Susana Iturralde. El secreto

Susana Iturralde El secreto de los López Iturralde, Susana El secreto de los López. - 1a ed. - Ushuaia : Utopías, 2014. 154 p. ; 19x14 cm. ISBN 978

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Susana Iturralde

El secreto de los López

Iturralde, Susana El secreto de los López. - 1a ed. - Ushuaia : Utopías, 2014. 154 p. ; 19x14 cm. ISBN 978-987-1887-83-5 1. Narrativa Argentina. 2. Novela. I. Título CDD A863

EL SECRETO DE LOS LÓPEZ de Susana Iturralde © Susana Iturralde 1ra Edición - 100 ejemplares Foto de tapa de Griselda García Cuerva, editada por Ximena Lázara. Diseño, diagramación y Edición: EDITORIAL UTOPIAS de Jorge Navone Ushuaia - Tierra del Fuego www.editorialutopias.com.ar Todos los derechos reservados I.S.B.N: 978-987-1887-83-5 Impreso en Argentina

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Queda estrictamente prohibida, sin la autorización escrita del autor, bajo las sanciones establecidas por las leyes pertinentes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático.

A papá y a mamá, que me llevaron de la mano hasta la casa de los López. A Sylvia y a Graciela, mis hermanas, con quienes compartí una hermosa y feliz infancia, que me permitió soñar e inventar estas historias. A Teodo Bellatti de Gilardi, Clara Stang de Delgado, César Vilgré La Madrid y a todos los que, con sus recuerdos, me acercaron un poco más a la historia de esta querida familia. A mi gente dolorense que ha compartido y comparte esta pasión que me mueve a escribir. A Diego Sachella, que encendió la llamita para el fogonazo final. A Alguien, que me concedió la gracia de crear a través de la palabra.

El secreto de los López

Esta novela no pretende reconstruir la historia de una familia de la que tanto se ha dicho, ni mucho menos. Es cierto que, de chica, conocí a los López, y que iba con mamá frecuentemente, a esa casa fascinante y extraña… Son ciertos algunos recuerdos como Canela, el trajecito de Fernando, el peinetón de Sylvia, la manta, el techo con “miles” de lucecitas… Existen, también, los dos cuadernos, el verde y el clarito, la carta de Cristina desde Mina Clavero, los kimonos… Don Francisco, María Luisa, Rosita, fueron una realidad muy intensa en mi lejana infancia. Hoy, en este presente adulto, más que como recuerdos, me rondaron como personajes de una historia creada por mi imaginación, entrelazada con la realidad. Por eso, perdón, don Francisco, por las irreverencias de mi locura literaria. Usted, como creador musical, seguramente me entenderá. El resto, entre ellos, mamá, me mirarán reprobatorios pero, al final, aceptarán mi travesura. Alguien, quizás, me pegue un tironcito de orejas… Susana 1985

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Susana Iturralde

CARTA A LOS LECTORES DE ‘EL SECRETO DE LOS LÓPEZ’

Había pensado, antes que “CARTA A LOS LECTORES”, en “A MODO DE PRÓLOGO”. Que fue a escribir un prólogo a lo que ST* me invitó, al fin y al cabo. Pero luego, preferí una carta, esta carta en particular, porque, conservando como conservo, (no está de más decirlo), unas 300 cartas de P*, algunas menos de ST, pero muy queridas, por cierto, bueno, pensé que era de cartas de lo que se había nutrido y se nutre aún este triángulo amoroso que nos une a ST, a P y a mí desde hace, ¡uf, ¿cuántos años?! ¡Mejor no pensar en eso, que ST, P y muchos más en la familia de ST y de P se van a enojar! Además, la carta me permitía mencionarles a ustedes, curiosos abrelibros, mi ciudad actual y una fecha del s. XXI, detalles insoslayables. ¡Pensar que la historia de este secreto abarca ya tres siglos! Nació en el pueblo de Bermeo, en Vizcaya, en una España inimaginable, hacia 1872; se volvió enemiga del tiempo en Dolores, provincia de Buenos Aires, Argentina, a lo largo del múltiple s. XX, y, vean cómo se multiplica, inasible, hasta hoy. Lo que se dice un mito. 6

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Creí que así tendrían con ustedes valiosos detalles de este secreto que ha ignorado saludablemente geografías y océanos. Y, ¿por qué habrá resultado así?, se preguntarán. Yo tengo una hipótesis: es porque hemos sabido guardar el secreto. Leo en la contratapa de un libro que me recomendó una amiga, que ha dicho Ernest Hemingway alguna vez: “Un buen relato debe ser como un iceberg: lo que se ve (entiendo que no es una hipérbole ni una metonimia la elección del verbo) es siempre menos que lo que queda oculto bajo el agua, y otorga intensidad, misterio, fuerza y significación a lo que flota en la superficie”. Celebro y acuerdo con esa forma de acercarse al universo del misterio, al universo del secreto. Sin dudas la han de celebrar, sospecho, tanto Susana Iturralde, legendaria poeta, actriz y profesora dolorense, como ST y el mismísimo P, legendaria ellas y legendario él antes de, pero también por las letras de la autora en esta novela. Susana Iturralde es, esencial y vitalmente, una narradora. Los mitos la abrazan y ella los vuelve a ofrecer, enriqueciéndolos en sus secretos más íntimos y trascendentales, en cada acto narrativo que emprende, y, yo lo sé, no importa si es desde el escenario, en una clase, en un poema o en una novela, como esta, de secretos, de misterios, de juegos y galerías de espejos, de rotundas apariencias veladas, de poco convincentes identidades reveladas, de cautivadora intriga de la cual no debiera decirles más que, con Hemingway, ¡lo que verán, es infinitamente mucho menos que sus arcanos, y allí reside el encanto! 7

