TEMA 1: LA CONCEPCIÓN DEL ESPACIO GEOGRÁFICO. CORRIENTES ACTUALES DEL PENSAMIENTO GEOGRÁFICO

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Tema 1: La concepción del espacio geográfico. Corrientes actuales del pensamiento geográfico.

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TEMA 1: LA CONCEPCIÓN DEL ESPACIO GEOGRÁFICO. CORRIENTES ACTUALES DEL PENSAMIENTO GEOGRÁFICO. 1- EL CONCEPTO DE GEOGRAFÍA Y LA METODOLOGÍA GEOGRÁFICA HASTA EL SIGLO XIX. 1.1- OBJETO DE LA GEOGRAFÍA. 1.2- PRIMEROS GEÓGRAFOS. 1.3- HUMBOLDT Y RITTER. 2- LA METODOLOGÍA GEOGRÁFICA CONTEMPORÁNEA. 3- DEFINICIÓN Y CONCEPTOS BÁSICOS EN GEOGRAFÍA. 4- BIBLIOGRAFÍA

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1- El concepto de geografía y la metodología geográfica hasta el siglo XIX. 1.1- Objeto de la geografía. La Geografía estudia la distribución y la disposición de los elementos en la superficie terrestre. Es un vocablo griego acuñado por Eratóstenes en el siglo II, y alude a la 'descripción de la Tierra'. La Geografía estudia el medio físico y la relación de los seres humanos con el mismo, incluyendo en su campo de análisis el clima, los suelos, las formas del relieve, el agua o las formaciones vegetales, junto con los aspectos de la geografía humana: entidades de población, las culturas, las redes de comunicación y todas las modificaciones realizadas por el hombre en el entorno físico. El objeto de la geografía es el conocimiento sintético de cuanto ocurre en el espacio terrestre. Esta síntesis final en la que todos los análisis previos de sus ciencias auxiliares se ensamblan y cobran vida, es su grandeza, su singularidad incompartible con ninguna otra ciencia, y su mayor dificultad. De aquí se sigue la necesidad de precisar y aclarar conceptos, desde el momento mismo en que se inicia el estudio de la geografía. La geografía, cuyo significado etimológico carece de valor científico (literalmente significa "escribir la Tierra"), en su aspecto utilitario es tan antigua como el hombre, puesto que éste, desde sus primeros pasos sobre la Tierra, se vio forzado a conocer y a organizar su entorno, para vivir en él. 1.2- Primeros geógrafos. Si prescindimos de los pueblos orientales, los primeros cultivadores de la geografía fueron los griegos, que elaboraron varias veces un cuerpo de doctrina sobre ella, para explicarse dentro de su Filosofía cómo era el mundo. Y contaron con una serie de estudiosos de la geografía, conscientes de su investigación y con un método cada vez más adecuado para dar respuestas a los problemas de tipo geográfico que se planteaba. Eratóstenes (276-196 a. C.) fue el primero en llamarse a sí mismo geógrafo, y el primero en crear un método que iba a permitir localizar con cierta precisión los lugares. En efecto: midió el arco meridiano entre Siena y Alejandría, calculando así con bastante precisión la longitud de un arco meridiano, y por tanto de toda la circunferencia terrestre. Otras aportaciones a la geografía vinieron de geógrafos como Dicearco, Heródoto, Estrabón y sobre todo Ptolomeo (S. II d.C.), quien redactó un tratado de geografía en 17 tomos empleando las coordenadas geográficas para la localización de lugares y prestando atención a la descripción de las regiones y de los pueblos. Su obra constituirá una fuente de conocimiento posterior de gran importancia. Durante la Edad Media, la geografía conoció una fase regresiva, hasta tal punto que sólo 1200 años después de la muerte de Ptolomeo volvió a alcanzar el nivel disciplinar de los geógrafos de la Hélade. La fragmentación política, la decadencia de la actividad mercantil y el olvido del legado de Grecia, explican esta situación. El pensamiento geográfico de la Europa cristiana se vio dominado por la Cosmografía teológica. La geografía musulmana conoció un desarrollo más elevado que la de Occidente, no obstante lo cual el nivel alcanzado no estuvo en consonancia con las posibilidades de los autores árabes, pues se redujo a la elaboración de diccionarios en los que pocas veces se utilizan los conceptos de longitud y latitud para situar los lugares. Entre las aportaciones de la geografía árabe pueden destacarse las de los geógrafos como Ibn Batuta, viajero incansable que durante 32 años recorrió la mayor parte de las tierras vecinas del Mediterráneo Orienta, China e India. Si bien su finalidad es eminentemente descriptiva y destinada al conocimiento de otros espacios y rutas de comunicación. El mundo occidental, y con él la geografía, experimentó un resurgir en los siglos XIV y XV. El interés por los viajes y el conocimiento de los países recién descubiertos aumentó. Los progresos náuticos y el desarrollo de la cartografía junto con el resurgir de la actividad comercial, que exigió también un conocimiento más exacto de los lugares y de sus 2

