SEGUNDO SIMPOSIO DE ESTUDIOS IRLANDESES EN SUDAMERICA Irlanda y América Latina: Hacia Nuevas Perspectivas 5 al 7 de Septiembre de 2007 Buenos Aires- Argentina
Área temática: Relaciones entre Irlanda y América Latina Título de la presentación: América Latina y el actual auge exportador: lecciones del despegue exportador irlandés Apellido y Nombre: O’Connor, Ernesto Alejandro Institución: Universidad Católica Argentina. Departamento de Economía. Dirección electrónica:
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Teléfono: 011-4338-0834
Domicilio: Av. Alicia Moreau de Justo 1400. Piso 4°. Of. 54. (1107)
Resumen En este trabajo se analiza la estrategia de desarrollo económico y social de Irlanda en los últimos 20 años, con énfasis en las exportaciones. Luego se compara esta experiencia con el nuevo paradigma de desarrollo económico y social de América Latina y de Argentina en esta década, que se basa en las exportaciones de determinados productos que tienen una muy fuerte demanda mundial. La idea es extraer lecciones del progreso irlandés.
Abstract
The strategy of economic and social development of Ireland during the last 20 years is analyzed in this paper, with the focus on exports. This experience is compared with the new paradigm of economic and social development of Latin America and Argentina in this decade, based on the exports of some products with very strong world demand. The idea is to extract lessons from the Irish progress.
Key words: desarrollo económico y social – internacionalización – exportaciones
América Latina y el actual auge exportador: lecciones del despegue exportador irlandés Introducción En el condado de Offaly, en una pequeña localidad llamada Clara, en el centro de Irlanda, John Hogan, un productor tambero, se dedica desde 1998 a la producción y exportación de un producto inédito y desconocido en Europa, el dulce de leche, en su empresa “Clara Fields Ltd”. En la década de 1880, dos mujeres habían emigrado desde Clara hacia la Argentina. La idea de la fábrica de dulce de leche en Irlanda provino del primo segundo de John Hogan, Sony Kenny, argentino, habitante de Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires, descendiente de una de aquellas dos mujeres, que se preocupó por reencontrar a sus parientes en Irlanda en un viaje realizado en 1994. La idea de Sonny Kenny inplicó viajes de John Hogan a nuestro país, la contratación de ingenieros y la importación de maquinaria. Hoy “Clara Fiels Dulce de Leche” es vendido en Irlanda y exportado a Francia, a masiterias, y también se vende como helado. La integración es posible, sobre todo cuando lo cultural también une. ¿Podrán Argentina y América Latina extraer enseñanzas del milagro irlandés?
Antecedentes del nuevo desarrollo de Irlanda Irlanda es una nación con una muy fuerte identidad nacional. Posee una excelente ubicación geográfica, en la Eurozona. Tradicionalmente su cultura es exportadora, con apertura al capital extranjero: ya en 1958, un organismo oficial, IDA Ireland, buscaba atraer inversión extranjera directa y fomentar el desarrollo de las compañías extranjeras en el país. En 1973 Irlanda ingresó al Mercado Común Europeo; las exportaciones ya eran el 37% del PIB. El ingreso a la Unión Europea (UE) es una de las causas centrales del boom de las exportaciones irlandesas; la opción de ingresar a la zona del euro sin dudas significó instalar estratégicamente en el continente a un representante autónomo de las tradicionales islas británicas e irlandesas. Como antecedentes desfavorables, tuvo una irregular gestión del sector público hasta mediados de los ‘80. El terrorismo interno, con el IRA, dejó de ser el problema central a fines de los ‘90. La histórica emigración de su población se revirtió en los ’90, y hoy es un país atractor de inmigración. Las claves del “tigre celta” pasaron, y pasan, por los acuerdos sociales, el equilibrio macroeconómico, políticas económicas
activas con elección de sectores estratégicos, capital humano, cultura innovadora y emprendedora, fuerte identidad, y una estrategia-país bien definida.
