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SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA Fundador de la Congregación Solemnidad
Nació en Nápoles el año 1696. Doctor en ambos derechos, alcanzó el sacerdocio y fundó la Congregación del San simo Redentor. Para incrementar la vida cris ana en el pueblo, se entregó a la predicación y escribió libros, principalmente de doctrina moral, ciencia de la que es considerado maestro. Elegido obispo de Santa Águeda de los Godos, dirigió su diócesis con celo eximio. Debilitado por la enfermedad y los años, renunció al episcopado y murió entre los suyos en Nocera dei Pagani, de Campania, el año 1787. Del común de pastores o doctores, excepto lo siguiente:
I Vísperas HIMNO Al que un santo cantara como futuro obispo, que ardiente esparciría de la fe la semilla, hoy nosotros en fiesta por santo veneramos y ensalzamos a coro con devoción alegre. Tierno aún en años, Alfonso ya vislumbra de la divina virtud el rostro bello; la quiere hacer suya, y su piedad florece cual las plantas junto a un cauce limpio y fresco. Su corazón se aleja de la ilusión mundana y aspira generoso a los valores más altos; confuso ante la mera sombra de un leve error, dice por siempre adiós a los triunfos del foro. Detestando de Satán las artes vanas, rechaza un día del mundo los halagos, y con paso resuelto su espada cuelga a los pies de la Virgen, su Madre amada. Desde entonces, ceñida simple túnica negra, su sola ambición ene puesta en dar gloria a Cristo: por si os escarpados, por lejanas aldeas pasea enarbolando el signo de la Cruz. Como un sera n se inflama ante el altar, se mor fica, enemigo de sí mismo; para ser ofrenda grata a la deidad, su cuerpo somete a ascé cas fa gas.
A , Trinidad santa, a la eterna gloria; Tu que riges del mundo y de los hombres las suertes; florezca por doquier la piedad, la más sincera, con Alfonso como guía y valedor gracioso. Amén. SALMODIA Ant. 1. No oculté en mi corazón tu jus cia, pregoné tu verdad y tu salvación. Salmo 112 Alabad, siervos del Señor alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la erra? Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo; a la estéril le da un puesto en la casa como madre feliz de hijos.
Ant. No oculté en mi corazón tu jus cia, pregoné tu verdad y tu salvación. Ant. 2. Yo mismo apacentaré mis ovejas; buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas. Salmo 145 Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la erra, el mar y cuanto hay en él; que man ene su fidelidad perpetuamente, que hace jus cia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cau vos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. Ant. Yo mismo apacentaré mis ovejas; buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas. Ant. 3. Cuidó de su pueblo y lo libró de la perdición. Cán co Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celes ales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha des nado en la persona de Cristo, por pura inicia va suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido, en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
Ef 1.3-10
ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la erra. Ant. Cuidó de su pueblo y lo libró de la perdición.
LECTURA BREVE
1P 5,1-4
A los presbíteros en esa comunidad, yo presbítero como ellos, tes go de los sufrimientos de Cristo y par cipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convir éndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita. RESPONSORIO BREVE V/. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor. R/. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor. V/. Santos y humildes de corazón, alabad a Dios. R/. Bendecid al Señor. V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R/. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO Sacerdote del Al simo, modelo de virtudes, pastor bueno del pueblo, tú agradaste al Señor. PRECES Alabemos a Cristo el Señor, cons tuido ante el Padre Pon fice en favor de los hombres, y supliquémosle en la solemnidad de San Alfonso María, diciendo con humildad: Salva a tu Pueblo, Señor. Tú, que anunciaste con celo inmenso la palabra de Dios; - concédenos que seamos imitadores tuyos. Tú, que viniste a evangelizar a los pobres; - haz que sea predicado el Evangelio a todo ser viviente. Tú, que guiaste a tu Iglesia mediante eximios y santos pastores, - llena del Espíritu Santo a nuestro Padre el Papa N. y a todos los pastores de tu Pueblo. Tú, que encomendaste a hombres el ministerio de predicar la Palabra de Dios, - envía obreros a tu mies, para que sea glorificado tu nombre en todos los pueblos. Tú, que honraste a nuestros hermanos en su vida con el ministerio sagrado, - haz que te alaben por siempre en el cielo.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común: Padre nuestro. Oración Oh Dios, que suscitas con nuamente en tu Iglesia nuevos ejemplos de san dad, concédenos la gracia de imitar en el celo apostólico a tu obispo san Alfonso María, para que podamos compar r en el cielo su misma recompensa. Por nuestro Señor Jesucristo.
