TECNOCIENCIA y CULTURA. CONCEPCIONES, IMPACTOS Y RETOS

TECNOCIENCIA y CULTURA. CONCEPCIONES, IMPACTOS Y RETOS Manuel Medina Gómez Departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia Universidad de B

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TECNOCIENCIA y CULTURA. CONCEPCIONES, IMPACTOS Y RETOS Manuel Medina Gómez Departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia Universidad de Barcelona

INTRODUCCIÓN 1. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y CULTURA: CONCEPCIONES Y DIVISIOJ"..TES. 1. La concepción integrada de la cultura. 2. En el origen de las grandes divisiones de ciencia, técnica y cultura. 3. Las divisiones modernas. 4. La espiral de ciencia, tecnología y sociedad. 5. La integración cultural de la tecnociencia.

II. TECNOCIENCIA: IMPACTOS y RETOS 6. Tecnociencia: retos de la interpretación. 7. Tecnociencia e impactos: retos de la valoración y la intervención. 8. Modelos de interpretación, valoración e intervención.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

INTRODUCCIÓN En la actualidad es, relativamente, corriente referirse a la cultura científica, debido, sin duda, al creciente interés general por todo lo relacionado con la diversidad cultural y las relaciones interculturales. Según se dice, es preciso superar, de una vez por todas, la separación existente entre las dos culturas que se han establecido con la ciencia y la tecnología, por un lado, y

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humanidades, por el otro. Esta clase de discurso acerca de la ciencia y la sitúa, con frecuencia, en un contexto de carácter apologético, n el que se intenta lograr la plena asimilación cultural de las mismas junto on la aceptación de la autoridad científica frente a ciertas imágenes negatias y a no pocas resistencias provocadas por las consecuencias del acelerado esalTollo tecnocientífico.

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~cnología se

Aparte de sus componentes valorativos y políticos, la articulación conistente de tales discursos interpretativos entraña considerables dificultades ~lacionadas con las mismas nociones de ciencia, tecnología y cultura de las ue se parte. Pues, se intenta unificar, de algún modo, los dominios tecnoientíficos y los culturales desde perspectivas filosóficas que los interpretan Jmo esencialmente distintos y contrapuestos. Generalmente, cuando se abla en estos casos de la cultura de la ciencia, se está muy alejado de una Jmprensión antropológica dispuesta a relativizarla en términos de igualdad Jn otras culturas. Más bien se trata, por el contrario, de promover el primaJ cultural de la tecnociencia en todos los ámbitos del conocimiento, de la lterpretación y de la intervención y de estabilizar y legitimar la tecnocienticación generalizada de las culturas contemporáneas. A pesar de las disertaciones entorno a la ciencia aparentemente cultulistas, la concepción integrada de las ciencias y las tecnologías como prác:as y culturas representa el enfoque actual más capaz de manejar la comejidad que han evidenciado los actuales estudios de ciencia y tecnología. A largo de este periodo, las concepciones lingüísticas y metodológicas de la osofía analítica de la ciencia, predominantes hasta principios de la segun1 mitad del siglo XX, han tenido que ir dando paso tanto a los contextos so,tIes, históricos, políticos y valorativos, como a los materiales y tecnológi's. El propio carácter de la tecnociencia contemporánea, esencialmente híido de teorías, prácticas, tecnologías, entornos naturales y contextos ciales, plantea el difícil reto de una comprensión capaz de abarcar e intear toda su complejidad de una forma rigurosa. Sin embargo, los retos más fundamentales e ineludibles para las cultu; del siglo XXI, en general, y para los estudios de ciencia y tecnología, en rticular, tienen que ver no sólo con la comprensión de la tecnociencia y de innovaciones tecnocientíficas sino, de una manera especial, con los mode; de valoración e intervención que puedan manejar los impactos y las crigeneradas por las transformaciones y las globalizaciones tecnácientíficas. tualmente, todo proyecto que pretenda tener en cuenta la complejidad glode la tecnociencia ha de partir de concepciones capaces de integrar todas ; dimensiones simbólicas, sociales, materiales y ambientales. Para ello, I que dejar atrás las antiguas y las modernas concepciones divisorias de la ncia, la tecnología y la cultura en la dirección a un enfoque cultural intedor de las mismas.

1. CIENCIA, TECNOLOGÍA Y CULTURA: CONCEPCIONES y DIVISIONES Las grandes divisiones de ciencia, tecnología y cultura tienen su origen en tradiciones filosóficas de la antigua Grecia que se han transmitido hasta sus versiones modernas. Sin embargo, a partir de las tradiciones orales griegas más originarias, aparece una concepción integrada de la cultura que, de alguna forma, arraiga en las ciencias sociales modernas y ha servido de base para la integración de ciencia, tecnología y cultura. 1. La concepción integrada de la cultura

En los más antiguos testimonios escritos de las tradiciones orales griegas, las obras de Homero, se anuncia ya una interpretación integrada de la cultura. Homero y Hesiodo, autor éste último de la primera versión del mito de Prometeo, escribieron los primeros relatos conocidos sobre el origen de la cultura. Según estos, las formas de vida, las realizaciones y las capacidades característicamente humanas tienen su origen en un don de los dioses. Así, Homero señala repetidamente a Hefestos y Atenea como los trasmisores de los saberes que dan paso a la cultura humana. En su himno a Hefestos se dice:

"¡Canta, Musa de voz clara, a Hefesto, el de gran sabiduría! Él, con Atenea, la de los ojos de lechuza, enserió espléndidas obras a los mortales, que vivían hasta entonces en cuevas, en los montes, como fieras. Pero desde que han. aprendido de Hefesto, elfamoso técnico, las obras, pasan, a lo largo del caer del ailo, una vida tranquila en sus propias casas. ¡Sénos, pues, propicio, Hefesto, concédenos virtud y riqueza!" 1 Se relata, pues, con claridad el paso de un estadio primitivo en el que los hombres vivían de un modo parecido al de los animales, a las formas de vida propiamente humanas. Este cambio se debe a que los humanos saben apropiarse las capacidades técnicas contenidas en las "espléndidas obras" que les trasmiten I-Iefesto y Atenea. En este contexto, "el hombre se define COlno un ser que se distingue, fundamentalmente, de los animales por su do¡ninio de la técnica"2.

I

2

I-IOIVIERO, Himnos XX. SCHNEIDER, 1-1. Das griechische Teclmikverstandnis: \Ion del! Epen HOl71ers bis

zu den Anfangen der teclulOlogischen Fachliteratlll: \Vissenschaftliche Buchgesellschaft. Darmstadt, 1986. Pág. 94.

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La concepción de la cultura como un sistema integrado de técnicas no encuentra sólo en Homero, sino también en otros importantes autores grielS de los siglos VI y V a. e. Al igual que Homero, Salón, Píndaro o Sófoes consideraron como teclmai tanto la música y la medicina como la adivilción y la poesía, y asociaron el ejercicio de las técnicas con sabiduría (solÍa). Para Homero techne significaba formas de actuación que implican lbilidad y destreza y la sabiduría radicaba en la "perfección de la técnica". ;ta perfecta destreza técnica es precisamente la que distingue, en la Odisea, la cultura de los griegos frente al primitivismo de los cíclopes.

ría; vivían bajo tierra, como las ágiles hormigas, en elfondo de cuevas sin sol. No había para ellos ningún signo seguro ni del invierno, ni de la florida primavera ni del fértil verano; todo lo hacían sin criterio, hasta que yo les ensei"ié las salidas y los ocasos de los astros, dificiles de discerni7: Siguieron después los números, el más importante de todos los ingenios, que inventé para ellos, así cOlno la composición de las letras, memoria de todas las cosas, madre de las Musas. Tambiénfui el primero que uncí al yugo a los animales salvajes, sujetos a un arnés o a una alabarda, para que substituyeran a los mortales en los trabajos más fatigosos, y llevé bajo el carro a los caballos y los hice obedientes a la brida, ornato del lujo y la opulencia. Nadie sino yo inventó los vehículos de los marinos, que surcan el mar con sus alas de lino. (. .. )

En Eurípides 3 reencontramos la idea de que los dioses han liberado a s hombres del caótico estado animal al otorgarles el lenguaje, los alimens, la protección contra el frío y el calor, los barcos y las capacidades de adinación. Pero entre los primeros filósofos ya se había planteado una revisión bre el origen divino de la cultura que situaba al hombre como sujeto del salTollo de su propia cultura. Según Jenófanes, "los dioses no revelaron sde el principio todas las cosas a los hombres, sino que éstos, buscando, 'gan con el tiempo a encontrar lo mejor"4.

Escucha el resto y te admirarás más: las técnicas y los recursos que imaginé. Lo primero sobre todo: si uno caía enfenno, no había ninguna defensa, ni comida, ni poción ni bálsamo; privados de medicamentos se iban extenuando, hasta que yo les enseilé las mixturas de remedios curativos con los que ahora alejan todas las enfermedades. Establecí también para ellos mil maneras de conocer el futuro. El primero, discerní de los suei/os, los que han de convertirse en realidad, y les di a conocer los sonidos de los oscuros presagios y los encuentros del camino. (. .. ) Yo hice quemar los miembros envueltos en grasa y el largo 10111.0, para encaminar a los mortales en una técnica oscura, y abrí a los signos de las llamas los ojos hasta entonces cubiertos por un velo. Talfue mi obra. Y los beneficios que la tierra esconde a los mortales, bronce, hierro, plata y oro, ¿quién pretendería haberlos descubierto antes que yo? Nadie, lo sé bien, a menos que alguno quiera hablar en vano. Apréndelo todo resumido en breves palabras: todas las técnicas poseídas por los mortales vienen de Prometeo"5.

En Prometeo encadenado, Esquilo retoma el antiguo mito para remtear el tema del origen de la cultura humana, que permite a los hombres lerarse de sus condiciones originarias de vida. Pero este replanteamiento no hace en el contexto de una cultura campesina, como en el caso de Hesio" sino en el de las brillantes culturas urbanas de la Grecia del siglo V a. e., es como la de Atenas, en las que se atribuía una gran importancia al sarrallo de las técnicas. En la tragedia de Esquilo, Prometeo refiere como, ,r propia iniciativa filantrópica, robó el fuego de los dioses y se lo entregó os hombres para liberarlos de su miserable estado de indefensión. A partir 1 fuego, "padre y maestro de todas las técnicas", se desarrollaron de una ':ma integrada todas las capacidades técnicas que caracterizan la cultura huma, haciéndola despegar así del estadio de las formas de vida propias de ; animales: "Escuchad, en cambio, las miserias de los mortales, como, de niizos que eran, he hecho de ellos seres juiciosos, dotados de inteligencia. Os lo contaré, no para denigrar a los humanos, sino para mostraros la buena voluntad de mis dones. En un principio, ellos veían sin vel; oían sin sentiJ; y, semejantes a lasfonnas de los sueiios, a lo largo de su vida lo amasaban todo al aZa/: No conocían las casas de obra soleadas, ni la carpinteURÍPIDES. Las suplicantes. 195 ss. IILES, H. y KRANZ, W. Die Fragl11ente del' 1!orsakratikei: Weidmannsche Ver-

sbuchhandlung. Berlin,"1951. 21B 18

En este impresionante relato sobre el origen de la cultura humana, Esquilo deja claro el paso decisivo de un periodo originario de vida animal, plagado de ignorancias, carencias y penalidades, al estado cultural de su época, que valora muy positivamente. La diferencia entre ambos consiste, precisamente, en el desaITollo de los diversos tipos de técnicas. En el listado de las mismas queda patente la concepción integrada de la cultura, constituida por una gran variedad de "recursos y habilidades" complementarios, sin contraposiciones ni desigualdades. 5

ESQUILO. Prometeo encadenado 440-505.

