TRABAJADORES Y FORMAS DE TRABAJO EN LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO XVIII

TRABAJADORES Y FORMAS DE TRABAJO EN LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I Frcdencjuc LANGUE Ecole des Hautes Eludes en Sciences Sociales CERMA C

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TRABAJADORES Y FORMAS DE TRABAJO EN LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

Frcdencjuc LANGUE

Ecole des Hautes Eludes en Sciences Sociales CERMA CA TJ"N EJERCITO DE PARTICULARES QUE V3, del indio pobre al gran a r i s t ó c r a t a e s p a ñ o l " , tal fue, según H . H o w e , la composic i ó n sociológica de los mineros de Nueva E s p a ñ a . A fines del siglo X V I I I , las diferencias se van ahondando y el despreciado " b u s c ó n " o "cateador" llega a convivir con el moderno empresario. Entre las dos categorías de mineros existe, por consiguiente, una distancia infranqueable que hace de las minas mexicanas u n microcosmos sumamente polarizado desde los puntos de vista e c o n ó m i c o y social. Esa situación tiene que ver con las circunstancias de la m i n e r í a , con la i n certidumbre inherente a esa actividad (variación de la ley del mineral de plata, inundaciones, irregularidad en el abastecimiento de azogue, crisis agrícolas que repercuten en la m i n e r í a , etc.). De cada diez personas que emprenden actividades mineras, ocho pierden en ello fortuna y respetabilid a d . L a " m u l t i t u d d é l o s pobres", su labor de " h o r m i g a s " , su vagabundeo por las minas abandonadas y su dependencia de los rescatadores del mineral de plata llaman la atención de J u a n Lucas de Lazaga y J o a q u í n V e l á z q u e z de L e ó n , fundadores en 1777 de la institución representativa de los mineros novohispanos: el T r i b u n a l de M i n e r í a , el cual d i r i girían también. E n el otro extremo de ese mundo polarizado se encuentra el conjunto de los grandes mineros, representantes de una élite e c o n ó m i c a y social a la vez, consagrada a d e m á s por la HMex, X L : 3, 1 9 9 1

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FRÉDÉRIQUE LANGUE

corona española a través del otorgamiento de títulos nobiliarios. A h o r a bien, hay que tener en cuenta el hecho de que el t é r m i n o de " m i n e r o " tal como se entiende en la época colonial — y , sin que quepa la menor duda al respecto, en la r e g i ó n zacatecana— es ante todo, s i n ó n i m o de d u e ñ o de m i nas y , conforme avanza el siglo X V I I I , tiende a confundirse con la figura del "empresario" que controla la p r o d u c c i ó n de plata —desde la extracción hasta el beneficio, e incluso el transporte de la misma a la Gasa de Moneda de la ciudad de M é x i c o — y no vacila en realizar inversiones complementarias, ya sea en la tierra o en el comercio. Estos personajes son t a m b i é n los d u e ñ o s —los "mineros capitalistas", para retomar la expresión encontrada en las fuentes primarias— de esas empresas integradas en que se ocupa la nueva aristocracia del trabajo de las p o s t r i m e r í a s del siglo X V I I I : el obrero asalariado. T a l es la evolución que, a grandes rasgos, se registra en Zacatecas a fines de ese siglo. Racionaliz a c i ó n : tal es, en efecto, la palabra clave, y la m á s acertada para caracterizar la evolución de la m i n e r í a zacatecana, en especial en la segunda mitad del siglo X V I I I y, m á s precisamente, a partir de los a ñ o s 1770. Se trata de un proceso 1

2

fomentado por la política de exenciones fiscales que benefició a Zacatecas m á s que a cualquier otro centro minero de Nueva E s p a ñ a que se v e n í a desarrollando en varios planos: el primero de ellos, el de las inversiones (fundadas en estrategias encaminadas a proporcionar el control del conjunto de las actividades mineras y anexas en los placeres m á s productivos) y el segundo las condiciones de la prod u c c i ó n propiamente dicha ( r e d u c c i ó n del costo de producción en función de los insumos y t a m b i é n del factor rxi3.no 3

de obra) Este ú l t i m o punto nos lleva no sólo a considerar las formas de integración de los trabajadores de minas en el referido proceso productivo y sus condiciones de trabajo en 1

HOWE,

1 9 4 9 , p.

4 ; L A Z A G A y V E L Á Z Q U E Z DE L E Ó N ,

M O T A Y ESCOBAR, 1 9 4 0 , p . ^ LADD,

1976; LANGUE,

1 9 3 8 , pp.

26-27;

39. 1987.

^ P a r a u n enfoque del caso novohispano y , especialmente, el de G u a n a j u a t o , v é a s e B R A D I N G , 1 9 7 5 , p p . 1 7 9 y ss.

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las empresas formadas a fines del siglo X V I I I , sino t a m b i é n la respuesta de los mismos a los cambios, a las transformaciones experimentadas en ese sector clave de la e c o n o m í a col o n i a l , aunque es p r o b l e m á t i c o caracterizar a esa p o b l a c i ó n m i n e r a en t é r m i n o s de clase social. ¿ C ó m o se puede caracterizar entonces a los trabajadores de minas de Zacatecas a lo largo del siglo X V I I I , a d e m á s de la r e s t r u c t u r a c i ó n que afectó al sector minero en los ú l t i m o s decenios de ese siglo? ¿ C ó m o evolucionó su situación de hecho y en q u é elementos radicó su especificidad, no sólo en c o m p a r a c i ó n con otras regiones del virreinato sino t a m b i é n con otras zonas mineras de A m é r i c a ? Tales son las orientaciones de este trabajo, en el que intentamos sistematizar y sintetizar la i n f o r m a c i ó n recolectada en los archivos de M é xico y E s p a ñ a en el marco de una investigación dedicada a la formación y el desarrollo de las élites mineras locales. U l t i m a advertencia al respecto: si bien existen numerosos estudios acerca de los trabajadores de las minas de otras á r e a s de A m é r i c a —como, por ejemplo, del A l t o P e r ú — , sobre sus condiciones de vida e incluso sobre su productividad en sistemas de trabajo compulsivo, en cambio escasean, comparativamente, los estudios dedicados en particular a la mano de obra de las minas novohispanas, lo que q u i z á s apunte a una hipótesis fundada en la d o c u m e n t a c i ó n consultada: aquella que afirma que, por varios motivos que no nos corresponde analizar en este trabajo, el grado de integración de ese tipo de e c o n o m í a y de su sustento laboral pudo haber sido mayor y m á s efectivo en Nueva Espafía. 4

4

E l tema de los trabajadores de las minas novohispanas aparece tratado p o r lo general en obras referentes a e c o n o m í a regional; entre las pocas síntesis sobre el tema se encuentran los trabajos de VFJ.ASCO, 1 9 8 2 y 1 9 8 3 ; para u n a n á l i s i s b i b l i o g r á f i c o , v é a s e L A N G U E , 1 9 8 8 . E n í a v o r de esta h i p ó t e s i s e s t á el ejemplo del A l t o P e r ú , dado que las rebeliones registradas en esa r e g i ó n se p r o d u j e r o n en determinadas á r e a s en las que se dio la m a y o r p r e s i ó n sobre la " f u e r z a de t r a b a j o " — c o m o fue el caso de las minas y t a m b i é n de los obrajes—; O'PHFJ.AN* G O D O Y, Í 9 8 8 , p . 2 4 .

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E L CONTEXTO REGIONAL! UNA APROXIMACIÓN CUANTITATIVA

A d e m á s de los puntos mencionados anteriormente, dos aspectos exigen una mayor precisión a la hora de considerar el conjunto de problemas de la mano de obra y de las formas de trabajo imperantes en las minas zacatecanas: por una parte, la evaluación cuantitativa de esa fuerza de trabajo —en la medida en que las fuentes disponibles lo permitan— y, por la otra, el esbozo de la p r o d u c c i ó n local durante el siglo X V I I I ; dos factores í n t i m a m e n t e ligados que influyeron uno en el otro, a d e m á s de que determinaron el tipo de trabaj a d o r minero predominante en ese momento en las minas que nos interesan. Las variaciones concomitantes de la población en general y de la p r o d u c c i ó n local constituyen una constante característica de la historia de la región zacatecana desde el siglo X V I . U n a segunda característica, que se desprende de la primera, consiste en que la población zacatecana —en el á r e a territorial que corresponde a la de la intendencia, i n cluido el partido de Sombrerete— es una población flotante, caracterizada por su extrema movilidad. Cuando el p r e s b í t e r o A r l e g u i escribe "donde no hay plata no entra el evangelio", no hace sino dar cuenta de u n fenómeno m u y c o m ú n en toda la región zacatecana y en el norte del virreinato en general: el "eco sonoro de la p l a t a " , para retomar otra e x p r e s i ó n de ese cronista, determina los m o v i mientos demográficos y e c o n ó m i c o s de la región. N o podemos subestimar las migraciones basadas en factores de este tipo, ya que a veces implican desplazamientos de 12 000 a 20 000 personas, como en los casos de Bolaños y Catorce, respectivamente, y aun de 25 000, en el caso de Zacatecas, cifra que representa cerca de la m i t a d de la población de la ciudad. Por esta r a z ó n , es m u y arriesgado sugerir cifras en lo que respecta a la p o b l a c i ó n de las zonas mineras; adem á s , hasta fines del siglo, no existen censos fidedignos, y los que existen sólo reflejan el estado de la población en u n momento dado; el panorama puede resultar totalmente distinto 5

5

ARLEGUI,

1 8 5 1 , pp.

1 2 1 - 1 2 2 ; BRADING,

1 9 7 5 , p. 2 0 1 .

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

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al a ñ o siguiente. Como antes lo s e ñ a l a m o s , la población local es la que presenta una mayor movilidad que la novohispana en su conjunto; en otros t é r m i n o s , v a r í a y se desplaza al r i t m o de las bonanzas o periodos de auge de la producc i ó n minera. O t r a característica de la zona " m á s armoniosamente m e s t i z a " del norte mexicano —la e x p r e s i ó n es de W . J i m é nez M o r e n o — es la siguiente: la población i n d í g e n a se encuentra asentada casi en su totalidad en el sur del territorio que corresponde a la intendencia y se emplea fundamentalmente en haciendas de campo, que en su gran m a y o r í a abastecen las minas de granos o animales de t i r o . Todas las características mencionadas son factores que p e r m i t e n explicar la baja densidad de la región zacatecana —del orden de 0.3 hab./km -—, la cual tiene su origen no sólo en la r e p a r t i c i ó n preferencial (centros mineros) sino t a m b i é n en la extensión del territorio considerado. N o es nuestro p r o p ó s i t o detallar en este estudio la evolución de la p o b l a c i ó n local a lo largo del siglo X V I I I ; sólo s e ñ a l a m o s los datos imprescindibles para enfocar el conjunto de problemas relacionados con la mano de obra minera. E n esta perspectiva, hay que recordar que el cuadro demográfico de Zacatecas presenta u n a curva creciente durante el siglo X V I I I ; curva irregular, por cierto, ya que evoluciona en función de elementos tan diversos como la p r o d u c c i ó n minera, las epidemias o los a ñ o s de mala cosecha, elementos estrechamente relacionados entre sí. E n la segunda m i t a d del siglo ocurre u n f e n ó m e n o de especial interés para la trayectoria e c o n ó m i ca y social de la intendencia: la inversión casi a u t o m á t i c a de las curvas de p r o d u c c i ó n de los dos centros mineros, Zacatecas y Sombrerete, en lo que respecta a la plata de azogue, salvo en los primeros años del siglo X I X , cuando se registra una coincidencia favorecida por factores estructurales: cuando hay auge en Zacatecas, decae Sombrerete y viceversa. A s í , a fines de siglo, Sombrerete vive una bonanza y atrae la mano de obra estrictamente zacatecana hacia las m i 6

2

JIMÉNEZ MORENO,

1958,

pp.

99-100.

