Temas de Literatura Griega

Temas de Literatura Griega 1. La poesía épica 1.1 Homero: Aedo y poeta oral 1.2 La Ilíada y la Odisea: temática. El héroe homérico 1.3 Hesíodo 2. L

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Temas de Literatura Griega

1. La poesía épica 1.1 Homero: Aedo y poeta oral 1.2 La Ilíada y la Odisea: temática. El héroe homérico 1.3 Hesíodo

2. La poesía lírica 2.1 Rasgos generales de la poesía monódica: Safo 2.2 Rasgos generales de la poesía elegíaca: Solón y Teognis 2.3 Rasgos generales de la poesía yámbica: Arquíloco 2.4 Rasgos generales de la poesía coral: Píndaro

3. El drama ático: tragedia y comedia 3.1 Introducción 3.2 Esquilo 3.3 Sófocles 3.4 Eurípides 3.5 La Comedia 3.6 Aristófanes

4. Historiografía 4.1. Heródoto 4.2 Tucídides 4.3 Jenofonte

5. La oratoria: Lisias, Isócrates, Demóstenes 5.1 El nacimiento de la sofística 5.2 Influencia de la sofística en la oratoria: Gorgias 5.3 Atenas, patria de la oratoria 5.4 Lisias 5.5 Isócrates 5.6 Demóstenes

6. Platón y el diálogo platónico

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1. LA POESÍA ÉPICA 1.1 Homero: Aedo y poeta oral Sin duda alguna hubo manifestaciones poéticas en Grecia antes de Homero. los mismos poemas homéricos aluden a veces o suponen implícitamente la existencia de otros cantos, Hubo, pues, formas épicas y líricas de las que no tenemos testimonio directo, ya que durante siglos la transmisión fue de carácter oral. La aparición y difusión de la escritura permitió la fijación escrita de las creaciones poéticas. Este hecho debió producirse entre los siglos IX-VIII a. C., al entrar los griegos en contacto con los fenicios, de quienes tomaron el alfabeto. Esta es también la fecha que generalmente se admite como muy probable para los poemas homéricos: la ILIADA y la ODISEA. Los poemas homéricos han sido objeto de atentísimos estudios desde la Antigüedad hasta nuestros días; estos estudios han dado origen a técnicas de investigación literaria muy delicadas, que han tenido aplicación muy eficaz en otros géneros y en otras literaturas. Pero a pesar de tan arduos trabajos, siguen, sin embargo, en pie numerosos problemas en torno a los poemas homéricos en sus diversos aspectos. Enumeraremos a continuación los más significativos: a)Personalidad de Homero. Los debates sobre su existencia se han venido planteando desde la época Alejandrina hasta nuestros días. Muchos críticos han llegado incluso a negar la existencia de Homero, afirmando que sólo es un "nombre". Sin embargo la presencia del poeta se deja sentir en el tratamiento de datos legendarios y en la creación y reinterpretación de tipos, así como en la organización de los poemas (especialmente la ILIADA) centrados en torno a un tema. En cuanto a su vida, se cree que probablemente habría sido un rapsoda, y como tal, habría conocido algo de mundo, vinculado a las cortes principescas de su tiempo. Sobre las siete ciudades que se disputan el honor de ser su cuna, Esmirna tiene mucho a su favor, y, en todo caso, puede designar el ámbito poético del Asia Menor reflejado en los poemas. Una estancia prolongada en Quíos, así como su muerte en la isla de Ios, pueden ser datos históricos. Las noticias de su ceguera es un rasgo típico de su leyenda (era conocido por el sobrenombre "el que no ve", traducción literal de la palabra Homero). Creemos que la época de su creación corresponde a la segunda mitad del siglo VIII a. C. b) La cuestión homérica. Todas las diferencias que en los poemas han planteado el problema histórico-literario conocido como la "cuestión homérica": ¿Son la ILIADA y la ODISEA obras de un mismo autor? Desde la época Helenística hasta el siglo XIX, las distintas corrientes e interpretaciones resultaron positivas para el mayor conocimiento de los poemas. Pero, es a partir del siglo XIX donde las teorías Analíticas, que niegan la unidad poética de la obra, encienden de nuevo el gran debate. Después de la Primera guerra mundial se comenzó a considerar la unidad de las epopeyas homéricas, con las llamadas teorías Unitarias. En resumen, Homero es una terminación y un comienzo, y más de una discrepancia de su obra se explica por esta razón. Las raíces de su creación se hunden profundamente en la antigua esfera de la canción heroica oral. c) Transmisión de los poemas. Hasta la época Alejandrina, en que se acometieron estudios cuidadosos de los poemas y se fijó el texto de los mismos, la transmisión del legado homérico se realizó de una forma un tanto incierta. Primero por los rapsodas o recitadores, más tarde por los maestros de escuela como texto escolar básico, y sobre todo por las "ediciones especiales" de cada ciudad con destino a los concursos de recitadores en las fiestas locales que habían dado lugar a la proliferación de variantes e interpolaciones en los textos. La pregunta sigue viva: ¿Cuál fue el texto primero y original de los poemas? d) La lengua homérica. Es una lengua artificial, es decir, que no ha sido hablada en ningún momento por ningún grupo humano: es una lengua literaria, utilizada con fines estrictamente poéticos y que se quedó como vehículo de expresión propio de las formas épicas y que influyó poderosamente en la formación de las restantes lenguas literarias. Pero, ¿Cómo se originó? La respuesta queda abierta a la Crítica Literaria del pasado, presente y para el futuro.

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e) La métrica homérica. La forma métrica de los poemas es el hexámetro dactílico, utilizado en series indefinidas de versos. La cuestión está en quien elaboró esta forma métrica. Constituye una creación sumamente tan delicada que no puede ser en manera alguna la invención de un solo poeta, por genial que éste fuera. Por otra parte, no se adapta fácilmente al ritmo natural de la lengua griega. Incluso se defiende la posibilidad de que ya fuera utilizado por los cantores aqueos en el II milenio a.C., pero en definitiva su origen y elaboración son todavía inciertos. Estos son los problemas más considerados por la Crítica y de difícil solución, no sólo ahora, sino por siempre. Haciendo un análisis de los poemas desde el punto de vista de la poesía oral, podemos percibir que no surgieron por sí solos, sino que suponen la cristalización de una larguísima tradición épica de carácter oral, que se inició probablemente a mediados del II milenio a. C. Aparte de suponer un largo proceso de creación poética, estas obras son también el punto de transición desde la antigua poesía de los aedos o cantores (épica cantada), a la de los rapsodas o recitadores (épica recitada). En ambas epopeyas se habla de la gloria del héroe a través de la canción, pero ocurre de manera muy diversa. La ILIADA nos permite reconocer una etapa más temprana, en la que los héroes mismos cantaban. La ODISEA, en cambio, nos presenta a cantores profesionales, y, nos permite reconocer y conocer muchos aspectos acerca de la posición que ocupaba el cantor y la naturaleza de su exposición. Vemos al "aedo" vinculado a una corporación. Por lo general se trasladaría de una población a otra, como se nos presenta a Homero en relatos posteriores. Pero podía vincularse asimismo a la corte de un príncipe y adquirir allí un prestigio considerable. La pregunta decisiva es si debemos imaginarnos al "aedo" y otros cantores similares cantando de acuerdo con un texto fijo, o bien improvisando. Sabemos que la ILIADA y la ODISEA, aún en la época en que el libro ya se había desarrollado plenamente, se conservaban vivas principalmente gracias a la exposición oral de los "rapsodas" en la fiesta de los dioses. Estos rapsodas ya hace tiempo que no tañen la lira, sino que sostienen un bastón en la mano; no cantan, sino que recitan levantando la voz. Tienen una memoria extraordinaria y se hallan atados a un texto determinado, que en épocas antiguas imaginamos constituía el valioso patrimonio de algunas familias y gremios. Indudablemente, esta dependencia del texto no es absoluta. Si volvemos a remontarnos a los "aedos" prehoméricos, advertimos sin más una diferencia: al recitador con el bastón se le enfrenta el cantor con su lira. Pero, ¿de dónde toma el "aedo" el contenido de su canto? La base de estas investigaciones se vio notablemente ampliada por el libro de Maurice Bowra, Heroic Poetry (1952), que parte de un estudio de la poesía épica de todas partes del mundo como base de una investigación que se propone conocer los rasgos distintivos de la poesía épica oral. Una poesía de este tipo se encuentra en la mayoría de los pueblos de la tierra y en no pocos hasta el día de hoy. Siempre encontramos en el núcleo de tales canciones al "héroe" que se destaca frente a los demás por su valor y fuerza física. Sus acciones se hallan determinadas únicamente por el concepto, aún no problematizado, del honor. Esta poesía tiene su origen y cultivo por lo general en una clase alta de caballeros, que pasan la vida dedicados a la lucha, la caza y los placeres de la mesa, entre los cuales se cuenta asimismo la canción del cantor. Lo que se canta en tales círculos se convierte más tarde en patrimonio de la comunidad. En todos los casos, esta poesía heroica tiene la pretensión de narrar hechos verdaderos, y los fundamenta en la venerabilidad de la tradición o en la inspiración divina. En cuanto la forma, domina la narración en verso, cuya unidad no esta constituida por la estrofa, sino por el verso. Los discursos desempeñan un papel importante en el relato. Sin embargo, el rasgo principal lo constituye el papel dominante de elementos típicos. Entre éstos se cuenta el adjetivo tópico, la fórmula más extensa, que se repite una y otra vez, y las escenas características, tales como los preparativos, la partida, la boda y los funerales. Se trata de un arte artesano, que el maestro transmite al discípulo o, como ocurre con frecuencia, el padre al hijo. El cantor debe estar provisto de dos cosas: del conocimiento del tesoro de leyendas de su pueblo, y de la aparato de fórmulas adecuado. Pero esto es todo; no cuenta con un texto prefijado y crea su canción

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de nuevo en cada actuación. Naturalmente, para ello se basa por lo general en lo que él y otros han cantado, pero nunca se halla atado a un texto que simplemente tendría que reproducir. Va variando constantemente su texto, y, por lo general, esto supone la ampliación de lo anteriormente cantado. En conclusión, lo que exponían los "cantores" no era una poesía prefijada de una vez para siempre, sino un relato oral que cada vez volvía a configurarse de nuevo y que, con el auxilio de numerosas fórmulas elaboraba los temas tomados de entre un conjunto de leyendas muy desarrollado, tomando la forma de una tradición artesana. Esta poesía responde por completo a un carácter oral (los norteamericanos hablan de oral composition), y ello incluso en el caso de que se conociera la escritura en amplios círculos.

1.2 La Ilíada y la Odisea: temática. El héroe homérico

La Ilíada es un poema épico en torno a la legendaria guerra de Troya. Su fondo histórico es innegable hoy día, sobre todo tras el hallazgo del estrato denominado” TROYA VIIa “por el arqueólogo Schliemann, que se ha identificado con la Troya Homérica, y narra la conquista de esta ciudad por los griegos. El tema inmediato de la obra es el enfrentamiento entre Agamenón y Aquiles -dos héroes griegos- y sus consecuencias, enmarcado dentro de otra acción más general como es la guerra de Troya. Ambas están admirablemente entretejidas y mezcladas con todo el aparato divino. En el Canto I se presenta la cólera de Aquiles motivada por la pérdida de la esclava Briseida, arrebatada por Agamenón, que le había correspondido en el reparto de un botín y la petición de ayuda a su madre Tetis, una semidiosa, quién logra de Zeus la promesa de vengar la afrenta que Agamenón ha infringido a su hijo, haciendo que los griegos sufran descalabros. Este plan de Zeus no se cumplirá hasta el Canto XI, mientras tanto tienen lugar diversas descripciones, revistas de tropas, proezas de caudillos griegos y troyanos, escenas en el palacio de Troya ( por ejemplo la despedida de Héctor y Andrómaca del Canto VI ) o en el campamento griego, disputas entre los dioses favoreciendo a unos u otros, etc. La retirada de Aquiles de la guerra no supone inmediatamente una derrota de los griegos, sino que hasta el Canto VI son más bien los troyanos los que pasan apuros. Tras una serie de alternativas y viéndose la situación insostenible para los griegos, en el Canto XI deciden enviar una embajada a Aquiles para rogarle que vuelva al combate, prometiéndole a su esclava y otros regalos, pero éste se niega. En los Cantos siguientes alternan las victorias griegas y troyanas de acuerdo con las ayudas de los diferentes dioses. Por fin ,en el Canto XVI, Aquiles permite a Patroclo, su amigo y compañero, que intervenga en la batalla, y logra alejar a los troyanos de las naves griegas ocasionando una gran matanza de enemigos, pero éste cae a manos de Héctor, hijo de Príamo ( rey de Troya ) y hermano de Paris, ayudado por Apolo. Cuando Aquiles se entera de la muerte de Patroclo, en el Canto XVIII, desesperado decide volver al combate con afán de venganza, y así se llega al punto culminante de la acción, que es la muerte de Héctor, en el Canto XXII. En el Canto XXIII se narran los funerales de Patroclo y los juegos fúnebres celebrados en su honor. La obra termina en el Canto XXIV donde el rey Príamo se humilla ante Aquiles suplicándole que le devuelva el cadáver de su hijo Héctor. No obstante la guerra continua, pero los datos que nos han llegado de ella son fragmentarios. En la Ilíada, la guerra de Troya , que transcurre en su noveno año, se nos presenta casi con la novedad del primer día : así la narración de los contingentes de ambos ejércitos, en el Canto II ( Catálogo de las naves ); o el duelo entre Paris, raptor de Helena, y Menelao, esposo enamorado de ella, en el Canto III; o bien las intervenciones de otros caudillos como Diomedes, Ayax, Ulises, Idomeneo, etc., cuyas apariciones constituyen auténticas “novelitas” o narraciones aparte. En la narración abundan, además, pasajes descriptivos, por ejemplo de la “copa de Néstor” o del “escudo de Aquiles”, que hacen crecer el suspense, por un lado, e introducen cierto relax en el clima tenso de las luchas. No obstante el conjunto de la obra refleja cierta unidad, por ejemplo con la idea siempre presente de que Troya caerá y será arrasada, hecho que coincide con el desmoronamiento y muerte de Héctor. El tema central de la Odisea es el accidentado regreso de Ulises de Troya, perseguido por Poseidón, su llegada a Ítaca y la venganza de los pretendientes ávidos de ocupar su puesto en el trono y en el corazón de su esposa. Es un tema típico de relatos populares en muchas literaturas, que en el caso de la Odisea parece que el personaje de Ulises, como protagonista de la leyenda del héroe que regresa, es muy antiguo, conocido sin duda antes de la guerra de Troya. Este tema se iría ampliando con material folklórico de distintas procedencias, así se han encontrado semejanzas con la epopeya babilónica, o con

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las leyendas hititas y egipcias. Esta historia del retorno y venganza de un héroe y sus aventuras fabulosas se integra dentro del ciclo troyano, haciendo que su protagonista, Ulises, fuese uno de los héroes aqueos que vuelven a su patria tras la toma de Troya. La Odisea, bajo su forma actual, se compone de tres conjuntos épicos: 1) La Telemaquia (Cantos I-IV) especie de prólogo donde se narra la leyenda del regreso de los aqueos de la guerra de Troya. la tardanza de Ulises, la difícil situación creada en Ítaca, y los viajes de Telémaco en busca de noticias sobre su padre. 2) Los relatos en la corte de Alcinoo (Cantos V-XIII) adonde Ulises ha llegado en su largo peregrinar. Aquí relata Ulises todas las aventuras de su viaje desde la caída Troya, y tiene lugar la decisión de los dioses de acabar con las penalidades del héroe y dejarle arribar a su patria. En esta narración se encuentran los elementos más antiguos del folklore primitivo y está llena de evocaciones legendarias : los cíclopes, las sirenas, la bajada a los infiernos, las vacas del Sol devoradas por los compañeros de Ulises, etc. 3) La matanza de los pretendientes (Cantos XIII- XXIV), antes de la cual se produce la vuelta de Ulises a Ítaca, el regreso de Telémaco, el progresivo reconocimiento del héroe por sus leales, actitud insolente de los pretendientes, hasta que se llega , en el Canto XXII, al punto culminante de la acción con la victoria de Ulises, como un mendigo, en la prueba del arco y la posterior matanza de los que asediaban a su esposa y su patrimonio. En el Canto XXIII se produce el reconocimiento del héroe por su esposa, y en el XXIV se describe la llegada de los pretendientes al Hades, la visita de Ulises a su padre Laertes, y la pacificación de Ítaca cuando Ulises asume de nuevo el mando. *** Hermann FRÄNKEL nos ha presentado al hombre homérico en su sencillez y unidad, y en la forma incondicional de abrirse al mundo. En la Ilíada los seres humanos son más impenetrables y cerrados pero en la Odisea encontramos nuevos tonos de una mayor hondura psicológica, por ejemplo la delicadeza con la que es sugerida la naciente simpatía de Nausícaa por el forastero, el hecho de que Ulises ocupe el mismo asiento que un poco antes había ocupado el dios Hermes en la caverna de la ninfa Calipso, o la tendencia a acentuar la ironía cuando, en el Canto XVII, el porquerizo conduce a su señor, con aspecto de un mísero mendigo, a la ciudad. Un problema que se presenta es al preguntarnos por la conciencia individual y las posibilidades de decisión del héroe homérico. El lenguaje homérico no cuenta con ninguna expresión que equivalga plenamente a nuestra palabra “alma”. Lo que expresa con la palabra ψυχη es algo que aparece al morir el ser humano, cuando abandona al cuerpo para llevar una miserable existencia en el Hades, que mientras el ser humano vive es fuente de todos sus sentimientos y deseos, pero no se llega a saber nada sobre su naturaleza y dinamismo. Solo llegamos a captar aspectos parciales de ella, a los que se alude con términos como : θυµος - emociones -, φρην - diafragma como asiento de la actividad racional -, νους - pensamiento -, etc. Se ha señalado cierto paralelismo entre estas expresiones relativas a lo psíquico con la manera en que los personajes homéricos se refieren al cuerpo ; así la palabra σωµα aparece en Homero aplicada al cadáver, con lo cual tenemos otra parcialidad del significado global de este término. SNELL nos ha señalado esta manera de expresarse los personajes homéricos, pero no debemos sacar la conclusión de que en el mundo de Homero no se hubiera visto en absoluto la totalidad de una persona, al contrario los personajes de estos poemas poseen en alto grado la personalidad. El ser humano es sentido como una totalidad, que se halla incluida en cada una de sus partes por naturaleza, sin mediar ninguna reflexión. A la cuestión de la conciencia personal se vincula otra que se plantea hasta qué punto estos hombres toman decisiones propias y son responsables de ellas. La intervención de los dioses se halla tan ligada a la acción humana, es tan frecuente, que se ha querido negar toda existencia de decisiones propias a los personajes homéricos. Para aclarar esto hay que señalar aquellos momentos en los que el héroe homérico toma decisiones por sí mismo, como en Odisea 6 - 145 cuando Ulises decide la manera de asegurarse la ayuda de Nausícaa. Pero ¿ qué ocurre en los otros muchos casos en que un dios inspira, frena o alienta la acción del héroe ? No se puede plantear así la cuestión, pues la voluntad humana y los planes divinos se encuentran completamente entrelazados, y esta conexión es tan intima que toda separación basada en criterios lógicos destruiría la unidad que supone esta visión del mundo. No obstante ambas esferas, la divina y la humana, pueden llegar a contraponerse, pero no es lícito aislar a una de ellas, puesto que la vinculación entre ambas se hace de una manera irreflexiva.

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También se puede ver una diferencia entre Ilíada y Odisea en este tema, pues en la segunda no solo el ser humano se ha vuelto más autónomo, sino también los dioses, y es el hombre mismo quién decide su proceder y es responsable de él. Snell piensa que la poesía homérica refleja una concepción del poeta de un individuo dotado de conceptos psicológicos elementales, los cuales serán compartidos por el público de Homero y, en general, por toda la sociedad homérica. Poco a poco , a través de la lírica, poeta, público y sociedad iría aumentando esos conceptos hasta alcanzar la plenitud de los atributos psicológicos. Por ejemplo en el vocabulario homérico faltarán términos para designar la introspección, es decir la interiorización de ciertas actuaciones que le afectan sin saber porqué : las pasiones o emociones que actúan sobre él no se comprende y el hombre homérico las atribuye a causas externas. El héroe homérico no se siente sujeto sino objeto de acciones que le afectan, y cree que una fuerza exterior opera sobre él. Temática de la poesía homérica y la realidad histórica: La poesía homérica ha sido redactada en el s. VIII a. C. y tanto por su contenido como por su temática no pretende ser una poesía contemporánea y sí una poesía histórica. Hay un contraste entre el mundo contemporáneo y aquello a que el autor quiere referirlo, no obstante este mundo contemporáneo irrumpe en la poesía homérica aun en contra de la intención del autor. El poeta quiere referir un pasado que es la Grecia de mediados del II milenio a. C., donde se había forjado la mayor parte de la mitología griega, pero ¿ constituye ésta un recuerdo histórico concreto? ¿es histórica la referencia de los poemas a la guerra de Troya y las peripecias de sus héroes? A finales del s. XIX, SCHLIEMANN sostuvo que la poesía homérica comportaba al menos un fondo de veracidad histórica, y tras diversas excavaciones encontró en la zona de Troya restos identificables con la Troya homérica. Tras él BLEGEN concluyó que un estrato arqueológico, llamado VII A, datado en 1200 a. C., fecha de la destrucción de Troya, coincide con la Troya homérica. También se ha intentado buscar un testimonio escrito, contemporáneo de la guerra de Troya, y se creyó encontrar en unos textos hititas hacia el 1200 a.C. PAGE fue el principal impulsor de estas ideas y aportó varios nombres que, procedentes de estos textos, coincidían con los de los hechos históricos : Ahiyawa (acaia = tierra de los aqueos) y Truisa (Troya). Además Assuwa podría ser una comarca de Asia Menor a la que pertenecería Troya como cabeza de partido. No obstante, debido a las objeciones planteadas por los adversarios de estas ideas, el problema de la historicidad de los poemas homéricos sigue sin resolverse y últimamente se ha estudiado la guerra de Troya tomando como argumento la literatura comparada, aunque este tipo de estudio presenta como dificultad la heterogeneidad de los poemas épicos que se conocen : unos históricos ( poema del Cid ) y otros ahistóricos ( Chanson de Roland ). La sociedad reflejada en la poesía homérica y su correlato en la realidad social griega: El punto de partida para su conocimiento seria el estudio de la arqueología y las tablillas micénicas, es decir los materiales de ambos periodos y las instituciones que aparecen, pero es difícil por la escasez de información. Se puede deducir lo siguiente: En cuanto a la estructura política la poesía homérica la recoge bien referida al periodo micénico, donde hay una civilización Palacial cuya cabeza visible es el Rey, rodeado de una Nobleza nombrada por él con carácter reversible y un complejo aparato burocrático, pero no existe una estructura religiosa autónoma, ya que el sacerdocio está sometido al poder real. El paralelo en los poemas homéricos lo tenemos en la descripción del reino de Menelao. La monarquía arcaica apenas la conocemos y es difícil ver rasgos comunes con la micénica. En cuanto a la organización social del mundo micénico la podemos ver clara en los poemas homéricos, y está centrada en la unidad de cultivo familiar ( οικος ). El campesino es libre y posee una cantidad de tierra autosuficiente, es autárquico. En el oikos se producen los alimentos y vestidos necesarios. Se dispone de algún esclavo, que apenas se ocupa de la tierra, con carácter doméstico haciendo labores complementarias. De otro lado están los artesanos, hombres libres que incluyen desde el médico al carpintero o al poeta, y el terrateniente, que recurre a los jornaleros para el cultivo de la tierra.

