RUTAS NATURALES DE FERRERIES

RUTAS NATURALES DE FERRERIES itinerarios y miradores AJUNTAMENT DE FERRERIES sumariO Prólogo.......................................................

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RUTAS NATURALES DE FERRERIES itinerarios y miradores

AJUNTAMENT DE FERRERIES

sumariO Prólogo......................................................................................................................................................3 Introducción.........................................................................................................................................4 El medio natural de Ferreries...................................................................................................5

ItinerariOs Santa Àgueda – Els Alocs..........................................................................................................8 Ferreries – barranco de En Fideu .....................................................................................11 Camí Reial (Ferreries – barranco de Algendar)...................................................14 Cala Galdana – cala Mitjana................................................................................................17 Ferreries – Sant Antoni de Ruma.....................................................................................20

MiradorEs Castillo de Santa Àgueda........................................................................................................23 S’Ermita..................................................................................................................................................25 S’Enclusa................................................................................................................................................27 Son Mercer..........................................................................................................................................28 Cala Galdana.....................................................................................................................................29 Cala Mitjana.......................................................................................................................................30 Sant Pere...............................................................................................................................................31

Edita: Ajuntament de Ferreries Autores: del texto Pere Fraga i Arguimbau.; de las Ilustraciones Carles Alberdi Fotografía de portada: Damià Coll Diseño: Model Gràfic, SL D.L. ME 727-2014 2

prÓlOGO

Si me preguntáis qué distingue Ferreries de otro lugar, os diré que muchos son los elementos que la hacen realmente especial. En esencia, su gente, pero también otros muchos aspectos que le han conferido una personalidad muy acusada. Entre ellos, su patrimonio natural, un valor que el Ayuntamiento ha visto oportuno dar a conocer mediante la guía que tengo el placer de presentaros, como actuación que se aviene con el compromiso municipal con el medio ambiente, con el desarrollo de un turismo sostenible y con la conservación del medio natural. Además de la tranquilidad que se respira por las calles del casco antiguo de Ferreries y que invita al paseo, las características geográficas del término incitan a perderse más allá del pueblo para descubrir, muy cerca, la naturaleza salvaje y abrupta de la costa norte, azotada por la Tramontana, y la amabilidad de los paisajes del sur, más humanizados. Con este propósito, la publicación que tenéis en vuestras manos pretende guiaros en la aventura de descubrir la riqueza natural del municipio y presentaros las características más destacables de una de las partes de Menorca más bien conservadas, un paisaje que es ejemplo de sostenibilidad y en el que la interrelación milenaria de naturaleza y hombre le han conferido un carácter peculiar. Las rutas, trazadas por especialistas, os permitirán acertar el camino y conocer los aspectos más representativos del paisaje —la geología, la botánica, los puntos de interés histórico y etnológico—, su riqueza toponímica e incluso las leyendas a que ha dado lugar. Os invito, pues, a caminar y a aventuraros a través de estos itinerarios, a observar con detenimiento desde los miradores, a sentir profundamente la naturaleza para conocer y valorar la riqueza de nuestro paisaje y descubrir, palmo a palmo, la magia de los rincones que nos ofrece. Manuel Monerris Barberá Alcalde de Ferreries 3

IntroduccióN Caminar es la mejor manera de conocer y descubrir un territorio. A cada paso pueden observarse detalles y aspectos que de otra manera es más fácil pasar por alto. Incluso es posible percibir el cambio de las estaciones, ver cómo las especies y los hábitats responden al paso del tiempo, van cambiando y adaptándose al medio que los rodea. Si bien es verdad que para descubrir un territorio es aconsejable aventurarse por espacios poco transitados y salir de itinerarios establecidos, no es menos cierto que gracias a ellos puede tenerse una vista más completa y realista de aquel. Habitualmente, los itinerarios siguen un recorrido preestablecido, pensado, puesto que en él pueden verse los aspectos más representativos de una zona. Una función representativa que toma aún más fuerza cuando el itinerario transcurre por un camino antiguo o histórico. Entonces es muy probable que a lo largo de su recorrido pueda conocerse tanto el medio natural como las huellas que el hombre ha dejado en aquel territorio. Es la combinación ideal: el hombre, la naturaleza y su interacción. Tanto para el aprendizaje de cosas positivas como negativas, pero todas pueden ser buenas lecciones. Estas premisas de interacción entre hombre y naturaleza toman todavía más fuerza en la región mediterránea. Aquí hombre, naturaleza y paisaje han ido de la mano desde hace siglos, milenios. Prácticamente no puede disociarse paisaje mediterráneo e influencia humana, hasta el punto de que no pocos ambientes mediterráneos dependen, en mayor o menor medida, de la actividad humana. Los cinco itinerarios que se han recogido en esta pequeña guía reúnen todos estos argumentos. Ferreries es el término de Menorca que muestra un patrimonio natural mejor conservado. Las razones son tanto históricas como culturales y, especialmente, sociales. Un buen estado de conservación que no se refiere sólo a ambientes y paisajes prístinos, más bien al contrario, en todos los itinerarios es omnipresente la mano del hombre, en diferentes niveles de intensidad, desde construcciones y estructuras contemporáneas hasta las de más valor 4

histórico y etnológico. Otras veces esta huella aparece en forma de una sutil estructuración del paisaje. Pero pese a esta influencia antrópica, puede observarse a su vez el medio natural al detalle, incluso con especies y hábitats que pueden considerarse los más representativos y exclusivos de la biodiversidad insular. Si los itinerarios son para pasar, pararse y observar; los miradores, además de puntos de observación, son también lugares de reflexión y análisis. Al ofrecer una amplia vista del territorio y su paisaje, es más fácil hacerse una idea de la realidad y de la estructuración del territorio. Con todo ello, esta pequeña guía pretende ser una contribución más para descubrir y apreciar una parte de Menorca, una isla que para muchos es un paradigma de actividad humana milenaria y conservación de la biodiversidad. Y esperemos que así sea por muchos de años.

El medio natural del término municipal de Ferreries El medio natural del término municipal de Ferreries El pueblo de Ferreries es el único de la isla en el que, en pocos metros, prácticamente atravesando una calle o una carretera, se pasa de las tierras silíceas de la tramontana a las calizas del sur. Esta es la principal razón de la variedad de paisajes que lo rodean y que se manifiesta en todo su término municipal, por estas mismas razones y por otras que han propiciado que su medio natural sea uno de los mejor conservados de Menorca. Dentro de lo que es la actual división municipal de la isla, el municipio de Ferreries es el que muestra de manera más clara, por su disposición transversal, la dualidad de las dos menorcas: la silícea y de relieve accidentado al norte, y la caliza y de relieve más plano (aunque sólo aparentemente) al sur. Prácticamente cada una de estas partes representa el 50 % de la superficie del municipio. Es precisamente tomando como referencia la separación entre norte y sur como mejor puede darse una breve descripción del medio natural de esta parte de la isla. Lo que en Menorca se conoce como tramontana es la parte septentrional de la isla. Geológicamente puede separarse del resto de la isla por una línea imaginaria que va desde el puerto de Mahón hasta Cala Morell. Al norte de esta división predominan los materiales silíceos impermeables con áreas de calizas jurásicas. En realidad es un mosaico de diferentes sustratos geológicos, una característica única en el conjunto de las Baleares. Fruto de esta diversidad de materiales y de la influencia del viento tramontana, la costa norte de la isla presenta un aspecto recortado y accidentado, muy diferente del perfil más suave y uniforme de la costa sur. Hacia el interior, el paisaje de la tramontana está formado por pequeñas elevaciones y depresiones que le dan un aspecto suave y ondulado. La tramontana de Ferreries reúne estas características, con el añadido de que es la parte más accidentada, albergando el conjunto de elevaciones más importantes de la isla. En el litoral, el tramo de costa que va de Cala en Calderer a Cala de Es Alocs es un buen ejemplo de perfil irregular y accidentado.

Las calas y caletas se corresponden con canales y pequeños barrancos que llegan al mar, cada cual con su torrente estacional. Las características de este terreno, abrupto y pedregoso, explicarían por qué aquí la actividad agrícola ha consistido básicamente, desde antiguo, en el pasto extensivo, a menudo aprovechando los recursos de la vegetación natural. Precisamente una forma apropiada de ofrecer una explicación rápida sobre la vegetación -el elemento del paisaje que, junto con la influencia del hombre, más identidad le confiere- es a partir de la estructuración de la vegetación en función de su distancia al litoral y a la influencia de la tramontana. En el litoral predominan las plantas adaptadas al impacto directo del mar. Especies vegetales que han desarrollado estrategias de tolerancia a la salinidad, al efecto desecante de la misma, incrementado por el viento tramontana, y que luchan por sobrevivir en tierras pobres y poco desarrolladas. En estas condiciones predominan las plantas de hojas gruesas, como los limonios, la manzanilla de mar o el antimano, formando siempre una vegetación despejada y dispersa. Unos metros más atrás, todavía con una fuerte influencia del viento, suele aparecer una comunidad vegetal aún más interesante: los socarrells. Se trata de un grupo de especies endémicas que crecen a modo de pequeños arbustos redondeados y espinosos, acompañados de otras pequeñas plantas, la mayoría también endémicas, que a menudo aprovechan el abrigo y la protección que aquellos les ofrecen. La comunidad de socarrells es considerada como uno de los tesoros botánicos de la isla, único en el mundo. Más hacia el

