SIDA MÉDICOS DEL MUNDO, 2007

GÉNERO Y VIH/SIDA HERRAMIENTAS PARA LA INTEGRACIÓN DE GÉNERO EN LOS PROYECTOS DE VIH/SIDA MÉDICOS DEL MUNDO, 2007. Introducción: Objetivos y destinata

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Parte I. Estimaciones del impacto del VIH/SIDA en el mundo del trabajo a nivel mundial OIT, 2004 El VIH/SIDA y el mundo del trabajo: estimaciones a

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GÉNERO Y VIH/SIDA HERRAMIENTAS PARA LA INTEGRACIÓN DE GÉNERO EN LOS PROYECTOS DE VIH/SIDA MÉDICOS DEL MUNDO, 2007. Introducción: Objetivos y destinatarios I. CONTEXTO Y FUNDAMENTOS I.1. Implicaciones de género y derechos humanos del VIH/SIDA I.2. Implicaciones de salud sexual y reproductiva del VIH/SIDA I.3. El estado de la cuestión 1.3.1. Datos: la feminización de la epidemia 1.3.2. Desigualdades de género y VIH/SIDA - Riesgo y vulnerabilidad de género - Consecuencias de género del VIH/SIDA - Violencia de género y VIH/SIDA - La carga del cuidado de las personas seropositivas II. HERRAMIENTA PARA LA INTEGRACIÓN DEL ENFOQUE DE GÉNERO EN LOS PROYECTOS DE VIH/SIDA II.1. Pasos para integrar el enfoque de género en el ciclo del proyecto II.2. Análisis de género del contexto II.2.1. Dimensiones del análisis - Roles de Género - Desigualdades de Género - Necesidades de Género II.2.2. Herramienta de aplicación II.3. Análisis de género de los resultados y definición de estrategias II.4. Propuesta de actividades e indicadores de género II.5. Evaluación del impacto de género de los resultados III. EXPERIENCIAS IV. RECURSOS

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Introducción: Objetivos y destinatarios MDM ha adoptado el enfoque de género como uno de sus principios de actuación transversales, en el marco de los derechos humanos. Eso significa que todos los proyectos que MDM lleve a cabo deben respetar y tratar de promover la igualdad de género1 como parte de los derechos humanos. Para ello es necesario contar con las capacidades y herramientas adecuadas en cada una sus áreas de intervención, una de las cuales es la lucha contra el VIH/SIDA. En este marco, este documento tiene como objetivos: OE: Dotar al personal técnico implicado en la gestión de proyectos de lucha contra el VIH/SIDA, de un instrumento de apoyo metodológico para la integración sistemática del análisis de género en los mismos. OG: Mejorar la contribución de los proyectos de VIH/SIDA a la igualdad de género, en el marco de los derechos humanos Destinatarios ❙ ❙ ❙ ❙ ❙ ❙

Personal técnico de proyectos en sede central Personal técnico de proyectos expatriado Personal técnico de proyectos voluntario Personal técnico de proyectos voluntario expatriado Consultorías de identificación, seguimiento y evaluación de proyectos (…)

Este documento consta de tres partes que pueden utilizarse de manera independiente: 1) Contexto y fundamentos. Es un documento introductorio para las personas menos iniciadas en la materia, que nos ayuda a comprender la relación entre género y VIH/SIDA en el contexto de los derechos humanos y la salud sexual y reproductiva. 2) Herramientas. Este documento constituye propiamente la herramienta para la integración del análisis de género en los proyectos de lucha contra VIH/SIDA. Tanto en el momento de la identificación, como en su eventual revisión y en los procesos de evaluación. 3) Experiencias. Este documento recoge algunas de las experiencias de MDM que pueden resultar significativas e inspiradoras para otros proyectos en relación a actividades o

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Por igualdad de género entendemos que mujeres y hombres accedan de manera equitativa y paritaria a los beneficios de los proyectos.

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estrategias concretas que pueden servir para mejorar la integración de género en los proyectos. 4) Recursos. Se trata de bibliografía y páginas web que pueden ser de utilidad para profundizar en el tema.

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1. CONTEXTO Y FUNDAMENTOS

I.1. Implicaciones de género y derechos humanos del VIH/SIDA

Médicos del Mundo, es una ONG de intervención en salud que no solamente busca dar asistencia médica a las personas sino además, luchar contra las desigualdades y las injusticias en el marco de sus proyectos. Es lo que se llama el enfoque de género y derechos humanos, que forma parte de los principios de actuación de la organización. Los proyectos de salud con enfoque de género, como parte del enfoque en derechos humanos, buscan incluir a hombres y mujeres y contribuir a su empoderamiento2 como estrategia para garantizar la igualdad y no discriminación en su acceso a la salud en un sentido amplio, que es un derecho humano fundamental que los Estados han de garantizar y que MDM puede contribuir a hacer efectivo. Entre los factores que contribuyen a la transmisión de la infección por VIH/SIDA resultan ineludibles aquellos que se refieren a las conductas, los comportamientos y decisiones sobre la propia sexualidad. Cuando la autonomía de las personas se ve limitada para tomar decisiones libres y negociar prácticas de sexo seguro, el riesgo de contraer el VIH/SIDA se incrementa considerablemente. Cuando una persona se encuentra discriminada por su género tiene mayores dificultades para beneficiarse del acceso a medidas de apoyo y tratamiento. De ahí la importancia de introducir un enfoque de género y de derechos humanos, incluidos los derechos sexuales y reproductivos, que permita comprender cómo las discriminaciones y desigualdades incrementan el riesgo de transmisión del VIH/SIDA, incluida la de género. Además, este enfoque permite abordar las diferentes consecuencias de la situación de seropositividad para hombres y mujeres. Por ejemplo, las dificultades de movilidad o acceso al empleo o al ingreso por parte de las mujeres se verán agravadas por su estatuto de seropositividad, pero también por la discriminación de género que de hecho ya les afectaba desde antes por el hecho de ser mujeres.

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Es el proceso por el cual las mujeres, de manera individual y colectiva, ganarían la autoconfianza y la fuerza necesaria para cambiar las condiciones de subordinación y discriminación que les afectan en las distintas esferas de la vida, incluida la sexualidad y la reproducción.

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La falta de poder de las mujeres en muchos contextos facilita la imposición de la prueba de VIH/SIDA, mantiene la falta de información sobre el mismo y sus consecuencias y produce la violación del derecho a la confidencialidad del resultado. El hecho de que puedan transmitir directamente el virus a sus hijos en el embarazo y a través de la leche materna las somete a una mayor presión que a los hombres para la realización de la prueba y la publicidad de su resultado. Las consecuencias que tiene el estatus de seropositividad sobre el estigma y la discriminación en su familia, trabajo y comunidad, y las oportunidades de acceder a apoyo y tratamiento son muy diferentes para mujeres y hombres de acuerdo a los roles y responsabilidades de género que la sociedad les asigna y a el grave estado de desigualdad (económica, jurídica y política) que afecta a las mujeres en los países de mayor expansión de la pandemia. Las mujeres se ven repudiadas y abandonadas por sus maridos, muchas veces son objeto de violencia de género, sin que hayan podido decidir sobre su propia vida, ni sus propio cuerpo. La pobreza les afecta en mayor medida y la responsabilidad sobre el cuidado de los hijos supone una carga añadida para enfrentar la enfermedad. Todo ello profundiza la discriminación y la estigmatización de las mujeres seropositivas, las expone a mayores violaciones de derechos y dificultan, en concreto, la prevención y su acceso a cuidados y tratamiento. A pesar de ello, pocos son los proyectos y políticas que están incluyendo medidas para actuar frente a las desigualdades asociadas al género en el ámbito de la prevención y la asistencia del VIH/SIDA y otras ITS. Tampoco se considera a las mujeres como grupo prioritario de atención a menos que pertenezcan a algunos de los tradicionales grupos de riesgo: mujeres usuarias de drogas por vía parenteral (UDVP), parejas sexuales de UDVP, trabajadoras del sexo o mujeres embarazadas3. Una prueba de desigualdad: discriminación contra las mujeres viviendo con VIH en la República Dominicana Este informe del Human Rights Watch realizado en 2004 a través de la realización de un número importante de entrevistas en profundidad con las mujeres afectadas, se centra en dos áreas vitales: 3

Así, en el último informe de ONUSIDA correspondiente al 20063, el capítulo 5 “En riesgo y desatendidos: cuatro grupos de población clave” se refiere a cuatro poblaciones: “profesionales del sexo”, los varones que tienen relaciones sexuales con varones, los consumidores de drogas intravenosas y los presos, invisibilizándose el riesgo y la vulnerabilidad asociada al género que afecta especialmente al conjunto de las mujeres.

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♦ la primera es la discriminación de la mujeres en el lugar de trabajo, en particular a través de pruebas de VIH involuntarias administradas a mujeres que trabajan y que buscan empleo. Las que lo hicieron en la industria del turismo o en las zonas francas (los dos principales empleadores de mujeres) son obligadas a someterse a pruebas de VIH como condición para acceder al empleo, violándose así su derecho a la no discriminación en el acceso al empleo en el lugar de trabajo. Ninguno de los mecanismos gubernamentales diseñados para hacer respetar los derechos laborales ha tratado de forma adecuada este abuso, permitiéndose así que los empleadores den curso a sus abusos con impunidad.

♦ la segunda son las graves deficiencias detectadas en la administración de servicios públicos de salud a las mujeres. En los centros de cuidado prenatal, las mujeres son prácticamente obligadas a realizarse la prueba del VIH/SIDA, ven violado su derecho a consentimiento informado y reciben consejería extremadamente insuficiente previa y posteriormente a la prueba de VIH, ya que las normas nacionales sobre se implementan de tal manera que no se da a las mujeres información sobre sus derechos y opciones. Además, se viola el derecho a la confidencialidad de los resultados de las pruebas, pues es rutina su divulgación y sufren un trato abusivo por parte del personal de salud, incluyendo el retraso o la negación de algunos tratamientos médicos. Algunas mujeres son objetivo de presiones para ser esterilizadas. En estas circunstancias, las mujeres ven violados sus derechos humanos, a la privacidad, a la integridad física, al más alto nivel posible de salud, a la no discriminación en el acceso al empleo y en el lugar de trabajo y a la no discriminación por razones de salud (incluido ser VIHpositivo), derechos reconocidos por lo tratados internacionales que la República Dominicana también ha ratificado: los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y el de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres de 1979. Fuente: Human Rights Watch. Una prueba de desigualdad: discriminación contra mujeres viviendo con VIH en la República Dominicana. julio de 2004. Vol. 16, Nº 4 (B)

I.2. VIH/SIDA y derechos y salud sexual y reproductiva

Existe una relación estrecha entre VIH/SIDA, salud y derechos sexuales y reproductivos y género. Basta referirnos al hecho de que el 75% de los casos de VIH/SIDA se transmiten sexualmente y un 10% durante el embarazo. De ahí la importancia de incluir sistemáticamente en los proyectos de lucha contra el SIDA actividades e indicadores relativos a la salud sexual y reproductiva. Es más, frente a la tendencia a abordar aisladamente el VIH/SIDA, cada vez hay un mayor acuerdo sobre la importancia de hacerlo de manera integrada dentro del enfoque de salud y derechos sexuales y reproductivos. Qué duda cabe que sexualidad y reproducción son aspectos clave para un abordaje adecuado del VIH/SIDA.

