Revista RecreArte 12 Revista RecreArte 12 > 7 - Creatividad para la vida: Salud y Calidad

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Revista RecreArte 12 > 7 - Creatividad para la vida: Salud y Calidad

David de Prado Díez 2010

REIR, PARA VIVIR MEJOR

Juan Antonio López Benedí

INTRODUCCIÓN La risoterapia está de moda. Cada vez es mayor el número de personas que buscan esta forma de ajustar o renovar sus vidas. Será que se deja notar el cansancio de los llantos, el dolor, las serenidades obligadas, las responsabilidades, el asumir las heridas o los rencores ya olvidados, los que nos comen por dentro, aunque sólo sea con la sana intención de perdonar y perdonarnos. Tal vez necesitemos sentirnos mejor en otra forma. Tal vez sea cierto aquello que decía la canción: “…es preferible reír que llorar…” ¿En qué consiste la risoterapia? ¿Cuál es su misterio? Todos tenemos claro que la risa se inventó hace mucho tiempo, aunque algunos lo hayan olvidado. Pero la risoterapia no consiste sólo en ir a algún sitio y pagar por soltar unas cuantas carcajadas. Eso se puede hacer en el bar, con los amigos, o en la sobremesa casera, con la familia. La risoterapia consiste en la práctica de ejercer la risa a voluntad, aprender a hacerlo, y especialmente en aquellos momentos en los que nos sentimos arrastrados hacia la depresión, la tristeza, el dolor o el aburrimiento. Lo más atractivo de esta modalidad terapéutica consiste, precisamente, en aprender que la liberación o catarsis de nuestras tensiones emocionales no ha de realizarse, necesariamente, por medio del llanto, la agresividad, la huída o la pérdida del sentido de la realidad, sino a través de la alegría, en forma de sonrisa, de risa o de aquello que llaman “buen rollo” y que siempre ha sido el sentido del humor, en sus diferentes modalidades. Pero no es sólo eso. Recientes investigaciones muestran que

también actúa directamente sobre el dolor, con efecto anestésico, sobre la salud física en general y el sistema inmunológico en particular. La ventaja de liberar la tensión interna por medio de la alegría consiste en su incidencia directa sobre los procesos creativos y la salud, en general, a través del equilibrio que favorece en el sistema endocrino. Y éste, a través de las hormonas, es la base para la potenciación de las defensas, la actividad sexual, el metabolismo, los reflejos mentales, la memoria y la eficacia o intensidad de respuesta ante los estímulos externos. El título de “Mejor reír, para vivir mejor” se refiere a que la risa y el humor son las herramientas naturales, por excelencia, para convertir los pesos, malestares o sufrimientos, asociados simbólicamente con los males del infierno, en el trampolín para la alegría y el bienestar, con el horizonte de la felicidad, que simbólicamente se asocia con el cielo. Por ello mismo es mejor reír, saltando del infierno cotidiano al cielo de lo extraordinario; fabulando, imaginando, abriendo alternativas, donde se cierran otras puertas. Cuando aprendemos tal arte, descubrimos que siempre se puede vivir mejor; algo que todos, sin excepción, nos merecemos. Que usted lo ría bien y lo disfrute con salud.

1.- La risa y la risoterapia. Una carcajada espontánea es una de las experiencias más sanas y reconfortantes de las que podemos gozar. Pero no siempre la tenemos a nuestra disposición. Hay ocasiones en que nos vendría muy bien y en cambio nos encontramos, anímicamente, muy alejados de ella. Por este motivo es importante la risoterapia.

La risa La risa es una de las actividades más propiamente humana. Nos caracteriza, diferenciándonos definitivamente de los animales. Por ella conectamos con la raíz misma de nuestra determinación evolutiva. Y esto hace que algunos autores vean, en tal condición, la marca del espíritu; de la espiritualidad humana. De hecho, suele identificar a las personas más altamente realizadas. En todas las culturas y épocas históricas, quienes alcanzan los loores de la mística, la santidad y la sabiduría, son personas que gozan de buen humor. En sus rostros se observa con facilidad la sonrisa serena, en estados contemplativos, y la risa portentosa, como expresión de la alegría que comparten con quienes acompañan sus cotidianidades. Esto no quiere decir que se conformen con mostrar muecas bobaliconas, como ocurre con quienes simplemente quedan “colgados o colgadas” en estados de idiotez. La verdadera alegría conlleva energía, fuerza, determinación. Por ello son personas optimistas, valerosas y capaces de superar cualquier obstáculo. En ciertos momentos, también pueden fruncir el ceño y empujar con esfuerzo, soportar el dolor, el sufrimiento, las dudas, como cualquiera. Pero su diferencia es que no se quedan ahí; no sucumben al malestar. Su fortaleza interna, su metafórica fuente de luz e inspiración, su propio dinamismo de energía personal, les hace renovarse, superarse y contemplar amaneceres, donde otros tan sólo son capaces de ver oscuridad. Ahí radica su misterio, uno de ellos. Ahí se encuentra su