Estrategia de salida de la crisis La estrategia del ahora “tigre celta” surge como fruto de una crisis económica profunda. Entre 1980 y 1986 se vivió una seria crisis fiscal. Entre 1982 y 1984, la dividida coalición gobernante hizo un ajuste fiscal aumentando impuestos y reduciendo inversión pública, que fracasó. En 1986, el ratio Deuda/PIB era del 130% y el déficit fiscal del 10% del PIB. Entre 1987-89, el nuevo gobierno buscó consensos para salir de la crisis. En 1987 se firmó el primer Partnership (acuerdos sociales, luego se firmaron sucesivos acuerdos trianuales), llamado Programa de Recuperación Nacional, que consistía en acuerdos multisectoriales entre el gobierno, partidos políticos, empresas, y sindicatos, en materia de política fiscal, laboral y productiva. Se consideraba a todos los grupos como socios en el esfuerzo. Así, se aplicó un ajuste fiscal “exitoso”, por el lado del gasto público, donde las transferencias cayeron más de 2.5% del PIB, y los salarios públicos y la inversión pública recibieron las segundas grandes reducciones. La presión tributaria quedó más baja en 1990 que en 1986; si bien entre 1986 y 1989 el empleo público cayó 10%, desde 300.000 a 270.000 personas, y además hubo una drástica reducción salarial, se fue reduciendo el déficit fiscal. En 1987, una importante devaluación acompañó el proceso. Desde entonces, y hasta la devaluación de 1993, la moneda siguió a la libra esterlina. También en 1987, otra de las claves fue el acuerdo salarial centralizado, que estableció moderación salarial en sector público y privado para el período 1988-90 (la baja de impuestos ayudó a lograr los consensos). Así, se sentaron las bases “macro” para luego aplicar una estrategia de crecimiento más “micro” basada en las exportaciones.
Crecimiento consolidado 1993-2007 El crecimiento de la economía en 1993-1994 fue el punto de inflexión. Cabe destacar que el crecimiento sostenido llegó después de siete años de reformas y sufrimientos. Las claves económicas: moderación salarial, rigor presupuestario, devaluación de enero y posterior estabilidad de la moneda en el margen de fluctuación del mecanismo de cambio del Sistema Monetario Europeo, y el entorno de la UE. Muy relevantes fueron las transferencias de la
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UE (en los ’90 Irlanda recibió 1.000 millones de libras irlandesas anuales, un 4.5% del PIB). Como país de tamaño y economía pequeña, en los ’90 adoptó una estrategia de especialización productiva y de integración a la economía mundial, estrategia asumida por la dirigencia y la población. Decidió ser un jugador de nicho en alta tecnología y en productos farmacéuticos. La Inversión Extranjera Directa (IED) fue clave en el proceso y ganó mucha participación en la estructura productiva irlandesa (el 90% de las Tecnologías de la Información y el Conocimiento son de origen multinacional). La IED fue especialmente orientada a estos sectores estratégicos, entre otros. Hubo una estrategia para mejorar la competitividad: elección de sectores, políticas horizontales, atracción de IED, muy fuertes beneficios impositivos para los exportadores, educación orientada a estos sectores, promoción de pymes locales, caída del costo laboral unitario a partir de la moderación salarial. Hubo enormes beneficios fiscales para la exportación: impuesto a las ganancias de empresas exportadoras con alícuota 0% hasta 1995, y 10% posteriormente. La tradición de apertura comercial y financiera ayudó enormemente. El capital humano y los vínculos con la comunidad irlandesa en EE.UU. también sumaron. El sistema educativo se orientó a proveer capital humano para estas actividades, especialmente en el sector terciario. Desde 1994 hasta 2006 la economía creció a un promedio del 7.3% anual. La inflación cedió en estos años, sin embargo en 2006 se aceleró hasta 3.9% anual. El desempleo es de los más bajos del mundo, estable en el 4.6%, y con atracción de inmigración. Hasta 2002, el crecimiento se dio por claramente un impulso exportador muy orientado hacia la UE, que atrae el 60 % de las exportaciones, y EE.UU., con un 20% del total. En los últimos años se ha consolidado el crecimiento irlandés, pese al estancamiento de las economías europeas, impulsado tanto por el consumo privado como por la construcción, en lo que se denominó la segunda fase del crecimiento, desde 2003 hasta nuestros días. Las bajas tasas de interés y la confianza del consumidor lo sostuvieron. En la actualidad, una progresiva suba de tasas en la UE, ante la temida burbuja inmobiliaria global, ha moderado el impulso. No obstante, las exportaciones regionales vuelven a ser el motor del crecimiento, dada la recuperación de las economías grandes europeas, especialmente Alemania. La expectativa es crecer 4.5% en 2007 y 3.5% en 2008.
