Introducción

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¡Llegó la temporada de Adviento y el mundo preocupado se regocija con esperanza!   No tenemos que esforzarnos para ver lo preocupado que se encuentra el mundo en la actualidad: relaciones fracturadas, desilusiones, estrés, enfermedad, luto, hambre, falta de vivienda, violencia, conflictos y guerras internacionales, disturbios políticos e inter raciales.    En nuestro camino a la integridad, a la santidad, nosotros como familia humana luchamos contra nuestras imperfecciones, el egoísmo, la necesidad de ser los primeros, los poderosos y estar en control. Sin embargo, en medio del conflicto, siempre hay dicha en la esperanza de que Dios vive en medio de nosotros y de que muchas personas responden al llamado a preocuparnos por los demás. Cuando le preguntaron al Papa San Juan XXIII por qué había convocado el II Concilio Vaticano, él respondió: “Para hacer la morada humana un poco menos triste”. Él sabía que la obligación de la Iglesia era cumplir con el papel de los discípulos de Jesús, caminando junto a los demás con esperanza y compasión, especialmente cuando se enfrentan a los retos de la vida.  En un mundo imperfecto, lleno de problemas, la temporada de Adviento y Navidad nos recuerda que tenemos razones para estar dichosos y agradecidos, porque quien nos trae esperanza recorrerá con nosotros el sendero.

Twenty-Third Publications, A Division of Bayard; One Montauk Avenue, Suite 200; New London, CT 06320; (860) 437-3012 or (800) 321-0411; www.23rdpublications.com ISBN:

Copyright ©2015 Janet Schaeffler. All rights reserved. No part of this publication may be reproduced in any manner without prior written permission of the publisher. Write to the Permissions Editor. Printed in the U.S.A.

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29 DE NOVIEMBRE Primer Domingo de Adviento JEREMÍAS 33,14–16; 1 TESALONICENSES 3,12—4,2; LUCAS 21,25–28. 34–36

Lo primordial

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“Cuando empiecen a ocurrir estos signos, párense erguidos y eleven sus cabezas...”. Lucas 21,28 Hay un proverbio que dice: “Lo primordial es mantener presente lo realmente importante”. Tal vez por esta razón la Iglesia nos invita anualmente a celebrar el Adviento.   Durante esta época, las lecturas de Adviento nos invitan especialmente a recordar lo primordial: estar atentos, estar conscientes de quiénes somos y  estar preparados para reconocer a Dios entre nosotros.   La Escritura de hoy proclama “cuando empiecen a ocurrir estos signos...”.  Realmente, nos rodean los signos de la presencia de Dios. La Encarnación (que Dios esté con nosotros) sucede aquí y ahora permanentemente. En el 2009, el Papa Benedicto XVI nos recordó: “El Adviento nos invita a hacer una pausa silenciosa para entender la presencia y reconocer que los eventos diarios son señales de la atención que Dios nos presta a cada uno”. Cada día de Adviento, escribe cómo Dios se hizo presente, y cómo este hecho es una instancia primordial en tu vida.

PRÁCTICA DIARIA:

Dios que estás con nosotros en medio de nuestras ocupaciones diarias, lo primordial nos guía y nos ancla. Haz que me detenga, haz que esté alerta y que agradezca cada una de las formas en que te haces presente, dándome siempre signos de tu atención.

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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30 DE NOVIEMBRE Lunes de la Primera Semana ROMANOS 10,9–18; MATEO 4,18–22

Trayendo buenas noticias

¡Qué hermosos son los pies de quienes nos traen buenas noticias!

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Romanos 10,15

En un accidente serio, un hombre perdió sus piernas, un brazo y dos dedos de su otra mano. Gradualmente adaptándose a sus dificultades, sintió el llamado de escribir a los prisioneros locales. Sosteniendo la pluma con sus dedos restantes, luchó por escribir semanalmente, pero no obtuvo respuesta. Un año después, recibió una carta de agradecimiento del supervisor de la cárcel. En ella le decía: “¿Podría escribir las próximas cartas en el papel más grueso que pueda encontrar? Sus cartas son compartidas entre uno y otro prisionero. Sus palabras, sus buenas noticias, los reconfortan y a veces los retan. Ya que pasan de mano en mano, llegan a pedazos al último prisionero”.  Nosotros también estamos invitados a llevar buenas noticias. No obstante, como lo experimentó por espacio de un año el escritor de las cartas, no nos damos cuenta del impacto que tienen nuestras palabras y acciones.   ¡Qué hermosos son los pies de quienes traen buenas noticias, aún cuando no sabemos qué impacto tendrán! PRÁCTICA DIARIA: Al

final del día piensa en tus palabras y acciones. ¿Llevaste buenas noticias, bondad, cuidado y confort? ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios

de las buenas nuevas, sigue usándome como un instrumento, compartiendo la realidad de tu amor incondicional a través de mis palabras y acciones.

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1 DE DICIEMBRE Martes de la Primera Semana  ISAÍAS 11,1–10; LUCAS 10,21–24

El reino apacible

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Entonces el lobo será el huésped del cordero. Isaías 11,6 Muchas tarjetas navideñas representan esta escena de Isaías. Sin embargo, no es una escena verdadera; es un sueño, una visión, algo imaginado. ¿Has visto alguna vez a los leopardos y los chivos cachorros durmiendo juntos? ¿Cuándo has visto a los lobos y a los corderos disfrutando de la compañía del otro? ¿Con qué frecuencia has visto a los osos y las vacas comiendo juntos?  La realidad es diferente. Con frecuencia los enemigos temen confiar en el otro cuando se les invita a la mesa de la paz. Cada lado teme que el otro lo devorará.   Esta realidad ocurre no sólo en lugares lejanos, sino en las familias, amistades, vecindarios, lugares de empleo y hasta en las parroquias y en la iglesia. Isaías le recuerda a su pueblo que están llamados a permitirse soñar con la paz, a esperar tiempos mejores. Por supuesto que la esperanza no es sólo un deseo. Nos fortalece a tomar el primer paso hacia un tiempo más pacífico y noble. Si soñamos podemos alcanzarlo. Coloca un retrato del reino pacífico en tu mesa. Imagina, y luego da, el primer paso hacia la paz, el perdón, hacia abandonar las presunciones y ver a los demás con ojos de entendimiento.

