SOLEDADES * GALERIAS OTROS POEMAS

SOLEDADES * GALERIAS OTROS POEMAS Biblioteca Hispano-Americana. ANTONIO MACHADO Soledades. Galernas. Otros poemas. MADRID LIBRERÍA DE PUEYO M

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SOLEDADES

*

GALERIAS

OTROS POEMAS

Biblioteca Hispano-Americana.

ANTONIO MACHADO

Soledades. Galernas.

Otros poemas.

MADRID LIBRERÍA DE PUEYO Mesonero Romanos, 1907

10.

fBadrid»

imprenta 4e Hn»o>

nio ffÍAtzo,

San Rermeiiegildo,

SI dupUcadc, CeUfotto 1*97/.

PEPICATORIA Ji

¡).

Jigustín Carreras

Raspar del Campo.

y

3).

JJntonio

SOLEDADES

I

EL VIAJERO

Está en la sala familiar, sombría,

y entre nosotros,

que en

vimos

Hoy un y

el

sueño

el

infantil

partir hacia

tiene

gris

ya

querido hermano

de un claro día

un país lejano.

las sienes plateadas,

mechón sobre

la fría inquietud

la

angosta

frente,

de sus miradas

revela un alma casi toda ausente.

Deshójanse

las

copas otoñales

del parque mustio y viejo,

La

tarde, tras íos

húmedos

cristales,

se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del

hermano se ilumina

suavemente. ¿Floridos desengaños

dorados por

la tarde

que declina?

¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

ANTONIO MACHADO

10

¿Lamentará

juventud perdida?

la

—Lejos quedó

la

pobre loba, muerta—,

¿La blanca juventud nunca vivida teme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe

de

al sol

la tierra

de oro

de un sueño no encontrada;

y ve su nave hender

el

mar sonoro,

del viento y luz la blanca vela hinchada?

ha visto

Él

las hojas otoñales

amarillas rodar, las olorosas

ramas del eucaliptus,

los rosales,

que enseñan otra vez sus blancas

Y

este dolor

rosas...

que añora ó desconfía

temblor de una lágrima reprime,

el

y un resto de en

el

viril

hipocresía

semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea todavía. Nosotros divagamos.

En

la tristeza del

el tic-tac

hogar golpea

del reloj.

Todos callamos.

II

He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas,

he navegado en cien mares y he atracado en cien riberas.

En todas

partes he visto

caravanas de

tristeza,

soberbios y melancólicos

borrachos de sombra negra,

y pedantones

al

paño

que miran, callan y piensan que saben, porque no beben el

vino de las tabernas.

Mala gente que camina y va apestando

la tierra.

ANTONIO MACHADO

12

Y en

todas partes he visto

gentes que danzan ó juegan

cuando pueden, y laboran sus cuatro palmos de

tierra.

Nunca,

sitio,

si

llegan á un

preguntan adonde llegan.

Cuando caminan, cabalgan á lomos de muía vieja,

y no conocen ni

la prisa

aun en los días de

Donde hay

vino,

donde no hay

fiesta.

beben vino,

vino,

agua

Son buenas gentes que

viven,

laboran, pasan y sueñan,

y en un día

como

descansan bajo

fresca.

tantos

la tierra.

ÍII

La plaza y

los naranjos

encendidos

con sus frutas redondas y risueñas.

Tumulto de pequeños colegiales que

al salir

en desorden de

llenan el aire de la plaza en

con

I

la

la escuela,

sombra

algazara de sus voces nuevas.

¡Alegría infantil en los rincones

^de

las

ciudades muertas!...

¡Y algo nuestro de ayer, que todavía

vemos vagar por

estás calles viejas!

IV

EN EL ENTIERRO DE UN AMIGO

Tierra del

A

dieron una tarde horrible

le

mes de Julio, bajo

un paso de

el sol

de fuego.

la abierta sepultura

había rosas de podridos pétalos, entre geranios de áspera fragancia

y roja puro y

flor.

El cielo

azul. Corría

un

aire fuerte

De

los gruesos cordeles suspendido,

y seco.

pesadamente descender hicieron el

ataúd

los

Y

al

fondo de

la fosa

dos sepultureros...

al

reposar sonó con recio golpe,

solemne, en

el silencio.

SOLEDADES

Un

15

golpe de ataúd en tierra es algo

perfectamente serio.

Sobre los

la

negra caja se rompían

pesados terrones polvorientos...

El aire se llevaba

de

Y

la

honda fosa

tú, sin

sombra

el

ya,

blanquecino aliento.

duerme y reposa,

larga paz á tus huesos...

Definitivamente

duerme un sueño tranquilo y verdadero.

y

RECUERDO INFANTIL

Una

tarde parda y

fría

de invierno. Los colegiales estudian.

Monotonía

de lluvia

tras los cristales.

Es

la clase.

En un

cartel

sé representa á Caín fugitivo,

y muerto Abel

junto á una

Con truena

mancha carmín.

timbre sonoro y hueco el

maestro, un anciano,

mal vestido, enjuto y seco, que

lleva

un

libro

en

la

mano.

SOLEDADES

Y

todo un coro

va cantando

infantil

la lección:

mil veces ciento, cien mil;

mil veces mil, un millón.

Una

tarde parda y fría

de invierno. Los colegiales estudian.

de

Monotonía

lluvia tras los cristales.

Fué una clara

tarde, triste y soñolienta,

tarde de verano. La hiedra al

muro

asomaba

del parque, negra y polvorienta.^

La fuente sonaba. Rechinó en

la vieja

cancela mi llave;

con agrio ruido abrióse de hierro mohoso golpeó

En

el silencio

el solitario

la puerta

y, al cerrarse,

de

la tarde

parque

la

grave

muerta.

sonora

copla borbollante del agua cantora,

me

guió á la fuente. La fuente vertía

sobre

el

blanco mármol su monotonía!

SOLEDADES

19

La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano, un sueño lejano mi canto

Fué una tarde Respondí á

No

presente?...

lenta del lento verano.

la fuente:

recuerdo, hermana,

mas

sé que tu copla presente es lejana.

Fué esta misma

como hoy sobre

tarde:

mi

cristal vertía

mármol su monotonía.

el

¿Recuerdas, hermano?,.. Los mirtos talares,

que ves, sombreaban

los claros cantares

que escuchas. Del rubio color de el fruto

lo

maduro pendía en

mismo que

la

la

llama

rama

ahora. ¿Recuerdas, hermano?...

Fué esta misma lenta tarde de verano.

—No

sé qué

me

dice tu copla riente

de ensueños lejanos, hermana

Yo

la fuente.

sé que tu claro cristal de alegría

ya supo del árbol

la fruta

yo sé que es lejana que sueña en

la

la

bermeja;

amargura mía

tarde de verano vieja.

ANTONIO MACHADO

2a

Yo

sé que tus bellos espejos cantores

copiaron antiguos delirios de amores:

mas cuéntame,

fuente de lengua encantada,

cuéntame mi alegre leyenda olvidada.

—Yo

I

no sé leyendas de antigua

alegría,

sino historias viejas de melancolía.

Fué una clara tarde



del lento verano...

venías solo con tu pena, hermano;

tus labios besaron mi linfa serena, y,

en

la clara tarde, dijeron tu pena.

Dijeron tu pena tus labios que ardían: la

sed que ahora tienen, entonces tenían.

—Adiós

para siempre,

la

fuente sonora,

del parque dormido eterna cantora.

Adiós para siempre, fuente, es

tu

monotonía,

más amarga que

la

pena mía.

SOLEDADES Rechinó en

la vieja

cancela mi llave;

con agrio ruido abrióse de hierro mohoso

sonó en

la

puerta

y, al cerrarse,

el silencio

de

la

grave

tarde muerta.

vn

El limonero lánguido

suspende

una pálida rama polvorienta, encanto de

sobre

el

y

en

allá

el

IOS frutos

la fuente limpia,

fondo sueñan

de

oro...

Es una tarde clara, casi

de primavera;

tibia tarde

que

de Marzo,

el hálito

y estoy

solo,

de Abril cercano en

buscando una

el

patio silencioso,

alguna sombra sobre

de

la fuente

Cándida y

ilusión

algún recuerdo, en

lleva;

el

blanco muro,

el pretil

dormido,

algún vagar de túnica

ó,

vieja:

en

de piedra el aire,

ligera.

SOLEDADES

En

el

ambiente de

la tarde flota

ese aroma de ausencia,

que dice y

al

al

alma luminosa: nunca,

corazón: espera.

Ese aroma que evoca los fantasmas de las fragancias vírgenes y muertas. Sí, te

recuerdo, tarde alegre y clara,

casi de primavera,

tarde sin flores, cuando el

buen perfume de

y de

la

tenía mi

Que



el

traías

hierbabuena,

buena albahaca,

que

en

la

me

madre en sus macetas.

me viste

hundir mis manos puras

agua serena,

para alcanzar los frutos encantados

que hoy en Sí, te

casi

el

fondo de

la fuente sueñan...

conozco, tarde alegre y clara,

de primavera.

23

VIH

Yo escucho

los cantos

de viejas cadencias,

que los niños cantan

cuando en coro juegan,

y vierten en coro sus almas que sueñan, cual vierten sus aguas las fuentes

de piedra:

con monotonías de risas eternas

que no son alegres,

con lágrimas viejas

SOLEDADES que no son amargas y dicen

tristezas,

tristezas

de amores

de antiguas leyendas.

ANTONIO MACHADO

En las

los labios niños,

canciones llevan

confusa

y clara

como

la historia la

pena;

clara

el

agua

lleva su conseja

de viejos amores,

que nunca se cuentan.

SOLEDADES Jugando, á sombra

de una plaza

vieja,

los niños cantaban...

La fuente de piedra vertía su eterno cristal

de leyenda.

Cantaban

los niños

canciones ingenuas,

de un algo que pasa

y que nunca ía historia

y clara

llega,

confusa

la pena.

Vertía la fuente

su eterna consejar

borrada

la historia

contaba

la

pena.

.

IX

ORILLAS DEL DUERO

Se ha asomado una cigüeña á

lo alto del

campanario.

Giraíido en torno á la torre y al caserón solitario

ya

las golondrinas chillan.

de nevascas y ventiscas

Pasaron

del

blanco invierno

los crudos soplos

Es una

tibia

de

infierno.

mañana.

El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.

Pasados

los verdes pinos

Primavera

casi azules,

se ve brotar en los finos

chopos de

y El

la carretera

del río. El

campo

Duero

parece,

corre, terso

más que

y mudo, mansamente

joven, adolescente.

SOLEDADES Entre

las

29

hierbas alguna humilde flor ha nacido,

azul ó blanca. ¡Belleza del

campo apenas

florido,

y mística primaveral ¡Chopos del camino blanco, álamos de

espuma de

la

montaña

ante la azul lejanía, sol del día, claro día,

hermosa

tierra

de España!

la ribera,

X

A la

desierta plaza

conduce un laberinto de

A

un lado,

el

callejas.

viejo paredón sombrío

de una ruinosa

iglesia;

á otro lado, la tapia blanquecina

de un huerto de cipreses y palmeras, y, frente

á mí, la casa,

casa

y en

la

ante

el cristal

la reja,

que levemente empaña

su figurilla plácida y risueña.

