TÉGEA-NICLI, LLAVE DEL VALLE DEL EUROTAS

TÉGEA-NICLI, LLAVE DEL VALLE DEL EUROTAS La configuración geográfica de la isla de Pélope recuerda un plato invertido cuyo centro está ocupado por un

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TÉGEA-NICLI, LLAVE DEL VALLE DEL EUROTAS

La configuración geográfica de la isla de Pélope recuerda un plato invertido cuyo centro está ocupado por una altiplanicie rodeada de montañas de las que descienden valles, algunos muy fértiles, en especial los occidentales. Quien visita la Amaliada difícilmente se imagina Micenas y la risueña Mesenia será siempre envidiable para los peloponesios orientales. Mas la altiplanicie central, Arcadia, constituye una tierra dura para su poblador por su clima, su suelo y, sobre todo, por tratarse del único camino de salida por tierra del valle del Eurotas y de las gentes de su ciudad emblemática, Esparta. Cuando el viajero procedente del Istmo se aleja del mar y comienza a ascender, comprende mejor los viejos mitos, Symfalia, Lerna, Nemea y otros: Arcadia está rodeada de montañas y los caminos que acceden a ella son conocidos por nombres de batallas históricas y a su cabecera en la altiplanicie hay ciudades cuya misión, en su época o a lo largo de los siglos, ha sido la de impedir el paso al invasor; una de ellas, sobre la cabecera del Eurotas en la llanura arcadia, tuvo este nombre y misión: Tégea. Una afortunada circunstancia, común a las más de las ciudades griegas, radica en que los mitos de Tégea nos permiten alzar nuestra mirada muchas generaciones atrás. Y todo -cosa por demás inevitable mientras la geografía permanezca igual- nos señala la misma dirección: el conflicto bélico y enfrentamiento con Lacedemonia. Así ocurre también con ocasión de la reconquista bizantina frente a la incursión franca de la Cuarta Cruzada, sobre lo que deseo hacer unas reflexiones, mas ello había sucedido ya en dos o tres etapas históricas anteriores. Desde época micénica conocemos la existencia de Tégea con este nombre como nos informa un documento egipcio -La Lista de Kan-elHetan- que enumera una sucesión de ciudades micénicas peloponesias. Y el mito nos presenta a Arcadia en general y Tégea en particular en una serie de enfrentamientos bélicos entre los habitantes del valle del Eurotas y la altiplanicie arcadia. En plena época micénica la leyenda conoce la historia de Cefeo (K~&ús) quien intervino en la caza del jabalí

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de Calidón y, en otra variante, tomó parte en la expedición de los Argonautas. Cefeo, hijo de Áleo -no olvidemos el famosísimo templo de la diosa Álea, luego asimilada a Atenea- con sus veinte hijos acompañó a Heracles en expedición militar a Lacedemonia contra los hijos de Hipocoonte, rey de Esparta. Heracles, con el fin de persuadirle a ir con él y evitar que los habitantes de Argos aprovechasen su ausencia para apoderarse de su territorio, confió a su hija Estérope un bucle del cabello de la Gorgona encerrado en un vaso de bronce con las instrucciones de uso: debía, en caso de ataque, alzar el bucle y agitarlo por tres veces a su espalda por encima de los muros de la ciudad, y claro está, sin mirar ella atrás: de este modo los enemigos emprenderían la fuga. El mito recoge también el problema estratégico del acceso este a la altiplanicie e incidentalmente señalaré que Cefeo y todos sus hijos murieron en la expedición contra Laconia. Tégea fue tambien en época micénica origen de asentamientos micénicos de ultramar. Se asegura la relación de la micénica Tégea con la colonización griega de Chipre (siglos XIV y XIII) a través de la leyenda del rey de Tégea Agapenor. Agapenor figura en el Catálogo de las Naves, con residencia en Tégea; participa en el ataque a Troya en virtud del juramento prestado a Tindáreo y durante el viaje del regreso es arrojado por el mar tras un naufragio a Chipre. Allí fundó la ciudad de Pafos donde erigió un templo a Afrodita. De todo ello tenemos confirmación por una doble vía: hay en Chipre factorías micénicas de cerámica y la lingüística nos ratifica esta relación con la presencia de la estrecha vinculación filogenética en el grupo dialectal arcadio-chipriota. Ahora sabemos que, poco antes de 1210 a.c., que es la fecha generalmente admitida para el final del subperíodo Micénico 111 B2, un grave colapso afectó al poderío político y económico de los reinos griegos micénicos. Su organización política, social y económica basada en una guerra de conquista y el comercio de ultramar sufrió la ruina final cuando los llamados pueblos del mar hacen acto de presencia en el Mediterráneo, aunque no hubiera habido un ataque directo a los centros micénicos de la Grecia peninsular. La desintegración del mundo micénico fue un proceso interno que llegó a su culminación hacia el 1100 cuando, por ejemplo, el palacio de Micenas es incendiado, lo que tradicionalmente ha venido atribuyéndose a la llamada "invasión doria" y que, sin duda, no fue una invasión sino una sublevación interna de tribus campesinas de habla protodoria. Tuvieron lugar entonces los establecimientos