PRÁCTICA DIARIA:

Dios de paz, engrandece mis sueños para que sean tus visiones de paz. Guía mis acciones para que traigan el reino apacible. ORACIÓN DE ADVIENTO:

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2 DE DICIEMBRE Miércoles de la Primera Semana ISAÍAS 25,6–10A; MATEO 15,29–37

Dios proveerá

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 En esta montaña, el Señor Todopoderoso proveerá para todos los pueblos... Isaías 25,6 En una Navidad le pregunté a mi sobrina Michelle si le había escrito a Santa Claus. Me contestó que no, que no le iba a escribir ese año. Temí que su hermano mayor le hubiera dicho algo, así que le pregunté: ¿No crees en Santa? Michelle contestó: “Oh sí, él siempre es bueno conmigo”. Entonces, cuando le pregunté por qué no le iba a escribir, me contestó: “Porque si le escribo y le digo lo que quiero, nunca sabré lo que él me quería dar”.     En ciertos momentos, este podría ser un comentario sobre nuestras vidas con Dios. Isaías y gran parte de las Escrituras nos recuerdan que Dios provee más amorosa y abundantemente de lo que nos podemos imaginar. A veces nos encontramos haciendo listas de todo lo que necesitamos de Dios, en vez de reconocer y apreciar todo lo que Él nos ha dado. 

Durante esta temporada en vez de plasmar nuestros deseos en listas, evita hacer esto con Dios el día de hoy. Antes que oraciones de petición, ora alabándolo y agradeciéndole, o si debes pedir, hazlo con gratitud y confianza en la voluntad de Dios. PRÁCTICA DIARIA:

ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios que nos das todo, te preocupas ge-ner-

osa y abundantemente por mí. Gracias por los dones ordinarios y extraordinarios que nos das diariamente.

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3 DE DICIEMBRE Jueves de la Primera Semana ISAÍAS 26,1–6; MATEO 7,21, 24–27

El poder de la confianza

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¡Conf ía por siempre en el Señor! Porque el Señor es la Roca Eterna. El doblegó a los que vivían en las alturas y demolió la ciudadela de la cual nadie podía apoderarse... Isaías 26,4–5 Después de un accidente automovilístico serio, una mujer se encontraba en la calle necesitando asistencia médica. Cuando una joven se arrodilló ante la mujer herida, un hombre se acercó: “Muévase por favor”, le dijo. “Tengo entrenamiento en primeros auxilios, yo lo puedo manejar”. Sacó su manual de primeros auxilios y empezó a leerlo. Después de unos momentos, la mujer a la que había quitado del camino lo tocó en el hombro y le dijo: “Cuando llegue a la parte de llamar al doctor, aquí estaré lista”.  El hombre quería ayudar. Sin embargo, su afán lo cegó y lo llevó a imaginar que tenía todas las respuestas, confiando solo en sí mismo. Como miembros de una familia, al ser hijos e hijas de un Dios que todo lo provee, ¿recordamos siempre que los demás y ciertamente Dios ya pueden encontrarse presentes? ¿Basamos nuestras esperanzas, acciones y deseos en la confianza de que Dios siempre está con nosotros?

PRÁCTICA DIARIA: Durante tu oración de hoy, reflexiona en un área de tu vida en donde la confianza en Dios puede traerte más paz interior y además la habilidad de acercarte a los demás.

Dios, nuestra Roca Eterna, profundiza mi confianza en tu presencia. Porque tú eres mi Roca, permíteme servirle a los demás confiando en tu fortaleza.

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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4 DE DICIEMBRE Viernes de la Primera Semana ISAÍAS 29,17–24; MATEO 9,27–31

Reconoce las bendiciones

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Los humildes siempre encontrarán dicha en el Señor, y los pobres se regocijarán en el Santísimo de Israel. Isaías 29,19

El evangelio de hoy cuenta la historia de dos hombres a quienes se les restauró su visión. La primera lectura nos recuerda que los necesitados están conectados directamente con nuestro Dios amoroso.   La sabiduría nos puede decir que cuando estamos enfermos, sufriendo o en desventaja, estamos tan inmersos en esa realidad que se nos dificulta sentir gratitud. Sin embargo, para la mayoría de los seguidores de Jesús ha ocurrido lo contrario: al enfrentarse a la adversidad se han visto inspirados para reconocer la bondad y las bendiciones en cada momento. Los simples placeres, las pequeñas sorpresas y las personas de extraordinaria presencia abundan en nuestras vidas si sabemos apreciarlas. En Vivir la vida agradeciendo, Mary Beth Sammons afirma que su padre le llamaba a esta acción “encontrar en cada día una pequeña Navidad”. PRÁCTICA DIARIA: En esta dichosa temporada de Adviento y Navidad,

el sufrimiento y la preocupación a veces se vuelven  protagonistas. Cuando te enfrentes a un reto o dificultad, concéntrate en las bendiciones y los dones que te rodean.

Santísimo Omnipresente, en medio de pequeños o grandes problemas, siempre nos cuidas y nos traes cosas buenas. Ayúdame a reconocer con gratitud la simple pero sorprendente bendición que esconde cada nuevo día.