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Políticas e instituciones para el despegue de Irlanda Con una tradición de apertura comercial, muy intensificada en los últimos quince años, el eje de la política comercial pasa por la acción de Forfás (1994), y sus tres agencias dependientes, IDA Ireland, Enterprise Ireland y Science Foundation Ireland. Forfás es la agencia nacional encargada de asistir a las empresas irlandesas en cuestiones de desarrollo empresarial e industrial, comercio exterior, ciencia, tecnología e innovación. Forfas incluye el desarrollo y la coordinación de sus tres agencias de desarrollo. IDA Ireland (1958) es la agencia gubernamental encargada de atraer inversión extranjera directa y fomentar el desarrollo de las compañías extranjeras en el país. El IDA Ireland Board es responsable de establecer las políticas “generales” de la organización y de controlar su cumplimiento. IDA Ireland ofrece distintos tipos de grants: de Capital, de Empleo, para Entrenamiento, para I&D. La estrategia de Irlanda para transformarse en una economía de alto contenido tecnológico pasó fundamentalmente por la atracción de IED. Más del 90% de la industria de base tecnológica irlandesa es atribuible a multinacionales. Junto con Finlandia y Sueca lideran en la UE la especialización en alta tecnología. Enterprise Ireland es la agencia de promoción de exportaciones y de industria local, especialmente pymes. En 1998, la Junta de Comercio de Irlanda se fusionó con Forfait, para formar Enterprise Ireland, que ofrece importantes servicios a las empresas irlandesas, tales como: desarrollo empresarial y de mercado, finanzas, desarrollo de recursos humanos, producción y operaciones e investigación y desarrollo, para facilitar su desarrollo y mejorar su competitividad. Enterprise Ireland, a través de un Fondo de capital semilla y de riesgo, provee a las pymes capital para estimular su crecimiento, subsidiando el start-up y también la investigación y desarrollo posterior. The Science Foundation Ireland es la fundación nacional dedicada a la investigación científica, y fue lanzada por el Gobierno a través de Forfas para establecer a Irlanda como un centro de excelencia en áreas estratégicas para el desarrollo económico, especialmente biotecnología, y tecnologías de la información y las telecomunicaciones. Forfas es partícipe activo de los National Development Plans. Irlanda atrajo gran IED, especialmente de los Estados Unidos (alrededor del 47% de todos los empleos del sector industrial se concentra en las compañías multinacionales) y esta
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inversión está altamente concentrada en sectores como hardware, software, servicios financieros, biotecnología y productos farmacéuticos. Cabe recordar que, por ejemplo, Google tiene su casa matriz en Europa en Dublin desde 2004. Así, las exportaciones de Irlanda pasaron de € 18.000 millones en 1990, a € 87.000 millones en 2006, creciendo 383%. La educación no juega un rol menor. La enseñanza secundaria se encuentra integrada con la producción a partir del Expert Group on Future Skills Needs, coordinado por Forfás. Este programa informa y estimula las oportunidades de capacitación y trabajo disponibles en industrias como software, electrónica y telecomunicaciones, entre otras. También se extiende a desocupados y a recapacitación de trabajadores. La preocupación por la competitividad se destaca con el National Competitiveness Council, que fue creado en 1997 para promover la política de competitividad. El consejo está formado por miembros del gobierno, de empresas y de sindicatos. Elabora el Annual Competitiveness Report. El objetivo es monitorear la competitividad irlandesa, presente y futura, desde una perspectiva internacional. Se basa en indicadores a comparar con países de la OECD: sociales, educación, salud, costos laborales, infraestructura, telcos, e-business, competencia y regulación, ciencia y tecnología, entorno macro. Ayuda a identificar áreas que deben ser activamente promovidas. En los ranking internacionales, como los del World Economic Forum, IMD de Suiza o Transparency Internacional, Irlanda ha ocupado en los últimos años importantes posiciones entre el 10 y el 18 lugar. En definitiva, Irlanda ha sido un país que en los últimos 20 años ha tenido una estrategia país coherente y sostenida, basada en la inserción internacional y regional en la UE, que le ha permitido ingresar en una fase de desarrollo económico y social alta, con un ingreso per cápita que pasó de U$S 8.543 en 1975 a U$S 35.684 en 2005. La cultura empresarial y la innovación son claves al futuro: la construcción de la capacidad de innovación ha sido y sigue siendo fundamental para el desarrollo a largo plazo.
