San Gregorio Nacianceno

«Pascua del Señor, Pascua; lo digo por tercera vez en honor de la Trinidad; Pascua. Es, para nosotros, la fiesta de las fiestas, la solemnidad de las

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«Pascua del Señor, Pascua; lo digo por tercera vez en honor de la Trinidad; Pascua. Es, para nosotros, la fiesta de las fiestas, la solemnidad de las solemnidades, que es superior a todas las demás, no sólo a las fiestas humanas y terrenales, sino también a las fiestas del mismo Cristo que se celebran en su honor, igual que el sol supera a las estrellas». San Gregorio Nacianceno

Indulgencias en el Triduo Pascual - 3

INDULGENCIA PLENARIA INDULGENCIA PLENARIA PARA EL SANTO TRIDUO PASCUAL La indulgencia plenaria es la remisión total ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la Redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos. • Nadie que gane indulgencias puede aplicarlas a otras personas que aún viven, pero las indulgencias pueden aplicarse a los difuntos a manera de sufragio. • Durante el santo Triduo Pascual podemos ganar el don de la Indulgencia Plenaria si realizamos algunas de las siguientes obras establecidas por la Santa Sede.

¿Cómo obtenerla dentro del Santo Triduo Pascual? Jueves Santo • Si durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de la Cena del Señor, recitamos o cantamos el himno eucarístico del “Tantum Ergo” • Si visitamos por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para adorarlo. Viernes Santo • Si el Viernes Santo asistimos piadosamente a la Adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pasión del Señor. • Si rezamos el Santo Vía Crucis: ante las estaciones, pasando de una a otra por lo menos quien lo dirige, meditando las escenas si se desea, con alguna oración vocal.

4 - Indulgencias en el Triduo Pascual

Sábado Santo • Si rezamos juntos el Santo Rosario: rezándolo en una iglesia, en un oratorio, en familia, o en comunidad. Es suficiente con rezar y meditar cinco de los misterios del Rosario. Vigilia Pascual • Si asistimos a la celebración de la Vigilia Pascual (Sábado Santo por la noche) y en ella renovamos las promesas de nuestro Santo Bautismo. Condiciones: Para ganar la Indulgencia Plenaria además de haber realizado la obra enriquecida se requiere el cumplimiento de las siguientes condiciones: a. Exclusión de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial. b. Confesión sacramental, Comunión eucarística y Oración por las intenciones del Sumo Pontífice. Estas tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la obra enriquecida con la Indulgencia Plenaria; pero conviene que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se realicen el mismo día en que se cumple la obra. Es oportuno señalar que con una sola confesión sacramental pueden ganarse varias indulgencias. Conviene, no obstante, que se reciba frecuentemente la gracia del sacramento de la Penitencia, para ahondar en la conversión y en la pureza de corazón. En cambio, con una sola comunión eucarística y una sola oración por las intenciones del Santo Padre sólo se gana una Indulgencia Plenaria. La condición de orar por las intenciones del Sumo Pontífice se cumple si se reza un solo Padrenuestro y Avemaría; pero se concede a cada fiel cristiano la facultad de rezar cualquier otra fórmula, según su piedad y devoción.

Lecturas de las Misas - 5

Lecturas de las Misas del Triduo Pascual Jueves Santo MISA CRISMAL Éxodo 12,1-8.11-14 Salmo 115 1 Corintios 11,23-26 Juan 13,1-15 MISA IN COENA DOMINI Éxodo 12,1-8.11-14 Salmo 115,12-13.15-16bc.17-18 1 Corintios 11,23-16 Juan 13,1-15

Viernes Santo Isaías 52,13—53,12 Salmo 30,2.6.12-13.15-16.17.25 Hebreos 4,14-16; 5,7-9 Juan 18,1—19,42

Sábado Santo - Vigilia Pascual ANTIGUO TESTAMENTO Génesis 1,1-2,2; Salmo 103 ó Salmo 32 Génesis 22,1-18; Sal 15 Éxodo 14,15—15,1, Cántico del Éxodo 15,1-18 Isaías 54,5-14; Salmo 29 Isaías 55,1-11; Cántico de Isaías 12,2-6 Baruc 3,9-15.32—4,4; Salmo 18,8-11 Ezequiel 36,16-28; Salmo 41 ó Salmo 50 NUEVO TESTAMENTO Romanos 6,3-11; Salmo Aleluyático (Salmo 117) Marcos 16,1-7

Domingo de Resurrección Hechos 10, 34a.37-43 Salmo 117 Colosenses 3,1-4 Juan 20,1-9

6 - Jueves Santo

JUEVES SANTO Al participar en la Eucaristía te unes a la Pasión de Cristo. Al alimentarte con Él, su Cuerpo y su Sangre te dan vida verdadera. LFF

La liturgia del Jueves Santo es una invitación a profundizar concretamente en el misterio de la Institución de la Eucaristía, el Sacerdocio y el Mandamiento del Amor.

LAUDES Invocación D: Señor, abre mis labios. T: Y mi boca proclamará tu alabanza. Himno: No me mueve, mi Dios, para quererte No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido; ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido; muéveme ver tu cuerpo tan herido, muéveme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que, aunque no hubiera cielo, yo te amara, y, aunque no hubiera infierno, te temiera. No tienes que me dar porque te quiera; pues, aunque cuanto espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. Amén.

Laudes - 7

Salmodia Ant. 1 Mira, Señor, y contempla que estoy en peligro, respóndeme en seguida. Salmo 79 – Ven a visitar tu viña Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como a un rebaño; tú que te sientas sobre querubines, resplandece ante Efraín, Benjamín y Manasés; despierta tu poder y ven a salvarnos. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Señor, Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo estarás airado mientras tu pueblo te suplica? Les diste a comer llanto, a beber lágrimas a tragos; nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos, nuestros enemigos se burlan de nosotros. Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste; le preparaste el terreno, y echó raíces hasta llenar el país; su sombra cubría las montañas, y sus pámpanos, los cedros altísimos; extendió sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río. ¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas?

8 - Jueves Santo

Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa. La han talado y le han prendido fuego: con un bramido hazlos perecer. Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Ant. 1 Mira, Señor, y contempla que estoy en peligro, respóndeme en seguida. Ant. 2 Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré. Cántico (Is 12,1-6) – Acción de gracias del pueblo salvado Te doy gracias, Señor, porque estabas airado contra mí, pero ha cesado tu ira y me has consolado. Él es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. Aquel día, diréis: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.

Laudes - 9

Tañed para el Señor, que hizo proezas; anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!» Ant. 2. Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré. Ant. 3. El Señor nos alimentó con flor de harina, nos sació con miel silvestre. Salmo 80 – Solemne renovación de la Alianza Aclamad a Dios, nuestra fuerza; dad vítores al Dios de Jacob: acompañad, tocad los panderos, las cítaras templadas y las arpas; tocad las trompetas por la luna nueva, por la luna llena que es nuestra fiesta; porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma establecida para José al salir de Egipto. Oigo un lenguaje desconocido: «retiré los hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción, y te libré, te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel! No tendrás un Dios extraño, no adoraras un dios extranjero; yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto; abre tu boca y yo la saciaré.

10 - Jueves Santo

Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen según sus antojos. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!: En un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios; los que aborrecen al Señor te adularían, y su suerte quedaría fijada; te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre.» Ant. 3. El Señor nos alimentó con flor de harina, nos sació con miel silvestre. Lectura Breve (Hb 2,9b-10) Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Así, por amorosa dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos. Pues como quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran número de hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación. Responsorio Breve D: Nos has comprado, Señor, por tu sangre. T: Nos has comprado, Señor, por tu sangre. D: De entre toda raza, lengua, pueblo y nación. T: Nos has comprado, Señor, por tu sangre. D: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. T: Nos has comprado, Señor, por tu sangre. Cántico Evangélico Ant. Con verdadero anhelo he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer. Cántico de Zacarías: ver página 100

Laudes - 11

Preces Oremos a Cristo, Sacerdote eterno, a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo, para que proclamara la redención a los cautivos, y digámosle: Señor, ten piedad. Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así a la gloria, —conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna. Tú que, elevado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado, —sana nuestra heridas. Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida, —haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol. Tú que, clavado en la cruz perdonaste al ladrón arrepentido, —perdónanos también a nosotros, pecadores. Como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecado, diciendo: Padre nuestro... Oración Dios nuestro, digno, con toda justicia, de ser amado sobre todas las cosas, derrama sobre nosotros los dones de tu gracia, para que la herencia celestial, que la muerte de tu Hijo nos hace esperar confiadamente, logre ser alcanzada por nosotros en virtud de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. D: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. T: Amén. Oraciones marianas: ver página 101

12 - Jueves Santo

OFICIO DE LECTURA Invocación inicial D. Dios mío, ven en mi auxilio T. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: ¡Triste de mí que he cruzado! ¡Triste de mí que he cruzado de la vida los senderos por largo tiempo sin veros, ojos del Crucificado! Mas, de vuestra luz privado, me fue contraria la suerte… ¡Ojos muertos del Dios fuerte, olvidad viejos agravios y haced que os besen mis labios en la hora de mi muerte! ¡Ojos de Cristo, miradme! ¡Ojos muertos, conmovedme! ¡Ojos tiernos, atraedme! ¡Ojos llorosos, bañadme! ¡Ojos sin luz, alumbradme! ¡Ojos piadosos, seguidme por donde mi planta yerra, y por el haz de la tierra hacia el cielo conducidme! Amén.

Oficio de lectura - 13

Salmodia Ant. 1. Estoy agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios. Salmo 68,2-22.30-37–Lamentación y plegaria de un fiel desolado I

Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello: me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie; he entrado en la hondura del agua, me arrastra la corriente. Estoy agotado de gritar, tengo ronca la garganta; se me nublan los ojos de tanto aguardar a mi Dios. Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin razón; más duros que mis huesos, los que me atacan injustamente. ¿Es que voy a devolver lo que no he robado? Dios mío, tú conoces mi ignorancia, no se te ocultan mis delitos. Que por mi causa no queden defraudados los que esperan en ti, Señor de los ejércitos. Que por mi causa no se avergüencen los que te buscan, Dios de Israel. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.

14 - Jueves Santo

Cuando me aflijo con ayunos, se burlan de mí; cuando me visto de saco, se ríen de mí; sentados a la puerta murmuran, mientras beben vino me cantan burlas. Ant. Estoy agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios. Ant. 2. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. II

Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude: arráncame del cieno, que no me hunda; líbrame de los que me aborrecen, y de las aguas sin fondo. Que no me arrastre la corriente, que no me trague el torbellino, que no se cierre la poza sobre mí. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia, por tu gran compasión vuélvete hacia mí; no escondas tu rostro a tu siervo: estoy en peligro, respóndeme en seguida. Acércate a mí, rescátame, líbrame de mis enemigos: estás viendo mi afrenta, mi vergüenza y mi deshonra; a tu vista están los que me acosan. La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. Ant. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.

Oficio de lectura - 15

Ant. 3. Buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. III

Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias; le agradará a Dios más que un toro, más que un novillo con cuernos y pezuñas. Miradlo los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas. El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá, y las habitarán en posesión. La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella. Ant. Buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. D. Cuando sea yo levantado en alto sobre la tierra. T. Atraeré a todos hacia mí. Primera Lectura Año I: Del libro de las Lamentaciones 2,11-22 Lamentos y súplicas Mis ojos están anegados en llanto, se estremecen mis entrañas, se derrama por tierra mi hiel, por la ruina de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen los niños lactantes en las plazas de la ciudad. Preguntaban a sus madres: «¿Dónde hay pan y vino?», mientras desfallecían, como los heridos, por las calles de la ciudad, mientras expiraban en brazos de sus madres.

16 - Jueves Santo

¿Quién se te iguala, quién se te asemeja, ciudad de Jerusalén?, ¿a quién te compararé, para consolarte, virgen, hija de Sión? Inmensa como el mar es tu desgracia: ¿quién podrá curarte? Tus profetas te ofrecían visiones falsas y engañosas; y no te denunciaban tus culpas para cambiar tu suerte, sino que te anunciaban visiones falsas y seductoras. Los que van por el camino se frotan las manos al verte, silban y menean la cabeza contra la ciudad de Jerusalén: «¿Es ésta la ciudad más hermosa, la alegría de toda la tierra?» Se burlaron a carcajadas de ti todos tus enemigos, silbaron y rechinaron los dientes diciendo: «La hemos arrasado; éste es el día que esperábamos: lo hemos conseguido y lo estamos viendo.» El Señor ha realizado su designio, ha cumplido la palabra que había pronunciado hace tiempo: ha destruido sin compasión; ha exaltado el poder del adversario, ha dado al enemigo el gozo de la victoria. Grita con toda el alma al Señor; laméntate, Sión, derrama torrentes de lágrimas, de día y de noche, no te concedas reposo, no descansen tus ojos. Levántate y grita de noche, al relevo de la guardia, derrama como agua tu corazón en presencia del Señor, levanta hacia él las manos, por la vida de tus niños, desfallecidos de hambre en las encrucijadas: «Mira, Señor, fíjate: ¿a quién has tratado así? ¿Cuándo las mujeres se han comido a sus hijos, a sus hijos tiernos? ¿Cuándo han asesinado en el templo del Señor a sacerdotes y profetas? Se tienden en el suelo de las calles muchachos y ancianos, mis jóvenes y mis doncellas cayeron a filo de espada; el día de tu ira diste muerte, mataste sin compasión. Convocaste, como para una fiesta, terrores que me cercan: el día de tu ira nadie pudo salvarse ni escapar. A los que yo crié y alimenté los aniquiló el enemigo.» Responsorio Lm 2,18 R. Jerusalén, levántate y despójate de tus vestidos de gloria; vístete de luto y aflicción. * Porque en ti ha sido ajusticiado el Salvador de Israel.

