TEMA: EL SEÑOR EN SU SOBERANIA SE DEJA VER POR EL HOMBRE. VI YO AL SEÑOR. TEXTO: Isaías 6:1-7

Día: 02 de septiembre de 2012 _________________________________________________________________________________________________________ TEMA: “EL SE

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Día: 02 de septiembre de 2012

_________________________________________________________________________________________________________ TEMA:

“EL SEÑOR EN SU SOBERANIA SE DEJA VER POR EL HOMBRE”. “VI YO AL SEÑOR”. Isaías 6:1-7

TEXTO:

“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: !!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”. (VRV 1960) 1

6 Yo, Isaías, vi a Dios sentado en un trono muy alto, y el templo quedó cubierto bajo su capa. Esto me sucedió en el año en que murió el rey Ozías. 2 Vi además a unos serafines que volaban por encima de Dios. Cada uno tenía seis alas: con dos alas volaban, con otras dos se cubrían la cara, y con las otras dos se cubrían de la cintura para abajo. 3 Con fuerte voz se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo
 es el Dios único de Israel,
 el Dios del universo;
 ¡toda la tierra está llena de su poder!» 4 Mientras ellos alababan a Dios, temblaban las puertas del templo, y éste se llenó de humo. 5 Entonces exclamé: «¡Ahora sí voy a morir!
 Porque yo, que soy un hombre pecador
 y vivo en medio de un pueblo pecador,
 he visto al rey del universo,
 al Dios todopoderoso». 6 En ese momento, uno de los serafines voló hacia mí. Traía en su mano unas tenazas, y en ellas llevaba una brasa que había tomado del fuego del altar. 7 Con esa brasa me tocó los labios, y me dijo: «Esta brasa ha tocado tus labios.
 Con ella, Dios ha quitado tu maldad
 y ha perdonado tus pecados». (TLA)

Introducción: 1. 2. 3. 4.

Este es uno los pasajes más extraordinarios de la Biblia. El Señor muestra su complacencia de mostrarse a los que él quiere, y como él quiere. Al contemplar su Presencia cada uno deberá mostrar la determinación de ser diferente. Ninguno ha de contemplarse y seguir viviendo sin haber sido afectado por Su Presencia.

a-

Este día estamos en la Casa del Señor para ser testigos de Su Presencia.

Observemos esta escritura de la siguiente manera:

I- En primer lugar: “EL SEÑOR EN SU SOBERANIA SE DEJA VER”. A- En el Antiguo Testamento vemos como El consintió en ser visto por algunos. Observe los siguientes ejemplos… 1

1.

2.

Jacob lo vio y luchó con él. (Génesis 33:24-30) a- Su apariencia fue como la de “un hombre”. Moisés, Araón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos lo vieron. (Éxodo 24:9-11) “Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron”

a- Setenta y cuatro hombres le vieron.  Departieron de una comida festiva en Su Presencia.  “Vieron sus pies”. Esto es una descripción vaga. Se nos dice más de lo que estaba debajo de sus pies que cualquier otra cosa. 3.

Gedeón tomó conciencia de haber visto “al ángel de Dios cara a cara”. (Jueces 13:21-21) a- Se le aseguró que no moriría a causa a de haberle visto. (versículo 23)

4.

Manoa y su esposa, quienes se convertirían en los padres de Sansón, se asombraron de no haber muerto por haberle visto como “el ángel del Señor”. (Jueces 13:21-23)

5.

Isaías lo vio sentado en Su trono alto y sublime. a- Los ángeles se dedicaron a exaltar lo que le rodeaba, más que a describir aspectos físicos de él.

6.

Juan el Apóstol, dijo: 17 “Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra

sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas”. (Apocalipsis 1:10-19)

B- Usted y yo no somos el profeta Isaías, ni ninguno de los otros mencionados; pero Dios se nos ha aparecido por medio de Jesucristo, por Su Espíritu Santo, y por Su Palabra. . 1.

Esto se describe de una manera patente en el libro de Hebreos. El escritor dijo: 1 “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. 5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?”. (1:1-5)

2

2.

El día en que el Señor Jesús se bautizó, los cielos fueron abiertos, y se dejó oír una voz que decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. (Mateo 3:17) a- Esto demuestra la perfección que había tenido durante sus treinta años que había vivido en Nazareth. b- Para tener cielos abiertos sobre nuestras cabezas, es menester que seamos hallados en un estado de “complacencia” para con el Padre.

3.

Jesús dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.

II- En segundo lugar: “EL ESTADO CONFESO DE ISAIAS”.

A- Al ver a Dios descubrió su propia impureza, al contemplar Su pureza.

1.

La revelación que le fue dada fue de impureza y de incapacidad en palabra y obra.

2.

Había estado ocupado pronunciando seis “ayes” sobre otros, pero se reservó el séptimo para sí.

3.

Lo que él confiesa no es lo que había hecho, sino lo que era.

B- Reconoció las consecuencias de ver a Dios cara a cara, y se asustó. (Éxodo 33:20)

“Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá”.

1.

El mismo efecto se produjo en otros por la presencia de Dios. a- “Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó: — ¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara!”. (Jueces 6:22) b- — ¡Estamos condenados a morir! —le dijo a su esposa—. ¡Hemos visto a Dios!”. (Jueces 13:22)

c- “De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza”. (Job 42:5-6) d- “Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: — ¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!”. (Lucas 5:8) e- “¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén”. (Apocalipsis 1:7) 3

2.

