T) EN LA ARQUITECTURA COLONIAL DE LA HABANA VIEJA

“PIEDRA DE SAN MIGUEL”: TESTIGO DEL LÍMITE CRETÁCICO-TERCIARIO (K/T) EN LA ARQUITECTURA COLONIAL DE LA HABANA VIEJA Por: Roger Arrazcaeta Delgado 1, R

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“PIEDRA DE SAN MIGUEL”: TESTIGO DEL LÍMITE CRETÁCICO-TERCIARIO (K/T) EN LA ARQUITECTURA COLONIAL DE LA HABANA VIEJA Por: Roger Arrazcaeta Delgado 1, Reinaldo Rojas Consuegra 2, Eduardo Martell Ruiz Mengana 2

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y Jorge Isaac

1. Gabinete de Arqueología (OHCH). Tacón 12, CP 10100. La Habana Vieja. Cuba. 2. Museo Nacional de Historia Natural (AMA-CITMA). Obispo 61, Plaza de Armas. CP 10100. La Habana Vieja. Cuba

Introducción Esta ponencia es un estudio inicial, inserto en el campo de la Arqueología de la Arquitectura, y trata sobre la denominada Piedra de San Miguel, un material de construcción usado en la arquitectura habanera de la época colonial. Se aborda la identificación geológica de esta roca, sus distintos empleos en las edificaciones y posibles límites cronológicos, entre otros. No obstante, estamos conscientes que queda mucho por investigar respecto a todo el ciclo de producción histórica de esta piedra multiuso. Las evidencias arqueológicas en los sitios urbanos de La Habana Vieja, Centro Habana, Marianao y el Cerro, todos en la capital cubana, así como en algunos pueblos periféricos y otros ubicados en la vecina provincia de La Habana (Santiago de las Vegas, Santa María del Rosario, Bejucal, Madruga, Jaruco, San Antonio de los Baños, Melena del Sur y Batabanó), permiten corroborar que la piedra de San Miguel se usó extensivamente en los edificios históricos. Sin embargo, no fue esta roca arenisca calcárea el único material utilizado como pavimento en los vetustos inmuebles; al respecto, corroboramos por las excavaciones arqueológicas, los estudios históricos-arquitectónicos, y las tasaciones de albañilería realizadas para la venta de casas, o como resultado de una herencia testamentaria, etc., distintos tipos de soladuras en los inmuebles. Entre estas se encuentran: las de hormigón de cal; hormigón de cal con agrego de vinagre y polvo de ladrillo; hormigón de cal con polvo de ladrillo y almagre; losas de Génova; pisos de ladrillos y pavimentos de baldosas o losetas de cerámica, de las cuales existieron variedad de tamaños y formas (cuadradas, rectangulares, hexagonales, octogonales, etc.). Por otra parte, los pavimentos de losas de mármol blanco eran considerados entre los más refinados y caros, pues se importaban de las famosas canteras de Carrara en Italia, y el material era de altísima calidad; fueron muy populares durante el siglo XIX y primer tercio del XX en las casas de la nobleza y burguesía habanera. Todavía pueden apreciarse pavimentos de losas de mármol blanco combinadas con otras de mármol gris oscuro o negro, con las que formaban hermosos ajedrezados en salas y otras dependencias de las casas más importantes de la capital y otras ciudades cubanas. Sobre el uso de las losas de mármol, hay una referencia del año 1776 de la casa alta de don Antonio Pérez en