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y técnica

La lista de Prometeo incluye tanto la astronomia, la matemática o la ;critura como la construcción de navíos, el uso de los aneas para animales ~ tiro o la metalurgia. Es decir, tanto las capacidades intelectuales como las ~ construcción y uso de aJ1efactos mateliales. Todas ellas denominadas uni.1iamente technai, sin que se señale ningún tipo de oposición entre ciencia técnicaG. La medicina, la farmacopea y la anticipación adivinatoria, dirigi:lS a curar enfermedades y prevenir peligros, completan la serie de las técicas de las que gozan los hombres por obra de Prometeo. En su conjunto, llman un entramado almónico de cultura material, cultura simbólica y bioJltura que transfolmaron a los hombres "de niños que eran" en "seres juilOSaS, dotados de inteligencia". En una línea más profana de la interpretación integrada de la cultura sitúa la filosofía y la incipiente historiografía del siglo V a. C. Herodoto ~lata, conjuntamente con los hechos políticos y bélicos, las prácticas y los otomos técnicos como constituyentes de las grandes culturas que interacionaban con la Grecia de su tiempo. A Demócrito se le atribuye una teoría e la cultura según la cual fueron los propios hombres los que superaron el ,tado salvaje originario mediante la invención del lenguaje y de todas las emás technai, las cuales dieron paso a la cultura específicamente humana.

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Pero, tal y como se desprende del temprano diálogo platónico que eva su nombre, fue Protágoras quien culminó la interpretación integrada de l cultura, al incluir en la misma las técnicas políticas y retóricas relativas a l organización de las ciudades y al derecho. La acción del diálogo entre Proigoras y Sócrates se sitúa entorno al 431 a. C. El primero defiende su tesis e que la política es una técnica necesaria para la subsistencia de las ciudaes, es decir, una capacidad cultural que puede enseñarse y aprenderse y, por mto, es trasmisible y generalizable a todos los ciudadanos. En su defensa, rotágoras ofrece una versión filosófica del mito de Prometeo en la que da na explicación genealógica del origen de la cultura. Según ésta, las técnicas ue constituyen la cultura humana no son obra de los dioses sino el resultao de la creatividad cultural de los propios hombres, una vez que Prometeo ~s ha facilitado la "sabiduría técnica". El héroe se decide a ello, cuando constata que el no muy inteligente Epileteo, encargado de distribuir las diversas capacidades entre las especies creaas por los dioses, ha dejado a la raza humana completamente infradotada:

"Pero como Epimeteo 110 era del todo sabio, gastó, sin darse cuenta, todas las facultades en los brutos. Pero quedaba VERNANT, J. P. Mito y pensamiento en la Grecia antigua. Ariel. Barcelona, 1983. ág.250.

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aún sin equipar la especie humana y no sabía qué haca Cuando se encontraba en esta dificultad se presentó Prometeo, que venía a realizar su supenJisiól1. Vio a todos los animales armoniosamente equipados y al hombre, en cambio, desnudo, sin calzado, sin abrigo e inerme. Y ya era inminente el día seFialado por el destino en el que el hombre debía salir de la tierra a la luz. Ante la imposibilidad de encontrar un medio de salvación para el hombre, Prometeo robó a Hefesto y Atenea la sabiduría técnica y el fuego (ya que sin el fuego era imposible que aquellafuese adquirida por nadie Q resultase útil) y se la ofreció, así, como regalo al hombre. Con .ella recibió el hombre la sabiduría para la vida, pero 17.0 I~ecibió la sabiduría política, porque estaba en poder de Zeus y a Prometeo no le estaba pennitido acceder a la mansión de Zeus, en la acrópolis, a cuya entrada había dos guardianes terribles. Pero entró furtivamente en el taller común de Atenea y Hefesto en el que ejercen con amor su técnica y, robando la técnica del fuego de Hefesto y las demás de Atenea, se las dió al hombre. y, debido a esto, el hombre adquirió los recursos necesarios para la vida, pero sobre Prometeo, por culpa de Epimeteo, recayó luego, según se cuenta, el castigo del robo. El hombre, una vez que participó de una porción divina, fue el único de los animales que, a causa de este parentesco divino, primerarnente reconoció a los dioses y comenzó a erigir altares e imágenes de dioses. Luego, adquirió rápidamente la técnica de articular sonidos vocales y nombres, e inventó viviendas, vestidos, calzado, abrigos y alimentos de la tierra. Equipados de este modo, los hombres vivían al principio dispersos y no había ciudades, siendo, así, aniquilados por las fieras, al ser en todo más débiles que ellas. La técnica que ejercían era un medio adecuado para alimentarse, pero insuficiente para la guerra contra las fieras, porque no poseían aún la técnica de la política, de la que la guerra es una parte. Buscaron la forma de reunirse y salvarse construyendo ciudades, pero, una vez reunidos, se ultrajaban entre sí por no poseer la técnica de la política, de modo que, al dispersarse de nuevo, perecían. Entonces Zeus, temiendo que nuestra especie quedase exterminada por completo, envió a Hermes para que llevase a los hombres el pudor y la justicia, a fin de que la annonía y los lazos comunes de amistad rigiesen las ciudades. Preguntó, entonces, Hermes a Zeus lafonna de repartir la justicia y el pudor entre los hombres; "¿ Las distribuyo como fueron distribuidas las demás técnicas? Pues éstas fueron distribuidas así: con un

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solo hombre que posea la técnica de la medicina, basta para tratar a muchos, legos en la materia. ¿ Reparto así la justicia y el pudor entre los hombres, o bien las distribuyó entre todos?". "Entre todos, respondió Zeus, y que todos participen de ellas. Porque si participan de ellas sólo unos pocos, como ocurre con las demás técnicas, jamás habrá ciudades"7.

En su versión del mito de Prometeo, Protágoras incorpora un tercer estadio a su teoría sobre el desalTolIo de la cultura. La posesión de técnicas simbólicas, como el lenguaje o la religión, de técnicas materiales, como la construcción de habitáculos y prendas de abrigo, y de biotécnicas para cultivar alimentos, no es suficiente para desanollar una cultura específicamente humana. También son necesarias técnicas políticas para fundar ciudades y asegurar su supervivencia. Según Protágoras, no sólo la política constituye una técnica, sino que la misma justicia y el pudor, como condiciones de la posibilidad de la organización política, se consideran capacidades técnicas. Es decir, capacidades todas que pueden ser trasmitidas, adquiridas y generalizadas entre todos los ciudadanos y, por tanto, capaces de generar la cultura de gobierno democrático, que es la que él defiende. En la Grecia del siglo V a. C. existió, pues, una "coincidencia fundamental"s entre la literatura y la filosofía sobre la concepción integrada de la cultura como múltiple diversidad de técnicas y de las técnicas como todo tipo de prácticas inteligentes capaces de ser enseñadas, aprendidas y ejercidas sistemáticamente. Las correspondientes interpretaciones del origen de la cultura humana implicaban, claramente, una valoración positiva de las innovaciones técnicas, sociales y políticas de aquella época, y constituían una legitimación de las formas de gobierno democrático de las ciudades. En oposición a todo esto surgieron en el siglo IV a. c., las contrainterpretaciones de Platón y Aristóteles, que promovían una gran ruptura con las concepciones filosóficas y litermias provenientes de las antiguas tradiciones orales 9 . Pese a ello, la tradición interpretativa originaria de la cultura permaneció viva y la reencontramos en el siglo 1 expresada de una forma magnífica en el gran poema filosófico De rerwn natura de Lucrecio. En el libro V de su obra, Lucrecio, después de relatar los orígenes del cosmos y de la tielTa, así como de las diversas especies de vegetales y ani7 PLATÓN. Protágoras 321 c-322 d. s SCHNEIDER, H. Das griechische Technikverstiindnis: Fon den Epen Homers bis zu den Anjiingen del' tecl1l1ologischen Fachliteratw: Wissenschaftliche B uchgesells:haft. Darmstadt, 1986. Pág. 102. ) I-IAVELOCK, E.A. La 11l~ISa aprende a escribil: Reflexiones sobre oralidad y es~ritura desde la Antigüedad hasta el presente. Paidós. Barcelona, 1996.

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males, se ocupa de la aparición del hombre y de la cultura humana. Durante mucho tiempo, según su relato, la raza humana "arrastró una vida errante a la manera de bestias", "no sabían aún tratar las cosas con el fuego, ni utilizar las pieles ni vestir el cuerpo", como tampoco "hacer uso entre ellos de costumbres ni de leyes". Al igual que en los antiguos mitos prometeicos, el origen de la cultura se asocia con el dominio del fuego, pero éste ya no se recibe como un don de los dioses, sino que ':fue el relámpago el que primero precipitó sobre la tierra el fuego para los mortales". Después aparecieron las primeras formas de vida social y familiar, el lenguaje, la agricultura, las ciudades, la metalurgia de los diversos metales, la música, etc. Finalmente, cuando "ya los hombres vivían en sólidas torres y la tierra era cultivada, dividida y separada por lindes; ya el marflorecía de naves de vela, y ya los hombres tenían aliados y ayudas por medio de pactos", entonces se inventaron la escritura, la astronomía y la poes.ía. En ninguno de todos estos logros intervienen los dioses ni ninguno de ellos tiene características especiales, sino que todos tienen su último origen en la naturaleza y en la cultura humana. Pues, como dice Epicuro, "hay que creer también que la naturaleza aprendió muchas y diversas cosas obligada por las circunstancias, y que la inteligencia humana más tarde pelfeccionó y aíiadió nuevos descubrimientos a las cosas indicadas por la naturaleza, unas veces con mayor rapidez, otras más lentamente, y en algunas ocasiones en periodos y tiempos extensísimos, y otras veces en tiempos más cortos" 10.

y así lo confirma Lucrecio: "Navegación y cultivos, murallas, armas, leyes, caminos, vestidos y todos los demás beneficios de este tipo, también absolutamente todos los placeres de la vida, poemas, pinturas y estatuas de arte consumado, todo lo enserió, poco a poco, la práctica junto con la experiencia de la mente diligente que progresa paso a paso. Así, poco a poco, el tiempo pone al descubierto cada cosa y la inteligencia hlllnana lo eleva a las riberas de la luz; porque los hombres veían con su talento como una cosa se daba a conocer a partir de otra, hasta que llegaron con sus técnicas a la cima más alta" 1I.

