TRASFONDO TEOLÒGICO DE LA INCULTURACIÓN: LA "LECTIO DIVINA"

MICHEL DE VERTEUIL TRASFONDO TEOLÒGICO DE LA INCULTURACIÓN: LA "LECTIO DIVINA" La importancia de la teología no debería ser puesta en cuestión. Y, si

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MICHEL DE VERTEUIL

TRASFONDO TEOLÒGICO DE LA INCULTURACIÓN: LA "LECTIO DIVINA" La importancia de la teología no debería ser puesta en cuestión. Y, sin embargo, mucha gente la considera un pensamiento abstracto, desencarnado, sin contacto con la vida real y, por tanto, estéril. Otros, en cambio, ven la teología como algo peligroso e incluso subversivo. Los reproches de ser algo abstracto, al margen de la vida real, no carecen de base. Basta hojear algunas revistas especializadas para constatarlo. El autor de este artículo, dejando de lado una teología academicista y especulativa y en la línea de la teología narrativa actual, propugna el retorno al método de la "Lectio Divina" (LD), que no es otra cosa que una lectura profunda, jugosa, reflexiva y metódica de la Biblia, hecha en el contexto de la vida real, que nos permite confrontarnos a la vez con la realidad tal cual es y con el mensaje de Dios, tal como nos llega -vivo y cálido- a través de la Escritura. Así será posible ajustar la praxis de nuestra vida de creyentes a la teoría de nuestra reflexión a la luz de la fe sobre el mundo en que vivimos. The Theological Background to Inculturation - Lectio Divina, Sedos Bulletin 24 (1992) 293-308

I. EL PROBLEMA DEL MÉTODO El método en teología 1. Cultura y teología. No es posible la inculturación de la Iglesia sin inculturar la teología. Cierto que es la fe lo que se proclama. Pero para expresar la fe se necesita de la teología. Y cuando ésta pierde contacto con el lenguaje de la cultura, la que sufre las consecuencias es la fe. Se trata de un peligro constante. 2. Una teología nueva. Para la era nueva que apunta necesitamos hoy una teología también nueva. Karl Rahner distinguió tres eras en la Iglesia. La primera, la Iglesia judía, en la que los seguidores de Jesús se reconocían como un grupo especial. La segunda, la Iglesia griega, en la que se adhieren los no judíos convertidos, aportando su propio lenguaje, cultura y filosofía. Se trata de un período de transición, lleno de disensiones, que se desarrolló durante el imperio romano y se prolongó hasta nuestros tiempos. Ahora estamos en los albores de la tercera era. Surge una Iglesia mundial que abarca todas las culturas del mundo: ésta es la Iglesia del futuro. Tenemos una Iglesia pluralista y un pluralismo en teología: la teología de la negritud, la teología feminista, la teología de la liberación. Obviamente necesitamos un nuevo método en teología. Redescubriendo la Lectio Divina (LD) como método teológico, podemos ayudar a la renovación de la Iglesia. 3. Teología monástica y teología escolástica. Tradicionalmente había dos clases de teología en la Iglesia: la monástica y la escolástica. Monástica en el sentido clásico, no moderno. Hoy sería mejor llamarla comunitaria. Estas dos teologías difieren en la perspectiva y en el contexto. La teología monástica tenía que ver con la vida de cada día y su centro era el monasterio. Duró 800 años. La teología escolástica se desarrolló en los siglos XI y XII y fue creada por especialistas en las universidades.

MICHEL DE VERTEUIL 4. Contextos diferentes. El contexto de la teología monástica fue la liturgia, mientras que el de la teología escolástica fue el aula. La teología monástica implicó a la comunidad entera, mientras que la escolástica era para los especialistas. La monástica se integró en la cultura y su tema era la vida de cada día. La teología escolástica creó su lenguaje propio y su propia cultura, una especie de subcultura al margen de la cultura vigente. La teología monástica fecundaba la imaginación, el sentimiento y la creatividad, mientras que la teología escolástica acentuaba la razón y el análisis. 5. Una teología dominante. A partir del siglo XI la teología monástica va en declive y la escolástica toma el relevo. Desde entonces domina y continúa dominando hoy en la Iglesia. El resultado ha sido una compartimentación de la vida que ha separado la vida espiritual de la secular, la plegaria de la acción. ¿No resulta extraño que los teólogos sean hoy raramente canonizados y que en la época monástica no pocos de ellos lo fuesen? La teología escolástica no está hecha ni para la vida ni para el espíritu. Es intelectual y abstracta. Algunos directores espirituales de los seminarios prevenían a los estudiantes de que esa teología los haría orgullosos, si no contaba con el contrapeso de la lectura espiritual y de otros ejercicios de piedad. La LD no es algo nuevo: significa redescubrir una vieja tradición de la Iglesia.

