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Resultados de la Aplicación de un Programa de Ejercicio Físico en la mejora de los Factores de Riesgo Cardiovascular y Condición Física en Adultos: Programa ACTIVA

D. Marcos Meseguer Zafra 2015  

UNIVERSIDAD DE MURCIA FACULTAD DE EDUCACIÓN

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra

Julio 2015

Universidad de Murcia Departamento de Expresión Corporal, Plástica, Musical y Dinámica

A mis padres, por haberme transmitido todos aquellos valores que me han forjado como persona.

A Verónica, mi mujer, por su infatigable apoyo y por darme lo más bonito que hay en esta vida, la felicidad. A Marcos Meseguer Pujante, que a pesar de no estar aún entre nosotros (le falta muy poco para formar parte de este mundo) ha sido la fuerza que necesitaba para poder sacar este trabajo adelante. A mis hermanas, porque son y lo serán el gran apoyo que siempre he tenido. A mis amigos que siempre han estado detrás de mí, mostrándome su apoyo siempre que lo he necesitado. A Pedro Luis y Eliseo por haberme permitido trabajar al lado de ellos.

AGRADECIMIENTOS Me gustaría en este apartado agradecer a aquellas personas que de una u otra manera, me han ayudado y han contribuido a la consecución del presente trabajo. En primer lugar, este trabajo no hubiese sido posible sin la ardua labor de mis directores de tesis, el Doctor D. Pedro Luis Rodríguez y el Doctor. D. Eliseo García ya que debido a su gran asesoramiento, calidad docente e investigadora, han conseguido que salga este trabajo hacia delante. Pero sobre todo, me gustaría darles las gracias por su gran calidad humana y la amistad que me han transmitido, ello ha servido para mantener vivo mi interés e inquietud hacia la investigación. También me gustaría agradecer, de una manera muy especial al Doctor D. Juan Benito Martínez, ya que además de sus oportunas observaciones y orientaciones a lo largo del trabajo, fue el apoyo moral durante muchas fases del mismo, muchas gracias. De igual modo agradecer al Departamento de Expresión Plástica, Musical y Dinámica de la Universidad de Murcia por haberme acogido en la fase final del proyecto para poder desarrollar este trabajo. Me gustaría dar las gracias a la dirección general de Planificación Sociosanitaria, Farmacia y atención al Ciudadano dependiente de la Consejería de Sanidad Región de Murcia por haberme dado la posibilidad de llevar a cabo este trabajo y en especial a Dña. Francisca Tornel, Dña. Lourdes Fernández y D. Javier López por haber sido partícipes directos del éxito del mismo. Destacar también la colaboración de los centros de salud “Jesús Marín” y “Antonio García” de Molina de segura, porque desde el primero hasta el último de los profesionales que trabajan en ellos han colaborado sin miramientos y con plena dedicación en todo lo necesario para el desarrollo de esta investigación. Aunque me gustaría destacar al Doctor D. Juan Francisco Menárguez y el Doctor D. Mario Soler porque desde el primer día fueron una referencia para mí tanto por sus aportaciones a nivel profesional que nunca olvidaré, como por su forma de entender la vida. También agradecer a las Concejalías de Deportes y de Sanidad del Ayuntamiento de Molina de Segura y a todos sus trabajadores por todo el apoyo prestado para la realización de este trabajo, mención especial a D. Lázaro Sánchez y D. Fulgencio Manzano. Al Doctor D. Armando Ortiz, gracias por hacerme mejor profesional y mejor persona, siempre te tendré como uno de mis grandes maestros. Como no, a mis compañeros de fatigas Manuel Valverde y Aarón Manzanares, por el continuo apoyo y respeto que me han prestado ante todos los retos y propuestas que les he presentado aunque a veces (a pesar de que nunca me lo dijeran) acabaran hartos de oírme. Y en especial y sobre todas las cosas a mis alumnos y alumnas, que gracias a su presencia me han servido de estímulo no solo para sacar este trabajo adelante, sino para alegrarme cada día que he pasado al lado de ellos.

UNIVERSIDAD DE MURCIA DEPARTAMENTO DE EXPRESIÓN PLÁSTICA, MUSICAL Y DINÁMICA

Pedro Luis Rodríguez García Profesor Titular de la Universidad de Murcia

HACE CONSTAR: Que la presentación de la tesis doctoral titulada “Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA” realizada por D. Marcos Meseguer Zafra, ha seguido mi inmediata dirección y supervisión en el Departamento de Expresión Plástica, Musical y Dinámica y se presenta para la obtención del grado de Doctor por la Universidad de Murcia.

Y para que surta los efectos oportunos al interesado, firmo la presente en Murcia a 7 de Julio de 2015

Fdo. Dr. Pedro Luis Rodríguez García

UNIVERSIDAD DE MURCIA DEPARTAMENTO DE EXPRESIÓN PLÁSTICA, MUSICAL Y DINÁMICA

Eliseo García Cantó Profesor Asociado de la Universidad de Murcia

HACE CONSTAR: Que la presentación de la tesis doctoral titulada “Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA” realizada por D. Marcos Meseguer Zafra, ha seguido mi inmediata dirección y supervisión en el Departamento de Expresión Plástica, Musical y Dinámica y se presenta para la obtención del grado de Doctor por la Universidad de Murcia.

Y para que surta los efectos oportunos al interesado, firmo la presente en Murcia a 7 de Julio de 2015

Fdo. Dr. Eliseo García Cantó

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

ÍNDICE

I. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS........................................................

1

II. MARCO TEÓRICO…………………………………………….…………

7

II.1. EJERCICIO FÍSICO, CONDICIÓN FÍSICA, CALIDAD DE VIDA Y SU RELACIÓN CON LA SALUD………………………………………….

11

II.1.1. Ejercicio físico y su relación con la salud…………....................

13

II.1.2. La condición física y su relación con la salud…….……..……...

19

II.1.3. La calidad de vida y su relación con la salud…...………..……..

25

II. 2. ELEMENTOS DE LA CONDICIÓN FÍSICA RELACIONADOS CON LA SALUD………………………………………………………...…..

33

II.2.1. Acondicionamiento muscular o trabajo de fuerza………….......

35

II.2.2. Resistencia cardio-respiratoria..…………………………………..

39

II.2.3. La flexibilidad……...………………..……..………………………..

43

II.2.4. Valoración de la condición física……………………………….....

47

II.3. EFECTOS DEL EJERCICIO FISICO SOBRE LOS FACTORES DE RIESGO CARDIOVACULAR……………………………………….....

53

II.3.1. Ejercicio físico y los factores de riesgo cardiovascular…….…..

55

II.3.2. Ejercicio físico y obesidad….…………………....………...……...

59

II.3.3. Ejercicio físico e hipertensión…….…………………..…..........…

65

II.3.4. Ejercicio físico y diabetes mellitus………………………………...

69

II.3.5. Ejercicio físico y dislipidemia………..……………………..………

75

II.3.6. Ejercicio físico y tabaquismo………...……………………….……

79

II.4. PROGRAMAS DE EJERICICIO FÍSICO RELACIONADOS CON LA SALUD EN ADULTOS…………………………...……………….

83

II.4.1. Programas internacionales de ejercicio físico orientados a la salud en adultos...……… ……………………………………………......

85

II.4.2. Programas de ejercicio físico orientados a la salud en España………………………………………………………………

93

III. HIPÓTESIS…………………………………………………...…………..

103

IV. MATERIAL Y MÉTODO…………...…………..……………………….

107

IV.1. Material……..…………………..…………………………………….

109

IV.1.1. Test de condición física……………………..………...……...

112

IV.1.2. Entrenamiento de los exploradores…..……………...……...

116

IV.2. Método………………………………………….…………………….

119

IV.2.1. Proceso de muestreo……………………………...………….

121

IV.2.2. Análisis estadísticos…………..…………………………...…

125

V. RESULTADOS……………………………………………………………

127

V.1. Datos descriptivos correspondientes a las pruebas condición física en el grupo experimental (grupo 1)……..……..……………………

129

V.1.1. Prueba de lanzamiento de balón medicinal.…………..…….

131

V.1.2. Prueba de flexibilidad …….………..…………………….……

135

V.1.3. Prueba de V02 Max ……….…………………………….........

139

V.2. Datos descriptivos correspondientes a las pruebas condición física en el grupo experimental (grupo 2)……………….………

143

V.2.1. Prueba de lanzamiento de balón medicinal..….…………..

145

V.2.2. Prueba de flexibilidad.….……...….....................................

149

V.2.3. Prueba de V02 Max ………………………………………….

153

V.3. Análisis intergrupo (experimental-control) correspondientes a las pruebas condición física en el test inicial………………......

157

V.3.1. Prueba de lanzamiento de balón medicinal…….…………

159

V.3.2. Prueba de flexibilidad ……………………..………………...

164

V.3.3. Prueba de V02 Max ……………………………..…………..

168

V.4. Análisis intragrupo (experimental) correspondiente a las pruebas condición física entre test inicial y final….……………………………......

173

V.4.1. Prueba de lanzamiento de balón medicinal…….…………

175

V.4.2. Prueba de flexibilidad ……………………..………………...

179

V.4.3. Prueba de V02 Max ……………………………..…………..

184

V.5. Análisis de varianza intergrupo (experimental) correspondiente a las pruebas condición física entre test final del programa y refuerzo a los 6 meses………………………………………………………………......

189

V.5.1. Prueba de lanzamiento de balón medicinal…….…………

191

V.5.2. Prueba de flexibilidad ……………………..………………...

193

V.5.3. Prueba de V02 Max ……………………………..…………..

195

V.6. Análisis de varianza intergrupo (experimental) correspondiente a las pruebas condición física entre test final del programa y refuerzo a los 12 meses…………………………………………………………….......

197

V.6.1. Prueba de lanzamiento de balón medicinal…….…………

199

V.6.2. Prueba de flexibilidad ……………………..………………...

201

V.6.3. Prueba de V02 Max ……………………………..…………..

203

V.7. Análisis intergrupo de la variación de los datos clínicos (grupo control-grupo experimental)....…………………………………………......

205

V.7.1. Tensión arterial sistólica (TAS)…….……………….………

207

V.7.2. Tensión arterial diastólica (TAD)..………..………………...

207

V.7.3. Índice de masa corporal (IMC)..………………..…………..

208

V.7.4. Colesterol total (COL)…………………………….……….…

209

V.7.5. HDL…………………..…………….………..………………...

210

V.7.6. LDL………………….……………………………..…………..

210

V.7.7. Glucemia (GLU)……………………………..…….…………

211

V.7.8. HG glicada (HbA1c)…………………..………………..........

212

V.8. Análisis intragrupo de la variación de los datos clínicos entre el inicio y el final del programa de ejercicio (grupo experimental).……......

215

V.8.1. Tensión arterial sistólica (TAS)…….……………….………

217

V.8.2. Tensión arterial diastólica (TAD)..………..………………...

217

V.8.3. Índice de masa corporal (IMC)..………………..…………..

218

V.8.3. Índice de masa corporal (IMC)..………………..…………..

219

V.8.3. Peso total..………..……………………….………..………...

220

V.8.4. Colesterol total (COL)…………………………….…….……

220

V.8.5. HDL…………………..…………….………..………………...

221

V.8.6. LDL………………….……………………………..…………..

222

V.8.7. Glucemia (GLU)……………………………..…….…………

223

V.8.8. HG glicada (HbA1c)………………………..………………...

223

VI. DISCUSIÓN……....………………………………………………………

225

VI.1. Metodología…………………………………………………………...

229

VI.1.1. Efectos en la condición física en sujetos con factores de riesgo cardiovascular de un programa de 3 meses de ejercicio físico…………………………….………………………………....................

231

VI.1.2. Análisis de la condición física en sujetos con factores de riesgo cardiovascular a los 6 y 12 meses de finalizar un programa de 3 meses de ejercicio físico………………………………………………….

237

VI.1.3. Efectos en valores tensionales (tensión arterial sistólica y tensión arterial diastólica) en sujetos hipertensos tras realizar un programa de 3 meses de ejercicio físico………………………………….

239

VI.1.4. Determinar la influencia de un programa de 3 meses de ejercicio físico en el índice de masa corporal en sujetos obesos………

240

VI.1.5. Considerar la influencia de un programa de 3 meses de ejercicio físico en los indicadores de glucemia y hemoglobina glicada en sujetos diabéticos tipo 2……………….………………………………...

242

VI.1.6. Valorar los efectos en los indicadores de colesterol total, HDL y LDL en sujetos con dislipemia tras la realización de un programa de 3 meses de ejercicio físico………………………………….

244

VII. CONCLUSIONES…..……….…………..……………………………...

247

VIII. LIMITACIONES Y PROSPECTIVAS DE LA INVESTIGACIÓN….

251

VIII.1. Limitaciones de la investigación………….………………………

255

VIII.2. Prospectivas de la investigación...............................................

256

XI. BIBLIOGRAFÍA….………………………………………………...........

257

X. ANEXOS…………...………………………………………………..…….

281

X.1. Anexo 1.........................................................................................

285

X.2. Anexo 2……………………………………………………………......

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

I JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS

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I.

JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS. Actualmente asistimos a un cambio demográfico que supone un desafío para

las sociedades desarrolladas. El aumento de la esperanza de vida producido en las últimas décadas implica un aumento del número de personas mayores y, por ello, multitud de autores hablan ya de una sociedad marcada por el envejecimiento, en la que la población mayor de 65 años se duplicará en los próximos años, alcanzando un 31,9% de la población en el año 2049. Según el último informe de la OMS del año 2013, las enfermedades crónicas no transmisibles representan un serio problema, tanto en términos de salud como económicos y sociales. Entre estas enfermedades crónicas no transmisibles, encontramos los factores de riesgo cardiovascular (FRCV), representado por: la obesidad, dislipidemias, anormalidades en el metabolismo de la glucosa, hipertensión arterial (HTA) y el tabaquismo. Estas patologías constituyen una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial (Choug et al., 2008; Lopera & Curtis, 2009; Priori et al., 2001). La inactividad física constituye un factor de riesgo con posibilidades de modificación, que debería recibir mayor atención por parte de los diferentes gobiernos para reducir el impacto que las patologías derivadas de las FRCV tienen en la sociedad actual (Marcos Becerro & Galiano, 2003). Diversos estudios (Aranceta, Serra, Foz, Moreno & Seedo, 2005; Arribas, Saavedra, Pérez & Villalba, 2007; Prieto Rodríguez, 2003) han puesto de manifiesto que una adecuada inversión pública en el fomento de la práctica de actividad física va a producir claros beneficios sobre los riesgos de enfermedades cardiovasculares. Se ha demostrado la existencia de una asociación directa entre la actividad física y la condición física con la mejora en diferentes parámetros de los factores de riesgo cardiovascular (FRCV) como por ejemplo en la composición corporal y el hábito de fumar (Ramírez, 2001; Ramírez, 2004). En consecuencia, y dada la importancia que la actividad física está empezando a generar como estrategia de salud pública, en el año 2011, se celebró una Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas reconociendo que sólo se puede tener éxito en la prevención y el control de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT) realizando alianzas intersectoriales, que apoyen al sector de la

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salud en la formulación y ejecución de programas de tipo comunitario (OPS-OMS, 2012) enfocados en la atención primaria centrada en la persona (OMS, 2010a). La disminución de las patologías de orden cardiovascular mediante la realización de actividad física de forma regular ha sido ampliamente probada y documentada en numerosos estudios (Brown, Huedo, Pescatello, Ryan, Moker & Johnson, 2012; Copado, Palomar, Ureña, Mengual, Martínez & Serralta, 2011; Sanz, 2013). Es por tanto evidente, con los datos ya vistos, que la actividad física tiene un rol muy importante en la prevención, control y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, derivadas de los FRCV, implicando una medida de actuación con una relación costo/beneficio muy positiva. El sedentarismo o inactividad está directamente asociado a un aumento significativo de la posibilidad de mortalidad del sujeto. Este aumento en la mortalidad no se explica únicamente por la asociación con factores de riesgo como la presión arterial elevada, tabaquismo o altos niveles de lípidos en sangre, sino también por la propia ausencia de actividad física del sujeto (Soca, 2009). Distintos estudios clínicos (Cordero, Masiá & Galve, 2014; Rivas, Sixto, Barrera, Hernández, González & Stusser, 2013) manifiestan que un estilo de vida activo que conlleve una carga aeróbica con una intensidad moderada-alta, reduce de manera drástica el riesgo de sufrir diferentes enfermedades crónicas no transmisibles como son: enfermedades coronarias, obesidad, enfermedad cerebrovascular, algunos cánceres, diabetes, entre otras. Estudios recientes (Cardona, 2012; Sanz, 2011), correlacionan el aumento en la práctica de actividad física en individuos previamente sedentarios con un descenso de la incidencia en mortalidad en un período posterior al cambio en el patrón de estilo de vida, avalando la hipótesis de que la actividad física regular aumenta la longevidad y calidad de vida. Debido a los múltiples factores asociados a las patologías crónicas derivadas de llevar una vida poco activa o con baja carga de actividad física diaria. El principal objetivo es establecer cuál es la dosis de actividad física mínima para conseguir proteger al individuo ante estas patologías. Cabe destacar que, además de los efectos benéficos del ejercicio físico recién nombrados, un cambio en el estilo de vida influye de manera muy positiva en aspectos tales como los efectos psicológicos y emocionales del sujeto. Diferentes 4

publicaciones (Arruza, Arribas, Gil, Irazusta, Romero & Cecchini, 2008; Mora, Araya & Ozol, 2004)) describen como las personas más activas obtienen mejor respuesta a diferentes estados de estrés, ansiedad y depresión frente a otras más sedentarias, presentando además un mayor estado de seguridad y autoconfianza en sí mismas. En base a todo lo anterior y centrándonos en el impacto que tiene la actividad física sobre los diferentes factores de riesgo cardiovascular (FRCV) y la condición física, las estrategias terapéuticas deberían de ser abordadas por un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud con un enfoque lo más integral posible. En el presente estudio, las derivaciones al programa de ejercicio físico tuvieron lugar de enero de 2011 a junio de 2012, siendo un total de 727 los sujetos derivados de los dos centros de atención primaria del municipio de Molina de Segura en la Región de Murcia. La muestra tenía entre otros criterios poseer más de un factor de riesgo cardiovascular para poder participar en el programa de ejercicio físico. Partiendo de lo expuesto anteriormente, los objetivos de nuestra investigación fueron: I. Valorar los efectos que un programa de ejercicio físico de 3 meses tiene en la

mejora de diferentes componentes de la condición física (fuerza, flexibilidad y consumo de VO2 Max.) en sujetos con más de un factor de riesgo cardiovascular. II. Analizar los efectos de un programa de ejercicio físico de 3 meses en la mejora de

diferentes componentes de la condición física (fuerza, flexibilidad y VO 2 Max.) a los 6 y 12 meses de terminarlo. III. Describir los efectos de un programa de ejercicio físico de 3 meses en valores

tensionales, tensión arterial sistólica y diastólica (TAS y TAD) en sujetos hipertensos. IV. Valorar los efectos que un programa de ejercicio físico de 3 meses en el índice de

masa corporal (IMC) en sujetos obesos. V. Examinar los efectos de un programa de ejercicio físico de 3 meses en el índice de

masa corporal (IMC) en sujetos que presenten uno o más factores de riesgo cardiovascular (FRCV). VI. Analizar los efectos que un programa de ejercicio físico de 3 meses en los

indicadores de glucemia y hemoglobina glicada (HbA1c) en sujetos diabéticos tipo 2. 5

VII. Examinar los efectos de un programa de ejercicio físico en los indicadores de

colesterol total, HDL y LDL en sujetos dislipémicos.

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

II MARCO TEÓRICO

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

II MARCO TEÓRICO

II.1. Ejercicio físico, condición física, calidad de vida y su relación con la salud. II.2. Elementos de la condición física relacionados con la salud. II.3. Efectos del ejercicio físico sobre los factores de riesgo cardiovascular. II.4. Programas de ejercicio físico en adultos relacionados con la salud.

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

2 Ejercicio físico, condición física, calidad de vida y su relación con la salud

II.1.1. Ejercicio físico y su relación con la salud. II.1.2. la condición física y su relación con la salud II.1.3. la calidad de vida y su relación con la salud.

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

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Ejercicio físico y su relación con la salud

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II.1.1. RELACION DEL EJERCICIO FISICO CON LA SALUD Como punto de partida y con el fin de acotar conceptos que a lo largo del presente estudio iremos utilizando, recogemos las diferencias que se establecen entre actividad física y ejercicio físico, términos muchas

veces mal empleados, lo que

puede inducir a confusiones. Por actividad física se entiende todo aquel movimiento corporal producido por una acción muscular voluntaria que genera un aumento del gasto energético (Caspersen, Powell & Christenson, 1985). Por tanto, se trata de un término amplio que engloba el concepto de ejercicio físico. Por el contrario, ejercicio físico sería toda actividad física planificada, estructurada, y repetitiva realizada con una meta, teniendo además una frecuencia determinada y con el objetivo de aumentar o mantener la condición física del individuo (Caspersen, Powell & Christenson, 1985). Por ejemplo, las actividades de jardinería o ir caminando a paso ligero al lugar de trabajo no pueden catalogarse como ejercicio físico estructurado, pero si las podemos englobar como actividad física. Otro concepto relevante en esta Tesis es el de salud que ya no puede definirse simplemente como la ausencia de enfermedad, dejando de tener una concepción puramente sanitaria, pasando, tal y como recoge la OMS, a un concepto mucho más amplio y global. Así, el Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946 entiende la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Teniendo claro los matices en los diferentes conceptos anteriormente nombrados, diferentes autores destacan la importancia de poseer un nivel óptimo de condición física frente a la salud por encima de una práctica regular de actividad física realizada de forma aislada (Erikssen, 2001; Myers et al. 2004). Estas investigaciones defienden que la participación en programas de ejercicio físico es la forma más eficaz de mejorar la condición física relacionada con la salud. Hasta hace muy pocos años, no se tenía una concepción clara de la relación entre el ejercicio físico y la salud. Esta evidencia es el origen de que en la actualidad se tenga asumido que el ejercicio físico realizado de manera habitual constituye, en sí mismo, una terapia, por su incidencia positiva en la prevención de enfermedades crónicas bien por las posibilidades de que, en el caso de que aparezcan, estas

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remitan o al menos, no progresen (Brito, 2015; Naci y Ioannidis, 2013; Pinilla, Del Pilar, Ramos & Devia, 2014; Stein, Molinero, Salguero, Corrêa & Márquez, 2014). Realizar un ejercicio físico adecuado a la edad y condición física ayuda a aumentar la capacidad física y, por ende, disminuye el exceso de fatiga. Además, ayuda a mantener el peso corporal evitando así el sobrepeso, la obesidad y altos niveles de las defensas del organismo previniendo la aparición de

infecciones

ayudando a muchos procesos orgánicos de nuestro cuerpo como son: el metabolismo de las grasas y los carbohidratos (Bassuk & Manso, 2010; Nguyen, et al, 2011; Shiroma & Lee, 2010; Thrall, Lane, Carroll & Lip, 2007; Warburton, Nicol & Bredin, 2006). Por último, existen evidencias de que la actividad física realizada de manera regular ayuda a prevenir discapacidades comunes en personas mayores como por ejemplo las derivadas de la limitación de la movilidad y la pérdida de la independencia (Boini, Briançon, Guillemin, Galan & Hercberg, 2006; Boini, Briançon, Guillemin, Galan Bassuk & Manso, 2010; Estévez, Tercedor & Delgado, 2012; García & Aguirre, 2014; Limón, Ortega & Distancia, 2011). Estos beneficios para la salud derivados de la práctica de ejercicio físico vienen dados por un conjunto de cambios morfofuncionales en el organismo, que generan un aumento en la capacidad funcional del individuo, redundando en una mayor capacidad en el desarrollo de sus tareas cotidianas (Baena, 2013; Sánchez, Ureña & Garcés de Los Fayos, 2002). En un estudio llevado a cabo por Serrano, Navarro & Torón (2013) señaló que la mejora en condición física de los sujetos que participaban en programas de fitness cardiorrespiratorio organizados en componentes como el equilibrio, la velocidad de la marcha, la resistencia y la agilidad, mejoraban notablemente más que los sujetos que realizaban una actividad física no organizada. Además, mejoraban más en aspectos psicológicos como la adherencia a la propia actividad física. Dicho esto, el sedentarismo mata anualmente a más de 2 millones de personas en todo el mundo. Estas muertes son atribuidas a la falta o ausencia de actividad física y pone de manifiesto que el sedentarismo es una de los factores de riesgo cardiovascular más mortíferos que se conocen (Cardona, 2012; Cepeda, Cheong, Lee & Yan, 2011; Sanz, 2011).

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De esta manera, desde los diferentes estamentos de salud pública se debería fomentar todos aquellos programas de ejercicio físico que permitan las mejora de la condición física de sus participantes al ser estos programas verdaderos entes de salud.

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

2 La condición física y su relación con la salud

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II.1.2. CONDICIÓN FÍSICA Y SALUD A pesar de que el concepto de condición física ha tenido múltiples definiciones a los largo de los años, variando desde una perspectiva centrada en el rendimiento motor hasta otra basada en la salud. En este capítulo, nos centraremos en la perspectiva orientada a la salud al ser la que más se relaciona con nuestra línea de trabajo. La definición orientada a la salud más extendida de condición física, es la que llevo a cabo la American College of Sport Medicine (1999) en la que se relaciona con un estado fisiológico de bienestar proporcionado por el conjunto de atributos relativos al rendimiento del individuo en materia de actividad física, que a su vez proporciona las bases para el óptimo desarrollo de tareas en la

vida cotidiana, actividades

deportivas, incluso, protección ante la posibilidad de desarrollar determinadas patologías de carácter crónico. Un análisis comparativo entre la condición física para el rendimiento motor y la condición física orientada hacia la salud, diferencia las siguientes cualidades y/o capacidades para cada uno de ellos (Tabla 1). Tabla 1. Componentes principales de la condición física. Tomado de Pate (1988) CONDICIÓN MOTRIZ

-

Agilidad. Potencia. Resistencia cardiorrespiratoria. Fuerza y resistencia muscular. Composición corporal. Flexibilidad. Velocidad. Equilibrio.

