pasaba, y que probablemente la conocen porque es una parte de la oración de la mañana del PK, es la siguiente: “Cuando consideramos nuestras propias fuerzas toda esperanza y confianza flaquean Madre, a Ti extendemos los brazos e imploramos abundantes dones de tu amor Aún en las tormentas y en los peligros guardarás fidelidad perenne a la Alianza que sellaste con nosotros... ....nos darás trabajo y copiosas bendiciones y a nuestra impotencia unirás tu inmenso poder” Así uno también entiende que la santidad no es algo imposible, y que los santos eran iguales que nosotras antes de ser santos... A veces nos puede parecer que nacieron santos, pero obviamente no les salió fácil.... Por algo la oración dice “nos darás trabajo”, es decir, hay un esfuerzo implicado de nuestra parte para que la Mater una su poder a nuestra “impotencia”. .... Para esto, lo que sí tiene es clave y que tiene que haber sido esencial en los santos es la esperanza, la confianza en que, si ellos ponían de su parte y se ponían en las manos de Dios, Dios podía “sacarles el jugo” y hacer grandes cosas en ellos. Un ejemplo clarísimo de esto, lo tenemos en la Virgen María cuando canta el Magníficat (o la canción que cantamos nosotros en misa en su nombre): “Maravillas hizo en mí... al ver mi pequeñez” La Virgen María sabe que es Dios quien actúa en Ella, y que Ella, como sierva humilde de Dios puede llegar a ser glorificada al ponerse en sus manos. Entonces la Esperanza es una virtud muy importante. Por algo forma parte de las virtudes teologales. La Luz me contaba que, en un principio, era sólo una sola gran virtud que se agrupaba bajo el nombre de la Fe y que luego se separó en fe, esperanza y caridad. Para mi gusto, las tres van estrechamente unidas; fe y esperanza son inseparables y, no sé si sea una herejía, pero creo que la

esperanza podría ser vista como la contraparte de la caridad, en el sentido de que si la caridad es amar a Dios a través del amor a las personas, la esperanza es sentirse amada por Dios. Además la Esperanza tiene muchas aristas... A mí en esta charla se me ocurrió relacionarla con 4 virtudes importantes que se desprenden de ella. Y con la Luz se nos ocurrió formar lo que le pusimos “el árbol de la Esperanza”: Este árbol de la Esperanza se nutre de Dios y nos lleva a Dios, y tiene varias ramas y frutos. Una primera rama que considero importante es: 1. la FILIALIDAD (viene del latín “filio” - hijo). Es el sentirme hija de Dios Padre y ser como niño, como un niñito regalón. Aquí hay que imaginarse cuánto nos quieren nuestro papá y nuestra mamá y pensar que, con Dios, es lo mismo y más; Dios nos quiere demasiado y quiere que seamos felices y plenas, y está dispuesto a darnos todo lo que le pidamos. Esto , aunque parece fácil no es tan fácil, por el contrario, es un desafío, porque implica aceptar la dependencia de Dios. Igual como los niños chicos dependen en todo de sus mamás, ser filial es estar dispuesto a dejar que Dios nos lleve de la mano. Y es difícil porque generalmente queremos controlarlo todo; queremos, por ejemplo, tener un trabajo estable y todas las necesidades materiales listas antes de casarnos. Compramos seguros para todo con tal de tener el mínimo de incertidumbre; hasta seguro contra las manos existen para los dentistas! Queremos tener todo bajo control para evitar cualquier dificultad o sufrimiento y por eso no es fácil ser dependiente de Dios. La filialidad para el P.K. es un pilar fundamental de la espiritualidad, no es algo tangencial. Así como el rezo del Rosario es esencial para el Opus Dei, para el P.K. el rosario es importante y bueno, pero no al nivel de la actitud de filialidad que tenemos que tener. 2. Otra rama importante de la Esperanza, y muy relacionada con la Filiación, es la CO+FIA+ZA: confiar en que lo que nos pasa es querido por Dios y que, aunque a veces pasemos por momentos dolorosos o difíciles, en esos momentos el amor de Dios también está presente... Así como las mamás permiten que los niños se caigan para que aprendan a caminar, tenemos que confiar en que Dios permite que suframos para que crezcamos en el amor... Y lo que también es muy bonito es que Dios no nos quita el amor cuando nosotros nos equivocamos, nos caemos o nos alejamos de él; ¿les ha pasado a ustedes que su papá las deje de querer porque hicieron algo mal o se mandaron un condoro? Obviamente que no! Bueno Dios nunca nos deja de querer, y es más, cuando ve que nos caímos y que estamos dispuestas a levantarnos se alegra, nos hace una fiesta... Por lo menos una fiesta y ropa nueva le pasó al Hijo Pródigo.... En este sentido, la caída , o sea, las sequías espirituales o los pecados que volvemos a cometer una y otra vez son parte de la Fe y de la Esperanza: o sea hay que pensar “yo soy débil, pero no me importa porque aunque caiga, si me esfuerzo y le pido ayuda a Dios, voy a salir adelante”. Dios confía en nosotros y es importante que nosotras también confiemos en que él puede hacer “maravillas” con nosotros. Sin nuestras caídas probablemente tendríamos un sentimiento de omnipotencia, nos bastaríamos con nosotras mismas y quizás nos olvidaríamos de Dios. Nuestras caídas nos recuerdan esa necesidad de dependencia de Dios y de su gracia, y permite que sintamos la necesidad del Amor y la Misericordia de Dios. Un ejemplo importante de confianza lo dan las monjitas carmelitas, y también las hermanas de Calcuta, que ellas no producen casi nada para vivir. Viven de las donaciones y confían en que “Dios proveerá” a través de las personas.