El nuevo despegue exportador de América Latina La región de América Latina, a mediados de 2007, se encuentra ante un nuevo proceso de crecimiento económico, que ha logrado, por el momento, un aumento del ingreso per 6
cápita, luego de veinte años de estancamiento, y que permite superar en un 20% el nivel de 2003, que era similar al de 1980, según datos de la CEPAL.
Este proceso se ha
concentrado, desde 2003 en adelante, a partir de la consolidación de esquemas económicos de mayor integración comercial con el mundo, especialmente con Asia Pacífico, en un contexto de creciente globalización del comercio de bienes y servicios reales. Pero la suba del ingreso per cápita no es, necesariamente, alentadora. América Latina apenas ha logrado una ínfima mejora en las últimas décadas. La Argentina no escapa a la regla: su PIB per cápita en 2006, de U$S 5.500, es apenas superior al de 1980, de U$S 5.000. En la presente década, el auge de la globalización financiera dejó paso a una renovada globalización comercial, debido a la “abrupta” aparición de China e India como crecientes demandantes de bienes primarios, como petróleo, metales, agrícolas –tan producidos en América Latina-, y que impulsó los precios de los commodities. EE.UU. ha sido otra locomotora mundial, con gran cambio tecnológico y mayor productividad, mientras que las guerras del petróleo en Medio Oriente no hicieron sino llevar el precio del crudo a records impensados. En los años ‘2000, no es fácil realizar en América Latina generalizaciones en torno a estrategias de desarrollo. Existe, por un lado, un paradigma de desarrollo con más intervencionismo estatal, re-nacionalizaciones, re-industrialización con protección, políticas de redistribución del ingreso, “menos” mercado, y ciertas tendencias no de aislamiento global, pero que implícitamente significan una menor propensión a la integración con naciones de ultramar. Estos son los casos de Venezuela, Bolivia y la Argentina, aún con diferencias entre ellos. En tanto, otros países han intensificado una inserción internacional reorientada hacia los nuevos mercados gigantes de Asia Pacífico, como China e India, con una oferta exportadora de agroalimentos de mayor escala. En este grupo se destacan Brasil, Perú y Chile. La región ha sido una de las más beneficiadas por el contexto global, y, como un determinismo histórico, el ciclo mundial volvió a decidir el crecimiento de la región. Los países volvieron crecer, además de tener superávit comercial y fiscal, y reducir las deudas externas. Según datos de la CEPAL, el período 2003-2006 ha sido el de mejor desempeño económico y social de América Latina en los últimos 25 años. Entre 2003 y 2006, el PIB per cápita de
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la región creció 16%, luego de estar estancado durante casi 22 años, sin superar el nivel de 1980. Entre 1980 y 2002 apenas se había crecido 2.2% anual promedio, cuando los países del Asia Pacífico lo hacían por lo menos tres veces más. La mejora en los términos de intercambio y el aumento de las remesas fueron determinantes como entrada de capitales. Este crecimiento se da en gran parte por el elevado comercio global y la suba de precios de los commodities exportados por América Latina. No obstante, cabe recordar que una de las tantas situaciones de inequidad persistente en el mundo es la originada por los subsidios agrícolas que otorgan los países desarrollados a sus propios productores, y por las innumerables barreras comerciales que establecen. Esto impide que los países de América Latina (y África) tengan un mayor acceso con sus agroalimentos a los mercados desarrollados de consumo masivo. El poco relevante rol jugado por la Organización Mundial del Comercio hasta la fecha es otro dato negativo al respecto. Al crecimiento se sumaron la reducción de la pobreza