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calle Lamparilla no. 17 (número antiguo), La Habana Vieja, lo cual verifica su empleo desde la segunda mitad del siglo XVIII. Cabe también destacar las conocidas como Losas Isleñas, de piedra volcánica, llamadas así porque provienen de las Islas Canarias; también se importaron otras de Bremen, Bélgica y de Hamburgo, Alemania. Además, grandes losas de areniscas calcáreas metamorfizadas -algunas con casi cuatro metros de longitud- de tono gris oscuro y formato rectangular o cuadrado, aun perviven en las aceras que rodean el Palacio de los Capitanes Generales, actual Museo de la Ciudad de La Habana. De acuerdo a nuestro estudio, podemos aseverar que la piedra de San Miguel fue muy abundante en las cercanías de la capital en crecimiento, y miles de metros cuadrados de esta roca fueron extraídos en canteras a cielo abierto de la Formación Peñalver; esta actividad que aun continúa, con la elaboración de piedra para árido de construcción y arena artificial. Además, aunque en menor escala, ha ganado espacio su uso como revestimiento en enchapados de fachadas. La facilidad de acceso a esta materia prima, su relativa dureza, los llamativos arabescos vermiformes que la adornan, sus tonalidades crema-amarillenta y el frescor de su apariencia, parecen haberle ganado una especial preferencia en la larga faena de la creación de la urbe habanera. Las investigaciones sobre los depósitos geológicos del occidente de Cuba, relacionadas con el límite Cretácico-Terciario (LKT), han demostrado que la Formación Peñalver estuvo determinada por los procesos acaecidos al final de la era Mesozoica, como consecuencia del impacto meteorítico marcado por el cráter de Chicxulub, ubicado en la península de Yucatán, México (Pszczolkowski, 1986; Iturralde-Vinent, 1992; Takayama et al., 1999, 2000; Tada et al., 2004). Algunos de sus rasgos sedimentológicos y composicionales revelados durante esos estudios particulares, permiten hoy la plena identificación de la Piedra San Miguel, como un producto procedente de la Fm. Peñalver. Su uso en el contexto edilicio El empleo de la piedra de San Miguel en nuestra arquitectura colonial y en otros oficios, se puede verificar en variedad de piezas, entre ellas las más profusas son las losas para pavimentos de inmuebles, de las cuales predomina el formato cuadrado de 42 x 42 cm (Fig. 1). También son frecuentes las rectangulares, que muestran una gran variabilidad en su longitud, encontrándose tamaños hasta casi de dos metros, aunque manteniendo el ancho casi siempre de 42 cm. En los ejemplares medidos hasta el momento por nosotros, el grosor fluctúa entre 3 y 4 cm como mínimo, y hasta 22 cm como máximo. Por otra parte, se observan dos tipos de desbastes en la cara de la losa que amarra con la argamasa, una muy tosca hecha con hacha de mano, a veces de morfología prismática, y otra aplanada casi lisa, elaborada con otra técnica, esta última solo relacionada con las losas de menor espesor. Creemos que esto puede tener una implicación cronológica y será necesario precisarlo ulteriormente.

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Los documentos históricos, principalmente las tasaciones o inventarios de inmuebles, y buena cantidad de viviendas coloniales de La Habana Vieja aun existentes, revelan la presencia de escaleras con sus peldaños esculpidos en piedra de San Miguel. A veces estos pasos tienen más de dos metros de longitud -casas de Oficios 356 y Obrapía 158- y un cuidadoso trabajo en su acabado.

Fig. 1. Pavimento de losas de San Miguel. Casa construida en 1893 (Museo Municipal de Melena del Sur. Tamaños de las losas 42 x 42 cm y 70 x 42 cm y otros.

Ejemplos de escaleras de gran monumentalidad, con peldaños de piedra de San Miguel, son las del Seminario Conciliar de San Carlos y San Ambrosio, cuya fábrica es obra de los jesuitas a mediados del siglo XVIII, “… y en todo caso lo estaba a la expulsión de aquéllos en 1767,…” (Weiss, 1996: 256); y la de la casa del Marqués de Arcos en calle Mercaderes no. 16, presumiblemente construida en el año 1746, fecha en que se hizo la vivienda. Otra espaciosa escalera está en la casa de Tacón no. 4, la cual se erigió después de 1749, pues en este año doña Rosa Díaz Pimienta vende la casa a don Martín de Aróztegui y su esposa, y solo pasado unos años las escrituras se refieren al domicilio como de dos plantas (Fig. 2). Otro caso de estudio es el importante palacete de Obrapía no.158, la llamada Casa de la Obrapía o de Martín Calvo de la Puerta, donde la señorial escalera pudiera datar de fines del siglo XVIII, cuando el inmueble fue remozado por su propietario Gabriel M. Castellón y Cárdenas, segundo Marqués de Cárdenas (Fig. 3). Una estructura análoga (Fig. 4) está en la casa del capitán Francisco A. Basabe. Esta vivienda de dos plantas se encuentra en Mercaderes no. 213 esquina Amargura, y corresponde al período de 1728-1730; en esta etapa dicho señor compra a doña María de Guión unas casas de rafas, tapias y tejas con sus accesorias y fabrica una casa en el sitio de estas, adquiriendo el nuevo inmueble la fisonomía con que ha llegado a nuestros días (Weiss, 1996: 220; Rodríguez, 2004: 123-