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A ello hay que sumar que la sexualidad es una construcción social y de género que tiene un papel central en la subordinación de las mujeres, generando importantes desigualdades.

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La influencia del género en la construcción de la sexualidad femenina y masculina A pesar de que la sexualidad tiene una dimensión vinculada al placer y otra reproductiva en muchos países domina esta última en la socialización de las mujeres. Así, para las mujeres se considera su principal destino la reproducción y la maternidad, quedando relegado o excluido el placer. Para los hombres, por el contrario, se considera que pueden abordar más abiertamente su sexualidad y virilidad ya que éstas son características socialmente deseables e indicadoras de masculinidad. A través de prohibiciones, dogmas y tabúes, se establece un reduccionismo en relación con el cuerpo de las mujeres, al que solo se ve como vehículo de maternidad. Se produce de esta forma la pérdida de control de las mujeres sobre su cuerpo, de manera que las decisiones sobre su sexualidad resultan ajenas a ellas. Se les enseña a las mujeres a no conocer sus cuerpos, lo que contribuye a inhibir el desarrollo sexual y a dificultar la toma de decisiones. Por otra parte, la noción de sexualidad se circunscribe a la genitalidad y el coito. El ejercicio de su propia sexualidad viene a ser una respuesta a la sexualidad masculina generalmente ligada a la procreación (lo que lleva a falta de iniciativa e interés sexual).

Es el Programa de Acción de El Cairo, aprobado por más de 180 países el que otorga reconocimiento internacional a los derechos sexuales y reproductivos y define un mínimo irreductible para estos derechos: • •

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el derecho de las personas a la integridad de su cuerpo y su seguridad; los derechos de las parejas y los individuos a decidir sobre la cantidad y espaciamiento de hijos y al acceso a la información, educación y medios necesarios para lograrlo; el derecho a disfrutar del más alto nivel de salud sexual y reproductiva y el derecho a la toma de decisiones relativas a la reproducción libre de discriminación, coerción y violencia.

Posteriormente se afirmaba de acuerdo con el párrafo 96 de la Plataforma de Acción de Beijing de 1995 que los derechos humanos de la mujer incluyen su derecho a tener control sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluida su salud sexual y reproductiva, y decidir libremente respecto de estas cuestiones, sin verse sujeta a la coerción, la discriminación y la violencia. Las relaciones igualitarias entre la mujer y el hombre respecto de las relaciones sexuales y la reproducción, incluido el pleno respeto y el consentimiento recíprocos y la volunta de asumir conjuntamente la responsabilidad de las consecuencias del comportamiento sexual.

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La salud sexual y reproductiva puede ser considerada como un enfoque integral que sirve para analizar y responder a las necesidades de hombres y mujeres con relación a su sexualidad y reproducción. Entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos; de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia. Esta última condición lleva implícito el derecho del hombre y la mujer a obtener información y acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables de su elección, para la regulación de la fecundidad, así como el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y los partos sin riesgos y den a las parejas las máximas posibilidades de tener hijos sanos”. Contar con información sobre el propio cuerpo, la sexualidad, los procesos reproductivos, los métodos anticonceptivos, las enfermedades de transmisión sexual incluido el VIH/SIDA, así como con los servicios de salud necesarios y de buena calidad (con acceso a una amplia gama de anticonceptivos seguros), son factores fundamentales para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. La atención a la salud sexual y reproductiva debería incluirse sistemáticamente en todos los servicios de atención primaria y las y los profesionales que se dediquen a ello deben ser sensibles a las diferentes necesidades de hombres y mujeres, así como a los distintos grupos de edad y deben facilitar el acceso de adolescentes, mujeres solteras, viudas y mayores garantizando siempre la confidencialidad. De acuerdo con ello, el VIH/ SIDA debe ser abordado de manera horizontal, es decir, integrado en el sistema de atención primaria de salud, dentro de la salud sexual y reproductiva, y no de forma vertical como viene ocurriendo hasta ahora, de manera aislada respecto de las demás patologías. Esta integración se justifica por el coste/eficacia y porque es un enfoque más integral y es el consensuado a nivel internacional. El PMTCT forma parte de las consultas antenatales. Los servicios deben incluir: • La atención durante el embarazo, parto y puerperio para asegurar una maternidad sin riesgos, atendiendo también las complicaciones del aborto. • La atención al recién nacido y apoyo y asistencia a la madre durante el puerperio y la lactancia. • El asesoramiento y provisión de sistemas anticonceptivos, brindando la mayor cantidad posible de opciones. • El diagnóstico y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH y SIDA

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La orientación y tratamiento en casos de disfunción sexual La prevención y diagnóstico precoz del cáncer ginecológico El asesoramiento y apoyo en el climaterio La orientación, estudio y tratamiento en casos de esterilidad. La asistencia médica y psicosocial a las victimas de violencia de género

Una de las ventajas de la salud sexual y reproductiva es que los hombres están incluidos en este enfoque, superando su tradicional exclusión de los programas de planificación familiar y salud materno infantil. Los estereotipos machistas exponen a los hombres a tener múltiples parejas sexuales y a un elevado riesgo de infecciones de transmisión sexual. Es fundamental incluir actividades educativas, de sensibilización y asistenciales dirigidas a los hombres, que promuevan cambios hacia estilos de vida saludables y una mayor responsabilidad en lo concerniente a la vida sexual y reproductiva. En cuanto a las mujeres, resulta clave fortalecer su empoderamiento para que tomen decisiones autónomas y puedan cuidar de su salud sexual y reproductiva como es el caso en el ejemplo que se ofrece a continuación. La Iniciativa del Poder de las Niñas de Nigeria4 El GPI (Girl Power Iniciative), la Iniciativa del Poder de las Niñas es un proyecto que comenzó en Nigeria en 1994 con 16 hijas y que después de 12 años ha llegado a 50.000 niñas al año en cuatro estados de Nigeria y 28 escuelas comunitarias. Brinda a chicas de 10 a 19 años talleres semanales durante tres años que van mucho más allá enseñar cómo deben utilizarse los condones. Asi, se forma en habilidades personales, salud sexual, crecimiento y desarrollo humano, sociedad y cultura, género, derechos humanos, relaciones, violencia de género y habilidades económicas. Más que hacer énfasis en su vulnerabilidad, este enfoque plantea que las niñas asuman el control sobre su vida sexual y reproductiva y realicen su pleno potencial como personas. El resultado es que las chicas tienen mucha más confianza en sí mismas y participan de manera más articulada en sus familias, comunidades y la sociedad. Son jóvenes que hablan por sí mismas y por otras.

1.3. El estado de la cuestión I.3.1 La feminización de la epidemia Según el informe de ONUSIDA de 2006, de los 40 millones de infectados que hay en el mundo, la mitad son mujeres.

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JOLLY, Susie y ILKKARACAN, Pinar. Género, sexualidad y derechos sexuales: una mirada general. Boletín Género y Desarrollo en Breve. Bridge. enero 2007.

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Hasta hace diez años las estadísticas mostraban una menor prevalencia de la enfermedad en las mujeres. Los grupos de riesgo identificados han sido: varones homosexuales, prostitutas y consumidores de drogas por vía intravenosa. Hoy se sabe que el principal medio de transmisión del SIDA son las relaciones heterosexuales y que las mujeres se están contagiando de forma progresiva. En Africa susahariana, la región más afectada, el 60% de los adultos infectados son mujeres. Las mujeres, las adolescentes y niñas son más vulnerables que los hombres al contagio del VIH-SIDA Las tasas de infección entre mujeres jóvenes son mucho más altas que las de los adolescentes varones. Este proceso de mayor prevalencia progresiva en mujeres se ha venido en llamar la “feminización” de la epidemia. De acuerdo con el informe de ONUSIDA sobre la situación mundial de la epidemia de 2006, a nivel mundial y en cada una de las regiones, actualmente hay más mujeres adultas (de 15 años o más) que nunca que viven con el VIH. Los 17,6 millones de mujeres que vivían con el VIH en 2006 representaron un aumento de más de un millón en comparación con 2004. En África subsahariana, por cada diez varones adultos que viven con el VIH hay unas 14 mujeres adultas infectadas por el virus. En todos los grupos de edad, el 59% de las personas que vivían con el VIH en África subsahariana en 2006 eran mujeres. En el Caribe, Oriente Medio y África del Norte, y Oceanía, cerca de uno de cada dos adultos con el VIH es mujer. Mientras tanto, en muchos países de Asia, Europa oriental y América Latina continúa aumentando la proporción de mujeres que viven con el VIH. En Africa Susahariana, las mujeres soportan una parte desproporcionada de la carga del SIDA: no sólo tienen más probabilidades que los varones de infectarse por el VIH sino que, en la mayoría de los países, también tienen más probabilidades de ser las que cuiden a las personas infectadas por el virus.

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El caso de Zimbabwe es uno de los peores del mundo A pesar de las mejoras en el cambio de los comportamientos sexuales, aproximadamente uno de cada cinco adultos (20,1%, en un intervalo de 13,3-27,6%) en Zimbabwe está viviendo con el VIH (ONUSIDA, 2006), lo que convierte su epidemia en una de las peores del mundo. La esperanza de vida promedio estimada para las mujeres de Zimbabwe figura actualmente entre las más bajas del mundo: 34 años. Se estima que, entre los varones, es de 37 años (OMS, 2006). La carencia de alimentos, el empobrecimiento, los alejamientos forzados y la sequía han obligado a muchos cientos de miles de zimbabwenses a migrar en busca de oportunidades de sustento. Los posibles efectos de estas convulsiones sobre las tendencias en la transmisión del VIH todavía no resultan evidentes, pero podrían ser profundos, como lo podrían ser los efectos de la crisis económica de Zimbabwe sobre su programa de tratamiento antirretrovírico . El caso de Sudáfrica En Sudáfrica, que en términos absolutos tiene una de las epidemias más grandes del mundo, la prevalencia del VIH entre las mujeres que acudieron a dispensarios prenatales públicos fue más de una tercera parte más elevada (35%) en 2005 que en 1999. Mientras los niveles de infección por el VIH entre las jóvenes embarazadas parecen estabilizarse, siguen aumentando entre las mujeres mayores. La epidemia está teniendo un impacto significativo. Las tasas de mortalidad por causas naturales entre las mujeres de 25 a 34 años se multiplicaron por cinco entre 1997 y 2004, y la de los varones de 30 a 44 ascendieron a más del doble. Gran parte de esos aumentos se deben a la epidemia de SIDA Como en el resto de África subsahariana, la epidemia de Sudáfrica afecta de forma desproporcionada a las mujeres. Las mujeres jóvenes (15-24 años) tienen una probabilidad cuatro veces mayor de estar infectadas por el VIH que los varones jóvenes: en 2005, la prevalencia entre mujeres jóvenes era del 17%, en comparación con el 4,4% entre varones jóvenes (Shisana et al., 2005). Estos niveles de infección eran similares a los hallados en la encuesta nacional de 2003 sobre personas de 15-24 años, en la que se comprobó que estaban infectados por el VIH el 15,5% de las mujeres jóvenes y el 4,8% de los varones jóvenes (Pettifor et al., 2004). Una de cada tres mujeres de 30-34 años estaba viviendo con el VIH en 2005, al igual que uno de cada cuatro varones de 30-39 años, según la encuesta nacional por hogares sobre el VIH de 2005. Asimismo, se registraron altos niveles de infección entre los varones mayores de 50 años, más del 10% de los cuales resultaron VIH-positivos (Shisana et al., 2005). Las tasas de mortalidad por causas naturales entre las mujeres de 25-34 años se quintuplicaron de 1997 a 2004, y entre los varones de 30-44 años se multiplicaron por un factor superior a dos durante el mismo periodo. Una gran proporción de la tendencia al alza en las tasas de mortalidad puede atribuirse a la epidemia Fuente: ONUSIDA y OMS. Situación de la epidemia de SIDA, diciembre de 2006