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de las nuevas formas políticas peloponesias de los dorios, salvo en Arcadia donde las viejas tribus resistieron, continuidad atestiguada por el parentesco del arcadio con el micénico. Y fue Tégea la llave que cerraba cualquier penetración desde Lacedemonia a la altiplanicie. Y los mitos nos confirman el conflicto entre ambos: micénicos o postmicénicos de raigambre aquea y nuevas concepciones políticas de estructura tribal doria -o protodoria, debería decir-. Solamente diré que lo que el mito presenta como hostilidad nacional arcadia-laconia debería entenderse como conflicto social o económico-social que llamamos por comodidad micénico-dorio. Es el mito de Equemo donde tenemos información. El tegeata Equemo es hijo de Aérope y marido de Timandra, hija de Tindaro y Leda, es por tanto cuñado de Helena y Clitemnestra, de impecable pedigree micénica. Rey de Arcadia, defendió el Peloponeso contra una primera tentativa de invasión de los Heráclidas -no debemos olvidar que en el mito el establecimiento dorio se conoce como el "regreso de los Heráclidasl1- dirigidos por Hilo, el epónimo de una de las tres tribus dorias, agrupó a su torno a los heráclidas que habían escapado al odio de Euristeo, y atacó el Peloponeso. Enfrentado en duelo personal con Equemo, rey de Arcadia, fue muerto por él. Tres generaciones después los Heráclidas intentarán de nuevo la invasión -esta vez por Naupacto, "la constructora de navíosu- y triunfarán. Pero de nuevo el mito nos explica lo que sabemos por la lingüística -la deformación profesional de lingüista invierte las cosas, porque el mito es conocido desde hace 2500 ó 2600 años y, en cambio, el dialecto arcadio nos es familiar hace apenas cien años-; el mito nos explica que un rey de Tégea, Cipselo detuvo a los dorios y no penetraron en Arcadia. En realidad, hay tres o cuatro versiones del acontecimiento pero todo concluye en que Tégea "la Protectora" con su acrópolis, llamada sugestivamente Q v X a ~ ~ p i sirvió s, de barrera a la salida norte del valle del Eurotas en el postmicénico. La notación de "La Protectora" es posiblemente una reinterpretación griega posterior; es probable que Tégea, en Linear B Te-ke-wa, deba interpretarse, según el micénico, como una formación en -e-wa del nombre de un possessor en rus del tipo 'OSvoo&, Or)ocÚc, etc.: así, Te-ke-wa sería la propiedad de un tal TcyeÚs; otra cosa es que en griego posterior los arcadios hayan reinterpretado el nombre como procedente de la raiz (o)TE~-,como sugiere el nombre de su acrópolis Q u X a ~ ~ p í s . En los años clásicos su historia es ampliamente conocida. A pesar de estar protegida por imponentes fortificaciones tuvo la mala fortuna de que sus vecinos del sur constituyeran una poderosa máquina militar. Los espartanos entraron en conflicto con ella desde que intentaron salir del