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interior, esta vegetación litoral se vuelve más densa transformándose en monte bajo, comunidades vegetales arbustivas o boscosas formadas, en las que predominan las plantas leñosas y que muestran una composición muy diferente según el tipo de suelo donde crecen o el grado de desarrollo. En las más cercanas al litoral suele predominar el aladierno y el lentisco o mata. Se trata de una vegetación azotada aún por la tramontana y que presenta a menudo un aspecto inclinado y aerodinámico. No suele ser muy compacta y entre los arbustos aparecen claros donde crece una gran variedad de plantas herbáceas. Hacia el interior, en tierras moderadamente fértiles, esta vegetación tiende a transformarse en acebuchal, tomando un aspecto más arborescente y volviéndose más densa. En las situaciones más favorables, tierras profundas y con un cierto frescor, aparece el encinar, que en esta parte de la isla puede llegar a ocupar extensiones considerables. En las tierras más pobres, especialmente las que derivan de la piedra de afilar, suele predominar el monte bajo de brezos, una vegetación densa y uniforme, a menudo impenetrable, formada por unas pocas especies arbustivas. Aún así, esta uniformidad es a menudo aparente, puesto que donde las tierras son poco profundas y quedan encharcadas durante el invierno las plantas leñosas no pueden crecer, no obstante se forman comunidades de pequeñas plantas herbáceas que son como un universo de decenas de especies por metro cuadrado. Allí donde los montes bajos están degradados, han sufrido alguna alteración, o bien en tierras de cultivo que se han abandonado pueden verse comunidades vegetales de transición como el carrizal, el pinar o las formaciones de otras plantas pioneras.

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En cualquier punto de la tramontana también pueden verse otras vegetaciones relacionadas con ambientes más específicos, como las de ambientes acuáticos de los torrentes y las zonas húmedas litorales, donde predominan las plantas herbáceas de crecimiento estival y los tamariscos, las de ambientes rupícolas o las de suelos arenosos del litoral (arenales y dunas), donde todavía puede verse una vegetación más específica y especializada, a menudo también con numerosos endemismos. A todo ello debe añadirse además la influencia de la mano del hombre. Siglos y siglos de aprovechamiento de las tierras para cultivos y pastos, de los bosques para leña, carbón y otros recursos. De aquí derivan las comunidades vegetales de ambientes ruderales, de campos cultivados, de márgenes de pared, de sotos de acebuches, que son asimismo una parte característica y fundamental del paisaje vegetal. Todo ello, en conjunto, es lo que constituye el llamado paisaje vegetal en mosaico. Al sur, a primera vista, el paisaje vegetal parece más uniforme. En parte es así. La geología es significativamente más sencilla. Esta parte de la isla está formada por una plataforma calcárea miocena de origen marino (el marès o piedra arenisca). Al ser materiales drenantes, la vegetación predominante suele ser propia de ambientes más secos, y a pesar de que las tierras suelen ser poco profundas, a menudo presentan un nivel de fertilidad considerable, lo que explica el elevado aprovechamiento agrícola de este sector isleño. No obstante, dicha

plataforma de marès no es uniforme, está surcada por barrancos, especialmente en esta parte central de la isla. Los barrancos son formaciones kársticas de gran interés paisajístico y ecológico. Son un buen ejemplo de lo que se conoce como relieve invertido. Estas depresiones quedan protegidas de la tramontana y en su interior las tierras profundas y las más importantes presentan un curso de agua permanente. Precisamente el sur del término de Ferreries queda delimitado por los dos barrancos más importantes de la isla: el de Algendar a poniente y el de Albranca a levante. Entre estos dos hay otros barrancos menores (Trebalúger, Binissaid, Canal de en Curt, etc.), que dan lugar a que esta parte del término municipal constituya una sucesión de depresiones e interfluvios, conocida tradicionalmente como migjornet por contraposición a el migjorn gran, una extensión más ancha y uniforme situada entre los barrancos de Albranca y Sa Vall, de donde toma el nombre el municipio vecino de Ferreries. Así las cosas el migjornet nos muestra, incluso de lejos, un paisaje uniforme formado principalmente por tierras de uso agrícola, con ruedos de acebuches y zarzales que siguen la trama de paredes de piedra en seco o bien indican un afloramiento rocoso, que hace las tierras incultivables. Aquí y allá también hay zonas boscosas más extensas de acebuches, pinos o encinas, que van haciéndose más amplias a medida que nos acercamos al litoral. Allá la vegetación boscosa forma una franja continua, paralela al litoral; de aquí podría derivar pre-

cisamente el nombre marina (monte bajo). Los barrancos y canales constituyen las discontinuidades en esta uniformidad. Se abren como grietas gigantescas. En sus paredes y regazos la vegetación cambia, se hace más lozana, especialmente en la cara sombría, donde incluso se desarrollan encinares lozanos y frescos. En los más profundos, como Algendar, Trebalúger o Albranca, la presencia del torrente incrementa aún más la exuberancia de la vegetación hasta permitir bosques de ribera de olmos, álamos y laureles. En las paredes verticales de los barrancos también puede verse la mejor representación de la flora rupícola, plantas especializadas en crecer en las grietas de las rocas, la mayoría endémicas de las islas. En los barrancos la mano del hombre es también muy presente, a menudo de una forma armoniosa. A lo largo de los siglos el hombre ha sacado provecho de las tierras profundas y frescas del interior del barranco, principalmente para el cultivo de frutales, que aquí, protegidos del viento e inmersos en el ambiente fresco del barranco, encuentran en él un lugar adecuado para crecer. Pero los barrancos son sinuosos y estrechos, sometidos a las torrentadas y a rigurosos fríos en invierno. Por ello en su interior la estructuración de las tierras cultivadas es diferente, a menudo en forma de almantas y bancales en los regazos o en espacios de cultivo delimitados por paredes gruesas como murallas (fortines) para parar y sacar provecho de las torrentadas. A ello debe añadirse además todo el patrimonio etnológico relacionado con la gestión del agua: canales, albercas, azudes, molinos de agua, etc. Construcciones y estructuras que a menudo también ayudan a generar nuevos hábitats y a diversificarlos.

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ITINERARIOS

Santa Àgueda - Els Alocs Distancia: 25,40 km Desnivel acumulado: 270 m Tiempo aproximado: 5 horas 30 minutos Punto de salida: antiguas escuelas rurales de Santa Cecília Punto de llegada: cala Es Alocs La tramontana del término de Ferreries es una de las partes de Menorca con mayor interés paisajístico por su orografía accidentada y por la conservación de sus valores naturales. Este itinerario transcurre por la parte más septentrional del término de Ferreries en un recorrido perpendicular a la costa, lo que permite observar la variación del paisaje en función de la influencia del mar y el aprovechamiento de las tierras y los recursos naturales por parte del hombre a lo largo de siglos. Es, por lo tanto, un recorrido que permite percibir con facilidad gran parte de los aspectos y elementos que dan forma y carácter al paisaje de la isla: su geología, el relieve, la vegetación, el aprovechamiento de las tierras y la distribución de los espacios según su utilización. Todo ello siempre en función de unos condicionantes, recurrentes en toda la isla: la influencia del viento tramontana y la distancia del mar. Así, en este itinerario puede apreciarse como a medida que nos acercamos a la costa las tierras de cultivo se vuelven más escasas y la vegetación forestal se hace más presente. Geología: predominan los materiales silíceos del triásico (Buntsandstein), conocidos localmente como pedra de cot (piedra de afilar). En el tramo final del recorrido, hacia Es Alocs, pueden verse otros, como los esquistos. Relieve: es una de las partes más accidentadas de la isla, con cerradas de colinas como Son Bruc – Santa Àgueda o la de Es Milocar de Binidelfà. Entre estas elevaciones hay depresiones de tierras más

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profundas y desarrolladas. Paisaje: predomina el paisaje en mosaico bien conservado. Las tierras de cultivo se hallan en las partes bajas y planas, de tierras más profundas. En las elevaciones y dónde predomina el sustrato rocoso se ha mantenido la vegetación forestal con otros usos destinados al aprovechamiento de recursos naturales: pasto extensivo, leña, carbón, etc. Vegetación: la vegetación natural está formada principalmente por monte bajo de brezos y encinares en puntos donde no se ha desarrollado un uso agrícola. Las formaciones boscosas de pino blanco y los carrizales también abundan como alteración de las anteriores. Los acebuchales, en esta zona de la isla, quedan más limitados a los pequeños bosquecillos (sotos) situados en las tierras de cultivo. A lo largo de los cursos de agua temporales (torrentes) también pueden verse formaciones de plantas más hidrófilas, como los bosques de tamariscos, las comunidades vegetales de prado (juncos, henares húmedos) o los zarzales. Patrimonio etnológico: como en todas partes de la isla, el patrimonio etnológico es diverso y abundante. Por un lado, se observan tramas de pared en seco que delimitan los espacios de cultivo y pasto (tanques) o que sirven para frenar los procesos erosivos (encadenats). También hay otras construcciones más importantes, con usos más concretos: las destinadas a servir de refugio o lugar de reposo para el ganado o para los trabajadores del campo, como las barracas, o las que tienen la función de canalizar las aguas superficiales, que aquí tienen una especial importancia por el carácter impermeable de las tierras, como las acequias, tomas de agua, puentes, etc.

1 Escoles Rurals

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Santa Cecília So n’Ermità (Es Camp Gran)

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2. Barreras de So n’Abatzer. Desde este punto pueden observarse con más detalle las características de la vertiente occidental de la montaña de Santa Àgueda. Al ser una parte con una insolación importante, predomina en ella una vegetación de ambientes secos y tierras pobres, como por ejemplo de acebuchal (apreciable por las tonalidades grisáceas de la vegetación), con pequeños ruedos de encinar poco desarrollados y pinares. Entre estas formaciones más boscosas predomina una vegetación baja de estepas y carrizo.