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Por su parte la poesía homérica refleja situaciones complejas que no siempre son repartibles entre la parte heroica y la histórica, pues la primera tiende a reflejar la situación Palacial y la segunda la del oikos. Se suele decir que la Odisea refleja una proximidad del señor al campesino que no se da en las tablillas micénicas, por ejemplo cuando Odiseo desafía a Eurímaco para ver quién labra mejor la tierra. ¿Hasta qué punto quedan en la Odisea situaciones de explotación agrícola comunitaria? Está por investigar y THOMSON cree que se trata de una explotación individual donde la propiedad no es privada; lo claro es que debieron existir otras formas de explotación distintos del oikos.

1.3 HESÍODO Conectado desde antiguo con Homero aparece entre la segunda mitad del siglo VIII a.C. y la primera del siglo VII a.C. la figura de Hesíodo. Ambos tienen en común la métrica en hexámetros, el lenguaje épico y las coincidencias formales, pero también se pueden observar diferencias como:

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el mundo mostrado por la poesía de Hesíodo es el de su propia época y país, mientras Homero se refiere al legendario pasado. Hesíodo nos muestra en su poesía sus propias inquietudes, y Homero apenas refleja su personalidad en sus versos. Mientras Hesíodo es un personaje histórico del cual poseemos datos de su vida, la existencia de Homero ha sido puesta en duda. Hesíodo pertenece al mundo de los pequeños campesinos beocios, que lucha por la vida en un suelo poco fértil y bajo el dominio de una nobleza arbitraria, por su parte Homero vive en las ciudades jonias enriquecidas por el comercio y la industria.

a) Vida y personalidad de Hesíodo:

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su padre era comerciante de Cime, ciudad de Asia Menor, que, arruinado, se trasladó a la región de Beocia donde consiguió alguna fortuna. mantuvo pleitos con su hermano Perses a causa de la herencia paterna, saliendo perjudicado. las Musas lo iniciaron en la poesía mientras cuidaba sus rebaños al pie del Helicón participó como aedo en los juegos fúnebres de Anfidamante, rey de Calcis, y ganó un trípode que dedicó a las Musas Heliconíadas.

b) Hesíodo y la crisis social y política de su época. Si observamos el mundo de Hesíodo se puede destacar como hecho más importante en esa época la consolidación de la “ polis “ griega como forma de convivencia, que sustituye a la de parentesco predominante en los poemas homéricos, lo cual se debe a tres causas principalmente: 1. 2. 3.

La aparición del comercio y del artesanado como actividades normales, frente a la agricultura. Del régimen monárquico de los reinos micénicos, pasamos a un predominio de las familias aristocráticas y a un incipiente sistema electivo. Los nuevos métodos de producción estimulados por la actividad colonizadora introducen nuevas formas de enriquecimiento económico.

c) El problema de la autenticidad de las obras de Hesíodo. El Escudo de Heracles desde antiguo se viene considerando como un poema no hesiódico viendo los rasgos distintos que presenta esta obra con respecto a las otras dos. Los críticos racionalistas del s. XIX han puesto de manifiesto la incoherencia de estos poemas y muchos filólogos han pensado que no eran tales, sino conglomerados de poemas. Especialmente se ha sostenido esto para la Teogonía. Para los Trabajos y Días se niega la paternidad hesiódica de la parte de los Días. La actitud unitaria, que piensa en Hesíodo como autor de estas tres obras, parte de dos supuestos: 1. 2.

La poesía griega arcaica era episódica por naturaleza, luego el que estos poemas se organicen por episodios no es prueba de que no haya un solo autor. Las fuertes interconexiones que hay entre los diferentes episodios.

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La cuestión es irresoluble, pues para pronunciarnos con certeza tendríamos que conocer bien la estética de la poesía griega arcaica al margen de la propia poesía, y esto no existe. Tanto analíticos como unitarios han exagerado defendiendo sus posturas y todo porque la poesía hexamétrica griega se prestaba muy bien a las adiciones, al ser muy formal, organizada en episodios y construidos estos sobre un corto número de esquemas. d) Influjo oriental sobre la poesía hesiódica. En la Teogonía aparecen mezcladas diversas generaciones de dioses, así se nos narra la violenta sustitución de Urano por Cronos y de éste por Zeus en lo que se conoce como mito de la sucesión, y desde los años 50 se ha visto que este mito encuentra su paralelo en poemas de oriente próximo. Concretamente son textos de las civilizaciones hitita y hurrita, datados a mediados del II milenio a.C.,que posiblemente no sean culturas creadoras sino que tomaron estos mitos de la civilización sumeria. Ambos mitos son el Mito del Reino Celeste y la Canción de Ullikummi que presentan sucesiones de dioses de manera violenta. Sobre esta influencia oriental de las obras hesiódicas hay tres interpretaciones: 1. 2. 3.

Influjo directo a través del padre de Hesíodo que en su estancia en Asia Menor pudo conectar con esta cultura. Influjo no directo, según el cual habría habido contactos entre el mundo micénico y el próximo oriente, claros en las artes plásticas y muy posibles a nivel de lengua y poesía oral. Pura coincidencia.

Tres son las obras que nos han llegado de Hesíodo a través de manuscritos medievales : la Teogonía, los Trabajos y Días, y el Escudo de Heracles, así como un buen número de fragmentos de otras once a él atribuidas. En la Teogonía canta Hesíodo el destronamiento de Urano por Cronos y de éste por Zeus, que se convierte en patrocinador del orden y la justicia, y amo del mundo. Este núcleo temático se entremezcla con elementos diversos : comienza con el origen del mundo, que se desarrolla a través de sucesivas uniones y descendencias entre las primitivas fuerzas de la naturaleza ( el Caos, La Noche, Las Tinieblas, el Éter, el Cielo...). Todo ofrece gran variedad de contenido que hace difícil, a veces, seguir el argumento. En los Trabajos y Días el punto de partida lo constituye la disputa de Hesíodo con su hermano Perses, que le ha desposeído de su patrimonio y logra sobornar a los jueces para que fallen a su favor cuando Hesíodo le lleva a juicio. Este hecho inicial es el pretexto para preguntarse en la obra por las fuerzas que rigen la existencia humana. Aparece también Zeus como ordenador del mundo y valedor de la justicia δικη - , lo cual es contradictorio con la injusticia que Hesíodo tiene alrededor. Aconseja también a su hermano que se deje de juicios y se busque el sustento con el trabajo honrado, y pone como ejemplo el mito de las dos Eris ( dos diosas, una buena, que ayuda a los hombres a superarse, y otra mala, que los conduce a la guerra). Con respecto a los infortunios del mundo habla del mito de las edades en las que la humanidad ha ido sucesivamente decayendo hasta su postración actual. Hace también unas consideraciones sobre los distintos tipos de trabajos y la forma de hacerlos más productivos. La posteridad ha tratado a Hesíodo de forma diferente : los griegos lo valoran como forjador de su mitología, en la Edad Media se copiaron abundantemente sus dos obras principales, y en la Edad Moderna se le consideró un precedente importante de los primeros filósofos griegos. Hoy se vuelve a Hesíodo para contrastar la mitología de algunos pueblos orientales.

2. LA POESÍA LÍRICA 2.1 Rasgos generales de la poesía monódica: SAFO Introducción: Este tipo de poesía hay que encuadrarla dentro de la poesía de la isla de Lesbos, que por sus características especiales, tanto en el contenido como en la forma, merece un trato aparte dentro de la lírica arcaica. En los siglos VII y VI a Cr. florece en este lugar una cultura propia y brillante que tiene en la lírica uno de sus mejores componentes con Alceo y Safo. Antes de estos se conocen dos famosos

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músicos lesbios: Terpandro y Arión. La poesía y el canto aparecen en principio muy ligados a ceremonias religiosas y rituales, de carácter popular. La parte más característica de la poesía de Alceo y Safo es monodia, compuesta en cortas estrofas y en variados pero simples metros, cantada y acompañada de instrumentos de cuerda.

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Es una poesía depurada, de gusto aristocrático y refinado que sabe valorar la sencillez, sin artificios. Es más personal que el resto de la lírica arcaica, tanto en autor como en tema. Está escrita en dialecto local lesbio, lo que contribuye a darle mayor naturalidad y sinceridad.

a. Instrumentos de acompañamiento de la lírica monódica: En el helenismo la expresión “lírico” tiene un sentido muy concreto : poesía cantada al son de la lira. Los alejandrinos reúnen a los poetas de lírica monódica y coral realizando creaciones en las que se supone como acompañamiento un instrumento de cuerdas que podía ser la lira (λυρα),la cítara (κιθαρις), o una especie de laúd (φορµιγξ), ya solo, ya con flauta (αυλος). b. Ocasiones de interpretación. Como se ha citado anteriormente es una poesía ligada a las ceremonias religiosas y rituales, de carácter popular, y el marco de interpretación lo constituían las procesiones religiosas, los concursos de todo tipo, las fiestas en honor del vencedor en los grandes juegos etc., para recordar antiguos mitos y cantar las glorias presentes de la patria. c. ANACREONTE. Separado de la lírica lesbia por más de medio siglo, Anacreonte se mueve en un mundo diverso, donde han desaparecido los ideales aristocráticos de Alceo y Safo, y en el que la presión de los persas obligó a los habitantes jonios de su ciudad ( Teos) a marchar a las costas tracias, donde este poeta inicia sus primeros versos. Más tarde Anacreonte dirige sus pasos a la corte de Polícrates en Samos, de donde parte hacia Atenas con el tirano Hiparco. Aquí el marco su la poesía lo constituye el distinguido simposio, muy de moda en la época de las tiranías, en el que se concede gran importancia al refinamiento de los modales en el banquete. Si Alceo recitaba poesía del arsenal en su círculo de combatientes, Anacreonte nada quiere saber de rencillas y guerras. Él mismo dice que desea cantar los dones de Afrodita y los alegres placeres de la fiesta, que presentan un carácter netamente erótico. Sus versos reflejan la dulzura d la vida con tal intensidad que en ocasiones llega a ser dolor. Revela su originalidad tanto en expresiones metafóricas, como en el uso de abundantes epítetos. El sentido del poeta por lo delicado y frágil se expresa en los versos que compara a la juventud esquiva con el pequeño corzo que, abandonado por la madre, anda por el bosque lleno de temor. Los alejandrinos conocían cantos, elegías y yambos de Anacreonte, y publicaron sus poemas en cinco libros. Su arte no admite continuadores y quienes lo intentaron convirtieron su gracia en simpleza, su placer por la vida en debilidad por el vino y el amor. Sus poemas fueron compuestos hasta la época bizantina y sesenta de ellos están recopilados en manuscritos detrás de la Antología palatina. d. ALCEO. Su actividad política. Parece haber nacido hacia el 630 a.C., en la ciudad de Mitilene, poco después del desmoronamiento de la monarquía, y vivió la lucha de las familias nobles por el poder. Él pertenece a la aristocracia eólica, por eso su poesía es el reflejo inmediato de una vida entregada a la acción política en medio de las luchas civiles. Fue desterrado dos veces. Representa el ideal homérico del honor y la gloria, pero asimilado a los nuevos tiempos de luchas de partidos e intereses personales. Es apasionado y violento en los ataques a sus enemigos políticos, ensañándose en la presentación de sus defectos físicos y morales. Vemos en diferentes ocasiones a Alceo junto a Pítaco en las luchas que libró Mitilene con Atenas por Sigeo en la entrada del Helesponto. Este Pítaco siempre tuvo mejores virtudes bélicas que Alceo, quién no siempre participó en las contiendas. En otros poemas canta y se lamenta de los sufrimientos del destierro y es seguro que visitó varios países. La rivalidad entre Alceo y Pítaco terminó posiblemente con la victoria del segundo, aunque éste le concedió el indulto por preferir el perdón a la venganza.

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Hay una imagen, la de la nave cuya salvación o pérdida simbolizan la de la patria, que ya había tratado Arquíloco, que Alceo desarrolla en forma de alegoría extensa y que tendrá una larga historia posterior como alegoría de la nave del estado. Alceo no se refiere al Estado en el sentido del habitante posterior de la polis, sino a la suerte que corre su partido y a las penurias que hay que soportar en la lucha por el poder. En otro orden de cosas la vida de Alceo transcurrió entre el arsenal de armamento de su casa y una sala contigua donde se celebraban alegres banquetes, pues lucha y bebida están siempre unidas. En sus formas de vida, esta aristocracia eólica es la heredera del mundo homérico, aunque tampoco aquí se observa una perspectiva de existencia más allá de la muerte. Por último decir que solo con reservas se puede caracterizar su lírica como poesía de clase, ya que lo es en la medida en que todos los conceptos que se manejan vienen marcados por la actividad de una clase social determinada, pero de otra parte el poeta nunca se preocupa de exhibir en sus poemas los valores que forman y guían esta clase. e.- El problema de la personalidad de SAFO. En cuanto a Safo, su fama ya desde la antigüedad ha mezclado pronto realidad con leyenda, ignorándose incluso la fecha de su nacimiento y muerte. Pocos son los datos seguros : parece de la misma edad que Alceo; de familia noble (su padre Escamandrónimo, su madre Cleis, sus hermanos Lárico y Caraxo, todos estos datos no extraídos de sus poemas y por lo tanto puras conjeturas); casada, al parecer, con hombre rico, y tenia una hija; fue desterrada a Sicilia hacia el 600 a Cr., pero regresó pronto; la mayor parte de su vida la pasó en Lesbos, a cuya vida social y ciudadana está muy ligada. Una fuente muy singular para la vida de Safo es la carta a Faón, que Ovidio hace escribir a la poetisa en sus Heroidas. Sobre su muerte fue concebida de forma novelada por Menandro en La Leucadia, diciendo de ella que saltó del elevado risco a las profundidades. Casi toda su poesía está dedicada a muchachas, excepto alguna dirigida a sus hermanos y quizá a Alceo. Según la tradición, escribió nueve libros de odas, epitalamios, elegías e himnos, de los que solo una pequeña parte nos ha llegado. El tema principal de sus poemas era el amor, expresado siempre con una natural sencillez, a veces con ternura, a veces con pasión. En todos los casos es siempre algo íntimo y sentido, un verdadero eros, sin trivialidades. Sus poemas de amor, apenas con adornos, tienen la inmediatez y espontaneidad de algo sentido, en los que la persona se muestra en su totalidad, con cuerpo y espíritu, con placer y dolor. Eros es lo más bello, lo más deseable, pero también lo más duro e irresistible. Para ella Afrodita es la diosa más importante, como dadora de gracia y belleza a todo lo que la posee. Parece que dirigió un círculo de jóvenes muchachas, a las que inició en la música, la poesía y en el culto de Afrodita. Conservamos dos poemas dedicados a la diosa, uno de los cuales adopta la estructura de petición, pero el tono no es solemne, sino de amistosa intimidad. Conservamos también poemas más formales, compuestos para festividades religiosas o rituales como el Lamento de Adonis, amante de Afrodita, dios de la vegetación ligado a cultos antiguos, o los epitalamios o cantos de boda. Escribe en su dialecto lesbio autóctono, utilizado con tal sencillez y perfección, que muchos de sus fragmentos nos han llegado a través de gramáticos como ilustraciones de ese dialecto. Utilizó metros variados, de los que especialmente uno, la llamada estrofa sáfica, va ligado a su nombre. Su poesía fue muy admirada ya en la antigüedad; en la época helenística y romana se le elevó a la categoría de décima musa. Poetas latinos como Catulo y Ovidio conocen su poesía y la imitan. La calidad e intensidad de su poesía amorosa siempre se ha valorado mucho por traspasar las fronteras del tiempo.

Estrofa Sáfica

— ∪ — — — ∪∪ — ∪ — —∪— ——∪∪—∪— —∪— ——∪∪—∪— —∪ ∪——

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2.2 Rasgos generales de la poesía elegíaca: SOLÓN y TEOGNIS

Introducción. Este tipo de poesía, al igual que la yámbica, parece proceder de una serie de canciones populares, preliterarias, ligadas al culto religioso, o propias de momentos importantes de la vida como el nacimiento o la muerte, pero también podían ser cantos de acompañamiento en el trabajo o cantos tradicionales en el sentido más amplio. La palabra ελεγειον aparece por primera vez en el s. V a Cr. y designa el llamado pentámetro, verso de cinco pies que con el hexámetro épico forman una breve estrofa conocida como dístico elegíaco, cuyo esquema métrico es: ∪∪ ∪∪ ∪∪ ∪∪ ∪∪   ∪∪ ∪∪  ∪∪ ∪∪  Este término ελεγειον deriva de ελεγος cuyo significado principal es “lamento, canto fúnebre”. Sería pues un canto de duelo. La elegía, tal como nos aparece en los primeros autores conocidos del s VII a.Cr., muestra una gran influencia de la épica, tanto en la lengua como en la métrica, pero no tiene solo un contenido funerario, sino también exhortaciones, consideraciones morales, temas políticos, militares, autobiográficos, himnos a los dioses, etc. El carácter de exhortación y reflexión en torno a distintos aspectos de la vida, puede derivarse de un primitivo canto fúnebre de elogio del muerto, donde alternaban duelo y alegría báquica en un banquete realizado para la ocasión. En resumen, la elegía, nacida de los cantos populares de lamentos y elogios mortuorios, influenciada por la épica, formó un género literario óptimo para expresar todas las necesidades de la nueva sociedad y del nuevo espíritu del mundo en que surge:

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mundo jonio en el que sobresale la nueva agrupación urbana de la polis, ciudad-estado, donde la industria y el comercio sustituyen a la agricultura y ganadería, lo que crea gran inestabilidad socio-política tras el enriquecimiento de las nuevas clases sociales. emerge la individualidad, frente al antiguo sentido familiar o tribal. ante lo efímero de la vida hay dos respuestas: la de disfrutar intensamente del momento presente (carpe diem), o bien superar esta limitación del hombre sintiéndose uno cada vez más consciente de su propia naturaleza y posibilidades.

a.- Instrumento de acompañamiento de la poesía elegíaca: El más utilizado fue la flauta (αυλος) aunque esporádicamente podía ser acompañada por un instrumento de cuerdas. Poco a poco este género fue perdiendo su carácter musical para convertirse en poesía recitada. La flauta siempre mantuvo un segundo plano frente a la lira y en época arcaica era usada en los cultos orgiásticos, no en el culto a Apolo como la lira. b.- Ocasiones de interpretación. El lugar más apropiado parece ser el banquete fúnebre, sobre todo en los comienzos. Posteriormente su temática fue tan diversa que podía interpretarse en cualquier tipo de banquete, incluso con carácter báquico. c.- Temática política y erótica en la poesía elegíaca. Teniendo en cuenta los cambios sociales, antes citados, que se dan en esta época no es de extrañar que ambos temas, político y erótico, aparezcan en la mayoría de sus representantes. Las nuevas clases enriquecidas con la industria y el comercio disputan el poder a la antigua nobleza y demandan leyes escritas que eviten la arbitrariedad de los gobernantes. Calino, miembro de la aristocracia combatiente, exhortó en su elegía al supremo esfuerzo y sacrificio en la lucha.

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Tirteo mantiene en sus elegías el propósito de la autodefensa de la polis en el desenlace de la guerra. Su poesía gira en torno a la exigencia de arriesgar la vida por la victoria en primera línea de combate. Exhorta a los hombres a demostrar su valía en el combate pero sin destacar acciones particulares, a la manera homérica de la Ilíada, sino perfilando el desarrollo de la falange. La αρετη solo la consigue el guerrero. Como mejor demuestra su valor es muriendo en el combate. Solón, envuelto en tareas políticas por su origen, época y cargo de “arbitro” en los juicios, reflejó el tema político en sus elegías, tratando temas de carácter general, que afectaban a la comunidad. No obstante, también aparecen en su obra temas frívolos y amorosos en menor número. Mimnermo supone el goce erótico del amor, hay que gozar la vida, la juventud frente a la vejez. Teognis, por su parte, presenta una poesía donde se acentúa el carácter erótico, pues canta su amor a jóvenes bellos y en menor medida a mujeres. En sus elegías a Cirno, su joven amado, expone sus ideales aristocráticos, y aunque toca el tema político, no lo hace como sus predecesores exhortando a la guerra, sino afirmándose como pueblo frente a un peligro extranjero, los persas. d.- La significación política de las reformas solonianas. Solón de Atenas, nacido hacia el 640 a Cr., vive en su ciudad una época de graves luchas sociales. Perteneciente a la aristocracia, es elegido en 594/3 árbitro con plenos poderes (διαλλακτης) y como consecuencia de ello, lleva a cabo una serie de reformas que plasma en su poesía. En él vida y obra constituyen una unidad inseparable. Su obra es un testimonio de su pensamiento y una justificación de su actuación política. Sus reformas aspiran a un socialismo de distribución basado en dos premisas : la cancelación de las deudas y una nueva distribución del suelo. Solón solo cumplió la primera de las dos, haciendo que muchos que habían sido esclavos de sus deudas recobraran la libertad. Además prosiguió su obra con una reforma de las medidas y monedas y la concluyó con su legislación. Políticamente supusieron sus reformas un intento de acabar con la desigualdad social de los hombres, con la injusticia (poniendo a Zeus como garante de la misma en todos los litigios particulares o con el estado), y con el desorden o ilegalidad que suponía la “disnomia” en que se hallaba el Estado, frente a la “eunomia” (legalidad) que él elogia como fundamento de su actividad política. e.- TEOGNIS y la ideología de la aristocracia griega. Teognis de Mégara parece que alcanzó su plenitud en la segunda mitad del s VI a Cr. En Mégara vive las luchas políticas entre la aristocracia tradicional y las nuevas clases sociales. Sus poemas son elegías cortas que oscilan entre los dos y quince dísticos, típicas de simposio o banquetes, cuyos temas predilectos son el vino, el amor, la nostalgia de los ideales aristocráticos, el rencor y la protesta de la nobleza tradicional, exhortación de la amistad, o reflexiones sobre las limitaciones del hombre. La parte más conocida son las llamadas “elegías a Cirno“, que parece ser el joven amado de Teognis, a quién expone su ideal aristocrático:

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conviene el trato solo con los mejores y evitar el contacto con los advenedizos la prudencia, moderación, firmeza ante el mal, la αρετη, son preferibles a los bienes de fortuna, que cambian continuamente de manos. los “buenos” son los grandes terratenientes de noble linaje, los malos no poseían ni tenían nada.

Después se intercambian los papeles, y la nobleza se casa con los “malos” por dinero.



la amistad debe unir a los hombres de posición para recuperar su dominio.

Su visión del mundo es pesimista, mundo corrompido al que no se asimila y no entiende. Cree que la mejor cosa para el ser humano es no haber nacido, y hecho esto lo mejor es desaparecer cuanto antes con una muerte diga. f.- El problema de la autenticidad del Corpus Theognideum. Poseemos una recopilación de alrededor de 1.400 versos en metro elegíaco bajo el nombre de Teognis de Mégara, cuya naturaleza y estructura plantea serios interrogantes.