2. En el origen de las grandes divisiones de ciencia, técnica y cultura Las divisiones entre ciencia, técnica y cultura son fundamentalmente delimitaciones interpretativas que se remontan a doctrinas filosóficas fragua10

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EPICURO, Obras. [75]. LUCRECIO, De rerull1 natura, V.

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las originariamente en la Grecia del siglo IV a. c., en el contexto de las poémicas sobre la valoración y la implantación de las innovaciones técnicas, ;ociales y políticas de aquella ép·oca. Se trata de interpretaciones derivadas le una emergente concepción del saber propia de las culturas alfabéticas ?;riegas I2 , contrapuesta a las concepciones de las culturas orales que entenlían el saber como capacidades técnicas. Los importantes cambios operados por el desanollo de las ciudades ¡riegas, las técnicas artesanales, el comercio y las formas democráticas de ;obierno, aparecían a los ojos de los filósofos defensores de una cultura conervadora como una gran amenaza, que ellos intentaron contranestar con sus nterpretaciones desestabilizadoras. Hasta entonces, la idea de cultura se en~ndía como el "proceso histórico, por cuya creación el hombre se diferenia de los animales y afinna su superioridad, (. .. ) concebido en una unidad 'Iescindible y en la dependencia de los elementos que lo producen. Esta uni'ad, en cambio, resulta quebrantada en Platón"13. En Philebo 14 , Platón -azó, en su interpretación filosófica, las grandes divisiones jerarquizadas ntre las diversas capacidades y realizaciones humanas, que anteriOlmente se abían enmarcado en una concepción integrada de la cultura. La división fi)sófica fundamental se estableció entre 1) las técnicas productivas, manuales y materiales y 2) los conocirrúentos y capacidades pertenecientes a "la educación y

la fonnación", asociando íntimamente éstas últimas con el discurso filosófico, las interpretaciones, los valores, etc. Es decir, con lo que posteriOlmente se caracterizaría como cultura, en n sentido restringido. Para las técnicas manuales, Platón construyó una subdivisión, en cuan)que éstas estuvieran, según él, más o menos relacionadas con ciencia (epis'me). En cOlTelación con el mayor o menor grado de contenido científico, .s técnicas en cuestión habían de considerarse más o menos puras o impuIS. Concretamente, Platón trató en Philebo la relación de diferentes técnicas )n la aritmética y la medición. En su opinión, las técnicas de construcción ~ edificios y naves o de carpintería eran superiores en cuanto que en las rrús.as se usaban instrumentos y procedimientos de cálculo aritmético, medida peso. En cambio, la música, la agricultura, la navegación o el mando miliHAVELOCK, E.A. La musa aprende a escribil: Reflexiones sobre oralidad y esitura desde la Antigüedad hasta el presente. Paidós. Barcelona, 1996. MONDOLFO, R. En los orígenes de la filosofía de la cultura. Hachette. Buenos res, 1960. Pág. 111. PLATÓN. Philebo (55d-58b)

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tar, ajenas a dicho aparato matemátic.o, ocupaban un lugar inferior en la jerarquía platónica. Según la teoría platónica, las primeras eran mucho más seguras, mientras que las últimas se basaban en meras conjeturas y golpes de siJerte. Más adelante, al tratar directamente la propia aritmética y la metrología, Platón reintrodujo su división básica entre prácticas y procedimientos técnicos, a un lado, y ciencia y cultura filosófica, al otro. De acuerdo con su filosofía, había que separar claramente los cálculos ordinarios de aritmética, medida y peso usados en la construcción y el comercio, de la geometría y la matemática abstractas, objeto de la filosofía. A estas se las consideraba ciencias intrínsicamente superiores y mucho más puras y seguras que la matemática técnica ordinaria. En el rango más alto de la estratificación cultural platónica se situaba, obviamente, la dialéctica, o sea, el discurso filosófico mismo, como quintaesencia de la cultura. Las concepciones divisorias platónicas se completaron con una teoría de la cultura. En su dialogo tardío Leyes l5 , Platón elaboró una interpretación filosófica del desanoIlo histórico de las formas de vida humana, partiendo, como estadio originario, de una época dorada en la que los hombres vivían felices del pastoreo y de la caza, que les proporcionaban abundante comida. No existían guerras ni violencias, ni diferencias entre ricos y pobres. Bien al contr'\,rio, imperaban las f01l11aS de vida virtuosa sin ningún tipo de envidias ni injusticias. Según su teoría, el estadio posterior (identificado con la época de Platón) surgió a raíz del avance de las innovaciones técnicas y la aparición de las ciudades junto con las leyes que las regían. Con todo ello, se iniciaron, de acuerdo siempre con la teoría platónica, la decadencia moral, las guerras y los enfrentamientos. El desarrollo de las técnicas artesanales, del comercio y de las ciudades no había aportado, en opinión de Platón, ningún logro positivo a la cultura humana sino que eran el origen de la mayor parte de los males que, según él, la aquejaban. En consecuencia, la que podríamos llamar política cultural platónica se opuso al desarrollo e implantación de innovaciones técnicas. Platón advirtió de los peligros morales y políticos que dichas innovaciones, según él, encerraban y criticó las formas de vida yel bienestar que habían traído consigo. A todo ello contrapuso y defendió las tradicionales formas de vida agraria propias del régimen aristocrático. Su orientación política se puso de manifiesto cuando criticó el pujante desanollo de la marina y propugnó una legislación que impidiera la innovación técnica así como la práctica de las técnicas por parte de los ciudadanos libres 16. Según Platón, el ejercicio de las 15

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PLATÓN. Leyes (677 a-682 e) PLATÓN. Leyes. 706 b, 707 a.

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=1 rmpacio social de la culiura cieniífica y iécnica

écnicas había de ser estrictamente reglamentado y, junto con el comercio, ,ólo debía permitirse a extranjeros y a esclavos. La posición aristotélica no difiere mucho del programa político de Plaón. Según Aristóteles, "resulta evidente que en la ciudad (... ) los ciudadatOS no deben llevar una vida de artesanos ni de comerciantes (pues tal gétero de vida carece de nobleza y es contrario a la virtud). (...) porque tanto 'ara que se origine la virtud como para las actividades políticas es necesa'io el ocio". De ahí que "los artesanos no deben considerarse ciudadanos, 'ues ¡lO disponen de la virtud propia de los ciudadanos" y "el hombre bueno, 'l político y el buen ciudadano no deben aprender los trabajos propios de 'sa clase de subordinados"l7. Aristóteles no añadió nada nuevo a la teoría de la cultura de Platón, 'ero fue el otro gran artífice de las grandes divisiones teóricas, que precisó sistematizó. En su Metajísica l8 , reelaboró la división fundamental entre -;chne y episteme en un tratamiento muy parecido al del Philebo. Las capaidades técnicas manuales, cuando no se consideraban como mera empeiria saber primario de tipo inferior (más propio de las culturas orales no a]faetizadas) cOlTespondían, a lo sumo, a un conocimiento contingente o doxa. 'ero nunca podían alcanzar la categoría, de orden superior, del conocimien) teórico (surgido con el alfabeto), necesariamente verdadero e inmutable, ue constituía la episteme o conocimiento cientifico. La técnica representaa, en el mejor de los casos, sólo una aplicación subordinada de episteme. ,n la Ética a Nicómaco ¡ 9, Aristóteles contrapuso la actividad de un artesao o carpintero relacionada con ángulos rectos a la de un geómetra en relaión con ese mismo tipo de ángulos. Según la concepción aristotélica, la ráctica del artesano se basaba en un interés técnico por la utilidad de los ánulos, mientras que el geómetra se centraba en el conocimiento científico de 'o que es o qué clase de cosa es" ese ángulo recto. Su actividad desintereIda era un fin en si misma y parte de una forma de vida culturalmente muy Jperior, como era la vida contemplativa o bias theoretikos. Otra división Illdamental en el sistema aristotélico fue la que separaba tajantemente pra's y poiesis. La primera conespondía a las actividades no productivas 'amo las discursivas, filosóficas, políticas, etc.) mientras que la segunda se entificaba con la producción de objetos materiales. Obviamente, eran las 'imeras las que representaban las capacidades culturales superiores propias :1 hombre libre, muy por encima de las técnicas artesanales, consideradas rviles 2o . ARISTÓTELES. ARISTÓTELES. ARISTÓTELES. ARISTÓTELES.

Política. 1277 b. Metafísica l9 . 981 b. Ética a Nicól7laco. 1098 a. Ética a Nicól7laco. 1140 a.

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En el mismo contexto de las controversias acerca de la valoración y la aceptación o rechazo de las innovaciones técnicas, sociales y políticas de la época, se estableció en el siglo IV a. C. otra gran distinción filosófica que separaba physis (naturaleza) y nomos (cultura). Dicha división contraponía las circunstancias, condiciones, normas ... que supuestamente regían por naturaleza (phisei) y debían considerarse, por tanto, inalterables, a las leyes, instituciones, formas de vida, costumbres ... que resultaban de la convención (nomo) humana y podían variar. Es decir, por un lado estaba la diversidad de las distintas culturas, que los primeros historiadores griegos, como Herodoto, habían puesto de manifiesto, y por otro una naturaleza universal (supracultural y suprahistórica), absolutamente trascendente e inmutable, a la que tenían que supeditarse las eventuales innovaciones culturales. Platón y Aristóteles teorizaron y divinizaron el concepto de naturaleza, que pasó a entenderse como el origen de la formación y desaIToIlo de los seres vivos y plantas, así como de los elementos inanimados que constituían el cosmos y el mundo. Tales fenómenos y procesos biológicos, meteorológicos, astronómicos, etc. se regían por designios divinos y trascendían toda acción o intervención humanas. Finalmente, la filosofía aristotélica remató las grandes divisiones conceptuales con su contraposición entre naturaleza y técnica. Para Aristóteles, physis y techne eran cosas opuestas, como correspondía, en su filosofía, al ámbito de las cosas naturales, que poseían en sí mismas el principio de su propio movimiento y generación, y al de los objetos artificiales producidos por las técnicas artesanales. A éstos se les consideraba menos reales que los naturales. El conocimiento de la naturaleza era inalcanzable para los que se ocupaban de las actividades técnicas y los sorprendentes efectos que se podían conseguir por medio de los artefactos técnicos eran interpretados como resultados contrarios a la naturaleza, a la que, según Aristóteles, se engañaba mediante la técnica en beneficio propio.