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valle por primera vez y finalmente fueron obligados a formar alianza con ellos desde el 469 a.c. Es justo recordar que en las Termópilas lucharon 500 tegeatas y en Platea 3.000. Ello duró hasta que Esparta comenzara a declinar tras Leuctra (371 P.C.). Después será una ciudad clave en toda alianza antilaconia hasta su destrucción por Alarico en el siglo IV, mas, en estos tiempos, la política militar por el dominio del mundo se desarrollaba en otros lugares de los que el Peloponeso no era zona fronteriza excepto, tal vez, la aparición en el siglo 111 de las grandes transformaciones del filósofo estoico Esfero de Borístenes, que alienta las grandes reformas educacionales y sociales de Agis IV y Cleomenes de Esparta; reformas abiertamente revolucionarias que determinaron la coalición de la liga Aquea y el reino macedonio contra los lacedemonios. Mas habrá que esperar a ver de nuevo al Peloponeso como tierra de frontera para ver el resurgir de Tégea, bien que con su medieval nombre de Nicli que recibiera tras la repoblación por los bizantinos tras su destrucción del siglo VI. Una crónica de impulso franco y punto de vista occidental, la Crónica de Morea transmitida en tres versiones más o menos paralelas -francés, aragonés y decapentasílabos griegos-, menciona la ciudad de Nicli, formando pareja muchas veces con ~ e l i ~ o s tEllo i . desde el punto de vista estratégico militar es natural debido a que esta última plaza fuerte parece ser identificada con el lugar de igual nombre -que lo recibió de nuevo en 1918- a 12 kms. de Liontari y 2 kms. al N.O de Megalópolis. Y si no olvidamos que ésta fue fundada por Epaminondas en 371 con el fin de cerrar el otro valle de salida de Esparta al norte, se completa la situación estratégica del Peloponeso. Para los nuevos dominantes de la Morea, los francos de la llamada Cuarta Cruzada, era importante mantener el dominio de las altiplanicies de Arcadia; por ello establecieron poderosas baronías en Veligosti, Nicli y Carítena, que cierra la vía de comunicación de Arcadia con-el llano de ~ndravida,-sucapital. Y cuando los bizantinos se apoderaron del valle del Eurotas con las plazas fuertes que la protegen, Mistra, Monembasia y Mani, se hará desesperadamente vital reforzar Nicli y Veligosti, y mantener firmemente en sus manos el castillo roquero de Carítena. Desde este momento toda la política militar franca estará centrada en Nicli. En el momento más dramático para los barones de la Conquista, es decir inmediatamente después de la-derrota que habían sufrido los francos encabezados por el príncipe de Morea en persona ante el sebastocrator bizantino en Pelagonia, en que se vieron obligados a entregar al emperador el valle del Eurotas y las fortalezas que lo defendían:

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i o u p p ~ p á o q vOÜTWS va S W q y&p TOU P a o t X í ~ sOL& Ti)v EX~ueepíavTOUS TO K ~ ~ T @ ~r O VMovopaoías K ~ L 6js p ~ y á X q sMalvqs, TO T ~ ~ T O ~ V a i)pop+ó~~pov i TOU Mu[qOpOL TO ~ á o ~ p o v l .

(Cr.Mor. 4328-31) Algo por el estilo temían los francos tras la derrota. Era evidente que su permanencia en la Morea iba a verse amenazada, si no de una expulsión total, si por lo menos de algo similar a lo que ocurrió. El emperador bizantino había sido terminante:

Y los francos entregaron Monembasia, Mistra y Mani. Con la intención de recuperarla, claro está. Sobre los juramentos que hicieran aplicaron lo que sería casuística de una moral elástica muy extendida en todo tiempo.

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así acordaron: entregar por su libertad al emperador el castillo de Monembasia, el de la gran Mani y, tercero y más hermoso, el castillo de Mistra Y en tu arrogancia piensas y dices

que saldrás libre de mis manos y de mi prisión; pero te juro como emperador, y tenlo por verdad, que nunca en tus días saldrás de aquí a cambio de monedas, ni te rescarás por oro ni te irás por dineros.

