SEMANA VOCACIONAL
SUMARIO: EDITORIAL
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CARTA ABIERTA
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ARTÍCULO FORMACIÓN
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NUESTRO LEMA
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CARTEL
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TALLERES VOCACIONALES:
INFANTIL 1
12
INFANTIL 2
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ADOLESCENTES y JÓVENES
18
ENCUENTRO ADULTOS
22
ORACIONES PARA LA SEMANA:
LUNES
25
MARTES
26
MIÉRCOLES
27
JUEVES
28
VIERNES
29
VIGILIA DE ORACIÓN
30
EUCARISTÍA DE STA. LUISA
35
CONVIVENCIA VOCACIONAL
37
TESTIMONIOS:
PUERTAS ABIERTAWS
45
Mª MAR SANCHIS
47
IVAN JUARROS
49
REINALDO BEJARANO
51
COMUNIDAD BALOMBO
53
ORACIÓN VOCACIONAL 2015
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DELEGADOS DE PASTORAL
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E D I TO R I A L
“TODO COMIENZA CON UN ENCUENTRO” Él les dijo: “Venid y veréis”. Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día; era como la hora décima (Jn 1,39). “Encontrarse” con otro implica situarse frente a él, cara a cara con él, para conocerlo, para amarlo y recibir su amor. «Encontrarse con otro» lleva consigo establecer con él una relación de amistad en la que cada uno comunica al otro, da al otro, lo que él mismo es, lo que siente y vive en su corazón, su esencia humana, su intimidad personal. El encuentro con las personas cercanas abre nuestra mente y nuestro corazón al mundo, da lugar a la amistad y hace posible que la sociedad crezca y se desarrolle con buena armonía. Toda vocación, también la tuya, arranca de un encuentro personal con el Señor: “venid y veréis”. Un encuentro que se hace experiencia, vivencia, intercambio de vidas. Un encuentro donde Él entra en tu propia vida y la conmueve, la conmociona. Un encuentro marcado por la fascinación, el desconcierto, la seducción. Encontrarse con Jesús Resucitado supone abrir los ojos a su persona entrañable y abrir el corazón a su evangelio, Buena Nueva. María Magdalena y Simón Pedro, Zaqueo y el ciego Bartimeo, Marta y María de Betania, Mateo y Tomás, Felipe y Andrés, el joven rico y la mujer encorvada, Juan y Santiago, Nicodemo y el leproso agradecido, Vicente de Paúl y Luisa de Marillac y todos los hombres y mujeres que se cruzaron en su camino nos dan su testimonio: su «encuentro» con Jesús marcó para cada uno de ellos, y de manera definitiva, su vida. Todo comenzó con un encuentro. «Buscar» y «encontrar». He aquí dos palabras singularmente significativas. El Papa Francisco, en la Exhortación Evangelii Gaudium, invita a cada cristiano a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso (n. 3). Las Hijas de la Caridad y los Misioneros Paúles, cada uno personalmente y en un momento muy concreto, también quisimos saber de Él, de su mundo vital, de su proyecto, y le preguntamos: «Maestro, ¿dónde vives?» Y, en día y hora distinta, Jesús nos respondió: «Venid y veréis» (Jn 1,39). El relato continúa con tres verbos seguidos que condensan todo un itinerario vital: «fueron, vieron y se quedaron con Él». Jesús va delante de cada uno de nosotros, también de ti y de mí. Te espera en alguna encrucijada. Siempre aparece repentinamente, sin esperarlo. Su presencia, para los vicencianos, se debe percibir, de un modo especial, en los pobres. Desde la fe, en ellos vemos al mismo Cristo. A cuantos están necesitados en nuestra sociedad, queremos seguir llevando la alegría del evangelio. Nuestra Semana Vocacional coincide, en esta ocasión, con el año dedicado a la Vida Consagrada. Unidos a tantos hombres y mujeres que han dedicado su vida al Señor, quiere ser una oportunidad más para ofrecer nuestra experiencia de «búsqueda» y «encuentro». Y deseamos, también, que sea una invitación a todos aquellos que aspiren a conocer mejor el espíritu vicenciano y a realizar la experiencia del «venid y veréis». 3
CARTA ABIERTA Ártículo formación “TODO COMENZÓ CON UN ENCUENTRO” En la famosa entrevista que el periodista Henrique Cymerman le hace al Papa Francisco, cuando le pregunta por qué es tan importante para los cristianos visitar Jerusalén, Israel, la Tierra Santa en general, el Papa Francisco contesta: “Todo comenzó ALLÍ…” y termina diciendo: “Es un encuentro con lo que definitivamente nos espera ALLÁ…” Cuando leo el Evangelio, pienso que esos lugares en los que algunos se cruzaron con Jesús, antes que nosotros, aunque no sean los mismos, están llenos de vida: los caminos, los pozos, el lago, los montes… Pienso que para muchos hombres y mujeres, los primeros seguidores de Jesús, todo comenzó allí con un encuentro… y este encuentro lo cambió todo. Comenzaron a vivir de una manera nueva, encontraron el camino, el sentido, la razón de vivir. Juan, Andrés, Felipe, Zaqueo, María Magdalena, la mujer Samaritana… Todos ellos no pudieron negar el impacto que les produjo el encuentro con Jesús. “Era un hombre que dejaba huella”. También es cierto que pasó por miles de personas que simplemente se entusiasmaron un rato con Él, o ni siquiera se pararon. Quien no buscaba nada, quien estaba satisfecho con su vida, quien ahogaba una tras otra todas las dudas que surgían en su interior… tampoco se dejaron tocar con el encuentro de Jesús. Creo que para todos ellos el encuentro personal con Jesús fue un camino largo, hasta que fueron convirtiendo su corazón y creyeron que otro mundo más humano, más misericordioso, era posible. Otra mirada, otras claves… otra manera de acercarse a los pobres, excluidos, pecadores… Aquellos primeros seguidores de Jesús nos dicen que sólo le conocen cuando se ENCUENTRAN personalmente con Él… y que el encuentro con Jesús se juega en el corazón. EN NOSOTROS, EN TÍ, EN MÍ, TODO COMENZÓ TAMBIÉN CON UN ENCUENTRO “¿Qué buscáis?, ¿dónde vives?, «venid y lo veréis»… se fueron con Él, vieron dónde vivía y pasaron aquel día con Él. Eran como las cuatro de la tarde.” (Jn. 1, 38-39). Esto es lo que nos ha pasado también a nosotros…fue en aquel encuentro cuando sintiéndonos llamados personalmente por Él, acogimos su llamada y empezamos a comprender que, para Él lo más importante eran las personas, que el Evangelio, el Reino de Dios, era una buena noticia para los pobres, que nos llamaba a creer y trabajar por un mundo mejor para todos, sin prejuicios, sin discriminaciones… que era importante poner siempre en la vida una nota de esperanza, de ánimo, porque Él da firmeza a nuestros pasos y camina a nuestro lado. A lo largo de los años me he convencido que el ENCUENTRO personal con Jesús, es absolutamente necesario para hacer la experiencia cristiana, de seguidores de Jesús. La adhesión personal, viva e interiorizada es vital. Seguir a Jesús, me resulta apasionante, porque Él está vivo en medio de nosotros, inspirando nuestras vidas. Esta es la experiencia que hicieron Vicente de Paúl y Luisa de Marillac. Ellos descubrieron en el ENCUENTRO con Jesús, que les llamaba a vivir el servicio del Proyecto del Reino de Dios, haciendo que éste llegara a los pobres de la tierra. 4
El camino de encuentro con Jesús de Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, fue un proceso largo… hasta que, como la Samaritana, encontraron otro modo de calmar la sed y se entregaron incondicionalmente a los planes de Dios. Ellos son los que inspiran hoy nuestra manera de SEGUIMIENTO, para responder a los sueños de Dios sobre nosotros y sobre este mundo. TE ESPERA EN TU GALILEA “Él va delante de vosotros a Galilea”, dice el Papa Francisco que sueña con una Iglesia en salida… pues para encontrar a Jesús hay que salir, Él nos cita en Galilea. Desde estas páginas os invito a buscar a Jesús por el camino que, ya Resucitado, nos ha señalado: GALILEA, es decir buscarlo en la vida cotidiana, en los lugares en los que os movéis, en vuestros proyectos, relaciones, encuentros, ocupaciones, servicios, reuniones… todo esto es vuestra Galilea de hoy. Todo cambia cuando miras la vida como espacio de ENCUENTRO con Él. No dudéis, Él está esperándoos en cada uno de los lugares y momentos de vuestra Galilea. ESTAD ATENTOS, PRESTAD OIDO. Cuenta Tony de Mello, que una antigua tradición afirmaba que las campanas de un viejo templo, sumergido en el mar, seguían repicando sin cesar bajo las aguas y que cualquiera que escuchaba atentamente, podía oírlas. Un joven recorrió muchos kilómetros, decidido a escuchar aquellas campanas. Estuvo sentado durante días en la orilla, y escuchó y escuchó con toda atención. Pero lo único que oía era el ruido de las olas al romper contra la orilla. Hizo todo lo posible por alejar de sí el ruido de las olas para poder oír las campanas. Un día se tendió en la arena, contempló el cielo y escuchó el sonido del mar. Aquel día no opuso resistencia a nada y descubrió que el golpe de las olas era un sonido agradable… su corazón se quedó en silencio… ¡y en medio de aquel silencio lo oyó! el tañido de una campanilla, seguido de otro, y otro, y otro, y otro… Te invito a ti que eres joven, a escuchar la voz de Dios, las “campanas del templo”… entre tantos “ruidos del mar” que acontecen en tu vida. Te invito a que tome fuerza el “fondo” que cada uno de vosotros tiene y allí, le ENCUENTRES, LE ESCUCHES y DESCUBRAS qué te está pidiendo. Sor María Soledad García H.C. Visitadora de la Provincia de Pamplona.
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Artículo de Formación
“TODO COMENZÓ CON UN ENCUENTRO” (JN 1,39) Planteo esta sección de formación como una reflexión en torno a la idea de “encuentro”, tal como nos propone el lema de esta semana vocacional. Primero sobre ese Dios que no se queda indiferente, sino que sale al encuentro de sus creaturas para mostrarse y proponer un camino. Después sobre el encuentro con Jesucristo, en una triple fórmula; para acabar con la experiencia de encuentro de san Vicente y santa Luisa.
Dios al encuentro del hombre Para que el hombre pueda entrar en intimidad con Dios, éste ha querido revelarse al hombre y darle la gracia de poder acoger esa revelación en la fe. Dios sale al encuentro del hombre revelándose. Esta revelación se transmite pura e íntegra a lo largo de la historia en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura. La revelación de Dios es el objeto del capítulo segundo de la primera parte y primera sección del Catecismo de la Iglesia Católica (nn. 50-141), titulado “Dios al encuentro del hombre”. Está estructurado dicho capítulo en tres secciones que responden a los temas de la revelación, la transmisión de la revelación y la Sagrada Escritura en estrecho contacto con la Constitución conciliar sobre la Revelación, Dei Verbum.
El Catecismo de la Iglesia Católica propone la revelación divina de modo que se evita un doble escollo: evitar, en primer lugar, separar la revelación de la salvación, de la comunicación de la verdad divina. Y al mismo tiempo se evita verter toda la realidad de Dios en su actuar salvífico, en lo que podríamos llamar el aspecto económico. El misterio de Dios es misterio salvador, que afecta a todo el hombre – no sólo a su inteligencia – y le invita a penetrar en él, a entregarse a la voluntad amorosa de Dios; y por ser revelado, el misterio no se ilumina hasta el punto de desaparecer como tal misterio, sino que permanece misterio hasta la escatología. El Catecismo enseña que el designio divino de la revelación se realiza “mediante acciones y palabras”, íntimamente relacionadas y que se esclarecen mutuamente. Recoge así y sintetiza la enseñanza de Dei Verbum, n. 2. También se destaca la “pedagogía divina” de la revelación. Su comunicación al hombre es una comunicación gradual, por etapas que culminara en la Persona y misión del Verbo encarnado, Jesucristo (cf. CCE 53). Estas etapas son las que se describen inmediatamente después. La revelación acontece gradualmente, en las alianzas que Dios sella con los hombres, para alcanzar su forma plena en Jesucristo. Él es la palabra universal y única de Dios. Su venida no suprime las alianzas anteriores, sino que les da cumplimiento. La transmisión de la revelación divina se produce a través de la tradición apostólica, que fluye hacia nosotros en la tradición escrita y oral a partir de la fuente única y originaria. La santa “herencia de la fe” se le confía a toda la Iglesia: es incumbencia del Magisterio velar por ella; el sentido de la fe de los creyentes la comprende siempre de nuevo y se la apropia en todo tiempo bajo la guía del Espíritu Santo. También las explicaciones sobre la Sagrada Escritura se apoyan considerablemente en la Constitución Dei Verbum. Cristo es el centro de la Escritura, su palabra única, que se expresa en muchas palabras. En los pasajes sobre la inspiración y la interpretación de la Sagrada Escritura se trata de la combinación entre verdad divina e intención enunciativa humana, de la relación entre autoría humana y autoría divina. Se pone particular énfasis en la proposición central de la Dei Verbum (12): “La Sagrada Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita”. Esto significa concretamente que a la interpretación eclesial de la Escritura no le pertenece sólo la atención esmerada a las condiciones históricas de la génesis del texto, sino también la inclusión del mismo en el conjunto de la Sagrada Escritura y de la tradición viviente. 6
Además se ha de atender a la “analogía de la fe”, por cuyo medio se ponen en relación los acontecimientos salvíficos de que informa la Escritura con las experiencias de fe de la Iglesia, particularmente de los santos (cf. CCE 111-114).
El encuentro con Jesús
Para reflexionar sobre este encuentro, que es el encuentro fundante de toda experiencia cristiana, experiencia en la que debe fundamentarse la vocación y los demás encuentros, nos centraremos en la Escritura. Cuando estudiaba teología, mi profesor de evangelios nos decía: “un texto fuera de su contexto es un pretexto”. Para no caer en este error, aunque el lema de esta semana vocacional está centrado en el versículo 39 del primer capítulo del evangelio de Juan, será conveniente tener una visión un poco más amplia, fijarnos en la perícopa que va desde el versículo 35 hasta el final del capítulo, con el versículo 51: Al día siguiente estaba Juan con dos de sus discípulos. Viendo pasar a Jesús, dijo: Ahí está el Cordero de Dios. Los discípulos, al oírlo hablar así siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dijo: -¿Qué buscáis? Respondieron: -Rabí -que significa maestro-, ¿dónde vives? Les dijo: -Venid y ved. Fueron, pues, vieron dónde residía y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde. Uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro. Encuentra primero a su hermano Simón y le dice: -Hemos encontrado al Mesías -que traducido significa Cristo-. Y lo condujo a Jesús. Jesús lo miró y dijo: -Tú eres Simón, hijo de Juan; te llamarás Cefas -que significa Pedro-. Al día siguiente Jesús se disponía marchar a Galilea, cuando encuentra a Felipe y le dice: -Sígueme. Felipe era de Betsaida, patria de Andrés y Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: -Hemos encontrado al que describen Moisés en la ley y los profetas: Jesús, hijo de José, natural de Nazaret. Responde Natanael: -¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno? Le dice Felipe: -Ven y verás. Viendo Jesús acercarse a Natanael, le dice: -Ahí tenéis un israelita de verdad, sin falsedad. Le pregunta Natanael: -¿De qué me conoces? Jesús le contesta: -Antes de que te llamara Felipe, te vi bajo la higuera. Responde Natanael: -Rabí, tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel. Jesús le contesta: -¿Crees porque te dije que te vi bajo la higuera? Cosas más grandes que éstas verás. Y añadió: -Os aseguro que veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subiendo y bajando por este Hombre. El texto bíblico muestra tres posibilidades para que un ser humano pueda conocer a Jesucristo y encontrarse con el amor. Veamos:
Conocer a Jesucristo por el deseo propio
Este es el caso de Andrés y de un discípulo anónimo. Es cierto que tuvieron el privilegio de que alguien les dirigiera hacia Jesucristo; pero ambos hombres estaban en búsqueda, valoraban mucho la palabra de Juan el Bautista, por cuanto eran sus discípulos y lo amaban. Pero lo importante es que ellos mismos mostraron interés por conocer a Jesús y encontrarse con su amor inefable. La vocación de los primeros discípulos muestra la atracción ejercida por la persona de Cristo. Los discípulos se ponen a seguir a Jesús sin haber sido expresamente invitados por Él. Su simple presencia es para los discípulos una llamada. Se revela aquí un aspecto esencial de la vocación: es una llamada de Cristo. No es necesario que el llamamiento sea una invitación expresada con palabras: basta que el Salvador atraiga a alguno en su seguimiento. La pregunta de Jesús: “¿Qué buscan?” obliga a los discípulos a reflexionar sobre el sentido de su búsqueda. Instintivamente siguieron a Jesús al que apenas conocían. Deberán tomar mucho más vivamente conciencia de lo que buscan al seguirlo. Para que su decisión sea más clara deben saber por qué quieren seguir los pasos del Maestro. La vocación pide un conocimiento lúcido de lo que se busca, reflexionar sobre los motivos que se tienen para seguir a Cristo. No se puede limitar a una búsqueda instintiva; se debe ahondar y profundizar el sentido de lo que se hace. “Vengan y vean”. Jesús responde, no por la indicación del lugar en donde vive, sino por el consejo de tener experiencia. Como si dijera a sus discípulos: "Vengan para que aprecien lo que es vivir conmigo".