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130). Igualmente, San Ignacio 364, antigua morada de la Marquesa de Casa-Calvo, doña Luisa Peñalver y Navarrete, exhibe una escalera de mediados del siglo XVIII hecha con esta piedra. También se hicieron componentes similares en inmuebles habaneros de menor jerarquía, O'Reilly no. 309 y San Ignacio no. 356 son ejemplos de esto; en este último la escalera parece ser del año 1862, según indican la reja de la planta alta que tiene grabada la referida fecha y la tipología arquitectónica de este inmueble.

Fig. 2. Escalera de Tacón no. 4.

Fig. 3. Escalera de Obrapía no. 158.

Una evidencia arqueológica de la escalera erigida entre los años 1723 y 1725 en la casa de Tacón no. 12, cuando se construyó por la parda libre Juana de Carvajal, lo constituyen dos escalones de piedra de San Miguel que aun existen (Fig. 5), y que son mencionados en una tasación de enero de 1801, después del fallecimiento del propietario de la vivienda en ese entonces, 16 de diciembre de 1800, Nicolás Calvo de la Puerta. En esta tasación se lee: “ Pr. la Escalera principal con 23 Escalones inclusos 2 de piedra de Sn. Miguel y las demas de ladrillo…” . No obstante, es posible que su datación sea el año 1751, pues el padre de Nicolás Calvo, el doctor Pedro José Calvo de la Puerta y Arango, quien había adquirido esta morada en 1748, compra el domicilio colindante de Tacón no. 8 y unifica ambas viviendas ampliándolas y remozándolas. Otros elementos manufacturados en piedra de San Miguel fueron los brocales de aljibes y pozos (Fig. 6); una tasación del 22 de agosto de 1777 de la casa alta de don Antonio Govín, frente a la calle de Amargura no. 78, menciona un aljibe de bóveda con su brocal de piedra de San Miguel; otra del año 1848 de la casa que quedó por bienes de don Martín Pedroso y Echeverría en la calle Obrapía no. 55, esquina Baratillo, antiguo no. 1, reitera el uso de esta piedra en un brocal de su pozo “…de mala agua”, ambas en La Habana Vieja.

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Fig. 4. Escalera de Mercaderes no. 213, esq. Amargura.

Fig. 5. Escalera de Tacón no. 12.

Basas para horconaduras de madera (Fig. 7), sardineles, quicialeras, enlosados de aceras, canalizaciones hidráulicas y otros componentes de piedra de San Miguel, quedaron registrados en los documentos históricos de los siglos XVIII y XIX, de todos existen pruebas arqueológicas en la arquitectura colonial habanera.

Fig. 6. Brocal de aljibe en O'Reilly no. 309, La Habana Vieja.

Fig. 7. Basa de horconadura encontrada en las excavaciones arqueológicas de Lamparilla y San Ignacio, La Habana Vieja.

Esculturas y tarjas en piedra de San Miguel En el curso de esta investigación preliminar, el redescubrimiento de esculturas y tarjas elaboradas en la piedra de San Miguel constituyó una gran sorpresa para nosotros, después hemos comprendido porqué se empleó esta piedra para ello y no otra. Entre las esculturas estudiadas están dos 5

interesantes figuras antropomorfas que rematan la señorial escalera del palacete de Obrapía 158 en la planta alta (Fig. 8), que fueron talladas en piedra de San Miguel y llevan el epígrafe de un artista nombrado Valentín y el año 1781. No cabe dudas que esas esculturas fueron hechas para esta casa, pues una lleva el escudo de armas de los Castellón y la otra de los Cárdenas, estos últimos, Marqueses de Monte Hermoso; ambas familias estaban emparentadas y se sucedieron en la propiedad del inmueble desde la segunda mitad del siglo XVII hasta el XIX.