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Santa Gibet

ITINERARIOS

1. Antiguas escuelas rurales de Santa Cecília. El mismo punto de partida del recorrido ofrece un buen punto de interés para observar parte del paisaje de la zona. Mirando hacia el sur pueden verse los extensos y profundos llanos (plans), que se extienden desde las faldas de Son Bruc hasta las laderas de Son Ben-lloch. Por ellas transcurren torrentes y acequias, que actúan de drenaje de las aguas superficiales. Estos llanos están rodeados por las elevaciones características de esta parte de la tramontana. Además de Son Bruc, destaca el Tripol de Santa Teresa o, en la parte más lejana, el monte de Ugell, aislado en el centro de Es Pla Verd o Pla Erm. En la vista opuesta, mirando hacia el norte, se alza la montaña de Santa Àgueda, cuya cima alberga el conocido castillo de la época andalusí. Esta elevación silícea constituye el extremo más septentrional de una cerrada que tiene su extremo meridional cerca de Ferreries (Sant Pere y Sant Francesc). En esta otra vista puede observarse con facilidad el predominio en dichas elevaciones de la vegetación forestal.

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Cala dels Alocs

3. Vista hacia Binidelfà. Una tercera parada nos permite una vista de conjunto de la ubicación de un predio en la tramontana y de la disposición de las construcciones que lo forman. Binidelfà se ubica a los pies del extremo más oriental de la cerrada de Es Milocar, en una orientación que queda resguardada de la tramontana y también alejada de los peligros de las torrentadas. El conjunto de construcciones está formado por las casas del payés y del propietario (casat), situadas en la parte más elevada, y un poco más abajo están las construcciones para el ganado (la boyera, los establos, el pajar) y, cerca de ellas, las eras. 9

ITINERARIOS

4. Puente de Binidelfà. Desde este punto, prácticamente coincidente con las barreras de la entrada a Binidelfà, se divisa con más detalle el pequeño valle donde se ubica dicho predio. Puede observarse de cerca el torrente de Binidelfà y la vegetación que caracteriza a estos cursos de agua estacionales. En los márgenes suele predominar una vegetación de zarzas con vestigios de tamarigal. Esta última tiene una importante función de bosque en galería, que ayuda a la conservación de los márgenes del torrente y a la regulación del impacto de las torrentadas. En el lecho del torrente predomina la vegetación herbácea, a menudo aprovechada como pasto. De aquí que muchos de estos torrentes tengan accesos para el ganado. 5. Coll des Vent. Situados al otro lado del pequeño valle de Binidelfà, el camino que conduce a Es Alocs rompe las últimas elevaciones de Es Milocar formando lo que se conoce como un collado de viento (coll de vent), por el hecho de que favorece la canalización de los vientos, especialmente la tramontana. Este punto es un excelente mirador sobre este pequeño valle y ofrece una vista interesante de la vertiente septentrional de la montaña de Santa Àgueda. A diferencia de la occidental (punto 2), aquí puede apreciarse como la situación sombría favorece una vegetación boscosa muy desarrollada, principalmente de encinar y monte bajo de brezos, aún así muy azotada por el viento. También se ven algunas torres y tramos de muralla del castillo de Santa Àgueda. 6. Barreras de So n’Ermità. Situados ya en el camino de tierra que conduce a la cala de Es Alocs, una primera parada interesante es el punto donde arranca el camino hacia So n’Ermità y Santa Gibet. Situados al pie de este último predio es posible apreciar una perspectiva de las vertientes septentrionales de Es Milocar, aún con las cicatrices del incendio que asoló este paraje en agosto de 2006. Como en otras formaciones que reciben este nombre, antiguamente había un dormidero de alimoches en las peñas que miran al sur. Además del evidente interés paisajístico, el ecológico es también muy importante por su elevada concentración de especies.

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7. Monte bajo de brezos. El monte bajo de brezo o marina de brucs es una de las formaciones vegetales más características de la tramontana de Menorca, especialmente en las tierras arenosas silíceas que derivan de la descomposición de la piedra de afilar. Es una comunidad vegetal de altura uniforme, que puede convertirse en permanente y estable, de crecimiento rápido, formada por unas pocas especies arbustivas, que pueden llegar a formar una vegetación densa y que dificulta la circulación por la misma. 8. Ladera de carrizos. Las laderas de carrizos o costers de càrritx son otro tipo de formación vegetal característica de la isla. La mayoría son consecuencia de la degradación de una vegetación permanente, como el monte bajo de brezos, a menudo por acción del hombre. El carrizo es una gramínea frecuente en las islas, de comportamiento pionero y colonizador. Se establece rápidamente en tierras alteradas por incendios o deforestaciones. A su vez, esta planta tiene ciertas utilidades para el campesinado. Sus hojas se emplean para trenzar (pleita) y las más tiernas pueden ser consumidas como forraje por el ganado. Una forma de mantener y renovar los carrizales solía ser proceder a su quema cada cierto tiempo. 9. Puente de Es Alocs. En la cala de Es Alocs desembocan dos torrentes. El más importante en recorrido y en aportación de agua es el que baja del canal Pregondo, la depresión entre Es Milocar y los montes bajos de Santa Gibet. La importancia ecológica de dicho torrente puede apreciarse desde el puente que lo cruza. Desde aquí puede observarse la vegetación boscosa de ribera formada por tamariscos y sauzgatillos (alocs), que dan nombre a la cala. 10. Cala de Es Alocs. El punto final de la ruta, la cala de Es Alocs, permite observar uno de los paisajes mejor conservados de la tramontana de la isla. A poniente, los peñascos rojizos de Sa Muntanya Mala; el más alto, L’Anticrist. A levante, la cala queda cerrada por peñascos negrosos de esquistos.

Distancia: 10,80 km Desnivel acumulado: 150 m Tiempo aproximado: 3 horas Punto de salida: casco urbano de Ferreries Punto de llegada: Cova des Moro Este itinerario propone un interesante recorrido, que tiene su origen en el casco urbano de Ferreries y que toma dirección sur para subir hacia Son Mercer de Dalt y desde allí seguir el camino rural hasta la Cova des Moro, uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de la isla. Gran parte del interés de este itinerario está en que buena parte del mismo transcurre por lo que se conoce en Menorca como esquena, esto es, el espacio elevado entre dos barrancos, técnicamente un interfluvio. Así, a lo largo del recorrido, en diferentes puntos, se ofrecen buenas vistas de dos de los barrancos más importantes de la isla: el de Trebalúger, que arranca en el valle de Ferreries, y el de Albranca, que arranca allá por las tierras de Tirassec y Sa Mola. Inicialmente, puede parecer que los paisajes son monótonos y uniformes, pero en realidad no es así. Esta parte meridional de Menorca, conocida como el migjornet, es una extensa área repleta de detalles que nos recuerdan cómo el hombre a lo largo de los siglos ha sabido aprovechar los recursos naturales y las tierras si echar a perder en exceso el patrimonio natural de la isla. Geología: predominan los materiales calcáreos miocenos arenosos, de origen biológico, conocidos localmente como marès y que son la materia prima fundamental y más usadas para las construcciones de la isla.

Relieve: es un perfil relativamente plano, sólo rompe esta tendencia la subida hacia Son Mercer, el acceso al intefluvio por el que transcurre la mayor parte del recorrido.

ITINERARIOS

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Paisaje: en este itinerario es fácil distinguir dos tipos de paisajes. Por un lado, donde hay más pendiente, las formaciones boscosas que cubren las laderas de los barrancos y canales. En el resto del recorrido, puede observarse el paisaje típico y característico del sur de la isla, tierras de cultivo y pasto delimitadas por paredes de piedra en seco (tanques), y entre ellas y dentro de ellas, allá donde aflora el sustrato rocoso o la tierra es poco profunda, formaciones de bosques de acebuches y zarzas, conocidos como mitjans (sotos), y que son una de las esencias básicas del paisaje en mosaico mediterráneo, característico de la isla. Vegetación: además de las comunidades vegetales típicas de las tierras cultivadas y de los ambientes ruderales (márgenes de camino, márgenes de cultivos, tierras alteradas, etc.), en este itinerario es fácil ver buenos ejemplos de acebuchal menorquín y de encinar baleárico. El primero es una formación boscosa baja, densa, donde el acebuche está acompañado de otros arbustos de porte más bajo y especialmente de lianas. El encinar es un bosque más alto y claro en estado maduro, y crea un ambiente más sombrío y fresco. Ambas son comunidades vegetales estables y pueden persistir durante siglos. Patrimonio etnológico: como en cualquier parte del sur de la isla, el patrimonio etnológico, especialmente de construcciones de piedra en seco, es abundante y variado. Desde tramas de pared horma y encadenados, hasta barracas, boyeras o refugios de piedra para el ganado ovino (ponts de bens). 11

ITINERARIOS

Ferreries

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Son Mercer de Dalt (cases del pagés)

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2. Encinar de Tirassec. La primera parte del camino de subida a Son Mercer es una pendiente que transcurre por un bosque mixto de pinos y encinas. Con una breve parada es fácil apreciar las principales características de estas formaciones boscosas. El componente principal es la encina, un árbol de crecimiento lento, que puede vivir siglos y que en condiciones favorables llega a formar un comunidad permanente y estable. Sin embargo, para la formación de un encinar antes son necesarias otras comunidades vegetales, como los pinares o el monte bajo de brezos, que estabilizan la tierra y ofrecen la sombra necesaria a las encinas jóvenes.

