Tema 12: Autoconcepto e identidad social

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Tema 12: Autoconcepto e identidad social 1. Introducción El conocimiento y la imagen que tenemos de nosotros mismos como individuos, y la conciencia de la pertenencia a uno o varios grupos junto con la evaluación que hacemos de ellos se estudiará en este capítulo. Saber, o creer que sabemos, como son los demás nos permitirá predecir lo que esas otras personas pensarán y harán. El conocimiento de uno mismo puede darse a nivel pero también a nivel grupal. Los psicólogos de la personalidad se han preocupado de buscar diferencias individuales, y de conocer como esas diferencias llevan a las personas a comportarse de una determinada manera, centrándose en el contenido de la identidad en si. Desde la psicología social se ha prestado más atención a la forma en la que las personas piensan sobre las cosas que afectan a su comportamiento y a la influencia que puede tener lo que piensan en sus relaciones interpersonales e intergrupales. Los psicólogos sociales se han interesado más por buscar procesos generales que puedan afectar a todos los individuos.

2. El autoconcepto ¿Qué es el autoconcepto? El autoconcepto es la idea o imagen que el individuo tiene de si mismo (respuesta a ¿quien soy?). El autoconcepto global de un persona está formado por los distintos roles que desempeña, los contextos en los que se desenvuelve, etc.. Parte de estos múltiples aspectos del autoconcepto pueden variar con el tiempo. Descripciones del autoconcepto: - Como toda la persona en general (sinónimo de persona) - Como personalidad (autoconcepto como la personalidad) o Todas las partes d la personalidad de un individuo o Colección de habilidades, temperamentos, metas.. que distinguen a unas personas de otras o Personalidad de un individuo que la hacen psicológicamente única. - Como experiencia subjetiva. Yo como sujeto. Proceso psicológico responsable de la auto-conciencia y el autoconocimiento. Es la idea del “yo como conocedor” para distinguirlo del “yo conocido”. - Como creencias sobre uno mismo. Percepciones, pensamientos, y sentimientos sobre uno mismo. - Como agente ejecutor. Referido a la regulación y el control que ejerce la persona sobre sus pensamientos y sentimientos acerca de si misma. Conocerse a uno mismo: el autoconocimiento El autoconocimiento es la compresión de cómo es uno mismo y de cómo son las propias metas y habilidades. Para ello, organizamos la información sobre nosotros mismo recurriendo a los auto-esquemas. Los esquemas son estructuras cognitivas que representan el conocimiento sobre un concepto, incluyendo sus atributos y las relaciones entre dichos atributos. Los esquemas de nosotros mismo se denominan auto-esquemas, estando el autoconcepto formado por un gran número de autoesquemas. Los auto-esquemas son recursos a los que acudir cuando encontramos algún acontecimiento negativo en la vida. Los auto-esquemas excesivamente

extremos (considerarse muy malo en el deporte) pueden producir consecuencias aversivas para el individuo. ¿Cómo podemos llegar al conocimiento de cómo somos realmente? Una de las formas es haciendo inferencias sobre nuestro comportamiento. Basado en este principio, Bem (1967) desarrolló la teoría de la autopercepción. Según esta teoría, las personas construimos un concepto de nosotros mismos haciendo atribuciones internas de nuestro comportamiento (asignándonos rasgos personales que expliquen por qué nos comportamos como lo hacemos). Bem explicaba así el cambio de actitudes a través de la conducta. Las atribuciones que hacemos sobre las causas de nuestra conducta pueden cambiar debido a la influencia de agentes externos. Según la teoría de la autopercepción cuando se utilizan recompensas o castigos con alguien que está intrínsecamente motivado, las personas re-atribuyen a una fuente externa la razón de llevarla a cabo, en lugar de explicarla por causas internas, reduciendo la motivación intrínseca y esperando un incentivo externo (efecto de sobrejustificación). Una segunda forma de adquirir conocimiento es comparándonos con los demás. Festinger definió el concepto de comparación social refiriéndose a la comparación que hacen las personas de sus opiniones y habilidades con las de otros miembros del grupo al que pertenecen y otras no similares. La teoría se centra en como aprenden las personas a través de la comparación con otros. Un ejemplo de comparación social a nivel intergrupal es el fenómeno “brillar con gloria ajena” (tendencia a aliarse con personas o grupos deseables para mejorar la impresión que los demás tienen de uno mismo). La explicación de nuestro comportamiento y la comparación con otros son dos maneras de llegar a conocernos. ¿Cómo se forma y se modifica el autoconcepto? La teoría de la auto-discrepancia Higgins desarrolló esta teoría para explicar como se forma y modifica nuestro autoconcepto. Las personas estamos fuertemente motivadas para mantener un sentido de coherencia entre las creencias y las percepciones que tenemos sobre nosotros mismos (en caso contrario se produce disonancia). Esta teoría tiene en cuenta como las personas pensamos que somos, lo cual constituye el autoconcepto tradicional. Esta teoría postula otros autoconceptos diferentes que servirán de guía a las personas para comparar el autoconcepto real con esos otros tipos de autoconcepto (posibles discrepancias). Estas guías tienen dos funciones: - Son incentivos para nuestro comportamiento futuro. - Operan como un criterio de comparación de nuestro autoconcepto real Los otros autoconceptos son: - Autoconcepto ideal: como nos gustaría ser - Autoconcepto responsable: como creemos que deberíamos ser - Autoconcepto potencial: como pensamos que podemos llegar a ser - Autoconcepto esperado: como esperamos ser en el futuro Estos múltiples autoconceptos pueden ser considerados desde dos puntos de vista: el nuestro y el de alguna persona significativa para nosotros. Nuestro autoconcepto puede ser congruente o discrepante con los otros autoconceptos señalados. Los cinco supuestos en los que se fundamenta la teoría de la auto-discrepancia son: -