Fig. 8. Esculturas antropomorfas en piedra de San Miguel de la casa de Obrapía 158. Llevan la firma de Valentín y la fecha 1781.

Fig. 9. Señalización con el nombre de calle Ricla y el año 1763.

Por otra parte, en la esquina de la calle Muralla y San Ignacio, aun se puede ver una señalización labrada en piedra de San Miguel que lleva el denominativo de calle Ricla (Muralla) y el año1763, entre otros datos; la fecha señalada es el año en que se hizo esta tarja y tomó el nombre de Ricla esta calle, en honor al Conde de este título, que fuera el restaurador y Capitan General de la corona de España en la Isla, una vez devuelta La Habana por Inglaterra en 1763 (Fig. 9). Unas piezas también de gran interés son tres escudos religiosos en bajo relieve, dos de ellos en piedra de San Miguel, y tres esculturas del mismo tipo de roca que dignifican aun la portada del Seminario Conciliar de San Carlos y San Ambrosio. El escudo de la izquierda es el del obispo Santiago Joseph de Echavarría; el de la derecha, el patrimonial del obispo Evelino de Hurtado y Vélez (Compostela), y en el centro y sobre ambos, el de España (Sánchez de Fuentes, 1916: 597603), elaborado en una roca distinta, probablemente mármol. Estos fueron colocados por orden de Echavarría, quien fuera el Prelado de la Isla entre los años 1770-1780. Mientras que las esculturas, según Sánchez de Fuentes (1916: 597-603), datan de 1768 y representan a la Inmaculada Concepción (en lo alto de la portería), San Carlos Borromeo (Fig. 10) (abajo a la izquierda) y a San Ambrosio (abajo a la derecha). Este autor consideraba que las esculturas se importaron de España, 6

agregando que la acción destructora del tiempo las había abatido completamente. Nosotros en cambio sostenemos que su origen puede ser cubano, basados en la identificación de la piedra como San Miguel, y sí estimamos que el escudo de España adjunto a todas esas piezas podría proceder de la península ibérica. Un conjunto escultural de gran valor histórico es el que se encuentra flanqueando las portadas de la Basílica Menor de San Francisco de Asís y el convento anexo del mismo nombre, cuyo último proceso de construcción tuvo lugar entre los años 1719-1738. Entre este podemos mencionar una imagen de San Francisco de Sales (a la derecha de la portada) y otra de Santo Domingo de Guzmán (a la izquierda de la portada) de piedra de San Miguel, los cuales debieron ser colocados en las hornacinas de la portería de dicha basílica hacia 1730 o algo después, pues en este año el Cabildo de La Habana concedió a los frailes franciscanos cinco y media varas de terreno hacia la calle para la mayor extensión de la portada, torre y lo demás que se debía edificar (Weiss, 1996: 241).

Fig. 10. Escultura de San Carlos Borromeo en la portada del Seminario Conciliar de San Ambrosio y San Carlos, año 1768.

Fig. 11. Escultura de San Francisco de Paula en la fachada de la iglesia del mismo nombre, año 1745.

En 1916 Sánchez de Fuentes (1916: 160) describe que estas esculturas estaban muy deterioradas por las inclemencias del tiempo y porque jóvenes dependientes de las casas comerciales fronteras al convento, se entretenían en tirarles piedras haciendo blancos en ellas. Otras de similar período, son dos lápidas que portan escudos esculpidos y otra con el símbolo de la orden de los franciscanos, 7