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Barranc de la cova

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Barranc d’Albranca

1. Puente de Sa Rovellada o de Tirassec. Aún en la parte más inicial y baja del itinerario, el puente de la carretera que conduce a Es Migjorn Gran nos ofrece unas interesantes vistas del inicio del barranco de Trebalúger. Como otros barrancos, este empieza en los llanos interiores que recogen las aguas superficiales de las tierras silíceas impermeables de la tramontana. Así, desde el puente, mirando hacia el norte, pueden contemplarse las montañas silíceas que rodean el valle de Ferreries. Hacia el sur se ve claramente como el barranco, excavado en la plataforma calcárea de marès, va tomando forma. En su interior, el torrente de Trebalúger, que en este tramo se conoce como de Sa Rovellada (‘de la oxidada’) por las aguas ferruginosas que vierten en él algunas fuentes.

3. Mirador. Esta curva de la subida a Son Mercer ofrece una de las vistas más interesantes y completas al casco urbano de Ferreries y a todo su entorno geográfico. Desde aquí puede observarse como el casco antiguo del pueblo quedaba a una cierta altura sobre el valle, al abrigo de los ambientes húmedos y fríos del fondo del mismo y del impacto más directo del viento tramontana. Una descripción más detallada del paisaje que puede contemplarse desde este punto puede verse en la página 28 de esta guía.

7. Huerto de Son Mercer de Baix. Pasadas las casas de Son Mercer de Baix, el camino inicia un descenso hacia el interior de un pequeño barranco, un canal (o canaló, como se conoce aquí), del que se hablará con más detalle en el siguiente punto. No obstante desde aquí, donde es cruzado por el camino, es más fácil observar el aprovechamiento de estos pequeños valles por parte de los campesinos. En las tierras pedregosas y pobres de esta parte de la isla, los canales eran un lugar adecuado para cultivos más exigentes o delicados, como árboles frutales u hortalizas. En esta parte del canal aún puede apreciarse la abundancia de paredes y construcciones destinadas a un uso más intensivo de las tierras.

5. Zarzal y abrevaderos. La extensión de las explotaciones agrícolas de la isla (los llocs) y la organización de las tierras de cultivo y pasto en parcelas delimitadas por paredes de piedra en seco (tanques) han dado lugar a la proliferación de otras construcciones o estructuras destinadas a la gestión del ganado. Una de ellas son los abrevaderos, que, como en este caso, habitualmente se situaban en una zona de paso o cruce de tanques para favorecer su uso desde diferentes puntos de pasto. En este lugar también puede apreciarse una comunidad vegetal de plantas leñosas espinosas, un zarzal, característico de los márgenes de caminos y tierras más o menos frescas del interior de la isla.

8. Canal (canaló). El canal o canaló por el que se ha pasado en la parada anterior aquí toma ya más entidad, más profundidad, y presenta los lados o paredes más pronunciados. Incluso puede apreciarse en él una vegetación más desarrollada, propia de ambientes frescos y tierras profundas. Este último aspecto también ha sido aprovechado como espacio de cultivo.

6. Barreras de Son Mercer de Baix. La presencia de unas barreras o portillos (cantonades) en un camino rural suele ser un indicativo de cambio de finca o propiedad. En este caso, marcan la medianera entre Son Mercer de Dalt y Son Mercer de Baix. También es un punto adecuado para la observación de algunos elementos interesantes. Pocos metros antes de llegar puede verse un pont de bens, una interesante construcción de piedra en seco en forma de pirámide escalonada que sirve de refugio para el ganado ovino. Justo al otro lado de las barreras, a la derecha, se ofrece un vista interesante del barranco de Trebalúger, aquí ya mucho más formado que al inicio del itinerario.

ITINERARIOS

4. Barreras de Es Barranquell. El predio de Son Mercer de Dalt presenta la singularidad de que las casas del propietario (senyor) y las del campesino (pagès) están separadas unos cientos de metros. Ello es consecuencia de una reforma llevada a cabo en el primer tercio del siglo xx. Desde este punto pueden observarse las casas del propietario con sus jardines, así como las del payés y todas las construcciones anexas, que sirven para guardar y manejar el ganado: boyeras, establos, pajares, pocilgas, gallineros, etc. En este predio, la extensión de las edificaciones es considerable al ser una explotación que también tuvo un proceso de modernización a lo largo del último cuarto del siglo pasado.

9. Cova des Moro. La parte final del recorrido ofrece, en pocos metros, dos puntos de parada de elevado interés por razones muy diferentes. El primero de ellos es uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de la isla, conocido popularmente como Cova des Moro (cueva del Moro), ya que lo más visible es una naveta de enterramiento que aún conserva parte de su cubierta. Hay paneles informativos sobre las características del yacimiento. 10. Barranco de En Fideu. Avanzando unos metros hacia el este se llega al segundo punto de interés de esta zona. Un excelente mirador sobre el barranco de Albranca, que aquí ofrece una vista de los predios de Sa Canaleta y Son Fideu, el más visible de los dos. Por este motivo este tramo de barranco se conoce también como barranc d’en Fideu.

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CAMÍ REIAL

(Ferreries-Barranco d’Algendar)

Distancia: 10,20 km Desnivel acumulado: 180 m Tiempo aproximado: 3 horas 30 minutos Punto de salida: casco urbano de Ferreries Punto de llegada: barranco de Algendar (Sant Antoni de s’Aranjassa) Los caminos antiguos, especialmente aquellos que han tenido un uso continuado desde hace siglos, que han sido vías fundamentales de comunicación, pero que al mismo tiempo conservan su trazado y su configuración inicial, son a menudo las mejores rutas de senderismo para conocer bien y con detalle las características de un territorio. La limitación de los medios y materiales para su construcción y la necesidad de darles un carácter práctico y de fácil mantenimiento, han supuesto la adaptación de estas antiguas vías al territorio y a su vez la confluencia en ellas de una larga lista de estructuras y mecanismos para su funcionamiento. El antiguo camino real (camí reial), que iba de Mahón a Ciutadella por el sur de la isla, es un buen ejemplo de dichas características. El tramo entre Ferreries y el barranco de Algendar pudo conservarse en su configuración original gracias a que se abrió un nuevo camino para acceder al barranco en la primera mitad del siglo xx. Desde hace unos años, grupos de voluntarios de Ferreries han trabajado por una recuperación cuidadosa y respetuosa del antiguo camino, que actualmente es una de las vías de senderismo más interesantes y atractivas de la isla. Geología: predominan los materiales calcáreos miocenos arenosos, de origen biológico, conocidos localmente como marès y que son la materia prima fundamental y más usada en las construcciones de la isla. Sólo en el tramo inicial del recorrido hay una pequeña área de materiales silíceos (piedra de afilar).

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Relieve: la zona por donde transcurre este itinerario es relativamente llana y poco accidentada, pero el hecho de que el camino vaya atravesando varios barrancos y canales favorece que su perfil sea relativamente irregular, con alternancia de subidas y bajadas. Paisaje: la mayor parte del recorrido transcurre por tierras de uso agrícola, por lo que predomina el paisaje mediterráneo en mosaico. No obstante, la orientación transversal en los barrancos y canales permite observar una mayor diversidad de paisaje. En el tramo inicial también puede verse un paisaje con ambientes urbanos y periurbanos, donde destacan los huertos familiares de la zona de Biniatrum. Vegetación: uno de los principales valores de este itinerario es, en gran parte, la recuperación esmerada del Camí Reial, que ha permitido la conservación de una vegetación boscosa de acebuches, lentiscos y encinas de gran valor paisajístico. En el tramo inicial, la zona de Biniatrum, también puede apreciarse un encinar de tierras silíceas bien conservado. Patrimonio etnológico: el patrimonio etnológico es realmente abundante e interesante. A lo largo del camino pueden observarse distintas estructuras destinadas a facilitar la circulación de personas y ganado: empedrados, portillos, abrevaderos, pozos, pasos de ganado, pero también otras construcciones asociadas a las explotaciones agrícolas cercanas: barracas, boyeras, establos, etc.

Ferreries

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2. Es Pouets. Se trata de uno de los elementos de arquitectura popular más conocidos de Ferreries. Antaño era probablemente uno de los tantos bebederos públicos situados a lo largo del camino real. Pese a su nombre, más que pozos, se trata de unas pequeñas fuentes o surgencias que se alimentan de las aguas subterráneas de la plataforma calcárea situada detrás suyo. El frescor constante de este punto también puede apreciarse con la presencia de plantas y comunidades vegetales, como un importante zarzal de arañón u otras plantas herbáceas, indicativos de una cierta humedad permanente en la tierra.

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Canaló

6 Sa Cova Reial

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Barranc d’Algendar

1. Coll Llis. En este punto puede verse un pequeño y antiguo barrio del pueblo de Ferreries, apartado del casco urbano principal, y que permite observar algunos elementos interesantes. Antes de llegar, el camino cruza un collado de viento con una clara diferenciación de las vegetaciones según su orientación. En la vertiente sur predomina una vegetación de lentiscos y acebuches con vestigios de un antiguo higueral de higos chumbos. Al norte, un vegetación más boscosa y exuberante, donde pueden apreciarse los primeros pasos en la regeneración de un encinar. Siguiendo un poco más adelante, en las barreras de Son Telm, pueden localizarse algunos árboles ornamentales. Por un lado, un par de olmos de bola, que marcan la entrada del camino; más adelante, algunos ejemplares de pino piñonero, que antiguamente formaban una alineación a lo largo del camino, una ornamentación típicamente mediterránea.

