Revista de libros. Con gusto he navegado

Revista de libros Sigmund Freud. El siglo del psicoanálisis. Emilio Rodrigué. Sudamericana. Buenos Aires. Septiembre de 1996. 2 tomos - 550 Y 525 pág

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Revista de libros

Sigmund Freud. El siglo del psicoanálisis. Emilio Rodrigué. Sudamericana. Buenos Aires. Septiembre de 1996. 2 tomos - 550 Y 525 páginas.

Con gusto he navegado por las aguas centenarias de la historia del psicoanálisis guiado por el "psícoargonauta'' Emilio Rodrigué. Placentera travesía que emprendí con expectativas diversas: por un lado. una curiosidad benévola y cómplice frente a lo que podía ser una "versión latinoamericana" de la vida de Freud, esa especie del género de las bíografías que, como ninguna otra. se ha incorporado al corpus mismo de la propia obra del personaje. Me incitaba a la lectura. por otro lado, una curiosidad distinta, un tanto mórbida, por comprobar si el "arquero de la flecha única" -ésta, como la anterior, son denominaciones de su propio cuño- podía hacer algo más que agregar tinta a las ya ennegrecidas aguas del Egeo freudiano. Esta "única flecha" recorre de punta a punta el trazado de la obra. A lo largo del camino. de tanto en tanto, algunos pequeños dardos discretamente ponzoñosos irritan. aquí y allá. la piel del relato. Ora buscando una lectura nueva de ciertos hechos (pocas veces convincente). ora cuestionando versiones más o menos oficiales. Es indudable que el talento literario de Rodrigué facilita las sutilezas y los sarcasmos, lo que a veces precipita un trabajo serio y tan profusamente documentado al plano de la novela histórica. cuando no al del guión cinematográfico (hay una indisimulada admiración pore1 guión de Sartre. "Freud, além da alma"). He contado 225 referen-

cias a distintos textos biográficos solamente referidos a Freud, a los que hay que agregar todas las "Correspondencias" publicadas. para tener nada más que lo fundamental de la bibliografia que el autor consigna. La "única flecha" es un vector interpretante que trata de enhebrar la vida misma del creador con la de su criatura. Es lanzada solidariamente con la propuesta ideológica que Rodrigué especifica como propia y que. por nuestra parte. compartimos: "Una historía psicoanalítica no puede prescindir de una interpretación psicoanalítica de la historía". O también, en términos más concisos y audaces: "La biograflll de Freud es la biograflll de mi análisis con él". De acuerdo con esta tesitura no resulta sorprendente que los más celebrados entre quienes lo anteceden en la larga serie de biógrafos sean Anzieu y Roudinesco. A ellos hay que agregar otros autores por los que muestra inclinación. de influencia lacaniana y poco frecuentados entre nosotros. cuyos texos son citados en portugués: J. D. Garcia -Roza. Paulo Souza y P. Ríeff, entre otros. y la flecha rodrígueana parte, para no ser menos que otras, de Irma: "Irma es Freud", sanciona para proponer enseguida que la mirada transgresora de éste dentro de las fauces de aquella señora le proporcionó el saber sobre el inconciente que estaba buscando. Pero al precio fáustico de sellar su muerte. En el capítulo 52, que titula "La maldición de Irma", retoma esta tesis de las primeras páginas. En un todo de acuer-

240 do con la teoría de aquella "carta 52" tan famosa (esta correlación corre por mi cuenta, Rodrigué no menciona la famosa carta de Freud a Flíess], seguramente el más importante escrito freudiano sobre la memoria, aquella maldición se traducirá para el autor en el cáncer que a su tumo afectará las fauces de Freud. El "epitelioma" en el que él no cree, inclinándose por la hipótesis -aún más maldita- de que no se trató inicialmente de una neoplasia sino de una "papilomatosis florida oral", secundariamente malígnízada. Otros autores han sugerído esta posibilidad, entre nosotros Schavelzon. La prolongada y sufriente relación de Freud con su enfermedad (33 operaciones) y con su prótesis metálica a la que llamaba "el monstruo" es seguida minuciosamente por el autor para demostrar la tesis que sostiene. Sus argumentos se apoyan en similitudes, tan sorprendentes y significativas corno discutibles en el valor de verdad que les otorga, entre los padecimientos de la célebre Irma y de quien la hizo célebre al soñarla en Bellevue: la misma localización de la lesión, la misma escena junto a la ventana, la consulta a la misma clínica, entre otras coincidencias. La idea directriz que ocupa nuestro comentario hasta el momento organiza un texto que no logra superar la comparación inevitable con la obra de Jones -la estructura del mismo, ambiciosa y cronológica, lleva a ello- aunque su mérito radica en mantener al lector ante una sostenida expectativa de información, articulaciones y revelaciones que es suficientemente satisfecha. Incluirnos dentro del material que hace interesante la lectura, la información de "fuente dudosa", ante la que debería detenerse el periodista pero no el psicoanalista.

Revista de libros Rodrigué la rastrea, la compone, la ofrece a nuestra escucha. Generosamente. Mencionaré tres destacables puntualizaciones que pertenecen a la época a la que Jones denomina "los orígenes" y a la que nuestro autor da el título más literario de "La ruta de la lana", aludiendo a las actividades comerciales de la familia Freud en Freiberg. a) Dedica una extensión inusual a la búsqueda de indicios sobre la existencia de una "tercera esposa" del padre de Freud, llamada Rebecca, entre Sally Kanner y Arnalia Nathansohn, madre de Sígmund. I Rodrigué busca pruebas y las encuentra donde debe hacerlo el psicoanalista: en un sueño en el que el pequeño Sígí le pregunta al padre: "¿Y te casaste después?", reprochándole haber olvidado demasiado pronto a su primera esposa. Cita también corno pieza probatoria la carta a Fliess del 19-9-1897, donde aparece la expresión popular: "Rebecca, tira el vestido; ya no eres más novia". b) Se detiene sobre los patronímicos. Sugiere que el abuelo rabí Schlomo y el padre que, aunque Sigi prefiere olvidarlo, se llama también Kallamon (quiere decir "amante de los placeres de la carne") aportan lo suyo para constituir esa mezcla revulsiva y genial que iba a ser Sígmund Schlomo Freud. c) Valora especialmente la muerte de un hermano de Freud, llamado Julius, nacido un año después que él, dato biográfico poco estudiado y del que extrae interesantes consideraciones. Quiero destacar también el lugar que le da al papel de la masturbación del joven Freud, hecho que siempre goza de un pudor impropio entre psícoanalístas." Sin embargo, el mismo Rodrigué parece pagar un precio por su osadía cuando se refiere al llamado "episodio de la cocaína", cuando cede al saber de