triunfo y el logro del entusiasmo. Hay quienes han identificado tal condición con la comunicación con lo divino. “La fonte que mana y corre, aunque es de noche..” como diría San Juan de la Cruz. “El matrimonio místico”, al estilo de Santa Teresa. Pero no sólo entre los místicos cristianos. La alegría interna, como forma de encuentro con lo divino, la encontramos también entre los judíos, musulmanes, budistas, hinduístas; en el taoísmo, desde otra visión. Está ahí. Quienes abren sus ojos, lo ven. Mas no se trata de ofrecer aquí un alarde erudito. Nuestro objetivo, el de este encuentro de autor y lector o lectora, es otro muy diferente al de las justificaciones o alardes historicistas o academicistas. Avanzamos por estos caminos de la risa por motivos muy diferentes. Baste de muestra el botón. La risa, como fácilmente podremos reconocer por nuestra propia experiencia, como nos muestran las niñas y los niños sanos, desde su llegada a este mundo, se encuentra en conexión directa con nuestra experiencia vital. En esas risas, las de la memoria y la infancia, propia o ajena, encontramos bienestar, salud y libertad. Su conexión es tan íntima y directa que al desaparecer aquellas se pierden también éstas. ¿No es así? ¿No hemos sentido, acaso, el amanecer de la sonrisa y la explosión de la risa ante el alivio de una enfermedad, la superación de una crisis financiera o caminando libres por el campo tras una etapa de esclavitud por el trabajo, el famoso estrés, o la obligación de compartir labores con quienes nos agradan poco, con quienes nos desagradan mucho? La risa aparece siempre que sentimos esa recuperación de la identidad más originaria, más genuina; más nuestra. Algo que ciertas personas, demasiadas, olvidaron por completo hoy. Pero vayamos un poco más allá. ¿No parece evidente que cuando sentimos alegría y la expresamos con sonrisas, con risas jubilosas, somos mucho más tolerantes, cariñosos, comprensivos, amables; menos violentos y belicosos? Ese misterioso don de

la risa. Eso tan sencillo. La risa está detrás de muchas de las soluciones que hoy buscamos, social y personalmente. Hay muchos tipos de risa, sin embargo. Hay risas que, incluso, contradictoriamente con lo que acabo de exponer, pueden generar humillación o causar desgracia. Porque la risa es una expresión emocional, un síntoma de energía o poder, más allá de los juicios de lo bueno y lo malo. Las risas pueden cargarse con intenciones múltiples. Lo que nunca ocurrirá es que alguien ría desde la debilidad. Si lo hiciera, inmediatamente se sentiría fuerte. Es una de sus peculiaridades. Por supuesto, en la debilidad y la fortaleza hay grados. Y no siempre distinguimos tales matices en la vida cotidiana. A pesar de todo, están. A pesar de todo, la risa es energía siempre. La risa es vida y, como vida, es salud. Paradójicamente, al modo de ver de algunas personas, la risa es salud incluso entre quienes se muestran con crueldad o conductas malvadas. Porque la risa no sabe de juicios o condiciones morales; como la vida misma. Esto, como digo, puede resultar paradójico incluso en relación con lo que antes afirmaba sobre la risa y la espiritualidad. Pero no hay contradicción para mí. Tan sólo encuentro en tal hecho la necesidad de comprender la vida y la espiritualidad en un sentido mucho más amplio de lo que comúnmente se entiende. Ahí lo dejaré. Queda apunado como sugerencia para quienes deseen profundizar más por las sendas de la filosofía. El resto nos quedaremos con la evidencia de que “la risa es

salud”.