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Los discípulos fueron con Él y vieron por sí mismos lo que hacía y lo que era. Así se encaminaron para descubrir el verdadero rostro de Cristo. En la vocación se encuentra el compromiso de hacer la prueba de la vida con Cristo, para descubrir así lo que es el Salvador. La personalidad de Jesús es un profundo misterio: se requiere entrar en su intimidad para conocerlo verdaderamente. “Fueron y vieron dónde vivía”. Los discípulos no se hacen repetir la invitación. Sentían demasiado que esta invitación respondía a su propia aspiración. Acompañaron inmediatamente a Jesús a su casa. Al principio se propusieron seguirlo; caminaban detrás de Él con alguna timidez. Ahora caminaban con Él, a su lado, escuchándole o hablándole. Cristo los tenía ya por amigos. A los que escuchan la llamada de la vocación y le corresponden con plena voluntad, el Salvador les ofrece de inmediato su amistad: los invita a caminar con Él, a su lado, y a recorrer así todo el camino de la vida humana. “Y se quedaron con Él el resto del día”. Los discípulos comenzaron a gustar la felicidad de la intimidad con Cristo; desde que estuvieron con Él en su casa tuvieron el deseo de quedarse. La experiencia que hacían colmaba todos sus deseos: en Jesús encontraban todo lo que esperaban del Maestro de la vida, y mucho más. Empezaban a comprender el privilegio de poseer su presencia. Los que, siguiendo la llamada de Dios, hacen la experiencia de acompañar a Cristo, aspiran, como los dos primeros discípulos, a permanecer con Él, cerca de Él, esta unión es la fuente más segura de felicidad y da un sentido pleno a la existencia humana. Los que la alcanzan quieren propagarla. “Eran como las cuatro de la tarde”. El Evangelio nos dice la hora del primer encuentro con Cristo: como las cuatro de la tarde. La indicación de la hora nos hace pensar la importancia que los primeros discípulos dieron a este encuentro: fue la hora capital de su vida, en la que se decidió toda su vida, todo su porvenir. Esta hora fue para los dos primeros discípulos, Juan y Andrés, su recuerdo más querido; una hora inolvidable. El Espíritu Santo le atribuye una importancia mucho mayor, puesto que al inspirar la redacción del Evangelio, quiso que todos los lectores de san Juan conocieran esa hora. En la historia de la vida humana en donde interviene la vocación, la hora del encuentro con Cristo es única.
Conocer a Jesucristo por ser encontrado por Él
Veamos ahora un segundo modelo de encuentro con el Señor, el de Felipe. Este discípulo conoce a Jesucristo y encuentra su amor no porque él lo buscara sino porque el mismo Señor lo encontró. Ya hemos comentado más arriba que este elemento es característico de la vocación: llamada de Dios, llamada de Jesucristo. Claro está que, desde la ascensión de Cristo, esta llamada se realiza a través de mediaciones. Mediaciones que pueden ser más o menos “mediatas”: la catequesis, la escucha de la Palabra, la oración personal, el grupo de maduración en la fe, la celebración de la Eucaristía,… ¿Por qué Jesús lo habrá buscado personalmente? ¿Por qué se presentó en el camino de Damasco para encontrar al peor enemigo de la Iglesia, a Saulo de Tarso, para que le conociera y se encontrara con su amor? ¿Por qué lo hace personalmente con algunas personas y con otras espera que lo hagan sus discípulos?
Conocer a Jesucristo por el testimonio de otro
El tercer modelo de encuentro con el Señor está representado en este texto por Natanael. El primer conocimiento que tiene Natanael acerca de Jesús le viene a través de Felipe. Su primera reacción es de duda: “¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno? Le dice Felipe: Ven y verás”. Cuando el argumento lógico no alcanza, Felipe apela a la experiencia personal, lo trae ante el Señor. 8
Felipe nos muestra como el binomio “vocación-misión” va siempre unido. Felipe fue llamado por Cristo, se encontró con él y le respondió con el seguimiento; esto lo convierte inmediatamente en enviado, da testimonio de lo que Dios ha hecho con él, lo comparte, no puede guardárselo. Natanael se encuentra, entonces, personalmente con Jesús, y hace su propia confesión de fe: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel”. La mediación de los demás es habitual, es importante, en ella consiste en una buena medida la tradición de la Iglesia, recibimos lo que otros nos transmiten, y que, a su vez, ellos también recibieron; pero el testimonio del otro no puede sustituir nunca al encuentro personal con Cristo vivo y resucitado, que transforma la vida entera.
El encuentro de Vicente y Luisa
San Vicente de Paúl y Luisa de Marillac fueron personas muy distintas, no sólo en su personalidad, sino en sus historias de vida y en sus experiencias vitales. Ambos eran personas de fe, que realizaron su propio camino personal de maduración, de purificación de la misma. Ambos tuvieron diferentes acompañantes, que les ayudaron y orientaron en su discernimiento; y, también, ambos se ayudaron mutuamente hasta configurar lo que llamamos espiritualidad vicenciana. Pero lo más importante, ambos se encontraron personalmente con Cristo, tuvieron una experiencia de encuentro con Cristo en los pobres y de servicio a los pobres como miembros de Jesús. Para los vicencianos de siempre y de hoy, los pobres son mediación indispensable para el encuentro con el Señor. Lo central en la experiencia vicenciana es el descubrimiento de Cristo presente en los pobres. Es una experiencia de doble sentido, en la medida que Vicente, y cada uno de nosotros, abre su vida a los pobres, abre su vida a Cristo y viceversa.
Preguntas para la reflexión:
¿Cuáles son nuestros sueños y proyectos? ¿En que deseamos invertir nuestra vida? ¿Qué es lo que buscamos de Jesús? ¿Qué es lo que nos impulsa para seguir a Jesús? ¿Necesitamos ver para poder seguir? ¿Necesitamos ciertas garantías para avanzar? ¿Qué significa creer y seguir creyendo? ¿Qué pasa cuando no se presentan los milagros? ¿Cuáles son las áreas o aspectos de nuestra vida donde necesitamos seguir creciendo en fe y madurar? ¿Qué riesgos estoy dispuesto a enfrentar en la obediencia a Jesús? ¿Qué implicación práctica tiene para la vida de la Iglesia estar en el seguimiento de Jesús y unirnos a su misión? ¿Qué papel tienen lo pobres en nuestra experiencia espiritual? ¿En nuestra relación con Cristo?
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Nuestro LEMA
“Todo comienza con un encuentro” (Jn 1,39)
Este año, la Comisión Interprovincial (Hijas de la Caridad y Misioneros Paúles de España) de Pastoral Vocacional, después de horas de reflexión y búsqueda, hemos decidido hacer nuestras las palabras de la comunidad de Juan que titulan este artículo.
Al acercarme a este lema no dejo de pensar en la letra de un cantautor latinoamericano, que lejos de hablar de Jesús en sus canciones, habla de la revolución del amor. Y cuando el amor aparece en nuestras vidas se inicia la narración de una historia apasionante: “Todo empezó en la sorpresa, en un encuentro casual pero la noche es traviesa cuando se teje el azar sin querer se hace una ofrenda que pacta con el dolor o pasa un ángel, se hace leyenda y se convierte en amor”. Silvio Rodríguez Este año nuestra Iglesia lo ha definido como el Año de la vida Consagrada. Hablar de Vida Consagrada es hablar de un origen que es la Persona Cristo y de un Encuentro: nuestras vidas con la de Él. Muchos son los encuentros que Cristo ha provocado desde la Eternidad para hacer historias de Amor y de entrega y desde esas historias (nuestras historias) construir y seguir construyendo el Reino de Dios. También San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac iniciaron su andadura de Servicio y Evangelio con un Encuentro que se extiende hasta nuestros días: hoy nos sentimos identificados con el lugar donde Vicente y Luisa se encontraron con Jesucristo: los pobres. En ellos nos movemos y existimos y desde su lugar decimos una vez más, con otras voces de nuestra Historia de la salvación: somos de ellos porque Jesucristo en su persona nos habla, nos enamora y nos da la alegría del Evangelio. Como cristianos estamos llamados a redescubrir la importancia y significado de nuestra vida cristiana, iniciadas en el bautismo y, como la mujer samaritana, a testificar a nuestros hermanos la alegría del encuentro con Jesús y las maravillas que hace su amor en nuestras vidas. Un encuentro con Jesús te cambia la vida y te llena de alegría. Es lo que quiere reflejar el cartel de este año que escenifica la experiencia del Encuentro y los encuentros que tenemos a diarios con nuestra Fuente Cristo.
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CARTEL Desde que se produce la fecundación mediante la unión del espermatozoide con el óvulo (encuentro), surge el nuevo ser humano distinto de todos los que han existido, existen y existirán. En ese momento se inicia un proceso vital esencialmente nuevo y diferente a los del espermatozoide y del óvulo, que tiene ya esperanza de vida en plenitud. Desde ese primer instante, la vida del nuevo ser merece respeto y protección, porque el desarrollo humano es un continuo realización de ese destino personal. Juan el Bautista se encontraba con dos de sus discípulos y al ver pasar a Jesús les dijo “¡Aquí tienen al Cordero de Dios!”. La razón de ser del Bautista era testificar sobre Jesús para que fuera revelado a Israel. El éxito de su ministerio era conducir a las personas a Jesús. “Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunto: ¿Qué buscan? (Jn 1:37-38)
quiere llevar a pensar en los demás, trabajar a favor de la justicia, la misericordia y la paz. Nos invita a seguirle y busca una transformación en nosotros. Jesús nos desafía a ver dónde se hospeda. Ellos le siguieron y “se quedaron con El” (Jn 1:39). Su casa es casa de oración para todas las naciones, para todas las etnias, hasta lo último de la tierra (Mc 11:17). Está caminando por cada rincón de esta tierra, no se queda quieto y “es imprevisible en sus exigencias”. “El no soporta nuestra tienda angosta, de siempre. La quiere diferente, más espaciosa, más variada” (Is 54:2-3).
Jesús confrontó (Encuentro) a estos dos discípulos y también nos confronta a nosotros (nos Encuentra). Siempre es un buen momento para preguntarnos y pensar, ¿Qué es lo que buscamos de Jesús? Jesús cuestiona a los que les siguen. Más allá de nuestras primeras respuestas y motivos el Señor nos desafía “Vengan a ver” (Jn 1:39).
Estar en el seguimiento de Jesús es un proceso que comienza con un encuentro y nunca acaba. Jesús cuestiona a los que les siguen. Su propósito es hacernos crecer y madurar. La invitación de Jesús es seguir para poder ver, y no ver para poder seguir. Implica creer y seguir creyendo. La lección en esta historia de Encuentro es la paciencia de encontrarnos, la misericordia que produce su encuentro y fidelidad de seguirnos encontrando con Él en el rostro de los pobres. Nuestra historia puede ser parecida a la historia inicial de nuestra vida física: dos se encuentran para generar vida y Vida en abundancia. Pero el encuentro siempre es desde lo pequeño, lo casi invisible: el óvulo, el espermatozoide, el grano de mostaza, la levadura, el tesoro escondido.
“Vengan a ver” es la gran invitación de Jesús. Significa ser semejantes a Él, aprender, aceptar sus condiciones y experimentar poder (Mt 11:26-28). Nos desafía a profundizar nuestro compromiso y continuar un proceso de fe. No siempre buscamos a Jesús por motivos desinteresados pero Jesús nos quiere llevar más allá. Es camino e invitación. Es crecer en la calidad de la relación con El, con nuestro prójimo, permanecer en sus enseñanzas (Jn 8:31) y unirnos a su misión (Jn 20:21). La única manera de conocerle es ir por dónde Jesús camina (Encuentro). Suele desacomodarnos para quitar nuestras ambiciones egoístas. Es directo y nos 11
TALLER INFANTIL 1
Buscando un nuevo amigo (Primera sesión) Objetivos Favorecer el encuentro con los demás. Encontrarse con Jesús, nuestro amigo. Ayudar al niño/a a conocer sus cualidades y a compartirlas con los demás.
Hoy queremos buscar entre todos un nuevo amigo, un amigo especial, que se lleve bien con todos, aunque cada uno de nosotros seamos diferentes. Un amigo que nos quiera como somos, que nos ayude y que esté cerca de nosotros siempre. Para comenzar, abriremos un dialogo. ¿Tenéis amigos? ¿Cuántos amigos tenéis? ¿Cómo son vuestros amigos? ¿Qué cosas hacéis con los amigos? ¿Podríamos vivir sin amigos?
Dinámica 1
Se les entrega a los niños/as una hoja de papel y deben escribir en ella características que debe tener un amigo. Por ejemplo: divertido, simpático, hablador...
En una cartulina se pegan las características que los niños han puesto y se deja un espacio en el centro. Se les pregunta a los niños a quien podemos colocar en el centro.
Les explicamos que como cristianos, nuestro padre Dios nos envió a alguien muy especial que reúne todas las características que nosotros buscamos. Ese es Jesús.
Colocamos la foto de Jesús en el centro, entre todos buscamos un título y lo colocamos en un lugar visible para recordarnos cada día que no estamos solos.
Acabamos la sesión con una oración a Jesús y un canto.
Oración Quiero que seas mi amigo Jesús, quiero que me mires con amor que me quieras como soy. Saldré a tu encuentro. para que me ames con ternura, me conozcas, me mires y me llames. “Hoy, tienes que alojarte en mi casa.” ¿Cómo te recibiré? ¡Ven, te espero!... Te miro. Estoy a gusto contigo. Tú me quieres y yo te quiero. Cambia mi vida, transfórmame.
Canción : Yo tengo un amigo que me ama. Podéis verla en este enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=vs1RhBAXecg 12
TALLER INFANTIL 1
Salgo hacia ti, quiero ser tu buen amigo (Segunda sesión) En esta segunda sesión trataremos de acercarnos a Jesús, intentaremos ver qué cosas nos alejan de él y cómo podemos hacer para cambiarlas y salir a su encuentro.
Dinámica 2
Jesús viene a nuestro encuentro cada día. Él es nuestro amigo, nos quiere de verdad y nos propone una forma para vivir y ser felices.
Escuchemos a Jesús que nos habla..
“Salió un sembrador a sembrar. Y mientras sembraba una parte de la semilla cayó al borde del camino, la pisotearon, y las aves del cielo se las comieron. Otra parte cayó sobre la roca y después brotó y se secó por falta de humedad. Otra cayó entre espinas, y las espinas al crecer la ahogaron. Otra cayó en tierra buena, creció y produjo el ciento por uno” (Lc8,4-1). Esto mismo es lo que Jesús hace en nosotros: Sembrar la Palabra de Jesús, para que dé fruto. Jesús quiere ser tu amigo y como buen sembrador, te entregará la semilla de su Palabra, de sus enseñanzas para que lo conozcas, lo quieras y seas feliz!!!
Si esta semilla...
Elige y colorea EL CORAZÓN que quieres prepararle a Jesús para escuchar su Palabra
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TALLER INFANTIL 1
Camino con Jesús de la mano (Tercera sesión) A lo largo de esta semana, hemos salido al encuentro con Jesús; en Él hemos descubierto al amigo que estábamos buscando y también sabemos que Él nos buscaba a nosotros. Ahora que nos hemos encontrado, caminaremos juntos a lo largo de la vida.
Dinámica 3 En esta dinámica, y para concluir la semana, vamos a hacer una lluvia de ideas con lo que hemos aprendido, para ello escribiremos en una gotita de agua, qué he aprendido para ir de la mano de Jesús. Las colgaremos de una nube y las pondremos en un lugar visible.
Para finalizar la semana realizar con los niños un compromiso de trabajo, dedicación y alegría para conocer a Jesús que desea ser amigo nuestro y escribirlo en tarjetas que pondremos sobre un muro.
Compromiso: Me llamo........................................................................................................ Tengo.......................años y me comprometo a conocer a Jesús para ser un buen amigo suyo. Oración Me parezco a Jesús. Cuando pienso en los que viven a mi lado y me preocupo por ellos: Todos: Me parezco a Jesús Cuando ayudo a los que lo necesitan. Todos: Me parezco a Jesús Cuando comparto lo que tengo: mi sonrisa, mi trabajo y mis juegos. Todos: Me parezco a Jesús Cuando acompaño a los que lo pasan mal, están tristes y están solos. Todos: Me parezco a Jesús Cuando soy generoso y doy de lo mío a los que no tienen nada. Todos: Me parezco a Jesús
Se deja un tiempo de silencio para que los niños reflexionen y añadan algunas intenciones más. Todos: Quiero parecerme a Jesús
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TALLER INFANTIL 2 Todo comenzó con un encuentro OBJETIVOS
Favorecer el encuentro con los demás. Encontrarse con Jesús, nuestro amigo. Saber que amar y seguir a Jesús implica ser sus testigos y sus discípulos y ser misioneros.
¡Atreveos al encuentro! En nuestras vidas de cada día, nos cruzamos con personas nuevas. Nuestras relaciones son como una tela tejida con hilos más o menos apretados. Unos hilos pueden ser el reflejo del amor, de la solidaridad, del interés para con el otro, como también pueden reflejar nuestros miedos o nuestra intolerancia. En los evangelios vemos el tejido de las relaciones de Jesús, sus encuentros con las personas, su escucha, su dialogo, su actuar. Jesús nos llama a ser parte de este tejido nos dice: «Venid y veréis» . (Jn 1, 35-42). Hoy, de nuevo, nos invita a todos a encontrarle a Él, a estar con Él y hacernos hermanos y hermanas en Él.
Acogida Acoger a los niños/as con cariño para que noten un clima de confianza. Para que rompan el hielo empezar por un pequeño juego como Toc, toc, toc. 1. TOC, TOC, TOC
Edad: desde los 5 años. Jugadores: 5, por lo menos. Material: ninguno.
Reglas del juego: Los niños/as se ponen en un circulo grande y se sientan todos menos uno que se pasea. Éste debe encontrar a uno de los jugadores en su casa (una casa es el lugar donde el niño está sentado). Para esto, tiene que dar golpecitos sobre la cabeza del jugador que ha elegido y dialogar con él: – Toc, toc, toc – ¿Quién está aquí . ? – Soy............ (Nombre del niño) – ¿Qué quieres? – ¡Entrar en tu casa! – ¿Por qué no? ¡Vamos a ver!
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Los jugadores se ponen de espaldas. A la señal, tienen que dar la vuelta al círculo, uno en una dirección, el otro en dirección contraria, En el momento en que se crucen, deben estrecharse la mano e irse de nuevo, para ir a sentarse lo más rápidamente posible en el sitio libre. Si es el caminante el que pierde tiene que empezar de nuevo y encontrar otra casa. Si es el propietario el que pierde, ahora se convierte El en caminante. Se puede terminar el juego cuando todos los niños han dicho su nombre.
¡Tejemos lazos! Jesús les dijo: «Venid y veréis » (Jn 1, 35-42). Jesús encuentra a dos discípulos de Juan, que no lo conocen todavía. Les invita: “Venid y veréis”. Le acompañan y se quedan con Él este día. Material.-6 tiras de papel de 20 cm cada una.
Juego
Cada uno escribe o dibuja: – En su primera tira: el nombre de una persona que encontró́ hace poco. – En su segunda tira: el nombre o la descripción de una persona que conoce de vista y que le gustaría conocer más. – En su tercera tira: el nombre –o los nombres– de sus amigos y amigas que vienen de otros países. – En su cuarta tira: algo que descubrió́ gracias al encuentro con otra persona. – En su quinta tira: algo para significar a otro que lo quieren: gesto, signo, palabra... – En su sexta tira: su nombre. Cuando todos han rellenado sus 6 tiras, las doblan y las enlazan como en el dibujo. Como Jesús nos lo dice: intercambiamos nuestros tejidos, símbolos de las riquezas compartidas con los demás
De la animación a la relectura:
Jesús nos dice: «Venid y veréis». ¿Nos invita a todos? ¿Nos quiere a todos? ¿Cómo podemos significar a los demás este amor (gesto, signo, palabra...)? El catequista puede proponer su experiencia personal con una persona desconocida, inmigrante o un refugiado: expresa lo que le frenó y sus miedos, pero también los beneficios de este encuentro. En este contexto, él puede compartir también una palabra de fe.