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características más importantes, permitieron a los europeos una mayor movilidad. Al mismo tiempo se redescubrió el legado cultural de Grecia y de Roma, y se produjo así una auténtica Edad de Oro de la geografía, pues a ella había que acudir a la hora de responder a las preguntas relacionadas con la localización de lugares y hechos que eran los problemas que más se formulaban y requerían una solución urgente. Por ello no es extraño que la geografía gozase de gran prestigio. Ésta es, además, la etapa de los grandes descubrimientos, que se ven apoyados por la labor de la Casa de Contratación de Sevilla con la promoción de los conocimientos geográficos y el estímulo a la cartografía. En tal ambiente se concibe la aparición de obras como los Atlas de Ortegio y Balev y la "Geografía General" de Varenio, que viene a ser un amanecer de la geografía moderna, como dice Almagia. Varenio es un auténtico propulsor de la moderna geografía, pues fue capaz de apreciar el carácter general y las mutuas relaciones de interdependencia de unos fenómenos respecto a otros, intuyendo, incluso, la doble vertiente que adquiriría más tarde la geografía: regional y general. Después de Varenio y hasta Humboldt, la geografía científica sufre un pasajero oscurecimiento, mientras en cambio sí se desarrollan las ciencias naturales, de la mano de Halley, Pascal, Buffon o Linneo, de la astronomía, las matemáticas y la cartografía, y se produce una ampliación del mundo conocido. De esta forma se prepara el terreno para la nueva etapa de desarrollo de la geografía que hasta aquí había recorrido una larguísima etapa caracterizado por su carácter descriptivo, por su finalidad fundamentalmente práctica (el conocimiento de rutas, la descripción de otros países con fines comerciales y de conquista, etc.), y por una ausencia de una metodología definida. Por otro lado, la geografía era deudora de la repetición de las fuentes clásicas (básicamente grecolatina), incurriendo en sus limitaciones y errores. La repetición de nombres, datos, cifras, catálogos de países y regiones, buscaba una caracterización que entraba de pleno en lo más accidental y anecdótico, sin formular hipótesis sobre el espacio y su explotación antrópica. El problema central de la geografía anterior a Humboldt fue la localización de lugares; es decir, responder a la pregunta de "dónde" se encuentran los lugares. Pero cuando el planeta comienza a ser conocido y dominado en su totalidad, esta primera utilidad da paso a una reflexión, inicialmente superficial pero progresivamente funcionalista: "cómo" son (desde un punto de vista descriptivo) los lugares. 1.3- Humboldt y Ritter. Pero la fase de la geografía precausal será superada, y la descripción da paso a una verdadera disciplina científica, que se pregunta por la relación entre los fenómenos y sus causas, que intenta una descripción y explicación razonada de los paisajes terrestres. Será de la mano de Humboldt y Ritter que la geografía adquiera este nuevo estatus. Humboldt (1769-1859) fue un científico nato, y sobre todo un gran observador, que incansablemente recorrió Europa y gran parte de América. Procedente del campo de las ciencias naturales, se hizo ingeniero de minas tras haber estudiado Geología en Friburgo, con Werner. De esta forma, podemos decir que con Humboldt se inicia lo que habrá de ser una característica fundamental de la disciplina: la incorporación de los resultados y métodos de otras disciplinas afines, desde la Geomorfología hasta la Botánica, constituyéndose la geografía como ciencia de síntesis, y tomando como punto de partida de sus análisis los resultados parciales que ofrecen dichas ciencias naturales, pero superponiendo una visión humanística, interpretativa, y por tanto creando una ciencia de tipo probabilístico. De sus obras la más conocida y quizás más significa es el Cosmos, en que describe el Universo, el globo terrestre, su forma, densidad, estructura, etc. Una de sus aportaciones fundamentales fue el empleo de las líneas isotermas (aquellas que acotan las zonas espaciales que tienen igual temperatura media mensual, anual, etc.). Más allá de la importancia intrínseca de la isoterma, su empleo supone un primer y precario intento de caracterizar un espacio en función de criterios analíticos homogéneos, de "racionalizarlo" y 3

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caracterizarlo partiendo de criterios objetivos, y obteniendo conclusiones sobre el mismo. Implícitamente, se estaba hablando de conceptos como región natural, etc. Por otra parte, Humboldt incluyó dentro de la geografía los estudios geobotánicos, primer intento de incluir en el estudio de la actividad humana los factores biológicos. De esta forma, colaboró en el denominado Atlas Físico de Berghaus: obra en la que el mapa pasó a ser no un simple elemento de localización espacial, sino un instrumento de análisis espacial. Humboldt se mueve en una coyuntura en que las ciencias naturales en el ámbito epistemológico están presididas por cierto determinismo. Partiendo de estas premisas, e intentando llevarla al campo de la geografía, intentó demostrar la unidad del universo y señalar las relaciones que unen a los diversos fenómenos entre sí. Las conclusiones a que llegó ofrecen importantísimas lagunas, y pronto su obra quedará obsoleta. Sin embargo, en el ámbito metodológico introdujo dos conceptos básicos: - El principio de causalidad: intenta explicar los fenómenos buscando sus causas y subrayando la conexión de éstos con relación a su distribución espacial. Por ejemplo, intenta explicar el atraso de las civilizaciones africanas aludiendo a factores climáticos, dificultades del medio biológico, etc. - El principio de geografía comparativa: Humboldt insistió en la necesidad absoluta de conocer siempre los hechos encadenados y observados durante mucho tiempo, en lugar del hecho aislado y por ello gran valor. De esta forma, y pese a la rigidez de sus postulados (intenta explicar espacios homogéneos aludiendo a criterios de identidad y unidad sumamente simples), intenta sistematizar las observaciones, establecer comparaciones entre áreas espaciales dispares, y cimentar sus conclusiones en mediciones precisas y que contemplan los fenómenos geográficos en sus valores estadísticos a largo plazo. Por su parte, Karl Ritter (1779-1859), compatriota