I.3.2. Desigualdades de género y VIH/SIDA - Riesgo y vulnerabilidad de género

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¿Qué puede explicar las tendencias estadísticas de feminización de la epidemia?. Se entrelazan causas biológicas con causas socio-culturales, de género. La OMS estima que en una sola relación sexual las mujeres son dos veces más vulnerables que los hombres a la infección del virus del VIH: la carga viral es mayor en el semen de un varón infectado que en los fluidos vaginales de una mujer con el VIH. El tejido de la vagina y el recto son mucho más vulnerables a la contracción de infecciones que el tejido que cubre el pene y la superficie de contacto de la mujer es mayor: en una relación sexual la mujer tiene un contacto extendido con los fluidos seminales, lo que conlleva más oportunidad de infección. El riesgo de contraer el VIH puede definirse como la probabilidad de que un individuo se infecte por el VIH bien a causa de sus propios actos, bien a causa de los actos de otras personas. Por ejemplo, inyectarse drogas con jeringas contaminadas o mantener relaciones sexuales sin protección con parejas sexuales múltiples aumenta el riesgo de contraer la infección por el VIH. Las mujeres biológicamente presentan más riesgo que los hombres de contraer el VIH en una sola relación sexual. Sin embargo, la vulnerabilidad refleja la incapacidad de un individuo o una comunidad para controlar su riesgo de infectarse por el VIH. La desigualdad de género se encuentra aquí, así como la pobreza o el desplazamiento como factores que aumentan la vulnerabilidad de las personas a la infección por VIH. Debido a las pautas sociales y culturales que rigen la construcción del género y la sexualidad, las mujeres tienen mayor riesgo y vulnerabilidad para contraer el VIH/SIDA. Especialmente, la falta de autonomía en la toma de decisiones les impide controlar el uso del condón o negarse a mantener relaciones sexuales sin protección. Las desigualdades de género contribuyen de manera determinante a la expansión de la enfermedad: el sexismo, la violencia sexual, la dependencia económica, el rol de la mujer como madre (tienen que tener cuantos más hijos mejor por lo tanto usar condón no es culturalmente aceptable) y la pobreza ponen muy difícil a las mujeres decir no a relaciones sexuales no deseadas o sin protección. La promoción de los preservativos debe ir acompañada de programas específicos que incluyan “aptitudes para negociar” con la pareja, además de las pautas para su correcta utilización. La introducción y distribución de preservativos femeninos puede ser una alternativa, si bien debe hacerse a precios asequibles y con sensibilidad respecto de las cuestiones de género que se implican. Conviene asegurarse de que a las mujeres se le

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propocionan las aptitudes para negociar su utilización y para emplearlos correctamente y de que los hombres están bien informados de sus ventajas, para él y para su pareja5 Por otro lado, los microbicidas pueden mejorar la capacidad de las mujeres para protegerse a sí mismas contra el VIH y las ITS, para ello deben ampliarse las investigaciones y difundirse de forma sistemática y generalizada los hallazgos actualizados sobre su eficacia y seguridad. Al planificar respuestas integrales a la epidemia hay que abordar tanto el riesgo como la vulnerabilidad6. En cuanto al acceso al tratamiento o a los medicamentos puede resultar más difícil para las mujeres cuando no tienen acceso a medios económicos, transporte o libertad de decisión para hacerlo. - Consecuencias de género del SIDA7 El SIDA tiene un impacto diferente sobre las mujeres por sus condiciones y posición de desigualdad que ocupan en las relaciones de género. Así, a las mujeres seropositivas se las culpa de su enfermedad y sufren violencia o abandono cuando se conoce su situación, a manos de sus maridos la mayoría de las veces. Una vez abandonada por su marido, una mujer puede ser también rechazada por la familia de su marido, además de la suya y por sus amigos y vecinos. El rechazo y el estigma se traducen en una falta de poder económico y desventajas legales, que pueden tener como consecuencia la pérdida de los derechos de propiedad. La pobreza llega rápido y se hace especialmente dolorosa cuando la mujer debe encontrar los medios para mantener a sus hijos ella sola, además de atender sus propias necesidades, consecuencia de una salud cada vez más deteriorada. De forma individual y también como grupo, a las mujeres se les ha hecho responsables de extender la epidemia, una alegación absurda, cuando la transmisión del VIH depende del comportamiento de todas las partes implicadas en la relación sexual. Se ha acusado especialmente a las trabajadoras del sexo de ser las responsables de extender el VIH, sin tener en cuenta que son los hombres los que demandan sus servicios.

Sobre este tema ver: ONUSIDA. Le préservatif féminin et le SIDA. Colección Prácticas Óptimas de ONUSIDA, abril 1997 6 Informe sobre la epidemia mundial del SIDA 2006 5

7 Este epígrafe extracta las páginas 29 y 30 del libro: Estébanez, Pilar (ed.). La lucha contra el SIDA: un desafío para este milenio. Médicos del Mundo, Madrid, 2003.

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Por otro lado, la epidemia tiene un impacto importante en las mujeres como cuidadoras principales en el ámbito doméstico. A medida que el número de personas por casa aumenta y existe un mayor número de huérfanos, se requiere de las mujeres un mayor tiempo de cuidados. A medida que la salud de los pacientes se deteriora, el trabajo de la persona cuidadora se hace cada vez más duro, tanto física como emocionalmente. la carga de trabajo sobre las mujeres las forzará a abandonar algunas de sus responsabilidades, incluida la de su propia salud y bienestar. En muchos casos, las viudas han de afrontar, además del sufrimiento de la pérdida de sus maridos, su empobrecimiento. En muchas áreas rurales, las mujeres tienen un menor número de tierras a su nombre que sus difuntos maridos. En otras, las mujeres son desalojadas de sus casas porque los derechos de propiedad son de los hombres. Incluso cuando las leyes hereditarias entregan las propiedades del marido a su mujer, las costumbres acerca de la herencia pueden obligarlas a ceder esas propiedades a la familia del difunto. Sin casa ni tierras, estas mujeres y sus dependientes viven en la pobreza. La infección del VIH puede ser especialmente traumática en relación a la reproducción. Donde el estatus social, la autoestima o el sentido general de bienestar depende de tener hijos, la sospecha de no ser capaz de tenerlos, ya sea debido al VIH o cualquier otra razón, puede ser devastadora Los informes indican que cada vez hay un mayor número de adolescentes que son forzadas o presionadas a mantener relaciones sexuales, ya que los hombres eligen mujeres más jóvenes como forma de recudir el riesgo de infección por VIH. Así, el SIDA puede tener un impacto sobre la reducción de la edad del matrimonio de las chicas hasta la pubertad, lo que puede tener efectos sobre la salud y el parto y las oportunidades para recibir una educación completa, hipotecando su desarrollo personal... - La violencia de género y VIH/SIDA Violencia – > SIDA - > Violencia la violencia “de género” se define como todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como consecuencia un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad tanto si se producen la vida pública o privada8.

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Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia sobre la Mujer, 1994.

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La violencia “de género” tiene como característica que tiene su origen en la desigualdad de género9 y contribuye a mantener el sistema de subordinación de las mujeres en sus familias y comunidades, desvalorizándolas y controlándolas. Dirigida a privilegiar a los hombres y someter a las mujeres, tiene un carácter insidioso y estructural: forma parte del sistema de género en una sociedad y aunque es un hecho cultural generalizado, tiende a ocultarse o considerarse natural, inevitable. En realidad, se trata de un síntoma de un sistema más amplio de desigualdades que se apoyan mutuamente apoyando el sistema de dominio sobre las mujeres. Las interacciones entre el VIH/SIDA y violencia de género son numerosas y tienen consecuencias graves para la salud y el desarrollo humano, particularmente de las mujeres adolescentes y niñas. Diversas investigaciones han mostrado una relación positiva entre las experiencias de violencia sexual y doméstica y la infección por VIH/SIDA. Asimismo, algunos estudios revelan un incremento de la violencia en la vida de las personas VIH positivas, particularmente las mujeres, asociado a su condición de seropositividad. Las vulnerabilidades que se relacionan con la infección por VIH/SIDA y los episodios de violencia en la vida de las mujeres están vinculadas con su falta de empoderamiento. La infección por VIH/SIDA puede estar asociada con la violencia de género de manera directa a través de violencia sexual, y de manera indirecta, debido a la incapacidad de las mujeres para negociar el uso de condones o las condiciones bajo las cuales las relaciones sexuales se producen, entre otras. La violencia sexual constituye un importante factor de riesgo frente a la infección por VIH/SIDA: Según la OMS, varios estudios hechos por los EE.UU. y Sudáfrica indican una relación positiva entre la infección por VIH/SIDA y violencia doméstica10. Un estudio multicéntrico en América Latina y el Caribe sobre los perfiles de la violencia doméstica demostró una asociación positiva entre ITS y violencia intrafamiliar11 .

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Por eso se utiliza el término “de género”, pues su causa es la construcción de género como desigualdad. La violencia de género incluye distintas formas y se puede producir en distintos ámbitos. Puede ser física o psicológica, también puede ser sexual y puede producirse tanto en el ámbito público y laboral como en el privado o doméstico. En todos los casos puede ser ejercida por el marido o compañero o por otro hombre. La violencia de género se produce por los hombres sobre las mujeres. 10 Dunkle KL, Jewkes RK, Brown HC. “Gender-based violence, relationship power, and risk of HIV infection in women attending antenatal clinics in South Africa.” The Lancet 2004; 363 (9419):1415-21. Maman s, Campbell J, et. al. “The intersections of HIV and violence: directions for future research and investigations.” So Sci Med 2000; 50 459-78. 11

Kishor, Sunita and Johnson, Kiersten. Profiling domestic violence: a multi-country study. ORC Macro. Maryland. June, 2004

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La violencia también puede ser un resultado de la epidemia. Cuando las mujeres ponen en evidencia que son VIH positivas también enfrentan el riesgo de la violencia así como del abandono por parte de sus parejas, familiares y amigos. Así, un estudio realizado en los EE.UU. muestra que el 20.5% de las mujeres infectadas por el VIH reportaron abuso físico (OMS, 2000). Algunas trabajadoras sexuales han reportado incremento de la violencia contra ellas por parte de los clientes, ya que las catalogan como principales responsables de la infección por VIH/SIDA.

