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Tesis de final de trayecto de un jubilado de 70 años
Joan Costa Oliveras
Heus aquí la historia vital d'un home, heus aquí la vida.
Es pot dir que el protagonista va néixer i créixer (1933-1945), amb el brogit de les bombes del "Glorioso Alzamiento" i les de la Segona Gran Guerra, tot i el que el soroll no eixordava pas en els ambients rurals. Les repercussions socioeconómiques sí es van deixar sentir a la ruralia, en forma de caréncies impensables avui. L'historia verídica que ens relata no és pas semblant a la familia tremendista de Pascual Duarte, és la lluita continua per sobresortir de la mediocritat rural. La seva infantesa fou agradable com quasi totes, fruit de l'inconciéncia de l'edat. L'adolescencia i les hormones el fan sensible llegint al gran Dante i l'esperonen en busca de la seva veritat. Cel o infern mai purgatori. Del relat de la "mili" obligatoria, se'n dedueix que el fet mes important succei't en defensa de la patria, va ser refer-se deis ulls encisadors d'una "carita de ángel", filia del comandant. Que se'n deu haver fet! Després, estudi, treball, matrimoni, filis, edat adulta, treball, rectificacions, disfrutar treballant. Compte! Aquest home disfrutava treballant! "Rara avis". Treballava per ésser poderos? No! Treballava fins a l'extenuació pels seus. Defensava el seu patrimoni deis usurpadors i deis funcionaris municipals. No atacava els propers, només es protegía, resistía. Amb una gran humilitat el protagonista sembla autocensurar-se deis fets i demanar comprensió ais lectors i descendents, disculpant-se. No cal que ens demani perdó, per Pesforc d'aconseguir una vida mes plena. Els canvis sobre les teories caduques de Freud i deixebles, posades en evidencia ais E.E.U.U. els anys 1980, no deixen escletxa al dubte. Les persones bones o dolentes, no teñen cap patología, simplement son aixó i pels seus fets es coneixen. Tot i les cites constants al pare, mare i l'oració cristiana redemptora de pecats, traspua en tota la seva forca un vital sentit de ser. És aquell interés per elevarse sobre la vulgaritat y prosperar físic i mentalment, com ja predicaven els pares del pensament per boca deis Déus mitológics grecs. No ho dubtis, ho has aconseguit! Per molts anys! Heus aquí l'historia vital d'un home, heus aquí la vida. F.Gesa
Juny de 2002
Prólogo
Todas las biografías de las personas de la calle ya bien son publicadas o simplemente se quedan en el vacío. Todos ellos y mirando por el lado positivo tienen un significado, aunque algunas veces se nos pasa desapercibidos tales acontecimientos y experiencias que a lo largo de la vida se obtienen, aunque malogradamente tales casos y cosas no lo tenemos en cuenta, puesto que, pasó a una tercera persona. Para tener pleno juicio de la vida nos tiene que pasar a nosotros personalmente y vivirlo, por eso, el de Mas Arriba nos a dado rienda suelta a elegir el tipo de vida que nos proponemos escoger, aunque algunas veces no se presente tal como quisiéramos, puesto que así es nuestro destino. Por mi parte y en la que quiero hacer referencia en esta introducción, hay varios puntos de vista de la que puede llevar a cierta tertulia por los acontecimientos expresados a lo largo de una vida, del cual todas las personas no opinan lo mismo, y lo respeto. Haciendo un pequeño resumen del contenido de la pequeña biografía que pretendo hacerles participes y después de reflexionar neutralmente, yo la calificaría como sigue: Nuestros ideales muchas veces no son correspondidos ¡ Porqué! Según mi criterio, al nacer, ya nos han marcado lo que será nuestro destino. Por mucho que uno se interponga no le saldrá bien, tal como podrán calificarlo ustedes mismos a lo largo del contenido de mis memorias. Otro punto de vista del contenido del mismo, referente al querer abrirse camino a otros puntos más fecundos y sin dejar la armonía en la que le han inculcado, requiere un sobreesfuerzo humano, físico y mental que sólo se puede lograr cuando una persona tiene salud sobrada naturalmente y una buena preparación física, y que esto es lo más importante, que estés acorralado y no tengas otra salida, tal como lo podrá calificar el lector mismo. Y por último sobre las contrariedades interpuestas por la propia familia tienen un principio y un fin. Si el principio se enfoca mal las cosas, tendrán un mal final, repercutirá toda la existencia de ambos, ya que una herida de tales
dimensiones en una persona más bien cerrada y poca predispuesta, perdura a lo largo de toda una existencia.
Joan Costa Oliveras
Autobiografía (Tesis de final de trayecto de un jubilado de 70 años)
Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una alquitara medio viva, érase un peje espada mal barbado;
era un reloj de sol mal encarado, érase un elefante boca arriba, érase una nariz sayón y escriba, un Ovidio Nasón mal narigado.
Estas eran las sátiras de aquellos revoltosos hombres y astros de verdadera y pura sangre que enorgullece nuestra Literatura Española, como pasto de sus inmortales obras que tras los años se han hecho asequibles. Si en los tiempos más remotos no se vivía despreocupados unos de otros, aunque fueran hombres célebres, en nuestros días tampoco pueden pasar desapercibidos costumbres y modales, puesto que todo ser humano juega un papel más o menos importante en nuestro siglo XX, llamado también era cósmica. Como todos sabemos, diariamente nacen miles de seres, puro germen de sus futuras madres, que en virtud y benevolencia del Creador, ha ordenado que se produjeran tales acontecimientos, que más tarde dichas partículas de carne humana ruedan por el suelo y forman las altas sociedades con gentes buenas y malas. Será como el manantial de agua potable que brota de unas rocas y se desparrama por el suelo i queda impregnada por donde pisa. Aquel verdadero torrente de virtudes, lo mismo facilita el crecimiento de aquellas drogas para la putrefacción del hombre en el vicio, como plantas medicinales que amortiguan la de aquella carne podrida que anda disfrazada por doquier, en un
mundo de confusiones y donde el verdadero mérito está en saber escoger, puesto que este es nuestro destino. En esta circunstancias y en la última hora de aquel 28 de febrero del año 33 de nuestro siglo, una mujer da a luz a un varón, un primogénito de una familia humilde pero de rasgos sociales inconfundibles. En aquella noche inolvidable lucía el sol nocturno cuando terminaban de dar las 24 horas en un campanario cercano. Podían verse por doquier los festejos que salían a raudales en las fiestas propias de aquella noche de carnaval. De esta forma ocurrió lo inesperado, un muñeco de carne totalmente despreciable de facciones muy pequeñas y desfavorables, por no decirlo en grado superlativo, y muy llorón por añadidura. Fue recogido por unas manos muy grandes, no pudiéndose ser otro que su padre. Al mismo tiempo que lo miraba estupefacto, parecía como si le dijera : serás orgullo de los míos con unos ideales firmes que te inculcaré a través de los años. En un lugar poco confortable y de unas paredes algo rústicas fueron escenario de la feliz nueva en una risueña masía llamada Can Suquet, antiguamente Ribafort, de un pueblo del municipio de las Franquesas llamado Corro d'Amunt (llamado por algunos, rincón vallesano). Tres años antes de iniciarse la Guerra Civil que tantos trastornos llevaría en la destrucción humana, nace un niño a los últimos años de aquella fatalidad de tiempos, de aquella gente y de aquella España, hacía el año 39 de nuestro siglo, al final de la catastrófica guerra de hambre y calamidades con ayuda de los silbidos de los bombardeos despierta ya de aquellos años confusos entre la adolescencia y dice que empieza a vivirlo todo aquello, el infante que cuenta ya sus 6 añitos y recordará datos de toda inocencia pero de palpable realidad, como es lógico en las mentes MENUDAS. Además de un azote para la nación, lo es también para la patria chica. Al pasar hambre y sufrir grandes pérdidas materiales y familiares, nos dejó grandes huellas. Con el tiempo sólo queda como una chispita de recuerdos allá lo infinito, pero sin embargo, es de lamentar una vida aunque no sea perdida a consecuencia de aquellos estragos de los hombres. Aquel ser
querido no compartirá jamas en lo sucesivo el calor de un respetuoso hogar, y así sucedió en el mío, dando lugar a la desolación y después el vacío de aquel hombre, digno de respeto y veneración como jefe de familia nos dejó para siempre, fue precisamente el que me apadrinó lleno de júbilo seis años antes, imponiéndome Juan, como sucesor de sucesores, puesto que él tenía este nombre. Esto ocurrió a finales de la guerra y su diagnóstico fue de "algo malo en el organismo". Su vida fue ejemplar, luchó con todo ahínco, por lo que era responsable de una familia numerosa con constantes contrariedades a sus bienes, tuvo esperanzas que no se vieron jamás realizadas. Por supuesto, sólo podré igualarle por su nombre, pero en nada de sus acertados y decididos juicios, que con esmero fue realizando en todas las tareas que se le presentaron, pero que sería totalmente imposible describirlos en un puñado de folios, por ser sus antecesores gentes feudales que fueron descendiendo hasta llegar al fracaso, en lo que llamamos reveses de la fortuna. Antes de continuar con mi autobiografía, quisiera hacerles un pequeño relato de lo que fue en otras generaciones remotas (mis descendientes). Según datos que se encuentran en las escrituras de la casa pairal, les diré que el clan familiar, proviene de antecedentes casi feudalistas, puesto que mi tatarabuelo era inmensamente rico, ya que disponía de fincas en casi todos los pueblos de la comarca, incluso calles enteras según me había explicado mi madrina Dolores. Mencionaré un detalle curioso y típico de aquellos días, aunque no puedo justificar su nombre por miedo a que no esté en lo cierto, pero si repito que se trataba de mi tatarabuelo. Reunía anualmente, sus mascotas (mozos de pie) junto con su burra y silla de montar del que en aquellos tiempos sólo lo usaban los ricos, y por supuesto y montado a la burra su vehículo de carne, y sus alforjas colgando, conducido como decía antes de sus mozos de pie, se disponían a hacer camino para cobrar los (parcesos) de todas sus fincas. El recorrido duraba varios días y hacían posada por las noches en los "Hostales" donde también se hospedaban las diligencias junto con sus caballerías, ya que dichos "Hostals" disponían de servicios a merced del andante y Sres.
viajantes. El objetivo del viaje era de rellenar las alforjas de onzas de oro tal como se pagaba en aquellos tiempos. Al terminar todo el recorrido, se hacía recuento de toda la fortuna adquirida, y a continuación se compraban más fincas, y más y más, y así fue toda la vida de un hombre de mucha actividad y aspiraciones. El sucesor primogénito, mi bisabuelo del que tampoco conozco su nombre, pero que casi aseguraría que se llamaba Pedro y el anterior, Juan, pues este último fue todo al revés de su ante sucesor, no había heredado ni la capacidad de su padre ni tampoco los mismos ideales. Por reveses de la fortuna, y quizá mala administración de todas sus fincas, en los tiempos difíciles entre las fincas de viñedo que mi bisabuelo tenía se perdieron por la famosísima enfermedad de dicha planta, que llevaría tantos estragos y que provino del extranjero, si no creo mal vino de nuestra nacionalidad vecina Francia. Tal enfermedad se llamó "La Filosera" y exterminó por completo la vid de un modo definitivo. Esto ocurrió mucho antes de terminar el siglo diecinueve y sus brigadas de obreros, mozos, damas de compañía y servidumbre para su cuidado personal y de los suyos, le arruinaron llegando en sus últimos años de existencia , al fracaso y a la desolación, y así desapareció mi bisabuelo en la miseria. Buena parte de ello, fue a consecuencia de una mala administración de todo lo que fue la fortuna heredada de su padre. Esto lo he podido confirmar porque en cierta ocasión tuve yo una conversación con un vecino del pueblo, cuando yo contaba unos 15 años. Este señor tendría alrededor de los 80 años, cuando un día yo estaba trabajando en los alrededores de mi casa, al lado del camino vecinal que lleva al centro del pueblo, y este hombre a menudo se desplazaba allí en el colmado para abastecerse de "queviures", y de regreso a su casa que vivía en las afueras pueblo, y al encontrarme yo allí atareado en lo mío, me aseguró que
aquel día no tenía prisas y quería
recordar el pasado, cuando me dijo: Chaval no trabajes tanto. Y continuó diciendo: " yo en mi juventud había trabajado varios años en esta casa, y algunas veces cobraba sin trabajar ". A mi me extrañó mucho lo que decía de
cobrar sin trabajar, y a continuación me explicó lo que pasó en esta familia con respecto al trabajo. Además había otras cosas, muy largas de explicar y que él no lo había vivido. La servidumbre cuando los dueños estaban acostados, hombres y mujeres trabajadores de la casa hacían de las suyas, lo que repercutió en los intereses de los dueños. Me abstengo de hablar más del tema por no ser muy agradable lo que hacían los mozos y marujas a espaldas de mis bisabuelos. " Pero yo, - seguía diciendo: si que me había encontrado en una semana haber hecho sólo un jornal y cobrar toda la semana entera. Y yo le dije: ¿Cómo es esto? Pues mira -me dijo- Tu bisabuela era una analfabeta (no sabía contar) y los sábados al terminar la semana salía con un delantal repleto de onzas de oro, que es tal como se pagaba antaño (pues en aquellos tiempos no se conocía la peseta), y acercándose a sus trabajadores, que el sábado no faltaba nadie, la dueña exclamaba - " Cada uno que coja lo que le pertenece ". A mi me hacía conciencia de cobrarme toda la semana — decía este exjornalero, cuando a veces sólo había hecho un jornal o dos, pero todos lo hacían, y para guardar compañerismo con los otros jornaleros, yo debía hacer igual que todos para no comprometer. Con este relato del testimonio, me quedé tan cortado que ni siquiera recordé darle las gracias por ser tan explícito en su conversación. Todo ello me quedó clavado en mi mente, como si me afectara a mi personalmente, cuando, en realidad esto ocurrió muchos años atrás, unas tres generaciones antes. Lo que mencionó este señor coincidía con lo que mi abuela me había contado en varias ocasiones de su madre, y ahora con sendos testimonios, todavía se puede confirmar que los padres de mi madrina llevaban una mala administración de todo lo que fue su fortuna, que les llovió del cielo, y quizá esto fue su desgracia. No velaron por sus intereses, que no les habían costado nada, y que les tocaron por herencia. Les fue muy fácil tirar de una vida acaudalada. En cambio mi abuelo Juan, el que me apadrinó como les he dicho antes, era un hombre de rasgos sociales, y de mucha capacidad e incansable en el
trabajo, hizo lo que pudo para aguantar por lo menos el nombre de la casa Pairal, y arreglar las cosas para subsistir con los suyos. Así luchó hasta que nos dejó para siempre, muriendo dentro de nuestra Guerra Civil Española, en el año 38 del siglo XX. Le sucedió mi padre que se llamaba Francisco, al cual le tocó luchar muy de firme durante la guerra y la postguerra, y hacer frente a los años sucesivos que sólo llevaron hambre y miseria. Gracias a su capacidad y a su inagotable fortaleza de espíritu y por añadidura su fuerza física en el trabajo lo superó todo, hasta que nos dejó sin verse jamás colmados sus sueños de aventuras y prosperidades, sorprendiéndole la muerte, como es ley de vida en los años 80 del siglo XX. Pero para seguir un orden vamos a seguir el relato desde el principio. Después de terminar nuestra Guerra Civil Española, también se inició la Segunda Guerra Mundial, del que, llevó barbaridades y grandes atrocidades a nuestra Europa. Aquellos ideales extremistas de aquellas mentes que estaban encegados por el odio y el afán de mandato, acarrearon abusos de poder, como lo fue el exterminio de la raza judía que llevó a violaciones y crearon verdaderas máquinas de matar en los hornos crematorios. Mataban por simple placer de matar y se enriquecían con los enseres personales de aquellas inocentes víctimas, conducidas por aquellos hombres enfurecidos, como si se tratara de bestias salvajes. Peor aún, puesto que, las fieras de la selva no se matan entre sí, y menos de la misma especie, sólo matan para comer y así poder subsistir, ya que así es el reino animal. Todo ello ocurría en nuestra Europa Central en los años cuarenta de nuestro siglo XX. Me abstengo de seguir en el tema por darme escalofríos al mencionar tales barbaridades, a las que lleva una guerra de estas dimensiones. Respecto a la Segunda Guerra Mundial, y a petición del Caudillo ganador de la Guerra Civil Española y jefe supremo de la dictadura militar, propuso al máximo gobernante alemán que podía disponer de aquella España derrotada y arrasada sin hombres para luchar. Sólo quedaban viudas, viejos y
adolescentes, después de la Guerra Civil que duró tres años. Sólo hubo una pequeña colaboración "con la División Azul" para luchar en Europa que incluso se alistaban mujeres, y así se evitó otro derrumbamiento de sangre en nuestra Patria. Y después de matizar parte de lo que fueron aquellos años, voy a relatar lo que acaeció en mi casa. Mis padres después de la guerra se quedaron sin un duro, puesto que en aquel entonces el dinero se guardaba en casa, ya que no se conocía lo de guardar el dinero en un Banco o Caja tal como se hace hoy en día en nuestra vida moderna. El cambio de Régimen les fue mal con el dinero que disponían. Mis padres pasaron ésta lamentable experiencia y tuvieron que empezar de cero y enfrentarse a una posguerra de calamidades y hambre. Todo esto repercutió en la mala alimentación de los adolescentes, y este es mi caso cuando sólo contaba con siete añitos. Sólo podíamos llenar el estómago de las cosas del campo, como era: nabos cocidos, hierbas como ensalada y proteínas como eran las " farinetes de blat de moro". Más tarde para combatir
el hambre y poderse
nutrir
de alimentos básicos,
proporcionaron el racionamiento que consistía una vez por semana de pan negro, chocolate a veces con gusanos, aceite de semillas y azúcar moreno. Todavía gracias de trabajar en el campo, ya que más tarde ya se obtuvieron legumbres y cereales, cosa que el que vivía en la ciudad no podía tener. Con todos los tropiezos, el niño protagonista de este relato, ya contaba con siete añitos y medio. Es la época en que mis padres me mandaron con el cura del pueblo para aprender el Catecismo, cosa que hoy se le llama Catequesis. La razón de la doctrina cristiana era para prepararse a la larga para la Primera Comunión que nos era la máxima ilusión y nos traía agradables recuerdos de nuestra vida infantil. Todos los domingos por la tarde, junto con mi hermano, asistíamos sin falta a la improvisada Iglesia, digo improvisada porque la quemaron en tiempo de guerra y también las cuatro campanas que había en la Iglesia Románica las echaron abajo para fundirlas y emplear el cobre en material de guerra para matar gente. Los actos religiosos se hacían en una 10
casa vecina a la Iglesia en espera de reconstruir algún día la que fue orgullo de la comarca. Y así se improvisó un altar con las pocas imágenes sagradas que quedaron, ya que quemaron todo lo que encontraron a su paso. Una vecina de la misma, al estallar la guerra tuvo el coraje y atrevimiento de coger las piezas más valiosas de la Iglesia y enterrarlas, y así se salvó algo. Que esta persona, inteligente y atrevida, a la que me refiero, que Dios la compense y la tenga en la Gloria por la buena acción desinteresada en que se atrevió a realizar. Al mismo tiempo de hacer Catecismo, también me mandaron al colegio por primera vez, para enseñarme a hacer palos y ganchos y a iniciarme en las primeras letras y también para conocer las primeras vocales y consonantes del famoso camarada. Así fui aprendiendo, aunque no podía desenvolverme por la mucha vergüenza que me embargaba, cosa lógica en la gente menuda de aquella época. En los ratos libres, de vuelta del colegio, principalmente en primavera y verano, a mis ocho años, mi padre ya me esperaba para trabajar en las tareas más sencillas del campo, como era regar, " cavar " maíz y demás. Con los surcos del campo a menudo me caía de cabeza encima de las plantas cavando, por tener las piernas muy cortas. A todo esto, hoy se le llama explotación infantil, con todo ello no critico a mi padre por explotarme, sino todo lo contrario, puesto que, el hacía los quehaceres fuertes con los caballos y demás, no dando al abasto a las faenas de la finca, y además habían muchas bocas para alimentar. De este modo también me fomentaba el ser un hombre de provecho en el futuro. Todo ello podía ocurrir en otras familias, no quiero decir que mi caso fuera una excepción y no quisiera hacerme el héroe o el mártir, sino que eran las circunstancias de aquel entonces. Mi infancia iba transcurriendo más bien tranquila, dentro de lo que cabe, me refiero a mis obligaciones en los quehaceres domésticos que había que compaginar con el catecismo y la escuela del pueblo cuando había maestro, claro está. Hice mi Primera Comunión a los nueve años, fue la festividad y la 11
