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“ESO NO ME ENORGULLECE”: UNA MIRADA ANALÍTICA A LA CONFIGURACIÓN DE EMOCIONES A TRAVÉS DEL DISCURSO Dra. Victoria Pérez Mtro. Juan Manuel Aguirre Esp

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“ESO NO ME ENORGULLECE”: UNA MIRADA ANALÍTICA A LA CONFIGURACIÓN DE EMOCIONES A TRAVÉS DEL DISCURSO

Dra. Victoria Pérez Mtro. Juan Manuel Aguirre Espíndola

Juan Manuel Aguirre Espíndola [email protected] Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, BUAP, Puebla, México Victoria Pérez [email protected] Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, BUAP, Puebla, México

Resumen Los relatos de vida son narraciones que realizan las personas para presentar al interlocutor sus experiencias personales, son además una forma de exponer sus rasgos identitarios, por lo general, las narraciones se hacen acompañar por evaluaciones realizadas por el mismo narrador expresando su punto de vista acerca de los acontecimientos referidos. Entre las distintas categorías evaluativas están las emociones o sentimientos. Es precisamente la relación entre el lenguaje y las emociones/sentimientos lo que nos interesa analizar en la investigación cuyos resultados parciales se presentan en esta ponencia.

Palabras claves: relato de vida, identidad, evaluaciones, emociones/sentimientos.

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Descripción del corpus Los datos que constituyen el corpus se obtuvieron a través de una entrevista semi estructurada que se realizó a la informante Norma,1 y que versa acerca de los problemas que ella enfrentó con relación a los denominados desórdenes alimenticios, en particular la anorexia y la bulimia. En total, se llevaron a cabo dos entrevistas con Norma: la primera audio-grabación se realizó en la escuela donde estudiaba la informante y se efectuó el día 26 de noviembre de 2013, tuvo una duración de 11:03 minutos durante los cuales Norma narró sobre el inicio de sus desórdenes alimenticos. Manifestó que cuando tenía nueve años asistía a un colegio bicultural en el que tenía por compañeras a niñas extranjeras, de origen norteamericano y canadiense que la criticaban constantemente a causa de su apariencia física, razón por la que se empezó a sentir desvalorada, despreciada y no querida. Tal situación la llevó a practicar dietas, pero éstas no fueron suficientes para lograr la imagen corporal que deseaba, así que, por consejos de una de sus prima, se inició en las prácticas de la anorexia y la bulimia, mismas que fue desarrollando de manera gradual y cada vez con mayor eficiencia gracias a internet y a las páginas dedicadas a esta problemática. Es ahí donde obtuvo consejos, indicaciones, sugerencias y directivas tanto para no ser descubierta como para obtener mayores “beneficios” en bajar de peso. Declara también, que el motivo que ella considera la llevó a iniciarse en la anorexia y la bulimia, es el hecho de querer ser parte de un grupo, formado principalmente por las compañeras extranjeras que poseían un físico diferente al de ella y cuyo genotipo es característico de la raza blanca y con quienes convivía diariamente. A ellas Norma las describe someramente como: altas, delgadas, rubias y de ojos azules. Al finalizar la primera entrevista la informante explica que a causa de sus problemas alimenticios estuvo en tratamiento médico y psicológico. La segunda audio grabación se realizó quince días después de la primera, el 10 de diciembre de 2013, y se llevó a efecto en la cafetería de un centro comercial cercano a la unidad académica donde estudiaba Norma, con la finalidad de evitar las interrupciones de sus compañeros como ocurrió al final de la primera entrevista. El segundo encuentro socioverbal tuvo una duración de 35:44 minutos, e inició con la presentación de dos fotografías 1

El verdadero nombre de la informante se ha cambiado para efectos de anonimización.

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de Valeria Levitina, una ex modelo estadounidense de origen ruso considerada en aquel momento la mujer anoréxica más delgada del mundo. Esta forma de iniciar la sesión se tomó como estrategia para evitar la redundancia en lo relatado, habida cuenta que ya existía un documento de la misma informante que hablan sobre el mismo tema. De esa manera las fotografías sitúan esa segunda entrevista -al menos en el principio- en otro contexto, el de Valeria, más que en el de Norma, aunque después la propia informante se encargará de involucrarse en su propio relato y hablará de sus vivencias por más de treinta minutos. La fotografía obtenida de internet de Valeria Levitina está enmarcada por un texto, en cuya parte superior se menciona la edad de la mujer: 39 años y 25 kilogramos de peso. Se indica además, que recibe a diario e-mails y cartas de chicas que le piden consejos para estar más guapas. A este respecto Valeria comenta: “Las jóvenes me preguntan sobre mis métodos de pérdida de peso. En su mayoría tienen 20 años de edad, y piensan en mí como un modelo a seguir”. Por ello, ella ha decidido hablar sobre su grave enfermedad. “Arruinó mi vida. Me dejó sola, sucia y poco atractiva para los demás”, esta declaración se resalta de lo demás por estar escrita con letras denominadas negrita y en la parte inferior. A partir de la mostración de estas imágenes da inicio la segunda entrevista, que culminará con un movimiento estratégico de clausura del tema y del intercambio por parte de la informante, luego de poco más de media hora de estar contando acerca de su vida y en la situación particular del encuentro: contestando las preguntas del entrevistador, retoma nuevamente las imágenes que habían quedado a un lado de su brazo izquierdo para indicar con esta acción su oferta de concluir la entrevista2; terminando como inició, con la observación de las imágenes de Valeria Levitina, este ofrecimiento de término es aceptado y se inicia la etapa de cierre y despedida. Conviene aclarar que el objeto de estudio que nos ocupa surge del relato de vida donado por una joven, a través de una entrevista, en el que da pormenores de los 2

En la teoría de la relevancia (Sperber y Wilson, 2004), un estímulo ostensivo se realiza para llamar la atención del receptor dirigiéndola hacia el significado del emisor, y es efectivo en cuanto se vale de la tendencia natural que poseen los individuos a maximizar la relevancia. Un estímulo ostensivo puede provocar expectativas de relevancia más precisas y predecibles que otros inputs, y contiene un nivel extra de intención: a) intención informativa: en este caso poner las fotos en el campo visual para informar algo, b) intención comunicativa: manifestar la oferta de dar por terminado el encuentro interaccional sacando de la plática a la persona Norma y volviendo a colocar en la misma a la persona Valeria, por la mostración de las fotografías. Es decir, que se orienta el encuentro para retornar a hablar de Valeria o, caso de no acceder, perfilar la culminación del mismo.