Oficio de lectura - 17

V. Derrama torrentes de lágrimas, de día y de noche; que no descansen tus ojos. R. Porque en ti ha sido ajusticiado el Salvador de Israel. Año II: Del libro del profeta Jeremías 15,10-21 Nueva vocación de Jeremías En aquellos días, exclamó Jeremías: «¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de pleitos y contiendas con todo el mundo! Ni he prestado ni me han prestado, y todos me maldicen. De veras, Señor, te he servido fielmente: en el peligro y en la desgracia he intercedido en favor de mi enemigo; tú lo sabes. (¿Se rompe el hierro, el hierro del norte, o el bronce?)» «Tu riqueza y tus tesoros los entrego al saqueo, de balde, por tus pecados en tus fronteras. Te hago esclavo del enemigo en tierra que desconoces, porque mi ira se enciende y arde eternamente.» Señor, acuérdate y ocúpate de mí, véngame de mis perseguidores, no me dejes perecer por tu paciencia, mira que soporto injurias por tu causa. Cuando encontraba palabras tuyas las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, ¡Señor, Dios de los ejércitos! No me senté a disfrutar con los que se divertían; forzado por tu mano me senté solitario, porque me llenaste de tu ira. ¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga y mi herida enconada e incurable? Te me has vuelto arroyo engañoso, de agua inconstante. Entonces me respondió el Señor: «Si vuelves, te haré volver y estar a mi servicio; si apartas el metal de la escoria, serás mi boca. Que ellos vuelvan a ti, no tú a ellos. Frente a este pueblo te pondré como muralla de bronce inexpugnable: lucharán contra ti y no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte y salvarte —oráculo del Señor—. Te libraré de manos de los perversos, te rescataré del puño de los opresores.»

18 - Jueves Santo

Responsorio Mt 23,37; cf. Jr 19,15 T. Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. * ¡Cuántas veces he querido agrupar a tus hijos, y tú no has querido! D. Endureciste tu cerviz y no escuchaste mis palabras. T. ¡Cuántas veces he querido agrupar a tus hijos, y tú no has querido! Segunda Lectura De la Homilía de Melitón de Sardes, obispo, Sobre la Pascua (Núms. 65-71: SC 123, 95-101) El cordero inmolado nos ha hecho pasar de la muerte a la vida

Los profetas predijeron muchas cosas sobre el misterio pascual, que es el mismo Cristo, al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Él vino del cielo a la tierra para remediar los sufrimientos del hombre; se hizo hombre en el seno de la Virgen, y de ella nació como hombre; cargó con los sufrimientos del hombre, mediante su cuerpo, sujeto al dolor, y destruyó los padecimientos de la carne, y él, que era inmortal por el Espíritu, destruyó el poder de la muerte que nos tenía bajo su dominio. Él fue llevado como una oveja y muerto como un cordero; nos redimió de la seducción del mundo, como antaño de Egipto, y de la esclavitud del demonio, como antaño del poder del Faraón; selló nuestras almas con su Espíritu y los miembros de nuestro cuerpo con su sangre. Él, aceptando la muerte, sumergió en la derrota a Satanás, como Moisés al Faraón. Él castigó la iniquidad y la injusticia, del mismo modo que Moisés castigó a Egipto con la esterilidad. Él nos ha hecho pasar de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la tiranía al reino eterno, y ha hecho de nosotros un sacerdocio nuevo, un pueblo elegido, eterno. Él es la Pascua de nuestra salvación. Él es quien sufría tantas penalidades en la persona de muchos otros: él es quien fue muerto en la persona de Abel y atado en la persona de Isaac, él anduvo peregrino en la persona de Jacob y fue

Oficio de lectura - 19

vendido en la persona de José, él fue expósito en la persona de Moisés, degollado en el cordero pascual, perseguido en la persona de David y vilipendiado en la persona de los profetas. Él se encarnó en el seno de la Virgen, fue colgado en el madero, sepultado bajo tierra y, resucitando de entre los muertos, subió a lo más alto de los cielos. Éste es el cordero que permanecía mudo y que fue inmolado; éste es el que nació de María, la blanca oveja; éste es el que fue tomado de entre la grey y arrastrado al matadero, inmolado al atardecer y sepultado por la noche; éste es aquel cuyos huesos no fueron quebrados sobre el madero y que en la tumba no experimentó la corrupción; éste es el que resucitó de entre los muertos y resucitó al hombre desde las profundidades del sepulcro. Responsorio Rm 3,23-25; Jn 1,29 T. Todos los hombres pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios; son justificados gratuitamente, mediante la gracia de Cristo, en virtud de la redención realizada en él; * a quien Dios ha propuesto como instrumento de propiciación, por su propia sangre y mediante la fe. D. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. T. A quien Dios ha propuesto como instrumento de propiciación, por su propia sangre y mediante la fe. Oración Dios nuestro, digno, con toda justicia, de ser amado sobre todas las cosas, derrama sobre nosotros los dones de tu gracia, para que la herencia celestial, que la muerte de tu Hijo nos hace esperar confiadamente, logre ser alcanzada por nosotros en virtud de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén Conclusión D. Bendigamos al Señor.

T. Demos gracias a Dios.

20 - Jueves Santo

VISITA A LAS SIETE IGLESIAS Con la Visita al Santísimo en un Monumento por 30’ se puede ganar indulgencia plenaria, cumpliendo las condiciones referidas en la p. 4

La visita a las siete Iglesias es una costumbre muy antigua y popular que consiste en visitar siete capillas o templos cercanos donde esté el Santísimo Sacramento en vigilia el Jueves Santo, luego de la Misa Vespertina de la Cena del Señor. En cada templo, se recuerda el camino de la Pasión del Señor, se hace una oración comunitaria y oración personal. Se puede seguir el siguiente esquema: Indicaciones: • Se sugiere que cada persona tenga su propio folleto, para las oraciones en común. • Se sugiere que en el camino entre Iglesia e Iglesia se vayan rezando, de manera comunitaria, denarios, como símbolo de la compañía de María en este recorrido. • En el caso de que en la Iglesia hubiesen más personas rezando, se las invita a rezar junto con el grupo o podemos rezar esta oración en grupos más pequeños en la parte de afuera del templo, para no interrumpir la oración de los demás. T:Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre… D: Ahora que iniciamos el recorrido de la Pasión de nuestro Reconciliador queremos acudir a Santa María, la Inmaculada Dolorosa, para que nos guíe y acompañe. Que Ella sea nuestra luz en medio de esta noche de dolor y entrega. Que su ternura maternal nos permita descubrir lo purificante del dolor de un Dios que se entrega por nuestra salvación. T: Santa María, ayúdanos a esforzarnos según el máximo de nuestras capacidades y de nuestras posibilidades para recorrer en tu compañía el camino de tu Hijo el Señor Jesús. Que el Espíritu de Vida nos dé la gracia necesaria para profundizar e interiorizar en los misterios de la Pasión del Señor. Que así sea. Amén. Se reza 1 Padre Nuestro; 1 Ave María y 1 Gloria.

Visita a las 7 iglesias - 21

A. Tradicional Visita 1: El Señor Jesús en el huerto de los olivos D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos. T: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo. Lectura Lc 22,39-46 «Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegado al lugar les dijo: ‘Pedid que no caigáis en tentación’. Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: ‘Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya’. Entonces se le apareció un ángel venido del cielo que lo confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza; y les dijo: “¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación”». T: Te pedimos Señor Jesús, realmente presente entre nosotros en la Eucaristía, que con tu gracia nos esforcemos al máximo de nuestras capacidades y posibilidades por conocer y cumplir siempre con el Plan amoroso del Padre. Que así sea. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia.

Visita 2: El Señor Jesús llevado atado a la casa de Anás D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos. T: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo. Lectura Jn 18,19-22 «El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: “He hablado abiertamente ante todo el

22 - Jueves Santo

mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho.” Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: “¿Así contestas al Sumo Sacerdote?” Jesús le respondió: “Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?”» T: Señor Jesús, te adoramos y te damos gracias por el doloroso viaje que hiciste por nuestra reconciliación, cuando después de haber sudado sangre, fuiste aprendido y conducido a la casa de Anás. Te suplicamos nos concedas paciencia y esperanza en todas las adversidades de nuestra vida. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia.

Visita 3: Jesús llevado atado a la casa de Caifás D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos. T: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo. Lectura Mt 26,63-68 «Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: “Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. Dícele Jesús: “Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo.” Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece?”, respondieron ellos diciendo: “Es reo de muerte”. Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros a golpearle, diciendo: “Adivínanos, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?”». T: Postrados ante tu presencia real Señor, queremos una vez más, adorarte y bendecirte por tu entrega generosa. Tú que eres Dios, por sobre abundancia de amor nos has reconciliado.

Visita a las 7 iglesias - 23

Tú libremente aceptaste el Plan de Dios en tu vida y nos enseñas cómo debemos entregarnos a nuestros hermanos, amando hasta el extremo. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia.

Visita 4: Jesús llevado ante Poncio Pilato D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos. T: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo. Lectura Jn 18,35-37 «Pilato respondió: “¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?” Respondió Jesús: “Mi Reino no es de éste mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.” Entonces Pilato le dijo: “¿Luego tú eres Rey?” Respondió Jesús: “Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”». T: Te pedimos, oh Dios Eucaristía, que nos concedas la gracia necesaria para dar testimonio de Ti ante el mundo. Tú nos has llamado y convocado para que seamos luz en medio de las tinieblas. Que tu Pasión nos enseñe a encarnar en nuestras vidas el horizonte de la vida cristiana. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia.

Visita 5: Jesús llevado ante Herodes D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos. T: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo. Lectura Lc 23, 8-9; 11 «Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de Él, y esperaba presenciar alguna señal que Él hiciera. Le preguntó con mucha

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palabrería, pero Él no respondió nada. Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de Él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato». T: Oh Jesús, te adoramos y te damos gracias por tu silencio en este momento de tu Pasión. Tú conoces nuestros corazones, sabes de qué están llenos y miras lo esencial en nosotros. Te pedimos que con este recorrido, en el que nos unimos a tus sufrimientos, purifiques nuestras existencias del pecado y nos permitas optar por el auténtico Amor. Que así sea. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia.

Visita 6: Jesús es regresado con Pilato D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos. T: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo. Lectura Mt 27,22-26 «Díceles Pilato: “¿Y qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?” Y todos a una: “¡Sea crucificado!”. “Pero ¿qué mal ha hecho?”, preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: “Sea crucificado”. Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: “Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.” Y todo el pueblo respondió “¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”. Entonces les soltó a Barrabás...» T: Señor Jesús, Reconciliador nuestro, te pedimos nos ayudes, con tus sacramentos y tu gracia, a vivir siempre de la Verdad. Que nunca cedamos ante la mentira y el engaño, que son frutos del pecado. Que así sea. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia.

Visita 7: Jesús llevado a su Pasión D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos. T: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo.

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Lectura Mt 27,27-31 «Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la corte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y, trenzando una corona de espinas se la pusieron sobre su cabeza y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de Él, le hacían burla diciendo: “¡Salve, Rey de los judíos!”; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron el manto, y le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.» T: Oh Dios Eucaristía, queremos recorrer junto contigo el camino de la salvación. Permítenos, en compañía de Santa María, la Inmaculada Dolorosa, estar de pie junto a la Cruz para gozar de los frutos de la reconciliación. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Se rezan 3 Glorias. Oración personal en silencio unos momentos.

Monición final Al finalizar nuestro recorrido recordemos las palabras del Beato Juan Pablo II: «Caminemos juntos, peregrinos, hacia la Cruz del Señor, pues con ella comienza una nueva era en la historia del hombre. Este es tiempo de gracia, tiempo de salvación. A través de la Cruz el hombre ha podido comprender el sentido de su propia suerte, de su propia existencia sobre la tierra. Ha descubierto cuánto le ha amado Dios. […] Ha aprendido a medir la propia dignidad con el metro de aquel sacrificio que Dios ha ofrecido en su Hijo para la salvación del hombre» 1. T: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Beato Juan Pablo II, Homilía a los obreros de Nowa Huta en el Santuario de la Santa Cruz de Mogila, 8/6/79, n. 1. 1

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B. Eucarística T: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre… D: Ahora que iniciamos el recorrido de la Pasión de nuestro Reconciliador queremos acudir a Santa María, la Inmaculada Dolorosa, para que nos guíe y acompañe. Que Ella sea nuestra luz en medio de esta noche. Que su ternura maternal nos permita descubrir el misterio de amor de un Dios que se entrega por nuestra salvación. T: Santa María, ayúdanos a esforzarnos según el máximo de nuestras capacidades y de nuestras posibilidades para recorrer en tu compañía el camino de tu Hijo el Señor Jesús. Que el Espíritu de Vida nos dé la gracia necesaria para profundizar e interiorizar en este misterio de Amor. Amén. Se reza 1 Padre Nuestro, 1 Ave María y 1 Gloria.

Visita 1: La Institución de la Eucaristía D: Sea por siempre Bendito y Alabado T: Mi Jesús Sacramentado Lectura Mt 26,26-30 «26Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.» 27Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos, 28porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. 29Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.» 30Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.» T: Te pedimos Señor Jesús, que has querido quedarte con nosotros en las especies del pan y del vino, como sacrificio de amor por nuestros pecados, que nosotros también a ejemplo tuyo nos entreguemos generosamente al cumplimiento del Plan de Dios al máximo de nuestras capacidades y posibilidades. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia

Visita a las 7 iglesias - 27

Visita 2: El Pan de Vida D: Sea por siempre Bendito y Alabado T: Mi Jesús Sacramentado Lectura Jn 6,27-35 27 « Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.» 28 Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» 29Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado.» 30Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas?31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: «Pan del cielo les dio a comer.» 32Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; 33porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» 34Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» 35Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.» T: Señor Jesús, aquí presentes frente a Ti, verdadero Pan del cielo, concédenos tu gracia para que nunca nos separemos de Ti, y siempre nos alimentemos del verdadero Pan del Cielo que sacia la sed de felicidad que hay en nuestros corazones. Amén Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia

Visita 3: Alimento que da la Vida eterna D: Sea por siempre Bendito y Alabado T: Mi Jesús Sacramentado Lectura Jn 6,51-58 51 « Yo soy el pan vivo, bajado del cielo .Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la

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vida del mundo.» 52Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» 53Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. 55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 57Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. 58Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»» T: Postrados ante tu presencia real Señor, queremos una vez más, adorarte y bendecirte por tu entrega generosa. Tú que eres Dios, por sobre abundancia de amor te has quedado con nosotros como alimento que da la vida eterna. Haz que nosotros como agradecidos por tu infinita bondad siempre estemos abiertos a acoger el don que Tú nos das. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia

Visita 4: «¿Quién dice la gente que soy Yo?» D: Sea por siempre Bendito y Alabado T: Mi Jesús Sacramentado Lectura Mt 16,13-16 13 « Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» 14Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» 15Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» 16Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» 17Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.»