4"68

FRÉDÉRICMJE LANGUE 7

ñ a s de Pabellón o Veta Negra, propiedad de los Fagoaga. Los datos disponibles acerca de la ciudad de Zacatecas confirman la extrema movilidad de la p o b l a c i ó n urbana. L a p o b l a c i ó n de la ciudad llega a veces a disminuir hasta la m i tad de la cifra inicial en tan sólo unos meses —otro tanto puede decirse del Real de Fresnillo o de las grandes haciendas de beneficio no incluidas en el casco urbano—, por lo que esas cifras parecen reflejar sólo los movimientos de la p o b l a c i ó n que vive de las minas, aunque no forzozamente cerca de ellas: tenderos, buhoneros, arrieros, etcétera, lo cual explica t a m b i é n las diferencias existentes entre las fuentes demográficas consideradas. 8

Terminaremos la evaluación cuantitativa de la población minera subrayando las interacciones entre los distintos factores que influyen en la m i n e r í a local. C o m o se observa en la curva de p r o d u c c i ó n , ciertos "huecos" se deben no tanto a factores tecnológicos o estructurales (disponibilidad de azogue, rendimientos decrecientes en la extracción del m i neral de plata) como a las malas cosechas que influyen en la d i n á m i c a demográfica, y que provocan la e m i g r a c i ó n de la mano de obra o, en caso de crisis generalizada, las dificultades en el abastecimiento de las minas con m a í z o animales de t i r o , utilizados en las haciendas de beneficio de los metales o para llevar las barras de plata a la Casa de M o n e d a de la ciudad de M é x i c o . T a m b i é n influyen en las malas cosechas las epidemias que azotan la región con regularidad a lo largo del siglo. Esto sucede asimismo en otros centros mineros de la Nueva E s p a ñ a y contribuye a frenar la recuperación d e m o g r á f i c a o e c o n ó m i c a que se observa entonces en el virreinato. A h o r a bien, en el caso que nos interesa, la consecuencia directa importante de dichas interacciones es la d i s m i n u c i ó n de la mano de obra —o fuerza de trabajo— disponible, i n cluso si consideramos la existencia permanente de trabajadores independientes, individuos pobres conocidos con el ' H U M B O L D T , 1 9 7 8 , p . 1 6 9 , da la cifra de 6 a 9 personas por cada 8 km'; Í!

GKRHARD, LAXGUK,

1 9 6 2 , pp.

1 9 8 7 , vol.

¡.

37-39.

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4"69

n o m b r e de buscones o cateadores. T a l es la situación registrada en el caso de Zacatecas y Sombrerete —con un ligero desfase con respecto a las regiones mineras del centro del v i rreinato, como Guanajuato y Pachuca—, que son azotadas por epidemias en los a ñ o s de 1714, 1727, 1734 y 1736-1738 ( m a t l a z á h u a t l , tifo y colera); en 1761-1766 (tifo y viruelas); en 1768-1769 y 1772-1779 (tifo), y en 1779-1787 (viruelas). Los efectos de la c o m b i n a c i ó n de las epidemias con las crisis de subsistencia, aunque éstas sólo afecten regiones vecinas —como las de T i e r r a Caliente, proveedoras tradicionales de granos y bestias para las necesidades de las minas zacatecanas, insuficientemente cubiertas por las haciendas de campo locales—, son agravados por otro factor, determinante en varios planos en la historia de Nueva Galicia: la lejanía respecto a esas regiones. Recordemos que el relativo aislamiento de la Nueva Galicia —a pesar de la temprana utilización del llamado camino real de la plata que atravesaba la región zacatecana— es una constante de la historia local, tanto en lo e c o n ó m i c o como en lo político. Cualquier helada o sequía prolongada tiene como consecuencia el alza de los precios del m a í z , producto imprescindible para hombres y animales en Zacatecas. Este m a í z se encuentran encarecido, a d e m á s , por los costos de transporte de una región a otra. T a l fue el mecanismo de las grandes crisis del siglo X V I I I zacatecano: en 1709-1710, 1724-1725, 1730-1731, 1740¬ 1741, 1749-1750, 1759-1760, 1771-1772, 1780-1781, 1785¬ 1786, 1801-1802 y 1807-1809, de las cuales, las m á s nefastas fueron las de 1749-1750, 1785-1786 y 1808-1809. L a curva de las alcabalas, el indicador m á s conveniente de los intercambios (aunque no se cobraban sobre los productos directamente destinados a las minas), permite establecer que el precio general de los alimentos aumenta 50% entre 1760 y 1821 en la ciudad de Zacatecas, lo cual confirm a la i n t e r p r e t a c i ó n que se puede hacer de la curva de producción minera. Por las características antes s e ñ a l a d a s , la coincidencia de 9

9

NER,

ELHUYAR, 1972,

p.

1 8 2 5 , p. 96.

5 1 ; FLORESCANO y GONZÁLEZ,

1 9 8 3 , p.

72;

GAR-

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los factores que generan las crisis motiva la respuesta de las autoridades locales, mineros destacados en la m a y o r í a de los casos, poseedores de u n poder efectivo en el orden e c o n ó m i co y político. E n 1700, a ñ o de estancamiento de la producción tanto en Zacatecas como en Sombrerete, e m p e z ó u n largo periodo de sequía. E l cabildo de Zacatecas se r e u n i ó en presencia del corregidor Felipe de Otaduy y del minero S e b a s t i á n Correa, alférez mayor y alcalde ordinario. T a n severa era la falta de m a í z que el grano no llegaba n i a la misma ciudad de Zacatecas, para no hablar de las minas, cuyo trabajo q u e d ó entorpecido por la salida de los trabajadores en busca de su subsistencia. E n semejante situación, se multiplican las alusiones al problema de la mano de obra. E n 1734, las epidemias lo agravan de manera decisiva: indios y mestizos (29 y 55.1 % , respectivamente, de la población zacatecana a fines del siglo X V I I I ) mueren en una prop o r c i ó n mayor que los españoles (15.9% de la población de la Intendencia). Varios mineros aluden a este problema para explicar la escasa productividad que se registra en las minas locales así como las deudas c o n t r a í d a s con la Real Hacienda (especialmente en el CaSO del azogue, que se acost u m b r a b a fiar a los interesados). E n 1740, el presidente de la Audiencia de Guadalajara toma medidas para asegurar el abastecimiento de Zacatecas y de las provincias colindantes (Nueva Vizcaya), mientras los magistrados urbanos, m i neros de profesión, deciden reorganizar el pósito por cuenta propia. E n 1748, las cosechas de m a í z son casi inexistentes' al ano siguiente la carga vale 60 pesos cifra récord en la historia de los precios en Zacatecas. E n la región zacatecana reina la miseria' sin embargo tanto en Zacatecas como en Guanajuato los grandes hacendados contribuyen a cji_ie SO brevivan las minas' así el M a r q u é s del Jaral de Berrio m i nero de M a z a p i l al norte del territorio que corresponde a 10

11

la Intendencia y t a m b i é n de Guanajuato y San Luis Potosí manda traer granos de sus haciendas de cam. |30 cuando 1 0

I N A H , rollo 1, Zacatecas, Protocolos; r e u n i ó n del cabildo con fecha del 22 de j u l i o de 1702. A G N , Civil, 491(2); C A V O , 1852, i , p . 131 B . 1 1

¬

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lo exigen las circunstancias. N o obstante, las ú n i c a s m i nas que pueden mantener el nivel de p r o d u c c i ó n son las de los grandes empresarios, los que lograron diversificar sus i n versiones —a t r a v é s tanto de las minas como de las haciendas^ de beneficio y haciendas de campo, para no mencionar las actividades comerciales de algunos de ellos, con lo que lograron una verdadera " i n t e g r a c i ó n " , en la acepción moderna del t é r m i n o , del conjunto de sus actividades económicas. E n esos a ñ o s difíciles, el hambre se extiende hacia el norte, el trabajo se interrumpe en las minas y se observa incluso u n a e m i g r a c i ó n hacia la ciudad de M é x i c o , hecho de por sí excepcional, ya que las corrientes migratorias suelen orientarse hacia otros centros mineros. A l finalizar el a ñ o , los n u merosos trabajadores y mineros pobres —los buscones y cateadores que mencionamos al principio de este estudio—, y t a m b i é n los pegujaleros, a los que se suman los ya numerosos mendigos de la ciudad de Zacatecas, se refugian primero en Guanajuato y luego en Bolaños, donde empieza u n periodo de bonanza. C o m o consecuencia de la hambruna, el corregidor y juez de minas de Zacatecas toma en 1750 la i n i ciativa de suspender las corridas de toros, diversión m u y apreciada en la ciudad por todas las categorías sociales, con el fin de sacrificar los animales para el consumo de los trabajadores de minas, entonces refugiados en la ciudad y convertidos, según los casos, en vagabundos o mendigos. 13

14

L a d e p r e s i ó n de mediados de siglo resulta tan marcada en Zacatecas que numerosos rubros fiscales ya no son registrados en las cuentas de la Real Hacienda local y, simplemente, desaparecen de los registros. E n el a ñ o de 1760 confluyen varios factores: una crisis minera propiamente dicha (originada por la falta de azogue) y la p r o l o n g a c i ó n de la crisis agrícola de 1759-1760. E n esos años, según parece, tan sólo la ciudad de Zacatecas p e r d i ó de 25 000 a 40 000 habitantes

1 2

A G I , Guadalajara, 104: i n f o r m e de la audiencia de Guadalajara, 16 de septiembre de 1 7 4 1 ; A G N , Vínculos, 170. A H Z , Ayuntamiento, 59(8): acta del cabildo del 2 de agosto de 1750; A G N , Minería, 2. A H Z , Ayuntamiento, 59(8). 1 3

1 4

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FRÉDÉRIQUE LANOUE

—la m i t a d de su p o b l a c i ó n — , de los que vivían de las m i nas, a veces de manera indirecta, como los arrieros, viandantes, buhoneros, tortilleras, etcétera, de u n total de 50 000 personas, según la descripción de Juan Lucas de L a zaga —entonces regidor de la ciudad de M é x i c o , juez conta-dor de menores y albaceazgos, minero y hacendado de M a zapil— y del " p r i m e r minero del m u n d o " , artesano de la r e s u r r e c c i ó n de Zacatecas en el siguiente decenio, J o s é de la Borda. De los 112 reales de minas registrados en ese momento en Nueva Galicia, 42 estaban abandonados, inundados, asolados por los indios n ó m a d a s o, en el mejor de los casos, laboreados e s p o r á d i c a m e n t e por los buscones. E n cuanto a las haciendas de b e n e ñ c i o , h a b í a n pasado de 44 en 1732 a 37 en 1767; y sólo 7 de ellas estaban funcionando. Los obreros m á s calificados h a b í a n emigrado, aprovechando la bonanza de Bolaños, según las fuentes consultadas. El hecho de que la e c o n o m í a local descanse tradicionalmente en el empleo de una mano de obra asalariada libre resulta forzoso cuando se registran variaciones de la producción. U n a d e p r e s i ó n minera originada por factores estructurales, o simplemente rumores de bonanza provenientes de otro campo minero tienen como consecuencia el desplazamiento de la 15

16

rri3.no

de obra y del conjunto de la b l a c i ó n vinculada con la m i n e r í a , primero hacia los reales de 1 5

A G I , México, 2235: d e s c r i p c i ó n de J . L . de Lazaga y de J . de la B o r d a , 2 de n o v i e m b r e de 1767; unos a ñ o s antes, el antiguo c o r r e g i d o r de Zacatecas, T o m á s O r t i z de L a n d a z u r i , registra 150 reales de minas ( B R P , Miscelánea de Ayala, t o m o X , f. 132, 1— de n o v i e m b r e de 1764); B R A D I N G , 1969, p . 139; A G N , Reales Cédulas, 71(81). H a y que s e ñ a l a r que el f e n ó m e n o de desplazamiento de la m a n o de obra m i n e r a — y por lo t a n t o de intercambios de la fuerza de trabajo entre los distintos centros mineros novohispanos— se da no sólo en u n a r e g i ó n en p a r t i c u l a r , como se n o t a en Zacatecas ( c o m p l e m e n t a r i e d a d Zacatecas/Sombrerete), sino t a m b i é n en regiones vecinas o a veces lejanas ( B o l a ñ o s , G u a n a j u a t o ) o, en m e n o r m e d i d a , en el norte del v i r r e i n a t o ( D u r a n g o , Sonora, C h i h u a h u a ) ; por ese m i s m o efecto de o s c i l a c i ó n , B o l a ñ o s no tarda en decaer a consecuencia de inundaciones en sus m i n a s , y sólo s e r á restaurada en los a ñ o s 1770 por A n t o n i o de V i v a n c o , siguiendo u n proceso similar al que acababa de e x p e r i m e n t a r Zacatecas con J o s é de la B o r d a . Í B

ARLEGUI,

1851;

Río,

1971,

pp.

