Sacrificios vivos J. G. BÁEZ

Sacrificios vivos J. G. BÁEZ Quédate a dormir. Hay un grupo de rock español que se llama M-CLAN. Ellos cantan una canción titulada “Quédate a dormir

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Sacrificios vivos J. G. BÁEZ

Quédate a dormir. Hay un grupo de rock español que se llama M-CLAN. Ellos cantan una canción titulada “Quédate a dormir”, cuyo estribillo dice: Quédate a dormir, es todo lo que quiero en esta vida insana. Quédate a dormir, que pasen treinta años antes de mañana.

Estas rimas apelan a una de las más grandes mentiras de la sociedad en la que vivimos hoy en día. Muchos piensan que para un hombre o una mujer es suficiente con llevarse de vez en cuando a alguien a la cama; que eso basta para satisfacer sus anhelos o necesidades. Pero, como en muchos otros casos, el mundo se equivoca. La necesidad relacional del ser humano es mucho más profunda y trascendental que una mera noche de cama. Hay anhelos mucho más fuertemente enraizados en su ser, como la necesidad de compañerismo, de compartirlo todo, de hacer un proyecto de vida en común con otro ser humano, tal y como Dios lo diseñó. Tarde o temprano, todo el mundo se da cuenta de que una noche de cama con otra persona no es lo que necesita, sino a -2-

la persona entera. Algo parecido sucede si extrapolamos esta realidad a nuestra relación personal con Dios. Él no espera que le rindamos una parte de nosotros, de nuestro tiempo, o de nuestro esfuerzo. Por encima de cualquier cosa que podamos ofrecerle, Él nos quiere directamente a nosotros. Y de eso precisamente trata el pasaje que compartimos. Romanos 12:1-2 dice así...

1 Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.

Como escritor, el apóstol Pablo casi siempre empleaba el mismo esquema, una misma manera de organizar su texto. Una primera parte que contenía la enseñanza, y una segunda parte que desarrollaba una exhortación. En el caso en concreto de la Epístola a los Romanos, los primeros once capítulos del libro despliegan todo un cuerpo de enseñanza sobre la doctrina de la justificación por la fe. Y a partir del capítulo 12, Pablo comienza un segundo bloque de texto en el que pide a los creyentes que se comporten de una manera digna de la enseñanza que se ha expuesto anteriormente.

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Estos dos primeros versículos del capítulo 12, nos hablan sobre la entrega de todo nuestro ser a Dios. Se nos enseña que debemos ofrecer todo nuestro ser en adoración a Dios como respuesta a la misericordia que él nos ha mostrado, mediante la transformación de nuestro corazón. Vamos a ir desgranando este pasaje, frase a frase.

"Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios" Estas dos primeras palabras de nuestro pasaje, funcionan como un enlace con toda la sección anterior. La presencia de ese “por consiguiente” nos indica que la apelación que Pablo va a hacer a continuación se desprende directamente de todo lo que ha estado desarrollando anteriormente. Además, todo ese contenido previo al que se refiere, lo califica como las “misericordias de Dios”. ¿Cuáles son esas misericordias a las que Pablo hace alusión, las cuales preceden a nuestro texto? Él ha hablado de la bondad de Dios (2:4; 11:22), que se compadece de seres humanos caídos y alejados de él. También ha mencionado la paciencia de Dios (2:4; 9:22; 15:5), mediante la cual no descarga su ira sobre la maldad de los seres humanos, sino -4-

que soporta durante siglos y siglos hasta que llegue el tiempo, para que puedan llegar a salvarse aquellos que decidan creer en él. Ha hablado del gran amor de Dios (5:5,8; 8:35,39), el cual demostró al enviar a si Hijo Jesucristo para morir por nosotros, siendo aún sus enemigos. Y también de su gracia (1:5; 3:24; 4:16; 5:2,15; etc.), por la cual no hemos recibido el castigo que nos correspondía, sino la salvación que no merecíamos. Estoy seguro de que estas misericordias también las has experimentado en tu propia vida. Piensa un momento cómo eras antes de conocer a Jesús. ¿Cómo vivías, cómo pensabas? ¿Cómo actuabas? ¿Qué lugares que frecuentabas? ¿Cuáles eran tus hábitos? ¿Verdad que Dios ha sido bueno contigo, a pesar de tus propias maldades, a pesar de que vivías entregado a mentiras, a vicios, a odio, rebeldía, rencor? Él te ha mostrado su paciencia, esperándote durante todos estos años que estuviste lejos de él, viviendo tu propia vida. Ha sido compasivo contigo, concediéndote segundas oportunidades a la tercera, la cuarta y la quinta. Dios nos ha amado, poniendo su vida en lugar de la nuestra, y por eso debemos responder en una completa entrega de adoración. -5-