y coetáneo de Humboldt, procede del campo de la Historia. Ante todo, era un erudito y profesor, por lo que su gran preocupación no es tanto la investigación geográfica sino la formulación pedagógica de dicha disciplina, la forma en que debía articularse la difusión académica de la geografía. Con todo, su aportación metodológica no es despreciable: pues formuló y reflexionó de forma abstracta sobre los principios que Humboldt había aplicado en su investigación geográfica. En sus estudios no existe una aportación significativa en forma de nuevos conocimientos, pero sí contribuyó con su reflexión teórica a unificar y difundir los nuevos principios empleados por Humboldt. Es significativo al respecto el título que puso a una de sus principales obras: Geografía General Comparada, que por su nombre da una idea ajustada del concepto que el autor debía tener de esta disciplina. Cabe establecer como sus aportaciones esenciales que estableció la correlación entre el medio físico y la sociedad humana, viendo sus relaciones cambiantes a través de la historia. Si bien desde una perspectiva excesivamente determinista, como corresponde a su período (las disciplinas humanas intentan aplicar los postulados metodológicos de las ciencias naturales: en concreto, Ritter está influido por conceptos como la teoría de la evolución, la adaptación al medio, el ecosistema...), dicho geógrafo intenta establecer un esquema de explicación capaz de integrar el medio y la acción antrópica. No explica, desde su perspectiva centrada en la ideología occidental, la incidencia de factores como las relaciones económicas entre el primer mundo y sus colonias, etc., sino que otorga al medio físico un valor determinante. Por otra parte, formuló de un modo sistemático y pedagógico los principios aplicados por Humboldt (causalidad y comparación). En su obra más importante, La geografía en relación con la naturaleza y la historia del hombre (19 volúmenes, 1817-1859), subraya la influencia del medio físico en la actividad humana. La evolución posterior de la geografía caminará por la misma senda que las aportaciones de Humboldt y Ritter, ahondando en sus mismos principios: localizar, explicar, relacionar los hechos que se producen en la superficie de la Tierra. Con ellos, también se abarca por última vez el panorama global de nuestra ciencia, pues sus sucesores se vieron obligados a investigar espacios o aspectos parciales, con objeto de poder profundizar en su tarea. 4

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Conforme avanza el siglo XIX el campo de la geografía se va precisando mejor, al tiempo que se va matizando el concepto y el contenido de la misma. A ello contribuyeron diversos factores: la creación de las sociedades geográficas (en 1885 existían 89, con 50.000 miembros), entidades que impulsan y favorecen el conocimiento de la geografía y despiertan la curiosidad hacia las tierras desconocidas; la multiplicación de las exploraciones y viajes de reconocimientos: zonas polares, América del Sur y continente africano; la creación de cátedras en las universidades europeas; la aparición de las grandes revistas geográficas, como Annales de Géographie (1881), Geographische Zeitung (1895), Geographical Journal (1898), etc.; la organización de congresos geográficos internacionales. 2- La metodología geográfica contemporánea. Walmsley, Holt-Jensen, R. J.Johnston y especialmente P. Claval, o en España Vilá Valentí, Gómez Mendoza, Muñoz y Ortega, Grau y López Guallar, y sobre todo Horacio Capel, han tratado de sistematizar los resultados y metodología de la ciencia geográfica a partir de su la relación entre la corrientes filosóficas genéricamente denominadas "positivismo" y "humanismo", por una parte, y las distintas etapas que ha presentado la geografía contemporánea, por otra. Nuestro análisis de las corrientes metodológicas parte de esta distinción entre corrientes geográficas positivistas y humanistas, como hilo generalizador. El Positivismo es, en cuanto a corriente epistemológica, una doctrina que ocupa una posición central en los decenios cuarto y quinto del siglo pasado. Surge a partir del optimismo que los logros de la aplicación del método científico deparan en determinados campos de las ciencias naturales. Sus partidarios pretenden traspolar esa misma metodología experimental, empírica, a la geografía. Para sus definidores constituirá el único fundamento de un proceso de análisis empírico y mental que realmente quiera ser científico. Es decir, llega a configurarse como una corriente epistemológica que se opone a otros enfoque o doctrinas, como pueden ser las actitudes metafísicas o idealistas. Como postulado de fondo, está la consideración del carácter único de los análisis científico y posibilidad de establecer unas generalizaciones sobre el espacio geográfico a través de un proceso de inducción. La ciencia es única, postulan sus partidarios, y no caben distinciones entre procesos mentales científicos que sean realmente diferentes. Su pretensión es establecer leyes que tenderán a establecer, en general, explicaciones mecanicistas de la acción antrópica. El positivismo, de origen contiano, tendrá ramificaciones en distintas direcciones. Charles Darwin aportó el concepto de evolucionismo: un puente entre los comportamientos naturales y los específicamente humanos, al afectar al hombre en cuanto animal. Indirectamente se está provocando un giro coperniquiano que acabará por afectar a las ciencias humanas, pues supone cambiar la anterior visión antropológica que, al regirse por el creacionismo