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T: Te pedimos, oh Dios Eucaristía, que nos concedas la gracia necesaria para siempre reconocerte como el Mesías esperado y dar testimonio de Ti ante el mundo. Tú nos has llamado y convocado para que seamos luz en medio de las tinieblas. Que Tú sacrificio de amor nos enseñe a encarnar en nuestras vidas el horizonte de la vida cristiana. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia

Visita 5: La Transfiguración D: Sea por siempre Bendito y Alabado T: Mi Jesús Sacramentado Lectura Lc 9,28-35 28 « Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. 29Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, 30y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; 31los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. 32Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. 33Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía. 34Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor. 35Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.»» T: Oh Jesús, te pedimos que nos ayudes a tener ojos de fe que nos ayuden a reconocer en este sacramento el resplandor de tu divinidad. Y que con nuestra fe fortalecida demos testimonio de ti ante todos los hombres. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia

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Visita 6: Camino de Emaús D: Sea por siempre Bendito y Alabado T: Mi Jesús Sacramentado Lectura Lc 24,25-32 25 « El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» 27Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. 29Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. 30Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. 32Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»» T: Señor Jesús, Reconciliador nuestro, te pedimos nos ayudes, a no ceder ante el desánimo, la mentira y el engaño, y todo aquello que pueda nublar nuestro corazón y alejarnos de Ti y que aprendamos a reconocerte en tu palabra y en tus sacramentos. Y que nuestro corazón arda por anunciarte y dar testimonio de tu Amor a todos los hombres. Que así sea. Amén. Se rezan 3 Glorias Oración personal en silencio unos momentos. Luego se continúa a la siguiente iglesia

Visita 7: La misión que el Señor nos deja D: Sea por siempre Bendito y Alabado T: Mi Jesús Sacramentado Lectura Mt 28,18-20 18 « Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. 19Id, pues, y haced discípulos a to-

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das las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»» Meditación Al finalizar nuestro recorrido recordemos las palabras del Santo padre Juan Pablo II: «La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20); en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única. Desde que, en Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza, ha empezado su peregrinación hacia la patria celeste, este divino Sacramento ha marcado sus días, llenándolos de confiada esperanza.» «Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente por eso la Eucaristía, que es el sacramento por excelencia del misterio pascual, está en el centro de la vida eclesial.» T: Oh Dios Eucaristía, queremos recorrer junto contigo el camino de la salvación. Permítenos, en compañía de Santa María, la Inmaculada Dolorosa, estar siempre junto a Ti para gozar de los frutos de la reconciliación. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Se rezan 3 Glorias. Oración personal en silencio unos momentos.

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GUÍA PARA VISITAS AL SANTÍSIMO VISITA 1 1. Con María ante Jesús Hostia (Apéndice p. 102) 2. Cita bíblica «Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo». (Jn 16,33) 3. Comentario «Es decir: levantad vuestro corazón, pues no es digno de que los discípulos desfallezcan, habiendo el maestro triunfado sobre sus enemigos». «Él me ha garantizado su protección, no es en mis fuerzas donde me apoyo. Cristo está conmigo, ¿qué puedo temer? Aunque se turbe el mundo entero, yo leo esta palabra escrita que llevo conmigo, porque ella es mi muro y mi defensa». (San Juan Crisóstomo) 4. Oración personal Eleva al Señor los pensamientos y sentimientos que te ha suscitado este momento de oración.

5. Peticiones Hijo de María, te pido tu gracia para que pueda ser fiel y no traicionarte ante las dificultades. Ayúdame a ser fiel y constante en mis esfuerzos por ser cada vez más santo. Dirígele al Señor todas las demás peticiones que quieras.

6. Acción de gracias Gracias Señor porque descubro que estando contigo, puedo vencer a todo lo que se oponga a mi auténtica felicidad. Amén.

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VISITA 2 1. Con María ante Jesús Hostia (Apéndice p. 102) 2. Cita bíblica Mt 11,28-30 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera». 3. Comentario «No dice: venid éste y aquél, sino todos; los que están en los cuidados, en las tristezas y en los pecados, no para castigarlos, sino para perdonarles sus pecados: venid, no porque necesite de vuestra gloria, sino porque quiero vuestra salvación. No sólo los descargaré de sus penas, sino que los rebalsaré de un manjar interior». (San Juan Crisóstomo) 4. Oración personal Eleva al Señor los pensamientos y sentimientos que te ha suscitado este momento de oración.

5. Peticiones Tú Señor, que conoces mis alegrías y dolores, te pido que me ayudes descubrirte como la fuente de mi alegría y que me ayudes a llevar bien mis dolores, porque contigo todo lo puedo. Dirígele al Señor todas las demás peticiones que quieras.

6. Acción de gracias Gracias Señor por este momento de oración en el que descubro en lo profundo de mí que Tú siempre escuchas a tus hijos. Amén.

34 – Viernes Santo

VIERNES SANTO Cuando alguien está en el mar con olas bravías que lo elevan y lo hunden, y ve un madero. Se aferra a él con todas sus fuerzas. ¿Harás tú algo distinto con el madero de la Cruz para surcar las olas de la vida? Si quieres llegar a la playa segura de la plena felicidad, aférrate al madero de la Cruz. LFF

LAUDES Invocación D: Señor, abre mis labios. T: Y mi boca proclamará tu alabanza. Himno: Brazos rígidos y yertos (se puede cantar en la p. 85) Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados. Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores subiendo a la cruz contigo. Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte. Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

Laudes - 35

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida como tú estás en la cruz: de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén. Salmodia Ant. 1. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros. Salmo 50 Misericordia, Dios mío por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud. Mira, que en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados.

36 - Viernes Santo

Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. ¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. Líbrame de la sangre ¡oh Dios, Dios, Salvador mío!, y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. Señor, por tu bondad, favorece a Sión reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos. Ant. 1: Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros. Ant. 2. Jesucristo nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre. Cántico (Ha 3,2-4.13ª,15-19) ¡Señor, he oído tu fama, me ha impresionado tu obra! En medio de los años, realízala;

Laudes - 37

en medio de los años manifiéstala; en el terremoto acuérdate de la misericordia. El Señor viene de Temán; el Santo, del monte Farán: su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza; su brillo es como el día, su mano destella velando su poder. Sales a salvar a tu pueblo, a salvar a tu ungido; pisas el mar con tus caballos, revolviendo las aguas del océano. Lo escuché y temblaron mis entrañas, al oírlo se estremecieron mis labios; me entró un escalofrío por los huesos, vacilaban mis piernas al andar. Tranquilo espero el día de la angustia que sobreviene al pueblo que nos oprime. Aunque la higuera no echa yemas, las viñas no tienen frutos, aunque el olivo olvida su aceituna y los campos no dan cosechas, aunque se acaban las ovejas del redil y no quedan vacas en el establo, yo exultaré con el Señor, me gloriaré en Dios mi Salvador. El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas de gacela y me hace caminar por las alturas. Ant. 2. Jesucristo nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre. Ant. 3. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

38 - Viernes Santo

Salmo 147 Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos dentro de Ti; ha puesto paz en tus fronteras, té sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza; hace caer el hielo como migajas y con el frío congela las aguas; envía una orden y se derriten; sopla su aliento, y corren. Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. Ant. 3. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero. Lectura Breve (Is 52,13-15) Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito. En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:

Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Laudes - 39

Cántico Evangélico Ant. Fijaron encima de su cabeza un letrero indicando el motivo de su condenación: «Este es Jesús, el rey de los judíos.» Cántico de Zacarías: ver página 100

Preces Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos y supliquémosle, diciendo: Señor, ten piedad de nosotros. Señor y Maestro nuestro, que por nosotros te sometiste incluso a la muerte, —enséñanos a someternos siempre a la voluntad del Padre. Tú que siendo nuestra vida quisiste morir en la cruz para destruir la muerte y todo su poder, —haz que contigo sepamos morir también al pecado y resucitemos contigo a vida nueva. Rey nuestro, que como un gusano fuiste el desprecio del pueblo y la vergüenza de la gente, —haz que tu Iglesia no se acobarde ante la humillación, sino que como tú proclame en toda circunstancia el honor del Padre. Salvador de todos los hombres, que diste tu vida por los hermanos, —enséñanos a amarlos mutuamente con un amor semejante al tuyo. Tú que al ser elevado en la cruz atrajiste hacia ti a todos los hombres, —reúne en tu reino a todos los hijos de Dios dispersos por el mundo. Porque la muerte de Cristo nos ha hecho agradables a Dios, nos atrevemos a orar al Padre, diciendo: Padre nuestro...

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Oración Mira, Señor, con bondad a tu familia santa, por la cual Jesucristo nuestro Señor aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. D: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. T: Amén. Oraciones marianas: ver página 101

OFICIO DE LECTURA Invocación inicial D. Dios mío, ven en mi auxilio T. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: ¿Quién es este que viene? (canto en la p. 93) ¿Quién es este que viene, recién atardecido, cubierto por su sangre como varón que pisa los racimos? ¿Quién es este que vuelve, glorioso y malherido, y, a precio de su muerte, compra la paz y libra a los cautivos? Se durmió con los muertos, y reina entre los vivos; no le venció la fosa, porque el Señor sostuvo a su elegido. Anunciad a los pueblos qué habéis visto y oído; aclamad al que viene como la paz, bajo un clamor de olivos. Amén.

Oficio de lectura - 41

Salmodia Ant. 1. Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías. Salmo 2 – El mesías, rey vencedor ¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías: «rompamos sus coyundas, sacudamos su yugo.» El que habita en el cielo sonríe, el Señor se burla de ellos. Luego les habla con ira, los espanta con su cólera: «yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo». Voy a proclamar el decreto del Señor; él me ha dicho: «Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy. Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión los confines de la tierra: los gobernarás con cetro de hierro, los quebrarás como jarro de loza.» Y ahora, reyes, sed sensatos; escarmentad los que regís la tierra: servid al Señor con temor, rendidle homenaje temblando; no sea que se irrite, y vayáis a la ruina, porque se inflama de pronto su ira. ¡Dichosos los que se refugian en él! Ant. Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías.

42 - Viernes Santo

Ant. 2. Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Salmo 21,2-23 [24-32] Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?; a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. Dios mío, de día te grito, y no respondes; de noche, y no me haces caso; aunque tú habitas en el santuario, esperanza de Israel. En ti confiaban nuestros padres; confiaban, y los ponías a salvo; a ti gritaban, y quedaban libres, en ti confiaban, y no los defraudaste. Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere.» Tú eres quien me sacó del vientre, me tenías confiado en los pechos de mi madre; desde el seno pasé a tus manos, desde el vientre materno tú eres mi Dios. No te quedes lejos, que el peligro está cerca y nadie me socorre. Me acorrala un tropel de novillos, me cercan toros de Basán; abren contra mí las fauces leones que descuartizan y rugen. Estoy como agua derramada, tengo los huesos descoyuntados; mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas;

Oficio de lectura - 43

mi garganta está seca como una teja, la lengua se me pega al paladar; me aprietas contra el polvo de la muerte. Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. Ellos me miran triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. Líbrame a mí de la espada, y a mi única vida, de la garra del mastín; sálvame de las fauces del león; a este pobre, de los cuernos del búfalo. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Ant. Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Ant. 3. Me tienden lazos los que atentan contra mí. Salmo 37 Señor, no me corrijas con ira, no me castigues con cólera; tus flechas se me han clavado, tu mano pesa sobre mí; no hay parte ilesa en mi carne a causa de tu furor, no tienen descanso mis huesos a causa de mis pecados; mis culpas sobrepasan mi cabeza, son un peso superior a mis fuerzas.

44 - Viernes Santo

Mis llagas están podridas y supuran por causa de mi insensatez; voy encorvado y encogido, todo el día camino sombrío; tengo las espaldas ardiendo, no hay parte ilesa en mi carne; estoy agotado, deshecho del todo; rujo con más fuerza que un león. Señor mío, todas mis ansias están en tu presencia, no se te ocultan mis gemidos; siento palpitar mi corazón, me abandonan las fuerzas, y me falta hasta la luz de los ojos. Mis amigos y compañeros se alejan de mí, mis parientes se quedan a distancia; me tienden lazos los que atentan contra mí, los que desean mi daño me amenazan de muerte, todo el día murmuran traiciones. Pero yo, como un sordo, no oigo; como un mudo, no abro la boca; soy como uno que no oye y no puede replicar. En ti, Señor, espero, y tú me escucharás, Señor, Dios mío; esto pido: que no se alegren por mi causa, que, cuando resbale mi pie, no canten triunfo. Porque yo estoy a punto de caer, y mi pena no se aparta de mí: yo confieso mi culpa, me aflige mi pecado. Mis enemigos mortales son poderosos, son muchos los que me aborrecen sin razón, los que me pagan males por bienes, los que me atacan cuando procuro el bien.