El método de la "Lectio Divina" 1. plegaria y teología. a) En la Iglesia de hoy la LD se usa a menudo como plegaria. La palabra "monástica" sugiere el claustro, la segregación del mundo. Pero la LD es al mismo tiempo un método de oración y de reflexión teológica, es decir, rompe con toda compartimentación. b) Es un método de lectura de la Biblia. La palabra misma lectio significa lectura. Divina en el latín eclesiástico no significa "divina". Una buena traducción sería "lectura sagrada": a la vez de la Biblia y de la experiencia; lectura que da sentido a la vida; lectura como ejercicio sagrado. c) Se formó en los siglos IV y V. En ese período constituyó la manera corriente de leer la Biblia. Es un método bíblico que se encuentra en la misma Biblia. Fue la forma principal de hacer teología en la Iglesia y una ciencia que predominó en tiempo de S. Benito. Toda su regla salió de ahí. 2. El método. En el mundo occidental se supone que lo que es sistemático está limitado a la gente que lleva años formándose. Esto es un error. No hay que oponer sistemático a popular. Unos tienen una educación formal y otros ninguna, pero nadie es simple. Todo el mundo necesita una disciplina en la lectura de la Biblia y en hacer teología. Precisamente, si la teología popular ha de ser sistemática, es para asegurar que sea profunda, no sentimental ni condescendiente. 3. Dos clases de lectura. Hay que distinguir la lectura de un libro de texto de la lectura de un relato. Leemos los libros de texto para informarnos de hechos objetivos y estáticos. Leemos relatos para identificarnos con sus personajes, lo cual implica sentimiento, corazón, imaginación, cosas todas subjetivas y dinámicas. No es cierto que

MICHEL DE VERTEUIL leamos relatos por puro entretenimiento y libros de texto para aprender. En el Caribe la gente ve los seriales sentados en la punta de la silla, pero no deja por eso de hacer sus comentarios. Una familia me dijo que estaba muy emocionada porque tenía dos bodas aquella semana; resultó que las dos iban a transmitirse por TV Los relatos vehiculan recuerdos, valores y cultura. Es falso que los relatos sean para los niños y los libros de texto para los adultos; en cada cultura los relatos son el medio por el que la cultura transmite sus valores. 4. Los relatos transmiten cultura. Nuestros padres nos cuentan que cuando eran jóvenes no había electricidad ni agua corriente, y, sin embargo, vivían felices. Nos lo cuentan no precisamente para entretenemos, sino para que sepamos que se puede ser feliz sin todo eso. Los padres que ahora son pobres contarán a sus hijos que no siempre fue así, que antes estaban mejor y que soplaron malos vientos. Así es como una familia transmite sus valores a sus hijos, los ayuda a tener el sentido de la dignidad y del valor. De un modo parecido, cuando uno ingresa en una comunidad religiosa, se le cuenta la historia de la congregación, porque se abraza una comunidad con sus propios valores y tradiciones, no a base de la enseñanza abstracta de unos libros de texto, sino mediante relatos, memoria, esculturas, pinturas, todo lo cual nos sitúa a nivel de vivencia. Cada cultura transmite sus valores mediante relatos. Pero nuestra cultura occidental, con su gran dosis de racionalidad, supone que los relatos no son serios. Consecuencia: los valores se transmiten sin que la gente se dé cuenta. Los libros de texto enseñan directamente mediante hechos, y los relatos lo hacen de modo indirecto. Los televidentes se identifican con los personajes de una historia, y el adulterio y demás actos inmorales les parecen menos malos cuando los cometen personajes atractivos. Así los valores se transmiten de un modo muy sutil, inconsciente. Los relatos no enseñan directa sino indirectamente que todo esto es aceptable. Con relatos se nos pueden comunicar cosas muy profundas. 5. ¿Es la Biblia un libro de relatos? Mucha gente diría que la Biblia es un libro de texto. Otros, que es una combinación de relatos y de libro de texto. Pero muy pocos responderían que es un libro de relatos. Ello se debe a la larga tradición de predominio de la razón. Y a que se piensa que los relatos son cosa de niños. Y, sin embargo, la Biblia constituye una colección de relatos centrados en la historia del pueblo de Dios. Jesús cuenta historias, él mismo es una historia. La Biblia contiene proverbios y leyes, pero todo en forma de relato. En la Biblia Dios escribe una historia para comunicar valores, aunque esto resulte difícil para el mundo moderno. Esto vale incluso para el Tercer Mundo, en donde la gente está convencida de que tanto ellos como su cultura son inferiores. Cuando estuve en África, constaté que el pueblo lo creía espontáneamente, aunque su cultura estaba basada en relatos. El mundo ha sido sometido a un lavado de cerebro. Según esto, lo racional es el camino supremo para la sabiduría y el conocimiento. Y, sin embargo, Dios que conoce muy bien la naturaleza humana, cuando quiso enseñamos valores y las profundas lecciones de la vida, lo hizo por medio de relatos. 6. Una historia viva. Dios nos envió una historia viva; Jesús. Hemos de reeducarnos con la seriedad de los relatos. Porque hemos perdido el arte y la destreza del relato, como si fuese de una clase inferior, un mero entretenimiento. La LD es una lectura de la historia, el camino más profundo para comunicarse con Dios y para transmitir la palabra de Dios

MICHEL DE VERTEUIL a los demás, puesto que es el estilo en que fue escrita la Biblia. He aquí el primer principio de la LD.