92-110.

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473

minas m á s cercanos —los de la intendencia, como Fresnillo, Sombrerete, M a z a p i l , Chalchihuites— y luego hacia regiones limítrofes —como Catorce, el Nuevo Reino de L e ó n . A s í sucedió en 1757 con el descubrimiento de las minas de la. Iguana, que atrajeron a los mineros de Zacatecas y Gua¬ najuato e incluso a los de Sonora y Chihuahua. De 1768 a 1788, a consecuencia de los nefastos años anteriores, se observa la presencia de trabajadores de Zacatecas, Fresnillo y Sombrerete, y t a m b i é n de Guanajuato y Durango, en Parral y en Cosihuiriachic (Sonora). Se trataba de trabajadores pertenecientes a todas las castas: en esa oportunidad h a b í a n emigrado tanto españoles como mestizos, mulatos e indios. 17

L a evolución cíclica de la mano de obra zacatecana se manifiesta de nuevo en los a ñ o s 1785-1786, aunque en menor m e d i d a que durante los años anteriores, ya que el nivel de la p r o d u c c i ó n se mantuvo relativamente alto. L a crisis de 1785-1786 fue sobre todo una crisis agrícola —el precio de la fanega de m a í z pasó de 16 a 40 reales en el territorio de la Intendencia—, prolongada por las epidemias. Durante esa crisis, la a c t u a c i ó n de los grandes mineros-hacendados fue decisiva, dado que se encargaron del abastecimiento y de la b ú s q u e d a de m a í z : en 1785, la p r o d u c c i ó n zacatecana hab í a disminuido 22% respecto al a ñ o anterior, para volver a subir al a ñ o siguiente; en 1787, la p r o g r e s i ó n anual fue de 3 0 % . A h o r a bien, en ese mismo a ñ o de 1787, los mineros zacatecanos se encontraron sin la correspondiente mano de o b r a y tuvieron que recurrir a la Gazeta de México para conseg u i r obreros, procedimiento excepcional, pero que indica la a m p l i a difusión de ese tipo de impresos entre los mineros de la Nueva E s p a ñ a . 18

O t r o aspecto importante de las crisis son las rebeliones populares, las cuales son acalladas a veces con la organizac i ó n de procesiones; así o c u r r i ó en Zacatecas en 1786, con 1 7

18

CAVO,

1 8 5 2 , p.

1 4 1 B ; ALATRISTE,

1 9 8 3 , p.

93.

Gazeta de México, n ú m . 1 7 , 1 2 de septiembre de 1 7 8 6 y n ú m . 2 3 , del 5 de d i c i e m b r e de 1 7 8 6 . E n 1 7 8 6 , 6 0 0 0 personas m u r i e r o n en G u a d a l u pe, b a r r i o m i n e r o de Zacatecas y en Sombrerete; epidemias y h a m b r e p r o v o c a b a n m á s de 1 5 decesos diarios, s e g ú n la Gazeta del 2 2 de n o v i e m b r e de 1 7 8 5 .

474"

FRÉDÉRIQ_UE LANGUE

el paso de la V i r g e n de la Bufa. E n 1808, no obstante, trabajadores y "gente de m i n a s " se rebelan en Sombrerete y las casas de los ricos de la villa son saqueadas; lo mismo sucede en M a z a p i l y en Nieves. L a siguiente crisis, la de 1808-1810, c o n t r i b u y ó en gran medida a resquebrajar permanentemente las e c o n o m í a s m i neras de los grandes centros como Zacatecas o, por ejemplo, Guanajuato, al originar una suspensión parcial o total del trabajo en las minas y haciendas de beneficio. Sin embargo, hay que subrayar que la excepcional r e c u p e r a c i ó n de la m i n e r í a zacatecana —de la " i n d u s t r i a m i n e r a " — en la segunda mitad del siglo X V I I I p e r m i t i ó que se compensaran los efectos sociales y demográficos de la crisis de subsistencia. C o n excepción de la rebelión de Sombrerete en 1808, no se registraron protestas populares importantes. Nunca se vio en Zacatecas una m u l t i t u d de pobres y mendigos parecida a la de Guanajuato en 1785-1786 y tampoco se registraron conflictos sociales constantes o prolongados en las minas. 19

Creemos que esa relativa tranquilidad de la región zacatecana se relaciona en gran medida con la efectividad lograda en ese momento por los grandes complejos económicos, con la i n t e g r a c i ó n realizada en ese campo de la p r o d u c c i ó n , esto es, con el control de todas las fases de la p r o d u c c i ó n , y con su marcada complementariedad (minas-tierras-comercio), t é r m i n o de una evolución esbozada en Zacatecas desde fines del siglo anterior, cuando las haciendas se convirtieron en "unidades e c o n ó m i c a s y sociales" en u n periodo de descenso de la p r o d u c c i ó n minera. Así, el Conde de San Mateo V a l p a r a í s o , su h o m ó l o g o , el Conde del Valle de Súchil, para mencionar los ejemplos m á s significativos y constantes, y el M a r q u é s del Jaral de Berrio, d u e ñ o s no sólo de minas sino t a m b i é n de grandes latifundios, fueron capaces de asegurar la subsistencia de los centros urbanos regionales durante los periodos de crisis, asumiendo o reforzando el papel de instituciones urbanas tales como el pósito y la a l h ó n d i g a , tradicionalmente encargados de la r e g u l a c i ó n del abastecimiento de granos de las ciudades. En 1763, el Conde del Valle de 1 9

ARLEGUI,

1851,

p.

124.

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

475

S ú c h i l da sustento a las cincuenta familias de la Nueva B i l bao, centro urbano creado a iniciativa suya pocos años antes; y el M a r q u é s del Jaral, minero-hacendado no sólo de Zacatecas (Mazapil) sino t a m b i é n de San Luis Potosí (Guad a l c á z a r ) , controla desde los a ñ o s cincuenta el abastecimiento de carnes y granos de Guanajuato y San Luis Potosí, conocido entonces con el nombre de "socorro general de carnes y semillas". E n el marco de esta hipótesis, encaminada a señalar el papel preponderante de los poderosos locales m á s que de las instituciones urbanas, h a b r í a que insistir en el hecho de que los grandes mineros y hacendados —las " d i n a s t í a s " locales— controlan sin excepción alguna, en u n momento u otro de su " c a r r e r a " , el abastecimiento de las grandes minas y centros urbanos (abasto de carnes y candelas, rastro) con la t á c i t a a p r o b a c i ó n del cabildo zacatecano, integrado en gran parte por los representantes de la m i n e r í a local. Y la org a n i z a c i ó n del trabajo y su evolución a lo largo del siglo X V I I I forma parte t a m b i é n de ese f e n ó m e n o de racionalizac i ó n de la m i n e r í a local. 20

L A ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO. UNA RACIONALIZACIÓN Y UNA ESPECIALIZACION CRECIENTE

Por lo general, en la historiografía americanista se suele considerar al p e ó n de minas, al obrero, si nos referimos a las p o s t r i m e r í a s del siglo X V I I I , como u n trabajador explotado, retenido en la m i n a o en la hacienda de beneficio por la acum u l a c i ó n de deudas c o n t r a í d a s en la célebre tienda de raya. E n realidad, hay que s e ñ a l a r que esta descripción, al menos en lo que se refiere a Zacatecas, corresponde m á s al campo que a las minas. Sin poner en tela de juicio en este estudio 2 0

C H E V A L I E R , 1976, p p . 351 y ss.; A G I , Indiferente, 1506: R e l a c i ó n de m é r i t o s del C o n d e del V a l l e de S ú c h i l , 18 de m a y o de 1768; A G N , Vínculos, 170: R e a l C é d u l a de c o n c e s i ó n del t í t u l o n o b i l i a r i o del M a r q u é s del J a r a l de B e r r i o , 18 de d i c i e m b r e de 1774, f. 7; A H Z , Ayuntamiento, 48(4) y 57(46): sobre l a a c t u a c i ó n del C o n d e de San M a t e o en los a ñ o s 1740.

476

FRÉDÉRIQ_UE LANGUE

la validez de tal imagen -—como lo señalamos anteriormente, las fuentes relativas a "los de abajo" escasean, lo que d i ficulta el análisis de este tema—, hay que tener en cuenta la peculiaridad de la mano de obra empleada en las minas del norte de Nueva E s p a ñ a , especialmente en Zacatecas. Se trata, en efecto, de una mano de obra asalariada libre, y ello desde el siglo X V I ; y, a d e m á s , de una población mestiza en u n 75% , a d e m á s de la llegada constante de colonos atraídos por el espejismo de la plata. Estas dos características, íntimamente ligadas entre sí, explican en cierta medida la estructura organizativa del trabajo en las minas zacatecanas. S e g ú n u n documento de 1781 sobre el conjunto de las m i nas de Zacatecas y no sólo sobre el casco urbano y sus alrededores inmediatos, el 8.9% de los trabajadores de m i nas eran españoles (capataces, por lo general, o encargados de tareas específicas), el 28.6, eran indios, el 47.8 mestizos y el 14.7% mulatos. E n las haciendas de beneficio, los porcentajes respectivos eran los siguientes: 14.5% de españoles, 33 de indios, 30.9 de mestizos y 22.1 de mulatos. En cambio, en las haciendas de campo, estancias y ranchos, las proporciones eran distintas y reflejan t a m b i é n la mayor movilidad de la población mestiza y mulata de la región considerada: el 15% de los trabajadores de campo, de las fincas rurales inmediatas a Zacatecas, eran españoles (no se precisa si nacidos en la P e n í n s u l a o en A m é r i c a ) , el 44.5, indios, el 16.1 mestizos y el 20.4 mulatos; el 4 % restante era de castas " i n d e f i n i d a s " . 21

E n estas condiciones, resulta u n tanto difícil hacer una e v a l u a c i ó n precisa del n ú m e r o de trabajadores empleados en las minas zacatecanas. H u m b o l d t calcula que en 1804 hab í a una cifra de 28 000 a 30 000 personas clasificadas en varias categorías, según la herramienta y el grado de especialización que interviene en las "empresas" de esa época:

2 1

JIMÉNEZ

MORENO,

1958,

p.

99;

HUMBOLDT,

1978,

p.

48;

M E N D I Z Á B A L , 1 9 4 6 , " C o m p e n d i o H i s t ó r i c o de Zacatecas", p p . 1 1 3 - 1 1 9 ; R í o , 1 9 7 1 , p p . 9 2 y ss.; v é a n s e t a m b i é n los trabajos de POWELL, 1 9 7 8 y W E S T , 1 9 4 9 ; A H Z , Ayuntamiento, 2 2 ; y u n contraejemplo andino para l a m i s m a é p o c a en T A N D E T E R , 1 9 8 1 , p . 5 1 2 .