3. Una tercera rama de este árbol es la PAZ, que es fruto de este sentimiento de confianza y filiación. Si busco la voluntad de Dios y espero que Dios, como Padre, me va a hacer feliz, no voy a tener verdaderas preocupaciones. Voy a saber, o voy a confiar que los momentos difíciles por los que pase son parte de un plan que Él tiene pensado para mí, y que es un plan que si yo lo asumo, me va a llevar a ser feliz y plena. En ese sentido aquí cabe hablar del Ideal Personal. Para las que no saben, a grandes rasgos, el Ideal Personal es descubrir qué es lo que Dios quiere para mí, cómo quiere que yo desarrolle los dones que él me regaló y cuál es la misión que ha pensado para mí. Buscando, aceptando y llevando a cabo ese plan voy a ser feliz. Voy a poner un ejemplo, el típico miedo a quedarse soltera... El miedo a la soltería nos puede llevar a tomar malas decisiones, podemos empezar a perder el filtro y a bajar nuestros criterios de “selección”; bajar nuestros ideales y juntarnos con el primero que enganche con tal de no sentirnos solas y de no caer en la desesperación de ser la única soltera entre las amigas. Bueno, no hay que bajar la vara porque Dios quiere que seamos felices, y si voy a ser feliz casada, entonces tarde o temprano me voy a casar. Si quiere que sea consagrada, tampoco tengo que tener miedo de que me dé vocación religiosa. Si me pide vivir como soltera lo hago en función de Ël, no como una soltera, sino en función de Cristo que en la vida eterna será para todas nosotras nuestro único esposo. Bueno, si igual nos sentimos solas habrá que confiar que Dios lo permite porque le ve algún sentido, un sentido que para nosotras puede no ser evidente en el minuto. Quizás para que ofrezcamos nuestro dolor o para que crezcamos en algún aspecto. Encontramos así un valor en el sufrimiento. Por ejemplo, a mí no me cabe duda de que la Virgen María estuvo muy triste y probablemente sola cuando Jesús murió. Pero a pesar de eso, mantuvo la serenidad y la paz interior, y también la esperanza de que todo tenía que pasar por un bien mayor. Para esto, para tener esa Paz que da la esperanza, es importante saber escuchar. Escuchar las voces de Dios, las voces del alma y las voces del tiempo. En el fondo conversar con Dios, preguntarle, pedirle opinión, pedirle señales para tomar decisiones. También considerar mis talentos, mis circunstancias, y el tiempo y el momento en el que vivo.... En el fondo lo que está puesto en mi camino. Y a partir de eso descubrir cuál es la voluntad de Dios para mí. Las que estuvieron en la jornada del año pasado se deben acordar de lo que habló el Padre José Luis con respecto a tomar decisiones e implementar las decisiones. Bueno, una de las cosas más importantes al tomar una decisión es que al tomarla sintamos una paz interior. La paz es lo que nos asegura que la decisión fue correcta. Incluso cuando la decisión sea dolorosa.... el mismo Jesús estaba aterrado antes de que lo entregaran y quería safar... pero se puso en manos de Dios y asumió la voluntad de su Padre. 4. Una última rama de la esperanza que se me ocurrió presentar es la ALEGRÍA. La alegría y el optimismo que nacen de una persona confiada y con esperanza. Cómo no voy a estar feliz, si mi papá, que es el mejor papá se preocupa de mí y ni siquiera se me va a caer un pelo sin que él lo permita. Por eso para desarrollar la Esperanza, tenemos que tener una actitud de alegría, saber que no tenemos que preocuparnos de nada más que de seguir la voluntad de Dios, y el resto se va a dar “por añadidura”. Acá me gustaría hacer un comentario que no sé si sea un poco equivocado. Espero que no, porque es lo que yo entendí de la Encíclica que escribió el Papa Benedicto XVI. El Papa decía algo así como que la Esperanza era algo tangible, y yo lo traduje en que sí, la esperanza y la alegría que Jesús nos trae la podemos empezar a vivir acá en la Tierra.... Hay una oración bien antigua, que a mí no me gusta mucho, porque ve la Esperanza como algo que se alcanza sólo después de mucho rato y de mucho esfuerzo, como allá lejos en la Vida Eterna. Es la Salve, que dice “a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”... Para mi gusto esa oración es un poco anticuada, como de la Edad Media. Yo creo