I El padre de Freud no se habria casado con la susodicha Rebecca, de lo contrario no se comprenderá lo que sigue. El título de esposa se ha deslizado a raíz del trabajo de Honorto Delgado (19261, "Las tres esposas de Jakob", que mereció una carta de Freud a manera de enmienda, y que es una de las referencias de Rodrigué. 2 Seguramente, mi atención sobre este punto se debe a que ha sido motivo de mi interés. Me refiero al espinoso asunto en mi trabajo, publicado en esta revista, "Psicoanálisis ... ese allotrton fecundo".

Revista de libros Freud el lugar de una supuesta garantía tranquilizadora que no cumple. Dice. desencantado: "Nosé ... Me resisto a pensar que el mayor sexólogo de todos los tiempos [sic) haya sido nada más que un tímido y furtivo puñetero". Estilo desinhibido y por momentos informal. en clave irónica. que Rodrigué utiliza con resultados desparejos: desde iluminantes hasta innecesarios. desde creaciones de sentido que son posibles gracias a la utilización de la lengua posmoderna que cultiva. hasta banalizaciones que buscando evitar la solemnidad deprecian el valor significante de los hechos. Decir que Freud se diferencia del resto de los mortales respecto a su daimon por "su inescrupulosa tendencia a darle audio". me parece un buen ejemplo de lo primero. Mientras que la comparación donde queda involucrado nada menos que Maradona (.....sostener que el hijo dilecto de las Doce Tribus era egipcio y no judío. solo puede compararse. echando mano a una analogía futbolística. a proclamar que Maradona es gallego: una filiación inconcebible para todo argentino.") nos lleva a añorar cualquier otra ocurrencia. ya que la que elige el autor en la ocasión pasa por un argentinismo escasamente feliz. Las menciones. también escasas. de psicoanalistas argentinos hacen que Maradona sea la marca más fuerte de la nacionalidad del autor. Para ir concluyendo. una pregunta que debe decantar a estas alturas: ¿aprovecha Rodrigué la forma que adopta su deseo de psicoanalista. habitante conspicuo de este lugar y de este siglo. a la hora de encarar su ambiciosa travesía? ¿Saca provecho el autor de la perspectiva que un psicoanalista experto tiene al estar ubicado por tales coordenadas? Mi respuesta es ambigua. no puede ser contundente. Encuentro un aprovechamiento de las ventajas que da el tiempo transcurrido en. por ejemplo. la integración del pensa-

241 miento de Lacan, tan gravitan te en la era posjonesíana. Más allá que su autoconfesado eclecticismo le juega negativamente en esta caso. en lo que se refiere a la precisión de los conceptos que utiliza. La encuentro también en los agrupamientos que realiza de los discípulos directos de Freud, según como podemos juzgar con la distancia su aporte. su posición. su huella. Por un lado. los "disidentes". Jung (por quien muestra un especial respeto). Adler, Stekel. y los "mártires" (Tausk. Sabina Spíelretn. Reich). Por otro. los "oportunistas". con Rank a la cabeza. y los "leales" Ferenczi. Abraham y. sobre todo. los Strachey. Es también un mérito bautizar "señoras del anillo" a las nada convencionales personalidades femeninas de las que el maestro se supo rodear hasta su muerte: Lou A. Salomé. Ruth Mack Brünswick. Marie Bonaparte. Helene Deutsch. D. Burlingham. En definitiva. el mérito de encarar esta empresa resulta sumamente encomiable y. a no dudarlo. son pocos los psicoanalistas que tienen las condiciones para intentarlo con éxito. El estilo es muy ameno y nada fatigoso. Renueva muchos pasajes de una historia que para los analistas es. por fuerza. muy conocida. El libro está así destinado también al público general. El resultado es un trabajo que. como lector latinoamericano. creo poder recomendar para la biblioteca de mis colegas. aunque no alcance el status de texto imprescindible. Nuestro Jasón en este caso nos trae muchas cosas. incluso preciosas. pero no el vellocino (nótese que elimino "de oro". me refiero a un simple vellocino). Y no 10 trae porque no logra diferenciarse netamente de sus antecesores. lo que no es nada fácil. Sin embargo. creo que le hubiera resultado algo menos dificil sin el lastre de su ya mencionado y autoproclamado eclecticismo. Néstor Marcelo Toyos

.Revista de libros

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Dreams of Lave and Fateful Encounters. The Power of Romantic Passion

(Sueños de amor y encuentros determinantes. El poder de la pasión romántica) Ethel S. Persono Penguin Books. Nueva York. 1989. 384 páginas.

El tema de este libro es sobre el amor romántico pasional: sus fuentes en nuestras etapas tempranas de la vida. su relación con la imaginación y la creatividad. su capacidad de transformar al amante y permitirle trascender su propio self. Se basa en testimonios de amantes. en observaciones de la autora encontradas en novelas. películas. autobiografías. biografías y cartas. Además de historias que le han sido contadas. Este libro tiene una base psicoanalítica pero está escrito en un tono coloquial. con un estilo directo y sin sobreabundar en términos técnicos. Eso hace muy placentera su lectura. Los amantes. señala la autora. disfrutan de dos pasatiempos fundamentales. pensar en la persona amada y hablar obsesivamente o confesarse con un amigo o con un terapeuta sobre el amor que sienten. Por lo tanto. muchos amores están sujetos a la observación de terceros. ER su tentativa de explicar la experiencia amorosa la autora dice: "Para el amante dos aspectos de su experiencia subjetiva son remarcables. El primero es la centralidad de su pasión. El amante está perdido en una contemplación del Otro. sus mínimos cambios. el amor irrumpe en cada momento de su vida despierta. y en sus sueños. El segundo es el 'hecho' de la superioridad del amado. Es usualmente idealizado. se le atribuyen poderes casi sobrenaturales. se le considera la criatura más maravillosa del mundo". La importancia del amor romántico no escapa a la experiencia psicoanalítica. Muchos pacientes consultan por decepciones amorosas. celos inmanejables.