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En primer lugar su diversidad supone que no sea una composición uniforme realizada según un plan ordenado de pensamientos. Además las diferencias de tono y contenido parece que hayan sido hechas por distintos autores. Se cree que las Teognideas se apoyan en una abundante literatura gnomológica (de máximas y preceptos), pero esto no supone que se niegue cierta unidad a la recopilación que nos ha llegado, la que le da a todo el conjunto de elegías la concepción aristocrática de la vida luchando por su derecho a la existencia. Se sabe que Teognis existió, pero no el grado de su participación en este Corpus. El principal punto de estudio para el tema lo constituyen los poemas a Cirno, por el “sello” personal que Teognis les imprimió y que parecen claramente suyos, al menos una parte. No obstante es difícil determinar la autenticidad de los poemas de este autor y los últimos estudios apuntan en tres direcciones:

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PERETTI piensa que los autores helenísticos y bizantinos tomarían sus citas de Teognis de florilegios (trozos elegidos), mientras que la colección que nos ha llegado seria el resultado de la compilación bizantina. ADRADOS cree en una colección independiente de los poemas de Cirno realizada por Teognis en su vejez y que en el siglo V fue ampliada con aportaciones ajenas; de este material procedería en el helenismo la compilación llegada a nosotros.

2.3 Rasgos generales de la poesía yámbica: ARQUÍLOCO

Introducción. Al igual que la elegía, la poesía yámbica parece tener su origen en canciones populares ligadas al culto religioso, para rememorar momentos como la muerte o el nacimiento, o en otros cantos que acompañaban al hombre en diversos trabajos. Esta poesía deriva su nombre de ιαµβος , término de origen asiático, que aparece por primera vez en Arquíloco en el sentido de composición satírica. Si sobre la elegía decíamos que estaba muy unida a la poesía épica, no podemos afirmar lo mismo en cuanto a la poesía yámbica, en donde la influencia de la épica es mucho menor, tanto en la métrica, cuyos pies básicos son el yambo (∪  ) y el troqueo ( ∪), como en la lengua, cuyo ritmo es más próximo a la lengua hablada, así como en los temas , invectiva, sátira, ataques personales, narraciones incisivas, etc, todo ello tratado con un gran desenfado y realismo. A veces, sin embargo, los temas coinciden con los de la elegía, aunque en general tienen siempre un carácter más realista y menos elevado y refinado. Elegía y yambo tienen en común la expresión de la variada problemática de las sociedades en que surgen, donde todavía no es la prosa un vehículo de comunicación literaria. El yambo parece haber tenido su origen en canciones populares incisivas y obscenas, relacionadas tal vez con los cultos de Dioniso y Deméter, en los que lo jocoso, satírico y obsceno eran los elementos más difundidos. En su origen el yambo era cantado, pero su música se redujo después a un simple acompañamiento que servia de apoyo a la recitación. a.- Instrumento de acompañamiento de la poesía yámbica. Aunque en sus orígenes fuese cantado pronto pasó a la recitación. Ateneo atestigua que el yambo llevaba acompañamiento de instrumentos de cuerda tales como yámbicas y clepsiyambos, pero esto no habría sido lo normal. Jenofonte se refiere a la recitación de tetrámetros trocaicos con acompañamiento de flauta. No obstante este acompañamiento no era importante y solo servia de apoyo a la recitación. b.- Ocasiones de interpretación. Como ya hemos apuntado se sabe que la poesía yámbica se utilizó en canciones populares relacionadas con el culto a Deméter y Dioniso. Es decir, en los cultos de la fertilidad, donde se practicaba la cruda invectiva y burla, y en relación con los ditirambos o cánticos elevados a Dioniso. Un ejemplo del papel desempeñado por estos discursos satíricos en el culto a Deméter es el personaje de la criada Yambe, cuyas chanzas alegran a la afligida diosa, así como las “ bromas del puente “ en la procesión a Eleusis. c.- Temática. La poesía yámbica como poesía de invectiva. Como tema principal, abundan en Arquíloco las descripciones guerreras, que él mismo considera su profesión como mercenario, pero son realistas hasta el punto de rayar en el cinismo, muy lejos del ideal caballeresco - propio de la épica - según podemos observar en pasajes donde cuenta cómo perdió su

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escudo en una huida, donde se ríe de las “hazañas” poco heroicas de su propio ejército, o donde nos habla de su “ideal” de general. Arquíloco trata de expresar sus propios sentimientos, que son muy elementales : el amor y el odio, pero no intenta influir en otros hombres cuando expresa el “aquí” y el “ahora” de la sociedad en que vive, o su “yo” interno. Concibe el amor no como una dicha del hombre, sino como una grave enfermedad que sobrevive al hombre con ímpetu. Su odio se desborda en ocasiones en una oleada de maldiciones, injurias y sarcasmos. También aparece en él el tema de la limitación del hombre, de que está a merced de las fuerzas superiores de los dioses y del destino, ante lo cual no reacciona con desesperación ni resignación, sino con pragmatismo, soportando con paciencia las adversidades. Por último usa el tema del vino para entonar el canto de su señor Dioniso, el ditirambo, como él mismo dice. Pero la característica principal de su poesía es la invectiva. Expresa en sus versos un odio desmesurado y destructivo. Ansía la lucha con el enemigo como un sediento busca la bebida; aunque también injuriaba a sus amigos, así el caso de Pericles de quién dice cosas favorables o desfavorables según le conviene. Los temas usados por Semónides en su poesía son muy diferentes : la impotencia del hombre, ser efímero y oprimido, lo vano de la esperanza humana, el dolor que nos rodea. También es pesimista con respecto a las mujeres, a quienes detesta y realza sus defectos comparándolas con animales : cerda, zorra, comadreja... El otro gran yambógrafo, Hiponacte, usa invectivas agrias, de gran realismo, donde se burla hasta de sí mismo. Sus versos nos muestran su vida como la de un mendigo conocedor de los bajos fondos de la sociedad en que vive. Abundan las descripciones obscenas. d.- El problema de la personalidad de Arquíloco. Existe una datación antigua, apoyada en un pasaje de las Tusculanas de Cicerón, que sitúa a Arquíloco en 753 - 716 a.Cr. Ambas fechas son próximas porque el poeta murió joven y violentamente. La otra datación más reciente pone la vida de este autor en tiempos del soberano lidio GIGES que murió hacia el 652 a.Cr. El problema de la cronología se complica con la alusión del poeta a un eclipse de sol que probablemente fue el ocurrido el 6 de abril de 648 a.Cr., aunque pudo haberse producido otro en marzo del 711 a.Cr. Esta no es una curiosidad filológica, sino que es muy importante situar exactamente a Arquíloco, ya que si fuera contemporáneo de Homero, según la datación más antigua, muchos trabajos serían muy discutidos. El problema no tiene solución y los datos seguros, procedentes del propio autor, son :

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Nació en Paros, una isla pobre, y seguramente participó en una emigración de sus habitantes hacia Tasos en una colonización donde se buscaba territorio agrícola y la proximidad del litoral de Tracia, zona aurífera. Luchó como mercenario, sin esperar reconocimiento ni honores, solo una paga. Luchó en defensa de Paros contra los habitantes de Naxos y en este combate muere. Tras su muerte disfrutó en Paros de gran popularidad y se levantó en su honor un monumento funerario con una inscripción que demuestra el afecto de sus conciudadanos hacia él.

Por otro lado hay noticias según las cuales era hijo de un noble y una esclava tracia, es decir bastardo, lo cual explica que algunos autores de ideología conservadora se escandalizaran de ciertos aspectos de su vida y obra, al tener tal condición. El principal punto de debate es cuando es acusado por Critias de “arrojar el escudo” como hecho ignominioso, vergonzoso, de lo cual se defiende Arquíloco diciendo que era para salvar la vida. Por último decir que estuvo enamorado de Neóbule. pero que no se casó con ella a causa del padre de la misma, Licambes, que anuló el compromiso. e.- La ideología de Arquíloco. Individualismo y solidaridad cívica. Como ejemplo de individualismo se utiliza el texto del llamado “papiro de Colonia” en el cual Arquíloco refiere un encuentro sentimental y sexual con quién se deduce que es una hermana de Neóbule y en el cual el poeta dirige palabras despectivas contra su amada, lo que acabará con el suicidio de ésta. Este texto, que muchos niegan que sea de Arquíloco, es usado por el poeta como venganza contra Neóbule y

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su padre, y no debe ser visto como expresión poco refinada y solidaria, cuando ha sido utilizado en otras ocasiones en la literatura griega sin reprochárselo al autor ( comedias de Aristófanes) Pero este individualismo no es incompatible con el que el poeta se haya sentido al mismo tiempo como miembro de la comunidad de los habitantes de Paros. Lo difícil es caracterizar correctamente ese individualismo. Es evidente que Arquíloco no sigue la “cultura del pundonor” que aparece en Homero. La dependencia del individuo con respecto a la ciudad es muy grande y se integra en ella a través de estructuras predeterminadas como el γενος. En este sentido, encontramos a un Arquíloco solidario en textos como la “Elegía a Pericles”, donde expresa el dolor de toda la ciudad por la pérdida, en un naufragio, de algunos conciudadanos. Esta ideología de Arquíloco, que expresa sentimientos desconocidos hasta ese momento en la literatura griega, que luego serán normales en el helenismo, se ha interpretado por algunos como la propia de la moralidad popular griega, y no es contradictorio que una persona tenga esos sentimientos, de rencor, odio, venganza... y a la vez se sienta integrada en la vida de la ciudad. El individualismo de Arquíloco, si acaso, se encontraría en el tema del escudo: la expresión pública de que en la batalla importaba la salvación individual, difícilmente la aceptaría la conciencia colectiva; solo en la comedia, como género más desenfadado, se podría aceptar eso, como reflejo de una mentalidad popular griega un tanto antisocial. A la riqueza de contenido de su poesía corresponde su variedad formal: utiliza para sus invectivas el trímetro yámbico, cuyo esquema métrico es ∪  ∪  /∪  ∪  /∪  ∪  , y el tetrámetro trocaico  ∪  ∪/  ∪  ∪ //  ∪  ∪/  ∪  ∪ , y la elegía y el hexámetro para los temas militares y exhortativos. Los epodos para el ataque personal y la sátira.

2.4 Rasgos generales de la poesía coral: PÍNDARO Introducción Una de las fuentes más valiosas para conocer la música antigua es Plutarco, quién nos habla de dos escuelas en la Esparta el siglo VII a.C.; la primera creada por Terpandro y la segunda relacionada con la celebración de una fiesta en honor de Apolo. Las creaciones de ambas se han perdido y no sabemos distinguir cuales eran cantos monódicos y cuales corales, pero no hay duda de que en Esparta existió un cultivo de la música y de la canción, tanto monódica como coral, ya desde antiguo y en el siglo VII a.C. el canto coral se cultivó allí en gran medida. Este canto es una µολπη , es decir, canto y danza a la vez, como ocurrirá después con los coros de las tragedias en Atenas. Esta ligado al culto y su desarrollo en el ámbito de Esparta es el que dio a este tipo de canto el colorido lingüístico dorio que presenta a lo largo de toda la historia del género. Esta poesía es interpretada con un instrumento de cuerdas ( cítara, lira...) preferentemente, acompañado o no de la flauta. Estesícoro habla de la flauta “rica en cuerdas” lo que nos muestra la competencia que entre los instrumentos había. Junto al instrumento de cuerda, al final, se afirmó enérgicamente la flauta. a.- La vida de Píndaro. Poeta beocio, Píndaro nació en Cinoscéfalas, población de Tebas, en tiempos de las fiestas Píticas, según dice él mismo, que podían ser las del 522 ó 518 a.C.pues los antiguos designaban la invasión de Jerjes como época de apogeo de su vida. De las diversas biografías que nos han llegado hay que extraer los datos con cuidado pues algunos pueden ser ciertos y otros imaginarios. En su obra llama “mis padres” a los Egidas, una estirpe del mito tebano, pero la crítica se decanta por creer que no se refiere a los suyos propios sino a sus antepasados en sentido genérico. Podemos creer que perteneciera a una familia distinguida, y si fue enviado a Atenas, fue para entrar en contacto con la aristocracia de la ciudad, además de aprender música. Sus maestros de poesía fueron Apolodoro y Agatocles, pero también se observan influencias de Simónides. Su poesía le puso en contacto con muchos centros políticos y con la cultura de su tiempo, además emprendió diversos viajes para cumplir sus fines, aunque siempre fue fiel a su patria.

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En su primera época prevalecieron los poemas relacionados con el culto, todos perdidos. Los papiros han conservado fragmentos de un Peán ensalzando a Delfos, donde se dice que los cantores eran eginetas, mezclándose elementos dóricos y eólicos. Estuvo de parte de los persas en sus luchas contra los griegos y sufrió el acoso de éstos cuando obtuvieron la victoria, retractándose. Los triunfos del poeta en Sicilia fueron decisivos para la consagración de su prestigio en toda Grecia. Allí estuvo junto a los gobernantes Hierón y Terón, al primero de los cuales rinde honores en sus versos como triunfador de una carrera de caballos, y al segundo en una de carros. De éste último toma sus ideas sobre la doctrina órfico-pitagórica, consolándolo por su enfermedad. De regreso de Sicilia cantó la grandeza de Atenas en su triunfo sobre los persas, lo cual no cayó bien entre sus compatriotas tebanos, enemigos de Atenas. Los últimos años de su vida los llevó preocupado por la evolución política y la rivalidad entre Atenas y Esparta. Según la biografía antigua murió en Argos. Los alejandrinos mostraron interés por él pero en otras épocas fue considerado un poeta difícil. Los restos conservados de sus poemas son escasos y procedentes en su mayoría de papiros. b.-La ideología de Píndaro y los valores de la aristocracia griega. Es la presentación más exaltada de la ideología de la aristocracia griega y se apoya en la convicción de que existe una areté global, que en el caso de quienes la poseen se manifiesta en aspectos particulares. Según Píndaro los dos aspectos que hacen que esta ideología sea aristocrática son: el carácter CONNATURAL de la αρετη y su carácter HEREDITARIO (una minoría de hombres la posee por naturaleza, desde que nacen, y la transmiten por herencia). Las familias aristocráticas tienen la “arete” por su conexión con la divinidad, que establece lazos de unión con los mortales a través de un héroe, y esto ya nos aparecía en Homero, en cuya obra aparecían reyes que habían recibido su cetro de manos de Zeus. No obstante la época en que Píndaro dice esto ( la ideología aristocrática ha sufrido diversos ataques, dando paso a la democracia ) ha hecho que algunos críticos hablen de CINISMO en nuestro autor, y piensan que sus epinicios son un instrumento de propaganda de la ideología de la clase social que la paga, para afianzar su status. Hay una coincidencia entre la ideología global de Píndaro y su credo poético, pues para él el auténtico poeta es el que lo es por naturaleza, y contrapone su poesía (la del σοφος según él mismo se autodenomina) frente a la Sofía que se adquiere con el aprendizaje. Identifica la expresión poética con el contenido ideológico. Hay una única areté, propia del noble, y una Sofía, propia del poeta inspirado que no es un auténtico creador. En medio de la controversia surgida una escuela francesa, encabezada por Vernant y Detienne, piensa que Píndaro reivindica para sí la condición de poeta verídico, que es la condición de poeta oral. Este último se cree inspirado por la divinidad, lo cual solo le ocurre a la clase aristócrata. Frente a esto tenemos la crítica de la religión y el mito, en los nuevos tiempos, y la emergencia de estamentos sociales no aristocráticos. En el terreno cultural lo nuevo era la escritura y la convicción de que el texto escrito es inferior al discurso oral, por prestarse el primero a la manipulación. c.- La religión pindárica. Píndaro y las corrientes órfico-pitagóricas. En la última etapa siciliana de la vida del poeta nos encontramos con el ámbito de la religiosidad órficopitagórica y la afirmación de la existencia de otra vida después de la muerte (el alma es divina, el cuerpo impuro y la muerte liberación. La vida futura depende de la vida llevada en la tierra y se puede conseguir la felicidad eterna con los ritos de purificación y la iniciación en los misterios. Tiende a cierto monoteísmo cuando antepone a Zeus sobre lo demás y ejerció gran influencia moral entre los griegos). La religiosidad órfica no es aristocrática en sus orígenes. Los griegos eran conscientes de que tanto el orfismo como el dionisismo no estaban en la génesis de la religión griega, sino que eran más recientes y procedían del exterior, concretamente de Tracia, donde se localizaba a Orfeo y a Dioniso. El orfismo tuvo, desde sus orígenes, un carácter popular y desde época muy temprana se conectó con el pitagorismo, de carácter más aristocrático pues en él dominaba la casta de los pitagóricos, hasta que se unieron en la corriente órfico-pitagórica que, según Festugiere, influiría tanto en sectores de la aristocracia como de la intelectualidad, no por su condición social sino por exigencias de su espiritualidad. Así pues no se puede observar contradicción alguna en Píndaro cuando defiende los valores de la aristocracia y asume ciertos aspectos de la espiritualidad órfica.

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d.- La forma del epinicio. Epinicio: canto destinado a la celebración del triunfo de los vencedores en los diferentes Juegos Panhelénicos. Hay dos tipos: FORMAL y DE OFRECIMIENTO. Este segundo lo componía el poeta en el lugar de la victoria, glorificando al vencedor, y solía ser corto. El primero (Formal) era solicitado por el vencedor al poeta y era cantado cierto tiempo después de la competición, era más extenso y alababa al aristócrata o tirano en cuestión en la ciudad de la que era originario, entre sus conciudadanos, tratando de reflejar la excelencia ( αρετη )de toda su estirpe. El epinicio consta de tres partes: MITICA, DE ACTUALIDAD y GNÓMICA.







El mito proclama ante todo el pueblo la raigambre del linaje de la familia. Píndaro lo presenta de manera completa, o una parte importante del mismo, pero no de forma lineal ( de principio a fin siguiendo los hechos ) sino empezando por el final o entrelazando diversas partes, al contrario que Baquílides. Se suele colocar en la parte central del epinicio, aunque puede variar. En Píndaro tenemos un intento de moralización del mito y se permite utilizar la versión del mito que más le interesa. Pero ¿el mito guarda relación con la situación”política” ? Al principio se creyó que sí; más tarde se vio que la intencionalidad del autor se puede ver como una reacción ante la situación política, personal o del destinatario. Ex: en un poema festivo (dedicado a Hierón) introduce versos melancólicos, ya que su intención era resaltar la enfermedad del destinatario. Las alusiones a la actualidad brillan por su ausencia y Píndaro resalta más la victoria que el hecho deportivo que acontezca. Así se diferencia de Baquílides en que éste da mucha más importancia al triunfo deportivo, presenta imágenes del esfuerzo, cosa que en Píndaro solo es prueba de αρετη en el atleta. Esta parte gnómica trata de reflexiones de carácter general relacionadas con el triunfador y su familia. Supone la reiteración de una doctrina tradicional en la que no sabemos si el poeta expresa algo personal o recoge algunos puntos de las convicciones personales, lo que nos ayudaría poco para conocer la ideología del poeta.

3. EL DRAMA ÁTICO: TRAGEDIA Y COMEDIA 3.1 INTRODUCCIÓN Los orígenes literarios del teatro griego han de ser buscados en determinados elementos formales de los géneros poéticos estudiados, en la épica y en la lírica. Mientras en ellas lo fundamental es la narración de los hechos míticos o vivenciales, en el teatro el centro lo constituye la representación visualizada de esos hechos. Esta puesta en escena no surgió de la nada , sino que era un elemento constante en antiguos rituales ligados al culto de los dioses. Aristóteles dice que la tragedia surgió “de los que entonan el ditirambo” o canto ritual de Dioniso. Este dios era venerado con el epíteto de µελαναιγις (cf. melan-negro y aig-cabra) y los que le rendían culto se vestían de machos cabríos; por otro lado, la palabra tragedia procede de τραγωδια que significa “canto de los machos cabríos”, así pues la relación parece evidente, a pesar de la falta de información. Según Aristóteles, la tragedia al principio estaba formada por pequeños temas y un lenguaje jocoso, por proceder del drama satírico, y más tarde adquirió ese tono de dignidad que la caracteriza. Un punto oscuro es cómo y cuándo estos cantos corales dionisíacos incorporaron a su temática el elemento heroico. Parece ser que esto sucedió en época temprana, cuando se asimilaron al culto de Dioniso otros cantos en honor de algún héroe local. Así el ditirambo fue perdiendo su carácter religioso-ritual e incorporando elementos profanos, más acordes con la problemática humana. El elemento clave de la tragedia frente al ditirambo es la introducción de un personaje que dialoga con el coro. La innovación de Tespis, primer autor de tragedias conocido, fue la invención del prólogo y el discurso. Predecesores de Esquilo son: Tespis, Quérilo, Prátinas y Frínico. Los tres grandes trágicos son: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Otros trágicos menores : Ión, Critias y Agatón. Elementos constitutivos de la tragedia (citados por Aristóteles en su Poética) son:

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prólogo- parte de la tragedia que precede a la párodos (entrada) del coro episodio- parte comprendida entre cantos completos del coro

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éxodo- parte tras la cual no hay canto del coro canto del coro, que a su vez se divide en párodos y estásimo (canto del coro sin anapesto ni troqueo) Estas partes son comunes a todas las tragedias, pero los cantos procedentes de la escena y los comos (lamentación del coro y la escena) son propios de algunas solo.

Otros elementos de la tragedia eran el número limitado de actores, el atuendo y las máscaras usados, el acompañamiento musical y la representación al aire libre.

3.2 ESQUILO

a. La vida de Esquilo. Relaciones de Esquilo con el público ateniense. Esquilo y Sicilia. Premios Esquilo nació en Eleusis en 525/24 a.C. Era hijo de un distinguido hacendado llamado Euforión. Intervino en las batallas de Maratón y Salamina, contra los persas, así como en otras de las guerras médicas. Fue absuelto en un proceso e impiedad por violar el secreto de los misterios. Siendo muy joven participó en los concursos de los poetas trágicos, quizá en 28, de los cuales en trece fue el vencedor. En su madurez se trasladó a Sicilia a la corte de Hierón, tirano de la ciudad, seguramente llevado por la abundancia de artistas que en dicho lugar se daban cita. Allí, tal vez representara por segunda vez Los Persas, obra que le valió el triunfo en Atenas. Poco después regresó a Atenas, pues en 468a.C. dejó el primer puesto en el agón a Sófocles. No se sabe por qué regresó nuevamente a Sicilia, aunque cierto pasaje de Aristófanes en Las Ranas nos da un indicio: alude a la decepción que experimentó con el público ateniense, de lo cual se deduce que la relación entre éste y el autor no siempre fue buena, quizá debido a la no obtención de premios en ocasiones. Murió en Gela en 456/55a.C. y su tumba se convirtió en santuario visitado por todos los trágicos del momento. Los atenienses honraron su memoria con una ley propia que permitía a cualquiera participar en el agón (certamen) con obras de Esquilo. Pero fue Aristófanes, en Las Ranas, quién mejor honró la memoria de este autor trágico trazando una imagen sublime del mismo. b. La obra de Esquilo. La trilogía esquílea. Esquilo y el drama satírico. Estudio en particular de la Orestia y el Prometeo. El catálogo manuscrito de los dramas de Esquilo que se conserva menciona ochenta (80) obras, a las que se debe quitar Las mujeres de Etna, atribuida falsamente, de las cuales solo siete se conservan completas. Como cada poeta acudía al concurso con cuatro obras (3 tragedias y 1 drama satírico), Esquilo habría compuesto veinte tetralogías. Obras conservadas : Los Persas, Los Siete contra Tebas, Las Suplicantes, Prometeo - estas forman parte de cuatro trilogías distintas - Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides - estas tres integran una trilogía completa llamada Orestia. La trilogía esquílea se caracteriza por tener una temática que se va completando con las tres obras, estando íntimamente ligadas por la misma. La única excepción la constituye el Prometeo portador del fuego que es una pieza satírica cuyo contenido no tiene nada que ver con los otros tres dramas de la tetralogía, incluso la relación entre estos ha sido muy estudiada sin hallar un nexo entre ellos tan evidente como lo encontramos en las restantes trilogías de Esquilo. Tal vez al ser ésta la primera trilogía conservada aun no tenia la afinidad de contenidos de las otras, y Esquilo se decidió más tarde por esta opción. Trilogías:

Fineo Los Persas Glauco de Potnias

La Esfinge

Amymone

Layo Edipo Los Siete contra Tebas

Las Suplicantes Los Egipcios Las Danaides

Prometeo encendedor del fuego Prometeo encadenado Prometeo liberado Prometeo portador del fuego

En cuanto al drama satírico, que aparece en negrita en las tetralogías anteriores, debía acompañar a cada trilogía; en él al lado del héroe aparecen personajes tradicionales como Sileno, los sátiros, bacantes, todos ellos animando escenas groseras que suponen una herencia del ditirambo original. Centrándonos en la Orestiada, hay que decir que con ella ganó Esquilo en las Olimpiadas del año 458a.C. y sus tres tragedias iban seguidas del drama satírico Proteo que se ha perdido. Es sin duda la mejor obra de Esquilo y su temática presenta claros antecedentes en la épica homérica y en un poema coral de Estesícoro, del mismo titulo, perdido.