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Tiene lugar ahora, precisamente en Nicli, un episodio trágico-cómico. Permite el emperador que el príncipe envie desde su prisión en Constantinopla un emisario a los gobernadores de las tres plazas fuertes con la orden de entregar a los oficiales imperiales romanos que le acompañaban los tres castillos. Este emisario es el señor de Carítena. Pasó por Tebas, donde recogió al así llamado duque de Atenas, y en su compañía llegó a Nicli donde encontró un espectáculo increible y no visto desde los tiempos de las Junteras de Aristófanes; con palabras de la Crónica:

?&aV T?)v TiplyKí~~ooaV pk T&S K V ~ & %&€S S 6Xqs -ríjs Ii~Xorróvvqoos,TOV Xíyouo~v Mopíav, iírrou d x a v T T O L T ~ O EUWPE$LV L va irrápouv mjv POUXI+ TOVS S L -rd ~ p a v ~ á ~~ a O ií~ouoav U TWV TPLWV K ~ D T P W V ~ K E ~ V O V , ijrrou ÉSLSEV O rrpíy~~rras TOU Pao~)\Éus~ T Ó T E O L va ~ Épyq &O mjv @uXamív ... AL& TOUTO ~ ( J U VO\ &PXÓVTLUCXS & K E ~ V W VO\ ~ U V C ~ ^ L K E S E K E ~ pi mjv rrp~y~írr~ooav OTO K ~ U T P OTOU NLKXOU K' Z ~ á p v a m vTO rrapXap6 K' ZrraTpvav mjv /3ouXfp TOVS, K L OÚK ~ ' i x a o ~Üv~ O U ST L V ~ CÜVTPES EKET ~ E T a?ks ' póvov al TOV )LLDLP A L V ~ POTOU T ~ T O VXoyo9É~qs4. iK€^L

(Cr.Mor. 4392-4404)

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de tal modo lo hizo con el plan y reflexión de que, en cuanto saliera de prisión, haría cualquier cosa con astucia y arte por ganar de nuevo los castillos que entregaba; pues que, como no lograra por ningún diferente medio salir él con los suyos de prisión, los juramentos hechos en la prisión en que estaba en nada le atañían para tenerlo por perjuro según la Iglesia ordena y afirman los pmdentes. hallaron a la princesa allí con las damas todas de todo el Peloponeso que llaman Morea, donde reunieran asamblea para tomar decisión por las nuevas oídas de los tres castillos aquellos que el príncipe entregaba al emperador entonces por salir de prisión él y sus gentes,

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Tras instalarse en la ciudad de Nicli, se unieron a las señoras reunidas en parlamento con la princesa para debatir si se entregaban los dichos tres castillos pues ya habían conocido algo de las condiciones de rescate, según cuenta la Crónica francesa. El señor de Carítena expone ante la asamblea las condiciones puestas por el emperador para liberar al príncipe y demás francos, los maridos de las reunidas, y que finalmente éstos se veían obligados a entregar los tres castillos, Monembasia, Mistra y Mani:

Se narra a continuación como el Señor de Atenas se opone tenazmente a la entrega de las castillos. Pero aunque las versiones griega y francesa de la Crónica no lo dicen, debió de entablarse una viva discusión y se alzaron voces airadas de los prelados y otros caballeros que fueron llamados a debate. La opinión dominante era, como dice la versión aragonesa ($300) "mas que las fortalezas non las querian daru Al fin, en un acto que las crónicas presentan como de solidaridad con los presos, aconseja el Señor de Atenas que se acepten las condiciones. La versión aragonesa ofrece un interesante detalle; dice que los enviados de Constantinopla dejaron al fin muy claro que "si no daban las fortalezas, qu' el princep non podia sallir de presión." "Oyendo esto -continúa la aragonesa-, la princesa y las mulleres de los barones, qui auian sus maridos en presion, comenGaron fuertemente a cridar, diziendo que querían aver sus maridos.." Se terminó el parlamento y se aceptaron las condiciones. Y sin embargo, era muy razonable el punto de vista de los responsables de la política de la Morea. Entregar los tres castillos ("clau de su tierra (Crónica arag.§298) equivalía, desde un punto de vista estratégico, a reintodos los de Morea, los barones todos y los caballeros que estaban con ellos en la Ciudad. Por eso estaban las damas, las mujeres de aquéllos con la princesa en el castillo de Nicli y hacían un parlamento y tomaban decisiones; y no tenían otros hombres allí con ellas sino a misir Leonardo, el canciller, 5

mas juró el emperador sobre su alma que jamás de allí saldrían por dineros;