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- La carga del cuidado de las personas seropositivas12 En todas partes del mundo se da por sentado que son las mujeres las que deben ocuparse de las tareas domésticas y de cuidar a los miembros de la familia. El VIH y el SIDA han aumentado de forma significativa la carga de cuidado para muchas mujeres. La pobreza y unos servicios de salud deficientes también se han combinado con el SIDA haciendo que la carga de los cuidados para las mujeres adquiera dimensiones de crisis con consecuencias sociales, sanitarias y económicas de gran alcance. El término "economía del cuidado” se utiliza para describir las múltiples tareas llevadas a cabo principalmente por mujeres y niñas en el hogar, tales como cocinar, limpiar, ir a buscar agua y muchas otras actividades asociadas al cuidado de los jóvenes, enfermos y personas mayores en la familia. El valor del tiempo, la energía y los recursos requeridos para realizar este trabajo no remunerado apenas está reconocido y explicado, a pesar de su contribución crítica a la economía en su totalidad y la sociedad en general. Cuando realizan un trabajo no remunerado de atención de enfermedades relacionadas con el VIH y el SIDA, las mujeres y las niñas pagan un costo de oportunidad porque su capacidad de participar en la generación de ingresos, la educación y el desarrollo de conocimientos prácticos disminuye. El SIDA intensifica la feminización de la pobreza, en particular en los países gravemente afectados, y deja sin poder de decisión a las mujeres. Esta situación puede llegar a afectar también a familias enteras, ya que cuando el tiempo que dedica la mujer a atender a los enfermos se desplaza de otras actividades productivas dentro de la familia aumenta la vulnerabilidad. En un estudio llevado a cabo en la aldea de Kagabiro (Tanzanía), se puso de manifiesto que cuando en una familia había algún miembro con SIDA, el 29% del trabajo doméstico correspondía a asuntos relacionados con esa enfermedad. En las dos terceras partes de los casos había dos mujeres entregadas a los deberes de la atención de los enfermos y por término medio la pérdida total de trabajo para estas familias era del 43%.

Las investigaciones han establecido que hasta un 90% de la asistencia dedicada a la enfermedad se proporciona en el hogar. La gran mayoría de las mujeres y niñas que soportan el peso de la atención del VIH y el SIDA lo hacen con muy poco apoyo material 12

El texto subsiguiente es un resumen de: Coalición Mundial sobre la Mujer y el SIDA. Atención, Mujer y SIDA. Documento de antecedentes. Sin fecha. Ver también: ONUSIDA. Apoyo a las personas que cuidan de otras. Cómo controlar el estrés de los que cuidan a personas afectadas por el VIH y el SIDA. Estudio de Caso. Colección Prácticas Óptimas de ONUSIDA, mayo 2001.

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o moral. No reciben adiestramiento, ni material convencional como guantes, medicación o alimentos, y no tienen medios para pagar la matrícula escolar de los hijos. La combinación de la carga física y psicológica de atender a los miembros enfermos de la familia, incluidos los huérfanos y otros familiares que han resultado afectados por la enfermedad, de intentar asegurar un suministro adecuado de alimentos, medicamentos y pagar la escolarización de los hijos, y de sustituir los ingresos perdidos, a menudo fuerza inevitablemente las mujeres a desatender su propia salud y bienestar. Habida cuenta de que cada vez un mayor número de personas en edad de trabajar cae enferma y fallece por causa de enfermedades relacionadas con el SIDA, la pérdida de ingresos familiares obliga a las mujeres mayores a volver a ponerse a trabajar. A su avanzada edad, con frecuencia esas mujeres pasan a ser las únicas personas que cuidan y sustentan a sus hijos adultos y nietos huérfanos. Las muchachas jóvenes y adolescentes se ven forzadas a sacrificar su educación para prestar atención dentro de la familia y enfrentan pocas perspectivas de conseguir un trabajo decente. Por ejemplo, en Swazilandia se ha comunicado que la matriculación escolar ha descendido en un 36% por causa del SIDA, y esa reducción afecta primordialmente a las niñas. Por todo ello, la atención domiciliaria del VIH y el SIDA necesita ampliar su apoyo más allá de la persona infectada por el VIH e incluir a su familia y miembros familiares. Además de la atención médica y la enfermería deberían incluir el asesoramiento, la ayuda alimentaria, el apoyo de los servicios sociales, las matrículas escolares para los huérfanos y la generación de ingresos para las viudas. Algunos de ellos han conseguido con éxito la participación de los hombres y han demostrado que trabajar con ellos ayuda a cambiar las actitudes y creencias culturales tradicionales acerca de los papeles diferenciados por género, algo esencial para invertir el curso de la epidemia. Para aumentar la sensibilización sobre el impacto del VIH y el SIDA en la desproporcionada carga de atención que soportan las mujeres y las niñas y para alentar a adoptar medidas para atajar el problema pueden hacerse varias cosas, entre las que figuran las siguientes: - Poner de relieve la magnitud y las implicaciones del trabajo de asistencia no remunerado que hacen las mujeres en cuanto a costos y beneficios sociales y económicos, tanto para ellas mismas como para sus comunidades y la sociedad en general. - Instar a los gobiernos, los responsables de formular políticas nacionales e internacionales, las comunidades y las familias a reconocer la urgente necesidad

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-

de intensificar y ampliar la protección y apoyo social de las personas cuidadoras a nivel de la comunidad y la familia. Propugnar cambios en la división del trabajo doméstico basada en las diferencias entre los sexos a nivel familiar y conseguir la equidad entre los sexos en las responsabilidades de cuidado.

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II. SEGUNDA PARTE: HERRAMIENTAS PARA LA INTEGRACIÓN DEL ENFOQUE DE GÉNERO EN LOS PROYECTOS DE VIH/SIDA II.1. Pasos para integrar el enfoque de género en el ciclo del proyecto ¿Qué significa integrar el enfoque de género en un proyecto de VIH/SIDA? Significa aplicar el análisis de género, de modo que podamos identificar desigualdades y diferencias de género y sus consecuencias sobre el proyecto. A partir de este análisis podrán identificarse necesidades de género y las estrategias pertinentes para asegurar que sus resultados contribuyan a la equidad de género. Es decir, podremos orientar los resultados del proyecto a las distintas necesidades de hombres y mujeres que surgen de tal análisis y, en último término, producir cambios en las relaciones de poder y desigualdad (empoderamiento) que lleven a una mayor igualdad de género.

Aplicación de Identificación de necesidades análisis de género de género para el proyecto Identificación de • Distintos riesgos y diferencias y vulnerabilidades para desigualdades mujeres y hombres entre hombres y mujeres • Dificultades para las mujeres en el acceso a prevención y tratamiento •

Diferentes consecuencias sobre la vida de mujeres y hombres

Adopción de estrategias adaptadas •

Estrategias de prevención adaptadas a desigualdad entre mujeres y hombres



Estrategias de acceso a prevención y tratamiento adaptadas a desigualdad entre mujeres y hombres Estrategias de apoyo adaptadas a desiguales consecuencias sobre mujeres y hombres



EMPODERAMIENTO MAYOR IGUALDAD DE GÉNERO

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Son cinco los pasos necesarios para integrar el enfoque de género en un proyecto que han de aplicarse durante su ciclo de vida. Los cuatro primeros especialmente desde el momento de la identificación y en la fase de ejecución / seguimiento y la última correspondiente a la evaluación. Enfoque de género

Ciclo del proyecto

1. Análisis de género del contexto: identificación de necesidades de IDENTIFICACIÓN /FORMULACIÓN género 2. Análisis de género aplicado a EJECUCIÓN / SEGUIMIENTO resultados y 3. Definición de estrategias integración de género

de

4. Propuesta de actividades indicadores de género

e

5. Evaluación del impacto de género de los resultados

EVALUACIÓN

FASE DE IDENTIFICACIÓN / FORMULACIÓN El análisis del contexto socio-cultural del proyecto y dentro de éste, el análisis de género, resulta importante considerarlo durante todo su ciclo de gestión, pero es especialmente relevante en el momento de la identificación y para la formulación. Es más, todos los proyectos deberían partir de este análisis para formularse en base a él, ya que ello asegura que la determinación de los objetivos, resultados y actividades responda a los problemas y circunstancias reales de mujeres y hombres y que, por tanto, los proyectos de lucha contra VIH/SIDA cuenten con un enfoque de género desde el mismo momento del diseño de la intervención. De este modo, su ejecución y desarrollo estarán orientados a conseguir sus resultados y objetivos con igualdad de género, de acuerdo al enfoque de derechos humanos adoptado como principio de intervención de MDM.

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REVISIÓN DEL PROYECTO EN FASE DE EJECUCIÓN ¿Qué ocurre si el proyecto no fue identificado y formulado con enfoque de género?. En este caso conviene revisarlo, introduciendo el análisis de género del contexto que no se había llevado a cabo y, en base a los resultados de este análisis, mediante la adopción de una estrategia sistemática de integración y refuerzo de los aspectos de género en los objetivos, resultados y actividades del proyecto. Talleres de revisión de proyectos y planes de integración de género Un instrumento que puede ser útil para mejorar la integración de género en los proyectos es la realización de talleres de revisión con el personal técnico involucrado en su gestión, tanto en sede central como en el terreno. Destinatarias /os Personal técnico involucrado en la gestión de proyectos. Metodología El taller debe facilitarse por parte de una persona especialista en temas de género y con conocimiento de los proyectos de cooperación de MDM. El método de trabajo ha de ser participativo. Se necesita contar con información previa y amplia de la realidad del proyecto, más allá de los documentos existentes. Tiene unas 16 horas de duración. El número de participantes no debe exceder de 20 personas. Contenidos Primera parte: puede incluir una parte introductoria de formación sobre conceptos y herramientas de análisis de género y después su aplicación al proyecto en caso de que el personal no esté familiarizado con el tema. La segunda parte implica a las y los participantes en: a) la detección de necesidades de información sobre género que deban ser atendidas en el marco de los objetivos del proyecto (análisis de género del contexto), b) la identificación de necesidades de género para conseguir los resultados del proyecto (análisis de género de los resultados) c) la adopción de estrategias, incluida la reorientación o puesta en práctica de nuevas actividades que promuevan la igual de género y de indicadores que puedan medir los progresos. Puesta en práctica de los resultados del taller • Como resultado del taller se obtiene un plan debatido y consensuado de trabajo sobre cómo integrar o mejorar la integración de género en el proyecto revisado. • A partir de aquí, será necesario el apoyo y seguimiento por parte de personal especialista para su puesta en práctica. El apoyo técnico y metodológico, la sensibilización y la

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formación del equipo del proyecto, así como la atribución de responsabilidad serán instrumentos clave de este proceso. La participación de personal local, así como de las beneficiarias y beneficiarios del mismo en el proceso de revisión es una garantía de adecuación y sostenibilidad de las estrategias previstas, pues contribuye a su apropiación por parte de los y las protagonistas del proyecto.