LAS MINAS ZACATECANAS OEL SIGLO X V I I I

477

barreteros, tenateros, barrenadores, faeneros, etc.; M i g u e l O t h ó n de M e n d i z á b a l distingue hasta 14 categorías de trabajadores de minas y 21 para las haciendas de beneficio, lo que corresponde, grosso modo, a las categorías que pudimos establecer a partir de los documentos originales. El grado de especialización h a b í a progresado j u n t o con la diversificación y l a división de las tareas; así, por ejemplo, se perfeccionaron los malacates y se difundió el uso de la pólvora para ahondar galerías; se multiplicaron los azogueros, encargados del amalgamado del mineral (la plata de azogue representaba por lo menos el 85% de la plata producida en Zacatecas y, a veces, m á s de 90, según el real de minas considerado), y los guardaminas y veladores, cuya labor consistía, como lo indica su nombre, en vigilar las minas y haciendas de beneficio para evitar en especial el robo del mineral (aunque m u chos mineros toleraban que sus trabajadores vendiesen el m i n e r a l así s u s t r a í d o a refinadores independientes o a los rescatadores). Los malacateros, sogueros y revoltureros —o lavadores— i n t e r v e n í a n como lo indican sus nombres en las diversas etapas del proceso de beneficio. Y t a m b i é n eran necesarios arrieros, carpinteros y herreros, encargados de mantener los instrumentos de trabajo o de cuidar los animales de tiro. L a visita del perito a l e m á n Federico Sonneschmid ofrece una perspectiva inédita, sobre todo desde el p u n t o de vista de la sociología y de la cultura de la mina, de las condiciones de trabajo que predominaban en la región a fines del siglo X V I I I . Por ello, a d e m á s de las evaluaciones d e m o g r á f i c a s que presentamos anteriormente parece ser que debemos i r m á s allá de los cálculos de H u m b o l d t E n efecto algunos informes de la época señalan que en la sola intendencia de Guadalajara se empleaban en las minas a 6 000 personas y el ú n i c o real de minas de gran importancia era el de B o l a ñ o s ' en las provincias de Sonora-Sinaloa se empleaba a cerca de 14 800 personas* en Zacatecas (intramuros esto es sin contabilizar la población de las grandes 2 2

" A H Z , Ayuntamiento, 33; M E N D I Z Á B A L , 1946, ' " M i n e r í a y m e t a l u r g i a mexicanas",

p p . 36 y ss.; G A M B O A , 1 7 6 1 , p . 497; L Ó P E Z M I R A . M O N T E S ,

1975, p p . 18-19 (ejemplo de B o l a ñ o s ) .

478

FRÉDÉRIQIJE LANGUE

minas ubicadas en la periferia de la ciudad y en Fresnillo, Sombrerete y Mazapil) se calcula que vivían de las minas de 6 000 a 7 000 personas, como evaluación m í n i m a . N o olvidemos que durante los periodos de decadencia de la minería local, la ciudad p e r d í a la mitad de su p o b l a c i ó n , como lo subrayaron J o s é de la Borda y Juan Lucas de Lazaga, lo cual nos hace llegar a la conclusión de que, en realidad, al menos la mitad de la población local —es decir, de 20 000 a 25 000 personas— ejercía actividades relacionadas con la m i nería: no sólo operarios sino t a m b i é n comerciantes, tenderos, viajantes, arrieros, rescatadores, carpinteros, etcétera. 2 3

E n esta perspectiva, los datos suministrados por Hum¬ boldt deben de referirse m á s bien a la mano de obra empleda en las grandes empresas mineras de fines del siglo X V I I I , una mano de obra permanente que formaba parte del fenómeno de c o n c e n t r a c i ó n y r e s t r u c t u r a c i ó n de las actividades mineras característico del ú l t i m o tercio del siglo. L a sola m i n a de Quebradilla, laboreada por J o s é de la Borda en los a ñ o s 1770, contaba con 2 550 operarios -—sin contar los "ocasionales", en caso de descubrirse u n a nueva veta—; 1 415 mineros de fondo (45 capataces, 1 172 barreteros y peones y 108 tenateros) y 1 135 obreros en la superficie (32 capataces, 144 malacateros, 55 peones encargados de los animales de tiro, 95 herreros, 7 carpinteros, 645 revoltureros, 127 en el patio de desecho y 30 albañiles). L a producción de la Quebradilla, no por casualidad llamada la " V a lenciana de Zacatecas", haciendo alusión a la célebre m i n a de Guanajuato, representaba el 39% de la p r o d u c c i ó n zacatecana (Caja Real de Zacatecas). L a hacienda de beneficio del Conde del Valle de Súchil —ubicada en los límites de la intendencia de Zacatecas con la de Durango— ocupaba a 2 000 peones. E n Guanajuato, los obreros empleados en las minas de la Valenciana y de Rayas eran 4 000. E n Sombrerete, las minas del P a b e l l ó n , propiedad de los Fagoaga y, so-

2 3

FLORESCANO

y G I L , 1976,

p.

130 y

1976a,

pp.

143-149;

RIVERA

BERNÁRDEZ, 1889, püsswi; A G I , México, 2235: d e s c r i p c i ó n de J o s é de l a B o r d a y J u a n Lucas de Lazaga al M a r q u é s de C r o i x , 2 de n o v i e m b r e de 1767; A M A D O R , 1892, t o m o 1, p . 568.

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

b r e todo, del M a r q u é s del Apartado, "sostienen este real de minas [como lo subraya el franciscano M o r f i ] , los d e m á s particulares que las trabajan son unos pobres pegujaleros que apenas se mantienen esperando alguna bonanza". Esas minas empleaban 611 operarios, y da hacienda de beneficio de Santo Cristo de Lezo, 257. Fuera de las grandes minas, la situación era m u y variable: u n a m i n a p o d í a contar con t a n sólo unos cuantos trabajadores —cuatro ú n i c a m e n t e cuando se q u e r í a evitar u n denuncio— o bien u n centenar, ocasionales o permanentes; el promedio en el a ñ o de 1780, tanto para las minas como para las haciendas de beneficio, fue de unos 40 a 50 operarios. 24

Los trabajadores de minas, especialmente en las empresas de fines del siglo, laboraban bajo el control de los llamados capitanes de mineros o barreteros — s e g ú n la composición de la tanda o cuadrilla— o de los mayordomos, quienes dep e n d í a n a su vez de u n administrador. Los grandes mineros sólo excepcionalmente dirigían en persona su empresa y pref e r í a n delegar sus poderes en u n administrador o apoderado, que t a m b i é n era el encargado de pagar el quinto por la plata producida en la empresa. Las condiciones de trabajo, m u y distintas según el empleo efectuado, h a c í a n que los trabajadores mineros sólo permanecieran unos cinco o seis a ñ o s en u n a "especialidad", sobre todo los barreteros, que t e r m i n a r o n trabajando con la p ó l v o r a , los azogueros y los leñ a t e r o s —cuyo trabajo consistía en cargar bolsas de mineral de 225 a 350 libras bajo temperaturas m u y altas. Esos trabajadores que d e s e m p e ñ a b a n su oficio en condiciones difíciles y penosas cambiaban de o c u p a c i ó n con frecuencia en el complejo productivo integrado por las minas y las haciendas de beneficio. 25

E n cuanto a las remuneraciones, éstas variaban de u n real de minas a otro; sin embargo, la m i n e r í a generaba i n 2 4

la

M O R F I , 1 9 5 8 , p . 3 5 1 A ; A G I , México, 2 2 1 4 y 2 2 3 5 : Revillagigedo a c o r o n a , 3 de m a r z o de 1 7 9 1 ; B R A D I N G , 1 9 7 5 , p . 2 7 8 ; A H Z ,

Ayuntamiento,

7 4 ( 4 8 ) ; FLORESCANO y G I L , 1 9 7 6 , p p . 3 2 - 4 0 ; M E N D I Z Á B A L ,

1946,

" C o m p e n d i o h i s t ó r i c o de Zacatecas",

1983,

pp. 2 5 7 - 2 6 8 ; HADLEY, 1 9 7 5 , pp.

2 5

p p . 1 6 0 y 2 0 7 ; VELASCO,

190-192.

V é a s e al respecto las observaciones de H L Í M B O L D T , 1 9 7 8 , p . 4 9 .

480

FRÉDÉRIQ_UE LANGUE

gresos importantes para todos y c o n v e r t í a a los simples obreros encargados de realizar excavaciones (cavadores, según la t e r m i n o l o g í a usual) o a los dinamiteros (operarios altamente especializados) en una suerte de "aristocracia del trabajo", a pesar de que las oportunidades de acceso mediante el ejercicio de esa actividad a las capas superiores de la sociedad novohispana fueran m í n i m a s . Los salarios abonados en Zacatecas oscilaban entre 8 y 12 pesos mensuales, de acuerdo con la especialidad, lo que corresponde a u n salario m í n i mo diario de 2 reales, aunque éste p o d í a alcanzar 5 o 6 reales en el caso de los trabajadores m á s especializados, y ello ya desde 1725; en cualquier caso, u n trabajador de minas ganaba m á s que un trabajador del campo. E l arreador, cuyo o ñ c i o consistía en hacer trabajar las m u í a s y caballos de los malacates y cuidarlos, sólo recibía 3 reales diarios; en cambio, u n cohetero —cuya tarea era m u y delicada, dado que t e n í a que hacer uso de la dinamita para cavar tiros o galer í a s — recibía 7 reales, u n azoguero —oficio que exigía ciertos conocimientos técnicos— 12 y u n administrador en la c ú s p i d e de la j e r a r q u í a minera, 16, mientras que el peón de hacienda de campo tan sólo ganaba real y medio o, cuando mucho 2 reales m á s uno o dos almudes de m a í z y 2 o 3 les de carne por semana. E n el de los trabajadores de minas conviene tomar en cuenta t a m b i é n una remuneración adicional, en mineral: el denominado partido, así llamado en oposición al tequio que era la cantidad que se tenía que sacar diariamente para el d u e ñ o de la m i n a ' y de manera general las remuneraciones eran m á s elevadas para los trabajos de superficie es decir en las haciendas de beneficio 26

27

En cuanto a la evolución de los salarios a lo largo del siglo la misma resulta, en el caso zacatecano, poco significativa: en 1734, los salarios abonados en la mina San Eligió o en la Roldanera, propiedades de Gregorio Zumalde, se aproximaban a los 4 o 5 reales diarios y no diferían mucho

XVIII,

2 6

A G N , Minería, A G N , Minería, de a b r i l de 1 7 7 4 .

5 8 ; B R A D I X G , 1 9 7 4 , p. 6 1 9 . 5 8 : i n f o r m e de los oficiales reales de Sombrerete, 2 5

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO XVTII

de los salarios que se abonaban en las grandes empresas de F e r m í n de Apezechea o de los Fagoaga a fines del siglo. Verdadera institución arraigada en la costumbre local, el salario era defendido como tal por los operarios. El caso m á s significativo de esa actitud se dio en los a ñ o s 1740, en las m i nas de Eusebio S á n c h e z de Ocampo: las reivindicaciones formuladas por los operarios se tradujeron en la práctica en la p a r a l i z a c i ó n casi total del laboreo de la mina San Nicolás. C o n ese tipo de reivindicaciones en defensa del salario, en Zacatecas, como en otras ocasiones (la m á s significativa fue la c r e a c i ó n del T r i b u n a l de M i n e r í a y de sus diputaciones locales, que en la región no constituyeron sino una oficializac i ó n de las representaciones ya existentes desde la segunda d é c a d a del siglo X V I I I ) , se h a b í a anticipado una evolución j u r í d i c a ulterior (las ordenanzas de m i n e r í a ) que iba a reafirm a r la existencia legal del salario. 28

A h o r a bien, el interés del trabajo en las minas residía a todas luces en esa verdadera " i n s t i t u c i ó n " y costumbre a la vez, ese acicate por excelencia que h a b í a llegado a ser el part i d o ; hasta tal punto que, cuando u n minero q u e r í a "poblar u n a m i n a " para evitar u n posible denuncio de la misma, la daba " a p a r t i d o " a los cuatro barreteros previstos por la legislación {Recopilación de las Leyes de las Indias, título 19 del l i bro I V ) , los cuales vivían de lo que e x t r a í a n . Esta situación

2 8

M O T A Y ESCOBAR, 1 9 4 0 , p . 2 0 8 ; A G I , Guadalajara, 1 9 0 : cuadernos de l a visita del c o r r e g i d o r Felipe R o d r í g u e z de la M a d r i d , 2 4 de enero de 1 7 4 6 ; A G N , Minería, 1 3 9 ( 2 ) : varios cuadernos de la M e m o r i a de la m i n a San E l i g i ó , por D o m i n g o S á n c h e z , 1 7 3 4 ; B R A D I N G , 1 9 7 5 , p . 2 0 2 ; A L A TRISTE, 1 9 8 3 , p . 9 7 ; M E N D I Z Á B A L , 1 9 4 6 , " C o m p e n d i o h i s t ó r i c o de Zacatecas'', p p . 1 6 0 - 1 6 1 ; G A R N E R , 1 9 7 1 , p . 1 1 7 , encuentra salarios que super a n el p r o m e d i o c o m ú n registrado en las minas m e d i a n a m e n t e p r o d u c t i v a s , c o m o San A n t o n i o , Soledad y V i z c a í n o s ; la e x p l i c a c i ó n p o d r í a ser la siguiente: q u i z á s se t r a t ó de u n a " a s o c i a c i ó n " entre operarios y d u e ñ o s de la m i n a , p r á c t i c a relativamente frecuente en Zacatecas, en otros t é r m i n o s , de u n a p a r t i c i p a c i ó n directa de los trabajadores de m i nas en los beneficios sacados de la venta del m i n e r a l . A H Z , Notarías, 4 4 3 ( 1 2 ) y 4 3 6 ( 1 2 ) para las minas de J u a n Alonso de la C a m p a : M e m o r i a de l a m i n a de L a C r u z , por Francisco J a v i e r O r t i z , 1 7 4 5 ; A G I , México, 6 9 4 A : el alcalde J u a n T o m á s de B a l d e r r a m a al visitador, Sombrerete, 1 3 de n o v i e m b r e de 1 7 4 0 .

