Sobrescobio, alma y agua de la tierra. Magia rural de pueblos y aldeas

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Sobrescobio, alma y agua de la tierra

Magia rural de pueblos y aldeas

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Sobrescobio, alma y agua de la tierra

Recorrer Sobrescobio es conocer la magia y el encanto rural de sus pueblos y aldeas, que sumergen al visitante en el mundo campesino, en la tierra tal como era. La arquitectura típica y popular de la montaña central de Asturias se ha conservado aquí casi indemne al transcurrir de los años. Descubrirá las viviendas tradicionales que humanizan el paisaje rural, casas de piedra con techumbre de teja roja y galerías y corredores de talla de madera, a su lado cuadras y pajares en las que albergar al ganado en los duros días del invierno… Casas y casonas. Molinos y lavaderos. Iglesias y capillas centenarias. Las ruinas de tiempos míticos. Las huellas de los indianos, coyanes que emigraron a las Américas para labrarse un futuro mejor. Y los hórreos siempre presentes, graneros en los que guardar el maíz, la matanza y otros tesoros de la huerta de las amenazas de la humedad y los animales. Más de 100 hórreos, la mayoría centenarios, algunos de los siglos XV y XVI y no pocos de los siglos XVII y XVIII. Iniciemos nuestro recorrido por Sobrescobio para descubrir los secretos más íntimos de sus pueblos. Oigamos el rumor de la piedra y del agua, olamos el rocío, el estiércol y la hierba húmeda, caminemos en silencio por lugares de otros tiempos.

Comillera / Comiyera En el camino desde Laviana, es la puerta al concejo, al que nos adentramos por el túnel de la AS-17 antes de descender a Rioseco, a 1,5 km. Aquí se ubica la estación de tratamiento de aguas, una gasolinera, la embotelladora de agua natural y un llagar de sidra asturiana.

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Rioseco / Rusecu Y llegamos a Rioseco, la capital del concejo, a la cola del embalse del mismo nombre. A 400 m. de altitud Rioseco ocupa una fértil vega en la margen derecha del Nalón. Rioseco es hoy una villa que invita a disfrutar del paseo entre sus casas tradicionales, hórreos que nos sorprenden a cada paso, muretes de piedra, jardines y pequeñas huertas. Que anima a sentarse en sus plazas y calles para respirar el sosiego de la vida rural, para compartir saludos y charlas con los coyanes que se cruzan a nuestro paso. De su arquitectura destaca la vivienda conocida como Chalé de don Pedro, de inspiración indiana, rehabilitado hoy como hotel rural, y las Escuelas del Grupo San Ginés, construidas entre 1930 y 1938, con dinero enviado por D. Pedro Suárez, emigrante en La Habana. Son destacables también el Ayuntamiento y la Iglesia parroquial, ambas en una recoleta plaza. En Rioseco conviven hoy con lo tradicional los más modernos equipamientos ambientales, culturales y deportivos del siglo XXI: la Biblioteca y Casa de Cultura, la Casa del Agua, el Centro Cultural “Vicente Álvarez”, la bolera, pista de tenis y las estupendas piscinas municipales, en las que refrescarse de los calores del estío.

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A Campiellos, situado a media ladera en el margen derecho del embalse, a 560 m. de altitud, se llega en breve ascensión de 1,5 km. desde Rioseco por la carretera local SC-1. Campiellos, hoy un importante núcleo de turismo rural, es una privilegiada y soleada atalaya sobre el embalse y las sierras del Crespón y Bermeja, pudiendo desde aquí distinguir en el horizonte el pico Cuyargayos y el pico Retriñón. Merece la pena que ésta sea nuestra primera excursión en el concejo, para admirar desde aquí o desde la senda accesible el espectacular paisaje de Sobrescobio. Desde aquí parte también la ruta senderista al pico La Xamoca y la ruta interpretativa de Los Cabornos. De su pasado y presente rural, conserva un cuidado conjunto de casas y construcciones campesinas, hórreos, cuadras y tenadas, dos lavaderos antiguos restaurados, un potru de ferrar… La fundación de la Ermita de San Nicolás de Tolentino, patrón de la localidad se remonta a 1673. También se conserva cerca de la capilla la antigua campana que tocaba a conceyu para llamar a los vecinos del pueblo.