Oficio de lectura - 45

No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación. Ant. Me tienden lazos los que atentan contra mí. D. Se levantan contra mí testigos falsos. T. Que respiran violencia. Primera Lectura Año I: Del libro de las Lamentaciones 3,1.33 Lamento y esperanza en la tribulación Yo soy el hombre que ha sufrido la miseria bajo el látigo de su furor. Él me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz. Contra mí solo vuelve él y revuelve su mano todo el día. Mi carne y mi piel ha consumido, ha quebrado mis huesos. Ha forjado un yugo para mí y ha cercado de angustia mi cabeza. Me ha hecho morar en las tinieblas, con los muertos de antaño. Me ha emparedado y no puedo salir; ha hecho pesadas mis cadenas. Aun cuando grito y pido auxilio, él sofoca mi súplica. Ha cercado mis caminos con piedras sillares, ha obstruido mis senderos. Ha sido para mí como un oso en acecho, como león en escondite. Sembrando de espinas mis caminos, me ha desgarrado, me ha dejado hecho un horror. Ha tensado su arco y me ha fijado como blanco de sus flechas. Ha clavado en mis lomos los hijos de su aljaba. De lodo mi pueblo me ha hecho la irrisión, su copla todo el día. Él me ha hartado de amargura, me ha abrevado con ajenjo. Ha quebrado mis dientes con guijarro, me ha revolcado en la ceniza. Mi alma está alejada de la paz, he olvidado lo que es dicha. Dije: «¡Ha fenecido mi vigor y la esperanza que del Señor me venía!» Recordar mi miseria y mi angustia es ajenjo y amargor. Mas mi alma lo recuerda, sí, lo recuerda y se derrite de tristeza dentro de mí. He aquí lo que revolveré en mi corazón para cobrar confianza:

46 - Viernes Santo

Que el amor del Señor no se ha acabado ni se ha agotado su ternura; cada mañana se renuevan. ¡Grande es tu fidelidad! «Mi porción es el Señor —dice mi alma—, por eso en él esperaré.» Bueno es el Señor para el que en él espera, para el alma que lo busca. Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor. Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. Que se siente solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; que presente la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque el Señor no desecha para siempre a los humanos: si llega a castigar, luego se apiada según su inmenso amor, pues no pone su complacencia en castigar y afligir a los hijos de hombre. Responsorio Is 57,1.2a; 53,7b-8a T. Perece el justo, y nadie hace caso; se llevan a los hombres fieles, y nadie comprende que por la maldad se llevan al inocente, * para que entre en la paz. D. Como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca; sin defensa, sin justicia se lo llevaron. T. Para que entre en la paz. Año II: Del libro del profeta Jeremías 16,1-15 Soledad del profeta En aquellos días, recibí esta palabra del Señor: «No te cases, no tengas hijos ni hijas en este lugar. Porque así dice el Señor a los hijos e hijas nacidos en este lugar, a las madres que los dieron a luz, a los padres que los engendraron en esta tierra: “Morirán de muerte cruel, no serán llorados ni sepultados, serán como estiércol sobre el campo, acabarán a espada y de hambre, sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.”» Así dice el Señor: «No entres en casa donde haya luto, no vayas al duelo, no les des el pésame, porque retiro de este pueblo —oráculo del Señor— mi

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paz, misericordia y compasión. Morirán en esta tierra grandes y pequeños, no serán sepultados ni llorados, ni por ellos se harán incisiones o se raparán el pelo; no asistirán al banquete fúnebre para darle el pésame por el difunto, ni les darán la copa del consuelo por su padre o su madre. No entres en la casa donde se celebra un banquete para comer y beber con los comensales; porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: “Yo haré cesar en este lugar, en vuestros días, ante vosotros, la voz alegre, la voz gozosa, la voz del novio, la voz de la novia.” Cuando anuncies a este pueblo todas estas palabras, te preguntarán: “¿Por qué ha pronunciado el Señor contra nosotros tan terribles amenazas? ¿Qué delitos o pecados hemos cometido contra el Señor, nuestro Dios?”, y tú les responderás: “Porque vuestros padres me abandonaron —oráculo del Señor—, siguieron a dioses extranjeros, sirviéndolos y adorándolos. A mí me abandonaron y no guardaron mi ley. Pero vosotros sois peores que vuestros padres, cada cual sigue la maldad de su corazón obstinado, sin escucharme a mí. Os arrojaré de esta tierra a un país desconocido de vosotros y de vuestros padres: allí serviréis a dioses extranjeros, día y noche, porque no os haré gracia.” Pero llegarán días —oráculo del Señor— en que ya no se dirá: “Vive el Señor, que sacó a los israelitas de Egipto”, sino más bien: “Vive el Señor, que nos sacó del país del norte, de todos los países por donde nos dispersó.” Y los haré volver a su tierra, la que di a sus padres.» Responsorio Cf. Is 53,7.12 R. Fue conducido como oveja al matadero, fue maltratado y se humilló, enmudecía y no abría la boca; fue entregado a la muerte, * para dar la vida a su pueblo. V. Se entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores. R. Para dar la vida a su pueblo.

48 - Viernes Santo

Segunda Lectura De las Catequesis de san Juan Crisóstomo, obispo (Catequesis 3,13-19: SC 50,74-177) El valor de la sangre de Cristo ¿Deseas conocer el valor de la sangre de Cristo? Remontémonos a las figuras que la profetizaron y recordemos los antiguos relatos de Egipto. Inmolad —dice Moisés— un cordero de un año; tomad su sangre y rociad las dos jambas y el dintel de la casa. «¿Qué dices, Moisés? La sangre de un cordero irracional ¿puede salvar a los hombres dotados de razón?» «Sin duda —responde Moisés—: no porque se trate de sangre, sino porque en esta sangre se contiene una profecía de la sangre del Señor.» Si hoy, pues, el enemigo, en lugar de ver las puertas rociadas con sangre simbólica, ve brillar en los labios de los fieles, puertas de los templos de Cristo, la sangre del verdadero Cordero, huirá todavía más lejos. ¿Deseas descubrir aún por otro medio el valor de esta sangre? Mira de dónde brotó y cuál sea su fuente. Empezó a brotar de la misma cruz y su fuente fue el costado del Señor. Pues muerto ya el Señor, dice el Evangelio, uno de los soldados se acercó con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió agua y sangre: agua, como símbolo del bautismo; sangre, como figura de la eucaristía. El soldado le traspasó el costado, abrió una brecha en el muro del templo santo, y yo encuentro el tesoro escondido y me alegro con la riqueza hallada. Esto fue lo que ocurrió con el cordero: los judíos sacrificaron el cordero, y yo recibo el fruto del sacrificio. Del costado salió sangre y agua. No quiero, amado oyente, que pases con indiferencia ante tan gran misterio, pues me falta explicarte aún otra interpretación mística. He dicho que esta agua y esta sangre eran símbolos del bautismo y de la eucaristía. Pues bien, con estos dos sacramentos se edifica la Iglesia: con el agua de la regeneración y con la renovación del Espíritu Santo, es decir, con el bautismo y la eucaristía, que han brotado, ambos, del costado. Del

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costado de Jesús se formó, pues, la Iglesia, como del costado de Adán fue formada Eva. Por esta misma razón, afirma san Pablo: Somos miembros de su cuerpo, formados de sus huesos, aludiendo con ello al costado de Cristo. Pues del mismo modo que Dios formó a la mujer del costado de Adán, de igual manera Jesucristo nos dio el agua y la sangre salidas de su costado, para edificar la Iglesia. Y de la misma manera que entonces Dios tomó la costilla de Adán, mientras éste dormía, así también nos dio el agua y la sangre después que Cristo hubo muerto. Mirad de qué manera Cristo se ha unido a su esposa, considerad con qué alimento la nutre. Con un mismo alimento hemos nacido y nos alimentamos. De la misma manera que la mujer se siente impulsada por su misma naturaleza a alimentar con su propia sangre y con su leche a aquel a quien ha dado a luz, así también Cristo alimenta siempre con su sangre a aquellos a quienes él mismo ha hecho renacer. Responsorio 1Pe 1,18-19; Ef 2,18; 1Jn 1,7 T. Os rescataron, no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha. * Por medio de él tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu. D. La sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado. T. Por medio de él tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu. Oración Mira, Señor, con bondad a tu familia santa, por la cual Jesucristo nuestro Señor aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. Conclusión D. Bendigamos al Señor.

T. Demos gracias a Dios.

50 - 7 palabras

La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La Cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza. Con la Pasión de Jesús según el Evangelio de Juan contemplamos el misterio del Crucificado, con el corazón del discípulo Amado, de la Madre, del soldado que le traspasó el costado. San Juan, teólogo y cronista de la pasión nos lleva a contemplar el misterio de la cruz de Cristo como una solemne liturgia. Todo es digno, solemne, simbólico en su narración: cada palabra, cada gesto.

Las 7 palabras del Señor Jesús en la Cruz 1ª Palabra: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34) 2ª Palabra: «En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23,43) 3ª Palabra: «Mujer, ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27) 4ª Palabra: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mc 15,34; ver Mt 27,46) 5ª Palabra: «Tengo sed» (Jn 19,28) 6ª Palabra: «Todo está cumplido» (Jn 19,30) 7ª Palabra: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» (Lc 23,46)

Vía Crucis - 51

VIA CRUCIS Meditaciones del P. Daniel Cardó.

Se puede ganar indulgencia plenaria si rezamos el Vía Crucis: ante las estaciones, pasando de una a otra por lo menos quien lo dirige, meditando las escenas si se desea, con alguna oración vocal, además de cumplir las condiciones referidas en la p. 4.

T: Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre… Oración inicial Oh, Señor, que abrazando tu Cruz con amor la cargaste por mí y en ella te ofreciste para reconciliarme, obtenme un corazón piadoso y puro para poder contemplar el misterio de tu dolor y acoger tu infinito amor en mi vida. Amén.

1ª estación: Jesús es condenado a muerte Mi dulce Jesús, en tu manso y humilde corazón la misericordia besa la justicia y la vence. Hoy, la crueldad y la cobardía se unen para juzgar ese inocente corazón. Hoy, veo con tristeza la crueldad de mis pecados y la cobardía de mi tibieza. Hoy, yo te condeno, Jesús. Tu veredicto es el que me corresponde. Como manso cordero que es sacrificado en sustitución del pecado, hoy Tú mueres sustituyendo mi lugar en el castigo. Tu condena a muerte es el veredicto que me da la vida. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

2ª estación: Jesús carga con la cruz Nadie te obliga a cargar tu cruz, Señor. Nadie te fuerza. En ella ves el terrible dolor que te espera, pero también ves con ansia la ilusión de salvarnos. ¡Y para eso has venido! Por eso nadie te obliga, sino que Tú abrazas y besas la cruz en la que sufrirás, porque en ella me rescatarás. ¡Que sepa yo también abrazar mi cruz con al menos un poco de tu amor! ¡Que sepa ver yo también en ella a mi única esperanza!

52 - Viernes Santo

¡Que aprenda de Ti a cargarla siempre como señal de la victoria que me espera! D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

3ª estación: Jesús cae por primera vez Oh buen Jesús, caes. El que siempre fue fuerte hoy cae aplastado por la debilidad humana. ¡Qué duro peso te golpeó el corazón, Señor! ¡Qué cruz pesada te forjaron mis caídas! ¡Y hoy ese peso te hace caer, a Ti, mi Señor y mi Dios! Hoy se siente con crueldad el peso del mal; hoy el silencio de tu caída me confunde. ¿Es que el peso de mis pecados y de los demás te vence? ¿Es que la cruz es derrota y no victoria? No. Tú, Señor, caes, para acercarte aún más a mí, caído en el lodo de mi pecado. Hoy veo al amor hacer lo impensable: buscarme en el suelo, caído como yo, para limpiarme desde su pureza de todas mis caídas. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

4ª estación: Jesús encuentra a su madre Hasta ahora, Señor, te habías quedado solo. En el huerto tus amigos durmieron y el sudor de tu sangre cayó en la más absoluta soledad. Sólo podía consolarte tu Madre, pero Ella no debía estar allí. Ahora, su amor no soporta. Ella te busca para consolarte, para estar contigo. No podía hacer mucho. ¡Cuánto hubiera querido soportar ella el peso de tu Cruz! Pero sabe que no puede hacerlo y por eso te acompaña. Camina contigo tu dolorosa vía y cuando puede te encuentra. ¿Cómo habrá sido esa mirada silenciosa de amor? ¿Qué palabras o pensamientos los habrán unido en ese encuentro? Misterio de la compasión que desgarra mi pobre corazón. Misterio del consuelo y de la ternura infinita que los dos corazones que más han amado comparten como aliento para seguir cargando con sus cruces.

Vía Crucis - 53

D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

5ª estación: Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la cruz Has caído, Señor y necesitas ayuda. El Cireneo venía del campo y no esperaba encontrarse con la cruz. Tu amor le salió al encuentro y aunque quizá no lo quiso al inicio, supo ayudarte con el terrible peso que cargabas. Señor, yo muchas veces no quiero cargar mi cruz. Muchas veces viniendo del campo de mi vida trato de huir, buscando otros caminos, rechazando mi cruz. ¡Cuántas veces la veo como un mal! Pero hoy el Cireneo me enseña a verla como un regalo. ¿Qué don más hermoso podría soñar que la oportunidad de abrazarte y ayudarte a cargar tu cruz? ¿Habrá manera de estar más íntimamente unido a Ti? Ayúdame, Señor, a acoger con alegría la cruz que cada día me regalas. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

6ª estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús Jesús, ¿cómo podrá ayudarte tanta gente que te quiere? La Verónica lo hizo con su tierno servicio. Ella salió a tu encuentro y limpió tu ensangrentado rostro, y Tú premiaste su amor, dejando tu amoroso rostro grabado en su lienzo. ¿Cómo podré servirte hoy, Señor? ¿Cómo te ayudaré a cargar mejor tu cruz en este viernes santo continuo que vivimos? ¿Qué lienzo limpiará mejor tu sangre que un corazón puro y un amor valiente? Ayúdame a servirte, Jesús, sobre todo en quienes reflejas tu rostro sufriente. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

54 - Viernes Santo

7ª estación: Jesús cae por segunda vez Dios mío, de nuevo caes. Otra vez quieres acercarte a mi corazón caído. Otra vez tomas mi lugar. Jesús, ¿hasta dónde llegará tu amor? ¿Será que mi tibieza y mi bajeza son más fuertes que tus fuerzas? ¿Será que ya no podré hallar fuerzas en quien sólo podría levantarme, estando Él caído como yo? ¿Cuál es mi destino, si todos yacemos bajo el triste peso del pecado? Caes de nuevo, Señor y el peso de mis culpas te oprime… y yo estoy sobre tu cruz. Pero Tú caes de nuevo, Señor, para enseñarme a levantarme en cada una de mis caídas, como Tú lo hiciste… fuerte en tu debilidad, victorioso en tu dolor. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