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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5 DE DICIEMBRE Sábado de la Primera Semana ISAÍAS 30,19–21. 23–26; MATEO 9,35—10,1. 5A. 6–8

Oración y acción

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Cuando vio la multitud, su corazón se llenó de piedad por ellos. Mateo 9,36

Una tarde, mientras mis amigos oraban antes de cenar, Josué, un pequeño de nueve años, interrumpió a su familia diciendo: “Creo que estamos rezando mal”. Su padre le preguntó qué quería decir, y Josué respondió: “Pedimos que los pobres tengan comida suficiente, pedimos que la señora Carson no esté sola porque su esposo murió. Tal vez debemos pedir que Dios nos recuerde compartir nuestra comida y trabajo en los albergues. Tal vez debemos pedirle a Dios que nos empuje a invitar a la Señora Carson a cenar con nosotros de vez en cuando”.  Hay un proverbio que dice: “Oración sin acción, es como llevar agua sin recipiente”. Así como Jesús se conmovió en el evangelio de hoy, de la misma forma la oración conmueve nuestros corazones, no sólo con sentimientos sino con acciones prácticas hacia los demás, hechos concretos para esas intenciones por las que oramos. 

Escucha tus oraciones. ¿Le ofrecen consejos a Dios sobre cómo manejar el mundo? ¿Te recuerdan actuar de acuerdo con tus oraciones?

PRÁCTICA DIARIA:

Dios de acción, ayúdanos a ser como tú. Rétanos a rezar tan compasivamente que nuestras palabras, con tu fortaleza, nos lleven a ser tus oídos y manos en este mundo. Danos la gracia de trabajar por lo que oramos.

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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6 DE DICIEMBRE Segundo Domingo de Adviento BARUC 5,1–9; FILIPENSES 1,4–6. 8–11; LUCAS 3,1–6

Creado como interdependiente

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Los senderos curvos se harán rectos, y los dif íciles se suavizarán, y toda carne verá la salvación de Dios. Lucas 3,5–6

En 1971, Edgar Mitchell regresó de su misión a la Luna en el Apolo 14 como un hombre nuevo. De su experiencia en el cosmos, dijo que se hizo más consciente de las fuerzas que le dan forma al universo. En su sitio web puedes leer: “Mientras la nave se precipitaba a la tierra a través del abismo de dos mundos, Mitchell se sumergió en... ‘un sentido de interconexión universal’. Intuitivamente sintió que su presencia, la de sus compañeros astronautas y la del planeta en la ventana formaban parte deliberada de un proceso universal... La experiencia fue tan estremecedora que Mitchell supo que su vida nunca volvería a ser la misma”.  El final del evangelio de hoy nos recuerda que toda carne y toda la creación serán transformadas; nada ni nadie está excluido. Cuando vivimos un Adviento de profunda conexión con Dios, con la creación y con toda la humanidad, nuestras vidas nunca volverán a ser las mismas.  Mira al cielo nocturno, a las personas, a la gente en las noticias. Mientras lo haces, reflexiona en tu conexión con cada uno y con toda la creación.

PRÁCTICA DIARIA:

ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios del universo, nos creaste dependientes de ti e interdependiente con cada quien y con la creación. Intensifica mi admiración para que mis sueños, mis metas y mis acciones cambien para siempre.

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7 DE DICIEMBRE Lunes de la Segunda Semana ISAÍAS 35,1–10; LUCAS 5,17–26

Servicial con los demás

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Ellos... lo bajaron del techo en su camilla. Lucas 5,19 Cuando mi sobrino nieto, Tyler, tenía cuatro años, cada vez que íbamos en el auto y otro automóvil nos pasaba, le encantaba decir: “¿De quién es ese carro? ¿A dónde van? ¿Qué van hacer?”.  Yo le respondía: “Imaginemos a dónde irán el día de hoy”. Usualmente orábamos por ellos y por sus actividades del día.   Más que por su curiosidad, me sorprendía el interés y la preocupación que Tyler demostraba por los demás. En el evangelio de hoy, los hombres estaban preocupados por su amigo y ¡tenían razón! Sin embargo, la preocupación de Tyler era expansiva: se preocupaba por personas que no conocía y que probablemente nunca llegaría a conocer. Los amigos en el evangelio hicieron grandes sacrificios para proteger al otro. Tyler estaba preocupado por las necesidades e intereses de los demás.  La temporada de Adviento nos hace un llamado más allá de nosotros mismos. En medio de las ocupaciones de estos días, ¿qué es más importante? ¿Las decoraciones, las compras, las fiestas, o las vidas de las personas, sus dichas y tristezas, sus corajes y temores, sus logros y desilusiones? Imagina qué preocupaciones y necesidades tiene alguien que pasa por tu vida. ¿Qué podrías hacer para darle tu apoyo, asistencia y aliento? 

PRÁCTICA DIARIA:

ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios de amorosa atención, tu respuesta para

nosotros es constante y global. Profundiza en mí tu deseo de servir a los demás, incluso antes de que lo pidan.

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8 DE DICIEMBRE Martes de la Segunda Semana (Solemnidad de la

Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María)

GÉNESIS 3,9–15. 20; EFESIOS 1,3–6. 11–12; LUCAS 1,26–38

Llena de gracia

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“El Señor es contigo”. Lucas 1,28 Hoy, ¡tenemos una fiesta que celebrar! En algunos países como Italia, Venezuela, Argentina, y Portugal, es una fiesta nacional. Para nosotros, en los Estados Unidos, es una fiesta patronal.  El día de hoy celebramos la creencia de que María fue bendecida desde el principio con el don de la gracia. Una frase alemana  denomina el día de hoy como “la fiesta de la gracia de María”.   Con frecuencia explicamos esta creencia diciendo que María estaba excluida del pecado original desde el momento de su concepción. También sería cierto decir que María siempre estuvo llena de gracia e inmersa en el amor de Dios.   María siempre vivió tanto los pequeños momentos de dicha como los grandes retos con gracia y consciente de la presencia Divina. Esta es una de las sorprendentes maneras en que María es nuestro modelo y nuestra compañera. 