ilusión más grande que he tenido en mi infancia, cosa que no he podido olvidar jamás en mis 70 años, lo estoy viviendo todavía hoy como si fuera ayer tal acontecimiento. Después de la Primera Comunión, mi padre me mandó con el cura del pueblo para ejercer de monaguillo, con el fin de espabilarme, aprendí como buen monaguillo todas las contestaciones en latín que había que contestar durante la misa de aquel entonces. Ahora se hace con la lengua habitual, incluso al empezar la misa el monaguillo tenía que decir el " Yo Pecador " en latín, o sea el "Confitero Deo". Ejercí durante cuatro años. Teníamos un cura maravilloso, más bueno que el pan. Al recoger las "canadellas" al terminar la misa, siempre el cura dejaba algo de vino dulce en el recipiente, del cual no echaba en el cáliz para consagrarlo, y así el monaguillo podía saborear lo que era un excelente vino dulce moscatel. Esta acción era de agradecer puesto que lo hacía para tenernos contentos. A propósito de que hablamos del Sr. Cura, éste se llamaba Josep Codinach y por lo que sé a sus 92 años aún vive. Yo tuve la suerte de servirle como monaguillo durante sus 9 años de estancia que estuvo en mi pueblo, casi sería una falta grave que no les hablara de él, del que tengo grandes y buenos recuerdos que no se me olvidarán jamás, ya que me cogió en los años de mi más esplendor para recordar, como es la infancia y la pubertad. Lo que tengo que decirles de nuestro cura, y del que voy a matizar parte de sus proezas, e incluso se podrían calificar como anécdotas y de que sirvan mis breves palabras como homenaje a sus muchísimas y buenas obras que hizo, no solo a nivel personal, sino en beneficio de nuestra aldea, puesto que es como un ángel caído del cielo. Se presentó en el momento preciso que no teníamos cura en el pueblo, recién terminada la Guerra Civil Española. Con la iglesia quemada y parte de la rectoría destruida. Se pidió voluntarios feligreses, para trabajar en las obras de reconstrucción de ambos edificios, cosa que no faltaron y menos pidiéndolo nuestro cura, del que el mismo trabajaba con el pico si era preciso, como si se tratara de un peón más. 12
Como se puede suponer, no había dinero en aquella época, ni ninguna clase de ayuda oficial, nuestro cura se ideó, que después de la misa solemne de los domingos, entre los feligreses se vendían números para el sorteo de alguna máquina de coser, de algún jamón, o ternero, etc ... y de este modo se recaudaba dinero y este se utilizaba para los materiales para la reconstrucción del sagrado edificio románico, muy bien visto en otros tiempos. También en la época de las siete semanas de Cuaresma que no había baile, porque estaba prohibido eclesiásticamente en los pueblos, y que no fuera motivo que la juventud no se marchara del mismo, se hacía teatro, con comedias que algunas veces las escribía nuestro cura, para no tenerlas que alquilar, también tocaba muy bien el piano, escribiendo él la solfa de antemano, y así era fácil entonar canciones, enseñaba en escena y hacía de apuntador. Las funciones teatrales eran todo un éxito, la sala del pueblo se llenaba todos los domingos, que además nos visitaban gente de los pueblos vecinos, además por Navidad también se hacían los "Pastorets". Con la entrada del teatro de dos pesetas en aquel entonces, se hacían fondos para los menesteres más primordiales de la parroquia, e incluso se guardaba algo de dinero para toda la afición teatral, y se hacía una excursión al año en autocar, la organizaba el estimado por todo el pueblo, el intachable e incansable Mosén Codinach. De este modo tenía todo el pueblo a sus pies, como si se tratara de un buen pastor con su rebaño, lo que proponía el Sr. Cura se hacía de inmediato, con toda la ilusión y rapidez en que se requería, por su buena estrategia en sus decisiones y comportamiento desinteresado, a favor
de un pueblo
encomendado por el Señor, según dice la Biblia. Me recuerda en una ocasión, el primer año de estar entre nosotros el Mosén, en el mes de noviembre en aquellos tiempos, había la buena costumbre de hacer el "Numanari d'Animes", tal como requiere en el mes de noviembre de todos los años se dedicaba a la Purificación de las Almas de nuestros Difuntos, tal como en el mes de mayo se dedicaba a la Virgen María. 13
Esto consistía durante una semana de luna nueva, por tener luz nocturna, para los fíeles más diseminados, facilitarles
el camino, y no hacer el
desplazamiento a oscuras, ya que se hacía andando, por carecer en aquellos tiempos de vehículos mecánicos. El encuentro religioso en la iglesia solía durar una hora y media, entre las nueve y las diez y media de la noche, incluso la gente principalmente los hombres, venían a la iglesia sin cambiarse de ropa, ya que dejaban de sus trabajos del campo, y del cual, no faltaba de ninguna familia del pueblo. El encuentro religioso consistía, en rezar el santo rosario y encomendarse a los difuntos de la parroquia, y a continuación lo más esperado, el Gran Sermón. Normalmente, lo hacían predicadores especializados o misioneros del Sagrado Corazón de María de Barcelona, que cada día con sus prédicas tocaban algún tema diferente sobre nuestra existencia o después de ella. Pero como no había dinero para tal encargo, el Sr. Cura optó el primer año de estar entre nosotros, de hacerse él personalmente el compromiso del "Numanari", y así lo hizo. Recuerdo como si fuera hoy mismo sus intervenciones en sus sermones, fue un éxito rotundo, nuestro mosén era un verdadero orador, con una facilidad de palabra impresionante, sin desfavorecer a ningún misionero. Yo diría que el impacto en sus sermones durante el "Numanari", dio más que hablar, incluso nos visitaban gente de los pueblos vecinos para escuchar la palabra de Dios, este era el tema de las predicaciones. Incluso les diré, que el día que toco hablar del Hijo Pródigo, principalmente las mujeres, ¡Yo las vi llorar!, sus palabras tan bien expresadas y con su habilidad, tocaba de lleno el corazón más sensible. Parecía que por unos momentos estuviéramos desconectados del mundo que nos rodea. Otro caso les diré: en dos o tres ocasiones, que no había maestro en el pueblo, el mosén se ofreció y propuso al alcalde local de cubrir temporalmente la plaza de maestro, y hacer el mismo la clase en el mismo colegio habitual durante el lapso de tiempo que fuera necesario. 14
El colegio con nuestro nuevo maestro, el desinteresado mosén, iba muy bien, aunque, no había el mismo respeto que con nuestro anterior maestro, puesto que, nuestro cura era muy dulce y cariñoso, del cual los alumnos abusábamos un poco. Para hacerse respetar y guardar silencio en clase, se ideó de poner en práctica una de sus habilidades, consistía en hacernos religión. Una vez por semana, nos explicaba el Nuevo y Antiguo Testamento, que normalmente solía durar una hora, durante este tiempo no se oía ni una mosca en clase, a pesar de que éramos más de cuarenta alumnos. Al terminar la Historia Sagrada por aquel día, los alumnos exclamamos que había sido corta la explicación, ya que estábamos tan compenetrados que nos parecía que había transcurrido sólo algunos minutos, no obstante, el cura nos decía: - Hasta la próxima semana que os hablaré del siguiente tema, si os comportáis bien en clase, del contrario pasaré de largo la religión. Con esta historia tenía a todo la clase a ralla, y gracias a él, por mi parte conozco algo de religión., más referente al Antiguo Testamento.
Tuve que dejar de ser monaguillo por ser ya mayor. Contaba con 13 años y mis padres me mandaron al colegio del municipio, por falta de maestro en nuestra aldea y así estuve en el nuevo colegio, dos años. A los 14 años ya dejaba los estudios para incorporarme de lleno en las faenas del campo y a las órdenes de mi padre. En los trabajos de la agricultura hay muchas horas para reflexionar, y más tal como se trabajaba antaño, todo manual, con azadas, picos, guadañas y labrar con los caballos, a diferencia de que ahora se hace todo con máquinas y tractores. Las reflexiones mías eran de que había estudiado poco para defenderme bien en la vida y no tener que estar a merced de otras personas en el futuro. Con esta decisión quise cursar el comercio a disgusto de mi padre, alegando que siendo agricultor no eran tan necesarios los estudios, más bien a nivel de comercio. Para calmarle un poco, yo le manifesté que las otras faenas no se 15
quedarían atrás si es que lo decía por esto, sólo me quedaba libre para los estudio algún día de lluvia de invierno, sábados y domingos y por las noches que solía quedarme hasta que me entraba el sueño a las dos de la madrugada. Después de semejante proeza, a los 2 años terminaba el comercio. Me corregía los ejercicios dos veces por semana mi maestro habitual del municipio que también había estado en mis estudios primarios. Yo me desplazaba con bicicleta hasta su casa ya que no había otros medios en aquel entonces. Me incorporaba de nuevo al trabajo del campo aunque no lo había dejado pero esta vez con la convicción y la satisfacción de que tenía toda una vida por delante con mis matemáticas y mi habilidad en la correspondencia. Este último aprendizaje ya lo aproveché desde un principio escribiendo cartas de amor a las musarañas, del cual podía tener algo de roce de vez en cuando y no era capaz de hacerlo personalmente por invadirme la timidez con las chicas, aunque a mis 16 años y al haber dejado la pubertad atrás ya era todo un hombre con ambiciones de mujeriego, pero me faltaban medios para ello y atrevimiento. Sólo en los ratos de soledad me inspiraba como hacía Dante con su biografía y su amor perdurable a Beatriz. Como autor de novelas románticas estaba siempre a mi alcance; Siempre he sido muy aficionado a la lectura. Las tardes de verano que normalmente me tocaba regar el maíz o la alfalfa, siempre llevaba encima alguna novela u otra. En mi infancia tebeos, después el coyote, más adelante las famosísimas novelas del oeste de Zane Grey, y por último la lectura clásica de novelas como fue Carlos Dickens, Julio Verne, Alejandro Dumas, Góngora, Quevedo y el que más Baltasar Gracián, etc. También la obra de "La teoría del psicoanálisis de Freud". Leía con predilección los premios novel y obras de psicología sobre el "estudio del alma". Todo iba correlativo en relación a la edad. Mi ilusión era de algún día estar bien rodeado de libros de toda índole, donde no faltara tampoco un buen diccionario ilustrado universal bien expuesto en una pequeña biblioteca personal. En aquella época no había otra fiesta en el pueblo a excepción del 16
baile por la noche, de la misa solemne que se celebraba todos los domingos y fiestas de precepto, y era una falta grave no asistir a ella , puesto que, en la misa del mediodía no faltaba de ninguna familia del pueblo, principalmente la juventud del pueblo llenaba toda la iglesia. A pesar de la rutina de asistir a misa sin falta, se aprovechaba después para hacer tertulia entre las chicas y jóvenes. Entre los hombres casi siempre se salía hablando de los quehaceres de la agricultura. Yo, algunas veces me separaba del coro, junto con otro joven del pueblo llamado F.Gesa y muy versado en cultura general, con el cual
yo me
encontraba muy a gusto conversando y hablando de todo tipo de temas. Tenía una visión muy clara de las cosas, y así se nos pasaba incluso las horas sin darnos cuenta, los dos frente a la iglesia, donde nos despedíamos hasta el próximo domingo, y así se pasaba una semana más. Debo manifestar que estoy muy agradecido por el compañero que les he mencionado, aparte de haber pasado ratos agradables y distraídos en la juventud, y del que hago mención en varias ocasiones en esta biografía por su habilidad en la conversación principalmente en las secciones de baile con las chicas y por escribirme durante su servicio militar. Lo que más hay que agradecerle, la pequeña crítica que ha brindado a mis memorias. En él, es cosa muy habitual el leerse cualquier obra y hacerse con el resumen de ella, tal como se puede encontrar en el principio de este relato. A los 18 años seguía siendo tímido. A los 18 abriles es la edad de las locuras. Me gustaba la bici, quería competir, meterme en sociedad en el baile. Cursé estudios de baile por correspondencia con el profesor Castillo de Madrid, aunque, con poco éxito ya que no tenía bailadora para entrenarme con los esquemas que facilitaba en su curso de baile, y tampoco tenía tiempo para ello. Cursé también estudios de cultura física de Charles Atlas de Estados Unidos de América, pues quería llegar a ser un superhombre ya que este gran profesor me lo garantizaba por escrito si seguía fielmente su secreto de "Tensión Dinámica". Al terminar el curso, podía elegir por estar bien
preparado en lucha libre, GubiXunsi o Greco Romana, yo ya me veía encima un ring, empecé muy bien, en la primera lección, me notaba muy ágil y muy forzudo pues no me faltaba fuerza de voluntad para los ejercicios delante de un espejo grande. La segunda lección, no trataba de ejercicios sino simplemente y exclusivamente la dieta a seguir, que era a base de una dosis de Nitrógenos y Proteínas naturales, ya que los ejercicios lo requerían, tal como se hace hoy en día el que quiere hacer pesas para proporcionarse un cuerpo perfecto. Esta segunda lección me la dejé atrás por no disponer de medios para esta sobrealimentación. La dieta era esencial en el curso. Empecé la tercera lección aunque duró poco pues enfermé de agotamiento y por esta causa tuve que dejar el curso. También cursé estudios por correspondencia de Psicomagnética con el Director Mano de Lucsi de Madrid, para vencer más que nada la timidez y fomentar la personalidad. Me fue muy bien, me notaba más hombre y con más dominio personal y más seguro de mí mismo. A los 19 años ya cumplidos, tenía unas inquietudes tremendas respecto a chicas de fuera, más que las del pueblo, pues éstas últimas carecían en aquella época de encanto y además mis anhelos eran las chicas de casas comerciales o de distintos negocios, pues no le veía porvenir al campo. Por este motivo me limitaba a las chicas de fuera y que algunas veces visitaban el pueblo. Mis anhelos se centraban más y más al respecto y hacia lo que podía sin éxito. Después a escondidas les escribía cartas de amor que algunas veces eran correspondidas. En la soledad de mi casa, y quitándome horas de dormir, me inspiraba más o menos así: Después de haber transcurrido algunos días, y al pensar que voy a escribirte parte de mis ideales en una cuartilla de papel, todavía me da la impresión que estoy viviendo en una mañana de octubre, algo triste por relucir a intervalos el sol y soplaba una brisa algo molesta, muy propio de un tiempo otoñal. Me encontraba allí, en Corro d'Amunt, precisamente en una 18
pequeña aldea o mejor dicho, yo le diría de un pintoresco y ubérrimo rincón vallesano que sin duda lo es , y con esto y después de atender parte del culto de aquella tradicional fiesta que se celebraba allí. En el fondo mis oídos captaron una música de jazz que parecía salir del fondo de un local, y en efecto así fue, salía a raudales conmoviendo los gentiles corazones de alguna musaraña que iba penetrando rápidamente allí, yo también seguí la corriente para gozar del espectáculo. Se trataba de una anticuada, pero típica, sala de baile, que me hacía recordar haberme divertido allí en otros tiempos, pero hacía más de un año que no la había pisado. Me hizo mucha gracia al ver las chicas bailando entre ellas, esperando que algún decidido varón las invitara a bailar. A mi me daba algo de vergüenza y me encontraba extraño allí, pero no podía soportar aquello y pretendí bailar con una de ellas pero ya lo tenía comprometido. Sin perder la calma pregunté a otra y me manifestó igual que la anterior y con un gesto de ofendida, supongo que por no pretenderla a ella antes que a la otra. Esto lo supuse yo pero no lo hice intencionadamente. Me supo mal de no haberme fijado antes, con esto me llamó la atención porque además de ser lista era muy bonita, algo niña por cierto, pero se trataba de toda una mujercita, con sus cabellos rubios y mirada penetrante, su silueta muy femenina, aunque algo desproporcionada debido a sus pocos años. Con este tropiezo ya no me encontraba muy a gusto en el baile. No podía remediarlo. Esta fue la causa que aquella noche me acostara temprano con la convicción de que no podría conciliar el sueño aquella noche. Mi mente era un espantoso remolino de pensamientos irrealizables que destrozaban por completo mi habitual y dulce calma a que estaba acostumbrado. Acto seguido estaba yo metido entre las sábanas pensando con aquellos ojos de color de miel y cabellos como hebras de oro, unas horas antes no lo hubiera creído posible de no haber tropezado con aquella pequeña musa, pero ahora sabía que sí. Este fue mi estado psíquico que me produjo aquel encuentro, aunque lamenté aquella anomalía pero me encontraba inspirado como en los tiempos del 19
Romanticismo de Romeo y Julieta, los amantes de Teruel, Dante con su musa Beatriz, también en nuestro siglo XX se suspiran de verdad ante una mujer hermosa. Gracias por la atención dispensada y en espera me perdonaras por lo que puede originarte la presente misiva, entretanto, te suplico guardes tu belleza en la sombra, y así te lo ruega un extraño pero de buen corazón (anónimo) aunque no quede del todo en el vacío. Con todos los amores más bien ocultos y no compensados con las chicas que yo admiraba por el físico, por el intelectual y su posición social, me iba ensayando aunque sin ningún tipo de éxito. Todo esto, lo iba compaginando con muchas faenas fuera de las habituales que se hacían también en una finca rústica como es pozero, paleta, trabajar en el bosque, etc.. , con todo esto frenaba un poco mis inquietudes y nervios en hacer cosas, quizá para el día de mañana, y al mismo tiempo cortar con la monotonía de sólo saber hacer las faenas del campo. Mis anhelos siempre topaban en lo mismo, mi hermano cursó carrera de ciencias, yo por el contrario era el primogénito de los hijos y no me permitían estudiar, ya que estaba predestinado y mi obligación era de quedarme en casa para cuidar de la finca y a la larga a mis padres. Había cierto recelo con mi hermano, ya que el tendría una faena fácil y respetable y de buen ver de cara al mundo femenino y social. Con todas estas contrariedades me quintaron para la mili a los 21 años y a los 22 ingresé a filas. Muy asustado i algo conformado al saber según la Caja de Reclutas N° 38, me tocaba hacer el Servicio Militar al Arma de Artillería Antiaérea en Barcelona, y así en los ratos libres podía cortejar si me dejasen chicas de ciudad. Quería localizar una maestra de mi pueblo, a la que la había cortejado en parte y era mi pareja de bailar sardanas en el pueblo, muy joven y guapa. Éramos muy amigos desde hacia mucho tiempo, se llamaba Pilarín. Se marchó del pueblo de incógnito sin dejar rastro por asuntos imprevistos, y sin despedirnos y en las largas charlas nunca se nos ocurrió dejarnos un teléfono, puesto que en aquellos tiempos no lo había y menos en 20
el pueblo, para las urgencias había que desplazarse a la Central Telefónica de la ciudad y pedir conferencia con demora algunas veces de más de una hora. Parece imposible, pero estamos hablando de hace ya cerca de 50 años,. Durante la mili busqué por toda Barcelona por si encontraba a la escultural Pilarín y fue del todo imposible dar con ella en la gran capital: era como buscar una aguja en un pajar. El día 20 de marzo de 1955, me presente en la Caja de Reclutas de Barcelona tal como estaba previsto, allí nos reunimos 800 hombres reclutas y acojonados, claro está, nos pasaron lista a todos y a continuación nos hicieron formar dentro de lo que cabe, nos pusieron en filas de tres y todo el mundo con sus enseres a cuestas dentro de una maleta en dirección al cuartel. Fue muy largo el camino desde el antiguo Borne, al pie del parque de la Ciudadela, andando como un verdadero rebaño de corderos por el Paseo de Colón, todo lo largo del Paralelo, Plaza España y casi al final de la calle Tarragona. Entramos en el cuartel, donde sería nuestra casa durante año y medio, por el cuerpo de guardia y salimos a una plaza muy grande y muy bien compuesta. Mirando hacia arriba había una capilla con una gran cruz al frente, y unas letras grandes que se podía leer "In ogni signo vincen". Alrededor del patio había un pasillo muy ancho con unas arcadas que a través de unas escaleras interiores daban a las distintas baterías.