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Agamenón comienza con un prólogo donde un centinela transmite la caída de Troya, señal de alegría, y los malos presentimientos de los griegos por el sacrificio de Ifigenia, el odio de Clitemnestra, la guerra como castigo de Zeus a Paris, la sangre derramada, etc. En medio de estos cantos está el “himno a Zeus” a quién presenta Esquilo como dios del conocimiento que garantiza el orden del cosmos. Cuando Agamenón llega acompañado de Casandra, hija de Príamo, Clitemnestra lo recibe como a un dios pisando alfombras de púrpura. Nuevo acto de υβρις (soberbia) de Agamenón que se suma a sus malas acciones anteriores y a las de sus antepasados. Finalmente Clitemnestra, tras matar a su marido y concubina, desafía triunfante al coro, para en los últimos versos confesarse parte de la cadena de crímenes de la familia de Agamenón. En Las Coéforas Orestes venga la muerte de su padre matando a su madre y al amante (Egisto), y se decide por este acto después de resolver el doble dilema que se le presenta : obedecer al dios Apolo, y continuar la tradición familiar de asesinatos, o respetar la sangre materna desoyendo, por tanto, el mandato del dios. Después de ejecutar la matanza, Orestes, al igual que Clitemnestra, justifica su acción pero más tarde, presa de las furias, enojado consigo mismo, huye desesperado buscando la liberación por obra del dios. En Las Euménides Apolo concede su ayuda a Orestes, refugiado en su santuario, enviándole a Atenas en compañía de Hermes, donde encontrará jueces que solucionarán su caso. Allí es liberado por el tribunal del Areópago gracias a la intervención, además, de Atenea y Zeus, quién rompe así la cadena familiar de culpas y castigos. Es un final feliz donde el poder de Zeus se manifiesta bajo la comprensión y el sufrimiento, estableciendo esto como ley para los hombres. En cuanto al Prometeo, única obra conservada de su trilogía, ha despertado serias dudas en los eruditos respecto a su autenticidad. En esta obra llama la atención la simplicidad del léxico y de la métrica, y el empleo de motivos e ideas inusuales en lo que de Esquilo se nos ha conservado. El problema más difícil viene dado por la imagen de Zeus, que aparece como un tirano que gobierna mediante la violencia, frente a las otras obras donde emerge como justo ordenador del cosmos. La opinión más general es considerarla de Esquilo, pero el problema no está resuelto. Asunto: el gran titán Prometeo está encadenado a una roca castigado por Zeus por haber entregado a los hombres el fuego, símbolo de cultura. Ante él desfila Io, enloquecida por el amor de Zeus y los celos de Hera. No obstante se atisba una esperanza para ambos, aunque la obra termina con la precipitación de Prometeo y el coro al abismo fulminados por el rayo de Zeus. El prometeo liberado describiría la liberación del héroe y el Prometeo portador del fuego presenta la duda de la posición que ocupa en la trilogía, pues podía estar al comienzo e indicar el rapto del fuego a escondidas de Zeus, o bien al final presentando la reconciliación entre el dios y el titán, con lo cual terminaría como las demás obras de Esquilo, con la conciliación de poderes o fuerzas antagónicas. c. La ideología de Esquilo. Esquilo y la democracia ateniense. Esquilo y la solución del dilema trágico. En Esquilo no existe escapatoria para el hombre que no participa de la Justicia. El camino tortuoso hacia el conocimiento y el restablecimiento del equilibrio final, supone dos caras que se complementan de la compleja realidad humana. En el terreno político y social, los dioses de Esquilo no defienden un orden inmutable. Sin embargo, favorecen a quienes no son ni esclavos ni vasallos de hombre alguno; el pueblo entero debe buscar remedio a los peligros que le acechan. La solidaridad entre los pueblos es elogiada por el dios Apolo. Estos planteamientos han granjeado a Esquilo la consideración de demócrata radical, y la teoría política que subyace a sus ideas ha sido calificada como “democracia religiosa”. Por otro lado, Zeus y la Justicia son los motores ideológicos y morales más fecundos de la tragedia de Esquilo. Frente a los rasgos tradicionales con que se nos presenta a Zeus (defensor del suplicante) en nuestro autor se nos impone como un dios que es resumen paradigmático de las ideas de poder, sabiduría y justicia. Hasta el dolor, frente al cual solo cabria resistir, se convierte en Esquilo, por obra de Zeus, en fuente de aprendizaje y conocimiento. Solo quién lo celebre alcanzará la “suprema sabiduría”. Si Zeus es compendio de las ideas que rigen el mundo, la Justicia es para Esquilo el elemento estabilizador de los desequilibrios que amenazan al mundo de los hombres: la injusticia y sus correlatos, la culpa y el castigo. La Justicia, en suma, cuando acompaña desde siempre a las casas de los hombres, es garantía de un hermoso destino para todos los hijos de esas casas. La solución del dilema trágico, cuando ambos imperan (Zeus y Justicia), siempre es feliz. d. El estilo de Esquilo. Las expresiones figuradas en la obra de Esquilo. El testimonio de Aristófanes sobre el estilo de Esquilo.

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El teatro, heredero de la épica y la lírica, presenta en Esquilo una elevación poética de todos sus mensajes, sobre todo en el coro, donde se acumulan imágenes poéticas comparables a las de la lírica, que actúa como comentarista de lo que los actores reviven en la escena. Sin embargo, en las intervenciones de los actores las formas recuerdan más el estilo de la épica. El diálogo, elemento más típico del teatro, puede aparecer como intercambio verso a verso entre dos personajes, o también con tiradas intermedias, e incluso con largos parlamentos. Los papeles trágicos eran representados por solo dos actores, de ahí el recurso constante a la figura del mensajero o a que el diálogo sea llevado por el jefe del coro y un actor, mientras el segundo actor queda libre para una posible intervención. Según Murray, Esquilo dio majestad a la tragedia, elevando temas del folklore popular a la categoría de problemas universales. Así lo demuestra en el metro usado, la lengua y las expresiones figuradas o frases enigmáticas (kennings) como por ej. αναυδοι παιδες τας αµιαντου “hijos sin voz de lo impoluto” que designa los peces que devoran a los persas muertos en Salamina. En la mayoría de ocasiones añade la interpretación de cada expresión, detrás o delante de la frase (“el sabueso alado de Zeus, el águila roja”). Otro medio usado por Esquilo para dar extrañeza a la lengua es el uso de palabras exóticas, o con acento extranjero, cuando intervienen personajes persas, egipcios o jonios. Es un experto en la creación de imágenes audaces sin caer en lo artificioso. Aristófanes, en el certamen de los poetas de Las Ranas, hace decir a Esquilo que los grandes pensamientos deben plasmarse en la expresión adecuada del lenguaje. Aquí se observa el reconocimiento que siente por el trágico, pero también, cuando el ingenio aristofánico llega a lo grotesco, percibimos su veneración por el príncipe báquico (βακχειος αναξ) como él lo llama. Según Aristófanes, en el verso hablado hay pasajes donde Esquilo literalmente apila las palabras, frente a otros en los que logra el máximo efecto merced a una extrema sencillez. En Esquilo no hay “adorno retórico”: el nombre pertenece a lo nombrado como parte de su esencia. Esto explica tres fenómenos: 1. 2. 3.

Las etimologías abundantes que usa ( a través de la palabra se penetra en la esencia de las cosas) La repetición de ciertas palabras no son ornamentos, sino la expresión de lo que él cree esencial. El lenguaje metafórico empleado.

3.3 SÓFOCLES a. La vida de Sófocles. Relaciones de Sófocles con el público ateniense. Participación activa de Sófocles en la administración y política del estado ateniense. Premios. Según el Mármol de Paros, podemos situar el nacimiento de Sófocles hacia el año 497/6, unos 25 años más joven que Esquilo. Pertenecía a una de las familias más distinguidas de Atenas ( la Vita de Eurípides habla de la educación gimnástica y musical del joven). Su vida está inmersa en la de su ciudad, participando en las actividades políticas, siendo por lo menos una vez estratego en la guerra de Samos, y otra administrador de los fondos públicos, pero su actitud política está carente de partidismos, según se puede deducir. A diferencia de otros hombres de letras de su época, residió siempre en Atenas y solo abandonó la ciudad cuando tenia que prestarle un servicio público. Vivió la época de máximo esplendor ático, pero también el comienzo de los peligros que desde dentro y fuera amenazaban la estabilidad y supremacía ateniense: la política imperialista ateniense creó el descontento entre los miembros de la Confederación Ática, y además la rivalidad espartana por la hegemonía les llevaría al enfrentamiento en la guerra del Peloponeso. Sobre la fecha de su muerte, haciendo caso a la Vita de Eurípides, cuando en 405 a.C. Aristófanes representó Las Ranas, Sófocles ya había muerto. En cuanto a sus relaciones con el público ateniense, Sófocles ganó rápidamente y logró mantener siempre su favor. En su juventud recitó personalmente y de sus participaciones en la escena quedaron en el recuerdo de los atenienses su habilidad para tocar la cítara en el papel de Támiris y su danza de la pelota en Nausícaa. Pronto abandonó la actuación, seguramente por las exigencias del arte de actor.

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Sobre su participación en la política ateniense como estratego, Sófocles no fue nunca un hombre de armas, no mostró perspicacia ni energía en los asuntos del Estado, sino que más bien actuó como cualquier honrado ateniense del montón. Más importante fue su actividad en la comisión de finanzas del Estado, al ser nombrado como helenotamia (magistrado financiero) y contribuir en las reformas tributarias acontecidas en la Liga marítima del Ática, en el año 443/2a.C. La lista epigráfica de los triunfadores en las Dionisias registra 18 triunfos de Sófocles. El hecho de que la Suda (Léxico de la Antigüedad que data del siglo X ) mencione 24 y la Vita cite 20 se debe a que la primera incluye los triunfos en las Leneas (Fiestas del Lagar en honor de Dioniso -enero- ). Nunca ocupó el tercer puesto en el Agón. b. La obra de sófocles. Estudio de las obras más famosas: Antígona, Edipo rey. Los eruditos alejandrinos atribuían a Sófocles un total de 123 o 130 obras pero en realidad solo son seguros 114 títulos de los cuales solo se conservan 7 dramas, al igual que en Esquilo, más un drama satírico. Poco sabemos de su Triptólemo, una de las obras premiadas por el arconte Cimón en 468a. C. Como innovaciones en la técnica de la tragedia se le atribuyen el aumento del número de miembros del coro, que pasa de 12 a 15, así como la introducción del tercer actor, con lo que aumenta la acción y pierden protagonismo los coros. También se le atribuye la introducción de la escenografía, aunque no sea una información segura; lo que sí es cierto es que abandona la estructura de la trilogía y escribe piezas de contenido independiente, en las cuales los protagonistas individuales se convierten en el tema central. Las siete obras que se conservan son: Ayax, Antígona, Traquinias, Edipo Rey, Electra, Filoctetes y Edipo en Colona.(citadas cronológicamente). Antígona es la segunda en antigüedad de las conservadas y su representación pudo tener lugar hacia el 442 a.C. Su tema es muy conocido, se remonta al ciclo tebano y narra cómo una vez muertos los hijos de Edipo, Eteocles y Polinices, en lucha fratricida, su tío y nuevo señor de la ciudad, Creonte, prohíbe enterrar el cadáver de Polinices, que había venido contra la patria, y que sea presa de perros y aves. Pero Antígona, una de sus hermanas, se enfrenta al tirano, ya que su hermana Ismene no se atreve, y cuando intenta cubrir el cadáver es apresada por la guardia de Creonte, quien intenta convencerla para que cese en su empeño sin conseguirlo, pues sus posturas son irreconciliables ( aquella defiende las leyes no escritas agrafoi nomoi de los dioses, mientras éste las leyes escritas grafoi nomoi de los hombres ). Creonte condena a Antígona a ser enterrada viva en una tumba de piedra. El hijo de Creonte, Hemón, prometido con Antígona intenta persuadir a su padre pero éste hace prevalecer la ley del Estado haciendo cumplir la sentencia. Cuando Creonte se arrepiente y decide liberar a Antígona es tarde, y ambos amantes han muerto en la tumba, ella ahorcada y él matándose con su espada. La esposa del rey, Eurídice, también se da muerte al enterarse de los acontecimientos. Creonte queda solo y la obra termina con su lamento y la reflexión final del coro recomendando la moderación y el no oponerse a las leyes divinas. Edipo Rey debió ser representada hacia el 425a.C. y es el núcleo de la creación trágica de Sófocles, siendo irreprochable su estructura dramática. El tema está tomado también del ciclo tebano y se centra en el descubrimiento de la causa de la peste que asola a Tebas y que Edipo, rey de la ciudad, se compromete a descubrir y poner remedio. Toda la obra es el desarrollo del proceso que conduce al descubrimiento de ese enigma que, trágicamente, desvela a Edipo su propio enigma: él es el causante de la peste, pues lleva consigo la terrible mancha del parricidio y el incesto. Al descubrir la verdad, Edipo se precipita dentro de palacio, encuentra a Yocasta, madre y esposa, ahorcada, y se saca los ojos al no poder soportar la visión de lo que ha hecho. Ciego ya, se despide de sus hijas partiendo al destierro y liberando así a Tebas de otros posibles males bajo su mandato. La obra concluye con palabras del coro mostrando el ejemplo de Edipo, que había conseguido la cumbre en el poder y caído en desgracia, para que nadie se considere feliz hasta el último día de su vida. Se nos muestra aquí la antítesis entre el obrar humano y la voluntad inescrutable de los poderes superiores. Pero en esa oposición es donde el ser humano puede alcanzar su mayor grandeza al oponerse a ese destino ciego ante el que no se rinde. Esta lucha puede llevar al hombre al sufrimiento y a la muerte, pero aquí es donde encuentra precisamente su valor moral. Ante la existencia caben dos actitudes: la del conformista, que se rinde ante las dificultades, y la del héroe, que se rebela y sigue su camino hasta el final. c. La ideología de Sófocles. Sófocles y la democracia ateniense. El humanismo heroico de Sófocles. La afirmación más típica de la ideología sofóclea es: “la felicidad humana consiste en pasar la vida sin haber experimentado el dolor de la desgracia”; así, hay que dar un sentido positivo a los valores sostenidos por los personajes que en la escena no sufren desgracias (Creonte, Tiresias...), y un sentido negativo a los héroes que son objeto de la desgracia trágica (Edipo, Yocasta...). No obstante esta idea va cambiando según los personajes a que se la apliquemos, pues el hombre puede afrontar el poder

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divino de tres formas : poniéndose en contra (Creonte), defendiéndolo a ultranza (Tiresias) o de negación velada (Edipo). El héroe de Sófocles es un ser pasional; monolítico, intransigente, inflexible ante la existencia, obediente a un deber superior que se ha creado él mismo para superarse. El amor humano le es extraño. Presenta un teatro grandilocuente, cuyos protagonistas suscitan admiración, pero nos hacen difícil la identificación con ellos yendo siempre al límite de sí mismos. En Sófocles sorprende su pesimismo existencial, pues destaca la debilidad de la condición humana, al tiempo que subraya la belleza de la lucha del hombre que se resiste a su destino. Por otro lado la tragedia sofoclea nos muestra que el poder, y su concepción, debe ser lo suficientemente coherente - es el espíritu de la democracia ateniense - como para que sus decisiones no choquen ni con las leyes no escritas ( las que se tienen por costumbre), ni con el consenso de los ciudadanos, ni con el código oficial de las leyes divinas. Rasgos del humanismo heroico son: enfrentamiento con el destino, desfallecimiento momentáneo ante la muerte, participación activa en los acontecimientos por trágicos que sean, soledad ante la familia, actuación conforme a la naturaleza. d. El estilo de Sófocles. Como se ha citado ya, Sófocles introdujo el tercer actor en la tragedia y dio mayor naturalidad a su narrativa. Amplió el número de coreutas de 12 a 15 y redujo el papel del coro a unas intervenciones fijas más uniformes. Pero su mayor innovación se refiere a la concepción de la tragedia como un todo y no como parte de una trilogía. La estilística de Sófocles muestra algunos rasgos muy utilizados por el poeta, tales como anáforas y aliteraciones (entre ellas destaca el verso: τυφλος τα τ ωτα τον τε νουν τα τ οµµατ ει) Edipo Rey 371. Con todo, es en el terreno de las imágenes donde más atractiva aparece la dicción de Sófocles. Así, por ejemplo, la ciudad es como un náufrago que sufre el embate de las olas, la ciudad es como una vieja decrépita que se consume, el Hades es ese hombre ávido de lucro que se enriquece con llantos y gemidos, etc. Por último decir que el propio Sófocles dice que su estilo sufrió tres etapas en su desarrollo: una primera donde vence el estilo recargado de Esquilo, una segunda en la que se enfrenta a la aspereza y artificiosidad de su propia naturaleza, y la tercera en que consigue la mayor perfección formal ( Edipo).

3.4 EURÍPIDES a. La vida de Eurípides. Relaciones de Eurípides con el público ateniense. Muerte en Macedonia. Premios. Sobre la biografía de Eurípides poseemos pocos datos y no del todo verosímiles. Sus padres, a quienes la comedia presenta como verduleros, eran ricos hacendados provenientes del demo ático de Flia, aunque él nació en la propiedad de sus padres de Salamina, en el 485/4 a.C. Recibió una educación esmerada y es posible que antes de dedicarse a la literatura se dedicase a la pintura, pues parecen ser suyos unos cuadros hallados en Mégara. Todo tipo de historias del peor género elaboradas por la comedia nos hablan de sus desventuras matrimoniales con sus dos mujeres, Melito y Quérine, y los muchos disgustos que tuvo en el matrimonio. Eurípides no alcanzó gran simpatía entre sus conciudadanos, por su carácter inconformista y crítico con los aspectos tradicionales, y pronto fue objeto de las burlas de la comedia. Por contraste con Sófocles, cuya vida estaba incorporada tan sólidamente a la comunidad ateniense, Eurípides no participó activamente en política y sus relaciones con el público no fueron buenas. Esta oposición del público se manifestó en una acusación por impiedad formulada por Cleón, aunque la fuente no es muy segura. En el año 408 a.C. abandonó con amargura Atenas, acogiéndose al mecenazgo de Arquelao de Macedonia; allí en Aretusa, cerca de Anfípolis, murió en la primavera del 406. Según una tradición, fue muerto despedazado por perros rabiosos, lo cual no es sino una invención para simbolizar su castigo por impío. En la corte de Arquelao estuvo rodeado, en sus últimos días, por hombres prestigiosos como el poeta trágico Agatón y el poeta ditirámbico Timoteo.

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Sobre los premios obtenidos, decir que según el Mármol de Paros consiguió el primer premio en cuatro ocasiones, lo cual es un balance pobre si tenemos en cuenta que consiguió coros para veintidós tetralogías, en torno a las noventa obras. Algunas fuentes citan cinco triunfos porque añaden el obtenido por su hijo o sobrino después de su muerte. b. La obra de Eurípides. Estudio de las obras más famosas: Alcestis, Hipólito, Medea, Bacantes Conservamos dieciocho obras de Eurípides ( compuso en torno a las 92 ) pues el Reso se considera apócrifa - no auténtica - y un drama satírico - Ciclope -que nos ha llegado a través de textos medievales. Además una cantidad de fragmentos pertenecientes a sus obras perdidas que supera con creces a la de la totalidad de los fragmentos de Sófocles y Esquilo. Estas obras son: Alcestis, Medea, Los Heráclidas, Hipólito, Andrómaca, Las Suplicantes, Hécuba, Ión, Heracles, Las Troyanas, Electra, Helena, Ifigenia en Tauride, Las Fenicias, Orestes, y las compuestas en su estancia en Macedonia Ifigenia en Aúlide, y Las Bacantes. Trataremos solo las 4 más importantes: La más antigua que se nos ha conservado, Alcestis, es del año 438 a.C. y su primera presentación en público en 455, ocupando el cuarto lugar, con tres tragedias perdidas, que en Esquilo se reservaba al drama satírico. No es propiamente una tragedia, sino un cuento entre sentimental y humorístico. El mito ya había sido tratado por otros trágicos como Frínico y expresa cómo el rey Admeto es salvado por su esposa Alcestis, que consiente en morir en su lugar y finalmente es arrebatada a la muerte por Heracles, reuniéndose ambos en un prometedor futuro. Eurípides sigue el mito pero cambia la interpretación de los personajes : Admeto, que debería ser noble y heroico, es cobarde y ridículo, permitiendo que su mujer muera por él y compadeciéndose de sí mismo. En Medea (431) la innovación del antiguo mito es mayor. Eurípides crea una tragedia de gran fuerza psicológica en la que convierte a Medea en asesina de sus hijos para vengarse de la infidelidad de Jasón. Ella que ha engañado y matado por seguirlo, contra la voluntad de su padre, no puede aceptar la boda de Jasón con la hija del rey de Corinto. Mediante un ardid, propio de una maga, mata a la joven desposada con el regalo de un vestido embrujado, privando a Jasón de su amor. Finalmente Medea es arrebatada, y liberada de las iras de los corintios en el carro del Sol, un antepasado suyo. En esta obra muestra el autor las fuerzas antagónicas del alma humana : Medea lucha entre su deseo de venganza y el amor por sus hijos. Es la heroína contrapuesta a las de Sófocles y Esquilo, pues es una mujer llevada por sus pasiones, extranjera y maga, lo cual escandalizó a sus conciudadanos. En Hipólito (428) también el conflicto trágico surge con gran intensidad: Fedra, hija de Minos y esposa de Teseo, enamorada de su hijastro Hipólito, que no la corresponde, lleva a la perdición a padre e hijo y ella misma se da muerte. De esta obra parece que hubo una primera versión en la cual el motivo erótico era dominante y que fue retirada por la indignación de los atenienses al ver en el escenario los desenfrenos amorosos de Fedra. En la segunda versión, la protagonista guarda con dolor en su interior sus sentimientos y solo se produce la catástrofe final tras la actuación de la nodriza a quién revela el secreto. Fedra va a la muerte por salvar su honor y por afán de venganza deja la carta fatal, en la que acusa a Hipólito de atentar contra su honra, llevándole a la perdición. En esta obra es importante el papel de las diosas Afrodita y Ártemis, muy estudiado por la crítica. Las Bacantes es la más pegada a la tradición en la forma, a la vez que la más original en contenido. El argumento consiste en el enfrentamiento de Penteo, rey de Tebas, con Dioniso y su culto y el terrible castigo que recibe por ello: es despedazado por las Ménades de Dioniso, cuyo grupo preside su propia madre arrebatada por la locura orgiástica. La escena en que la madre corona con la cabeza de su hijo su cortejo de bacante y da gritos de júbilo por el botín es de gran audacia. Quizá el sentido último de la obra sea representar la trágica oposición entre el intento del hombre por afirmarse en lo racional y la fuerza innegable del mundo e lo irracional. c. La ideología de Eurípides. Eurípides y la democracia ateniense. Eurípides y el imperialismo ateniense. Eurípides y la sofística. La inquietud intelectual es el signo que caracteriza a este hombre. Trató con espíritu nuevo las historias del pasado, utilizándolas a veces para desenmascarar a héroes, como Eteocles, o criticar a los dioses por su comportamiento. En ocasiones pertenece al apogeo clásico y en otras es muy renovador. El “pathos” de un gran apasionamiento se encuentra junto a consideraciones racionalistas ajenas a la acción. El centro de su interés es el hombre, viendo a las divinidades como símbolos de los poderes irracionales y sustituyendo su fuerza por la de la Τυχη ( el azar, la fortuna ) que mezcla y dirige los destinos humanos. Critica muchos principios de la normativa tradicional ática como la superioridad hombre-mujer, griegobárbaro, el respeto a la tradición y el pasado glorioso, la virtud de la guerra, etc. Utiliza la tragedia para exponer sus ideas, lo cual da a ésta un carácter moralizante y sentencioso que se observa en la forma de terminar algunas mediante la intervención de lo maravilloso en forma de “deus ex machina”. En su obra se cumple el tópico aristotélico según el cual “Sófocles representa a los hombres como deberían ser y Eurípides como son”.