La gracia es una relación, no una cosa. Los momentos llenos de gracia no ocurren sólo en la iglesia, sino en todo lugar. El día de hoy, sé consciente del don de la Gracia. PRÁCTICA DIARIA:

Misericordioso Dios, ¿por qué pienso que debo pedirte que vengas y te hagas presente? ¿Por qué pienso que tengo que encontrarte y traerte a mi vida? ¡Ya estás aquí! ¡Ayúdame a tranquilizarme y estar consciente de ello!

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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9 DE DICIEMBRE Miércoles de la Segunda Semana ISAÍAS 40,25–31; MATEO 11,28–30

Todos importan

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Él... los enumera, llamándolos por su nombre. Isaías 40,26 Un profesor de enfermería hizo un examen sorpresa a sus educandos. La última pregunta era: “¿Cuál es el nombre de la señora que limpia la escuela?”. Los estudiantes pensaron que era un chiste o una pregunta capciosa. Por supuesto que habían visto muchas veces a la mujer. Sabían que era alta, de cabello oscuro, probablemente en sus cincuentas, pero ¿cómo o por qué habrían de saber su nombre? Muchos estudiantes no contestaron la pregunta; un par trataron de adivinar la respuesta. Al salir del salón, uno de los alumnos preguntó si la calificación incluiría dicha res-puesta. “Absolutamente”, contestó el profesor. “En sus carreras conocerán muchas personas. Todas son importantes. Merecen su atención y cuidado, aún si todo lo que hacen por ellas es sonreír y saludar llamándolas por su nombre”.  En las Escrituras incontables pasajes nos recuerdan que Dios nos llama a cada uno por nuestro nombre. La temporada de Navidad y Adviento celebra la realidad de que Jesús vino a nosotros por cada uno de nosotros; para Dios todos somos importantes. PRÁCTICA DIARIA: ¿Ves

con frecuencia a alguien, tal vez un servidor público o un trabajador con quien tienes contacto casual? Aprende su nombre y llámalo por él.

Dios que nos llamas por nuestro nombre, enséñanos a apreciar y respetar la dignidad de cada uno de tus hijos e hijas. ORACIÓN DE ADVIENTO:

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10 DE DICIEMBRE Jueves de la Segunda Semana ISAÍAS 41,13–20; MATEO 11,11–15

Oír lo que podemos pasar por alto

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“El que tenga oídos que escuche”. Mateo 11,15

Winnie Pooh dijo: “No desestimes el valor de no hacer nada, de estar escuchando todas las cosas que no puedes oír...”  En el evangelio de hoy, Jesús nos reta a ser oyentes atentos, a fijarnos en las personas y eventos que nos rodean, ya que son sagrados, si tenemos ojos para ver y oídos para escuchar. Recientemente escuché a una mesera decirle a un grupo de comensales en otra mesa: “Ustedes cinco disfrutan estar juntos. Nadie ha sacado su celular ni una sola vez desde que llegaron”.   El poder y la capacidad de escuchar se cumplen al estar completamente presentes a las personas en nuestras vidas, o a los deseos de nuestros espíritus o a Dios dentro y alrededor de nosotros. ¿Cuántos dones de presencia, milagros y gracia te pierdes especialmente en esta acelerada temporada de Adviento porque tu presencia está llena de distracciones, sin tiempo para ver y escuchar? 

Disfruta el don de los momentos de presencia inesperada, en vez de tratar de llenarlos inmediatamente, revisando tus correos electrónicos. Comprométete a no mandar mensajes de texto o chequear tu correo de voz durante las comidas. Escoge un domingo, o Navidad, para “desconectarte” y disfrutar de la presencia de familia y amigos. PRÁCTICA DIARIA:

ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios del Presente, desconecta mi espíritu frenético. Empújame a estar completamente presente, observando, escuchando y respondiendo a la vida real. 

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11 DE DICIEMBRE Viernes de la Segunda Semana ISAÍAS 48,17–19; MATEO 11,16–19

¿Receptivo o crítico?

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“Vino Juan que no comía ni bebía... Luego vino el Hijo del Hombre que come y bebe...”. Mateo 11,18–19

Una persona perceptiva dijo una vez: “Quien puede, hace; quien no puede, crítica”. Ésa persona debió conocer mucha gente como la descrita en el evangelio de hoy, listos a criticar sin importar si se trataba de Juan el Bautista o de Jesús.   En el 2013, el Papa Francisco, predicando acerca de este evangelio, recalcó que algunos cristianos están desconectados de lo que dicen los predicadores: “Prefieren una vida encarcelada en sus preceptos, compromisos y planes revolucionarios o en su espiritualidad (incorpórea)... Estos tristes cristianos no creen en el Espíritu Santo, ni en la libertad que da la predicación... Sin embargo, esa libertad es la que permite el crecimiento de la Iglesia. Viendo a quienes temen a todo, incluso a bailar o llorar, quienes piden certeza en todas las cosas, pienso en estos tristes cristianos que siempre critican a los predicadores de la verdad, porque tienen miedo de abrirle la puerta al Espíritu Santo”.  Esta temporada, celebra la llegada del Único que predicó la Verdad en palabras y acciones. Al orar pregúntate:  ¿Hoy escuché al Espíritu Santo o a la crítica?