Vocación al seguimiento de Jesús: ser cristiano/a
Colocaremos un espejo; sobre él deberá́ aparecer el texto “Venid y lo veréis”. Acercarse a Jesús, seguirle a Él es levantarnos y ponernos en camino descubriendo su rostro y presencia en el hermano. Es lo que pretendemos simbolizar con el espejo, invitando a cada niño a tomarlo en sus manos y mirar el rostro del compañero de su lado a través del espejo. Dios nos llama a través de otras personas. La llamada de Jesús nos moviliza a responder con nuestras pequeñas o grandes acciones.
Un hecho del tiempo de Jesús Por aquellos días, dos discípulos se fueron detrás de Jesús. Al ver que lo seguían, Jesús se volvió y les pregunto: - ¿Qué buscáis? Le contestaron: - Señor, ¿dónde vives? Les dijo: - venid y lo veréis. Lo acompañaron, vieron donde vivía y se quedaron aquel día con él; serían las cuatro de la tarde (Jn. 1, 37-39). 16
Hombres de corazón inquieto Ser seleccionado para un trabajo, ser llamado para formar parte de una selección deportiva, salir escogido en un casting... produce una enorme satisfacción, es motivo de orgullo. Hay también llamadas que proceden de Dios, que también nos llenan de alegría. Los discípulos andaban merodeando por los caminos de Jesús, y entonces él toma la iniciativa. "¿Qué buscáis? "Estas palabras exige a los apóstoles mirar en su interior, aclarar sus ideas: ¿Qué busco yo? La respuesta es una segunda pregunta. "Señor, ¿dónde vives?". Quieren saber donde vive, quién es su gente, a quién dedica o con quién pasa su tiempo. Jesús les dice: "Venid y veréis" y ellos respondieron siguiéndole. Y los apóstoles volvieron a responder, esta vez con su propia vida. Así que "lo acompañaron, vieron dónde vivía y se quedaron".
a)
Dinámicas: Para ser amigo de Jesús tienes que eliminar TRES de las siguientes cosas que podemos hacer a lo largo del día, táchalo para poder ser un buen amigo de Jesús ¿Cuál será? COMPARTIR SONREIR
ENFADARME HABLAR BIEN
SER GENEROSO REZAR SER EGOISTA DECIR PALABROTAS PELEARME
b) Jesús quería decirte algo, pero ha habido tres letras que se han colado, varias veces, elimina las letras que sobran para descubrir la frase
YBRPO VOBRPY A SBRPER TU ABRPMIGBRPO SIEBRPMPRBRPE
Para reflexionar y responder
- ¿Qué es ser discípulo de Cristo? ¿Soy un buen discípulo de Jesús? - ¿Qué tiene qué caracterizar a los amigos de Jesús? -¿Qué harías tú para seguir a Jesús, qué te gustaría hacer con Él?
Compromisos Oración
Cristo. Para alguien como tú…
Me esfuerzo y Él me dice: ¡perdona! Tengo miedo y Él me dice: ¡ánimo! Me siento angustiado y Él me dice: ¡tranquilo! Prefiero estar solo y Él me dice: ¡ven y sígueme! Creo que soy bueno y Él me dice: ¡no es suficiente! Quiero mandar y Él me dice: ¡sirve! Quiero claridad y Él me habla en parábolas. Quiero violencia y Él me habla de paz. Pienso en venganza y Él me dice: ¡presenta la otra mejilla! Quiero ser el protagonista y Él me dice: ¡siéntate en el último lugar! Señor, muchas veces no te entiendo, pero cuando te escucho sé que Tú eres, mi mejor amigo. 17
Taller Adolescentes y Jóvenes ENCUENTROS que nos “tocan por dentro” “Tocados” por Dios y por los pobres: ¡Atrévete a mirar(las/los/Lo)!
Película: Patch Adams. Ver donde los demás no ven. http://www.youtube.com/watch?v=4RKx8n7t5WA
MIRAR LA REALIDAD Mirar, ojear, ver, cerrar los ojos, enfocar, echar un vistazo, observar, examinar, vislumbrar, CONTEMPLAR… ¿Qué hacemos con nuestros ojos?, ¿están vueltos sobre nosotros mismos o abiertos al mundo? La realidad nos rodea con miles de detalles que pueden ocupar un espacio en nuestra vida si graduamos nuestra mirada, si contemplamos con detenimiento para vislumbrar al Dios que pasa por la realidad, porque pasar, pasa. ¿Queremos mirar? La realidad nos descoloca Cuando comenzamos a mirar a nuestro alrededor nos vamos haciendo conscientes de aquello que vemos y vivimos. Hay muchos datos que aportamos a nuestra vida, sentimos y reflexionamos con ellos, nos vamos enriqueciendo en la medida en que nos abrimos. Las circunstancias de cada día, las personas con las que nos relacionamos, el trabajo, los estudios, actividades, compromisos, lo que leemos, el telediario, Internet. Mucha realidad, demasiada… una gran cantidad la podemos registrar con nuestros ojos, pero el corazón en ocasiones se resiste a hacer hueco a tanto, a lo que no comprendemos, a lo que nos coge lejos, al sufrimiento de otros, a la injusticia.
Quién nos enseña? La mirada de Jesús Hacer que nuestra mirada se vuelva contemplativa requiere de un Maestro que nos ayude no sólo a mirar, sino a trazar una vía entre nuestros ojos y nuestro corazón: el corazón se nos irá enriqueciendo cuanto más abramos los ojos, los ojos ganarán visión gracias al corazón que se va empapando de las actitudes y sentimientos de Jesús. Él es el que nos enseña a mirar con cariño, con compasión, con tristeza y rabia ante la injusticia, con simpatía, con admiración. Mirándole a Él se transforma nuestro corazón y nuestra mirada a la realidad, en la realidad contemplada descubrimos su presencia. Es un movimiento de ida y vuelta, constante, ininterrumpido… y arriesgado, porque nos compromete.
¿Estoy dispuesto a mirar? ¿Cómo es mi mirada?
Vídeo: Una mirada (la mirada de S. Vicente) https://www.dropbox.com/s/9fepzsves4h8jls/mirada%20de%20SVicente.exe
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ATRÉVETE A MIRAR (las/los/Lo) «Amar al semejante es mirar de frente a Dios», y si ese semejante es el que está herido, el que se siente vulnerable, indefenso o fracasado; si es el que llora, acaso sin consuelo, el que no puede devolver nada, al que tal vez ni siquiera le quedan fuerzas para la gratitud, si ese semejante es perseguido por causa de la justicia, por construir la paz, por decir la verdad que desenmascara a los poderosos, entonces esa miseria nos conduce al corazón del evangelio. Los miserables; el Dios que descoloca Dios le da la vuelta al orden de las cosas. La pobreza del creador; la debilidad del todopoderoso; la desnudez del que todo lo reviste de vida; la intemperie del Señor de la historia. No es fácil de entender. En lenguaje más coloquial y más cotidiano. Aquí, en este mundo nuestro, en el que los valores en boga pasan por la seguridad, la protección, el bienestar y el prestigio, un Señor que se echa al camino sin riquezas, títulos ni aduladores resulta inquietante. Por eso te pido, Señor, que no dejes de descolocarme. Desinstálame, derrumba mis seguridades y levántame de nuevo.
¿Estoy dispuesto a dejar que Dios me “descoloque”? Dios me LLAMA… ¿Hay en mi vida seguridades que tienen que caer para dejarme interpelar? Los miserables; el Dios de los arrabales «¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me escuches? ¿Hasta cuándo te gritaré: ¡Violencia! sin que me salves?» (Hab 1,2) Para encontrar a Dios a veces hay que salir a buscarlo. En los basureros. En las calles peligrosas. En las barriadas donde la ley parece ausente. En las celdas de la prisión. En las avenidas donde la prostitución es el negocio. En los tugurios donde los drogadictos, los borrachos y los enganchados a cualquier porquería han abandonado ya la esperanza. En los países en guerra. En las selvas violadas por las máquinas. Y allá, en todos esos lugares, acercarse a las víctimas. A los más vulnerables. A los desarrapados, los desahuciados, los miserables. Y entonces, en ellos y con ellos, buscar a Dios. ENCUENTRO, que “toca el corazón” y “provoca” gestos de amor en nosotros.
En mi vida, ¿hay espacio para esas personas heridas? Y si lo hay, ¿asoma Dios por algún sitio en esas historias? CANTO: http://www.youtube.com/watch?v=AYaJAd6jv2k Sigue habiendo tantos pies que lavar, sigue habiendo tanta oscuridad que iluminar, tantas cadenas que romper, pan y vino para el pobre quiero ser. Sigue habiendo tantos pies que lavar, sigue habiendo tanta oscuridad que iluminar, tantas cadenas que romper… fortalece, Señor, mi poca fe.
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CARTA A UN DESCONOCIDO Publicado el 19 abril, 2013 por “Con cartones por la calle.” Desde Igualada me ha llegado una carta. Es de Joseba y quiere compartirla con nosotros. Hace nueve meses que conoció a Joussef. Al principio nada sabía de él, ahora todos los días se hablan. Hola, No importa mi nombre, mi procedencia, mi edad, mi trabajo ni mi posición social. Sólo soy alguien que hace tiempo que contempla a otro compañero caminar en solitario todos los días, dormir a la intemperie todas las noches, sentarse sólo en un banco todas las tardes, contemplar a la gente pasar de un lado a otro, gente como yo, personas que tienen demasiadas preocupaciones en la cabeza como para prestar atención a un pobre indigente. Cada día pasa por mi cabeza acercarme y preguntarte quien eres, de dónde vienes, donde vas, cuál es tu historia, en qué puedo ayudarte, pero siempre hay algo que me frena, y eso hace que me sienta mal, que me enfrente a una parte de mí que me asusta, que me entristece, que me muestra al egoísta, al impasible y acomodado, cobijado en esa burbuja de seguridad ficticia a la que muy fácilmente nos hemos acostumbrado. Y ahí estás tú, sin posesiones, sin trabajo, sin compañía, sin un techo donde resguardarte, pero sereno, íntegro y con una gran fuerza interior, es una gran lección de vida y humanidad para todos los que te contemplamos inertes, como máquinas programadas que cada día cumplen con su rutina. Posiblemente necesitemos nosotros más ayuda que tú. Últimamente, cuando me siento en la mesa a cenar, me acuerdo de ti, cuando me acuesto en mi cama cómodamente viene a mi mente tu imagen, colocando cuidadosamente tu cartón en el suelo, como si de un tesoro se tratara, resguardándote en su interior como el caracol y la tortuga que llevan siempre consigo la casa a cuestas porque no necesitan más. No me extraña que ese cartón sea para ti tan importante, es tu cobijo, es tu manta, tu refugio, tu morada. En ocasiones intento ponerme en tu lugar, sentir lo que sientes, que osadía la mía, si jamás he vivido algo similar qué puedo saber yo de lo que se siente en tales circunstancias. Espero y deseo poder encontrar el momento adecuado para cruzarme en tu camino y ofrecerte mi ayuda, y no hablo solo de ayuda material, sino de alguien con quien hablar, en quien confiar, un amigo, y quién sabe si tú también me puedes ayudar a mí, porque todos tenemos algo nuevo que ofrecer y enseñar, y esto no depende del dinero ni de la posición social, ni de un buen trabajo. Cuídate amigo mío, y aguanta, estoy seguro que vendrán tiempos mejores y que las buenas personas siempre estarán ahí para seguir construyendo un nuevo mundo. Joseba
Y yo, y nosotros… ¿podemos hacer algo? Leamos con atención un PROYECTO de VOLUNTARIADO que desde un corazón acogedor va “creando vínculos” con los últimos de los últimos…
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Espacio de vínculos Creado el 7 febrero 2014 por CiJ – Cristianisme i Justícia Todo comienza con una persona que tiene una idea, luego viene otra que cree que es posible, y otra que imagina cómo llevarla a cabo, y se empiezan a tejer hilos: se convoca una reunión. El orden del día: una idea que vale la pena poner en marcha. Los que acuden a la cita sacan horas de donde sea-ya no les viene de aquíporque cuando se tienen pocas se multiplican si se sabe que alguien las necesita. Esto es la práctica de la compasión: aquel gusanillo que no te deja estar tranquilo si a alguien le pasa algo gordo. En este caso el objetivo era poner en marcha un refugio para las personas más deterioradas que viven en la calle se pudieran cobijar, las que ya no quieren ser atendidas o no tienen ni fuerza ni salud para moverse de donde están. Un lugar de bajísima exigencia: hamacas para dormir, libre entrada y salida durante toda la noche; un café con leche y unas galletas y, si se quiere, una buena ducha. Ese sueño comenzó en 2010 y se gestó durante un par de años. Los soñadores eran personas y entidades sociales convocadas desde una necesidad. Como siempre suele ocurrir, al principio no fue fácil: hay que madurar las ideas y poner unos cimientos fuertes que aguanten las adversidades. Pero después, de repente todo funciona: se encuentra un local, se adecua, llegan voluntarios y sólo hay que poner un nombre al proyecto, que explique lo que se quiere hacer, que es crear vínculos. Así nace el Espacio de Vínculos-Rosalía Rendu (Espai de vincles-Rosalia Rendu), que en mayo de 2013 hizo un año. Durante todo este tiempo se han atendido 94 personas (una media de 7 personas han pasado la noche). Detrás, una cincuentena de voluntarios, formados expresamente, que una o más veces al mes, cada día de la semana, de 20.30 a 23.30, recorren el Raval y el Gótico para ir a buscar a las personas que quieren ir a dormir, a visitarlas, crear vínculos. Desde entonces, han visto morir ocho, siete de ellas en el hospital y sólo una en la calle. A Jaume les costó llevarlo al hospital, no fue hasta que se encontró muy mal, quizá porque cuando se sintió amado fue consciente. A Josep le van a ver cada día, pero aún no quiere moverse de donde está. Aunque finge desinterés, trata de estar allí cuando llega la pareja de voluntarios, quiere que lo encuentren y les hace un lugar en su banco. A medida que avanza la noche, los huéspedes llegan de la mano de los voluntarios de forma escalonada. Poco a poco, tranquilamente, y si no se sostienen son sentados en una silla de ruedas. Son la hilera de los leprosos de nuestra sociedad del siglo XXI, aquellos que han sido escupidos en los márgenes y de los que todos huyen. No hace falta ir a ningún país del tercer mundo para ver las llagas en una pierna mal curada o sentir el hedor que desprende un cuerpo después de meses sin cambiarse de ropa, o los ojos perdidos por el consumo en un rostro embrutecido. Parece mentira, pero no lo es. A medianoche, quizás alguno de ellos, tambaleándose, saldrá a la calle, porque no se acostumbra de un día para otro a estar encerrado, pero el vínculo ya está, y al día siguiente es posible que vuelva y quién sabe si más adelante querrá pasar la mañana en un centro de día. Lola ya ha pedido ir porque conoce a una voluntaria y «como vosotros no me ha tratado nadie». Una mañana, antes de partir, Cisco pide dos euros para comprar vino. La voluntaria le dice: “Te daré algo que en la calle no encontrarás”. Y le da un buen abrazo. Él llora como un niño. Desde entonces cada mañana se lleva uno. El sueño de Vínculos ha sido posible y ahora quiere crecer: necesita más voluntarios para llegar a más barrios, en todos los rincones de la ciudad donde se esconden aquellos que nadie quiere ver. El sueño se ha hecho realidad, y tal como dice Sor María Mulet, hc: «Sólo por una persona acogida ya merece la pena». (Laia Ahumada)
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Encuentro –oración de adultos MONICIÓN DE ENTRADA Bienvenidos a este ENCUENTRO-ORACIÓN. Dios nos convoca hoy para pedirle que siga enviando a su Iglesia hombres y mujeres, llenos del espíritu santo, que quieran sembrar nuestro mundo de Buenas Noticias (Lc 4,18), como lo hicieron Santa Luisa de Marillac y San Vicente de Paúl. Ante tanta desesperanza que hay en nuestra sociedad, ante tanta falta de encuentros, necesitamos hombres y mujeres de esperanza, de Encuentro, que vivan con profundidad la Amistad con Cristo para poderla comunicar a los de demás. El encuentro con Cristo ha provocado a lo largo de la historia de Amor grandes revoluciones personales y comunitarias, porque los que se dejan tocar por este Encuentro experimentan la Ternura y la Alegría de Dios (Papa Francisco). CANTO SALUDO DEL ANIMADOR DEL ENCUENTRO- CELEBRACIÓN Hola a todos, sed bienvenidos a este encuentro-celebración donde queremos hacer un alto en nuestras vidas de adultos en la fe. Profundizar el origen de donde surge nuestro seguimiento a Cristo: el ENCUENTRO con Él. Nos ponemos en las manos del Señor dejándonos tocar por Él, diciendo y haciendo: -En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. -Amén.
PRIMERA PARTE NUESTRO MUNDO ESTÁ FALTO DE ENCUENTROS Nos sentamos. En esta primera parte presentamos la realidad de nuestro mundo, las heridas, los conflictos, guerras, atentados, etc. Como situaciones en las que no hay verdaderos “encuentros”. Rostros tristes que llenan los telediarios y periódicos, desgracias y tristezas. (El salón o la iglesia estará en penumbras como signo de la falta de Encuentro). Se hace la proyección y audición de “Un vestido y un amor” de Ana Belén y Fito Páez : https://www.youtube.com/watch?v=GNUK2MpgwJI Después de la audición se hace la presentación de diversos signos de des-encuentros: cadenas, cuchillos, mundo dividido, rostros tristes, una vela apagada… Se proyecta: https://www.youtube.com/watch?v=npZzSIvTuMc Se reflexiona sobre el Primer Encuentro (Un vestido y un amor) y los encuentros tormentosos de la noticia como modelos de de diferentes encuentros.
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SEGUNDA PARTE CRISTO NOS BUSCA, NOS ENCUENTRA Y CAMBIA TODO MONICIÓN: Ante nuestro mundo que sufre la falta de auténticos encuentros, nos preguntamos con el testimonio de otros hermanos y hermanas: ¿Podemos encontrarnos con Cristo? Palabra-Testimonio: (de diferentes puntos del salón o capilla van saliendo los lectores de los personajes, los que le van a prestar la voz a los personajes, salen hablando uno por uno la parte que les corresponde hasta llegar al Cirio Pascual que estará en el centro, se detendrán sujetando el Cirio con sus manos).