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acontecimientos, los hechos, las acciones, los sentimientos y las vivencias relacionados con el tema de entrevista. La importancia del relato de vida -como una de las modalidades del discurso autobiográfico- reside, entonces, en la presentación y representación de la identidad. Esto indica que nuestro estudio dará cuenta de lo que subyace y envuelve a todo proceso social vital de los seres humanos: la construcción de la identidad del narrador, incluyendo sus roles sociales específicos, a través de los mecanismos discursivos que se encargan de la expresión de pertenencia a grupos y comunidades (De Fina, 2003). Es importante tomar en cuenta que la construcción discursiva de la identidad es un proceso dinámico, complejo que involucra prácticas culturales, creencias, mitos, así como el género, edad, ideología, territorialidad y el sentido del sí mismo (quién soy, de dónde vengo, cuáles son mis raíces). Desde luego, una especial atención analítica merecen los sentimientos que acompañan a la narración: frustraciones, decepciones, ira, alegría, pena, etc., y sobre todo, la interacción con los “otros”. Procedemos así a explicar brevemente el concepto de historia de vida.3

Historia de vida En el ámbito académico y de investigación de las ciencias sociales, los relatos de vida se han constituido como un medio efectivo para estudiar el mundo social, aunque este enfoque fue abandonado en los años cincuenta y sesenta. Sin embargo, en la actualidad se ha tornado a nuevas formas de estudiar ese mundo, o se ha abierto la posibilidad al resurgimiento de maneras antiguas o ya conocidas, pero que se habían quedado en el olvido. Entre estas formas que volvieron a ver la luz está el relato de vida, término que según Denzin (1970) se refiere a la historia de una vida tal y como fue narrada por la persona que la ha experimentado y que al hacerlo crea el marco subjetivo de la aproximación biográfica que contempla los siguientes elementos: el otro, género y clase, inicio familiar, puntos de cambio, marcas objetivas, así como epifanías, es decir, acontecimientos relevantes que dejan huellas permanentes en la vida y en la identidad del narrador. En otras palabras, la vida se circunda alrededor de estos eventos significativos

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A pesar de que existen diferencias en la percepción de los conceptos historia de vida y relato de vida, en esta investigación los utilizaremos como sinónimos.

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que están profundamente engarzadas en el pensamiento Occidental, al menos desde San Agustín. Por su parte, Bruner (1986) observa, que las experiencias refieren a cómo la realidad de una vida se presenta a sí misma a la consciencia. En este sentido, y siguiendo al autor mencionado, las experiencias pueden ser problemáticas, rutinas, rituales. Dentro del discurso biográfico narrativo los relatos que emergen respecto a lo vivido son altamente evaluativos, esto es, reflejan el punto de vista del narrador en cuanto a lo que cuenta.

Evaluaciones Labov (en Pinilla, 2003), se refiere a las evaluaciones, que aparecen dentro de las narraciones producidas por los individuos en el discurso cotidiano, como el acto mediante el cual las personas asumen una postura frente a lo emitido, llamando así la atención del oyente acerca de los eventos relatados. Es la manera que tiene el narrador de dar a conocer los propósitos que subyacen a su historia, mientras que en la trama del relato, las evaluaciones son la parte primordial del mismo, cuya función consiste en destacar los eventos más importantes que se presentan. Existen cuatro tipos de evaluaciones: evaluación externa que consiste en suspender momentáneamente el relato para señalarle al auditorio que ahí se mostrará un punto de interés; evaluación encadenada aquella que en ocasiones toma la forma de un monólogo interior, a través del cual el narrador expresa los sentimientos que lo embargan en el momento de producción del relato; evaluación por el hecho la que tiende a considerar las acciones realizadas por las personas y que se desentiende de lo que ellas dicen, revelando el conflicto y la tensión entre los personajes, finalmente, está la evaluación por la suspensión de la acción que a diferencia de la primera, también se lleva a cabo por una interrupción, pero no del relato, sino de la acción y con el propósito de llamar la atención del auditorio sobre esta parte de lo narrado. Además de las anteriores, Labov postula la existencia de los tipos de evaluación que se realizan a partir de la sintaxis de base, a través de cuatro procedimientos sintácticos evaluativos: los intensificadores, cuya función lingüística consiste en significar, dentro de los enunciados y de manera particular, la cantidad o la intensidad; los términos de comparación, que -como su nombre lo indica- confrontan las cantidades o los comportamientos entre dos seres para obtener semejanzas o diferencias significativas; los términos de correlación que consisten en el uso de los progresivos conformados por el 5