3. Las divisiones modernas Dando un gran salto histórico hasta lo que ha sido el siglo XX, es obvio que han evolucionado mucho los referentes de lo que se entiende por cultura, ciencia, tecnología o naturaleza. Pero también se puede constatar que las correspondientes divisiones procedentes de la filosofía antigua se han mantenido bastante invariables, tanto en el lenguaje cOlTiente y de los medios de comunicación como en terminologías especializadas. Las antiguas concepciones han viajado desde la Antigüedad a través de la tradición filosófica, en la que permanecen vigentes con fuerza a pesar de las adaptaciones a los cambios históricos. Aunque la filosofía tradicional se ha ido desentendiendo, en gran medida, de los modernos desarrollos científicos y tecnológi-

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HTlpaCIO SOCial oe la CUlTUra Clentillca y técnica

os, en el siglo XX han surgido ramas filosóficas que se han especializado en 1estudio de la ciencia modema y posteriormente de la tecnología. Dentro del campo de la filosofía de la tecnología, encontramos una de más fieles versiones de las antiguas divisiones esencialistas entre ciencia, ~Cl1ica y cultura en la denominada filosofía humanística de la tecnología 21 . ~sta filosofía identifica la tecnología moderna con el ámbito de la producción uso de artefactos materiales, que incluye tanto los procedimientos, métodos procesos implicados como los aItefactos mismos. Frente a todos estos se sila la cultura, es decir, el campo de las actividades y realizaciones humanas de anícter intelectual, filosófico, artístico, moral, religioso etc. Siguiendo a Ieiddeger, uno de los grandes inspiradores de esta cOlTiente filosófica, se nos dvierte que el desalTollo de la tecnología moderna va en contra de las granes consecuciones culturales y pone en peligro los valores humanos superio~s e incluso la misma esencia del hombre. Consecuentemente se promueve un rograma filosófico que no sólo desconfía de la tecnología sino que va dirigio a "frenar o interrumpir el desarrollo tecnológico"22. lS

Este tipo de planteamientos cOlTesponden, a veces, a corrientes filosócas y religiosas portadoras de las divisiones interpretativas y valorativas :ttre el mundo humano de la cultura y el mundo no-humano de la tecnoloía. Destacan por su crítica militante en contra de la ciencia y la tecnología lodernas y propugnan, en general, la restauración del primado de las humaidades y la supeditación efectiva de la ciencia y la tecnología a los valores Je ellas representan. En el campo de la modema filosofía de la ciencia no se ha desalTollado tecnofobia filosófica tradiciona!. Muy al contrario, se defiende que el desTollo tecnológico no sólo no representa ningún peligro para la cultura, sino .le es, más bien, la clave del progreso human0 23 . Esta posición representa al'amente un giro opuesto a las valoraciones filosóficas tradicionales y está I consonancia con el papel central que juegan los artefactos y procedimiens técnicos en el surgimiento y desarrollo de la ciencia moderna. En contraposición a las interpretaciones psicologistas y mentalistas del 'nocimiento científico que predominaban en la tradición filosófica desde llme y Kant, la moderna filosofía de la ciencia que surgió en el siglo XX MITCHAM, C. Thinking through Technology: The Path between Engineering and ilosophy. University of Chicago Press. Chicago, 1994. MITCHAM, C. Thinking through Technology: The Path between Engineering and ilosophy. University of Chicago Press. Chicago, 1994. Pág. 113. BUNGE, M. La investigación científica: su estrategia y su filosofía. Arie!. Barcela, 1969.

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identificó, esencialmente, la ciencia fundamentalmente con formulaciones lingüísticas en forma de conceptos y sistemas teóricos. En consecuencia, el análisis conceptual y lógico del discurso y de las teorías científicas pasó a considerarse como el método filosófico fundamental para su estudio. Esta concepción lingüística tuvo sus inicios en el ámbito de las teorías matemáticas con Gotlob Frege y Bertrand Russell, pero luego se generalizó para abarcar el campo de la física. Aunque al prinCIpIo se estructuró en la Europa central de los años veinte y treinta, sobre todo entomo al Círculo de Viena, fue, sin embargo, en EE UD donde la filosofía analítica de la ciencia llegó a institucionalizarse con más fuerza mediante la fundación de la Philosophy of Science Association en 1934. A este país emigraron, huyendo del régimen nazi, varios de sus más significativos promotores europeos, como Rudolf Carnap o CarI Hempe!. El asentamiento de la concepción analítica de la ciencia en la primera mitad de siglo fue de la mano con su fijación a la física como el modelo universal de toda ciencia. Al finalizar la II Guerra Mundial, la física moderna se había consolidado como la estrella de las ciencias, sobre todo después del éxito en EE UD del proyecto Manhattan para la construcción de la bomba atómica. Con ello se hizo patente la importancia industrial, geopolítica y militar de la emergente tecnociencia y la filosofía de la ciencia pasó a participar, de algún modo, de los éxitos científicos. No obstante la valoración positiva de la ciencia y la tecnología modernas, la filosofía analítica de la ciencia transmitió y adaptó al siglo XX la antigua separación filosófica entre ambas. Al equiparar la ciencia, fundamentalmente, con sistemas teóricos y conceptuales, centrados en enunciados nomológicos que se denominaban leyes científicas, y al primar exclusivamente las cuestiones conceptuales y de orden lógico formal, la filosofía de la ciencia interpretó la actividad científica básicamente como una empresa intelectual de investigación teórica regida por un método racional. Dicha tarea debía deslindarse claramente de cualquier otro tipo de actividad, incluida la misma tecnología, interpretada como normas de acción práctica que indicaban cómo se debía proceder para conseguir un fin determinado basándose en las propias leyes científicas 24 . Esta definición de la tecnología como ciencia aplicada resucitaba la vieja caracterización aristotélica según la cual la técnica estaba supeditada a un lagos verdadero. Sin embargo, en calidad de subproducto del conocimiento científico, la tecnología participaba subordinadamente de la excelencia del mismo. Dado que para la filosofía analítica la ciencia representaba el conocimiento racional superior, las reglas tecnológicas derivadas se consideraban, asimismo, máximamente raBUNGE, M. La investigación cient(fica: lona, 1969.

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ionales y se daba por supuesto que prescribían el curso de la acción práctia óptima. Así pues, la modema filosofía de la ciencia se centró desde sus orígees en el análisis, preferentemente formal, del lenguaje, la argumentación y 1 verdad de enunciados y teorías científicas. El objeto prioritario de estudio ueron los productos conceptuales y teóricos de la investigación científica. 1ediante el análisis intemo de las estructuras cognitivas con la ayuda de soisticados aparatos lógicos y fOllnales se quería llevar a cabo la llamada reonstrucción racional del conocimiento científico. Con la reducción filosófia de la ciencia a los productos conceptuales y teóricos quedaban prácticalente fuera de juego cualesquiera otros aspectos de la ciencia, que se onsideraban externos, tal y como se ponía ya de manifiesto en la siguiente ecIaración programática de Camap en 1938: "La tarea de analizar la ciencia puede ser vista desde varios ángulos... Por ejemplo, podemos pensar en investigar la actividad científica... La materia en cuestión de dichos estudios es la ciencia como un conjunto de acciones llevadas a cabo por ciertas personas bajo ciertas circunstancias... Llegamos a otro tipo de teoría de la ciencia si no estudiamos las acciones de los cient(ficos sino sus resultados y en particular la ciencia como un cuerpo ordenado de conocimientos... Entendemos por 'resultados' ciertas expresiones lingüísticas, por ejemplo, los enunciados aseverados por los científicos. La tarea de la teoría de la ciencia en este sentido será analizar esos enunciados, estudiar sus tipos y sus relaciones, así como analizar los términos en tanto componentes de esos enunciados y teorías, siendo estos sistemas ordenados de dichos enunciados... Pero es posible abstraemos en el análisis de los enunciados de las personas que aseveran dichos enunciados y de las condiciones psicológicas y sociológicas de dichas aserciones"25. La restricción a los productos teóricos de la ciencia como objeto de esdio definido y acotado para el que estaban disponibles medios y procediientos de análisis lógicos y lingüísticos, fue, sin duda, una de las claves de productividad de la filosofía analítica de la ciencia y de su difusión como la de las ramas de la filosofía modema. Sin embargo, de esta forma quedalJ1 segregados no sólo los contextos personales y sociales sino también los ::nicos y valorativos, junto con las cuestiones de carácter histórico. Estas CARNAP, R. "Logical Foundations of the Unity of Science". En NEURATH, \RNAP YMORRIS (Eds.), Foundations ofthe Unity of Science, vol. 1., Chicago liversity Press. Chicago, 1938. Págs. 42-43.

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características originarias de la concepción heredada de la filosofía analítica de la ciencia se trasmitieron, de una forma u otra, a los planteamientos y revisiones posteriores, tales como las diversas formas de falsacionismo, la concepción semántica, etc. surgidas para superar los problemas generados internamente por las mismas teorías filosóficas analíticas. Las versiones modemas de las grandes divisiones filosóficas no sólo se sistematizaron en el contexto de la filosofía sino también en el de las ciencias sociales. Aunque latente en la tradición filosófica como contraposición entre razón teórica y razón práctica, la separación interpretativa entre ciencia por un lado y sociedad y valores por otro, alcanzó su formulación modema en el contexto de las disputas metodológicas entamo a las ciencias sociales. El sociólogo y economista Max Weber promovió, a principios del siglo XX, la doctrina de la neutralidad valorativa de la ciencia, en su lucha por estabilizar la institucionalización de las nuevas ciencias sociales en las universida~ des alemanas. Para ello se enfrentó a los académicos de izquierdas que propugnaban el compromiso y la implicación política, propugnando una ciencia libre de todo tipo de valores y de vínculos ideológicos y políticos 26 . De esta forma se quiso establecer, teóricamente, una cIara demarcación entre 1) la ciencia como el conocimiento y la constatación objetiva de cuestiones de hecho y 2) el ámbito de la interacción y confrontación de individuos y colectivos, con sus particulares intereses, fines y propósitos, y con sus diferentes sistemas de preferencias, normas, ideologías, etc. Posteriormente, Robert Merton seguiría los planteamientos de 'Weber para legitimar una división territorial del estudio académico de la ciencia entre filosofía y sociología. De acuerdo con la caracterización de la ciencia que se plasma en las conocidas normas mertonianas, la auténtica ciencia es desinteresada y su validez es independiente de factores sociales. Según esto, el único interés que mueve al científico es la búsqueda de la verdad como un fin en sí misma, por lo que éste permanece libre de intereses de cIase, estatus, nación o en recompensas económicas o de cualquier otro tipo. A su vez, la validez científica se establece, supuestamente, con independencia de atributos sociales o personales 27 . Conforme a la demarcación territorial mertoniana, la filosofía de la ciencia quedaba al cargo de investigar la naturaleza y el método del conocimiento científico, que se identificó, fundamentalmente, con un saber teórico acerca de leyes científicas. De está forma quedaban de26 PROCTOR, R. N. \lallle-Free Science?: Purity and Power in Modern Science. Harward University Press. Cambridge, Mass., 1991. Pág. SS. 27 PROCTOR, R. N. Value-Free Science?: Purity and Power in Modern Science. I-Iarward University Press. Cambridge, J'vlass, 1991. Pág.221.