Pedro
“Fue Andrés el que me buscó, me invitó, insistió no sé cuántas veces para que te siguiéramos.... Yo creí que con todos los años y con todas las cosas que pasamos juntos, te conocía y te seguía. Pero no... cuando me preguntaron si era de los tuyos, les dije que no... tres veces les dije que no. ¿Sabes cuándo fue? Sabes cuando me di cuenta lo que eras para mí?... Cuando me preguntaste si te amaba... si te amaba más que ellos...”
Pablo
“Pensar que yo te perseguía. Era de aquellos que desde la vereda de enfrente levantaba el dedito acusador.... Creía que las sabía todas... por los maestros, la experiencia y tantas cosas. ¡Me tuviste que dejar CIEGO para que entendiera! ¿Te das cuenta? Estaba ciego, pero me dejaste ciego para que entienda. ¡¿Cómo no entender entonces?! ¿Cómo no explicarle a todo el mundo que yo soy el primer pecador, y que por más males que te quise hacer, me salvaste por tu gracia, por tu amor? Desde que me devolviste el ver, no dejo de decir que... nada, ni lo alto, ni lo profundo, ni tribulaciones, ni la propia muerte, nada... nada nos puede apartar de tu amor.”
La mujer samaritana
“Cuando te conocí en el pozo de agua, creí que eras uno más... Uno más de esos maestros (con sorna), y encima me parecías soberbio.... Todavía no entiendo muy bien, cómo era que no sólo conocías toda mi historia, si no además sabías que estaba cansada de toda mi historia. ¿Cómo sabías que tenía sed de vivir? Yo sabía que iba a venir el Mesías, pero nunca pensé que te iba a encontrar cara a cara, pidiéndome agua. Desde ese día, con esa agua que fue bálsamo de vida para mí, no hago otra cosa que tratar de llevar a mi gente a tu fuente de agua viva”
Zaqueo
“Era la guita lo que me interesaba, Señor” Realmente, quería más guita. No, la gente no me importaba... yo no sabía si estaba bien o estaba mal. Yo quería guita. Es más había calculado que con unos años más de ganancia, les hacía pito catalán a los romanos y vivía como un rey. Era la guita, nomás, era la guita.... Ese día pasabas. Todos decían que eras alguien importante, un tipo especial. Y a mi justo se me ocurre subir a la higuera... ¡y me miraste a los ojos! ¿Te das cuenta...? A LOS OJOS... Creo que desde que nací que no me miraban a los ojos (quien va a pensar que detrás del que cobra hay una persona). Tu mirada lo hizo todo... si, yo cambié, pero tu mirado lo hizo todo...
La mujer adúltera
“Yo quería decirles: ¡Uds. hacen lo mismo! Uds. hacen lo mismo pero la ley los defiende. A nosotras no nos defiende nadie. Esa mañana se vinieron enfurecidos, tenían cientos de piedras... y pasó eso... pasó que estabas allí... precisamente cuando me iban a matar, cuando buscaban un sí, mátenla... Estabas allí, tranquilo y yo temblando como una hoja. Creo que no escuché lo que dijiste mientras escribías en la tierra. Pero después, como una brisa fresca, escuché que me decías: Mujer ¿dónde están los que te condenan? Y me perdonaste... me defendiste y me perdonaste... (Se va yendo) me defendiste y me perdonaste. 23
Centurión
“Sigo pensando que no soy digno de que entres en mi casa. Sigo pensando que con una palabra tuya es suficiente. Soy un centurión, y fui educado en la disciplina, por lo tanto creo, creo firmemente. Pero necesito, Señor, que digas tu palabra, necesito que me digas cuál es la misión, qué tengo que hacer. No busco sutilezas, ni cuestiones raras. Necesito tener las cosas claras y entonces: creo! No soy de los que quieren molestarte con mis pedidos. Sé que necesito muchas cosas, como aquel día cuando sanaste a mi siervo. Pero más que eso necesito tu palabra, tu voluntad, tu dirección, tu luz.”
Una vez terminado los testimonios bíblicos, estos regresan a su lugar en la Asamblea. Se puede cantar un canto relacionado con la experiencia de EncuentroVocación El Presidente leyendo las primeras palabras de la Exhortación Evangelii Gaudium invita a pasar ante la Palabra que está a los pies del Cirio, arrodillarse, recordar la propia conversión o experiencia personal con Cristo, agradecerle por la obra que hizo en uno y prometerle al Señor ser testigo de esa experiencia. Mientras escuchamos de fondo música ambiental o frases del Papa Francisco, te sugiero algunas: La alegría de Dios es encontrar a la oveja perdida, porque tiene una “debilidad de amor” “Este hombre es un peligro, come con publicanos y pecadores, ofende a Dios, desacraliza el ministerio del profeta…
para acercarse a esta gente”. “la alegría de Dios, que es un Dios al que no le gusta perder, no es un buen perdedor, y por eso, para no perder, sale
de sí y va, busca”. “Es un Dios que busca: busca a todos los que se han alejado de Él. Como el Pastor, que va a buscar a la oveja perdi-
da”. El trabajo de Dios, “es “ir a buscar” para invitar a la fiesta a todos, buenos y malos”. “Él no tolera perder a uno de los suyos. “Es un Dios que camina para buscarnos y que tiene una cierta debilidad de amor por los que se han alejado más, que
se han perdido… va y los busca”. “¿Y cómo busca?”, preguntó, y respondió: “Hasta el final, como este pastor que va, en la oscuridad, buscando, hasta
que la encuentra; o como la mujer que, cuando pierde la moneda, enciende la lámpara, barre la casa y la busca cuidadosamente”. “Así busca Dios. ‘Este hijo no lo pierdo ¡es mío! Y no quiero perderlo’. Este es nuestro Padre: siempre nos busca”. Después, “cuando ha encontrado la oveja” y la lleva al redil poniéndola al lado de las demás, explicó el Papa, nadie
debe decir: “Tú te perdiste”, sino: “Tú eres una de las nuestras”, porque se le devuelve toda la dignidad”. Dios “reconstruye a todos los que encuentra. Y cuando lo hace es un Dios que se alegra”. “La alegría de Dios no es la muerte del pecador, sino su vida: esto es la alegría”. “La alegría del Padre, Dios, es la del amor: nos ama. ‘Pero yo soy un pecador, ¡he hecho esto, esto, esto!’… ‘Pero yo
te amo igualmente y vengo a buscarte para llevarte a casa’. Este es nuestro Padre. Pensemos”.
El animador invita a terminar el encuentro rezando alrededor del Cirio y de la Palabra la oración del Padre Nuestro. Nos damos la bendición: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida Eterna. (Se sugiere después del Encuentro una merienda o alguna otra costumbre para celebrar un encuentro alrededor la de mesa de la comida entre amigos)
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ORACIONES PARA CADA DÍA DE LA SEMANA
ENCUENTROS CON JESÚS LA SAMARITANA Ambientación: En este día vamos a descubrir que para la mujer samaritana, todo empezó con un encuentro. Veamos con quién se encontró y lo que supuso para su vida, por el mensaje que recibió. Evangelio: Jn 4, 1-42 - La samaritana (duración 7:15) https://www.youtube.com/watch?v=Ltsh9EaDw1k . (Este vídeo representa la narración del evangelio) Canción-Vídeo: (a elegir) - Comenzando contigo: (duración 5:02) https://www.youtube.com/watch?v=Ccks443x3qY - Viniste a mí: (duración 3:14) https://www.youtube.com/watch?v=c6ItjyrJAvs - Si conocieras cómo te amo: (duración 5:12) https://www.youtube.com/watch?v=x134NymlHRs - La samaritana: (duración 2:42) https://www.youtube.com/watch?v=4t20f5quuvU Oración final: Queremos ser mensajeros de tu Palabra; danos valentía para llevarla por todos los rincones de nuestra sociedad, Señor. Queremos ser anunciadores de Buenas Nuevas; danos alegría para contagiar a otros la gratuidad de tu amor. Queremos ser una mano tendida al otro; danos compasión para sentir con tu espíritu y actuar con tu compromiso. Queremos ser tus testigos, Señor de la Historia; queremos mostrar con nuestra vida que Tú estás en medio de nosotros. Danos la fe a toda prueba de tantos que, a diario y sin primeras planas, hacen santo tu nombre porque hacen presente en este mundo al Dios-con-nosotros, con vida, testimonio y ejemplo de hermanos de todos. 25
ORACIONES PARA CADA DÍA DE LA SEMANA
ENCUENTROS CON JESÚS EL CIEGO BARTIMEO Ambientación: ¿Qué quieres que haga por ti? En esta mañana Jesús nos da la pista de cómo debemos mirar a las personas que nos rodean, vamos a fijarnos en cómo Jesús se encuentra con el ciego Bartimeo. Evangelio: https://www.youtube.com/watch?v=Hr0O0yhisvY Reflexión: La palabra de Jesús siempre es actual y hoy, en nuestra vida, en nuestro ahora, debemos intentar encontrarnos con las personas que están en los márgenes, al igual que lo haría Jesús. ¿Quiénes crees que son estas personas? ¿Qué crees que necesitan? ¿Se lo has preguntado? https://www.youtube.com/watch?v=QZZvwaq1Qe0 (duración 3:03) Oración final: Que tu mirada sea, mirada clara, sea mirada de niño, que transparenta el alma. Que tu sonrisa sea, sonrisa ancha, fuerza que surja de adentro, ganas que se contagian. Que tus palabras sean, valientes palabras, que no oculten la verdad y no teman proclamarla. Que sean la voz de aquellos que ya no pueden alzarla. Que tus manos sean, manos entrelazadas, manos con otras tendidas, abiertas, no solitarias. Manos unidas y fuertes que hoy construyen el mañana. Que tu caminar sea, compartida caminata, que busque abrir junto a otras huellas de nueva esperanza. Que tu vida entrega sea, para que valga la pena, ser vivida y no gastada.
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ORACIONES PARA CADA DÍA DE LA SEMANA
ENCUENTROS CON JESÚS ZAQUEO Ambientación: En este nuevo día, Señor, queremos descubrir a otro personaje que se encontró con Jesús. Dicho encuentro le supuso un acercarse a Dios, lo que le llevó a compartir sus bienes y su vida con las personas que le rodeaban, sobre todo aquellas a las que había hecho daño debido a su egoísmo. Evangelio: ( A elegir) https://www.youtube.com/watch?v=CvULF05pjP0 (duración 5:08) https://www.youtube.com/watch?v=CvULF05pjP0 (duración 5:50) https://www.youtube.com/watch?v=CvULF05pjP0 (duración 2:06) Reflexión: ¿Cómo puedo acercarme a Jesús? ¿Qué hay en mi vida que me aleja de las personas que me rodean? ¿Cómo puedo ser más libre? ¿Qué me da la libertad?
Oración final: Me hablan de libertad en un mundo que es esclavo, porque al poder y al dinero su destino vive atado. Me hablan de ser más libre entre personas que olvidaron: "no somos patrones señores, nacimos para ser hermanos" Mas ¿dónde encontrar modelos? Las personas nos preguntamos. Yo te propongo mi amigo seguir a quien he encontrado. Jesús el liberador, hombre libre y liberado. Aquel que dio hasta la vida y, por haberla entregado, un camino verdadero con su vida ha señalado. Nadie puede liberar si no ha experimentado el silencioso camino de librarse de lo malo o egoísta que carcome las ganas de ser solidario. En libertad se circula por calles de doble mano mi libertad y la del otro son moneda de ambos lados. Señor, yo quiero ser libre, por eso soy más hermano. Para la libertad vivo y sueño; para la libertad lucho y canto; para la libertad: mi vida y mi compromiso diario.
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ORACIONES PARA CADA DÍA DE LA SEMANA
ENCUENTROS CON JESÚS VICENTE DE PAÚL Ambientación: 1617 es considerado el año del giro decisivo en la vida de Vicente de Paúl: el 24 de enero es cuando Vicente precisamente descubre al pobre, a la persona necesitada de diferentes tipos de ayuda. La obra vicenciana se pone en marcha: de pueblo en pueblo, Vicente predica, escucha, sirve. Inaugura un trabajo de misionero. Descubre a Jesús en los pobres, en las personas que va encontrando en el camino. https://www.youtube.com/watch?v=YPGtmLYgUYg (duración 3:38) Evangelio: LAS BIENAVENTURANZAS https://www.youtube.com/watch?v=kGL_lDKPYrk (duración 2:06) https://www.youtube.com/watch?v=QSjfnAyObRY (duración 1:32) Reflexión: https://www.youtube.com/watch?v=Ccks443x3qY (duración 5:02) https://www.youtube.com/watch?v=T-DlMhpspSs (duración 4:50) En este evangelio encontramos la fórmula que nos ofrece Dios para ser felices: sencillez, caridad, lucha por la paz y la justicia… etc. Vicente convirtió estas bienaventuranzas en el lema y apuesta existencial de su vida. Quizás sería bueno, que como cristianos nos preguntáramos - ¿Cuál es nuestra verdadera apuesta? - ¿Cuál es el objetivo central de nuestros pasos? ¿hacia dónde caminamos? Oración final: Has subido al monte, Señor, y has iluminado el camino de nuestras vidas. Tu corazón nos ha manifestado el corazón de Dios. Un corazón que nos ama y nos busca. Nos llamas a la felicidad pero no a cualquier precio. Tú nos hablas de paz, de compromiso, de las exigencias con la justicia. Nos has hablado de pureza, de corazones limpios que sólo te buscan. Has dicho que el Reino es para los sencillos, para los que se conforman fácilmente. Feliz tú, Señor, que supiste vivir desde ahí. Felices los pobres porque son tus preferidos. Felices nosotros, porque te tenemos a TI, para que nos señales el camino, un camino exigente del Evangelio. 28
ORACIONES PARA CADA DÍA DE LA SEMANA
ENCUENTROS CON JESÚS LUISA DE MARILLAC Ambientación: Luisa se encuentra con Jesús, servidor de los Pobres, en un momento de su vida en que ella estaba en un proceso de búsqueda. Es importante buscar para poder encontrar aquello que llene tu corazón. Evangelio: “LO QUE HACES A UNO DE ÉSTOS, A MÍ ME LO HACES” https://www.youtube.com/watch?v=jwKTpg4pBx8 (3:12) https://www.youtube.com/watch?v=kGL_lDKPYrk (3:09) Reflexión: Luisa se sentía pequeña, una criatura creada por Dios y con una misión que llevar a cabo en su vida, una misión soñada por Dios y que se convirtió en su sueño personal. https://www.youtube.com/watch?v=t2zqnczB3Cc (3:14) Un cuento para pensar: «En aquel tiempo, dice una antigua leyenda china, un discípulo preguntó al vidente Maestro: “¿Cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno?”. Y el vidente respondió: “Vi un gran monte de arroz cocido y preparado como alimento. En su derredor había muchos hombres hambrientos casi a punto de morir. No podían aproximarse al monte de arroz pero tenían en sus manos largos palillos de dos y tres metros de longitud llegaban a coger el arroz, pero no conseguían llevarlo a la boca porque los palillos que tenían en sus manos eran muy largos. Juntos pero solitarios, permanecían padeciendo un hambre eterna delante de una abundancia inagotable. Y eso era el infierno. Vi otro gran monte de arroz cocido y preparado como alimento. Alrededor de él había muchos hombres llenos de vitalidad No podían aproximarse al monte de arroz, pero tenían en sus manos largos palillos de dos y tres metros de longitud llegaban a coger el arroz, pero con sus largos palillos, en vez de llevarlos a la propia boca, se servían unos a otros el arroz. Y así acallaban su hambre insaciable en una gran comunión fraterna. Y eso era el cielo”.» Oración: Que seamos capaces de descubrir la grandeza de vivir en comunión fraterna. Te lo pedimos a Ti, Jesús que vives con tu Padre Dios y con el Espíritu Santo. Amén. 29
VIGILIA
DE ORA CIÓN
TODO COMENZÓ CON UN ENCUENTRO...
(Jn 4, 5-42)
Ambientación
“Vamos a morir de sed, dije. Yo también tengo sed, busquemos un pozo, dijo el Principito. Tuve un gesto de cansancio. Es absurdo buscar un pozo al azar en la inmensidad del desierto, sin embargo, nos pusimos a buscarlo. Cuando hubimos caminado horas distinguí uno como en sueños, pues tenía un poco de fiebre a causa de la sed. Las palabras del Principito danzaban en mi memoria. ¿Tu también tienes sed? Le pregunté. El no contestó mi pregunta, simplemente me dijo: El agua puede ser buena también para el corazón….Lo que embellece al desierto, dijo el Principito, es que oculta un pozo en alguna parte. ” (El principito) Y está en tu corazón, muy cerca de ti en tu corazón está la Palabra de Dios, una fuente de agua viva con la que el Señor quiere sorprenderte, es en el secreto de lo más hondo de tu corazón donde, en el deseo, se abre un pozo de vida donde Dios te sale al encuentro. Eso le ocurrió a la mujer samaritana. Entró en contacto con Jesús de Nazaret y se quedó con Él. Aquel encuentro hizo que su vida adquiriera sentido nuevo y un nuevo significado. Se sintió renovada y comprendida, y esta nueva identidad personal se tradujo en una solidaridad con el prójimo. El cambio de rumbo de su vida fue fruto de su encuentro con Jesús. No fue un resultado de su iniciativa personal, sino algo que le sobrevino desde fuera. Canto: https://www.youtube.com/watch?v=hmjnLuJ90rY
TENGO SED DE...
Entra en mi noche Señor, entra en mi noche Señor y lléname de tu claridad, de tu claridad, guía mis pasos hacia Ti.