I. LA "LECTIO DIVINA" Dos maneras de relatar 1.Una manera alienante. Es un hecho que el 99% de los relatos actuales son alienantes. Uno parece identificarse con los personajes de los seriales. Pero en realidad se siente extraño, desplazado, inmerso en algo que no es su propio mundo. Los melodramas de la TV, los "culebrones", son un ejemplo de esto. La gente parece identificarse con las parejas. Pero, cuando se acaba el programa, se palpa el contraste entre el mundo excitante y atractivo de la pantalla y el propio hogar, acaso lóbrego, la propia familia, los amigos o los coches. Ni siquiera los propios dramas personales y sus ingredientes son tan dramáticos como los de la pantalla. Y lo mismo ocurre con las novelas. 2. El tema de la formación del hogar. Estos relatos son totalmente diferentes. Es lo que los padres cuentan a sus hijos para hacerles saber que son personas respetables, que han tenido que trabajar para ello, que su casa no puede ser tan buena como la de los demás, pero que la han levantado a pulso. Así, los hijos adquieren el sentido de su propia dignidad, de que, hay que trabajar duro, de lo que vale la vida. Los relatos de los santos nos ayudan a comprendernos a nosotros mismos, a descubrir de dónde venimos, a dónde vamos, y en qué consiste la vida. 3. La Biblia es un relato de formación del hogar. Tomemos la historia del paso del Mar Rojo. Los israelitas huyen aterrados. Moisés extiende su vara, las aguas se retiran y los israelitas pasan sanos y salvos, más libres que antes. Todos nosotros hemos tenido una experiencia semejante: a nosotros Dios nos ha hecho aún más libres. Cuando se cuenta a alguien la historia del drama de la Biblia y se le pregunta si ha tenido una experiencia semejante, espontáneamente dice que no. Pero es todo lo contrario y resulta triste que no lo reconozca. El problema está en que Hollywood presenta las historias dramáticas de la B iblia como algo meramente pasado, como si no nos incumbiese actual y personalmente. Se piensa que el éxodo solamente le aconteció a Moisés y a su pueblo extraordinario y se considera la Biblia como una historia alienante, algo que no nos interesa lo más mínimo. Y no es así. En la Biblia aprendo mi propia historia. La LD revela historias dramáticas que no se han de leer como cosas del pasado, sino como algo que nos ayuda a comprender dónde estamos hoy y dónde vamos a estar mañana. Parece como si no pudiéramos imaginar que estas cosas puedan suceder en nuestras propias vidas. La LD se basa en el principio de que la Biblia nos explica lo que nos acontece actualmente. Hemos de descubrirlo en cada relato bíblico y hemos de celebrarlo. 4. Un ejemplo: Isaías 43,16-21: Así dice el Señor, que abrió el camino en la mar y senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. No recordéis lo de antaño, no penséis en el pasado, mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo; me glorificarán las fieras salvajes, chacales y avestruces, porque ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi elegido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza.

MICHEL DE VERTEUIL Este pasaje fue escrito cuando los judíos vivían exiliados en Babilonia. Había sido un gran pueblo. Pero se dividieron y fueron vencidos y condenados a la esclavitud. No está claro si Isaías formó parte de la comunidad del exilio o fue allá como misionero. Poco importa. El hecho es que les proporcionó una enseñanza bíblica. Como exiliados, estaban sometidos a trabajos forzados y se les explotaba. Aunque tenían su propio orgullo de pueblo, se sentían tratados de un modo que ofendía su dignidad. 5.Contando una vieja historia. La enseñanza de Isaías se desarrolla, como una sinfonía, en tres movimientos. Primer movimiento: Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en las aguas tempestuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes; caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. Dios mismo puso a lo s egipcios en su camino y acabó con ellos. ¿Cómo respondería el pueblo a esta historia? "¿Qué tiene que ver con nosotros?" responderían los cínicos. Y otros -escapistas- objetarían: "¡Bonito cuento!" Isaías se les anticipa y prosigue: No penséis en el pasado; mirad que realizo algo nuevo. 6. Volviendo a contar la historia. Isaías les ha contado la vieja historia, para que puedan reconocer lo que les está sucediendo aquí y ahora: ese algo nuevo ya está brotando, ¿no lo notáis? Este es el arte de la LD: contar una vieja historia y luego mostrar que se trata de algo presente y actual. Por esto Isaías sigue contando. Segundo movimiento: Abriré un camino por el desierto... ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi elegido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza. Ahí se echa de ver la ventaja de leer bien la Biblia. No tomes esto simplemente como punto de partida. Ni se te ocurra decir que Moisés en el Mar Rojo no tiene que ver contigo. Pero tampoco consideres el texto simplemente como moralizador, sino como algo que arroja luz sobre el presente. 7. Una nueva forma de comprensión. El tercer movimiento consiste en contar de nuevo la vieja historia, para comprender el presente y el futuro, para que el viejo texto surja con una luz totalmente nueva. Acabamos de ver un ejemplo del arte de la LD en la época de Isaías. La Biblia leída hoy correctamente no es un libro sobre el pasado, sino sobre el presente. Este es el arte propio del teólogo. Se requiere conocimiento de la Biblia, pero también de lo que está sucediendo actualmente. Y no se trata de una exhortación moral. Hay que insistir en ello, ya que el 90% de la enseñanza de la Biblia se ha reducido a una lección moral y esto no es lo primordial, por más que se puedan sacar consecuencias morales. No hay dos lecturas separadas, todo es lectura bíblica: el pasado y el presente se hacen actualidad.