CONDICIÓN FÍSICA/SALUD

-

Resistencia cardiorrespiratoria. Fuerza y resistencia muscular. Composición corporal. Flexibilidad.

La condición física, por tanto, desde una perspectiva de salud está referida a la capacidad que tiene un individuo para realizar cualquier tipo de actividad física, así como el conjunto de funciones de nuestro organismo que intervienen para realizarlas. Estas funciones son: la músculo-esquelética, cardio-respiratoria, hemato-circulatoria, endocrino-metabólica

y psico-neurológica

(Balady,

2002;

lair,

Kohl,

Barlow, 21

Paffenbarger, Gibbons & Macera, 1995; Myers, Prakash, Froelicher, Partington & Atwood, 2002). El Modelo de Toronto referenciado por Bouchard (1993) evidencia la relación existente entre la salud y la condición física del individuo. De tal manera que establece una estrecha relación entre la condición física, actividad física y la salud, destacando que el nivel de condición física está influenciado por la cantidad y tipo de actividad física realizada de manera habitual. De igual modo, el nivel de condición física puede afectar y modificar el nivel de actividad física en la vida diaria estando estrechamente relacionado con el nivel de salud que posee una persona. Por tanto, se puede afirmar que un alto nivel de condición física implica una respuesta fisiológica óptima de todas ellas. Por contra, una deficiente condición física indicaría un incorrecto funcionamiento de una o varias de esas funciones (Bou, et al, 2012; Correa, Sandoval, Alfonso & Rodríguez, 2012; Gulati et al., 2003; Laukkanen, et al., 2001). Según Clarke (1967), el concepto Physical Fitness se fundamenta en la capacidad para llevar a cabo un trabajo físico diario con seguridad y eficiencia, ya sea como producto del retraso de la aparición de la fatiga o debido a una adaptación mecánica a cualquier movimiento o gesto de la vida cotidiana. Esto se traduce en una máxima eficiencia mecánica evitando así posibles lesiones producto final de un cansancio o fatiga producidos por la propia actividad. Irremediablemente el envejecimiento en el ser humano provoca distintas alteraciones en su organismo, entre ellas, un descenso notable de las capacidades físicas como: disminución de la masa y fuerza muscular, reducción de la resistencia cardo-respiratoria y de la movilidad y amplitud articular (Carbonell, Aparicio & Delgado, 2009; Gibney, Healy & Sönksen, 2007; Vale, Oliveira, Pernambuco, Meneses, Novaes & Andrade, 2009). Hay algunas variables que pueden afectar a la condición física de un individuo, como por ejemplo las variables socioculturales. El entorno de residencia influye en la cantidad de actividad física habitual que se realiza, por tanto, influirá de manera directa en la condición física de la misma. La propia percepción de facilidades de acceso que nuestro entorno nos ofrece para ser activos, es suficiente para adoptar una conducta favorable a la realización de actividad física (Alton, Adab, Roberts & Barrett, 2007).

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Mantener por tanto, una buena condición física reducirá el riesgo de padecer enfermedades

cardiovasculares, ya sea en individuos sanos o con patologías

cardiovasculares subyacentes (Balady, 2002; Mora, et al., 2003; Lorca, Lepe, Díaz & Araya, 2011).

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

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2 La calidad de vida y su relación con la salud

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II.1.3. CALIDAD DE VIDA Y SALUD En el año 1993, La Organización Mundial de la Salud definió el concepto calidad de vida como la percepción personal de un individuo de su situación en la vida, dentro del contexto cultural y de valores en que vive y en relación con sus objetivos, expectativas, estándares y preocupaciones. Según el informe sobre la situación mundial de las enfermedades no transmisibles de la OMS (2011), un 60% de las enfermedades en el mundo corresponde

a

enfermedades

no

transmisibles

como

las

enfermedades

cardiovasculares, que crecen de forma global debido a la adopción de estilos de vida no saludables como el sedentarismo. Para personas con enfermedades crónicas no transmisibles que ven afectada sus condiciones de salud, la calidad de vida se ve influenciada y más teniendo en cuenta la persistencia de estos problemas a lo

largo del tiempo; este tipo de

patologías implican una serie de afecciones en la vida de una persona, como pueden ser los aspectos psicológico, físico, espiritual y social, que aunque no sean permanentes en el tiempo pueden aparecer de forma repetitiva e inesperada (Guallar, Peralta, Banegas, López & Rodríguez, 2004). Asimismo, sin ser en la mayoría de los casos limitantes, si provocan incapacidades parciales causadas por condiciones patológicas irreversibles. Romero (2010) considera que estas necesitan de un entrenamiento para poder llevar el mismo su propio autocontrol a lo largo del tiempo así como una supervisión, observación y cuidado. Por todo ello, es importante llevar a cabo un eficiente estilo de vida que nos permita afrontar todas estas patologías de la mejor manera posible. Estos estilos de vida están constituidos por la adquisición de diferentes hábitos que en su conjunto pueden ser saludables o no. Así, los hábitos de salud y los hábitos de vida están estrechamente relacionados, de tal forma que al hablar de hábitos saludables de vida hay que ir más allá del propio binomio salud-enfermedad y desarrollar indicadores de salud de una forma más global como es el bio-psico-social, encontrándonos en los programas de ejercicio físico lugares donde se puede intervenir en la generación de hábitos y conductas dirigidas a la creación de estos estilos de vida saludables (MacMillan, 2007; Osorio, Rosero, Ladino, Garcés & Rodríguez, 2010). 27

Por poner algunos ejemplos de estos hábitos de vida favorables para la salud, Stephard (1984), citado por Rodríguez García (2006), contempla los siguientes: una alimentación correcta, una actividad física adecuada y unas pautas de descanso regulares y apropiadas. En función de lo que establecen los diversos autores entorno a los hábitos que se consideran más favorables para la salud en adultos, encontramos: 1. Una buena higiene personal y postural, que incluye: el aseo, uso adecuado de calzado, uso de calcetines y prendas ligeras, limpias y que permitan la transpiración, adaptar la ropa deportiva a la climatología, evitar el uso de collares, anillos, relojes, etc. En cuanto a la higiene postural, números estudios muestran los problemas raquídeos en adultos, así Rodríguez y cols (1998), encuentran, dentro de un reconocimiento clínico a adultos de diferentes edades, que un 20% de los mismos presentan dolores raquídeos en las posiciones mantenidas de sedentación, un 5% en bipedestación y un 1% en decúbito. Además, Rodríguez García y cols. (2004) establecen una serie de recomendaciones

para

desarrollar

un

trabajo

preventivo

evitando

las

desalineaciones raquídeas. Se deben seguir las siguientes pautas de actuación: - La columna vertebral escoliótica no es una columna frágil y será un error desaconsejar la práctica total de actividad física. Será el médico el que decidirá la posibilidad o no de realizar con normalidad la actividad física que mejor se le adapte. - Conocer que la escoliosis producirá una disminución de la flexibilidad de la columna vertebral y un cambio en la función de la musculatura de la espalda, por lo que el adulto tendrá limitados ciertos movimientos de la columna vertebral. - Conocer los signos que indican la existencia de desalineaciones sagitales del raquis y la falta de extensibilidad de los grupos musculares. - Incluir ejercicios de flexibilización de la columna dorsal, ejercicios de potenciación de los extensores de la columna vertebral y ejercicios para musculatura abdominal.

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- Utilizar el test Distancia Dedos-Suelo (DD-S) y el Distancia Dedos-Planta para valorar la extensibilidad de la musculatura isquiosural, ya que aportan información sobre el morfotipo de la columna vertebral en flexión del tronco. - Concienciar al adulto de la importancia de la correcta flexión del tronco y de la sedestación, al ser posturas utilizadas tanto en las tareas de la vida cotidiana, como en numerosos gestos deportivos. - Incluir un trabajo diario de estiramientos de la musculatura isquiosural, aprovechando la participación en algún programa de ejercicio físico para educar las posturas estáticas y dinámicas de la columna. - A la hora de realizar una adecuada flexión del tronco, el adulto debe tener claro que siempre debe mantener una correcta alineación de la columna vertebral. - Buena relación entre el profesional en actividad física y el médico, para poder discutir los casos más especiales y personalizar mejor su educación. Descansos adecuados. Dos aspectos importantes a tener en cuenta: a. Dosificación del esfuerzo: la alternancia entre esfuerzo y descanso es lo que nos llevara a conseguir unas mejoras adaptativas en el organismo. Los alumnos deben aprender a tomarse las pulsaciones y conocer la intensidad del esfuerzo a través de la respiración. b. El Sueño: respetar periodos de recuperación energética y reposo. Horas de sueño: recién nacido de 18 a 20 h; el escolar de 11 a 14 h; adulto de 7 a 9 horas. Se debe de inculcar realizar las primeras actividades de la mañana con calma para obtener actitudes de responsabilidad y hábitos de organización. 2. Alimentación equilibrada. Dieta variada en cuanto a los alimentos que la componen. Paris (2013) establece 4 estrategias para una buena alimentación y una dieta equilibrada: a) Comer alimentos variados. b) Tomar mucha fruta y verdura. c) Mantener un peso saludable sin sobrepeso. d) Comer regularmente. 29

3. Práctica regular de ejercicio físico moderado, evitando riesgos y ejercicios innecesarios: a. Evitar ejercicios incorrectos de abdominales. b. Realización de estiramientos. c. Evitar ejercicios de circunducción de cuello. d. Evitar ejercicios de hiperextensiones para espalda y cuello, pues producen un gran estrés en las estructuras cervicales y una severa compresión de los discos intervertebrales cervicales (Rodríguez, 1998). e. Evitar los trabajos con cargas elevadas, tanto por volumen como por intensidad. 4. Evitar el consumo de sustancias nocivas como tabaco y alcohol. Por tanto, seguir unos estilos de vida adecuados conllevará un incremento en los años de vida de las personas, además de mejorar sus condiciones en calidad de vida. En relación a esto, Sánchez Bañuelos (1996) define el “concepto de calidad de los años vividos; es decir, no considerar solamente el total de años de que vivimos, sino los años durante los cuales una persona es autónoma, está libre de enfermedades crónicas y puede disfrutar de la vida”. Hay muchas maneras de modificar el estilo de vida en las personas y no todas deben de suponer un cambio drástico en la vida de estas. Según Ros (2007), se puede establecer un conjunto de hábitos cotidianos que nos pueden ayudar a modificar nuestro estilo de vida sin que prácticamente nos percatemos de ello, este autor lo llama como el plan EVA (Estilo de Vida Activo) y se centra en incorporar gestos de la vida cotidiana que impliquen actividades físicas sencillas o de baja o moderada intensidad para que formen parte de la rutina diaria. Estas rutinas de actividad física serían: - Estiramientos antes de salir de casa por la mañana durante 3-8 minutos. - Bajar las escaleras andando. - Ir andando al trabajo. - Realizar estiramientos durante el trabajo cuando éste nos lo permita y caminar si hay posibilidad. 30

- Vuelta a casa andando y subir las escaleras andando. - En casa, realizar estiramientos y ejercicios de fuerza sencillos mientras haces cualquier actividad cotidiana. Por tanto, aunque el hábito de hacer ejercicio físico se ha asentado de forma evidente en la sociedad, la mayoría de los trabajos acerca de los niveles de práctica físico-deportiva en la población adulta constatan que, conforme aumenta la edad, se produce una disminución muy significativa de la práctica de actividad físico-deportiva, siendo más acusada en las mujeres. Según González (2014) la inactividad física o el sedentarismo provocan un descenso en la calidad de vida percibida.

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2 Elementos de la condición física relacionados con la salud

II.2.1. Acondicionamiento muscular o trabajo de fuerza. II.2.2. Resistencia cardiorespiratoria. II.2.3. Flexibilidad. II.2.4. Valoración de la condición física.