verbo estar más el gerundio, y que tiene dos usos: primero, indicar que dos acciones son simultáneas, o, segundo, que una acción es continuada; por último, están las proposiciones explicativas que se subordinan a las principales, sean éstas narrativas o evaluativas, y que tienen como objetivo aportar explicaciones o evaluaciones. A continuación se presentan dos micro-relatos de los seis contenidos en la narración total y que nos servirán para ejemplificar lo relacionado tanto a los acontecimientos relevantes (landmark events - epifanías), como a las evaluaciones. Es decir, nos mostrarán cómo nuestra informante lleva a cabo pequeños relatos insertos en el relato principal y que son significativos o relevantes en su vida y las formas de evaluación que emplea para centrar la atención del interlocutor en lo narrado. Los eventos sobresalientes van acompañados por eventos satélites que circundan al mismo, junto con las estrategias de evaluación que Norma realiza. Se presentarán los turnos tal como han sido transcritos a partir de la siguiente nomenclatura: Nomenclatura utilizada: T = turno y número de turno N = informante Norma E = entrevistador / n = enunciado y número de enunciado :: = elongación de vocal o consonante (.) = pausa en segundos [ ] = traslape Ejemplo 1. T20 N- […] /218siempre quería ser con más dinero /219siempre con más /220con más /221con más /222entonces en si /223nunca me llevó a nada /224o sea /225me llevó a (1) /226ser triste /227me llevó a tener depresión /228a tener pensamientos muy tontos /229no me llevó a ningún lugar /230y nunca me sentí a gusto (1)/ En el fragmento anterior, el evento principal es el que nombramos como “querer ser”, mismo que viene acompañado por seis eventos satélites: “entonces en sí nunca me llevó a nada” (cláusulas 222, 223), “me llevó a ser triste” (cláusulas 225, 226), “me llevó a tener depresión” (cláusula 227), “ a tener pensamientos muy tontos” (cláusula 228), “no me llevó a ningún lugar” (cláusula 229) y “nunca me sentí a gusto” (cláusula 230). Es relevante mencionar, que desde el punto de vista del orden cronológico existe una discrepancia entre 6

la presentación de lo narrado ((1) 222, 223; (2) 226, 226; (3) 227; (4) 228; (5) 229; (6) 230) y la secuencia en la que los acontecimientos ocurrieron en el mundo real: ((2) 225, 226; (3) 227; (4) 228; (5) 229; (1) 222, 223; (6) 230). Analizaremos ahora los tipos de evaluaciones en el siguiente fragmento narrativo: entonces en sí nunca me llevó a nada o sea me llevó a ser triste me llevó a atener depresión a tener pensamientos muy tontos no me llevó a ningún lugar y nunca me sentí a gusto. Aquí, la evaluación es encadenada y presenta una característica sintáctica relevante que se expresa a través de la repetición del verbo en pasado llevar, así como una comparación por negación: en sí nunca me llevó a nada, al que se adjunta el adjetivo axiológico: muy tontos, finalmente el empleo de los verbos: tener, llevar y sentir

Ejemplo 2. T36 N… /350una vez me comí /351me compré /352ah porque eso es algo que /353obviamente /354no me enorgullece /355pero a mi abuelita /356le quité dinero /357y me compré un pastel mediano /358bueno chico /359me comí la mitad /360la fui a vomitar /361me comí la otra mitad /362y la fui a vomitar otra vez /363eran: esos periodos /364que en serio /365no podía controlar /366ni siquiera /367lo que quieres hacer /368y simplemente /369te dedicas a descargar /370como todo tu enojo /371todo lo que tienes frustrado en una comida (1)/ El evento principal, en este segundo ejemplo, lo denominamos “vergüenza”, el cual va acompañado por siete eventos satélites: “una vez me comí” (cláusula 350), “me compré” (cláusula 351), “no me enorgullece” (cláusula 354), “a mi abuelita le quité dinero” (cláusulas 355, 356), “me compré un pastel mediano” (cláusula 357), “me comí la mitad” (cláusula 359) y “la fui a vomitar” (cláusulas 360, 362). De igual manera que en el ejemplo anterior existe una discrepancia entre el orden de la presentación de los hechos ((1), 350; (2), 351; (3), 354; (4), 356; (5), 357; (6), 359; (7), 360, 362) y la disposición lógica de los eventos ((4), 356; (3), 354; (2), 351; (1), 350; (6), 359; (7), 360, 362) El fragmento narrativo correspondiente es: no me enorgullece eran esos periodos que en serio no podía controlar ni siquiera lo que quieres hacer y simplemente te dedicas a descargar como todo tu enojo todo lo que tienes frustrado en una comida. En este segmento narrativo la evaluación que se muestra es externa y la característica sintáctica

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relevante la constituye la cuantificación totalizante todo, además de los sustantivos: periodo, enojo y frustración, al que se adicionan los verbos: controlar y descargar Los micro-relatos analizados muestran la manera en que la informante realiza, en los propios relatos que inserta, evaluaciones de los acontecimientos y para lograr un mayor efecto las lleva a cabo a través de la expresión de sentimientos, en el primer ejemplo se muestra la tristeza, la depresión y el no sentirse a gusto; en el segundo se encuentran la vergüenza, el enojo y la frustración.

Discurso y emociones Los últimos diez años se han caracterizado por el auge de los estudios que analizan el modo en que las personas se refieren a sus emociones en contextos cotidianos. Esto se debe a la indudable importancia que las emociones tienen en nuestra vida diaria, pues basta hacer mención a la abundancia y riqueza de palabras, vocablos, metáforas y términos comunes que nos sirven para referirnos a lo que sentimos; por otra parte se destaca la importante función comunicativa que cumplen las emociones en las interacciones socio-verbales y como el desarrollo de éstas están influenciadas y modificadas por la conducta de los interlocutores. Por supuesto que al referirnos al componente comunicativo de las emociones nos estamos adscribiendo al carácter y a la función social que asumen y que, lo que para nosotros resulta relevante, dependen más del contexto social en que se emplean que del estado interno del individuo que las experimenta, por esa razón se puede afirmar que la experiencia subjetiva de la emoción no tiene necesariamente que corresponder con la expresión de la misma. Los términos que implican emociones se usan de manera retórica para construir eventos más allá de lo ordinario y no necesariamente para reflejar estados internos. El expresar una emoción no sólo es una acción instrumental catártica, sino que crea los escenarios para ubicar el evento narrado en una situación particular del narrador que de esa forma resalta para el auditorio. Como podemos ejemplificar en el siguiente extracto de la entrevista en donde Norma, pese a conseguir bajar de peso y ser reconocida por ese hecho no le es suficiente, por ello expresa una ambivalencia en cuanto a las emociones por un lado sentía felicidad, 8