divino, dibuja un hombre acabado desde el principio, estático, que en lo fundamental es independiente del medio natural. Herbert Spencer, en su pretensión de sintetizador de todas las facetas del conocimiento bajo el método positivista (deseaba demostrar que no sólo la evolución de la vida, sino la del cosmos físico y la sociedad humana podían reducirse a las mismas leyes: las cosas evolucionan de lo homogéneo a lo heterogéneo, de lo indiferenciado a lo diferenciado, de lo no integrado a lo integrado), será el segundo eslabón, traspolando el evolucionismo de las especies a las culturas: pues realmente fue él quien popularizó, antes que Darwin, el concepto de "supervivencia de los más aptos", directamente dirigida al campo social. En el campo de la metodología geográfica, son continuadores (en distintos momentos históricos) del positivismo las corrientes como el naturalismo, ambientalismo, ecologismo, organicismo social (considerar la sociedad como ser vivo, sujeto pues a los mismos fenómenos e inferencias que los mismos). La geografía naturalista es hija directa del positivismo. En parte, al igual que sucede con Humboldt, es preciso tener en cuenta que muchos de los geógrafos de dichas corrientes tienen una formación previa influida por los métodos de las ciencias naturales y físicas: Ferdinan von 5

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Richthofen, Alfred Hettner o el americano Willian Morris Davis tienen una formación geológica. Estas corrientes geográficas constituyen la visión determinista de la geografía: su análisis de las relaciones entre naturaleza y hombre aparece marcado por el dominio de aquélla sobre éste, lo que no deja de ser un intento de acudir a un mecanicismo predeterminable para comprender la acción del hombre sobre el espacio. Las indagaciones se efectúan desde características y fenómenos naturales, desde la Naturaleza. Se alude a "bases", "fundamentos", "influencias" de los hechos físicos naturales sobre los hechos humanos. Se concedió extremada importancia al trabajo de campo, adoptando métodos autópticos propios de los naturalistas (observación directa, libreta de campo, esquemas gráficos). Como señala Vilá Valentí, conviene señalar que estos enfoques y métodos se aplican también en problemas y contenidos que pudiéramos suponer están muy alejados de una consideración natural, como en ciertos temas antropogeográficos (o de geografía humana que precisamente se sistematiza entonces) o en ciertas cuestiones de carácter regional. Es decir, dichas corrientes definen lo que Vilá Valentí llama un "Homo Naturalis": existe una supervaloración del mundo natural, y el hombre es analizado desde su contexto natural, premisas que apuntan a determinismos o necesitarismo físico. Se trata de visiones ambientalistas y a veces organicistas (partir de la consideración del hombre como ser orgánico, con las necesidades y comportamientos propios de los seres vivos inferiores). La ecología humana es la aplicación de los conceptos ecológicos al estudio de las relaciones entre el hombre y su entorno físicos y social. Consiste, pues, en aplicar al campo de la geografía las leyes y técnicas de investigación elaboradas en el estudio de la vida colectiva de los organismos inferiores. Desde 1910, aproximadamente, se usó la "ecología humana" para el estudio del hombre y el entorno, aplicando conceptos como el de "economía de la naturaleza". En 1923 afirmarán que "la geografía es la ciencia de la ecología humana", y que en tanto que en su esencia estuviera "el estudio de la ecología humana en áreas específicas", la geografía regional tendría "la oportunidad de desarrollar un conjunto único de principios básicos", como sostiene Barrows en 1923. La escuela de Chicago, cuya aportación principal (durante el período de entreguerras y con gran influencia posterior) son los estudios sobre la ciudad, se basó en los conceptos de la ecología humana. E. Park, R. D. McKenzie y otros sociólogos intentaron comprender el Chicago de comienzos del siglo empleando la teoría ecológica y los métodos del estudio social: entender e interpretar las fuerzas sociales y económicas en el trabajo de los barrios bajos y su influencia en la organización social y personal de quienes allí viven. El método físico de la ciudad fue estudiado mediante planos de distribución de distintos modelos (delincuencia juvenil, salas de baile, etc.), observando los grupos de población particulares (la pandilla, el vagabundo, etc.) La teoría ecológica humana puso de relieve fuertes relaciones entre los individuos y entre los individuos y el medio ambiente, todos sometidos a las leyes generales del mundo orgánico: definió las áreas naturales, el comportamiento biótico de la comunidad (competencia como generadora de segregación espacial, que constituye zonas naturales: el CBD como resultado de la dominación de las principales empresas sobre las débiles), los fenómenos de invasión y sucesión (invasión de zonas periféricas de la ciudad por áreas residenciales), etc. A mediados de los 60, la ecología humana intentó analizar el papel del hombre en un ecosistema más amplio. Así, la geografía teórica de los años 60, especialmente a cargo de anglosajones, destila claras influencias neopositivistas. Su pretensión es nomotética: puede y debe buscar leyes y predecir, determinar. Lo contrario, suscriben, no sería científico. Por ello, no puede admitirse un "excepcionalismo geográfico": debe la geografía someterse a la lógica del pensamiento científico (como postula Schafer en 1953). Los antecedentes podrían buscarse en Walter Christaller y en las relaciones que la geografía presentaba con ciertas ciencias sociales afines, en especial con algunos estudios económicos, como ocurre con la escuela de la Regional Science del economista Walter Isard. El hombre así definido es un HOMO AGENS, pero cuya 6