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2 Acondicionamiento muscular o trabajo de fuerza

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II.2.1. ACONDICIONAMIENTO MUSCULAR O TRABAJO DE FUERZA El trabajo de fuerza aumenta la capacidad con la que el individuo afronta cualquier gesto de su vida cotidiana, además de constituir de un 35% a un 40% de nuestra composición corporal. Como principal función tiene la de asegurar una de las expresiones más básicas del ser humano, como es el movimiento (Gama & Gómez, 2008). No es de extrañar por tanto, que en el año 1990 el colegio americano de medicina deportiva (ACSM) lo incluyera entre sus recomendaciones como uno de los aspectos físicos más importantes a trabajar en relación a la salud de las personas. Al trabajar la condición muscular el individuo mejora en la capacidad de contracción muscular permitiéndole una mejor adaptación al mundo que le rodea, por lo que en la actualidad diferentes estudios promueven el entrenamiento de esta cualidad física como necesaria para mejorar la salud y calidad de vida (Lorca, Lepe, Diaz & Araya, 2011). De esta forma, como todo tejido vivo, este reacciona a los impulsos adaptándose para conseguir una mejor respuesta. Por tanto, se necesita una constante actividad física para mantener todo este sistema con vitalidad, no permitiendo que la inactividad produzca un deterioro progresivo del tejido muscular como respuesta adaptativa del mismo al sedentarismo. Esta adaptación a la inactividad provoca una reducción en las contracciones musculares debido a la pérdida paulatina de sarcómeras, aumentando así el riesgo de lesiones o alteraciones óseas o musculares y reduciendo las posibilidades de movimiento (Ribas, 2000). Uno de los mayores beneficios que tiene el trabajo de fuerza, es que es una buena manera de iniciar en el ejercicio físico a personas sedentarias y con altos niveles de sobrepeso. De esta manera, no sería muy recomendable que este tipo de población se iniciaran en la actividad física con un trabajo de resistencia el cual los sometiera

a

un

alto

impacto

articular,

sin

un

progresivo

y

adecuado

acondicionamiento músculo-tendinoso (Heredia, Ramón & Chulvi 2007; Isidro, Heredia, Peña, Mata & Da Silva, 2012). Entre los diferentes beneficios del entrenamiento de fuerza encontramos a nivel fisiológico un aumento de la masa ósea y fuerza de los tejidos conectivos (LaFontaine, Nguyen, & Loethen., 2008), aumentando así el tono muscular y, por tanto, previniendo la

aparición de lesiones músculo-esqueléticas derivadas de la 37

hipotonía muscular, así como aparición de la osteoporosis y posibles fracturas óseas (Pollock, Feigenbaum & Brechue, 1995). El entrenamiento de la fuerza en programas de pérdida de peso se ha comprobado que tiene una clara influencia positiva, puesto que

actúa como un

potente estímulo para incrementar la masa muscular, fuerza y potencia, siendo beneficioso porque ayuda a maximizar la pérdida de tejido graso (ACSM, 2001). Por tanto, un adecuado trabajo de fuerza aumenta las posibilidades de movimiento del sujeto en cualquier actividad de la vida cotidiana (Rall, Roubenoff & Cannon, 1996).

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2 Resistencia cardiorespiratoria

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II.2.2. RESISTENCIA CARDIO-RESPIRATORIA. La principal función de la resistencia cardiorrespiratoria es la de adaptar el organismo a soportar esfuerzos lo más prolongados posibles además de recuperarse de esos esfuerzos en la mayor brevedad una vez hayan finalizado. De esta manera, es fundamental para cualquier persona que trate de tener una correcta forma física y busque un mantenimiento o mejora en su salud, el trabajar la resistencia cardiovascular como parte integral en su programa de ejercicio físico (Andersen, Wadden, Barlett, Verde & Franckowiak, 1999; Balady, 2002; García et al., 2007; Sawada et al., 2003) Según la ACSM (1998) a la hora de trabajar la resistencia cardiorrespiratoria se deberán ejecutar actividades que impliquen grandes grupos musculares en periodos prolongados de tiempo y, puesto que no todas las actividades se prestan igual a las necesidades particulares de cada persona, es necesario adaptarlas e individualizarlas para hacerlas más seguras y eficientes. Otra clasificación de estas actividades es la llevada a cabo por Pate et al. (1995) que las clasifican en función del impacto de la actividad sobre las articulaciones que participan, encontrándonos actividades de bajo impacto y de alto impacto, Siendo recomendables las de bajo impacto en casos de prevención y tratamiento de la obesidad en adultos, sin dejar de lado aspectos tales como unos buenos hábitos alimenticios (Ferrara, Goldberg, Ortmeyer & Ryan, 2006; Kodama et al., 2009; Whelton, Chin & Xin, 2002). Para medir la mejora de la resistencia cardiorrespiratoria, un indicador a tener en cuenta es la mejora en los niveles de VO2 Max (consumo máximo de oxigeno), encontrando unos niveles más bajos de VO2 Max en aquellos sujetos con una peor condición física. Sin embargo, se relaciona una óptima condición física con unos niveles altos de VO2 Max (Delecluse et al., 2004; Donnelly et al., 2009). La actividad aeróbica de bajo o moderado impacto e intensidad, ayuda en la prevención y rehabilitación cardiovascular de tal forma que (García, García, Pérez & Bonet, 2007):  Aumenta la masa muscular del corazón (miocardio) y la cavidad cardiaca, lo que provoca un mayor volumen sistólico y una mejora de la funcionalidad cardiaca.

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 Aumenta el número de glóbulos rojos, así como la hemoglobina y el valor hematocrito, lo que favorece una mayor cantidad de oxígeno disuelto en sangre.  Mayor captación de oxígeno (se pasa de un 5% a un 30%) y un menor riesgo de infarto de miocardio o angina de pecho.  Disminuyen las resistencias periféricas (menor rigidez y más elasticidad vascular), lo que favorece una regulación de la tensión arterial, y una menor tendencia a la formación de trombos.  Mayor capacidad defensiva del organismo por aumento del número de leucocitos y linfocitos.  Incrementos del gasto cardíaco en ejercicio o cantidad de sangre movilizada por el corazón en un minuto.  Mejora la circulación periférica, lo que provoca beneficios de oxigenación, lo que puede evitar el deterioro de células de la piel.  Aumento de la capiralización de los vasos sanguíneos y por lo tanto aumento de los vasos irrigadores del corazón.  Disminución de la frecuencia cardiaca en reposo. A partir de los 3 meses de entrenamiento de la resistencia cardiorrespiratoria, se produce una reducción de la presión sistólica y diastólica en adultos hipertensos. Para Marcos Becerro (1989), es un aspecto a tener en cuenta para prevenir enfermedades cardiovasculares y reducir sus consecuencias. Según la ACSM (1995), la práctica regular de actividad física mejora la función respiratoria, al producirse un aumento de la capacidad vital (aumenta la cantidad de aire que recibimos en los pulmones cada vez que respiramos). Así, se puede pasar de 2,5-3 litros en una persona normal, a más de 6 litros en una persona entrenada. Todos estos beneficios orgánicos producidos por el ejercicio aeróbico de intensidad ligera o moderada le convierten en uno de los agentes de prevención más importantes en las alteraciones cardiorrespiratorias, constituyendo un elemento fundamental en la prescripción de ejercicio para la salud (SEMFYC, 2006).

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2 Flexibilidad

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II.2.3 FLEXIBILIDAD. La flexibilidad puede ser considerada como la capacidad que tiene un músculo para ser estirado sin que llegue a sufrir daños (Arregui & Martínez, 2001; Sánchez, Ureña & Garcés de los Fayos, 2002). La edad y el sexo son dos variables que influyen decisivamente en las condiciones de flexibilidad de los sujetos. Algunos autores señalan la existencia de un proceso involutivo en el desarrollo de dicha cualidad. Por este motivo, con el aumento de la edad se produce una reducción de la capacidad de elongación de la musculatura y, consecuentemente, una reducción de los valores de movilidad articular (De Farias, Borba, Olivei & De Souza, 2014). La llegada de la pubertad supone una reducción natural de la curva de flexibilidad. Giampetro, Berlutti & Caldarone (1989), afirman que un trabajo de flexibilidad ayudará a paliar o invertir dicha curva de involución de la flexibilidad con el paso del tiempo, con sus consiguientes beneficios para la salud. Dicho esto, antes de comenzar a desarrollar cualquier actividad física que implique exigencia se hace necesario llevar a cabo una correcta preparación y acondicionamiento de todas las estructuras corporales que van a participar de forma directa en esta actividad. Esta preparación para la actividad física nos va a disponer para afrontar en las mejores condiciones posibles la realización de los diferentes movimientos evitando posibles lesiones del aparato locomotor (Andújar & Santonja, 1996). La preparación del organismo frente a la actividad física tiene dos puntos principales, en primer lugar, la consecución de un adecuado ajuste cardiorrespiratorio y, en segundo lugar, la preparación del sistema articular y músculo-tendinoso para la actividad (Sainz & Ayala, 2010). Por tanto, el trabajo de movilidad articular y estiramientos es parte fundamental de cualquier actividad física, no solamente como elemento en la prevención de las lesiones deportivas, sino como factor decisivo para la consecución de eficacia y rendimiento (Rodríguez & Moreno, 1997). Igualmente, en el ámbito clínico va a ser muy importante la consecución de valores de movilidad que sean compatibles con la funcionalidad del uso cotidiano de los segmentos corporales (Ayala, Sainz & Cejudo, 2012; Mahieu et al., 2007; Winters et al., 2004).

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Algunos autores como Rodríguez & Moreno (1997) justifican la realización de ejercicios de estiramiento o flexibilidad, en cualquier ámbito, ya sea buscando el rendimiento o una actividad desde una perspectiva de la salud, debido a que: •

Reduce la tensión muscular y hace sentir el cuerpo más relajado.



Ayuda a la coordinación permitiendo un movimiento más libre.



Mejora la amplitud de los movimientos.



Previene lesiones tales como los “tirones” musculares.



Hacen más fáciles las actividades deportivas o físicas.



Desarrolla la toma de conciencia corporal.



Ayuda a soltar el cuerpo del control de la mente.



Facilita la circulación. Otros autores como Mahieu et al. (2007), señalan que los estiramientos

tienen una importancia determinante en diversas actividades, centrando sus principales beneficios en: •

Conseguir una adecuada preparación muscular para el esfuerzo,

mediante una correcta prevención de accidentes músculo-tendinosos. Todo ello, se logrará en función de los importantes efectos sensitivo-motores, mecánicos y térmicos que desempeña. •

Favorecen la recuperación de los esfuerzos musculares, tanto a corto

como a medio plazo. •

En los ejercicios de musculación son fundamentales antes y después del

esfuerzo, dadas las intensas contracciones musculares que se producen. •

En las lesiones musculares es importante su realización durante las

inmovilizaciones, así como después de las mismas. •

Es uno de los elementos constitutivos más importantes de la preparación

física general.

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2

Valoración de la condición física

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II.2.4. VALORACION DE LA CONDICION FISICA Aunque la valoración de la condición física ha sido algo que siempre ha preocupado al ser humano, es a partir de 1930 cuando empiezan a surgir estudios en donde se trata la valoración de cada uno de los 105 niveles que configuran la pirámide de rendimiento motor (Bouchard, Shephard & Stephens, 1994). En la época de los egipcios y griegos se realizaban evaluaciones sobre el rendimiento motor, aunque estas no se producían sobre elementos esencialmente antropométricos ni basadas en los parámetros de la salud ya que no eran capaces de utilizar aplicaciones metodológicas sistemáticas (Bouchard, Shephard & Stephens, 1994). Evaluar el estado de forma física es una tarea compleja dado que son múltiples los elementos a considerar y esa complejidad puede aumentarse tanto como se desee. De manera práctica, la evaluación de la forma física se realiza mediante una batería de pruebas adecuadamente validadas que permitan obtener una completa valoración de las principales cualidades físicas y capacidades fisiológicas que posee el individuo y que le permiten realizar ejercicio (Faulkner, Sprigins & Mcquarrie, 1989; Rikli & Jones, 1999). Según Gómez, Monteiro, Cossio, Fama & Zanesco (2010), la adecuación de test físicos y la evaluación de la salud individual es de gran importancia para el desarrollo efectivo del programa de ejercicios, principalmente en personas con enfermedades crónicas. Estos test de condición física adaptados, permitirán conseguir la mejor estrategia que garantice que los sujetos puedan permanecer activos por el resto de la vida, considerando que los beneficios del ejercicio físico solo perdurarán con la continuidad en la práctica. En población adulta la valoración de la condición física nos va a permitir obtener la información necesaria en cuanto a las aptitudes físicas, estado de salud y la calidad de vida de este tipo de población para poder adaptar cualquier programa de ejercicio físico para conseguir resultados lo más óptimos posibles (Camiña, Cancela & Romo, 2001). Este tipo de información es considerada como muy importante a la hora de desarrollar programas de actividad física y salud, a nivel individual, siendo básica tenerla en cuenta para poder orientar programas generales de promoción de la salud (Camiña, Cancela & Romo, 2001).

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En la Tabla 2, podemos ver la clasificación que realizó Pate (1983) de los componentes de la condición física, dividiéndolos en las dos orientaciones principales mencionadas anteriormente, el rendimiento deportivo y la salud. Tabla 2. Componentes de la condición física (Tomado de Pate, 1983) CONDICIÓN FÍSICA

CF RELACIONADA CON LA

CF RELACIONADA

HABILIDAD ATLÉTICA

CON LA SALUD

AGILIDAD



EQUILIBRIO



COORDINACIÓN



VELOCIDAD



POTENCIA



TIEMPO DE REACCIÓN



RESISTENCIA





RESISTENCIA MUSCULAR





FUERZA MUSCULAR





COMPOSICIÓN CORPORAL





FLEXIBILIDAD





CARDIORRESPIRATORIA

Los factores de la condición física relacionada con el rendimiento, dependen en su mayoría de factores genéticos. Por el contrario, los relacionados con los componentes de la condición física y la salud, están más estrechamente influenciados por las práctica de ejercicio físico, asociándose éstos hábitos y prácticas con un descenso del riesgo de experimentar prematuramente enfermedades derivadas del sedentarismo (Bouchard, 1994). Camiña, Cancela & Romo (2001), consideran la valoración de la condición física como compleja, puesto que se utilizan diferentes pruebas y test que muchas veces implican, en distinto grado, diferentes capacidades. A pesar de esto, y sobre todo población adulta y en el campo de la salud, se ha producido en los últimos años una gran preocupación por su medición. Conocer el estado de forma física que posee la persona es fundamental para iniciar y mantener un programa de ejercicio físico que sea efectivo como terapia frente a las consecuencias del envejecimiento. La batería de test utilizada en nuestro estudio para valorar de manera integral la condición física del sujeto incluye pruebas 50

para valorar su fuerza tanto de tren superior como inferior, su movilidad-elasticidad y su capacidad aeróbica, en definitiva pruebas eminentemente funcionales para cualquier persona adulta.