Los diez leprosos. Hubo una ocasión, en la que Cristo hizo un gran milagro según se relata en Lucas 17:11-19. Jesús se cruzó con diez leprosos al entrar en una aldea situada entre las regiones de Samaria y Galilea. Tal y como establecía la ley, los leprosos no podían acercarse a nadie. Así que cuando lo reconocieron, de lejos, comenzaron a darle voces, rogándole que les sanara. Y así fue. Jesús les dijo que para ser sanados tendrían que ir a ver al sacerdote. Mientras iban de camino, el milagro ocurrió de repente. Los diez fueron limpiados de la lepra. Sin embargo, de diez personas que fueron objeto de su compasión, tan sólo una volvió a su encuentro para darle gracias y adorarle. El mismo Jesús se sorprendió al comprobar la poca gratitud en la vida de estas personas. ¿Por qué? Porque cuando uno muestra amor, espera ser correspondido. Cuando uno muestra compasión, lo mínimo sería recibir una respuesta de gratitud a cambio. Nosotros mismos hemos sido objeto de la sanidad de una enfermedad mucho más grave que la lepra. Se trata del pecado. Esta es una enfermedad que no sólo destruye el cuerpo, sino también el alma y todo el ser. El pecado es una dolencia que se sufre en el cuerpo, en la mente, en las emociones, en el entorno, en las relaciones personales, en las responsabilidades, en el trabajo... y además de esta vida, -6-

también nos destruye por toda la eternidad. Nosotros no teníamos ninguna escapatoria posible, pero Jesús asumió todas las consecuencias de nuestros pecados en su propia persona para hacernos libres. Murió en una cruz pagando nuestro castigo, y resucitó al tercer día para darnos la esperanza de una nueva vida. Por eso Pablo apela a nuestro deber de corresponder a la gran misericordia y compasión que él nos ha brindado. ¿Cómo debemos responder? Entregándole todo nuestro ser en adoración, como respuesta a la misericordia que él nos ha mostrado, y mediante la transformación de nuestro corazón.

"que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios" No todas las versiones emplean una traducción literal en esta frase. Por ejemplo la versión Dios Habla Hoy dice «vosotros mismos». La Nueva Versión Internacional traduce «cada uno de ustedes». Pero lo cierto es que una traducción más llana y directa nos llama a “presentar nuestros cuerpos” a Dios, como un sacrificio viviente.

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¿De qué se trata este llamado a presentar el cuerpo en sacrificio? ¿Se refiere a todas las partes de nuestro físico? ¿Nuestra cabeza, tronco, brazos y piernas? ¿Pelos y uñas? ¿Huesos y músculos? Más bien se trata de una mera expresión simbólica con la que se da a entender que Dios lo espera todo de nosotros. La imagen de nuestro cuerpo representa todo lo que somos, sentimos, hablamos, hacemos y anhelamos. Dios desea todo nuestro ser. Los ecos del pasado. En el trasfondo de estas palabras entrevemos la imagen de los ritos sacrificiales del Antiguo Testamento. Bajo el amparo del Antiguo Pacto, todo israelita debía relacionarse con Dios a través de sacrificios. ¿En qué consistía exactamente? La persona en cuestión traía un animal (una oveja, un buey, una tórtola...) o algún tipo de material (cereales, tortas de pan, vino...) que el sacerdote se encargaba de ofrecer a Dios mediante un fuego sobre un altar. Ésta era la forma de adorar, de buscar a Dios, de estar en su presencia. No deberíamos olvidar el alto coste que suponía venir ante el sacerdote para encontrarse con el Señor. Aquel animal o aquellos cereales eran el fruto del trabajo y el esfuerzo continuado de la persona. Digamos que estar a cuentas con Dios requería un esfuerzo bastante significativo. Esta realidad debería suponer para nosotros un toque de atención, ya que si -8-

