UNA FILOSOFIA FINANCIERA

UNA FILOSOFIA FINANCIERA Palabras del Presidente Betancur en el almuerzo de celebración del tercer aniversario de la nacionalización del Banco del Es

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UNA FILOSOFIA FINANCIERA

Palabras del Presidente Betancur en el almuerzo de celebración del tercer aniversario de la nacionalización del Banco del Estado: Bogotá octubre 1o. de 1985.

He querido hacerme partícipe de la alegría con que la familia Banco del Estado recuerda esta fecha, -punto de partida del inicio de una nueva andadura de la prestigiosa entidad bancaria que tantos méritos ganara desde la querida y hazañosa Popayán-, para compartir con Ustedes expectativas e ilusiones, realidades y proyecciones. Y para rendir testimonio de admiración y reconocimiento a esa familia Banco del Estado, en la persona de su Presidente, el doctor Luis Prieto Ocampo, de sus directores y de sus trabajadores.

1.-

UN SÓLIDO SECTOR FINANCIERO

A los colombianos, pobres y ricos, resulta indispensable que el sector financiero sea sólido, crezca y se democratice; porque a través del sistema financiero se capta y remunera el ahorro de unos y se lo traslada a otros que desean invertir y dar empleo; o que necesitan consumir; y porque en definitiva el desarrollo depende en gran medida del fortalecimiento del mencionado sistema.

Infortunadamente, como ha observado el doctor Prieto Ocampo, el sector ha sido escenario de acciones que se salieron del marco de comportamiento trazado por la ley y condujeron a numerosos y graves quebrantos. Fue entonces cuando, en una de nuestras más trascendentales decisiones, hubo de garantizarse a ahorradores y acreedores del sistema, que se protegería su patrimonio por encima de toda consideración. Gracias a esa decisión, pese a que varias instituciones han pasado por momentos difíciles, no ha habido pánicos, y se ha logrado que los acreedores internacionales mantengan líneas de crédito en niveles compatibles con las necesidades del comercio exterior.

2.-

EL FONDO DE GARANTIAS

No podía el estado otorgar a depositantes y acreedores una garantía tan cierta, sin mejores instrumentos de control y normas más claras. Por eso la Superintendencia Bancaria ha tenido que tornarse más activa y exigente; y por eso hemos llevado al Congreso varias iniciativas que doten de tales disponibilidades y que salvaguarden a los ahorradores. La semana pasada, por ejemplo, presentamos, de nuevo, el proyecto del Fondo Nacional de Garantías que incluye, entre otras disposiciones, una que permite la inversión extranjera directa en el sector financiero: esta iniciativa se inspira en la evidencia de que el capital de todo nuestro sistema financiero, sumado, resulta demasiado pequeño frente a algunos proyectos y empresas indispensables para crear desarrollo y empleo en nuestra economía. Hace unas semanas la Junta Monetaria diseñó un conjunto de mecanismos con el propósito de resolver ese desfase: ellos buscan apoyar a las empresas viables, creadoras de empleo, que por circunstancias transitorias y superables entraron en mora; otorgan apoyos a bancos, corporaciones financieras y compañías de financiamiento comercial que

ayuden a tales empresas. Pero esos mecanismos tienen costos monetarios y fiscales que gobierno y público solamente podrán asumir, en la medida en que los demás interesados, es decir, los propietarios de las empresas y de las instituciones que reciban apoyo, hagan también los sacrificios necesarios para la capitalización y democratización de unas y otras. Confío en que el Banco del Estado dé ejemplo, al impulsar en términos realistas las reestructuraciones necesarias: sé que los mecanismos descritos, (y otros que surjan de las acciones del Congreso y del mismo gobierno), devolverán la salud al sistema financiero y harán que de nuevo resulte lucrativo invertir en él.