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finitivamente relegados, como circunstancias externas ajenas al conocimiento científico propiamente dicha, los contextos y los factores sociales y técni:os, las vinculaciones políticas, económicas o nacionales, los intereses y los fines, los valores y las interpretaciones, etc. Una vez elevados conocimiento y método científicos a un pedestal filosófico en nombre de la soberanía epistemológica, la racionalidad, la obje:ividad y la neutralidad asignadas a la ciencia, estos parecían estar muy por ~ncima de la contingencia que se atribuía a los saberes ateóricos, las prácti:as tradicionales o las capacidades y realizaciones técnicas. Y, por desconta:lo, estaban mucho más allá de la relatividad de las interpretaciones, las vaoraciones y las cosmovisiones culturales y sociales. Sin embargo, al con su11arse las grandes divisiones interpretativas modernas entre ciencia, ecnología, sociedad y cultura, se estaban ignorando, como supuestamente rrelevantes, agentes, contextos e interrelaciones sociales, tecnológicas y culurales decisivas para comprender la complejidad de los entramados tecno:ientíficos. Estos fueron, precisamente, los componentes de la ciencia y la ecnología que la espiral de los giros interpretativos de ciencia, tecnología y :ociedad se encargó de reivindicar, a lo largo del siglo XX, como factores :senciales para la comprensión de la tecnociencia contemporánea.

L La espiral de ciencia, tecnología y sociedad En el primer tercio del siglo XX, se mticularon los primeros estudios ociales e históricos de la ciencia, a partir de los planteamientos desarrollalos por Kart Marx, Max Scheler y Karl Mannheim en sus investigaciones obre sociología del conocimiento en general. Estudios como los de Ludwik il ec k28 Boris Hessen 29 o Edgar Edgar Zilsel 30 formaron parte de un imporlnte giro sociológico que se manifestó ya en el Ir Congreso Internacional de listoria de la Ciencia de Londres, en 1931. Los nuevos planteamientos en~ndían la ciencia, fundamentalmente, como el resultado de interacciones soiales y su estudio se centró en los contextos sociológicos y económicos que onfiguraban su desanollo. En la segunda mitad del siglo XX, se instaló en EE UD la sociología e la ciencia de Robert Melton, que intentaba un compromiso entre los planFLECK, L. La Génesis y el desarrollo de un hecho ciel11ífico: introducción a la orla del estilo de pensamiento y del colectivo de pensamiento. Alianza. Madrid, )86.

HESSEN, B. "The Social and Economic Roots ofNewton's Principia". En WERSEY, P.G. CEd.). Science at the Cross Roads. London, 1971. Págs. 147-212.

ZILSEL, E. Die sozialen Urspriinge der neuzeitlichen Wissenschaft. Suhrkamp. 'ankfurt am Main, 1976.

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teamientos más críticos de la tradición marxista y los más conservadores de Max Weber. El objeto de la investigación sociológica meltoniana se limitaba, sin embargo, a las n01111as, los sistemas de remuneración, los roles, etc. que estructuraban socialmente las comunidades de los científicos, respetando como telTitorio de la filosofía de la ciencia el estudio interno de los conocimientos científicos En el ámbito de la filosofía de la ciencia, esta orientación social permaneció prácticamente inoperante (debido, sobre todo, a sus connotaciones izquierdistas en el escenario de la guelTa fría de la época) hasta que en 1962 irrumpió La estructura de las revoluciones científicas3 ! de Thomas Kuhn. Según su autor, la ciencia no consistía fundamentalmente en sistemas de proposiciones verdaderas ni estaba regida por principios lógicos y metodológicos inmutables, sino que representaba una empresa social basada en un consenso organizado, es decir, el producto de un grupo social. Los contextos sociales no sólo dejaban, así, de ser inelevantes sino que pasaban a ocupar un papel central para la comprensión de la ciencia. De paso, las obras de Kuhn pusieron en evidencia la tradicional ahistoricidad de los estudios analíticos de la ciencia tanto implícita como explícitamente, al defender que la historia debía preparar el camino de la filosofía de la ciencia. Como el mismo Kuhn señalaba en el prefacio, su obra estaba en deuda con el estudio publicado por Fleck treinta años antes. Pero, de hecho, la reelaboración kuhniana supuso un impulso al giro'sociológico de mucha más trascendencia filosófica que el estudio original. En este contexto, el cambio teóricamente más radical se produjo en el último cuarto del siglo )G'X por una nueva vuelta de tuerca al giro sociológico. La investigación sociológica de la ciencia rechazó las delimitaciones mertonianas, para tomar como objeto propio de estudio empírico no ya la estructura social de las comunidades científicas, sino el mismo conocimiento científico y su producción específica. La nueva sociología del conocimiento científico abordó directamente, para escándalo de filósofos de la ciencia, la explicación causal del origen y del cambio de los hechos y de las teorías científicas a partir de intereses, fines, factores y negociaciones sociales. Sus tesis más características pueden resumirse en una concepción de la ciencia como resultado de procesos de construcción social. Este giro sociológico-construccionista inició su andadura europea en la Scíence Studies Unit de la Universidad de Edimburgo, y encontró su primera articulación programática en el Strong Programme, formulado por David Bloor en 1976. El Programa Fuerte defendía una explicación 31

KUHN, Th. La estructura de las revoluciones científicas. FCE. México, 1975.

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sociológica de la naturaleza y el cambio del conocimiento científico que había de ser causal (especificaba los factores sociales determinantes), imparcial (la verdad o falsedad de los supuestos investigados era irrelevante), simétrica (podía aplicarse tanto a creencias verdaderas como falsas) y reflexiva (su aplicación incluía la sociología misma). En 1983, H. M. ColIins formulaba con el nombre de Empirical Programme of Relativism un programa metodológico de carácter más operativo, en el que quedaban aún más claros, si cabe, los planteamientos relativistas del construccionismo sociológic032 . Los numerosos estudios de la sociología del conocimiento científico han contribuido a poner claramente de manifiesto la relevancia de los contextos sociales para comprender la actividad y los resultados científicos. Sin embargo, dentro del mismo campo de los nuevos estudios de ciencia y tecnología se ha aI1iculado una cOITiente crítica respecto a los planteamientos mciológicos que sostienen radicalmente las tesis de la construcción social de la ciencia y priman unidimensionalmente la explicación sociológica pura del :ambio científico, es decir, a partir únicamente de causas sociales. Se critica :¡ue el tratamiento de la ciencia como construcciones puramente sociales no iene en cuenta todos los aspectos esencialmente constitutivos de la misma, al y como lo expresa Andrew Pickering: "La sociología del COnOC1l11lento científico simplemente no llega a ofrecemos el aparato conceptual necesario para captar la riqueza del hacer científico, el denso trabajo de construir instrumentos, planificm; llevar a cabo e intelpretar experim.entos, elaborar teorías, negociar con los gestores de los laboratorios, con las revistas, con las instituciones financiado ras, y así sucesivamente. Describir la práctica científica como abierta e interesada equivale, en el mejor de los casos, a rasguíiar la superficie"33.

En especial, "la obstinada devoción por la 'construcción social' como ?curso explicativo"34 ignora, de algún modo, el papel de los entornos y ar:factos materiales y tecnológicos y su interacción con los agentes humanos 1 la investigación científica. Esta crítica se realiza precisamente desde 10 GONZÁLEZ GARCÍA, M., LÓPEZ CEREZO, J. A. YLUJÁN, J. Le Ciencia, tec)logía y sociedad: una introducción al estudio social de la ciencia y la tecnología. :cnos. Madrid, 1996. PICKERING, A. "From Science as Knowledge to Science as Practice". En PIC:':RING, A. (Ed.), Science as Practice and Culture. The University of Chicago ess. Chicago, J992. Pág. 5. LATOU1~, B. "On Teclmical Mediation - Philosophy, Sociology, Genealogy". 'mmon Knowledge, 1994. Pág. 54.

que podemos llamar un giro tecnológico que completaba el conjunto de los entornos de la ciencia entendida también "como un campo de dispositivos materiales operativos (y comprendiendo las representaciones científicas en relación con estos dispositivos, más bien que en su aislamiento espleluloroso usuc¡[)"35. Este giro tecnológico destaca, frente a las concepciones apalíticas, la relevancia de Jos artefactos tecnológicos para la comprensión de la ciencia moderna: "Las versiones tradicionales de la ciencia dan por supuesto que el objetivo de la ciencia consiste en producir representaciones de cómo es el mundo en realidad; por el contrario, el admitir un papel para la agencia material apunta al hecho de que, al igual que la tecnología, la ciencia se puede considerar también como un dominio de instrumentos, dispositivos, máquinas .JI substancias que actúan, operan .JI hacen cosas en el mundo material"36.

Desde la misma filosofía de la ciencia surgieron replanteamientos en esta dirección, como los de Ian Hacking, que se desmarcaron de las concepciones [llosóficas puramente analíticas para reconocer que la ciencia no puede reducirse sólo a las teorías científicas, sino que la práctica experi37 mental es esencialmente un modo de intervención tecnológica . Hacking propone abandonar la moda de no hablar sobre las cosas sino sobre la forma en que hablamos sobre las mismas, para dejar de hablar de enunciados observacionales y hablar de la actividad experimental 38 . Según su filosofía, "las teorías de las ciencias de laboratorio no se comparan directamente con 'el mundo '; persisten porque son verdaderas acerca de los fenómenos producidos o incluso creados por aparatos en el laboratorio y se miden mediante instrumentos que nosotros hemos construido"39. Estos replanteamientos filosóficos, que giran sobre la integración de la práctica científica y sus entornos técnicos y artefactuales, parten de la constatación de que "los filósofos de la ciencia debaten constantemente sobre las teorías y las representaciones de la realidad, pero no dicen casi nada sobre la experimentaPICKERING, A. "Tlze Mangle 01 Practice: Agency and Enzergence in the Sociology 01 Science". American JOllrnal 01 Sociology, 99, 3. 1993. Pág. 563. 36 PICKERING, A. "The !Vfangle 01 Practice: Agency and Em.ergence in the Sociology 01 Science". American Journal of Sociology, 99, 3. 1993. Pág. 563. 37 HACKING, 1. Representing and fntell'ening. Cambridge University Press. Cambridge, 1983. 38 HACKING, 1. Representiug and fntervening. Cambridge University Press. Cambridge, 1983. Púgs. 167 y 181. 39 HACKING, 1. "The Self- Vindica/ion of the Laboratory Sciences". En A. PICKERING (Ed.) Science as Practice and Culture. The University of Chicago Press. Chicago, 1992. Pág. 30.