EJECUCIÓN Y SEGUIMIENTO CON ENFOQUE DE GÉNERO Durante la fase de seguimiento del proyecto tendremos que asegurarnos de que tenemos en cuenta el análisis de género del contexto y los posibles cambios que puedan producirse en las relaciones de género durante su ejecución y que puedan afectar al proyecto para, eventualmente, introducir estrategias de adaptación que contrarresten sus efectos negativos en términos de desigualdad de género. Cuestiones clave: - Reorientación del proyecto para que incluya la igualdad de género en sus objetivos y estrategias - Asignación de mecanismos de seguimiento: datos desagregados por género, indicadores, procesos participativos y asesoría y formación en género. - Seguimiento del modo en que mujeres y hombres están participando en las actividades del proyecto. Identificación de factores que puedan afectar la participación equitativa. - Seguimiento del modo en que mujeres y hombres están accediendo a los servicios y recursos del proyecto. Identificación de factores que puedan afectar a la distribución equitativa de recursos y a la accesibilidad y calidad de los servicios. - Análisis de las limitaciones de la contraparte para trabajar con enfoque de género. - Seguimiento de eventuales impactos adversos del proyecto sobre mujeres y hombres. - Evaluación cómo está afectando el proyecto a las relaciones y roles de género para mujeres y hombres - Comprobación de validez de las presunciones e informaciones sobre características, necesidades e intereses de mujeres y hombres. - Análisis de la adecuación de los medios para prestar los servicios con equidad de género: presupuesto, personal, estrategias de participación, cronogramas, expertas/os en género, etc.

EVALUACIÓN CON ENFOQUE DE GÉNERO

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Para poder llevar a cabo evaluaciones con enfoque de género es muy importante contar con datos desagregados por sexo, así como sobre los distintos aspectos, cuantitativos y cualitativos de la participación de hombres y mujeres. Los indicadores cuantitativos y cualitativos son necesarios, así como una información adecuada sobre los roles y desigualdades de género del contexto donde se lleva a cabo el proyecto13. 1. ANÁLISIS DE GÉNERO NECESIDADES DE GÉNERO

DEL

CONTEXTO

Y

DETERMINACIÓN

DE

Para comprender cómo se producen las diferentes necesidades de mujeres y hombres en relación al proyecto, es importante que seamos capaces de llevar a cabo un análisis de género del contexto del proyecto, es decir, un análisis de roles de género y de desigualdades de género de los y las potenciales beneficiarias del proyecto que son los que van a determinar sus necesidades de género. Cuatro preguntas básicas para llevar a cabo un análisis de género •

¿Quién lleva a cabo el análisis de género? puede llevarlo a cabo el equipo técnico del proyecto con el apoyo o la asistencia técnica de personal formado en género de la organización o, en su caso, una persona contratada por el proyecto a tal efecto.



¿Cómo se hace el análisis de género?. A través de fuentes secundarias (estadísticas, datos, informes disponibles sobre el tema) y de las técnicas tradicionales de investigación cualitativa y metodologías de trabajo participativo: grupos focales o de discusión, entrevistas en profundidad, encuestas, observación participante, etc14.



¿Cuándo se lleva a cabo el análisis de género?. Lo ideal es que se haga en el momento de la identificación del proyecto para fundamentar su formulación con enfoque de género, pero es posible realizarla en cualquier momento del proceso de ejecución para mejorar la información de los procesos de toma de decisiones sobre las actividades e indicadores del proyecto.



¿En qué tenemos que fijarnos para llevar a cabo un análisis de género?. Para ello proponemos una herramienta sintética de las herramientas clásicas de análisis de género, dirigida a obtener la información más relevante relativa a proyectos de lucha

13

Ver epígrafe relativo a indicadores. Sobre este tema ver el capítulo relativo a “Obtener información, promover participación” de la Guía para la integración de la igualdad entre mujeres y hombres en los proyectos de la Cooperación Española, OPE/Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid, 2004. 14

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contra VIH/SIDA, incluidos los aspectos de salud sexual y reproductiva que puedan estar implicados: Análisis de Roles de Género Conductas y comportamientos sexuales División sexual del trabajo Análisis de Desigualdades de Género Desigualdades relativas a la salud sexual y reproductiva (Prácticas y ritos negativos, Planificación familiar y contracepción) Desigualdades en el acceso y control de recursos Desigualdades en la participación.

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El análisis de los roles de género y de las desigualdades que generan son las herramientas básicas del análisis de género en el desarrollo y la cooperación internacional. - Los roles de género Los roles de género son los papeles y responsabilidades, actitudes y comportamientos que una sociedad y una cultura asigna a las mujeres y a los hombres a través del proceso de socialización. Dicho de otro modo: es cómo la sociedad espera que mujeres y hombres actúen en sus vidas y las responsabilidades que asuman. Estos roles cambian y pueden cambiar a lo largo del tiempo, de región a región, de cultura a cultura. Son papeles social y culturalmente construidos. Estos roles forman parte de la identidad de género y tienen una gran importancia en determinar las condiciones de vida de mujeres y hombres, lo que somos y cómo vivimos y también tienen consecuencias claras sobre la salud de mujeres y hombres. Por ello, resulta muy importante que conozcamos estos roles en la vida de los hombres y mujeres en el contexto del proyecto y cómo implican diferentes problemáticas y necesidades que pueden afectar a los proyectos de lucha contra el VIH/SIDA, al modo en que podremos alcanzar sus objetivos y resultados. Por ejemplo, los roles de género explican determinadas conductas y comportamientos sexuales aprendidos o esperados para las mujeres y para los hombres que tienen claras repercusiones en el desarrollo del VIH/SIDA. Así, en muchas sociedades, de los hombres se espera que tengan múltiples parejas y que sean sexualmente activos, mientras que de las mujeres se espera que se sometan a los deseos sexuales de los varones Además, las investigaciones de género han puesto de manifiesto la existencia de dos tipos fundamentales de tareas, asignadas de forma diferente a mujeres y hombres, que se ha venido en llamar la división sexual del trabajo. De acuerdo con ella, a las mujeres se les asignan los roles llamados reproductivos o de la reproducción social como principal papel a desempeñar, mientras que los hombres deben desarrollar el trabajo productivo, destinado a la producción de bienes o servicios por lo que se obtiene una remuneración. En la práctica las mujeres desempeñan tanto unas como otras tareas, sin embargo, se las caracteriza básicamente en relación a las de carácter reproductivo. La sobrecarga de trabajo y su falta de reconocimiento tiene consecuencias importantes sobre la salud de las mujeres que merece la pena considerar en el marco de los proyectos.

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Los espacios en los que se llevan a cabo tales actividades son también diferentes: el reproductivo tiende a desempeñarse en el ámbito privado, mientras que el productivo en el ámbito público, ello tiene también claras consecuencias sobre los proyectos, ubicados en mayor medida en espacios públicos, donde la presencia e influencia masculina puede ser mucho mayor. A veces los proyectos tienden a excluir a las mujeres por los propios espacios en los que se desarrollan, por lo que conviene incluir estrategias que promuevan su diversificación. Cuando se trata del ámbito privado y familiar, como todo lo que tiene que ver con los cuidados de personas seropositivas, importa visibilizar el papel predominante de las mujeres en ese ámbito y la necesidad de otorgarle un reconocimiento justo. Un problema que merece la pena considerar es quién cuida a las mujeres infectadas, cuando normalmente son ellas quienes lo hacen y qué ocurre con los hijos y otras personas dependientes cuando ellas no pueden seguir cuidando. La falta de valoración de este trabajo. - Las desigualdades de género Tal reparto o división de tareas, roles y espacios tiene consecuencias muy importantes sobre las vidas de los hombres y las mujeres y constituyen la base de la desigualdad de género, ya que: -

las mujeres asumirán una mayor carga de trabajo (reproductivo y productivo), buena parte de su tiempo y recursos se destina a las tareas reproductivas, que no son remuneradas ni valoradas como aporte económico, tienen mayores dificultades para acceder al empleo remunerado y al ingreso, participan menos en el espacio público y en la toma de decisiones, deciden menos sobre ellas y sus vidas y, en último término son ubicadas en una posición de subordinación y dependencia respecto de los hombres.

A ello contribuye, además, la existencia de normas y costumbres que limitan los derechos de las mujeres de distintos modos: a través del Derecho de Familia (sometiéndola a tutela o a la autoridad marital), limitando el derecho a la propiedad o a la herencia, discriminando a las mujeres en el acceso y control de todo tipo de recursos económicos o políticos... Las desigualdades de género son, por tanto, las situaciones de inequidad y discriminación que surgen de los roles de género y obligan a las mujeres a desempeñar

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ciertos roles, restringir sus derechos como personas y ciudadanas y a someterse a la autoridad de los hombres. Las desigualdades de género se producen en todos los ámbitos de la vida: en el hogar, en el mercado, en el Estado y en la comunidad y tienen repercusiones muy directas sobre las oportunidades de las mujeres para beneficiarse de los proyectos, sobre todo si éstos no han incluido un análisis de las mismas. En definitiva, las desigualdades de género impiden a las mujeres acceder a los recursos necesarios (no sólo económicos, sino de autonomía en la toma de decisiones) para satisfacer sus necesidades, incluidas las de llevar a cabo una vida saludable e incluidas las de protegerse frente a la transmisión del VIH/SIDA o acceder a apoyo o tratamiento si son seropositivas. La sexualidad, que es uno de los factores fundamentales en la transmisión del VIH/SIDA también implica y genera desigualdades de género. La sexualidad tiene una dimensión biológica, natural, pero tiene otra social y construida, donde las relaciones de poder también pueden expresarse de manera clara y contundente, por ejemplo, en términos de violencia sexual, de dominio, de control, de sumisión. -

Las necesidades e intereses de género

Son las demandas y preocupaciones prioritarias que las mujeres (y, en su caso, los hombres) pueden desarrollar en virtud de sus roles y las desigualdades que les afectan, como personas pertenecientes al colectivo femenino (o masculino). Las necesidades prácticas de género se formulan a partir de las condiciones materiales concretas en que viven las mujeres y los hombres. Se derivan de su deseo de cumplir bien con los roles tradicionales de la feminidad o la masculinidad y responden, por tanto, a la percepción de necesidades asociadas a las funciones de madre, esposa y cuidadora del bienestar familiar, en el caso de las primeras, y a las de trabajadores, proveedores y representantes de la familia en el caso de los segundos. Los intereses estratégicos de género derivan del análisis de las relaciones de poder entre hombres y mujeres, y expresan un conjunto de metas relacionadas con una organización más igualitaria de la sociedad y son los que tienen que ver más directamente con el empoderamiento. Incluye la flexibilización de la rígida división sexual del trabajo, compartir la responsabilidad del cuidado de los hijos y dependientes, el acceso a la propiedad de la tierra, al crédito y a otros recursos económicos, la libertad de elegir pareja y la salud y derechos sexuales y reproductivos, medidas contra la violencia y el

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control de los hombres sobre las mujeres, mayor participación política y liderazgo, etc. Hoy día es objeto de debate, sobre todo entre los grupos de hombres que ponen en entredicho la masculinidad hegemónica, la cuestión de si los hombres tienen estos mismos u otros intereses estratégicos de género. Necesidades prácticas e intereses estratégicos no son compartimentos separados en las vidas de las mujeres y los hombres, sino que se cruzan y articulan en el transcurso de procesos largos. En muchos casos, la satisfacción de intereses estratégicos (mayor control sobre la propia sexualidad o fin de la violencia de género) constituyen condiciones previas para la satisfacción de las necesidades prácticas (salud sexual, o prevención frente a VIH/SIDA).