3.-

EL PAPEL DE LA BANCA

Es ésta oportunidad para refrescar frente a la opinión pública, tesis sobre el papel de banca y sistema financiero en las políticas de desarrollo, de equilibrio monetario y de progreso social que faciliten una auténtica democracia económica. Cuando el gobierno encaró el manejo de la crisis del Banco del Estado utilizando los sistemas de emergencia previstos en nuestra Carta Constitucional, lo hizo no con el propósito de debilitar o deteriorar la participación y funciones de la empresa privada en el manejo de la política financiera del país, sino para proteger un sistema que, trabajando bajo la responsabilidad del interés privado, se preocupe en la protección de los intereses de depositantes, ahorristas y en fin de quienes utilicen el sistema bancario para el manejo de sus empresas: mantener intacta la confianza del público en las instituciones que manejan el ahorro y los recursos monetarios de los participantes, es indispensable. Por tanto, el estado debe estar presto a utilizar los instrumentos, legales y constitucionales previstos para la ordenada administración del sistema financiero.

Necesitamos una banca al servicio de un crecimiento dinámico de la economía y atenta a las iniciativas y empresas que mejor puedan cooperar en la creación de empleo. En la actual coyuntura, el gobierno estima que el sistema financiero todo, tanto el oficial como el privado y el mixto, debe apoyar las nuevas fuentes de generación de empleos. El alto nivel de desocupación constituye hoy la parte más vulnerable de nuestro proceso económico y social.

4.-

LA FUNCION PÚBLICA

Se han logrado ya avances de la mayor significación en la política cambiaria, en el tratamiento del crédito externo, en el saneamiento del sistema financiero; y gracias al concurso del Congreso, con la adopción de nuevos instrumentos lograremos en breve plazo una mejora sustancial en la estructura fiscal, reduciendo el déficit en relación con el producto bruto. Debo reconocer, empero, que queda mucho por hacer en política de inversión y de desarrollo, para absorber la nueva fuerza de trabajo. Es allí donde el sistema financiero debe participar con mayor entusiasmo, con un apoyo más decidido a las nuevas empresas, sin olvidar que a pesar de su respetada y respetable estructura de empresa privada, le corresponde una función de altísimo interés público: contribuir al fomento en las diversas áreas de la producción.

5. -

LA CREACION DE EMPLEOS

El Estado no ha querido sustituir a la banca privada y cuando ha creado o estimulado la organización de institutos oficiales que atiendan funciones financieras, lo ha hecho para complementar el esfuerzo de los particulares.

El reto que tenemos en materia social y específicamente frente a la obligación de ofrecerles a todos los colombianos la oportunidad de un ingreso y de un nivel satisfactorio de bienestar social respaldado por una oferta de empleo, tenemos que atenderlo considerando que es ésta una preocupación primordial del país entero, comenzando por quienes ya gozan de un empleo, y desde luego prosiguiendo con empresarios y funcionarios. La creación de empleos debe estar en el punto de partida y en el de llegada de toda prospección en tiempo de presente y de futuro.

6.-

EL BANCO Y LA DESCENTRALIZACION

La tarea cumplida por el Banco del Estado, constituye valiosísima contribución al saneamiento del sistema financiero y ejemplo en el juicioso gobierno de sus recursos, que pertenecen a la comunidad pero que el intermediario debe manejarlos con prudencia, seriedad y cautela, tratando de trasladarnos hacia aquellos frentes prioritarios en el desarrollo económico. Los directivos del Banco no sólo han restablecido la confianza en la institución, sino que le han impreso un nuevo impulso especialmente benéfico para las inversiones públicas de nación, departamentos y municipios, logrando, como acaba de registrarlo su Presidente, una auténtica descentralización del crédito en beneficio de las ciudades intermedias y los departamentos.