somos sinceros, muchas veces venimos a la presencia del Señor como el que va al bar de la esquina a comprar churros. Nos olvidamos que hubo alguien que pagó un alto precio por el privilegio que disfrutamos nosotros. Jesús asumió en sí mismo el costo la entrada al Lugar Santísimo. Fue un precio mucho más valioso que un animal. Fue su propia sangre la cual nos limpia de nuestros pecados. Ya no nos cuesta nada venir en busca de Dios, de su compañía, de su consuelo, de su dirección. No necesitamos ofrecer animales o materiales. Sin embargo en Hebreos 13:15-16 leemos... 15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. 16 Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

Es interesante cómo este pasaje también se plantea desde el mismo trasfondo de adoración sacrificial. Ya no es necesario ofrecer un animal sobre el altar, pero sí debemos ofrecer nuestra alabanza, y mucho más que eso. Debemos ofrecer según este versículo un estilo de vida nuevo y diferente, que se pueda definir como el hacer bien y la ayuda al prójimo. Esos son los sacrificios que el Señor espera de nosotros. En definitiva, sobre el altar debemos entregarnos a nosotros mismos. Todo nuestro ser, nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones. Todo lo que forma parte de nosotros es -9-

aquello que debemos entregar a Dios en un acto de adoración. Deberíamos ser un “sacrificio con patas”. No se trata de acudir el domingo a la iglesia, ni el martes a la reunión de oración. Se trata despertarte el lunes por la mañana, y desde el momento que sacas el pie de la cama, vivir deseando agradar al Señor en todo momento y en cualquier situación.

"...que es vuestro culto racional" Esta es, de nuevo, otra cláusula que cada versión la traduce de una forma distinta. Las distintas biblias emplean expresiones como “verdadero culto”, “adoración espiritual”, o “culto razonable”. La razón es que estamos ante una palabra que es muy poco común en la Biblia. De hecho, este adjetivo aparece sólo dos veces en todo el Nuevo Testamento. El sentido en el que se emplea apunta hacia todo lo que es la parte inmaterial del ser humano: su mente, sus emociones, su alma, su espíritu. De esta manera, lo que se nos da a entender es que la verdadera adoración es aquella que engloba todo nuestro ser: no sólo nuestro cuerpo, sino también nuestra mente, nuestro corazón, nuestra vida entera. Jesús dijo (Jn. 4:24)...

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24 Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad.

La adoración no se trata de cantar ni tocar las palmas. El Señor lo espera todo de nosotros. Todo, o nada. Aquí no existen los terrenos intermedios. La religiosidad no es suficiente. En una ocasión se acercó un fariseo a Jesús y le preguntó (Mt. 22:36-40): 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Esto nos enseña algo importante. ¿Nunca te has preguntado qué es lo que el Señor quiere o espera de ti? Pues aquí tienes la respuesta. Sobre todas las demás cosas, él desea tu amor, tu afecto. La prioridad más importante es que ames a Dios de todo corazón, y a tu prójimo. Estas dos demandas engloban la esencia de todo lo que Él espera de nosotros. A veces tendemos a distorsionar nuestro concepto de Dios, nos hacemos de Él una imagen equivocada. Es posible que le veamos como un juez o un policía, que lo único que sabe hacer es vigilar que no se cometan una serie de acciones prohibidas. Perdemos de vista lo que es más importante para él. Él quiere que dejes de mentir, pero sobre todo quiere tu - 11 -

corazón. Te pide que te alejes de la codicia, pero sobre todo quiere tu amor. Te dice que estés dispuesto a ofrendar, pero lo más importante para Él es que nunca dejes de amarle. Dios no es un policía, ni un juez, ni un árbitro. Él es un Padre, que quiere lo mejor para sus hijos. Y lo único que espera de ellos, es que le correspondan en amor y entrega. De eso se trata la verdadera adoración, de una vida que se define por el amor a Dios y a los demás.