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2 Efectos del ejercicio físico sobre los factores de riesgo cardiovascular

II.3.1. Ejercicio físico y los factores de riesgo cardiovascular. II.3.2. Ejercicio físico y obesidad. II.3.3. Ejercicio físico e hipertensión. II.3.4. Ejercicio físico y diabetes mielitus. II.3.5. Ejercicio físico y dislipidemia. II.3.6. Ejercicio físico y tabaquismo.

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2 Ejercicio físico y los factores de riesgo cardiovascular

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II.3.1. EJERCICIO FÍSICO Y LOS FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR (FRCV). Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en los países desarrollados y han emergido como un importante problema de salud pública para las naciones en desarrollo (OMS, 2003). Por ello, el ejercicio físico es un factor determinante en la prevención, control y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, por su influencia sobre varios factores de riesgo coronario (Angelino, 2012). En la actualidad, se están implementando diferentes programas de ejercicio físico en España como una alternativa de tratamiento y prevención de los factores de riesgo cardiovasculares (Rubio et al., 2007). De esta manera, la actividad física es un instrumento eficaz para reducir la mortalidad derivada de este tipo de patologías y, por tanto, se debe fomentar como parte activa en el tratamiento (García et al., 2008). Por otro lado, hay evidencia de que un aumento de la condición física provocado por un cambio en los estilos de vida puede mejorar la salud y reducir el riesgo de una serie de enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares (Thompson et al., 2003). Algunos estudios como el llevado a cabo por Pate et al. (1995) han evidenciado que un incremento en la actividad física regular está relacionado de manera inversa a la mortalidad cardiovascular a largo plazo. Un estudio realizado por Paffenbarger et al. (1986) con estudiantes varones de la universidad de Harvard, señaló que el riesgo de mortalidad disminuye de manera proporcional al aumento en la cantidad de actividad física reflejada en gasto calórico de 500 a 3.500 calorías por semana. Aquellos estudiantes que inicialmente eran sedentarios y aumentaron su gasto calórico e incrementaron sus niveles de actividad física, demostraron una significativa reducción en su riesgo cardiovascular comparado con los que permanecieron sedentarios. Brotons et al. (2004), demostraron que aquellos individuos sedentarios o con una mala condición física que aumentan su nivel de práctica de actividad física de manera estable tienen unas tasas de mortalidad menores que aquellos que permanecen sedentarios o con una mala condición física. En otro estudio llevado a cabo con 11.130 graduados de la Universidad de Harvard, se mostró que aquellos individuos que gastaban 1.000 kcal a la semana, lo que supondría caminar a un ritmo alto durante 30 minutos diarios 5 días por semana, 57

reducían su riesgo de accidente vascular encefálico (AVE) en un 24% y aquellos que gastaban 2.000 kcal en el mismo período de tiempo reducían el riesgo de AVE en un 46% (Lee & Paffenbarger, 1998). Por tanto, llevar un estilo de vida activo con una intensidad moderada-alta, reduce el riesgo de contraer enfermedades crónicas como: enfermedad coronaria, obesidad, enfermedad cerebrovascular, algunos cánceres, diabetes, entre otras. Sin embargo, debido a la naturaleza multifactorial de las enfermedades crónicas asociadas a estilos de vida sedentarios, aun no existe un consenso generalizado sobre la dosis exacta de ejercicio físico que brinde una protección contrastada contra la mayoría de estas patologías aunque si existen recomendaciones más o menos aceptadas (Ruiz, Montes & Piéron, 2009). No podemos olvidar los efectos positivos que tiene el ejercicio físico, sobre determinados factores psicológicos y emocionales. Moreno (2005) pone de manifiesto que personas activas en comparación con otras sedentarias presentaban mejores respuestas de adaptación, mejor respuesta cardiovascular al estrés, menor cantidad de síntomas de ansiedad y depresión, mayor seguridad y autoestima. En base a lo descrito es este apartado, podríamos entender que el impacto que la actividad física tiene sobre los diferentes factores de riesgo cardiovascular es beneficioso y debe de ser un aspecto importante en su tratamiento y control de la patología. Así, las estrategias terapéuticas deberían de ser abordadas por un equipo multidisciplinario de salud con un enfoque lo más integral que sea posible para obtener los mayores beneficios. Un programa de ejercicio físico podría acarrear diferentes contraindicaciones en algunas de las situaciones con patologías específicas. Por ello, es aconsejable que la prescripción de ejercicio físico se realice de forma individualizada, considerando aspectos como la intensidad, la frecuencia, la duración, la modalidad, etc., y deberá realizarlo un profesional del área de las ciencias del deporte (García, Pérez, Chí, Martínez & Pedroso, 2008).

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2 Ejercicio físico y obesidad

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II.3.2. EJERCICIO FÍSICO Y OBESISAD. El sobrepeso y la obesidad constituyen uno de los problemas de salud pública más importantes a nivel mundial, llegando a considerarse como una verdadera epidemia. En algunos países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, el aumento en casos de obesidad es verdaderamente preocupante (Daza, 2002). Así, en estos países la aparición de nuevos casos de obesidad continua incrementándose de forma alarmante. Uno de los principales detonantes de la obesidad en nuestra sociedad es nuestro estilo de vida, incluyendo los hábitos cotidianos de las personas como: el tipo de dieta, el nivel de actividad física, los modelos de recreación y ocio. Todos estos factores son claves en la acumulación de tejido adiposo tanto a nivel local como total (Rodríguez, Perea, López & Ortega, 2009). Independientemente de la presencia de la obesidad, la inactividad física por si misma constituye un factor de riesgo que de manera aislada predispone a la aparición de enfermedades cardiovasculares y a otra serie de alteraciones metabólicas y osteomusculares. La combinación de dieta y ejercicio acelera y/o aumenta la pérdida de grasa, preserva o aumenta la masa magra y desacelera la disminución de la Tasa de Metabolismo Basal, de manera más eficiente que la restricción energética de la dieta de manera aislada (Gutiérrez, Regidor, López, Banegas & Rodríguez, 2003). El exceso de acumulación de grasa abdominal es causa directa del aumento en el riesgo de muerte por causas cardiovasculares, siendo este aumento entre un 50 y un 100% respecto a personas con normopeso (Cros & Pérez, 1996). La obesidad, especialmente la que se centra en la zona abdominal, se ha relacionado con un incremento en el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular coronaria y cerebral, hipertensión arterial, alteraciones del aparato locomotor, trastornos respiratorios de tipo restrictivo e incluso aumento de riesgo de cáncer, especialmente cáncer de colon y cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas (Bastos, González, Molinero & Salguero, 2005). Todas estas complicaciones que tienen su origen en la obesidad suponen unos costes económicos para los países desarrollados que pueden llegar a suponer entre un 2 y un 8% de su gasto sanitario. En España supone un 6,9% (Arribas, Saavedra, Pérez & Villalba, 2007). A la hora de entender los desencadenantes de la obesidad hay que tener en cuenta que es el resultado de la interacción entre factores genéticos y ambientales 61

(Barceló & Borroto, 2001). Para su tratamiento y prevención hay 2 pilares en los cuales hay que centrarse: el tratamiento dietético y la práctica regular de ejercicio físico. La Organización Mundial de la Salud en relación al ejercicio físico preventivo para la aparición de la obesidad fija un programa de ejercicio aeróbico de entre 5 y 90 minutos diarios a una intensidad adecuada a cada individuo (OMS, 2013a). Según Daza (2002), la pérdida de peso alcanzada a través de la práctica de ejercicio físico regular conlleva una mejoría en los factores de riesgo cardiovascular antes nombrados. Estos programas de ejercicio físico deben de tener una intensidad ligera-moderada para conseguir mejorar el perfil metabólico y reducir el peso y la grasa corporal, además de mejorar la densidad mineral ósea y controlar las cifras de presión arterial. Un aspecto a tener en cuenta es que las mujeres posmenopáusicas son uno de los grupos de población con mayor riesgo de padecer obesidad. Estudios como los llevado a cabo por Riobó, Bobadilla, Kozarcewski & Fernández (2003) realizados en poblaciones de mujeres obesas posmenopáusicas, demuestran que los programas de ejercicio físico disminuyen el riesgo cardiovascular y mejoran la sensibilidad a la insulina, la frecuencia cardíaca y los valores de presión arterial, entre otros. Prescripción de ejercicio físico en personas con sobrepeso y obesidad. La pérdida de peso corporal está fundamentada en el balance energético, por lo que debe de haber una relación negativa entre el aporte energético y el gasto de energía. Este desequilibrio negativo buscando la pérdida de peso corporal se logrará mediante la práctica de ejercicio físico acompañado de una compensación en la ingesta de alimentos (Rodríguez, Perea, López & Ortega, 2009). El entrenamiento de la fuerza en programas de pérdida de peso se ha comprobado que tiene una clara influencia positiva, puesto que

actúa como un

potente estímulo para incrementar la masa muscular, fuerza y potencia, siendo beneficioso porque ayuda a maximizar la pérdida de tejido graso (ACSM, 2001). Según Cros & Pérez (1996), en la mayoría de las ocasiones el sobrepeso y la obesidad vienen acompañados de otros factores de riesgo cardiovascular, por lo que la recomendación debe de ser individualizada. Si no hay inicios claros se puede seguir las recomendaciones generales para población sana, aumentado la cantidad de ejercicio físico de manera progresiva, llegando a realizar un mínimo de 30 minutos de ejercicio físico de una intensidad moderada (teniendo en cuenta la escala de Borg 62

12-13 combinando con otros periodos más breves pero intensos en la escala de Borg 15-16) al día (Barceló y Borroto, 2001). Slentz, Houmard & Kraus (2009), establecen que si lo que se pretende es influir en el peso corporal de una manera más significativa el ejercicio físico mínimo necesario a realizar será de 1 hora con un aumento de 400-600 kcal/día. Estos ejercicios implicarán la participación de la mayor cantidad de masa muscular, como caminar o trotar de manera suave, practicar ciclismo en bicicleta ergométrica o natación, según las características de la persona. Slentz,

Houmard

&

Kraus

(2009)

consideran

que

las

principales

contraindicaciones relativas a la práctica de ejercicio físico en personas con sobrepeso y obesidad vienen dadas por la prevalencia de otros FRCV. Así, en personas con enfermedades arteriales coronarias, hay que evitar la

práctica de

ejercicio físico intenso (puntuación en la escala de Borg 15-16). En pacientes obesos y con HTA, a la hora de entrenar acondicionamiento muscular hay que evitar cargas submáximas (entre el 40 y 70% de la repetición máxima [RM] calculada previamente) que impliquen un aumento alarmante de la tensión arterial.

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

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2 Ejercicio físico e hipertensión

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II.3.3. EJERCICIO FÍSICO Y HIPERTENSIÓN. Según la OMS (2002) alrededor del 20% de la población adulta es hipertensa siendo los valores considerados como cifras de hipertensión superar los 140 mmHg para la tensión sistólica y 90 mmHg para la diastólica. El aumento de la presión sistólica o diastólica de forma crónica por encima de los valores concertados como normales por el Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure (JNC 7, 2003) se considera como hipertensión arterial. Esta patología es de fácil diagnóstico por medio de las cifras tensionales utilizando un sencillo tensiómetro, contrastando y descartando factores internos y externos que generan alteraciones fisiológicas de las cifras tensionales (reposo, actividad, emociones, patologías). Hay factores que influyen de manera determinante como: la edad, el género, la raza y el sobrepeso incrementando las cifras tensionales y favoreciendo otros factores de riesgo (Pérez, 2002). El sedentarismo es un factor que se

relaciona con la prevalencia de la

hipertensión arterial siendo esta una patología crónica prevenible y modificable. Entre el conjunto de factores desencadenantes encontramos los relacionados con hábitos y estilos de vida como: el tabaquismo, alimentación inadecuada, consumo excesivo de sal y alcohol. Por otro lado, hay otros factores desencadenantes que no son modificables como la edad, el género, la etnia o los factores genéticos (Angelino, 2012). Según Del Río (2006) citado por Zuazagoitia (2014), la dieta y la actividad física son elementos básicos a la hora de iniciar cualquier proceso de prevención primaria, junto con los diferentes tratamientos farmacológicos. El control de la hipertensión arterial y el cese del tabaquismo constituyen, junto con la actividad física y la dieta, elementos fundamentales en la prevención cardiovascular. Así, las modificaciones en los estilos de vida, sobre todo el aumento en la actividad física, permiten obtener grandes beneficios en el tratamiento del paciente hipertenso (Fresnedo & Alamillo, 2007). La OMS en el año 2004, en su 57ª asamblea mundial, aprobó la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud (OMS, 2004a) orientada a mejorar la conciencia y el conocimiento acerca de la influencia del régimen alimentario y la actividad física a nivel comunitario, estableciendo el plan de acción 2008-2013 (OMS, 2005) enfocado al control del consumo de tabaco, consumo de 67

bebidas alcohólicas, dietas no saludables e inactividad física como factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles. De esta manera, se plantean estrategias en prevención primaria de la hipertensión, encaminadas a disminuir la incidencia, retrasar el comienzo de la enfermedad, mitigar su gravedad y mejorar la calidad de vida controlando los factores de riesgo.