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actuación se verifica singularmente como un sujeto ECONÓMICO, un HOMO OECONOMICUS. El concepto de hombre económico alude al modelo de comportamiento humano (denominado también hombre económico racional) que presupone la maximización o la optimización de ciertas funciones de utilidad, por ejemplo, la maximización del beneficio. El concepto se ha venido usando como factor de localización espacial: el hombre, según tal postulado geográfico, realizaría aquellos desplazamientos, asentamientos, uso de flujos comerciales, modificaciones en el paisaje, etc., que fueran concordantes con la maximización de los beneficios. Es decir, se trata de una geografía que básicamente busca un modelo normativo, de carácter sumamente mecánico, basada en los enfoques de comportamiento y satisfacente. Desde esta perspectiva, el flujo comercial, la formación de hiterland o zonas de influencia, dependería de factores como la distancia, el tamaño de las poblaciones, el tipo de servicios de las respectivas áreas interrelacionadas, etc. El análisis de sistemas será una de las producciones características de esta concepción geográfica. Supone el marco metodológico para investigar la estructura y función de un sistema. D. Harvey (1969) sostiene que el análisis de sistemas constituye un marco para examinar problemas geográficos. La mayoría de las estrategias de análisis de sistemas giran en torno al concepto de isomorfismo: "dos sistemas (S1 y S2) son isomorfos si los elementos en S1 pueden ser asignados uno a uno a los elementos en S2 y viceversa, y si las relaciones en uno encuentran otras equivalentes en el otro". En definitiva, intenta buscar un modelo predictivo: comparando la evolución de un ámbito ya conocido (por ejemplo, cómo evolucionó la población en un país desarrollado) intenta predecir lo que sucederá en otro ámbito isomórfico (otro país de similares condiciones a las que presentaba el primero en un momento anterior). Un ejemplo de análisis de sistemas es el que en la práctica desarrolla Rostow con su teoría de las fases de desarrollo. Se trata, en todo caso, de una formulación nomotética que parte del análisis estadístico (cuantifica los parámetros como elementos a comparar, establece las relaciones entre los mismos, saca conclusiones formulables en forma de leyes generales igualmente cuantificadas). Como derivación del sistema de análisis puede situarse la teoría analógica o del diseño de modelos, en el establecimiento de comparaciones. En general se conoce con el nombre de "revolución cuantitativa" a la transformación radical del espíritu y los objetivos que sufrió la geografía angloamericana en los decenios de 1950 y 1960, en la cual el interés de carácter idiográfico por la diversidad zonal (definición de las diferencias de cada región espacial, de las relaciones que en la misma se establecen como característica peculiar) dio paso a una búsqueda de modelos de estructura espacial, de carácter nomotético. No se limitó a la aplicación de modelos estadísticos y matemáticos (pese a ser una de sus señas de identidad), sino que también entrañaba la construcción de teorías formales de la organización espacial: por ejemplo, definir la teoría de la gravedad como factor determinante en el hiterland espacial, como sucede en la teoría de los lugares centrales de Christaller. Los años 80 presentan una insatisfacción respecto a la obra geográfica anterior. Se considera que el HOMO OECONOMICUS, cuya actuación responde a una individual y colectiva "racionalidad económica" es realmente un hombre mutilado. Ni se tienen en cuenta otras facultades o característica anímicas (el sentimiento, por ejemplo) ni se valoran rasgos individuales que caracterizan ciertas personas o ciertos grupos. En su base la filosofía fenomenológIca, el existencialismo, ciertos enfoques antropológicos... Cobra importancia la consideración de todo el abanico de facultades y elementos psicológicos colectivos o individuales, en relación con el análisis que hace la Psicología humanística de Maslow. La geografía humanista supone un enfoque que se distingue por el papel activo y central que confiere a la conciencia, a la actividad y a la creatividad humanas; es un intento de "comprender el significado, valor y relevancia humana de los sucesos vitales" (Buttimer, 1979) y "una concepción expansiva de lo que el hombre es y puede hacer" (Tuan). Aunque el origen del humanismo se suele situar en la escuela francesa de la Geographie Humaine, su auge se 7