482

FRÉDÉR.IQUE LANGUE

u n tanto confusa p e r d u r ó hasta los años 1770 y, en ú l t i m o caso, hasta la creación del organismo directivo de la m i n e r í a novohispana, el T r i b u n a l de M i n e r í a (1777), y la publicación de las ordenanzas de minas, cuando la prosperidad econ ó m i c a y la legislación contribuyeron a eliminar los enfrentamientos entre mineros y la p r o p e n s i ó n al acaparamiento de minas. C o m o es lógico, la bonanza implicaba una p r o d u c c i ó n creciente, tanto para el d u e ñ o como para los rescatadores, quienes compraban el partido a los operarios beneficiarios de esa p r á c t i c a ; de a h í los repetidos intentos de los mineros ( d u e ñ o s de minas) por suprimir el partido; acusaban a los rescatadores de enriquecerse de manera "desleal", a expensas suyas. T a l fue el caso en varias ocasiones en Zacatecas; y lo mismo sucedió en los centros mineros n o r t e ñ o s , como Santa Eulalia (1720-1730). Asimismo, la r e d u c c i ó n drástica del partido en las minas del Conde de Regla en Real del M o n t e (1766) dio origen a la rebelión minera m á s importante del siglo — r e p r i m i d a por el visitador J o s é de G á l v e z — , sobre todo porque esa r e d u c c i ó n corrió pareja con una dism i n u c i ó n de los salarios (de 4 a 3 reales). 29

Con todo, en Zacatecas nunca se registraron rebeliones de ese tipo — al menos según los documentos a los que tuvimos acceso—, aun cuando J o s é de la Borda logró conseguir la e l i m i n a c i ó n del partido en la mina y hacienda de beneficio, de Quebradilla, a m é n de una reducción de los salarios de 6 a 4 reales —compensada relativamente por la entrega a los operarios de m a í z , carne, etc., siguiendo en esto el funcionamiento de las haciendas de campo, en las que ese tipo de rem u n e r a c i ó n , por lo general complementaria, adicional, era m u y corriente—, y a pesar de que viajeros y cronistas, funcionarios reales, h a b í a n subrayado la indocilidad y el carácter belicoso de los zacatecanos, incluso sus "tendencias delictuosas". ¿ M a y o r habilidad de los mineros zacatecanos? C o n la s u p r e s i ó n del partido, J o s é de la Borda logró reducir los costos de p r o d u c c i ó n en u n 2 5 % , sin tener que enfrentar problemas similares a los que se plantearon en Guanajuato VEI.ASCO,

1 9 8 3 , pp.

292-293.

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

483

(en Rayas en 1774 y en la Valenciana en 1790, aunque, poco a poco, estas minas lograron suprimir el partido, si b i e n con u n costo social inicial m u y elevado) y, sobre todo, en Real del M o n t e . Cabe recordar al respecto que los costos de p r o d u c c i ó n eran m u y variables, según las condiciones de extracción y beneficio y los recursos financieros de que d i s p o n í a n los m i neros para tal efecto. Conforme a los cálculos de H u m b o l d t , t a n sólo el costo de la mano de obra p o d í a ascender al 75% del costo total de p r o d u c c i ó n , lo cual comprobamos en el caso zacatecano. N o obstante, otra e v a l u a c i ó n , realizada precisamente en Zacatecas en 1801 en las minas y haciendas de beneficio de F e r m í n de Apezechea —a petición, hay que s e ñ a l a r l o , del T r i b u n a l de M i n e r í a — bajo la supervisión del oficial real J o s é Monter, p e r m i t i ó llegar a una a p r o x i m a c i ó n de esos costos en u n momento clave en lo que respecta al abastecimiento de azogue (deficitario en extremo) y, por ende, en u n periodo de b ú s q u e d a en que la rentabilidad era ó p t i m a para los empresarios. De acuerdo con esa aproximac i ó n , en el procedimiento de beneficio mediante azogue —el m á s adecuado para la composición m i n e r a l ó g i c a del mineral zacatecano—, el costo de la mano de obra ascendía al 1 7 . 1 % del costo total (mano de obra, insumos, azogue, etcétera), mientras que, con el beneficio mediante fuego, esa cifra se r e d u c í a al 13.5%. Contrariamente a la situación registrada en las minas la mano de obra empleada en las haciendas de beneficio representaba como m á x i m o la cuarta parte de los egresos contabilizados. E n Zacatecas, por ende, el costo de la mano de obra afectaba no tanto la p r o d u c c i ó n misma (aunque q u i z á s la situación resulte distinta en otros centros mineros del virreinato) sino las condiciones de vida de los operarios. E n el caso que nos ocupa los principales gastos p r o v e n í a n de las materias primas insumos y animales de t i ro, lo que explica las inversiones realizadas por los grandes empresarios zacatecanos en las haciendas de campo E n fin en las plantas de F e r m í n de Apezechea entre las de mayor rendimiento del momento casi el 2 2 % del valor total de la p r o d u c c i ó n se invertía en el beneficio de los minerales (Se puede pensar entonces que la " r a c i o n a l i z a c i ó n " de los eos-

FRÉDÉRIOJJE LANGUE

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tos de p r o d u c c i ó n —sobre todo en el difícil contexto de 1801, cuando escasearon las remesas de azogue— h a b í a sido llevada a í extremo por los interesados.) Ese cálculo, realizado conjuntamente por Apezechea y el oficial real, cobra por lo tanto u n valor oficial, comprobado por informes posteriores. A h o r a bien, sólo la variación de la ley del mineral podía autorizar variaciones de costos, cuando se trataba de minerales de otra calidad, m á s aptos para el procedimiento de la fusión. Para comprender mejor la situación del trabajador de m i nas de Zacatecas, no carece de sentido compararla con la existente en Real del M o n t e , centro minero que experimentó ciclos de prosperidad y d e p r e s i ó n similares a los de Zacatecas; a d e m á s , la estructura de las grandes empresas de fines del siglo era casi la misma. En esa perspectiva, las rebeliones de 1766-1767 p a r e c e r í a n reflejar el desequilibrio que se produjo en ese campo minero entre la o r g a n i z a c i ó n del trabajo y las aspiraciones de la gente de minas y, conforme a esta h i p ó t e s i s , esas rebeliones fueron en gran parte "reacciones en contra de las innovaciones promovidas por la administración colonial o por las empresas mineras privadas". E n todo caso, resulta difícil interpretar la r e d u c c i ó n de los costos de p r o d u c c i ó n , ya que —salvo excepciones, como la mencionada antes— no disponemos de cuentas detalladas. L a situación de la mano de obra constituía uno de los factores enjuego, j u n t o con la d i s m i n u c i ó n del precio del azogue, en sus dos aspectos fundamentales: la r e d u c c i ó n del salario abonado (de 4 a 6 reales diarios) y la s u p r e s i ó n (tal vez definitiva) del partido. E n las empresas de J o s é de la Borda, el partido llegaba a representar la doceava parte del mineral e x t r a í d o ; en cambio, en las propiedades mineras de M a n u e l de R é t e g u i —otro destacado empresario de fines del periodo colonial— a s c e n d í a a la s é p t i m a parte de la plata sacada de las minas y, en las minas de los Fagoaga, a la octava parte. L a supresión del partido equivalía a una r e d u c c i ó n de los costos de p r o d u c c i ó n del 2 5 % , aproximadamente. 30

3 0

H U M B O L D T , 1978, p . 354 A (caso de la V a l e n c i a n a en Guanajuato);

485

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Q u i z á s t a m b i é n sea necesario considerar otra explicación de la relativa pasividad mostrada por los operarios de José de la Borda: el hecho de que las minas y haciendas de beneficio del empresario no estaban emplazadas en u n mismo lugar, a diferencia de las propiedades del Conde de Regla. E n Real del M o n t e , como consecuencia de esa situación, los obreros rebeldes estaban concentrados en la Veta V i z c a í n a s y sus anexos, lo que sin duda alguna facilitaba los intentos de o r g a n i z a c i ó n frente a las pretensiones del d u e ñ o del l u gar. Ahora bien, con el aumento de las dimensiones de las empresas mineras, el trabajo en las minas y haciendas de beneficio había cobrado en ciertos casos rasgos de una "relac i ó n de p r o d u c c i ó n " , lo cual era m u y distinto a lo que ocur r í a en las p e q u e ñ a s minas zacatecanas, donde el trabajo se asemejaba m á s bien a una asociación entre el minero d u e ñ o de la mina y sus operarios. Por esta r a z ó n , a lo largo de este trabajo preferimos reservar el t é r m i n o de " o b r e r o " para definir a los trabajadores de minas de fines del siglo, cuando ese fenómeno se da con m á s nitidez. U n a de las hipótesis que planteamos en el caso zacatecano, que sería necesario verificar en los C3.SOS de otros campos mineros, p o d r í a contribuir t a m b i é n a explicar la relativa tranquilidad de los operarios zacatecanos: la persistencia de la relación de prod u c c i ó n antes mencionada asociación minero/operario , 31

j u n t o con la i n t e g r a c i ó n de la gente de minas en general en ciertas redes de poder local (clientelas fundadas en gran par te en el compadrazgo), cuya consecuencia inmediata h a b r í a sido la n e u t r a l i z a c i ó n de la capacidad reivindicativa de los trabajadores de minas ¬

A G N , Minería, 82: i n f o r m e de F e r m í n de Apezechea y J o s é M o n t e r , 16 de m a y o de 1801; Francisco R e n d ó n , intendente de Zacatecas, al v i r r e y , 22 de m a y o de 1801; a t í t u l o de c o m p a r a c i ó n , los porcentajes establecidos p o r CROOS, 1977, p . 128, para el siglo x i x , son los siguientes para los a ñ o s 1830-1840: los salarios representaron el 4 7 % de los costos en las haciendas DANKS, J>1

de

beneficio;

1979, p p .

VELASCO,

1983,

131-372; B R A D I N G ,

p.

297;

LYON,

1984,

p.

129;

1972, p. 573.

VEEASCO, 1983, p . 295, subraya este aspecto de las relaciones mineros-operarios, sobre las cuales existen lamentablemente pocas referencias fundadas en fuentes originales.

4"tíÓ

i*RÉDÉRÍQJJE LjANGUt.