Me

apartaré.

No

quiero

llamar á tu ventana... Primavera

viene— su veste blanca flota

en

el aire

de

la

plaza muerta—;

viene á enceder las rosas rojas de tus rosales... Quiero veda...

XI

Yo voy soñando caminos de

la tarde.

¡Las colinas

doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!...

¿Adónde

Yo voy

el

camino

irá?

cantando, viajero

á lo largo del sendero.,.

—La

tarde cayendo está—.

«En la ^

el

corazón tenía

espina de una pasión;

logré arrancármela un día:

3>ya

no siento

el

corazón.»

ANTONIO MACHADO

Y todo el campo un momento se

queda mudo y sombrío,

meditando. Suena en los álamos del

el

viento

río.

La tarde más se obscurece; y

el

camino que serpea

y débilmente blanquea, se enturbia y desaparece.

Mi

cantar vuelve á plañir:

«Aguda espina dorada, »quién te pudiera sentir »en

el

corazón clavada.»

XII

Amada, tu

el

aura dice

pura veste blanca...

No

te

verán mis ojos;

mi corazón

El aura

te

aguardal

me ha

traído

tu

nombre en

el

eco de tus pasos

la

mañana;

repite la montaña...

No

te verán

mi corazón

En

la

mis ojos;

te

aguarda!

ciudad sombría

repica la campana...

No

te

verán mis ojos;

mi corazón

te

aguarda!

ANTONIO MACHADO

Los golpes del

martillo

dicen la negra caja;

y

el sitio

de

los golpes

No

te

la fosa,

de

la azada...

verán mis ojos;

mi corazón

te

aguarda!

xm

Hacia un ocaso radiante

caminaba y

era,^

el sol

de

estío,

entre nubes de fuego,

una trompeta gigante,

tj2s^.gJ,osálamos verdes de las márgenes del

Dentro de un olmo sonaba de la cigarra cantora,

el

la

sempiterna

monorritmo

rio.

tijera

jovial,

entre metal y madera,

que es

la

canción

estival.

En una huerta sombría, giraban los cangilones de la noria soñolienta.

Bajo las ramas obscuras

el

son del agua se oia.

Era una tarde de Julio, luminosa y polvorienta.

ANTONIO MACHADO

36

Yo

iba haciendo mi camino,

absorto en

Y

el solitario

crepúsculo campesino.

pensaba: «¡Hermosa tarde, nota de

la lira

inmensa

toda desdén y armonía,

hermosa

pobre melancolía

tarde, tú curas la

de este rincón vanidoso, obscuro rincón que piensa!»

Pasaba

el

agua rizada bajo

los ojos del puente.

Lejos, la ciudad dormía

como cubierta de un mago Bajo los arcos de piedra

fanal de oro transparente.

el

agua clara

corría.

SOLEDADES

Los últimos arreboles coronaban

manchadas de olivos

grises y

37

las colinas

de negruzcas encinas.

Yo caminaba cansado, sintiendo la vieja angustia que hace el corazón pesado.

El agua en sombra pasaba tan melancólicamente,

bajo los arcos del puente,

como

si al

pasar

dijera:

«Apenas desamarrada la

pobre barca, viajero, del árbol de

se canta:

no somos nada.

Donde acaba

el

pobre

río la

inmensa mar nos espera.»

Bajo los ojos del puente pasaba

(Yo pensaba:

Y me

¡el

alma mía!)

detuve un momento,

en la tarde á meditar...

¿Qué

es esta gota en el viento

que grita

la ribera,

al

mar:

Soy

el

mar?

el

agua sombría.

ANTONIO MACHADO

38

Vibraba

el aire

asordado

por los

élitros

cual

estuviera

si

cantores que hacen

el

campo sonoro,

sembrado

de campanitas de oro.

En

el

azul fulguraba

un lucero diamantino. Cálido viento soplaba

alborotando

Yo en

el

la tarde

camino.

polvorienta

hacia la ciudad volvía.

Sonaban

los cangilones de la noria soñolienta.

Bajo

ramas obscuras caer

las

el

agua se oía.

XIV

CANTE HONDO

Yo meditaba

absorto,

devanando

los hilos del hastío y la tristeza,

cuando llegó á mi oído, por

la

ventana de mi estancia, abierta

á una caliente noche de verano, el plañir

de una copla soñolienta,

quebrada por los trémolos sombríos de las músicas magas de mi

...

Y

era

el

tierra.

Amor, como una roja

—Nerviosa mano en

la vibrante

llama...

cuerda

ponía un largo suspirar de oro

que se trocaba en surtidor de estrellas—.

ANTONIO MACHADO

40

...

el

Y era

la

Muerte,

al

hombro

la cuchilla^

paso largo, torva y esquelética.

- tal

cuando yo era niño

la

soñaba—.

Y

en la guitarra, resonante y trémula,

la

brusca mano,

el

reposar de un ataúd en

tierra.

Y

era un plañido solitario,

el

que

el

al golpear, fingía

polvo barre y

la

soplo

ceniza avenía.

XV

La

calle en

al sol

¿No el

sombra. Ocultan los altos caserones

que muere; hay ecos de

luz en los balcones.

ves, en el encanto del mirador florido,

óvalo rosado de un rostro conocido?

La imagen,

tras el vidrio

surge ó se apaga

Suena en

de equívoco

como daguerreotipo

reflejo,

viejo.

de tu paso;

la calle sólo el ruido

se extinguen lentamente los ecos del ocaso.

¡Oh, angustia! Pesa y duele

No puede

ser...

Camina...

el

En

corazón. ¿Es ella?

el

azul la estrella.

XVI

Siempre fugitiva y siem pre cerca de mí, en negro manto

mal cubierto

el

desdeñoso

gesto de tu rostro pálido.

No



dónde vas,

ni

dónde

tu virgen belleza tálamo

busca en

la

noche.

No



qué sueños cierran tus párpados,

ni

de quién haya entreabierto

tu lecho inhospitalario.

Detén

el

paso, belleza

esquiva, detén

el paso...

Besar quisiera

la

amarga

flor

amarga,

de tus

labios.

XVII HORIZONTE

En una tarde

clara y amplia

cuando su lanza tórrida blande copiaban mil

el

fantasma de un

sombras en

La gloria

del

como

el viejo

triste

teoría, enhiestas

Ocaso

el hastío,

verano,

sueño mío

sobre

el llano.

era un purpúreo espejo,

era un cristal de llamas, que al infinito viejo iba arrojando el grave soñar en la llanura...

Y

yo sentí

la

espuela sonora de mi paso

repercutir lejana en el sangriento Ocaso,

y aun más

allá, la

alegre canción de un alba pura.

xvm EL

POETA

(En

el libro Epifanías,

de Maitfnez Sien*.)

Maldiciendo su destino,

como Glauco,

el

Dios marino,

mira, turbia la pupila

de

llanto, el

Él sabe

con

mar que

le

debe también su virgen Scyla.

que un Dios más fuerte

la substancia inmortal está

jugando á

la

muerte

cual niño bárbaro. Él piensa

que ha de caer como rama, que sobre antes de perderse, gota

de mar, en

la

mar inmensa.

las

aguas

flota,

SOLEDADES

En sueños oyó en sueños se sin

odio

ni

acento de una palabra divina;

el

ha mostrado

le

amor, y

45

la

cruda ley diamantina

el frío

soplo del olvido sabe sobre un arenal de hastío.

Bajo

las

palmeras del oasis

miró brotar de

el

agua buena

la arena;

y se abrevó entre las dulces gacelas, y entre los fieros animales carniceros...

Y supo y fué

cuánto es

la vida

compasivo para

el

para

el

ladrón y

para

el

pájaro azorado,

para

el

sanguinario azor.

Con

el

el

hecha de

ciervo y

el

sedxdfliítt;^^.

cazador,

robado,

Eclesiastes dijo:

Vanidad de vanidades,

todo es negra vanidad; y oyó otra voz que clamaba, alma de sus soledades, sólo eres tú, luz

que fulges en

el

corazón, verdad.

ANTONIO MACHADO

46

Y

cómo

viendo

lucían

miles de blancas estrellas,

pensaba que todas

ellas

en su corazón ardían.

Noche de

amor!...

Y que enturbia

la

otra noche sintió la

mala

tristeza

pura llama,

y un corazón que bosteza,

y un

Y del

histrión

dijo: las galerías

alma que espera están

desiertas,

mudas, vacías;

las blancas

Y

que declama.

el

sombras se van.

demonio de

del ayer;

Cuán

los

sueños abrió

bello era,

qué hermosamente fingía la primavera,

el

pasado

el

jardín encantado

SOLEDADES

cuando

47

del árbol de otoño estaba el fruto colgado,

misero fruto podrido,

que en

el

hueco acibarado

guarda

el

gusano escondido!

¡Alma que en vano quisiste ser más joven cada arranca tu

flor, la

humilde

flor

de

la melancolía!

'

día,

XIX

¡Verdes jardinillos, claras plazoletas,

fuente verdinosa

donde

el

agua sueña,

donde

el

agua muda

resbala en la piedra!...

SOLEDADES Las hojas de un verde mustio, casi negras, del árbol,

el

viento

de Septiembre besa

y se lleva algunas amarillas, secas,

jugando, entre

blanco de

el

polvo

la sierra.

ANTONIO MACHADO Linda doncellita

que

el

cántaro llenas

de agua transparente, tú, al

verme, no llevas

á los negros bucles

de tu cabellera, distraídamente, la

mano morena, luego, en el limpio

ni,

cristal te contemplas...

Tú de

miras

al aire

la tarde bella,

mientras de agua clara el

cántaro llenas.

DEL CA/niNO

PRELUDIO Mientras

la

sombra pasa de un santo amor, hoy quiero

poner un dulce salmo §obre mi viejo

Acordaré al

las notas del

órgano severo

suspirar fragante del pífano de Abril.

Madurarán su aroma la

atril.

mirra y

el

las

pomas

otoñales,

incienso salmodiarán su olor;

exhalarán su fresco perfume los rosales, bajo

la

paz en sombra del

tibio huerto

en

flor.

Al grave acorde lento de música y aroma la sola

y vieja y noble razón de mi

levantará su vuelo suave de

y

la

iQzax^J')^

paloma

palabra blanca se elevará

al altar.

\

I

Daba

golpes de azada en

...

tierra...

¡Mi horal—grité— ... El silencio

me tü

y eran doce

el reloj las doce...

respondió:

—No

no verás caer

que en

temas;

la última

gota

la clepsidra tiembla.

Dormirás muchas horas todavía sobre

la orilla vieja,

y encontrarás una mañana pura

amarrada

tu

barca á otra ribera.