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Con respecto a la democracia e imperialismo atenienses, Eurípides no participa en la polis con una relación similar a la de Esquilo o Sófocles. Si con frecuencia tomó posiciones en sus dramas frente a cuestiones de la vida estatal , lo hizo desde el punto de vista del pensador racionalista, y no como ciudadano de la polis que participa en ella. En el helenismo, se conducía a los extranjeros en Salamina a una gruta donde se suponía que, alejado de los hombres, Eurípides había meditado sobre los enigmas de la existencia. El genio se aislaba y abría un profundo abismo, cosa insólita en el clasicismo, entre él, que empezaba a despuntar, y el pueblo. Esta actitud del poeta y el plasmar los pensamientos de la sofística en sus versos, provocaron la indignación y burla de los conservadores atenienses. Sobre su relación con la sofística decir que fue seguidor de sus ideales pero nunca estuvo adscrito a ninguna escuela. Discípulo de Protágoras, Pródico y de Anaxágoras participó del racionalismo sofístico pero su obra no se acopla a ningún sistema filosófico, sino que muestra una lucha incesante, una búsqueda apasionada, que le hace parecer contradictorio. Este pensamiento sí que influyó en su concepción de la tragedia. Se abrió al influjo de la sofística y tuvo los problemas de los sofistas , pero conservó su independencia y a veces fue crítico con ellos. d. El estilo de Eurípides. La lengua de Eurípides se asemeja al habla coloquial por diversas razones: vocabulario extraído de la prosa, uso de figuras estilísticas coloquiales, del hipérbaton, o el recurso de poner en antecedentes de lo que va a pasar con el prólogo. Esto no significa que sea un estilo vulgar, sino que posee la sencillez característica de los poetas que tienen cosas importantes que decir. La importancia del coro en Esquilo y Sófocles como personaje activo en el conflicto dramático desaparece por completo en Eurípides. Sin embargo los coros de éste cobran relevancia por la calidad poética que poseen y como espectáculo musical (recordemos su relación con Timoteo, renovador de la lírica en el s. V a.C., en Macedonia). Se ha observado como ciertas partes de la tragedia de Eurípides se destacan con mayor nitidez y tienden a tener vida propia, pero esto no significa que los dramas del autor se vayan a descomponer, sino que forman un todo en el que esas partes se distinguen en sus aspectos formales. Así ocurre en los diálogos agonales, donde se despliega el gusto de los griegos por la disputa, y su pasión por las acciones judiciales. Se ve influido en cierta medida por la retórica de su tiempo. Al final de sus dramas usa el deus ex machina para desenredar la trama y restablecer el orden. Son importantes los cantos corales de Eurípides, que no son meras interpolaciones sino que tienen el carácter de relatos líricos independientes, donde la musicalidad nos muestra el nuevo giro que experimenta el ditirambo ático en esta época.

3.5 LA COMEDIA

Introducción: Los datos que tenemos sobre sus orígenes nos los da Aristóteles, quien dice que surgió de los que dirigen las procesiones fálicas, aun en uso en algunas ciudades. Estas procesiones parecen haber sido auténticas fiestas de carnaval en las que abunda la obscenidad. Durante largo tiempo fueron “improvisadas“ y solo tardíamente se estructuran de forma literaria. Su nombre deriva de κωµωδια “canto del cortejo” que hace referencia sin duda a estas procesiones grotescas. Se ha querido ver una influencia de la comedia siciliana en la comedia ática, palpable sobre todo en la tipología, y también los peloponesios reivindican para sí el origen de la comedia, especialmente los megarenses, pero donde aparece por primera vez ya con forma definida es en Atenas y, lo mismo que la tragedia, asociada a Dioniso. Se representaban en las fiestas Leneas, dedicadas a este dios, que tenían lugar en el mes de Gamelión ( enero-febrero ) y cuyo nombre parece derivar de ληναι “ménades, mujeres que participan en los cultos orgiásticos de Dioniso”. Desde 442 a. C. sabemos que las representaciones de comedias tenían carácter oficial en estas fiestas. Los alejandrinos dividieron la comedia en Antigua - αρχαια -, Media - µεση -, y Nueva - νεα - abarcando cada una hasta el 400 a.C., el 330 a.C. y el 250 a.C. Los principales representantes de estas etapas fueron:

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Antigua: Cratino, Crates, Aristófanes y Eupolis. Comedia “política” por cuanto que la temática se centra en la crítica de personas, instituciones o problemas importantes para la vida de la ciudad. El coro es importante en la acción y en la expresión de la opinión del autor. Media: Platón, Antífanes, Eubulo y Alexis. La parodia mitológica o las peripecias novelescas constituyen los ingredientes de este tipo de comedia. Abundantes temas eróticos y personajes tipos repetidos como el rufián, las prostitutas, el esclavo, el cocinero, la vieja cómica, etc. Nueva: Filemón, Dífilo y Menandro. Practican temas costumbristas y moralizantes. Los temas cómico-grotescos dan paso a la evasión y el entretenimiento propios de la gente burguesa. Después de mucho enredo todo acaba bien y la virtud es recompensada.

Estructura de la comedia antigua. Las seis partes de que consta son las siguientes:

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Prólogo, introduce la temática de la obra, incluyendo la presentación del héroe y el plan con el que pretende afrontar la situación. Párodos, el coro plantea su canto de repulsa o adhesión al héroe. Agón, el héroe se enfrenta a algún detractor de su plan, para acabar triunfando. Parábasis, donde el coro o su jefe se dirige al público y le habla en nombre del poeta, Explotación del éxito, el héroe ha de hacer frente a quienes, malinterpretando su victoria, quieren solaparla o aprovecharse de ella. Comos, apoteosis de la victoria del héroe introducida por el poeta como un festejo.

Esta estructura se irá simplificando hasta la desaparición del coro y la distribución de Menandro en un prólogo y cinco actos.

3.6 ARISTÓFANES a.- La vida de Aristófanes. Relaciones de Aristófanes con el público ateniense. Premios. Nació en la época de Pericles, periodo de paz, y su nacimiento se puede situar en torno al 445a.C. Ateniense de nacimiento, todas sus obras nos hablan de la estrecha relación del poeta con la vida política y literaria de su época. No parece que militara en ningún partido político, si bien se muestra defensor de los viejos ideales y poco amigo de las nuevas tendencias de la sofística. No es un adversario de la democracia, aunque en sus comedias se encierran fuertes sátiras políticas, seguramente porque el sistema democrático ático empezaba a resquebrajarse en su época. Pocos datos más poseemos de su vida, la fecha de su muerte es dudosa, probablemente en los años 80 del siglo IV a.C. (¿385?) pues su última obra Pluto se fecha en 388 a.C. Sobre sus relaciones con el público ateniense, la aceptación que tuvo de sus contemporáneos queda clara en los premios que se le concedieron, el propio Aristófanes habla en la parábasis de los Caballeros de la inconstancia del favor del público, que en ocasiones favorece o perjudica a un autor dependiendo del tipo de obra que presente en el certamen y la temática de la misma. En cuanto a premios, no obtuvo todos a los que aspiró en competencia con Cratino y Eupolis, pero se conoce su primer puesto con Los Acarnienses, Los Caballeros y con Las Ranas y el segundo con La Paz, Las Avispas y Las Aves, además de otros, tanto en las Leneas como en las Dionisias. Por último decir que su participación en la vida pública está atestiguada en una inscripción de principios del siglo IV que nombra a Aristófanes como prítano (primer magistrado). b.- La obra de Aristófanes. Estudio de las obras más famosas: Caballeros, Nubes Ranas, Aves Se conservan de él once comedias de un total de cuarenta y cuatro que llegaron a la época alejandrina, aunque los eruditos dudaban de la paternidad literaria de cuatro de ellas, cuyo autor podía ser Arquipo. Esta conservación no se debe tanto a la valoración de sus méritos, cuanto a que los aticistas apreciaban mucho su obra por ser la fuente más pura del ático antiguo. Estas son: Los Acarnienses La Paz Las Ranas

Los Caballeros Las Nubes Las Aves Lisístrata Asamblea de las mujeres Pluto

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Las Avispas Tesmoforias

Los Caballeros es un furibundo ataque al demagogo Cleón, y a través de él, una divertida sátira de la democracia. Por la escena desfilan ridiculizados muchos personajes públicos. Es más una sátira que una farsa. Las Nubes es una de sus obras más logradas. Es una ridiculización de Sócrates, a quién ve simplemente como un representante de la sofística, con muchas cualidades desagradables: charlatán, viejo sórdido y sucio que pronuncia palabras ininteligibles y director de una escuela, cuyos discípulos también son objeto de burla. El hilo argumental narra las relaciones de un pobre campesino ático y su hijo con dicha escuela. Las Ranas es una fantasía cómica cuyo tema central es de crítica literaria, el enfrentamiento entre el arte viejo y el arte nuevo. El punto culminante de la obra se produce cuando en el Hades son juzgados en persona Esquilo y Eurípides para decidir cual merece volver a la vida. Tras muchas burlas la balanza es favorable a Esquilo. Se parodia tanto a los dioses como a los personajes encuestados. Las Aves es una auténtica obra maestra por su fantasía y comicidad pero sobre todo por sus cantos corales. Aristófanes se muestra como un gran poeta lírico en sus sentimientos de la naturaleza. El argumento trata de cómo las aves, persuadidas por dos aventureros, se construyen su imperio en los cielos y los dioses tienen que entrar en negociaciones con ellas. c.- La ideología de Aristófanes. Aristófanes y la democracia ateniense. Aristófanes y la política contemporánea. La política, la religión y el pensamiento de la ilustración son las tres denominaciones comunes que señalan el perfil reaccionario de la ideología aristofánica.







Su ideología política se caracteriza por el conservadurismo propio de quien ataca implacablemente a los defensores del pueblo y sus instituciones. Posición conservadora es la que refleja su presunto pacifismo, que coincide con la postura mantenida por los campesinos atenienses durante la guerra del Peloponeso. Critica la democracia y la revolución. En el terreno religioso choca la aparente falta de creencia a que asistimos una y otra vez. Determinados rasgos de la religión tradicional son objeto de sus continuas puyas: Zeus es el eterno Don Juan, Heracles raya en la glotonería y Dioniso ronda la cobardía. El carácter festivo de la farsa cómica no es suficiente justificación de sus burlas a los dioses. Frente a los cambios de la Ilustración, Aristófanes se convierte en defensor de la educación tradicional. El poeta tiene conciencia de ser un educador de la juventud. Pero lo peor es que se convierte en juez supremo de lo bueno y de lo malo al presentar en escena personajes desvirtuados que encarnan la inmoralidad. Sócrates será pintado como un ateo consumado, que racionaliza los fenómenos físicos y los aleja de la mitología de la religión popular; igual ocurre con Eurípides y su desprecio de las mujeres. En esta defensa que hace de la tradición es donde encuentra coherencia la crítica religiosa de Aristófanes.

No obstante, a pesar de la carga ideológica, todas las obras de Aristófanes son de gran valor para comprender la sociedad de su tiempo, de la cual es fiel espejo: así se entienden a partir de él la organización financiera, el ejército, el sistema judicial y otros aspectos. d.- La lengua y el estilo de Aristófanes. Es un conglomerado de contrastes al servicio del humor. Las palabras e ideas de sus comedias son sometidas a la continua quiebra de lo insólito, logrando gran comicidad. Aristófanes recurre a las comparaciones, imágenes, hipérboles, juegos de palabras, etc. La creación de compuestos de más de dos elementos le lleva a la producción de engendros verbales. Saca partido a todas las posibilidades de distorsión y doble sentido que ofrecen los nombres propios. Mezcla horrendos vulgarismos con elevadas formas poéticas en los cantos líricos, cuando parodia a poetas y filósofos. También parodia el lenguaje sublime de la tragedia con efectos cómicos. En resumen, en su lengua se hallan inexplicablemente unidos elementos reales y fantásticos, teniendo como base el ático hablado de la época del poeta.

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4. HISTORIOGRAFÍA 4.1 Heródoto

Introducción La Historia de Heródoto inicia un nuevo género literario en Grecia, la Historiografía. Es la primera obra extensa en prosa y la principal fuente que expone sistemáticamente la época anterior a las Guerras Médicas y el desarrollo de la confrontación bélica entre griegos y persas. La aparición de la prosa escrita requiere la existencia de una escritura relativamente extendida, de un público y materiales escriptóricos, por lo que en Grecia su aparición es tardía, tras el florecimiento poético. La inscripción más antigua en prosa data del s.VI a.C. encontrada en Egipto y escrita por mercenarios griegos. Como antecedentes de este nuevo género literario podemos citar:

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los ωροι, ωροι anales o crónicas en los que se anotaban los acontecimientos más sobresalientes del año, usados por los eruditos de los siglos V y IV a.C. para realizar crónicas más elaboradas al combinarlos con las leyendas locales. la novelística popular, surgida en Jonia en el s.VI a.C. en boca de narradores ambulantes del tipo de los rapsodas; novelas que aparecen en las historias de Heródoto y en las fábulas de Esopo. la epopeya, ya que Heródoto se educó en medio de la tradición épica, y además la Ilíada contenía el mismo tema que él utilizó en su Historia, la lucha de griegos y persas. la lírica y la tragedia, en menor medida, influyeron en la interpretación religiosa del acontecer humano que da Heródoto a su Historia. la logografía jonia es el precedente más directo ya que constituye un movimiento científico de interés general, pues abarca tres campos de actuación: filosófico, médico e historiográfico. La prosa se convierte en un instrumento de la razón frente al carácter más emocional de la poesía. Abarca una serie de relatos (λογοι) sobre ciudades o pueblos, compuestos por viajeros griegos que recorrían Oriente y Occidente llevados por sus deseos de aprender e investigar. Exponen los hechos deducidos de la propia observación o indagación.

4.1 HERÓDOTO. a.- La vida de Heródoto. Heródoto nació en Halicarnaso, ciudad doria situada sobre Caria, en la costa sudoccidental de Asia Menor, hacia el 484 a.C. en vísperas de la campaña de Jerjes contra Grecia. Halicarnaso estaba dominada en esa época por una dinastía de tiranos al servicio del rey de Persia. Solo la victoria de los griegos sobre los persas motivó a sus habitantes para rechazar el dominio extranjero. El primer intento de derrocar a Ligdamis, tirano de la ciudad, costó la vida al tío de Heródoto, por lo que su familia salió exiliada hacia la isla de Samos, donde pasó diez años y tomó contacto con el espíritu jonio. Tras la caída de Ligdamis regresó a su patria. Los años anteriores al 447 a.C., fecha en que llega a Atenas, los pasó en continuos viajes por Babilonia, Cólquida, Siria, Macedonia, Libia, Cirene y Egipto, siguiendo la tradición de los logógrafos jonios, con el objetivo de contemplar e investigar. Su estancia en Atenas fue esencial para su formación como historiador, pues vivió el despertar a la razón de la sofística. Pero más que esta corriente filosófica influyó en el sentido histórico de su obra el pensamiento tradicional y conservador de las tragedias de Esquilo y Sófocles. En 443 a.C. participa en la fundación de Turios, colonia panhelénica en Italia meridional. Su vinculación a esta colonia fue tan grande que se dejó llamar “natural de Turios”. Su muerte debió ocurrir hacia el 425 a.C.en dicha colonia, aunque algunas fuentes creen probable que se encontrara en Atenas al inicio de la Guerra del Peloponeso, y tal vez le sorprendiera allí la muerte antes del regreso a Turios. b.- Naturaleza y génesis de la obra de Heródoto. Sus Historias fueron divididas arbitrariamente por un gramático posterior en nueve libros, con los nombres de las nueve musas. No son un todo homogéneo, sino un mosaico de cosas yuxtapuestas: descripciones geográficas, novelística procedente de la tradición oral, resultados de su investigación personal sobre los acontecimientos, etc. Su propósito inicial es contar la historia de Persia, siguiendo la

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sucesión de sus reyes desde Ciro hasta Jerjes, y narrar al mismo tiempo las características de los pueblos que se anexiona Persia durante sus conquistas, hasta llegar a las Guerras Médicas, entre griegos y persas, como punto final. Pero tras su estancia en Atenas y su conocimiento del ambiente espiritual respirado en dicha ciudad, profundizó en el análisis de las características de ambos mundos, griego y persa, y obtuvo como resultado la idea de un pueblo griego que buscaba la libertad, organizado en πολεις y reconociendo los límites humanos frente a la omnipotencia divina, frente al pueblo persa que, obcecado por la tiranía de sus gobernantes y deseo de poder, no logró someterlo. Se plantean estas Guerras Médicas como un conflicto entre Asia y Europa. Los relatos que ocupan la primera mitad de la obra, tras una digresión sobre las causas míticas del conflicto, narran la expansión del imperio persa comenzando por la conquista de Lidia por Ciro el Viejo y la de Babilonia, tras la cual muere Ciro. En el libro II tenemos el reinado de Cambises donde se produce la conquista de Egipto y las campañas contra los etíopes. A Cambises le sucede Darío, y antes de sus campañas contra escitas, libios y tracios, el sometimiento de las ciudades del Helesponto, y su asalto a Grecia continental con derrota en Maratón, introduce Heródoto una reflexión sobre los regímenes políticos ( monarquía, democracia y oligarquía ). Así se completan los seis primeros libros. En el libro VII tenemos la muerte de Darío y la ascensión de Jerjes al poder. A continuación unas consideraciones sobre ambos pueblos, griego y persa, donde se exaltan los valores del primero frente al segundo, que da paso a la batalla de las Termópilas. El libro VIII lo ocupan la batalla de Artemisio, la toma de Atenas y el desastre naval de los persas en Salamina. El noveno y último libro relata los sucesos hasta los combates de Platea y Micala, donde vencen los griegos tomando la iniciativa. c.- La ideología de Heródoto. intelectuales contemporáneos.

Relación

de

la

ideología

de

Heródoto

con

la

de

otros

La interpretación herodótea del acontecer histórico es pesimista, trágica. El hombre no es dueño de su destino. Todo cuanto sucede está regulado y dominado por la divinidad y el azar, fuerzas ocultas que no se pueden someter a la razón. De todas formas no es dogmático y, al igual que en las tragedias de Esquilo y Sófocles, se superponen dos componentes en el acontecer histórico, el divino, que le hace admitir sueños, oráculos y consejos como señales de los sucesos dispuestos por la divinidad, y el humano, por el que se otorga al hombre la responsabilidad de las decisiones que determinan el curso de la historia. Según su pensamiento el hombre no puede elevarse por encima de los límites de poder y felicidad que tiene asignados, de ahí que la historia de hombres, ciudades y naciones esté gobernada por la ley del ciclo, según la cual nada permanece siempre en su sitio, sino que cambia, desarrollándose y sucumbiendo. La divinidad es la encargada de restablecer el orden cuando se pierde el equilibrio, castigando, tanto por transgredir su voluntad, como por pretender más poder del que se tiene a cada uno asignado. El hombre aprende con el sufrimiento las directrices que han de guiar su comportamiento en la vida. Su experiencia debe servir de lección a los demás, así la derrota del imperio persa es un aviso contra las ideas imperialistas de la democracia radical ateniense. Heródoto fue contemporáneo de otros intelectuales entre los que destacan los sofistas, pero los intentos de descubrir en su obra relaciones con determinados representantes de esta tendencia no han dado resultados seguros. El no es contrario a la tradición, sino que más bien se pone de su parte, así en el libro III de su Historia, Darío pregunta a los griegos, que incineran a sus muertos, y a los habitantes de una tribu hindú, que acostumbra devorarlos, a qué precio serian capaces de practicar las costumbres de los otros, y ambos responden con enérgica repulsa. d.- El método historiográfico de Heródoto. Utilizando en su obra la observación directa, lo conocido por medio de otros, su opinión y la indagación, su método es crítico, pero mediatizado por las condiciones de una época primitiva en sus conceptos religiosos y en su conocimiento del mundo. No hace una crítica profunda sobre las fuentes orales y escritas, pero tampoco las acepta ciegamente. Al dudar sobre la veracidad de algunos hechos, demuestra escepticismo, y si bien no racionaliza en exceso los datos, tampoco los acepta sin discusión. Su mentalidad es sencilla y religiosa: en último término es la voluntad divina la que decide (fatalismo) y es inútil luchar contra el destino. Heródoto, resumiendo, se mueve en un mundo entre el mito y la historia, y su mérito consiste en querer introducir su capacidad de comprensión, su razón. e.- La lengua y el estilo de Heródoto. El dialecto utilizado es el jonio, pero en él se pueden encontrar formas épicas, dóricas y áticas que le confieren un colorido especial. El estilo es simple, sencillo, sin buscar artificios retóricos y

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estilísticos. Usa construcciones coordinadas en sus periodos oracionales y una sintaxis poco complicada, lo que le otorga la viveza propia de la lengua hablada. Su vocabulario también es simple. Papel importante lo desempeñan los discursos, donde resalta el comportamiento general de los hombres, trascendiendo lo individual. El diálogo es característico de muchos pasajes. Se acerca a la épica.