pérdidas o separaciones matrimoniales o de pareja. deseos de encontrar un alma correspondiente. vínculos de apego idealizado. historias imposibles. o falta de experiencias amorosas. Muchas veces se consulta por otra causa. pero luego se pasan largos periodos del análisis dedicado a las experiencias amorosas. También la ligazón erótica del paciente hacia su analista termina siendo parte del proceso y del diálogo analítico. Este libro intenta romper con las presunciones intelectuales y filosóficas sobre el amor romántico. En lugar de hacerse eco de un punto de vista despreciativo. hoy vigente en los ámbitos académicos. la autora se alinea con la evaluación de la cultura popular. que reconoce la importancia vital y el poder del amor. La tesis central es que el amor tiene una función importante para el individuo y para la cultura. que despliega un hilo narrativo. no solamente en las novelas o los filmes. sino también en la vida cotidiana. El amor romántico ofrece la posibilidad de la excitación del momento. así como de cambios dramáticos en el selJ Es. entonces. un agente de cambio. La dinámica de la elección del objeto de amor. como el tiempo en el que se produce esta elección. ilumina algo de la naturaleza del proceso amoroso. un proceso nacido de la necesidad psíquica interna. y que culmina en un acto de imaginación. En tanto el amor es un acto imaginativo. nuestra comprensión del mismo es incompleta. "Los que se han dedicado a teorizar sobre el amor han estudiado principalmente la percepción que tiene el amante del objeto amado. pero han minimizado los profundos cambios internos que tienen lugar en la psiquis del amante. Han

Revista de libros Iocalízado en la idealización del amante sobre el amado. y su subsecuente des idealización. en el momento que la ilusión se rompe en la vida diaria compartida. No todo amor termina en la desidealización del objeto amado. pero todo amor produce algún cambio interno en el amante. pequeño o grande. para mejor o para peor." Algunos de esos cambios son enunciados de la siguiente manera: "El amor permite al amante sentirse más atractivo". "Cuando los amantes comienzan a formar el 'nosotros' hay frecuentemente cambios en cada uno. Ambos asumen nuevas responsabilidades y nuevos roles." "El amor restaura un sentimiento de bondad. armonía y mutualidad. Las inhibiciones sexuales son frecuentemente disueltas en la expeIiencia amorosa. También otros tipos de inhibiciones y restricciones de carácter se resuelven con el amor." "Ciertos amores pasionales pueden ser destructivos. el amante no solo sufre. también padece una pérdida de autoestima. una constIicción del se/j. una transformación negativa." "Una expansión psicológica se refleja en una expansión en el mundo real." "También ocurre que el amante comienza a ver al amado con los ojos del amado. Se expanden sus intereses." La autora hace una descIipción detallada de las sutiles y amplias relaciones entre amor. placer. sexualidad y dolor. Su perspectiva es analítica y literaIia. Ilustra con múltiples ejemplos. El lenguaje encierra. en las diferentes significaciones de la palabra "amor". un bagaje cultural de saber. que es abordado en este libro. Así como también las múltiples descIipciones psicoanalíticas de Freud sobre el amor. Cita a Francesco Alberoni que propone el siguiente relato para descríbír las condiciones del enamoramiento: "Nadie se puede enamorar si está. aunque sea parcialmente. satisfecho con su vida. La experíencía de enamoramiento se orígína en una depresión extrema. en una

243 inhabilidad de encontrar algo valioso en la vida cotidiana. El síntoma de la predisposición a enamorarse no es el deseo conciente de hacerlo. o el deseo de enriquecer nuestra vida. es el profundo sentimiento de no ser valiosos o de no tener nada valioso. y la vergüenza consecuente". La autora completa diciendo que el amor es un antídoto no sólo de las necesidades personales. sino también de las ansiedades existenciales. que sobrellevamos en nuestro sentimiento de fragilidad y en la brevedad de nuestra existencia en la tierra. En la experiencia amorosa se produce un reencuentro. Un reencuentro con objetos de amor de la infancia. los padres. con los que se tuvo una expeIiencia amorosa que quedó trunca y dejó sus huellas. En este reencuentro actual se intenta gratificar y atenuar las penas pasadas. En los comienzos esta experiencia está cargada de idealizaciones. que rememoran los vínculos con los objetos buenos de la infancia. que habiendo sido internalizados en el pasado se reactivan en la expeIiencia presente. A partir de allí. se produce una identificación mutua entre los amantes. Se analiza con inteligencia el aspecto de renunciamiento y sometimiento en las relaciones amorosas: "En el ligamen esclavizante y masoquista encontramos que la profundidad e insaciabilidad de las necesidades condenan al amante a una derrota inevitable. El amante tiene una actitud de renuncia que está contaminada con un autocastígo. Cuando esto ocurre. el amante se siente sin valor y vacío excepto que su amor se perpetúe. es un escIavizamiento y un amor desesperado. La línea divisoIia entre abnegación y autodestrucción es tenue. Muchas criticas al amor romántico apuntan a que éste puede corromperse en el esclavizamiento por el objeto de amor. Debido a que el amante no tiene un sentido fuerte de su identidad, su deseo es de sumergirse dentro de la persona amada. Este impulso puede ser tan fuerte que el amante puede llegar a sacIificar su propia autonomía. aun su vida. en un intento vano por alcanzar la unión con el

244 amado. El amante puede morir para asegurar esta unión en la muerte o. siendo rechazado, puede intentar suicidarse para evadirse de la sensación de separación de su amado en vida". Algunos de los temas exhaustivamente tratados en el libro son: el enamoramiento, las metas del amor. la relación entre amor y poder, la experiencia de desílu-

Revista de libros sion, los triángulos afectivos. el amor romántico y la transferencia, las diferencias entre el hombre y la mujer en la relación amorosa, el amor desdichado, y el amor como agente de cambio. Todos son tratados con una variedad de citas clinicas y literarias que enriquecen mucho la temática. Eduardo Naftali

Tres figuras de la pasión. Nicolle Kress-Rosen. Nueva Visión, Buenos Aires, 1996, 223 páginas.