8ª estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén Oh Señor, varón de dolores, todo el dolor del mundo traspasa hoy tu corazón. Y aun desde tu dolor sacas consuelo para los que lloran. Esas mujeres piadosas que lloraban por verte sufrir hallan alivio para sus lágrimas en tu corazón doliente. Esa hoguera de amor me consuela también en mis quebrantos, seca mis lágrimas con su ternura. Y me invitas, Señor, a llorar por mí y por los que vendrán. ¡Señor! ¡Debo llorar por mí! Sin Ti, mi llanto sería infecundo, un puro dolor sin amor. Pero tu consuelo fecunda el suelo que mis lágrimas riegan, y crece la esperanza de que tu amor me dará vida. Gracias Señor por tu consuelo; lava siempre mis lágrimas con las tuyas. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

Vía Crucis - 55

9ª estación: Jesús cae por tercera vez ¿Quién podrá comprender tu amor, Señor? ¿Cómo responder a tanto sacrificio? Caes, Señor, ya son tres veces. Tres caídas, tres heridas. Tres traiciones, tres negaciones. ¿Y Tú, Señor? ¿Qué haces caído por tercera vez? Tres caídas, tres amores. Tres Personas que me salvan. Tres ejemplos que me animan. Tres dolores que me curan. Jesús, cayendo como yo, redimes mis caídas, y ellas son ahora ocasión de amarte más, de renovarte mi amor por tres veces, si tres veces vuelvo a caer. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

10ª estación: Jesús es despojado de sus vestiduras Oh Jesús, no te basta con caer conmigo. Quieres participar también de mi vergüenza. Despojado de tu túnica inconsútil, quedas desnudo. Como desnudo estaré yo ante el Padre. Pobre, vacío, sin nada que me oculte, como me oculto a veces. Estoy hoy ante Ti, Señor maltratado, Señor buscado, Señor humillado. Estoy ante Ti, desnudo de mis apariencias, de rodillas ante tu dolor. Ante Ti, despojado de toda vestidura que me aleja de Ti y de mí, me uno a tu corazón herido. Ayúdame con tu amor a darte un poco de consuelo. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

11ª estación: Jesús, clavado en la Cruz El dolor y el cansancio no te impiden subir Tú mismo a tu cruz. La ilusión de salvarme sigue viva en tu corazón: “¡En esa cruz te rescataré! ¡Qué ansias por beber este amargo cáliz! ¡Al fin, mis hermanos, reconciliados con mi Padre! ¡Al fin, nuevas todas las cosas!” Por eso subes Tú mismo a tu cruz y ofreces tus manos y pies para ser clavados.

56 - Viernes Santo

¡Ah, Señor, qué dolor oír esos clavos al penetrar tu santo cuerpo! ¡Qué pena saber que son mis manos las que deberían estar allí, y ver que son mis manos las que te clavan! ¿Qué puedo hacer hoy, Señor, para ponerme en mi lugar? Toma mis manos, Jesús, toma mis pies. Son tuyos, y te los presto, para que estén en su lugar. Mi lugar es la cruz; mi salario los clavos. Déjame una cruz vacía, para unirme enteramente a Ti, y que los clavos del amor me hagan fiel para siempre. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

12ª estación: Jesús muere en la Cruz Ya todo está cumplido. Ya el dolor alcanzó el extremo, porque el amor llegó al extremo. Tú pasaste haciendo el bien. Ya perdonaste, amaste, curaste. Ya nos dejaste a tu Madre. Y al fin, entregas ahora tu espíritu a tu Padre. Nuevamente el extremo del amor se dilata en tu dulce corazón traspasado: te unes a nosotros hasta en la oscuridad de nuestra muerte. Llega la hora del silencio de Dios. Llega la hora definitiva. Dios muere, por mí. Por mi culpa, para mí, en mi lugar. Por mí; todo esto por mí. Te unes a mi muerte, para que nunca más esté solo, para que siempre pueda estar contigo. En mi vida y en mi muerte, estaré contigo, Señor. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

13ª estación: Bajan a Jesús de la cruz y lo entregan a su Madre Señor, muerto y desecho te bajan de la cruz y entregan tu cuerpo a tu Madre. Al fin puedes descansar en los brazos maternales que tantas veces te cargaron y consolaron. Llega la hora de la piedad, la hora de la esperanza. Madre dolorosa, también Tú puedes ahora descansar cargando a tu Hijo. Ya no sufrirá más, si está en tus

Vía Crucis - 57

brazos. Con Él, esperarás que venza a la muerte para siempre. Es la hora del silencio. Toma mi corazón en tus brazos, Madre buena. Cárgame cuando la muerte del pecado aceche mi vida. En tus brazos nada podrá pasarme. En tus manos estaré seguro y confiado. Cerca de tu corazón no temeré más a la muerte. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

14ª estación: El cuerpo de Jesús es puesto en el sepulcro Esperaré en Ti, Señor, pase lo que pase. En mi silencio y en mi noche velaré junto a Ti. Como algunos supieron cuidar de tu cuerpo y guardar tu reposo en el sepulcro, yo, luego de haberte acompañado en tu dolorosa vía, te juro caminar siempre contigo. Renuevo hoy mi fidelidad y mi amor por Ti, Jesús, que lo has dado todo por mí. Cuidaré de tu cuerpo, que es la Iglesia. Me uniré a tu Cuerpo en la comunión. Esperaré junto a Ti, Señor, en la alegría y el dolor, el día sin ocaso en el que por fin veré tu rostro, en el que espero encontrarme contigo y descansar a tu lado por toda la eternidad, junto con María y todos los santos. Esperaré el abrazo paterno y el consuelo del Espíritu. Esperaré ese día feliz en que veré tu rostro, limpio para siempre; en que tu mirada de hermano con amor me reciba; y en que tu beso en mi frente colme mi espera y abra paso al amor eterno. D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos T: Porque por tu Santa Cruz reconciliaste al mundo. Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria

Oración final Señor Jesús, concédeme la fuerza para poder corresponder con amor en mi vida al amor que llevaste hasta el extremo en la cruz. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. T: En el nombre del Padre…

58 - Sábado Santo

SABADO SANTO María creyó, tuvo fe, fue fiel a pesar de cuanto desafiaba los sentidos y la misma razón; fue fiel y en su fidelidad vivió ejemplarmente la esperanza y no fue defraudada. María de la Fe, de la Esperanza, es María de la Unidad. LFF

Durante el Sábado Santo la Iglesia acompaña a María en oración esperando la Resurrección del Señor. Es el día del silencio. El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío. Es día para contemplar con María guardando todas estas cosas en nuestros corazones.

LAUDES Invocación D: Señor, abre mis labios. T: Y mi boca proclamará tu alabanza. Himno Venid al huerto, perfumes, enjugad la blanca sábana: en el tálamo nupcial el Rey descansa. Muertos de negros sepulcros, venid a la tumba santa: la Vida espera dormida, la Iglesia aguarda. Llegad al jardín, creyentes, tened en silencio el alma: ya empiezan a ver los justos la noche clara. Oh dolientes de la tierra, verted aquí vuestras lágrimas;

Laudes - 59

en la gloria de este cuerpo serán bañadas. Salve, cuerpo cobijado bajo las divinas alas, salve, casa del Espíritu, nuestra morada. Amén. Salmodia Ant. 1. Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor. Salmo 63 Escucha ¡oh Dios!, la voz de mi lamento, protege mi vida del terrible enemigo, escóndeme de la conjura de los perversos y del motín de los malhechores: afilan sus lenguas como espadas y disparan como flechas palabras venenosas, para herir a escondidas al inocente, para herirlo por sorpresa y sin riesgo. Se animan al delito, calculan cómo esconder trampas, y dicen: “¿Quién lo descubrirá?” Inventan maldades y ocultan sus intenciones, porque su mente y su corazón no tienen fondo. Pero Dios los acribilla a flechazos, por sorpresa los cubre de heridas; su misma lengua los lleva a la ruina, y los que lo ven menean la cabeza. Todo el mundo se atemoriza, proclama la obra de Dios y medita sus acciones. El justo se alegra con el Señor, se refugia en él, y se felicitan los rectos de corazón.

60 - Sábado Santo

Ant. 1: Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor. Ant. 2. Líbrame, Señor, de las puertas del abismo. Cántico (Is 38,10-14. 17-20) Yo pensé: “En medio de mis días tengo que marchar hacia las puertas del abismo; me privan del resto de mis años.” Yo pensé: “Ya no veré más al Señor en la tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres entre los habitantes del mundo. Levantan y enrollan mi vida, como una tienda de pastores Como un tejedor devanaba yo mi vida, y me cortan la trama.” Día y noche me estás acabando, sollozo hasta el amanecer. Me quiebran los huesos como un león, día y noche me estás acabando. Estoy piando como una golondrina, gimo como una paloma. Mis ojos mirando al cielo se consumen: ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí! Me has curado, me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz cuando tuviste mi alma ante la tumba vacía y volviste la espalda a todos mis pecados. El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa.

Laudes - 61

Los vivos, los vivos son quienes de alaba: como yo ahora. El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad. Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos nuestros días en la casa del Señor. Ant. 2. Líbrame, Señor, de las puertas del abismo. Ant. 3. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero. Salmo 150 Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento. Alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas, alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta, alabe al Señor. Ant. 3. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero. Lectura Breve (Os 6, 1-3ª) Esto dice el Señor: En su aflicción me buscarán, diciendo: “Volvamos al Señor, Él, que nos despedazó, nos sanará; él, que nos hirió, nos vendará. En dos días nos sanará, y al tercero nos levantará, y viviremos en su presencia.”

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Responsorio Breve Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz; por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”. Cántico Evangélico Ant. Salvador del mundo, sálvanos, tú que con tu cruz y con tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro. Cántico de Zacarías: ver página 100

Preces Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado, para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo: Señor, ten piedad de nosotros. Oh Señor, que junto a tu cruz y a tu sepulcro tuviste a tu Madre dolorosa que participó en tu aflicción, —haz que tu pueblo sepa también participar en tu pasión. Señor Jesús, que como grano de trigo caíste en la tierra para morir y dar con ello fruto abundante, —haz que también nosotros sepamos morir al pecado y vivir para Dios va. Oh Pastor de la Iglesia, que quisiste ocultarte en el sepulcro para dar la vida a los hombres, —haz que nosotros sepamos también vivir escondidos contigo en Dios. Nuevo Adán, que quisiste baja al reino de la muerte, para librar a cuantos, desde el origen del mundo, estaban encarcelados, —haz que todos los hombres, muertos al pecado, escuchen tu voz y vivan. Cristo, Hijo de Dios vivo, que has querido que por el bautismo fuéramos sepultados contigo en la muerte, —haz que siguiéndote a ti caminemos también nosotros en novedad de vida.

Laudes - 63

Movidos por el espíritu filial que Cristo nos mereció con su muerte, digamos al Padre: Padre nuestro... Oración Dios todopoderoso, cuyo unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con Él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. D: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. T: Amén. Oraciones marianas: ver página 101

OFICIO DE LECTURA Invocación inicial D. Dios mío, ven en mi auxilio T. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: La Palabra de Dios crucificada La Palabra de Dios crucificada es testigo fiel de su elocuencia, es palabra de amor y, en su existencia, en la vida y la muerte fue probada. Por dar fe de su amor, nos dio su vida; por dar fe de la vida, fue exaltada sobre toda palabra pronunciada; por el Padre a los hombres ofrecida. La Palabra de Dios ya fue cumplida. El silencio de Dios está a la espera del amor de los hombres, Y él quisiera

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que esa Palabra fuera recibida, y en comunión de amor por siempre fuera plenitud de su don que a todos diera. Amén. Salmodia Ant. 1. En paz me acuesto y duermo tranquilo. Salmo 4 – Acción de gracias Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración. Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor, y el Señor me escuchará cuando lo invoque. Temblad y no pequéis, reflexionad en el silencio de vuestro lecho; ofreced sacrificios legítimos y confiad en el Señor. Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino. En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo. Ant. En paz me acuesto y duermo tranquilo. Ant. 2. Mi carne descansa serena. Salmo 15 – Cristo y sus miembros esperan la resurrección (Se puede cantar en la p. 84)

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen.

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Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Ant. Mi carne descansa serena. Ant. 3. Levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria. Salmo 23 – Entrada solemne de Dios en su templo Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó sobre los ríos. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos

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ni jura contra el prójimo en falso. Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Este es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. ¡Portones!, alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria. ¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, héroe valeroso; el Señor, héroe de la guerra. ¡Portones!, alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria. ¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos. Él es el Rey de la gloria. Ant. Levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria. D. Defiende mi causa y rescátame. T. Con tu promesa dame vida. Primera Lectura Año I: Del libro de las Lamentaciones 5,1-22 Plegaria por la liberación del pueblo ¡Acuérdate, Señor, de lo que nos ha sobrevenido, mira y ve nuestro oprobio! Nuestra heredad ha pasado a extranjeros, nuestras casas a extraños. Hemos quedado como huérfanos sin padre, y nuestras madres son como viudas. A precio de plata bebemos nuestra agua, nuestra leña, la adquirimos por dinero. Andamos oprimidos con el yugo a nuestro cuello; estamos agotados, no se nos da respiro. Hacia Egipto tendemos nuestra mano, hacia Asur en busca de pan.