Los tres niveles El método de la LD es un proceso simple que se realiza a tres niveles: lectura, meditación y plegaria. Y es el mismo para todos. Se trata de un mensaje de cómo entender a Dios y cómo entendernos a nosotros mismos. Y por esto no se sitúa en un compartimento estanco de la vida, sino en el corazón de la misma. Es lo mismo para todos, tengan o no formació n universitaria. En la tradición monástica sólo podían leer unos pocos monjes, pero la LD la hacía toda la comunidad. Hoy en día la realiza mucha gente que no sabe leer. Pero se requiere siempre la misma disciplina: lectura, meditación y plegaria.

MICHEL DE VERTEUIL 1. La lectura. Leer significa familiarizarse con el texto. Leer en voz alta, dejando que las palabras vayan penetrando. Las palabras son importantes, aunque haya en la Iglesia una tendencia a pensar que no lo son. Algunos critican a los fundamentalistas diciendo que ellos hacen hincapié en las palabras, mientras que nosotros lo hacemos en el significado. Esta es una mala teología. Hay que amar las palabras, los sonidos, las metáforas. La LD se basa en el amor al texto actual. Hay que consultar un comentario para captar el significado y entender el contexto. Las palabras son importantes. 2. La meditación. En la LD la meditación no significa lo mismo que en otros contextos de la plegaria. En la meditación la imaginación es activa cuando penetramos en el relato, cuando nos reconocemos en él. Así, cuando leemos el pasaje del siervo inútil (Lc 17,710), la primera impresión es la de un amo inconsiderado, injusto. Pero alguien puede ver a su madre en la figura del siervo. Ella trabaja duro, llega a casa y, rendida, primero mira por la familia y sólo después se preocupa de sí misma. Eso es la meditación: reconocer a la gente de hoy en el relato. 3. La plegaria. La meditación nos lleva a dar gracias a Dios. Lo esencial del método es que oremos con espontaneidad, con palabras salidas del corazón. Con el tiempo, esas palabras serán las de la Biblia, que se convierten en nuestra propia plegaria. Así, en vez de decir "Oh, Señor, te doy gracias por mi madre, que mira por nuestra familia de un modo desinteresado", fluirán las palabras de Jesús. Y volveremos al texto y a meditar de nuevo y otra vez a la plegaria. Esta poco a poco se convierte en una manera de vivir y el texto bíblico en parte de nuestra vida. Nos comprendemos a nosotros mismos y comprendemos nuestra vida mucho mejor. 4. El tiempo y la disciplina. Hemos partido del supuesto de que la Biblia no es un libro de información, sino un relato que comunica valores. Como el relato habla a la imaginación y la lectura pretende penetrar en ese relato, lo reconocemos como nuestra propia historia y la de toda la humanidad. No se trata, pues, de una experiencia alienante. Así, no nos preguntamos: ¿podré encontrarme a mí mismo en ese relato? Nosotros creemos que Dios escribió este libro para nosotros, para que podamos encontrarlo en él, y éste es nuestro acto de fe. La Biblia puede siempre afectarnos muy profundamente, pero esto requiere su tiempo. En cuanto docentes de la Biblia y de la teología, hemos de ayudar a la gente a penetrar profundamente en cada pasaje. Personalmente dedico varias sesiones al mismo texto, con intervalos de una semana. La segunda semana se hace una puesta en común y cada miembro de la comunidad puede participar de un modo informal. El pasaje ha de suscitar recuerdos profundos de la gente y de las cosas, recuerdos olvidados, por los que dar gracias a Dios. Con esta experiencia aumenta nuestra confianza en Dios y en nosotros mismos. Así, a menudo la gente siente que el evangelio del domingo ha sido escrito para ellos. Dios no enseña en abstracto, sino que desea que los relatos que nos cuenta los escuchemos y nos descubramos unos a otros en ellos. Miles de personas reciben las palabras auténticas de Dios, pero la LD nos da un método y una disciplina para que esto acontezca. Leer el texto una y otra vez. Si perseveramos, nos ha de decir siempre algo. Escucharlo y no leer lo que no contiene. Tampoco omitir lo que no nos gusta. Ser fieles al texto y a la experiencia. "Todo lo hago nuevo" (Ap. 21,5). Hemos de ser capaces de ver que Dios hace algo nuevo. La señal de eso es que oramos y que lo hacemos con las mismas palabras inspiradas. 5. Descubrir una pauta. La meditación es progresiva. Los tres pasos -leer, meditar y orar- forman un ciclo. La lectura lleva a la meditación, la plegaria a una nueva lectura