II

Sobre

amarga

la tierra

caminos tiene

sueño

el

laberínticos, sendas tortuosas,

parques en

flor

y en sombra y en

silencio;

criptas hondas, escalas sobre estrellas;

retablos de esperanzas y recuerdos. Figurillas

que pasan y sonríen,

—juguetes melancólicos de viejoimágenes amigas á

la vuelta florida del

sendero

y quimeras rosadas

que hacen camino...

lejos...

III

En la

la

desnuda

tierra del

camino

hora florida brota,

espino solitario, del valle humilde en la revuelta umbrosa.

El salmo verdadero

de tenue voz hoy torna al

corazón y

la

palabra quebrada y temblorosa.

Mis

al labio

viejos mares duermen; se

apagaron

sus espumas sonoras

sobre la playa

estéril.

camina

lejos en la

Vuelve

la

paz

La tormenta

nube

torva.

al cielo;

la brisa tutelar

esparce aromas

otra vez sobre

el

en

la

campo, y aparece

bendita soledad tu sombra.

IV

El sol es un globo de fuego, la

luna es un disco dorado.

Una blanca paloma en

el alto ciprés

se posa

centenario.

Los cuadros de mirtos parecen de marchito velludo empolvado. la tarde tranquila!..

¡El jardín

y

Suena

agua en

el

la fuente

de mármol.

V Crear fiestas de amores en nuestro amor pensamos,

quemar nuevos aromas en montes no pisados,

y guardar

el

secreto

de nuestros rostros pálidos, porque en

las bacanales

de

la vida

í

I

vacías nuestras copas conservamos,

mientras con eco de cristal y espuma ríen los

Un

zumos de

la vid

dorados.

pájaro escondido entre las ramas

del parque solitario, silba burlón...

Nosotros exprimimos la

penumbra de un sueño en nuestro

y algo, que es la

humedad

tierra

vaso...

en nuestra carne, siente

del jardín

como un

halago.

Arde en tus ojos un

misterio, virgen

esquiva y compañera.

No



si

es odio ó es

amor

la

lumbre

inagotable de tu aljaba negra.

Conmigo

irás

mientras proyecte sombra

mi cuerpo y quede á mi sandalia arena. ¿Eres la sed ó

el

agua en mi camino?

Drme, virgen esquiva y compañera.

VII

¡Tenue rumor de túnicas que pasan sobre ¡y

la infértil tierra!...

lágrimas sonoras

de las campanas viejas!

Las ascuas mortecinas del horizonte humean...

Blancos fantasmas lares

van encendiendo

—Abre

el

estrellas.

balcón. La hora

de una ilusión se acerca...

La tarde se ha dormido y las campanas sueñan.

VIH

¡Oh, figuras del atrio,

cada día y

más humildes

lejanas;

mendigos harapientos sobre marmóreas gradas;

miserables ungidos

de eternidades santas,

manos que surgen de

los

mantos viejos

y de las rotas capas!...

¿Pasó por vuestro lado una de

ilusión velada,

la

mañana luminosa y

fría

en las horas más plácidas?...

Sobre

la

negra túnica su mano

era una rosa blanca...

,

IX

Quizás

la tarde lenta

todavía

dará inciensos de oro á tu plegaria,

y quizás

el cénit

amenguará

Mas no

de un nuevo día

sombra

tu

es tu fiesta

el

sino la ermita junto al

no tu sandalia

el

solitaria.

Ultramar lejano,

manso

río;

soñoliento llano

pisará, ni la arena del hastío.

Muy

cerca está, romero,

la tierra

verde y santa y florecida

de tus sueños, muy cerca, peregrino que desdeñas

y

el

agua

del

la

sombra

mesón en

del sendero

tu

camino

.

.

X

Algunos lienzos del recuerdo tienen luz

de jardín y soledad de campo;

placidez del sueño

la

en

el

paisaje familiar soñado.

Otros guardan las fiestas

de días aún lejanos; figuritas sutHes

que pone un titerero^en su

Ante

el

retablo...

balcón florido

está la cita de un

Brilla la tarde

en

amor amargo el resol bermejo...

La hiedra efunde de

los

A

calle

la revuelta

un fantasma

de una irrisorio

muros

blancos...

en sombra

besa un nardo

XI

Crece en el

de

la

musgo y en la iglesia.

Más

vieja

Sube muy por

la

plaza en sombra ía piedra vieja

En

que

el atrio

y santa

hay un mendigo...

la iglesia tiene el alma.

lento en las

mañanas

frías

marmórea grada,

hasta un rincón de piedra... Allí aparece

su

mano seca

Con

entre la rota capa.

las órbitas

huecas de sus ojos

ha visto cómo pasan las blancas

sombras, en los claros días,

las blancas

sombras de

las

horas santas.

XII

Las ascuas de un crepúsculo morado detrás el negro cipresal humean...

En

la glorieta

en sombra está

la

fuente

con su alado y desnudo Amor de piedra que sueña mudo. En reposa

el

la

agua muerta.

marmórea taza

XIII

¿Mi

amor?... ¿Recuerdas, dime,

aquellos juncos tiernos,

lánguidos y amarillos

que hay en

el

cauce

¿Recuerdas

la

amapola

que calcinó

el

verano,

la

seco?...

amapola marchita,

negro crespón del campo?...

¿Te acuerdas y humilde en

que

brilla

del sol yerto la

mañana

y tiembla roto

sobre una fuente helada?...

XIV

Me Yo

dijo

florecí

un alba de

la

primavera:

en tu corazón sombrío

ha muchos años, caminante viejo

que no cortas

Tu el

las flores del

corazón de sombra, ¿acaso guarda

viejo

aroma de mis viejos

¿Perfuman aún mis rosas del

camino.

hada de

mañana:

Respondí á

la

Sólo tienen

cristal los

Yo no conozco

Pero

si

mi corazón

aguardas

el

sueños míos.

hada de mis sueños;

el

la

que ha de romper quizás

alba frente

sueño adamantino?

tu

ni sé si está

la

lirios?

hada

mi corazón tus

te

el

florido.

mañana pura vaso

cristalino,

dará tus rosas

lirios.

XV

¡Oh, dime,

que me traes

noche amiga, amada el

vieja,

retablo de mis sueños

siempre desierto y desolado y solo

con mi fantasma dentro, mi pobre sombra

triste

sobre la estepa y bajo

el sol

de fuego,

ó soñando amarguras en las voces de todos los misterios, dime, sí

si

sabes, vieja amada, dime

son mías las lágrimas que

Me

respondió

la

noche:

Jamás me revelaste

Yo nunca

vierto.

tu secreto.

supe, amado,

si

eras tú ese fantasma de tu sueño,

ni

averigüé

si

era tu voz la tuya,

ó era la voz de un histrión grotesco.

DEL CAMINO

Dije á la noche:

Amada



sabes mi secreto,



has visto

la

mentirosa,

honda gruta

donde fabrica su

cristal

mi sueño,

y sabes que mis lágrimas son mías, y sabes mi dolor, mi dolor

viejo.

¡Oh! yo no sé, dijo la noche, amado,

yo no sé

tu secreto,

aunque he escuchado atenta

el

salmo oculto

que hay en tu corazón, de ritmo

lento;

y aunque he visto vagar ese que dices,

desolado fantasma, por tu sueño.

Yo me asomo á

las

almas cuando lloran

y escucho su hondo rezo,

humilde y

solitario,

ese que llamas salmo verdadero;

pero en las hondas bóvedas del alma

no sé

si el

llanto es

una voz ó un eco.

ANTONIO MACHADO

70

Para escuchar tu queja de tus labios,

yo y

te

busqué en

allí te vi

tu sueño,

vagando en un borroso

aberinto de espejos.

XVI

AI borde del sendero un día nos sentamos.

Ya

nuestra vida es tiempo y nuestra sola cuita

son las desesperantes posturas que tomamos para aguardar...

Mas

Ella,

no

faltará á la cita.

XVII

Es una forma

juvenil

que un día

á nuestra casa llega.

Nosotros

le

decimos ¿por qué tornas

á la morada vieja? Ella abre la ventana y todo

el

campo

en luz y aroma entra.

En

el

blanco sendero

los troncos las hojas

son

de los árboles negrean,

de las copas

humo verde que

á lo lejos sueña.

Parece una laguna el

de

ancho la

río entre la

blanca niebla

mañana. Por los montes cárdenos,

camina otra quimera.

CANCIONES Y COPLAS

I

Abril florecía frente á mi ventana.

Entre los jazmines

y las rosas blancas

de un balcón florido vi las

dos hermanas,

La menor la

mayor

cosía; hilaba.,.

Entre los jazmines

y

las rosas blancas,

la

más

pequeñita,

risueña y rosada,

su aguja en

el aire,

miró á mi ventana.

ANTONIO MACHADO

La mayor seguía, silenciosa y pálida el

huso en su rueca,

que

el lino

enroscaba.

Abril florecía frente á mi ventana.

CANCIONES Y COPLAS

Una la

clara tarde

mayor

lloraba,

entre los jazmines

y las rosas blancas, y ante

el

blanco lino

que en su rueca

—¿Qué

hilaba.

tienes?— le dije

Silenciosa, pálida,

señaló

el

vestido

que empezó en la

la

hermana:

negra túnica

aguja brillaba,

sobre el

la

el

blanco velo,

dedal de plata.

Señaló á

la

tarde

de Abril que soñaba mientras que se oían tañer las campanas.

ANTONIO MACHADO

Y

en la clara tarde

me enseñó sus lágrimasAbril florecía frente á

mi ventana.

CANCIONES Y COPLAS

Fué otro Abril alegre y otra tarde plácida. El balcón florido solitario estaba...

Ni la pequeñita risueña y rosada, ni la

hermana

triste

silenciosa y pálida, ni la

negra túnica,

ni la

toca blanca...

Tan

sólo en

el lino

la

la

huso

giraba

por mano

y en

el

invisible;

obscura sala

luna del limpio

espejo brillaba...

Entre los jazmines

y las rosas blancas

ANTONIO MACHADO del balcón florido,

me

miré en la clara

luna del espejo

que

lejos

soñaba-

Abril florecía frente á

mi ventana.

DE LA VIDA

(Coplas elegiacas,)

lAyde! que á ver

y

me

sediento

agua correr

el

dice: la

no

lle2:a

la

sed que siento

calma

el

beber!

¡Ay de quien bebe la sed,

y,

saciada

desprecia la vida:

moneda

al

tahúr prestada

que sea

al

azar rendida!

Del iluso que suspira bajo

el

orden soberano,

y del que sueña

la lira

pitagórica en su mano. ^3

ANTONIO MACHADO ¡Ay del noble peregrino

que se para á meditar, después de largo camino, en

el

horror de llegar!

|Ay de

la

melancolía

que llorando se consuela,

y de

la

melomanía

de un corazón de zarzuela!

|Ay de nuestro ruiseñor, si

en una noche serena

se cura del mal de

que

llora

amor

y canta sin pena!

iDe los jardines secretos,

de los pensiles soñados

y de los sueños poblados de propósitos discretos!