Las personas estamos motivadas para conseguir que nuestro concepto real se aproxime a otros autoconceptos que consideramos relevantes.

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Una auto-discrepancia es una estructura cognitiva que interrelaciona distintos tipos de autoconceptos discrepantes entre si Las discrepancias entre distintos tipos de autoconceptos provocan diferentes situaciones psicológicas negativas asociadas a estamos emocionales concretos La probabilidad de que una auto-discrepancia produzca malestar psicológico depende de la facilidad con la que sea activada en la mente de la persona. Cuanto mayor sea la magnitud y la accesibilidad de un tipo de autodiscrepancia para un individuo, más sufrirá la clase de malestar asociado a ese tipo de auto-discrepancia.

Cuando pensamos que nuestros deseos no se ha cumplido experimentamos insatisfacción, tristeza, depresión y decepción. Si creemos que no hemos cumplido los deseos que otros tenían sobre nosotros, experimentamos vergüenza y consternación. Las discrepancias que se dan entre el autoconcepto y las guías, como las que se dan entre las propias guías, nos avisan de cierto desajuste, motivándonos a reducirlo (discrepancia como fuente motivacional). Higgins especifica la emoción concreta que provoca cada tipo de autodiscrepancia (no si es positiva o negativa como ocurre con la teoría de Festinger). El yo espejo El yo espejo es el fenómeno que consiste en vernos a través de los ojos de los demás como si nos estuviéramos mirando en un espejo. Cooley afirmaba que percibimos que en la mente de los demás existe el pensamiento o la imagen de nuestra apariencia , comportamiento, metas, etc.. y por lo tanto nos vemos afectados por ello. Según el yo espejo las personas construyen un autoconcepto congruente con la forma en la que las ven los demás. George Mead propuso además que las personas se sienten afectadas por lo que piensan los grupos en general. Shrauger y Schoeneman concluyeron que las personas no tendemos a vernos tal como nos ven los demás, sino como pensamos que nos ven (influencia de los demás mediada por nuestra interpretación). Ichiyama encontró el efecto contrario sugerido por el yo espejo: la valoración que hace el individuo de si mismo es lo que influye en como cree que le evalúan los demás, en lugar de ser al revés. En el trabajo de Kenny y DePaulo se muestra que los sujetos determinan como les ven los demás no por la información que reciben de ellos, sino por sus autopercepciones. En primer lugar tienen una imagen de si mismos, y en segundo lugar, creen que los demás les ven tal como se ven a si mismos. Resumiendo, nos vemos a nosotros mismos como pensamos que nos ven los demás, en lugar de cómo nos ven realmente, y al mismo tiempo, la valoración que hacemos de nosotros mismos es lo que influye en como creemos que nos evalúan los demás. Murray concluyó que la percepción de cómo uno es visto por los demás y no como los demás le ven a uno en realidad es lo que produce cambios en el autoconcepto. Drigotas describió el fenómeno Miguel Ángel mediante le cual el autoconcepto se modifica a través del comportamiento de la pareja. Uno de los miembros de la pareja (que sería el Miguel Ángel) es el responsable consciente de que el otro modifique su autoconcepto. Cuando la persona percibe que su pareja le ve como le gustaría ser visto, se comporta según ese yo ideal, para que su comportamiento sea consistente con la imagen que su pareja tiene de el.