Lectura Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.» «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
Reflexión
Junto al brocal de un pozo, en Samaría, coinciden dos personas con dos historias muy distintas pero las dos con sed. Es el encuentro de dos sedientos junto a una fuente. No se trata de una coincidencia porque la sed es algo constitutivo de todo ser humano. Las personas, por definición, somos seres insatisfechos que siempre tenemos sed de algo: de agua, de riqueza, de felicidad, de poder, de amor, de justicia, de salvación... Buscamos la felicidad en las cosas materiales y a la larga nos damos cuenta que esto no nos llena. Nos cansamos, nos aburrimos y queremos más. Y volvemos a buscar experimentando cosas nuevas, sensaciones nuevas y distintas; buscamos en la comodidad, en el “esto me apetece ahora”. O la busco esperando que los demás me quieran y me acepten por lo que tengo. 30
Pero la sed también es uno de los mecanismos más eficaces para salir de nosotros mismos y superar nuestras limitaciones. El desencanto y la insatisfacción nos recuerdan la necesidad que todos tenemos de encontrar el sentido de las cosas para poder vivir la vida en plenitud. Nuestra sed, en el fondo, es sed de Dios y nos está remitiendo a la necesidad de buscarlo y encontrarnos con Él. Y Dios sale a nuestro encuentro allá donde vivimos, amamos, estudiamos, trabajamos, sufrimos, gozamos. Pero ¿por qué nos busca? “Él nos precede y nos espera siempre. No se cansa de esperarnos. No se aleja de nosotros, sino que tiene la paciencia de esperar el momento oportuno para el encuentro con cada uno de nosotros. Y cuando ocurre el encuentro, no es nunca un encuentro apresurado, porque Dios desea permanecer por mucho tiempo con nosotros para sostenernos, para consolarnos, para donarnos su alegría. Dios se apresura para encontrarnos, pero nunca se apresura para dejarnos. Se queda con nosotros. Como nosotros lo anhelamos a Él y lo deseamos, así también Él tiene el deseo de estar con nosotros, porque nosotros le pertenecemos a Él, somos "cosa" suya, somos sus criaturas. También Él, podemos decir, tiene sed de nosotros, de encontrarnos. Nuestro Dios es un Dios sediento por nosotros. Este es el corazón de Dios... ¡es bello sentir esto!” (Papa Francisco)
Gesto: Escribimos en el cántaro ¿De qué tengo sed? ¿De dónde estoy bebiendo que no me satisface ni me llena?¿Qué tipo de pozos nos ofrece nuestra sociedad de supuesto bienestar? ¿De qué quiero llenar mi cántaro? Canto: https://www.youtube.com/watch?v=ky_GnZkTchE Tengo sed de ti (Hermana Glenda)
TE OFREZCO AGUA VIVA... Lectura
Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió: –¿Cómo tú, que eres judío, me pides agua a mí, que soy samaritana? Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.» Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.»
Reflexión
En este momento, Jesús quiere pasar por nuestras vidas y encontrarse con cada uno de nosotros porque Dios siempre es el que toma la iniciativa, el que está atento a la situación de cada persona saliendo a su encuentro al igual que lo hizo con la samaritana. 31
La persona siempre tiene sed y a falta de agua fresca, de ser sincera consigo misma se dedica a llenar el pozo con cualquier cosa que aparentemente sacia nuestros deseos pero que en realidad, nos aleja de Dios. ¿Sentimos necesidad de Dios? ¿Tenemos sed de Dios? ¿Buscamos momentos de Oración? Cuando andamos necesitados de ternura, ponemos el escudo de la dureza. Cuando necesitamos escuchar, hablamos sin parar con palabras huecas. Cuando queremos expresar nuestros sentimientos, lo hacemos comprando cosas materiales. Preferimos entretener nuestra mente para no oír la voz de Dios en los que sufren a nuestro alrededor. La fe para que sea personal tiene que partir de un diálogo personal a solas con Jesús. De un diálogo donde las palabras se midan con el valor del Amor, y donde el corazón de la persona se vacíe de sí mismo para que sea Dios quien lo llene, como nos decía San Vicente. ¿ Dónde buscas a Dios? ¿ Dónde te has encontrado con Dios? Jesús ofrece un agua nueva para la samaritana, se trata de agua VIVA y ella sedienta de un pozo “diferente” no duda en dejarse interpelar. En este momento, Jesús deseoso de encontrarse con nosotros, nos mira al corazón y nos hace este precioso ofrecimiento. ¿Cuál es nuestra respuesta ante tal ofrecimiento tan generoso? Gesto: Ahora es el momento de pensar en aquellas veces que hemos sentido ese encuentro con el Señor. Podemos resumir en una palabra, esa sensación, ese sentimiento que nos ha embargado... Compartámoslo. Canción: https://www.youtube.com/watch?v=jGNPbXYyVvo&list=RDjGNPbXYyVvo Tú eres el agua viva (Hermana Glenda)
SEÑOR DAME DE TU AGUA... Lectura
Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.» El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.» Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.» Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.» Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo.»
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Reflexión Dice el conocido salmo “Como busca la cierva corrientes de agua así mi alma te busca a ti mi Dios”. Jesús sale al encuentro de la samaritana, y ella sorprendida, sin entender le pide de esa agua VIVA. Jesús ha despertado en ella el deseo. Ahora es ella la que pide, la que busca, la que libremente manifiesta su deseo de beber y saciarse del Amor de Dios, pues Jesús mismo es el Agua Viva. Cuando nosotros tenemos esa actitud de acogida y abrimos nuestro corazón, Jesús puede comenzar a construir en nosotros desde dentro y puede saciar también esa sed que tenemos de ser felices. ¿Abro mi corazón a Dios? ¿Busco realizar la voluntad de Dios? El diálogo entre ellos les ha hecho profundizar en el conocimiento mutuo y la petición de la samaritana, es el detonante que Jesús necesitaba para profundizar en el corazón de aquella buena mujer. En la medida que nos dejamos en las manos del Maestro, nuestro corazón responde a su voluntad y reconocemos nuestra propia verdad. ¿Soy consciente de que Dios es el centro de mi vida y dejo que Él guie mis pasos? Al igual que a esta mujer de Samaria, nos mira a cada uno de nosotros y nos dejamos interpelar por Él tratando de responderle con la misma naturalidad y sencillez que lo hizo esta buena mujer de Samaria. Este conocimiento y relación íntima se convierten en fuente de agua dentro del ser humano, manantial que revitaliza la existencia para siempre. La realidad no cambia, las personas son las mismas, las cosas son idénticas pero cuando uno se deja encontrar por Cristo, habitar por Él, se trasforma, cambia la forma de ver las cosas y de acercarse a ellas porque ya no miramos desde nosotros sino desde El. Podríamos unirnos al salmista diciendo: “Como busca la cierva corrientes de agua así te busca Dios a ti”. Canto: Dame de beber https://www.youtube.com/watch?v=zSv18NU6-fM
DEJO MI CÁNTARO PARA SER TU TESTIGO Lectura
La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?» Salieron de la ciudad e iban donde él. Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.» Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»
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Reflexión: En el reconocimiento de Jesús como el Señor del agua Viva, la mujer vive una transformación. Esta invitación que el Señor hace a cada uno de nosotros nos lleva a ordenar nuestro corazón y orientar nuestra vida siguiendo sus pasos y teniéndolo a Él como centro, por eso la samaritana no sólo quiere beber de ese agua sino además compartirla para que todos puedan ser felices desde Dios. El mirar a Jesús y sentirse mirada por Él, la transforma, la llena de fuerza para reconocer su verdad, salir de sí misma y responder dejando su cántaro para ir la ciudad a compartir su encuentro con el Señor con todos, en definitiva, a dar testimonio del Amor de Dios. Canto: Muéveme mi Dios hacia Ti, que no me muevan los hilos de este mundo. Muéveme atráeme hacia ti, desde lo profundo. Gesto: Queremos unirnos al gesto de la Samaritana y vamos a dejar como ella nuestro cántaro. Os invitamos a acercaros al “pozo” y dejar ese cántaro único para nosotros, de dónde tantas veces hemos bebido y el que tantas veces nos ha impedido encontrar el agua verdadera. Sólo el encuentro con Jesús desde nuestra verdad, nos hace capaces de dejar nuestro cántaro, de despreocuparnos de nosotros mismos, de dejar de ser el centro para dejar que los demás ocupen un lugar importante en nuestra vida. Momento para compartir mi oración Canto: Alma misionera
https://www.youtube.com/watch?v=iIFZRYXgIoA
PADRE NUESTRO ORACIÓN FINAL Dame que beba, me has dicho Señor. A mí que vengo a buscar agua para quitar la sed y estoy junto a Ti con mi cántaro vacío. Es de barro, Señor. Está hueco. Está amasado con sudor. Está abierto. No conozco el don de Dios. Dime de Él. No sé quién eres, Tú que me pides de beber. He venido a pedirte agua viva. La tuya, que es viva. Estoy cansado. Tengo sed de beber siempre agua de ésta. Dame de la tuya. De la tuya, y que se convierta dentro de mí en un manantial que salta dando una vida sin término. Dame esta agua, Señor, dame. No quiero fatigarme sacando de otros pozos. No quiero aguas estancadas. Quiero tu agua viva. Viva y saltando sin parar.
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EUCARISTIA
MONICIÓN DE ENTRADA
Celebramos hoy la festividad de Santa Luisa de Marillac, fundadora junto con San Vicente de Paúl, de las Hijas de la Caridad. Desde joven, Luisa tuvo mucha inquietud por la formación humana y cristiana de niños y jóvenes. Fue la creadora de las primeras escuelas vicencianas, llamadas escuelas de la caridad por atender a los niños y niñas que no tenían posibilidad de acudir a la escuela por diferentes motivos. Nosotros hoy celebramos su fiesta como cristianos vicencianos orgullosos de haber recibido un carisma que hoy sigue vigente en la Iglesia por su actualidad, su novedad y su belleza, al servicio de los más necesitados.
CANTO DE ENTRADA: HIMNO A SANTA LUISA www.youtube.com/watch?v=exJ45_PQ-SQ
PETICIONES DE PERDÓN
Por las veces que no agradecemos los recursos que tenemos para formarnos y las facilidades que hay a nuestro alcance. Señor, ten piedad.
Por nuestro egoísmo antes las situaciones de los más desfavorecidos y no ser conscientes de las necesidades que podemos aliviar. Cristo, ten piedad.
Por nuestros enfados sin motivo, por el orgullo de no pedir disculpas a nuestros hermanos y compañeros. Señor, ten piedad.
GLORIA
PRIMERA LECTURA: Is 58, 1a.6-11
SALMO RESPONSORIAL: Sal 33, 2-3. 17.18.19.23
SEGUNDA LECTURA: Hch 9, 36-42
EVANGELIO: Mt 25, 31-46
ORACIÓN DE LOS FIELES: - Que la Iglesia, llamada a optar siempre por los más pobres, apoye proyectos que promuevan la solidaridad entre los hombres, sobre todo los más necesitados. ROGUEMOS AL SEÑOR - Por todas las familias de nuestros Centros y Parroquias, para que hagamos de nuestros hogares una imagen viva del hogar de Nazaret y cada familia se transforme en foco de fe, esperanza y amor para el mundo. ROGUEMOS AL SEÑOR - Por los gobiernos de todos los países, para que trabajen ardientemente en abrir caminos nuevos que lleven a conseguir la Paz que el mundo desea y necesita, y que aún hoy, tantas veces se ve amenazada en nuestra sociedad. ROGUEMOS AL SEÑOR 35
- Para que cuantos trabajan por la Paz y la concordia entre personas y países nunca se dejen llevar por el desaliento, y encuentren siempre motivos para seguir luchando y esperando. ROGUEMOS AL SEÑOR - Por toda la Familia Vicenciana, que a ejemplo de Santa Luisa, valoremos la fe como un don inmenso y aprovechemos los recursos que tenemos en beneficio de una formación humana y cristiana que revierta en bien de los más necesitados. ROGUEMOS AL SEÑOR
OFERTORIO
(Cada ofrenda irá precedida por una letra. Esta letra es la inicial de cada ofrenda, de modo que al final formará el nombre de LUISA)
LUZ: Te ofrecemos Señor la Luz. Luz que ilumine en el mundo, en nuestros hogares, en nuestro Centro / Parroquia. Luz que es tu Verdad. UNIÓN (Dos personas dándose las manos): Con nuestras manos unidas queremos ofrecerte nuestro compromiso por ser los cristianos vicencianos que el mundo y la Iglesia necesitan hoy. ILUSIÓN (un cartel con una cara sonriente): Señor, la ilusión no puede faltar en ningún proyecto. Somos proyectos de tu mano creadora. Queremos dejarnos transformar por ti y dejarnos moldear. SAL: Queremos ser como la sal, dar en la vida la sal de la solidaridad y justicia que tanto necesita el mundo. AMIGO (Icono de Jesús Amigo): Te ofrecemos este Icono de Jesús como fiel amigo. Queremos tenerle como amigo que nunca falla, nos apoya, nos guía y nos ayuda.
SANTO
PAZ www.youtube.com/watch?v=DOTW3lwordk
COMUNIÓN
ACCIÓN DE GRACIAS
En este día especial, te agradecemos Señor esta oportunidad de celebración en común con motivo de nuestra fundadora. Agradecemos la oportunidad que nos brindas de una formación académica y humana; agradecemos la presencia de las Hijas de la Caridad en nuestro Centro (colegio, parroquia, residencia, albergue…). Ellas nos muestran un estilo de vida a imitación de Luisa de Marillac. Gracias Señor por esta oportunidad.
CANTO: Gracias por la fe. www.youtube.com/watch?v=yNTCOrjRwjQ
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CONVIVENCIA VOCACIONAL
ENCUENTROS OBJETIVO: Proporcionar a los jóvenes un espacio propicio para provocar su propio encuentro con el Señor partiendo de distintos encuentros. ACOGIDA Después de una presentación de cada uno de los participantes, se puede comenzar con una pequeña oración que nos introduzca y nos ponga en manos del Señor en esta jornada en la que venimos a “encontrarnos con Él”.
ORACIÓN COMIENZO Nos reunimos en esta Convivencia para encontrarnos contigo, Señor, …. “Todo comienza con un encuentro”, y queremos encontrarte. Hemos “quedado” aquí hoy para hablar y compartirte nuestras inquietudes, nuestros deseos, nuestra vida… Sal a nuestro encuentro, camina a nuestro lado, contigo será más fácil caminar. CANTO: http://www.youtube.com/watch?v=ukav6Ds-mHc Llegaste justo en el momento cuando te necesité Fuiste la risa y la alegría cuando triste me encontré Como el rocío en la mañana fue tu amor y tu querer Tesoro que encontré, que tanto yo busqué Ven, como aquel día de tu vida Que tu compañía sea mi felicidad Y mi corazón hoy baile al ritmo de tu amor Quiero estar contigo Ven, ven, ven Llegaste, con tu amor has dado brillo a mi corazón Fuiste la lluvia en el desierto, el agua que me refrescó Como un refugio en la tormenta fue tu luz y tu calor Lágrima cubrió, mi vida transformó Ven, como aquel día de tu vida Que tu compañía sea mi felicidad Y mi corazón hoy baile al ritmo de tu amor Quiero estar contigo, ven, ven Quiero estar contigo Ven
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ENCUENTROS Presentamos distintos encuentros con Jesús. Podemos ambientar en distintos lugares los encuentros: -Samaritana: Pozo, agua,…. -Joven rico: Muchas cosas materiales. -San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac: imagen de Jesús, rostros de pobres,… -Testimonio de joven, Hija de la Caridad, misionero paúl, visualización o en persona, según posibilidades.
ENCUENTRO CON LA SAMARITANA Lectura: Jn. 4, 5-30 Encuentro : ANEXO I Preguntas para reflexión personal Y tú, ¿deseas ese encuentro con Jesús? ¿De qué tienes sed: amistad, amor,…? Háblale a Jesús de tu sed y deja que Él te hable…. Visualizamos la canción: http:// www.youtube.com/watch?v=M9Mo6U4ggUs
ENCUENTRO CON EL JOVEN RICO Lectura: Mc. 10, 17-30 Encuentro : ANEXO II Preguntas para reflexión personal Acércate a Jesús y pregúntale, ¿qué debo hacer Señor? ¿Qué estás dispuest@ a dejar? Deja que resuene en ti: “…ven y sígueme”… Escuchamos la canción: http://seminariomenortoledo.es/Materiales/ Musica/_Cantos%20del%20Seminario/13%20 -%20El%20joven%20rico.mp3
ENCUENTRO CON San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac Encuentro : ANEXO III Preguntas para reflexión personal ¿Qué cambió en las vidas de San Vicente y de Santa Luisa su encuentro con Jesús? ¿Has pensado cómo es tu actitud ante los más necesitados? Jesús te necesita, ¿le has reconocido? Escuchamos la canción: http://hijascaridad.org/ granada/c_cancion/musica/hacen_falta.mp3
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MI ENCUENTRO 3.1. Hay experiencias de encuentro que son de paso y otras que son determinantes. ¿Cuáles han sido en tu vida de este tipo? Recuérdalas: momento, lugar... 3.2. ¿Qué cambios han producido estos encuentros en tu vida? 3.3. ¿Te gustaría vivir una relación personal de fe con Jesús? ¿Cuál crees que es tu momento actual? 3.4. Cuando miras tu historia personal, ¿puedes percibir un cambio en tu relación con Jesús? 3.5. Una persona es determinante cuando me cambia el corazón. ¿Qué te dice eso de “pertenecer” a Jesús? Compara con otras experiencias de pertenencia ¿lo sientes como algo liberador o como amenaza de tu libertad? 3.6. ¿Cómo percibes la presencia de Jesús en tu vida? ¿Sigue siendo un personaje del pasado, el Señor del cielo, un modelo de conducta...o va tomando relevancia en ella? ¿Te crees que significas para Él o que, al menos, puedes significar? ¿Te asusta semejante regalo o lo deseas apasionadamente? 3.7. ¿Qué podrías proponerte en concreto? 3.8. Una propuesta concreta de lectura y oración con el evangelio, en el encuentro con la Samaritana: Jn. 4
- Haz un acto de fe en la presencia de Jesús junto a ti y lee despacio el texto. - Una escena cargada de resonancias: Jesús, una mujer, un pozo... ¿Qué te evoca esta primera presentación de los personajes? - Un diálogo de relación que partiendo de lo más externo, penetra en el corazón, lo desenmascara, lo atrae... - Jesús seduce, se te mete dentro casi sin darte cuenta se te va haciendo tu Señor, y no por imposición sino por cercanía, por intimidad... Su autoridad es soberana pero no se impone, seduce, atrae, da vida... - La misión (el envío del Señor) no será un deber, ni una carga, sino que nacerá del gozo del encuentro, del descubrimiento de la persona de Jesús.
LA FIESTA DEL ENCUENTRO Finalizamos esta jornada de convivencia vocacional compartiendo en grupo lo vivido y experimentado. (Dependiendo de las posibilidades de cada lugar sería conveniente finalizar la convivencia de forma festiva con la celebración de la Eucaristía y después algo de tipo lúdico donde se haga efectiva la experiencia de encuentro con Jesús desde la persona de los otros.)