Cada batería
contaba con 100 camas. En el patio en cuestión se celebraba misa todos los domingos con los soldados que estaban libres de servicio.
Había que
prepararse con el traje de paseo, guantes blancos y el mosquetón. A la hora de la Consagración se rendían armas, la misa la oficiaba el Capitán Capellán del Regimiento. Como decía antes, una vez todos en el patio de llegada nos mandaron dejar las maletas allí amontonadas para formar las respectivas baterías de los 800 reclutas, se formaron 8 baterías de 100 hombres cada una. Al amontonar las maletas tal como nos mandaron los oficiales, yo me vi perdido por la sencilla razón que mi maleta destacaba de las demás, pues unos días antes de incorporarme mi madre me compró una maleta nueva y de 21
buena presencia. Lo hizo con todas las buenas intenciones para con su hijo, y sin embargo las demás maletas eran viejas y de madera. Se ve que los otros reclutas sabían lo que hacían. Como consecuencia me quitaron la maleta. En el momento de recogerla, ya no estaba, yo reclamé, y me dijeron que allí no se quitaba nada, en total, la primera novatada a los pocos minutos de llegar. A pesar de todo, mi cabeza me daba vueltas para poder descifrar lo que estaba escrito en latín arriba de la cruz. Unas horas más tarde ya tenía la respuesta, y quería decir en Español "Con este signo vencerás". A continuación nos metieron en el comedor, yo casi no comí nada, todo olía a rancho. Me faltaba la comida que me había puesto mi madre en la maleta. Después de estos siete primeros días en la mili, me tocó rebaje de sábado a lunes a casa. Cuando llegué mi madre ya me estaba esperando impaciente tal como padecen las madres por los hijos. Como le habrá ido ? - cuando me vio se quedo estupefacta, pues no me reconocía, incluso los perros me ladraban, cuando mi madre reaccionó me dijo: Que te ha pasado hijo mío ! Pues casi no te conozco ! En siete días había perdido 7 kilos, cosa que al incorporarme ya estaba delgado, y al llegar con 7 kilos de menos y con el pelo cortado al cero, parecía un palo vestido. Mejor dicho era un espantapájaros como los que poníamos en el campo para asustar a los pájaros. A los pocos días de mili Me quitaron la poca personalidad que tenía. Pero hacia falta animarse para recuperarse. Fue una pesadilla al tener que marcharme de nuevo al cuartel después de aquellas pocas horas con los míos. Lo que me compensaba era que mi madre me llenó el macuto que traje de la mili de comida, incluso para pasar una semana. No hubo problema a que me lo quitaran, puesto que, cada soldado en su batería tenía su taquilla cerrada con llave y así también me acostumbre, poco a poco, a la comida de allí. Pasamos algunas semanas en el cuartel hasta que nos mandaron al campamento de Gava para aprender la instrucción y el tiro aéreo con las baterías. Salimos del cuartel 800 reclutas andando hasta Gava, ya que en el cuartel no había suficientes camiones para trasladarnos a todos, y los jefes 22
optaron para ir andando, total 18 km. Llegamos hechos polvo, y al llegar en vez de descansar, tuvimos que montar las tiendas de 18 soldados cada una. Los días trascurrían muy deprisa, aunque era muy dura la instrucción, la teórica y los servicios de guardia. Poco paseo por el pueblo de Gava, pero si lo suficiente para que quedaran colapsadas las casas de prostitución. Yo jamás pude entrar en ellas, ni siquiera por curiosidad, ya que había cientos de soldados haciendo cola para tales servicios. Todo esto repercutió en el reconocimiento médico del campamento con diagnósticos de enfermedades venéreas. A todos los que tenían algún pequeño síntoma de enfermedades de mujeres les mandaban al Hospital Militar, donde estaban los mejores médicos y buena comida, como si fuera en casa. Me propuse apuntarme a reconocimiento, pues me dolían las piernas, quizá por el exceso de ejercicio e instrucción y la mala alimentación. Durante varias semanas tuve una recaída de la que había tenido anteriormente a los 18 años, cuando me caí de la bici. Me quedé en estado grave durante tres semanas que hice cama en las que estuve varias horas inconsciente, y mi recuerdo de ello es que estuve en el túnel de la muerte, vi de algo parecido a los sueños de Dante en la Divina Comedia, pero mi aparición fue real, el inconsciente me hablaba de que no podía tirar más adelante. Se ve que no era éste mi final, me inyectaron más de 50.000 unidades de penicilina en tres meses. A pesar de todo me quedó una infección en las tibias de las piernas. Me acuerdo en una de las ocasiones, que me hacían radiografías principalmente en las piernas, que era lo más dolido de la caída. El resultado que escribió el Dr. de hacerme las radiografías, en el papel que tenía que presentar al médico de cabecera, decía así: "Las tibias y los peronés poseen de una condensación de la cordical de probable origen luético". Dicho resultado me lo guardé con la idea que cuando me fuera a la mili si me repetían tales dolencias a lo mejor me libraba del Servicio Militar, aunque no sabía que quería decir el contenido del resultado de aquella radiografía.
Cuando entré en el reconocimiento, el Capitán Médico que me visitó, me mandó ponerme sentado encima de una mesa con las piernas colgando, preguntándome al mismo tiempo si me dolían las piernas, le dije la verdad, pues si, al mismo tiempo que me sacaba del bolsillo el resultado de la radiografía de antaño, y al mirarla me mandó bajar de la mesa de inmediato, y se puso a escribir sin asegurarse antes del posible erróneo diagnóstico que escribía en aquel papel. Pero precisaba hacer las visitas rápidas por haber mucha cola de reclutas esperando para visitarse. Como había tantos casos de enfermedades de este tipo, también me diagnosticó lo mismo escribiendo en el papel "Lúes". Acto seguido, me llamó el sargento de mi batería para que preparase mis cosas para ingresar en el Hospital Militar. De echo fue así, fuimos dos soldados de mi batería, aunque el otro tenía "cólicos". Al llegar al Hospital pasamos primero por la portería para inscribir el ingreso, ya que era la obligación, y allí tomaban nota de todo, y según el diagnóstico que tenías, te indicaban el pabellón que te correspondía. El compañero entregó primero su papel de ingreso al Sanitario que estaba allí de servicio, y tomó sus notas y le dijo el número de pabellón al que debía presentarse, a continuación le entregué el mío, se lo miró y me miró a mí también. Se quedó estupefacto, y con una mirada así un poco burlona me dijo : "anda recluta como que te lo pasaste bien, ahora también te lo pasarás de lo más bien". Yo no pude aguantar más tales impertinencias y le pregunté a que venia todo aquello. "Pues mira recluta - me dijo - saliendo de aquí te diriges al pabellón número 3, segunda planta, y te tocará en la sala de los toreros, si no sabes que quiere decir esto ya te lo explicarán". Y esto porqué? - le pregunté, sin salirme casi las palabras de la boca de lo asustado que estaba. - si yo nunca he estado con una mujer y menos pública si es que te refieres a esto. Él me contestó diciéndome que todos dicen igual al entrar aquí, y sin embargo, están más podridos que una anchoa. Me despedí del compañero que me llevo al hospital, y él se fue al pabellón que le indicaron, y yo por supuesto, hice lo mismo, me fue fácil encontrar el 24
pabellón número 3, me asomé dentro de la planta baja y efectivamente, había una escalera con acceso a la segunda planta. Al pisar el primer peldaño, ya no sabía qué hacer, si seguir adelante o hacerme para atrás, pues las piernas me temblaban, y el corazón me latía más de la cuenta. Parecía como si tuviera un motor dentro de mi cuerpo, incluso estuve unos instantes recapacitando, pensando lo que hacía. Me revestí de valor y tiré escalera para arriba. Cuando llegué a la segunda planta, había un pasillo muy largo y no se veía a nadie. Coincidiendo que era la hora más bien de haber comido, pretendí llamar, pero no podía de asustado que estaba, y al instante y al final del pasillo, vi a una monja acercándose hacia mi, me preguntó que quería y yo sin decir palabra le alargué el papel de ingreso. Aunque la mano me temblaba, no podía evitarlo al pensar en la conversación mantenida con el sanitario de la entrada del hospital con todo lo que me acusaba, y en aquel preciso momento, estaba frente a frente con una religiosa. Al mirar el papel, también me miró a mí aunque puse mala cara y me dijo - Sígame. Y al entrar en la habitación me preguntó - Fuma usted?. Y yo le dije que si, y ella exclamó: "Como todos los viciosos de esta sala" y me trajo un cenicero y se fue. En la misma habitación vi a tres soldados vestidos con su respectivos pijamas, pero no había que preguntar, efectivamente, aquella era como me dijo el sanitario la sala de los toreros. Por la pinta que hacían, el pelo de la cabeza a rape, rostros blancuchos, aunque después de todo eran unos buenos compañeros. Era toda una tradición que a los nuevos toreros que ingresaban, la primera noche los sanitarios de allí hacían de las suyas para reírse del nuevo ingresado y aprovecharse del recién llegado. Consistía en que por la tarde y la noche no había visitas de los médicos militares de los pabellones, y sus ayudantes, los sanitarios se aprovechaban de ellos, riéndose a sus espaldas con sus proezas, que consistía ponerse en las solapas dos estrellas plateadas de cinco puntas, simulando médico teniente, trabajados con antelación recortando un trozo de cartón y revestido con papel de aluminio. Tales galones pretendían simular a los de un verdadero oficial médico y así tenían la supuesta autorización para 25
replantearse a atacar a su víctima. Le mandaban desnudarse del todo, como vino al mundo y a continuación le mandaban llenarte todo el cuerpo, incluso la cabeza, de una cosa que era como mocos y que según ellos era para desinfectar. Acto seguido, un lavado de agua fría, y después le tumbaban encima de una camilla boca arriba, al mismo tiempo, te metían mano en tus genitales y con el pene en la mano te mandaban capullar y descapullar. Si gritaba por el dolor, le preguntaban si era rubia o morena, y el paciente que de verdad ingresaba con alguna enfermedad venérea, ya fueran purgaciones o sífilis, lo pasaba muy mal, casi como una tortura. Conmigo también lo probaron pero no les salió bien, puesto que no tenía de ninguna enfermedad de mujeres. Así pues, no se pudieron divertir conmigo. El día siguiente por la mañana, me visitaron los médicos de allí, me pareció muy bien la visita, aunque yo me encontraba muy débil, algo no habitual en mí. Con esto me decidí llamar a mi padre, para explicarle mi situación, que se desplazó de inmediato a Barcelona, al hospital militar en el que su hijo estaba ingresado. Aunque nada grave, pero si teníamos que hablar del tema. Al día siguiente del aviso, ya vino a verme mi padre tal como yo le manifesté, por la tarde a la hora de paseo por los jardines del hospital, mi plan era el siguiente, si no me recupero rápido es cuestión de hacer algo, con alguna influencia a través del teniente coronel médico jefe del hospital del cual me visitó a mí, y era una verdadera eminencia de médico, le dije entretanto a mi padre: - Usted puede mirar si puede hacer algo, y así me tendrían en casa muy pronto y librarme del servicio militar que había empezado. Pero toda esta idea se fue abajo, con las atenciones que tuvieron conmigo en el hospital, los medicamentos, la buena comida y sobretodo la tranquilidad y no hacer nada en absoluto durante las tres semanas que transcurrieron allí, entre análisis de sangre, radiografías y otros, me puse fuerte como un toro, las dolencias de las piernas desaparecieron del todo, y un buen día me dieron el alta médica. Me despedí de los compañeros de habitación, que eran los mismos de cuando entré, puesto que los tratamientos de sífilis eran muy 26
largos, todo ello sólo se podía competir inyectando penicilina aparte que podían quedar secuelas para otro día al intentar tener hijos. Me fui del hospital, dejando atrás todo un mundo de experiencias y confuso con todas mis aventuras, de las que esperaba sacarle algún provecho. Con la cabeza llena de recuerdos, llegué al campamento de Gavá y me presenté al sargento que me mandó al pelotón de los torpes en la hora de instrucción y teórica, puesto que no sabía nada de lo que se hacía allí. A mi me daba una vergüenza tremenda estar con los torpes del regimiento, hasta que un día un instructor que enseñaba a tales retrasados dijo al otro, su compañero instructor: " ¿Cómo es que éste último (refiriéndose a mi) que sólo vino anteayer parece que le entra muy rápido la instrucción y la teórica?. Y el otro le manifestó: - "Es que vino del hospital y él sabe que dentro de ocho días se jura bandera y quiere estar entre sus compañeros de antaño y estar a su nivel". Y efectivamente, en ocho días me sacaron de allí, y juré bandera desfilando como los otros. Así me pasaron los tres primeros y difíciles meses entre hospital y campamento, hasta la jura. Una de las cosas que me impresionó más dentro del servicio militar, fue la despedida de los veteranos a los reclutas, al licenciarse estos primeros. Recién haber jurado bandera, estaba yo precisamente presente en el campamento, cuando los veteranos subían a los camiones del ejército que los llevaría a sus respectivas estaciones, con destino a sus casa para siempre, y en la que entonaban todos juntos una canción que me conmovió tanto, aparte que mi cuerpo se quedó todo de una pieza (con piel de gallina por todo el cuerpo), y casi me da vergüenza decirlo, que me rodaron por las mejillas
algunas
lágrimas. Fue tanto el impacto de aquella despedida, y al pensar que a mi todavía me faltaba para licenciarme más de un año, me proporcionaba cierta envidia al no encontrarme entre ellos. El hecho de que me conmoviera tanto aquella canción, fue el motivo que al oírla tres o cuatro veces, se me quedó grabada en mi cerebro, y no obstante a 27
mis sesenta y nueve años , recuerdo tal acontecimiento como si lo estuviera viviendo en este instante, prueba de ello, que me limitaré a escribir la letra sin ningún esfuerzo, aunque al imprimirlo en un papel no les puedo entonar la canción, pero tendrán una idea del contenido de ella, y hay que imaginarse que tal letra entonada por cientos de hombres a la vez llenos de júbilo, impresiona, aunque sea gente que no sean conocedores de la mili. Decía así: El día que yo me entere, Que me van a licenciar, Con el real, de las sobras, Me conviva el oficial Y el oficial que me está Esperando, para firmarme el pasaporte, Que ya está listo para marcharme, Con alegría, yo lo firmé Y pensando con la novia mía Que más quería, manché el papel, manché el papel, Y cuando cojo la maleta, Y me voy para la estación, y al oír Esta palabra, se me ensancha el corazón. Y la chimenea echando humo en la que vuela, Y el maquinista lleva una marcha que desespera, Y más adelante, se oye una voz, en la que dice: Cinco minutos parada y fonda, En las estaciones me van preguntando, Las chicas guapas, si he visto a su hermano, Y yo les digo con mucha alegría, Tu hermano se ha quedado fregando la batería, Para mi hermano le traigo tabaco, Para mi hermana la de un vestido blanco. Y para mi novia, le voy a regalar, La punta de esta borla, Para que no sufra más. ¿Quinto peluso no llores más, Mira tu padre, mira tu padre que alegre está? 28
Después de unos días de tal pesadilla, me destinaron al cuartel de Barcelona. En los ratos libres, por las tardes en Barcelona que íbamos de paseo con los compañeros de mi batería, casi siempre nos presentábamos en casas de prostitución, cosa que mis compañeros metían mano a alguna de ellas, yo sin embargo, dado la experiencia que me produjo mi estancia en el hospital, me limitaba sólo a mirar y observar, puesto que, me daban pánico tales mujeres, aunque a mis compañeros jamás les expliqué lo que me ocurrió en el hospital. Simplemente, les decía que no iba con ninguna mujer pública por la sencilla razón, de no hacer chantaje a mi novia más querida, cosa que no era verdad. Sólo era un pretexto ante mis compañeros. Sólo tenía la obsesión que si algún día me casaba al tener descendencia podría repercutir en el ser humano que viniera al mundo. No saldría sano por culpa de su padre, que se habría contagiado de alguna enfermedad en el momento del acto sexual con semejante mujeres. Esto es lo que me retenía. Me costaba un gran sacrificio aguantarme de la tentación, con lo que me han gustado las mujeres, a mi juicio con respecto a las mujeres, yo diría lo que dijo un día Aristóteles Onasis, el famoso Armador y multimillonario griego que decía: "La mujer es el animal más bello de la Creación". Pero yo tenía que recurrir como siempre a los vicios solitarios para quedarme un poco más relajado al respecto. Entre la mili y rebajes de sábado a lunes en el pueblo también me surgían algunas aventuras, por ejemplo una: Una vez más quisiera relacionar una verdadera historia de amor, que pude vivirla entre los 22 y 23 años, que junto con mis ideales sobradamente empedernidos en aquellos años no deja de ser algo importante entre mis amoríos entre la juventud, del cual, es evidente que una verdadera obsesión por superarse aprovechando la posible relación de la niña bien y el poderío de los futuros padres políticos, en mi mente en aquellos años tenían una relación mutua, dicho en otras palabras, según aquel refrán castellano que dice, "a quien buen árbol se arrima buena sombra le cobija", con este caso queda
demostrado que una persona bien mentalizada en lo suyo vaya bien o mal enfocada, incluso puede superar la barrera del amor; Y sin más preámbulos voy a relacionar mi caso. En cierta ocasión en el baile del pueblo, conocí una chica que me Pareció como si hubiera caído del cielo, puesto que, tal musaraña no la había visto nunca allí, me introduce para hablar con ella al mismo tiempo que la sacaba a bailar, y me dijo, que estaría en mi pueblo una temporada, lo justo para cuidar de su cuñada y el recién nacido, del cual su cuñada había dado a luz, y dicha señora en aquel entonces era la maestra del pueblo, y en este caso, el lapso sin colegio en la aldea sería muy breve, teniendo parte de la familia para cuidar de los dos. Durante las semanas que nos encontramos en el baile del pueblo, nos hicimos buenos amigos, (modestia aparte) en una ocasión bailando le dije, hace varias semanas que nos conocemos y todavía no se tu nombre, y ella me dijo : tengo un nombre un poco feo, y se quedó en silencio, y yo me adelanté diciendo, si no quieres decírmelo me da igual, lo importante de una mujer aunque no tenga el nombre de pila poco corriente, da lo mismo, lo que si importa que tal mujer sea bonita por dentro, y con esto reaccioné y me dijo: me llamo Emilia, la edad de la chica era de aproximadamente la mía, de estatura normal, morena, con el pelo rizado al natural y muy cariñosa, en total que se podía considerar una gran moza. Dentro el lapso de tiempo de ella conviviendo con la maestra, yo tuve que ingresar en la mili, del cual estuve algunas semanas sin verla, hasta que un día coincidimos en el baile, aunque, yo hacía la mili, según me manifestó ella se le acababa el plazo acordado de estar allí en mi pueblo, junto con parte de su familia, y está fue la razón, puesto que había muy buena relación de acompañarla aquel día después del baile a su casa, así podríamos hablar con toda tranquilidad y en silencio a la luz de la luna, ya que estábamos en pleno verano, y así lo hice, y estando los dos solos frente a frente delante de su casa, yo le hablé de mis estancia en la mili, incluso le solté, toda una variedad de 30
chistes un poco subidos o considerados "verdes", y así ver como reaccionaba. Por decirlo de otro modo, si a cambio pudiera recibir algún beso, del cual sería el primero en ella, cosa un poco difícil en aquella época, ya que las mujeres sabían guardarse incluso en las tentaciones que pudieran surgir refiriéndose en el sexo, puesto que estaban inculcadas por sus madres de llegar al matrimonio vírgenes, y jamás no tener relaciones prematrimoniales como se hace a menudo hoy en día, pues en aquel entonces una chica decente se abstenía de todo desliz y de cualquier tentación con el sexo contrario, salvo casos especiales de otro tipo de chicas que me abstengo de mencionarlo por no venir al caso. Durante todo el festejo que estuvimos hablando, no de sexo sólo, sino tocando varios temas que coincidimos muy bien, del cual tuvimos muy buena ocasión ya que nos tomamos más de dos horas hablando, yo la noté algo nerviosa cosa no muy habitual en ella y también algo inquieta, hasta que de pronto cogió ella la iniciativa de hablarme en serio, puesto que no lo hacía yo, y me dijo mirándome fijamente con sus grandes ojos negros y relucientes, y añadió tú y yo qué ¿ y yo le dije que quería decir con esto, me quieres no me quieres, nos comprometemos, y yo le dije que porqué tanta prisa, y ella exclamó, si me dices que no te gusto no me verás jamás, y yo para calmarla un poco le dije que no nos comprometeríamos de momento ya que habían otros chicos en el pueblo con los que podía relacionarse, que incluso algunos de ellos eran más apuestos físicamente que yo, y ella dijo: lo que pretendes decirme es una excusa y yo no la acepto, me gustas tú y nada más, y yo me quedé en blanco y sin decir palabra, y ella puso su cabeza en mi hombro y se puso a llorar con ganas, como lo hacen los recién nacidos. Al mismo tiempo que me decía: una vez que creo gustarme de un joven no soy correspondida, ¡ Que desgraciada que soy ¡ ¡No me verás jamás !, se marchó corriendo entrando en la casa de la maestra dando un fuerte portazo que podía haber despertado los suyos, ya que estarían acostados a las dos de la madrugada.