inquilinos y fundadores de este convento. Las mismas están ubicadas en la parte superior de la portada de la referida institución. Curiosamente, de estas tres piezas no hemos hallado información alguna hasta el momento. Dos esculturas no menos significativas y polémicas respecto a su origen son las que aun se encuentran en la fachada de la Iglesia de San Francisco de Paula. La situada a la izquierda es la del santo que le da nombre a esta iglesia (Fig. 11), en tanto la de la derecha es la de San Pedro. Ambas están en muy mal estado de conservación, e incluso la de San Pedro perdió su cabeza. De acuerdo a Sánchez de Fuentes (1916: 440 y 441), fueron importadas de España por el propio obispo Lazo de la Vega, quien terminó la iglesia en 1745. Fuentes, no acredita la atribución de estas figuras con documento alguno, ni con una referencia bibliográfica, inclusive el historiador cubano del siglo XVIII, José Martín Felix de Arrate (1876: 436) solo reporta que el prelado Lazo de la Vega ilustró la portada de esta iglesia “… con algunas imágenes de piedra”. En ningún momento menciona la procedencia de las mismas. Por nuestra parte creemos, después de haber estudiado estas piezas, que al igual que las de la iglesia de San Francisco de Asís y las de la portada del Seminario de San Carlos, fueron elaboradas en piedra de San Miguel. Del mismo tipo de roca también fue hecha la losa fundacional del Hospital de San Francisco de Paula, y tiene inscrito el año 1735 entre otros datos (Fig. 12), actualmente expuesta en el Museo de la Ciudad de La Habana. Otra lápida relevante y conocida de la historia habanera es la que se halla en la Columna Caxigal, contigua al Templete. Fue el Capitán General Francisco Caxigal de la Vega quien erigió este obelisco para rememorar el sitio donde según la leyenda se realizó la Primera Misa y Cabildo de la villa de San Cristóbal de La Habana.

Fig. 12. Losa fundacional del Hospital de San Francisco de Paula, año 1735.

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Esta tarja tiene inciso el año 1754, correspondiente a la fecha de construcción de esta columna. Diversidad de ejemplos pudieran ser aducidos para fundamental aun más el amplio uso de esta piedra, pero consideramos que los expuestos son suficientes para demostrar su importancia en la arquitectura colonial habanera, al menos de los siglos XVIII y XIX.

Caracterización geológica de la Formación Peñalver La Formación (Fm.) Peñalver se distribuye desde los límites de las provincias Pinar del Río y La Habana, abarcando gran parte de la ciudad de La Habana, hasta la provincia de Matanzas (Fig. 13 y anexo 1).

Fig. 13. Las formaciones Moncada y Cacarajícara son unidades comprobadas que forman parte de los depósitos de LKT en el occidente de Cuba. La Fm. Peñalver presenta la más amplia distribución (puntos amarillos) desde el occidente del territorio pinareño al centro del territorio matancero.

Hacia la parte sureste y este de la ciudad de La Habana se extiende un relieve ondulado, marcado por elevaciones redondeadas, con aspecto de domos estructurales, de escasas alturas, que se destacan sobre la base de llanuras pequeñas y valles (Fig. 14). Este paisaje, desde el punto de vista geológico, responde a una estratigrafía hoy bien conocida. Las partes bajas del relieve están constituidas por las rocas marinas arcillo-arenosas de la formación geológica Vía Blanca, de edad Cretácico tardío (Campaniano-Maastrichtiano). En cambio, las partes altas (lomas) presentan las litologías de la Formación Peñalver, que exhibe en su composición, 9

principalmente y de abajo hacia arriba en el corte, brechas - conglomerados, gravelitas, areniscas desde grano grueso a fino, pelitas y lutitas calcáreas a tope (Brönnimann y Rigassi, 1963; Albear e Iturralde-Vinent, 1985). Numerosas canteras, tanto antiguas y abandonadas, como activas, marcan el área de distribución de esta unidad geológica (Fig. 14).

Fig. 14. Vista del afloramiento del LKT en Santa Isabel. Moldes de intraclastos (derecha) de la Fm. Vía Blanca, entre conglomerado calcáreo basal de la Fm. Peñalver. Típica estructura de domo con que aflora la Fm. Peñalver en la región Habana-Matanzas.

En diferentes localidades estudiadas se han comprobado los indicios de la pertenencia de la Fm. Peñalver a los depósitos del LKT, entre ellos: microtektitas y esférulas de vidrio u otros minerales; cuarzo de impacto; brecha basal con intraclastos de las unidades subyacentes; contacto basal erosivo; secuencias granodecrecientes positivas; estratificación lenticular y cruzada; estructuras de pilares, volcanes y otras de escape rápido de fluidos; potencias gigantescas de cientos de metros; cóctel paleontológico; fósiles índices del Maastrichtiano tardío, y otras (Fig. 15).