Motivos que afectan al conocimiento sobre uno mismo Se han identificado al menos tres motivos que nos impulsan a buscar información sobre como somos y sobre la forma en que nos ven los demás: autoevaluación, autoverficación y autoensalzamiento. La autoevaluación La autoevaluación es el motivo que nos lleva a buscar información precisa sobre nosotros mismos y a revisar críticamente todos aquellos componentes que forman parte de nuestro autoconcepto (habilidades, limitaciones, etc..). La autoevaluación se puede contemplar desde dos puntos de vista: uno centrado en la valoración positiva o negativa del yo (autoestima), y otro en el que se tiene en cuenta el grado en el cual las circunstancias, el contexto y cada situación influyen en la evaluación que las personas hacen de si mismas (componente situacional=> relación entre afecto y cognición). Las personas pueden utilizar tres tipos de estrategias para mantener una autoevaluación positiva: - mediante comparación social: según el modelo del mantenimiento de la autoevaluación (Tesser), las personas desean mantener una autoevaluación positiva y dicha autoevaluación está influida por las comparaciones que establecemos con los demás (compararnos con personas inferiores no puede ayudar). - a través de la reducción de la incertidumbre: al activar el autoconcepto y su autoevaluación se puede generar una incertidumbre sobre como somos realmente y tratamos de reducirla comparándonos con los demás (teoría de la comparación social de festinger). - por la expresión de valores: expresar nuestros valores nos proporciona herramientas para conocernos y evaluar la información que tenemos de nosotros mismos. La autoafirmación consiste en expresar claramente nuestras necesidades, deseos, actitudes, etc… (expresión de valores). La autoevaluación positiva se consigue mostrando una imagen competente, coherente, etc.. La autoverificación Es la motivación para confirmar la imagen que tenemos de nosotros mismos. La teoría de la autoverificación afirma que a las personas nos gusta que los demás nos vean tal como nos vemos nosotros mismos. Si pensamos que la imagen que los demás tienen de nosotros coincide con la que tenemos nosotros mismos, esto tiene un doble efecto positivo: para nosotros (nos sentimos conocidos y comprendidos), y para esa otra persona porque aumenta la credibilidad y confianza al confirmar nuestras autoexpectativas. Debido a la necesidad de coherencia psicológica, nos gusta que los demás nos digan que somos tal y como creemos que somos (autopercepción correcta). Existen dos formas de buscar la coherencia: conductual y cognitiva. Para lograr la coherencia conductual podemos hacer uso de tres estrategias: - Buscar una interacción de forma selectiva (personas que nos ven tal como nos vemos nosotros) - Mostrar señales claras de identidad (se nos reconoce más fácilmente) - Aumentar nuestros esfuerzos para elicitar información auto-confirmadora (solicitar feedback) Para lograr la coherencia de manera cognitiva desarrollamos una percepción de la realidad compatible con como nos vemos nosotros mismos, mediante tres estrategias: - Por atención selectiva (buscar feedback que confirme nuestras creencias)

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Por el recuerdo selectivo (recordamos mejor información que confirma la imagen que tenemos) Por la interpretación selectiva (mayor validez al feedback que confirma nuestra autoimagen)