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APLICACIÓN DE LAS HERRAMIENTAS El objeto de este análisis es identificar necesidades y circunstancias de género que habrán de orientar el diseño de los objetivos, resultados y estrategias de nuestro proyecto. De manera sintética, estas serían las principales cuestiones a abordar: ♦ Roles de Género = - Conductas y comportamientos sexuales - División sexual del trabajo

♦ Desigualdades de Género = - Desigualdades relativas a la salud sexual y reproductiva

- Prácticas y ritos negativos - Planificación familiar y contracepción - Desigualdades en el acceso y control de recursos - Desigualdades en la participación

♦ Identificación de Necesidades de Género = - Prácticas o Estratégicas.

Análisis de roles de género: En el contexto del proyecto interesa identificar: ¿Cuáles son las conductas y comportamientos sexuales (formas de ser esperadas) de la población?. Por ejemplo:  De los hombres se espera que tengan conocimientos sexuales, que sean sexualmente

activos, que tengan múltiples parejas sexuales, que dirijan y marquen las actividades sexuales...  De las mujeres que sean ignorantes en temas sexuales, pasivas y sumisas, que tengan una sola pareja sexual y que hagan niños...  La masculinidad se constituye muchas veces en factor de riesgo para la salud de hombres y mujeres a causa de: • La violencia entre los hombres y de género, en contra de las mujeres • La asunción de riesgos en las relaciones sexuales • La demostración de virilidad a través de múltiples parejas • La falta de cuidado de la salud propia y de las (los) compañeros sexuales • La falta de responsabilidad sobre los hijos y las tareas reproductivas • La dureza, falta de afectividad, de expresión de sentimientos

La preferencia por determinado tipo de prácticas sexuales también puede disminuir (sexo oral) o incrementar (sexo anal) el riesgo de contraer VIH/SIDA  La diferencia de edad entre hombres y mujeres que mantienen relaciones sexuales favorece el abuso de poder de los primeros sobre las segundas. 

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¿Cómo son los roles de género y la división sexual del trabajo en el contexto del proyecto?

Los roles asignados por género a mujeres y hombres crean diferencias muy importantes entre ambos en todas las culturas y tienen repercusiones muy importantes sobre sus oportunidades para cuidarse, prevenir o enfrentar la enfermedad. El trabajo de las mujeres tiene una desigual valoración y su dependencia de los servicios públicos es mayor debido a sus responsabilidades reproductivas y la discriminación para acceder y controlar ingresos. De ahí la necesidad de analizar y visibilizar los distintos tipos de trabajos desempeñados (productivo y reproductivo), su desigual valoración social, la generación de ingresos para el hogar, grado de dependencia económica, carga de trabajo reproductivo, etc. A esta tipología suele añadirse una tercera categoría en relación a las actividades que pueden llevar a cabo las mujeres del Tercer Mundo, que es el trabajo comunitario. Trabajo reproductivo

Trabajo productivo

Trabajo comunitario

Comprende todas las actividades y tareas dedicadas al cuidado y manutención del hogar y sus miembros. Incluye, entre otras: el embarazo y el parto, la preparación de alimentos, la recolección de agua y fuentes de energía, el cuidado de los niños, enfermos, mayores etc.

Comprende todas las actividades y tareas destinadas a la producción de bienes y servicios para la venta y el consumo. Entre otras: comercio, trabajo por cuenta ajena, trabajo agrícola, etc.

Abarca todas las actividades y tareas que contribuyen al desarrollo cultural, espiritual y organizativo de una comunidad.

Incluye la participación en organizaciones comunitarias, la Es considerado propio de los organización de servicios sociales, hombres, aunque las mujeres el trabajo voluntario, etc. también participan (si bien en Es un trabajo considerado propio peores condiciones), es el que Hombres y mujeres participan, de las mujeres y las niñas, no genera ingresos y tiene valor aunque los primeros suelen estar remunerado y de escaso valor social (aunque en distinto grado en tareas de liderazgo y las social dependiendo de las actividades) mujeres en tareas de apoyo y constituyendo la mayor parte del voluntariado.

Es importante señalar también que la carga del cuidado y los cuidados derivados de la atención de los enfermos de SIDA recae por género en mayor medida sobre las mujeres y las niñas y que las mujeres como madres, sobre todo en hogares monoparentales, han de

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asumir conjuntamente los roles reproductivos y productivos, con enormes dificultades para sacar adelante sus hogares y cuidar de sí mismas en caso de seropositividad.

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Análisis de desigualdades de género Recordamos que el objeto de este análisis es identificar necesidades de género que habrán de orientar el diseño de los objetivos y resultados de nuestro proyecto. ¿Cuál es la situación de la salud sexual y reproductiva de hombres y mujeres en el contexto del proyecto? El vínculo entre VIH/SIDA y salud sexual y reproductiva es ineludible y tiene importantes implicaciones para las estrategias de prevención y tratamiento que quieran integrar una perspectiva de género, por lo que necesitamos considerar: • Las percepciones, actitudes y comportamientos sexuales de mujeres y hombres. Por ejemplo: las mujeres viven la sexualidad en muchas ocasiones como un peligro, amenaza u obligación impuesta por los hombres. Son los hombres los que deciden en mayor medida con quién tienen sexo, cuándo y cómo. Muchas mujeres son agredidas sexualmente o violadas incluso dentro del matrimonio. El sexo puede convertirse en obligación a cambio de mantenimiento o protección.. Muchas mujeres se prostituyen a cambio de alimentos o como modo de sustento familiar. • Prácticas y ritos negativos (percepción y prevalencia): Mutilación genital femenina, las prácticas de sexo seco, el matrimonio precoz de las niñas, violencia sexual, proxenitismo, reclusión, ritos de iniciación, en algunas comunidades se considera que un hombre puede curarse de SIDA acostándose con diez vírgenes... • Violencia de género: Prevalencia del problema, nivel de sensibilización y conciencia del mismo, tolerancia, mecanismos de denuncia y apoyo, etc. • Percepción y práctica de la contracepción: tipos de métodos, frecuencia y razones de utilización o no utilización: anticoncepción hormonal, dispositivos intrauterinos, preservativos (masculino y femenino), diafragma, capuchón cervical, espermicidas, anticoncepción poscoital, esterilización. • Tasa de fecundidad : número de hijos por mujer •

Tasa de mortalidad materna por 100.000 nacimientos vivos



Interrupción voluntaria del embarazo: voluntaria y clandestina, cantidad conocida, tasa de mortalidad y lugar de realización. • Otros... ¿Cuáles son las formas de hogares y cómo afecta el Derecho de Familia?: poligamia, dote, repudio, divorcio, herencia, custodia de hijos... pueden tener repercusiones muy importantes sobre la transmisión del VIH/SIDA y sobre la vulnerabilidad, posición económica, dependencia o autonomía de las mujeres respecto de sus compañeros y sus familias.

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¿Qué discriminaciones afectan a las mujeres en el acceso y control de todo tipo de recursos?: trabajo, ingreso, tierra, crédito, herencia, propiedad, capacidad jurídica, tecnología. SIDA/pobreza y género se refuerzan mutuamente. Las limitaciones que experimentan las mujeres para acceder a recursos materiales e inmateriales de todo tipo (Ingresos, herencia, propiedad vivienda...) es una de las claves del análisis de género en cualquier estrategia o resultado esperado en la lucha contra el VIH/SIDA, tanto en términos de prevención, acceso a tratamiento y consecuencias sobre su vida15 ¿Cómo es la participación de las mujeres en la toma de decisiones? Las mujeres suelen estar ausentes de los espacios públicos de toma de decisiones, incluidos los proyectos y las políticas de lucha contra VIH/SIDA, lo que puede limitar la toma en consideración de sus experiencias, aportes y puntos de vista sobre la enfermedad, prioridades y alternativas de solución. Sin embargo, las mujeres pueden organizarse en torno a espacios informales y tienen puntos de vista y experiencias imprescindibles en la lucha contra el VIH-SIDA, por lo que resulta necesario realizar un esfuerzo de identificación de espacios de participación de las mujeres y, si no existieran, promover su constitución o desarrollo. Los grupos de apoyo para mujeres seropositivas han demostrado ser una vía muy importante para abordar su condición como tales, como todos aquellos determinantes de género que pueden impactar de forma negativa su experiencia vital como personas portadoras. Los grupos de iguales de mujeres seropositivas se perfilan por tanto como recursos esenciales para la atención y apoyo específicos que precisan estas mujeres. -

Cuando no se aplica el análisis de género se llevan a cabo estrategias mal orientadas, como es el caso de la estrategia A, B, C (basada en la abstinencia, fidelidad y condones) que resulta inútil cuando se produce violencia sexual o no puede decidirse sobre la fidelidad o la utilización del preservativo.

15 ver el epígrafe relativo a “impacto de género” del SIDA

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2. ANÁLISIS DE GÉNERO APLICADO A LOS RESULTADOS Y DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS DE INTEGRACIÓN DE GÉNERO

El análisis de género nos permite identificar estrategias para mejorar la accesibilidad de hombres y mujeres a cada resultado, disminuir la vulnerabilidad al VIH/SIDA y reducir sus consecuencias negativas. En este estadio se trata de formular el proyecto de acuerdo con los resultados del análisis de género o, si ya está en ejecución, de buscar estrategias para mejorar su integración. A continuación ofrecemos un ejemplo de cómo puede hacerse16.

Resultado 1. Mejorada la calidad y cobertura de los servicios del Gabinete diagnóstico VIH y consejo Pre y Post Test (GATV) en Ndlavela, Matola. Las razones por las cuales mujeres y hombres acuden a la consulta pre y post-test pueden ser diferentes de acuerdo con sus roles de género, sus experiencias y puntos de vista sobre la realidad: así, por ejemplo pueden acudir porque hayan tenido sexo con una persona no conocida; porque se ha recibido información; a causa del embarazo, para cuidar al hijo; porque se ha dado cuenta de que su marido “anda por ahí”, porque tienen síntomas de la enfermedad, porque han sido violadas... Es decir, habría determinados condiciones de sexo-género que inciden en la decisión de acudir. Las razones por las cuales mujeres y hombres no acuden a la consulta pueden ser diferentes. El miedo al estigma se puede presentar con mayor intensidad respecto a las mujeres, debido a las identidades de género. Por ejemplo, se supone que las mujeres han de ser fieles y los hombres es normal que tengan distintas parejas sexuales. • Los hombres tienen miedo a perder el poder en su hogar y en ciertos contextos marcadamente religiosos (musulmanes) a ser identificacos como “malos fieles”. • Las mujeres tienen miedo a ser expulsadas de la casa si son positivas. •

Las mujeres tienen que pedir permiso del marido para ir a los servicios Estrategia propuesta: mejorar el conocimiento diferencial de las razones por las cuales hombres y mujeres pueden decidir realizarse la prueba de VIH para adaptar los mensajes de IEC y la oferta de los servicios y mejorar, por tanto, la cobertura. Incluir medidas que contrarresten las consecuencias negativas de los resultados positivos del test, de manera adaptada a las circunstancias reales de hombres y mujeres para evitar su inhibición.