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Con esta escena inesperada yo me quedé inmóvil como una farola y me daba la impresión que se me había parado de circular la sangre por mis venas y parecía como si mi corazón que hacía unos momentos latía con toda normalidad; parecía en aquel instante como si se me parara, estuve unos momentos en esta situación, hasta que pude reaccionar y me fui para mi casa a dormir, cosa un poco difícil después de este caso único en que me encontré en toda mi juventud. Me acosté sin cenar, y mi hermano que estuvimos juntos en el baile, y que había visto que después del baile acompañaba a su casa a mi pareja, estaba mi hermano intranquilo después de tanto rato de ausentarme de él, y al presentarme en la habitación, él estaba despierto e impaciente y me dijo: ¿Ya tienes novia verdad ?, y yo le dije: podría tenerla, pero tengo mis principios, y él se dio media vuelta y se quedó dormido, todo lo contrario que yo, que no pude hacerlo aquella noche pensando en el mal que le había hecho a aquella chica, le había clavado una espina en su corazón, del cual no se lo merecía. Después de transcurrir algunos días, yo todavía estaba obsesionado con lo ocurrido con aquella chica, y de que era de admirar el valor y el carisma que puse en todo su empeño para poder adquirir lo que ella se había propuesto y así formar una familia muy en breve, del cual, esta vez llevaba la iniciativa una mujer, cosa que yo lo acepto, ¿ Porqué una mujer no puede dar a conocer sus instintos de cara a su pareja preferida y no que tenga que hacerlo el hombre ?, por supuesto, no era muy corriente en aquellos años que una chica hiciera una declaración de amor, quizá por miedo a que no fuera correspondida, o aquí también juega un papel muy importante en la astucia de la mujer que por instinto la tiene mucho más que el hombre, de que al declararse ella al joven la deje en un segundo término ya que la tiene segura, mientras coquetea con otras chicas. Al reflexionar con mi protagonista, recopilé todos sus datos personales y su dirección del que habíamos hablado tantas veces, hice un recorte de papel duro tipo tarjeta y escribí a máquina y en letras mayúsculas su nombre de pila 32
y apellidos junto con su dirección, y me la puse en la cartera de bolsillo junto con mis documentos y fotografías más íntimas, y así lo llevaba siempre encima como si se tratara de una conquista más.
Después de unos días de haber llegado de nuevo al cuartel en la gran capital, quise coger destino. Me apunté como chofer, pero había muchos en la lista y no me cogieron, sólo optaron por los que conocían bien Barcelona. Después intenté meterme de oficinista en la Plana Mayor, pero ya estaba saturado de tales destinos, me propuse también meterme de oficinista de mi batería junto con el cabo, pues casi lo tenía seguro ya que me desenvolvía muy bien en la mecanografía, pero salió de improviso un tal Cobos con influencia y oficinista de profesión y me quitó el puesto. Con todos los intentos tuve que echarme atrás y conformarme de meterme en el montón de los otros soldados, hacer guardias y servicios cuando el cabo Furriel lo mandara, por el cuadrante que tenía y cuando correspondía cada uno. Me impresionó mi primera guardia en la fortaleza de Montjuich, allí había 10 puestos de guardia repartidos en garitas a todo lo largo del Castillo Militar, en el que se guardaban presos i estaba la residencia de los soldados rasos, cabos y suboficiales. Los oficiales y jefes estaban en otra residencia, al lado de la fortaleza. En alguna ocasión que estuve de guardia en el Rastrillo. Consistía en ser el llavero de la prisión, con la supervisión de un sargento de servicio. También tuve en mis manos algunas listas de los 122 soldados presos. Otra cosa que también me impresionó en mi primera guardia en Montjuich, fue salir del cuerpo de guardia desfilando en formación, acompañados por el cabo, para efectuar el relevo de guardia, con 10 soldados totalmente armados y con 150 balas en las cartucheras, como si fuéramos a la guerra. Al hacer los relevos, el soldado entrante y saliente se presentaban armas y tenían que decir al entrante si había de alguna novedad, en esto que vi una frase muy militar
con un rótulo muy grande que decía: Todo servicio en paz o en guerra debe hacerse con los mismos desvelos que frente al enemigo. En el mando del Castillo había un comandante y un teniente coronel, éste último tenía un hijo también militar de graduación, y el primero tenía dos hijas que eran enfermeras del Hospital de Santo José de la Montaña en Barcelona,. Por orden del comandante, todos los días laborables había que acompañar a sus hijas a su trabajo. Tenía razón sobrada el comandante, al no dejar ir a sus hijas solas de madrugada por la montaña a oscuras, ya que allí habían barriadas en las que vivía gente de más bien mala reputación. Se acordó que con los que hacían guardia allí, destinarían dos soldados armados para acompañar a las hijas del comandante hasta Las Ramblas de Barcelona todos los días, donde desde allí cogían el metro. En aquellas horas de la noche no había en Montjuich servicio de cremallera, y en aquel entonces daba pánico andar por la montaña de noche. Años después y coincidiendo en una visita que hizo el Caudillo a Barcelona, destinó toda la montaña a zona militar y sacaron todas las barriadas, y por supuesto toda la gente que malvivía allí, y se convirtió en grandes zonas ajardinadas, con toda la montaña iluminada, tal como está hoy en día. Centro de turismo mundial, ya que se trata de un museo militar y centro de diversión para la juventud. Un día que yo estaba allí haciendo guardia, me vino el cabo de guardia y me dijo me había tocado en el sorteo acompañar a las hijas del comandante, puesto que aquel día no había voluntarios para tal aventura. Fui junto a otro soldado, compañero de guardia. Yo me opuse, pero no me sirvió de nada. Al pasar las hijas del comandante por el cuerpo de guardia a las cuatro y media de la madrugada, nos llamó el cabo para acompañarlas. Cuando ya estaban cuesta abajo, y nosotros detrás guardando cierta distancia, le dije a mi compañero que se llamaba Crespi y que era muy buen chico: - "Si seguimos así lo vamos a pasar muy aburrido, puesto que el camino es largo, y ellas nos trataran con razón de estúpidos". "¿Cual quieres acompañar de las dos?"-le dije. Mi compañero me respondió que le era indiferente, porque el ya estaba 34
comprometido. Entonces yo elegí y me quedé con la más guapa y simpática. Les dimos las buenas noches y yo me puse al lado de mi preferida, procurando entablar conversación. Efectivamente, era una chica algo excepcional. Mantuvimos durante todo el trayecto, una amena conversación, hablando de varios temas. Coincidimos que el camino se nos había hecho corto. Me sorprendió que hablando de sexo, me dio un empujón que califiqué de muy positivo y favorable. Cuando nos dimos cuenta, llevábamos retraso respeto a la otra pareja, o sea su hermana, pues ya nos esperaban en la boca del metro. Cuando nosotros estábamos a una distancia de unos 100 metros y al llegar allí nos despedimos muy cordialmente. De retorno al castillo, mi compañero me decía, que su hermana se encontraba a gusto con ese soldado, puesto que esto de separarse tanto trozo de ella no lo había hecho nunca. Yo por mi parte estaba algo confuso con semejante encuentro, pues durante la guardia no me lo podía quitar de la cabeza, era un verdadero flechazo, que al mismo tiempo parecía que teníamos algo en común, la noche siguiente no dormí y la otra tampoco pensando con aquella carita de ángel y de estructura sexy, y razonaba como de una chica muy inteligente. Al tercer día del encuentro, saliendo de la guardia de Montjuich un compañero mío se dirigió a mí preguntándome: Seguro que acompañaste a la guapa hija del Militar. Yo le dije: ¿Cómo lo sabes? y él me contestó: - Yo también estuve con ella y ésta estaba preocupada insistiendo que le dijera de que chico se trataba que la había acompañado anteriormente, puesto que eran compañeros de batería, me describió físicamente tu persona, y yo le dije que no caía en el sujeto, y yo a pesar de todo había reaccionado ya con respeto a la chica, y le dije: has hecho muy bien en esconder mi personalidad, pues yo no me puedo liar con una hija de un jefe militar no estando licenciado, por la sencilla razón que otro día si ella se encaprichase de mí, y yo llegara a la conclusión que la chica en cuestión no me conviene, no tendría elección teniendo a su padre
alta
graduación militar. Y de esta forma tuve que olvidarla, aunque me costó algún tiempo. 35
En cierta ocasión y habiendo transcurrido más de un año de lo sucedido de tal relato amoroso, y estando yo todavía en la mili, un día me tocó servicio de policía junto con otro compañero de mi batería, y presumiendo de veteranos, ya que nos faltaba muy poco para licenciarnos, nos tomamos la libertad de llegar un poco tarde a tal servicio, cosa que otros soldados lo habían hecho y no les había ocurrido nada, pero sin embargo, nosotros nos tocó un cabo de servicio un poco chulo y nos dijo: Os habéis pasado de listos y para chulo yo, y dio parte al capitán y nos arrestó durante un día sin salir de paseo. Nos mandaron al cuarto de banderas, junto al calabozo y al cuarto de guardia, del cual, no lo pasamos mal, puesto que nos tumbamos en las camas de los soldados de guardia y tuvimos tiempo de todo con mi compañero, de hacer siesta, y de hablar de nuestras cosas. Yo por mi parte me saqué de la cartera escritos que había hecho en la mili sobre el sexo, y cosas por el estilo, también le saqué fotografías, y al agotar todos los rincones de mi cartera-billetero se me cayó al suelo por la parte escrita del que se podía leer perfectamente el nombre de: Emilia Corominas. El se quedó pasmado y a continuación me dijo: si esta es mi hermana, yo me quedé mudo y sin ningún comentario escondí en mi cartera todo lo que tenía encima de la colchoneta y me lo puse todo otra vez en mi cartera, ya había transcurrido el periodo de castigo, puesto que tocaban "fagina" y era la hora de cenar. La semana siguiente, cuando mi amigo Corominas había estado de rebaje de sábado a lunes en su casa, y el día siguiente por la noche estábamos en nuestra batería después de cenar y dispuestos a dormir ya que habían tocado silencio. Yo estaba preparando mi cama cuando, me di cuenta de que alguien me estaba observando, era mi amigo Corominas, sentado en su cama inmóvil y pensativo mirándome fijamente, como si quisiera decirme algo importante y no supiera como hacerlo, yo no hice caso y me acosté. Dos días después coincidimos en la instrucción, y un breve descanso yo me fui al lavabo a hacer "pis" y el se puso a mi lado haciendo lo mismo, al mismo 36
tiempo que me decía: hablé con mi hermana de lo vuestro y ella me dijo que todavía te estaba esperando y que si algún día te decidieras al terminar el servicio militar a formar vuestras relaciones estaba libre. Yo le dije: tu hermana es una gran mujer, yo la admiro y por mi parte dale muchos recuerdos, yo le deseo lo mejor del mundo y que tenga mucha suerte al elegir pareja para una futura vida conyugal, yo por el contrario me abstengo de comprometerme, ya que tengo toda una vida por delante, y mi futuro en este momento es algo incierto, no lo veo nada claro para agregar otra persona entre los míos. Y así fue mi servicio militar, un mundo de experiencias y anécdotas que podría escribir un libro. Sólo se que salí de allí mejor formado de lo que entré. Al licenciarme, si hubiera podido escoger, me hubiera quedado en Barcelona a hacer fortuna allí, de no ser que mi obligación estaba en otra parte. De todas formas, yo les aconsejaría a todas las madres que tienen hijos que les conviene hacer el servicio militar o algo parecido para aprender a respetar al superior y cumplir cuando sólo eres un subordinado. Al llegar a casa licenciado y con muchas ganas de trabajar y hacer planes para el futuro, también empleaba algo de tiempo en salir y acompañaba a alguna chica. Por supuesto mi correspondencia no se quedaba atrás, como en la mili escribiendo cartas de amor. También recibiéndolas de algún compañero que hacía el servicio militar. Tales misivas me animaban y por añadidura me llenaban un poco más, aparte que se hacía cultura al alternar con amigos. Uno de ellos me escribía así: El remitente decía: Agitarla antes de usarla !