Esta terrible visión de la majestad divina sobrecogió al profeta con una sensación de su propia vileza. a- Estamos acabados si no hay un Mediador entre nosotros y este Dios santo. b- Un vistazo de la gloria celestial basta para convencernos que toda nuestra justicia es como trapos de inmundicia. c- Tampoco hay un hombre que se atreva a hablarle al Señor, si ve la justicia, la santidad, y la majestad de Dios, sin discernir su gloriosa misericordia y gracia en Jesucristo.

C- El Señor le limpió la boca y el corazón, y lo hizo digno de permanecer en Su Presencia. (Levítico 16:12; Jeremías 1:9) 1.

“Luego tomará del altar que está ante el Señor un incensario lleno de brasas, junto con dos puñados llenos de incienso aromático en polvo, y los llevará tras la cortina; colocará entonces el incienso sobre el fuego, en presencia del Señor, para que la nube de incienso cubra el propiciatorio que está sobre el arca del pacto. De esa manera Aarón no morirá”. (Levítico 16:12-13)

2.

“Luego extendió el Señor la mano y, tocándome la boca, me dijo: «He puesto en tu boca mis palabras”. (Jeremías 1:9)

D- Todo el que se acerca a Dios ha de estar seguro que sus pecados han sido perdonados, y su corazón limpiado. 1.

El carbón encendido puede denotar la seguridad del perdón y la aceptación en su obra, que se da al profeta por medio de la expiación de Cristo.

2.

Nada es poderoso para limpiar y consolar al alma sino lo que se toma de la satisfacción hecha por Cristo y su intercesión.

3.

Quitar el pecado es necesario para que hablemos con confianza y comodidad, sea a Dios en oración o de parte de Dios al predicar; y a los que se quejan de su pecado como carga, y se ven en peligro de ser condenados por él, les será quitado.

III- En tercer lugar: “LAS CONDICIONES EXISTENTES DEL PUEBLO DE ISAIAS CUANDO VIO AL SEÑOR, SON SIMILARES A LAS DE NUESTRA NACION”.

A-

A manera de ejemplo.

1.

Les leo de Isaías capítulo 1: 2” Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene 4

conocimiento. 4 !Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. 5 ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. 6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. 7 Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. 8 Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. 9 Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra”. (VRV 1960) IV- En cuarto lugar: “LA BONDAD DEL SEÑOR SOBRE ISAIAS TAMBIEN ESTA A NUESTRO ALCANCE EL DIA DE HOY”. A-

En la 1ª. Carta de Juan 1:9 leemos: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

B-

En la 1ª. Carta de Juan 2:1y 2 leemos: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.

1.

Al reconocer Su santidad y nuestro pecado, justo es proceder al arrepentimiento. Será hasta entonces que el temor de estar en Su Presencia se alejará de nosotros, y la disfrutaremos y la anhelaremos. a- La gracia de Dios es suficiente en este día entre nosotros. b- El resultado de verle es que volveremos por reconocer que no podemos seguir siendo lo mismo de lo que fuimos ayer.

Ilustración: Los hombres que vieron a Dios. En una aldea vivían dos hombres que continuamente se peleaban y no podían vivir sin ofenderse el uno al otro. A cada rato, por cualquier motivo, surgía una pelea. La vida se hacía insoportable para los dos, pero también para todo el barrio. Un día, algunos ancianos le dijeron a uno de los dos: “La única solución es que tú vayas a encontrarte con Dios”. “De acuerdo,- contestó el hombre- pero ¿dónde? “Basta que tú subas allá arriba, a la cumbre de la montaña, para encontrarte con Dios. Después de algunos días de camino difícil y fatigoso, aquel hombre llegó a la cumbre de la montaña. Dios lo estaba esperando allá, arriba. El hombre cuando vio a Dios no quería creer. Se frotó los ojos para ver mejor. Pero, no había alguna duda. Dios tenía el rostro de su vecino tan antipático e intratable. Lo que Dios le dijo, nadie lo sabe, Pero cuando volvió a su pueblo ya no era el mismo hombre que antes. 5

Sin embargo, no obstante su amabilidad y deseo de reconciliación, todo seguía casi como antes porque el vecino inventaba continuamente nuevos pretextos para discutir y pelear. Los ancianos se dijeron entonces: “Es necesario que también el otro vaya a ver a Dios” Lograron convencerlo y también el vecino partió por la montaña para ver a Dios. Y allá arriba también él descubrió que Dios tenía el rostro de su, tan odiado, vecino. Desde aquel día todo ha cambiado y la paz reinó en aquel barrio… Es en verdad un gran acto de fe creer de veras que nuestros hermanos, también los más difíciles, son imagen del mismo Dios. Pero bastaría creer esto para que el mundo caminara en paz. Hay que creer sin ver y creer aún cuando el rostro de Dios esté cubierto de barro y de lodo mal oliente. Si hubiéramos tirado un puñado de piedras preciosas en un chiquero y los chanchos las hubieran pisado y cubiertas de fango, no por eso dejarían de ser perlas preciosas. Así es el rostro de nuestros hermanos que, aunque ensuciados por el pecado, son siempre imagen y semejanza de Dios. Hay que creer que detrás de unas apariencias fes y antipáticas está escondido el mismo rostro del Hijo de Dios

Que el Señor les bendiga. Hno. Orlando

6

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