pero también experimentaba un hueco, un sentimiento metaforizado de insatisfacción y frustración (118, 119, 120, 122, 123 y 124): T12 N- … /107hay ya Norma muy bien /108y todo /109obviamente /110yo también me sentía bien conmigo misma /111porque como quería encajar (1) /112y ya estaba encajando /113me sentía bien /114y era como /115oh: lo estoy haciendo /116sí puedo /117y sí lo hice /118era (1) era sentir felicidad /119pero al mismo tiempo un hueco /120porque no era suficiente /121y decía /122es que no es suficiente /123es que tengo que ir por más /124y es que siempre tengo que ir por más/ Una emoción como constructo social pende de la valoración de la colectividad que declara que una situación evaluada y constituida como norma es triste, conmovedora, alegre, etc., y que siempre son intencionales y racionales, pues el sujeto que siente lo hace a partir de una visión personal del mundo, que no obstante juzga a ese mundo en razón de valores consensuados contenidos en imaginarios socio discursivos a partir de los cuales muestra un comportamiento. A estas consideraciones se adiciona lo expresado por Aguado (2005), que la expresión de emociones tiene lugar como parte del aprendizaje social, pues ello determina las normas en que se han de manifestar. Las emociones, entonces, como dice Stenner (2005), realizan una función específica: proporcionan una respuesta social en una situación social. El sujeto está comprometido con ciertas reglas sociales que ha interiorizado mediante el discurso configuración simbolizante del mundo- y que regulan su reacción emocional como comportamiento. Norma ha interiorizado ciertas creencias y prejuicios sociales relacionados con algunos atributos físicos de las personas, y que se han valorado de acuerdo al discurso normativo como características de raza que sirven de base para el discurso discriminatorio, a partir de la premisa de que hay razas superiores e inferiores, ante esta situación ella responde con sentimientos que corresponden a un comportamiento de baja autoestima: (177, 178, 188, 189) T18 N- /174(3) creo que no del todo /175(1)sí logré ser más delgada que ellas/176obviamente /177digo yo ya estaba mal /178muy mal/179pero siempre encontraban alguna forma de hacerme menos/180fuera por mi color de piel /181por mi clase social /182por mi: economía/183por mi cabello/184entonces en sí /185nunca pude (2) /186como ganarles /187por así decirlo /188porque siempre estaba abajo /189por una u otra razón estaba abajo /190si no era el peso /191era otra cosa (2)/ 9

Coupland et al (2008), coincide con (Fineman, 2000; Newton, 1995) para quienes es indudable que en los seres humanos, la construcción de significado emocional es esencialmente lingüística y, por supuesto relacional, pues se presenta en contextos sociales. La expresión de esos estados se socializa a través de referencias directas de ellos o indirectas (metáforas), y se despliegan ante un auditorio por la mediación de las narraciones. En ese sentido concordamos con Doyle McCarthy (1989), no podemos reducir las emociones a cuestiones puramente fisiológicas o psicológicas, una vez que las conocemos, porque nos han sido narradas, pasan a ser consideradas como parte constitutiva del sí mismo social, maneras colectivas de observar el mundo social, de interpretarse a sí mismo, pero también a los otros. Se postula que toda experiencia humana está fundada en una sobresaliente dimensión narrativa. Las experiencias humanas se viven y se narran, que es una forma de volver a vivirlas resignificándolas, pues el narrador involucra su actitud con el relato narrado desde la perspectiva actual o la asumida en el tiempo pasado, pero también desde un punto de vista personal (interno) o impersonal (externo). Al identificar una emoción lo que obtenemos no es una proposición abstracta sobre el mundo, sino esencialmente una actividad, un compromiso con dicho mundo. La expresión de emociones se despliega en la narración para hacer sentido en dos momentos del relato, por un lado constituyen una historia en el presente de la enunciación del evento considerado, y por el otro son parte constitutiva de un mayor relato o contexto narrativo. Lo anterior podemos observarlo en este extracto en donde Norma narra una escena de su cotidianidad relacionada con los trastornos alimenticios y la relación con su familia, su hacer y sus emociones que vuelve a recordar a partir de esa labor de traer al presente los eventos ocurridos en el pasado: T34 N- /311recuerdo que a veces /312en serio /313me sentaba horas enfrente de un plato /314y decía no te lo comas /315no te lo comas /316y me decían /317cómetelo porque no te levantas (1) /318y lloraba enfrente del plato /319y les decía que era mucha comida /320cuando /321o sea /322ahorita que recuerdo /323aún recuerdo que era mucha comida /324pero dice mi mamá que me servían miserias /325que me servían pedacitos de pollo /326que me servían pedacitos de verdura /327y aun así /328no me los quería comer (1) /329y (1) /330me costaba muchísimo /331comerme 10

aunque fuera una papilla /332no podía sentía muchísima culpa /333pero (1) impresionante/ Para Marina y López Penas (1999), los sentimientos son producto de las experiencias de la persona que se van conforman a partir de múltiples informaciones, pero también de las evaluaciones tanto positivas o negativas que se adjunta a la experiencia o la información, lo cual le permite al sujeto tener un balance de la situación particular en la que se desenvuelve y lo predispone a actuar en consecuencia. Los dividen en: estado sentimental, caracterizado por ser un sentimiento duradero y estable; emoción, se define como un sentimiento breve, cuya aparición suele ser abrupta y provoca algunas alteraciones físicas perceptibles (agitación, palpitaciones, palidez, rubor, etc.) y pasión, este se caracteriza por ser un sentimiento muy intenso, vehemente, que llega a ejercer un influjo poderoso afectando el comportamiento de la persona. Por lo general y en el sentido común de las personas tanto a las emociones y a los sentimientos se les ha denominado genéricamente con el mismo nombre: emociones. Si bien, como hemos podido observar en la anterior clasificación no son lo mismo. No obstante, en este estudio mantendremos la designación indiferenciada entre ambas, pues no está en nuestra consideración distinguir la característica específica de una u otra, o responder al por qué surgen, se presentan o qué desencadena las emociones/sentimientos y cuando debemos hablar de emoción o cuando de sentimiento, sino el para qué se expresan. Lo que hacemos es analizar la función que cumplen al ser expresadas, por lo tanto la nominación emoción o sentimiento son válidas, pues ambas expresan solamente una forma común de expresión, en el sentido pragmático. Las emociones son una forma de percepción en el que las personas no aprehenden las situaciones de una manera cognitiva, sino como una apreciación sensual. Marina y López Penas coinciden con los autores ya mencionados anteriormente (Coupland, McCarthy), sobre que la verdadera naturaleza de la experiencia sentimental puede ser conceptualizada como esencialmente narrativa (más que mediada por narraciones) y viceversa: las narraciones son esencialmente estructuradas emocionalmente. Los sentimientos anclan al narrador en su propio relato, el narrador no sólo da testimonio de lo que ha visto sino que también expresa su subjetividad emocional sobre lo testimoniado, no únicamente describe sino que manifiesta su conmoción acerca de lo que 11