y del desempleo, y una muy leve mejora en la distribución del ingreso en algunos países. Siempre según la CEPAL, el desempleo cayó desde los máximos de 2003, para llegar al 8.7% en 2006. Cabe recordar que en 1990 era del 7.7%. Aún así, la informalidad supera el 45%. Con todo, en 2006, el 38.5% de la población vivía en condiciones de pobreza absoluta (205 millones de personas) y el 14.7% de la población (79 millones de personas), en la indigencia. La mejora con respecto al máximo de pobreza de 1990, de 48.3% es clara, pero en 1980, estos valores eran similares, de 40.5% y 18.6%, respectivamente. En aquel entonces había 136 millones de pobres, hoy 205 millones. Los motivos de esta reducción de la pobreza en los ‘2000 pasan por el mayor crecimiento, el aumento del empleo, y el incremento del gasto social por habitante. No obstante, la desigual distribución del ingreso es lo característico, pues sigue siendo el continente con mayor inequidad. El crecimiento de América Latina de los años ‘2000, observando los años transcurridos hasta mediados de 2007, muestra altos índices de actividad económica, reducción del desempleo, creación de empleo informal de bajo salario, reducción de la pobreza a niveles apenas inferiores a los de los ’80, pero bajo condiciones que no aseguran la cohesión social y el progreso.
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Desde una perspectiva de largo plazo, el ingreso per cápita de la región apenas ha crecido con respecto a máximos históricos, cuando naciones emergentes tan diversas como Irlanda, España, Portugal, Finlandia, República Checa, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, y casi todo el sudeste asiático lo han modificado exponencialmente.
Reflexiones del despegue exportador irlandés para el nuevo contexto latinoamericano No es fácil trasladar experiencias. Irlanda era en los ’80 un país pequeño con pocos problemas de población en pobreza, como los países de AL. La apertura hacia la UE y las transferencias fueron decisivas. Pero el punto central fue una decisión endógena, propia, con acuerdos sociales, que decidió potenciar las oportunidades del entorno. Esta puede ser la mejor lección para AL. El rol de los acuerdos sociales, el proyecto país de largo plazo, la mejor inserción internacional, la búsqueda de claves del progreso como el capital humano, la tecnología, son elementos decisivos. Las exportaciones de Irlanda, de € 87.000 millones, son el 90% del PIB. Sus principales socios comerciales son UK e Irlanda del Norte, con el 20% del total, Resto de Europa con el 40%, EE.UU. con el 20%, y el resto del mundo con el otro 20%. Entre éstos últimos, AL apenas recibe el 1.14% de las exportaciones de Irlanda, con € 991 M. Esto denota una integración comercial menor. Las importaciones de Irlanda desde AL rondan niveles similares. Brasil, por su parte, ha exportado a Irlanda U$S 339 millones en 2006, e importado U$S 322 millones; Chile le exportó U$S 51.5 millones. En tanto, la Argentina exportó U$S 93 millones (el 0.2% del total) e importó U$S 76 millones en 2006. La integración comercial es menor, pero los lazos culturales son importantes. Los caminos de integración, para naciones con mayores lazos culturales, pueden pasar por el desarrollo de emprendimientos personales, como se señaló con el ejemplo de la apertura de esta ponencia. Pero más aún, desde el sector privado y desde la esfera pública, las enseñanzas del modelo irlandés son enormes. La más importante, a mi entender, pasa por la transformación socio-política operada en Irlanda, los acuerdos sociales implementados, y el proyecto país consensuado. Ojalá un mayor intercambio cultural, que debería ser impulsado por los propios descendientes, sirva para mejorar las instituciones latinoamericanas. Muchas gracias.
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