La Polina En la margen izquierda del embalse, discurriendo desde Rioseco a Soto de Agues por la carretera SC-2, encontramos a la antigua capital del concejo hasta el siglo XX, pues aquí, en el lugar llamado de Oviñana, fue donde se fundó la puebla de Sobrescobio el 4 de enero de 1344, a la que se le otorgó el fuero de Benavente. La Iglesia de Santa María la Real de Oviñana fue fundada a principios del siglo XV, reconstruida en 1561 por el

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arquitecto Fernando de Posada y ornada con retablo mayor del escultor Francisco de Rivera en 1732. En 1868 se construyó la Capilla de los Mártires y la espadaña. De ella sólo quedan hoy las ruinas, pues fue derruida durante la revolución obrera de 1934. Junto a la Iglesia se encontraba la antigua casa consistorial, de la que no queda vestigio. La más pequeña y desconocida de las polas asturianas bien merece una parada y un paseo hasta su próximo observatorio de aves, donde el alba entrega sus aguas al Nalón, mientras evocamos los orígenes de Sobrescobio.

Villamoréi A tan sólo 1 km, en la encrucijada de los caminos a Ladines y Soto de Agues, llegamos a Villamoréi, donde nos recibe la Capilla de San Roque, de la que hay constancia desde 1679, y cuyo campanario con espadaña parece mirar de reojo los murallones de la Sierra del Crespón. Fue reedificada en 1858. La primera escuela del concejo, hoy derruida, fue fundada en Villamoréi en 1814, gracias a la donación del indiano Marcos Cachero, quien a su fallecimiento en México donó al municipio 2.000 pesos fuertes para la construcción y sostenimiento de una escuela en su pueblo natal. No debemos dejar Villamoréi sin callejear entre su caserío para descubrir corredores, balconadas, hórreos y lavaderos de su arquitectura campesina; ni visitar el restaurado Molín de Villamoréi, donde un panel nos ilustra de su funcionamiento. En frente del molino podemos ver el horreo del Pisaéru, de propiedad comunal, donde se almacenaba la escanda ya molida. Desde el pueblo sale la senda al mítico Torrexón de Vilamorei y la ruta senderista por las alturas de la Sierra del Crespón.

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Soto de Agues En el paraje idílico del valle abierto en circo entre montañas, nos recibe Soto de Agues, una de las más bellas localidades de Asturias, formada por la unión de tres núcleos, los barrios de Soto, San Andrés y Agues. Caminando desde el aparcamiento de Soto, a la entrada de la localidad, todo el conjunto nos sumerge en la magia del entorno rural. Es imprescindible perderse por sus callejuelas empedradas para descubrir los elementos típicos de su caserío, corredores y balconadas, mientras nos salen al encuentro multitud de hórreos, la mayoría con más de 100 años sobre sus pegoyos de madera. Se conservan en el conjunto varias casonas rurales asturianas entre las que destaca la Casa de los Canella, del siglo XVI, antiguo solar de la familia Canella oriunda de esta localidad. Escondida cerca de una agradable plaza está la Capilla de San Antonio de Padua, fundada en 1709. A la salida de Soto por el sur, justo donde encontramos un lavadero reflejo de otros tiempos, parte la Ruta del Alba. Volviendo sobre nuestros pasos y cruzando el pétreo puente de arco medieval, seguimos nuestro paseo hacia el barrio de San Andrés.

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Lo primero que encontramos es el antiguo edificio de la Escuela de Promoción Indiana de Soto de Agues, en cuya construcción participaron emigrantes de la localidad y constaba de vivienda, escuela y biblioteca popular. Incendiada durante la guerra, fue reconstruida en 1948 para convertirse en una escuela para niñas con vivienda para la maestra. Actualmente acoge la Biblioteca y las Oficinas del Grupo de Desarrollo del Alto Nalón. En el patio de la Escuela podemos ver el busto, inaugurado en 1924, del ilustre Don Fermín Canella y Secades, hijo adoptivo del concejo de Sobrescobio, que fue Catedrático de Derecho Civil, Decano y Rector de la Universidad de Oviedo, Senador del Reino, Cronista de Oviedo y su Provincia; escritor, periodista e historiador. Unos pasos más arriba, la Iglesia de San Andrés, ejemplo de estilo historicista. Construida en 1805 por el maestro Manuel Secades, y sufragada por los vecinos de Soto, fue intervenida en 1857 y reedificada en 1872. Destaca por su orgullosa torre lateral en forma de aguja apuntada, decorada con bolas de tipo escurialense, que sustituyó al antiguo remate consistente en un templete de columnillas de hierro. La planta es rectangular, con crucero y cabecera cuadrada, bóvedas de crucería y pórtico lateral. El retablo actual, realizado en vidrios de colores engarzados en una estructura metálica para imitar la Cruz de Alfonso II el Casto, es obra de la década de los 70 del padre Carlos Pereira, natural de Soto de Agues.