4.2 TUCÍDIDES

a.- La vida de Tucídides. Los datos de la biografía de Tucídides, hijo de Oloro, son escasos. Solo sabemos con exactitud lo que nos ha llegado a través de él mismo: que fue elegido como estratego en 424 a.C., año en que también fue desterrado de Atenas por no haber acudido a tiempo en auxilio de la ciudad de Anfípolis, conquistada por el general espartano Brásidas. Su fecha de nacimiento pudo estar en torno al 454 a.C.ya que debería tener los treinta años para ser nombrado estratego. Los datos sobre su muerte son aún más confusos. Ciertas fuentes afirman que muere en Atenas, otras que ocurrió en Tracia tras la guerra del Peloponeso. Lo cierto es que antes de morir regresó a Atenas en el 404 y su tumba se encontraba entre las de la familia de Cimón, hijo de Milcíades, vencedor de Maratón. Aristócrata de nacimiento y bien dotado económicamente recibió una educación acorde a su rango y asimiló las enseñanzas de los movimientos filosóficos y retóricos de su tiempo. No es un historiador casualmente ya que, por tradición familiar, estaba muy versado en la vida pública. Su niñez y juventud coinciden con la época de mayor esplendor de Atenas. Seguramente pasó la mayor parte de su exilio en sus posesiones auríferas de Tracia, aunque también pudo realizar viajes por los escenarios de la guerra. Murió hacia el 400 a.C. b.- Naturaleza y génesis de la obra de Tucídides. Su Historia está dividida en ocho libros, y su finalidad es contar la Guerra del Peloponeso. Una síntesis podría ser la siguiente:

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Libro I. Afirmación de la superior importancia de esta guerra respecto a las anteriores. Recorrido por la historia primitiva de Grecia. Exposición de su metodología histórica. Antecedentes de la guerra. Libros II, III, IV y V. Guerra Arquidámica, que recibe el nombre del rey espartano Arquidamo. Invasión del Ática por los espartanos en 431 hasta la paz de Nicias. Tregua y reanudación de la guerra. Libros VI y VII. Expedición a Sicilia de los atenienses. Desastre ateniense. Libro VIII. Descripción de la segunda etapa de la guerra, hasta el 411, en que se interrumpe, quizá porque al autor le sorprendió la muerte antes de terminar la redacción final.

En los orígenes de esta obra, Tucídides cuenta con los logógrafos jonios y Heródoto como precedentes en su quehacer histórico, pero las diferencias con ellos son notables. En primer lugar era insólito escribir una obra de historia contemporánea, pues sus antecesores narraron las glorias del pasado. En cuanto a las fuentes, Tucídides afirma que describe los acontecimientos vividos por él mismo o tras haber examinado con cuidado sus informaciones. Por último, Tucídides excluye lo divino del curso de los acontecimientos, pues el motor de la historia no es la “envidia” de los dioses, sino la lógica interna de los hechos de los hombres. Dentro de los hechos presentes que pretende narrar destacan los políticos y militares, pues excluye de su narración toda manifestación sobre la vida intelectual y artística de Atenas. c.- La ideología de Tucídides. Tucídides y el imperialismo ateniense. Relación de la ideología de Tucídides con la de otros intelectuales contemporáneos, en particular los sofistas. A diferencia de Heródoto, cuya concepción de la historia es eminentemente religiosa, Tucídides explica los hechos desde un punto de vista humano. Para él la fuerza motriz de la historia es la inteligencia (γνωµη), cuyas decisiones están determinadas por cuestiones políticas, económicas y militares, manteniéndose al margen de las normas religiosas. Junto a ella esta la fortuna (τυχη), considerada no como potencia divina, sino como lo imprevisible que surge en el acontecer histórico.

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Tucídides considera elemento constante del proceso histórico a la naturaleza humana. Se caracteriza por su aspiración a la libertad. Estos deseos, elevados a un nivel general, se manifiestan en el odio del pueblo sometido hacia su opresor; en la ambición de poder; en la imposición de la ley del más fuerte sobre el débil, para el que de nada sirven las apelaciones a la justicia, ya que por encima de todo se imponen razones de conveniencia y utilidad; en la envidia del éxito, etc. La inteligencia, pues, rige los destinos de los pueblos y actúa por móviles no sometidos a la moral y la religión, pero eso no implica que todas las decisiones humanas procedan de un razonamiento equilibrado, sino que a veces actúan el apasionamiento, la imprudencia o la precipitación. El pensamiento del historiador coincide con el modo de actuación política de Pericles, a quién considera idóneo para realizar la guerra, mantener el imperio ateniense y buscar el bien de la ciudad. Este equilibrio no fueron capaces de mantenerlo sus sucesores, a los cuales critica violentamente, y tras su fracaso político y militar, Tucídides elogió el nuevo régimen moderado que se estableció en Atenas en 411 a.C. Pero la crítica de Tucídides no solo se dirige contra la actuación ateniense, sino que se extiende también a los excesos cometidos por los espartanos. Y es que en este autor se constata aún la línea de la antigua tradición, en la que se resaltaban los valores morales como el amor a la patria, a la justicia, al bien común, etc. A pesar del egoísmo y la envidia del ser humano se puede conseguir un mundo mejor. Con respecto a su relación con los sofistas decir que estuvo influido por ellos en su aplicación de la crítica racional al análisis del mundo que le rodea. Pretende hacer con su historia verdadera ciencia, algo que dure siempre y no solo compuesto para deleitar los oídos de unos cuantos. Comparte con los sofistas un escepticismo crítico en relación a aquel amor a la tradición y a las creencias de Heródoto, que tanto difiere de la realidad, y que configuró su pensamiento pragmático de la historia. d.- El método historiográfico de Tucídides. Los discursos en la obra de Tucídides. El propósito de Tucídides de exponer la estricta verdad de lo que ocurrió, hizo que los métodos empleados en su investigación difieran de los utilizados por Heródoto. Tucídides contó con la ventaja de relatar hechos contemporáneos y de poder manejar mayor número de fuentes que Heródoto, pero incluso cuando se remonta al pasado aplica una crítica racional que asegure la verdad de lo que afirma. Este criterio de verosimilitud, basado en la idea de progreso económico y militar de las ciudades, es el que le lleva a afirmar la superioridad del presente sobre el pasado, y a considerar más importante la guerra del Peloponeso que la legendaria guerra de Troya. Él realiza una exhaustiva búsqueda de datos para que los hechos narrados sean objetivos e inserta en su obra solo aquellos que superan su examen crítico. Pero profundiza aún más y, partiendo de sucesos particulares, pretende extraer las interioridades que subyacen en cada uno de ellos, elevándolas a la categoría de principios generales, para que las posteriores generaciones actúen conforme a ellos en situaciones semejantes. Planifica los acontecimientos de acuerdo con un riguroso ordenamiento cronológico por años, dejando el sistema tradicional basado en el nombre del funcionario epónimo de los contendientes. * Por otro lado abundan los discursos puestos en boca de los personajes que intervienen, los cuales cumplen una doble función: tratan de expresar la verdad política, es decir, los móviles que mueven a los distintos personajes, y también sirven para la dramatización de su relato. Pero además sirven al autor para introducir sus propias ideas, con lo que se pone en tela de juicio su objetividad. Su cometido se manifiesta sobre todo en aquellos que, siendo contrapuestos, exponen las motivaciones de ambos contendientes. e.- La lengua y el estilo de Tucídides. Formalmente su estilo es conciso y directo, de gran intensidad de ideas, lo que dificulta su comprensión y sobre todo su traducción cuidada. Es el creador de la prosa ática, el que la elevó a categoría literaria, pero en su lengua aún quedan huellas de la influencia de la prosa jonia, especialmente de los logógrafos y Heródoto. A causa de su largo destierro su prosa ática es un tanto arcaica y algunos de sus rasgos son:

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abuso de expresiones nominales frecuencia de nombres abstractos substantivación de participios, adjetivos e infinitivos acumulación de participios, etc.

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En cuanto al estilo, se pueden observar diferencias entre las partes narrativas, donde resalta la expresión simple, sencilla y precisa, y aquellas otras, especialmente los discursos, en las que concentra su pensamiento político, donde el lenguaje es denso, con expresiones oscuras difíciles de comprender. En su narración contrastan los periodos largos, a veces seleccionados por oraciones parentéticas, con otras frases inesperadamente cortas que , por su densidad, contribuyen a dificultar la comprensión del texto.

4.3 JENOFONTE a.- La vida de Jenofonte. Hijo de Grilo, del demo ateniense de Erquia, de familia acomodada, Jenofonte nació en Atenas hacia el 430 a.C. Como otros jóvenes acaudalados practicó la equitación. En el año 401 se dejó convencer por su amigo Proxeno y se alistó en la expedición de Ciro el Joven, que pretendía derrocar del trono a su hermano Artajerjes II. Tras la batalla de Cunaxa, la difícil situación del continente griego y la retirada a través de Armenia hacia el Mar Negro, Jenofonte se decidió a escribir su mejor obra, la Anábasis. Más adelante, junto a Argesilao, que estaba al frente de las tropas espartanas, participó en la batalla de Coronea, poniéndose en contra de sus compatriotas atenienses, lo cual le ocasionó el destierro de Atenas, hecho que no le afectó demasiado, pues los espartanos le distinguieron primero con la proxenía (honores concedidos a un huésped extranjero) y más tarde con una finca en Escilunte, cerca de Olimpia. En un pasaje de la Anábasis describe esta hacienda, donde pasó los mejores años de su vida, y cómo en ella pudo cultivar su alma campesina y guerrera, al tiempo que practicar la caza y la escritura. La quietud de Esquilunte terminó en 370 a.C., cuando los eleos, enemistados con Esparta, se apoderaron de la localidad después de la batalla de Leuctra. Jenofonte huyó entonces a Corinto, donde pasó los últimos años de su vida. Poco después de esta última batalla, bajo la creciente presión de Tebas, se produjo un acercamiento entre Atenas y Esparta, lo que ocasionó el levantamiento del destierro a Jenofonte, pero no sabemos si hizo uso o no de la posibilidad de volver a su patria. Lo que sí es cierto es que permitió a sus dos hijos servir en la caballería ateniense, y uno de ellos, Grilo, cayó en Mantinea. Jenofonte murió hacia el 354 a.C. algunos años antes que sus compatriotas Platón e Isócrates, con los que compartió el afán pedagógico, la preocupación política y la no intervención activa en los asuntos de la ciudad. b.- La obra de Jenofonte. Escritos históricos. Escritos socráticos. Otros escritos de Jenofonte. Podemos ordenar la obra de Jenofonte en tres apartados : históricas, socráticas y didácticas, sin que esta división tenga otra pretensión que clasificarlas en tres grupos.

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Obras históricas son: las Helénicas, la Anábasis y el Agesilao. Obras socráticas: Memorables, el Banquete y la Apología de Sócrates. Obras didácticas: la Ciropedia, Hierón, el Estado de los lacedemonios, los Ingresos, El Hipárquico, Sobre la Equitación, el Cinegético, el Económico, etc.

Las Helénicas narra en siete libros la historia griega desde el 411 hasta el 362 a.C. En ella pretende continuar la obra de Tucídides, pero el resultado es muy desigual y da la sensación de una obra hecha por etapas, siendo su valor literario muy distante al conseguido por Tucídides, aunque algunos críticos han elogiado sobre todo sus dos primeros libros. Jenofonte expone una serie de causas quedándose en la superficie de las cosas, mientras que Tucídides ahonda en sus orígenes. La Anábasis es un admirable relato sobre sus aventuras como participante en la expedición de mercenarios griegos para ayudar a Ciro el Joven, cuando aspiraba al trono que ocupaba su hermano Artajerjes. Abundan los pormenores geográficos y etnográficos, así como el detalle de las cuestiones militares, todo ello escrito con gran naturalidad a través de sus propias experiencias. En cuanto a su datación, debemos situar la obra en el 380 a.C. si creemos que Isócrates en su Panegírico la utilizó. Su Agesilao es un encomio (alabanza) dedicado al rey espartano al que tan profundamente admiró, elaborado con el material que había usado en las Helénicas, en donde revela un fuerte retoricismo frente a su obra historiográfica.

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Jenofonte en su juventud había sido impresionado por la personalidad de Sócrates, aunque no se puede decir que fuera un discípulo suyo en sentido estricto y en su memoria escribió:



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Las Memorables, que es una sucesión de episodios y diálogos socráticos, en los que Jenofonte mezcla sus propios recuerdos personales con datos sacados de los escritos socráticos de otros. Aquí aparece su tendencia didáctica a tratar las cosas con una moral práctica sin cuidar demasiado la profundidad de pensamiento. La Apología de Sócrates, obra de baja calidad que completa los datos platónicos sobre el maestro El Banquete presenta a Sócrates hablando sobre distintos aspectos de la conducta humana, uno de ellos la diferencia entre el amor sensual y el espiritual, con motivo de una ceremonia que da el rico Calias por la victoria de un amigo suyo en las Panateneas.

Por último encontramos sus escritos didácticos entre los que destacamos:



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La Ciropedia, es difícil de clasificar y no puede considerarse simplemente una obra histórica. Es más bien una novela de tendencia político-pedagógica, basada en hechos y personajes históricos. Narra la educación, juventud, subida al trono y reinado de Ciro el Viejo. En ella abundan los discursos y los episodios moralizadores, así como los relatos novelescos. El Hierón es una obra que nos presenta al poeta Simónides conversando con el príncipe siciliano sobre la naturaleza y posibilidades del tirano. El Hipárquico da consejos al jefe de la caballería, y Sobre la equitación da otros a cada jinete en particular y sobre el trato que se debe dar al caballo. Los Ingresos se ocupa de la situación económica de Atenas, ofreciendo propuestas para el saneamiento de las finanzas de la ciudad. El Cinegético, que es un libro sobre la caza, plantea problemas de autoria, y todo porque la forma literaria que tiene se aleja mucho de la acostumbrada sencillez de Jenofonte.

c.- La ideología de Jenofonte. Actitud de Jenofonte ante el estado ateniense y el estado espartano. La personalidad de Jenofonte es la de un individuo magnánimo que se afirma con innegable dignidad. Supo aunar su talante aventurero con una visión clara de su entorno histórico y siempre recordó las enseñanzas de Sócrates y defendió los ideales tradicionales helénicos con valor. Es interesante que un hombre de ideas más bien conservadoras haya sido en muchos aspectos un precursor del helenismo: en su tendencia al individualismo, en sus esbozos de nuevos géneros literarios (como la biografía y la novela), en su preocupación por la pedagogía, en sus breves tratados sobre la equitación o la economía, etc. Su ideal de cultura gira en torno a la asociación de las virtudes y el concepto del deber del guerrero y del agricultor. El egoísmo y la codicia se avienen mal al espíritu del cinegético. Le importa el esfuerzo en conseguir metas, la sencillez y la autenticidad de la vida natural, al margen de las ambiciones políticas y la mezquindad de otros comportamientos ciudadanos. Propone unos ejemplos de virtud con matices arcaicos y un tanto rústicos, donde se puede observar una cierta simpatía natural hacia ese ideal de vida sobria, simple, tradicional.” Hombre amante de las penalidades y del esfuerzo” como lo calificó R. Nickel. Es un precursor del estoicismo, en ese aspecto, y en su obra se expresa la esperanza de una superación de las circunstancias adversas. No cree en los destinos de tal o cual sistema político, sino en el valor de algunos individuos para afrontar el destino, como Argesilao. La actitud de Jenofonte ante el estado ateniense fue muy especial, ya que aunque nació en Atenas nunca estuvo de acuerdo con la época turbulenta que vivió su ciudad en el 401 a.C. ni con el rumbo democrático que empezaba a tomar por aquellos años, por eso se enrolo en la expedición de Ciro contra Artajerjes lo que, siendo éste un aliado de los atenienses, fue un primer motivo de su destierro junto al hecho de participar con los espartanos de Argesilao contra sus compatriotas. No obstante a su ciudad natal le debió su perfil como historiador y su formación cultural. Pero quién verdaderamente lo agasajó fue el estado espartano, otorgándole honores propios de un ciudadano y acogiéndolo como uno de los suyos. Al final de sus días se reconcilió con Atenas, enviando a sus hijos con el ejército ateniense. d.- El método historiográfico de Jenofonte. El moralismo en la obra de Jenofonte. Jenofonte, como historiador, tiene notables defectos. No es exhaustivo en la recogida de datos, es olvidadizo y margina hechos de primera importancia, cuenta las cosas desde su perspectiva, no tanto por tener interés en ser parcial debido a la simpatía que sentía por los espartanos, que tanto se le ha reprochado, como por su característica ingenuidad, que más se parecía a la improvisación sin examinar

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ni contrastar de forma crítica los datos de sus escritos, como tendría que haber hecho un fiel continuador de la obra de Tucídides, y es que en realidad Jenofonte es mucho mejor reportero de guerra. Sus escritos son un reportaje de sus propias experiencias en el ejército, perfectamente contados. Su escritura es fresca, precisa, rápida, no ajena a la ironía en ocasiones, tan solo alterada por la longitud de algunos discursos, que aparecen cargados de tópicos retóricos y distan mucho de la hondura psicológica de los de Tucídides. A veces prefiere remodelar la historia, silenciando algunos hechos y embelleciendo sus testimonios con figuras retóricas. Es mejor narrador que crítico. e.- La lengua y el estilo de Jenofonte. Jenofonte no fue la "abeja ática" como le llama la suda. Su ático no es puro del todo y, en gran parte, preludia ya la koiné (lengua hablada). Pero la nítida sencillez de su lenguaje y la fácil claridad de sus pensamientos le ganaron los lectores, y así se explica su éxito en la tardía Antigüedad, ya que el helenismo no se ocupó de él. Nadie le discutirá su notable y polifacético talento, pero era un talento sin las chispas del genio.

5. LA ORATORIA: LISIAS, ISÓCRATES, DEMÓSTENES

5.1. EL NACIMIENTO DE LA SOFÍSTICA Hacia mediados del s. V, en el período comprendido entre los últimos filósofos fisicistas y Platón se inicia en Atenas un movimiento intelectual que busca y encuentra principalmente su campo de acción en una clase superior espiritual y económicamente, y que se extendió por el mundo griego. Hace tiempo que se prepara ya este movimiento y cuenta con numerosos antecedentes y factores desencadenantes, entre los que se pueden rastrear los siguientes: a. Decadencia de la ética aristocrática ante la aparición de poderes plutocráticos nacidos con el comercio y las finanzas. b. Ampliación de horizontes debido a las colonizaciones. c. Individualismo creciente que ya comienza a expresarse en la lírica. d. Crítica acerba del mito y la religión tradicionales. e. Ruptura de la unidad del pensamiento y conocimiento humanos por filósofos como Heráclito y Parménides. Las consecuencias del movimiento fueron radicales y duraderas. Con él se acabó con todo un mundo de ideas que jamás volverá a recuperarse. Toda idea tradicional es atacada, y especialmente las religiosas. Desde los primeros tiempos hasta la época clásica, Grecia vive con un horizonte seguro anclado en la tradición de los antepasados. El mundo religioso politeísta está bien afirmado, y ni siquiera las ideas de Jenófanes o Heráclito podían hacer vacilar la creencia en la tradición: los dioses protegían el orden de una vida que ellos mismos habían establecido, ordenaban totalmente la polis en todos sus aspectos: justicia, familia, educación, relaciones de ciudadanía y hospitalidad, etc. Aunque existan disensiones, no hay fuerzas lo suficientemente poderosas como para poner en peligro la unidad de la polis. Los sofistas combaten este nómos esta auténtica fuerza de la tradición y acaban por destruirlas no todas ni inmediatamente, pero sí muchas de ellas. Los juicios favorables y desfavorables fueron muchos, pero nadie desprecia el movimiento. Piénsese que Platón, su enemigo más encarnizado, era el mejor conocedor de la sofística. Unos lo juzgaron como el inicio de la descomposición del espíritu griego y de los fundamentos de la existencia humana; para otros, supone la plasmación del audaz avance del hombre que abandona lo seguro para renovar unos valores que parecían inmutables. El movimiento sofístico parte del mundo jonio, de espíritu inquieto. Cuando el estudio del ser está agotado no se ofrecen otras salidas que la dedicación a la técnica (ciencia) o volverse al estudio del hombre y la sociedad aprovechando el pensamiento anterior (Empédocles, Heráclito, Zenón, Jenófanes). Este es el camino de los sofistas y la razón de la elección son las circunstancias socio-políticas. Ya se ha dicho que el movimiento nace en Atenas, y, sin embargo, no hay un solo sofista ateniense. Atenas es un

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lugar próspero: los jóvenes y sus familias pueden costearse una educación con los sofistas; y además es un régimen democrático, lo cual exige hombres educados y elocuentes para la actividad judicial y política. Esa es justamente la oferta de los sofistas: la formación de un joven para una vida de éxito en la polis; y como en una democracia todo gira en torno a la palabra, no es extraño que la base fundamental de esta educación sea la retórica, y con ella la gramática y la poesía (en tanto que arte de manipulación de la palabra). La educación política integral exige asimismo el estudio de la sociedad, sus orígenes y funcionamiento, del individuo y su relación con la colectividad y el planteamiento de asuntos como la justicia, la ley y la naturaleza. Se plantea entonces (aunque quizá se encuentra en otros muchos autores precedentes: Eurípides, Tucídides, etc.), la antítesis entre physis y nómos. La physis es definida como “lo verdadero, natural, espontáneo e intrínseco”; el nómos se define como “lo convencional, lo pactado, lo extrínseco”. Ninguno de los grandes sofistas se plantearon expresamente la cuestión. Por Platón se puede deducir que Protágoras se decidía por el nómos en tanto que la ley viene a perfeccionar el estado natural del hombre, salvaje y autodestructivo, convirtiéndose en una garantía de supervivencia, dejándose translucir un optimismo histórico, frente al pesimismo tradicional detectable desde Hesíodo. El individualismo característicos de los sofistas tiene su plasmación en el relativismo ontológico y gnoseológico, que se sustancia en la frase de Protágoras “el hombre es la medida de todas las cosas” de interpretación dudosa. Así dos juicios contradictorios son verdaderos: el sofista no puede enseñar lo verdadero, puesto que todo lo es; su misión es cambiar las condiciones que hacen surgir determinados juicios, sensaciones y opiniones, para aprovechar los más útiles, no los más ciertos. Sólo la palabra puede persuadir hacia lo más beneficioso para el individuo y la sociedad. La palabra no sirve para describir la realidad sino sólo para persuadir (Gorgias). El termino sophistés era una denominación general que en los siglos V y IV se aplicaba a músicos, poetas, adivinos y sabios en general. Es en los círculos socráticos y en el mundo de la comedia es donde queda fijado especialmente para los miembros del grupo. Partiendo de todas las consideraciones y principios anteriores, los sofistas son ante todo profesores de artes útiles: retórica, matemáticas, geometría y astronomía, y comparten algunas características comunes: en razón de la utilidad de sus enseñanzas, cobran por impartirlas; son gente jonia (salvo Hipias), pero debido a sus constantes viajes son casi apátridas, gente libre de ataduras. Exponen sus ideas en discursos (epideíxeis), pronunciados en casas particulares, gimnasios o ante otros sofistas. Ejercitan a sus alumnos en la discusión de temas (tópoi) por contraposición de argumentos. Tal vez la mayéutica socrática les deba mucho. Los puntos centrales de sus ideas son resumidos en discursos breves para ser memorizados. Los sofistas no aportaron, pues, mucho a la filosofía, pero sí a la ética, política y sociedad. Como literatos son forjadores de la prosa culta y sientan las bases de la retórica; son además pioneros en gramática y semántica. Los sofistas no forman una escuela. Se puede decir que comparten unidad temática, pero no ideológica.