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debe a la insatisfacción hacia los modelos más mecanicistas elaborados durante la revolución cuantitativa o dominio del neopositivismo geográfico, que a menudo parecía suprimir la subjetividad fundamental del investigación y de lo investigado. Como tal, tomó parte en la crítica más general contra las pretensiones de objetividad del positivismo, presentándose como una "forma de crítica" gracias a la cual los geógrafos podían concienciarse y reconocer los muchos supuestos e implicaciones camuflados en sus métodos e investigaciones, pero sin ofrecer una "metodología coherente" para la revolución "posconductivista" en geografía. Pero el humanismo aspiraba a ser algo más que una crítica. En la medida en que suponía un rechazo al "determinismo geométrico", con arreglo al cual los hombres respondían a los dictados de estructuras espaciales y a un lógica espacial abstracta, también abogaba por una geografía que tuviera en el hombre su espacio central, "una geografía para la gente", acerca de la gente y para la gente, en el sentido de tratar de la organización social del espacio en vez de la organización espacial de la sociedad. Muchas de estas concepciones se basaban en la fenomenología y el existencialismo para analizar el carácter social de determinados conceptos del espacio y para deducir las relaciones que existen entre éstos y los mundos vitales que les confieren una significación y una eficacia práctica. Uno de los conceptos que introduce esta corriente es el de topofilia, es decir, los vínculos afectivos que se establecen entre los seres humanos y su entorno material: no siempre factores como la zona de influencia de una ciudad dependen sólo de criterios como la distancia, el tamaño de la población, etc., sino que a veces existen tradiciones, costumbres, fobias y otras conductas humanas generalizadas para un determinado grupo, cuyo peso hay que valorar. Se presta así atención a la percepción ambiental, a los valores y actitudes culturales. Algunos de estos intentos fueron criticados porque otorgaban una importancia excesiva a la voluntad del individuo (es decir, porque no reconocían la importancia de la limitaciones estructurales frente a las intenciones humanas), lo que solía atribuirse a un idealismo incipiente. Pero en los trabajos posteriores (y esta es la gran aportación de la geografía humanística) comenzó a tenerse más en cuenta "la relación dialéctica entre las realidades estructurales y la actividad del individuo a la hora de construir la realidad”. Esto indica que muchas de las limitaciones de la geografía humanística proviene tanto del hecho de que se limita a los campos del simbolismo cultural y de los significados sociales como del hecho de que presenta algunas deficiencias en cuanto a la teoría. Por su parte, estructuralismo y marxismo aparecen vinculados al positivismo en parte, al humanismo en otra: en ambas corrientes subsiste un intento de determinismo (especialmente en el marxismo) sin renunciar por ello a la dimensión esencialmente humana del hombre (singular por lo demás en el estructuralismo): el marxismo tal vez se aproxime más al positivismo en cuanto a intento de explicación monofocal (económica), pero también apela a la historia, a la ideología (en cierto modo recurrencia psicológica) y otros factores no mecanicistas. Los geógrafos marxistas creen que el marxismo ofrece los medios de traspasar los estrechos límites que marca la práctica de la geografía actual y recuperar así el potencial de la disciplina como genuina ciencia de síntesis. Ofrecen a la geografía la teoría social esencial, el materialismo histórico, para analizar con más profundidad los fenómenos geográficos y para reestructurar los conocimientos adquiridos en marcos de pensamientos nuevos. No intentan por tanto establecer una subdisciplina que fuera una "geografía marxista", sino reorganizar la disciplina en su conjunto, y fusionar los estudios geográficos con la historia, sociología, política, geología, biología y otros campos bajo el concepto global de materialismo histórico. Los marxistas han impugnado las bases de la geografía positivista, apuntando hacia una nueva síntesis contraria a la fragmentación y especialización que caracterizaban tras los años 60 a la disciplina. La teoría marxista intenta comprender cómo es la sociedad en su totalidad, poniendo en perspectiva todos sus elementos (incluyendo el conocimiento acumulado dentro de ella). Pero esto lo realiza de forma determinada: empieza por la realidad concreta, material, y penetrando en la apariencia superficial de esta realidad, intenta comprender la lógica del 8

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funcionamiento de la sociedad estudiada. Marx siguió este procedimiento en su análisis del modo de producción capitalista, encontrando su base en la descomposición y readaptación del modo de producción feudal. El método marxista parte de la consideración de las raíces históricas de los fenómenos: cualquier paisaje o conjunto de relaciones geográficas en el espacio se considera resultado de un proceso histórico. Es por tanto, producto de un proceso social, y entonces la geografía debe primar el tipo de sociedad que se asienta sobre un espacio. En las sociedades capitalistas, por ejemplo, los procesos de intercambio en el mercado y las relaciones de clase vigentes cristalizan de forma tal que la ley del valor se convierte en regulador dominante de la producción del espacio y de la relación con la naturaleza: los beneficios se convierten en el factor articulador de las relaciones espaciales. Los geógrafos marxistas centran su interés en aspectos tales como la intervención del mercado en la determinación de los usos del suelo y las localizaciones industriales y urbanas, el desarrollo regional de relaciones económicas internacionales (básicamente analiza el imperialismo y neocolonialismo como factores estructurales). Parte, pues, de la consideración de que la producción de los bienes básicos (en su formulación sumamente compleja, a nivel del establecimiento de relaciones planetarias) es el factor fundamental en cualquier estadio de evolución de las sociedades humanas. Sus aportaciones esenciales han sido que la geografía debe tener un carácter no solamente teórico, sino activo, de denuncia de las relaciones desiguales entre países centrales y periféricos, entre