Fig. 15. Vidrio vesicular alterado (izquierda) y cuarzo de choque, registrados en las rocas de la Fm. Peñalver, en su localidad tipo.

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Es llamativa su estructura granodecreciente, con afinamiento del grano de la roca hacia el tope, aparentemente masiva, su miembro basal de brecha-conglomerado, las finas intercalaciones de conglomerados y sus típicas estructuras de escape de fluidos (pipas, pilares, volcanes), (Figs. 16, 17 y 18). También se observan importantes sistemas de grietas, generalmente abiertas, y escasos “ripples” por deformación tectónica, que pueden llegar a ser confundidos con las típicas estructuras de escape de fluidos.

Fig. 16. Estas losas de San Miguel muestran en su superficie estructuras de escape de fluidos como pipas y pilares (izquierda), y los arabescos vermiformes (derecha) que la adornan particularmente; rasgos esenciales que hacen posible su segura identificación.

“Cantera Peñalver” Es una cantera abandonada cerca de la localidad tipo de la formación, en la intelección de la Vía Monumental y la carretera al poblado de Peñalver, al este de la ciudad de La Habana (Fig. 17).

Fig. 17. Vista de la secuencia de la homogenita de la Fm. Peñalver en la cantera del mismo nombre.

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Está ubicada a continuación de la localidad tipo de la Formación Peñalver. Aquí exhibe un espesor de aproximadamente 180 m. Se subdividió en cinco miembros: Miembros Basal, Inferior, Medio, Superior y Alto, basados en su litología. El Miembro Basal consiste de calciruditas masivas pobremente seleccionada, con una matriz granosoportada, que contiene macrofósiles abundantes de origen marino poco profundo, e intraclastos grandes ocasionales, procedentes de los estratos subyacentes de la Fm. Vía Blanca y de las rocas del substrato volcánico. Del Miembro Inferior al Superior consiste en calcarenitas masivas y calcilutitas con afinamiento del grano hacia arriba. La apariencia homogénea (Fig. 17 y 20), gradación gruesa normal, presencia de abundantes estructuras de escape de agua y/o aire (Fig. 18), y los profusos

fósiles resedimentados y

reelaborados que contienen el resto de los miembros, son comparables a aquellos de la "homogenite" mediterránea, un depósito de mar profundo inducido por un tsunami, que se forma por la deposición a partir de una suspensión de alta densidad (Tada et al., 2004).

Fig. 18. Estructuras de escape rápido de fluidos, en la “Cantera Peñalver” (izquierda). Obsérvense los pilares en sección longitudinal (derecha), también fácilmente reconocibles en las losas de San Miguel.

La repetición de capas delgadas de conglomerado en el Miembro Inferior, que contiene clastos arcillosos bien seleccionados, redondeados, con fósiles marinos de aguas someras, se considera que reflejan el flujo lateral intermitente, posiblemente inducido por una serie de olas de tsunamis, durante una fase temprana de deposición de los granos provenientes de una suspensión de alta densidad (Fig. 20). En el Miembro Basal se descubrió vidrio vesicular alterado de probable origen de impacto, y existe cuarzo de choque desde el Miembro Inferior a los Miembros Superiores (Fig. 15). Junto con la delimitación bioestratigráfica de la edad de la Fm. de Peñalver, estas evidencias sugieren que esta unidad tiene una relación genética con el impacto del final del Cretácico, que marcó el límite K/T. La distribución del vidrio vesicular alterado y los granos de “cuarzo de choque” pueden explicar la sucesión del flujo de granos inicial y las olas de tsunamis subsiguientes (Takayama et al., 2000; Iturralde-Vinent, et al., 2000; Rojas, 2000; Tada et al., 2004; Goto et al., 2005). 12

“Cantera Victoria II” Al este de ciudad de La Habana. En esta cantera en explotación de la Fm. Peñalver se puede observar muy bien el paquete inferior de calciruditas con gigantescos intraclastos aportados desde la Fm. Vía Blanca, de hasta más de 10 m de tamaño. Todo el horizonte inferior de la Fm. Peñalver presenta grandes fragmentos de la Fm. Vía Blanca, de lutitas y areniscas, casi concordantes y orientados paralelos a la estratificación, casi horizontal.