Prescripción de ejercicio físico en personas con hipertensión. En la mayoría de las ocasiones, la hipertensión viene acompañada de otros factores de riesgo cardiovascular, por lo que la recomendación debe de ser individualizada. Pero, si no hay contraindicaciones evidentes, se pueden seguir las recomendaciones generales para población sana, aumentado la cantidad de ejercicio físico de manera progresiva, llegando a realizar un mínimo de 30 minutos de ejercicio físico de una intensidad moderada (teniendo en cuenta la escala de Borg 12-13 combinando con otros periodos más breves pero intensos en la escala de Borg 15-16) al día (Angelino, 2012). Para el entrenamiento

muscular

se deberán de considerar cargas sub-

máximas (entre el 40 y el 70% de la RM calculada previamente). De la misma manera, se puede sustituir el entrenamiento de fuerza sub-máxima con circuitos de resistencia muscular dos veces por semana (Hernández, 2012). La ACSM (2001) indica que las personas con presión arterial mayor de 180/105 mmHg deberán iniciar farmacoterapia antes de participar en un programa de actividad física regular (contraindicación relativa), a pesar de que no hay evidencias de riesgo mayor de muerte súbita o de un accidente cerebrovascular en personas físicamente activas con HTA (Requena & Badajoz, 2008). Aunque la actividad muy intensa no es la más recomendable, la ACSM (2001) no la descarta aunque si recomienda precaución cuando se realice, debido al incremento en la presión del ventrículo izquierdo, aspecto que puede ser potencialmente peligroso. Los pacientes con enfermedad coronaria deberán abstenerse de sesiones de ejercicio físico intenso (escala de Borg> 15-16).

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

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2 Ejercicio físico y diabetes mellitus

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II.3.4 EJERCICIO FISICO Y DIABETES MELLITUS. La diabetes mellitus es uno de los considerados factores de riesgo cardiovascular (FRCV). Esta patología viene determinada genéticamente en la persona y se muestra por alteraciones en el metabolismo de carbohidratos, de las proteínas y grasas y una relativa o absoluta deficiencia de la secreción de insulina con diferentes grados de resistencia a ésta (García & Suarez, 2007). El ejercicio físico tiene un efecto directo sobre los niveles de la glucemia, que a su vez tienen una relación directa con el tipo y duración de estos ejercicios, el horario en que se realiza en relación con las comidas, el uso de los medicamentos y el estado metabólico en el momento de realizarlo. Según diferentes estudios (Eduardo, De Alba, Leticia, Rocha & Gutiérrez, 2004; Jacoby, Bull & Neiman, 2003), el ejercicio de tipo aeróbico de moderada intensidad ha demostrado ser el que mejores resultados reporta. En los países desarrollados, el aumento de la prevalencia de obesidad aumenta de manera proporcional al aumento del sedentarismo. Existe una relación entre el sedentarismo y la resistencia insulínica, desembocando en la aparición de hiperinsulinemia y sirviendo de vínculo con otros FRCV como son la obesidad, particularmente con predominio del depósito adiposo abdominal e intramuscular, la hipertensión, hiperlipidemia, diabetes tipo 2 y las enfermedades coronarias (García y Suarez, 2007). En relación a los beneficios que se pueden lograr mediante la práctica regular de ejercicio físico, Wojtaszewski & Richter (2006) afirman que se debe de generar al menos un gasto energético adicional diario de 200-300 kcal. Aunque, por otro lado, otros estudios (Garzon, 2007; Mora, Araya & Ozols, 2004) señalan que los mayores beneficios con la práctica de ejercicio se logran únicamente cuando se mejora la condición física del sujeto, mientras que el gasto de energía por actividad permite acercarse a una eficiencia en el balance energético. De esta manera, el ejercicio disminuye la presión tanto sistólica como diastólica, normaliza los lípidos sanguíneos, aumentando las HDL y disminuyendo los triglicéridos en los individuos con valores inicialmente altos y mejora significativamente la sensibilidad a la insulina (Díaz, Saavedra & Kain, 2000).

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Prescripción de ejercicio físico en personas con diabetes mellitus. La mayoría de personas que presentan una resistencia

a la insulina, son

propensas a desarrollar complicaciones crónicas del aparato locomotor como osteoartritis o síntomas isquémicos (angina de pecho). Dicho esto, la prescripción de ejercicio deberá de realizarse de manera individualizada teniendo en cuenta estos factores entre otros (Wojtaszewski & Richter, 2006). La recomendación más estandarizada es la de realizar un ejercicio físico al menos 30 minutos a intensidad moderada (12-13 según la escala de percepción de Borg, con ocasionales incrementos a intensidades altas entre 15 y 16, según la escala de Borg) diarios (Gómez et al., 2010; Woolf, 2008). Es recomendable actividades que acumulen carga de trabajo físico con una intensidad más ligera al menos 3-4 h/semana. Estas actividades podrían ser caminatas a paso ligero, trote o natación (Márquez, Ramón & Márquez, 2012). A la hora de comenzar con un programa de ejercicio físico, la persona con resistencia a la insulina deberá de medir su glucosa en sangre antes y después de la sesión de ejercicio físico para aprender su respuesta individual a una determinada cantidad de carga de actividad física. Si se diera

hipoglucemia, el especialista

debería valorar la dosis de insulina. Esta insulina se deberá recomendar que se suministre en una región muscular que no se encuentre activa durante el entrenamiento (Ariza, Gavara, Muñoz, Agüera, Soto & Lorca, 2011). Es poco recomendable la administración de insulina durante la realización del entrenamiento físico (Márquez, Ramón & Márquez, 2012). Para Ariza et al. (2011), en personas con diabetes mellitus tipo 2 que desarrollan complicaciones crónicas del sistema locomotor (por ejemplo, osteoartritis), si hay sintomatología, se debería recomendar la utilización de un calzado especial a la hora de realizar ejercicio físico. El entrenamiento de acondicionamiento muscular se centrará en la prevalencia del número de repeticiones en detrimento del peso empleado. Este programa deberá incluir una ingesta previa de hidratos de carbono, así como 5-10 minutos de calentamiento y 5-10 minutos de vuelta a la calma. Es importante destacar que entre las precauciones que se han de tomar con personas con resistencia a la insulina se incluyen el seguimiento de glucosa en sangre, la modificación de la dieta y el ajuste de la dosis de insulina continua conforme se aumente la intensidad del ejercicio practicado (Gómez et al., 2010). Para prevenir un episodio de hipoglucemia, se recomienda que 30 minutos antes de 72

realizar ejercicio físico se consuma de 10 a 15 gramos de hidratos de carbono, partiendo de la premisa de que los niveles de glucosa en sangre sean menores de 200 mg/dl. El mayor peligro para una persona que presenta una resistencia anormal a la insulina está asociado a la ausencia de ejercicio físico. Entre las contraindicaciones, encontramos que si la glucosa en sangre está por encima de 417 mmol/l, no se podrá realizar ejercicio físico hasta que no se corrija esa glucemia (Márquez, Ramón & Márquez, 2012). Además, estudios llevados a cabo por la American Diabetes Association citado por Hernández & Licea (2010), demostraron que sujetos que presenten un cuadro de hipertensión arterial asociado a la diabetes deberán retraerse de realizar ejercicio físico de alta intensidad, por la posibilidad de hacer maniobras de Valsalva. En cuanto al entrenamiento de fuerza, este no deberá de ser superior al 60% de la 1R. Además, la realización de ejercicio físico con temperaturas extremas deberá evitarse para garantizar una hidratación adecuada durante la realización de ejercicio físico (Murillo & Novials, 2007).

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2 Ejercicio físico y dislipidemia

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II.3.5. EJERCICIO FÍSICO Y DISLIPIDEMIA. La dislipidemia puede considerarse como una alteración en los niveles de lípidos tanto por elevación o bien por disminución, asociándose a un aumento en el riesgo de enfermedad coronaria cardíaca (Romero et al., 2007). El ejercicio físico realizado de forma regular, produce como beneficio una mejora en el perfil lipídico a largo plazo. Así, el ejercicio aeróbico es el que más influencia tienen en el metabolismo de lipoproteínas, consiguiendo aumentar la habilidad del tejido muscular de consumir ácidos grasos y aumentando la actividad de la enzima lipasa lipoproteíca en el músculo (Pérez, 2008; Plaza, 2003). Por este motivo, los sujetos que realizan un ejercicio físico de forma habitual presentan mayores niveles de HDL colesterol y menores niveles de triglicéridos, en comparación con sujetos sedentarios (Abadal, 1996). Diferentes estudios (González, Hernández, Pozo y García, 2011; Rodríguez et al., 2006) han concluido que estas mejoras en la concentración de triglicéridos LDL y VLDL colesterol, son independientes del sexo, peso corporal y de la dieta. Al ser la falta de actividad física realizada de forma habitual un factor predictor de la aparición de diversas enfermedades coronarias, este elemento ha sido ampliamente estudiado para comprobar el grado de influencia sobre esta patología. Así, Bouchard & Despres (1995), han comparado a personas muy activas con otras sedentarias del mismo sexo y edad demostrando diferencias claramente significativas entre los perfiles de lípidos más saludables en las personas activas en detrimento de las sedentarias. Caicedo & Montilla (2014), llevaron a cabo una revisión donde se estudiaron los efectos de 12 semanas de ejercicio físico aeróbico sobre los lípidos en sangre. En esta revisión de 51 publicaciones se observaba, de manera global, que el ejercicio físico de tipo aeróbico desencadenaba un incremento de lipoproteínas de alta densidad y reducía el colesterol total, las lipoproteínas de baja densidad y los triglicéridos en sangre. García et al. (2010), señalan que el entrenamiento con ejercicio aeróbico de moderada-alta intensidad puede originar una mejora en el perfil de lípidos en sangre, aunque estos datos se establecieron como insuficientes para establecer una relación dosis-respuesta. La relación entre un elevado nivel de actividad física y un perfil saludable de lípidos en sangre parece estar más relacionada con la cantidad de ejercicio físico realizado que con el sexo o la edad del sujeto (Alemán, Sainz & Ortiz, 77

2014). Esta afirmación está estrechamente ligada a la tendencia actual de modificar los estilos de vida negativos como prevención y no tratamiento de las patologías crónicas no transmisibles en el mundo (Jacoby, Bull & Neiman, 2003).

Prescripción de ejercicio físico en personas con dislipemia. Las personas que presentan una alteración en los niveles de lípidos en sangre, si no presentan otras patologías asociadas como HTA o enfermedad cardiovascular isquémica sintomática, se les recomienda una práctica de ejercicio físico con los mismos patrones que a la población general sana (Heyweard, 2006). Este ejercicio físico debe ir aumentado progresivamente y la intensidad deberá de ser de moderada a alta, llegando a realizar un mínimo de 30 minutos de ejercicio físico de una intensidad moderada (teniendo en cuenta la escala de Borg 12-13 combinando con otros periodos más breves pero intensos en la escala de Borg 15-16) al día (Woolf, 2008). Para personas con alteraciones de los lípidos en sangre no encontramos contraindicaciones absolutas a la hora de realizar ejercicio físico. Sin embargo, las que tengan asociadas alguna enfermedad coronaria deberán abstenerse de realizar ejercicio físico de elevada intensidad (Ramírez, Da Silva & Fernández, 2011). De la misma manera, la realización de ejercicio físico con temperaturas extremas deberá de evitarse para garantizar una hidratación adecuada durante la realización de ejercicio físico.