PRÁCTICA DIARIA:

ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios de libertad, sálvame de ser un cristiano

triste. Fortaléceme para escuchar y ser receptivo y afirmativo.

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DICIEMBRE 12 Sábado de la Segunda Semana (Nuestra Señora de

Guadalupe)

ZACARÍAS 2,14–17 o APOCALIPSIS 11,19A. 12,1–6A. 10AB; LUCAS 1,26–38 o LUCAS 1,39–47

Somos uno

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Vine a vivir entre ustedes, dijo el Señor. Muchas naciones se unirán al Señor ese día... Zacarías 2,14–15

En diciembre de 1531, la Virgen María se apareció varias veces ante un pobre convertido, un indio azteca, de 57 años, llamado Juan Diego. En su manto María dejó un sorprendente retrato de sí misma. Esta imagen milagrosa ha probado ser eterna. Hoy, se encuentra en el santuario construido en su honor, la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México.  Podemos considerar la fiesta de hoy como una celebración insignia del pueblo de México. No obstante, en 1910 Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada patrona de América Latina. En 1945, el Papa Pío XII la declaró patrona de todas las Américas.  Como testigos de Nuestra Señora de Guadalupe, somos en todos los sentidos una familia humana, la familia de Dios. Thomas Merton nos recordó: “De veras todos somos uno, y toda espiritualidad verdadera nos recuerda que somos uno”. 

PRÁCTICA DIARIA: Únete a la celebración de la fiesta de hoy, con una parroquia hispana de tu diócesis, si te es posible. Continúa aprendiendo acerca de la visión de la Iglesia para una reforma migratoria comprensiva en www.justiceforimmigrants.org.

Dios de Todas las Naciones, conceda que a través del patronazgo de Nuestra Señora de Guadalupe, continuemos incrementando nuestra conciencia y gratitud por cada uno de nuestros hermanos y hermanas. Que tu amor, vivo en nosotros, nos dé la fortaleza para trabajar por la paz a través del mundo. ORACIÓN DE ADVIENTO:

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13 DE DICIEMBRE Tercer Domingo de Adviento SOFONÍAS 3,14–18A; FILIPENSES 4,4–7; LUCAS 3,10–18

Grandes expectativas 

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Ahora el pueblo estaba lleno de expectativa. Lucas 3,15 En el corazón de Adviento, se encuentra el poder y la necesidad de saber esperar. El evangelio de hoy nos dice que la gente estaba llena de expectativa. Esperaban ansiosamente.    Durante esta temporada y el resto de los 365 días del año, tenemos muchas expectativas. Esperamos carros y computadoras que funcionen, buena salud, dicha, días fáciles y personas que nos apoyen. No obstante, las expectivas de uno pueden depender en las relaciones que uno tiene con los demás. De igual forma, ¿se basan nuestras más profundas expectivas en la relación y la realidad de que estamos llamados a ser amigos de Dios, de ese Dios que vive entre nosotros y nos ama incondicionalmente? ¿Influencia ésta relación en lo que espero?  ¿Son mis expectativas o son las de Dios? ¿Afectan el mundo entero o sólo mis preocupaciones? PRÁCTICA DIARIA: El

día de hoy, piensa en las expectativas de Dios. ¿Qué puedes hacer para que sean fructíferas?

Dios de Expectativas, deseas lo mejor para nuestro mundo; siembra mis deseos en los tuyos que lo incluyen todo.

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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14 DE DICIEMBRE Lunes de la Tercera Semana NÚMEROS 24,2–7. 15–17A; MATEO 21,23–27

Cautivar con admiración

Quien ve lo que ve el Todopoderoso, está cautivado...

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Números 24,16

Cuando Owen, mi sobrino nieto de cinco años, abrió la puerta del patio, su mamá le preguntó qué hacía. Con admiración en su voz, Owen respondió: “Escucho a los pájaros”. Cuando mi sobrina me contó lo sucedido, agregó: “Hasta que Owen me lo dijo, escuché los pájaros; antes estaba muy ocupada para darme cuenta”.  Aunque esta temporada está llena de compromisos adicionales y preparaciones, el Adviento por naturaleza nos invita a hacer una pausa, a despertarnos maravillados, a reconocer las promesas y los dones de Dios. Estamos invitados a ver nuestras vidas con los ojos de Dios.  Durante esta temporada nos preparamos para estar más conscientes del regalo de Jesús en nuestras vidas y nuestro mundo. ¿Estaremos conscientes de Jesús si no reconocemos las muchas maravillas, ordinarias y extraordinarias de la vida, en las que Él se hace presente?  PRÁCTICA DIARIA: Durante

el siguiente mes, mantén un calendario de maravillas. Cada día, escribe, dibuja o toma una foto de un signo de la maravillosa presencia de Jesús en ti. Busca las cosas que has ignorado en el pasado. Dios maravilloso, despiértame para que me dé cuenta de que cuando veo las cosas con tus ojos, estoy cautivado.

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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15 DE DICIEMBRE Martes de la Tercera Semana SOFONÍAS 3,1–2. 9–13; MATEO 21,28–32

Una palabra tuya

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Un pueblo pobre y humilde que se refugiará en el nombre del Señor... Sofonías 3,12

Un amigo me contó que su hijo de cinco años le preguntó: “En la iglesia rezamos, ‘una palabra tuya’; ¿cuál es la palabra?”. Los niños toman literalmente las palabras. Por esta razón, la historia del centurión que le pide a Jesús que sane a su sirviente enfermo pierde el sentido.  Siendo literales por un momento, ¿cuál es la “palabra”? ¿Qué palabra necesitamos escuchar?  La primera lectura de hoy habla de un pueblo que responde al nombre del Señor. Sin embargo, responde más que a una palabra o a un nombre. Responde a una persona, a una presencia constante, al Dios que se encuentra entre ellos.   El Adviento nos recuerda de la constancia de la presencia divina. Dios se hizo hombre para ilustrar concretamente que siempre se encuentra con nosotros. Debido a la realidad de la Encarnación, Dios nunca puede estar lejos. Debido a su presencia constante, siempre pronuncia la palabra que necesitamos escuchar.