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CONVIVENCIA VOCACIONAL ANEXO I (Fuente: “Al encuentro con Jesús”. Matilde Eugenia Pérez Tamayo)
LA SAMARITANA Sí, yo soy la mujer de Samaria, "la samaritana", como me llamó Juan en su evangelio, cuando refirió mi historia. Conocí a Jesús un día de aquellos en los que el sol parece brillar con más esplendor. Estaba cansado y se había sentado en el brocal del pozo que está en las afueras de Sicar, la ciudad donde vivo. Porque soy samaritana de nacimiento y de costumbres. Llegué, como todos los días, a sacar agua para llevar a casa. No sé por qué fui a aquella hora; era mediodía y yo suelo ir siempre más temprano en la mañana, o al atardecer, cuando ha caído ya un poco el sol. Tal vez Dios mismo me llevó para que me encontrara con él, porque - hoy puedo decirlo con toda sinceridad -, Jesús, el profeta de Nazaret, cambió mi vida totalmente; le dio un nuevo sentido y un nuevo valor, y llenó de fe y de esperanza mi corazón herido. Cuando lo vi allí, silencioso, con la mirada perdida en el horizonte y con el rostro sudoroso y cansado, no me compadecí de él; lo digo con toda claridad. Inmediatamente supe que era judío, y ya se sabe que los judíos y los samaritanos estamos separados desde hace tiempo, por muchas cosas, entre ellas, nuestra manera de creer en Dios y de relacionarnos con él. Por eso, cuando me pidió que le diera de beber, antes de hacerlo le eché en cara nuestra enemistad ancestral: él era judío y yo samaritana, ¿qué estaba haciendo allí, en un territorio que no era el suyo, hablándome a mí y pidiéndome ayuda? Era muy extraño ver un judío por aquellos lugares y mucho más en aquella situación. Su actitud cordial y su respuesta un poco extraña pero en todo correcta, a mi pregunta osca e hiriente, me desconcertó bastante. A pesar de que me estaba pidiendo agua para saciar su sed, me habló de un “agua viva” que él tenía, y también del don de Dios que significaba que estuviera allí, a aquella hora, hablando conmigo. Confieso que sus palabras me dieron risa y rabia a la vez. ¿Quién se creía que era?... Pero su mirada era tan limpia, sus gestos tan sencillos y pausados, su hablar tan seguro, y su actitud tan serena y acogedora, que me quedé escuchándolo sin interrumpirlo, y terminó por conquistarme. ¡Hasta le pedí que me diera de “su agua” para calmar mi sed física, definitivamente, de manera que ya no tuviera necesidad de volver a aquel lugar tan lejano, para conseguir agua fresca! Mi petición muestra con claridad que evidentemente no había entendido nada de lo que Jesús estaba diciendo. Sólo lo comprendo ahora que el tiempo ha pasado y he podido reflexionar sobre aquella conversación, y sobre muchas otras cosas que después supe de él. Sus enseñanzas llenan hoy mi corazón de alegría y de paz. Pero lo que vino luego fue lo que más me sorprendió, y lo que destruyó definitivamente mis prejuicios y mis dudas. ¡No podía creerlo!... Jesús me habló de mi vida, de mis cinco maridos anteriores, y de mi amante de entonces, como si me conociera, como si conociera mi historia y las vueltas que ha dado y que yo he dado con ella. 40
Sin embargo, pude darme cuenta perfectamente, que no lo hacía como estaba acostumbrada a que lo hicieran los demás: juzgándome, condenándome, maldiciéndome por mi falta de criterio y de orden, por mi conducta inmoral, por mis descarados deslices sentimentales. Jesús lo hizo con gran respeto, hasta con cariño, podría decir; como si me comprendiera, incluso más que yo misma; invitándome a tomar conciencia de ello y mostrándome el mal que me estaba causando a mí misma, aunque aparentemente creyera que era feliz y así quisiera aparecer ante los demás. Esta fue para mí, la prueba más clara y fehaciente de que Jesús no era un hombre como los demás, un hombre como aquellos con quienes estaba habituada a tratar en mi familia y en mi pueblo. Tenía que ser alguien más; tal vez un profeta, un hombre de Dios. Un profeta judío, pero profeta al fin y al cabo; y como mis padres me enseñaron que a los profetas hay que escucharlos siempre con mucha atención, aunque sus palabras puedan sonar duro a nuestros oídos, permanecí allí atenta a todo lo que quería decirme. Nuestra conversación fue mucho más larga de lo que cuenta Juan en su relato. Jesús me hablaba con profundo respeto y con un gran cariño, como si yo fuera una persona muy importante para él, como si le interesara mucho mi bienestar en el presente y en el porvenir. Yo le hice algunas preguntas y él me las respondió con verdadera sabiduría. Hasta me atreví a preguntarle por el Mesías, el Enviado de Dios, tan esperado por todos los descendientes de Abrahán, incluyéndonos a nosotros, los samaritanos. ¿Y saben qué?... Me dijo sin vacilaciones pero sencillamente, con mucha humildad y gran calidez: “Yo soy, el que te está hablando” . Cuando escuché su respuesta quedé sobrecogida, abismada, incapaz de decir algo más. Era totalmente inusitado. No me lo esperaba. ¡No podía imaginarlo siquiera! Estar yo allí, hablando con el Enviado de Dios… ¡Imposible!... ¿Por qué yo?... Pero no tuve tiempo de decir nada más, y él tampoco... Llegaron sus discípulos que habían ido a otro pueblo a comprar comida, y se sorprendieron de encontrar a su maestro conversando conmigo. Hay que recordar que en aquel tiempo se veía muy mal que un hombre hablara con una mujer en un lugar público, mucho más si esa mujer era samaritana, y peor aún si el tema de conversación era religioso, un tema “propio de hombres”, según se decía. Entonces aproveché el barullo que se formó, y corrí al pueblo para contarles a todos lo que me había sucedido. Era importante que ellos fueran a conocer a Jesús, y a escuchar sus palabras. Una noticia como esta no puede dejarse guardada, hay que anunciarla, hacerle propaganda, comunicarla rápidamente a todos los que sea posible. Ha pasado mucho tiempo desde aquel día y no he podido olvidarlo. Mi encuentro con Jesús, el Maestro de Nazaret, el Mesías de Dios, marcó definitivamente mi vida y dejó en ella una huella imborrable. Desde entonces soy una persona distinta, una mujer nueva. Él, con su amabilidad y su ternura, su libertad y su confianza, me cambió para siempre. Muy pronto comprendí que sus palabras no eran las mismas palabras que todos estamos habituados a oír; decían más de lo que a simple vista parecía que dijeran; calaban hondo en el corazón; abrían caminos; sugerían… Por eso las recuerdo con tanta claridad; por eso siguen enseñándome tantas cosas; por eso todavía hacen latir mi corazón con más fuerza de lo acostumbrado. A veces pienso que Jesús se quedó aquel día en el brocal del pozo, sólo para encontrarse conmigo; para ponerme conversación y penetrar en mi intimidad, y desde allí, desde mi pequeñez, transformarme, haciéndome consciente de lo que había sido hasta entonces, y de lo que podía llegar a ser si lo escuchaba a él y me dejaba guiar por sus palabras. ¡Y lo consiguió! Jesús es ahora mi eterno presente; él y sus enseñanzas de amor, de perdón, de verdad, de esperanza, que poco a poco he ido conociendo, ayudada por sus discípulos más cercanos, que las escucharon directamente de sus labios, y lo vieron hacerlas realidad en su vida de cada día, en el trato amoroso con todas y cada una de las personas que se cruzaron en su camino, incluyendo aquellos que lo persiguieron y lo llevaron a la muerte. 41
Sí, Jesús cambió mi vida. La cambió totalmente, y espero que sea para siempre. Ahora soy una mujer nueva, una mujer totalmente renovada, una mujer que ya no tiene miedo de ser mujer; una mujer que es capaz de muchas cosas, porque ha bebido del “agua viva” que Jesús le ofreció, y ahora tiene la “vida en abundancia” que él le regaló, y la única sed que padece es una sed que no incomoda, sino que llena el corazón de gozo y entusiasmo, de luz y fortaleza para seguir viviendo, para seguir luchando: ¡Sed de Dios! Un tiempo después de mi encuentro con Jesús, el Maestro fue hecho prisionero y llevado por las autoridades del Templo de Jerusalén, con falsas acusaciones, ante Pilatos, el gobernador romano. Pilatos lo condenó a morir crucificado, y la condena se cumplió la víspera de la gran fiesta de la Pascua. Sin embargo, sus discípulos y amigos más cercanos dan testimonio de que al tercer día resucitó de entre los muertos, y se les apareció a algunos de ellos. Yo acepto con humildad y con fe su testimonio, y aunque no lo he visto con mis ojos, ni lo he tocado con mis manos, siento muy vivamente, en mi corazón de mujer y de creyente, su presencia amorosa y constante. No tuve la dicha de volver a verlo ni de volver a escucharlo mientras vivió en el mundo, pero en mi memoria permanece su imagen, y en mi alma resuenan sus palabras cálidas y veraces, la bondad de sus gestos, el amor con el que se dirigió a mí, sabiendo quien era yo y la vida que entonces llevaba.
ANEXO II (Fuente: “Al encuentro con Jesús”. Matilde Eugenia Pérez Tamayo)
EL JOVEN RICO Me llamo Zabulón y soy israelita de raza y de religión, como lo ha sido toda mi familia, desde hace ya siglos, y quiero contar mi historia, para dar testimonio de la obra que Jesús realizó en mí, a pesar de mí mismo, como podrán darse cuenta. Había oído hablar de Jesús muchas veces, y también muchas veces y en diversas circunstancias lo había escuchado personalmente. Tan pronto sabía que estaba cerca, dejaba lo que estaba haciendo, salía en su busca, y cuando lo encontraba, me unía a la multitud como uno más de sus "discípulos". La gente lo aclamaba con insistencia llamándolo "maestro", porque Jesús hablaba con autoridad, sabía lo que decía y cómo lo decía, aunque, por lo que supe después, no había estudiado en ninguna escuela rabínica, como los demás maestros que yo conocía. Sus palabras eran sabias, sin duda, y creaban en mí y en muchos de los que lo oíamos, una profunda inquietud. Decía cosas que llegaban muy hondo en el corazón; cosas que me gustaba escuchar, porque constituían una verdadera novedad, en la maraña inmensa de tradiciones, leyes y principios de nuestra religión judía; y también cosas que nadie se había atrevido a decir; cosas que hacían pensar, que cuestionaban nuestro modo de ser y de vivir. Además, Jesús era sencillo y cordial, y creaba a su alrededor un ambiente de confianza, de alegría y de paz, difícil de encontrar, en aquel tiempo y en todos los tiempos. Jesús hablaba, yo lo escuchaba, y luego, al terminar, me iba a casa a continuar con la rutina de mi trabajo: la administración de mis bienes y los de mi familia, y las demás obligaciones familiares. Sin embargo, y aunque yo hacía todo lo necesario para que mi vida continuara siendo igual, pasé muchas noches sin poder dormir, pensando en sus enseñanzas y confrontándolas con lo que había aprendido de mis padres, y de los maestros en la sinagoga, y con lo que yo mismo era, pensaba y hacía en ese momento. Fue así como sucedió lo que cuentan los evangelios. Una mañana cualquiera, después de una larga noche de vela, dándole vueltas en mi cabeza a lo que le había escuchado el día anterior, me atreví a salir en su busca, para tener un diálogo directo con él. Cuando me lo encontré en el camino, me le planté delante, y sin mucho preámbulo, le pregunté: "Maestro bueno, ¿qué he de hacer para conseguir vida eterna?". 42
Su respuesta fue inmediata, y no puedo mentir: en un primer momento me desilusionó un poco, porque era algo que mis padres me habían enseñado desde que era pequeño. Me dijo: “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos: no mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama tu prójimo como a ti mismo". Pero cuando le respondí que esto ya lo hacía, me miró de una manera especial. Sus ojos claros y limpios penetraron hasta lo más profundo de mí, y sus labios pronunciaron unas palabras que nunca podré olvidar: "Si quieres ser perfecto - me dijo -, ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres; luego, ven y sígueme". La historia no terminó tan bien como ahora quisiera que hubiera terminado. Cuando escuché su propuesta, se me hizo un nudo en la garganta, y no pude pronunciar palabra. Lo único que se me ocurrió fue bajar la mirada, volverle la espalda y regresar a casa con prontitud, para no regresar nunca más a su lado. Algunos meses después de este acontecimiento, que hoy recuerdo con un dolor inmenso, al volver de un largo viaje de negocios, supe que Jesús había sido acusado por las autoridades judías - los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno -, y condenado a muerte por Poncio Pilatos, el gobernador romano. Y también, que la condena se había realizado sin novedad. Pero mi sorpresa fue inmensa, cuando un discípulo y familiar suyo, Santiago, a quien me encontré en el gran Templo de Jerusalén, me dijo que Jesús había resucitado de entre los muertos, y que se les apareció varias veces a muchos de sus seguidores. Lo que más me asombra de Jesús, es, sin duda, su fidelidad infinita a lo que él llamaba, "la Voluntad del Padre". Fue precisamente esa fidelidad a Dios y a su proyecto, lo que lo llevó al extremo de dar la vida en silencio y con profunda humildad, en la cruz. Me admira que, sabiendo que podía huir de Jerusalén y de Palestina, para salvarse de la crucifixión, no lo hubiera hecho, y también, que no hubiera utilizado su poder de hacer milagros que todos reconocían, para evitar la persecución injusta de sus enemigos y el horrible suplicio de la cruz. Pero por sobre todas las cosas me impresiona la fe, la dignidad y la humildad con la que Jesús enfrentó su condena a muerte. Muchos de mis amigos, que estaban por aquellos días en la Ciudad Santa, me contaron que sufrió en silencio los malos tratos y las torturas a los que fue sometido, y que cuando estaba en la cruz, oraba con insistencia a Dios - a quien él llamaba Abbá, como si fuera un niño pequeño -, pidiéndole fortaleza en aquella hora terrible, y también el perdón para quienes lo estaban matando. Pensar en todo esto me ha hecho recapacitar. Y aunque no puedo devolver el tiempo, para seguir a Jesús como él me invitó a hacerlo aquel día ya lejano, he decidido, unirme a quienes creen en él como el Hijo de Dios, su Mesías Salvador, y comenzar a vivir de una manera nueva, compartiendo mis bienes materiales con los pobres, y con toda la comunidad, para hacer realidad su deseo más íntimo: que todos los que tenemos fe en su persona y en su palabra de salvación, vivamos en unidad y armonía, con sencillez y austeridad, ayudándonos y cuidándonos unos a otros. Ya no quiero luchar más para ser simplemente una persona exitosa en los negocios, o para tener una vida lo más cómoda posible, como todos los de mi condición social y económica. Quiero renunciar a todo lo que he sido y a todo lo que tengo, para hacerme simplemente, un nuevo discípulo y seguidor de Jesús, al lado de quienes eran sus amigos más cercanos. En el fondo de mi corazón siento que Jesús me sigue llamando para que me vaya con él, y en esta oportunidad no pienso defraudarlo por nada del mundo. Tengo obligaciones familiares que debo cumplir, pero creo que podré realizar ambas cosas con un buen resultado; él mismo me ayudará a hacerlo.
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ANEXO III SAN VICENTE Y SANTA LUISA
“No hemos de considerar a un pobre campesino o a una pobre mujer según su aspecto exterior, ni según la impresión de su espíritu, dado que con frecuencia no tienen ni la figura ni el espíritu de las personas educadas, pues son vulgares y groseros. Pero dadle la vuelta a la medalla y veréis con las luces de la fe que son ésos los que nos representan al Hijo de Dios, que quiso ser pobre; él casi ni tenía aspecto de hombre en su pasión y pasó por loco entre los gentiles y por piedra de escándalo entre los judíos; y por eso mismo pudo definirse como el evangelista de los pobres: Evangelizare pauperibus misit me. ¡Dios mío! ¡Qué hermoso sería ver a los pobres, considerándolos en Dios y en el aprecio en que los tuvo Jesucristo! Pero, si los miramos con los sentimientos de la carne y del espíritu mundano, nos parecerán despreciables”. (San Vicente de Paúl, XI, 725)
“Solamente con los pobres salvaré a los pobres” Esta frase que Vicente de Paúl pronunciada en la película Monsieur Vincent, sintetiza, de alguna manera, el nacimiento de su más querida y entrañable institución: la Compañía de las Hijas de la Caridad. Santa Luisa irradiaba ternura en todos sus gestos y actitudes vitales. Era esencialmente dulce y amable. Alguien ha dicho que toda su vida es una “vocación de ternura”. Y que en la ternura está el secreto de su tenacidad, de su fuerza, de su capacidad organizativa y de su trayectoria existencial. Santa Luisa se nos presenta como el cauce límpido de la ternura de Dios hacia los pobres. Llegó a experimentar que el seguimiento de Cristo se da en la historia sufriente de la humanidad, no en los paisajes de la buena voluntad. Dio paso a la vivencia de un Cristo encarnado en los márgenes de la sociedad y hecho siervo para anunciar y realizar la Buena Nueva en favor de los pobres. La fuerza del Espíritu la llevó a sentirse enviada a “liberar a los cautivos, a dar la vista a los ciegos, a dignificar a los oprimidos y a proclamar la bondad del Señor”. Su mirada descubre el innumerable ejército de los seres sin rostro y sin figura humana, la despreciable legión de los que “no importan”, la opresión de todos los condenados de la tierra, las heridas mortales de todos los caídos en el camino. Se atreve a “dar la vuelta a la medalla” y experimenta que los pobres, aunque vulgares y groseros, son el “sacramento de Cristo”. Está convencida de que los pobres, antes que destinatarios de nuestros servicios, son la presencia latente y patente en el mundo del Señor crucificado. Se deja zarandear por los pobres como único criterio de salvación o de condenación: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui emigrante y me acogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y fuisteis a verme” (Mt 25, 35-37). Se ENCONTRÓ CON CRISTO EN LOS POBRES.