¡Ay del galán sin fortuna

que ronda á

la

luna bella;

de cuantos caen de

la luna,

de cuantos se marchan á eüaf

COPLAS Y CANCIONES iDe quien

el fruto

prendido

en la rama, no alcanzó;

de quien

y

el

el fruto

ha mordido

gusto amargo probó!

¡Y de nuestro amor primero,

y de su

fe

mal pagada

y,^ también,

del verdadero

amante de nuestra amada!

.

III

INVENTARIO GALANTE

Tus

ojos

me

recuerdan

noches de verano,

las

negras noches sin luna Oí-illa al

y

el

mar

salado;

chispear de

estrell'as

del cielo negro y bajo.

Tus las

Y

ojos

recuerdan

noches de verano.

tu

morena carne,

los trigos

y

me

el

requemados

suspirar de fuego

de los maduros campos.

CANCIONES Y COPLAS

Tu hermana

es ciara y débil

como

los juncos lánguidos,

como

los sauces tristes,

como

los linos glaucos.

Tu hermana en

Y

es un lucero

el azul lejano.,.

es alba y aura

fría

sobre los pobres álamos

que en

las orillas tiemblan

del río humilde y manso.

Tu hermana en

es un lucero

el azul lejano.

Antonio machado

^

De

tu

morena

gracia,

de tu soñar gitano,

de tu mirar de sombra quiero llenar mi vaso.

Me

embriagaié una noche

de cielo negro y bajo, para cantar contigo, orilla al

mar salado,

una canción que deje cenizas en los labios-

De

tu mirar

de sombra

quiero llenar mi vaso.

CANCIONES Y COPLAS

Para tu linda hermana arrancarré los ramos

de

florecillas

nuevas

á los almendros blancos,

en un tranquilo y

triste

alborear de Marzo.

Los regaré con agua

de los arroyos los ataré

claros,

con verdes

junquillos del remanso...

Para tu linda hermana

yo haré un ramito blanco.

87

IV

Me

dijo

una tarde

Primavera:

de

la

Si

buscas caminos

en

flor

en

la tierra

mata tus palabras y oye tu alma

vieja.

Los mismos ungüentos

y aromas y esencias que en tus alegrías verteré en tus penas.

Que que

el

te vista, sea

el traje

y

mismo albo

de duelo,

el traje

de

fiesta.

lino

COPLAS Y CANCIONES

Ama tu y ama si

en

alegría

tu tristeza,

buscas caminos flor

en

la tierra.

ANTONIO MACHADO

Respondí á de

la tarde

la Primavera:

Tú has

dicho

que en mi alma yo odio

secreto

el

reza:

la alegría

porque odio

la pena,

"ü^as antes que pise tu florida senda,

quisiera traerte,

muerta mi alma

vieja.

V

de ondas que pasan, de

temblorosas

olitas

que fluyen y se alcanzan.

La vida hoy la risa

de

que entre y entre

las

de los

ríos,

aguas

los verdes junquerales corren,

las

Sueño

tiene el ritmo

verdes cañas.

florido lleva el

manso

viento;

bulle la savia joven en las nuevas ramas;

tiemblan alas y frondas,

y la mirada sagital del águila

no encuetra

presa...

vibra el sol

como un

treme arpa.

el

campo en sueños,

ANTONIO MACHADO

92

¡Fugitiva ilusión de ojos guerreros

que por á el

la

las selvas

pasas

hora del cénit: tiemble en mi pecho

oro de tu aljaba!

En

tus labios florece la alegría

de los campos en

aroman

flor; tu

veste alada

las primeras velloritas,

las violetas

perfuman tus sandalias,

Yo he seguido arrebatados tras

tus pasos en el viejo bosque, la

corza rápida

y los ágiles músculos rosados de tus piernas silvestres entre verdes ramas.

¡Pasajera ilusión de ojos guerreros

que por

cuando

las selvas la tierra

pasas

reverdece y ríen

los ríos en las cañas!

¡Tiemble en mi pecho

que llevas en

el

tu aljaba!

oro

VI

Era una mañana y Abril sonreía. Frente

al

la luna,

horizonte dorado moría

muy

blanca y opaca; tras

ella,

cual tenue ligera quimera, corría la

nube que apenas enturbia una

Como al sol

sonreía la rosa

estrella.

mañana

del Oriente abrí mi ventana;

y en mi

triste

alcoba penetro

el

Oriente

en canto de alondras, en risa de fuente y en suave perfume de flora temprana.

ANTONIO MACHADO

94

Fué una

clara tarde de melancolía.

Abril sonreía.

de mi casa

Yo

abrí las ventanas

al viento... El viento traía

perfume de rosas, doblar de campanas...

Doblar de campanas lejanas, llorosas, suave de rosas aromado ...

¿Dónde

están los huertos floridos de rosas?

¿Qué dicen

las dulces campanas?...

Pregunté á ¿Al

aliento...

la

fin la alegría

La tarde de

tarde de Abril que moría: se acerca á mi casa?

Abril sonrió:

La

alegría

pasó por tu puerta—y luego, sombría:

Pasó por

tu puerta.

Dos veces no

pasa.

VII

El casco roído y verdoso del viejo falucho

reposa en

la arena...

La vela tronchada parece que aún sueña en

El E!

y

el

mar.

canta...

mar es un sueño sonoro

bajo El

mar hierve y

el sol

el sol

de

Abril.

mar hierve y

ríe

con olas azules y espumas de leche y de plata, el

mar

bajo

hierve y ríe

el cielo azul.

El

mar

lactescente,

el

mar

rutilante,

que

ríe

en sus

Hierve y

liras

de plata sus

ríe el mari...

risas azules...

93

ANTONIO MACHADO

£1 aire parece que

duerme encantado

en la fúlgida niebla de sol blanquecino.

La gaviota

palpita en el aire dormido,

y

volar soñoliento, se aleja yse pierde en la

al lento

bruma del sol

VIH

El sueño bajo

el sol

que aturde y ciega,

tórrido sueño en la hora de arrebol; el río

luminoso

esplende la

la

el aire

surca;

montaña;

tarde es polvo y soL

El sibilante caracol del viento

ronco dormita en

emerge

el

el

remoto

sueño ingrave en

luego se enciende en

el

alcor; la

palmera,

naranjo en

flor.

La estúpida cigüeña su garabato escribe en

el

sopor

del molino parado; el toro abate

sobre la hierba su testuz íeroz. 7

98

ANTONIO MACHADO

La verde, quieta espuma efunde sobre

el

del ramaje

blanco paredón,

lejano, inerte, del jardín sombrío

dormido bajo

el cielo

fanfarrón.

Lejos, enfrente de la tarde roja,

refulge el ventanal del torreón.

HunoRis/nos FANTASÍAS

APUNTES

LOS GRANDES 1NVENT03 LA NORIA I

La tarde caía triste

El

y polvorienta.

agua cantaba

su copla plebeya

en los cangilones

de

la

noria lenta.

Soñaba

la

muía,

¡pobre muía vieja! al

compás de sombra

que en

el

agua suena.

La tarde caía triste

y polvorienta.

Yo no



qué noble,

divino poeta,

unió á la amargura

de

la eterna rueda,

la dulce

del

armonía

agua que sueña¿

y vendó tus ojos, ¡pobre muía

Mas

vieja!...

sé que fué un noble,

divino poeta,

corazón maduro

de sombra y de

ciencia.

EL CADALSO

La aurora asomaba lejana y siniestra.

El lienzo de Oriente

sangraba tragedias, pintarraj

eadas

con nubes grotescas.

En

la vieja plaza

de una vieja aldea, erguía su horrible

pavura esquelética el

tosco patíbulo

de fresca madera...

La aurora asomaba lejana y siniestra.

LAS MOSCAS

Vosotras las famil'ares, inevitables golosas,

vosotras, moscas vulgares,

me

evocáis todas las cosas.

¡Oh viejas moscas voraces

como

abejas en Abril,

viejas

moscas pertinaces

sobre mi calva

infantil!

¡Moscas del primer hastío en

el

salón familiar,

las claras tardes

de estío

en que yo empecé á soñar!

HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES

Y

en

la

aborrecida escuela

raudas moscas divertidas perseguidas por amor de lo que vuela,

que todo es

volar...

Sonoras

rebotando en los cristales en los días otoñales...

Moscas de todas

las horas,

de infancia y adolescencia, de mi juventud dorada;

de esta segunda inocencia,

que da en no creer en nada

de siempre... Moscas vulgares,

que de puro familiares no tendréis digno cantor;

yo sé que os habéis posado

ANTONIO MACHADO sobre

el

sobre

el libróte

sobre

la

juguete encantado, cerrado,

carta de amor,

sobre los párpados yertos

de los muertos...

Inevitables golosas,

que

ni labráis

ni brilláis

como

abejas,

cual mariposas;

pequeñitas, revoltosas vosotras, amigas viejas

me

evocáis todas las cosas.

ELEGÍA DE UH MADRIGAL

Recuerdo que una tarde de soledad y

como

¡oh tarde

bajo

que

¡Oh,

tantas! el

alma mía

hastío,

era,

azul

monótono un ancho y

terso río,

ni tenía

un pobre juncal en su

ribera,

el

mundo

el

que borra

el

sin encanto, sentimental inopia

misterioso azogue del cristal!

¡Oh, el alma sin amores que el Universo copla

con un irremiable bostezo universal!

* *

Quiso las

que

el

poeta recordar á solas,

ondas bien amadas, él

Leyó...

la luz

de los cabellos

llamaba en sus rimas rubias olas.

La

letra mata:

no se acordaba de

ellos...

ANTONIO MACHADO

108

Y

un día— como tantos— al aspirar un día

aromas de una rosa que en brotó

que

él

como una llama

la luz

rosal se abría,

de los cabellos

en sus madrigales llamaba rubias olas,

brotó, porque

Y

el

un aroma igual tuvieron

ellos...

se alejó en silencio para llorar á solas.

ACASO..

Como

atento no

más á mi quimera

no reparaba en torno mío, un día

me

sorprendió la

que en todo

el

primavera

fértil

ancho campo sonreía.

Brotaban verdes hojas de las hinchadas yemas del ramaje, y flores amarillas, blancas, rojas variolaban la

Y

mancha

del paisaje.

era una lluvia de saetas, de oro,

el sol

sobre las frondas juveniles,

del amplio río en

el

caudal sonoro

se miraban los álamos gentiles.

\NT0N10 MACHADO

IIG

- Tras de

tanto camino es la primera

vez que miro brotar la Primavera, dije,

y después, declamatoriamente:

— Cuán tarde ya para Y

luego, al caminar,

alas de otra ilusión:

la

dicha mía!

como quien

Y

siente

todavía

jyo alcanzaré mi juventud un día!

JARDÍN

Lejos de tu jardín

quema

la tarde

inciensos de oro en purpurinas llamas, tras el

En

bosque de cobre y de ceniza.

tu jardín

¡Malhaya

hay

dalias.

tu jardín!...