Es un libro interesante, de ágil lectura, que aborda como tema: la pasión. Ya desde las primeras páginas del libro, la autora se sorprende de que el psicoanálisis no se haya expresado acerca de la pasión, poniendo en evidencia la ausencia de la misma tanto en la vida de Freud como en lo conceptual en la teoria psicoanalítica. Guiada por una extensa y rica bíblíografia ensaya algunas hipótesis que den cuenta de esta cuestión. La autora compara este desinterés respecto de la pasión con el que Freud manifestó respecto de las psicosis. Sostiene que desde el comienzo Freud se ocupó de las neurosis evitando todo lo que éstas evocaban de locura. "Su teorización contribuyó a hacer desaparecer las formas espectaculares de la histeria, formuladas por Charcot, que merecían con toda justeza el nombre de locura histérica; y hoy asistimos a su resurgimiento, en otras formas, cuando se manifiestan en el consultorio del psicoanalista ... Para hacer jugar esta polarización en Freud, entre neurosis y psicosis, se mete

de lleno en su obra con el objeto de buscar conceptos que arrimen al de la pasión, y encuentra una oposición de dos series de términos. Por un lado quedan vinculados la libido de objeto, la actividad, el amor, lo masculino; y por el otro, la libido narcisista, la pasividad. la locura y lo femenino. De este modo, el escaso interés por la psicosis y la locura puede relacionarse también con su desinterés por la pasión y por lo femenino que le están asociados. La autora sostiene que en la insistencia de Freud en el horror que puede inspirar a un hombre la posición femenino-pasiva respecto de otro hombre, horror que puede llevar a la psicosis, se puede ver que el elemento que persevera aquí es un fantasma que le pertenece con toda propiedad y que explica la exclusión de su teorización de todo aquello que se vincula con los extravios pasionales. Este libro también saca a la luz la historia de una pasión, la de Sabina Spielrein hacia Jung; la pasión amorosa de una joven con quien Freud y Jung se vieron confrontados. Esta historia. que arranca en el año 1904 y se extiende hasta el año 1923, revela un entrecruza-

Revista de libros miento de transferencias que no han sido. según la autora. lo suficientemente dominadas. Sabina era una paciente de Jung y por medio del análisis de ella. Jung se acerca a Freud. En el año 1909 Jung le escribe a Freud diciéndole que está tratando a una paciente histérica con el método freudiano. La.autora afirma que si bien la pasión amorosa de Sabina tomó una forma alocada. nada permite situarla con certeza dentro del campo de las psicosis. Y agrega que el análisis nada podía hacer para resolver esta transferencia apasionada. las interpretaciones edípicas sólo bordean la cuestión. porque lo que en la pasión se pone en juego es una apuesta narcisista. El apasionado se niega a renunciar a su yo ideal. y con su pasión sortea la castración y por lo mismo lo conduce directamente a la muerte. Es por ello que la historia de Sabina está marcada por la destrucción hacia la cual la pasión encamina inevitablemente. Y la autora insiste en que fue tal la percepción de Sabina sobre este fenómeno que su producción teórica versó sobre este tema. En el año 1911 escribió un trabajo al que denominó "La.destrucción como causa del devenir"; en él. Sabina advierte un punto importante de lo que será una piedra angular de la teoría freudiana de la pulsión de muerte en 1920: el carácter mortífero de algunas repeticiones que están más allá del principio del placer. Nicolle Kress-Rosen opina que Jung. lejos de dominar esta transferencia apasionada. la estimuló aún más por la orientación que ya en esa época de su teorización podía imprimir a su práctica analítica. En el año 1907. cuando Freud y Jung hablaban de transferencia. creían que se referían a lo mismo, pero ya desde esa época tenían diferentes conceptualízacíones del inconsciente. de la transferencia y su finalidad. "Para Jung el análisis tiene como objetivo supremo permitir al individuo la realización de su destino. de una vocación. y lo que allí aparece como amor de transferencia debe encontrar su realización y concreción en una pasión. Jung se aparta de Freud cuando

245 hace de la transferencia amorosa un momento. una etapa en una trayectoria espiritual e incluso mística. Todo lo cual revela que también Jung estaba habitado por una pasión, una pasión que se situaba en la dimensión mística. que puede compararse en muchos aspectos a la que vivió Sabina Spíelreín." Será necesario que Jung, en los años 1911 Y 1912. lleve a cabo un acto irreparabie. la publicación de la Métamorphoses et symboles de la libido. para que Freud pueda aceptar sus diferentes concepciones. La. ruptura será de una extrema brutalidad y producirá en los dos hombres afectos muy violentos que indican claramente que lo que estaba en juego no era meramente la teoría y las instituciones. sino algo de orden más íntimo. Porque Freud lo había elegido como hijo y sucesor. Había anhelado emplazar esta relación bajo los auspicios del complejo paterno. es decir. ocupar el lugar de padre e imponerle a Jung el lugar de hijo. Pero la posición singular de Jung impedía este tipo de lazo. y esta actitud hizo de él un objeto de amor diferente de los otros. un objeto a la vez fascinante e inasible. El psicoanálisis se le presentaba como un objeto de estudio al que ambos habían llegado por vias diferentes y a propósito del cual esperaba una colaboración fructífera. Esta posición era incompatible con la de Freud. para quien el psicoanálisis era su creación. su bien propio. por medio del cual estaba realizando su destino de fundador, de padre. no pudiendo concebir otra suerte para su protegido que la de heredar su obra y comprometerse a proseguirla con fidelidad. Pero para Jung siempre hubo un más allá mucho más importante al que dirigía su pasión, su investidura nunca estuvo polarizada en la persona de Freud, prefería sumergirse en el universo oscuro y solitario de sus investigaciones esotéricas. La. mística, la gnosis. y luego la alquimia. fueron los dominios hacia los cuales lo llevaron sus inclinaciones más íntimas, dominios en los cuales Freud no podía seguirlo. Es así que. entre ambos. se abre un abismo comparable con el

