THE BOX DE RALPH ERSKINE En Lissma, Suecia. 1942

“THE BOX” DE RALPH ERSKINE En Lissma, Suecia. 1942 A la edad de 18 años, Ralph Erskine inició sus estudios de arquitectura. Siempre fue muy cuidadoso

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“THE BOX” DE RALPH ERSKINE En Lissma, Suecia. 1942 A la edad de 18 años, Ralph Erskine inició sus estudios de arquitectura. Siempre fue muy cuidadoso con el dibujo del entorno de sus proyectos y no dejaba nada al azar. Sin duda esto se debe a la influencia de la modernidad que en ese momento se forjaba en Europa con maestros como Alvar Aalto y Gunnar Asplund entre otros. Estas influencias atrajeron a Erskine hasta tal punto que decidió, en 1939, poner rumbo a Suecia con su mujer y construirse su propia casa. Un amigo les cedió amablemente el terreno, pero la elección del emplazamiento no fue casual, la parcela era extensa y contenía laderas boscosas. Erskine eligió un pequeño claro rocoso frente a tres árboles aislados. APROPIACIÓN DEL PAISAJE La casa gira en torno a una cuestión fundamental: ¿Cómo habitar un lugar de tal manera que la arquitectura pase a formar parte del entorno de una forma natural y lógica? La caja se apropia del paisaje mediante una serie de intercambios, desplazamientos y transformaciones entre la casa, los habitantes y el paisaje. 1. Intercambios con el lugar. La casa parte de una geometría y un volumen sencillos (el rectángulo y la caja). Pretende sintetizar en ellos su visión de cómo debe construirse la cabaña de la nueva arquitectura. Su compromiso con el paisaje se basa en el intercambio. La caja elevada. La primera decisión del arquitecto, tras la elección del emplazamiento, es la de elevar la caja del terreno.

Erskine plantea un objeto moderno que no tiene miedo a separarse de la huella donde se asienta para potenciar su autonomía formal y para protegerse de humedades y xilófagos. Pero se eleva del suelo para establecer un diálogo con él. Recorrido de llegada. Este desplazamiento plantea por si solo un recorrido alrededor de la casa, puesto que como la topografía no es llana, la fachada sur resulta demasiado elevada para ser accesible y hace inevitable que el ingreso se realice por la cara norte, con un escalón también desproporcionado. Entrar en la caja requiere su tiempo. Y de esta forma, espaciando el ingreso y generando un tránsito, se ponen en valor tanto la topografía como la propia caja. Además el ingreso a la casa cambia con el paso de las estaciones.

La materia del paisaje. Para separarla del terreno se vale de las piedras del entorno y conforma un basamento. Sobre este pódium descansa una estructura de madera muy sencilla a base de listones de la misma arboleda donde se dispone

Los cerramientos de las cuatro fachadas se realizan con la misma madera que la estructura, superponiendo capas al modo de la tradición constructiva sueca que aseguraba un correcto comportamiento frente al agua. Pero Erskine introduce un aspecto más trascendente, pues la caja presenta dos fachadas totalmente opuestas, la norte y la sur.

FACHADA SUR

FACHADA NORTE

Si en la más soleada se plantea una mayor separación, a modo de brisesoleil, para dejar pasar los rayos en invierno y protegerse en verano, en la fachada norte se proyecta una fachada que se va transformando junto con el paisaje. La cara norte de la caja se protege del clima extremo y de los duros inviernos mediante la disposición, en un marco de 70cm de profundidad, de una franja de almacenamiento de madera, que se irá quemando poco a poco en el interior hasta que pase el frío. La caja se deforma de una manera sutil conformando una ligera pendiente con el propósito de que la nieve solo se deslice cuando la cantidad de la misma sea excesiva, de tal forma que siempre quede una capa que actúe como aislante natural y de camino pueda aprovecharse parte de ella como agua útil en el interior de la casa.

2. Desplazamiento de actividades

A simple vista se trata de una actuación simple realizada con pocos medios económicos. Una cabaña de modestas dimensiones (6 x 3,6) y una única habitación. Estas dimensiones ajustadas responden a la voluntad evidente de generar una fuerte tensión entre paisaje y los habitantes, de tal forma que los límites, tan ajustados y controlados, de la misma se difuminan.

En el interior, dispuso las actividades básicas para habitar con necesidad de ser climatizadas mediante la chimenea. Resulta curioso descubrir que la casa no posee ningún tipo aseo ni equipamiento sanitario. Erskine acondicionó diversas zonas en este claro rocoso donde dispuso varios huertos para, cuando las condiciones climáticas lo permitían, poder abastecerse del paisaje cercano. Su compromiso con este modo de entender la arquitectura y el entorno fueron llevadas al extremo.

3. Transformaciones de la caja. Se organizaba en dos espacios separados por una chimenea singular; la sala de estar que se utilizaba a la vez como estudio y como dormitorio, y la cocina. Erskine proyectó la casa de tal forma que la escasez de espacio se convirtiera en virtud. Así la estancia principal se iba transformando según las necesidades. Tomó entonces un papel vital el mobiliario, el diseño de la cama y la cuna elevables.

Se podría pensar que sus escasas dimensiones harían de la casa un lugar poco versátil, pero no es así, pues un mismo espacio se convierte dependiendo de la necesidad, en casi cualquier cosa. Erskine diseño una cama suspendida del techo de tal modo que podía elevarse dejando libre todo el espacio central de la sala. Lo más interesante es que permitía girarla en la posición deseada puesto que poseía unas bisagras en el centro y convertirse en sofá. Además de tratarse de un regulador de la temperatura adecuada, cuanto más cerca del techo se disponía, más calor. Dependiendo de la posición presentada por el sofá podríamos saber en qué estación se encontraba.

El ventanal acristalado dispuesto a sur disponía de unos paneles que lo recubrían en las estaciones de mayor frío, puesto que el triple acristalamiento no era suficiente. Por lo tanto en estas épocas la vida de la caja en su interior giraba en torno a la chimenea. Durante los cortos veranos la caja vuelca su vida al exterior y se amplía de nuevo. Se transforma radicalmente junto con el paisaje que la rodea. No es por lo tanto un objeto autónomo e independiente.

La caja se afila en los bordes como podemos observar tanto en sección como en planta. Esta sutil operación tiene su razón de ser en la intención de que desde el exterior se perciba la caja como una máquina moderna y ligera, y

por otra parte para que desde el interior se perciba carácter de caja que encierra al paisaje en su interior.

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De esta pequeña casa podemos aprender que la arquitectura no es solo un objeto autónomo, sino que mediante separaciones, acercamientos o desplazando elementos se puede llegar a habitar un lugar de una forma más intensa y comprometida con el paisaje .Mediante todas estas apropiaciones, se consigue mantener un diálogo intenso con el paisaje. Estamos ante una cabaña que vive del paisaje, depende de él, y el propio entorno participa en ella de una forma activa y transformadora, de tal modo que si la observáramos en un instante congelado y aislada de este entorno, podríamos saber en qué estación del año se encuentra el lugar. Y todo esto con un elemento mínimo de arquitectura, sofisticado y preciso.

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