E n esta misma perspectiva, debemos recordar que no todos los mineros de Zacatecas siguieron inmediatamente el ejemplo de J o s é de la Borda y de los mineros de Guanajuato. L a evolución de Zacatecas fue progresiva, de a h í , q u i z á s , su éxito -final El... propio. D e . l a Borda, antes, de.. decidir ..la s u p r e s i ó n del partido, dejaba a sus operarios la doceava parte del mineral e x t r a í d o ; a ñ o s m á s tarde, M a n u e l de R é t e g u i t o d a v í a les dejaba la octava parte, igual que los Fagoaga, "siguiendo la costumbre de este real (Sombrerete)". Para las cajas reales, en cambio, el interés del partido era significativo a pesar de las apariencias, sobre todo cuando los grandes mineros solicitaban que se les otorgaran exenciones fiscales —totales o parciales sobre el diezmo y por u n tiempo determinado—, pues el partido no estaba incluido en esas exenciones y p o d í a representar la tercera parte de los derechos que se cobraban, mismos que se p e r d í a n cuando se c o n c e d í a n las exenciones, como fue el caso de Sombrerete, en la m i n a P a b e l l ó n , propiedad de los Fagoaga, durante el periodo 1791-1804; y ello a pesar de que los trabajadores beneficiarios de esa institución t e n í a n la posibilidad de evadir los derechos vendiendo el mineral adquirido como partido a los propietarios de la m i n a — y amos suyos—, beneficiarios, a su vez, de las referidas ganancias. 32

33

Si tenemos en cuenta estos datos, no es necesario insistir en las divergencias de intereses sobre este particular entre la corona y los mineros. En todo caso, no obstante, la cuestión del partido no fue motivo de mayores conflictos en Zacatecas y Sombrerete. Los litigantes no fueron tanto los operarios como los mismos mineros, que c o m p e t í a n entre sí por la posesión y explotación de determinadas minas, y las autoridades locales, preocupadas por el derrumbamiento de las minas locales: en efecto, trabajar una mina " a p a r t i d o " , p r á c t i c a frecuente en la r e g i ó n , significaba para el barretero

3 2

A G I , México,

1 8 1 5 : d e c l a r a c i ó n de J o s é M a r i a n o Fagoaga, exp. de

1789. 3 3

A G I , México, 1 8 1 5 ; a p o y á n d o s e en otras fuentes, B R A D I N G , 1 9 7 5 , p . 1 0 2 , s e ñ a l a que en Zacatecas el p a r t i d o representaba la tercera parte del m i n e r a l e x t r a í d o ; A G I , Contaduría, 9 3 2 .

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

487

que vivía de ese trabajo "comerse los pilares", en contra de las ordenanzas mineras. A largo plazo, a d e m á s , ese fenómeno t r a í a como consecuencia el encarecimiento de los trabajos ulteriores de rehabilitación de la mina así explotada y, por lo tanto, p o d í a significar su ruina total. De a h í la insistencia en la necesidad de reformar esa práctica en los textos j u r í d i cos y disposiciones gubernamentales del ú l t i m o tercio del siglo

XVIII.

Asimismo, no parece que se hayan tomado medidas verdaderamente compulsivas para obligar a los "ociosos" y otros "vagabundos" a que trabajaran en las minas. L a presencia de estos últimos en las minas zacatecanas coincidía por lo general con u n periodo de d e p r e s i ó n que t e n í a como corolario la e m i g r a c i ó n de su mano de obra. Cabe recordar que, al contrario de su p r e o c u p a c i ó n por la población i n d í g e n a , la corona p e r m i t í a de manera explícita el trabajo compulsivo de mestizos y mulatos, se tratase o no de "vagab u n d o s " y "ociosos", pero esa situación se dio fundamentalmente en los campos mineros cercanos a la ciudad de M é xico, como Pachuca, Real del M o n t e y , ocasionalmente, Guanajuato, como lo señala Brading. Es m u y probable que la m a y o r í a de los trabajadores así reclutados fueran operarios desempleados, i n t e r p r e t a c i ó n con la que no podemos sino coincidir. E n realidad, encontramos pocas peticiones destinadas a conseguir mano de obra por ese medio; la m á s insistente de ellas fue la que formuló en 1704 el Conde de Santa Rosa, pero el escaso interés que t e n í a n por los dominios mineros del conde los trabajadores solicitados se debía —como lo puso de relieve una. investigación posterior a la mencionada p e t i c i ó n — a la intransigencia de los capataces y, sobre todo, a lo peligrosas que eran esas minas, prontas a derrumbarse por falta de mantenimiento y explotación intensiva. 34

A h o r a bien, dado que los ciclos de p r o d u c c i ó n de Zacate-

3 4

A G I , Guadalajara, 157: d e c l a r a c i ó n del C o n d e de Santa Rosa ante el c o r r e g i d o r Felipe de O t a d u y para conseguir que los forajidos y condenados p o r la j u s t i c i a , los " e r r a n t e s " , fueron obligados a trabajar en sus m i n a s ; B E L E Ñ A , 1 9 8 1 , n , p . 258; B R A D I N G , 1975, p p . 201-202.

488

FRÉDÉRIQIJE LANGUE

cas y Sombrerete se realizaban en distintas épocas — y eran, por ende, complementarios—, casi siempre se volvía a encontrar la mano de obra faltante en el centro minero que estaba en bonanza, salvo que la coyuntura fuese m u y desfavorable. E n todo caso, a los mineros les quedaba la posibilidad de recurrir al "trabajo forzado" o " c o m p u l s i v o " , sancionado legalmente por los textos jurídicos existentes relativos a la mano de obra i n d í g e n a . En este aspecto, no obstante, Zacatecas t a m b i é n se diferenciaba de Pachuca o de Guanajuato, pues son m u y pocos los documentos que evocan esa posibilidad y, sobre todo, el uso efectivo de ese sustituto. Sólo podemos señalar algunos ejemplos esporádicos de trabajo compulsivo bajo sus distintas formas: el repartimiento de i n dios, la esclavitud y el peonaje por deudas, ampliamente difundido a lo largo y ancho de la comarca zacatecana —aunque con mayor vigencia en el campo— por motivos estructurales que tienen que ver con la naturaleza del laboreo de las minas. 35

A u n q u e la población i n d í g e n a no era tan importante num é r i c a m e n t e como en otras áreas del virreinato — l a ú n i c a zona de asentamientos indígenas era el sur de la intendencia, en los alrededores de Tlaltenango—, el repartimiento, u obligación para un pueblo de indios de entregar periódicamente u n contingente de peones, se practicaba en Zacatecas desde el siglo x v i ; A r r e g u i señala que en 1621, 1 500 indios estaban empleados de esa manera en las minas zacatecanas. Hasta 1730 aproximadamente, quienes m á s se beneficiaron de los repartimientos, efectuados en su mayor parte en favor de las haciendas de la C o m p a ñ í a , fueron los j e s u í t a s de Nueva Galicia, pero hay que hacer notar que se trataba de haciendas de campo. T a m b i é n se señala que t o d a v í a en 1770, los indios de C o l o t l á n fueron enviados a Fresnillo; pero como lo indican los oficiales reales de Sombrerete, esos repartimientos —los oficiales utilizan de manera significativa el t é r m i n o " m i t a ' ' — eran casi inexistentes, ya que la mano de obra voluntaria, libre y asalariada, era m á s que suficiente para asegurar el laboreo o el desagüe en las referidas minas. 1-1

BF.LKÑA,

1981,

i i , pp.

258-261; BRADÍXG,

19/5,

p.

202.

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489

P o r otra parte, el caso de Fresnillo fue excepcional; en efect o , se trataba de llevar a cabo el d e s a g ü e de las minas pertenecientes a M a n u e l de Aldaco, o p e r a c i ó n puntual, pero de envergadura, que justificó la utilización de los indios de Col o t l á n como mano de obra adicional. Sin embargo, uno de los ministros, J u a n Banfi, subrayaba que tales decisiones ten í a n como m o t i v a c i ó n y justificación la mayor docilidad de esa mano de obra; el c a r á c t e r " s u m i s o " del indio, su miser i a , h a c í a n que su mano de obra resultara m á s barata que cualquier otra para el minero, quien a d e m á s , era menos escrupuloso a la hora de abonar alguna otra r e m u n e r a c i ó n . D e a h í los intentos —pocas veces concretados en la realidad— de los administradores de minas y hacendados en general para conseguir esa mano de obra, m á s por "conveniencia' ' que por "urgente necesidad", según los t é r m i n o s del oficial real. 36

¿ C o i n c i d e n c i a de la d o c u m e n t a c i ó n o realidad cuyos fundamentos serían los expuestos por el oficial real? En 1784, el M a r q u é s del Apartado y J u a n Bautista de Fagoaga pidier o n que se obligara a los indios a participar en el desagüe de sus minas de Cuautla; y en 1791, el virrey Revillagigedo, a p o y á n d o s e en las informaciones que le h a b í a facilitado el intendente de Zacatecas, Felipe Cleere, indicaba que éste se mostraba favorable al principio de los repartimientos por motivos que t e n í a n m á s que ver con la moral (acabar con la " o c i o s i d a d ' ' y la indolencia de las castas y con los vicios de los indios, aparte de la necesidad de instruirlos en la fe católica, propósito siempre debidamente mencionado en esos expedientes) que con a l g ú n motivo e c o n ó m i c o . T a l es t a m b i é n el análisis hecho por los mineros locales, entre ellos los Fagoaga y Gregorio Z u m a l d e . 37

38

3 Í L

GARCÍA ABASÓLO GONZÁLEZ,

1979,

p.

11; A R R E G L A ,

1946,

p.

145;

A G N , Minería, 58: los oficiales reales de Zacatecas al v i r r e y , 25 de a b r i l de 1794; A R L E G U I , 1851, p . 125; Relación de Nuestra Señora de Zacatecas, 1608, p p . 21-22. " A G N , Vínculos, 6. B N , Fondos Españoles, 145: Revillagigedo a Lierena, 2 de j u n i o de 1791; A G Í , Guadalajara, 105: el presidente de la A u d i e n c i a de Guadala¬ j a r a a la corona, eí 29 de agosto de 1743, evoca la " c o m p e n s a c i ó n " que s

1 8

490

FRÉDÉR_IQ_UE LANGUE

En cuanto a los esclavos, éstos eran numerosos en Zacatecas, si nos referimos a las anotaciones de M . O . M e n d i z á bal, pero se encontraban casi de manera exclusiva en las estancias o empleados en el servicio d o m é s t i c o . E l ú n i c o caso de u n esclavo operario de m i n a lo encontramos en Sombrerete: se trataba de u n mulato nacido en la casa de sus amos; el esclavo fue víctima de malos tratos en las minas y sus amos lo libertaron, decisión que confirmaron en su testam e n t o . U n hecho favorecía a los esclavos: su precio, que resultaba prohibitivo: casi 350 pesos por u n adulto (si bien el promedio era de 200 a 300 pesos), lo que hacía de ellos una mano de obra costosa. L a ú n i c a ventaja que h a b r í a n podido ofrecer es que hubieran constituido una mano de obra permanente y estable. El Conde de Santa Rosa poseía dos esclavos, a quienes libertó t a m b i é n en su testamento; uno estaba empleado en la hacienda de beneficio y el otro como d o m é s t i c o . Asimismo, los primeros Condes de Santiago de la L a g u n a —Joseph de U r q u i o l a y M a r í a de Mendoza— eran d u e ñ o s de 32 esclavos (señal indiscutible de riqueza), nacidos casi todos en sus haciendas. A u n q u e algunos de ellos trabajaban en las haciendas de beneficio, ninguno se empleaba en las minas, como lo señaló en otra oportunidad Alonso de la M o t a y Escobar a principios del siglo X V I I , y la m a y o r í a eran peones en las haciendas de campo 39

4 0

Así, la coerción se ejercía m á s bien en contra de las castas, presentadas tradicionalmente como "ociosas y vagab u n d a s " , beneficiarlas del crecimiento demográfico de Za-

se les ofrecía en semejantes condiciones a los indios, ya que los operarios de m i n a s y haciendas de beneficio no t e n í a n que pagar el t r i b u t o ; B P E J , Audiencia, de Nueva Galicia, Civil, 83-6-925: G r e g o r i o Z u m a l d e al procurador, Zacatecas, 22 de a b r i l de 1763. ^ M E N D I Z Á B A L , 1946, p . 24; A H Z , Notarías, 398(2): protocolo de venta de u n a m u l a t i l l a , 22 de agosto de 1740, y Ayuntamiento, 29(7): auto de la A u d i e n c i a de Guadalajara, 28 de m a y o de 1704; A P Z , testamento de J u a n a de G a m b o a , Jerez, 20 de m a y o de 1709; A G N , Tierras, 362 y 366. ^ AHZ, Ayuntamiento, 39-102: testamento del segundo C o n d e de Santa Rosa (1725); testamento de los Condes de Santiago de la L a g u n a ( A r c h i v o p r i v a d o ) , 24 de m a y o de 1726, c l á u s u l a 27; B A K E W E L L , 1976, P- 174. 9