MICHEL DE VERTEUIL del texto. La vida nos enseña a descubrir ciertas pautas. Un ejemplo sería que no basta con ser sanado. Hay que volver hacia atrás y hay que admitir que hemos sido tocados por Jesús o por otra persona. La pauta es que no queremos remontarnos a experiencias humillantes y, en cambio, es importante que lo hagamos. Así, a partir de un recuerdo en nuestra meditación, comenzamos a empalmar con otros sucesos de nuestra vida. La pauta la descubrimos gradualmente. La meditación se hace más y más profunda. Esto requiere tiempo. Al aportarnos recuerdos más profundos, puede que el texto nos haga llorar. El pasaje me revelará algo acerca de mi propia historia, sobre el tipo de persona que soy. Luego tomará otro giro, cuando vea la pauta repetida en la vida de otra persona, acaso de un pariente o amigo. Gradualmente descubriré que este pasaje me cuenta algo acerca de la vida, del servicio. Es un relato universal. 6. La sabiduría. En la LD no empezamos por principios generales, sino por el simple texto, que nos lleva a la meditación, a los recuerdos, a la plegaria y a la interioridad. esta es la vida, la sabiduría. Esto es lo que significa la lectura de la Biblia. A menudo en algunos grupos bíblicos no le damos suficiente tiempo y tampoco creemos del todo que el pueblo de Dios sea capaz de una teología profunda y de la sabiduría. No podemos enseñar la sabiduría, pero podemos enseñar un método que la haga posible. Podemos ayudar a la gente a esperar el momento de la sabiduría, el fruto de la LD. Es esa sabiduría que no se somete a reglas, que no se puede programar. Simplemente acontece. a) Es de alcance universal, y no se aplica sólo a los católicos. No se trata de un precepto particular, por ej., "hay que ir a Misa". Sino de una norma universal, por ej., "el auténtico servicio no mira la recomp ensa". Esto es aplicable tanto a la sociedad como a la Iglesia. Ser curado significa reconocerlo y dar gracias. Jesús le dijo al paralítico que se levantara y que siguiera su camino. No quería que se quedara dando gracias. Una auténtica relación se da cuando hacemos algo por alguien y le dejamos que siga su camino. Esto es sabiduría. b) La sabiduría de la LD es una profundización, una intuición del corazón. Y lleva a la celebración. c) Esa intuición es nueva, no radicalmente nueva cada semana. Es una experiencia de conversión. d) Y lleva a la acción. Es una lástima que hayamos perdido el esfuerzo hacia la sabiduría en nuestra Iglesia. S. Pablo pedía continuamente la sabiduría. Al perder sus raíces bíblicas, la teología se ha convertido en una ciencia abstracta. La sabiduría, aunque lleve a la acción, no se identifica con ella. En nuestras homilías no hay que seguir machacando que hay que hacer esto o aquello. Jesús sencillamente nos dijo a qué se parecía el reino. Dejemos que los relatos hablen y actúen por sí mismos. La LD es muy simple y a la vez muy profunda no requiere una gran formación, sino más bien método y disciplina

"Lectio divina" y plegaria contemplativa La LD es un camino de ida, una vía de comprensión de Dios, de la Iglesia y de nosotros mismos. A medida que avanzamos, nos damos cuenta de cómo y por qué la Iglesia creció hasta llegar a ser católica en el sentido de totalidad e integración. También la