¿Qué palabra necesitas escuchar hoy? Escríbela en un pedazo de papel y ponla en tu bolsillo. Escucha todas las formas en la que Dios la pronuncia para ti el día de hoy. PRÁCTICA DIARIA:

ORACIÓN DE ADVIENTO:

escuchando.

Palabra de Dios, sólo di la palabra. Estoy

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16 DE DICIEMBRE Miércoles de la Tercera Semana ISAÍAS 45,6B–8. 18. 21B–25; LUCAS 7,18B–23

Paz entre las lágrimas

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Acude a mí y serás salvo. Isaías 45,22

Un niño de cuatro años vivía al lado de un vecino anciano que acababa de enviudar. Un día, el pequeño vio al hombre llorando en su terraza. Se le acercó al hombre, se subió en sus piernas y se sentó con él por un rato. Cuando regresó a casa, su madre le preguntó qué le había dicho al vecino. El niño contestó: “Nada, sólo lo ayudé a llorar”.  Todos los comerciales que nos rodean en esta temporada navideña “insisten” en que ésta es la época más feliz del año. Sin embargo, para muchos las dificultades y retos de la vida continúan: la muerte de un ser querido, el duelo por un aborto, el desempleo, la preocupación por un familiar o amigo, el diagnóstico reciente de una penosa enfermedad, la ruptura de una relación, etc.  “Acude a mí y serás salvo”, nos dice Dios en la primera lectura. Esto, sumado a la descripción del trabajo de Jesús en el evangelio (“los pobres recibirán las buenas noticias”), nos recuerda que Dios camina entre nosotros a través de la desconsoladora realidad de la vida. PRÁCTICA DIARIA: La Encarnación, Dios hecho humano, nos recuer-

da que estamos llamados a actuar como Él. Hoy, a pesar de nuestras preocupaciones y cargas, ¿cómo podemos ayudar a los demás “a llorar”?

ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios que nos escucha en silencio, presencia consoladora, rodéame con tu paz. Ayúdame a ser tu compasión para los demás.

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17 DE DICIEMBRE Jueves de la Tercera Semana GÉNESIS 49,2. 8–10; MATEO 1,1–17

Una familia

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El libro de la genealogía de Jesúcristo... Mateo 1,1 Parecería que el autor del Evangelio de Mateo nunca tomó un curso de escritura, y por lo tanto, nunca supo que los primeros párrafos son importantes, ya que deben ser agradables para atrapar al lector.   Con frecuencia, saltamos el principio del evangelio, avanzando hasta dónde creemos que empieza la verdadera historia. Existen muchas razones por las que la genealogía de Jesús era importante en ese momento; es más, todavía tiene implicaciones prácticas para nosotros.   Mientras leemos la lista, parecen ser sólo nombres. Algunos los conocemos por las Escrituras, otros nunca los habíamos escuchado. Sin embargo, fueron personas, mujeres y hombres como nosotros, con defectos y virtudes. En la actualidad, ¿cuántas personas vemos a diario?, ¿de cuántas personas escuchamos en las noticias? Aunque no las conocemos, ¿les decimos: “No te conozco, pero eres parte de la familia de Dios; con defectos o con virtudes pertenececes a Dios y a mí, porque todos somos parte de la familia divina”?  PRÁCTICA DIARIA: Agrega un nuevo miembro a tu círculo “fami-liar”.

Ora por él, realiza un acto aleatorio de bondad.

ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios que nos unes a todos, ayúdame a ver

nuestras similitudes antes que diferencias, lo que nos une como familia antes que lo que nos separa.

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DICIEMBRE 18 Viernes de la Tercera Semana JEREMÍAS 23,5–8; MATEO 1,18–25

La quietud revela la presencia

Cuando José despertó, hizo lo que le mandó el ángel del Señor.

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Mateo 1,24

La historia de José es fascinante. Los evangelios no plasman sus palabras sino sus acciones. Tomó a María como su esposa, viajó a Belén, guió a María y a Jesús escapando hacia Egipto; cuando fue seguro, los llevó a Nazaret, sostuvo a Jesús y a María.   Antes de que hiciera estos actos, José debió permanecer quieto, tomando en su corazón el pasaje del Antiguo Testamento que dice: “Ríndanse y reconozcan que yo soy Dios” (Salmo 46:11).  Durante esta frenética temporada de Adviento, ¿hay momentos en los que busco antes de darme cuenta en momentos de quietud que Dios ya está aquí. El Papa Francisco nos recuerda que “Dios siempre da el primer paso. Se acerca a nosotros”.

PRÁCTICA DIARIA: En los días que quedan de Adviento y de la Navidad, busca el tiempo para orar en silencio y escuchar para que alcances una conciencia más profunda de la presencia de Dios. ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios de la quietud, cálmame. Ayúdame a es-

capar de la búsqueda frenética. Impúlsame a buscar la quietud, a escuchar y a profundizar mi conciencia de ti. Ayúdame a experimentar y a regocijarme en tu cercanía.