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PUERTAS ABIERTAS Los días 9, 10 y 11 de mayo en Madrid fuimos convocadas en el colegio “Dulce Nombre de Jesús” para la participación en un Encuentro Interprovincial Vocacional, también conocido como Encuentro de Puertas Abiertas. Con mucha ilusión en la maleta y expectación ante lo desconocido, llegamos al referido lugar varias chicas de diferentes puntos de España. La noche del viernes, tras las últimas incorporaciones comenzamos con las presentaciones de las participantes; con algunos nervios fuimos abriendo el corazón y compartimos lo qué nos había llevado hasta Madrid. Finalizamos la noche con una sencilla pero profunda oración en la unidas construimos un arbolito, con el cual queríamos simbolizar la Comunidad, símbolo que nos acompañó durante el fin de semana. Desde el primer momento la participación de las jóvenes fue activa, sin duda, facilitada por la excelente acogida y disponibilidad de las Hermanas que nos acompañaron. El sábado fue un día intenso y rico de experiencias de Dios y momentos de Oración compartida. Tras la alabanza de laudes, comenzamos con la formación profundizando sobre la vocación cristiana-vicenciana y compartiendo aquellas dudas o miedos que conlleva tomar una opción u otra. Por la tarde, tuvimos el enorme regalo de poder visitar el Seminario Interprovincial. Pudimos conocer de primera mano, la alegre vida de las seminaristas y lo importante de esta etapa de formación. Fue un placer compartir con las Hermanas allí presentes una preciosa oración elaborada con delicadeza y ambientada con una barca, un remo y unas redes que simbolizaban la llamada que el Señor nos hace a cada una de nosotras. Poco a poco y al son de “Confío en ti, de Ti me fié, no andaré tus pasos si no es desde la Fe”, el Señor nos invitaba a dejar nuestras redes, como a Pedro y Andrés y a tomar una decisión comprometida en favor de aquellos que cuentan para el Señor según el plan que tiene para cada una de nosotras. El domingo tuvimos la dicha de celebrar la Eucaristía presidida por el Padre Sergio Asenjo, cm , director Nacional de Juventudes Marianas Vicencianas dando gracias por el don recibido. Antes de finalizar, pudimos profundizar sobre los pilares que fundamentan la opción vocacional en la Congregación de Hijas de la Caridad. Fue un momento enriquecedor en el que compartimos nuestras dificultades e incomprensiones y las hermanas abrieron las puertas de su corazón haciéndonos partícipes de la historia de su vocación. 45
Queremos dar Gracias a la Comunidad del “Colegio Dulce Nombre de Jesús” por su acogida, ternura y magnifica disposición que nos hicieron sentir como en casa; por supuesto, Gracias a las Hermanas que forman parte del Equipo Interprovincial de Pastoral Vocacional que con tanto cariño prepararon el encuentro y que hicieron posible el buen desarrollo del mismo. Gracias a Dios porque sale a nuestro encuentro, junto a la barca de nuestra vida, nos habla, nos llama por nuestro nombre y tocando nuestro corazón nos dice “Ven y sígueme”. Os dejamos algunos comentarios de las jóvenes participantes: Para mí ha sido la confirmación de seguir adelante con mi decisión de ser Hija de la Caridad o por lo menos afirmar esa decisión. Recomiendo a todas aquellas personas que no se deciden a dar un paso más adelante, se animen a asistir a este tipo de encuentros y si tienen inquietud por conocerlas y conocer su espíritu, serán acogidas y escuchadas por las hermanas. (Aurora)
En mi opinión fue un encuentro participativo y una riqueza para vivir la llamada comunitaria. Me gustó mucho la oración en el seminario, "La vida recibida, compartida y entregada". Dice Jesús "te llamo a ti y te envío junto a otras donde los cristianos no deben tener fronteras ni limites porque el Amor es infinito y universal, deseo que todos sientan el calor de mi misericordia y ternura" (Pauline)
Ha sido un regalo de Dios poder compartir este espacio de reflexión, convivencia y toma de conciencia de lo que supone seguir a Dios con radicalidad pero con sencillez a ejemplo de Luisa de Marillac y Vicente de Paúl. Vivir esta experiencia me ha ayudado no sólo a conocer más de cerca el estilo de vida de las Hijas de la Caridad sino también conocer a otras jóvenes que están viviendo el mismo proceso de discernimiento. Doy gracias a Dios y a la Compañía por ser presencia de Dios hoy, sin miedo al cambio, manteniéndose fiel en descubrir el rostro de Cristo en sus Preferidos, los más pobres. (Mª José) El grupo de jóvenes participantes
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Mª del Mar «Es semejante el reino de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo”. Mt 13, 44-45
La vocación es justamente eso: un tesoro por el que, como dice el Evangelio, se vende todo lo que se tiene con mucha alegría y se va a buscarlo. Soy Sor Mª del Mar. Antes de ser Hija de la Caridad ya tenía un tesoro: una familia que me quiere y me ama; me educó y acompañó en todo momento; me introdujo en la fe y me mostró el camino; me condujo en los primeros pasos tras Jesús, me acercó a la parroquia y me la presentó como mi casa. Allí tuve la oportunidad de entregar gratis, lo que allí mismo gratis recibí, acompañando a jóvenes en su camino hacia el encuentro con Jesús. En la parroquia hice amistades profundas con las que compartí ilusiones, esperanzas, deseos, vida. Con el fin de encontrar la felicidad me subí a muchos y diferentes trenes en la vida. Más nuevos, más viejos, más rápidos, más lentos, con otros, sola,… hasta que tuve la gran suerte de descubrir que lo importante no es el tren en el que me subo, sino por quien, con quien y para quien subo a ese tren. Descubrí la vida como vocación, descubrí que el Señor soñaba algo para mí, que me tenía algo reservado y que ahí solo yo ocuparía ese lugar. Una vez me contaron que el mundo es como un mosaico gigante hecho de pequeñas piedrecitas. Cada una tiene su espacio, insustituible, y sin la que el mosaico queda incompleto. Tú y yo somos esa piedrecita y el Señor es quien modela cada pieza y le imagina un lugar en la inmensidad de esta maravillosa obra. Cuando fui consciente de este sueño abrí mi corazón a lo que Él quisiera y tuviera preparado para mí, con el deseo de responder a su amor incondicional y a todos sus regalos. Pero ¿dónde, cómo, con quién, cuándo? Entonces, sin yo buscarlo, me ofreció la respuesta en un campo de servicio de las Hijas de la Caridad, a quienes todavía no conocía. Ellas trabajaban en un proyecto llamado “Las Casitas” donde atienden a personas convalecientes sin hogar. Allí pude palpar no sólo la falta de salud, sino también problemas, carencias y la escasez de recursos. Mi corazón vibraba cuando compartía con ellos, como los discípulos de Emús cuando compartían con Jesús el pan. También me interrogó la entrega a los más necesitados, la generosidad y el amor, con los que servían las Hermanas. 47
Todo esto daba respuesta a lo que yo sentía y que hasta ese momento no había sabido ponerle palabras. Descubrí que entregaban su vida a Dios sirviéndolo en la persona de los Pobres, viendo en ellos el rostro de Cristo e intentando llevarles su amor, misericordia y compasión. Me mostraron que se encontraba en cada uno de ellos y que era verdad eso que tanto había escuchado: el Señor se vale de nosotros para llegar a los hermanos, para trasmitirnos todo el amor que nos tiene. Hoy, tras 4 años de proceso, enviada a la comunidad de Siquén, realizando el servicio de enfermera en el Hospital de la defensa en Zaragoza y colaborando como educadora, en la obra social San Vicente de Paul para personas en riesgo de exclusión, doy gracias al Señor por el tesoro de la vocación. Por el servicio y la vida en fraternidad que Él ha soñado para mí. Porque cada día veo el rostro de Jesús presente en el hermano y me da la oportunidad de amar. Porque tengo mucho que crecer y aprender de quienes sirvo y de las Hermanas con las que comparto mi camino. Porque soy mero instrumento suyo, siendo portadora de su Reino. Porque hoy puedo decir que “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia”. Mt 11,5-6
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IVAN Me llamo Iván y tengo 25 años. Pertenezco a la Congregación de la Misión (misioneros paules) desde septiembre de 2012, como miembro admitido. Actualmente vivo en Barakaldo, Bizkaia, en una comunidad de 10 misioneros. Nuestra comunidad atiende dos parroquias del mismo Barakaldo y un colegio. Atiende también a las Hijas de la Caridad y a las otras ramas de la Familia Vicenciana de Bizkaia. Yo participo en actividades de pastoral en el colegio y en una de las parroquias. También colaboro de voluntario en una obra social los viernes por la tarde. Pero mi principal ocupación es estudiar. Estudio el Bienio Filosófico en el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bilbao. El curso próximo empezaré Teología en la Universidad de Deusto. Con ello me preparo para ser sacerdote y poder servir así a Dios y a los hermanos. Pero ¿qué es lo que me ha traído aquí? No ha sido una decisión tomada de un día para otro; sino el fruto de un proceso, de la reflexión, del discernimiento… La vida me ha ido llevando, me ha abierto ventanas y me ha mostrado caminos: a través de personas, momentos, experiencias… Dios se ha ido haciendo presente y me ha invitado cada vez a seguirlo más de cerca. Mi vida de fe empezó de forma sencilla, como la de tantas personas: en la familia, en el pueblo, en la catequesis con los otros niños… He tenido la dicha de sentir siempre a Dios cercano en mi vida. He vivido la fe en la misa de cada domingo. Hice la confirmación como tantos otros jóvenes. Después me impliqué en la parroquia y en otros proyectos: empecé a dar catequesis, a ser monitor… Quería transmitir a otros la alegría de la fe, que yo había experimentado, la presencia cercana, amistosa, de Dios junto a nosotros. Experimenté lo difícil de la tarea, y la necesidad de profundizar mi propia experiencia de fe para ser capaz de transmitirla a otros. Cuando salí a la universidad, en Zaragoza, traté de buscar un grupo de referencia para vivir la fe. Allí conocí a los paúles. Entablé relación con ellos, y sintonicé enseguida con su estilo. Me llamó la atención su sencillez, su cercanía, la dedicación a los más necesitados, y la vida en comunidad. Era un estilo que no me sonaba a nuevo, pues en mi familia tenemos seis hijas de la caridad, tías de mi madre. Durante dos años viví en una comunidad de paúles en Zaragoza, mientras finalizaba mis estudios de Filología Clásica. Fue un tiempo muy bonito. Me acogieron muy bien, tanto en la comunidad como en la parroquia, donde colaboré con la catequesis de jóvenes. En este tiempo maduré mi fe, empecé a conocer de cerca el carisma vicenciano, la espiritualidad de san Vicente de Paúl. También hice buenos amigos. Con ayuda de un misionero fui valorando, orando, discerniendo, y finalmente di el paso de solicitar la admisión a la Congregación de la Misión. Me admitieron, y durante un curso (conocido como “Seminario Interno”), junto a nueve jóvenes como yo, estudié la vida de san Vicente, su espiritualidad, la historia de la Congregación, las Constituciones… Viví ese año con intensidad: consolidé y reafirmé mi vocación y pude compartirla también con otros jóvenes. Finalmente, aquí estoy, en Barakaldo, donde sigo estudiando, me sigo formando, sigo creciendo y tratando de vivir con autenticidad aquello que he elegido. En este proceso me ha ayudado la lectura y meditación del Evangelio. Allí he ido encontrando y descubriendo a la persona de Jesús, que es en definitiva la razón por la que estoy aquí. 49
He aprendido que ser cristiano no es otra cosa que seguir a Jesús, tratar de hacer lo que él hizo. Él caminó de aldea en aldea, anunciando que Dios está con su pueblo y que lo ama. Fue curando a los enfermos, perdonando a los pecadores, levantando a los caídos, a los marginados, predicando el amor a los hermanos, incluso a los enemigos. Este encuentro con el Jesús de carne y hueso, Dios encarnado, me ha ayudado a vivir mi fe de una manera más sencilla, pero más auténtica. Él me invita a no quedarme de brazos cruzados ante el dolor de mis hermanos, me invita a anunciar su mensaje de amor a los hombres, especialmente a los que viven la miseria, la desilusión, la desesperanza. Jesús fue el primer misionero, nuestro modelo, nuestro maestro, en él se fijó san Vicente al fundar la Congregación de la Misión. Y la vida de los misioneros (paúles) no consiste más que en continuar la obra que empezó Jesús: anunciar (de palabra y de obra) la buena noticia del amor de Dios a los pobres. Si repaso la trayectoria de mi vida, mis ilusiones de niño, mis inquietudes de adolescente, las experiencias vividas en mi familia… todo va cobrando sentido y todo va encontrando acomodo en este proyecto. Es un proyecto que abarca toda mi persona, en él me encuentro, encuentro a Dios y encuentro a los hermanos. Cierto que aún me queda mucho por recorrer, que el ideal es muy alto y que no siempre doy la talla, pero estoy en camino, y siento que no voy solo.
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Reinaldo “Jesús les dijo: «Venid y lo veréis.» Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde”. Jn 1,39 Todo encuentro con Cristo depende de que haya primero un anuncio directo o indirecto de su persona. Sin lugar a duda los caminos para tropezar con Jesús son muchos… Para el año 2000 era un joven universitario, a punto de graduarme en Ciencias Contables con énfasis en Finanzas, un único obstáculo me separaba de recibir mi título: Un servicio social a manera de práctica laboral. Era también el coordinador de la Pastoral Juvenil de mi Parroquia, de misa cada 8 días como se vive normalmente la fe en Costa Rica; de familia como todas, con sus riquezas y sus pobrezas en todos los aspectos. Un joven con deseos de servir a Dios como de alcanzar muchas metas: casa, familia, trabajo, … ah, pero con un servicio social que realizar. Realicé aquel servicio en el Hogar para Ancianos Jafeth Jiménez de mi ciudad que era atendido por una comunidad de Hijas de la Caridad. Llegué a aquel lugar creyendo que lo mío sería una labor solo de oficina pero Alguien creía y quería que yo prestara también otro tipo de servicio. Debo decir que era imposible entrar a aquel Hogar sin que ningún anciano te detuviera un momento para hablar de mil cosas con él… los temas de plática podían ser infinitos, graciosos, agobiantes y pícaros. Me di cuenta de realidades muy difíciles y desconocidas para mí en la vida de aquellas personas. Y en una ocasión pensando “en voz alta”, a una Hija de la Caridad le llamó la atención mi pensamiento defensivo hacia los pobres, algo teñido del pensamiento izquierdista. Aquella buena mujer que siempre había sido silenciosa en su labor con los ancianos, me enseñó a mirar a los pobres de otra forma, con otro prisma y sin duda me ayudó a mejorar mi visión. Ella me repetía mucho que hay que “mirar a los pobres como Dios los mira”, fue algo que no entendía y que me dio mil vueltas en la cabeza: ¿a qué se refería? Yo dedicaba todos los días a estar un momento con los ancianos y de vez en cuando aquella Hermana me llamaba y me pedía algún favor sencillo, otras veces algo de mayor dedicación. Y un día me atreví a recordarle lo que me había dicho y le pregunté, qué era para ella mirar como Dios mira. Me hablo de san Vicente de Paúl y de los pobres y me dejó sorprendido en muchas cosas, expresiones, historias y me retó a mirar a Jesús en los ancianos. “Mirar a Jesús en el otro” era para mí algo que escuchaba y leía pero que vivía muy poco. Aquella enseñanza fue peor. Constantemente me preguntaba a mí mismo quién era verdaderamente Jesús, quién fue San Vicente… Dejé de leer a los intelectuales defensores de los pobres y dediqué más tiempo a encontrarme con ellos. Poco a poco fui sintiendo como en los ancianos me encontraba con Jesús. Mientras más leía a san Vicente más me atraía conocer a Jesús, su misión, su persona. Llegó el momento en que se cumplieron las horas del servicio laboral y dejé de ir a la oficina administrativa de lunes a viernes, por ir y acompañar a los ancianos y a las Hermanas todos los fines de semana. De vez en cuando llevaba a los jóvenes más adultos de la Pastoral Juvenil y mientras más compartíamos la experiencia más nos comprometíamos con el Hogar de Ancianos. 51
Mi vocación de Paúl se inició allí, y si describiera todo lo que pasó después escribiría un libro con toda seguridad. Fui a aquel lugar por cumplir con un requisito, lo cumplí y me quedé por mucho tiempo más hasta entrar al proceso de formación con los Padres Paules. Sería una mentira decir que aquel lugar cambió mi forma de pensar y mi vida… no fue el lugar, fue el Cristo con el que me encontré personalmente: en mi satisfacción interior por hacer un bien, en las Hijas de la Caridad que con paciencia me enseñaron a mirar a Dios en los ancianos con los que reí, lloré, oré, dormí… a los que bañaba, daba de comer, cambiaba sus ropas sucias y aseaba sus habitaciones… con los que cantaba en Misa, con los que bailé, e incluso ayudé a conseguir novio (a), a los que mentía por su salud, a los que llevábamos a pasear… con los que sufrí, me vi sin fuerzas, me desmayé y morí. Aquel Hogar para ancianos fue mi río Jordán en donde las Hijas de la Caridad hicieron de Juan Bautista y me señalaron al Cordero de Dios. Aquel Hogar para ancianos era, es y seguirá siendo para mí, las cuatro de la tarde. No existe allí para mí ninguna otra hora… En aquel Hogar para ancianos culminé los requisitos para obtener la Licenciatura de una carrera universitaria e inicie el camino de mi vocación como misionero paúl al seguir a quien me dijo: “Venid y lo veréis”. P. Reinaldo Bejarano, C.M. Provincia de Barcelona