MICHEL DE VERTEUIL teología, mientras meditó en la palabra de Dios, constituía un todo. Pero después se dividió en compartimentos estancos: dogma, moral, ascética, espiritualidad, etc. Antes estaba también inmersa en la cultura. Los artistas y los filósofos precristianos fueron integrados, de un modo natural, en el pensamiento y en la cultura de la Iglesia. Y lo mismo sucedió con las costumbres, por ej. en la celebración de la Navidad y en los festivales folklóricos de los diversos países de Europa. Esta integración se hizo porque la Iglesia vivía de la LD. A los tres niveles de lectura, meditación y plegaria, algunos autores añaden un cuarto nivel: el de la contemplación. Creo que no es así. Toda plegaria es contemplativa. Por consiguiente, no pueden distinguirse dos clases de plegaria, una no contemplativa y la otra contemplativa. Es desconocer la tradición de plegaria de la Iglesia católica. 1. La plegaria "diferenciada". El nivel de plegaria de la LD contiene dos pasos. Al primero se le podría llamar plegaria "diferenciada". Tan pronto como el texto de la Escritura soporta un recuerdo, por ej., de nuestra madre o de nosotros mismos, meditamos sobre ello y esta meditación nos conduce a diferentes tipos de plegaria: de acción de gracias, de humildad y de petición. a) En la acción de gracias leemos nuestra historia: "Oh, Señor, te doy gracias por Jesús, por el modo como curó a los leprosos... Te doy gracias por las experiencias de curación en mi vida...". b) En la segunda nos sentimos más humildes: "Oh, Señor, me doy cuenta de que en mi curación nunca he vuelto atrás para reconocerlo, y casi no he tenido nunca una profunda curación". c) Finalmente, está la petición. "Oh, Señor, pienso en los leprosos que hay en nuestra sociedad; envíales a Jesús, o a alguien que los ayude". De estos tres tipos de plegaria, los más olvidados son los dos primeros: los de acción de gracias y de humildad. Estamos acostumbrados a la plegaria de petición. La verdadera señal de que estamos haciendo LD es que celebramos que Jesús está vivo, en nuestra vida y en la de los demás. Esto lleva tiempo, honestidad y profundidad. Del mismo modo, necesitamos humildad para poder descubrir la plenitud de sentido en nuestra vida. Es el primer paso de la plegaria. Alguien me preguntó una vez: "¿Cómo puede la LD servir para curar las heridas en una comunidad religiosa o parroquial?". Naturalmente que puede, pero se ha de comprender que en la plegaria de humildad se trata realmente de mi humildad, no de una expresión de la de los otros. Dar gracias a Dios por la obra de Dios en ellos. Es así como hay una comunión en la plegaria, a partir de la meditación. 2. La plegaria simplificada. Si dedicamos a la meditación el tiempo suficiente -una semana o más- hallaremos que está sucediendo algo en la plegaria. Se hace sencilla. Si queremos, podemos llamarla contemplativa. Toda plegaria real es contemplativa. El proceso simplificador actúa en dos direcciones. Primero nos concentramos en menos palabras cada vez: "Oh, Señor, soy un siervo inútil, me limpiaré y te serviré, y comeré luego"; o "Levántate y anda"; o "Levántate y sigue tu camino"; "Cuando fui a presentarme, vi que estaba curado". Somos felices usando una frase sencilla. El segundo paso hacia la simplicidad se da cuando ya no distinguimos entre alabanza, humildad y

MICHEL DE VERTEUIL petición. En la tradición de la LD no hay un método para la plegaria contemplativa y el resto de la plegaria o el resto de nuestra vida teológica. 3. La plegaria del corazón. Llegamos al tercer nivel cuando decimos las palabras no con los labios sino con el corazón. No es algo destinado solamente para almas escogidas, una élite espiritual, sino para todo el mundo, ya que todos estamos llamados a la unión con Dios. Una sencilla ama de casa hace su labor cantando un verso de un salmo, sin analizar las palabras. Un texto bíblico le llama la atención dándole paz, en unión con los demás y con toda la creación. Natur almente, lo que hace es sagrado. El método de la LD es así de normal, así de común. 4. La santidad para todos. Aquellos de nosotros que estudiamos hemos de ayudar a la gente a llegar a esta plegaria. Para lograrlo no se requiere el claustro o una profesión especial. Recuerdo la triste experiencia en Trinidad de un famoso escritor de espiritualidad que decía que para vivir una vida contemplativa se necesitaba una habitación especial con una alfombra. Pocos de sus oyentes disponían de ella. Hablar así es hacer al 90% de la población incapaz de la plegaria contemplativa. Hemos dejado que nuestra teología dé la impresión de que no es accesible a todos. Todos estamos llamados a la santidad. La LD da unidad a la reflexión teológica y a nuestra vida de oración. No hemos de huir de la experiencia diaria para tener momentos de plegaria contemplativa. La misma experiencia del pecado nos hace comprender que somos pecadores y que hemos sido curados. Sólo hay que permanecer humildemente en la presencia de Dios. Esto conduce al silencio, a descansar en Dios, es algo muy distinto de leer la Biblia de un modo moralizador. Descubrimos que no somos como Jesús, pero oramos para ser como Jesús y nuestra plegaria es activa. Pero, si en la meditación reconocemos las huellas de Jesús en nuestras vidas, descansaremos en esto y nos daremos cuenta de que la vida de Jesús en nosotros es lo más profundo que podemos tener. Lo importante no es orar para que acontezca algo, sino para descansar en el hecho de que ya acontece. "Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando ¿no lo notáis?" (Is 43, 19). 5. La integración de plegaria y vida. Una de las grandes bendiciones de la LD es que nos hace capaces de remontarnos a aquella Iglesia que integró la vida de plegaria, en la que liturgia, plegaria personal, lectura de la Biblia, estudio, plegaria contemplativa, todo acaba siendo un único ejercicio. El mundo es muy cruel e injusto y el pecado es muy poderoso, pero la gracia nunca ceja y lo celebramos. La LD ayuda a la gente a orar con un sistema que se adapta al ritmo de vida diaria. Se cae en una especie de consumismo, cuando la gente va de acá para allá, para encontrar lo que le gusta. Esto puede ser señal de un deseo ardiente, pero también de un escapismo que pretende evitar el desafío de la plegaria. La disciplina de la LD consiste en permanecer en el relato bíblico y profundizar en él. El método es profundo, pero sencillo y no requiere medios. Allí donde falta la electricidad, la gente usa velas y su Biblia. No se necesita más. Los pobres no se sienten de segunda clase. ¡Dios está ahí! Gracias a la LD. No hay nada más elevado en la vida de plegaria de la Iglesia. La LD rompe con la compartimentación de la vida y de la plegaria. Muestra que la contemplación lo es todo en la vida y no está limitada a una élite.