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19 DE DICIEMBRE Sábado de la Tercera Semana JUECES 13,2–7. 24–25A; LUCAS 1,5–25

Vivir dichosos

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Mi boca se llenará con tu alabanza... Me regocijaré en los grandiosos trabajos del Señor. Salmo 71,8. 16

Con frecuencia, escuchamos unas palabras dichas por el Papa Francisco: “Cuando vives el evangelio, ¡no debe parecer que acabas de regresar de un funeral! No te entregues a la desesperación, abre tu corazón a la dicha de Cristo”.  El salmo responsorial de hoy habla de la dicha de alabar a Dios por sus acciones magníficas. En el evangelio de hoy, el ángel le dice a Zacarías que deberá encontrar dicha y felicidad en la promesa de Dios.   Estoy seguro de que todos los lectores tienen alguna preocupación, miedo, desilusión o pérdida que se multiplica durante esta época de Adviento y Navidad. No obstante, en medio de nuestros problemas, también tenemos mucho que agradecer. Las acciones de Dios —sus dones y promesas a nosotros— nos rodean y sostienen. Como nos recuerda el Papa Francisco, nuestra respuesta debe ser escoger vivir con dicha antes que con desilusión. PRÁCTICA DIARIA: En los siguientes días, cuando experimentes o re-

flexiones sobre tus preocupaciones, miedos o frustraciones, escoge tener pensamientos y palabras de alabanza. Decide compartir tu dicha con otros. ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios Poderoso, Fuente de Toda Dicha, enci-

ende en mí tu espíritu de gratitud para que reemplace mi desaliento con la conciencia de tu labor, compartiendo tu dicha con aquellos que toco durante esta época. 

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20 DE DICIEMBRE Cuarto Domingo de Adviento MIQUEAS 5,1–4A; HEBREOS 10,5–10; LUCAS 1,39–45

Esperando juntos

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María se apresuró y viajó a la región montañosa. Lucas 1,39 Dos pordioseros golpearon la puerta pidiendo pan. A uno le dieron una lonja y se marchó. Al otro lo dejaron esperando. Con el tiempo, el segundo mendigo se preocupó. “¿Por qué me niegan el pan? ¿Por qué prefirieron al otro?”. El mendigo no sabía que dentro de la casa le preparaban una lonja de pan fresco.  En la actual cultura de la “comida rápida”, esperar puede ser una de las cosas más dif íciles. El hermoso evangelio de hoy nos habla de la espera. Al reunirse, Isabel y María crearon un espacio para la espera de ambas.  La visita de María hizo que Isabel fuera consciente de que esperaba el niño que sería su dicha. A su vez, María salta de emoción cuando Isabel afirma su creencia en la promesa de Dios. Ambas afirman que lo que esperan vale la pena. En las Escrituras, la visita de María a Isabel es una de las expresiones más vivas de comunidad, de personas que se reúnen alrededor de una promesa, afirmando lo que sucede en medio de ellas. 

PRÁCTICA DIARIA: ¿Quién ha estado contigo en tus momentos de espera? Escríbele una nota de Adviento, agradeciéndole por su presencia incondicional.

Dios de nuestros Tiempos de Espera, te damos gracias por tus promesas, por la seguridad de que hay cosas por las que vale la pena esperar.  ORACIÓN DE ADVIENTO:

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21 DE DICIEMBRE Lunes de la Cuarta Semana CANTAR DE CANTARES 2,8–14 o SOFONÍAS 3,14–18A; LUCAS 1,39–45

Caminando juntos

María... viajó a la región montañosa... donde saludó a Isabel.

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Lucas 1,39–40

Una vez más, escuchamos una historia primordial en esta temporada, la visita de María a su prima. Con frecuencia, imaginamos a la joven María viajando para ayudar a su anciana pariente Isabel. En realidad, el beneficio de la relación es mutuo.  El evangelio nos cuenta que Isabel es una sabia mentora para María. Por muchos años, Isabel ha vivido fielmente, conociendo a Dios. Lucas nos recuerda que ante Dios ella ha sido virtuosa y ha vivido con integridad. Durante los días de confusión, en el camino para entender el don que el mundo recibirá porque María dio el sí, Isabel es la compañera perfecta.  A su vez, María apoya a Isabel durante su sorprendente camino. Juntas son profetas de las nuevas acciones de Dios. Muchos de los profetas en las Escrituras son individuos que actúan solos. La visita es una forma femenina de la compañía profética. María y Isabel no responden al llamado de vivir fielmente y traer las buenas noticias al mundo de forma individual. Ellas se dan cuenta de que la una necesita de la sabiduría de la otra. 

¿Hay alguien que necesita que tú recorras el camino con él? De alguna forma, “visítalo” hoy. PRÁCTICA DIARIA:

Dios de la Compañía, haces por nosotros mucho más que “visitarnos”. Estás constantemente presente. Ayúdame a estar presente para los demás, especialmente quienes recorren en camino confuso.

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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22 DE DICIEMBRE Martes de la Cuarta Semana 1 SAMUEL 1,24–28; LUCAS 1,46–56

Una oración profética 

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“Dios... ha mostrado la fortaleza de su brazo”. Lucas 1,51 Durante los años 80, el gobierno guatemalteco prohibió que se recitara públicamente el Magnificat, la canción de María en el evangelio de hoy. ¿Por qué lo hicieron?  ¿Te has dado cuenta de que María nunca aparece en una escena doméstica, como lo hacen otras mujeres en las Escrituras? Ella habla con un ángel, da a luz en un establo, escapa a Egipto, celebra en la boda y sufre al pie de la cruz. Tal vez esto nos deja ver que María era una profeta. Los profetas nunca aparecen en sus hogares. Abandonan su casa para llevar la palabra de Dios a donde se les envíe.  Durante la visita, María alaba a Dios y le canta a un nuevo mundo visto a través de los ojos divinos. Un mundo de compasión para quienes viven de forma marginal (Dios ha levantado a los humildes), de liderazgo servil (Dios ha rebajado a los poderosos de sus tronos), de preocupación por los pobres (Dios ha satisfecho a los hambrientos y enviado a los ricos sin nada).  Esta es una oración profética que sería un reto para cualquier líder a quien sólo le importe el poder y la supremacía. 