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Ciutadella

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3. Encinar de Biniatrum. En este punto del recorrido, el itinerario cruza una pequeña zona de tierras silíceas (peña de amolar) al pie de una pequeño cerro cubierto por un encinar maduro. Desde el mismo camino pueden observarse las principales características de estos encinares de tierras silíceas, conocidos como encinares de brezos. Son formaciones boscosas sombrías, con sotobosque de plantas herbáceas, arbustos como el arrayán y lianas. Entre las plantas herbáceas destaca el brusco y los carrizos. 15

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4. Son Gorneset. En la parte más alta del recorrido, una vez se deja el camino transitado por vehículos y se pasa a la parte de uso exclusivo de peatones, pueden observarse las principales características del camino antiguo. Su anchura es irregular, con las paredes en seco que van siguiendo las irregularidades del terreno y una parte central adoquinada, principalmente en las pendientes. Pero posiblemente lo que más destaca en su estado actual es la vegetación arborescente que lo cubre, en forma de galería, y que lo hace aún más atractivo. Entre estos árboles destacan acebuches, aladiernos y especialmente lentiscos de grandes dimensiones, que al lograr este hábito arborescente se conocen como matas mosqueras.

el encinar, y otras plantas de ambientes frescos, como la alcandórea.

5. Costa des Nesplers. Otra parte del Camí Reial, que destaca por la adaptación de este antiguo camino a la orografía del terreno. Las paredes que lo delimitan forman una franja recta, en cuyo interior se encuentra un adoquinado en forma de zigzag para facilitar el paso por la fuerte pendiente. Al final de la cuesta está el canal de Son Gornés, un pequeño barranco de tierras profundas. Al ser una pendiente orientada al norte es relativamente sombría y de manera natural aparecen en ella zarzas de espinos. Estas plantas se empleaban a veces como pie para injertar algunos fruteros como los nísperos, una práctica habitual en este lugar. De aquí el nombre de costa des Nesplers (cuesta de los nísperos).

8. Sopeñas. En contraposición a los roquedales secos de la parada anterior, aquí, donde el camino empieza su entrada en el Pas d’en Revull, las paredes de roca están orientadas al norte. También son más altas y rectas, curvadas hacia adentro formando lo que se conoce como una barbacana (sopeña). En estos ambientes rupícolas más sombríos podemos ver algunas plantas endémicas. Entre ellas destaca el pa de porc o patata morenera, una planta emparentada con el ciclamen de jardín.

6. Pou de sa Perdiu Blanca. En este otro punto, el Camí Reial cruza el pequeño canal que baja de la Beltrana, justo en el punto donde éste se une con el canal de Son Gornés. En estos puntos de confluencia de cursos de agua las tierras suelen ser más profundas y frescas, por lo que aquí pueden verse los restos de los antiguos vergeles de Algendar Vell, como un pequeño acueducto, lavaderos y abrevaderos. El lugar se conoce con el nombre de Pou de sa Perdiu Blanca (pozo de la perdiz blanca), porque según una antigua leyenda aquí aconteció un encantamiento en el que intervenía esta ave. La presencia de ambientes y tierras más frescos también se manifiesta a través de la vegetación, como 16

7. Cova Reial. Este punto es uno de los parajes del Camí Reial donde mejor pueden apreciarse algunas de las plantas características de los roquedales calcáreos soleados. El afloramiento de sustrato rocoso, orientado al sur, crea un ambiente seco, y al ser aquí la tierra poco abundante sólo permite el crecimiento de algunas plantas especializadas. Entre ellas destaca la coronilla real, una planta usada como medicinal y que la gente de Ferreries recogía precisamente de este lugar. Otras plantas de interés son los tomillos silvestes o la llengua de passerell, endémicas de las Baleares.

9. Pas d’en Revull. Uno de los parajes con más interés paisajístico de la isla. Un pequeño canal profundamente excavado en la roca, que desde hace siglos ha servido como una de las vías de acceso al barranco de Algendar. Los bloques de roca calcárea forman aquí un estrecho paso de ambiente fresco y sombrío. 10. Sant Antoni de s’Aranjassa. Este punto final del recorrido es uno de los lugares más conocidos de Menorca. Es el punto de acceso clásico al barranco de Algendar, por el que transcurre uno de los torrentes con aguas permanentes y con una de las concentraciones de biodiversidad más elevadas de la isla, además de un denso patrimonio etnológico y de elevado interés.

Distancia: 1 km Desnivel acumulado: 60 m Tiempo aproximado: 30 minutos Punto de salida: calle del Camí de Cavalls (urbanización Cala Galdana) Punto de llegada: playa de Cala Mitjana Una de las características más conocidas del litoral del sur de Menorca son las calas con sus playas de arenas blancas. Estas entradas del mar están siempre relacionadas con un barranco o canal que llega a la costa. La parte central del litoral sur de la isla es donde se encuentran las calas más importantes, al ser donde abundan los barrancos de mayores dimensiones. Entre cala y cala suele haber una superficie elevada y plana, la espalda o interfluvio entre los dos barrancos que las forman. Este corto pero interesante itinerario propone un recorrido entre dos de las calas más conocidas de la isla, que transcurre prácticamente paralelo a la línea de costa, siguiendo el trazado del Camí de Cavalls, y cruza transversalmente uno de estos interfluvios. A pesar de ser breve, ofrece una gran diversidad de ambientes naturales, elementos etnológicos y vistas de elevado valor paisajístico. Constituye, asimismo, una de las zonas de Menorca donde mejor puede apreciarse cómo la presencia y la conservación de una vegetación boscosa, prácticamente natural, no ha sido impedimento para su aprovechamiento sostenible. Geología: como buena parte del sur de la isla, los materiales geológicos son calizas miocenas arenosas, de origen biológico, conocidos en la isla como marès y que son la materia prima fundamental y más empleada para las construcciones de la isla. En esta zona también se hallan las formaciones de grano más fino, conocidas como piedra viva, y que eran las más buscadas para la producción de cal.

Relieve: el perfil del itinerario puede dividirse en dos partes en cuanto al relieve. La primera, hasta llegar a la cueva de Ses Taronges, es prácticamente plana. La segunda, el descenso hacia Cala Mitjaneta y Cala Mitjana, tiene más pendientes, aunque no son dificultosas.

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cala galdana - cala mitjana

Paisaje: al ser un itinerario corto y que transcurre en buena parte por ambientes forestales, gran parte de los paisajes que pueden contemplarse son de perspectivas cortas, pero no dejan de ser interesantes por los detalles que ofrecen, especialmente en aspectos de vegetación y de estructura de composición de las comunidades vegetales. Aun así, hacia el final del itinerario las vistas de Cala Mitjana y todo su litoral son de las de más calidad de la isla. Vegetación: el predominio de la vegetación forestal en este recorrido se manifiesta desde su inicio por las formaciones boscosas de pino blanco con sotobosque arbustivo de monte bajo de estepas y brezos. Allá donde los suelos son más profundos y frescos aparece el encinar, que llega a ser dominante en la bajada a Cala Mitjana. En esta playa también pueden observarse comunidades vegetales propias de los suelos arenosos del litoral, actualmente en buen estado de conservación. Patrimonio etnológico: a pesar de transcurrir en un ambiente forestal, su patrimonio etnológico es importante. Destacan los hornos de cal, las barracas de calcineros y carboneros, o las balsas para cerdos picadas en la roca. Todos ellos son testigo de la actividad que hubo en estos montes bajos del sur.

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ITINERARIOS

1. Encinar. El encinar de las Baleares, principalmente en Mallorca y Menorca, se considera una comunidad vegetal propia de estas islas. En el sur de Menorca, esta comunidad vegetal es más frecuente en la parte central, donde halla unas condiciones favorables en los canales y barrancos que conducen al mar. Es el caso del bosque que puede verse en este punto. Sin salir del camino puede apreciarse una vegetación lozana y fresca, que crea un ambiente agradable, perceptible solo con pasar por la misma. Las encinas, árboles que pueden vivir siglos, crean un microclima que es adecuado para otras plantas que prefieren el fresco de la sombra y las tierras orgánicas.

Cala Galdana

Inici recorregut (Camí de Cavalls)

2. Horno de cal. La abundancia de material vegetal como combustible y la existencia de materia prima para la elaboración de la cal, la piedra de marès, propiciaron que gran parte del monte bajo del sur de la isla constituyera una verdadera factoría de producción de cal viva, a menudo considerada de gran calidad. Las estructuras usadas para la fabricación de dicho material eran los hornos de cal, como el que puede verse en este punto del itinerario. Para conocer su estructura y funcionamiento pueden consultarse las publicaciones específicas de los “Quaderns de Folklore”.

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Àrea de pícnic

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3. Monte bajo de estepas. Las estepas son plantas arbustivas características de la región mediterránea. Su función ecológica es fundamental en la sucesión de comunidades vegetales cuando se produce alguna alteración, como por ejemplo un incendio, una deforestación o bien cuando las tierras cultivadas se van abandonando y pasan a ser vegetación boscosa. Las estepas tienen un comportamiento pionero: colonizan fácilmente tierras alteradas y poco estables. A ellas se asocian otras plantas, arbustivas y herbáceas, que en conjunto forman esta vegetación baja, con una elevada riqueza de especies que, con el tiempo y con unas condiciones adecuadas, puede dar paso a otras comunidades vegetales más estables como el acebuchal, el encinar o el sabinar. Precisamente una de las funciones de las estepas es crear una capa de material orgánico y proporcionar sombra a las plantas jóvenes de acebuches y encinas.

con un canal. Se trata más bien de un rincón donde se acumula arena.