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Misión de Angola: Comunidad de BALOMBO “La alegría de evangelizar” Somos la comunidad de Hijas de la Caridad de Balombo. Nos han pedido que os contemos cómo vivimos nuestro ser de Hijas de la Caridad en esta misión de Angola. Queremos acercarnos a vosotros con confianza, con cariño, pero también con un poco de miedo… al no saber plasmar en estas líneas nuestra pobre y limitada experiencia, desde estas tierras que, poco a poco, van cambiando nuestra manera de entender la vida, nuestra forma de vivir la fe, incluso nos atrevemos a decir nuestra forma de vivir la vocación. Creemos que cuando se quieren expresar sentimientos, las palabras quedan muy pequeñas… así que lo mejor es que vosotros mismos conozcáis nuestra realidad. Os invitamos a viajar a Balombo… ¿Dónde está Balombo? En un rinconcito del mundo, allí en África subsahariana, en el planalto central de Angola, rodeado de grandes montañas, el Mepo, Londumbo, Upangue, Chanlla, Macomombolo… Cerramos los ojos y… ¡llegamos a Angola! Nos encontramos en la montaña de Tchilele. Hoy los habitantes del lugar tienen consulta de Pediatría, Medicina, control Prenatal, control de posibles desnutriciones, vacunación y formación sobre higiene y medicina preventiva… Todo esto gracias a la Clínica Móvil, que con un equipo de enfermeros, enfermeras del Hospital, y con Irma María José al frente, coordinando el trabajo, una vez por mes ofrecen este servicio tan importante a la población de 8 aldeas alrededor de Tchilele. Así se entiende que a la consulta acuden hasta 230 personas o más. La Clínica Móvil atiende a más de 40 aldeas (llamadas Kimbos). Sin este servicio, estas aldeas no tendrían ningún tipo de atención sanitaria, dado que la distancia a Balombo pueblo es grande, en ocasiones más de 35 km por las montañas, distancia que los pacientes realizan andando. Irma María José hace de todo, de médico, de enfermera, de confidente... Y sale al paso de necesidades urgentes de todo tipo. Vamos a interrumpir “un momento” la consulta y le preguntamos: María José, ¿nos puedes contar tu experiencia en esta realidad? Hola, lo primero de todo: ¡Bienvenidos a Angola! Estoy segura que os va gustar mucho. Os cuento. En mayo de este año 2015 va a hacer 17 años que me encuentro como misionera en Angola, primero estuve en la misión de Lobito en el litoral (provincia de Benguela) con unas realidades que me hicieron crecer en mi vocación como Hija de la Caridad y como misionera. Desde hace 8 años me encuentro en la misión de Balombo, un municipio del interior de la provincia de Benguela, viviendo experiencias que me hacen sentir muy feliz y entusiasmada en mi vocación, compartiendo todo cuanto soy y tengo con las Hermanas de Comunidad y con la gente con quien entro en contacto cada día. Aquí cada jornada es novedosa y puedo decir que se hacen vida las palabras de de Sor Rosalía Rendu: “Una Hija de la Caridad tiene que ser como un poyo en la esquina de una calle, en el que todos los que pasen puedan detenerse a descansar, depositando sobre él la carga que llevan encima”. Son muchas las cargas que soporta la gente: enfermedades, dificultades materiales, falta de educación, de promoción, problemas de alcohol, drogas, falta de empleo, corrupción, injusticias... Nuestra misión en cada uno de los campos es aliviar tantas necesidades que se nos presentan cada día a través de nuestra acogida, escucha, acción… 53
La verdad es que son muchas las satisfacciones que recibimos. Hoy concretamente puedo hablar de Sabina, una mamá de unos 35 años que hace un año estaba en Cuidados Intensivos, muy grave, con una tuberculosis pulmonar avanzada, la familia estaba muy triste pues el pronóstico era grave. Una tía suya dijo que estaba sin bautizar y era deseo de toda la familia que se la bautizara. Sor Begoña la bautizó. Los días fueron pasando y Sabina fue recuperándose. Hoy día ha terminado su tratamiento, está cuidando a sus tres hijos, vende carbón vegetal en el mercado y tiene a su cuidado una bebé de ocho meses, huérfana de madre, hija de su hermano. Diariamente antes de ir a la plaza a vender, va a rezar en la “Catequesis” de su barrio, y los domingos nos vemos en la Parroquia. Está feliz y contenta al verse con salud, participa en el Movimiento de PROMAICA “Promoción de la mujer angolana de la Iglesia católica”. Ella siempre vive su recuperación desde la fe, “es Dios quien puso su mano sobre mi enfermedad”. Esto a mí me enseña que tengo que tener a Dios siempre en mi vida, en las dificultades, en las alegrías. San Vicente nos decía que “los pobres nos evangelizan” y eso lo podemos experimentar en la realidad de cada día. “Salid a las periferias…
los pobres os esperan…” (Papa Francisco) ¡Muchas gracias Irma María José, ya te dejamos trabajar que tienes mucha gente esperándote! Nos ponemos en camino, y nos dirigimos ahora hacia la Escuela San Vicente de Paúl, donde encontramos a Irma Mar, encargada de la dirección de la Escuela, que nos recibe con una sonrisa. Ella nos dice: Nuestra Escuela atiende 610 alumnos de Preescolar, Primaria (1º a 6º curso) y Primer ciclo de Secundaria (7ª a 9ª curso). Cuenta con 10 salas de aula que funcionan en dos turnos (mañana y tarde). Está concertada, todos los profesores son del Estado. Es una escuela sencilla y alegre, con grandes espacios exteriores donde los niños disfrutan desde las 7 h que comienzan a llegar hasta las 12,30 h para los pequeños, en el período de mañana, y desde las 13 h hasta las 18 h en período de tarde. Estamos favorecidos por el proyecto JAM, son 325 alumnos que diariamente desayunan papilla de harina de soja. La desnutrición y las enfermedades de la zona (malaria, tifoideas, problemas de parto…) dejan secuelas en algunos de nuestros alumnos que después repercuten en el aprendizaje. Intentamos dar respuesta, con ilusión y entusiasmo, a todas las necesidades que se nos presentan desde los escasos recursos pedagógicos. Ofrecemos a los profesores nuevas metodologías y formación de modo constante, que mejoran el proceso de aprendizaje. Queremos despertar la sensibilidad religiosa de los alumnos y profesores y transmitir el amor y la presencia de Dios con la acogida y respeto en la diversidad de religiones que profesan. ¿Cómo vivo mi ser de Hija de la Caridad en la misión? Doy gracias a Dios porque me ha puesto en medio de un pueblo que es infinitamente agradecido, alegre, fuerte ante el dolor, solidario, y con una inmensa capacidad para compartir. Ellos me enseñan la verdadera humildad, sencillez y CARIDAD. Quiero ser presencia de Dios en medio de los niños y profesores a pesar de mi debilidad. Dios me llama a llevar una palabra de aliento, de compasión a la mamá sola ante la educación de sus hijos, a los adolescentes deslumbrados por la sociedad de consumo, a los niños que crecen solos desde los 2 años, a los huérfanos que van de un familiar a otro, a las niñas madres, a las familias sin recursos de ningún tipo, a las jóvenes con inquietud vocacional, al profesor desorientado, a la niña-mujer-mamá que a diario trabaja duramente para mantener la familia, al alumno que nadie entiende porque no puede aprender como los demás… Dios me llama a abrir mi corazón, a quitarme las sandalias y dejarme evangelizar por todos ellos que VIVEN la HUMILDAD, LA SENCILLEZ Y LA CARIDAD. 54
Después de hablar con Irma Mar, nos acercamos al Lar Virgen Milagrosa, donde viven un grupo de niñas y jóvenes de las aldeas. Gracias a este Lar, muchas jóvenes podrán seguir estudiando en Balombo y aprendiendo muchas cosas… Pero bueno, dejemos a Irma Emi que os cuente… Emi, ¿cómo vives tu ser de Hija de la Caridad en la realidad de Balombo? Desde que recibí el destino a la Comunidad de Balombo la alegría y el gozo anidaron en mi corazón y desde España ya sentía la necesidad que de ella tenía, pues así se constató. Llegué a Balombo el día 6 de noviembre de 2012 sobre las 8 de la tarde. De camino nos sorprendió la primera tormenta vivida en esta tierra Angoleña, el torrente de agua que caía no impidió que tanto las Hermanas, niñas del hogar y jóvenes vocacionadas me diesen la bienvenida, con su sonrisa amplia, sus pies descalzos y la lluvia cayendo sobre sus cuerpos, nada podía interrumpir su alegría y cercanía ante mi llegada, que al tiempo quitó un poco mis miedos y mi cansancio del viaje. “Su relación con Dios y su vida fraterna en comunidad, reaniman sin cesar su compromiso apostólico.” (C. 16.b) Con esta cita de las Constituciones quiero reafirmar mi experiencia en esta Comunidad de Balombo. ¿Qué he descubierto? ¿Cuál es mi vivencia de la Comunidad donde vivo y participo como miembro de ella? Está siendo un verdadero regalo comenzar mi vida misionera con esta Comunidad y doy gracias a Dios por cada una de las Hermanas con las que comparto mi vida de entrega, de servicio y encuentro con el Dios que nos ha llamado y reunido para una misión concreta: “Amar y servir a Cristo en los pobres”, en este trocito de tierra que es Balombo. Es una Comunidad viva, abierta, cercana, donde el principal objetivo es vivir desde Dios y salir al encuentro de las necesidades de los pobres, que desde luego son muchas y variadas. Éste es el fruto de poner juntas nuestras vidas y tener el convencimiento de que la Comunidad se construye día a día, es un camino, un proceso que juntas queremos construir. Nuestras Constituciones nos dicen: “La Comunidad viene a ser, así una comunión, en la que cada una da y recibe”. (C. 32.b). Dar y recibir, no hay dificultad, ya que cada una pone al servicio de las demás lo que es y lo que tiene. Vine con un único propósito: aprender, escuchar, descubrir y eso es lo que vivo cada día; un descubrimiento constante que solo desde la fe en Cristo, que me ha enviado, y a pesar de mis limitaciones sigue contando conmigo. Sólo con Él seré capaz de transcender, asumir e intentar ir transformando mi experiencia en confianza, para llegar a ser el instrumento dócil que Él quiere. A veces me asusta pensar en mi debilidad, mis temores y mis dudas, porque nada tiene que ver mi servicio en España con éste que he de realizar aquí. “Todo es tan distinto”, mi visión de la pobreza, de la cercanía, del respeto, de la escucha, de descubrir una cultura, un modo de vivir y de ser tan diferente al nuestro. Solo miro al horizonte y todos mis esquemas, mi forma de entender, todo lo que traía en mi mente, está dando un giro de 180º; siento la necesidad de estar “alerta” para descubrir su mundo, sus creencias más profundas, su ser más íntimo, sus tradiciones y siento temor de no ser capaz de llegar donde Él quiere lanzarme. En el servicio a los pobres es donde descubro con mucha claridad el amor misericordioso de Dios que se acerca a los más pobres y débiles, un amor que se hace cercano en los gestos de bondad y cariño, aquí sí que puedo decir y asegurar que recibo más de lo que soy capaz de dar, que me enseñan con sus vidas y que son “vehículos”. “Esta es mi fe, esta es mi experiencia”, diría San Vicente. Mucho más podría contar, pues el tiempo aquí lo he vivido con tanta intensidad y tantos acontecimientos que necesitaría mucho espacio para poder contarlos uno a uno. Me brota del corazón una acción de gracias, la necesidad de bendecir y alabar a Dios por los dones que me está regalando durante este tiempo en Balombo. Quisiera pedir al autor de la vida, de nuestra vocación, que me llene de sus mismos sentimientos, de su mirada, de su misericordia, para seguir descubriendo las maravillas y la acción que realiza en las personas y que yo sepa bendecirle y alabarle por cada una de ellas. Estamos casi tocando el día de la Renovación de nuestros votos, quiero poner esta experiencia ante María, la Madre, Modelo y Maestra, para que como Ella que supo decir “Sí, hágase tu voluntad”, nos ayude a estar disponibles, a vivir en fidelidad y en gratuidad y nos conceda la gracia de ser transparencia de Dios, portadoras de su ternura y bondad, para ofrecerlo a las Hermanas y a los pobres que servimos. Ahora nos acercamos andando al Kimbo de Longongo… 55
…y vemos una escuelita de adobe y chapas, dentro está una Hermana: ¡Es Sor Teresa! ¡Vamos a entrar! Irma Teresa es coordinadora en las escuelas de las aldeas, en total son 6 escuelas y dan respuesta a las necesidades de 8 aldeas, con más de 700 alumnos. Estas escuelas surgieron como respuesta a una realidad que detectaron las Hermanas que diariamente trabajaban en las aldeas, con la clínica Móvil, JMV, etc. Veían que la mayoría de los niños no estudiaban, las causas eran múltiples, entre ellas, el hecho de que no había escuela cerca, tenían que caminar muchos kilómetros y cuando llegaban, muchas veces el profesor no había venido (ya que la mayoría de los profesores eran de Lobito o Benguela, dos ciudades a más de 150 km de Balombo). Así pasaban los meses y los años. Los responsables de estos pueblos pidieron a las Hermanas ayuda para que sus hijos pudieran realmente estudiar. Y así comenzó poco a poco la construcción de las aulas, por los mismos habitantes de las aldeas. Los profesores fueron elegidos entre las personas más preparadas y se les dio una formación intensiva, después se continuó con formación mensual en la escuela de Balombo sede. Aquí vemos a Irma Teresa dando formación a los profesores de las aldeas. Ahora más de 700 niños pueden realizar sus estudios primarios. Algunos de ellos están continuando sus estudios con mucha ilusión, quizá lleguen a ser profesores, enfermeros, médicos, abogados, etc. Creo que las caras de atención y entusiasmo de los alumnos lo dicen todo. Irma Teresa ¿qué tal marchan las escuelas de las aldeas? La verdad es que gracias a Dios vamos avanzando, con nuestras pequeñas dificultades, pero también con nuestras grandes alegrías, cuando vemos a estos niños que escriben y leen, que tienen interés en seguir estudiando… El corazón se nos llena de alegría, sentimos que estamos trabajando por el futuro de Angola, que el Señor está aquí presente en medio de los más pobres. Después de charlar un ratito, nos cuenta su experiencia como Hija de la Caridad en esta misión: Lo primero de todo, doy gracias al Señor por haberme llamado a venir a Misión Ad Gentes, y por darme fuerza para responder a su llamada. Después de once años que llevo aquí puedo decir que soy muy feliz y que me siento plenamente Hija de la Caridad, trabajando en esta misión y procurando dar lo mejor de mí a este pueblo de Balombo, en la escuela con los niños y con los profesores, tanto en el pueblo como en las aldeas distantes. Aunque haya momentos difíciles, el Señor es el que mantiene la Misión. Nos despedimos de esta bonita aldea y de este precioso trabajo con la foto de los futuros alumnos que salen a despedirnos. ¡Que Dios os bendiga! ¡Y nos falta una! Ah, ¡Irma Begoña! Vamos al Hospital, allí estará tan atareada como siempre, corre para aquí, corre para allá…
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... Sí, pero siempre feliz. Porque ser llamada por el Señor para ser Hija de la Caridad es un gran regalo que Dios me ha hecho. El poder compartirlo actualmente con las personas de Balombo me llena de alegría y felicidad, es la sensación de haber podido realizar “el sueño de mi vida”. Llevar la misericordia y la bondad de Dios a los más pobres, ser instrumento de su amor infinito en este rinconcito del mundo… ¡me hace tan feliz! No dejo de dar gracias al Señor. Cuántas veces cuando tengo entre mis manos un bebé prematuro de 800 gr o 1 Kg, me impresiona y admira como el Dios que hizo las grandes y majestuosas montañas que nos rodean en Balombo está ahora entre mis manos, en ese bebé tan frágil, tan pequeño, tan débil, ¡misterio del Amor infinito de Dios! Y eso es lo que me gustaría llevar a esta buena gente de Balombo, que Dios les ama mucho de manera muy especial, con una misericordia infinita. Ellos dicen con frecuencia cuando superan alguna dificultad, algún momento duro, la pérdida de un ser querido: “Deus é Pae irma”. Viven con sencillez que Dios es “Pae”, siempre acompaña y da fuerza en medio de tanta dificultad, dolor y sufrimiento. Por cierto, aquí vivo con mucha fuerza que “los pobres son nuestros maestros y señores”. Aceptan la realidad tal y como es, con paz en medio del dolor. Viven el sufrimiento como parte de la vida e incluso la muerte como un paso en nuestro caminar hacia Dios… “es mesmo asi” “O bebe partio… Ultrapaso”. Pero siempre sin dejar de confiar en Dios, que como Pae les va a ayudar. Saben disfrutar de las pequeñas cosas de cada día, viviendo “a tope” el presente. Son respetuosos con las personas mayores y sus opiniones. Para ellos es importantísima la acogida, la delicadeza en los encuentros, en los saludos, la escucha, el compartir con los otros. Me enseñan continuamente que en muchas ocasiones es más importante el ESTAR que el HACER. El servicio que realizo es muy gratificante, es verdad que es muy duro ver morir bebés, niños, jóvenes, de enfermedades que en otros países podrían superar, pero también es muy bonito, te llena de felicidad, de ganas de seguir trabajando, el ver como se recuperan tantos pacientes, como esos bebés de 900 gr, al cabo de 4 o 5 años, un día aparecen en la consulta y la mamá te dice: “Irma, aquí está su amigo, recuerda aquel bebé…”. Aquí se aprende a disfrutar plenamente de las pequeñas cosas cotidianas, a relativizar las dificultades y a dar gracias a Dios por cada día que hemos vivido. Sientes que eres muy feliz, llevando “la Buena Nueva del Evangelio”, ayudando, compartiendo, aprendiendo, dejándote ayudar por los demás… Se siente con mucha fuerza la necesidad de la Comunidad. En la misión es base fundamentalísima, es el oasis en medio de las dificultades, el lugar del encuentro, de compartir a todos los niveles, el apoyo para poder continuar y para realizar bien el servicio encomendado.
Invito a los/las jóvenes de todas las edades a descubrir la felicidad de dedicar su vida a los demás, de forma especial a los más pobres. Sé feliz haciendo felices a los que te rodean, sintiendo que tu vida tiene sentido. Prueba… entra en la experiencia de la solidaridad, del compromiso por los más pobres, del encuentro diario con Dios en la oración y en las pequeñas cosas cotidianas. Es tanto lo que se recibe… ¡no tengas miedo! ¡Adelante! No dejo de dar gracias a Dios por el gran don de la vocación, por el gran regalo de poder estar en Angola. La cercanía y el apoyo a todos los niveles de la Provincia en general, y de cada una en particular, es un gran “motor” en nuestro servicio. Termino con una reflexión de la Madre Evelyne Franc, que resume todo lo anterior:
“La Caridad de Jesucristo crucificado nos apremia a afirmar el valor de la vida frágil que crece o se apaga en la debilidad, a promover la cultura del encuentro y la civilización del convivir en paz y libertad, a acompañar la desesperanza y la soledad, a ser portadoras de misericordia y de perdón”. ¡MUCHAS GRACIAS! Y como dirían por aquí: ¡¡TUAPANDULA TCHALUA!!
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Todo comenzó con un encuentro Padre bueno. Tú nos llamaste a la vida regalándonos el don de la libertad para amar y para que te encuentre el que te busca. Tú enviaste a tu Hijo Jesús como huésped y peregrino en medio de nosotros. En su encuentro con él descubrimos tu rostro misericordioso, tu fuerza salvadora y tu ternura. Haz que el Espíritu Santo continúe moviendo y alegrando nuestra vida para disfrutar del encuentro contigo en la paz de una oración, en la eucaristía compartida y en los gestos de amor para con los pobres y necesitados. Amén
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SOR ISABEL BUGÉS C / Mon. Narcis Prat, 1 - 08740 Sant Andreu de la Barca - BARCELONA
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P. REINALDO BEJARANO Pza. de Monteolivete, 6, 1º - 46006 - VALENCIA
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Hijas de la Caridad y Misioneros Paúles para evangelizar a los pobres 60