Oficio de lectura - 67

Nuestros padres pecaron, ya no existen; y nosotros cargamos con sus culpas. Esclavos nos dominan, nadie nos libra de su mano. A riesgo de la vida logramos nuestro pan, afrontando la espada del desierto. Nuestra piel abrasa como un horno, a causa del ardor del hambre. Han violado a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Judá. Colgados fueron por sus manos los príncipes; la faz de los ancianos no ha sido respetada. Han arrastrado la muela los muchachos, bajo la carga de leña se han doblado los niños. Los ancianos han dejado de acudir a la puerta, los jóvenes han dejado sus cantares. Ha cesado la alegría de nuestro corazón, en duelo se ha trocado nuestra danza. Ha caído la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, que hemos pecado! Por eso nuestro corazón desfallece, por eso se nublan nuestros ojos: Por el monte Sión, que está desolado, ¡las raposas merodean en él! Mas tú, Señor, por siempre permaneces; ¡tu trono de generación en generación! ¿Por qué has de olvidarnos para siempre? ¿Por qué toda la vida abandonarnos? Haz que volvamos a ti, Señor, y volveremos. Renueva nuestros días como antaño, si es que no nos has desechado totalmente, irritado contra nosotros sin medida. Responsorio Cf. Mt 27,66.60.62 T. Después de sepultar al Señor, hicieron rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y lo sellaron. * Y pusieron guardias para custodiarlo. D. Los jefes de los sacerdotes se presentaron ante Pilato, y le pidieron que diese orden de vigilar el sepulcro. T. y pusieron guardias para custodiarlo. Año II: Del libro del profeto Jeremías 20,7,18 Angustia del profeta En aquellos días, exclamó Jeremías: «Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir. Tú eras el más fuerte y yo fui dominado. Ahora soy todo el día la irrisión y la burla de todo el mundo. Siempre que hablo tengo que proclamar:

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“¡Violencia! ¡Destrucción!” La palabra del Señor se ha vuelto para mí oprobio y befa todo el día. Yo me dije: “No pensaré más en él, no hablaré más en su nombre”; pero su palabra era en mis entrañas como fuego ardiente, encerrado en mis huesos; yo intentaba contenerlo, pero no podía. Oía las burlas de la gente: “Terror por doquier. Delatadlo, vamos a delatarlo.” Mis amigos acechaban mi traspié: “A ver si se descuida, y lo abatiremos y nos vengaremos de él.” Pero el Señor está conmigo, como fuerte guerrero; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo perpetuo que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomes de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, porque libra la vida del pobre de las manos de los impíos. Maldito el día en que fui engendrado, el día en que mi madre me parió no sea bendito. Maldito el hombre que anunció a mi padre: “Te ha nacido un varón”, dándole una gran alegría. Ojalá que hubiera sido ese día como las ciudades que el Señor destruyó sin compasión; que escuche gritos de alarma en la mañana y alaridos de guerra al mediodía. ¿Por qué no me mató en el vientre? Habría sido mi madre mi sepulcro, y yo eterna preñez de sus entrañas. ¿Por qué salí del vientre para pasar trabajos y fatigas y acabar mis días derrotado?» Responsorio R. Después de sepultar al Señor, hicieron rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y lo sellaron. * Y pusieron guardias para custodiarlo. V. Los jefes de los sacerdotes se presentaron ante Pilato, y le pidieron que diese orden de vigilar el sepulcro. R. Y pusieron guardias para custodiarlo.

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Segunda Lectura De una antigua Homilía sobre el santo y grandioso Sábado (PG 43, 439. 451. 462-463) El descenso del Señor a la región de los muertos ¿Qué es lo que pasa? Un gran silencio se cierne hoy sobre la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey está durmiendo; la tierra está temerosa Y no se atreve a moverse, porque el Dios hecho hombre se ha dormido Y ha despertado a los que dormían desde hace siglos. El Dios hecho hombre ha muerto y ha puesto en movimiento a la región de los muertos. En primer lugar, va a buscar a nuestro primer padre, como a la oveja perdida. Quiere visitar a los que yacen sumergidos en las tinieblas y en las sombras de la muerte; Dios y su Hijo van a liberar de los dolores de la muerte a Adán, que está cautivo, y a Eva, que está cautiva con él. El Señor hace su entrada donde están ellos, llevando en sus manos el arma victoriosa de la cruz. Al verlo, Adán, nuestro primer padre, golpeándose el pecho de estupor, exclama, dirigiéndose a todos: «Mi Señor está con todos vosotros.» Y responde Cristo a Adán: «y con tu espíritu.» Y, tomándolo de la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes, Y levántate de entre los muertos y te iluminará Cristo. Yo soy tu Dios, que por ti me hice hijo tuyo, por ti y por todos estos que habían de nacer de ti; digo, ahora, y ordeno a todos los que estaban en cadenas: “Salid”, y a los que estaban en tinieblas: “Sed iluminados”, Y a los que estaban adormilados: “Levantaos.” Yo te lo mando: Despierta, tú que duermes; porque yo no te he creado para que estuvieras preso en la región de los muertos. Levántate de entre los muertos; yo soy la vida de los que han muerto. Levántate, obra de mis manos; levántate, mi efigie, tú que has sido creado a imagen mía. Levántate, salgamos de aquí; porque tú en mí y yo en ti somos una sola cosa. Por ti, yo, tu Dios, me he hecho hijo tuyo; por ti, siendo Señor, asumí tu misma apariencia de esclavo; por ti, yo, que estoy por en-

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cima de los cielos, vine a la tierra, y aun bajo tierra; por ti, hombre, vine a ser como hombre sin fuerzas, abandonado entre los muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto paradisíaco, fui entregado a los judíos en un huerto y sepultado en un huerto. Mira los salivazos de mi rostro, que recibí, por ti, para restituirte el primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas de mis mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto deteriorado. Mira los azotes de mi espalda, que recibí para quitarte de la espalda el peso de tus pecados. Mira mis manos, fuertemente sujetas con clavos en el árbol de la cruz, por ti, que en otro tiempo extendiste funestamente una de tus manos hacia el árbol prohibido. Me dormí en la cruz, y la lanza penetró en mi costado, por ti, de cuyo costado salió Eva, mientras dormías allá en el paraíso. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te sacará del sueño de la muerte. Mi lanza ha reprimido la espada de fuego que se alzaba contra ti. Levántate, vayámonos de aquí. El enemigo te hizo salir del paraíso; yo, en cambio, te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celestial. Te prohibí comer del simbólico árbol de la vida; mas he aquí que yo, que soy la vida, estoy unido a ti. Puse a los ángeles a tu servicio, para que te guardaran; ahora hago que te adoren en calidad de Dios. Tienes preparado un trono de querubines, están dispuestos los mensajeros, construido el tálamo, preparado el banquete, adornados los eternos tabernáculos y mansiones, a tu disposición el tesoro de todos los bienes, y preparado desde toda la eternidad el reino de los cielos.» Responsorio T. ¡Se fue nuestro Pastor, la fuente de agua viva! A su paso el sol se oscureció. Hoy fue por él capturado el que tenía cautivo al primer hombre. * Hoy nuestro Salvador rompió las puertas y cerrojos de la muerte.

Oficio de lectura - 71

D. Demolió las prisiones del abismo y destrozó el poder del enemigo. T. Hoy nuestro Salvador rompió las puertas y cerrojos de la muerte. Oración Dios todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén Conclusión D. Bendigamos al Señor.

T. Demos gracias a Dios.

Hoy se puede ganar indulgencia plenaria si rezamos juntos el SANTO ROSARIO: rezándolo en una iglesia, en un oratorio, en familia, o en comunidad, además de cumplir con las condiciones referidas en la p. 4.

72 - Cancionero

CANCIONERO

O Salutaris Hostia O salutaris Hostia, quae caeli pandis ostium, bella premunt hostilia, da robur, fer auxilium

Oh Víctima Salvadora, que nos abres la puerta del cielo: nos aprietan las guerras enemigas danos fuerza, tráenos tu auxilio.

Uni trinoque Domino sit sempiterna gloria, qui vitam sine termino nobis donet in patria. Amen.

Al Dios uno y trino Sea por siempre la gloria. Que Él nos regale vida eterna En la patria celestial. Amén.

Pange Lingua

Cancionero - 73

74 - Cancionero Con el canto del Tantum ergo se puede ganar indulgencia plenaria, cumpliendo con las condiciones indicadas en la p.4.

Tantum ergo

Cancionero - 75

Adoro Te Devote

76 - Cancionero

Cancionero - 77

Adoremus ADOREMUS IN AETERNUM SANCTISSIMUM, SANCTISSIMUM SACRAMENTUM. 1. Laudate Dominum, omnes gentes, láudate eum omnes populi. 2. Quoniam confirmata es tsuper nos misericordia eius; et veritas Domini manet in aeternum. 3. Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto, sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen. Oh buen Jesús 1. Oh buen Jesús, yo creo firmemente que por mi bien estás en el altar, que das tu Cuerpo y Sangre juntamente al alma fiel en celestial manjar. (2v) 2. Recuerdo fiel de la Pasión de Cristo, de su morir, fiel prolongación se ofrece aquí el mismo sacrificio que en el Calvario ofreció Jesús. (2v)

78 - Cancionero

3. Muerto en la Cruz, ocultas Señor nuestro, el resplandor de tu divinidad y en el altar velas tu Sangre y Cuerpo, bajo apariencia de sencillo pan. (2v) 4. Indigno soy, confieso avergonzado, de recibir la Santa Comunión. Jesús, que ves mi nada y mi pecado, prepara Tú mi pobre corazón. (2v) 5. Espero en Ti, piadoso Jesús mío. Oigo tu voz que dice: “Ven a Mí.” Porque eres fiel, por eso en Ti confío; todo, Señor, lo espero yo de Ti. (2v) 6. ¡Oh buen Pastor, amable y fino amante! Mi corazón se abrasa en santo ardor. Si te olvidé, te juro que constante he de vivir tan sólo de tu amor. (2v) 7. Señor Jesús, piadoso Hijo santo, que con María nos das un gran amor. Hermanos tuyos, hijos de María, nos ha querido tener siempre así. (2v) 8. Bendito seas, celestial Modelo, que con tu vida muestras el amor a una Madre dulce y compasiva, que nos regala con su corazón. (2v) 9. Dulce maná y celestial comida, gozo y salud de quien te come bien, ven sin tardar, ¡oh Dios!, mi luz, mi vida, desciende a mí, hasta mi pecho ven. (2v) Cantemos al Amor de los amores 1. Cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor, ¡Dios está aquí! ¡Venid, adoradores: adoremos a Cristo Redentor!

Cancionero - 79

¡GLORIA A CRISTO JESÚS! ¡CIELOS Y TIERRA, BENDECID AL SEÑOR! ¡HONOR Y GLORIA A TI, REY DE LA GLORIA! ¡AMOR POR SIEMPRE A TI, DIOS DEL AMOR! 2. Por nuestro amor oculta en el sagrario su gloria y esplendor; para nuestro bien se queda en el santuario, esperando al justo y pecador. 3. ¡Oh gran prodigio del amor divino! ¡Milagro sin igual! Prenda de amistad, banquete peregrino, do se come el Cordero celestial. 4. ¡Jesús triunfante, Rey de las victorias, a Ti loor sin fin! ¡Canten tu poder, Autor de nuestras glorias, cielo y tierra hasta el último confín! 5. Tu nombre ensalzamos y alabamos, con toda nuestra voz. ¡Rey de Majestad, por siempre te aclamamos, oh Señor de los hombres, Cristo Dios! Hermano Jesús 1. Hermano Jesús, a Ti te canto, porque en tu mirar humano y divino brillan las estrellas de nuestro destino y se agota el manantial donde brota el llanto. Hermano del alma, compañero, ya tu corazón palpita en nuestras almas: rompe, pues, la falsedad de aquella calma, que empantana esperanzas en el desierto. LUCHAREMOS CONTIGO HASTA LA MUERTE, AMIGO: SANGRE DE NUESTRO TRIGO QUE EL VIENTO LLEVARÁ.

80 - Cancionero

HERMANOS DE LA TIERRA, PASÓ EL TIEMPO DE TREGUA, LEVANTEMOS BANDERAS QUE EN EL PECHO ONDEARÁN. 2. Hermano yo creo que tus huellas, desgarraron de la culpa las cadenas y grabaron hondas marcas en las venas de esos hombres que arrebatarán las estrellas. Y tu Madre forjadora de hombres, trazará senderos hasta el infinito; donde quedarán con nuestra sangre escritos, el trabajo y el sudor de seguirte siempre. LUCHAREMOS CONTIGO… EL PAN DE NUESTRAS MANOS, EL AMOR QUE CANTAMOS ES TIERRA QUE GANAMOS A LA FURIA DEL MAL. Porque anochece ya 1. Porque anochece ya y se nubla el camino, porque temo perder las huellas que he seguido, no me dejes tan solo y quédate conmigo. NO ME OCULTES TU ROSTRO, SEÑOR, ILUMINA MI POBRE CORAZÓN; NO ME DEJES CAER EN TENTACIÓN, HAZ QUE REINE EN MI VIDA EL AMOR, PORQUE DE BARRO SOY YO. (2v) 2. Porque he sido rebelde, dejando tus caminos; porque escogí yo solo la muerte y el abismo: perdóname, Señor, y quédate conmigo. 3. Porque ardo en sed de Ti y en hambre de tu trigo, ven, siéntate a mi mesa, dígnate ser mi amigo, que aprisa cae la noche. Quédate ya conmigo.