MICHEL DE VERTEUIL

III.PREGUNTAS Y RESPUESTAS 1.¿La LD es individual o comunitaria? De hecho es ambas cosas. La LD es una experiencia muy honda de Dios, para la que no basta la comunidad. Ha de existir interacción entre la comunidad y nuestra vida personal de plegaria. Trabajo con un grupo que se reúne semanalmente. Los familiarizo con el texto y ellos lo toman como materia de su plegaria personal. La semana siguiente compartimos nuestras experiencias sobre el texto. Descubrí, que la plegaria personal sobre el texto requiere tiempo. Pero la participación también es necesaria. Cada persona es profunda y su experiencia preciosa. No estamos todos cortados con el mismo patrón. Esto se olvida con daño para la comunidad. La gente tiene centros de interés muy distintos y por esto su lectura del relato resulta también distinta. Dejemos que la comunidad descubra lo que la palabra de Dios le dice. 2. Todo esto está muy bien, pero ¿dónde está la acción? Hay muchos métodos válidos de hacer teología. La LD es uno de ellos. Es un método para introducirse en la unión con Dios mediante la lectura de la Biblia. La meditación es el lugar en el que la experiencia de la vida y el texto de la Biblia se encuentran. Esto puede llevar a la acción y lleva también a la plegaria contemplativa. La LD no es todo el seguimiento de Jesús. Es un método de reflexión que no se orienta primariamente a la acción, pero que, al permitirnos juzgar nuestra situación presente a la luz de la Biblia, puede conducir a la acción. 3.¿Cómo se valoran las religiones no cristianas en el proceso de la LD? Recordemos el método: leer la Biblia, leer nuestra propia experiencia. Tu experiencia realiza el pasaje bíblico. Tomemos, por ej., la escena de los diez leprosos (Lc 17,11-19). Sólo uno vuelve a Jesús y le da gracias. Esto tiene muchas lecturas. En la lectio divina escoges una. Te acuerdas, por ej., de una vez en que te curaste de algo, pero luego te olvidaste. Quiero olvidar que fui drogadicto o celoso y de este modo no estoy del todo curado. Luego me doy cuenta de que esto les sucede también a otros. En la plegaria entiendo el relato: no basta con ser curado, sino que es necesario tomar conciencia de ello. Esta puede ser también la historia de las culturas convertidas del colonialismo, pero no curadas del todo. Puedo también pensar en personas de otras religiones, que tienen una experiencia parecida. Veo que la historia bíblica se realiza en las culturas y en los pueblos, pues es una historia humana que toca a la vida misma. La LD no es nunca dominadora ni centrífuga. Puede encarnarse en todas las culturas y en cualquier fe. La Biblia es un libro humilde al servicio de la humanidad. 4. ¿Por qué repetimos el texto en la LD? El texto bíblico hay que amarlo. Eso sí: expresado en lenguaje de hoy. No, como los fundamentalistas, en traducciones trasnochadas. Pero supongamos ahora que en la misa de Nochebuena el celebrante dijera: hemos oído tantas veces el evangelio de Navidad que no lo voy a leer y paso directamente a la homilía. Esto no estaría bien. Necesitamos escuchar el texto una y otra vez, puesto que lo amamos. Oí a un celebrante decir a la gente que no los cansaría leyendo Mt 25 y que se referiría sólo a la frase "Cuantas veces lo hiciéreis a uno de estos, a mí me lo hicisteis", y pasó a la homilía, que no fue ciertamente corta. Es un error. La Biblia no es sólo un mensaje, sino un mensaje en un relato, que no podemos cortar a trocitos. Para los fundamentalistas el pasaje tiene sólo un significado literalista, pero para nosotros tiene muchos, si lo leemos una y otra vez.