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

491

catecas durante el siglo X V I I I , y en especial contra los mulatos y otros mestizos "desarraigados", " l o b o s " y "coyotes". En 1704, el Conde de Santa Rosa, alegando la falta de mano de obra, pidió que se le mandaran vagabundos para trabajar en la m i n a Benitillas. E n 1725, algunos vagabundos y reos fueron entregados por los alcaldes y el corregidor de Zacatecas —con el beneplácito de la Audiencia de Guadalajara— a Francisco M u ñ o z de Villalón para que realizara el d e s a g ü e de la m i n a Gajuelos. Cinco a ñ o s m á s tarde, Gonzalo Rosa Arguelles, alcalde de primer voto de Zacatecas, se benefició de una decisión del virrey en favor de sus minas de la Qjuebradilla: quien intentara proteger a los vagabundos de Zacatecas —que eran particularmente numerosos en esos años de descenso de la p r o d u c c i ó n miner a — sustrayéndolos a la justicia, sería multado con 200 pesos. En este caso, el recurso a los vagabundos d e p e n d i ó estrechamente de la justicia local (en él se ponen de relieve los mecanismos de ésta), especialmente de los alcaldes, casi siempre mineros del lugar. El arresto de los vagabundos y su c o n d u c c i ó n a las minas estaba previsto en el título I V , l i bro V I I , de la Recopilación de las Leyes de las Indias; sin embargo se preveía la r e m u n e r a c i ó n de los interesados. Los "negros libres mestizos y mulatos sin oficio n i o c u p a c i ó n " constituyen el " o r i g e n de los males de la ciudad de Zacatecas" por lo tanto el trabajo compulsivo es para las autoridades civiles y religiosas una manera de reformar las costumbres ociosas de las castas y eliminar la mendicidad Este tipo de discurso era m u y frecuente en la Zacatecas del siglo X V I I I y en Nueva E s p a ñ a en general sobre todo cuando las dificultades e c o n ó m i c a s (oscilaciones de la p r o d u c c i ó n de plata en el caso que nos interesa) generaban u n contexto 41

;

42

4 1

A G I , Guadalajara, 106, 157, 173: informe del L i c . Blas de Escobeabogado fiscal de la A u d i e n c i a de Guadalajara, 16 de j u l i o de 1749. A G N , Minería, 159(1): " A ñ o de 1730. Autos sobre la p r e t e n s i ó n de D o n Gonzalo A n t o n i o Rosa Arguelles en o r d e n a la d e j a c i ó n de la m i n a que posee en el real de Zacatecas y c o m i s i ó n dada a los diputados de a q u e l l a m i n e r í a p a r a el recogimiento de vagabundos y pueble de ellos a sus m i n a s " . do,

4 2

492

FRÉDÉRIQ_UE LANGUE

de crisis generalizada. E n otras circunstancias, semejantes propósitos no pasaban de las intenciones n i de los discursos moralizadores. E n esa época, en las minas zacatecanas coexistían dos sectores cuyas diferencias se fueron ahondando a medida que se avanzaba hacia la era de los empresarios: u n sector asalariado en el sentido estricto de la palabra y u n sector m i x t o , cuyos ingresos p r o v e n í a n en lo esencial —o exclusivamente, cuando empezaba a bajar la p r o d u c c i ó n — del partido. L a d i s m i n u c i ó n del partido, su supresión puntual —aunque no su d e s a p a r i c i ó n total, ya que los llamados buscones están presentes a todo lo largo del siglo X V I I I y hasta bien entrado el X I X — , no significó el advenimiento del trabajo asalariado generalizado, a d e m á s de la necesidad de mecanismos de control (o factores reguladores) y de adaptación a las circunstancias fluctuantes de la actividad minera, realizada mediante la utilización de distintos tipos de mano de obra, entre otras posibilidades. E n las minas de Nueva Galicia, por ejemplo, el repartimiento era "casi desconocido"; no se p o d í a recurrir a él para aprovechar la mano de obra indígena, por la falta de indios a quienes someter a esa forma de trabajo compulsivo. E n esas condiciones, a pesar de la temprana difusión del trabajo asalariado libre, la tienda de raya siguió siendo el medio por el cual los mineros de la región zacatecana llegaron a desvirtuar el espíritu de una legislación que —desde el a ñ o de 1783— los obligaba a abonar u n salario tal y como lo dispuso en su decreto el M a r q u é s de Groix. Ahora bien a pesar de que se trataba de una región en que no existían las mismas posibilidades de aplicación que en otras zonas mineras de A m é r i c a , como por ejemplo, los Ancles el decreto no dejó de constituir u n mecanismo de coerción* lo cual explica t a m b i é n en otro aspecto que en los a ñ o s siguientes a la aplicación del decreto en algunas minas 43

4 3

A G N , Minería, 58: nota de los oficiales reales de Sombrerete, 25 de a b r i l de 1774; A G I , Guadalajara, 543: el obispo J u a n C r u z R u i z de Cabañ a s al R e y , 17 de enero de 1805; para otros reales de minas, v é a s e p o r ejemplo, H A D L E Y ,

1975, p .

187.

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

493

zacatecanas se dieran casos de operarios que eran acreedores de sus empleadores. C o n todo, en el microcosmos minero, que en las postrim e r í a s del siglo X V I I I se convirtió en una industria minera — s i bien siempre coexistió con«un sector u n tanto marginal de la p r o d u c c i ó n , aunque integrado por medio del "rescat e " de la plata—, se h a b í a difundido una modernidad relativa, no tanto a través de la tecnología (recordemos el fracaso de las técnicas occidentales y la superioridad de los procedimientos locales mencionados en el informe de la expedición Sonneschmid), sino m á s bien a través de la división del trabajo que se i n s t a u r ó en las minas y , m á s a ú n , en las haciendas de beneficio, a pesar del respeto manifestado hacia las costumbres locales —hacia el partido, por ejemplo, mediante el cual los operarios siguieron asociados oficiosamente al laboreo de las minas. En otros t é r m i n o s , la transformación progresiva de las condiciones de p r o d u c c i ó n permitieron que Zacatecas evitara las rebeliones y protestas que afectar o n a otros centros mineros, tan orientados hacia la modern i z a c i ó n , o mejor dicho, hacia la racionalización de las estructuras de p r o d u c c i ó n . 44

LAS RELACIONES SOCIALES Y LABORALES! ALGUNOS ASPECTOS OLVIDADOS

N o podemos terminar este esbozo de la situación de los trabajadores de minas de Zacatecas sin referirnos, por ú l t i m o , a algunos aspectos que forman parte de la historia de las mentalidades y que los trabajos relativos al mundo del trabajo en la época colonial suelen pasar por alto. A d e m á s de las relaciones de trabajo que se dieron en Zacatecas, existió u n tipo de relaciones que m u y a menudo —desde una perspectiva moderna— se a s e m e j a r í a n a ciertas formas de pater¬ nalismo. N o se trata sólo de la forma de asociación entre el

4 4

p.

HADLEY,

171.

1975,

p.

187;

ALATRISTE,

1983,

p.

98;

BAKEWELL,

1976,

494

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d u e ñ o de una mina y sus operarios que s e ñ a l a m o s anteriormente, sino de una realidad m á s amplia y diversa. Los operarios de minas estaban integrados en las redes que tejían a su alrededor los poderosos mineros zacatecanos; en otros t é r m i n o s , formaban parte integrante de u n sistema de clientelas y de ü ñ " a m b i e n t é social" particular. T o d o conflicto, toda situación que pusiera en peligro los intereses particulares y los procedimientos de ese sistema, las relaciones de sol i d a r i d a d o de asistencia m u t u a que p r e v a l e c í a n en el seno de la sociedad zacatecana, afectaba a las clientelas locales —esto es, a los " c r i a d o s " y "paniaguados", pero t a m b i é n los compadres (en los dos tipos de relaciones que supone esa forma de parentesco espiritual: horizontal, entre los compadres propiamente dichos, y vertical, a favor del ahijado) y sus allegados—, que actuaban impunemente, en especial durante los periodos de d e p r e s i ó n de la e c o n o m í a local, cometiendo " d e s ó r d e n e s y latrocinios''. E n este punto conviene recordar que todas las ciudades mineras se caracterizaban por su violencia y c o r r u p c i ó n y, por lo tanto, Zacatecas no representaba u n caso aislado. 45

Los conflictos de ese tipo fueron una constante de la vida cotidiana, y estaban a c o m p a ñ a d o s a veces por reivindicaciones de tipo laboral. T a l fue el caso del pleito entre el Conde de Santa Rosa y Pedro de Salazar, que se enfrentaron por la posesión de unas minas a principios del siglo X V I I I . Los operarios de los dos mineros tomaron partido en la contienda y los trabajadores de Salazar aprovecharon la oportunidad para denunciar los intentos de éste de suprimir el partido. L a " c o m ú n plebe de Zacatecas", como decía u n escrito d i r i g i d o en contra de Salazar, siguió a su protector Santa Rosa y u r d i ó la " c o n s p i r a c i ó n " ( d e s a p a r i c i ó n de la mano de obra, de los aperos, de los pasquines fijados en varios sitios de la ciudad, etc.), sin que se descubriera a n i n g ú n culpable.

4 5

Sobre esos " h o m b r e s ricos y poderosos" y sus actuaciones desde los inicios de la e x p l o t a c i ó n de las minas zacatecanas, v é a s e C H E V A L I E R , 1976, p p . 191 y ss.; sobre la coincidencia entre el aumento de los comport a m i e n t o s marginales y delitos de todo tipo y u n contexto de crisis m i n e r a , remitimos a ALEERRO,

1988,

pp.

379-413; B P . A D I N G ,

1978,

p.

203.

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

495

Refugiados en las tierras y haciendas del conde —que estab a n excluidas de las jurisdicciones civiles ordinarias por el fuero nobiliario del aristócrata-—, los partidarios de éste y los tránsfugas de las minas pertenecientes al otro contrincante quedaron a salvo. En este caso, el conflicto se debió en lo esencial a los intentos de los dos mineros, los m á s i m p o r t a n tes entonces en la ciudad de Zacatecas, por controlar la m a n o de obra. El conflicto entre el Conde de San Mateo V a l p a r a í s o y el visitador Francisco Antonio de Echavarri, que d u r ó de 1739 a 1751, ilustra, en cambio, una situación en la que participaron o estuvieron implicados los trabajadores de minas y haciendas de casi toda la r e g i ó n . N o sólo poblando minas que h a b í a n sido abandonadas por los acaparadores, sino participando activamente en las discrepancias que surgieron entre, por una parte, los Condes de San Mateo y sus familiares y, por la otra, otros mineros del lugar apoyados por el citado visitador, los trabajadores, protegidos por los condes, cometieron "excesos" y " d e l i t o s " y, como en el caso anter i o r , se beneficiaron del fuero de sus protectores. T a n efectivo era el poder de las clientelas así constituidas que al visitador se le p r o h i b i ó el acceso al Real de M i n a s de San Pedro de Chalchihuites en ocasión de las protestas y "conspiraciones nocturnas" organizadas por mineros y operarios —en su m a y o r í a españoles peninsulares, al igual que sus protectores— y t a m b i é n por las castas y los indios. E s t á por dem á s señalar que, a la inversa, algunos modestos d u e ñ o s y operarios de otras minas eran víctimas de ese dominio subraya, no obstante, la participación de los trabajadores de minas, sirvientes y ladrones, al lado de sus protectores, r e 46

47



4 6

B P E J , Audiencia de Nueva Galicia, Civil, 11920-1293 y 1201-1297: i n forme de la A u d i e n c i a de Guadalajara relativo al conflicto Santa Rosa/Salazar, febrero de 1709; A G I , Escribanía, 1060 B ; A G I , México, 1336: repres e n t a c i ó n de los m i n e r o s de Zacatecas al visitador, 8 de octubre de 1739, y de los de Sombrerete, 12 de enero de 1742. A G I , México, 1336: el D u q u e de la C o n q u i s t a al R e y , 27 de febrero de 1741; auto de la visita de E c h a v a r r i , Zacatecas, 7 de septiembre de 1741; A G I , México, 694 A : informe de J u a n del H o r n o , Sombrerete, 7 de m a y o de 1738. 4 7