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Paseando por San Andrés, a la vista del bucólico valle del Alba, seguiremos ruta entre viviendas tradicionales y hórreos, a la vera de muretes de piedra manchados de musgos y líquenes hasta encontrar un Potru de Ferrar con abrevadero. En estos sitios era donde tradicionalmente se hacían curas y se herraba al ganado. Llegaremos así la plaza de San Andrés, en la que está ubicado el Albergue Municipal, en la antigua escuela de niños del siglo XIX restaurada en 1996, desde donde parte la senda al Puente Precia La Vara, en la Ruta del Alba. El barrio de Agues, algo alejado de los núcleos de Soto y San Andrés muestra su caserío diseminado a lo largo del río Nozalín, que allí se une con el Alba. Paseando por Agues podrás encontrar la Capilla de Santa Ana, un lavadero y los restos de un poblado astur, la Corona el Costru, del que sólo se percibe el aterrazamiento defensivo de los castros.

Los bolos, deporte y cultura popular en Redes En pocos sitios como en Redes encontrará muestras tan señaladas de la afición por uno de los juegos tradicionales de la vida rural en Asturias, los bolos. Descubrirá boleras rehabilitadas o construidas en Rioseco, al lado del Centro Cultural, Villamoréi, Campiellos y Soto de Agues. Todas ellas sede aún hoy de campeonatos entre los distintos pueblos. La importancia de los bolos en Sobrescobio se refleja en la toponimia. Así, aún se conservan diversos topónimos como El Xugu de los Bolos en Soto de Agues, El Xuegu la Bola en Campiellos, El Xugaeru en la Mayá de los Casares, en pleno monte de Llaímu. Incluso entre las ruinas de la Mina del Carmen, en la loma de Pandanes, se conservan nostálgicos los restos de una bolera en la que jugaban los mineros cuando no bajaban a los pueblos.

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Ladines / Llaíñes De vuelta a Villamoréi, ascenderemos a Ladines, cuya parroquia también incluye el caserío deshabitado de El Castrín, al que nos desviamos por una estrecha pista desde la carretera que sube al pueblo, donde hoy se ubica el Centro de Recuperación de la Fauna Salvaje. A 600 m. de altura y tan sólo 4 km. desde Rioseco, Ladines nos ofrece hermosas vistas del valle de Agues que se extiende a sus pies. Una vez contemplada la panorámica, la mejor idea es partir desde la plaza para explorar su caserío en un recorrido circular que nos llevará a la Iglesia de San Pedro, del siglo XV, reconstruida en 1640. Al amparo de un hermoso tejo, en el rosetón y la puerta de la iglesia veremos una talla de la cruz de los caballeros de Santiago, los antiguos dueños de estas tierras. Por las enrevesadas y empinadas callejuelas de Ladines, nos detendremos a admirar sus pequeñas viviendas tradicionales con corredores, construidas en piedra, madera y cubierta de teja, entre las que se alternan cuadras y pajares y una buena cantidad de hórreos. Saliendo de la aldea, llegaremos al Molín del Ponticu, otro excepcional y restaurado ejemplo de estos ingenios hidrúlicos, para regresar de nuevo en nuestro paseo a la plaza del pueblo. De Ladines parte la esforzada ruta al Pico Cuyargayos.

Anzó La última aldea del concejo, en la margen derecha del Nalón, con apenas una docena de habitantes, encarama su caserío por la quebrada que desciende junto al barranco del mismo nombre. A 2 km. de Rioseco por la AS-17 hacia Caso, es un excelente lugar para descansar y reponer fuerzas tras hacer el recorrido de la senda de la Calzada Romana. 43

Descubre la magia rural de los pueblos y aldeas de Sobrescobio

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