Hoy me parece

obra de un peluquero,

la

con esa pobre palmerilla enana, y ese cuadro de mirtos recortados... y

el

de

naranjito en su tonel... El

agua

laJ}^QxÚÁ^.dj^^^^

no cesa de

reir

sobre

la

concha blanca.

5^'ANTASÍA

DE UNA NOCHE DE ABRIL

Sevilla?... Granada?...

Angosta

La noche de

la calle, revuelta

luna.

y moruna,

de blancas paredes y obscuras ventanas.

Cerrados postigos, corridas persianas... El cielo vestía su gasa de Abril.

Un

vino risueño

Yo escucho que

el

me

dijo el camino.

los áureos consejos del vino,

vino es á veces escala de ensueño:

Abril y la noche y

el

vino risueño

cantaron en coro su salmo de amor.

La el

calle copiaba,

paso fantasma y

con sombra en el

el

muro,

sueño maduro

de apuesto, embozado, galán caballero:

espada tendida, calado sombrero...

La luna

vertía su blanco soñar.

HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES

Como

113

un laberinto mi sueño torcía

de calle en

calleja.

de aquel laberinto

Mi sombra seguía la sierpe

encantada,

en pos de una oculta plazuela cerrada.

La luna lloraba su dulce blancor.

La casa y

la clara

ventana

florida,

de blancos jazmines y nardos prendida,

más blancos que —Señora,

el

blanco soñar de

la hora, tal

vez importuna...

¿Que espere? (La dueña

Ya

la luna...

se lleva el candil.)

sé que sería quimera, señora,

mi sombra galante buscando á

la

en noche de estrellas y luna,

fuera

si

aurora

mentira la blanca nocturna quimera

que usurpa á

la

luna su trono de luz.

8

ANTONIO MACHADO

114

¡Oh dulce señora, más Cándida y bella

que

la solitaria

tan clara en oís

matutina estrella

el cielo!

¿por qué silenciosa

mi nocturna querella amorosa?

¿Quién

hizo, señora, cristal vuestra voz?...

La blanca quimera, parece que sueña.

Acecha en

— Señora,

la si

obscura estancia

la

dueña.

acaso otra sombra emboscada,

teméis, en la sombra, fiad en mi espada...

Mi espada

se ha visto á la luna brillar.

¿Acaso os parece mi gesto anacrónico? El vuestro es, señora,

sobrado lacónico.

¿Acaso os asombra mi sombra embozada de espada tendida y toca plumada?... ¿Seréis la cautiva del

moro

Gazul?...

HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES mi amor os

Dijéraislo, y pronto el

son de mi guzla y

la

1

diría

algarabía

más dulce que oyera ventana moruna.

Mi guzla os la

dijera la

noche de luna,

noche de Cándida luna de

Abril.

Dijera la clara cantiga de plata del patio

moruno, y

que lleva

el

aroma de

á los miradores los

la serenata

floridas preces

y á los ajimeces,

salmos de un blanco fantasma lunar.

Dijera las danzas de trenzas lascivas, las muelles

cadencias de ensueño, las vivas

centellas de lánguidos rostros velados, los tibios perfumes, los huertos cerrados; dijera el

aroma

Yo guardo,

letal del

harém.

señora, en mi viejo salterio

también una copla de blanco misterio, la

copla

más

suave,

más dulce y más sabia

que evoca las claras estrellas de Arabia y aromas de un moro jardín andaluz.

ANTONIO MACHADO

116

Silencio...

alumbra

la

noche

la

paz de

la

luna

blanca ventana moruna.

la

Silencio...

En

Es

el

musgo que brota y

que lenta desgarra

la tapia

de

la

hiedra

piedra...

El llanto que vierte la luna de Abril.

—Si

sois

una sombra de

la

Primavera,

blanca entre jazmines, ó antigua quimera

soñada en

las trovas

de dulces cantores,

yo soy una sombra de muertos cantares, y

el

signo de un álgebra vieja de amores:

Los gayos, lascivos decires mejores, los árabes albos nocturnos soñares, las coplas

mundanas,

poned en mis

los

salmos

talares,

labios:

yo soy una sombra también del amor.

HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES

Ya muerta por

la luna,

la retorcida,

mi sueño volvía

moruna

El sol en Oriente reía

su risa

más vieja.

calleja.

Á UN NARANJO Y Á UN LIMONERO VISTOS EN UNA TIENDA DE PLANTAS Y FLORES

Naranjo en maceta, ¡qué

medrosas

tiritan tus

Naranjo en

la corte,

triste es tu suerte!

hojas menguadas.

qué pena da verte

con tus naranjitas secas y arrugadas.

Pobre limonero de fruto amarillo cual

pomo

pulido de pálida cera,

¡qué pena mirarte, mísero arbolillo

criado en mezquino tonel de madera!

De

los claros

bosques de

la

Andalucía

¿quién os trajo á esta castellana tierra

que barren los vientos de hijos de los

campos de

la

adusta sierra,

la tierra

mía?

HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES ¡Gloria de los huertos, árbol limonero,

que enciendes los frutos de pálido oro

y alumbras

del negro cipresal austero

las quietas plegarias erguidas

en coro;

y fresco naranjo del patio querido, del

campo

risueño y

el

huerto soñado,

siempre en mi recuerdo maduro ó florido

de fronda y aromas y frutos cargado!

LOS SUEÑOS MALOS

Está

muere

la

plaza sombría,

el día.

Suenan

lejos las

De balcones y

campanas.

ventanas

se iluminan las vidrieras,

con

reflejos mortecinos,

como huesos blanquecinos y borrosas calaveras.

En toda una Está

luz

la tarde brilla

de pesadilla.

el sol

Suena

el

—¿Eres

en

el

ocaso.

eco de mi paso.

tú?

Ya

te esperaba...

—No eras tú á quien yo buscaba.

HASTÍO

I

Pasan por el

la

las

horas de hastío

estancia familiar,

pobre cuarti^.so»iMG

donde yo empecé á soñar.

Del

reloj

que en

la

el tic-tac

arrinconado,

penumbra

clarea,

acompasado

odiosamente golpea.

Dice del

la

monotonía

agua clara

al caer:

un día es como otro

hoy es

Cae el

lo

mismo que

día;

ayer.

la tarde. El viento agita

parque mustio y dorado...

¡Que largamente ha llorado toda

la

fronda marchita!

III

Sonaba

el reloj la

una

dentro de mi cuarto. Era triste la

noche. La luna,

reluciente calavera,

ya del cénit declinando, iba del ciprés del huerto

fríamente iluminando el alto

Por

ramaje yerto.

la entreabierta ventana,

llegaban á mis oídos, metálicos alaridos

de una música lejana.

ANTONIO MACHADO

124

Una música tristona, una mazurca olvidada, entre inocente y burlona,

mal tañida y mal sopiada.

Y

yo

sentí el estupor

del alma, el

cuando bosteza

corazón, la cabeza

y...

morirse es lo mejor.

COiNSEjOS

Este amor que quiere ser

acaso pronto será; pero ¿cuándo ha de volver lo

que acaba de pasar?

Hoy

dista

mucho de

ayer...

¡Ayer es Nunca Jamás!

Moneda que está en

la

mano

quizá se deba guardar;

pero lo que está en se pierde

si

el

no se da.

alma

GLOSA

Nuestras vidas son los ríos que van á dar á que es

la

el morir.

mar,

¡Gran cantar!

Entre los poetas míos tiene

Manrique un

Dulce gozo del

altar.

vivir:

mala ciencia del pasar, ciego huir á la mar.

Tras

el

pavor del morir

está el placer de llegar.

¡Gran placer!

Mas ¿y

el

horror de volver?

¡Gran pesar!

GALERIAS

INTRODUCCIÓN

Leyendo, un claro

día,

mis bien amados versos, he visto en

el

profundo

espejo de mis sueños

que una verdad divina temblando está de miedo, y es una

flor

que quiere

echar su aroma

al viento.

El alma del poeta

se orienta hacia

Sólo

el

el misterio.

poeta puede

mirar lo que está lejos

dentro del alma en turbio

y mago

sol envuelto.

9

ANTONIO MACHADO

En esas sin

galerías,

fondo del recuerdo,

donde

las

pobres gentes

colgaron cual trofeo

de una

el traje

fiesta

apolillado y viejo, allí el

el

poeta sabe

laborar eterno

mirar de las doradas

abejas de los sueños.

Poetas, con atenta

en

hondo

alma cielo,

la cruel batalla

ó en

la

al

el

el

tranquilo huerto

nueva miel labramos

de los dolores viejos, la veste

blanca y pura

pacientem.ente hacemos,

y bajo

el sol

el fuerte

bruñimos

arnés de hierro.

GALERÍAS El alma que no sueña, el

enemigo espejo,

proyecta nuestra imagen

con un

perfil

grotesco.

Sentimos una ola de sangre, en nuestro pecho,

que

pasa...

y sonreímos,

y á laborar volvemos.

GALERÍAS

I

Desgarrada brillando

la

ya en

sol, el

campo

arco

el

iris

el cielo;

y en un fanal de

y

nube;

lluvia

envuelto.

Desperté. ¿Quién enturbia los

mágicos

Mi corazón

cristales

de mi sueño?

latía

atónito y disperso.

...¡El

el

limonar florido,

cipresal del huerto,

el

prado verde,

el sol, el

¡el

agua en tus

cabellos!...

Y

todo en

la

agua,

el iris!...

memoria se perdía

como una pompa de jabón

al viento.

II

Y era

demonio de mi sueño,

el

más hermoso.

como y

el

áHgel

Brillaban

aceros los ojos victoriosos

las sangrientas llamas

de su antorcha alumbraron la

honda

cripta del alma.

—¿Vendrás conmigo?— No; jamás, y los muertos

me

Pero

mano

la férrea

las

tumbas

espantan.

mi diestra atenazaba.

—Vendrás cegado por

Y

en

y

rebullir

conmigo...

Y

avancé en mi sueño

la roja luminaria.

la cripta sentí

sonar cadenas

de fieras enjauladas.

III

Desde Era

la

el

umbral de un sueño

buena voz,

la

me llamaron...

voz querida.

— ¿Dime, vendrás conmigo á ver Llegó á mi corazón una

—Contigo

siempre...

Y

el

alma...?

caricia.

avancé en mi sueño,

por una larga, escueta galena, sintiendo el roce de la veste pura

y

el

palpitar suave de la

mano amiga.

IV

SUEÑO INFANTIL

Una de

clara

fiesta

noche

y de luna,

noche de mis sueños,

noche de

—era

alegría,

luz mi

alma

que hoy es bruma toda,

no eran mis cabellos negros todavía—

el

hada más joven

me

llevó en sus brazos

á la alegre fiesta

que en

la

plaza ardía.