Invitatorio Ant. Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo, que hoy coronó a San Alfonso.
Oficio de lectura HIMNO Ardiendo en celo y con piedad sincera, proclama Alfonso el mensaje de Cristo; amor le impulsa y le acompaña augusta la gracia salvadora. Chicos y ancianos, jóvenes y esposos al Santo acuden en tropel gozoso, y sacian ávidos la sed del bien con su sabia palabra.
Ya dibujando del infierno triste las nieblas, gana a los alejados, y —buen pastor— conduce a los desviados al seguro redil. Doquier la planta pone el misionero, se aleja al punto del error la nube, renacen las costumbres evangélicas y revive la fe. Mientras canta las glorias de María, su rostro irradia luminosos rayos; entre gozoso y estremecido el pueblo, prenda ve de altos bienes. A loores, a honor excelso, oh Trinidad, de sumo culto digna: haz que el fervor de Alfonso emulando, lleguemos hasta . Amén. SALMODIA Ant. 1. Surgió como un fuego, y sus palabras eran como antorcha llameante. Salmo 20, 2-8.14 Señor, el rey se alegra por tu fuerza, ¡y cuánto goza con tu victoria! Le has concedido el deseo de su corazón, no le has negado lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito, y has puesto en su cabeza una corona de oro fino. Te pidió vida, y se la has concedido, años que se prolongan sin término. Tu victoria ha engrandecido su fama, lo has ves do de honor y majestad. Le concedes bendiciones incesantes, lo colmas de gozo en tu presencia; porque el rey con a en el Señor, y con la gracia del Al simo no fracasará. Levántate, Señor, con tu fuerza, y al son de instrumentos cantaremos tu poder. Ant. Surgió como un fuego, y sus palabras eran como antorcha llameante. Ant. 2. La Sabiduría, ar fice del cosmos, me lo enseñó; es un espíritu inteligente, santo y múl ple. Salmo 91,1 Es bueno dar gracias al Señor, y tocar para tu nombre, oh Al simo, proclamar por la mañana tu misericordia, y de noche tu fidelidad, con arpas de diez cuerdas y laúdes sobre arpegios de cítaras. Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo las obras de tus manos. ¡Qué magníficas son tus obras, Señor, qué profundos tus designios!
El ignorante no los en ende ni el necio se da cuenta. Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores, serán destruidos para siempre. Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los siglos. Ant. La Sabiduría, ar fice del cosmos, me lo enseñó; es un espíritu inteligente, santo y múl ple. Ant. 3. Empleado bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor. II Porque tus enemigos, Señor, perecerán, los malhechores serán dispersados; pero a mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite nuevo. Mis ojos despreciarán a mis enemigos, mis oídos escucharán su derrota. El justo crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios. En la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, que en mi Roca no existe la maldad.
Ant. Empleado bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.
V/. Dios le hará derramar sabias palabras, R/. Y él confesará al Señor en su oración.
PRIMERALECTURA Del libro del Eclesiás co
39,1-14
El hombre sabio, conocedor de las Escrituras El que se entrega de lleno a meditar la ley del Al simo indaga la sabiduría de sus predecesores y estudia las profecías, examina las explicaciones de autores famosos y penetra por parábolas intrincadas, indaga el misterio de proverbios y da vuelta a enigmas. Presta servicio ante los poderosos y se presenta ante los jefes, viaja por países extranjeros, probando el bien y el mal de los hombres; madruga por el Señor, su creador, y reza delante del Al simo, abre la boca para suplicar, pidiendo perdón de sus pecados. Si el Señor lo quiere, él se llenará de espíritu de inteligencia; Dios le hará derramar sabias palabras, y él confesará al Señor en su oración; Dios guiará sus consejos prudentes y él meditará sus misterios; Dios le comunicará su doctrina y enseñanza, y él se gloriará de la ley del Al simo. Muchos alabarán su inteligencia, que no perecerá jamás; nunca faltará su recuerdo, y su fama vivirá por generaciones; los pueblos contarán su sabiduría, y la asamblea anunciará su alabanza.