"Y no os adaptéis a este mundo..." Este versículo nos presenta dos fuerzas transformadoras, opuestas entre sí y que ejercen influencia sobre nosotros. Por una parte está el mundo, al que no debemos adaptarnos, y por otra parte está el Espíritu Santo que nos guía hacia la voluntad de Dios, la cual es buena, agradable y perfecta. “No debemos adaptarnos al mundo”, ¿pero qué significa esto? ¿Acaso debemos huir de él, marcharnos a vivir al monte, en colonias independientes de la civilización? Por supuesto que no. Jesús oró por sus discípulos, diciendo “no ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Jn. 17:15). No podemos huir del mundo, eso está claro, ¿pero qué significa entonces no adaptarse a él? - 12 -

El mundo y la sociedad están sujetos a las distintas corrientes de pensamiento que van y vienen a lo largo de los siglos. Cada una de ellas trae consigo su propia filosofía, su propia manera de entender la vida. La gente se deja arrastrar e influenciar, pero con nosotros no debe ser así. Alguien dijo que sólo los peces muertos se dejan llevar por la corriente. Vivimos en un entorno caído, que por definición va a desarrollarse en contra de Dios y de su orden establecido, sistemáticamente. La sociedad actual tiene su propio pensamiento en cuanto a la familia, en cuanto al uso del dinero, en cuanto a las relaciones personales, etc. El mundo suele dejarse llevar por todas esas corrientes. Además, tenemos la tendencia de “normalizar” todo lo que es común. Pero lo normal y lo común son en realidad cosas distintas. No se trata de si “todo el mundo lo hace”, se trata de si está bien o mal, a la luz de la verdad de Dios. Aquí te dejo mi propia lista de “no pasa nada, todo el mundo lo hace...” ✔ ✔ ✔ ✔

Descargar películas por Internet. Pedir facturas sin I.V.A. Practicar sexo antes del matrimonio. Decir mentiras piadosas del tipo “tu bebé es muy bonito” o “no, tú no estás gordo” o “no, no me he - 13 -

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enfadado”. Arrojar basura al suelo. Soltar tacos. Tirar los envases al contenedor verde. Hablar pestes del gobierno. Pasar horas y horas en FACEBOOK. Copiar en un examen. Conectarse al WI-FI del vecino.

Todo el mundo lo hace. Pero eso no significa que esté bien. No seamos como todos los demás. Cuando nos comportamos como la mayoría, dejamos de marcar la diferencia, dejamos de ser sal y luz. “¿Y si la sal se volviere insípida, con qué será salada?” (Mt. 5:13) Ya no sirve para nada.

"sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente" El día en que conocemos al Señor, en nuestro interior se produce un cambio que revoluciona todo nuestro ser. Comienza un despertar, como una luz, un nuevo entendimiento de una verdad que antes no veías, que de pronto y sin saber por qué ahora ves. Crees en Dios, comprendes el evangelio y entregas tu vida al Señor. Y justo en ese instante, el Señor comienza a desarrollar en ti un - 14 -

proyecto. Se ha propuesto una meta, y no piensa abandonarla: hacerte más y más como Jesús. En España decimos un refrán: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Esto quiere decir que los auténticos cambios, los genuinos, no se producen en lo exterior, en la parte visible de la persona. Los verdaderos cambios no se tratan de pintarse una sonrisa en la cara, aprender cierto vocabulario y adquirir algunos hábitos. Porque al fin y al cabo, lo que eres realmente terminará saliendo a la luz. Lo más importante es que el cambio se produzca en el corazón. Y eso sí será lo que irá, poco a poco, transformándote desde dentro hacia fuera. En una de sus canciones el cantautor Marcos Vidal dice: Es mejor que pongas el perdón como bandera, que la paz se forja desde dentro hacia fuera. Recuerda: el dolor y el sufrimiento son una parte necesaria del proceso de cambio. Es como una escultura que para resultar en una hermosa obra de arte, necesita ser golpeada una y otra vez por el artesano. Santiago 1:2-4 nos dice: 2 Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, 4 y que la paciencia ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada. - 15 -

El Señor permite situaciones dolorosas en nuestras vidas, porque Él sabe que van a repercutir para bien, en nuestra forma de ser. No hay nada que escape a su control, nada que él no sepa. Este pasaje nos reta a ver los problemas de la vida desde una perspectiva diferente. Todos nosotros atravesamos situaciones complicadas, pero que ninguno de estos problemas sea capaz de robarnos el gozo, la paz, la tranquilidad de que hay un Dios orquestando todas las circunstancias para nuestro bien. Piensa en tu dolor, en tu problema, en esa situación que no te deja tranquilo, que te roba el sueño, que te hace sufrir. Presenta ante Dios todo esto y pídele que te de la fe y la confianza suficiente para descansar en Él, para creer en su protección, en que él tiene un propósito bueno para todo.