246 que Jung VlVIO con su propio padre. Freud ya había percibido algo de su búsqueda de una relación fusional con el Otro. no mediatizada por las leyes de la razón. Esto hizo que la ruptura fuera inevitable en la medida en que sentía la necesidad imperiosa de interponer una barrera entre él y el Otro: la figura paterna. La aparición del libro Tótem y tabú va a marcar la separación definitiva de Jung. En él va a pronunciar la hipótesis del "Mito del asesinato del padre". Se puede considerar que lo que domina en este libro es la necesidad de darle al padre un lugar tal que se tOITlala piedra angular de todo el edificio analítico. El "Mito del asesinato del padre" aparece como el elemento estructurante de la sociedad. en tanto instaura la Leyy es la referencia obligada para toda explicación de la religión. La autora cuestiona ambas ideas y agrega que en la enunciación del "Mito del asesinato del padre" se hacen evidentes cuestiones personales de S. Freud. Y dice. en primer lugar. que es lícito preguntarse si esta concepción puede dar cuenta de todos los fenómenos religiosos y si su pertinencia no se limita a un dominio muy circunscripto. al que Freud por su estructura. no podía tener acceso. En segundo lugar. va a decir que la razón invocada por Freud para explicar el advenimiento de la Leyes harto problemática. porque la culpa por el asesinato del padre. lejos de producir la Ley. no puede ser sino su efecto. Es en esta falla lógica donde parece cobrar expresión el fantasma enunciado. Le otorga un lugar esencial al padre en el sentido de que nada pueda jamás despojarlo de ese lugar. incluso una vez muerto se vuelve divino. Es sobre este modelo. el del "complejo paterno", que Freud va a concebir toda relación entre hombres. "Aquelque como Freud, por su edad y autoridad. ocupa el lugar del padre. se expone a padecer los efectos de la ambivalencia de quienes se le acerquen en posición de alumnoshijos. Por consiguiente. será admirado y amado. pero. como contrapartida. envidiado y odiado. puesto que sólo su des-

Revista de libros aparición podria liberar a sus alumnos de la sujeción a la cual los reduce su amor y su admiración." En tercer lugar. el asesinato del padre excluye a la mujer de "su alcance legísferante. y tal como Freud lo enunciara entonces. su relación con la Ley no está marcada por la misma ferocidad superyoica". Destaca la importancia de la conceptualización de la "fase preedípíca" en el desarrollo femenino. y dice que es allí donde hay que buscar el origen de la pasión y su papel tan importante en la vida de las mujeres. En ella se percibe siempre la marca del narcisismo. en la medida en que prevalece la forma pasiva de ser amada. cuyo modelo en el campo de las psicosis es la erotomanía. pasión femenina por excelencia. Es en Sabina Spielrein en quien este proceso se observa con mayor pureza. Si bien la pasión es femenina en su esencia. no excluye que los hombres sean capaces de ella. como tampoco que la mujeres puedan elegir su objeto según el modo de apuntalamiento. Finalmente. concluye diciendo que el planteo freudiano está plagado de enceguecimiento teórico. Todo aquello que tiene un origen en lo preedípíco, en la región primaria de lo materno. se vuelve extraño para Freud porque escapa a la Ley del padre y. por lo tanto. a la razón. Su obstinación en imponer la ley del padre como barrera contra todas las desviaciones posibles. si bien logró mantener su descubrimiento en su ortodoxia. le impidió llevar más lejos la investigación en el terreno de los dominios que precisamente esta ley viene a limitar: lo femenino y lo materno. Así. se puede ver la razón de su incomprensión de algunas personas que tendrian que ver con una pasión diferente de la suya. El malentendido es especialmente con Jung, quien se ubica en el campo de las conceptualizaciones que él expulsa: la pasión místíca. el lazo con la madre y lo femenino. Por consiguiente. Nícolle Kress-Rosen nos va a presentar "el encuentro entre S. Freud y C. G. Jung. no como la historia de una traición, sino como el encuentro fallido entre dos formas de pasiones irreductibles".

Revista de libros Si bien Nícolle Kress-Rosen. psicoanalista. realiza un estudio minucioso y fascinante sobre la pasión revelando hechos poco conocidos de la historia del movimiento psicoanalítico. en su lectura

247 es dable observar. desde mi punto de vista. un cuestionamiento quizás apasionado de la figura de S. Freud y de la teoria psicoanalítica. Mónica Hamra

Revista de revistas

Revue Fran~aise de Psychana1yse. "L'envie, terre de désolation" [La envidia, tierra de desolación]. LXI. 1. 1997. Florence Guignard

Introducción Si los celos evocan, por definición, los --------fantasmas originarios y particularmente la escena primaria. la envidia, en cuanto a ella. sólo puede representarse de manera. a la vez, solitaria y mortífera. Mientras que el celoso se vive como estando excluido. si no es de la compañia externa. al menos de los objetos internos del otro. el envidioso, atacando directamente las capacidades de amar de aquel al que envidia. se autoexcluye. porque no puede soportar entrar en contacto con el funcionamiento pulsional y afectivo de toda persona que sabe gozar de la realidad humana. Mientras que el celoso encuentra en el otro una cierta indulgencia por identificación edípica. el envidioso subleva el corazón y produce náuseas. ¿A través de qué se

suscita la envidia? Oponiendo la gratitud a la envidia, M. Klein indica que la gratitud está ligada a la generosidad. y que esta última es, por excelencia. el factor desencadenante de la envidia en el envidioso. Desde esta perspectiva, se observa a menudo que "el deseo de compartir" suscita envidia por el solo hecho de que este deseo implica. en el que lo manifiesta, una riqueza envidiable, ya sea psíquica, intelectual. artistica o mental. Podemos decir lo mismo sobre la "belleza del mun-