La autoverificación estratégica consiste en preferir que se les perciba mejor de lo que se perciben ellos mismos (ligar). Este deseo no es estratégico ni puntual, sino generalizado, como se verá a continuación. El autoensalzamiento EL autoensalzamiento es la motivación para obtener y/o mantener evaluaciones positivas de uno mismo (motivo de potenciación personal). La teoría del autoensalzamiento sostiene que estamos motivados para mantener un autoconcepto positivo y que la necesidad de autoensalzamiento aumenta cuanto mayor son los deseos de pensar favorablemente sobre uno mismo. Según esta teoría las personas no sólo buscan tener una imagen favorable de si mismas, sino que también se esfuerzan por mostrar a los demás sus aspectos positivos (motivo básico de pertenencia). El motivo de autoensalzamiento es considerado como algo beneficioso, pero en contextos académicos y laborales ese sesgo se asocia con baja autoestima y sensación de malestar. Un ejemplo de autoensalzamiento es el optimismo poco realista (optimismo ilusorio o sesgo optimista). Es el proceso por el cual las personas creen que para ellos será más probable experimentar situaciones positivas (problema con la ilusión de invulnerabilidad). Sedikikes afirma que el autoensalzamiento es la motivación más fuerte, seguida de la autoverificación y la autoevaluación. El componente evaluativo del conocimiento de uno mismo: la autoestima La autoestima es la actitud del individuo hacia si mismo, la valoración que cada persona hace de todo lo que está incluido en su autoconcepto a lo largo de una dimensión de positividad-negatividad. La búsqueda de una autoestima positiva está relacionada con el motivo social básico de potenciación personal. En culturas individualistas esa motivación se suele concretar en una tendencia al autoensalzamiento y la autopromoción, mientras que en culturas colectivistas las personas se siente mejor si consiguen ser miembros dignos del grupo al que pertenecen. Leary, Tambor, et al, plantean una hipótesis sobre el posible origen evolutivo de la necesidad de elevar nuestra autoestima. Según estos autores, este motivo impulsaba a nuestros ancestros a disminuir la probabilidad de ser ignorados o rechazados por otras personas y a evitar la exclusión social. Los individuos que poseían esta motivación estarían más atentos a las claves situacionales que les indicaran la probabilidad de ser rechazados por el grupo y actuarían para impedir ese rechazo (autoestima como sociómetro). Esta teoría sería válida en tiempos ancestrales donde la pertenencia al grupo era vital. Algunos elementos de apoyo a esta teoría son: - La experiencia de sucesos con gran probabilidad de provocar rechazo o exclusión por parte de otros correlaciona positiva y significativamente con el descenso de la autoestima de las personas. - La exclusión efectiva disminuye la autoestima - La baja autoestima va unida a una percepción de rechazo por parte de otros - Las amenazas a la autoestima provocan conductas de búsqueda de aprobación social

El rechazo social disminuye la autoestima más de lo que la aceptación social la aumenta, sugiriendo que la función de este motivo era más evitar la exclusión que facilitar la inclusión. Es posible que incluso perteneciendo a un grupo discriminado las personas mantengan una autoestima positiva si se sienten identificadas con dicho grupo. También es importante que la información incluida en el autoconcepto sea distintiva. La autoestima más baja se produce cuando las personas consideran que las características que les gustan de las que les autodefinen son comunes (mucha gente las posee), y las que no les gustan son atípicas (los demás les identifican por esas características de si mismos que no les gustan). Una de las formas de conseguir o aumentar una autoestima positiva es el autoensalzamiento. Las principales fuentes de amenaza del autoconcepto y las estrategias de afrontamiento se muestran en el siguiente cuadro: Fuente de amenaza 1. Fracasos (suspender un examen). 2. Inconsistencias. Situaciones inusuales o inesperadas que ponen cuestión la clase de persona que es uno mismo. 3. Estresares. Situaciones repentinas que pueden exceder la capacidad de afrontamiento de una persona. Estrategias de afrontamiento 1. Escapar de aquella situación que suponga una amenaza. 2. Negar. Tomar alcohol u otras drogas para distraer la atención de algo estresante. 3. Reducir la amenaza. Reevaluar aquel aspecto de uno mismo que ha sido amenazado o reafirmar los aspectos positivos de uno mismo. 4. Autoexpresión. Hablar y/o escribir sobre el estado emocional y las reacciones conductuales que se han realizado ante la amenaza. 5. Atacar la amenaza, Se puede desacreditar la base en la que se apoya la amenaza, negar la responsabilidad de haber fallado en la situación, o poner excusas que expliquen el fracaso.

Algunos estudios defienden que la baja autoestima es la causa de determinados comportamiento antisociales (crimen, delincuencia,..), y otros consideran que no es la causa sino la consecuencia. Algunos estudios muestran que la violencia estaba asociada con personas de alta autoestima, pero que una alta autoestima no predecía un comportamiento violento. Algunas características de las personas con alta/baja autoestima son: Personas con alta autoestima Persistentes y resistentes al fracaso Emocional y afectivamente estables Menos flexibles y maleables Menos fácilmente influenciables y más difíciles de persuadir No se les supone un conflicto querer y obtener éxito y aprobación Reacciona positivamente a una vida alegre y de éxito Minuciosos, con un autoconcepto estable y consistente Motivados al autoensalzamiento