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“El secreto…” propone jugar. No olviden esto que les digo: leerla es entrar a un juego cuyas reglas no conocerán, y si es que entienden ustedes que eso sucede, hasta el final. Antes que ninguna otra cosa, dispónganse a jugar, y también apréstense, ¡y préstense!, al goce de un secreto fabuloso: el secreto de no resolver los secretos. (Si no me creen esto de que la dicha vivificante es no resolver los secretos, les pido que aguarden hasta conocer a ST y a P, pero también que ya mismo vayan preguntándole a esos sesudísimos científicos y estudiosos que nunca faltan a nuestro alrededor, a ver cuándo disfrutan más, si cuando descubren el secreto de lo que buscaban o cuando transitan la búsqueda). En lo personal, sé que develar los misterios no salva, y además, es aburrido. ST y P lo saben, por eso se legan uno a otra una caja hecha de símbolos. Susana Iturralde lo supo también y desde siempre. Lo supo desde que fue ST en cada rincón de su esquina dolorense, ese faro existencial desde el cual “El Secreto…” no podía sino ser alumbrado poética antes que inquisidoramente. Por eso su escritura en esta novela es una escritura que nos invita a no admitir dicotomías, opuestos, identidades excluyentes o exclusivas, definiciones irreductibles. La escritura de Susana Iturralde en “El secreto…”, (¿o debería decir, “el secreto de Susana Iturralde”?), es una escritura niña, esa escritura que le permite, adulta, volver letra lo que los ojos de su niña ven a cada paso. Ojos, esos ojos niños, que debemos reclamar siempre, infinitamente, con nosotros. 8

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Uno debe, a la manera de esos cines de hoy en día que entregan ciertas gafas para ver las dimensiones ocultas de la pantalla plana, calzarse otras gafas que no son tan tecnológicas, sino más eficientes y mucho más reconfortantes: la mirada de Susana Iturralde, la mirada de ST, esa misma que cada uno de nosotros conservamos en algún rincón de nosotros mismos. Y bueno, ahora sí, debo anticiparles algo de ST. Es…, tiene…, tiene los ojos más hermosos que pueda uno jamás imaginar! “No la retes…” resuena en “El secreto…”, y, ¿cómo no habríamos de desear que no nos reten, cuando, de niños, vemos fantasmas, ángeles, duendes, muertos, espíritus, genealogías y retratos que no tienen siquiera, en el diccionario adulto, entradas que nos conformen? Seres a los que les crecen alas. Susana Iturralde, como ST y P saben que lo que han soñado es cierto, por más que se empecinen en negarlo. Y en ese empecinamiento reside uno de los más tiernos y turbadores atractivos de esta novela. El empecinamiento en demostrar que es el embarullado y a veces hasta intimidante camino hacia el misterio, lo que vivifica por encima de su resolución. El universo de espejos, de vaporosas identidades, de realidades leves, de hechos inefables que vivimos al leer “El secreto…” es un universo al que sólo se puede acceder si nos disponemos a quitarnos las vestiduras adultas que cargamos a conciencia y razonablemente, y nos calzamos, además, las gafas esas que inauguran otras dimensiones, en este caso, las miradas de ST y de P. 9

Susana Iturralde

Ese es el mejor motivo de esta carta, decirles, como dice Susana Iturralde, que el sueño revela un mundo nuevo. ¡Sigamos soñando, entonces, que no habrá garantía de mundos nuevos como no sea el haberlos soñado antes! Ese es el secreto de “El secreto de los López”, ¿ven? Seguir coleccionando trocitos de cuerdas de violín y pétalos de flores entre las hojas de un libro, y fragancias de la infancia en nuestros cabellos de viejos. Algo así como no cambiar sueños propios por realidades ajenas, jamás, bajo ninguna excusa. Ni siquiera la de saber el nombre o la forma del secreto. ¡Lean esta novela, y ténganla lista, bien a mano, para esas ocasiones en que sus hijos les dicen que están aburridos, que no saben qué hacer! ¡Léansela o dénsela a leer! Es la única estrategia exitosa para que ST y P sigan existiendo por siempre. Una estrategia exitosa, en fin, contra ese fantasma tan humano que es la muerte. Un abrazo fuerte desde la nevada Munich en la que, en esta época del año, oscurece a las tres de la tarde. Diego Sachella Alemania - Ciudad de Munich, Baviera, Alemania, Navidad de 2013. *Les ruego paciencia y disculpas porque no me agradecerán que develase ahora las iniciales que celebrarán pronto haber descifrado ustedes mismos.” 10

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