Querido amigo: El motivo de ésta, como supondrás no es para lavar con sangre ningún honor mancillado (cosa que por otra parte, estando empapados nosotros de modernismo, escogíamos el lavaje más sedante: El coñac ) ni echarte en cara palabras dichas en un momento de ofuscación momentánea del sentido del humanismo hacia la mujer. Las mujeres son muy románticas. Como la letra impresa incita el pensamiento, nada mejor 37
que presentarle la redicha frase que el bien acogido dramaturgo Shakespeare (Chespir), puso en boca del principal protagonista de Hamlet: ser o no ser. Si tu al leer esto, piensas que es una gran verdad permíteme que te diga, con bastante razón que no hay nada más grotesco que esos cursis vocablos que acaban en -er. Toda esa frase es pura palabrería y demente afirmación de un cerebro no normal en vísperas de un suicidio sin premeditación. ¡Ser o no ser! ¡He aquí la gran mentira! Que el vulgo (en este caso me anulo yo de ellos) acoge como irremediable esperanza para una vida más espiritual. No seré yo el que practique más sobre eso: Ahí tenemos al Nobel pero insigne Alvaro de la Iglesia que nos lo explica en pocas y valientes palabras: Sitúa como diríamos nosotros, al filósofo de la vida en un pueblo y fruto de toda su vida de observación, es un libro de anécdotas y reflexiones que titula, con la misma esencia del libro: Toda la mierda es marrón. Como comprendo el choque psicomagnético de éste tan acertado título, permítame decirte (seriamente) que es la verdad fidedigna De la vie, y lo que un servidor ve en los semejantes, traducido claro está a un lenguaje más apetecible a la Real Academia de Lenguas: Todos no somos nada. Ser o no ser. Ya los tenemos juntos. ¿No ves? Por cual te animas amigo. Supongo que tu sano juicio se animará por mi preferida, que será la tuya dentro de bastantes horas de cavilar y desecharás la escrita en un momento de espina gramatical. Caso de no aceptarla (tregua 48 horas) no continúes descifrando jeroglíficos. Y ahí es nada. Si todos los humanos son iguales, si todos tenemos el mismo instinto: el de la reproducción (lo único que cambia es la cultura, ésta a su vez cambia la moral) ¿Cómo no perdonarás los pequeños destices que puede tener una muchacha en este instinto? ¿Oh ignoras tú que en los temples nerviosos y poco abregados a las prácticas solitarias higiénicos una continencia extremada es sumamente perjudicial para la fisiología propia? No podrás negar por último, para salvar el desliz a ellos, que según Chopenhauer, gran pensador, la mujer es un animal de pelo largo y entendimiento corto. Si consigues salvar estos tres escollos, te podría tomar por un gran intelectual, subrayado; cosa no muy edificante, pues los grandes pensadores, escritores y gente de cacumen no se notabilizaron casi nunca por grandes humanistas. Busca el ejemplo del grande pero triste Baudelaire. Y aquí en pocas palabras, pues de la noche son las doce termino este cante: Que yo no soy un traidor, ni egoísta, ni farsante; sólo soy un pobre admirador. 38
PD. : Esta misiva es íntima, no popular. Y con todas las misivas de amigos y amigas, seguía trabajando de firme en mi casa, junto con mi padre, con el que concordaba muy bien en las decisiones del negocio y quehaceres domésticos, puesto que con mi padre daba gusto trabajar, por tratarse de un hombre muy trabajador, valiente y también muy inteligente, cosa que sin ir jamás a la escuela, ni un maestro darle nunca una lección al respeto, sabía leer y escribir. Lo aprendió por su cuenta y estrujando el cerebro mientras guardaba el ganado en su juventud. A pesar de que trabajaba a gusto en la finca, había algo que me preocupaba constantemente, y era de que algún día faltarían mis padres y yo me quedaría solo con una faena que era la agricultura a la que no le veía futuro. Esta razón era la que me empujaba a tener contactos con chicas de sociedad y no de pueblo;
esta idea ya me invadía antes de los veinte años, como ya lo
mencioné anteriormente. Iba a menudo a las salas de baile de la ciudad para poder elegir, si se presentaba, a la que a mi pudiera interesarme. En aquel entonces, debo decir que había que poner toda una estrategia para conquistar a una chica, pues inculcadas por sus madres que tuvieran mucho cuidado que si se les acercaba un varón atrevido que quisiera cortejarlas. Incluso recuerdo en una ocasión que fuimos tres amigos al baile de noche, y todos hicimos lo que podíamos, dentro lo que cabe, y al finalizar el baile nos lo contábamos. Yo hice la pregunta a mi compañero más íntimo: " Cómo te fue durante el baile cuando bailaste durante toda la velada con la misma?" Y el me contestó algo que me hizo mucha gracia y lo recordaré siempre: "La chica vino al baile custodiada por su madre y abuela del bracete y la chica en el centro. Durante el baile y con mi habitual rollo, sacamos temas de toda índole sin llegar a hacerla reír. Puesto que no le pregunté su nombre, yo le he puesto uno", Yo interesado por
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la aventura de mi compañero le pregunté qué nombre era. Él me contestó : "¡Pues muy sencillo Cara de Cementerio!" Después de acudir un par de años a los bailes populares de la ciudad sin tener suerte en lo que pretendía. Fui por primera vez a uno de distinguido, o más bien aristocrático, al casino de la ciudad .Me gustó el ambiente, y me hice socio de allí para que me saliera más económica la entrada del baile. Después de varias fiestas conocí a una chica francesa llamada Josseta (nombre francés). Vivía con sus tíos, puesto que sus padres vivían en Francia: Era una chica de mi talla, muy simpática, con unos ojos muy grandes que te deslumhraban a menudo, y era ahijada de sus tíos y tenían de una casa comercial que podía ampliarse otro día, con el futuro yerno, ya que ellos eran algo mayores. En algunas cosas no coincidíamos, ella era una entusiasta de la música a propósito que su tío era músico y
estudiaba piano. Ya había hecho
exhibiciones de piano en público, y sólo tenía en la cabeza llegar a ser concertista. Mi obsesión era el negocio y comercio. Hablé con mi padre diciéndole que algún día lo dejaría todo por algo mejor, ya que descubrió mis intenciones, porque un amigo de la familia de Josseta vino a mi casa a informarse de mis intenciones. Mi padre se opuso a la relación, aduciendo que yo tenía la obligación de seguir en mi trabajo, me gustara o no, de lo contrario quedaría desheredado dado que yo era el primogénito y no tenía otra alternativa que seguir en la casa, pues mi hermano había cursado una carrera industrial y vivía en Barcelona. Con todos estos quebraderos de cabeza, ya no le puse mucho interés a seguir adelante con la chica de la que estaba enamorado y cortamos. Pasé unos días de incertidumbre como es lógico, ya que al cortar me paré a pensar el tiempo que llevaba con ella. Me fue fácil saberlo. Simplemente contando los vestidos que había llevado durante el lapso de tiempo que yo intenté cortejarla, total 13 semanas, o sea 13 vestidos, ya que allí en el casino las chicas de buena 40
posición, cambiaban de vestido cada domingo. Antes de terminar éste relato amoroso me gustaría transcribir unas cartas que nos intercambiamos. Yo me expresaba así:
Mi mente en éstos momentos de soledad no acostumbrada, me es grato recordar lo que dijo alguien que conocía la psicología un poco más que yo, " Los pensamientos son cuerpos materiales cargados de potencia y que se materializan en el éter", esto precisamente me obsesiona en algo que hecho de menos en éstas circunstancias. Si el antes mencionado dijo algo cierto, yo te digo algo verídico: Mi espíritu me habla con el corazón, y el corazón juega con lo que imprime en éstos medios más monótonos en que te ofrezco sinceramente. Antes que nada espero me perdonarás, de haberme tomado la libertad de ponerme en contacto contigo, pues para mi la misma, es como si me tomara un sedante para mis nervios que me influyen por completo, me expreso con tono familiar e imprimo en carácter comerciante, así gano tiempo, en este aspecto soy un hombre práctico, en que me está muy bien lo que dijo Platón. "El más importante y principal negocio público, es la buena educación en la juventud". Yo por el contrario, en algunas ocasiones no la uso, como lo sabrás muy bien, sintiéndolo mucho por lo que te afecta, puedes tomar nota por otra incorrección de no usar medios grafológicos, como sería debido en que usara en la presente misiva. No quiero ni puedo escribirte ninguna epopeya, sino cruzar algunas breves palabras de saludo y cordialidad, y al mismo tiempo saborear mentalmente el de un perfume que huela tu gentil y noble corazón muy femenino, que a veces parece como si estás respirando amor. No me fue posible asistir en el recordado y distinguido casino como de costumbre, y puede que por Nochebuena no ocurra tampoco, estaré seguramente indispuesto, si es así nos veremos por Navidad a la tarde. Si no nos vemos antes de dicha festividad, cosa que lo dudo, te deseo de corazón para ti y los tuyos unas felices Pascuas, rogándote encarecidamente cuando levantes la copa para brindar, será lógico que recuerdes a tus padres en estado ausentes, pero te agradecería que pensaras un poco conmigo, yo también lo haré, gracias. Si te apetece puedes escribirme, hagas lo que juzgues más conveniente, te lo dejo a criterio tuyo, si lo haces ya conoces mi señas, aunque, preferiría la tuya sin remitente, por efectos que te los manifestaré personalmente en la próxima ocasión. Con afecto y admiración, tu amigo John. 41
Por si no conoces todavía mis señas, soy de temperamento sentimental, sensible en el amor, y de carácter bastante varonil aunque muy familiar, por si la tenias como incógnita también te diré, mis requisitos más favoritos en mi vida privada son tres, aparte de mis creencias religiosas, amo el negocio como a mi mismo, a mis padres y familiares naturalmente, y a mi futura y eterna compañera la misma que debo prometerle felicidad, en la recompensa que debe ella colmarme mis sueños de aventuras.
Cuando mi protagonista me escribía, yo rondaba los 28 años, puesto que, es en fecha, Granollers, 14 de febrero de 1.961 Amigo Juan, Después de mucho tiempo de meditar tus últimas palabras, lograste clavármelas como si fuera ahora mismo que me las estas diciendo, ya que una persona sensible y sentimental como yo, reconozco y he comprobado que durante mucho tiempo con la música y mi poca experiencia he estado durmiendo o soñando con las cosas imposibles, pues de cada 100 pianistas como yo, sólo uno llega a la gloria. Por Santa Cecilia el 22 de noviembre pasado, fue según pienso mi última aparición en público, saliéndome todo en popa (modestia aparte), pues más éxito ya no podía obtener, pero sufrí, no te lo puedes imaginar y reconozco muy bien referente a lo que me dijiste el último día. (Una chiflada de la música), y el mal resultado que me llevaría. Desde que he dejado la música apartada de mi mente, no puedes imaginarte el cambio que he realizado y en la forma que una encuentra la realidad de la vida, te felicito por haberme acertado tan exacto mi carácter y que dejando mis tíos, has sido tu la persona que me ha hecho reaccionar en la vida por el buen camino, pues ahora estoy contenta y conformada, junto con mi tía cuidándome de todo lo de la casa. Hasta ahora no me había dado cuenta tampoco que el sexo femenino fuera débil, pues siempre me había sentido fuerte y valiente. Menos ahora ya que somos y tenemos que sentirnos; débil, miedora y humillada, y esto ha sido el motivo de éstas cuatro palabras. No quisiera cansarte más al leerla, y si esta misiva te molesta y por todo el dolor que te he podido ocasionar en varias ocasiones, ruego a Dios me perdones, pues ha sido a una mala interpretación y una falsa obsesión. Gracias. 42
Josseta PD: Tal como me dices tu en tu misiva en poner el remite, yo te suplico que si te apeteciera escribirme no lo hagas sin verme personalmente.
Vamos a dejarnos de romanticismos y seguimos adelante. En aquel entonces mi vida privada se podía calificar más o menos así: un joven de 29 años, algo pasado de moda o muy visto con ocho o nueve aspirantes a novias en la espalda y sin llegar a puerto con ninguna con tales sentimientos. Pues mis anhelos no eran compatibles con el futuro que me tenían preparado. Estaba indeciso en tomar decisiones con respecto al mundo femenino, y así seguí un par de años más, hasta que un buen día me plantee de meter mano a la primera que me saliera, y lo demás que fuera lo que Dios quisiera. Me di cuenta de que el destino no se lo hace uno, sino que cada individuo lo lleva trazado al nacer y no se le puede hacer nada. Todo lo demás es navegar contra corriente. Me esforcé durante toda la juventud para cambiar el destino y tal como se puede ver en este puñado de folios, jamás me salió bien. Reflexioné durante algún tiempo mi situación y mis anhelos no correspondidos, llegué a la conclusión que tendría que abrirme camino entre los míos, y en la vida rural. Pasaron seis años después de la mili y por supuesto muy movidos en todos los aspectos, en el terreno sentimental estaba muy desmoralizado al no haber encontrado lo que siempre había pretendido, enamorarme de alguna chica que además dispusiera de un negocio comercial. Yo por mi parte tendría la excusa para enfrentarme a mis padres y dejar el oficio que me inculcaron y dedicarme de lleno junto con la chica que me quisiera en el mundo del comercio. Pero todo esto no fue así, ¡El destino es el destino!. Con todas estas circunstancias hice un buen examen de mi situación, pretendí dejar a un lado todas mis locuras y pisar firme, tirar la toalla, tal como suele 43
decirse vulgarmente. Mi elección sería ir en busca de mi anterior pretendienta, Emilia, pues ahora me tocaba a mi ir detrás de ella. Me costó un poco averiguar la situación sentimental de mi elegida, ya que vivía a 80 kilómetros de mi casa, pero no obstante, disponía de amigos que hice en la mili que vivían por aquellos contornos y eran de toda confianza ¿ y que es lo que me dijo al encargarle a uno de mis amigos sobre el estado de la inolvidable y respetuosa amiga ? A que lo aciertan ustedes, ¡ Que ya estaba casada ! tal respuesta me ocasionó un gran disgusto, aunque tuve que conformarme ya que me lo había buscado yo mismo, y por añadidura me estaba muy bien por no haberme decidido antes. Con todo esto, aprendí muy bien la lección, me merecía tal reproche. Y con todas las contrariedades a los 32 años cogí novia y a los 33 me casé (en la edad de Cristo) con una chica muy mona, muy modesta y trabajadora y sin ningún medio económico. Sólo tenía una ventaja respeto a mi persona y era el de ser 12 años más joven que yo. Al principio de estar casados vivíamos en casa de mis padres. Pero todo no terminaba aquí. También había en la familia una tía y hermana solteras. A consecuencia de ellas vinieron los problemas. Ellas dos, aún solteras, principalmente la tía, había mandado en la casa de todo por todo, pues mis padres se cuidaban más bien de los quehaceres domésticos. Al añadir un matrimonio recién formado en la casa, que por derecho y lógica había que dar las opiniones de todo en la marcha de la casa y del pequeño negocio del campo, insuficiente para vivir de ello tanta gente. Con todo esto vinieron las discusiones, pues ellas no aceptaban que el nuevo matrimonio de la casa tuviera derecho a expresar sus opiniones. Jamás aceptaron tal decisión y fue como una herida que no cicatrizó nunca. Ante tal panorama llevé a mi esposa a vivir una temporada con su hermana, que era donde vivía antes de casarse. Fue la decisión mas correcta que tomé, ya que mi esposa necesitaba tranquilidad. Ella no tenía ninguna culpa que pasara todo aquello y por añadidura estaba embarazada de dos meses. Durante 44
su ausencia de la casa aprovechamos con mi padre para preparar una vivienda aparte en el mismo inmueble. Cuando terminaran las obras pensábamos vivir el matrimonio solo, y por otra parte mi tía y mi hermana debían ir a vivir a una vivienda adosada en la misma masía, pero independiente. Así podrían hacer la vida aparte. A los siete meses de la ausencia de mi mujer en la casa, dio a luz a un varón que se le pondría el nombre de Jordi, patrón de Cataluña. Me hizo mucha gracia el nombre debido a que en mi pueblo no había ninguno. Este acontecimiento fue el que me marcó más en mi vida de adulto. La primera vez que dijo "papa", me entró un escalofrío y me sentí un hombre más interesante y con todas las ilusiones y satisfacciones. Me pasó por la cabeza que a partir de aquel momento, también nacían para mi más responsabilidades. Habría que trabajar más duro en el futuro para aumentar la familia, y dar la educación que se requiere a los hijos. Después del nacimiento del primogénito, lo bautizamos y cuando mi mujer ya había recuperado las fuerzas se vino a vivir a la vivienda que habíamos preparado con mi padre. Fue en aquellos años que junto con mi padre coincidíamos muy bien en el asunto de los negocios se nos ocurrió una idea para el futuro. Nos atrevimos a formar una urbanización en la propia finca, en la parte alta de la misma. El terreno era improductivo y de mucho desnivel para trabajar allí, y de este modo podíamos aligerar los medios económicos que eran muy escasos. Y así se hizo y fue bien, aunque hubo muchos problemas burocráticos y demás, pero con paciencia y esfuerzos físicos y mentales se solucionaron.
¡Vamos a conocer como fue la historia!
Un día trabajando juntos y en una breve pausa con el tiempo justo para merendar un poco y coger fuerzas para continuar la larga jornada, tal como se trabajaba antes, desde el amanecer hasta hacerse de noche, (en verano incluso 45
sobrepasábamos las 18 horas de trabajo por día, por este motivo se comía tres veces en casa y dos en el campo, como era merienda a media mañana y merienda a media tarde), mi padre me comentó que tenía un problema a lo que yo le contesté que ya sabía cual era. El problema era que no le alcanzaba el dinero para hacer frente a toda una larga familia. En casa solo éramos dos los que trabajábamos, a excepción de mi madre que hacía más de lo que podía en los trabajos de la casa, como cocinar, hacer fuego todo el día con leña e ir a buscarla ella misma muchas veces al bosque y lavarnos a nosotros. Además nos ayudaba en las faenas del campo. A todo esto vivían en casa mi tía y mi hermana, que decían que estaban enfermas, y tenían que cuidarse muchísimo, sobretodo con una sobrealimentación que no estaba a nuestro alcance. Hacían trabajos de costura y lo poco que ganaban se lo quedaban para ellas, y no nos ayudaban para nada a hacer frente a la situación que se vivía en la casa. Yo sin faltarle el respeto a mi padre, le dije que en su día no se enfocó bien el porvenir de las dos mujeres, y ahora era una carga totalmente insoportable para la familia. Con estos comentarios no quería decir que debía que echarlas de casa. Sólo quise insinuar que debíamos buscar una solución cuanto antes. Después de expresarme me quedé un momento en silencio y mi padre me miró fijamente tal como lo hacía el cuando quería juzgar a una persona, con una mirada muy penetrante, y me dijo: "Hijo ya tienes 34 años, ya puedes juzgarme si en alguna cosa he hecho mal, ya eres ya todo un padre de familia y supongo que con la situación que atravesamos lo tienes muy mal, a pesar de que has trabajado con esmero media vida conmigo, y jamás me has desobedecido en nada". Mi solución, dijo mi padre, la he pensado muy bien y lo siento mucho. Habrá que vender terreno de la finca para poder superar esta crisis económica que atravesamos, aunque sea fruto como dices muy bien tu, y tienes razón que hay muchas bocas que alimentar y somos pocos a entrar dinero en casa, pero no quisiera hacer ningún enfrentamiento entre la familia por tal situación. 46
Y efectivamente, le propuso a un señor, que presumía de dinero, de venderle la parte alta de la finca donde había más posibilidades que un caprichoso se hiciera una torre. Se podía considerar la situación del terreno como privilegiada por la panorámica que tiene, puesto que de la masía hasta arriba del todo, que antes se le decía el "turó" había un desnivel de 55 metros de altitud. Se domina desde allí arriba parte de la comarca de El Valles y el Tibidabo de Barcelona. No hubo suerte.
Dicho señor acaudalado no se
atrevió a ofrecer gran cosa por el terreno, alegando que le daba miedo urbanizar dicho terreno, por tratarse de una zona virgen y desértica. Sólo nos prometió una peseta por palmo cuadrado, y mi padre me dijo a mi, que tal venta no le solucionaba la papeleta. Tendríamos que enfrentarnos nosotros mismos y probar suerte de urbanizar por nuestra cuenta. A mi me pareció algo desorbitado al pensar que un señor con conocimientos, dinero y buena experiencia en el tema se tirara atrás, y lo hiciéramos nosotros, unos simples campesinos desconocedores de todas estas cosas de tanta envergadura y sin disponer de medios económicos. Era jugarse la última carta, como se suele decir, pero yo tenía una fe increíble en las decisiones de mi padre por ser un hombre emprendedor. Aprendí mucho de él y confiaba en que mereciéramos que nos saliera bien. Estábamos acorralados y no había otra alternativa que la de tirar la toalla. También se me pasó por la cabeza que mi padre era y había sido siempre un manitas, puesto que, las herramientas de trabajar en el campo se las hizo siempre él, los arados de labranza, herramientas manuales, las oreas de trillar, incluso "cobas" de transportar la comida a los caballos desde el pajar, carretones, etc..
Y con tantas habilidades él haría todas las
instalaciones de agua potable y las instalaciones de líneas eléctricas provisionales hasta que hubiera dinero para hacer las definitivas. Por mi parte estaba dispuesto también a tirar adelante con el trabajo; lo poco que había hecho de paleta, y toda la faena de despacho, hacer contratos, recibos, hacer constar a los plazos de ventas con sus respectivos intereses, y así pondría en práctica de nuevo el comercio que un día tuve la buena idea de cursar estudios 47
más superiores que los habituales en estudios primarios, y del que ahora ya lo tenía un poco olvidado. Con todos estos pensamientos lo que más me preocupaba era una cosa. Antes de vender había que gastar mucho dinero para abrir calles, haciendo grandes movimientos de tierras, hacer alcantarillas, poner bordillos y todo lo que es menester en una urbanización. Para la cuestión eléctrica usábamos provisionalmente la corriente de la casa, con alargos, como podíamos. Con todo esto, sólo había una esperanza de poder tirar para adelante, pues no teníamos ni un duro. Ahora lo puedo decir, antes no; mi padre gozaba de un gran prestigio, de ser "un gran pagador". No tenía deudas, ni pequeñas ni grandes, y esto nos lo manifestó el empresario que nos hizo las obras de abertura de calles y de grandes movimientos de tierras. Confiaba plenamente en nosotros en que no le fallaríamos en absoluto en el asunto del pago. Nos hizo un trato excepcional para pagar los trabajos, que consistían firmar unas letras a los 90 días, si no se podían hacer efectivas durante el lapso de tiempo marcado, avisando con 8 días de antelación se renovaban las letras a 90 días más, y así sucesivamente. Y así se hizo, aunque no tuvimos que llegar a tal extremo.