refiere, por ello se habla de la apreciación sensual. Pero los sentimientos además de estar constituidos narrativamente, también se conforman en el nivel de las palabras y las oraciones. Podemos distinguir las llamadas palabras emocionales, las cuales refieren -más o menos- descriptivamente estados de sentimientos. Los lenguajes tienen lexemas para referir a una categoría emocional dada. Veamos de qué manera se expresan las emociones en el relato de Norma.

Tabla I Turno T2

T8

T 12

T 21

T 28

T 34

T 36

Emoción

Cantidad de veces

Nostalgia

1

Disfrutar

3

Sentir feo

1

Pena

3

Estar mal

2

Sentirse bien

2

Sentir felicidad

1

Insuficiencia

2

Querer ser

3

Tristeza

1

Depresión

1

Disgusto

1

Culpabilidad

1

Llanto

1

Angustia

1

Culpabilidad

1

Llanto

1

Ansiedad

1

Vergüenza

1

Enojo

1

Frustración

1 12

T 38

Enojo

1

Frustración

1

Frustración

1

Desesperación

1

Tristeza

2

Enojo

1

Decepción

1

Interés

2

Indiferencia

2

Estar mal

2

Daño

1

Desánimo o pasmo

1

T 130

Querer ser

3

T 139

Querer ser

2

T 145

Satisfacción

1

Emoción

2

Deseo

1

Alegría

1

T 142

Estar bien

2

T 174

Dolor

2

T 176

Querer

2

Ganas

2

T 42

T 48

T 52

T 89

Podemos observar que se expresan 64 estados emocionales en los turnos señalados, 17 de ellos repetidos lo que nos da un total de 81 emociones en 90 turnos correspondientes a Norma, lo que equivale a casi una emoción por turno. Así mismo, habremos de anotar que la primera parte de la entrevista versa sobre el pasado de la informante y su intento por ser aceptada, en donde la mayor parte de las emociones expresadas pertenecen al término cognitivo (primeros turnos), que se refieren además a la ex modelo Valeria Levitina (turnos 1 a 11). En tanto que en la segunda parte de la entrevista ubicada en el presente de la enunciación se expresan las emociones en el término evaluativo y de carácter, sobre todo, 13

positivo, pues se expresan desde la postura de quien ha superado sus problemas alimenticios (turnos 48 en adelante intercalados con términos cognitivos). La narración de la informante, como ya se ha considerado, es una narración atípica, pues se centra más en los verbos de estado y no en los de acción, por lo cual se espera que las emociones sobresalgan en el relato y que además asuman un carácter de evaluación. En esta parte del análisis, se muestra que las referencias emocionales se circunscriben mayoritariamente a Norma cincuenta y cinco; seis a Valeria y tres referido a un ficticio ser. Se toman en cuenta para este recuento solamente los sentimientos iterativos. Uno de los turnos que reviste particular importancia en este análisis lo constituye un micro-relato que asume la forma de epifanía y que hemos tomado como el eje central para esta presentación. El título “no me enorgullece” corresponde a un enunciado que la propia informante ha declarado y que la contiene en el mismo a partir del enclítico me. El turno en cuestión es el siguiente: T36 N /336sí /337siempre /338creo que (2) /339a veces /340a veces tenía control /341y a veces no /342o sea /343a veces era /344sabes que vas a comer una manzana en todo el día /345o un cuarto de manzana /346y es todo lo que vas a comer /347pero cuando: tenía periodos de ansiedad /348podía comer más de una caja /349solita de galletas /350una vez me comí /351me compré /352ah porque eso es algo que /353obviamente /354no me enorgullece /355pero a mi abuelita /356le quité dinero /357y me compré un pastel mediano /358bueno chico /359me comí la mitad /360la fui a vomitar /361me comí la otra mitad /362y la fui a vomitar otra vez /363eran: esos periodos /364que en serio /365no podía controlar /366ni siquiera /367lo que quieres hacer /368y simplemente /369te dedicas a descargar /370como todo tu enojo /371todo lo que tienes frustrado en una comida (1)/ El fragmento a considerar en el turno 36 comienza con una cláusula (306) de tipo canónico de inicio de narración: una vez, continúa con dos acciones en pasado señaladas por los verbos comí y compré, e inmediatamente después introduce una pausa con el exclamativo, que funciona además como evaluación externa: ¡ah! y un conector argumentativo de causa porque (que indica que las cláusulas que le siguen explican los enunciados antecedentes), prosigue con un marcador de manifestación de certeza: obviamente y la cláusula sentimental de culpa: no me enorgullece, seguido del argumentativo pero proposición más adjetivo posesivo y el sujeto objeto directo de la acción: a mi abuelita y la acción vergonzosa o acto inapropiado: le quité dinero, continúa con el relato y las acciones 14