Fig. 19. Nivel de intraclastos en la base de la Fm. Peñalver en Victoria II (colores amarillentos o grises oscuros). En las losas de San Miguel es posible identificar también niveles de clastos o sus moldes, ya lavados o erosionados por desgaste de esta roca cuando ha sido usada en pavimentos.

Origen geológico de la piedra de San Miguel Después de identificar los principales rasgos que caracterizan a la piedra de San Miguel, como son su granulometría media a fina, composición característica, coloraciones y sus disímiles expresiones de las estructuras de escape de fluidos, es muy seguro deducir su origen. Apoyados en la información existente sobre la Fm. Peñalver, debido a las investigaciones detalladas de que ha sido objeto, se puede identificar la posición estratigráfica que ocupaban las variedades de piedras de San Miguel que han sido usadas en la arquitectura de la ciudad. Las variedades litológicas de grano más grueso, en general de aspecto masivo, contienen niveles de cantos en forma de una fracción de material detrítico grueso, que corresponden a los niveles de conglomerados descritos del Miembro Inferior de la unidad (fig. 20). Este material clástico está representado por granos gruesos (clastos de lutitas o arcillas), a veces oxidados (tonos amarillentos) o más frescos (tonos grises), que sufren una relativa fácil destrucción, quedando manifiestos sus moldes o vaciados en la superficie de algunas de las losas de pavimentación que aun pueden observarse en la arquitectura colonial habanera.

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Fig. 20. Nótese, en esta columna de la Fm. Peñalver (Tada et al, 2003), que los rasgos texturales de la piedra de San Miguel están bien controlados estratigráficamente en el corte de esta unidad. Los niveles de conglomerados corresponden al Miembro Inferior, mientras las estructuras de escape de fluidos (estructuras de pilares y de pipas) se encuentran en la Sub-unidad A (Miembro Medio y la parte baja del Miembro Superior).

Las estructuras de escape de fluidos (estructuras de pilares y de pipas), que producen la conspicua textura de arabescos, son predominantes en las losas de San Miguel. Estas variedades litológicas son muy compactas, pero permiten ser trabajadas con cierta ventaja, sobre todo a la hora del corte en capas más o menos gruesas, probablemente condicionado por una estratificación imperfecta que fue marcada por las variadas direcciones de las propias estructuras de escape. Este material se encuentran confinado a la Sub-unidad A (Miembro Medio y parte baja del Miembro Superior), (fig. 20). Tanto las rocas con niveles conglomeráticos, como los niveles con estructuras de escape de fluidos, son fácilmente observadas en las canteras de donde se ha extraído o se extrae material de la Fm. Peñalver. En la actualidad, en algunas canteras se hace de forma artesanal y con interés de particulares la extracción de lajas para el enchapado de paredes en la ciudad, pero en este caso se explota la variedad litológica estratificada, que corresponde a la parte alta del corte de la unidad, representada por las calcarenitas de grano fino a muy fino, con estratificación paralela. Esta última característica es la que facilita la extracción del material, el cual se separa por los planos de estratificación, formando lajas de hasta decenas de centímetros de grosor. 14

Las particularidades sedimentológicas y composicionales que exhiben las rocas de la Fm. Peñalver, responden a su origen, el cual está relacionado con los procesos inducidos por el impacto meteorítico de Chicxulub, península de Yucatán, México (Fig. 21). La deposición de ingentes volúmenes de sedimentos detríticos en un corto espacio de tiempo, bajo la acción de flujos gravitacionales y corrientes turbidíticas, disparados por el golpe sísmico y trenes de tsunamis, determinaron los rasgos texturales que se observan en el material de construcción, de antaño llamado, piedra de San Miguel.

Fig. 21. Mapa paleogeográfico de los depósitos del LKT (Iturralde-Vinent et al., 2001; Goto et al., 2005).