RESPONSORIO
Eclo 15,5-6
R/. En la asamblea le da la palabra. * Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia. V/. Alcanzará gozo y alegría. * Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
SEGUNDA LECTURA De las obras de San Alfonso María de Ligorio, obispo. (Tratado sobre la prác ca del amor a Jesucristo, edición la na, Roma 1909, pp. 9-14). El amor a Cristo Toda la san dad y la perfección del alma consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien y nuestro redentor. La caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto. ¿Por ventura Dios no merece todo nuestro amor? Él nos ha amado desde toda la eternidad. «Considera, oh hombre —así nos habla—, que yo he sido el primero en amarte. Aún no habías nacido, ni siquiera exis a el mundo, y yo ya te amaba. Desde que existo, yo te amo.» Dios, sabiendo que al hombre se le gana con beneficios, quiso llenarlo de dones para que se sin era obligado a amarlo. «Quiero atraer a los hombres a mi amor con los mismos lazos con que habitualmente se dejan ganar: con los vínculos del amor.» Y este es el mo vo de todos los dones que concedió al hombre. Además de haberle dado un alma dotada, a imagen suya, de memoria, entendimiento y voluntad, y un cuerpo con sus sen dos, no contento con esto, creó en beneficio suyo, el cielo y la erra y tanta abundancia de cosas, y todo ello por amor al hombre, para que todas aquellas criaturas estuvieran al servicio del hombre, y así el hombre lo amara a él en atención a tantos beneficios.
Laudes HIMNO Pueblos de Salerno, alegraos por tener un tan genial prelado: del universo de los pueblos todos proclamándolo feliz y modelo. Él, cual celoso pastor, se entrega, llama con voz amiga a las ovejas, mostrándoles sendas salvadoras y los pastos seguros y sanos.
En vano de lobos la fiereza acecha a las puertas del redil; noche y día en vela se man ene el pastor vigilante a la puerta. A los que oprime indigencia infausta sos ene con mano generosa; su amor no se desdeña de inclinarse ante el enfermo, el huérfano o el triste. Emulo de la Sión celeste, ofrece a Dios la sagrada ofrenda; para que el culto se ofrezca autén co, selecciona ministros sin tacha. Porque ama del pueblo el esplendor, atesora joyas y valores;
Y no sólo quiso darnos aquellas criaturas, con toda su hermosura, sino que, además, con el objeto de conquistarse nuestro amor, llegó al extremo de darse a sí mismo por entero a nosotros. El Padre eterno llegó a darnos a su Hijo único. Viendo que todos nosotros estábamos muertos por el pecado y privados de su gracia, ¿qué es lo que hizo? Llevado por su amor inmenso, mejor aún, excesivo, como dice el Apóstol, nos envió a su Hijo amado para sa sfacer por nuestros pecados y para res tuirnos a la vida que habíamos perdido por el pecado. Dándonos al Hijo, al que no perdonó, para perdonarnos a nosotros, nos dio con él todo bien: la gracia, la caridad y el paraíso, ya que todas estas cosas son ciertamente menos que el Hijo: El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él?
RESPONSORIO
Sal 144,19-20; 1 Jn 3,9
R/. El Señor sa sface los deseos de sus fieles, escucha sus gritos y los salva. * El Señor guarda a los que lo aman. V/. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él. * El Señor guarda a los que lo aman. HIMNO, Te Deum, como en el Ordinario
Oración Oh Dios, que suscitas con nuamente en tu Iglesia nuevos ejemplos de san dad, concédenos la gracia de imitar en el celo apostólico a tu obispo San Alfonso María de Ligorio, para que podamos compar r en el cielo su misma recompensa. Por nuestro Señor Jesucristo.
para que a Cristo honor no le falte, se priva él gustoso del sustento. A la augusta Trinidad la gloria y alabanza sea por siempre: por su divino favor Alfonso alcanzó las celestes mansiones. Amén.
SALMODIA Ant. 1. Os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con saber y acierto. Salmos y cán co del domingo de la semana I Ant. 2. No he guardado en el corazón tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación. Ant. 3. Su linaje será poderoso en la erra, la descendencia del justo será bendita.
LECTURA BREVE
Sab 7, 13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, la reparto sin envidia y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
RESPONSORIO BREVE V/. El pueblo cuenta su sabiduría. R/. El pueblo cuenta su sabiduría. V/. La asamblea pregona su alabanza. R/. Cuenta su sabiduría. V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo R/. El pueblo cuenta su sabiduría.
CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Los sabios brillaran con esplendor de cielo, y los que enseñan la jus cia a las mul tudes serán como estrellas por toda la eternidad.
PRECES Agradecidos, alabemos a Cristo, el buen pastor, que ofreció su vida por sus ovejas y supliquémosle diciendo: Apacienta, Señor, a tu pueblo. Tú, que por tu preciosa sangre nos redimiste d el poder del pecado, - otórganos que cooperemos todos en la salvación del mundo. Tú, que enviaste a tus discípulos a predicar tu Evangelio a los pobres, - concédenos que, sembrando la palabra con fa ga recojamos con gozo la cosecha.
Tú, que cons tuiste a los sacerdotes ministros y dispensadores de tus misterios, - concede a los mismos un corazón fiel, sabiduría y caridad. Tú, que nos has llamado a tu servicio, - haznos ministros de tu mul forme gracia a favor de nuestros hermanos. Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó: Padre nuestro. Oración Oh Dios, que suscitas con nuamente en tu Iglesia nuevos ejemplos de san dad, concédenos la gracia de imitar en el celo apostólico a tu obispo San Alfonso María, para que podamos compar r en el cielo su misma recompensa. Por nuestro Señor Jesucristo.
II Vísperas HIMNO Quien al cielo subir quiera por senda segura y firme, que los escritos, Alfonso, que tú nos dejaste, lea. Ellos, de sabor celeste llenos, maduran las mentes, y al corazón comunican el fuego del amor santo. ¿Quién pintó nunca tan vivo las llagas de Cristo en cruz? ¿Quién habló con más elogio de las glorias de María?
Aquí se ofrece alimento a todo fiel de la Iglesia en esta mesa nutrido cada cual saldrá más justo. Por él floreció el pudor, la moral se afirmó pura; Jesús Redentor lo hizo sostén de un caduco mundo. Al Padre y a la vez al Hijo y a , su Espíritu Santo, sea dada perenne gloria, cual lo fue, también ahora. Amén.
SALMODIA Ant. 1. Soy ministro del Evangelio por el don de la gracia de Dios Salmo 14 Señor, ¿quién puede hospedarse en tu enda y habitar en tu monte santo? El que procede honradamente y prac ca la jus cia, el que ene intenciones leales y no calumnia con su lengua, el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor, el que no retracta lo que juró aun en daño propio, el que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará. Ant. Soy ministro del Evangelio por el don de la gracia de Dios Ant. 2. Este es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su pueblo. Salmo 111 Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la erra, la descendencia del justo será bendita. En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta. En las nieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas no cias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. El malvado, al verlo, se irritará, rechinará los dientes hasta consumirse. La ambición del malvado fracasará. Ant. Este es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su pueblo.
Ant. 3. Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Cán co Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Ap. 15,3-4
Ant. Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo pastor.
LECTURA BREVE
1P 5,1-4
A los presbíteros en esa comunidad, yo presbítero como ellos, tes go de los sufrimientos de Cristo y par cipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convir éndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
RESPONSORIO BREVE V/. Este es el que ama a sus hermanos. R/. Este es el que ama a sus hermanos. V/. El que ora mucho por su pueblo. R/. El que ama a sus hermanos. V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo R/. Este es el que ama a sus hermanos.
CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Oh Doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Alfonso María, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.
PRECES Alabemos a Cristo el Señor, cons tuido ante el Padre Pon fi ce en favor de los hombres, y supliquémosle en la solemnidad de San Alfonso María, diciendo con humildad: Salva a tu Pueblo, Señor. Tú, que anunciaste con celo inmenso la palabra de Dios; - concédenos que seamos imitadores tuyos. Tú, que viniste a evang elizar a los pobres; - haz que sea predicado el Evangelio a todo ser viviente. Tú, que guiaste a tu Iglesia mediante eximios y santos pastores, - llena del Espíritu Santo a nuestro Padre el Papa N. y a todos los pastores de tu Pueblo. Tú, que encomendaste a hombres el ministerio de predicar la Palabra de Dios, - envía obreros a tu mies, para que sea glorificado tu nombre en todos los pueblos. Tú, que honraste a nuestros hermanos en su vida con el ministerio sagrado, - haz que te alaben por siempre en el cielo. Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común: Padre nuestro.
Oración