ANTONIO MACHADO

So

el

chisporroteo

de las luminarias,

amor sus madejas de danzas

Y de

tejía.

en aquella noche fiesta

y de

luna,

noche de mis sueños,,

noche de

el

alegría,

hada más joven

besaba mi

frente...,

con su linda mano su adiós

Todos

me

decía...

los rosales

daban sus aromas^ todos los amores

amor

entreabría.

V

Si

yo fuera un poeta

galante, cantaría

á vuestros ojos un cantar tan puro

como en

Y

el

mármol blanco

el

agua limpia.

en una estrofa de agua

todo

«Ya

el

cantar sería:

sé que no responden á mis ojos,

que ven y no preguntan cuando miran, los vuestros claros, vuestros ojos tienen la

buena

luz tranquila,

la

buena

luz del

mundo en

flor,

que he visto

desde los brazos de mi madre un día.»

VI

Llamó á mi corazón un

claro día,

con un perfume de jazmín,

—A

cambio de este aroma

todo

el

—No

aroma de

el viento.

tus rosas quiero.

tengo rosas; flores

en mi jardín no hay ya: todas han muerto.

Me

llevaré los llantos

de

las fuentes,

las hojas amarillas

y los mustios pétalos.

Y

Mi corazón

el

viento huyó...

Alma ¿qué has hecho de

tu

sangraba...

pobre huerto?

VII

Hoy buscarás en vano á tu dolor consuelo.

Lleváronse tus hadas ^1 lino

de tus sueños.

Está la fuente

muda

y está marchito

el

huerto.

Hoy

sólo quedan lágrimas

para

llorar.

No hay que

llorar, ¡silencio!

VIII

Y

nada importa ya que

vino de oro

el

rebose de tu copa cristalina,

ó

el



agrio

zumo

el

puro vaso...

sabes las secretas galerías

caminos de los sueños

del alma, los

y

enturbie

la tarde tranquila

donde van á

las

morir... Allí te

hadas silenciosas de

aguardan

la vida,

y hacia un jardín de eterna primavera te llevarán

un

día.

IX

¡Tocados de otros

días,

mustios encajes y marchitas sedas; salterios

arrumbados,

rincones de las salas polvorientas;

daguerreotipos turbios, cartas que amarillean; libracos no leídos

que guardan grises

florecitas secas:

romanticismos muertos, cursilerías viejas,

cosas de ayer que sois mi alma, y cantos

y cuentos de

la abuela!...

X

La casa tan querida donde habitaba

ella,

sobre un montón de escombros arruinada

ó derruida, enseña el

negro y carcomido

maltrabado esqueleto de madera.

La luna esta vertiendo su clara luz en sueños que platea

en las ventanas. Mal vestido y

voy caminando por

triste,

la calle vieja.

XI

Ante

el

la iglesia

y

pálido lienzo de la tarde

con sus torres afiladas

ancho campanario, en cuyos huecos

el

voltean suavemente las campanas, alta

y sombría surge.

La en

el

estrella es

una lágrima

azul celeste.

Bajo

la estrella clara

flota,

vellón disperso,

una nube quimérica de

plata.

XII

Tarde

tranquila, casi

con placidez de alma, para ser joven, para haberlo sido

cuando Dios quiso, para tener algunas alegrías... lejos,

y poder dulcemente

recordarlas.

XIII

Yo, como Anacreonte, quiero cantar, las

reir

y echar

al

viento

sabias amarguras

y los graves consejos;

y quiero sobre todo emborracharme,

ya

lo sabéis...

Pura

fe

en

Grotesco!

el morir,

pobre alegría

y macabro danzar antes de tiempo.

10

XIV

¡Oh tarde luminosa! El aire está encantado.

La blanca cigüeña dormita volando,

y las golondrinas se cruzan, tendidas

agudas

las alas

y en

al

viento dorado,

la tarde risueña se alejan

volando, soñando...

Y

hay una que torna como

las alas

agudas tendidas

la saeta,

al aire

buscando su negro rincón

sombrío,

del tejado.

La blanca cigüeña

como un

garabato,

tranquila y disforme ¡tan disparatada!

sobre

el

campanario.

XV

Es una tarde cenicienta y mustia, destartalada,

como

el

alma mía;

y es esta vieja angustia

que habita mi usual hipocondría.

La causa de ni

esta angustia

vagamente comprender

pero recuerdo

y,

no consigo

siquiera;

recordando, digo:

—Sí, yo era niño y



mi compañera.

XVI

Y

no es verdad, dolor, yo

tú eres nostalgia

de

la

te

conozco,

vida buena

y soledad de corazón sombrío, de barco sin naufragio y

Como

sin estrella.

perro olvidado que no tiene

huella ni olfato y yerra

por los caminos, sin camino, como el

niño que la noche de una fiesta

se pierde entre

y

el aire

el

gentío

polvoriento y las candelas

chispeantes, atónito, y asombra

su corazón de música y de pena,

así

voy

yo, borracho melancólico,

guitarrista lunático, poeta,

y pobre hombre en sueños, siempre buscando á Dios entre

la niebla.

XVII

¿Y ha de morir donde guarda los hálitos

el

contigo

el

mundo mago

recuerdo

más puros de

la vida;

la

blanca sombra del amor primero,

la

voz que fué á tu corazón,

la

mano

que tú querías retener en sueños, y todos los amores que llegaron

al

¿Y ha de morir la vieja

alma,

al

contigo

hondo

el

cielo?

mundo

tuyo,

vida en orden tuyo y nuevo?

¿Los yunques y laboran para

el

crisoles de tu

polvo y para

alma

el

viento?

Desnuda y

el

está la tierra,

alma aulla

como loba poeta, en

al

horizonte pálido

famélica.

el

¿Qué buscas,

ocaso?

Amargo

caminar, porque

pesa en

el

y

la

de

el

camino

corazón! El viento helado,

noche que

llega,

la distancia!...

En

y el

la

amargura

camino blanco

algunos yertos árboles negrean; en los montes lejanos

hay oro y poeta, en

sangre... El sol murió... el

ocaso?

¿Qué buscas,

XIX

CAMPO

La tarde está muriendo

como un hogar humilde que

se apaga.

Allá sobre los montes

quedan algunas brasas.

Y

ese árbol roto en

hace

llorar

el

camino blanco

de lástima.

jDos ramas en

el

tronco herido y una

hoja marchita y negra en cada rama!

¿Lloras?... Entre los lejos, la

sombra

del

álamos de

amor

te

oro,

aguarda.

XX Á UN VIEJO Y DISTINGUIDO SEÑOR

Te he que

por

visto,

los poetas

para

llorar,

el

parque ceniciento

aman

como una noble sombra

vagar envuelto en

tu levita larga.

El talante cortés, ha tantos años

compuesto de una

en

fiesta

la antesala,

¡qué bien tus pobres huesos

ceremoniosos guardan!

Yo con

te

he visto aspirando distraído,

el aliento

—hoy,

que

tibia tarde

húmedo

la tierra exhala,

en que las mustias hojas

viento arranca—

del eucalipto verde

el

frescor de las hojas perfumadas.

Y

te

he visto llevar

á la perla que

brilla

la

seca

mano

en tu corbata.

XXI

LOS SUEÑOS

El hada al

ver la lumbre de una estrella pálida

que en

hilo suave,

se enrosca

Y

más hermosa ha sonreído

al

blanco y silencioso

huso de su rubia hermana.

vuelve á sonreír porque en su rueca

el hilo

Tras

de los campos se enmaraña.

la tenue cortina

de

la

alcoba

está el jardín envuelto en luz dorada.

La cuna

casi en

Dos hadas

sombra. El niño duerme.

laboriosas lo

acompañan

hilando de los sueños los sutiles

copos en ruecas de marfil y

plata.

XXII

Guitarra del

mañana

mesón que hoy suenas

jota,

petenera,

según quien llega y tañe las

empolvadas cuerdas,

Guitarra del

mesón de

los caminos,

no

fuiste



eres alma que dice su armonía

solitaria

Y

nunca,

ni serás,

poeta.

á las almas pasajeras...

siempre que

te

escucha

el

sueña escuchar un aire de su

caminante tierra.

XXIII

El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.

Luz en sueños. ¿No tiemblas, andante peregrino?

Pasado

el llano

acaso está

Tú no

el

verde, en la florida loma,

cercano

final

de tu camino.

verás del trigo la espiga sazonada

y de macizas pomas cargado ni

de

la vid

rugosa

la

el

manzanar,

uva aurirosada

ha de exprimir su alegre licor en tu lagar.

Cuando y cuando

el

primer aroma exhalen los jazmines

más

palpiten las rosas del amor,

una mañana de oro que alumbre los jardines, ¿no huirá, como una nube dispersa,

Campo

el

sueño en

recién florido y verde, quién pudiera

soñar aún largo tiempo en esas pequeñitas corolas azuladas que

manchan

la pradera,

y en esas diminutas primeras margaritas.

flor?

XXIV

La primavera besaba suavemente y

el

la arboleda,

verde nuevo brotaba

como una verde humareda. Las nubes iban pasando

campo

sobre

el

Yo

en las hojas temblando

vi

juvenil...

las frescas lluvias de Abril.

Bajo ese almendro florido, todo cargado de

flor,

—recordé— yo he maldecido mi juventud sin amor.

Hoy, en mitad de

me

la vida,

he parado á meditar...

¡Juventud nunca vivida, quién te volviera á soñar!

XXV

RENACIMIENTO

Galerías del alma... ¡El alma niña!

Su

clara luz risueña;

pequeña

y

la

y

la alegría

¡

historia

de

la

vida nueva...

Ah, volver á nacer, y andar camino,

ya recobrada

Y

la

perdida senda!

volver á sentir en nuestra mano,

aquel latido de

la

mano buena

de nuestra madre... por amor de

la

Y

caminar en sueños

mano que nos

lleva

XXVI

En

nuestras almas, todo

por misteriosa

mano

se gobierna.

Incomprensibles, mudas,

nada sabemos de

las

almas nuestras.

Las más hondas palabras del sabio nos enseñan, lo

ó

que el

el silbar

del viento

cuando sopla,

sonar de las aguas cuando ruedan.

XXVII

Tal vez del

la

mano, en sueños,

sembrador de

estrellas,

hizo sonar la música olvidada

como una nota de y

la ola

la lira

inmensa,

humilde á nuestros labios vino

de unas pocas palabras verdaderas.

XXVIII

Y

podrás conocerte recordando

del pasado soñar los turbios lienzos

en este día

triste

en que caminas

con los ojos abiertos.

De el

toda

la

memoria, sólo vale

don preclaro de evocar

los sueños.

XXIX 9

Los árboles conservan verdes aún las copas,

pero del verde mustio

de

las marchitas frondas.

El

agua de

la fuente,

sobre la piedra tosca

y de verdín cubierta, resbala silenciosa.

Arrastra

el

viento algunas

amarillentas hojas. jEl viento

sobre

de

la

la tierra

tarde

en sombra!

11

XXX

Húmedo

está, bajo el laurel, el

banco

de verdinosa piedra, lavó la lluvia, sobre

el

muro blanco,

empolvadas hojas de

las

Del viento del otoño

el tibio aliento

los céspedes undula y la

conversa con ¡el

alameda

el viento...

viento de la tarde en la arboleda!