Personas con baja autoestima Vulnerable al impacto de las situaciones diarias Muy cambiantes en cuanto a las emociones y el estado de animo Flexibles y maleables Fáciles de persuadir e influir. Desean el éxito y la aprobación pero se muestran escépticos ante ello Reaccionan negativamente a la vida alegre y de éxito Con un autoconcepto inconsistente e inestable Con una motivación autoprotectora

Aunque es posible que la autoestima produzca sentimientos positivos, también lo es que dichos sentimientos aumenten la autoestima. La mayoría de los investigadores que defienden que suele ser más importante sentirse bien con uno mismo que tener una imagen precisa de cómo es uno, reconocen que cuando hay que tomar una decisión importante las personas se ajustan más a la realidad que a sus ilusiones, en línea con lo que propone la teoría de la autoverificación.

3. Del autoconcepto a la identidad social El autoconcepto incluye los roles que desempeñamos a lo largo de nuestra vida y los grupos a los que pertenecemos. No podríamos llegar a un conocimiento completo de cómo somos si no incluimos en el autoconcepto nuestra pertenencia grupal, lo que sentimos por dichos grupos, etc.. es decir, la identidad social. La identidad social está abordada aquí desde dos teorías; la teoría de la identidad social (TIS) y la teoría de la autocategorización. ¿Qué es la identidad? La identidad es una construcción altamente personal desarrollada a través de la integración de varias identificaciones y des-identificaciones con otras personas significativas y grupos de referencia, y una construcción social generada a través de la interiorización de roles y del reflejo de las valoraciones de otros. La identidad es un conocimiento que se construye: - De manera principalmente personal: tiene como primer objetivo al individuo - Teniendo en cuenta otras personas y/o grupos con los cuales el individuo se siente identificado - Incluyendo el rol que el individuo desempeña en un momento determinado y a lo largo de la vida - En un contexto relacional Independientemente de la cultura, todas las personas tienen la necesidad de crear y mantener una identidad propia. Desde la teoría de la Autocategorización, cuando alguien se categoriza a si mismo teniendo en cuenta sólo su identidad personal, significa que se percibe diferente a los demás. En culturas colectivistas asiáticas las personas tienen un autoconcepto interdependiente, mientras que en las individualistas el autoconcepto es independiente. El independiente pone énfasis en: a) aspectos internos (habilidades y pensamientos), b) ser único y expresar el yo (autoafirmación), c) realizar atribuciones internas y perseguir metas, y d) ser directo en la comunicación. El interdependiente enfatiza: a) características externas (estatus, roles), b) formar parte de un grupo y actuar en consecuencia, c) ocupar el lugar que le ha sido asignado, y d) ser indirecto en la comunicación. Los colectivistas son interdependientes pero sólo en relación a su grupo. Los individualistas puntúan bajo en el constructo que evalúa el deber hacia el endogrupo, pero tienen un autoconcepto con un matiz relacional, sobre todo los horizontales (viven en sociedades con baja distancia jerárquica). Ser voluntariamente interdependiente es congruente con los valores individualistas. La interdependencia está relacionada con contextos de baja distancia jerárquica. El autoconcepto es la idea global del yo, mientras que la identidad sería algo más restrictivo. El autoconcepto incluiría varias identidades, pero no al revés. ¿Qué es la identidad social? La identidad social es una clase específica de identidad. Hay dos tipos de identidades que definen a su vez distintos tipos de autoconcepto.

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Identidad personal: define el autoconcepto en términos de rasgos y relaciones personales Identidad social: es la parte del autoconcepto que deriva de la pertenencia a grupos sociales