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2 Ejercicio físico y tabaquismo

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II.3.6.EJERCICIO FÍSICO Y TABAQUISMO. Un factor de riesgo cardiovascular que es completamente modificable por la persona que lo sufre es el tabaquismo. Este hábito nocivo para la salud es la principal causa de muerte prevenible en los países desarrollados (Banegas, Gañan, Enríquez, Gálvez & Rodríguez, 2005). El tabaquismo tiene una asociación directa con el aumento en el número de eventos cardiovasculares en personas con patologías cardiacas (Palomo et al., 2007). Por otro lado, en personas sin enfermedades coronarias asociadas, este hábito puede provocar cáncer pulmonar, enfermedad pulmonar crónica y conducir a una enfermedad coronaria (Paterno, 2003). El principal motivo para que el tabaquismo sea tan nocivo para el organismo es que el monóxido de carbono producido al fumar, se convierte en un verdadero veneno para los vasos sanguíneos, bloqueando el transporte de oxígeno (O 2) y disminuyendo en un 10% la concentración de O2 en la sangre en relación a un no-fumador, con lo que fácilmente puede producirse isquemia miocárdica (Benegas, Gañan, Enríquez, Gálvez & Rodríguez, 2005). De la misma manera, el tabaco impide el aumento de colesterol-HDL inducido por el ejercicio aeróbico de resistencia (Agramontes, Gutiérrez, Cordovés & González, 1998). Existe una clara evidencia en la asociación de ciertos factores de riesgo cardiovascular (hipercolesterolemia sedentarismo, HTA, la obesidad, DM, estrés, el tabaquismo, entre otros) con la aparición de

cardiopatías isquémicas (Murcia,

González & Gimeno, 2009). En este sentido, la competencia motriz constituye un agente

de

satisfacción

para

los

sujetos,

suponiendo

un factor motivador

desencadenante de comportamientos positivos hacia la práctica físico-deportiva en detrimento de estos hábitos de salud nocivos. El tabaquismo si no presentan otras patologías asociadas

como HTA o

enfermedad cardiovascular isquémica sintomática, se recomienda una práctica de ejercicio físico con los mismos patrones que a la población general sana. Este ejercicio físico debe ir aumentado progresivamente y la intensidad deberá ser de moderada a alta, llegando a realizar un mínimo de 30 minutos de ejercicio físico de una intensidad moderada (teniendo en cuenta la escala de Borg 12-13 combinando con otros periodos más breves pero intensos en la escala de Borg 15-16) al día (Majem et al., 1994). Para el entrenamiento muscular se deberán considerar cargas sub-máximas (entre el 40 y el 70% de la RM calculada previamente). También, se puede sustituir el 81

entrenamiento de fuerza sub-máxima con circuitos de resistencia muscular dos veces por semana (Woolf, 2008). En personas con el hábito de tabaquismo no encontramos contraindicaciones absolutas a la hora de realizar ejercicio físico, a excepción de las que tengan asociadas alguna enfermedad coronaria las cuales deberán abstenerse de realizar ejercicio físico de elevada intensidad (Bayego, Vila & Martínez, 2012). La realización de ejercicio físico con temperaturas extremas deberá evitarse para garantizar una hidratación adecuada durante la realización de ejercicio físico (Murillo & Novials, 2007).

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

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2 Programas de ejercicio físico relacionados con la salud en adultos

II.4.1.

Programas internacionales de ejercicio físico orientados a la salud en adultos.

II.4.2 Programas de ejercicio físico orientados a la salud en adultos en España.

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Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

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2 Programas internacionales de ejercicio físico orientados a la salud en adultos

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II.4.1. PROGRAMAS DE EJERCICIO FÍSICO ORIENTADOS A LA SALUD EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL. La 57ª Asamblea Mundial de la Salud (2004) estableció que en los países desarrollados, al menos un 60% de la población en edad adulta no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud. Esto conlleva una insuficiencia en la actividad física realizada durante el tiempo de ocio y un aumento de los comportamientos sedentarios en las actividades laborales y domésticas (OMS, 2004). En los últimos años, se están modificando las estrategias con las que se plantean la promoción de la salud. Estas estrategias están encaminadas a desarrollar procesos y actividades individuales o grupales con el fin de modificar conductas de riesgo y adoptar estilos de vida saludables (Osorio, Rosero, Ladino, Garcés & Rodríguez, 2010). Así, estos autores señalan que la promoción de la salud ya no se entiende como la mejora en la calidad de vida del ser humano por los profesionales directamente relacionados con las ciencias de la salud, sino que se debe abarcar la problemática desde todos los contextos y disciplinas, no sólo en las relacionadas con la salud. Por ello, la Asamblea Mundial de la Salud (2004), órgano dependiente de la OMS, aprobó la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, con el objetivo de instar a todas las organizaciones e instituciones internacionales, nacionales y locales a desarrollar actuaciones que permitan la creación de entornos que propicien una mejora en la dieta y la reducción de las tasas de sedentarismo en la población mundial. De esta manera, se pretende reducir los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles relacionados con las dietas poco saludables y la inactividad física (Arribas, Saavedra, Pérez & Villalba, 2007). La población a nivel mundial está envejeciendo, provocando un aumento del número de enfermedades cardiovasculares y con perspectivas futuras de que seguirán creciendo a lo largo de las próximas décadas (Marcos Becerro & Galiano, 2003). Estas enfermedades cardiovasculares son objetivo prioritario en las estrategias de salud desarrolladas por todos los estamentos internacionales encargados de velar por la salud de las personas (Aranceta, Serra, Foz, Moreno & Seedo, 2005). Las enfermedades de tipo cardiovascular son la primera causa de fallecimiento a nivel europeo entre hombres y mujeres, siendo responsables de casi la mitad de las muertes, el 42% de las muertes se deben a enfermedades cardiovasculares y se 87

espera que estas dolencias se conviertan en una epidemia dentro de 15 y 20 años (Allender et al., 2008). Así, el coste global generado por las enfermedades cardiovasculares en Europa representa anualmente 391 euros per cápita (European Cardiovascular Disease Statistics, 2008). Según algunos estudios (Capewell, 2010; Félix-Redondo et al., 2011; Sáez & Bernui, 2009), las enfermedades que lideran las muertes en el mundo son las cardiovasculares, dentro de las cuales se destacan la hipertensión arterial (13% de las muertes a nivel mundial), el tabaquismo (9%), la diabetes mellitus (6%), el sedentarismo (6%) y el sobrepeso y la obesidad (5%). Este tipo de enfermedades crónicas no transmisibles cuya prevalencia permanece en aumento, se halla relacionada con las principales enfermedades crónicas que afectan a la salud de la población. Por ello, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó en 2004, la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, con el objetivo de reducir los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles relacionados con las dietas poco saludables y la inactividad física mediante la creación de un entorno de medidas sostenibles en el ámbito individual, comunitario, nacional y mundial que tiendan a una reducción de la morbilidad y la mortalidad vinculadas con la falta de actividad física y una alimentación inapropiada (OMS, 2004). La Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud tiene cuatro objetivos principales: 1) Reducir los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles asociados a un régimen alimentario poco sano y a la falta de actividad física mediante una acción de salud pública esencial y medidas de promoción de la salud y prevención de la morbilidad. 2) Promover la conciencia y el conocimiento generales acerca de la influencia del régimen alimentario y de la actividad física en la salud, así como del potencial positivo de las intervenciones de prevención. 3) Fomentar el establecimiento, el fortalecimiento y la aplicación de políticas y planes de acción mundiales, regionales, nacionales y comunitarios encaminados a mejorar las dietas y aumentar la actividad física, que sean sostenibles, integrales y hagan participar activamente a todos los sectores, con inclusión de la sociedad civil, el sector privado y los medios de difusión

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4) Seguir de cerca los datos científicos y los principales efectos sobre el régimen alimentario y la actividad física, respaldar las investigaciones sobre una amplia variedad de esferas pertinentes, incluida la evaluación de las intervenciones y fortalecer los recursos humanos que se necesiten en este terreno para mejorar y mantener la salud. La Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud tiene entre sus obligaciones la de impulsar la formulación y promoción de políticas, estrategias y planes de acción nacionales para mejorar el régimen alimentario y alentar la actividad física. La elaboración de esos instrumentos dependerá de la situación de cada país, habida cuenta de las grandes diferencias que existen entre países del mismo entorno (OMS, 2004). Los organismos regionales deben colaborar en la formulación de estrategias regionales, en armonía con sus planes nacionales, para lograr un máximo de eficacia. La función de los gobiernos es la de velar por su aplicación y vigilar sus repercusiones a largo plazo (OMS, 2004). A nivel europeo, el deporte, como fenómeno social y económico en expansión, contribuye a los objetivos estratégicos de solidaridad y prosperidad de la Unión Europea. El Consejo Europeo reconoció el papel esencial del deporte en su declaración de diciembre del año 2000 (Europa, 2007). La Unión Europea como institución máxima en los países de su ámbito de competencia de los Estados miembros, y debido al carácter multifactorial que presentan la prevalencia de las enfermedades vinculadas a los malos hábitos alimentarios y a la falta de actividad física, aborda estas cuestiones que pertenecen esencialmente a su regulación y funcionamiento, como podría ser la agricultura o la educación como parte de sus competencias aportando un valor añadido en sus propuestas y estrategias de fomento de la salud entre sus ciudadanos, por ejemplo apoyando la creación de redes de investigación en el ámbito de la salud y ejemplos de buenas prácticas. Entre las que podemos destacar las siguientes:

a) Red europea sobre la nutrición y la actividad física. En el año 2003, los servicios de la Comisión establecieron una Red sobre la nutrición y la actividad física, integrada por expertos nombrados por los Estados miembros, la OMS y las ONG activas en el ámbito de la salud y la protección de los consumidores, con el fin de aconsejar a la Comisión sobre el desarrollo de acciones 89

comunitarias destinadas a mejorar la nutrición, reducir y prevenir las enfermedades vinculadas a los regímenes alimentarios, promover la actividad física y luchar contra el exceso de peso y la obesidad (Comisión de las Comunidades Europeas, 2005).

b) Plataforma europea de acción sobre la dieta y la actividad física. En marzo del año 2005, la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores (DG SANCO) de la Comisión Europea lanzó oficialmente la Plataforma Europea de Acción Sobre la Dieta y la Actividad Física. Esta plataforma forma parte de una estrategia global relacionada con la nutrición y la actividad física que desarrolla la Comisión Europea. Los altos índices de sedentarismo y obesidad habían aumentado en la UE y los expertos en salud habían expresado su preocupación acerca de las consecuencias de esta tendencia. Dicha plataforma nació con el compromiso de tomar las medidas y dedicar recursos a luchar contra el sedentarismo y la obesidad a través de dietas sanas y actividad física por toda la Unión Europea (EUFIC, 2014). La Plataforma, reune a todos los protagonistas pertinentes a nivel europeo que deseen asumir compromisos vinculantes y verificables parar contener e invertir la tendencia actual al sedentarismo y la obesidad. El objetivo consiste en focalizar la acción voluntaria de las empresas, la sociedad civil y el sector público en la Unión Europea. Entre los miembros de la Plataforma están los principales representantes europeos de la industria alimentaria, el comercio minorista, la restauración, la industria publicitaria, las organizaciones de consumidores y las ONG del sector de la salud (EUFIC, 2014).

c) Libro Verde (2005). Con este documento la comisión europea trata de fomentar una alimentación sana y la actividad física, mediante la prevención de la obesidad y reproduciendo las mejores prácticas en toda Europa. El Libro Verde invita a las partes interesadas a presentar contribuciones sobre una amplia gama de temas relacionados con la nutrición y la actividad física. Se trata de recoger información con el fin de imprimir a la lucha contra la obesidad una dimensión europea que complete, respalde y coordine las medidas nacionales existentes. El objetivo es ofrecer un marco de actuación común en la lucha contra la obesidad, reunir a todos los protagonistas pertinentes a nivel europeo que deseen 90

asumir compromisos vinculantes en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad (Comisión de las Comunidades Europeas, 2005).

d) Libro Blanco del Deporte (2007). Con este documento elaborado en el año 2007, se constituye la principal contribución de la Comisión al tema del deporte y a su papel en la vida cotidiana de los ciudadanos europeos, mostrando el impacto que puede tener el deporte en el conjunto de las políticas europeas, identificando las necesidades y los rasgos específicos propios del mundo del deporte y abriendo perspectivas futuras para el deporte a escala europea (Europa, 2007). A través de la presente iniciativa, la Comisión aborda por primera vez las cuestiones relacionadas con el deporte de manera global. Su objetivo fundamental es ofrecer una orientación estratégica acerca del papel del deporte en Europa, impulsar el debate en torno a problemas específicos, mejorar la visibilidad del deporte en la elaboración de políticas europeas, sensibilizar a la opinión pública sobre las necesidades y particularidades del sector, ilustrar importantes cuestiones, como la aplicación de la legislación de la UE al deporte y emprender nuevas acciones relacionadas con el deporte a nivel europeo (Europa, 2007).