Mientras

el sol

en

el

que los racimos de y

la hiedra.

el

ocaso esplende

la vid orea;

buen burgués, en su balcón, enciende

la estoica pipa en

que

el

tabaco humea;

voy recordando versos juveniles...

¿Qué

fué de aquél mi corazón sonoro?

¿Será cierto que os

huyendo entre

vais,

sombras

los árboles

de oro?

gentiles,

VARIA

CABALLITOS Tournez, tournez, chevaux de bois. Verla ine.

Pegasos, lindos pegasos, caballitos de madera.

Yo

conocí, siendo niño,

la alegría

de dar vueltas,

sobre un corcel colorado

en una noche de

En

el aire

fiesta.

polvoriento

chispeaban las candelas y

la

noche azul ardía

toda sembrada de

estrellas.

Alegrías infantiles

que cuestan una moneda

de cobre, lindos pegasos, caballitos de madera.

RUIDOS

Deletreos de armonía

que ensaya inexperta mano.

Hastío. Cacofonía del sempiterno piano

que yo de niño escuchaba soñando... no sé con qué,

con algo que no llegaba, todo

lo

que ya se

fué.

PESADILLA

En medio de

la plaza,

y sobre tosca piedra,

agua brota y brota. En

el

eleva, tras el

el

cercano huerto

muro ceñido por

la hiedra,

alto ciprés, la

mancha de su ramaje

La tarde

cayendo frente á

de

la

está

yerto.

los caserones

ancha plaza en sueños. Relucen

con ecos mortecinos de

sol.

En

las vidrieras

los balcones

hay formas que parecen confusas calaveras.

La calma

es infinita en la desierta plaza,

donde pasea El

el

alma su traza de alma en pena.

agua brota y brota en

En todo

el aire

la

marmórea

taza.

en sombra no más que

el

agua suena.

DE LA VIDAr

(Coplas mundanas.)

Poeta ayer, hoy

triste

y pobre

filósofo trasnochado,

tengo en monedas de cobre el

oro de ayer cambiado.

Sin placer y sin fortuna

pasó como una quimera

mi juventud, la sola, la

la primera...

no hay más que una;

de dentro es

la

de fuera.

VARIA

Pasó como un torbellino

bohemia y aborrascada, harta de coplas y vino,

mi juventud bien amada.

Y hoy miro

á las galerías

del recuerdo para hacer

aleluyas de elegías

desconsoladas de ayer.

¡Adiós, lágrimas cantoras,

lágrimas que alegremente brotabais, las limpias

como en

la fuente

aguas sonoras!

¡Buenas lágrimas vertidas por un amQr juvenil, cual frescas lluvias caídas

sobre los campos de Abril!

ANTONIO MACHADO

170

«No canta ya de

cierta

el

ruiseñor

noche serena;

amor

sanamos

del mal de

que sabe

llorar sin pena.»

Poeta ayer, hoy

triste

y pobre

filósofo trasnochado,

tengo en monedas de cobre el

oro de ayer cambiado.

SOL DE INVIERNO

Es medio

día.

Un

parque.

Invierno. Blancas sendas.

Simétricos montículos

y ramas esqueléticas.

Bajo

el

invernadero,

naranjos en maceta,

y en su

tonel, pintado

de verde,

Un

la

palmera.

viejecillo dice,

para su capa vieja: «¡El sol, esta

de

sol!...»

El

hermosura

Los niños juegan.

agua de

resbala, corre

la fuente

y sueña

lamiendo, casi muda, la

verdinosa piedra.

ELOGIOS Flor de santidad.— Novela por don

Ramón

milenaria,

del Valle-Inclán.

Esta leyenda en sabio romance campesino, ni arcaico ni

moderno, por Valle-Inclán

escrita,

revela en los halagos de un viento vespertino, la

Es

santa

la

flor

de alma que nunca se marchita.

leyenda campo y campo.

que vuelve

solitario

de

sagrada

la

donde Jesús morara, camina entre los agrios

montes de

Hilando silenciosa,

la

Adega, en cuyos ojos de al

la

sin

piedad humilde, en

peregrino tierra

camino

la galaica sierra.

rueca á la

Un

la cintura,

llama azul fulgura el

romero ha

visto,

declinar la tarde, la pálida figura,

la frente gloriosa

de luz y

de amor que tuvo un día

la

el

amargura

Salvador Dom. Cristo.

INDICK Págs.

Dedicatoria

5

SOLEDADES I. II

.

— Ei

9

viajero

—He andado muchos

caminos

11

,

— La plaza y los naranjos encendidos — En el entierro de un amigo. V. — Recuerdo infantil VI. — Fué una clara tarde, triste y soñolienta III.

13

IV.

14 16 18

—Ei limonero lánguido suspende VIII. —Yo escucho los cantos

22

VII.

-24

IX -Orillas del Duero

29

.

:;X.— A la desierta plaza

30

XI.— Yo voy soñando caminos

31

— Amada,

XII.

XIII. .— Hacia

el

aura dice

un ocaso radiante

XIV. -Cante hondo

XV.— La

calle en

sombra

XVI. - Siempre fugitiva y siempre XVII. XVIII.

— Horizonte -

El poeta

XIX —¡Verdes .

jardinillos!

^

33 35 39 41

42

43 44 48

174

ÍNDICE Págs.

DEL CA^VINO Preludio I.

—Sobre

II. III

53

— Daba el reloj —En

.

IV.

la

doce

54

la tierra

amarga

55

desnuda

tierra del

las

— El sol es un globo de

camino

56

fuego

57

V. —Crear fiestas de amores

VI.— Arde

58

en tus ojos un misterio

59

VII.— Tenue rumor de túnicas que pasan VIII.— ¡Oh, figuras del IX.

60

atrio!.

61

— Quizás la tarde lenta todavía

62

X. — Algunos lienzos del recuerdo tienen

63

XI. — Crece en la plaza en sombra

64

XII.— Las ascuas de un crepúsculo morado XIII.

— ¿Mi

amor?.

..

¿Recuerdas, dime

XIV. — Me dijo un alba de

la

XVI.

66

primavera

XV. — ¡Oh, dime, noche amiga, amada XVII.

65

,

vieja!

67

68

— Al borde del sendero un día nos sentamos

71

—Es una forma

72

juvenil que un día

CANCIONES Y COPLAS I.— Abril

75

florecía

— De la vida (coplas elegiacas) — Inventario galante IV. — Me dijo una tarde II.

III.

V,— La vida

hoy tiene rimo de ondas que pasan

VI.— Era una mañana y

VIL— El

Abril sonreía

casco roído y verdoso del viejo falucho

VIII.— El sueño bajo

el sol

que aturde y ciega

81

84 88 91

93 95 97

175

ÍNDICE

Págs.

HUnORISAOS, FANTASÍAS, APUNTES La noria

101

El cadalso

103

LAS MOSCAS

104

Elegía de un madrigal

107

Acaso

109

Jardín

111

Fantasía de una noche de Abril

112

A

un naranjo y á un limonero vistos en una tienda de plantas y 118

flores

Los sueños malos

120

Hastío

121

Consejos

125

>

GALERÍAS Introducción

129

I.— Desgarrada II.—Y era III.

el

la nube; el arco iris

demonio de mi sueño,

132 el

ángel

— Desde el umbral de un sueño me llamaron

IV. —Sueño infantil

V.

—Si

135

yo fuera un poeta galante

VI. —Llamó á mi corazón un claro día

IIV.— Hoy buscarás en vano VIII.— Y nada importa ya que

X.— La

vino de oro

casa tan querida el

pálido lienzo de la tarde

XII. -Tarde tranquila XIII.

XIV.

— Yo, como Anacreonte — ¡Oh tarde luminosa!

137 138 139

el

XI. —¡Tocados de otros días

XI. —Ante

133 134

140 141

142 143

144 145

146

176

ÍNDICE Págs.

XV. —Es una

XVI .—Y no

tarde cenicienta y mustia

147

es verdad, dolor, yo te conozco

148

— ¿Y ha de morir contigo el mundo mago XVIII. — Desnuda está la tierra XVII.

149

150

XIX. - Campo

XX. — A un

151

viejo y distinguido señor

152

XXI. —Los sueños

XXII— Guitarra XXIII.

153

del

— El rojo sol

mesón que hoy suenas

de un sueño en

el

jota

154

Oriente asoma

155

XXIV. —La primavera besaba

XXV

156

-Renacimiento

.

157

XXVI. — En nuestras almas, todo XXVII. XXVIII

.

— Tal vez la mano,

158

en sueños

—Y podrás conocerte

159

recordando

160

XXIX. —Los árboles conservan

XXX. — Húmedo

161

está, bajo el laurel, el

banco

162

VARIA 165

Caballitos

Ruidos.

,

..

166

Pesadilla

167

De la vida

168

Varia

169

Sol de invierno

171

Elogios

172

CATALOGO DE

EN PROSA Y VERSO

OBRAS DE

ESPERANTO

MADRID Librería de Pueyo Mesonero Romanos,

1908

10

Imprenta de Arróyave y González, Pizarro,

15.



OBRAS MODERNAS EN PROSA DE

IWTÉRÉSAWTE LECTURA

Pesetas;

ACEBAL

(Francisco)

Huella de Almas (novela) De mi rincón

ALARCÓN

3

o 75

(Mariano)



Tomo I: Moisés contemporáneo. Contiene este tomo las siguientes obras: El éxodo (drama en cuatro acEn el desierto (drama en cuatro actos).

Obras de

teatro.



tos.

—La

tierra de promisión

(drama en

cuatro actos)

Tomo

5

Del dolor al olvido. Contiene este tomo las siguientes obras: Rescatada (drama en tres actos). Rayo de sol (drama en un acto). " La fuerza de la corriente (La sinfonía de las aguas), drama IL



en cuatro actos

ARCE

5

(Francisco de)

Pasionales (cuentos)

2

La

3

calatra^a (novela)

ARÉVALO

(Joaquín)

Misterios del lupanar (novela)

i

CATÁLOGO DE OBRAS MODERNAS EN PROSA

4

Peseta»

BARK

(Ernesto)

Filosofía del placer

3

La

3

Invisible (novela contemporánea)

BARRIOBERO Y HERRÁN Cervantes de levita

(Eduardo)

(crítica social)

i

mundo (Filosofía del suicidio) Don Quijote de la Mancha (comedia lírica Misterios del

sobre

la

base de

la

obra del inmortal Cer-

vantes)

3

Guerrero y algunos episodios de su vida milagrosa (novela documentaría)

BUENO

i

2

(Manuel)

Almas y paisajes (cuentos)

2

A ras

i

de tierra

CAMBA

,

(Francisco)

Camino adelante

DARIO

(novela)

2

(Rubén)

Azul

I

Tierras solares

DICENTA De

3 50

(Joaquín)

piedra á piedra (cuentos)

3 2

Crónicas

D'ORS

50

(Eugenio)

La muerte de

Isidro Nonell

(Narraciones

arbitrarias)

GONZÁLEZ ANA YA

3

(Salvador)

Rebelión (novela) Los alquimistas. Estudio sobre y sus adeptos

3 50 la

alquimia 2

LIBRERÍA DE G. PUEYO

5

Pesetas

GONZÁLEZ BLANCO Las

iglesias del

Estado

HÉCTOR ABREU Aves de paso

(Edmundo) r

(Manuel)

(novela)

3 50

Novelerías

3

Amazona

3

(novela)

El Espada (novela del toreo)

Dominio de

HEREDLA.

faldas (psicología masculina).