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ción, sobre la tecnología o sobre el saber como herramienta para transformar el mundo"4o.

Las primeras manifestacio~es del giro tecnológico y pragmático en filosofía de la ciencia se remontan, sin embargo, a la filosofía constructiva de la ciencia. Esta corriente filosófica ocupa un lugar pionero en el estudio metódico del carácter operativo y tecnológico de la ciencia. Inspirada originariamente en los trabajos de Rugo Dingler, se empezó a desanollar a partir de [os años sesenta del siglo XX en Alemania. Paul Lorenzen fue su principal .mpulsor y con su obra dio lugar a la importante coniente de constructivisno filosófico que anticipó en más de un decenio las ideas constructivas que ;e defenderían en los estudios sociales de la ciencia. Para Lorenzen, la ciencia moderna "se muestra como un producto de luestra cultura técnica: se basa en una práctica precient(fica exitosa"41 y :sta idea fOlma parte de un giro pragmático en marcha: "En la teoría de la ciencia se empieza a reconocer lentamente en nuestro siglo con el llamado giro pragmático que toda ciencia (toda teoría) sólo puede comprenderse sobre la base de una técnica ya -parcialmente- exitosa. Las teorías son instrumentos lingüísticos en apoyo de una práctica ya en marcha"42.

En la filosofía constructiva de la ciencia, la primera tarea consiste, preisamente, en conceptuar y formular teóricamente esos procedimientos técicos (constructivos) previos, para llegar a la comprensión de las ciencias Jmo sofisticadas prácticas tecnológicas que se han desanollado con la yuda de teorías. Desde sus mismos inicios, la teoría constructiva de la ciena se centró en la reconstrucción sistemática de disciplinas científicas espe'ficas como la matemática (desde la aritmética al análisis), la lógica, la genetría o la física. La matemática y la lógica constructivas se han estudiado lmo teorías del operar con símbolos, respectivamente, en la práctica del ¡lculo y de la argumentación. La geometría y la física, en cambio, se consi:ran como "ciencias técnicas". Para Lorenzen, la geometría euclidiana, por ejemplo, es una "ciencia ndamental" (Grundlagenwissenschaft) de nuestra tecnología, ya que reprenta una condición para la reproducibilidad de las mediciones. 43 Pero, a su I-IACKING, l. Representing and InteI1 ening., Cambridge University Press. Camdge, 1983. Pág. 245. LORENZEN, P. Theorie der technischen llnd politischen Vernlllif. Reclam. Stutt·t, 1978. Pág. 153. LORENZEN, P. Lehrbllch der konstruktiven Wissenschaftstheorie., \Vissenslfts verl ag. Mannheim, 1987. Pág. 18. DRENZEN, P. "Das technische Fllndament der Geol71etrie". En BURRICHTER, J

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vez, tiene un fundamento técnico basado "en una práctica que pertenece, desde hace al menos 5000 aríos, a las técnicas elementales de nuestra cultura,,44. Dichas técnicas de la construcción de formas geométricas (superficies planas, etc.) y del cálculo geométrico (que alcanzaron un alto desanollo en las antiguas culturas mesopotámicas y egipcias) constituyen la geometría técnica. La conceptualización teórica de tales operaciones técnicas de construcción geométrica, que recibe el nombre de Protogeometría, permite reconstruir el fundamento técnico de los conceptos fundamentales de la geometría teórica. La teorización protogeométrica es un ejemplo claro de 'estudio filosófIco de la técnica implicada en las ciencias, el cual, en la filosofía constructiva, precede siempre a la interpretación de las teorías científicas como construcciones teóricas. La filosofía de la técnica es, pues, una parte integrante fundamental de la filosofía constructiva de la ciencia. En el caso de la física en general, los fundamentos técnicos (objeto de la llamada Protofísica) no sólo incluyen las técnicas de construcción y uso de los instrumentos de medición (es decir, además de la geometría técnica, la cronometría e hilometría técnicas para la medición de tiempos y masas) sino también la e~uberante tecnología de los aparato's de reproducción y control de los efectos y procesos en los laboratorios 45 . Los estudios filosóficos constructivos han contribuido a poner de manifiesto, de una forma especifica, la constitución tecnológica de la ciencia moderna. Pero, evidentemente, no son los únicos que apuntan en esta dirección dentro de la filosofía del siglo XX. También habría que hablar, entre otros, de John Dewey. Para este filósofo, la tecnología no se circunscribe a los artefactos materiales sino que puede considerarse como el conjunto de todas las capacidades humanas, incluyendo el lenguaje, la lógica, la misma ciencia y la fIlosofía así como las formas de organización social y política46 . La ciencia constituye una forma especializada de práctica47 y es una rama y un modo de tecnología 48 .

c., INHETVEEN, R. y KOTTER, R. (Eds.) Tec1mische Rationalitiit und rationale Heuristik. Schoningh, rvlünchen, 1986. Pág. 23. LORENZEN, P. "Das technische Fundament der Geometrie". En BURRICHTER, c., INHETVEEN, R. y KOTTER, R. (Eds.) Tec!l11ische Rationalitat und rationale Heuristik. Schoningh, München, 1986. Pág. 24. 45 JANICH, P. "Physics - Natural Scie/l~e or Tecl71wlogy?". En W. KROBN, E. LAYTON y P. WEINGART (Eds.) The DY/lamics of Science ond Technolog. ReideI. Dordrecht, 1978. Págs. 3-27. 46 I-IICKMAN, L. 101m Delvey's Pragmatic Tech/lology. Indiana University Press. Bloomington, 1990. 47 HICKMAN, L. 101m Delvey's Pragmatic Tech~wlogy. Indiana University Press. Bloomington, 1990. Pág. 115. 48 I-IICKMAN, L. 101m Dewey's Pragmatic Tecllllology. Indiana University Press. Bloomington, 1990.Pág. 46. .

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El giro tecnológico es asimismo patente en la emergencia y evolución de otros campos, como la filosofía de la tecnología, la historia de la tecnología y la historia de la ciencia. A partir de los años 1980 han proliferado estudios históricos que insisten en el papel central de los instrumentos y las tecnologías experimentales, producidas en los laboratorios, para el desarrollo de la ciencia49 . Derek de Solla Price puso en primera línea el carácter tecnológico de la investigación científica modema y la impOliancia decisiva de la innovación tecnológica de instrumel1talidades para el cambio científico. Price sugiere, de hecho, una revisión tecnológica de las inexpliradas revoluciones kuhnnianas. Estas vienen dadas, según sus estudios, por los cambios tecnológicos producidos en la investigación científica5o . La espiral interpretativa de ciencia, tecnología y sociedad que la dinámica conjunta de los diversos giros generó a lo largo del siglo XX, fue modulada por un importante giro valorativo y político. En el contexto norteamericano de los movimientos antinucleares, la oposición a la guerra del Vietnam, las crisis ecológicas, las revueltas estudiantiks y las críticas académicas empezaron a cristalizar, a partir de la década de 1960, replanteamientos críticos que explícitamente cuestionaban algunos de los rasgos que la filosofía y la sociología ancladas en las divisiones tradicionales y en la rígida delimitación entre hechos y valores, atribuían a la ciencia, tales como la supuesta supremacía racional de los conocimientos científicos y de los procedimientos tecnológicos o la neutralidad valorativa (respecto a posicionamientos éticos o políticos) de la investigación científica y de sus ~esultados.

Pues, la organización estatal de la investigación científica en el curso :le la II Guen'a Mundial había conducido a resultados decisivos, de los que el 11ás espectacular fue, sin duda, la construcción de bombas atómicas en el Jroyecto Mannhatan. Tras la guelTa, el papel de la ciencia se acrecentó notaJlemente en EE UD, el país que surgía de la misma como líder mundial, y, al nismo tiempo, se estableció una imagen de la misma como cumbre y esen:ia de la razón y de la cultura humana, y núcleo de la organización demorática y racional. En Europa, Karl Popper abogaba, frente a los planteaVéase, por ejemplo, SHAPIN, St. y SCHAFFER, S. Leviathall alld the Air-Pump. lobbes, Boyle and the Experimental Life. Princeton University Press. Princeton, 985; GALISON, P. How Experiments End. The University of Chicago Press. Chi'lgo, 1987; GOODING, D., PINCH, T. y SCHAFFER, S. (Eds.), The Uses of Expe·ment. Studies in the Natural Scienees. Cambridge University Press. Cambridge,

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189. PRICE, D. DE SOLLA "The SeieneefTeehnology Relationship, the Craft of Expemental Scienee, and Palie)' for lmprovemellt of High Teehnology Innovation". Re'areh Poliey, 13, 1984. Págs. 3-20.

mientos marxistas, por "la aplicación de los métodos críticos y racionales de la ciencia a los problen1Gs de la sociedad abierta" como base para la organización democrática y la reforma social 51 . De algún modo, las concepciones de la filosofía de la ciencia del empirismo lógico encajaban con esta exaltación del conocimiento científico. La concepción fundamentalmente representacional y metodológica de la ciencia desembocaba en la objetividad y superioridad racional de la misma, por encima de cualquier otra forma de conocimiento. La tecnología, considerada como aplicación de los principios científicos, heredaba esa excelencia que la 52 convertía en la forma de acción óptima y máximamente racíonal . Estas claras valoraciones filosóficas de la ciencia contrastaban, de alguna forma, con el maridaje entre esa misma filosofía y la teoría de la neutralidad valorativa de la ciencia. Por un lado, se podía declarar, filosóficamente, a la ciencia libre de implicaciones valorativas y políticas, movida puramente por intereses teóricos y constataciones de hechos y, consecuentemente, exenta de responsabilidades por las posibles consecuencias negativas de los resultados de la investigación científica libremente ejercida. Por otro lado, según esa misma filosofía se podía legitimar, como racionales y óptimas, cualesquiera innovaciones y procedimientos científicos y tecnológicos, tomas de decisiones administrativas y políticas tecnocráticas, siempre que fuera posible interpretarlas como aplicaciones de conocimientos científicos. El conjunto de estos presupuestos fue puesto radicalmente en entredicho por un movimiento que se consolidó socialmente de forma especial en los EE UD y posteriormente en Europa. Así surgieron los programas de Science, Technology and Societ)' (STS) en numerosas e importantes universidades norteamericanas. El mensaje de este movimiento académico insistía sobre los condicionamientos políticos y sociales y los trasfondos valorativos que regían la investigación y el desalTollo científico y tecnológico, y alertaba de los graves impactos que se estaban derivando para la sociedad y el medio ambiente. En vista de las consecuencias, en buena palie negativas, de muchas de las innovaciones científicas y tecnológicas, se reivindicaba la concienciación pública y el control social sobre las mismas. En el entamo de los estudios de STS se fueron consolidando nuevas disciplinas sobre materias tradicionalmente marginadas, como la historia social y la filosofía de la tecnología. También se desarrollaron tratamientos sistemáticos de cuestiones éticas y políticas relacionadas con la ciencia y la tecnología. POPPER, K. The Open Societ)' and lis Enemies, vo!. 1. Routledge & Kegan Pau!. London, 1966.Pá~ l. 52 BUNGE, ¡vI. La investigación científica: su estrategia)' sufilosofia. Arie!. Barcelona, 1969. Págs. 683s.