Empezamos la gran proeza. Después de aprobar inicialmente el Ayuntamiento todos los proyectos de la urbanización con las respectivas instancias, planos topográficos de parcelación y con las calificaciones que se pretendían dar a ella, con todos los planos de viales, de alcantarillados, red de suministro de agua potable, con todos los certificados de potabilidad del agua a disponer de la finca y toda la topografía del "Turó" de la finca, donde el aparejador pasó más de 8 días para hacer las mediciones.
Después de la aprobación inicial de la urbanización, no pudimos hacer ninguna intervención burocrática al respecto, ya que hubiera sido lógico aprobar la urbanización de un modo definitivo, con la legalización, además de 48
la aprobación de urbanismo de Barcelona. Todo esto lo pedimos en el ayuntamiento y nos dijeron que esto no era posible, puesto que en aquel entonces el pueblo, no tenía por primera vez la revisión del plano de ordenación del municipio en cuanto a recalificaciones de parcelación, pero que no padeciéramos que por parte del ayuntamiento, siempre tendríamos su apoyo en todo, incluyendo licencias de obras. Como no había otra alternativa, tuvimos que aceptar lo que nos manifestó el ayuntamiento, aunque nosotros temíamos que algún día esto nos llevaría problemas, al no poderlo aprobar de un modo oficial y definitivamente por Urbanismo. Y así fue. Más adelante les explicaré que fue lo que ocurrió. Al empezar la planificación de la futura urbanización, empezaron las críticas de los vecinos del pueblo que no habían visto jamás cosa igual, con semejante envergadura, y más tratándose de unos payeses (quizá fuera de lo corriente) que emprendían, lo que sería si no fracasaban, todo un pueblo, pues había más viviendas en lo que estaba previsto que el resto del pueblo.
Al construir el primer depósito de agua potable en la parte más septentrional de la zona urbana, que se repartiría por si solo, o sea, por gravedad, por si se daba el caso de algún fallo del suministro eléctrico, no faltaría nunca el agua en las respectivas viviendas. El depósito en cuestión tendría una capacidad de unos 300.000 litros de agua, con las grandes dimensiones del mismo. Los que se creían ser algo en el pueblo y gente ya muy mayor, decían por ignorancia, claro está, y esto casi se puede considerar como una anécdota decían así:
El depósito de la urbanización de Can Suquet estará siempre lleno , puesto que, el automático se cuidará de mantenerlo a su justa medida con las respectivas sondas incorporadas en semejante instalación "Si algún día se reventara el depósito, sólo se salvará de ahogarse las personas de las casas que 49
tengan como mínimo tres o cuatro peldaños en su entrada principal de la vivienda". Estas eran las críticas y sátiras, a las cuales, no hacíamos caso, sino todo lo contrario, nos hacía gracia. Además, algunos de los que decían tales cosas nos miraban como si fuéramos unos héroes, quizás porque no habían visto jamás gente del oficio dirigiendo las obras, simplemente las máquinas. Los maquinistas tenían bien asumido lo que debían hacer, basándose en los planos de los técnicos. Por nuestra parte también hacíamos cosas y faenas manuales como si fuéramos profesionales de la construcción y así fuimos adelantando las obras bajo las miradas atentas de los curiosos, que comentaban que parecía imposible que unos particulares fueran capaces de arriesgarse a tanto.
De haber sabido la gente de lo que disponíamos en fondos económicos, para hacer frente a todas las promesas que les hacíamos al vender, no hubieran comprado con nosotros. Sabían que podían confiar en nosotros, que no les fallaríamos, y esto vale mucho. Nos veían los más interesados trabajar con ahínco. Daban crédito a las sugerencia que les hacíamos a los futuros compradores de parcelas,
aunque había cierta desconfianza, y nosotros
éramos unos pioneros para la vivienda de segunda residencia .
Les
explicábamos a los mismos compradores que nosotros teníamos nuestras propias raíces en esta casa y finca, y que por tanto no pretendíamos hacer como hacían muchos, vender, llenar las maletas de dinero y largarse.
Todo esto ocurrió con el auge en Cataluña de las urbanizaciones, los especuladores, grandes empresarios, compraban una gran finca, se aprobaba la urbanización, se hacía apertura de las calles, se vendían todas las parcelas sobre plano y los dueños se largaban con el dinero, y los parcelistas no podían reclamar nada, puesto que, ni siquiera conocían a los dueños. Los que vendían las parcelas eran simples empleados que trabajaban a comisión. Sin embargo, ustedes tienen el trato directamente con los dueños, y no tienen otro domicilio 50
para esconderse, y tenemos la suficiente reputación para tirar adelante, y quedar como unos señores como ustedes se merecen, a pesar de todo algunos de ellos, quizá los más desconfiados se iban al ayuntamiento a informarse. Con la cosa medio en marcha, había que vender alguna parcela sobre terreno, puesto que las parcelas ya estaban todas marcadas y medidas por el topógrafo con un plano particular por parcela, y no sobre plano como he mencionado anteriormente, que algunos lo hacían con la intención de engañar a la gente y fugarse con el dinero. Por nuestra parte y después de trabajar de firme con las faenas de urbanizar, había llegado la hora de plantearse: ¿Cómo se enfocaba la venta de parcelas y que pudiera dar un buen resultado?. Lo consultamos con gente experta en todo esto y llegamos a la conclusión que había que vender a plazos, ya que en aquellos tiempos había muchas ilusiones y poco dinero, ya que veníamos de una postguerra no muy lejana. Después había que evitar a toda costa la especulación de algunos señores que siempre los hay de comprar barato aprovechando los precios de inicio de una cosa nueva y esperar que se revalorice por si sola, y después es el momento de vender y hacer el gran negocio a cuesta del promotor, pues esto había que evitarlo ¿cómo? sencillamente nos ideamos poner una cláusula en el contrato privado que dijera a construir en un
plazo máximo de 2 años, del contrario la
promotora se quedará de nuevo con la parcela, aunque hubiera pagado algunos plazos, y así se hizo. Ahora me tocaba exclusivamente a mi desenvolverme con la parte de papeleos, esto se lo dije a mi padre, y el me dijo que con esto no podía ayudarme, yo aproveché para decirle que tendríamos que abrir un despacho en la misma masía, ya que así tendríamos un contacto más directo y cordial de cara al cliente, más que si fuera un local prefabricado a la entrada de la urbanización del que tiene un carácter más comercial y no familiar como queríamos demostrar nosotros, sencillos y con ganas de quedar bien. Arreglado lo del despacho, en los ratos libres me puse a trabajar, primero como hacer lo de la venta a plazos, y que la gente no se asustara como ocurre 51
al pedir dinero en los bancos con los intereses que te clavan. Tuve que meter mano en lo que fue del comercio, algo ya olvidado, y del que casualmente aprendí en aquella ocasión en la convicción que algún día lo necesitaría, y esto ya había llegado, cogí el libro de cálculo mercantil como podía aplicar el asunto de los intereses en los plazos de las ventas de las parcelas , y opté por hacer la operación de intereses compuestos, y este sistema tuvo una gran aceptación en los clientes, ya así sólo pagaban intereses del capital pendiente a pagar , y con la misma operación se hacía los repartos proporcionales de todos los trimestres a pagar por igual, y al revisar el libro de la correspondencia mercantil me fue fácil redactar mi primer contrato privado de compraventa.
Con el contenido previsto de los plazos de los trimestres a aplicar, y con las cláusulas principales ya mencionadas, para evitar la especulación, ya se hacían los contratos de compraventa que iban surgiendo, en aquellos tiempos que se urbanizó, los gastos más esenciales de coste eran de 4 ptas. por palmo cuadrado útil, y recuerdo que en la primera venta que hicimos vendimos a 3 ptas. el palmo cuadrado, con el mismo paleta que nos puso los bordillos de las calles, esto sí, con el trato de que antes de 1 año habría que tener la torre hecha y dispuesta a vivir en ella, y cumplió, y esto fue un bum en la parte más septentrional de la urbanización, ya vivía una familia, esto fue todo un reclamo. Y así ya no asustaba tanto a la gente hacerse una casa en una zona totalmente virgen, principalmente a las mujeres que decían que por las noches podrían aparecer lobos. Más tarde ya se vendieron a 8 ptas. el palmo,, y de la gente hubo de algunos casos que no pudieron cumplir el contrato que en su día firmaron, de construir en 2 años, alegaban las circunstancias del que les había ocurrido. Y nosotros en vez de hacer rescisión de contrato sin abonarles nada, tal como decía el contrato, pues les abonábamos todos los trimestres que habían pagado, y nos quedábamos de nuevo con las parcelas, y así hacíamos negocio a la larga, y de paso quedábamos como unos señores, y la gente
después de darnos las gracias por tal acción se marchaban contentísimos y agradecidos de haber tratado con nosotros y haber recuperado todo el dinero cotizado. Les he hablado de mi pintoresco pueblo, Corro d'Amunt, una aldea de les Franqueses del Valles, que solo tiene empadronados 349 habitantes, sus casas son diseminadas, la gente del pueblo nos conocemos casi las ideas de cada uno. Les quiero hacer muy brevemente "cinc céntims" de lo que es el pueblo en si, como también de la Masía en que vivo yo. Nací en la masía Can Suquet, antiguamente Ribafort, hoy catalogada como Patrimonio Arquitectónico por el Ayuntamiento y la Generalidad. Está situada en el camino de Can Suquet del Plá, de Corro d'Amunt, sus características son:
" Masia aíllada amb pati tancat al davant. Situada en zona rural, a ponent de la urbanització de Can Suquet, origináriament era de tres crugies, i actualment en mostra una quarta, afegida mes tard a la banda de ponent. La casa es de planta rectangular, i consta de planta baixa, pis i golfa amb coberta de teula árab a dues vessants, limitades per una fina imbricació. La coberta de ponent és mes llarga, amb el carener perpendicular a la facana. La facana principal está composta simétricament, distorsionada per l'ampliació del eos de ponent. L'entrada está situada en l'eix central del eos original, i és d'arc de mig punt de pedra adovellada. Les finestres de les plantes superiors han estat transformades en balcons. A ambdós costats de la facana hi ha adossada una escala exterior d'accés a la planta pis."
Además en el pueblo hay catalogadas once masías más, junto con la Rectoría, la Iglesia Románica y la Mare de Deu del Plá, esta última es una capilla que está junto a Can Viure y fue restaurada puesto que la quemaron en la guerra. 53
También el Ayuntamiento a calificado de interés a nivel de municipio por su antigüedad y grandes proporciones, el Pi de Can Sala y la " alsina " de Can Turut, valorados en varios millones de pesetas. En la propiedad de Can Camp muy cerca de mi casa, se puede visitar el "Pou del glas", hecho de piedras y sumergido en la tierra para tener más eficacia térmicamente, del cual se abastecía de hielo la gente adinerada de Barcelona. En la finca de Can Bruguera hay; el Arco de Can Bruguera, hecho de piedra y por la parte de arriba pasaba un pequeño canal de agua posiblemente para regar sus pastos o cereales, y provenía de tres o cuatro kilómetros, y puede que tenga el arco dos siglos de existencia. Hay la finca de Can Sala que linda con la nuestra y hoy es propiedad de la gran empresa Nissan Motor Ibérica, es una zona privada y sólo tienen acceso a ella los 2.000 y pico de trabajadores de la empresa, ya que la compraron para esta finalidad. Consta de un precioso campo de fútbol de reglamento, campo de balonmano, varias pistas de tenis, bar, restaurante, piscinas de competición rodeadas de zonas ajardinadas y grandes extensiones de césped, barbacoas a lo grande en una extensión de varias hectáreas de bosque totalmente cuidado. Muy a menudo la finca en cuestión, la visitan en autocares: japoneses, chinos y de todas las nacionalidades del mundo, allí se hacen exhibiciones de sus maquinarias, ya sea tractores y otros vinculados en la actividad de esta importante empresa, que incluso cotiza en bolsa. Podría hablarles de infinidad de cosas relacionadas con mi pueblo, de tradiciones y costumbres, que contadas en el tiempo moderno que vivimos son del todo curiosas e importantes, del que se puede apreciar que nuestros antepasados, sin tener medios para las cosas, trabajabann con inteligencia, y esto es todo un mérito.
Yo por mi parte y haciendo eco de mi juventud en la lectura y en afición en la biología y psicología, me ideé un negocio nuevo para mi, y compatible en la 54
finca, pues mi cabeza daba vueltas como antaño en el asunto del negocio, y que del campo no había futuro.
Un buen día, se me pasó por la cabeza lo del champiñón, me puse a leer libros y manuales del cultivo del mismo y buscar información. Me dije: esto será lo mío, basta que es una cosa muy difícil y complicada en aquellos tiempos , pues no había competencia, ya que se requería un gran esfuerzo físico a preparar las materias primas, y mucha cabeza en tener en cuenta a las enfermedades de bacterias, CO2, PH, renovaciones de aire, e t c . , sólo me planteó un problema, para el cultivo del mismo se requería locales muy aislados térmicamente y si pudiera ser climatizados, ya que la temperatura y humedad requería medidas estables sin oscilaciones climatológicas.
No disponía de medios económicos para preparar todo esto, recurrí a lo que algunos agricultores del Maresme ya lo habían hecho, excavar minas dentro de la tierra y así formar pequeños locales para cultivar este señorito que es el champiñón. Yo tenía una ventaja de que era muy fuerte, pequeño de estatura, pero incansable en la faena, nunca me encontraba cansado. Con mis primeros treinta y pico de años de trabajar en distintas faenas, jamás estuve una hora de baja, pues no tenía tiempo de estar enfermo, en este aspecto Dios me echó una mano.
Mis primeros años con el champiñón fueron muy duros, al meterme en una cosa que desconocía por completo, sólo tenía nociones teóricas al respecto, y compaginar hacer minas a pico y pala excavando por debajo de los campos que cultivábamos, y al mismo tiempo llevar toda la finca de 20 hectáreas. En aquel entonces sólo había caballos para trabajar en la tierra, se aprovechaba hacer minas por la noche, fines de semana y días que llovía, pues no se podía trabajar en el campo. Los trabajos para el champiñón eran de más a más. Yo confiaba en ello, pero era necesario demostrar que fuera rentable y poder 55
comer de ello. Pensaba convencer a mi padre que ya podíamos dejar el campo y meternos en ello por completo. Confiaba que algún día sería así, esta convicción era lo que me daba fuerzas para picar minas y más minas y empezar aunque todo eran fracasos que yo los consideraba lógicos por ser desconocedor del tema. En aquellos tiempos el cultivo del champiñón y la preparación de materias y semillas era todo un secreto profesional. Estuve 8 años con este ritmo de trabajo, cuando ya había hecho algunas plantaciones y las últimas ya tenían algo de positivo, pero constantemente había que modificar cosas, que sobre la marcha daba a comprender el trabajo que hacíamos a tanteo. En una ocasión tuve la oportunidad de desplazarme a provincias, puesto que la semilla venía de allí, y me explicaron desinteresadamente varias cosas, que fueron por mi parte muy aprovechables.
Me puse a trabajar con todo el esmero que requería y me empezó a ir bien. Mi padre se convenció de ello
y dejamos el campo y nos dedicamos
exclusivamente al champiñón, lo que había soñado desde que empecé. Así cogimos al primer trabajador fijo, que constaba de toda una familia, y vivía en la misma masía, en el piso que vivimos antaño con mi esposa después de tener el primer hijo. Cosa que ahora ya vino al mundo una niña, Alegría, que fue la alegría de la casa, pues ya teníamos la pareja, y así fuimos a vivir con mis padres, ya que así había un poco más de calor entre ambos, puesto que, mis padres muy mayores no les requería vivir solos, y los hijos siendo pequeños estaban mejor en una planta baja que no en un piso, se evitaban escaleras innecesarias y peligros para la gente menuda.
Como decía antes, la familia del trabajador la instalamos en el piso, así tenían la faena a mano. Al tratarse de una familia excelente, de toda confianza y trabajadora, es más los años que trabajaron conmigo el cabeza de familia nos llevábamos como si fuéramos hermanos. Con todas estas ventajas aproveché que tenía sustituto para la faena, y me salió ir a Francia a hacer unos cursillos 56
para industrializarme en el champiñón durante toda una semana. Fui con el biólogo que trabajaba conmigo, de nombre Dionisio Darnell que más tarde se especializó con sus "Sicofonías", (grabando voces del Más Allá) demostrando su habilidad en el tema, invitado en muchos programas televisivos del gran especialista de ciencias ocultas y ovnis del Doctor del Oso.
Aprendí más en una semana de estar allí que cultivando diez años a mi manera. Fue un éxito la estancia allí. Regresé a mi casa con grandes ideas y diferentes a lo que
conocía en el mundo del champiñón; con ganas de
ponerlas en práctica. Antes que nada, debo mencionar una anécdota del retorno de Francia a mi casa. Fuimos con mi coche en vez del avión, pues a Dionisio (el biólogo) y a mi nos daba un poco de respeto el avión, y así con el coche tuvimos más ocasiones para visitar algunos cultivos y por supuesto hablar de ello. El me decía: " Costa, cuando lleguemos allí si es que no tienes medios, tendrás que hacer algún valioso empréstito para montar aunque sea una pequeña industria. Yo le dije que no iba a hacer ningún empréstito, por dos razones: perdería mucho tiempo en papeleo y otra que tendría que hipotecarme la finca, cuando todavía no era mía, y la otra razón era que al poco tiempo el champiñón haría un bajón muy considerable, ya que no estábamos solos en los cursillos, habían señores de San Sebastián, de Logroño, de Navarra, de La Rioja, de Huesca, etc, ... Estos señores con los que había aprendido incluso llevaban grabadoras para tener una constancia de las lecciones de las técnicas francesas que nos ofrecían. Repartidos en toda la geografía nacional, formaran sus industrias, sus conserveras, y todo
tipo de cooperativas y hundirán el precio del
champiñón, ya que no es lo mismo trabajar de forma manual, tal como se había hecho hasta el momento que mecanizado. Yo por el contrario, pretendía montarme la industria poco a poco y en cuanto a los trabajos de paleta pensaba hacerlos yo mismo, pues ya estaba acostumbrado a hacer cosas nuevas y duras. Cogí gente de payes, que eran 57
buenos trabajadores y fuertes con pocas pretensiones en el cobro y así empecé mi otra hazaña pero de paleta, no habiéndolo hecho prácticamente nunca el oficio. Estuve 7 años de paleta haciendo lo más imprescindible, local de tierras para cobertura, cochera para guardar las máquinas, cámaras de pasteurización, locales de cultivo, cámara de frío para guardar la mercancía, y a los 7 años ya vino el bajón, tal como le pronostiqué al biólogo, ya que aquella gente que estuvieron con nosotros en los cursillos, ya habían formado sus cooperativas y trabajaban fuerte. Yo por el contrario, tenía el bajón lógico del champiñón, pero tenía parte de la fábrica montada, con la satisfacción de no deber ni un duro a nadie, aprovechando que tenía mucha gente trabajando en la planta, había de 8 hombres y 4 mujeres todo el año, me tomaba de 2 o 3 obreros y yo con la paleta que me funcionaba muy bien, prolongué las obras hasta los veinte años. La urbanización iba viento en popa. Mi padre le tenía a este pequeño núcleo urbano una profunda estimación y yo también, incluso muy a menudo el daba vueltas por el núcleo para ver si todo funcionaba bien. Se iba con el cesto colgando del brazo con las herramientas habituales suyas de reparación, principalmente del servicio del agua potable, y si alguna vez surgía de alguna avería que se le había avisado, lo dejaba todo, y hacía acto de presencia para reparar tal anomalía. En una ocasión yo escuché una conversación de mi padre con un señor que había comprado una parcela y se hacía las obras el mismo, y subía todos los días de Barcelona para tal fin. Éste le decía a mi padre - ¿Porqué le pone usted tan interés en las cosas de la urbanización? Y mi padre le dijo -Para mi esto no es una urbanización, sino una gran familia y el otro señor le contestó: - Pues yo le diré mejor , esto no es una urbanización tal como dice usted, sino un anfiteatro, ya que cada torre está por encima de otra, y todas de cara al sol naciente de levante. Es un privilegio vivir aquí por la situación del mismo. Con tal apoteosis, vino también el fatal desenlace de la urbanización, me explicaré:
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Antes de la muerte de nuestro caudillo, el gobierno civil imponía los alcaldes de los respectivos municipios y no había problema ni ambiciones, puesto que los alcaldes ni siquiera cobraban un jornal para desempeñar tal cargo público, pero después de la muerte de éste, vino la transición y después la democracia. Esto requería que los alcaldes de los pueblos y ciudades, en este caso los elegía el pueblo a través de los partidos, y por consiguiente con los votos de los ciudadanos, y en el mío no podía ser menos y ocurrió así. Entraron una gente a formar el nuevo consistorio que ya hacía 40 años que esperaban por fin mandar ellos. Entraron con una presión que era demasiado, en que iban a todas, y a deshacer lo que los anteriores hicieron pues estaba mal según ellos. Un día mi padre como promotor de la urbanización tuvo una citación del nuevo alcalde, que le daba día y hora para una audiencia, y yo le acompañé. Cuando nos mandó pasar a su despacho oficial, sentado él en la silla grande del ilustrísimo Sr. Alcalde presidente del Ayuntamiento, y después de saludarnos nos mandó sentarnos para que nos desmayáramos con lo que tenía a punto de inculcarnos, y se manifestó, dijo: - "Usted señor promotor (con un tono burlón) tiene dos recibos pendientes de la compañía eléctrica del consumo de la luz pública de la urbanización de Can Suquet. Mi padre le mencionó -Aquí habrá alguna equivocación, puesto que, el consumo de la luz pública lo paga ya hace años el Ayuntamiento, que es quien debe pagarla según mi criterio, por esto os cobráis las licencias de obras, contribuciones, consumos, plus valúas, etc. ...