5.2. INFLUENCIA DE LA SOFÍSTICA EN EL NACIMIENTO DE LA ORATORIA: GORGIAS Diríamos que la oratoria es consustancial al ser humano. Parte de una época en que la palabra tiene un poder mágico, el poder de destruir y crear (maldiciones) y también el de curar (epoidé, encanto, ensalmo, katharmo) o hechizar (Orfeo y poetas en general). Dado este poder, no es fácil delimitar en la cultura griega, poesía, magia, mito, religión o profecía. Pero quien domina la palabra, sea aedo, adivino, médico o general está muy cerca de la perfección. Si bien no es el creador de la retórica como téchne, el autor que hace posible la transposición del poder mágico de la palabra de la poesía a la prosa es el sofista Gorgias. Nació en Leontinos en 483 y fue embajador en Atenas en 427, enseñó retórica, especialmente epidíctica. Se cree que fue discípulo de Empédocles. Su obra más importante, se llama “Sobre el no ser o sobre la naturaleza”. En ella se lleva al extremo la teoría del conocimiento. Debe demostrar tres tesis: “Nada existe; si algo existiese, no sería cognoscible; si fuese cognoscible, no sería transmisible”. Por tanto, para Gorgias, conocimiento no es realidad; el objeto de conocimiento no es cognoscible porque el ser no existe. Sólo la palabra (no la verdad) tienen poder y son reales: erística y oratoria serán las bases de cualquier programa científico. Es ésta justamente la base de la retórica gorgiana. El poder de la palabra es para Gorgias el centro de su actividad: lo verdadero, imposible de conocer, es sustituido por lo probable, que trata de comprobarse por eliminación de otras posibilidades (según el método de Córax y Tisias).Pero lo que verdaderamente aporta Gorgias es el poder del sonido, del ritmo, que se plasma en la elección de vocablos y en los juegos o figuras retóricas, aplicación sistemática y exageración sin medida de los medios que utilizaba con naturalidad la poesía, buscando períodos

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equilibrados de iguales sílabas y posiciones de los miembros, relaciones musicales entre palabras y finales en rima. Gorgias veía el parentesco esencial entre discurso y poesía, que es un discurso sujeto a la métrica, en que ambos pueden ejercer dominio sobre las almas. Es justamente el ritmo lo que hechiza al oyente, lo engaña o convence y es capaz de despertar en él terror, compasión o nostalgia, o bien alegría o piedad: la palabra actúa como droga del alma. De Gorgias conservamos las dos declamaciones retóricas más antiguas: la “Defensa de Helena” y la “Defensa de Palamedes”, que inauguran el género epidíctico De esta manera el poeta antiguo en su mundo religioso cede paso al orador, al sofista para quien dominar la palabra constituye el centro de toda educación: el sofista se siente orgulloso de su arte en tanto que es poderosa, el uso de la palabra canonizado mediante criterios estéticos, que llega a ser un fin en sí mismo. El discurso epidíctico es pues un discurso que versa sobre cualquier tema y su finalidad es el ornato o el lucimiento personal. Dentro del género pueden distinguirse el panegírico, el encomio, el discurso funerario y el erótico, en los que el orador sustituye al poeta y reclama sus honores. Lo fundamental es, en cualquier caso, el poder de convicción, de persuasión independientemente de la veracidad. Y ésta es, también, la base de la oratoria deliberativa (simbuléutica) ejercida primero en las asambleas de reyes (basiléis), presididas por el soberano (wánax) y luego en los consejos reales. Ya los héroes homéricos se revelan como oradores (Néstor, Ulises, Menelao), ya que las deliberaciones junto con la excelencia guerrera forman parte del ideal heroico. Estos dos tipos de discurso provienen del mundo jonio, patria de filósofos e historiadores. Pero sólo en Atenas cuajaron con fuerza debido a su aperturismo cultural, a su incipiente democracia que exige políticos hábiles y estrategos buenos arengadores. Tras las guerras Médicas, el ideal de la educación se hace pragmático, como corresponde a una democracia radical. Protágoras expone en “La verdad” su escepticismo metafísico, inaugura la erísitica y la gramática: se somete a crítica lo divino y lo humano.

5.3. ATENAS, PATRIA DE LA ORATORIA En Atenas, todo ciudadano puede acusar y defenderse. Los jurados, legos en derecho, atienden más bien a las presentaciones, a la fluidez de discurso que a la verdad. En su favor, el ateniense acudía a un synegoros (abogado) o a un logógrafo o bien en el mismo se formaba en el arte del discurso. En el siglo V retórica, sofística y política son un todo: políticos, jurados, sofistas, logógrafos y sicofantes forman parte de él. Con todo, la patria de la retórica se considera Siracusa, ciudad que en 467 sale de la tiranía. Allí Córax enseñará a los ciudadanos la forma de recuperar las propiedades que la tiranía les ha arrebatado. Se desarrollará fundamentalmente el argumento de probabilidad o verosimilitud (eikós); y es Tisias, discípulo de Córax, el primero en redactar un manual en que se expone esta teoría y se divide el discurso en proemio, diégesis, pistis y epílogo, y se enseña teoría y práctica mediante discursos escolares. El siglo V ateniense fue un siglo de crecimiento de la oratoria y de consolidación en la técnica retórica. Desde Antifonte, el primer orador ático, imperfecto en su estilo, falto de viveza y espontaneidad, hasta Andócides, un orador no sofista, destacado por su estilo llano y natural, pasando por Tucídides en cuyo texto se insertan discursos de todo tipo, el siglo está lleno de oradores que van abriendo el camino a los grandes maestros.que se dieron cita en el siglo más importante de la elocuencia ática: el IV. En política, conseguida la paz, se suceden las hegemonías entre las diversas polis griegas (Esparta, Atenas, Tebas) y se forja el poder de Macedonia. La retórica ocupará el lugar de la poesía y se enfrenta a la filosofía como materia educadora. La logografía se halla plenamente desarrollada y sistematizada. El logógrafo redacta según los datos que le da el cliente y adapta el discurso a su personalidad. El resultado es la monotonía, plasmada en fórmulas y frases hechas, pero también la variedad (dictada por el caso y el tipo de cliente). Estos discursos no son estrictamente obras de autor, puesto que el cliente colabora y se ven alterados de copia en copia. Ello hace que no se pueda atribuir autoría a muchos discursos, aunque se pueden reconocer los rasgos esenciales de cada orador.

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5.4. LISIAS Sin duda fue el mejor logógrafo. Hijo de Céfalo, un siracusano propietario de una armería. Ateniense de nacimiento, Lisias marcha a Turios con 15 años donde estudia retórica. En 404, los 30 tiranos le confiscan el taller y matan a su hermano Polemarco. El discurso “Contra Eratóstenes” (en que Lisias acusa a Eratóstenes de la muerte de su hermano; de los pocos discursos que pronunció personalmente) refleja muy bien la época. Tiene su sencillo estilo habitual, pero más adornado, con presencia del eikós y una gran etopeya de Eratóstenes. Trasibulo le concedió la ciudadanía, pero luego le fue retirada y paso a consagrarse a la actividad logográfica. Se le atribuyeron más de 400 discursos. A nosotros nos han llegado 30 y alguno, de los que sólo 15 parecen auténticos a juzgar por su estilo: sencillez, no afectación, claridad, mesura, gusto adaptación entre el fondo y la forma, realismo y simpatía en los retratos, gracia en la narración. Destaca la perfecta adaptación entre el logógrafo y el cliente. Oculta su arte reelaborando el estilo conversacional. La prosa sólo embellece la naturalidad y la sencillez. No es un argumentador, pero su ático es puro, la expresión clara sus pensamientos y frases breves; los períodos sencillos y acabados. Sin duda, el discurso logográfico más perfecto de Lisias es “En favor del inválido”. El caso es como sigue: según la legislación ática, los inválidos o físicamente disminuidos tenían derecho, si carecían de recursos y observaban buena conducta, a un subsidio estatal cuya concesión debía ser ratificada por el consejo todos los años mediante un examen que confirmara la necesidad de la ayuda. Cualquier ciudadano podía personarse en el procedimiento para discutir la procedencia de la concesión o prórroga: el acusado, antes de la decisión final del consejo, podía defenderse, ante el acusador. En este caso, las circunstancias que esgrime el acusador son tres: que el supuesto inválido es físicamente apto, que tiene medios propios y que lleva una vida inmoral. La defensa es fácil para un orador hábil como Lisias en el caso de esta persona modesta a quien se presenta como estupefacto o abrumado ante el carácter absurdo de la acusación.

5.5. ISÓCRATES Fue logógrafo, epidíctico, profesor y publicista (436-338). Vivió los comienzos de la guerra del Peloponeso, la batalla de Queronea, y luego la hegemonía de Esparta, la segunda liga, la tebana y practicó todos los géneros oratorios. De su labor como logógrafo nos han quedado seis discursos en parte fragmentarios, de los cuales el más famoso es el “Eginético”, pieza madura ya y formalmente acabada. El resto es un estilo más elevado que el de Lisias, menos gorgiano y más interesado en lo general, en los lugares comunes y en la conexión de ideas. Propugna un estilo basado en la frase, con harmonía en el enlace lógico de las ideas. Se separa así de la mera palabra, evitando poetismos, metáforas audaces. Todo debe sonar bien en la frase, sin hiatos, sin asperezas fónicas ni rítmica entre los miembros. La unidad de dicción es el período rítmico, eufónico y sin desniveles formales. No hay rupturas sintácticas ni transiciones bruscas. A partir de Isócrates la prosa ática será cuidada, precisa y sin hiato. Pero pese a su perfección formal, su dignidad, su eufonía, resulta una prosa sin vigor, sin variedad y sin el nervio de Demóstenes. El estilo es fatigoso, de mucha verborrea, poco sincero por lo perfecto e incluso pedante. No entraremos en el contenido de sus discursos. Baste decir que su pensamiento político se inclinó siempre en favor de la unidad panhelénica. Quiere poner fin al desgarramiento fratricida que, tras la guerra del Peloponeso, no cesa de enfrentar a los pueblos griego en luchas permanentes. Para ello defiende la unión de los griegos en una tarea común, la lucha contra los bárbaros. Pero esta unidad sólo le parecía viable si era dirigida por un elemento “conductor”. Y empeñado en la búsqueda de esta hegemonía anduvo de aquí para allá, pensando ante todo, como buen patriota, en su querida Atenas y muchos personajes que podrían plasmar su sueño, para concluir en la idea de Filipo de Macedonia, que pareció una traición a la causa nacional. a. Isócrates, educador Si el juicio que la historia le concede como orador, sin ser negativo, no lo convierte en una figura deslumbrante, cabe a Isócrates el honor de ser el educador de la Grecia del siglo IV, del helenismo, del mundo romano y del nuestro, desbancando a los filósofos. Isócrates no es un filósofo, ni una figura de primer orden en la especulación intelectual, sino que está más cerca del hombre culto medio. Esencialmente, Isócrates fue un profesor de elocuencia: enseñó durante 55 años (393-338). Antes de abordar esta profesión había ejercido unos doce años como logógrafos. Desarrolló el género esbozado por los sofistas y se le considera el creador del discurso de aparato, el epidíctico, que deja de ser un

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instrumento de reclamo y lucimiento para convertirse en un instrumento de acción (política, sobre todo), y en un medio para hacer circular ideas: Isócrates es el creador de la conferencia. (traslada el elogio, lírico, a la prosa). Sin embargo, Isócrates, de pocas cualidades oratorias, no pronunciaba sus discursos-conferencias, sino que los publicaba. Como profesor, Isócrates conservó un deseo de eficacia práctica: se dedicaba a formar o bien otros profesores, o bien técnicos en la discusión, o bien hombres cultos, aptos para juzgar atinadamente y para intervenir con soltura en las conversaciones de la vida mundana. Todos los discípulos de Isócrates se adiestran en el arte de hablar bien. Si la educación platónica se fundamenta en la noción de Verdad, la de Isócrates descansa en la exaltación de las virtudes de la palabra: la palabra distingue al hombre del animal, es la condición de todo progreso, así se trate de leyes, artes o invenciones mecánicas; brinda al hombre el medio de administrar justicia, expresar la gloria, promover la civilización y la cultura. De esta suerte, Isócrates sistematizaba, justificaba, legitimaba, ante los ojos de la conciencia moral, el gusto por la oratoria que dominaba tiránicamente la vida política y judicial (y luego la vida literaria). Desde entonces, toda la cultura, toda la educación del hombre antiguo, tenderán hacia ese ideal único: el del bien decir, el del orador. Este mismo era el ideal de los sofistas. Isócrates fue su discípulo, y su continuador, especialmente de Gorgias (aunque con rectificaciones éticas) en lo técnico. Fue educador profesional: abrió escuela en Atenas, de pago, en que se convenía un precio para un ciclo de estudios de tres o cuatro años, e hizo fortuna. La enseñanza impartida por Isócrates era una especie de enseñanza superior, que coronaba, al finalizar la adolescencia un ciclo de estudios preparatorios. Isócrates acepta y elogia la vieja educación tradicional, heredada de los antepasados, pero introduce en ella, sin embargo, las principales innovaciones pedagógicas de su tiempo: educación destinada al hombre completo, en cuerpo y alma: gimnasia y cultura intelectual son dos disciplinas conjuntas y simétricas. La base de la cultura intelectual es la gramática, que implica el estudio de los autores clásicos, el de los pensadores y el conocimiento del pasado, de los sucesos y sus consecuencias, lo cual incorpora a Heródoto y Tucídides. A estos estudios incorpora las matemáticas, cuyo valor formativo elogia: estos estudios, abstractos y difíciles, habitúan el espíritu al trabajo perseverante, lo ejercitan y agudizan. A estos estudios preparatorios, él añade la erística, el arte de la discusión, enseñada por medio del diálogo que, en cierta medida, incorpora la dialéctica, es decir, la filosofía. Estos últimos estudios que constituían para Platón, la cima más elevada de la cultura, celosamente reservados a los espíritus selectos, madurados tras largos años de prácticas, se ven relegados por Isócrates al plano de la enseñanza secundaria: los admite sólo para los jóvenes, y aún así bajo condición expresa de que no les consagren más que un cierto tiempo, evitando el riesgo de internarse o de perderse en ellos. No hay que perderse en especulaciones: les aguarda la enseñanza superior, consagrada esencialmente por Isócrates al aprendizaje del arte de la oratoria. Mientras para Platón, la retórica sólo era una mera aplicación de la dialéctica, para Isócrates es un arte verdadero, el arte supremo. Sin embargo en Isócrates, se presenta bajo distinta apariencia que se presentaba en Gorgias, pues aquél critica la retórica formal, la de los autores de manuales teóricos: para éstos, demasiado seguros de sí mismos, el método era una máquina perfecta que funcionaba sin error alguno, cualquiera que fuese el caso particular y el espíritu encargado de su aplicación. Con gran dosis de sentido común, Isócrates reacciona contra el optimismo extremo de este formalismo; insiste, además ,en la utilidad de la práctica, en la necesidad de las dotes innatas, de las cualidades personales: invención, aptitud para el trabajo, memoria, voz, aplomo (que él no tenía). Con todo, su enseñanza se iniciaba con una teoría o exposición sistemática elemental de los principios generales de composición y elocución. Pronto, el discípulo acometía el aspecto práctico por medio de ejercicios de aplicación, manejando y relacionándolos entre sí, los elementos estudiados previamente en forma abstracta, todo ello en función de las exigencias de un tema ya dado.. El aprendizaje consistía en el estudio y comentario de modelos. Valían los viejos poetas, pero los textos básicos eran sus propios discursos. Su enseñanza es práctica y realista: Isócrates quiere que su discípulo se comprometa, que participe en la labor creadora en la búsqueda de un estilo suelto, fácil de comprender, pero bajo el que se encuentra gran aparato de alusiones históricas, filosóficas ficciones y ornamentos. Si bien el objeto de aquella enseñanza era, como en el caso de los sofistas, el dominio de la palabra, de la expresión, la elocuencia isocrática no es ya una retórica irresponsable, indiferente a su contenido real, mero instrumento de éxito. Isócrates quiere dotar a su arte de un contenido de valores: su elocuencia no es indiferente al punto de vista moral; tiene, en particular, un alcance cívico y patriótico. No le preocupa sólo el éxito o la eficacia de la palabra real, tal como se usa en la asamblea o los tribunales El ideal cultural de Isócrates y la educación que exige no es frívolo: la palabra es lo que hace del hombre un Hombre y del Griego un ser civilizado, un ser capaz de imponerse al mundo bárbaro. Esto no es la mera retórica formal o el pragmatismo cínico de los sofistas. Forma y fondo aparecen como

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inseparables.. El orador debe elegir un tema provisto de contenido, humano, hermoso, elevado con un alcance general. Por eso, prefiere el discurso político, lejos del virtuosismo del sofista o del oficio materialista del logógrafo. Además esta formación posee por sí misma una virtud moral: aun suponiendo que sólo se busque el éxito, el orador se verá conducido a elegir los temas más acordes con la virtud e incluso se verá llevado a transferir la virtud propia de su palabra a sus costumbres, a su vida misma, pues la personalidad completa del orador se encarna en sus discursos: la autoridad personal que le confiere una vida virtuosa le otorga más peso que el que puedan darle los procedimientos del arte más consumado. Isócrates critica a Platón, porque él se mueve en el plano de la vida cotidiana y de la eficacia práctica. Platón pretende imponernos un inmenso ciclo de estudios, tan complejo y difícil que el propio plan va eliminando a la mayor parte de los aspirantes y todo para conducirnos a la ciencia perfecta (algo quimérico). Pero en la vida práctica no hay ciencia (episteme) posible: conocimiento racional y demostrado. Nunca habrá una ciencia teórica que nos enseñe la conducta a seguir. El hombre verdaderamente cultivado es aquel que tiene el don de dar con la buena solución o, al menos, con el mal menor, con la solución más adecuada a la coyuntura, (kairós), y todo ello porque sustenta una opinión justa (dóxa).Este vocablo, vergonzoso para Platón, define por el contrario para Isócrates el horizonte prácticamente accesible, la única ambición que el hombre puede realizar. Si la ciencia es inaccesible, ¿para qué tanta especulación?. El propio Platón reconoce que la ciencia del filósofo es inútil, porque éste, privado de una ciudad verdadera, sana, está condenado a refugiarse en la ciudad ideal, ese sueño que lleva dentro; pues en la ciudad real, se halla destinado al ridículo, al fracaso, a la persecución y a la muerte. Isócrates, por su parte, opta por consagrarse a una tarea de más segura eficacia y cuya urgencia, por lo demás es inmediata: formar a sus discípulos en la experiencia, en la práctica de la vida política, prefiriendo enseñarles a forjarse una opinión razonable sobre las cosas útiles, en lugar de romperles la cabeza en busca de la certeza sobre algunos temas perfectamente inútiles: la conducta en la vida no exige ideas sorprendentes o novedosas, sino el sólido sentido común de la tradición. Isócrates trata de que en su discípulo se desarrolle el espíritu de decisión, el sentido de la intuición compleja, la percepción de esos imponderables que guían la opinión y la tornan justa.. La cultura literaria, el arte de la palabra, constituyen el instrumento que puede servir para afinar este sentido del juicio. Además se necesita el don congénito Retórica y moral son inseparables, pues el esfuerzo para dar con la expresión adecuada exige y desarrolla una agudeza de pensamiento, un sentido de matices que el pensamiento conceptual no lograría explicitar sin esfuerzo y que, tal vez, no siempre sería capaz de hacerlo: lo mismo que hay cosas que el poeta siente y hace sentir de pronto y que el sabio, inseguro, trata en vano de alcanzar. La palabra adecuada es el signo más seguro del pensamiento justo”. Habría podido invocar contra Platón el ejemplo del mismo y oponer al cientificismo intransigente de su teoría la práctica del escritor. Hemos visto todo eso que, a través de la pluma de Platón, expresa los valores del mito, la poesía, el arte puro, el de la preparación psicológica, del ritmo de los diálogos, del arte de la frase, del propio vocablo. ¿Acaso no ha colocado aquí Platón, con frecuencia, más que en los pasajes de dialéctica árida y laboriosa, la esencia misma de su mensaje, lo que hay de más sutil, de más fino, de más verdadero, en todo su pensamiento?

5.6. DEMÓSTENES a. Situación de Atenas tras la guerra El año 404 había sido una fecha trascendental en la historia de Atenas. La guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta fue un conflicto que no revistió carácter alguno de elevación, simple choque de intereses económicos, empujado y camuflado, como suele ocurrir, por la ambición de una estéril hegemonía panhelénica. Aquella guerra fratricida acabó con la hegemonía de Atenas, que pasó a manos de los vencedores, los espartanos. Pericles había muerto en la peste que se desencadenó en la ciudad y su muerte acarreó la división entre los atenienses. Nicias encabezó el partido de los pacifistas y Cleón el de los exaltados, los que preferían la violencia, la guerra. El año 413 había perecido en Sicilia la flor y nata de la escuadra ateniense y el resto del ejército. Morían también sus dos mejores estrategos: Nicias y Demóstenes. El año 404 el espartano Lisandro, con el apoyo de los persas, limpió el Egeo de atenienses y entró triunfante con su flota en el vencido puerto del Pireo. Atenas quedó en una completa bancarrota: su ejército, su escuadra, su economía, su hegemonía, todo había sido barrido.