do". en lo que representa de asintótico del deseo y. por lo tanto, de la pulsión de amor. Lo que le resulta insoportable al envidioso es el desarrollo psíquico del envidiado. sus capacidades de entrar en relación emocional con la realidad. tanto externa como interna. No obstante. la envidia forma parte de los sentimientos más primitivos enraizados en el corazón del ser humano. la problemática se complica por el hecho de que un sujeto envidiado puede él mismo experimentar envidia. El objeto de la envidia La envidia roe la alegria de vivir. de uno mismo y de los otros. Tiene el talento de discernir la naturaleza del lazo pulsional. que fulmina utilizando precisamente la entropía de la citada pulsión. Cuando M. Klein propone en 1957 la definición de la envidia dice: "Considero que la envidia es la expresión sádico-oral y sádico-anal de las pulsiones destructivas. que opera desde los inicios de la vida en una base constitucional". Sucede. en efecto. a la potencia del instinto de muerte del inJans y prevalece sobre la de su libido. Por lo tanto. esta última no será suficientemente eficaz para la experiemcia misma de los cuidados y del amor materno de modo que permita al injans reconocer esta gratificación y devolverla aprovechable para constituir la base de autoconfianza necesaria tanto para su propio desarrollo como para la calidad de sus relaciones de objeto. La madre. luego el objeto ma-

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terno internalizado por el infans, van a ser parte de esto último. el blanco de ataques mortíferos que traerán una patología de clívaje que puede llegar hasta la confusión entre lo interno y lo externo. así como confundir las buenas experiencias y las malas. Por desplazamiento. el sujeto envidioso va a tratar del mismo modo homicida a todas las personas que. últimamente. tomarán el relevo de este primer objeto envidiado. Los mecanismos de introyección. luego los procesos de identificación introyectivos. serán atacados y disminuidos otro tanto. lo que llevará al sujeto envidioso a afrontar las dificultades de adquisición intelectual más o menos serias y que. en el caso de una cura analítica. lo pondrá en la situación de desarrollar una reacción terapéutica negativa dificil de disminuir. Distinguiendo la envidia. tanto de los celos como de la avidez. M. Klein precisa que la envidia nace en la etapa funcional primaria de la relación. mientras que los celos implican ya una relación triangular. de lo que hay que recordar que ella sitúa a estos últimos como constitutivos de la salida natural de la "posición depresiva". con los inicios de la capacidad de simbolización y la toma de sentido que comporta este pasaje de "uno a tres". En cuanto a la diferencia entre la envidia y la avidez. ella la describe de este modo: "Si bien una línea de marcación rígida no puede ser trazada entre ellas. en la medida en que están tan intimamente asociadas podríamos concordar al decir que la diferencia esencial existente entre la avidez y la envidia se encuentra en el hecho de que la avidez está principalmente ligada a la introyección. mientras que la envidia. a la proyección". Envidia y narcisismo La precocidad de su organización sitúa. evidentemente. a la envidia en la problemática de la instalación del narcisismo. de modo que vamos a encontrar importantes expresiones en todos los pacientes narcisistas.

De cualquier manera que encare la situación. el narcisismo de un objeto envidiado va a estar sometido a una dura prueba. particularmente cuando mantiene relaciones cercanas con el objeto envidioso. Atrapado entre el amor que tiene por éste y la desilusión para consigo. va a estar confrontado a su propia problemática en cuanto a la relación existente entre el duelo del objeto y la omnipotencia infantil. Sensible a la proyectividad del sujeto envidioso va a tomar por cuenta propia la culpabilidad inconsciente excesiva de este último. En la medida en que quiera proteger los lazos establecidos con el sujeto envidioso. el envidiado va a tener que defenderse en tres planos: por un lado. va a tener que idealizar al envidioso. con el fin de reprimir la escena de la envidia: por otro lado. va a estar obligado a cierto grado de evitamiento en sus relaciones con el envidioso y. por último. tendrá que encontrar los medios para preservar tanto sus capacidades de inversión libidinal como la vivencia interna de sus otros objetos de amor. Para hacer esto. va a tener que reunir a la intensificación de sus mecanismos de clívaje, con el fin de aliviar la presión que el secreto impone a su funcionamiento consciente. Envidia y rivalidad edípica Cuando el envidiado es un niño. las consecuencias en su desarrollo serán considerables. Como en el mantenimiento de la relación con el sujeto envidioso. la madre. en primer lugar. es vital para el niño. éste no podrá hacer otra cosa que someterse a ella. En un doble movimiento defensivo contra la introyección de la envidia de la madre y contra sus propios deseos. el niño utilizará todos los recursos del clívaje, de la negación. de la idealización y de la identificación narcisista tanto proyectiva como mimética de la persona envidiosa. lo que lo convertirá en un envidioso por necesidad y por procuración. En una alianza colusiva. tanto con la persona real madre envidiosa como con

Revista de revistas su objeto envidioso internalizado. la parte que se volvió envidiosa del yo del niño va a atacar toda otra relación de objeto o virtualmente posible. lo que pesará fuertemente en la armonía de las capacidades de éste. Puede suceder que el niño llegue a utilizar de manera adecuada un clívaje defensivo. preservando de este modo un territorio psíquico obligado a permanecer secretamente en relación con otros objetos favorables a su desarrollo, el cual deberá igualmente quedar secreto el mayor tiempo posible. querido a pesar de todo. y a quien debe esconder su vida psíquica y su desarrollo. A causa del amor que tiene el niño. tanto por la persona envidiosa de su entorno como por su propio objeto interno envidioso. el narcisismo de base de este niño estará marcado por una fragilidad extrema debido a una intensa culpabilidad que proviene de tres fuentes diferentes: la que proyecta sobre él la persona real querida-envidiosa. la que se comunica el objeto interno que la representa en el interior de la psiquis del niño. y por último. la propia culpabilidad de éste. ligada al sentimiento de traición que siente. tanto hacia la persona envidiosa como hacia el objeto interno envidioso. Las tendencias depresivas de un niño así, en relación, por un lado. con los factores evocados. aumentarán. por otro lado. con la inmensa y demasiada precoz desidealización que habrá estado obligado a soportar para poder "diversificarse" parcialmente de su objeto primario. Desarrollará una fobia de la relación, mal camuflada a través de una personalidad "como sí" en equilibrio siempre inestable. lo que lo llevará a menudo a huir de las curas analíticas apenas ésta vuelva a cuestionarlo realmente. En cuanto al fracaso de la relación con el objeto primario. la envidia va también a operar un empuje constante y destructivo sobre las organizaciones más evolucionadas de la psiquis. en particular sobre los avatares del conflicto edípíco. Los celos envidiosos son una de las expresiones homosexuales más banales. Cuando esta patología envidiosa se ejerce al nivel de una primera generación. la