Y el alcalde dijo: - No hay ninguna
equivocación, y desde que he entrado yo en el consistorio, mando que la pague usted por no tener la urbanización legalizada."- Y a propósito de legalizarla, qué trámites hay que efectuar para ponerse al día según usted, - le preguntó mi padre. - Faltan zonas verdes y zonas de equipamiento, dijo el alcalde. Y añadió: - De momento me conformo con 200.000 palmos cuadrados, Después intervine yo y le dije al ver a mi padre un poco mosca esto no es posible, por la sencilla razón que colindamos con toda la 59
urbanización en otros propietarios de otras fincas, y el dijo: - Hay que añadir del resto de la finca, y yo insistí que no viene el terreno que usted dice añadir correlativo en lo que está urbanizado, puesto que hay la Masia por el medio y es rural, no mencioné ni una palabra más le sentó muy mal, ya que le hicimos toda clase de réplicas, y no hubo manera de convencerle, y con este malentendido, salimos del despacho del Gran Sheriff. Al terminar de bajar las escaleras del Ayuntamiento para salir a la calle, observé que mi padre estaba algo fuera de si, conmovido por la rabia que le produjo tal entrevista, incluso tenía los ojos llorosos, que un hombre a los 70 años, que llore por dentro y por fuera es algo muy grande, y me dijo: - Yo ya no subo jamás estas escaleras para discutir con este hombre, que podría ser mi hijo, y no tiene ni pizca de experiencia, ni es humano, sólo tiene posesión de mando, y quiere hacer las cosas a su manera, sin mirar a quien pisa , y me añadió: Yo que lo hacía con toda la ilusión del mundo, velando por el bienestar de nuestros conciudadanos ¿y ahora que? y acto seguido me dijo: Te vas a la ciudad con mi médico particular que me hace los electrocardiogramas, y le explicas lo sucedido, y que te haga un certificado de baja por estar indispuesto de un modo definitivo, ya que tengo lesión de corazón. Y así lo hice. Dos días después teníamos otra citación con el Ayuntamiento y yo aproveché ya que sabía que tenía que acudir a la cita yo sólo, me tomé los dos días antes de recurrir me los pasé en mi despacho recopilando todas las entradas y salidas de las ventas de la urbanización, y de hecho había déficit en las entradas de más de un millón de pesetas, y pensé demostrarle al señor Alcalde el déficit que teníamos, y así podría comprobar donde llegaba su conciencia, hacia los conciudadanos suyos que habían trabajado con ahínco durante muchos años a favor del Ayuntamiento por todos los beneficios que les había reportado la urbanización, incluso todas las listas que le presenté con dicho estudio económico, lo hice con cuartillas y escrito en bolígrafo, para que viera 60
que lo había hecho yo personalmente, y no un técnico. Puse los nombres de los propietarios con el correspondiente número de D.N.I. de cada parcelista. Y con mi escopeta cargada de demostraciones sobre papel y sobre terreno si fuera preciso, me fui a la citación, y cuando me presenté delante del señor Alcalde, me dijo: - Yo quería hablar con tu padre que es el promotor y no contigo. Acto seguido me metí mano en el bolsillo y le largué el certificado médico recién hecho, y ya cambió de tono y dijo: - Siéntate que vamos a hablar - Acto seguido me saqué de mi carterita el estudio que había preparado con todo esmero, para ver si así conseguía algo positivo, y al mirar aquello, me echó por la cara todas las anotaciones demostrando que había déficit por nuestra parte en el negocio y que sólo había salido beneficiado hasta la actualidad el Ayuntamiento con tal urbanización, y el me dijo: - Suerte que no había mi padre presente, del contrario podía haber tenido un ataque de corazón con tal infamia de lo que dijo. "Aquello no es una urbanización ni es nada." - ¿Entonces qué es? - le repliqué yo, él dijo - Son campos y bosquesentonces le añadí: ¿Porqué está cobrando las contribuciones de más de 50 viviendas, y los arbitrios y demás? , se quedó cortado y me dijo no hay acuerdo y me largué. Al día siguiente muy temprano por la mañana sin decir nada, se presentaron los topógrafos del Ayuntamiento para medir el terreno de nuestra finca para agregar a la urbanización con destino de propiedad para el Ayuntamiento, al ver esto me indigné, y les dije que con qué permiso querían tomar medidas, y ellos me dijeron que los mandaba el alcalde, y yo les dije que dijeran al Sr. Alcalde, que no había acuerdo, y ahora os largáis del contrario mando al notario a levantar acta, y así se fueron. Con estas contrariedades yo tuve que hacerme cargo de todos los gastos y responsabilidades de la urbanización durante 10 años que estuve haciendo hucha de mi negocio para invertirlo comprando terrenos al vecino, para cederlo algún día al ayuntamiento según me pedían, y sin embargo, seguían cobrándose todas las entradas de la 61
urbanización, excepto las licencias de obras que ya no las hubo hasta que se arreglaron las cosas. Mi idea de comprar terreno fue, con el motivo de no ceder ni un palmo más de nuestra finca, del cual otro día podíamos lamentarlo, aunque tuve que soportar la carga durante años. Al disponer de terreno, ya les manifesté por instancia al ayuntamiento, para así cederles la urbanización, ya que disponía de terreno, y me pidió en vez de 200.000 palmos cuadrados como dijo en aquella ocasión, me exigió 10.200 metros cuadrados, más de una hectárea de terreno, supongo que para vengarse ya que no le salió bien, lo que había manifestado en más de una ocasión, que el ayuntamiento se quedaría con el resto de la finca. Al entregar la urbanización al ayuntamiento, lo que no quise entregarles de momento fue el suministro de agua potable, con la intención de otro día poder negociar el asunto con otro Consistorio, un poco más comprensible, ya que el agua que se suministraba era totalmente de la finca y valía toda una fortuna, aparte que había cierta nostalgia, al pensar que yo desde la edad de doce años hasta la jubilación había trabajado junto con mi padre buscando agua, haciendo pozos y minas en la finca, y los tres manantiales que existen en la propiedad ya estaban al servicio de la urbanización desde hacía muchos años. Después de haber transcurrido dos años más al servicio del suministro del agua potable, cada día se complicaba más y más. La Generalidad exigía el pago de un modo desmesurado de impuestos que había que cargar en los recibos del agua, y además había que rellenar constantemente impresos mensuales, trimestrales, semestrales y resumen anual de todo, y tenía que cuadrar céntimo por céntimo, total , casi tenía que emplear la mitad de mi tiempo en el suministro, y además avisos de la Generalidad y Ayuntamiento conforme el agua que suministrábamos no era potable, por tener amoníacos, cosa muy normal en esta zona que la agricultura y ganadería es preferente, y calan los campos de purines, y esto con el tiempo filtra en el subsuelo y repercute en las aguas de los pozos que nos abastecemos, sin embargo, este 62
problema no lo tienen en cuenta si tales suministros los lleva una empresa importante, y esto es lo que me di cuenta, pues no había otra alternativa que entregar el servicio, y que se quedaran con el negocio del suministro y de todos los problemas que les pudiera ocasionar tal compromiso, del que es de suponer que a ellos no les ocasionaría ningún contratiempo un servicio más. Hice un ultimátum de negociar con el Ayuntamiento para obtener de algún beneficio a cambio, o una cantidad de compensación al hacer entrega del suministro, y no hubo nada que hacer, no me escucharon para nada, cosa que en otros municipios casos como el mío se han compensado muy bien, pero aquí no fue posible. Tuve que entregar todo, como es los pozos y minas de agua después de trabajar toda la vida con ellos, como he dicho antes, los depósitos, toda la red del suministro con los respectivos contadores y todos los accesos a tales servicios, todo ello a cambio de nada, es más, tuve mucho gasto para independizar una pequeña parte de agua para mi servicio particular, del contrario siendo mío tenía que pagarla con todos los impuestos. Lamenté muchísimo tal decisión, pero tuve que hacerme cargo del comportamiento de la casa grande al no quererme abonar nada a cambio. Tuve que conformarme y con esta entrega me quitaría una carga más de encima y podría dedicarme más a lo mío, y así lo hice. Y a continuación ya me quedé al margen de la polémica urbanización, o de la gran familia que la calificaron un día mi padre y amigos de allí, ahora parte de ellos desaparecidos, y con toda esta gran historia, la cual, a mi me parece breve, ya que los pormenores se han pasado por alto, por no hacerme pesado. Pero antes de terminar tal aventura querría recalificar una cosa que ustedes a lo mejor no les ha pasado por alto y como conclusión: ¿Que provecho se le ha sacado del atrevimiento o circunstancias que trajo un día urbanizar, ya que como he dicho hubo déficit por nuestra parte?. Me explico: de un principio hubo algo de negocio en la venta de las parcelas, y del dinero sobrante, después de hacer todos los servicios de la urbanización, 63
se invirtió en el negocio que he mencionado tantas veces. Después hubo déficit en la urbanización al afrontar tantos contratiempos burocráticos, pero sin embargo, el negocio de la finca hizo frente a solventar todas las anomalías que iban surgiendo, como si fuera una balanza una vez se desploma por un lado y viceversa. En total que en la urbanización no hubo negocio, pero si hice el trabajo de autofinanciar al principio todas las decisiones que se tomaban en el negocio, dicho en otras palabras, la urbanización hice de banquero en un principio sin cobrarse intereses. Mientras crecían los hijos, yo también hacía crecer la planta, con el incesante trabajo de hacer obras y cultivos y dar faena a toda la gente. Tenía también, y esto hay que decirlo, mis quebraderos de cabeza y estorbos que me producía mi tía y mi hermana, que no dejaban de hacerme citaciones en el juzgado, actos notariales por denuncias y cosas por el estilo. Estos problemas morales me marcaban más que los físicos, y me los compartía con mis padres y mi mujer. Ellas querían hundirme a pesar de todo, que por parte de la tía ya se le había pagado la legítima, con lo que le correspondía y más, pero el afán de mandar como antaño persistía, y las malas intenciones estaban a flor de piel. Fue una lucha constante hasta que murió mi padre (que en paz descanse). Yo por mi parte lo pasé muy mal, lo hecho mucho de menos al no tener aquel apoyo del padre en que siempre hay cosas para consultar a una persona mayor, del que tiene más visión en las cosas y por supuesto más experiencia que uno de menos años. Cuando murió mi padre, de embolia cerebral, estaba imposibilitada mi madre en cama también. Ellas sin embargo continuaban igual, el odio a los que trabajamos para seguir adelante. Mi madre estuvo 7 años y medio imposibilitada, y murió como un ángel, que es lo que era. A pesar de faltarme mis padres había que salir adelante, la vida continuaba y tenía que competir con dos frentes, la faena diaria y las contrariedades que me producían las dos mujeres de siempre. Perdonar la falta de respeto, pero casi no se merecían decirles por el nombre familiar, pues me hacían la vida imposible, en lo que 64
tenía que recurrir, y los cuantiosos gastos con todos los pleitos interpuestos por ellas. Yo por el contrario sólo trataba de defenderme, jamás les puse una denuncia con su comportamiento, sólo me cuidaba de lo mío y de la marcha diaria que era mucha, ya que el oficio que un día escogí relacionado con la agricultura y también al mismo tiempo satisfacer a mis padres, al trabajar en la finca, a la que ellos tenían todos los campos bañados de sudor al trabajar a lo largo de toda su vida. Sobre el oficio del champiñón sólo había un inconveniente, con el cual, en su día me conformé, pues no había otra alternativa, de trabajar todos los días en la recogida de este precioso manjar, lo mismo en festividades como Navidad y Año Nuevo, que todos los domingos del año hasta que a mis 62 años hice mis primeras vacaciones con mi mujer, sólo 4 días en un balneario para reponernos un poco del agotamiento físico. Sólo cuatro días, porque aunque pasamos un mes de no cultivar, había que preparar para las siguientes plantaciones de cara al otoño. Haciendo un pequeño resumen: son treinta años en el oficio con una vida apretadísima. Debo manifestar que estoy orgulloso de ello, aunque he estado ausente de toda diversión y fiestas, pues me ha pasado el tiempo como si fuera un sueño, es más diré que incluso he disfrutado de ello con mi gente trabajadora, y del estudio constante del cultivo, y cosas nuevas a aplicar en todo momento para no encontrarme desfasado en la pura biología del champiñón. A las puertas de mi jubilación, a veces pienso durante este lapso de tiempo largo de toda una vida, aunque a mi me ha resultado corta, en todo este tiempo de esclavitud, según quien lo diría así. Yo por el contrario lo califico como la obligación de un trabajo que lo requiere el oficio, y al mismo tiempo uno se acomoda en crearse un ideal, que me compensa si les digo que, de un simple agricultor he pasado a Agricultor Industrial, que he salido en varias revistas, en reportajes de la televisión y muy mencionado en provincias, y en la Generalidad por tal ocupación. Digo esto porque de cada 10 cultivadores 65
cuando yo empecé, hoy sólo queda uno en Cataluña. No es sólo debido a la poca rentabilidad, sino en que hay que sacrificarse, en comparación con la vida moderna de hoy, que entre los industriales metalúrgicos ya se habla de trabajar sólo 35 horas a la semana. Con un empujón más me llegó la jubilación en la creencia de que junto con mi esposa dejaríamos nuestra faena habitual, después de cuarenta años con lo mismo, y estando además con dolencias por todo el cuerpo, por lo que debes estar siempre pendiente de qué medicamento me toca tomar. Yo estaba en la creencia, que como la finca es un poco grande siempre estaría ocupado en ella, en el mantenimiento y en lo que más pudiera, trabajando seis horas diarias y el resto dedicarlo a escribir y hacer lectura, que es lo que me ha gustado siempre. Dejé el negocio por obligación, según me mandó mi gestor, puesto que al jubilarse ya no está permitido para un pensionista estar al frente de un negocio. Ya no podía enfrentarme a los trabajos físicos que requiere la marcha de la finca , por estar algunas veces indispuesto y muy castigado todo el cuerpo, quizá por haber abusado de él, un poco más de la cuenta en tiempos pasados. Mi hijo Jordi, mayor de edad
y muy observador, que había trabajado
conmigo desde la edad de quince años ya que no quiso estudiar; y ahora ya contaba con treinta años. Un buen día me dijo que el quería continuar y se hacía cargo del negocio. Al principio probó de coger gente para prescindir de la ayuda de sus padres en la recolección del champiñón. Fue todo un fracaso, pues no tenían habilidad para recoger, ni tampoco afición a ello, sólo pasar horas aburridas según ellos, y a cobrar las horas muy crecidas tal como se quiere cobrar hoy. Nuestra faena de siempre tiene la particularidad, que es casi una faena de artesanía y de habilidad, y no resultaron tales trabajadores. Tuvimos que continuar mi esposa y yo como antes, trabajar en plan familiar como últimamente, puesto que, en la actualidad la mano de obra es muy cara.
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Y así sigo trabajando en la cosecha del champiñón que es lo mío. Sin cobrar ni un duro, sólo trabajo por afición y amor al arte que se dice. Así tengo la convicción que si se gana algún dinero, algún día mi hijo podrá modernizar el sistema y así rentabilizar más las cosechas. A menudo hay que rectificar por estar anticuado el sistema, tal como he hecho yo mismo a lo largo de los años, y en el momento actual todavía más, pues se vive más deprisa. Por consiguiente, ya he aceptado el hecho de coger champiñón mientras Dios quiera y me dé vida y fuerzas para hacerlo. Se ve que nací para esto. Quizá cuando nazca de nuevo si me lo permiten, podré escoger mejor el oficio, un poco más placentero. Antes de terminar con mis memorias tendría que hacer un examen de conciencia de lo que fue, y los hechos que me llevarían a una vida tan ajetreada, cosa que con todos los contratiempos que me tocó vivir, tiene que haber una explicación clara y lógica, vista desde un punto de vista psiquiátrico, que a continuación trataré según mi criterio de descifrar el fundamento. Según como se enfocan las cosas en todas las personas y en el momento clave de cada vida, puede repercutir en el bien o en el mal de aquella persona determinada, también en el modo de proceder del ser humano. Puede perjudicar incluso a una tercera persona, y esto es lo que me ocurrió a mi sin buscarlo. Con todos los percances sufridos que traté siempre de solucionar, y no interponerme en nada. Simplemente me defendí, pues no tenía tiempo de hacer otra cosa, y con todo esto me refiero a mi tía, la protagonista, que trató de complicarme la vida y lo consiguió, aunque no logró jamas hundirme a pesar de todo su empeño. Durante mi infancia y pubertad, mi tía era ya casi mayor de edad. Mi padre se cuidaba de las faenas del campo, mi madre de los quehaceres domésticos y de mi, también de mi hermano, hermanita y todo lo que surgía. En que aquellos tiempos había que lavar la ropa que era mucha, ya que éramos entonces en la casa ocho personas, se lavaba, en las balsas de regar en verano. En pleno invierno mi madre tenía que romper el hielo de la balsa para poder lavar allí, y 67
meterse un tocho caliente en los pies para poder resistir un rato el frío. Además, el lavadero del que les hablo, estaba a más de cien metros de la casa, y después de lavar tenía que llevar con cubos la ropa mojada recién lavaba a casa y tenderla. Por añadidura también tenía que recoger a diario la leña para cocinar , y estaba la leñera a unos ochenta metros de distancia, y la leña en cuestión no tenía tronco, sólo rama, puesto que el tronco se guardaba para venderlo y cobrar algún dinero que hacía mucha falta. La vida de mi madre fue un sacrificio constante. Mi tía por el contrario fue la que se interpuso en la familia, y se cuidaba de los asuntos burocráticos que mi padre le iba mandando, puesto que era ya mayor de edad y hacía las diligencias en la ciudad con mucha soltura, y así mi padre confiaba plenamente en ella, ya que le solucionaba la papeleta en todas las gestiones a realizar, y él podía estar por su faena. Mi tía en los ratos libres nos ayudaba en las faenas del campo, en esto hay que decir en que aquellos años se llevó bien. Tenía ya sobre los veinte años cuando pidió a mi familia para tener relaciones formales con un chico con la intención de casarse algún día. Mi familia se opuso, porque mi tía pensaba formar una familia en otro sitio. Esta fue la gran equivocación que hizo mi padre al no dar su consentimiento a tal normal y correcta decisión. Actuó mal al interponerse a tal decisión y al pensar que perdería para siempre a su fiel ayudante. Debiera mi padre sacrificarse un poco y dar rienda suelta a los impulsos humanos que nos dio el Creador en lo que es la única decisión importante que se hace en la vida para formar una familia y procrear si es el destino. Todo esto es ley de vida, y la negativa, en lo sucesivo, llevaría problemas, los cuales mi padre pudo comprobar en los últimos años de su vida. En una ocasión lo vi llorar por esta cuestión, cuando él me había dicho muchas veces que él, sólo podía llorar por dentro. Todas las personas durante nuestra vida nos equivocamos, y quisiéramos más adelante corregirlas, pero ya no estamos a tiempo.