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A la muerte de Lisandro, ocurrida en 395, los enemigos de Esparta empezaron a dar señales de vida, formando una enorme coalición. Atenas salió beneficiada, pues los otros estados le pidieron su ayuda y pudo la ciudad reconstruir su antiguo poder y rehacer su prestigio. Tras dos guerras contra Esparta, hicieron que Atenas se encontrara con sus muros reconstruidos, y su Liga reorganizada. Pero aunque en política exterior había indiscutible reactivación, internamente no dejaba de sentir los terribles efectos de la guerra, que había sido muy larga y había desgastado las energías de la ciudad: la población disminuida, campos devastados, masas rurales empobrecidas, que se concentran tumultuariamente en la ciudad, el comercio aminorado, la producción reducida al mínimo. Además del desaliento y exacerbamiento del egoísmo. La gente no pensaba más que en el lucro y en vivir lo mejor posible. Los ricos tendían a desentenderse de las cargas que suponían los tributos al estado, los impuestos, las prestaciones y el servicio militar, inventando toda clase de excusas para librarse de todo lo que les suponía sacrificio personal o económico. La plebe, reducida a la miseria, era la peor tratada por las circunstancias políticas. La diferencia de clases se había acentuado en gran manera y el pueblo bajo sólo pensaba en ir al teatro con la entrada que le pagaba el estado, y en luchar contra los ricos. En estas condiciones un sistema político basado en la democracia, estaba forzosamente condenado al fracaso más rotundo, pues la base de la democracia es la honradez, buena voluntad, responsabilidad individual, conciencia ciudadana y competencia de los individuos, cualidades muy difíciles de tener en situaciones tan precarias para los pobres y tan oportunistas para los ricos. El sentimiento democrático del siglo V había ya perdido muchos puntos y había descendido entre el pueblo ateniense. Los ricos, preocupados sólo por su dinero y sin el menor sentido ciudadano, no acudían ya a las asambleas, que habían sido la escuela principal de política en Atenas, y hubo que remunerar a los asistentes, si no se quería ver los escaños vacíos. El pueblo, la masa, acudía aunque nada más fuera para percibir el dinero que se le daba y esa circunstancia hacía que la Asamblea estuviera representada por un populacho ignorante, presa fácil de demagogos que con su palabra dominaban la Asamblea y la hacían votar a su capricho y tomar las decisiones más descabelladas y contrarias al interés del mismo pueblo que era engañado y arrastrado de una decisión a otra, a capricho y gusto del orador político. Todos buscaban soluciones a medida de su ideología y encuadradas en la política que defendían, según los diversos partidos. Unos, como Isócrates, creyeron intuir el remedio de los males en una monarquía unificadora absolutista (concretada luego en Filipo). Isócrates había propugnado ideas de unificación de todos los griegos contra el enemigo común, que entonces era Persia, y se había mostrado contrario al sistema democrático existente, quizá porque lo veía ya corrompido y de difícil restauración en su anterior estado. Otros seguían a Esquines. Pertenecía a la clase media de la ciudadanía. Al principio era partidario de Eubulo, del partido pacifista. En el año 348 Esquines viajó por las polis invitando a los helenos a que se unieran contra Filipo. Pero después se convirtió en uno de los líderes promacedonios de Atenas. Era intérprete y portavoz de los anhelos de un grupo bastante numeroso de la población: las capas pudientes, sin ningún interés en la política exterior activa ateniense, pues sobre ellos recaían las mayores cargas económicas.. En esta situación, los ciudadanos ricos consideraban la sumisión a Macedonia como una forma, la más adecuada, de librarse de todas esas cargas, que ellos creían injustas e insoportables. En otro frente luchó Demóstenes, con su sentido fuerte de patria, con su patriotismo a ultranza y con un concepto del honor y la dignidad personal extraordinario, que le hacían subir a la tribuna a gritar en pro de la libertad de su país, pues lo demás lo había perdido. La época en que vivió Demóstenes presentaba tonos sombríos en el presente, augurio de un futuro nada prometedor para Atenas. b. Vida y obra de Demóstenes En efecto, Demóstenes nació en 384 en el demo ático de Peania en el seno de una familia acomodada: su padre tenía dos fábricas, una de armas y la otra de muebles; por eso, su educación corrió pareja con los medios económicos de que disponía. Muerto el padre en 377, comienzan a surgir dificultades en la vida de Demóstenes, dificultades que irán templando su espíritu con aquella firmeza propia de su carácter indomable de que tanto hizo gala en las luchas que debió sostener con sus enemigos personales, su propia familia y más tarde, cuando entró de lleno en la palestra de la vida política de su ciudad. El padre, antes de morir y siguiendo las costumbres de la sociedad de entonces, lo encargó a la tutela de sus dos sobrinos, Afobo y Demofón. Contaba Demóstenes siete años. La psicología de Demóstenes tuvo que resentirse con el cambio experimentado en la familia. Dicen que su temperamento se volvió áspero e iracundo y su exterior descuidado y negligente, y hasta su cuerpo comenzó a debilitarse. Así fue creciendo hasta llegar a la edad de los diecisiete años, próximo ya a la mayoría de edad. En esta época quiso recobrar su herencia, sustanciosa por cierto, y dedicarse a su administración. Pero, cuál no fue su sorpresa cuando, al entregarle lo que quedaba de la misma, comprobó que sus tutores habían dilapidado casi todo lo que le pertenecía. Su decisión fue llevar ante los tribunales a los dos tutores, pero la ley exigía que en este género de causas fuera el acusador quien perorara personalmente en el juicio. Era aquélla una situación verdaderamente conflictiva y penosa, pero que no acabó con los ánimos de

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Demóstenes. En el año 364 intentó, por fin, encausar a sus tutores por el delito de despilfarro de su herencia. Los dos discursos que pronunció se han conservado. Su elocuencia le otorgó el triunfo, aunque los tutores se las arreglaron para no devolverle la herencia, a pesar del veredicto favorable. Atenas se iba recuperando del tremendo bache en que la había metido la guerra. La juventud de Demóstenes coincidió precisamente con esta época de recuperación y renovación interior y exterior. El espíritu ateniense iba sobreponiéndose poco a poco a su abatimiento e intuía la perspectiva de recobrar su poder. Atenas, apoyada por -Tebas y Corinto, antiguas ciudades confederadas con Esparta, iba logrando reconquistar poco a poco su posición en el concierto helénico. Después, Tebas se separó de Esparta, circunstancia que le brindó la ocasión a Atenas para fundar la segunda Liga (377). El año 371 Esparta amenaza a Tebas, pero es vencida en Leuctra por Epaminondas. Tebas toma la hegemonía de toda la Hélade. Ante el crecimiento tebano, Atenas y Esparta conciertan la paz que otorga a Atenas la primacía indiscutible en el mar y legaliza la nueva liga mediante tratados internacionales.. En 369 Tebas invade el Peloponeso. Atenas firma una alianza con Esparta en contra de los tebanos. Demóstenes seguía en el retiro de su casa, preparándose para la vida política. En 363 es designado trierarca. Su actividad central es la logografía, escribiendo discursos para otros, lo cual era una profesión lucrativa y formativa. Pero el salto a la oratoria política es inminente: aunque joven, sus circunstancias vitales le han templado. Filipo II ha aparecido en la escena de Grecia con todo el ímpetu de un rey joven y ambicioso. Durante toda la existencia de Filipo, Demóstenes será la encarnación viva del último espíritu de resistencia contra las ambiciones hegemónicas del macedón. La política interna de Atenas es un cúmulo de contradicciones capaz de desorientar al espíritu más sereno y aplomado. Reina una conmoción enorme en todos los círculos de la ciudad: en lo social, en lo económico y en lo político. Todos los partidos políticos, o mejor, las tendencias existentes en la ciudad, capitaneadas por sus líderes más destacados, intentan ofrecer soluciones a los problemas que se van planteando Filipo obtiene el poder efectivo en Macedonia en 359. A partir de 357 los aliados de Atenas van haciendo defección concluyendo el proceso en 355 con un tratado promovido por el pacifista Eubulo, que supone la derrota de Atenas. Eubulo forma un partido compuesto por gentes adineradas, burguesas, pacifistas, realistas y prudentes, una prudencia rayana en el miedo, que rechazaban toda intervención en el exterior y pretendían solamente seguir una prudente política interior y económica. Aun sin formar parte de este partido, ésta parece ser la línea inicial de Demóstenes: paz en el exterior y fortalecimiento de la influencia conservadora de las clases pudientes en el interior.. Sin embargo, Demóstenes, que comprende la necesidad de organizar la economía, no deja de percibir la tremenda amenaza que supone Filipo para la libertad de la ciudad y del mundo griego. Los movimientos de Filipo en Tracia hicieron ver al orador que la cuestión no era intervención o no intervención, sino la salvación del estado. Desde 351 vemos a Demóstenes intentando levantar al pueblo contra el macedón: había que actuar y pronto. El orador prescinde de partidos y se dirige directamente al pueblo. Sin embargo, se enfrentaba a una Atenas sin ideales, con horror al sacrificio, desunida, con un sistema democrático caduco y podrido y con una quinta columna de atenienses al servicio de Filipo que minaban la moral del pueblo, proponiéndole un Filipo salvador de Grecia. Demóstenes lucha contra los demás oradores que halagan al pueblo y le dicen lo que quiere escuchar. Las Filípicas son expresión de la lucha de Demóstenes. Las Filípicas intentan hacer comprender al hombre de la calle un peligro que no veía con sus propios ojos y cuyo alcance no llegaba a comprender con la inteligencia. En la primera Filípica (ca. 349) Demóstenes no trata de halagar a la masa, sino de decirle la verdad, por más amarga que sea y por más sacrificios que le exija. Llama la atención sobre la necesidad de una decidida y enérgica preparación bélica contra Filipo: pide que se dupliquen los armamentos. Filipo no debe sorprender a Atenas, y todos han de estar dispuestos a cumplir con su deber. Era necesario dinero. El propio orador se ofrece para dirigir los asuntos económicos; pero sacar dinero de los ricos era casi imposible. El dinero provendría del theorikon. Sin embargo, el pueblo era reacio a ello. El pueblo, preso de su frivolidad y falta de patriotismo, habría sido capaz de transigir con cualquier apuro y desastre político antes que prescindir de los espectáculos. El partido de Eubulo, por su parte, necesitaba tener al pueblo entretenido. La primera Filípica fue un fracaso. Nadie hizo caso al orador. Hizo falta que Filipo invadiera determinadas ciudades costeras del Egeo, para que fueran evidentes las intenciones del Macedón. Hasta los propios pacifistas se echaron a temblar pidiendo una unión de los griegos contra Filipo, pero nadie respondió al llamamiento. Demóstenes, por su parte, al ver la situación real de Atenas, sin ejército, sin dinero, sin aliados, sin posiciones estratégicas ni moral de lucha, convencido por todo ello de la necesidad de hacer la paz con Filipo, recomendó esta única aunque dolorosa salida. Hecha la paz. Filipo siguió conquistando territorios. En 346 Grecia quedó prácticamente dominada por el macedón. Se produce un cambio de gobierno: en 343, Demóstenes se convierte en el jefe político ateniense, frente al cual está el partido filipista de Esquines.. Su programa de gobierno era claro: prudencia, aun a costa de humillaciones,

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paciencia, diplomacia y trabajo incesante hasta encontrar el momento oportuno para levantarse con éxito contra Filipo. Filipo ha emprendido una nueva campaña en el Peloponeso donde apoya a las ciudades contra Esparta. Demóstenes va al Peloponeso. Filipo pide explicaciones: en respuesta Demóstenes pronuncia la segunda Filípica. Filipo seguía estrechando el cerco sobre Atenas, no directamente, sino conquistando tierras en el norte y atacando las colonias atenienses. En 341 Demóstenes pronuncia la tercera Filípica, destinada a la propaganda política en los estados neutrales. Demóstenes trata de convencer al pueblo de que Filipo está en una guerra no declarada con Atenas: toda Grecia está en peligro porque nadie ha parado los pies a Filipo. Recuerda con palabras patéticas cómo toda la Grecia se había opuesto al poder Persa. Todos, pues, a una deben unirse contra el peligro macedón y para ello se deben enviar embajadores a todas las ciudades para aunar voluntades en contra del peligro común. Las palabras del orador tuvieron un efecto positivo y diversas ciudades volvieron entrar en la causa ateniense. La cuarta Filípica fue también pronunciada en 341. En ella exhorta a enviar una embajada a Persia, solicitando su ayuda como un mal menor. Persia así lo hizo interviniendo en las ciudades atenienses del Quersoneso tracio. Filipo se dirige a Bizancio a fin de interceptar el aprovisionamiento de trigo para Atenas. Demóstenes reforma el sistema de trierarquías, haciendo recaer todo el peso impositivo sobre las clases acomodadas. Filipo cierra el círculo: Beocia y el Ática están amenazadas directamente. Tebas y Atenas se unen en alianza, pero en 338, en la batalla de Queronea supone la derrota final de Atenas. En 336 Alejandro sube al trono macedón. En 324 Demóstenes es acusado de corrupción, es encarcelado y huye a Egina y Trecén. A la muerte de Alejandro vuelve a Atenas y organiza una liga de resistencia que será derrotada en 332, fecha de su suicidio El Demóstenes que ha pasado a la historia es el patriota de variedad de registros, hermosa composición y perfección de estilo, el orador deliberativo que durante 16 años propugna el enfrentamiento con Macedonia. Un hombre noble, sincero y desinteresado. Como orador, su estilo es complejo, elevado y natural, patético pero grave, de palabra viva, sin literaturismos, pero con recursos de estilo (metáforas, imágenes, hipérboles, paradojas, apóstrofes, etc.). Su oratoria es variada, no escolar ni previsible. Sin duda, hablamos del mejor orador de todos los tiempos (como lo reconoció el propio Cicerón).

6. PLATÓN Y EL DIÁLOGO PLATÓNICO a.- La vida de Platón. Importancia de la vida de Platón en la formación de su pensamiento político. Sócrates y Platón. Aristocles, conocido por el sobrenombre de Platón por su robusta complexión, nació en Atenas el año 427 a.C. en el seno de una familia aristocrática. Vinculado a la nobleza ática, recibió una esmerada educación física e intelectual: música, matemáticas, pintura, gimnasia. Tras leer a Homero compuso algunos poemas de juventud y su formación filosófica corrió a cargo de Crátilo, hasta su encuentro con Sócrates. Viajó por Egipto y Cirene, y tal vez conociera la matemática de los pitagóricos y sus teorías sobre el alma en un viaje a Italia. Hacia el 390 a.C. se dirigió a la corte siracusana de Dionisio el Viejo, a quién quería convertir en filósofo, pero éste lo expulsó y fue vendido como esclavo. Llegado a Atenas, ya en libertad, compró un terreno donde fundó la Academia, que fue la primera escuela de filosofía, y donde impartió enseñanzas a alumnos de toda Grecia. Pero volvió en dos ocasiones más a Sicilia para poner en práctica su utópica idea de la ciudad ideal, aunque en ninguna lo consiguió. La primera por el destierro de su amigo Dión, quién le había ayudado en las reformas políticas implantadas, la segunda, acompañado de sus discípulos, tampoco tuvo éxito y regresó definitivamente a Atenas. Murió en 347 a.C. a los 81 años, y fue enterrado, según Pausanias, en el jardín de la Academia. La importancia de su vida en la formación de su pensamiento político fue capital, porque siempre estuvo encaminada a la implantación de su Estado Ideal, cosa que intento sin conseguirlo, donde los ideales de justicia, solidaridad, orden, moderación, virtud y leyes ecuánimes imperaran. Además, siguiendo los pasos de su maestro Sócrates, fundó la Academia para dedicarse a la enseñanza de sus teorías. Por último decir que la muerte de Sócrates, víctima de resentimientos reaccionarios, hizo comprender a Platón que la política de su ciudad estaba separada de su criterio personal.

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b.- La obra de Platón. Agrupación en bloques de las principales obras. El conjunto de la obra que ha llegado hasta nosotros bajo el nombre de Platón comprende 41 diálogos, la Defensa de Sócrates, 13 cartas, y las Definiciones. Tan vasta producción ha sido clasificada en diversas ocasiones siguiendo variados criterios: Diógenes Laercio distinguió entre diálogos especulativos, prácticos, ejercitativos, polémicos ,etc. Aristófanes de Bizancio los agrupó en cinco trilogías. Trásilo los distribuye en nueve tetralogías. En época moderna las divisiones se basan en criterios de anterioridad o posterioridad a la fundación de la Academia, en diálogos socráticos y postsocráticos, etc. Sin embargo no todas estas obras pertenecen a Platón, hay algunas apócrifas y otras que parecen no ser auténticas: teniendo en cuenta criterios internos, como la coincidencia del contenido de la obra con la concepción filosófica de Platón, igualdad de estilo, etc, y externos, como la atribución de la obra por varios autores, o su cita en otra obra del mismo Platón, se consideran apócrifos varios de los diálogos del corpus platonicum y las Definiciones. En cuanto a las cartas se admite la VII como suya. Queda por resolver el problema de la cronología de los diálogos. Los criterios de contenido, léxicos, estilométricos, edad de los personajes, etc, solo han conducido a clasificaciones globales de época inicial, de madurez y tardía del filósofo, que no precisan la cronología entre los diálogos de cada grupo. Tomando como referencia los distintos viajes a Sicilia, FRIEDLÄNDER establece la siguiente sucesión:

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Entre la muerte de Sócrates y su primer viaje a Sicilia: Laques, Cármides, Eutifrón, Lisis, Protágoras, Hipias Menor, Ión, Hipias Mayor, Apología, Critón y Gorgias. Entre el primer y segundo viajes: Menón, Crátilo, Eutidemo, Menéxeno, Banquete, Fedón, República, Fedro, Parménides y Teeteto. Entre el segundo y tercer viajes: El Sofista y El Político. Posteriores al tercer viaje: Filebo, Timeo, Crítias y Las Leyes. También la carta VII.

c.- Estudio de los aspectos más importantes del pensamiento platónico. La doctrina de las ideas. ¿Qué es la verdad? ¿Cómo se logra el conocimiento? He aquí dos preguntas trascendentes que el griego se ha formulado con toda seriedad. Para Parménides la verdad se hallaba en el λογος y solo se podía alcanzar en el mundo inteligible. Heráclito pensaba, sin embargo, que el conocimiento es imposible y sólo es real el mundo de los sentidos. Platón une ambos caminos y construye su teoría de las ideas para explicar el conocimiento: la verdad se halla fuera del mundo de los sentidos, más allá de la experiencia, en un mundo inteligible, inmaterial, constituido por las Ideas, que son imperecederas, inmortales, inmutables, ejemplares, el mundo es solo un reflejo de esta suprema realidad. Al crear el mundo el Demiurgo ha tenido presente este universo de las Ideas, de modo que conocer no es más que recordar; cuando el hombre ve algo, se despierta en su conciencia un recuerdo de las Ideas que ha contemplado ya antes de que el alma se encarnara. La Idea suprema es el BIEN, suprema Belleza, a la que aspira el hombre impulsado por Eros, el impulso filosófico. El hombre que ha conseguido en este mundo contemplar las Ideas está en posesión de la Verdad. Es el filósofo por definición. El proceso que va del conocimiento de lo real al del mundo inteligible es la dialéctica. Esta teoría de las Ideas va acompañada, en la República, con el llamado mito de la caverna, que pretende explicar en qué consiste esa ascensión dialéctica para contemplar las Ideas : hay un paralelismo entre los objetos del mundo material y los del mundo inteligible (las sombras son la ilusión, el engaño; los objetos sensibles, materiales, son meras creencias, susceptibles de error, imperfectos; las Ideas se pueden alcanzar a través de la Dialéctica, que es el supremo conocimiento). El hombre que ha contemplado las Ideas se presenta en el mundo como un auténtico profeta de la Verdad.







Tema del hombre: es un compuesto de dos realidades substanciales distintas, cuerpo y alma, que, temporal y accidentalmente, se unen entre sí. Ésta es inmortal y está atada al cuerpo, aunque lucha por liberarse del mismo y regresar al mundo divino del que procede. La muerte es la destrucción del cuerpo, pues el alma es eterna. El alma se estructura en tres partes: racional, irascible y apetitiva, quedando estas dos últimas subordinadas a la primera. Ética platónica: se puede definir como ética eudemonista, pues significa que esta moral se dirige a la conquista del bien supremo del hombre, donde se sitúa la felicidad. Ese supremo bien es un estado especial del alma que se consigue con el desarrollo de la personalidad humana. El hombre consigue la perfección del alma a través de la virtud. Son tres las virtudes: la sabiduría y prudencia de la razón, la fortaleza del ánimo y la templanza en los apetitos. La Justicia, virtud esencial, engloba a las otras Problema teológico: Platón llama divinas al Alma, al Demiurgo, al Bien, a las Ideas; para los críticos la esencia de la Divinidad podría radicar en el Demiurgo que, con la vista puesta en las Ideas, ordena el mundo. Pero si éstas son su modelo de creación cabe suponer que son

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superiores al mismo. Además, como el Alma del Mundo es el principio de movimiento del universo, se ha pensado que es ella el verdadero Dios para Platón. Política platónica: el hombre es un ser social que solo alcanza su perfección en la ciudad, de modo comunitario. El Estado es el único capaz de armonizar y dar consistencia a las virtudes individuales. Platón diseña la estructura de su República ideal compuesta de tres clases sociales: los filósofos, los guerreros y los artesanos. Los primeros tienen el mando y gobierno general, pues su virtud es la sabiduría, los guerreros velan por el orden y la defensa ( su virtud es la fortaleza ), y los artesanos, pueblo llano, son dirigidos por la templanza, virtud que ha de ser común a todos.

d.- Actitud de Platón ante la democracia. En su Carta Séptima nos habla de su activa participación en los movimientos políticos de su juventud. Siempre confió en el restablecimiento del derecho y la justicia, a pesar de las sucesivas etapas de controversias políticas en la Grecia de los siglos V y IV a.C., sobre todo a raíz de la llegada de su tío Critias al poder, pero los acontecimientos subsiguientes fueron aún peores que los anteriores, y lo que más repugnancia le produjo fue el intento de los que detentaban el poder de convertir a Sócrates en instrumento de su terrorismo. Tras la caída de los tiranos y la reinstauración de la democracia él estaba dispuesto, más que nunca, a entenderse y colaborar con ella, pero la muerte de Sócrates, personaje insigne y fiel reflejo de la vida justa, en virtud de una sentencia judicial, le hizo comprender que la política de su ciudad distaba mucho de sus planteamientos. La democracia de la época, basada en la participación de todos los hombres en los fundamentos de la convivencia, en que la ley y la costumbre son convencionales pero no contrarias a la naturaleza, no casó del todo con el ideal político platónico, según el cual la ciudad ideal se configura como una aristocracia basada en las aptitudes naturales de cada clase y en la educación apropiada que recibe. El problema es la formación de los gobernantes que dirijan la ciudad, pues tienen que llegar al conocimiento de las Ideas, hecho que solo pueden realizar los filósofos, para impartir justicia e implantar la idea del Bien, en la que se debe instruir a los ciudadanos. e.- El diálogo platónico como forma literaria. Al discurso largo con el que el sofista impone sus ideas, se opone el método de investigación socráticoplatónico, el diálogo con intervenciones cortas y articuladas en forma de preguntas y respuestas. El diálogo platónico se organiza, como el drama, en torno a un debate sobre puntos concretos, pero a diferencia del drama, su estructura viene marcada por la figura del narrador, que presenta la escenografía apropiada y los personajes de la acción. Encontramos pues, en el diálogo platónico, dos estilos de exposición combinados sabiamente: uno directo (narrador-oyente) utilizado para precisar el comportamiento de los personajes, reacciones, gestos, etc; otro indirecto, mediante el cual el narrador actualiza la conversación celebrada con antelación en casa de Calias entre Sócrates, Protágoras y otros personajes secundarios. Además interviene en ocasiones algún componente del auditorio, que muestra sus preferencias por uno u otro contertulios, el personaje central y su oponente. La extensión de las intervenciones no es siempre la misma. Haya una gran variedad formal, y hay pasajes donde una intervención larga va seguida de una respuesta breve, o las intervenciones de ambos interlocutores son cortas o de parecida duración. También caben en el diálogo formas no dialogadas, exposiciones largas a cargo de algún personaje, entre las que destacan los mitos. La lengua, mezcla de culta y popular, poética y prosaica, coincide en muchos aspectos con las inscripciones conservadas de la época de Platón. Se ha afirmado que se aproxima al lenguaje de los poetas cómicos, que es el del pueblo ateniense. El estilo, variado para adaptarse al carácter de cada personaje, se caracteriza por su riqueza de matices debido al abundante empleo de partículas. Especial vivacidad le confiere la variedad de expresiones utilizadas para las respuestas cortas y fórmulas como ην δ εγω, η δ ος, etc. Aunque de manera moderada usa figuras como la aliteración, antítesis, anáfora, homoioteleuton, ciertas cláusulas métricas...

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