"para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto." La renovación de nuestra mente, de nuestro razonamiento, de nuestra forma de pensar, pasa también por la lectura y el estudio de la Palabra de Dios. Dice Hebreos 4:12... - 16 -

12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

La Biblia no es un libro cualquiera, es la principal fuente de conocimiento de Dios. Muchas veces pretendemos conocer más al Señor por lo que nos enseñan en la iglesia, o por las experiencias del día a día. Pero lo cierto es que el estudio de su Palabra en insustituible. Cuando abres las páginas de este libro, las palabras y pensamientos de Dios poco a poco penetran en nuestro corazón mostrándonos cómo somos, consolándonos, revelándonos lo que Él espera de nosotros. Es en la Biblia donde encontramos la voz de Dios. En ella nos comunica su voluntad. En contraposición con las costumbres y modas de la sociedad, su Palabra nos revela lo que es bueno para nosotros, lo que le agrada a él, lo que es perfecto.

Las instrucciones del microondas. ¿Has visto los diferentes tipos de horno microondas? Los hay que son muy sencillos, y los hay de los que parecen la cabina de un Boeing 747. A veces me encuentro delante de uno de esos que son muy complicados, y me resulta casi estresante. - 17 -

Me pongo a toquetear botones hasta que por casualidad consigo que aquello medianamente ande, y con un poco de suerte me termino de calentar la leche para el café. ¿Pero no sería mucho mejor si tuviera a mano el manual de instrucciones de la máquina? Con la vida pasa lo mismo. Hemos ido tomando decisiones, aprendiendo a base de errores y aciertos. Escarmentando. Pero hubiera sido mucho más sencillo si hubiésemos tenido en cuenta lo que “el fabricante” nos enseña en su libro de instrucciones para la vida. En la Palabra de Dios encontramos una gran fuente de sabiduría y conocimiento a la hora de manejar los asuntos prácticos del día a día. ¿Sabías que en ella se habla de relación de pareja, la actitud en el trabajo, el manejo de las finanzas o la toma de decisiones entre otras cosas? Tenemos que reconocerlo: más de una vez nos hubiéramos evitado muchos quebraderos de cabeza si nos hubiéramos ocupado investigar lo que él nos dice sobre aquellos asuntos con los que batallamos. Pero muchas veces nos hemos amoldado al mundo sin más, en vez de dejarnos transformar por su pensamiento, según su buena voluntad; para entregarle todo nuestro ser en adoración.

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Palabras finales. Pablo nos llama a entregarnos al Señor en repuesta a la gran misericordia que Él nos ha mostrado. Ninguno de nosotros merecíamos su compasión. Sin embargo, Dios entregó la vida de su propio Hijo para que pudiéramos ser salvos. Por tanto, todo lo que podemos hacer es ofrecer todo nuestro ser en adoración. De hecho, ésa es la verdadera adoración. Nuestro Padre no quiere que cumplas normas ni tradiciones religiosas, no espera sigas costumbres, no desea sacrificios. Te quiere a ti. Tu amor, tu corazón, tu entrega. Una entrega que se irá produciendo en la medida en que vayamos siendo transformados. El mundo es continuamente sacudido por nuevas modas que van y vienen, costumbres y filosofías varias. Pero la pregunta es quién influencia a quién. ¿La sociedad a nosotros, o nosotros a la sociedad? Es cierto que se trata de un desafío continuo, de cada día, en cada decisión que tomamos en cada momento que vivimos todo se reduce a una sencilla cuestión: ¿Cómo desea Dios que actúe en este instante, caso, dilema, problema, asunto? ¿Qué haría Jesús si estuviera en mi lugar? Sólo en su Palabra encontraremos la respuesta, las pautas que nos indican cómo desarrollar nuestras vidas según su voluntad, la cual es buena para nosotros, y agradable para Él. En las Escrituras encontramos la sabiduría perfecta, la cual - 19 -

no se desprende la experiencia humana, o de filosofía alguna, sino de la revelación del Creador del mundo. Sé un sacrificio vivo, una adoración viviente. Entrégate sin reservas al Señor.

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