Cancionero - 81

Señor y Dios mío QUE ANSÍE YO SIEMPRE TU ROSTRO CON ARDOR DAME FUERZAS PARA LA BÚSQUEDA SEÑOR, TÚ QUE HICISTE QUE TE ENCONTRARA, TÚ QUE ME HAS DADO ESPERANZAS DE CONOCERTE MEJOR. 1. Señor y Dios mío, mi única esperanza, óyeme para que no sucumba al desaliento y deje de buscarte 2. Ante Ti estoy firme y débil, Señor. Sáname de todos mis pecados y confirma mi firmeza. 3. La paz, Señor, ya llegó a mi corazón; no he sido yo, ha sido tu bondad la que, sin mirar mis pecados, me dio tu Gracia y con ella tu Paz. ¿Quién nos separará...? ¿QUIÉN NOS SEPARARÁ, QUIÉN NOS SEPARARÁ DEL AMOR DE DIOS? (2v). 1. ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió, más aún, el que resucitó, el que a la derecha del Padre, intercede por nosotros? 2. ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez? Si en todo vencemos por Aquel que nos amó. 3. Si seguros estamos, que ni la muerte ni la vida, ni lo presente ni lo futuro, ni la altura ni la profundidad, ni otra criatura alguna, nos podrá separar de Dios; nos podrá separar, nos podrá separar del Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús. Sacramento del Amor 1. Víspera de tu Pasión, / llega la hora de partir, pleno tu amor crece sin fin, / para entregar

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tu cuerpo y tu sangre en la Cruz. En la mesa del Altar, / el sacrificio del amor. Tu corazón viene a entregar, / para mi bien, tu cuerpo en forma de Pan. A TU ALTAR, DE RODILLAS MI SEÑOR, MI CORAZÓN VIENE A BEBER DEL MISTERIO DE TU AMOR. AL PARTIR EN LA MESA ESTE MANJAR, EL MEMORIAL DE TU PASIÓN SE ACTUALIZA DE VERDAD (2v). 2. Víctima de salvación, / en sacrificio redentor nos unes hoy para comer / este manjar que la vida eterna nos da. Al gozar en comunión / somos un cuerpo en torno a Ti, nació tu Iglesia, Eterno Dios, / del manantial que de tu costado brotó. A TU ALTAR, DE RODILLAS MI SEÑOR. . . CORAZÓN QUE RENDIDO POR AMOR DESDE LA CRUZ DAS EL PERDÓN A ESTE POBRE PECADOR. BUEN JESÚS, EN LA MESA DEL ALTAR QUIERO ENTREGARME EN OBLACIÓN: HOSTIA VIVA PARA DIOS (2v) Dulce Jesús 1. Buen Jesús, ¡Oh, dulce Cordero!, vengo ante Ti con fervor, de rodillas me presento para pedirte perdón y adherirme a tu corazón. CORDERO PASCUAL, QUE DAS TU VIDA EN HUMILDE PAN, TEN PIEDAD Y ACOGE MI DOLOR Y ALEGRÍA. ES, SEÑOR JESÚS, TU SANGRE FUERZA EN EL CAMINAR. DIOS, YO CREO, PERO ACRECIENTA MI FE.

Cancionero - 83

2. Buen Jesús, Señor de la Vida, dame la luz interior que ilumine tu presencia en mi pobre corazón, renovándolo con tu amor. RECONCILIADOR, NOS DAS TU VIDA, VIDA INMORTAL. YO TE ENTREGO MIS ESFUERZOS COMO UNA OFRENDA. RENUEVA EL ARDOR DE ESTE SODÁLITE VIADOR. DIOS, YO CREO, PERO ACRECIENTA MI FE. 3. Madre Santa, Virgen María, por tu fiel intercesión, nos obtienes de este encuentro conformarnos con Jesús, como Tú al pie de su Cruz. CORDERO PASCUAL, QUE DAS TU VIDA EN HUMILDE PAN, TEN PIEDAD Y ACOGE MI DOLOR Y ALEGRÍA. ES, SEÑOR JESÚS, TU SANGRE FUERZA EN EL CAMINAR. DIOS, YO CREO, PERO ACRECIENTA MI FE. (2v) Salmo 1: Los dos caminos 1. Dichoso el hombre que no acoge el consejo del impío ni va por sus senderos y su gozo es la palabra del Señor y medita su ley día y noche. ANTE TI PONGO HOY VIDA Y MUERTE SI SIGUES EL CAMINO DEL SEÑOR VIVIRÁS. 2. Será como un árbol que plantado junto al arroyo da fruto muy sabroso y sus hojas nunca se marchitarán, cuanto emprende tendrá muy buen fin. 3. No así los impíos, no así; serán paja que el viento arrebata;

84 - Cancionero

separados de la vida se verán como aquel que comete iniquidad. ANTE TI PONGO HOY VIDA Y MUERTE SI SIGUES EL CAMINO DEL SEÑOR VIVIRÁS. (2v) Salmo 15: El Señor, mi lote y mi heredad 1. Protégeme Señor que me refugio en Ti, yo digo al Señor, Tú eres mi bien. Los dioses de la tierra no me alegrarán, sólo Tú eres mi amor y mi esperanza. Multiplican los dioses extraños; yo nunca los alabaré, ni sus nombres voy a invocar. EL SEÑOR ES MI LOTE Y MI HEREDAD, MI SUERTE PONGO EN SUS MANOS. UN LOTE HERMOSO ME HA TOCADO. ¡QUÉ HERMOSA QUE ES MI HEREDAD! 2. Bendeciré al Señor, pues siempre me aconseja de noche me instruye internamente. Tengo todo el día presente al Señor, con Él a mi diestra avanzaré. Por eso se me alegra el corazón, y se gozan todas mis entrañas. A la muerte no me entregarás. ME ENSEÑARÁS EL SENDERO DE LA VIDA, ME SACIARÁS DE GOZO EN TU PRESENCIA, DE ALEGRÍA PERPETUA A TU DERECHA, CONFIADO EN TU AMOR TE SEGUIRÉ. Salmo 42: Sed de Dios vivo 1. Como la cierva cuando busca corrientes de agua así mi alma te busca a Ti, Señor Dios mío. MI ALMA TIENE SED, SED DE DIOS VIVO; ¿CUÁNDO YO VERÉ EL ROSTRO DEL SEÑOR?

Cancionero - 85

2. Los huesos, Dios mío, se me rompen, se burlan de mí. Todos me preguntan, ¿dónde está tu Dios? 3. Mi pan son las lágrimas, Dios mío, de noche y de día. Todos me repiten: ¿dónde está tu Dios? 4. ¿Por qué te acongojas alma mía, por qué te me turbas?, espera en tu Salvador, cantarle tu podrás. 5. De día el Señor está a mi lado me hará misericordia, de noche alabanzas cantaré a mi Señor. Brazos rígidos y yertos 1. Brazos rígidos y yertos / por dos clavos traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, / para recibirme abiertos, para esperarme clavados. Cuerpo llagado de amores, / yo te adoro, yo te sigo, yo, Señor de los señores, / quiero partir tus dolores, subiendo a la Cruz contigo. UNA CRUZ ESTA VACÍA / ESPERANDO AL LLAMADO. ¿QUIÉN VENDRÁ A PONER SU ALMA, SU CORAZÓN TRASPASADO? ¿QUIÉN MI VOZ HA ESCUCHADO? 2. Quiero en la vida seguirte / y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, / y bendecirte sufriendo, y muriendo bendecirte. Que no ame la poquedad / de cosas que van y vienen; que adore la austeridad / de estos sentires que tienen sabores de eternidad. 3. Que sienta una dulce herida / de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; / que vaya, en fin, por la vida como Tú estás en la Cruz: de sangre los pies cubiertos, / llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos / y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos.

86 - Cancionero

¡Victoria! Tú reinarás ¡VICTORIA! TÚ REINARÁS. ¡OH CRUZ! TÚ NOS SALVARÁS. 1. El Verbo en Ti clavado muriendo nos rescató; de Ti, madero santo, nos viene la redención. 2. Extiende por el mundo tu reino de salvación, oh Cruz, fecunda fuente de vida y bendición. 3. Impere sobre el odio tu reino de caridad. Alcancen las naciones el gozo de la unidad. 4. Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad; el río de la gracia apague la iniquidad. 5. La gloria por los siglos a Cristo libertador. Su Cruz nos lleve al cielo, la tierra de promisión. El mismo Dios 1. Lo he traicionado y entregado a los malvados, lo he coronado con espinas puntiagudas, yo he atravesado con la lanza su costado, lo he clavado en un madero y aún me ama. FUE EL MISMO DIOS, QUIEN DIO SU VIDA EN UN MADERO POR AMOR. FUE EL MISMO DIOS, QUIEN DERRAMÓ SU SANGRE PARA DARME VIDA. FUE EL MISMO DIOS, QUIEN ACEPTÓ MORIR ATRAVESADO Y DESGARRADO POR LOS CLAVOS. FUE EL MISMO DIOS. QUIEN ME HA SALVADO DEL PECADO Y DE LA MUERTE. FUE EL MISMO DIOS. 2. Me ha entregado a su Madre con amor, me ha lavado con amor los pies llagados, Él me ha curado las heridas del pecado, me ha amado desde antes que naciera.

Cancionero - 87

3. Me ha enseñado cómo seguirlo y amarlo, me ha llamado para una gran misión, Él me ha escogido para ser un apóstol, para anunciarlo con mi vida hasta la muerte. Con el Señor PERDIDO ESTUVO MI CORAZÓN SIN ENCONTRAR EL CAMINO EN LOS CAMINOS, SOLO YO TRISTE ANDUVE SIN TI SIN LA ESPERANZA, SIN LA VERDAD. (2v) 1. Estaba ciego, no te veía, no había luz aunque era mediodía. Sin el Señor, sin el amor, la vida es muerte y la muerte temor. DESCUBRÍ QUE EN MENTIRA VIVÍ, QUE SI VIVÍA, PORQUE TÚ ME AMABAS, QUE NO PODÍA COMPRENDERLO TODO, QUE SÓLO TÚ ERES LA VERDAD. (2v) 2. Y ahora contigo en el camino, sé que es difícil, yo no lo olvido. Señor, Tú sabes, que aún soy débil, Tú eres mi fuerza, con tu gracia viviré. Bendito el Rey Crucificado ¡BENDITO EL REY CRUCIFICADO, EL REY DE REYES INMORTAL! (2v) 1. ¡Qué hermoso el Rey en la batalla! / Iba vestido de verdad, y era su espada de conquista / el fuerte amor que vence al mal. ¡Qué hermosa aquella estirpe suya, / desde el divino manantial! Es Rey de la casa de David, / nacido en cuna virginal. 2. Murió en la Cruz ajusticiado / por rey del pueblo de Abraham. ¡Éste es el Rey del universo!; / si Dios lo ha escrito, escrito está. Rey que iluminas las conciencias, / Rey vencedor de Satanás, sobre las ruinas del pecado / Tú solo creas vida y paz.

88 - Cancionero

Pueblo mío PUEBLO MÍO, ¿QUÉ TE HE HECHO?, ¿EN QUÉ TE HE OFENDIDO? RESPÓNDEME. (2v) 1. Yo te saqué de Egipto y por cuarenta años te guié en el desierto; tú hiciste una Cruz para tu Salvador. 2. Yo te libré del mar, te di a beber el agua que manaba de la roca; tú hiciste una Cruz para tu Salvador. 3. Yo te llevé a tu tierra, por ti vencí a los reyes de los pueblos cananeos; tú hiciste una Cruz para tu Salvador. 4. Yo te hice poderoso, estando Yo a tu lado derroté a los enemigos; tú hiciste una Cruz para tu Salvador. 5. Te di a comer maná, te puse en una tierra que da frutos abundantes; tú hiciste una Cruz para tu Salvador. 6. Yo perdoné tus culpas, y tú me condujiste ante el juicio de Pilato; tú hiciste una Cruz para tu Salvador. 7. Hermosa viña eras, y amarga te volviste a mi sed como vinagre; tú hiciste una Cruz para tu Salvador. 8. Por ti vencí a Egipto, e ingrato me entregaste a los sumos sacerdotes; tú hiciste una Cruz para tu Salvador. 9. Abrí el mar por ti, y tú con una lanza mi costado atravesaste; tú hiciste una Cruz para tu Salvador.

Cancionero - 89

A la hora de nona POR NUESTRO AMOR MURIÓ EL SEÑOR, EN LA CRUZ MURIÓ EL SEÑOR. ÉL NOS MANDÓ DAR LA VIDA COMO HERMANOS EN SEÑAL DE AMOR. S: Planearon su muerte en silencio; azuzaron con gritos al pueblo y en un leño colgaron su cuerpo a la hora de nona, a la hora de nona el Señor... el Señor murió, el Señor murió. S: Es la hora de nona en mi pueblo, las sirenas de alarma han sonado y mi pueblo se queda dormido, y mi hermano llora, y mi hermano muere, y el clamor de su voz no nos duele, y mi hermano muere. S: Es la hora de nona en la tierra, es la hora del hambre y la muerte, es la hora del odio y la guerra, es la hora de nona, cuando sufre mi pueblo, cuando crece el dolor y el engaño, cuando falta el amor. Por el dolor creyente 1. Por el dolor creyente que brota del pecado, por no haberte querido de todo corazón, por haberte, Dios mío, tantas veces negado, con súplicas te pido de rodillas perdón. CONCÉDEME UN ALMA LAVADA POR TU AGUA, UN CORAZÓN TAN PURO COMO EL QUE TRASPASADO ME HA RECONCILIADO Y DADO EL AMOR.

90 - Cancionero

2. Por haberte perdido, por no haberte encontrado, porque es como un desierto nevado mi oración, porque es como una hiedra sobre el árbol cortado el recuerdo que brota cargado de ilusión. 3. Porque es como la hiedra, permite que te abrace, primero amargamente, lleno de amor después, y que a ti, viejo tronco poco a poco me enlace, y que mi vieja sombra se derrame a tus pies. Tu Cruz adoramos, Señor TU CRUZ ADORAMOS, SEÑOR, Y TU SANTA RESURRECCIÓN GLORIFICAMOS, GLORIFICAMOS. S: Por el madero... T: Por el madero ha venido la alegría al mundo entero, al mundo entero. TU CRUZ ADORAMOS... S: El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros, ilumine su rostro sobre nosotros. TU CRUZ ADORAMOS... S: Por el madero... T: Por el madero ha venido la alegría al mundo entero, al mundo entero. TU CRUZ ADORAMOS... Árbol de la Cruz 1. Cantemos la nobleza de esta guerra, el triunfo de la sangre y del madero, y un Redentor que en trance de Cordero muriendo en la Cruz salvó la tierra. 2. Dolido mi Señor por el fracaso de Adán, que al pecar trajo la muerte, otro árbol señaló distinta suerte, que reparase el daño paso a paso.