Brewer y Gardner distinguieron los siguientes autoconceptos: - Autoconcepto individual: Incluye las características personales que diferencias a una persona de otras. - Autoconcepto relacional: Se refiere a relaciones diádicas con otras personas que son significativas para nosotros. - Autoconcepto colectivo: Viene definido por la pertenencia grupal y diferencia el “nosotros” del “ellos”. La teoría de la identidad social (TIS) Son tres los conceptos básicos de la TIS: la categorización social, la identidad social, y la comparación social. La idea básica de la teoría es que las personas se categorizar a si mismas como pertenecientes a la vez a diferentes grupos o categorías sociales. Dicha pertenencia constituye parte de su autoconcepto. La identidad social se forma entonces por la pertenencia a uno o varios grupos. Que sea positiva o negativa dependerá de la valoración que el individuo haga del grupo o grupos a los que pertenece en comparación con otros grupos (comparación social). La categorización social La categorización es un proceso cognitivo por le cual se agrupan objetos, personas o acontecimientos que se consideran equivalentes. Es a través de la categorización como los individuos construyen su identidad social (hace más fácil la percepción de la realidad social). La categorización social puede explicar que se produzcan distinciones entre grupos, pero no puede esclarecer porque se valora positivamente al endogrupo y negativamente al exogrupo. Los efectos positivos o negativos de la pertenencia a una categoría no dependen tanto del contexto social como de la comparación del propio grupo con otros. La identidad social Se refiere a la parte del autoconcepto individual que deriva del conocimiento de la pertenencia a un grupo social junto con el significado emocional y valorativo que conlleva dicha pertenencia. El conocimiento de la pertenencia al grupo y el significado valorativo incluidos en la definición se adquieren gracias a los procesos de comparación social que se producen entre el grupo al cual pertenece cada individuo y aquellos a los que no pertenece. Distinguen entre dos tipos de identidades; identidad personal (el yo como individuo único) e identidad social (el yo como miembro de uno o más grupos). Según la TIS las personas se definen a si mismas en función de la pertenencia a un grupo. La identidad social positiva en una comparación social se puede alcanzar por la distinción positiva del propio grupo ante otros sin que se produzca necesariamente una discriminación negativa hacia el exogrupo. La comparación social La comparación social es el proceso por el cual las personas tienden a compararse a si mismas con otras. Tajfel hace uso del concepto de comparación social para explicar el proceso que lleva a las personas a evaluar a su propio grupo. Es una propuesta para extender la teoría de la comparación social de Festinger a un nivel intergrupal. Desde la concepción de Tajfel, la identidad social sólo será positiva si las

características que tiene el propio grupo son positivas, pero en comparación con otro u otros grupos. No sólo se trata de ser diferente, sino también de ser el mejor. La teoría de la autocategorización La TIS sostiene que las conductas sociales se articulan dentro de un continuo interpersonal-intergrupal, según el cual en ocasiones nos comportamos en función de la pertenencia a un grupo, y en otras en función de nuestras preferencias individuales. La teoría de la autocategorización o categorización del yo de Turner trata de explicar cual es el proceso que lleva a las personas a incluirse en una u otra categoría. Esta teoría pone su atención en como las personas son capaces de llegar a actuar como un grupo. Su hipótesis básica afirma que esto se consigue gracias a un cambio en el nivel de abstracción o inclusividad del autoconcepto: de la identidad personal se pasaría, mediante una elaboración socio-cognitiva, a la identidad social, y la conducta interpersonal se transformaría en conducta intergrupal, es decir, el individuo se despersonaliza (deja de verse como persona individual) y empezaría a verse como miembro intercambiable de un grupo o categoría social. Las categorizaciones que forman el autoconcepto (auto-categorizaciones) se hallan en tres niveles distintos de abstracción: - El supraordenado: es el más amplio o abstracto (el individuo se autocategoriza como ser humano y diferente de otras especies) - El intermedio: que correspondería a la identidad social (el individuo se categoriza a si mismo y a otros basándose en las semejanzas con miembros de unas categorías y en las diferencias con miembros de otras) - El subordinado: que es el de menor inclusividad y correspondería a la identidad personal (el individuo se auto-categoriza como persona única y diferente de los demás miembros del grupo). El comportamiento grupal sería, según Turner, un cambio en el nivel de abstracción, llevado a una despersonalización pero sin perder la identidad individual. El prototipo define las características típicas asociadas con la pertenencia al grupo. La TIS y la teoría de la categorización del yo nos muestran que la identidad social y el comportamiento que realizamos en función de los grupos a los que pertenecemos son también parte de nuestro autoconcepto.

4. La relación entre identidad personal e identidad social La perspectiva tradicional de la TIS considera la identidad personal y la identidad social como dos aspectos separados del autoconcepto global del individuo. Cuando las personas de un grupo de bajo estatus se sienten amenazadas en una dimensiones en la que su grupo está negativamente estereotipado (no tienen una identidad social positiva) pueden potenciar su identidad personal mediante la autoafirmación individual, aumentado su autoestima personal y su motivación para hacer mejor las cosas en dicha dimensión. La fusión de la identidad presupone un alto grado de identificación con el grupo (el grupo como una exteriorización de uno mismo).

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