251 segunda estará tan fragilizada narcisísticamente que transmitirá a la tercera mensajes paradójicos. Envidia y bisexualidad

psíquica

Florence Guígnard propone: "Si las pulsíones genitales están listas para funciones desde el nacimiento. es por la importancia del rol que juega el sexo biológico en el desarrollo del individuo". Considerado desde este ángulo. las intrincaciones sádico-orales y sádicoanales de la libido con el instinto de muerte bien podrian constituir avatares defensivos. ineludibles por cierto. pero no constitutivos del desarrollo intrinseco de la psicosexualidad humana. Pienso más bien que. protegido por la economía defensiva de las teorias sexuales infantiles enfrentadas con "la roca de lo biológico" constituido por la negación de lo femenino en los dos sexos. el aparato psíquico se organiza en realidad de antemano en un tejido de identificaciones bisexuales. Esta propuesta toma en cuenta la neotenia del niño humano. Esto pone de manera absolutamente apremiante al inJans en una situación en contacto con un entorno cuya organización psíquica está más desarrollada que la suya propia. Resulta de esta situación que incluso las identificaciones primarias del recién nacido se harán ya con un entorno que integró. poco o mucho. las tdentíñcacíones edípicas secundarias y. por lo tanto. cierto grado de bisexualidad psíquica. Vale decir que. alIado del devenir del sujeto y siguiendo las hipótesis metapsicológícas freudianas. se podría postular que las pulsiones contienen en sí mismas un principio organizacional que produce. a lo largo de la vida. en conjunto los movimientos inmediatos de proyección y de tntroyeccíón, de clívaje y de negación. de idealización y de identificación proyectiva. precisando bien que este conjunto opera tanto en la negatividad como en la positividad. Estos operadores radicales serian tomados. luego. en el tejido de los procesos psíquicos más elaborados. que habrían contríbuido ellos mis-

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mas a formar por entre la complejidad de las relaciones de objeto y de las identificaciones. a saber: el conjunto constituido por el pensamiento verbal y todas las defensas del orden de la inhibición secundaria. lo que da lugar a los movimientos inconcientes de identificación íntroyectiva. Podríamos. como ya lo hice anteriormente. proponer una representación de la dinámica funcional de los primeros operadores con los procesos bajo la forma de una doble hélice a partir del modelo que nos da el ADN. Si es verdad que la fragilidad de identidad de base del envidioso está ligada a perturbaciones profundas del clívaje del yo y de sus objetos internos. podemos pensar que estas perturbaciones van a generar el nivel del conflicto libido-instinto de muerte. un refuerzo patológico de la negación de las pulsiones genitales precoces. más que una invasión por parte de éstas. Pienso. en cuanto a mí. que un tal nivel de deseo es precisamente emblemático de una negación de las pulsiones genitales. Esta negación produce una degradación de la significación misma de los órganos sexuales. cosificados y reducidos a atributos fetichistas cuyo fantasma de posesión perrnítírá eventualmente el resurgimiento errático de una caricatura de inversión de las pulsiones genitales. En realidad. es más bien el modelo fálico-anal de las teorías sexuales infantiles que tomará de este modo el primer lugar en la escena. Conclusión La tierra de desolación de la envidia es. por definición. totalmente estéril. Esta esterilidad se propaga del envidioso al envidiado. a lo largo de las generaciones. y produce profundas perturbaciones de la identidad de base tanto como de la organización edípica. Socavando los cimientos narcisistas del sujeto. la envidia. por entre la patología del

clívaje del yo y de los objetos internos. va a apoyarse sobre la negación de la expresión más específica de la sexualidad infantil: las pulsiones genitales precoces. En la medida en que éstas estén enraizadas en la pertenencia del sujeto a su sexo biológico. su expresión no será la misma en el varón que en la nena. De este modo. es toda la integración de la bisexualidad psíquica del sujeto sexuado la que será cuestionada por los ataques envidiosos de éste. El sujeto envidiado será igualmente alcanzado. en un grado menor y de manera diferente. porque recoge las violentas proyecciones de la culpa inconsciente que el envidioso no sabrá asumir por sí mismo. La problemática de la rívalidad edipíca y de los celos será profundamente alterada por los movimientos de la envidia. Los principios de realidad tendrán tantas más dificultades de instalarse en el envidioso. que éste tenderá a fertilizar los objetos de su envidia. descalificando así la toma de 'sentido de la realidad exterior y atacando la realidad psíquica de los otros y de él mismo. Las capacidades de juicio del envidioso. alteradas por sus perturbaciones del clívaje, van a encontrar en la mentalidad de grupo sustitutivos violentos a su indigencia. Queda mucho por decir. particularmente con respecto al tema de la clínica de las diferentes formas de la envidia. según los parámetros propuestos en este ensayo. Además de la localización clásica de la envidia en las patologías psícóticas y en la melancolía, sería necesario entre otras cosas intentar una reformulación de la implicancia envidiosa en la anorexia, la homosexualidad. la esterilidad psíquica. la patología del embarazo y del posparto: también en las neurosis clásicas. histeria y neurosis obsesiva, las perversiones y los estados límite, así como en las formaciones de carácter tales como la avaricia y la reivindicación paranoide. Marta Rita de Romanó