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yezuelos" y otros "soberanos", según los t é r m i n o s del expediente levantado por el visitador. Cuando concluyó la referida visita, los pocos mineros y peones que se h a b í a n atrevido a impugnar las actuaciones de las clientelas tuvieron que "exilarse" a las regiones vecinas. Las situaciones antes descritas eran características de las relaciones sociales y laborales imperantes en Zacatecas. M e nos marcadas durante la segunda mitad del siglo, en especial cuando se afirmó la " r e s u r r e c c i ó n " del centro minero y com e n z ó a desaparecer el ambiente de crisis social, no dejaron, sin embargo, de manifestarse, en ocasiones con una i n conformidad m á s profunda e inusitada. El m u n d o de los mineros y de sus operarios seguía siendo u n m u n d o autosuficiente, ya que constituía u n microcosmos e incluso, en determinadas circunstancias, u n círculo cerrado que tenía sus propias reglas: un trabajador de minas podía conformarse con v i v i r en la hacienda del amo: allí estaba la iglesia o la capilla y , a veces, a poca distancia, la escuela de primeras letras costeada por este ú l t i m o . Sólo los días de fiestas —religiosas o profanas— o los días de pago representaban la oportunidad de recorrer las calles de la ciudad y sus tabernas. En esas ocasiones, era frecuente que el operario gastara en unos días su salario mensual. Las fiestas i m p r o v i sadas el s á b a d o por la noche ( d í a de pago) eran bien conocidas por las autoridades locales. Asimismo, d e s p u é s de cualquier c o n m e m o r a c i ó n de carácter oficial, por lo general t e n í a n lugar fiestas populares con peleas de gallos, danzas, maromeros volatineros carreras de caballos charreadas procesiones marianas entre Zacatecas y L a Quemada (acomp a ñ a d a s de m ú s i c a ) , comparsas o corridas, según la temporada. 48

El ambiente general era de irreverencia; las tertulias y las fiestas s e g u í a n a las celebraciones religiosas, lo que provocaba la r e p r o b a c i ó n de las autoridades eclesiásticas. C o m o lo subraya J . L ó p e z de Cancelada, la población de Zacatecas no siempre empleaba su e n e r g í a en las actividades mineras sino, t a m b i é n , en las diversiones y "excesos", ya se tratara AMADOR,

1 8 9 2 , p.

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LAS MINAS ZACAXECANAS DEL SIGLO X V I I I

de los trabajadores de minas o de los propios empresarios. Pero eran especialmente los operarios quienes tenían una p r o p e n s i ó n particular a buscar diversiones. E n los informes de los eclesiásticos o de los corregidores y alcaldes, de los i n tendentes inclusive, se encuentran con frecuencia referencias a los indios que p e r d í a n su salario en los mesones de la ciudad y a los barreteros que con regularidad y constancia celebraban batallas contra los operarios de las minas vecinas, batallas tan tradicionales en Zacatecas que eran conocidas con el nombre de "sesemes"; en la m a y o r í a de los casos c o n s i s t í a n en pedradas, aunque t a m b i é n p o d í a n hacer aparic i ó n los cuchillos. En el siglo X V I se acusaba a los comerciantes y mesoneros españoles de fomentar estos pleitos y valerse de ellos para ajustar cuentas. E l castigo que aguardaba a los culpables de tales riñas era m á s que disuasivo, ya que consistía en el presidio. Pero de la realidad a la aplicación efectiva de las sanciones h a b í a m u c h o trecho, por lo que riñas y trifulcas, por lo general, quedaban sin castigarse. Cuando a principios del siglo un operario a p u ñ a l ó a u n español —Juan F e r n á n d e z de C ó r d o va, gobernador y c a p i t á n general de la Provincia de Par r a l — que estaba de paso por Zacatecas, el crimen no fue castigado. El culpable se refugió en las tierras del Conde de Santa Rosa, al amparo del fuero militar y nobiliario de éste. 49

Las irreverencias y los comportamientos delictuosos solían multiplicarse en la ciudad durante los periodos de dep r e s i ó n minera. Para el corregidor Felipe de Otaduy, semejante desorden y " v i c i o s " d e b í a n achacarse a la "plebe de negros, mulatos y mestizos y los m á s de éstos sin alma n i conciencia" —al contrario del "comercio de la c i u d a d " , compuesto por "hombres honrados" — , ya que su embriaguez provocaba muertos y heridos en n ú m e r o incalculable, en particular los días de pago, aunque era excepcional que transcurriera u n d í a en Zacatecas sin que se produjera algún incidente de ese tipo: Los días que baja a la ciudad [la plebe] conmuta todo el logro l^OPEZ C A N C E L A D A ,

l o l l ,

p.

0¿,

lVIENDIZrtBAL,

l^lru,

p.

¿UU.

498

FREDERIQJUE LANGUE

de su trabajo en la embriaguez y el juego, de donde se originan las repetidas muertes e infinitos heridos pues por singular se puede tener el día en que no hay un herido [. . . ] es un lugar sumamente inquieto, y donde continuamente se están cometiendo infinitas atrocidades, todas nacidas de esta indómita plebe.

De acuerdo con la descripción que nos ofrece el corregidor, esa m u l t i t u d amenazadora (integrada por las castas —"personas de color quebrado"— y los esclavos, libres o no), organizada ocasionalmente en " c u a d r i l l a s " , recorría las calles de la ciudad provista de cuchillos y "otras armas", a pesar de las disposiciones que p r o h i b í a n portarlas; una vez cometidos los delitos, buscaba amparo en una de las numerosas haciendas de beneficio de la ciudad y sus alrededores, propiedad de algún destacado minero del lugar. Felipe de O t a d u y y sus sucesores h a b í a n adoptado algunas medidas para poner remedio a esa situación y a la inseguridad que provocaba en la ciudad, medidas que contaban con la aprob a c i ó n del virrey: vigilancia de los "juegos p ú b l i c o s " , arresto de los vagabundos, vigilancia a caballo por dos encargados que efectuaban rondas nocturnas "hasta que la gente m i n e r a se hubiera restituido a su t r a b a j o " , en especial a las minas y haciendas del Conde de Santa Rosa —la m i n a Benitillas y la hacienda de E n c a r n a c i ó n , focos de la "contestac i ó n " en la m i r a de unas autoridades impotentes—, cuyo administrador solía proteger a los delincuentes (ya fueran éstos o no sirvientes del conde), así como a "muchos t r i b u tarios vagos". Muchas infracciones y delitos se h a b í a n cometido bajo su protección según la expresión del ministro:

Si uno comete un delito aunque no esté indultado para librarse de la justicia no necesita de más ausencia que la de acogerse a Benitillas adonde con sólo coger una barra, tanate, u otro instrumento de minas, serán tan respetados sus fueros como lo pudieran ser aun de un capitán que actualmente está sirviendo en Flandes [. . . ] . O t r o tanto se señaló respecto al Conde de San Mateo en

LAS MINAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

499

los siguientes decenios, como se desprende de la visita realizada por el oidor Echavarri. L o siguiente da muestras de una p r e c a u c i ó n significativa de ese poder: cuando cedió el beneficio de algunas minas a u n tal Nicolás de Landa (1706), el Conde de Santa Rosa hizo el trato " c o n el pacto expreso y condición de que quedasen inhibidas las justicias ordinarias de dicha ciudad del conocim i e n t o de todas las causas tocantes a los sirvientes dependientes, entrantes y salientes de dichas minas [. . • ] " . T a n conocidas eran las minas del conde por la protección que dispensaba su d u e ñ o , que en ellas se refugiaban hasta "salteadores", " f u g i t i v o s " procedentes de Sombrerete e incluso de Juchipila o Aguascalientes. 50

C o n los 20 brutales decesos registrados en los primeros meses de 1728, Zacatecas c o n t r i b u y ó al clima de violencia y c o r r u p c i ó n que caracterizaba a las ciudades mineras novohispanas; y lo mismo sucedía en Catorce (incluso ya a fines del siglo, en 1778) o en Guanajuato. N o era excepcional que, durante u n periodo de bonanza, u n barretero gastara su salario semanal en licores y diversiones, como lo señala el capuchino A j o f r i n . El desorden fomentado por los trabajadores de minas se refleja, aunque de manera algo distinta, en los documentos inquisitoriales: son numerosos los casos de personas "sospechosas en la f e " acusadas de b r u j e r í a o simplemente de irreverencia, como el minero J o a q u í n de Telechea o J o a q u í n Conde, sirviente en las minas Roldanera (casos de los a ñ o s 1793 y 1797, respectivamente, esto es, dos de los m á s t a r d í o s que encontramos). En algunos casos, los trabajadores y los d u e ñ o s de las minas coincidían en la d i v e r s i ó n y en el e s c á n d a l o , como los propiciados a finales del siglo, de 1795 a 1805 ( d u r a c i ó n del expediente levantado por el comisario de la I n q u i s i c i ó n ) , por u n oficial real de Zacatecas, J o s é M o n t e r , " p i c a r o compositor y funcionario", autor de canciones, sonetos, coplas y "escandalosos saine-

5 0

Sobre la c o r r e l a c i ó n que puede establecerse entre los ciclos de la p r o d u c c i ó n de plata y los delitos procesados por la I n q u i s i c i ó n , v é a s e A L BERRO, 1988, p p . 379-413; A G I , Guadalajara, 157: el c o r r e g i d o r de Zacatecas al v i r r e y , Zacatecas, 21 de m a y o de 1703; A G I , Guadalajara, 104.

500

I'RÉDÉRÍCMJE LANGUE

tes", "fandanguillos" satíricos (en contra de las autoridades o de los grandes mineros) que solían cantar las gentes de m i nas y la "gente o r d i n a r i a " . Los numerosos vagabundos —en ocasiones, antiguos trabajadores de minas— registrados como castas participaban t a m b i é n en el desorden social. Sólo d e s p u é s de la visita de J o s é G á l v e z c a m b i ó el panorama con la r e s t r u c t u r a c i ó n administrativa del virreinato; en el caso de Zacatecas, las medidas m á s decisivas fueron la reorganización del trazo urbano, su división en cuarteles bajo la supervisión de u n alcalde y , en fin, la creación de las intendencias, que permitieron u n control m á s estricto de la población local. 51

De cualquier forma, el trabajador de minas zacatecano, al igual que los grandes mineros locales que constituían los estratos superiores de la sociedad regional, siguió dando forma a u n tipo social original, derivado de las condiciones de la m i n e r í a local. E n muchos aspectos, por otra parte, Zacatecas se anticipó a la evolución general de la Nueva E s p a ñ a y del M é x i c o independiente. En lo social, está por d e m á s subrayar la temprana formación de u n sector libre asalariado y, en las p o s t r i m e r í a s del siglo X V I I I , la especialización creciente de la mano de obra —especialización derivada del proceso de m o d e r n i z a c i ó n de la estructura empresarial, de la " r a c i o n a l i z a c i ó n " emprendida a partir de los años 1760. A h o r a bien, conviene tener en cuenta el carácter específico del proceso llevado a cabo en Zacatecas: m á s que en otros centros mineros del virreinato, en Zacatecas siguieron v i gentes muchas tradiciones locales, en particular una "asoc i a c i ó n " que rigió las relaciones entre los d u e ñ o s de minas y sus operarios hasta bien entrado el siglo X I X . De ese mismo ambiente social peculiar procede, en alguna medida, el menor n ú m e r o de conflictos registrados en las empresas m i neras de fines del siglo X V I I I , situación que se confirmó de cierto modo en el momento de la independencia: si bien se n o t ó la participación de los trabajadores de minas en el mo-

5 1

B R A D I N G , 1978, p p . 203-204; para el plano de la d i v i s i ó n de la c i u dad de Zacatecas (1799), Boletín del AGN, v , serie, 1964, p p . 281-316; A G N , Inquisición, 1362(78) y 1129.

LAS N4INAS ZACATECANAS DEL SIGLO X V I I I

501

v i m i e n t o i n d e p e n d e n t i s í a local, hay que señalar t a m b i é n el alto grado de p r o d u c c i ó n mantenido en Zacatecas durante los a ñ o s 1810 y 1811, así como durante los a ñ o s de 1818 a 1820. A este respecto, sólo la c o n s u m a c i ó n de la independencia —con sus inevitables secuelas de destrucción de las instalaciones mineras y la p é r d i d a parcial o la e m i g r a c i ó n del personal calificado (peninsulares)— iba a detener la prosperidad del P o t o s í de Nueva E s p a ñ a " . ÍC

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