Consideraciones finales . Las tasaciones de inmuebles y las evidencias arqueológicas estudiadas por nosotros en la ciudad de La Habana, particularmente en La Habana Vieja, y otros pueblos de provincia La Habana, demuestran el empleo extensivo de la piedra de San Miguel en la arquitectura del siglo XVIII y XIX. . Los límites cronológicos -ante quem y post quem- del uso de la piedra de San Miguel en la arquitectura y el arte de la escultura y otros, no se pueden establecer aun. Hasta el momento la pieza más antigua de fecha conocida es la losa fundacional del Hospital de San Francisco de Paula, con el año 1735. No obstante, es posible que los dos escalones existentes en la escalera principal de la casa de Tacón 12 daten de 1725. Por otra parte, una casa de madera del municipio de Melena del Sur, actual Museo Municipal de esa localidad en provincia La Habana, está pavimentada totalmente con losas de San Miguel y fue construida en 1893, representando el ejemplo más tardío que poseemos.

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. Como revelan las fuentes arqueológicas e históricas, la piedra de San Miguel se aplicó para hacer losas de pavimentos, pasos de escaleras, sardineles, brocales de pozos y aljibes, quicialeras, tapas de sumideros, inclusive las molduras de la portada de la casa de los Marqueses de Arcos fueron hechas con esta piedra. Además, se reportan canalizaciones hidráulicas con solerías y cubiertas de piedra de San Miguel. Otros oficios como el de escultor y cantero, la acogieron por su noble cualidad para la talla de esculturas, tarjas epigrafiadas y moldurados de vanos. . La piedra de San Miguel permitió el florecimiento de una industria especializada en su extracción, conversión en un producto de mercado y ganancia, giro que fortaleció las redes del capitalismo colonialista implantado por España en Cuba. . La distribución de la formación geológica Peñalver, conformada por la denominada piedra de San Miguel, desde los límites de la provincias de Pinar del Río y La Habana, abarcando gran parte de la ciudad de La Habana hasta el centro del territorio de Matanzas, permitió la fácil prospección y explotación de yacimientos a cielo abierto para suministrar este recurso a la capital y otros pueblos del país. . Geológicamente quedaron bien establecidos los rasgos distintivos de la piedra de San Miguel para diferenciarla de otras rocas que se usaron al unísono en la arquitectura colonial. Para una clasificación rápida, a simple vista, se puede identificar por su coloración crema-amarillenta, textura arenosa y compacta, y por los llamativos arabescos vermiformes que la adornan. . En los últimos años ha quedado demostrado que la Fm. Peñalver tuvo su origen en los procesos ocurridos como resultado del impacto meteorítico de Chicxulub (Yucatán, México), y que produjo la popular extinción en masa del final del periodo Cretácico, muy conocido como Límite CretácicoTerciario (LKT). Es así, que las características que encierran las piedras de San Miguel son testigos de aquel evento. Cada día, en las casas de nuestra ciudad millones de pies se sostienen sobre los testigos de aquel cataclismo geológico. Agradecimientos: A los especialistas del Gabinete de Arqueología que participaron en las excavaciones arqueológicas del sitio ubicado en calle Lamparilla esquina San Ignacio, donde se rescataron gran cantidad de losas de piedra de San Miguel para la restauración inmobiliaria. Al colega Osvaldo Jiménez Vásquez, por su ayuda en las prospecciones de nuestra arquitectura colonial y sus acertadas sugerencias. A Rebeca O. Linsuaín por sus valiosas opiniones durante la preparación de esta ponencia. A Alejandro Nolasco, quien colaboró en aspectos relacionados con la informatización de datos, y por último, al arquitecto René Gutiérrez Maidata, el cual nos facilitó algunas imágenes de inmuebles con la presencia de esta piedra en Melena del Sur, Bejucal y Madruga.

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Anexo 1 Mapa geológico de Cuba, ACC, 1985 (fragmento).

En tonos de color verde están representadas las rocas cretácicas que forman el subsuelo de la región. En verde (al oeste, sur y este de la bahía de La Habana), con el símbolo vb se muestra la distribución de la Fm. Vía Blanca; en verde limón (en el mismo territorio), con el símbolo pñ, en forma de figuras semicirculares o en franjas, está representada la Fm. Peñalver.

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Bibliografía

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