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social ce la cUltura cientiiica y técnica

Empezaron a proliferar estudios críticos sobre la ciencia, algunos de ,llos provenientes de la filosofía de la ciencia como los publicados por Paul :;eyerabend 53 , y, en general, se plantearon a una serie de cuestiones críticas ¡ue, de una forma u otra, se han mantenido vivas en el campo de los estudios le ciencia y tecnología. La idea era sacar a la luz las dependencias de la gran :iencia respecto a centros gubernamentales, ¡mJitares, industriales y corporaivos de dirección y control sobre el desalTollo científico y tecnológico, así :omo poner en evidencia las construcciones filosóficas dirigidas a fortalecer a autoridad científica y desvelar las extrapolaciones de teorías científicas ¡tiJizadas para justificar determinadas posiciones o legitintar modelos, agenes y medidas en la toma de decisiones económicas, sociales y políticas. En contraposición a las tesis que postulaban la neutralidad, la superioidad racional y la libertad de la investigación científica, los nuevos planteamentas críticos interpretativos y valorativos reivindicaron nuevas formas de :1Vestigación responsable junto con la valoración y la intervención social de arácter democrático en los desalTollos científicos y tecnológicos, así como uevos planteamientos para la gestión y la política de la ciencia y la tecno)gía, y para la evaluación de las consecuencias y de los riesgos derivados de IS innovaciones científicas y tecnológicas, etc. De signo menos crítico que STS fueron los programas STPP (ScienTechnology and Public Policy) y SEPP (Science, Engineering and Public olicy) que aparecieron, asimismo, en los años 1960. Como su nombre inica, estos programas constituyeron el inicio de un giro político orientado leia la gestión y la política de la ciencia y la tecnología. Ciencia y tecnoIgía se concebían "como un recurso político y económico, como una insti:ción enmarcada en una cultura económica, política y jurídica"54. Junto m la gestión y la instrumentación política del desanoJJo científico y tec)lógico, surgieron otras especialidades afines como la evaluación de tec)logías, la evaluación de riesgos, el estudio de las transferencias tecnolócas o la economía de la innovación científica y tecnológica. Con una ientación socio-política parecida, aunque más dirigida a la investigación órica que a la gestión práctica, se desarrollaron posteriormente estudios ntTados en los contextos y condicionamientos socio-económicos y polítiIS de la ciencia y la tecnología para explorar "el uso político de la pericia mtifica, el papel de la ciencia en los tribunales, los vínculos de la ciencia n poderosos grupos económicos y la relación entre la ciencia y las prin-

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FEYERABEND, P. La ciencia en una sociedad libre. Siglo XXI. Madrid, 1982. NELKIN, D. "Perspectivas sobre la evolución de los estudios de la ciencia". En ~ONOWITZ, S., MARTHINSONS, B. y MENSER, M. (Eds.) Tecnociencia y ci'cultura: la interrelación entre cultura, tecnología y ciencia. PaidÓs. Barcelona, )8. Pág. 51.

Manuel Medina Gómez

cipales instituciones sociales como los medios de comunicación, la religión, el lugar de trabajo y los tribunales"55. En su conjunto, los diversos giros interpretativos no se desalTollaron como procesos históricos que se sucedían estrictamente unos a otros. Más bien, se fueron solapando y entrecruzando en el tiempo, componiendo, a veces, sus fuerzas y diferenciándose, otras veces, para dar paso a procesos de demarcación e institucionalización de nuevas disciplinas, programas y campos académicos. Dichos procesos han sido más o menos largos y han tenido mayor o menor éxito en distintos países. Pero, sin lugar a dudas, la dinánnica de la totalidad de los giros, con su diversidad de direcciones y fuerzas, ha generado una impresionante espiral interpretativa que ha transformado radicalmente la imagen de la tecnociencia para el siglo XXI. De hecho, cada uno de los giros interpretativos ha supuesto, de algún modo, reivindicar, frente a las divisiones tradicionales de ciencia, tecnología, sociedad y cultura, la reintegración en la complejidad de la tecnociencia de algunos de sus entornos cuya relevancia se había ignorado hasta entonces. A partir de la idea de ciencia como conocimiento centrado en los entamas lingüísticos y teóricos, se ha ido reclamando progresivamente la importancia y la prioridad para los entornos sociales, políticos e institucionales, para las prácticas y los entornos técnicos y materiales, y también para los entornos valorativos y de intervención. Al yuxtaponer los términos que dichas divisiones habían disociado, los ¡msmos nombres de los nuevos programas y disciplinas indican que tratan de reunificar, en un complejo entramado, lo que había sido dividido filosófica y académicamente S. La integración cultural de la tecnociencia

Los enfoques culturales del estudio de la ciencia y la tecnología corresponden a planteannientos que, de una forma u otra, parten de la idea de cultura como un concepto fundamental para comprenderla complejidad de la tecnociencia de una forma integrada. De hecho, las concepciones integradas de la cultura se encuentran arraigadas con fuerza en el campo de las ciencias sociales del siglo xx. En su obra Primitive Culture 56 E. B. Tylor, uno de los fundadores de la moderna antropología, daba ya en 1871 una precisa definición integradora de cultura: "Cultura o civilización... es ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cuaNELKIN, D. "Perspectivas sobre la evolución de los estudios de la ciencia". En ARONOWITZ, S., MARTHINSONS, B. y MENSER, M. (Eds.) Tecnociencia y cibercultura: la interrelación entre cultura, tecnología y ciencia. Paidós. Barcelona,

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1998. Pág. 51. 56

TYLOR, E. B. Cultura Primitiva. Ayuso. Madrid, 1977.

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la CUlTura

Manuel Medina

crentltlca y técnica

,squiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miemro de unGsociedad". Su definición contrasta claramente con la división fi)sófica entre cultura y civilizació7i:, que se fraguó entre finales del siglo XIX principios del XX. Según esta delimitación, había que separar, por un lado, lS interpretaciones y valores humanos, concemientes al arte, la filosofía, la ~ligión, la moral, el derecho, etc. como integrantes de la cultura (espiritual), por otro lado, como civilización (material), todos los conocimientos, capaidades y productos técnicos, asociados con el desauollo de la ciencia y la :cnología modernas.

Esta versión divisoria de la cultura quedó completamente desplazada la antropología moderna por una concepción integrada y global. De acuer) con la misma, se entiende por cultura "el estilo de vida total" que incluye ,dos "los Inodos pautados y recurrentes de pensaJ; sentir y actuar"57, o, cho de otra forma, "el sistema integrado" que incluye tanto "patrones /rendidos de cOlnportamiento" como "objetos materiales"58. Para referirse rectamente a estos últimos, se ha acuñado el término 'cultura material', que 1 ningún caso se contrapone a una hipotética 'cultura espiritual', puesto que s mismos artefactos materiales, su construcción y su uso están íntimamenasociados con contenidos simbólicos, interpretaciones y valores. En todo .so, la cultura material se puede diferenciar de la cultura inmaterial, relati59 l a las pautas y artefactos predominantemente simbólicos .

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En la arqueología modema, la integración de los artefactos y de las :nicas materiales como parte esencial de la cultura es, obviamente, aún más plícita. Cultura se define como "la combinación de material, actividades y :utas que forma un sistema cultural"Go. En la misma sociología actual, 'nde el concepto de cultura ocupa un lugar muy importante, "cultura se rere a la totalidad del modo de vida de los miembros de una sociedad", :luyendo "los valores que comparten (oo.), las normas que acatan y los mes materiales que producen"Gl. La concepción integrada de la cultura es central en los desauollos más :ientes de los estudios culturales, donde se da por supuesto que "los inten'-IARRIS, M. Introducción a la antropología general. Alianza. Madrid, 1987. Pág. 1.

fIOEBEL, E. A. Y WEAVER, T. Antropología y experiencia humana. Omega. 'celona, 1985. Pág. 269. iOEBEL, E. A. Y WEAVER, T. Antropología y experiencia humana. Omega. 'celona, 1985. Pág. 303. tOUSE,1. Introducción a la prehistoria: un enfoque sistemático. BellateITa. Barlna, 1973. Pág. 255. HDDENS, A. Sociología. Alianza. Madrid, 1991. Pág. 65. Destacado en el origi-

tos de definir la cultura en términos ideológicos, humanistas y sociopolíticos (oo.) meramente perpetúan una distinción entre lo humano, lo maqulnico y lo llamado natural"G2. Pues, precisamente esas distinciones, que reflejan la división fundamental entre cultura, tecnología y ciencia, están "revueltas y todo lo que antes se decía pertenecer a cada una de ellas encuentra una nueva base de conexión en los dispersos y conectivos procesos que las vinculan a todas"G3 formando una inmensa complejidad. En otras palabras, las categorías de tecnología, ciencia y cultura "han perdido su integridad disciplinaria y ontológica ya que, en el ámbito de la experiencia y de la ont%gía, se impregnan y penetran mutuamente,,64, y, por tanto, hay que considerar definitivamente caducadas las divisiones tradicionales entre ciencia, tecnología y cultura como sistemas cerrados.