Cancionero - 91

3. Y así dijo el Señor: “Vuelva la vida y que el amor redima la condena”; la gracia está en el fondo de la pena y la salud naciendo de la herida. 4. ¿Quién vio en más estrechez gloria más plena y a Dios como el menor de los humanos? Llorando en el pesebre, pies y manos le faja la doncella nazarena. 5. En plenitud de vida y de sendero, dio el paso hacia la muerte porque quiso. Mirad de par en par el Paraíso, abierto por la fuerza de un Cordero. 6. Vinagre y sed la boca apenas gime, y al golpe de los clavos y la lanza un mar de sangre fluye, inunda, avanza por tierra, mar y cielo, y los redime. 7. Tú solo entre los árboles crecido para tender a Cristo en tu regazo, tú el arca que nos salva, tú el abrazo de Dios con los verdugos del Ungido. 8. Al Dios de los designios de la historia, que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza, al que en la Cruz devuelve la esperanza de toda salvación, honor y gloria. Brille la Cruz 1. Brille la Cruz del Verbo, luminosa, brille como la carne Sacratísima, de aquel Jesús nacido de la Virgen, que en la gloria del Padre vive y brilla. Gemía Adán doliente y conturbado, amargas lágrimas Eva vertía; brillen sus rostros por la Cruz gloriosa, Cruz que se enciende cuando el Verbo expira.

92 - Cancionero

LAS BANDERAS REALES SE ADELANTAN Y LA CRUZ MISTERIOSA EN ELLAS BRILLA: LA CRUZ EN QUE LA VIDA SUFRIÓ MUERTE Y EN QUE, SUFRIENDO MUERTE, MURIENDO NOS DIO VIDA. 2. Salve, Cruz de cerros y caminos, junto al enfermo suave medicina, regio trono de Cristo en las familias Cruz de la fe, ¡oh, Cruz bendita! Reine el Señor, el Rey crucificado, levantando la Cruz donde moría; nuestros enfermos ojos buscan luz, nuestros labios el río de la vida. 3. Dichosa Cruz que con tus brazos firmes en que estuvo colgado nuestro precio, fuiste balanza para el cuerpo santo que arrebató su presa a los infiernos. Te adoramos, ¡oh, Cruz!, que fabricamos pecadores con manos deicidas, te adoramos ornato del Señor, eres prenda de nuestra eterna dicha. Abiertos los brazos 1. Abiertos los brazos pegados al árbol, la sangre corría de Dios que moría, sentía apretarse el dolor como dardo, clavado en la cruz y su amor que lucía. Vinagre le dieron y dulce miraba, desprecio mostraban y amor devolvía sus ropas jugaban, la vida les daba, inerte pendía y ya nada lo ataba. AL VERLO CLAVADO Y EN GOZO DOLIENTE, QUEBRADO EN TODO, ENTERO EN LA ESENCIA, LA MADRE VIVÍA AFLICCIÓN IMPALPABLE, REGADA POR RÍOS DE VIDA Y PRESENCIA.

Cancionero - 93

2. El día lloraba la escena imposible, Jesús ofreciendo su vida en rescate por todos aquellos que son miserables, los hombres que habían dejado a su Padre. La hora ha llegado y la muerte con ella, el Señor ya se muere, la vida se aleja pero la esperanza ya brota con fuerza, la luz infinita brilla en las tinieblas. SI TÚ POR VENTURA MIL CRUCES RECIBES ABRAZA ESA SUERTE DE MALES BENDITOS. TE ACERCAN A AQUEL QUE HABITÓ ENTRE LOS HOMBRES, AQUEL QUE MURIÓ POR LLEVARNOS AL CIELO. EN LA CRUZ DE MADERA JESÚS NOS RECUERDA SU ESTAR CON NOSOTROS PERPETUA TERNURA. ESTARÁS CON NOSOTROS ASÍ HAYAN TORMENTAS, SEÑOR DE LAS FIDELIDADES ETERNAS. Es Cristo el Señor 1. ¿Quién es éste que viene / recién atardecido, cubierto por su sangre / como varón que pisa los racimos? ESTE ES CRISTO EL SEÑOR, CONVOCADO A LA MUERTE, GLORIFICADO EN LA RESURRECCIÓN. (2v) 2. ¿Quién es éste que vuelve / glorioso y malherido y, a precio de su muerte, / compra la paz y libra a los cautivos? 3. Se durmió con los muertos / y reina entre los vivos; no le venció el abismo / porque el Señor sostuvo a su Elegido. 4. Anunciad a los pueblos / qué habéis visto y oído; aclamad al que viene / como la paz, bajo un clamor de olivos. Madre Dolorosa 1. Tiembla la tierra y llora, ha muerto el Redentor; junto a la Cruz, Señora, mueres en tu dolor.

94 - Cancionero

Hondo pesar fecundo, grande como el amor, todo el dolor del mundo llora en tu corazón. 2. Si la semilla muere, nace una nueva flor; vuestro dolor florece, Madre, en la redención. Sobre tu alma herida brota la flor mejor, muerte que da la vida en la resurrección. 3. Ya no te quedas sola, sola junto a la Cruz, Madre, nuestra Señora, hoy nos has dado a luz. Ya no te quedas sola, sola junto a la Cruz, somos también ahora hijos como Jesús. Madre nuestra 1. María Inmaculada, Madre de mi Esperanza tu «Fiat» permitió, que en el mundo se encarne Dios. De tu seno nació, con nosotros se quedó, por eso en Ti ponemos, toda nuestra confianza; Madre guíanos por la reconciliación. Madre, eres fortaleza de mi corazón, nunca me abandones en la duda y el temor. Con valor, con verdad, con firmeza, con amor, como Tú, digo yo «fiat» al Señor. 2. Madre dolorosa, María Virgen Fiel, atravesó una espada tu amoroso corazón. Tu vida fue constante alegría y dolor. Cristo crucificado murió por mis pecados y fue al pie de la Cruz donde nos diste a luz. Madre buena, acércame al Reconciliador ten piedad de mí que soy un pobre pecador. En las penas y alegrías, en el gozo y el dolor, como Tú, digo yo «fiat» al Señor. 3. «Madre, éste es tu hijo; hijo, Ella es tu Madre» fueron las palabras de Cristo en el madero. Él mismo te confió llevarnos hacia Dios;

Cancionero - 95

de nuevo estás sufriendo los dolores de parto hasta ver en nosotros al Señor conformado. Madre, enséñame a ser apóstol del Señor para secundarte con amor en tu misión de anunciar, de actuar, de vivir como Jesús. Como Tú, digo yo «fiat» al Señor. Virgen Fiel 1. Sin Ti ver no podría lo más profundo de mi Señor ni adherirme ni conformarme, ni secundarte en tu misión. El Hijo en Ti se hizo carne y por tu «Sí» nos reconcilió; auxíliame en mi combate para acoger tan grande don. SALVE SANTA MARÍA INMACULADA DEL DOLOR, VIRGEN FIEL TODA TU VIDA, MAESTRA DEL AMOR. TU ARDIENTE CORAZÓN A TU HIJO ME REMITE. MADRE SANTA, MADRE HUMILDE, CÚBREME CON TU MANTO PROTECTOR. (2v) 2. El dolor bien conociste, como el anciano advirtió: «una espada estará en tu alma»; bajo el madero se cumplió. Y allí, Bienaventurada, te llamaron Madre nuestra. Madre mía Inmaculada, guíame a la reconciliación. Como una tarde tranquila 1. Como una tarde tranquila, / como un suave atardecer, era tu vida sencilla / en el pobre Nazaret, y en medio de aquel silencio / Dios te hablaba al corazón. VIRGEN MARÍA, MADRE DEL SEÑOR, DANOS TU SILENCIO Y PAZ PARA ESCUCHAR SU VOZ. (2v) 2. Enséñanos, Madre buena, / cómo se debe escuchar al Señor cuando nos habla, / a través del Evangelio, la Palabra que nos salva, / que nos cambia el corazón. 3. Y también, Madre nuestra, / cuando nos habla en los hombres, en el hermano que sufre, / en la sonrisa del niño, en la mano del amigo, / en la paz de una oración.

96 - Cancionero

¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿DÓNDE ESTÁ, MUERTE, TU VICTORIA? ¿DÓNDE ESTÁ, MUERTE, TU AGUIJÓN? TODO ES DESTELLO DE SU GLORIA, CLARA LUZ, RESURRECCIÓN. 1. Fiesta es la lucha terminada, vida es la muerte del Señor, día, la noche engalanada, gloria eterna de su amor. Fuente perenne de la vida, luz siempre viva de su don, Cristo es ya vida siempre unida a toda vida en aflicción. 2. Cuando la noche se avecina, noche del hombre y su ilusión, Cristo es ya luz que lo ilumina, sol de su vida y corazón. Demos al Padre la alabanza por Jesucristo, Hijo y Señor; denos su Espíritu esperanza viva y eterna de su amor. Cantando la esperanza NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRA ESPERANZA ESTÁ PUESTA EN JESÚS Y CON MARÍA EL NUEVO DÍA CELEBRAMOS HOY. (2v) 1. Es la Fe fortaleza, rompe todas las tristezas. Siempre firme la Esperanza, no se agota, no se cansa. 2. Y el más grande, el Amor, trae perdón, trae a Dios.

Cancionero - 97

Madre de la Esperanza 1. A la Madre que sufrió dolor, hoy alegre la vemos, Señor, contemplando con tierno amor, el misterio Reconciliador. Hoy María cantas junto a Dios, pues tus hijos hoy libres ya son. En la tierra ya reina la luz al pecado la vida venció. 2. Hoy victoria podemos cantar las cadenas rotas ya están, Madre mía acabó la prisión alegría, aleluya al Señor. Pues por mí el Señor resucitó, Madre mía de mi corazón que yo nunca me aleje de Ti, siempre mire tu rostro de amor. 3. Quiero que este himno triunfal cante la alegría pascual, que la Virgen comparte hoy la que con esperanza vivió. Y esta Madre me enseña a ser fiel en momentos de tribulación. La alegría nunca la dejó ni su fe en las promesas de Dios. 4. Vives la alegría-dolor conservando en tu corazón, experiencias del amor de Dios que llenaron tu vida de luz. Con ternura y amor maternal nos conduces al Señor Jesús, por la senda de amorización que nos lleva hacia la plenitud. (2v)

98 - Cancionero

Salve Regina

S: Ora pro nobis, Sancta Dei Genetrix. T: Ut digni efficiamur promisionibus Christi. Amen.

Cancionero - 99

Regina Caeli

Reina del Cielo REINA DEL CIELO ALÉGRATE, ALÉGRATE, MARÍA, PORQUE EL SEÑOR RESUCITÓ, ALELUYA. 1. Después del sufrimiento gozando está glorioso, aleluya. 2. Ya que con Él sufriste, con Él reinando gozas, aleluya.

100 - Apéndice 2

APÉNDICE Cántico de Zacarías Bendito sea el Señor, Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo; según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Oraciones - 101

Acto de Consagración ¡Oh Señora mía, oh Madre mía!, yo me entrego del todo a Ti, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, y mi corazón, en una palabra, todo mi ser, ya que soy todo tuyo, ¡oh Madre de bondad!, guárdame y protégeme como hijo tuyo. Amén. Oración del Fiat Santa María, ayúdame a esforzarme según el máximo de mi capacidad y el máximo de mis posibilidades para así responder al Plan de Dios en todas las circunstancias concretas de mi vida. Amén.

102 - Oraciones

Con María ante Jesús Hostia Oh, Madre María, puesto humildemente ante la presencia del Señor Jesús Sacramentado, te imploro para que intercedas por mí ante el Altísimo y le pidas que tenga la misericordia de apiadarse de este pequeño siervo y se digne permitirme acercarme con una buena disposición de mente y corazón ante tan magno milagro, y que la luz de la Santa Presencia se haga accesible a mi interior, y que esta visita me haga crecer en la fe, la esperanza y la caridad. Amén.

Índice - 103

ÍNDICE INDULGENCIA PLENARIA PARA EL SANTO TRIDUO PASCUAL...... 3 JUEVES SANTO .................................................................................. 6 LAUDES ............................................................................................... 6 OFICIO DE LECTURA ..................................................................... 12 VISITA A LAS SIETE IGLESIAS ......................................................... 20 A. Tradicional ............................................................................. 21 B. Eucarística .............................................................................. 26 GUÍA PARA VISITAS AL SANTÍSIMO ............................................ 32 VIERNES SANTO ............................................................................. 34 LAUDES ............................................................................................. 34 OFICIO DE LECTURA ..................................................................... 40 VIA CRUCIS ....................................................................................... 51 SABADO SANTO ............................................................................. 58 LAUDES ............................................................................................. 58 OFICIO DE LECTURA ..................................................................... 63 CANCIONERO................................................................................. 72 Pange Lingua .............................................................................. 72 Tantum ergo ............................................................................... 74 Adoro Te Devote ........................................................................ 75 Adoremus.................................................................................... 77 Oh buen Jesús ............................................................................. 77 Cantemos al Amor de los amores ................................................. 78 Hermano Jesús ............................................................................ 79 Porque anochece ya ..................................................................... 80 Señor y Dios mío ........................................................................ 81 ¿Quién nos separará...? ................................................................ 81 Sacramento del Amor .................................................................. 81

104 - Índice

Dulce Jesús ................................................................................. 82 Salmo 1: Los dos caminos............................................................ 83 Salmo 15: El Señor, mi lote y mi heredad .................................... 84 Salmo 42: Sed de Dios vivo ......................................................... 84 Brazos rígidos y yertos ................................................................. 85 ¡Victoria! Tú reinarás ................................................................... 86 El mismo Dios ............................................................................ 86 Con el Señor ............................................................................... 87 Bendito el Rey Crucificado.......................................................... 87 Pueblo mío.................................................................................. 88 A la hora de nona ........................................................................ 89 Por el dolor creyente ................................................................... 89 Tu Cruz adoramos, Señor ........................................................... 90 Árbol de la Cruz .......................................................................... 90 Brille la Cruz ............................................................................... 91 Abiertos los brazos ....................................................................... 92 Madre Dolorosa .......................................................................... 93 Es Cristo el Señor ........................................................................ 93 Madre nuestra ............................................................................. 93 Virgen Fiel .................................................................................. 95 Como una tarde tranquila ........................................................... 95 ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ................................................. 96 Cantando la esperanza ................................................................. 96 Madre de la Esperanza ................................................................. 97 Salve Regina ................................................................................ 98 Regina Caeli ................................................................................ 99 Reina del Cielo............................................................................ 99 APÉNDICE ...................................................................................... 100 Cántico de Zacarías ................................................................... 100 Acto de Consagración................................................................ 101 Oración del Fiat ........................................................................ 101

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