7.-

LA BAJA DE INTERESES

Queremos crear pronto las circunstancias que permitan una reducción de la tasa de interés: sabemos que el excesivo costo financiero está afectando gravemente las utilidades de las empresas, frenando la inversión y distorsionando las estructuras financieras: igualmente sabemos que la tasa

de interés no puede surgir de un simple acto administrativo sin que sea resultante de la política económica toda, en ella los sistemas cambiarios, el flujo monetario, el equilibrio presupuestal y los movimientos del mercado de capital. Pensamos, sin embargo, que las correcciones en esos campos permiten esperar que en un plazo más o menos breve, puedan presentarse circunstancias propicias para una prudente pero progresiva reducción de la tasa de interés.

8.-

NO HAY PRURITO DE NACIONALIZACION

Debo registrar mi cordial desacuerdo con la idea de nacionalizar las instituciones financieras; y de hacerlo a priori, porque sí, por orientación filosófica. Discúlpeme esta anécdota a propósito de la situación difícil de una empresa colombiana, hace pocos meses uno de sus accionistas me sugirió la posibilidad de nacionalizarla. Le respondí que no, con gran sorpresa de su parte. Le agregué que no es filosofía de mi gobierno la nacionalización per se, si bien la hemos introducido en nuestro ordenamiento jurídico, más como prevención que como decisión. Y la hemos introducido, además, como respuesta en defensa de los intereses generales de la comunidad, cuando que lo establezca la situación misma. Para perplejidad de mi interlocutor, a sus requerimientos se producía de inmediato mi negativa. Ello tiene, aun, otras explicaciones complementarias. Pienso que ningún sistema político o económico tiene fuerza dogmática ni ofrece credibilidad apodíctica. Las interrelaciones de los ideologísmos, así lo demuestran. Volviendo al tema financiero, es bien sabido que el sistema cumple una función vital en el comportamiento de la economía y, si perteneciera al

gobierno, y si el gobierno no fuera respetuoso de la libertad, podría utilizarlo para coartar la opinión y acción de los colombianos: es necesario que agricultores, industriales, comerciantes, mineros, trabajadores independientes, periodistas, obreros, puedan comportarse políticamente como deseen, criticando inclusive a sus gobernantes, sin temor a que, por ello, se los pueda dejar sin crédito. Cierto que en el Decreto 2920 de 1982 establecimos la figura de la nacionalización pero como último recurso, como “última ratio”, es decir, con el ánimo de no tener que usarla. En el caso del Banco del Estado las circunstancias hicieron indispensable la nacionalización, y ella ha tenido éxito, gracias entre otras causas, a su gestión, doctor Prieto, y a la de su Junta Directiva. Si algo desea el gobierno, es que esas circunstancias no se repitan; y la instrucción que he dado a las autoridades financieras consiste en que agoten todos los recursos de la imaginación y de la ley para sanear las dificultades de las instituciones, antes de pensar en nacionalizarlas.

9.-

EL BANCO DE OBRAS

Por supuesto, sería deseable también que, al cabo de cierto tiempo, instituciones como el Banco del Estado, que han sido nacionalizadas, regresaran a ser propiedad del sector privado. Comprendo que ello no es fácil, sobre todo cuando se trata de que los beneficios de los esfuerzos oficiales de salvamento, lleguen a la comunidad. Y advierto, también, que en la medida en que tales instituciones, obrando dentro de la más severa ortodoxia bancaria, presten a la economía servicios

que no presta la banca privada, habría una razón para querer conservarles su carácter oficial. Por eso es de tanta importancia que el Banco del Estado avance en el objetivo que le señalamos, de ser un banco de obras públicas; y que lidere las reestructuraciones necesarias para devolver su dinamismo al sector productivo y al sector financiero. En síntesis: pese a las dificultades del sector financiero, el gobierno ha conseguido que el público le devuelva su confianza, y compromete su empeño en conseguir que siga siendo así mientras se adelantan, en un ambiente tranquilo y reflexivo, las reformas y acciones que hemos puesto a consideración del Congreso, necesarias para evitar la repetición de los quebrantos.

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