En el campo de la filosofía moderna hay que destacar, sobre todo, a Ludwig ,Vittgenstein como un punto temprano de referencia para la comprensión del lenguaje, la matemática y la misma lógica como técnica/cultura. En su caracterización del lenguaje como ':juego de lenguaje", éste se entiende como una actividad G5 y una prácticaGG . Toda práctica de jugar un jueg'o consiste en seguir una técnica determinada, o sea, en "actuar de acuerdo con ciertas reglas"G7. Así pues, "comprender un lenguaje significa dominar una técnica"G8, donde por dominar una técnica se entiende ser capaz de producir y reproducir una determinada práctica lingüística. Pues, "sólo en la práctica de un lenguaje puede tener significado una palabra"G9. La matemática representa, asimismo, un "juego de signos,,70 y, por tanto, también una técnica, PLANT, S. "The virtual cOl1lplexit)' of culture". En ROBERTSON, G. et al. (Eds.) FUTure Natural. Nature, science, culture. LondonlNew York, 1996. Pág. 214. 63 PLANT, S. "The virtual cOl1lplexit)' ofculture". En ROBERTSON, G. et al. (Eds.), Fllture Natural. Nalllre, science, culture. LondonlNew York, 1996. Pág. 214. 64 MENSER, M. y ARONOWITZ, S. "Sobre los estudios culturales, la ciencia y la tecnología". En ARONOWITZ, S., MARTINSONS, B. y MENSER, M. (Eds.) Tecnociencia y cibercultura: la interrelación entre culTura, tecnología y ciencia. Paidós. Barcelona, 1998. Pág. 24. 65 \VITTGENSTEIN, L. Philosophische Untersuchllngen [Investigaciones filosóficas]. Suhrkamp. Frankfurt am Main, 1967. §38. Las traducciones son del autor. 66 WITTGENSTEIN, L. Bel1lerkungen liber die Grundlagen der Mathematik [Observaciones sobre los fundamentos de la matemática]. Suhrkamp. Frankfurt am Main, 1984. VI, §34. Las traducciones son del autor. 67 WITTGENSTEIN, L. Bemerkungen liber die Gnllldlagen der Mathenwtik. Suhrkamp. Frankfurt am Maín, 1984. V, §l. 68 WITTGENSTEIN, L. Philosophische Untersuchungen. Suhrkamp. Frankfurt am Main, 1967. §199. 69 \VITTGENSTEIN, L. Bemerkungen liber die Grundlagen del' Mathematik. Suhrkamp. Frankfurt am Maín, 1984. VI. §41. 70 WITTGENSTEIN, L. Bemerku.llgen liber die Grundlagen der Mathell1atik. Suhrkamp. Frankfurt am IvIain, 1984. V, §2.

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impacto social de la cultura científica y técnica

a técnica de la transfonnación de signos,,71. La lógica rnisma representa a técnica del pensar" y muestra "lo que es el pensm; y también modos de '!nsar"72. El término 'técnica' es, pues, central en la comprensión wittgensteiana del lenguaje y de la ciencia. Para Wittgenstein la técnica se manifiesta 1 la práctica de las actividades regulares y pautadas 73 que se aprenden ejertanda la propia práctica "mediante imitación, estímulo y corrección"74. Enndidas así, las técnicas tienen un claro carácter cultural y social, detennimdo ellas mismas (es decir, el consenso y la coincidencia de los que las 'actican) lo que es correcto o inconecto en su propia ejecución y en sus relitados. En la matemática es esencial el consens0 75 , pues "no es sólo la Jrobación lo que convierte (la práctica) en cálculo, sino la coincidencia de s aprobaciones. (... ) Y si no se puede llegar a ese acuerdo, entonces nadie iede decir que otro también calcula"76. La práctica matemática no es enos social que el comercio. "¿ Podría haber aritmética sin la coincidencia ,los que calculan? ¿ Podría calcular un hombre solo? ¿ Podría uno solo se¡ir una regla? Son estas preguntas semejantes, por ejemplo, a ésta: ¿ Puede guien él solo practicar el comercio ?"77. Si bien la palabra 'cultura' no aparece, concretamente, en sus Investi¡ciones Filosóficas ni en Observaciones sobre los fundamentos de la mate2tica, Wittgenstein utiliza, repetidamente, expresiones como 'forma de da', 'modo de vida' o 'costumbre' (todos ellos característicos de la idea de ltura en la antropología y la sociología moderna) en conexión con su maTa de caracterizar el lenguaje y la matemática. Así, p. ej., hace notar que la labra 'juego' pone de relieve que el lenguaje (y lo mismo podría decirse de matemática) "forma parte de una actividad, o de unaforma de vida"n. Ya

que "imaginar un lenguaje significa im.aginar unaforma de vida"79 y "el lenguaje se refiere a un modo de vida"so. Para Wittgenstein, seguir una regla, jugar una partida de ajedrez y, en general, la práctica de las diversas técnicas son "costumbres (usos, instituciones)"SI. Es decir, son integrantes del conjunto de una cultura. En el caso de la matemática, es, precisamente, "el uso jilera de la matemática", es decir, su lugar en el contexto de nuestras demás actividades culturales s2 , "lo que convierte al juego de signos en matemática"83. El aprendizaje mismo de una práctica es un proceso de educación cultural, en el que junto con la técnica en cuestión se apropian determinadas farmas de percepción. "En tanto que estamos educados en una técnica, lo estamos también en una forma de ver las cosas que está tan fija como esa técnica"s4. La comprensión de dicho aprendizaje sólo puede realizarse desde la propia práctica cultural. "El que quiera comprender lo que significa 'seguir una regla' tiene él mismo que saber seguir una regla"85. Las concepciones wittgensteinianas de la técnica y de la ciencia como prácticas culturales y de la cultura como un complejo entramado de prácticas técnicas, han sido uno de los puntos de partida para las concepciones culturales de la ciencia y de la tecnología en la segunda mitad del siglo XX. Langdon vVinner se remite a Wittgenstein para desanollar la concepción de "las tecnologías como formas de. vida"s6 y David Bloar lo hace para presentar la sociología del conocimiento como la heredera del tratamiento wittgensteiniano del conocimiento "como algo que es social en su misnw esencia,,87. La filosofía de Wittgenstein ha llegado a influir en la misma idea de sociedad como formas de organización de las interacciones sociales, o sea, lo que en sociología se llama estructllra. El conocido sociólogo Anthony Giddens define una estructura social básicamente como "técnicas o procedimientos ge'VITTGENSTEIN, L. Philosophische Untel'suchungen. Suhrkamp. Frankfurt am Main, 1967. §19. 80 WITTGENSTEIN, L., Bemel'kungen abel' die Gl'lllldlagen del' Mathematik. Suhrkamp. Frankfurt am Main, 1984. VI, §34. 81 vVITTGENSTEIN, L. Philosophische Untersuchungen. Suhrkan1p. Frankfurt am Main, 1967. §199; BGM, VI, §43. 82 WITTGENSTEIN, L. Bemakungen aber die Grundlagen da Mathematik. Suhrkamp. Frankfurt am Maín, 1984. VII, §24. 83 WITTGENSTEIN, L. Bemel'kungen aba die Gl'undlagen del' Mathematik. Suhrkamp. Frankfurt am Main, 1984. V, §2. 84 WITTGENSTEIN, L. Bemel'kungen abel' die Grundlagen del' Mathematik. Suhrkamp. Frankfurt am Maín, 1984. IV, §35 85 VlITTGENSTEIN, L. Bemerkungen ¡¡ber die Gl'llndlagen da Mathematilc. Sul1fkamp. Frankfurt am Main, 1984. VII, §39. 86 VlINNER L. La ballena y el reactOl: Gedísa. Barcelona, 1987. Págs. 19 y ss, 87 BLOOR, D. H1ittgenstein: A Social Theory of Knowledge. MacmilJan. London, 1983. Pág. 2.

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WITTGENSTEIN, L. Bemerkungen aber die Gnmdlagen del' Mathematik. Suhrmp. Frankfurt am Maín, 1984. IV, 18. WITTGENSTEIN, L. Bemel'kungen abel' die Grundlagen del' Mathematik. Suhrmp. Frankfurt am Maín, 1984. I, §133. BAKER, G. P. Y HACKER, P. M. S. Wittgenstein: Rules, Grammar and Necessity. ackwell. Oxford, 1985. Págs. 154 ss. WITTGENSTEIN, L. Bemerkllngen aber die Grundlagen del' Mathematik.SuhrIIp. Frankfurt am Maín, 1984. VII, §24. WITTGENSTEIN, L. Bemel'kllngen abel' die Gnmdlagen del' Mathematik. Suhrnp. Frankfurt am Maín, 1984. III, §67. WITTGENSTEIN, L. Bemerkungen abel' die Grundlagen del' Mathematik. Suhrnp. Frankfurt am Maín, 1984. VII, §9. WITTGENSTEIN, L. Bemel'kllngen aber die Grundlagen del' Mathematik. Suhrnp. Frankfurt am Maín, 1984. VI, §45. WITTGENSTEIN, L. Philosophische UntersllchllngeiÍ. Suhrkamp. Frankfurt am .in, 1967. §23.

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eralizables que se aplican a la escenificación/reproducción de las prácticas 'Jciales" y lo relaciona con la interpretación del lenguaje como dominio de :cnicas en Wittgenstein 88 .

El propio Thomas Kuhn caracteriza ocasionalmente la ciencia como llltura, cuando al hablar de los practicantes de una ciencia madura dice que )nstituyen "una subcultura especial" y que "están aislados en. realidad del ~e{lio cultural en el cual viven sus vidas extraprofesionales"89. Pero el en)que de la integración cultural desalToIlado dentro del campo filosofía de la encia hay que buscarlo, con el nombre de Methodischer Kulturalismus, en s posiciones más recientes de la corriente constructiva de la filosofía de la encia en Alemania. El Culturalismo metódico se centra explícitamente en comprensión cultural de la ciencia, es decir, en su estudio filosófico "como -áctica humana y producto cultural", entendiendo por cultura aquello que cibe un colectivo humano mediante la transmisión de prácticas (incluidas lstumbres e instituciones) y artefactos9o. Un enfoque cultural parecido se constata en los últimos desalTollos de s estudios de ciencia y tecnología, que Pickering caracteriza como el paso : la ciencia como conocimiento a la ciencia como práctica y cultura. Según te autor, el avance fundamental consiste en el "movimiento hacia el estuJ de la práctica cientifica, lo que los científicos hacen de hecho, y el moniento asociado hacia el estudio de la cultura científica, entendida como esfera de los recursos que la práctica hace funcionar dentro y fuera de a"91. La condición previa para el estudio de la ciencia como práctica y cul'a, consiste en reintegrar, mediante la expansión del concepto de cultura :ntífica, todas las dimensiones de la ciencia (tanto las conceptuales y sodes como las materiales), las cuales se han tratado, generalmente, de una 'ma fragmentada, desunificada e inconexa. En este sentido, Pickering ennde por cultura "las 'cosas hechas' de la ciencia, en las que incluyo habiacles, relaciones sociales, máquinas e instrumentos, así como hechos y te'as científicas"92.

:JIDDENS, A. La constitución de la sociedad: bases para la teoría de la estruclción. AmoITortu. Buenos Aires, 1995. Pág. 57. :UHN, Th. S. La tensión esencial. FCE. México,

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