5. Mirador de Cala Mitjana. Para acceder a este punto de interés debemos desviarnos unos cientos de metros del Camí de Cavalls, no obstante es del todo recomendable por las vistas que nos ofrece de la playa de Cala Mitjana y de toda su bahía. Este punto constituye uno de los miradores idóneos para observar cómo estas calas del sur de la isla se abren al mar como terminación de un barranco o canal y cómo todo a su alrededor, vegetación y paisaje, se estructura en función de la proximidad al mar y a la cala.

9. Sistema dunar. La arena como tierra o sustrato no es muy amable para el crecimiento de las plantas. El agua se escurre rápidamente por ella, y el viento la mueve y la seca. No obstante, algunas plantas se han adaptado a este medio de vida hostil y gracias a ellas las playas mantienen su arena. Las raíces y la vegetación actúan como barreras que sostienen los granos de arena y van formando las conocidas dunas. A pesar de estar adaptada a condiciones extremas, la vegetación dunar es sensible a otras alteraciones, como un exceso de frecuencia humana, por lo que es necesaria su protección mediante sistemas que delimiten las zonas de paso para el acceso a la playa.

6. Cueva des Ses Taronges. En este punto puede observarse un buen ejemplo del aprovechamiento de las estructuras naturales (una cueva y una sopeña) como habitáculo para los trabajadores del bosque o bien como estancias temporales. A su alrededor pueden verse todavía los restos de un antiguo pla de sitja, un plano o superficie de carbonera, y otras construcciones añadidas para aprovechar el cobijo que ofrecían las rocas. 7. Cala Mitjaneta. Esta pequeña playa, no siempre presente, es posiblemente una de las más atractivas de la isla. Resguardada y tranquila, tiene el encanto de tener sus aguas siempre limpias. Es fácil apreciar su carácter atípico por el hecho de no estar directamente relacionada

8. Ladera de pinos. El pino blanco es una conífera de crecimiento rápido y comportamiento pionero. Aprovecha los ambientes abiertos y secos o alterados (incendios, talas, vendavales) para crecer rápidamente y formar masas boscosas, que en su fase juvenil compiten con las demás plantas. A medida que los pinos envejecen, su propia sombra impide que nazcan nuevos pinos (requiere suelo para germinar y crecer bien), pero ello favorece a otras plantas como la encina o el acebuche. Sin embargo en ciertas situaciones extremas, como en estas laderas, secas y afectadas por los temporales marinos, los pinares pueden ser permanentes.

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4. Balsa para cerdos. Antiguamente, otra forma de sacar provecho al monte bajo litoral era a través del pasto extensivo con ganado de diferentes tipos. A menudo, era el ganado de cabestro o las vacas jóvenes (bravas) los que permanecían más tiempo en él aprovechando los forrajes naturales. Allí donde el encinar era más importante solía ser habitual la presencia de cerdos para el aprovechamiento de las bellotas. Tanto los unos como los otros necesitaban abrevaderos, para los cerdos a ras del suelo y más extensos para también refrescarse en ellos. De aquí que en estas zonas puedan verse balsas artificiales, picadas en la roca, ejemplo de cómo el hombre puede crear hábitats interesantes, puesto que con el tiempo estos elementos se han transformado en balsas temporales.

10. Cala Mitjana. El punto final del itinerario es una de las playas más conocidas y valoradas de la isla, encajada entre peñascos y con una superficie considerable de arena. La extensa acumulación de restos de posidonia durante el invierno es precisamente lo que le ayuda a mantener su arena. El hecho de ser una de las playas donde este fenómeno es más intenso explica su extensa explanada de arena.

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ferreries - sant antoni de ruma Distancia: 11 km Desnivel acumulado: 310 m Tiempo aproximado: 4 horas 30 minutos Punto de salida: casco urbano de Ferreries Punto de llegada: Sant Antoni de Ruma El recorrido que sigue este itinerario permite observar de primera mano la parte de la isla que presenta un relieve más accidentado y variado. Desde las tierras bajas y llanas del casco urbano de Ferreries se dirige hacia el norte aprovechando el camino de Sant Patrici, un tramo del camino de En Kane y el camino de Ruma. Así, se va pasando de los ambientes urbanos y periurbanos, a otros de uso agrícola con diferentes grados de intensidad y, hacia el tramo final, a ambientes más naturales e indómitos. A lo largo de todo el itinerario son de destacar las vistas de esta parte central de Menorca, la más accidentada en cuanto a relieve. Inicialmente las vistas son desde abajo, desde la base y las faldas de las elevaciones. En la segunda parte, las vistas ofrecen perspectivas lejanas o el poder contemplar las principales elevaciones de la isla al nivel de los ojos. En la parte final, el itinerario vuelve a tomar una pendiente para adentrarse en el valle de Serra, uno de las más vistosos y mejor conservados de la isla. Geología: a lo largo del recorrido encontramos dos tipos de materiales geológicos: areniscas silíceas del Triásico inferior (piedra de afilar) en las partes bajas del tramo inicial y dentro del valle de Serra, y materiales del Carbonífero (turbidites) en el macizo de Ruma. Relieve: toda la zona destaca por las elevaciones y accidentes geográficos que caracterizan esta parte de la isla. Ofrece excelentes vistas de la montaña de S’Enclusa desde diferentes perspectivas, así como

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de toda su cerrada. En la parte más elevada destacan las perspectivas hacia el macizo de Son Bruc y el castillo de Santa Àgueda. Estas mismas formaciones pueden ser observadas desde otra óptica cuando el itinerario se adentra en el valle de Serra para llegar a Sant Antoni de Ruma. Paisaje: el paisaje va cambiando radicalmente a lo largo del itinerario. Desde los paisajes urbanos y altamente antropizados de la parte inicial, a los paisajes agrícolas en mosaico de las partes media y final. En esta última, a partir del camino de Ruma pueden observarse extensas formaciones de vegetación forestal. Destacan las de S’Enclusa en su vertiente norte, y en especial, el extenso monte bajo de Ruma y Son Bruc, una de las formaciones de monte bajo de brezos más extensas y mejor conservadas de la isla. Por ello, en esta parte el paisaje adquiere un aspecto más salvaje y natural. Vegetación: en la parte inicial del itinerario, en las tierras de uso agrícola, es fácil observar los sotos de acebuches que coronan las colinas y delimitan los márgenes de los campos. A medida que nos acercamos a las montañas, las formaciones boscosas de encinas y monte bajo de brezos se vuelven más abundantes y extensas. En la parte más elevada, en lo alto de Ruma, destacan las poblaciones de estepa blenera, una planta endémica de vegetación amarillenta. Patrimonio etnológico: por las características de las tierras y el relieve accidentado, posiblemente no sea una de las partes de la isla con una elevada concentración de construcciones tradicionales, no obstante, no faltan las paredes, barracas y otras estructuras destinadas al aprovechamiento de las tierras en fuerte pendiente.

Marina de Ruma

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Son Vives Ruma Vell i Rumet

Sant Rafel

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Sant Pere i Sant Francesc

Lloc de Vall Hort de Sant Patrici (Ca na Xini)

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Sant Patrici

FERRERIES

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1. Ses Pletes. Una primera parada en este itinerario servirá para observar la influencia radical del hombre en el paisaje. Situados aún en ambientes periurbanos, por un lado puede observarse la zona de elevada intensidad urbanística del polígono industrial de Ferreries; por otro lado, una zona de huertos familiares, que, a pesar de ser relativamente recientes, conservan las características típicas de esta forma sostenible y de bajo impacto de aprovechamiento de la tierra. Justo detrás puede verse una pequeña muestra de paisaje en mosaico. Las tierras cultivadas y de pasto quedan rodeadas y recortadas por pequeñas formaciones boscosas de acebuches y otras plantas leñosas (sotos de acebuches).