.

3 2

(Rafael)

A toda máquina HOYOS Y VINENT

I

50

(Antonio)

Frivolidad (novela)

3 50

Mors

4

in vita (novela)

HUERTOS

(Luis G.)

Hampa (novela) Rerum (prosas)

2 2

VARO (Antonio de Angustias Salazar (novela)

IGLESIA

LARRUBIERA Camino

LEYVA

del

la)

3

(Alejandro)

pecado (novela)

2

(Nicolás)

Cuentos en papel de

LÓPEZ DE RARO En un lugar de

la

oficio

3

(Rafael)

Mancha (novela manchega)

Dominadoras (novela madrileña)

2

3

MARTIN RUIZ

(Leocadio) Tierra sultana (prosas)

MARTÍNEZ-RUIZ

i

50

i

50

(José) «Azorín»

Los hidalgos (La vida en

el siglo

XVII)

6

CATALOGO DE OBRAS MODERNAS

MARTINEZ SIERRA

F.N

PROSA

(Gregorio)

Teatro de Ensueño Motivos La tristeza del Quijote

4

Sol de la tarde

3 50 2

5

4

Hamlet y el cuerpo de Sarah Bernard Pascua Florida

2

Diálogos fantásticos

2

La

4

feria

Aldea

MUÑOZ

de Neuilly

ilusoria

4

(Isaac)

Vida (novela)

i

Voluptuosidad (ídem) Alma infanzona (ídem)

3 3

MURGER Y BARRIERE La bohemia (comedia en cuatro

actos)

2

ÑERVO

(Amado) Almas que pasan

(últimas prosas)

Otras vidas (novelas cortas)

RAMOS

(Fernando) y

Alma y carne

BRAVO

(Marcelino)

(novela extremeña)

RÉPIDE (Pedro

3 50 3 5©

3

de)

indiscreta. — Agua en cesti—No hay fuerza contra amor. (Tres

La enamorada 11o.

el

novelas en un tomo)

RODENAS

(Miguel A.)

Tierras de paz

RUSIÑOL

3

3

(Santiago)

Pájaros de barro

5

Desde

5

el

molino (impresiones de arte)

— LIBRERÍA DH G. PUEYO

7 Pesetas

Desde el molino (edición económica) Vida y dulzura (comedia) Buena gente (comedia en cuatro actos). El enfermo crónico (comedia en un acto). La fea (drama en tres actos). El buen po-

l

2

5



licía

(comedia en dos actos)

5

S ALAZAR (Rodolfo). Remediets y Frasquiteta (novela

O 50

alicantina)

Risas y lágrimas (novela en cuatro capí-

o 50

tulos)

SASSONE

(Felipe)

Malos amores (novela) Almas de fuego (novelas cortas)

3

De mi

í

I

cariño (prosas íntimas)

SAWA (Miguel). Ave fémina

I

SILES (José de) La novia de Luzbel La casa de la alegría

i

i

El lobo y la oveja El drama del Calvario (leyendas místicas).

i

,

.

i

Boda buena y boda mala

i

El cincel y la paleta

i

Acuarelas del redondel (narraciones taurinas)

Cielos y abismos

Memorias de un patriota La estatua de nieve La copa de veneno

I i

i l

i

El paraíso de los pobres

í

La

l

hija del fango (novela)

CATÁLOGO DE OBRAS MODERNAS EN PROSA

8

P esetas Historias de

amor

i

El asesino de Lazara

i

La picara Cornelia (novela

picaresca)

El barón de Chicha y nabo La niña del fraile (id.)

(id.)

SUAREZ DE PUGA

l

(Antonio)

Pan de centeno (novela gallega)

TRIGO

i i

2

(Felipe)

Las ingenuas (novela pasional), dos tomós. La sed de amar (novela) Alma en los labios (novela) Del frío al fuego (ellas á bordo), novela. ...

7

La

3 50

altísima (novela)

El amor en la vida y en los libros Socialismo individualista,

VALLE-INCLAN (Ramón

3 5^ 3 50 3 50

3 3

del)

Sonata de Primavera (novela) Sonata de Estío (id.) Sonata de Otoño (id.) Sonata de Invierno (id.) Flor de Santidad (id.) Aguila de Blasón (id.)

2

3 50 3 50

3 50 2 3 50



Jardín novelesco. Historias de* santos: de almas en pena: de duendes y de ladrones

3 50

Jardín umbrío El Marqués de Bradomín (novela)

o 75

Historias perversas

2

VIDAL

3 5°

(Pepita).

Cosas que pasan (prosa ligera)

2 50

ZAMACOIS

(Eduardo) Río abajo Punto negro (novela)

3

3

LIBRERÍA DE G. PUEYO

9 Pesetas

Desde

el

arroyo

l

Tik-Nay. El payaso inimitable La cita (novela de El Cuento Semanal)

ZAYAS

3 ...

o 30

.

3 50

(Antonio)

Ensayos de

crítica histórica

y

literaria.

.

.

OBRAS MODERNAS EN VERSO Pesetas

ABRIL

(Manuel)

Canciones del corazón y de

la vida*

BACHILLER CANTA CLARO

(El)

Los señores diputados, 400 semblanzas en verso, con un prólogo de Galdós

BARRANTES

BRENES MESEN

3 (Roberto)

el silencio

BRIGA

2

(Pedro)

Tierra y cielo

En

2

'.

3

(Augusto)

Mundanas

CARRERE

3

(Emilio)

Románticas

l

El caballero de la muerte

3

CASTRO

(Cristóbal de)

El amor que pasa

3

CATARINEU Estrofas

2

LIBRERÍA DE

G.

PUEYO

II

Pesetas

CUQUERELLA

(Félix)

Del amor

2

CHOCANO

(José Santos)

Los conquistadores (drama heroico en

tres

actos)

DARIO

2

(Rubén)

Cantos de víd

i

y esperanza

5

Prosas profanas

DIEZ

CAÑEDO

Versos de

FABRA

las

5

(Enrique)

horas

2

(Nilo)

Interior

3

Ingenuamente

2

FORTUN

(Fernando)

La hora romántica

2

GARCÍA VALENZUELA

(G.)

Rumor de notas GIL ASENSIO (Federico)

Como la

2

vida

l

GODOY Y SOLA (Ramón de) Aspiraciones

GONZÁLEZ ANAYA

2 (Salvador)

Medallones Cantos sin eco (prólogo de Manuel Reina)

JIMÉNEZ

2 .

2 50

(Juan R.)

Ninfeas

5

Jardines lejanos

3 50

Rimas Almas de

3 2 50

violeta

12

CATÁLOGO DE OBRÁS MODERNAS EN VERSO Pesetas

LÓPEZ ALARCÓN

(Enrique)

Constelaciones

3

LLANOS (Américo) A flor de alma

MACHADO

2

(Antonio)

Soledades-Galerías-Otros poemas

MACHADO

Alma-Museo-Los cantares

3

Caprichos

La

!

3

o 75

fiesta nacional.

CAMPO

3

(Manuel)

(Marqués de)

Estampas

2

ÑERVO (Amado) Poemas.

5

Perlas negras

5

ORTIZ DE PINEDO (José) Dolorosas

2

Poemas breves

2

Huerto humilde

3

ORY (Eduardo

de)

La primavera canta

,

El pájaro azul

PUJOL

i

50

i

50

(Juan)

Ofrenda á Astartea

RÉPIDE

,

2

(Pedro de)

Las canciones

3

Libertad

Las canciones de

l

la

sombra

3

LIBRERÍA DE G. PUEYO

13 Pe^etai8

ROSADO VEGA Alma y sangre

8

Sensaciones Libro de ensueño y de dolor

3 6

SALAZAR (Rodolfo

de)

Ecos del alma

2

SÁNCHEZ RODRIGUEZ Alma andaluza

SHERIF

(José).

2

,

(Leonardo)

Versos de Abril

SILES

2

(José de)

Los fantasmas del mundo El diario de un poeta

i i

Musa retozona

i

El carn ival eterno

i

VAL

>

(Luis)

(Mar'ano Miguel de)

Edad dorada

VALENZUELA

3 50 (José de)

Almas y Cármenes

VALLE-INCLAN (Ramón

6 del)

Aromas de leyenda

3

VARIOS AUTORES.



La corte de los poetas. Florilegio de ritmas modernas. Forma un elegante tomo de 348 páginas y contiene 173 composiciones en verso de los mejores poetas mo-



dernos españoles é hispano-americanos

VERDUGO Hojas

.

.

4

(Manuel) 2

14

CATÁLOGO DE OBRAS MODERNAS EN VERSO Pesetas

VIDAL

(Pepita).

Lira andaluza

Cosas que pasan Vibraciones

VILLAESPESA

3 50 2 50 i

(Francisco).

Tristitias

rerum Las canciones del camino

3 2

Carmen

2

Rapsodias

2

ZAYAS

(Ajtonio de).

Joyeles bizantinos Retratos antiguos

4 3

Paisajes

3

Noches blancas Leyenda

4

4

Obras de Esperanlo Pesetas

ZAMENHOF Fundamenta krestomatio de

la

linguo Espe6

ranto

INGLADA Y VILLANUEVA Vocabulario Esperanto-Español y EspañolEsperanto

6

INGLADA Y VILLANUEVA Manual y

ejercicios de la lengua internacio-

nal Esperanto

DUYOS SEDÓ

é

3

INGLADA ORS

Curso práctico de Esperanto, lecciones graduadas y ejercicios para aprender sencillamente la lengua internacional

DL^OS SEDÓ Clave de dos en

el

los

é

3

INGLADA ORS temas y ejercicios conteni-

curso práctico de Esperanto,

.

.

O 75

GUINART Gramática de la lengua internacional auxiliar Esperanto Diccionario Esperanto-Español de Raíces.,

o 75 i

CATÁLOGO DE OBRAS DE RSPERANTQ

l6

Peseta»

CART Primeras lecciones de Esperanto Hispana Jarlibro Esperantista (anuario esperantista) para 1907 Verba amuzajo Enumeración y significado de los afijos. ... Ekzerco je tradukado, ejercicio de traducción

75

O 50 o 15 o 25

o 50

Cent dek Tri humorajoj verkitaj au Esperantigitaj

Provo de Esperanta Nomigado de personaj nomoj Clave Esperanto

O 40 o 75 o 10

University of Toronto

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