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. Revue Fran~aise de Psychanalyse. "Croyance en la castration et Castration de la Croyance" [Creencia de la castraci6n y castraci6n de la creencia]. LXI. 3. 1997. Carlos Sopena

Título sugestivo e interesante juego de conceptos. Pasaje del "dar fe"-lat. credere- al "castrar". dejar la castración sin credencial ni crédito. Un problema a lo largo de la historia del pensamiento ha sido el de la naturaleza de la creencia. Distinguirla no sólo de la fe sino también de la ciencia y de la opinión. Cuanto más próxima a la fe. designará una confianza manifestada en un asentimiento subjetivo. pero no enteramente basado en él. Cuanto más se aleje. más gravitará hacia el lado del asentimiento subjetivo y cortará toda la trascendencia indispensable para la constitución de la fe. En el sentido más subjetivo aparecerá como algo opuesto al saber y a la opinión. pero al mismo tiempo algo que puede fundamentar. cuando menos de un modo inmanente. todo saber. Estos sentidos de la creencia se entrelazan en el curso de toda la época moderna. Sintetizando. quedaria expresado en los términos de Santo Tomás de Aquino: "Supra opinionem et infra scientiom". D. Roustan. en nuestro siglo. distingue tres sentidos de la palabra creencia: 1) Adhesión a una idea. persuasión de que es verdadera. Todo juicio plantea algo a titulo de verdad. 2) Oposición a certeza pasional. como el caso de las creencias religiosas. metafisicas. morales. políticas. asentimiento completo con exclusión de duda. 3) Simple probabilidad. como en la expresión "creo que lloverá". Según Roustan. sólo la primera acepción es la que puede admitirse como propia de la creencia. Ortega y Gasset señala que. desde el punto de vista total y metapsícológtco de

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la vida. las creencias son el estado más profundo de la vida humana. el terreno sobre el cual ella se mueve. Advierte que no es 10 mismo pensar una cosa que contar con ella. El "contar con" es lo típico de la creencia. El hombre puede morir por una idea y solamente puede vivir de la creencia. por 10 que ésta es un "estar en" y un "contar con" que engloba la duda. Un estar en lo inestable. perplejidad que se revela sobre todo en los momentos de crisis. Según Ortega el hombre forja la idea cuando la creencia vacila. Las ideas son las "cosas" que de manera conciente construimos porque no creemos en ellas (Ideas y creencias. J. Ortega y Gasset). En 1996. C. Padrón presenta su trabajo "La creencia" que suscitó una arnpliapolémica. J.-B. Pontalis. en 1978. en su articulo "Se fier a ... sons croire en ..." tematiza las perturbaciones de la creencia. Ambos autores son los referentes de C. Sopena. conjuntamente con la teoria freudiana. para desplegar sus ideas acerca del origen de la perturbación de la creencia y sus variedades clínicas. considerando las relaciones de ésta con el Edipo y la castración. Por el carácter nuclear y estructurante del primero. el complejo de castración sólo puede ser comprendido de forma acabada si se 10 relaciona con él. El eje rector del trabajo es la creencia en la amenaza de castración. Cuando la creencia de la universalidad fálica cae. en especial. desaparece el falo de la madre. ésta se transforma en un vacío devorador. los orificios del cuerpo de la madre actuarian de forma centripeta. La protección para este peligro la brindará la prohibición del incesto.

254 Freudianamente decimos que la amenaza de castración que sella la prohibición del incesto se encarna en la función de la Ley como instauradora del orden humano (Tótem y tabú. 1912) y. por ende. protectora del mismo. Sopena plantea: "Para que la imposibilidad del incesto sea admitida. se necesita el suplemento de una creencia que la transforme en algo prohibido". El sujeto tiene que tener una disposición favorable para percibirlo como un peligro real. Así la imposibilidad del incesto queda transformada en un conflicto entre el deseo y la prohibición. La prohibición es soporte del deseo. En este caso la creencia tiene ese efecto estimulante que señala C. Padrón. Si la prohibición se respeta es porque se cree en la amenaza. La creencia se funda en el deseo y es así una defensa contra la angustia. organiza y da sentido. posibilita la simbolización de la angustia. La creencia es intrinsecamente contradictoria. como el deseo que la origina. Esta contradicción genera un territorio donde se enraiza la duda. Las creencias más evolucionadas toleran el cuestionamiento. mientras que las más arcaicas e inconcientes son tratadas como verdades supremas que no

Revista de revistas admiten ni siquiera el confrontamiento con la realidad. El problema no es el contenido de las creencias sino la falta de lugar para la incertidumbre. como en el caso de la convicción delirante. La creencia puede deslizarse hacia una fetichización como protección frente al sin sentido. La inversión narcisista de una creencia determina su identificación con la imagen del yo. de modo tal que la identidad queda definida por lo que uno cree. De este modo. defiende su fragilidad. El reduccionismo maniqueo hace que la carga de tensión conflictual que contiene la propia creencia sea puesta afuera. su contradicción queda transformada en conflicto entre creencias absolutas y opuestas. C. Sopena toma conceptos de Más allá del principio del placer que desarrolla en sus intelecciones acerca de creencia. ciencia y vida. y concluye señalando: "Las comunicaciones científicas serian el resultado de un intercambio continuo que tiene lugar en ese terreno donde se encuentra la creencia. la ciencia y la vida". Catalina Martino

Fe de erratas Tomo LIV, n° 2, año 1997 Pág. 315: Se omitió referir que la compilación de definiciones de "afecto", de Freud, fue realizada por el doctor Jorge Claudio Ulnik. Pág. 487: Donde dice Harold Blum debe decir Harold Bloom.

Tomo LIV, n° 3, año 1997 Pág. 773: Se omitió la siguiente nota al pie: Monografía presentada y discutida en el Seminario "Los mecanismos de defensa en la teoría estructural. Su aplicación clínica. (Con especial referencia a pacientes adolescentes)", a cargo del profesor titular doctor Luis Raúl Tebaldi y sus colaboradores: la doctora Silvia Esther Acosta Güemes y la licenciada Diana Edit Valenti de Bidart, que tuvo lugar durante el segundo cuatrimestre de 1997.

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