Para recordar ver el mundo a través de la visión de Dios, coloca el periódico de hoy y una copia del Magnificat en la mesa del comedor.  PRÁCTICA DIARIA:

Reza el Magnificat como si fuera tu propia oración de alabanza, tu plegaria para el mundo de hoy.

ORACIÓN DE ADVIENTO:

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23 DE DICIEMBRE Miércoles de la Cuarta Semana MALAQUÍAS 2,1–4. 23–24; LUCAS 1,57–66

Nombrado por Dios

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“Él se llamará Juan”. Lucas 1,60

En reuniones formales, decimos: “Mi nombre es...”. Coloquialmente, nos presentamos, “Hola, yo soy...”. Nuestro nombre es quién somos, está ligado a nuestra identidad. No es algo separado de nosotros.  El evangelio de hoy, en medio de muchos mensajes, nos recuerda la importancia de los nombres. La costumbre de aquel tiempo era dar al hijo el nombre de su papá, abuelo u otro ancestro masculino. Por lo tanto, los familiares y amigos de Isabel y Zacarías se quedaron perplejos cuando ella dijo: “Se llamará Juan”. Desconfiando de Isabel, acuden a Zacarías quién les responde escribiendo en una tableta: “Juan es su nombre”.  Anteriormente, el ángel le había dicho a Zacarías que el anhelado hijo deberá llamarse Juan, que significa Dios es misericordioso. El regalo de Juan para Isabel y Zacarías surgió de la espléndida gracia divina. La vida de Juan estuvo marcada y motivada por la gracia, ya que él preparó el camino para Jesús, quien vino a revelar la abundancia de la gracia de Dios.  ¿Qué significa tu nombre? ¿Cómo has vivido dicho significado? 

Mientras oras el día de hoy, pregúntate: ¿Qué nombre me daría Dios en este momento? ¿Qué me invitaría a hacer?  PRÁCTICA DIARIA:

ORACIÓN DE ADVIENTO: Dios que nos llamas por nuestro nombre, ante tus ojos todos somos únicos. Por medio de la atención que me prestas, ayúdame a esparcir tu gracia a través de mi mundo.

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24 DE DICIEMBRE Jueves de la Cuarta Semana 2 SAMUEL 7,1–5. 8B–12. 14A, 16; LUCAS 1,67–79

Dios ama primero

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“Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a su pueblo y los ha hecho libres”. Lucas 1,68 Muchas personas comienzan su día rezando la canción de alabanza y agradecimiento que Zacarías le cantó a Dios en el nacimiento de su hijo Juan el Bautista, ya que hace parte de la Oración Matutina de la Liturgia de las Horas de la Iglesia. Esta alabanza nos recuerda que todo empieza con Dios. Dios nos ama incondicionalmente, punto. Dios no nos ama por nuestras buenas acciones. Dios nos ama por completo; hacemos el bien porque hemos experimentado el amor del Divino.   Dios no nos ama porque oramos y participamos de la liturgia. Dios nos ama sin reservas, punto. Oramos y alabamos porque hemos experimentado el amor de Dios. Dios no nos ama porque somos bondadosos. Dios nos ama entrañablemente, punto. Somos buenos porque hemos experimentado el amor de Dios. Dios no nos ama porque hemos vivido una existencia de caridad, justicia y cuidando a los demás. Dios nos ama absolutamente, punto. Nos preocupamos y ayudamos porque hemos experimentado el amor divino. Por un par de minutos, durante tu oración matutina, reflexiona en silencio acerca del extravagante amor de Dios por ti. Debido a Él, ¿qué harás el día de hoy?

PRÁCTICA DIARIA:

Dios generoso, de muchas formas tu amor va más allá de la comprensión. Profundiza mi conciencia de él y mi respuesta a ti. ORACIÓN DE ADVIENTO:

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25 DE DICIEMBRE El Nacimiento del Señor ISAÍAS 9,1–6; TITO 2,11–14; LUCAS 2,1–14

Un hogar acogedor

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“No tengas miedo”. Lucas 2:10

El autor John Jay Chapman dijo: “Las personas se acostumbran tanto al hábito de preocuparse que si las salvas de ahogarse y las dejas en un banco para que se sequen al sol, con chocolate caliente y muffins, entonces, se preocuparían por pescar un resfriado”.  La advertencia de no preocuparse y no tener miedo es la amonestación más frecuente en las Escrituras. Sólo en las lecturas de Adviento y Navidad, se menciona cuatro veces: a María, Zacarías, José y, en la lectura de hoy, los pastores.  Nadie le teme a un niño recién nacido. La mayoría de las personas quieren cargar al bebé. Dios ha escogido venir a nosotros como un niño recién nacido para que podamos acercarnos a Él sin temor. No hay nada que temer porque Dios, al convertirse en uno de nosotros, nos construyó un hogar. El misterio de Emmanuel, Dios con nosotros, es la sorprendente presencia diaria, total y constante, en medio de miedos y de dichas, de forma ordinaria o sorprendente.  Durante estos doce días de Navidad, ¿de qué miedo te puedes desprender? ¿Cómo puedes acercarte a alguien que le tema a sus circunstancias? PRÁCTICA DIARIA:

Dios que disuelves todos los miedos, gracias por darnos un hogar seguro. En estos días de Navidad, permíteme confiar en tu protección y compartir ese refugio con los demás.

ORACIÓN PARA EL DÍA DE NAVIDAD:

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