MICHEL DE VERTEUIL 5.¿Con qué textos comenzar? Un buen comienzo es el evangelio del domingo, que debería ser el núcleo. Él nos hace integrar la reflexión bíblica y teológica con la vida de plegaria. Puede que el texto, a primera vista, no nos guste. Pero no vale manipularlo picoteando en él. Trabajo con un grupo de sacerdotes. Llevamos catorce años reuniéndonos. De entrada, pensamos en un ciclo de tres años, pero comenzábamos siempre de nuevo. Entre otras ventajas, se conserva la actitud de plegaria para la reflexión teológica. 6.¿Qué hacer cuando hay un acontecimiento en la vida de la parroquia -una muerte, una boda- que reclaman una palabra especial? La LD no está reglamentada ni tiene un orden fijo. Podemos comenzar por el acontecimiento y meditar sobre él y luego seguir con la plegaria y el texto bíblico, pero sin manipularlo. Lo que no podemos hacer es adueñarnos, por ej., de la frase de Jesús: "No temáis" (Mc 6,50) y usarla fuera de contexto aplicándola a lo que nos convenga. En el leccionario es la Iglesia la que escoge el texto. Un mismo texto lanza su mensaje en situaciones muy distintas. No hay por qué hacerse un índice de textos para cada coyuntura. 7. ¿Puede indicarnos alguien que se haya servido ampliamente de la LD? La LD proporciona un espacio en el que la gente puede expresar su teología por sí mismo. Y es que hay una teología en la Iglesia que consiste en reflexionar sobre lo que significa ser un seguidor de Jesús hoy en día. No se trata de enseñar teología a la gente, sino que es la teología de la gente la que hay que recoger cuidadosamente y articular sistemáticamente. Y para esto se requiere pericia. Es un equilibrio delicado, porque uno se inclina a cortar por lo sano e imponer el propio punto de vista. Uno de los grandes partidarios de la LD es Carlo s Mesters, un carmelita holandés que ha trabajado con las pobres y, a menudo, incultas comunidades del Brasil durante muchos años. Él insiste en la necesidad de sistematizar la teología del pueblo, porque la mayor parte de los teólogos no están preparados para ello. 8. ¿Es posible la LD en una comunidad analfabeta? No tengo experiencia de comunidades analfabetas, porque no tenemos este problema en el Caribe. Pero sé que esto no representa ningún obstáculo. Uno lee el pasaje por los que no saben leer y los demás se lo aprenden de memoria. Una mujer decía que hacía su meditación junto a su marido que estaba bebido cada noche y esto no la impedía su meditación. A un maestro de novicios le chocaría, pero para ella no era problema. Lo que cuenta es la humildad y la imaginación para descubrir la presencia de Dios. 9. ¿Qué relación tiene lo dicho sobre la LD con el título del artículo "Trasfondo teológico de la inculturación"? La inculturación no es algo prefabricado. La gente pregunta: ¿Cómo incultura Vd.? Yo creo que la inculturación consiste simplemente en contar tu historia en el lenguaje de la Biblia con rituales, palabras, cantos, gestos y, desde luego, viviéndolo. Básicamente es esto: interpretar la historia de Jesús vivo hoy, discernirlo, celebrarlo. Toda forma de inculturación es expresión del hecho de que Jesús vive. No hay que ir a otra parte o tener apariciones para descubrir que Jesús está vivo y actúa hoy. Basta con que sepas leerlo en tu historia personal y cultural. Inculturar es celebrar y vivir nuestra fe aquí y ahora. Pero para esto se requiere un método y no dejarlo a la improvisación. Eso es lo que la LD produjo en Europa en aquellos maravillosos tiempos de creatividad de los siglos IV y V, cuando la Iglesia se hizo europea y la gente pudo sentirse en casa como descendientes a la vez de sus antepasados y de Abraham. La inculturación es básicamente una empresa teológica, es una

MICHEL DE VERTEUIL celebración, es vivir la presencia de Jesús en el mundo actual. Hay diferentes maneras de inculturar, pero la LD es un método con una larga tradición. Debería constituir una parte muy esencial de la formación sacerdotal. La LD no es meramente un método de plegaria. Es una manera de hacer teología y es un estilo de vida. La Biblia constituye a la comunidad como lo hace la Eucaristía. Cuando el sacerdote realiza la Eucaristía, ya no es él. Del mismo modo, la Biblia no es mía. En la LD la concepción de la autoridad en la comunidad cambia por completo. Hasta que los cristianos de Asia no puedan sentarse humildemente a los pies de los maestros espirituales no cristianos, para escucharlos, no podremos ser fieles a nuestra llamada cristiana. El ideal se logrará cuando podamos convivir con un pluralismo de teologías en distintas culturas sin sentirnos amenazados por ello. El problema está en ponerlo en práctica. Tradujo y condensó: TEODORO DE BALLE

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