La risoterapia Palabra curiosa; palabra de moda. La risoterapia ha llegado como estandarte de una nueva cruzada; una cruzada sugerente hacia horizontes necesarios. El hecho es que suena bien. La palabra suena bien, aunque muchas personas no terminen de hacerse una

idea lo suficientemente clara de lo que significa. “¿Y qué hacéis en las clases?”, suelen preguntarme. “¿Os ponéis a reír así, por las buenas?”. “¿Y por qué no?”, contesto a veces. “¿Acaso necesitas justificación para reír?”. Pero tampoco se trata de reír “como tontos”. Aunque, también es cierto, algunos se sentirían muy bien sólo con ello; la listeza excesivamente seria termina por causar úlceras. No obstante, la risoterapia se propone alcanzar algo más, mucho más, que la tontería insulsa; que la estúpida superficialidad de quienes no asumen responsabilidades en la vida. La risoerapia es una técnica que debe ponernos en el camino del bienestar y la sabiduría. Si no es así, no es auténtica. La risoterapia no consiste sólo en unas tablas de ejercicios para enseñar a reír a quienes lo olvidaron. No es una forma de llenar el hueco de quienes se aburren en casa. No es un mero pasatiempo. Es medicina. La risoterapia es la medicina natural por excelencia. No tiene efectos secundarios. Es eficaz, sumamente eficaz, cuando se administra bien. La risoterapia es inyección de vida, porque la risa está en el secreto de su dinamismo, del dinamismo vital. La risa goza de la peculiariadad alquímica de la transmutación. La risa, adecuadamente suscitada y aplicada, nos permite la transformación del plomo del sufrimiento y la tristeza, en el oro de la alegría y el bienestar. Por ello mismo, la risoterapia es medicina alquímica. Habrá en este punto quienes sonrían malévolamente al encontrar la mención de la alquimia unida a la medicina y a la ciencia. Si así ocurriera, mejor que mejor. Más vale una sonrisa malévola que una cara lánguida y avinagrada. No entraré a discutir. No hablo de teorías ni demostraciones matemáticas. No me importa siquiera imponer la referencia a la alquimia. Quienes tengan oídos que oigan y quienes puedan ver, que lo hagan. Ahora trato, hablo sólo, de experiencia. Y la experiencia, como todo el mundo sabe, es la madre de la ciencia.

Antes decía que la risoterapia ha llegado como estandarte de una cruzada. ¿Habrá que entender con ello que, quienes en tal actividad nos movemos, estamos levantando la espada para combatir a los infieles? Absolutamente sí. Otra cosa será identificar la metafórica espada y el concepto de infidelidad. A ello vamos. Hubo un tiempo en que la espada fue símbolo de caballerosidad y nobleza. Hubo un tiempo en que la risa era síntoma exclusivo de salud y alegría. Pero los tiempos cambian y las perversiones trastocan ciertos principios y significados. La risa infantil, la más infantil y tierna de las risas, la de los bebés, refleja la evidencia del paraíso, de la nobleza, de la sinceridad y el bienestar. Es ese un paraíso que todos tuvimos y perdimos. Hay quienes lo recuperan, quienes desean recuperarlo, y quienes se alejan definitivamente de él. La espada a la que me refiero tiene que ver con aquella risa que fue la nuestra; con aquel espíritu de vida inmaculado. Una espada que no juzga, una espada que no condena. Una espada que tan sólo ensalza e insufla amor. ¿Y quiénes son los infieles a quienes combate semejante espada? ¿Necesitas mi respuesta? No juzgaré. No señalaré con el dedo. Dejo tan sólo en tus manos el recuerdo de aquella tierna sonrisa, aunque se encuentre ya olvidada, por mucho tiempo olvidada, para que sea ella y sólo ella la que te muestre esa verdad. Dije también que se trataba de una cruzada en pos de horizontes necesarios. Y me parece evidente. ¿Qué otra cosa puede ser más necesaria hoy? ¿Más necesaria que la inocencia, la confianza, la sinceridad, la autenticidad, el optimismo, la salud y la alegría? No sólo hoy. ¿Cuándo ha dejado de ser necesario ese horizonte, aunque lo hayamos perdido tantas veces? Parece utópico. A mí mismo me parece ahora, al leerme, que estuviera hablando de “músicas celestiales”, completamente ajenas a la realidad. Y sin embargo, estoy hablando de la vida. De la vida que tiene sentido; del sentido de la vida. ¿O no es verdad que la vida pierde su sentido cuando perdemos la sonrisa, cuando

ya no somos capaces de sonreír? ¿No es verdad que sentimos entonces como un horizonte oscuro, siniestro, nuestro futuro? ¿No es acaso verdad que tal veneno nos acosa hoy? Necesitamos urgentemente el antídoto. Y la risoterapia nos lo proporciona. La risoterapia auténtica, la que se practica en el cuerpo, en la mente y en las emociones, la que nos ayuda a producir catarsis, a liberar tensiones, a buscar sentido y cosechar optimismo; la risoterapia que nos ayuda a sentirnos mejor, mucho mejor y en el instante. En tales artes y secretos nos adentraremos. Por ellos caminaremos entre palabras, desde reflexiones y sugerencias, desde propuestas concretas, con la certeza de que sólo serán eficaces en su ejercicio práctico, en su aplicación.

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