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ventar un estado espartano en el Peloponeso del siglo XIII. Esto lo sabía el emperador romano; porque lo sabían también los francos se pudrieron tres años en prisión bizantina, lo sabía el Señor de Atenas y lo sabían también los caballeros que fueron llamados a Nicli; ignoro si lo sabían las damas reunidas en Nicli en asamblea, pero quedó claro que ellas preferían a sus maridos. Todos conocemos lo que sigue. Entregaron a los oficiales del emperador los tres castillos y lo que ello significaba, es decir, todo el valle del Eurotas: Lacedemonia, Tsaconia y Bática con dos de las llaves que permitían o cerraban el paso; Mani o la entrada Sudoeste, Mistra o la entrada Oeste y Monembasia, entrada Este y puerto seguro. Quedaba franqueable la entrada Norte, la que dominaba Nicli por la que lanzaría su ataque el príncipe Guillermo: la situación general habia cambiado. Dice la crónica aragonesa: Et el princep vidiendo que avia perdido sus castiellos avia grant dolor porque non vidia como pudiesse recobrarlos, car el emperador era mucho poderoso de galeas & de gentes. E los Griegos qui eran en aquelloss castie110s comengaban a robar & fazer muchos enoyos a los Francos, & muchos Grieguos d'aquellos del princep se rebellaban & s'ende p a n a los castiellos del emperador. (S 310).

Es decir, los griegos tenían ahora apoyos para rechazar al ocupante franco y comenzaron a rechazarlo. Guillermo reacciona rápidamente; desde su base en Nicli lanzó la ofensiva contra Laconia, y comenzó una dura guerra.

El emperador, a través del puerto de Monenmbasia, abastece las plazas fuertes bizantinas del valle y resiste con facilidad la ofensiva. El franco

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cómo estaba el príncipe con los suyos en la prisión de Constantinopla, la gestión que hicieran por salir de prisión y venir a los suyos. Comenzóle a relatar el señor de Carítena cómo se vió forzado el príncipe y todos sus barones a ofrecer dineros por salir de cautiverio,

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Guillermo, tras el fracaso de la ofensiva, se ve obligado a fortificar Nicli y abandonarla. 'Ev

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Es la hora de los romanos; aunque las fuentes francas tratan de minimizarlo, desde Esparta se parte otra vez a la conquista de todo el Peloponeso. Los bizantinos hicieron profundas incursiones hasta el valle del Alfeo. Ello obligó al más notable hombre de armas franco, el barón de Carítena, a establecer una avanzada en la Gran Arachova, sobre la entrada al valle, donde resistió hasta su muerte en 1275. Pronto, como antaño, potencias militares extra-moreanas hacen su aparición para detener a los nuevos Espartanos. Y, como antaño, todos los esfuerzos por retener a los bizantinos tienen como base la ciudad de Nicli. Véase un ejemplo del de7

Y así ordenó el príncipe guarnir Nicli de todas las cosas que necesitaba el castillo; dejó a misir Juan de Nivelet como capitán con cien de a caballo con él, cien ballesteros y cien escuderos; trescientos arqueros quedaran con él por que corrieran las regiones de Nicli y los campos, hasta Veligosti y las regiones de Quelmo, por que ningún romano pasara en correría o en guerra para hacer daño en los países de los francos. Y cuando dejó el príncipe Guillermo la guarnición y guarda de la parte de Nicli, tomó su hueste y vino a Carítena y licenció allí a toda su hueste.

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sarro110 de la ofensiva desencadenada por misir Galerán, bailío del rey Carlos de Nápoles, contra las bases bizantinas del valle del Eurotas:

Finalmente, como la historia anterior de Tégea nos había enseñado, Nicli fue sobrepasada. Y, como había ocurrido antes también, cuando el campo de las operaciones militares abandonó el valle del Eurotas, la ciudad de Nicli decayó y quedó reducida al bello pueblo que es hoy día, con el recoleto museo que guarda los recuerdos de la diosa Alea. Apenas la nueva carretera a Esparta señala el viejo enclave estratégico. Universidad del País Vasco c/ Marqués de Urquijo, s/n. 01O 0 6 Elo?+ia-Gasteiz

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Dispusieron entonces separar los batallones y situar los ejércitos, primero a los incursores; entraron en Gardalevo y devastaron la Tsaconia pues que habíase rebelado yéndose con el emperador;

... Durante cinco días corría la hueste y volviéronse después a Nicli.

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