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Al hacerse mayor mi tía, pudimos prescindir de sus servicios, pues todos éramos ya mayores y había que compartir todo lo que podía surgir. Ella con su carácter un poco rebelde y autoritario, se vio defraudada cuando se le prohibió en su día de formar un tronco con sus ramas, que podían ser sus hijos, y no colgar de una rama, que es lo que representa en mi familia. Con todo esto se formaría un psicosis mental contra los nuestros, y en lo sucesivo contra mi, puesto que era yo una continuación de la casa donde ella había pasado su juventud. El odio persistía y nosotros tuvimos, y aún tenemos que soportarla mientras viva. Todo por una equivocación que se hizo en su día, por actuar contra la propia Naturaleza y el propio instinto de toda persona, lo que se dice verbalmente, navegar contra corriente. Yo quisiera saber si tales contrariedades pueden desvelar tantos contratiempos e incluso odio, hacia una persona que no ha sido la causante. Lo siento por mi familia que ha tenido que soportar los problemas derivados del caso de mi tía, pero tenía que llegar hasta el final. Profundizar el porqué aquella persona se mentalizó de un modo totalmente negativo en contra de los suyos. Yo por mi parte, a mi tía la comprendo perfectamente, hasta el punto que debo decirle que si algún día llegara esta pequeña biografía a sus manos, le diría: reconozco su manera de actuar durante tanto tiempo, pero que no la comparto. Me ha llevado cuantiosas pérdidas materiales, y lo que es más importante, morales. A pesar de todo, la perdono por todo el mal que me hizo, y que se vaya de este mundo, cuando la llamen, bien tranquila y absuelta, ya que no soy rencoroso ni vengativo con las personas que se han llevado mal conmigo, pues lo considero absurdo e inútil, cuando ya no hay remedio. Ocurrió y punto. Debo hablar también del porqué de parte de las locuras que me planteé en el trabajo. Parte de ello fue debido a mi mujer, no que me inducía a ello, sino todo lo contrario, siempre estábamos discutiendo, pues los ideales del uno o del otro, han sido siempre totalmente distintos. Lo que se suele decir, no hay nada en común, ella razonaba de una manera y yo de otra, o sea, siempre 69
hemos sido dos mundos distintos, y para remediar la cosa, no hay otro sedante que el trabajo. Siempre estaba involucrado en él, pues los quehaceres no me echaban bronca y me sentía bien con ellos. Pensándolo bien, es una gran mujer, modesta, sencilla. Cultura un poco elemental debido a que se quedó sin madre en su infancia, y su padre estaba siempre ausente de su casa, pues no pudo formarse bien aunque, ha sido muy trabajadora, en esto coincidimos. Yo si me lo permiten aconsejaría a la juventud antes de unirse para el futuro, hay que tratarse muy bien y compenetrarse como si fuera una sola persona, ya que si hay un buen trato, la vida conyugal es muy corta, del contrario es muy larga e insoportable por las dos partes. A veces doy una mirada hacia atrás, en lo que hice al principio para abrirme camino en solitario, en faenas nuevas y fuertes de cara al futuro y en el negocio. No se comprende que sin ser un superhombre poder resistir durante tantos años sin decaer para nada. Tiene que haber en ello una lógica, y según mis pocos conocimientos psicológicos, diría que hay dos factores influyentes en ello hacia mi persona: uno el fuerte afán para dejar los trabajos de agricultura y dedicarme a otros conocimientos biológicos; y por otra parte, ganar dinero, que es lo que me empujaba a ello, puesto que en mi juventud y al coincidir con la Posguerra Civil Española, nunca llevaba un duro encima sino era por una necesidad. Esto es lo que me empujó a hacer proezas casi sobrehumanas, que parece que el cuerpo no pudiera resistirlo. Cuando una persona está acorralada es capaz de todo, y más si se une su fuerza física con su fuerza mental. Unidas las dos, sin decaer, hacen verdaderos estragos, en lo que uno ya se ha planteado mentalizarse hacia el futuro, y esto es lo que me ocurrió en aquellos años. En una ocasión leí en una de las lecciones de correspondencia que hice en mi juventud en el Instituto de Investigaciones Psicomagnéticas de Madrid dirigido por Mano de Luxsi, referente al pensamiento decía así: "Los pensamientos son cuerpos materiales cargados de potencia y en que se materializan en el éter" , eso quiere decir la fuerza que tiene el pensamiento. 70
Otra cosa que me empujó a ello, fue mi hermano. Le pagamos una carrera industrial de ciencias, y a mi sin embargo me obligaron, como era el primogénito, a quedarme en casa a cuidar del campo, de la familia y de la finca en general, y con mis estudios primarios a los catorce años, me pareció poco y me propuse estudiar el comercio en los ratos libres, compaginándolo con las faenas del campo, fines de semana y por las noches, y a lo dieciséis años ya lo terminé, cosa que este pequeño esfuerzo me sacó de muchas cosas que se presentan en la vida. Con todas estas conclusiones, yo diría que un hombre sano, con ganas de trabajar y abrirse camino en el futuro, no tiene que recurrir a cosas sobrenaturales como pueden ser las drogas, pues como con los deportistas, esto se castiga, ya que no tiene mérito tales procedimientos, y a la que la larga caes en el vicio, como se hablaba al principio de esta biografía. Entrando ya en una edad un poco madura, en que los nietos ya te llaman "Avi" y te alargan la mano para que les saques a pasear, algunas veces me he parado a reflexionar lo que ha sido de mi vida, que me ha tocado trabajar muchísimo y duro, pero he tenido una suerte increíble de poder llegar a mi objetivo, sin haber tenido ningún percance grave en la salud o accidentes, del cual, ya que no hubiera sido posible llegar donde he llegado y cumplir mis ambiciones. He llegado a la conclusión que hay algo más en todo ello, puesto que he pasado infinidad de peligros incluso de muerte, y sin embargo he salido ileso de todos ellos, aunque me he salvado por los pelos. Alguien podría opinar que me he expuesto mucho al peligro. Eso es verdad, y creo que tiene lógica. Si hubiera estado sentado en un despacho toda la vida, no hubiera estado expuesto a accidentes de trabajo. He tenido muchos. En una ocasión, un domingo, de joven, y de vuelta a mi casa después de un baile en un pueblo muy lejos del mío a las tres de la madrugada, iba solo y mis padres acostados a aquella hora de la noche; sabían que estaba ausente, pero no sabían dónde. Unos días antes del accidente había nevado, y hubo 71
heladas muy fuertes en aquellos días consecutivos a la nevada. Aquella noche estábamos a ocho grados bajo cero, cuando yo rodaba de retorno a mi casa, en una carretera totalmente desértica, que en toda la noche no circulaba ningún vehículo, me tropecé en una vaga de la carretera con la nieve. En todo el camino no la había y me cogió de sorpresa, y la nieve era toda una losa de hielo y me caí rozando por la calzada varios metros hasta la orilla, en que me frenaron unos matorrales que había al principio de un precipicio. Si me llego a dar con la cabeza me encuentran al día siguiente como un palo, pasto de las bajísimas temperaturas, y si me caigo al terraplén no me encuentran jamás. Esta experiencia me valió para no salir de mi casa durante dos meses del susto que me produjo tal percance. En otra ocasión, poniendo un anillo de 700 Kg. de hormigón prefabricado en un pozo, pusimos unos tres pies como normalmente se hacía para trabajar en los pozos y en el extremo se sujeta unos témales, y se cubre momentáneamente el pozo con unas maderas para aguantar el anillo el tiempo de atarlo con cuerdas al ternal, yo puse los pies encima las maderas para alcanzar mejor la cuerda, cuando de repente se rompen las tablas, y yo pozo abajo con las maderas rotas detrás de mí, y el anillo encima mío y dio la casualidad de que una tabla se empotró en un extremo del pozo, haciendo puente y yo me quedé justo en un hueco de espacio de diez centímetros, y allí estaba mi cuerpo. Me sacaron de inmediato, puesto que había tres hombres más, y me extendieron en el suelo, del que no daba casi señales de vida, me quedé sin respiración y blanco de cara como un papel, y estuve peleando esforzándome a respirar durante más de una hora, ya que el tórax me quedó allí aprisionado. Un caso más y no continúo con todos los accidentes que he tenido a lo largo de la vida, pues me da escalofríos al pensarlo. Un día estábamos haciendo un pozo para agua en la finca con mi padre. Ya llevábamos varios días y ya estábamos a catorce metros de profundidad, mi padre arriba del pozo sacando la tierra con un cubo y la polea. Yo, naturalmente, en el pozo picando y 72
llenando cubos de tierra y mandándolos para arriba a la superficie. En un momento que estaba llenando un cubo de tierra, estando yo agachado, sentí un silbido. Fue quizá un segundo, no tuve tiempo ni siquiera de incorporarme. Me pasó, a unos tres centímetros de distancia de mi oreja derecha, el gancho de hierro de la polea y quedó clavado en el suelo a mis pies. No fui capaz aquel día de continuar con la tarea tan arriesgada como era hacer pozos, pues al subir a la superficie, me temblaban las piernas del susto, y mi padre estaba más asustado que yo todavía. ¿No les parecen demasiadas casualidades tales percances? De no haber una fuerza sobrenatural o un ángel de la guarda que ha velado por mi en todo momento. Yo estoy convencido de ello. Me explicó: En mi juventud y mucho antes de los veinte años, tuve en mis manos un libro religioso que se llamaba: "La Santa Cruz de Caravaca". Me impresionó el libro por el interesante contenido. Era para combatir tormentas y males de todo tipo. Simplemente haciendo uso de una oración y con fe en ello, claro está, se podía obtener buenos resultados. En cuanto al peligro del hombre, había escrito algunas oraciones, para preservar de todo enemigo. Me obsesioné tanto con las oraciones de protección personal, que me las apunté en un papel e intenté aprendérmelas de memoria, en los ratos que trabajaba en el campo, principalmente con la pareja de caballos que siempre había que dejarlos algunos instantes para descansar, y es cuando me sacaba el papel escrito de las oraciones del bolsillo y me las leía una y otra vez, hasta que, antes de tres meses ya me las sabía por completo, era necesario sabérselas, puesto que, se exigía llevarlas siempre encima, y una vez al día leerlas, principalmente al acostarse, rezarlas con devoción aunque fuera dentro de la cama, cosa que Dios me perdone, pero algunas veces me he dormido con ello antes de terminar de rezar, o en vez de estar con toda devoción algunas veces he estado distraído con las oraciones, con algún pensamiento en otra parte, pero lo que es verdad que siempre las llevo conmigo, como si se tratara de un
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amuleto. No quisiera hacerme pesado con tales creencias. Las voy a transcribir a continuación, tales oraciones y Juzguen ustedes mismos.
Mi Señor Jesucristo, acordaos de mi que soy pecador. Virgen Santísima, rogad por mi; siempre seréis alabada y bendita. Rogad por este pecador a vuestro amado hijo. Preciosa hermosura de los ángeles, de los profetas, de los patriarcas; corona de los mártires, de los apóstoles y de los confesores; gloria de los serafines: corona de lar vírgenes, librarme de aquella espantosa figura cuando mi alma saliera de mi cuerpo. ¡Oh, santísima fuente de piedad y hermosura de Jesucristo, alegría de la gloria, consolación del clero, remedio de los trabajos! Con vos, Virgen prudentísima, se alegran los ángeles. Encomendad mi alma y la de todos los fieles cristianos; rogad por nosotros a vuestro bendito hijo, y conducidnos al paraíso eterno, en donde reináis y vivís para siempre; y allí os alabaremos eternamente. Amén Jesús. Soberana Virgen María, Madre de Jesús, hijo de Dios vivo, pues lo habéis parido: Rogad por todos los pecadores para que nos perdone. Libradnos del enemigo que nos combate, y concedednos la gloria eterna. Amén Jesús. San León, Papa, ha reunido y puesto por obra la oración que sigue, de las mismas palabras y preceptos de nuestra Santa Madre Iglesia, y la envió a Cario Magno diciendo: Si vos creéis firmemente y sin ninguna duda, cada día que digáis la oración en vuestro retiro o recogimiento, con devoción, y la llevéis sobre de vos con respeto, sea en la guerra, sea en el mar o en cualquier parte que os encontréis, ninguno de vuestros enemigos tendrá poder sobre vos: seréis invencible, y ganaréis fácilmente las batallas; os libraréis de los más grandes peligros, enfermedades y desgracias, en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén. En espera que Dios me dé algunos años más de vida, aunque ya puedo ayudar poco a las faenas debido a la edad, pero si poder saborear todos los días al
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levantarme, y mirar por doquier lo que fue toda una zona virgen, y ahora es todo un ejemplo de progreso, del cual me siento orgulloso. Cuando cierre los ojos para siempre, me limitaré a pensar lo que fue de ésta miserable y corta vida, por la que todos tenemos que pasar, mejor o peor. No vale la pena llevarse mal con los semejantes, sino todo lo contrario, dar buen ejemplo, y así la vida es más apetecible. Coger las cosas con benevolencia, tal como se presentan, si es por malo resignarse, puesto que así es nuestro destino y esto no se cambia. Y así, bien relajado te marchas de este mundo, y dejas atrás la vida terrenal, llena de injusticias y sin sabores. No ha sido jamás mi manera de pensar un tanto pesimista, sino que siempre me he mirado las cosas por el lado positivo y yo diría que esta es la clave del éxito, y detestar todo concepto negativo. Pero llega un momento de la vida, que hay que razonar y pensarlo bien con calma, lo que vas a dejar en breve, y lo que has vivido más o menos a gusto en un lapso de tiempo bastante normal en años. Aunque si se alargara un tanto mejor, ya que a mi parecer, aunque se dice que en la otra vida se vive mejor, me apetece probarlo, pero sin prisas, pues en este caso no quiero ser egoísta y quitar el sitio de otro haciendo cola para irse, pues confío que habrá puesto para todos. Con este poco de humor, que es el amigo más fiel que puede tener uno, paso a hacerles un breve y acertado resumen de lo que es la vida. Después de la muerte del que escribe haciendo eco de su propia vida respecto al mundo que nos tocó vivir, Baltasar Gracian, mi favorito en todos sus obras que escribió con tanto acierto, y por sobrenombre se le llamaba también el perspicaz moralista y agudo definidor de la literatura Barroca, con éstas palabras me despido de todos ustedes en la convicción que no les haya causado aburrimiento mis relatos aunque hayan sido reales, pero puede haber un entretanto de pesadez, si es así mil perdones y un cordial hasta siempre. Y ahora les hablará nuestro protagonista de la gran literatura barroca, dice así:
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Todo cuando hay se burla del miserable hombre, el mundo le engaña, la vida le miente, la fortuna le burla, la edad se pasa, el mal le da prisa, el bien se le ausenta, los años huyen, los contentos no llegan, el tiempo vuela, la vida se acaba, la muerte le acoge, la tierra le cubre, la pudrición le deshace, el olvido le aniquila, el que ayer fue hombre hoy es polvo y mañana nada. La muerte es un símbolo que lo podríamos calificar muy bien, del que es muy parecido en la estación del otoño, ya que los árboles que nos han cobijado durante la primavera y verano, protegiéndonos de los rayos del sol al acercarse el invierno. Tales compañeros vegetales decaen anticipándose para efectuar el sueño invernal, (cierto autor dice el sueño es semejante a la muerte y también dice que nacemos muriendo) la naturaleza es sabia, sin embargo, nosotros el reino animal no resucitamos en la primavera, tal como Dios creó el ciclo de la vegetación en general. Los síntomas de muerte, que nos dan a comprender los arbustos, cuando se despojan de sus hojas que les han dado la vida durante el verano, y en este caso se predisponen a efectuar el sueño que les llevará aproximadamente medio año, como si efectuasen un viaje astral y después de este lapso de tiempo volverán en su cuerpo, que en este caso es el tronco despojado de tallos verdes a consecuencia del crudo invierno. Nosotros las personas también efectuamos el viaje astral, pero definitivo y sin retorno, del que hay que pensar que no podemos volver jamás a lo que fue anteriormente, ya sea obrando bien o mal, es de suponer que habrá una compensación o un reajuste de cuentas en el juicio final que Dios nos tiene preparado, según como, se ha llevado una persona en la vida terrenal. Al producirse tal desenlace, no cabe la menor duda, que a los familiares más queridos en este caso conlleva cierta tristeza y desconcierto al perder aquella persona para siempre, y con la que se ha convivido tantos años. Tal desolación se hace evidente de ello, en las esquelas que normalmente se reparten en el momento de despedirse el duelo y de aquel ser querido, en la 76
Iglesia cuando el cura da su última bendición y puede justificarse tal tristeza más o menos. Y así como un homenaje de aquella persona que se va para siempre, del cual cierta versión se podría justificar tal como sigue: "De les entranyes de la meva mare vaig sortir nu, i nu me'n tornaré. El Senyor m'ho havia donat, I Eli m'ho ha tornat a prendre; Com li ha plagut, ha succeít. Sigui beneit el nom del Senyor." (Del Llibre de Job)
AL NOSTREPARE El pare está contení Perqué després de tant temps Som altre cop tots junts a casa. El pare está sol Perqué ens veus tant diferents I es troba molt distant. El pare está orgullos Perqué ja som tots grans i cadascú Tenim alguna cosa que li agrada. El pare está cansat El pare está de bona jeia Perqué ha plogut i aviat collirem. El pare, a taula, té la mirada fixa I el pensament distret, Com si volgué reteñir algún record. El pare se sent pare Ara que ve la tardor i som altra cop Tots junts a casa. Corro d'Amunt, 05/06/03 Joan Costa Oliveras 77