16

El ejemplo se basa en el proyecto de MDM en Mozambique:

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Los roles de género y los espacios donde desarrollan sus actividades mujeres y hombres también pueden condicionar la utilización de estos servicios. El rol reproductivo de las mujeres y el hecho de que estén embarazadas son circunstancias que promueven este acceso. ¿Qué ocurre con las mujeres no embarazadas?. Las que tienen hijos a su cargo tienen mayores dificultades para acceder a ellos. Los hombres pueden quedar excluidos de los servicios cuando éstos están orientados a las madres o a las mujeres. Para los hombres puede resultar más fácil utilizar el test en un bar u otro espacio público que en un centro de salud, donde sienta que se pondrá en evidencia. Estrategia propuesta: orientar los servicios no sólo a las mujeres embarazadas, sino a las madres con hijos a cargo y a los hombres, teniendo en cuenta sus circunstancias diferenciales (espacios de acceso, disponibilidad o falta de disponibilidad de tiempo o recursos, etc.) Las desigualdades de género influyen en las dificultades que experimentan las mujeres para tomar decisiones de todo tipo ligadas a la sexualidad y la reproducción, por lo que su grado de autonomía para beneficiarse de los resultados de los proyectos puede ser muy bajo. También el hecho de no contar con dinero para moverse y la falta de acceso y control de recursos de todo tipo tiene una repercusión negativa sobre su acceso a los servicios de salud. Estrategia propuesta: Promover la autonomía y el empoderamiento de las mujeres, sobre todo en lo que tiene que ver con la toma de decisiones sobre su sexualidad y reproducción. Además, desarrollar servicios gratuitos, cercanos y de fácil acceso. Promover un mayor acceso y control de recursos de todo tipo por parte de las mujeres. Los propios proyectos utilizan demasiado a menudo el trabajo voluntario de las mujeres (atención domiciliaria o IEC) y no se preocupan por ofrecerles algunos trabajos remunerados o que les generen algún tipo de contraprestación económica o en especias (ej: alimentación, cuidado de sus hijos, transporte, etc.)

Resultado 2. Mejorada la cobertura y calidad de los servicios sanitarios y de acompañamiento a los seropositivos en el Centro de Salud de Ndlavela, Matola Del mismo modo que en el caso del resultado anterior, los roles y desigualdades de género pueden influir en su realización. Para las mujeres, sus múltiples responsabilidades y actividades que se ven obligadas a realizar durante todo el día y su falta de disponibilidad de tiempo, así diferencias económicas y la dependencia siempre van a marcar dificultades en el acceso a servicios de calidad. No podemos olvidar que en la mayor parte de los casos van a necesitar el permiso de sus maridos para acudir a los servicios.

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La calidad de los servicios sanitarios implica ala atención a las cuestiones de género, la visión integral de los problemas de las mujeres, la formación y sensibilización del personal respecto de ellos. En definitiva, las actitudes de quienes prestan los servicios es una clave para mejorar la cobertura de los servicios Para este resultado estaba prevista la promoción de grupos de autoayuda. Importa tener en cuenta que puede haber reacciones distintas respecto a los seropositivos si se trata de un hombre o de una mujer. Tales grupos no deberían reproducir estereotipos sexistas y apoyar a las mujeres en términos de empoderamiento.

Estrategias propuestas: Mejorar la formación en género y el cambio de las actitudes sexistas del personal responsable de los servicios sanitarios. La mejora de la cobertura tiene también que ver con mejorar la autonomía de las mujeres en la toma de decisiones y la impliación y responsabilización de los hombres en la salud sexual y reproductiva. Los grupos de apoyo han de adaptarse a las circunstancias y necesidades diferentes de mujeres y hombres y sensibilizarse en cuestiones de género. Resultado 3. Reducida la transmisión vertical-PTV(madre-hijo) del VIH/SIDA en el Centro de Salud de Ndlavela, Matola. Los servicios enfocan especialmente el embarazo y la maternidad, dejando fuera la paternidad. Es estos servicios importa incluir no sólo la perspectiva de la madre sino también las relaciones de género y la responsabilidad del padre. La información no se da a los hombres ya que es en las consultas prenatales donde se distribuye. Además, la madre no decide respecto a la salud del hijo, sino que es el padre. Por otro lado, se plantea la necesidad de tener en cuenta las necesidades de las mujeres afectadas por el VIH/SIDA, más allá de su papel de madres como transmisoras a sus hijos, por lo que se propone prestarles apoyo y asistencia específicos por derecho propio, además de la importancia de evitar la transmisión a los niños. Los aspectos culturales (tabues y creencias sobre la lactancia), de género y económicos condicionan mucho la suspensión de la lactancia materna, por lo que merecen una especial atención en el proyecto. Muchas madres no dejan de dar el pecho a sus hijos porque no tienen alternativas para alimentarles o porque consideran que es mejor para ellos o porque ponen en evidencia su estado de seropositividad (estigma).

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Estrategias: Incluir a los hombres y trabajar su responsabilización respecto de la transmisión del VIH/SIDA a los hijos, pues parece que son las madres las únicas responsables. Dar mayor protagonismo a las mujeres en las estrategias y decisiones sobre PMTCT. Promover una mayor sensibilización sobre el tema de la lactancia y asegurar alternativas de alimentación para las madres cuando dejen de dar el pecho a sus hijos. Resultado 4. Un programa adecuado de atención domiciliar a personas seropositivas operativo en Matola. La atención y el cuidado de personas enfermas y dependientes es un rol típicamente femenino, desempeñado por las madres, las niñas y las abuelas. Introducir apoyo en ese sentido tiene distintas consecuencias sobre el enfermo o enferma y sobre los y las cuidadores. Si las enfermas son mujeres tendrán mayores dificultades para ser cuidadas que los hombres y en el caso de que sean hombres, las mujeres de la familia podrán verse liberadas de parte de la carga del cuidado. Por otro lado, las actividades desempeñadas por cuidadores y por cuidadoras pueden ser muy diferentes, considerándose más profesionales y valiosas las desempeñadas en el contexto de la atención médica que la realizada por las mujeres de manera voluntaria “no cualificada”. Tales categorías y valoraciones pueden comportar injusticias en términos de valoración, reconocimiento y reparto de recursos y beneficios que conviene considerarse por el proyecto. Por otro lado, es muy importante que el personal cuidador sea capaz de tener en cuenta las percepciones de género de los enfermos y enfermas, respecto de sus necesidades, su propia situación y los problemas que se generan en su vida cotidiana de acuerdo a los roles y desigualdades de género. La “adecuación” del programa desde el punto de vista de la igualdad de género, supone que beneficie tanto a enfermos como a enfermas (un indicador cuantitativo por sexo nos da una primera pauta en ese sentido) y se adapte a sus necesidades de género (las mujeres pueden requerir un apoyo particular como madres, o ante dificultades para acceder a recursos o tomar decisiones sobre su proceso...). Resulta útil contar con un perfil de las y los atendidos, sus circunstancias socio económicas, el tipo de familia y su papel dentro de la misma. La atención terminal significa que estas personas pueden morir en el corto plazo: ¿cuáles serán las consecuencias de esas muertes sobre sus hijas/hijos y familiares?, ¿qué diferencias podemos observar por géneros??. Estrategias: Apoyar las situaciones en que sean mujeres las enfermas en términos de su cuidado y el de sus hijos y dependientes. Promover una mayor

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igualdad en la participación de hombres y mujeres como cuidadores y una valoración y reconocimiento adecuado, incluso en términos de remuneración para las mujeres y hombres que participan en estas tareas. Por otro lado, se puede apoyar de algún modo (sobre todo en relación a las necesidades económicas sobrevenidas) a las mujeres que se quedan solas después de ocuparse del cuidado de sus maridos o compañeros. Resultado 5. Mejorados e incrementados los conocimientos de la población beneficiaria sobre ITS/VIH/SIDA, promovidos comportamientos sin riesgo y reducido el estigma entre la población beneficiaria. Este resultado es muy importante para la igualdad de género, ya que la educación, la sensibilización y la participación comunitaria de hombres y mujeres tienen un rol central en relación al cambio en los comportamientos, actitudes, prejuicios y roles de género. Y, más en concreto, en relación a la prevención y acceso a tratamiento y apoyo en caso de VIH/SIDA. Los espacios, roles y desigualdades de género condicionan el modo en que mujeres y hombres pueden acceder e interiorizar conocimientos que les lleven a cambiar actitudes. También condicionan el modo en que son estigmatizados. Los hombres suelen encontrarse en mayor medida en espacios públicos, las mujeres pasan más tiempo en los hogares (la radio puede ser un buen canal de conocimiento para ellas). Los lugares y canales estratégicos para difundir conocimientos y hacer llegar mensajes han de estar adaptados al género. El modo mismo en que se transmiten pueden requerir esfuerzos diferenciados para hombres y mujeres. Por ejemplo, a las mujeres les cuesta especialmente abordar aspectos relacionados con la sexualidad. Es probable que sea más fácil que lo hagan entre ellas que con hombres. Los hombres, por su parte, acceden a los conocimientos con mayor facilidad, pero sin embargo, no los transforman fácilmente en cambios de actitudes, debido a la fuerza de su identidad de género que les lleva a seguir practicando comportamientos de riesgo. Por otro lado, las dinámicas y temas de interés de los grupos pueden ser diferentes en grupos de hombres y grupos de mujeres, donde es más fácil que surjan “experiencias espejos” compartibles o afines entre las y los participantes. Además de los aspectos de género, los condicionantes culturales en general van a determinar la comunicación. La implicación comunitaria y de líderes comunitarios es fundamental en este sentido. La implicación de asociaciones de mujeres y jóvenes puede resultar de gran utilidad. La adaptación a sus circunstancias vitales y modos de comunicación es también muy importante.

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En definitiva, existen diferencias claras en los conocimientos y comportamientos de mujeres y hombres respecto del VIH/SIDA y en el modo en que se produce su estigmatización cuando son seropositivos, que afectarán el impacto del proyecto. Estrategias: Incluir los temas de igualdad de género en las campañas, formaciones e instrumentos que se utilicen para mejorar de los conocimientos sobre sexualidad, el cambio de comportamientos de riesgo y la reducción del estigma. Promover la participación de organizaciones de mujeres y jóvenes, así como de líderes comunitarios en los programas de IEC. Adaptar los mensajes y metodologías de información y comunicación a las circunstancias vitales específicas y espacios de encuentro de mujeres y hombres. Por ejemplo, incluir los argumentos biológicos sobre las diferencias de riesgo entre mujeres y hombres pueden resultar muy útil en la sensibilización sobre el problema Organizar grupos específicos separados por géneros, donde las y los participantes puedan expresarse con libertad, Todo el equipo del proyecto debería estar formado en género y comprender cabalmente esta dimensión para contribuir a una transformación beneficiosa en términos de lucha contra el VIH/SIDA en igualdad de género.