ciudad y campo, entre regiones desarrolladas y dependientes... Y, en segundo lugar, que la lógica del modo de producción capitalista genera una geografía con una dimensión histórica que se caracteriza por la reestructuración de la sociedad y de los paisajes en que se desarrolla. El estructuralismo podría se definido como el conjunto de principios y métodos utilizados en un principio en lingüística y en filosofía lingüística, mediante los cuales se va más allá de los objetivos visibles y conscientes de los sujetos en sus actividades, para desvelar la lógica esencial que, supuestamente, vincula estos objetivos formando estructuras permanente, identificables mediante operaciones puramente intelectuales. El estructuralismo fue una corriente dominante en la filosofía francesa de postguerra y se basó en las contribuciones pioneras de Claude Lévi-Strauss en antropología y Jean Piaget en psicología. Durante los años 70 sus métodos se aplicaron a la geografía humana angloamericana como parte integrante de la naciente corriente crítica contra el positivismo, y de forma más concreta contra su aspiración empirista. Sus aplicaciones geográficas han buscado, en general, el descubrir supuestas estructuras que mueven a actuar a los sujetos: relación entre la estructura económica y las formas de organización espacial, las distintas zonas de la ciudad, etc. En los últimos tiempos la geografía ha sido permeable a las influencias propias de la ciencias físicas: sicología ecológica, teoría de la relatividad de Einstein (que establece el tiempo y el espacio como conceptos integrados y sin significación fuera de lo que el observador percibe o mira: cada observador transporta su propio estado y tiempo), el principio de incertidumbre de Heisemberg. Y por tanto, su conclusión es que no pueden establecerse leyes, sino tendencias probabilísticas al igual que la teoría atómica propone regiones de probabilidad de encontrar electrones, por la propia influencia del que observa sobre lo observado, etc.. Se ha producido un cambio revolucionario en el concepto de realidad, pues una realidad nueva, totalmente distinta e irracional ha surgido tras la realidad de nuestro mundo "natural" que está regido por las leyes de la física clásica: indeterminación aplicada a la explicación del conjunto de los hombres en su relación con el espacio. Del estructuralismo gestaltiano encontramos obras geográficas con dichas influencias: estudio de la conducta a partir de dicho condicionante y su influencia en el hombre en relación al medio. Siguiendo a Bailly podemos decir que no se pueden negar los vínculos existentes entre el marco vital, la percepción que el hombre posee de su medio y su comportamiento. 3- Definición y conceptos básicos en geografía. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, como es sabido, experimentaron un gran 9

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desarrollo las ciencias auxiliares de la Geografía , tales como la Geología, Metereología, Edafología, Hidrografía y Botánica, entre las Naturales. Y la Estadística, Economía e Historia Social, entre las que se llaman Ciencias Sociales. Esta profundización y desarrollo de la ciencias auxiliares, que son fundamentalmente analíticas, han supuesto un gran peligro para la existencia de la geografía, que es ante todo un gran peligro para la existencia de la geografía, que es ante todo una ciencia de síntesis, pues, por una parte, el geógrafo no puede abarcar con la misma profundidad que el especialista, el conocimiento de las ciencias que utiliza, y por otra parte, la ciencia geográfica ha corrido el riesgo de fragmentación en tantas ciencias distintas como ramas tiene. Pero la síntesis final, que es lo propiamente geográfico, ha puesto siempre a salvo su unidad. Quizá por eso, muchas de las definiciones que de la geografía se han dado subrayan el carácter sintético de nuestra disciplina. Así, Richtofen dice que la geografía es "ciencia de la superficie terrestre y de los fenómenos que están en relaciones mutuas de causalidad con ella". Hettener desarrolló y difundió las ideas de Richtofen, precisándolas, pues para él, el concepto de superficie terrestre debe entenderse en un sentido concreto, con un significado propio, y la geografía como ciencia corológica, es decir, que estudia los hechos enmarcados en un determinado lugar. Cholley define la geografía como "el estudio razonado de la superficie terrestre", y el americano Hartshorne ha visto en la geografía la ciencia de la diferenciación regional de la superficie terrestre: "la geografía trata de ofrecer una descripción y una interpretación exacta, ordenada y racional del carácter variable de la superficie terrestre". Es una definición que, respecto a la anterior, insiste en el carácter "variable" o dinámico de las relaciones espaciales establecidas por el hombre a todas las escalas, desde la global entre continentes hasta la puramente local, entre distintos distritos de una misma área urbana, etc. El geógrafo al estudiar la región o el paisaje, aplica varios principios fundamentales: - Principio de localización. El Congreso Geográfico Internacional de Venecia en 1881 ya definía "lo que distingue, eminentemente a la geografía de las ciencias auxiliares es que ella localiza los objetos, esto es, indica de modo positivo y constante la distribución de los seres orgánicos e inorgánicos sobre la superficie de la Tierra." Aunque este principio es esencial en la geografía, y el mapa, de hecho, es el instrumento geográfico por excelencia, una geografía meramente localizadora sería una pura geografía