ITINERARIOS

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S. Antoni de Ruma

2. Estància de Sant Patrici. Pasado el predio de Sant Patrici, apenas alcanzar la recta, aparece otra finca con unas características muy diferentes. Actualmente se dedica al cultivo de la vid y a hotel rural. Es suficiente observar la arquitectura de la casa y los jardines que la rodean para apreciar un estilo diferente a la mayoría de predios de la isla. Tiene un aire marcadamente colonial y sus jardines originalmente eran de estilo romántico. L’Hort de Sant Patrici es una finca con una interesante historia y merece ser visitada. 3. Coll des Vent. Superada la pronunciada cuesta de Sant Pere se llega a un collado de viento, Coll des Vent, uno de esos lugares en donde por su situación elevada siempre suele haber aire en movimiento, ya sea en un sentido u otro. Es un punto interesante para pararse, mirar hacia atrás y obtener una excelente vista de la vertiente norte de la montaña de S’Enclusa. Esta orientación sombría, a pesar de estar expuesta a la tramontana, favorece una vegetación densa y uniforme, formada principalmente por monte bajo de brezos estable y permanente con núcleos de encinas, sobre todo en la parte más baja. En cambio hacia las cimas y donde la orientación es más soleada, la vegetación se aclara y el pino blanco toma más protagonismo. 4. Sant Rafel. A pocos metros del Coll des Vent del punto anterior, en 21

ITINERARIOS

una pequeña bajada del camino, cerca de las barreras de Sant Rafel, mirando hacia levante, la vista ofrece un buen ejemplo de cómo es la orografía del macizo de Ruma. Esta elevación plana y terrosa está surcada por profundos canales de pronunciadas pendientes, que dificultan el aprovechamiento de las tierras para uso agrícola. Aun así, el hombre, a lo largo de siglos, ha conseguido realizar un aprovechamiento sostenible del mismo con la construcción de muros de piedra en seco inconexos, que siguen las curvas de nivel. Estas paredes aisladas, que no delimitan espacios de cultivo o pasto, se conocen como encadenats (encadenados). 5. Marina de Ruma. Las formaciones de peñas areniscas silíceas del Triásico son poco favorables para el uso agrícola. Las tierras son pobres, húmedas y encharcadas en invierno, y extremadamente secas en verano, por lo que tradicionalmente estas áreas se han dejado como zonas forestales. La marina o monte bajo de Ruma (una parte del macizo de Son Bruc) es una de las más extensas de la isla, con la particularidad de que no es una elevación simple, sino un sistema de pequeñas elevaciones y depresiones con una gran diversidad de hábitats y ambientes. Así, pueden verse extensiones de monte bajo de brezos, encinares en los canales y roquedales áridos en las partes más elevadas. 6. Pastos seminaturales y estepa blenera. En la parte más elevada de Ruma la influencia de la tramontana es acusada, un importante factor que limita los cultivos y el desarrollo de una vegetación arborescente, no obstante las tierras son relativamente profundas y fértiles. Estas circunstancias han favorecido que desde antiguo la parte alta de Ruma sea considerada como una zona agrícola importante, especialmente para la ganadería. Allí predomina una vegetación herbácea perenne (henar), que puede aprovecharse para el pasto. Algunas plantas se han adaptado a la presencia constante de ganado. Una de ellas es la estepa blenera, un arbusto endémico de Mallorca y Menorca de fácil identificación por su espesa capa de pelos amarillentos y por las flores rosadas en espigas altas que salen en primavera.

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7. Costa de tramontana. Desde este punto del camino de Ruma, en la parte final, antes de entrar en el valle de Serra, hay una excelente y poco conocida vista de una parte importante de la costa de tramontana de la isla. Si las condiciones son favorables, se divisa desde más allá del cabo de Cavalleria hasta las peñas de Pregonda. Desde aquí se tiene una amplia perspectiva del perfil recortado y accidentado de esta parte del litoral de Menorca, y también es fácil apreciar, en los colores del paisaje, la diversidad geológica y cómo la vegetación y el hombre han hecho diferentes usos de la misma. 8. Valle de Serra. Por su situación remota y apartada de las principales vías de comunicación actuales, este valle es de los menos conocidos de la isla, a pesar de que precisamente su ubicación apartada ha favorecido quizás su conservación. Es una depresión delimitada por el macizo de Son Bruc, Santa Àgueda, Ruma y las montañas de Serra, de forma que sólo tiene una salida hacia el norte. En su interior transcurren torrentes y acequias que drenan las elevaciones que lo rodean y que confluyen en el torrente principal, el de Salairó, originando unas tierras profundas y fértiles. También hay colinas aisladas. En una de ellas puede verse el predio de Sant Joan de Serra. 9. Sant Antoni de Ruma. El predio de Sant Antoni de Ruma se enclava en uno de los lugares más singulares y con más valor paisajístico de la isla. Situado en una pequeña colina, una especie de promontorio dentro del valle de Serra, queda rodeado, por un lado, por el espeso monte bajo y los encinares del macizo de Son Bruc, y por otro, por las pendientes de carrizo de Son Vives. Delante se abre un espléndida vista al valle. 10. Torrente de Salairó. El final del itinerario se sitúa en uno de los extremos del valle de Serra, en un torrente. Este curso de agua, a menudo con aguas permanentes, desemboca en la playa de Binimel·là y se conoce como torrent de Salairó. Es uno de los más importantes de la tramontana de la isla.

MIRADORES

castillo de santa àgueda

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La ubicación de una construcción defensiva o de refugio en lo alto de esta elevación no puede deberse a un hecho casual. Es una montaña relativamente aislada y que ofrece fácilmente buenas vistas hacia los cuatro puntos cardinales. Como mirador, es también una atalaya excelente y merece la pena describir cada orientación. Mirando hacia levante puede verse, en primer término, una interesante vista del valle de Serra (1) (véase itinerario de la página 8), así como de las elevaciones que lo delimitan. Más allá se divisan las tierras de la tramontana del término de Es Mercadal. Destaca el relieve suavemente ondulado de esta parte de la isla y, en particular, de las llanuras interiores de Es Martinells o las de Binimel·là y Salairó (2), consideradas unas de las tierras más fértiles y productivas de la isla. 1

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Mirando hacia el sur desde el castillo de Santa Àgueda lo que se divisa en primer término es el macizo de Son Bruc (1) y el monte bajo de Serra (2) en su totalidad. Una de las formaciones de areniscas silíceas más importantes de la isla, no sólo por su altura y extensión, sino también porque constituye una de las superficies boscosas más extensas e interesantes de la isla. Tiene la particularidad de no tratarse de una montaña con todas sus vertientes inclinadas, sino de ser en realidad un macizo con sus pequeños valles y elevaciones, todas cubiertas por una espesa capa de vegetación, principalmente monte bajo de brezos y encinares. Más allá de Son Bruc se divisan las montañas de S’Enclusa y Sa Torre, ya cerca del pueblo de Ferreries. Con buenas condiciones de visibilidad es posible divisar también la extensa superficie más llana y homogénea del sur.

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MIRADORES

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En la vista septentrional, lo que se ve en primer término es el pequeño valle de Binidelfà (1), delimitado al norte por la cerrada de Es Milocar (2), todavía hoy con las marcas evidentes del incendio que sufrió en 2006. A su derecha puede verse otra elevación, en forma de macizo, donde destacan las casas de So n’Ermità. A diferencia de Es Milocar, aquí el sustrato es más terroso, paleozoico, y más apto para el cultivo. Allí donde acaba la meseta de So n’Ermità (3) se encuentra Cala en Calderer, una de las playas más atractivas y aisladas de la tramontana de la isla. Más allá de esta cala puede verse la costa profundamente recortada hasta el cabo de Cavalleria (4). 5 4

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Hacia el oeste, la vista que nos ofrece Santa Àgueda es muy diferente. En el extremo de la derecha se divisa claramente la costa septentrional del término de Ciutadella. Destaca la entrada del valle de Algaiarens y los peñascos calcáreos, blanquecinos, de Cala Morell (1). Girando hacia la izquierda, el paisaje se vuelve más llano y uniforme, una característica del poniente de la isla, pero pese a ello en primer término destaca el relieve accidentado de la zona de Sa Muntanya Mala (2) y el conjunto de pequeñas cordilleras y colinas de la zona de Alforí. Aún más cercanas son las elevaciones que delimitan toda la zona del Pla Erm (Pla Verd) (3). Dentro de este valle interior destaca, en solitario, la colina de Ugell (4). Esta vista occidental se completa con las vistas hacia las últimas elevaciones de la cerrada de S’Enclusa. La más extrema es una montaña de forma cónica que se conoce como el Tripol de Santa Teresa (5). 24

MIRADORES

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Lo que actualmente se conoce en Ferreries como S’Ermita o montaña de S’Ermita es una construcción relativamente reciente, construida a mediados del siglo pasado en una de las elevaciones del monte bajo o marina de Son Morera. La elección de esta ubicación fue del todo acertada, puesto que ofrece unas excelentes vistas del casco urbano de Ferreries, pero también de otras partes de la isla. En la vista oriental, destacan las elevaciones de So n’Arro (1) y de la zona alta de Granada (2); entre ellas, la esbelta montaña de Ses Fonts Redones (3). En realidad, es todo un mismo conjunto o macizo que forma una interesante meseta interior. A la izquierda puede verse el monte bajo o marinas de Santa Rita (4), también una zona relativamente elevada y boscosa, como la anterior. 4

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Mirando hacia el norte desde S’Ermita se observa un paisaje montañoso. A la derecha están las laderas y las elevaciones de Sa Terra Roja y Ruma (1). Son tierras cubiertas por vegetación baja de carrizo y acebuchal entremezcladas con tierras de cultivo y pasto, relativamente fértiles y productivas. Girando hacia la izquierda, la meseta de Ruma conduce hasta un pequeño valle por el que transcurre parte del antiguo camino de En Kane (2) (véase itinerario de la página 11). Esta depresión queda limitada al oeste por la importante montaña de S’Enclusa (3), que desde el mirador de S’Ermita puede observarse con suficiente detalle. A su lado hay otra elevación prácticamente gemela: Sa Torre (4). 25

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Mirando hacia poniente lo que se aprecia con más claridad desde S’Ermita es el valle de Ferreries y, especialmente y con todo detalle, su casco urbano de casas blancas y tejados rojos. La vista permite observar cómo queda encajado el pueblo en el interior de esta depresión y cómo las elevaciones que lo rodean han condicionado su crecimiento. La parte antigua del mismo se sitúa prácticamente en las faldas de Son Telm (1), y al norte queda también limitada por Es Molí de Baix (2) y Ses Rotes (3). Hacia el sur es el torrente de Sa Rovellada (4) el que limitaba su crecimiento, debido a la insalubridad de las tierras húmedas, periódicamente encharcadas. El extremo de la izquierda de esta vista occidental queda marcado por el inicio del barranco de Trebalúger (5), que recoge las aguas de la extensa área de los alrededores de Ferreries. 1