realizadas con el dinero: me compré un pastel mediano, luego una aclaración relacionada al tamaño del pastel antecedido por un marcador de reformulación: bueno chico. Después continúa con la referencia específica a las acciones bulímicas: comer y enseguida vomitar lo ingerido, me comí la mitad y la fui a vomitar, me comí la otra mitad y la fui a vomitar otra vez. A continuación introduce una marcador temporal con el verbo en pasado: eran y la referencia a un actuar, un hacer más que a una etapa, o al menos, determina un hacer en un determinado transcurso de tiempo: esos periodos, sigue con un conector de certeza: en serio, más una aclaración de imposibilidad de ejercer voluntad: no podía controlar, aún en las cosas nimias relativas a su volición: ni siquiera lo que quieres hacer, más un operador pragmático: simplemente, y la acción que le proporciona la catarsis del enojo y la frustración: te dedicas a descargar como todo tu enojo, todo lo que tienen frustrado en una comida. Las emociones proyectadas en este fragmento discursivo son indicadores de autodesprecio, por ejemplo en el enunciado 354 manifiesta la ausencia de respeto a sí misma y al sentirse culpable exterioriza la vergüenza y se presenta como la víctima de su trastorno, pero también como la juez de sus propias acciones. En 368-371, la informante siente ansiedad por no cumplir con sus expectativas de mantenerse delgada, su ánimo se altera sobre todo en esos periodos cuando no puede controlar sus deseos de comer lo que le provoca enojo y frustración. Además de lo expuesto se presentan dos elementos a resaltar en este turno, uno es la frase: no me enorgullece, que es un enunciado marcado, una forma de lítote que inicia con la negación no, pero este enunciado puede ser cambiado por el positivo me avergüenza, sólo que Norma elige expresar en esa forma su sentimiento de culpa, el cual es resaltado con la palabra de certeza: obviamente, pues sabe que lo que está declarando será considerado por el común de la gente como acción negativa e incluso delictiva; el segundo elemento es el verbo quité, usado eufemísticamente en lugar de los verbos robé o hurté que serían más apropiados, pues el quitar no siempre se asocia o se utiliza como sinónimo de robo (por ejemplo quitar un obstáculo, quitar tiempo o una preocupación, etc.). Es evidente que a través de esta estrategia mitiga la acción deshonesta, pues Norma no se está confesando, en sentido estricto, ni busca ser juzgada por ese hecho, lo que pretende es crear un lazo de empatía (capacidad de compartir los sentimientos con alguna persona y de esa 15

forma identificarse con ella) con el oyente a efectos de maximizar la consecución de su propósito. Por cierto que no se aclara si lo que no le enorgullece es el hurto del dinero o la confesión de haberlo hecho o tal vez por las dos. Si bien se acusa por una mala acción, esta confesión se atenúa por la mención de “esos periodos” que alude claramente al trastorno alimenticio que ella padecía. Es sabido que existen atenuantes ante acciones reprobables que cometen las personas y uno de ellos es estar bajo el influjo de un trastorno o enfermedad, tal como Norma lo estaba. Anotemos que ella bien pudo haber evitado confesar esta acción, pues no estaba obligada a hacerlo, la acción comunicativa se desarrolla como una entrevista y no como una confesión. La decisión de hacerlo era solamente de ella, sin coacción, entonces surge la pregunta ¿por qué lo hizo?, tomando en cuenta que lo que motiva esta narración es una pregunta formulada en el turno anterior en dónde se le cuestiona si ella perdía el control sobre lo que comía y no lo que hacía para conseguir su objetivo. Pregunta a la que inicialmente da respuesta hasta que hace la pausa con la interjección ¡ah! y expresa lo antedicho. Apuntemos que en la expresión usada por Norma se implica que lo que no causa orgullo, avergüenza, que es el sentimiento que se marca para no decirlo abiertamente, pues este sentimiento tiene otras connotaciones. Heller (2011) considera la vergüenza como afecto, sobre todo como el afecto social por excelencia, pues está en íntima relación con las prescripciones sociales, mejor dicho con el acto de infligir ciertas disposiciones o normas sociales. Lo que resalta es que la vergüenza no está en función del acto cometido, sino en el hecho de que pueden estarnos observando, estar bajo la atenta mirada del público y ser descubierto en nuestra trasgresión. La razón estriba en que al ser una persona social el mundo le indica al sujeto que es lo que tiene que hacer a partir de las demandas socialmente aceptadas bajo la forma de obligaciones y tradiciones. De esa manera el individuo sentirá, pensará y actuará. Consideremos que existe una relación de carácter intencional del yo con el mundo, en donde la persona no sólo selecciona sino que crea activamente su propio mundo. Un mundo cargado de pensamientos, deseos, sensaciones y sentimientos, de entre todos ellos el sujeto ha de seleccionar aquellos que le ayuden o faciliten la tarea de mantener la homeostasis, pero siempre en función de las expectativas del mundo exterior. 16

En cada caso la persona ha de evaluar constantemente su implicación en el mundo social, así como su actuar dentro de ese entramado y sopesar lo que es conveniente de lo que no lo es para su propio ser. Es decir el hombre se transforma en objeto de su propia consciencia. Para ayudarse en esta tarea se ha de basar en los sentimientos orientativos que constituyen la evidencia del derribamiento de los instintos, pues estos se transforman en objetivizaciones sociales. Los seres que vivimos en sociedad conocemos aquello que es favorable o desfavorable o que puede serlo gracias a nuestros conocimientos del entorno, por experiencias pasadas propias o ajenas y por el conocimiento del contexto en el que nos movemos y vivimos, de esa manera podemos prever si una acción o sus consecuencias será buena o mala y decidimos si la realizamos o no, a esto se refiere el término orientación; a la decisión que tomamos de actuar en concordancia con lo que sabemos o conocemos y sus posibles implicaciones. Pero las emociones sólo pueden cumplir su función orientadora si incluyen en la expresión propia una evaluación a partir de las exigencias sociales, del sistema de normas, costumbres y valores de una cultura en particular. Entonces Norma, al hacer esta confesión se está adscribiendo al mundo social en el cual participa, así sea como una transgresora de las normas sociales de convivencia. Ella declara implícitamente: soy parte de este entorno y participo activamente en él reconociendo las implicaciones que tengo al llevar a cabo un acto reprobable por el que se me puede condenar. Desde luego la realiza para dar testimonio de hasta dónde llegan las consecuencias de padecer los trastornos alimenticios, aunque también porque al estar inmersa en ellos, le sirven como atenuantes de su conducta. Y finalmente, como ya se dijo, porque no busca ser juzgada por un delito cometido del que no existían evidencias, ni consecuencias antes de su declaración. Marina y López Penas también arguyen en torno a ese sentimiento que equiparan a la culpa y lo definen como: el recuerdo de una mala acción o de un daño causado que provoca un sentimiento negativo de malestar y pesar. La culpa podría interpretarse como una interiorización de la vergüenza. El sujeto es juez y víctima. La culpa no es un sentimiento: es una relación real. Alguien es responsable de algún daño o un delito. No presta ninguna atención al sentimiento de sentirse culpable. 17