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4. PROPUESTA DE ACTIVIDADES E INDICADORES DE GÉNERO 4.1. Actividades Las actividades concretas para impulsar la integración de género en el marco de los resultados del proyecto han de ir encaminadas a disminuir la vulnerabilidad de las mujeres, a incrementar y mejorar su accesibilidad a los servicios y disminuir los resultados negativos del SIDA sobre sus vidas, de acuerdo con las estrategias identificadas por el análisis de género que hemos visto en el paso anterior. Tales actividades deberán ser definidas de manera adaptada a cada contexto en el mismo momento del diseño del proyecto o bien reorientadas o incluidas de nuevo si éste no fue previsto desde el principio. Algunas de las acciones que pueden resultar de especial utilidad cuando se trata de comenzar el trabajo de género es la elaboración de datos desagregados por sexo, la sensibilización, la formación, el asesoramiento, la asignación de responsabilidad en los términos de referencia y la consulta y participación de la población. En cuanto a ejemplos de actividades concretas que podamos diseñar para cada uno de los resultados, pueden ser las siguientes: Resultados Actividades reorientadas R1. Mejorada la calidad y Reorientación de la consulta a cobertura del diagnóstico y las distintas experiencias y consejo pre y post test necesidades de mujeres y hombres R2. Mejorada la calidad y Reorientación de las cobertura de los servicios de actividades de acompañamiento a los acompañamiento a las seropositivos distintas necesidades de mujeres y hombres R3. Reducida la transmisión Reorientación de las vertical madre/hijo actividades dirigiéndolas también a los padres R4. Atención domiciliar a personas seropositivas

R5. Incrementados conocimientos, promovidos comportamientos sin riesgo y reducido el estigma

Nuevas actividades Formación de los profesionales en perspectiva de género. Creación de grupos de acompañamiento específicos de mujeres

Apoyo para el acceso a tratamiento y apoyo económico a las mujeres seropositivas embarazadas Reorientación de las Sensibilización y actividades para que hombres remuneración económica del y mujeres compartan tareas de trabajo femenino de cuidado. cuidado y atención domiciliar. Reorientar las actividades para Crear un programa de trabajo que lleguen a hombres y específico para el mujeres atendiendo a sus empoderamiento de las circunstancias de género mujeres y la sensibilización

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comunitaria sobre temas de género.

4.2.

Indicadores

Debemos utilizar una doble estrategia: 1. Desagregación sistemática de los indicadores existentes. Ejemplos: número de hombres y de mujeres que realizan el test, número de mujeres y hombres seropositivos, número de mujeres y hombres que acceden a tratamiento, número de mujeres y hombres que participan en los equipos, en actividades remuneradas, en actividades de voluntariado, en las formaciones, en los espacios de toma de decisiones sobre el proyecto, etc. 2. Inclusión de nuevos indicadores específicos. Ejemplos: incremento en la toma de decisiones con carácter autónomo para realizar la prueba del SIDA, incremento en la toma de decisiones con carácter autónomo sobre la utilización de medios de prevención, cambio de la percepción de los hombres sobre el papel de las mujeres y viceversa, número de mujeres violadas o que han sufrido violencia de género entre las seropositivas, trabajo de las mujeres contabilizado en número de horas dedicadas al cuidado de personas enfermas de SIDA, etc. Siempre es conveniente la utilización de indicadores cuantitativos y cualitativos de manera complementaria. Por ejemplo, número de mujeres y de hombres que acceden a realizarse el test, complementado con las razones por las cuales acuden o no acuden unas y otros. Ello es especialmente importante cuando se trata de sopesar la calidad de la participación o el empoderamiento. Por ejemplo, la mera presencia de mujeres en una actividad no significa que tengan capacidad de decisión sobre la misma. Los procesos de empoderamiento tienen más que ver con el modo en que se participa (como agentes, con trabajo remunerado o reconocido, con visibilidad y oportunidad de influir) que con el mero acceso a servicios.

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4.3.

EVALUACIÓN DEL IMPACTO DE GÉNERO DE LOS RESULTADOS

Los términos de referencia de las consultorías encargadas para evaluar los proyectos deben incluir las cuestiones de género a considerar: 1) Análisis de género de los resultados del proyecto. En relación a cada uno de los resultados analizar: - El equipo del proyecto: calidad de la participación de mujeres y hombres. Trata de responder básicamente a las siguientes cuestiones: ¿cuántos hombres y cuántas mujeres participan en el equipo del proyecto?, ¿qué tipo de función desempeñan?, ¿es remunerada?, ¿cuál es la remuneración de los hombres respecto de las mujeres?, ¿es justo el reparto?, ¿ha intentando algo el proyecto para conseguir un reparto más equilibrado y justo?. - Acceso y control de recursos y servicios del proyecto: ¿cuántos hombres y cuántas mujeres se han beneficiado de los recursos y servicios del proyecto?, ¿estaban adaptados a sus necesidades?, ¿se trata de un acceso equilibrado y justo?, ¿qué razones pueden explicar la exclusión de unas u otros de los mismos?. - Análisis de género del presupuesto: del total del presupuesto, ¿qué proporción ha ido encaminada directamente a beneficiar a los hombres y cuánto a las mujeres y en calidad de qué?, ¿es justo este reparto?, ¿qué razones pueden explicar los eventuales desequilibrios?. - Análisis de género de las actividades: calidad de la participación de mujeres y hombres: ¿cuántos hombres y cuántas mujeres han participado en las actividades?, ¿en calidad de qué han participado?, ¿es justo este reparto?, ¿qué razones pueden explicar los eventuales desequilibrios?. 2) Criterios de evaluación con enfoque de género17. Los informes deben ser capaces de reflejar las cuestiones de género en la aplicación de los criterios de evaluación (eficacia, eficiencia, pertinencia, sostenibilidad e impacto) -

Eficacia: Se trata de averiguar si se han conseguido los objetivos y resultados del proyecto para mujeres y hombres: o Disminución de la vulnerabilidad ante la enfermedad para mujeres y hombres. o Acceso a los servicios y beneficios del proyecto para mujeres y hombres. o Disminución de las consecuencias negativas de la enfermedad sobre mujeres y hombres.

17

Sobre este tema ver: SIERRA, Beatriz. Criterios para la evaluación con perspectiva de género. En: Relaciones de Género y Desarrollo. Revista Española de Desarrollo y Cooperación, nº 6 primavera/verano 2000. IUDC-UCM.

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Eficiencia: El criterio de eficiencia es una medida del logro de los resultados en relación a los recursos que se consumen. Desde la perspectiva de género se trata de la comparación entre los inputs y outputs de las mujeres (u otros grupos de influencia) en el contexto de la intervención: es decir, lo que aportan (por ejemplo: cuidados, trabajo voluntario) y lo que reciben en término de acceso a recursos y servicios. Pertinencia: se trata de la adecuación de los objetivos y resultados al contexto en que se realiza, ello incluye su adecuación a los problemas y necesidades de la población beneficiaria, las políticas existentes y otras actuaciones sinérgicas, lo que desde una perspectiva de género implica evaluar si los problemas y necesidades de las mujeres han sido atendidos por el proyecto y si se han analizado las políticas de género existentes, las oportunidades abiertas por organizaciones de mujeres y otras iniciativas de la cooperación internacional que puedan crear sinergias. Sostenibilidad: puede definirse como el grado en que los efectos positivos dereivados del proyecto continúan una vez se ha retirado la ayuda externa. Desde una perspectiva de género la sostenibilidad del proyecto va a depender del interés y voluntad de las distintas personas en “apropiarse” del proyecto. Esta “apropiación” dependerá de si el proyecto ha sido sensible a los intereses, visiones y prioridades de los distintos grupos involucrados. Factores que excluyen la apropiación del proyecto por parte de las mujeres tienen que ver con las pautas culturales que limitan sus procesos de elección y decisión cotidianos, así como los obstáculos que enfrentan para acceder a los recursos y servicios del proyecto. Impacto (evaluación del impacto de género del proyecto): La evaluación del impacto del proyecto va más allá de la constatación de que se han realizado las actividades previstas para promover la igualdad de género en el marco del proyecto. En este caso se trata de evaluar hasta qué punto el proyecto ha contribuido a un mayor empoderamiento de las mujeres e igualdad de género. Es decir, se trata de una evaluación de más amplio calado, que puede ir más allá de los propios objetivos. Aunque un proyecto no haya incluido la dimensión desde el momento de la planificación, será posible y conveniente analizar su impacto de género, cuyas cuestiones clave son las siguientes: - Análisis del impacto del proyecto sobre las actividades y roles de mujeres y hombres: ¿en qué medida el proyecto ha contribuido a una distribución más equitativa y flexible de roles y trabajos, productivos y reproductivos, de cuidados, remunerados y voluntarios, valorados, etc. a reducir la rígida asignación de los cuidados a las mujeres y visibilizar su importancia y a vencer las resistencias de los hombres a hacerse cargo de las tareas domésticas y de cuidado?.

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Análisis del impacto del proyecto sobre las desigualdades de género: ¿en qué medida el proyecto ha contribuido a que las mujeres tomen más decisiones autónomas sobre su sexualidad y su reproducción?, ¿en qué medida el proyecto ha contribuido a que las mujeres accedan y controlen recursos de salud, económicos, información, formación, educación, políticos, etc.? Análisis del impacto del proyecto sobre las necesidades de género: ¿cómo se han identificado las necesidades en el proyecto? ¿en qué medida el proyecto ha atendido necesidades e intereses de las mujeres y los hombres?, ¿eran específicas de las mujeres o demandas de sus hijos, maridos o de la comunidad?. ¿Qué tipo de necesidades ha atendido el proyecto, prácticas o estratégicas?. ¿Qué capacidad ha demostrado el proyecto para generar procesos de toma de conciencia, organización y movilización de las mujeres en torno a sus intereses estratégicos?. Análisis del impacto del proyecto sobre la calidad de participación de las mujeres: ¿en qué medida el proyecto ha contribuido a mejorar la participación de las mujeres en sus comunidades, familias, instituciones, servicios sanitarios, etc.? ¿en qué medida el proyecto ha abierto nuevos espacios de organización de mujeres? ¿en qué medida los hombres han cambiado su percepción sobre la participación de las mujeres?.

3) Otras cuestiones de interés a considerar: 1. Incluir personas con experiencia en cuestiones de género en el equipo de evaluación y en los términos de referencia de la evaluación. 2. Verificar los supuestos originales del proyecto en relación a los roles y responsabilidades de género: ¿el proyecto considera a las mujeres únicamente como madres?, ¿el proyecto supone que las mujeres pueden tomar decisiones de manera autónoma?, ¿el proyecto supone que los recursos del hogar se distribuyen de forma equitativa?, ¿el proyecto asume que los resultados del proyecto van a beneficiar por igual a mujeres y hombres?

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