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La perspectiva meridional desde S’Ermita es, como en otros miradores, más uniforme y plana. Nos ofrece una extensa vista del sur o migjorn gran hasta el pueblo que lleva este mismo nombre (1). En condiciones de buena visibilidad incluso pueden apreciarse los barrancos y canales que rompen la homogeneidad de la plataforma de marès (2). El conjunto nos ofrece una vista del paisaje típico del sur de la isla: una sucesión de campos de cultivo, trama de paredes en seco y recortes de vegetación natural que se extienden prácticamente hasta la línea de la costa. Sólo en el extremo más oriental de esta vista es posible observar una discontinuidad o falla (3), la que es consecuencia de la división de las dos menorcas: el norte o tramontana, de tierras silíceas más accidentadas e irregulares, y el sur o migjorn, más uniforme y plano. 26

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S’enclusa 8 6

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Desde este mirador situado en una de las cimas de la cerrada de S’Enclusa, concretamente en el collado entre las montañas de Sa Torre y S’Enclusa, se divisa una extensa panorámica de uno de los valles interiores más importantes de la isla, que se conoce con los nombres de Pla Erm o Pla Verd (1). Originalmente, estas depresiones interiores debían ser extensas zonas húmedas y de tierras pantanosas, que el hombre a lo largo de siglos ha ido drenando para hacer cultivables las tierras profundas y fértiles formadas por materiales aluviales. No obstante, durante mucho tiempo serían áreas insalubres, poco adecuadas para habitar en ellas. Por este motivo, los llocs, las casas de campo, especialmente los más antiguos, se ubican alrededor del valle y a una cierta altura. En el centro del mismo destaca la elevación aislada del monte de Ugell (2). Cerca de él se puede apreciar una apertura por donde fluye el torrente que cruza los llanos: es el inicio del barranco de Algendar (3) (véase itinerario de la página 4). Además de la misma cerrada de S’Enclusa, el valle queda delimitado por otras elevaciones, como el monte bajo y las laderas de Son Bell-lloc (4), Sa Muntanya (5), el monte bajo de Santa Bàrbara (6) o las garrigas de Binissuès (7). Mirando a poniente puede observarse como el paisaje va cambiando radicalmente y se vuelve más plano y uniforme, con una mayor presencia de construcciones y una trama más densa de pared en seco (8). Es una característica del oeste de la isla, donde las tierras calcáreas más llanas y fértiles han favorecido un aprovechamiento agrícola más intenso y continuado. 27

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Son mercer 2

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Este mirador se incluye en uno de los itinerarios de esta guía (página 12). Situado en una de las curvas del camino que sube a Son Mercer, es uno de los lugares más adecuados para contemplar una extensa vista del casco urbano de Ferreries y de todo su entorno geográfico. Nos ofrece una perspectiva diferente, muy interesante, a la de otro mirador cercano: S’Ermita (1). En este caso la perspectiva es hacia el norte. Quedando ante nosotros las montañas gemelas de Sa Torre (2) y S’Enclusa (3), delante hay otras elevaciones más bajas, como Ses Rotes (4), un espacio dedicado desde antiguo a los huertos familiares a partir de la construcción de almantas y bancales en las pendientes de la colina. El mismo aprovechamiento del suelo puede verse aún en las faldas de Es Molí de Baix y en una parte de las de Es Coll Llis (5) y de las laderas de Son Telm (6). Este último punto, con las casas del predio situadas en la cumbre (7), que en realidad era un antiguo cuartel militar (barrack) durante la época británica, cierra el límite occidental del mirador y en su extremo destacan dos masas de peñas calcáreas conocidas como Ses Galeres de Son Telm (8). Hacia levante, la montaña de S’Ermita marca el límite occidental de las vistas. Desde este mirador es fácil apreciar el perfil irregular de esta formación de piedra de afilar, con crestas y depresiones por donde discurren pequeños torrentes que la drenan y que a su vez alimentan el torrente de Sa Rovellada (9), inicio del barranco de Trebalúger. 28

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cala galdana

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Sin duda uno de los miradores más conocidos y visitados de la isla desde hace años. Nos ofrece una de las mejores vistas a una de las calas más paisajísticas de las Baleares que, todavía hoy, a pesar del proceso de urbanización que ha sufrido, conserva parte de su encanto. La perspectiva se extiende desde los peñascos de los Bèrrecs de Santa Anna (1), a poniente, hasta el límite más oriental y cercano de la misma playa. El paisaje que lo rodea es típicamente mediterráneo y marítimo. Masas boscosas de pinos que llegan casi al mar (2), contrastando con los blancos y ocres de las rocas de marès de la costa. El entorno más inmediato a la playa es más complejo. Como otras calas, está asociada a la llegada al mar de uno de los barrancos más conocidos de la isla, el barranco de Algendar (3), que con su torrente de aguas permanentes ha sido el responsable, durante miles de años, de la actual configuración paisajística que tanto valor turístico le da. No es difícil apreciar que buena parte de las construcciones turísticas se ubican en tierras aluviales aportadas por el torrente y que la forma de la playa no es otra cosa que una acumulación de sedimentos entre el torrente y el mar, favorecida por la presencia de S’Illot (4).

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El mirador de Cala Mitjana no es tan conocido como el de Cala Galdana (pág. 29), pero nos ofrece una interesante panorámica sobre esta conocida cala, vecina de la anterior, pero con una configuración paisajística muy diferente. En esta guía este mirador se incluye también en uno de los itinerarios por el medio natural (página 17). Es un punto de observación que nos ofrece perspectivas relativamente cercanas, que permiten analizar mejor el paisaje que nos rodea. El extremo occidental queda delimitado por las masas boscosas de pinos y encinas (1) que bajan por las pendientes hasta prácticamente la primera línea de la costa. Sólo una estrecha franja de peñas, la que recibe más directamente el impacto de las olas, muestra una superficie con poca vegetación. Cuando más evidente es la orientación hacia el sur, por lo tanto ambiente más seco, la vegetación predominante es el pino (2), como puede apreciarse en el espacio que queda entre Cala Mitjaneta y Cala Mitjana. En esta última playa la presencia de laderas orientadas al norte favorece una vegetación de ambientes más frescos: la encina (3). A diferencia de la playa de Cala Galdana, aquí no hay un barranco profundo con un torrente que alimente la cala de sedimentos, por lo que la playa tiene una configuración diferente, con la arena acumulada al fondo del canal o pequeño barranco y con una extensión más reducida. En este caso, lo que más favorece la conservación de la playa es la vegetación dunar (4) y los restos de posidonia, que durante el invierno cubren la playa y crean una especie de tejido que retiene la arena. 30

El extremo oriental de la perspectiva queda delimitado por los peñascos que cierran la cala y la protegen de los temporales del ábrego. Más allá de estos peñascos puede contemplarse una vista sobre una parte de la costa sur de la isla.

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Sant Pere

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Subir a lo alto de la cuesta de Sant Pere es una excursión recomendable porque ofrece una de las vistas más interesantes e ilustrativas de la parte más interior del término de Ferreries. Este mismo mirador se incluye en uno de los itinerarios por el medio natural recogidos en esta guía. La panorámica que nos ofrece muestra vistas y perspectivas sobre una parte del valle de Ferreries (1), y especialmente de la vertiente norte de la montaña de S’Enclusa (2) y de toda la sierra que se extiende desde ésta hacia el norte hasta el Tripol de Santa Teresa. En conjunto, lo que se aprecia es uno de los paisajes más montañosos y accidentados de la isla, una característica que ha dificultado el aprovechamiento agrícola de las tierras, pero que al mismo tiempo ha favorecido la conservación de los hábitats y de una vegetación más natural. Aquí los ambientes son sombríos y fríos en invierno y frecuentes las fuentes y aguazales, por lo que es punto de origen de algunos de los torrentes más importantes de Menorca. De los pies de la vertiente norte de S’Enclusa parten dos torrentes que alimentan algunos de los barrancos más importantes de la isla. A la derecha, justo al lado de las casas de La Marcona, hay un conjunto de fuentes que dan origen al torrente (3) de Algendar, torrente que posteriormente se unirá al barranco del mismo nombre y desembocará en Cala Galdana (pág. 29). A la izquierda se forma otro torrente, que irá confluyendo con otros hasta formar el torrente (4) de Sa Rovellada, que posteriormente se unirá al barranco de Trebalúger para finalmente desembocar en la cala del mismo nombre. 31

ITINERARIOS 1

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MENORCA

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Santa Àgueda - Els Alocs Distancia: 25,40 km Desnivel acumulado: 270 m Tiempo aproximado: 5 horas 30 minutos

2 ferreries - barranco de en fideu Distancia: 10,80 km Desnivel acumulado: 150 m Tiempo aproximado: 3 horas 3 CAMÍ REIAL (Ferreries-Barranco de Algendar)

Distancia: 10,20 km Desnivel acumulado: 180 m Tiempo aproximado: 3 horas 30 minutos

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ferreries - sant antoni de ruma

Distancia: 11 km Desnivel acumulado: 310 m Tiempo aproximado: 4 horas 30 minutos

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Distancia: 1 km Desnivel acumulado: 60 m Tiempo aproximado: 30 minutos

Me-1 Ferreries

cala galdana - cala mitjana

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CastILLO de Santa àgueda

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cala mitjana

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sant pere

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