El sentimiento correspondiente a la culpa es el pesar, que desde AU >. Tal vez sea necesario hablar de sentimiento de culpabilidad precisamente en los casos en que no hay culpa real, sino sólo sentimiento. Castilla de Pino considera que el pesar es el sentimiento más característico. Se . . La vivencia de la culpa es más que una emoción, aunque su rasgo fundamental sea el sentimiento que lo acompaña, que no es exactamente pena o tristeza sino pesar. La diferencia entre ambas emociones es notoria. En el pesar, el objeto que lo provoca está ahí y gravita con su peso sobre nuestra consciencia. Mientras que en la tristeza simple por la pérdida de un objeto tendemos a aligerarnos del sentimiento y es factible conseguirlo, en el sentimiento de culpa el objeto no sólo está siempre presente sino que es imposible desligarlo de nuestra consciencia misma. Si atendemos a esta última consideración lo que Norma realiza es un expiación de la culpa a través de la narración. Ella efectúa un efecto catártico y buscará por ese hecho ser comprendida y atraer la empatía del oyente y tal vez esa sea una buena explicación que nos lleva a responder para qué Norma nos cuenta esta acto culposo. La epifanía al ser un mini-relato se despliega en el marco de una narración mayor, es una parte del discurso, un trozo de la historia completa y al ser una parte de ésta cumple una función en el discurso total de la entrevista y que es, tal como se ha desarrollado el encuentro, posicionarse como una persona que realizó en el pasado cosas negativas, pero que gracias a su esfuerzo, madurez y el darse cuenta logró superar esa etapa complicada de su vida. Norma está preparando el terreno para lograr su propósito que es hacer una demanda que deba ser atendida, no como una mera formulación, y lo hace desde la posición de quien puede dar testimonio como experta en el tema considerado: los desórdenes alimenticios. A lo largo de la narración Norma se ha colocado en diversos papeles interactivos. Y en el que finalmente resurge es en el de heroína de su propio relato, pero es una heroína sin poderes mágicos o súper poderes, es solamente una adolescente quien ha superado un grave trastorno de salud. 18

¿Pero cómo conviertes a un ser anodino en un ser superior?, una de las estrategias muy comunes en la cultura Occidental (películas, series, tele novelas, comics, etc.) es colocar al individuo presunto héroe en una posición de víctima, pues un héroe tiene que pasar por situaciones difíciles, incluso peligrosas, para poder ser reconocido como ganador, obviamente, si primero logra vencer los obstáculos, las dificultades, es decir si pasa la prueba, si es así entonces puede y será reconocido como triunfador o, es el caso de Norma, heroína con derecho a tener voz y voto para hacer diagnósticos, pronósticos, recomendaciones y solicitudes. T16 N- /151al principio yo pensaba que era más bajar de peso /152y más /153porque /154tengo que ser más delgada que ellas /155pero no /156o sea /157me doy cuenta /158que lo que buscaba /159era más aceptación /160y era más reconocimiento /161y era más /162véanme /163porque yo ya fui mejor que ustedes/164 porque a pesar de que me pisotearon /165ahorita ya soy mejor /166entonces/167lo que quería /168era reconocimiento/169y era: demostrarles /170que yo había podido más que ellas /171y que yo /172era más que ellas (2)/ Norma nos trasmite las circunstancias por las que tuvo que pasar para llegar a donde ahora está: en una posición superior merced a su voluntad y esfuerzo. Es la razón de que no sólo nos cuente su acción transgresora sino las acciones propias de la bulimia, de esa manera se sitúa como víctima por partida doble, e incluso triple, pues ahora que lo ha confesado puede ser culpada, no obstante ha evaluado bien la situación y sabe que es más seguro que encuentre simpatía, antes que el reproche. Y al conmover a su auditorio éste será más propenso a aceptar sus demandas.

Conclusión La expresión de los rasgos de identidad asume una forma narrativa, es a través de ésta que las personas relatan a su interlocutor los acontecimientos que consideran relevantes en su vida, pero no sólo cuentan las acciones que son propias a este tipo de discurso, sino que también narran experiencias de naturaleza emocional. Hagamos la distinción pertinente de que relatar sentimientos no es lo mismo que sentirlos. La teoría de la evolución dice que sentir una emoción es una respuesta natural ante un estímulo específico o inespecífico, en ese momento se vive la emoción. En el instante de experimentar las emociones éstas pudieron haber servido para la preservación 19