que la Esperanza es algo que se puede empezar a vivir aquí y ahora si nos ponemos en las manos de Dios, confiamos en su amor de Padre y tomamos las decisiones en función de lo que Él tiene pensado. Así podemos tener una felicidad interior a pesar de los sufrimientos y empezar a construir el cielo acá en la tierra. En relación con eso, también me gustaría agregar que uno tiene que tener esperanza en el plan que Dios quiere para uno. Para cada una de nosotras ese plan es distinto y único. Es exclusivo y original y nadie lo puede llevar a cabo mejor que uno misma. O sea que aunque no logremos ser tan solidarios como el Padre Hurtado, tan sabios como Santo Tomás, o tan desprendidos como la Madre Teresa, vamos a ser únicos en nuestro ideal personal. Hay que pensar que “Voy a ser la más capaz de cumplir esa misión específica que Dios tiene pensada para mí, porque la pensó para mí”. Bueno, por último y recapitulando un poco: la Esperanza es  una actitud, de confianza, de filiación, “que comporta hechos y cambia la vida” decía el P. Benedicto. Como decía el Padre José Luis la Esperanza Cristiana no es sólo informativa, sino también performativa; nos impulsa a actuar conforme a nuestra esperanza.  una guía, una orientación que nos lleva a sentir paz interior  un desafío, el de ser mujeres de fe que den cuenta del amor Dios. Acá voy a agregar un dato que me dio la María Luisa y que es un ejemplo muy bonito. Para ser mujeres de Fe y Esperanza, tenemos que ser como la Luna. La Luna no tiene luz propia, tiene que dejarse iluminar por el Sol y sólo así puede iluminar en la oscuridad. Bueno, Dios y la Virgen María serían como el Sol y las Estrellas y nosotros como satélites que dependemos de ellos. Así cuando estemos como Luna menguante, pedirle fuerzas a Jesús, para que nos ilumine totalmente y podamos trasmitir su Luz. La María Luisa me ayudó también con una definición de la Esperanza basada en la “Spe Salvi”, y que consiste de 5 puntos: 1. Es un anhelo de felicidad  un anhelo de verdadera vida, la vida que no se vea afectada ni siquiera por la muerte. Algo que no conocemos, pero que podemos intuir. 2. Puesto por Dios en cada hombre  el presente, aunque sea fatigoso se puede vivir y aceptar si se lleva hacia una meta y si esa meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino.... Cuando me fui este verano a las Torres del Paine, el hecho de tener una meta, el saber que al final del camino estaba esperando un glaciar enorme o una laguna preciosa, hacía que el cansancio, el peso de la mochila y las ampollas en los pies valieran la pena! Todo ese esfuerzo se hacía llevadero e incluso grato, porque era un desafío y lo conseguido con él se pagaba con creces. Nuestra meta de Esperanza Cristiana es todavía más grande! 3. Que nace de la Fe y se traduce en Amor al prójimo  la esperanza en el sentido cristiano siempre es esperanza para los demás... como decía el Padre en la charla, nadie se salva solo. Y con nuestro esfuerzo podemos colaborar en que el mundo sea más luminoso y humano. 4. Que nos anima en las dificultades  todos tenemos esperanzas, grandes o pequeñas, que nos mantienen en el camino; como lograr tener una carrera exitosa, bajar unos kilos o conseguir un buen pololo. Pero sin la gran Esperanza a la base de estas otras, todo pierde sentido. Esta gran Esperanza sólo puede ser Dios. 5. Y , por último, nos lleva al encuentro con un Dios Amor  quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas en el fondo está sin esperanza, sin la gran Esperanza que sostiene la vida. La verdadera, la gran esperanza del hombre sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y nos sigue amando hasta el extremo. Para terminar compartir con ustedes una oración que tiene que ver con la Esperanza y después unas preguntas para que contestemos cada una en la meditación que pueden hacernos pensar en cómo aterrizar un poco la Esperanza en el día a día.

“+ada te turbe, nada te espante todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta”. Santa Teresa de Ávila

Preguntas de reflexión: 1. ¿en qué y en quiénes tengo puesta mi esperanza? ¿qué y quiénes me orientan al tomar decisiones? 2. ¿cómo puedo cultivar mi sentimiento de ser hija querida de Dios? ¿en qué detalles puedo ver los regalos que me hace Dios? 3. ¿qué pequeñas dificultades o problemas que hoy se me presentan puedo enfrentarlas con una actitud de confianza y esperanza en que son parte del plan querido por Dios?

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