descriptiva. Además, este principio no es privativo de la geografía, sino que también es compartido por otras ciencias como la Botánica, Arqueología, Etnología, etc. - Énfasis en el carácter ecológico de las relaciones entre el hombre y la tierra. Aquí se hace hincapié en las interrelaciones de fenómenos, las relaciones entre los aspectos del entorno natural de una área determinada y la población que la ocupa o modifica. En este tipo de análisis los geógrafos pasan de ocuparse de la variaciones entre áreas (que pueden concebirse como nexos horizontales) a ocuparse de los vínculos verticales dentro de un áreas geográfica determinada. Hay distintos significados básicos en los que espacialidad se utiliza dentro de la geografía humana. Aunque Hartshorne concluyó que la geografía debería diferenciarse más bien como corología que como "ciencia de distribuciones" y que los estudios de teoría locacional exigían "más conocimientos de economía que de geografía", las concepciones de espacio tu vieron en cualquier caso una función fundamental: su visión de la geografía como "disciplina comparativa" que utiliza la comparación de mapas para descifrar la integración funcional de los fenómenos en el espacio, preparó el camino para el desarrollo de una ciencia espacial. Pero sólo a finales de los 40 y principios de los 50 Schaefer declaró que "las relaciones espaciales son las únicas que importan en geografía". - Principio de universalización o de comparación o generalización. Según E. de Martonne, "el estudio de un fenómeno lleva consigo la preocupación constante de compararlo con fenómenos análogos que pueden darse en otros lugares de la superficie terrestre". Por medio de 10

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la comparación puede individualizarse ciertos hechos y sobre todo llegar a extraer leyes generales. - Principio de conexión. Los hechos nunca se dan aislados, sino que entre ellos hay relaciones e influencias. Por ello, el geógrafo debe destacarlas al hacer cualquier estudio. Tampoco este principio es especifica y exclusivamente geográfico, otras ciencias hacen uso de él; pero ninguna de ella lo hace en el grado de la geografía, pues el paisaje geográfico (región) que constituye su objeto propio, es un complejo de factores físicos y humanos que nos e consideran en otras ciencias. Para algunos geógrafos, el proceso mediante el cual se definen las regiones de la superficie terrestre, llamado a veces diversidad zonal, representaba lo esencial de la disciplina; otros pensaban que los avances más significativos procedían de estudios más sistemáticos, a menudo asociados a una disciplina de carácter afín. La importancia relativa de los enfoques regional y sistemático constituye una segunda área de debate metodológico. Porque aunque el objeto de la geografía es lógicamente indivisible, el estudio de la superficie de la tierra, para ser manejable, debe dividirse en compartimentos. Hasta ahora, se ha venido haciendo de dos formas: o bien se estudia, región por región, cada parcela de la superficie de la tierra, o bien se examina un tema o un elemento significativo y se estudia sistemáticamente sobre la superficie de la tierra. El primer enfoque se denomina geografía regional; el segundo, geografía sistemática. Los estudios de geografía regional suelen abarcar una temática amplia e incluyen no sólo el examen del entorno, sino también el de la población de las áreas: sus características demográficas, su estructura ocupacional (por ejemplo, por sectores, del primario al cuaternario o sector servicios avanzado) y su comportamiento social y político (por ejemplo, migraciones, pautas electorales, etc.). El acento se pone en la dimensión espacial de cada componente y en las conjunciones de características ambientales y demográficas que generan subregiones distintivas dentro del área general estudiada. Cuando se dispone de los datos pertinentes, se investiga la estabilidad o la inestabilidad de las estructuras regionales durante un período de tiempo, para deducir si aquellas que estamos describiendo son estáticas o, por el contrario, están sufriendo modificaciones. Es característico de estos estudios regionales que intenten integrar muchos fenómenos dentro de una sola área y que dispongan de un complejo aparato de vínculos combinatorios entre los fenómenos. El análisis de sistemas aporta un instrumento para reducir esta complejidad a una forma estructural más sencilla que permita su aprehensión y reducción a un modelo. - Principio de evolución o dinamismo: para llegar a una explicación completa de los hechos actuales de la superficie terrestre hay que tener en cuenta su evolución, es decir, su historia, tanto en el caso de los fenómenos físicos como en la actividad humana. El dinamismo preside todos los hechos en geografía, todo lo que existe en su campo de estudio está sometido a cambios y transformación. 4- ** BIBLIOGRAFÍA ** MANUEL DE TERÁN: "Introducción a la ciencia geográfica", en Geografía, Ed. Labor, 1978, pp. 16-31. PIERRE GOUROU y LOUIS PAPY: Compendio de Geografía General, Rialp, Madrid, 1973. PEDRO PLANS: Orientaciones sobre didáctica de la Geografía. Ed. Magisterio Español, Madrid, 1970. PIERRE GEORGE: Los métodos de la Geografía. Oikos-Tau, Col. ¿Qué sé?, 1973. J. VILA VALENTÍ, dir.: Geografía Ilustrada. Madrid, Labor, 1970. VICENTE BIELZA DE ORY, ed.: Geografía General, vol. I. Madrid, Taurus, 1993, 3ª ed. Congreso de Geografía. Espacios rurales y urbanos en áreas industrializadas. II Congreso Mundial Vasco. Vitoria, 1988.

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