de la vida o para la reproducción, pues son patrones de comportamiento instintivo adaptativo, pero en el tiempo presente de la enunciación cuando el estímulo ya no existe más que en el recuerdo; la emoción o su expresión tienen que servir a otros propósitos que desde luego no son innatos, sino ya reflexionados, cumplen otra función que va más allá de salvaguardar la especie. De ese modo, la expresión de sentimientos cobra particular importancia en el relato, pues están inextricablemente entrelazados con la dimensión significativa de los textos, particularmente en el punto donde la distinción entre cognición y emoción llega a ser borrosa. Se ha sugerido que ambas pueden ser mejor entendidas como dos lados de la misma moneda, que es la experiencia humana, la cual puede ser descrita analíticamente en términos de sentimientos y significado. En otras palabras, la idea central es que existe un nexo ineludible entre el lenguaje y los sentimientos, a partir de dos principios básicos: primero que los sentimientos se localizan en el lenguaje; segundo, que sólo podemos acceder a estos a través del lenguaje. Por lo que adquieren una importancia mayúscula ya que además a través de ellos: se mantiene la atención del interlocutor, asumen un carácter de evaluaciones indicándole al oyente en dónde se encuentra lo relevante del relato, logran un efecto catártico para el narrador, adjudican rasgos positivos o negativos a nosotros con relación a ellos estableciendo una diferenciación discursiva entre unos y otros, postulan un yo, pero sobre todo qué tipo de yo soy y consiguen atraer la empatía del auditorio. La declaración de sentimientos es primordialmente subjetiva, no como la mención de la solidez o fragilidad de un material que puede ser sometido a comprobación y constatación objetiva. En otras palabras, el sentimiento mencionado no puede ser comprobado en su sinceridad y obtener un consenso de veracidad. Tiene otro objetivo que está encaminado a establecer un lazo de empatía o busca conmover y suscitar el apoyo del interlocutor. Los sentimientos además en las narraciones de eventos pasados sitúan al narrador en el tiempo del suceso, no en el tiempo de la enunciación, lo ubican no sólo como testigo sino como participante de su historia y participa a través del sentir. Pues, sentir es estar implicado en algo (Heller 2000), esa implicación se muestra a través de las emociones, que no sólo exhibe la implicación, sino el grado de ésta y lo hace para establecer un lazo, un 20

vínculo con el oyente, porque no todas las personas realizamos las mismas acciones en la vida, pero todas en algún momento experimentamos emociones (aun en el caso de personalidades psicópatas quienes se caracterizan por no expresar emociones lo que no equivale a no sentirlas). No todos sabemos lo que es padecer desórdenes alimenticios como Norma, pero al igual que ella sí sabemos y hemos experimentado ira, frustración, tristeza, satisfacción, alegría, vergüenza. Las emociones cumplen, entonces, la tarea de que lo relatado pase de ser una simple anécdota a convertirse en una acción compartida. En el caso que nos ocupa Norma apela a las emociones y su gran poder de contagio para conmovernos e implicarnos en su historia y propósito: inclinarnos a aceptar su petición. Es lo mismo que podemos observar en los juicios orales en donde se trata de atraer la simpatía del jurado y propiciar un fallo favorable de acuerdo a la actuación específica del fiscal o del defensor quienes, a efectos de conseguir esa meta, concentran su discurso, su retórica para conmover al jurado y que se decante a favor de su solicitud ya sea de acusar o de absolver al indexado. Norma pretende a través de su discurso narrativo y su elocuencia que, al igual que un jurado, actuemos a favor de su petición tripartita: atender a los desórdenes alimenticios; poner atención a las adolescentes que pueden estar implicadas en la anorexia o la bulimia a través de las señales que emiten y educar a las personas que sólo critican. De ese modo se implica ella misma en su hacer discursivo y por mediación de los sentimientos nos implica a nosotros, el auditorio, pues el relato de un hecho reprobable o trágico logra un mayor efecto si hace acompañar por adjetivos grandilocuentes, algo que conocen muy bien los informadores de noticias, que atraen la atención e involucran al auditorio a través del uso de esta estrategia, por ejemplo un accidente que ha causado muertes de individuos logra un mayor efecto si se hace acompañar por epítetos como: horrible, sangriento, cruento y aún más si se hace acompañar por el testimonio de algún testigo o sobreviviente que, por lo común, expresará estados emocionales como miedo, tristeza, llanto, etc. Esto consigue el efecto de acercarnos al hecho conmovedor por muy lejos que nos encontremos del lugar donde ocurrió y aún de que ni siquiera compartamos rasgos culturales como el lenguaje. La aproximación se logra porque sí compartimos sentimientos o emociones comunes o universales como: el dolor, la alegría, la tristeza y la 21

vergüenza. Por cierto como ya ha sido denunciada la labor de los informativos, pese a su nombre, no es solamente informar, sino influenciar y dirigir la conducta del auditorio con fines de control y manipulación. Asentemos que las solicitudes cuando no adquieren un componente de obligatoriedad, es decir que el demandado no esté obligado a cumplir la petición que se le hace, por lo común, se realizan a través de una introducción que asume la forma de una narración para justificar la demanda. Norma transita por el reservorio de sus recuerdos y nos narra su actuación y sus experiencias en torno a un problema social: los desórdenes alimenticios, pero lejos de ser un relato anecdótico es una ocasión para desplegar la identidad que ha conseguido, posicionarse en el entorno social en el que vive y convive con los demás, pero además para lograr un propósito como experiencia de vida y que trasmite por mediación de un solicitud. Su narración contenida en la entrevista es un macro acto de habla: hacer una petición. Sin duda alguna Norma es una narradora experimentada, pese a su edad, y ha medido todas las variables que puedan ayudarla en su objetivo a partir del contexto de interacción, a saber: Norma es una alumna, adolescente, hija y ex paciente de terapia psicológica y, sabe por la relación con el entrevistador, que éste funge además como: maestro, adulto, padre y psicoterapeuta. Estas posiciones de una y otro no antagónicas, sino complementarias le permiten a Norma orientar su hacer discursivo (responder, narrar, retórica, epifanías, evaluaciones, construcción de identidad, etc.) y, sobre todo, en la acción que nos ocupa, la expresión de sentimientos para dirigir a través de conmover al entrevistador a que actúe y cumpla sus demandas como: maestro, terapeuta y padre. Su hacer no es de ninguna manera una acción trivial (narrar simplemente algo), sino un acto de habla bien elaborado y con un propósito bien definido. De ese modo nuestra informante a través de su discurso narrativo nos ha involucrado en el recuento de acciones y de la expresión de emociones que van más allá de ser un testimonio de su paso por la vida o de su manera de ser emocional, no, ella ha ido configurando las emociones necesarias y ha narrado lo que considera pertinente para propiciar una acción en su interlocutor tendiente a cumplir un propósito específico. Su

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hacer discursivo se encamina a generar un hacer en su interlocutor que va más allá de posicionarlo como un escucha, sino, más bien, un instrumento de su intención.

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