91

92

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

2 Programas de ejercicio físico orientados a la salud en adultos en España

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94

II.4.2. PROGRAMAS DE EJERCICIO FÍSICO ORIENTADOS A LA SALUD EN ADULTOS EN ESPAÑA. El instituto nacional de estadística del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2014), a través de la encuesta nacional de salud 2011-2012, muestra que en España cuatro de cada diez personas se declaran sedentarios en su tiempo libre. El 44,4% de la población de 15 y más años afirma que no hace ejercicio y que ocupa su tiempo de ocio de forma casi completamente sedentaria. Además, el sedentarismo está más extendido entre las mujeres (49,8%) que entre los hombres (38,8%). La diferencia por sexo desaparece en los grupos de edad intermedia (entre los 45 y los 64 años apenas existe), para reaparecer entre los de mayor edad. A su vez, destaca que la inactividad física aumenta con la edad, con patrones diferentes para hombres y para mujeres. El 21,4% de los hombres entre 15 y 24 años se declara sedentario y este estilo de vida poco saludable se va extendiendo con la edad, llegando al 46,3% en la población masculina de 45 a 54 años. Entre los 65 y los 74 años los hombres retoman algo la actividad (36% de sedentarismo), para abandonarla de nuevo progresivamente a partir de los 75. En mujeres, el nivel de sedentarismo se mantiene elevado y relativamente estable (entre 43% y 50% de las mujeres se declara sedentaria en los distintos grupos de edad) hasta los 75 años, edad en la que se observa un marcado incremento, hasta alcanzar el 82,6% entre las mayores (85 y más años). Ante estos datos alarmantes de altas tasas de sedentarismo en la población española (predominantemente en población adulta), Vázquez & López (2002) citado por Arribas, Saavedra, Pérez & Villalba (2007), consideran que se produce un deterioro de la salud, desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles y aumento en el gasto en términos globales del sistema sanitario, que en España oscila en unos 2.500 millones de euros anuales (7% del gasto sanitario total durante el año 2002). El Gobierno de España, apoyándose en las directrices que se marcan desde la Comisión Europea a través del Consejo Europeo de la Salud por medio del Libro Blanco del Deporte y la Organización Mundial de la Salud por medio de la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, ha puesto en marcha dos iniciativas clave para tratar de erradicar esta nueva epidemia del Siglo XXI “el sedentarismo”. Por un lado, la estrategia NAOS en el año 2005 dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo y, por otro, el Plan Integral para la Actividad Física 95

y el Deporte (Plan A+D) dependiente del Consejo Superior de Deportes en el año 2008.

a) PROGRAMA NAOS En respuesta a los graves problemas de salud derivados de los malos hábitos de vida y el sedentarismo entre la población española, el Ministerio de Sanidad y Consumo (2005), elaboró en colaboración con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) una estrategia de prevención de la obesidad y el sedentarismo denominada NAOS “Nutrición, Actividad Física, prevención de la Obesidad y Salud”. La estrategia NAOS tiene como objetivo impulsar todas aquellas iniciativas que se desarrollen en territorio español y que contribuyan a un cambio en la sociedad en relación a la promoción de los estilos de vida saludables, en relación a una alimentación saludable y prevención del sedentarismo a partir de diferentes ámbitos de actuación (NAOS, 2005). Entre las estrategias que desarrolla NAOS encontramos campañas de información, iniciativas de promoción de la salud, acuerdos con entidades tanto públicas como privadas, etc. La evaluación y seguimiento de todas ellas es lo que dará una calidad y, por consiguiente, un alto grado de eficacia en cuanto a la prevención de las conductas no saludables contra las que se pretende luchar. Entre los objetivos que pretende conseguir la estrategia NAOS señalamos como principales:  Sensibilizar a la población del problema que la obesidad y el sedentarismo representa para la salud.  Impulsar aquellas iniciativas, tanto públicas como privadas, que contribuyan a lograr que los ciudadanos adopten hábitos saludables a lo largo de toda la vida.

96

b) PLAN A+D. Otra estrategia creada con el fin de garantizar al conjunto de la población española el acceso universal a la práctica deportiva de calidad, ayudando así a combatir el elevado nivel de sedentarismo y obesidad y a promover hábitos de vida activos y saludables es el Plan Integral para la Actividad Física y el Deporte (Plan A+D) instrumento creado por el Consejo Superior de Deportes (2010). El plan A+D nace con el fin de impulsar el acceso universal a una práctica deportiva de calidad para el conjunto de la población. El Consejo Superior de Deportes, en colaboración con las Comunidades Autónomas, las Entidades locales, Universidades y Organismos Ministeriales, junto con la participación del sector privado, pone en marcha una serie de líneas de actuación como son objetivos, ejes estratégicos, programas y medidas. Este Plan, se articula teniendo en cuenta los diferentes colectivos de la población española y su acceso a la práctica de la actividad física y del deporte: población escolar y universitaria, personas mayores, personas con discapacidad, los grupos de población en riesgo de exclusión social y personas en ámbito laboral. Es decir, un Plan que intenta abarcar toda la ciudadanía, a través de acciones que implican y afectan en general a todas las personas, o a través de programas específicos para determinados grupos. Todo ello, teniendo en cuenta los siguientes cuatro principios fundamentales:  La actividad física y la práctica deportiva y su relación con la salud de la población.  La práctica deportiva y su relación con la educación.  Igualdad efectiva entre mujeres y hombres.  El deporte como elemento de inclusión social y territorial.

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Aproximación a programas de ejercicio físico en Comunidades Autónomas orientados a la salud en adultos en España.

a) PAFES (CATALUÑA). El PAFES es un programa impulsado por el Departamento de Salud y la Secretaria General de Deporte del gobierno Catalán, con el objetivo de reducir los hábitos sedentarios, fomentar la práctica deportiva de la población catalana y reducir el gasto público sanitario. Este programa tiene como intención la implantación progresiva de la prescripción de la actividad física en los centros de Atención Primaria en Catalunya. Así, se centra en la figura de los especialistas en medicina del deporte que actúan como consultores, promoviendo la prescripción de ejercicio físico dentro de los equipos de atención primaria (Generalitat de Catalunya, 2007). El PAFES actúa en cuatro escalas de recomendación:  Prevención primordial: impulso al ejercicio y mejora de la dieta mediante consejos sencillos y persistentes.  Prevención primaria: recomendación general de actividad física que ya se contemple dentro del propio municipio (caminatas, salidas ciclistas, natación, gimnasia de mantenimiento en centros específicos, taichi).  Prevención secundaria: recomendación con asesoramiento de actividad física con hoja de seguimiento y de control para que le pueda hacer el seguimiento su médico de primaria, médico del deporte o servicio de enfermería.  Prevención terciaria: derivación al especialista en medicina del deporte el cual realizará un informe médico de prescripción de actividad física y derivará a un licenciado/a en ciencias de la actividad física y del deporte, para su inclusión en programas específicos y adaptados en instalaciones municipales del entorno.

b) PROGRAMA EXTREMADURA EN FORMA. Este programa tiene como objetivo mejorar la calidad de vida y autonomía personal

de nuestros mayores con alteraciones metabólicas o episodios de

ansiedad/depresión de forma continuada de manera eficiente. Para ello, se ofrece en los municipios de Extremadura un programa físico coordinando desde la atención primaria, la atención al bienestar social y el plan de dinamización deportiva (Gobierno de Extremadura, 2006). 98

Este programa, canaliza a los usuarios derivados a través de los equipos de atención primaria del sistema sanitario público, al dinamizador salud-deportivo designado para cada área de actuación socio sanitarias de Extremadura, que se encargará de atenderles y asesorarles, así como emitir un informe de valoración. Y, si este dinamizador salud-deportivo considera pertinente, los incorporará a un grupo de ejercicio físico con la finalidad de practicar ejercicios adecuados para su bienestar y recibir información sobre salud y nutrición (Gobierno de Extremadura, 2006).

c) PROGRAMA ACTIVA (REGIÓN DE MURCIA). El Programa ACTIVA en la Región de Murcia promueve la implicación del ciudadano con su salud, fomentando conductas y estilos de vida saludables a través del ejercicio físico. Este Programa, potencia la actuación desde Atención Primaria, implicando a todos los sectores de la población y a todos los niveles de la administración pública. Busca potenciar la actividad física entre la población a partir de la coordinación entre los profesionales sanitarios de Atención Primaria, los Consistorios de la Comunidad y la propia Consejería de Sanidad y Política Social. De esta manera, se basa en la prescripción de ejercicio físico desde las consultas de medicina y enfermería de Atención Primaria, a pacientes con patologías de alta prevalencia que puedan verse beneficiados por el ejercicio. El programa de ejercicio físico terapéutico que se plantea consiste en una sucesión de circuitos organizados

de

manera

progresiva

durante

30

sesiones

(3

meses

aproximadamente), donde se pretende además de los objetivos descritos anteriormente, conseguir una adaptación y posterior aumento de la condición física de los sujetos que participan (Consejería Sanidad y Política Social de la Región de Murcia, 2013).

99

Aproximación a algunos de los programas de ejercicio físico en municipios orientados a la salud en adultos en España.

a) RECETA DEPORTIVA EN GETXO (VIZCAYA). Los centros de salud de los municipios de la mancomunidad de Osakidetza, recetan actividad física a los usuarios que lo precisen. Con esta receta, se visita a un médico especialista en deporte que le asesorará en la adecuación de la actividad física a realizar en función de su patología y edad. Con esta recomendación, se le derivará a las más de 300 actividades disponibles en el municipio (Irekia, 2014). Aquellos pacientes a los que les detecten, al menos, dos factores de riesgo asociados a enfermedades cardiovasculares, como hipertensión, colesterol, exceso de glucosa en sangre u obesidad, serán derivados por el médico de atención primaria a los especialistas en actividad física y salud subvencionados por el Gobierno Vasco. Estos serán los responsables de diseñar un plan de trabajo de actividad individualizada para cada paciente.

b) PROGRAMA

"EJERCICIOS

FÍSICOS

CONTROLADOS",

LEGANÉS

(MADRID). Este programa que nació en el año 2011, está dirigido a población general del municipio de Leganés con obesidad o sobrepeso derivados por su médico especialista o de Atención Primaria (Ayuntamiento de Leganés, 2014). Entre sus principales objetivos encontramos:  Conseguir modificaciones en la composición corporal.  Disminuir los factores de riesgo propios de la obesidad.  Conseguir

cambios

en

la

conducta,

orientados

a

combatir

el

sedentarismo y a mejorar los hábitos de alimentación.  Generar evidencia científica que aporte conocimientos válidos para la implantación de métodos de control de prevención en la obesidad.

Los usuarios, antes de ser admitidos en los grupos de ejercicio controlado, pasaron por una consulta de enfermería de la Delegación de Deportes en la que se aplicó el “Protocolo del cuestionario de salud para los usuarios del programa Mayores en Forma de Leganés” (Servicios Municipales Ayuntamiento de Leganés, 2014).

100

c) PROYECTO ERMUA MUGI, ERMUA (VIZCAYA). Este proyecto nace para hacer frente al sedentarismo en el municipio de Ermua e incorporar la actividad física entre los hábitos saludables en el marco de la estrategia comunitaria Ermua Mugi (Ermua, 2014). Así, busca mejorar el bienestar de la población mediante la sana práctica de caminar en la ciudad y, para ello, propone entornos urbanos para hacerlo en condiciones de seguridad y calidad, incorporando la tecnología para obtener datos de dichas actividad lo que permite el seguimiento especializado, facilita el autocuidado, la prescripción y la investigación en torno a la actividad física. Esta iniciativa pionera a nivel mundial se enmarca en la intersección entre la actividad física, el ámbito socio-sanitario y la “Smart City” (Ermua, 2014).

d) VALLECAS ACTIVA, VALLECAS (MADRID). Este programa incluye la atención primaria de salud y la atención social en la promoción de los estilos de vida saludables. El objetivo es motivar a los usuarios que se les haya diagnosticado patologías asociadas al sedentarismo a inscribirse en una actividad de cualquiera de los centros deportivos municipales (Ayuntamiento de Madrid, 2013). Para ello, se han creado programas específicos como: paseos saludables, sesiones teóricas y prácticas sobre hábitos saludables, actividades para familias con niños con problemas de obesidad y sesiones teóricas y actividades para mamás y bebés. El objetivo principal del proyecto es obtener el máximo beneficio del deporte para la salud, para la educación y para la cohesión social vinculando directamente los servicios públicos deportivos con otros servicios como el sanitario, social y educativo (Ayuntamiento de Madrid, 2013). e) PROGRAMA “4/40”, MURCIA (REGION DE MURCIA). EL programa 4 x 40 que se desarrolla en el municipio de Murcia, pretende fomentar la práctica de una actividad física moderada, de forma regular, en la población general del municipio (Servicios Municipales de Salud, 2011). El Programa 4/40 propone la constitución de grupos de personas adultas desde los servicios de sanidad del municipio que son convocadas a caminar, a paso ligero, cuatro días a la semana durante cuarenta minutos cada día, por rutas diseñadas en el entorno cercano a su domicilio. Esta actividad esta monitorizada al comienzo por un 101

profesional y, posteriormente, previa formación en aspectos básicos de la actividad física se delega en un usuario experto que continuará con la monitorización del grupo. El objetivo de este programa sería:  Facilitar la práctica regular de la actividad física en grupo, favoreciendo el encuentro vecinal.  Fomentar la adquisición de hábitos que favorezcan estilos de vida saludables, en concreto el de caminar de forma regular.  Desarrollar capacidades para el autocuidado.  Promover el compromiso grupal y el fortalecimiento de las redes comunitarias f) PROGRAMA “LATIDOS POR TU SALUD”, CORELLA (NAVARRA). Este programa es un modelo de promoción deportiva saludable desde los centros de atención primaria de Corella coordinado junto con el ayuntamiento del municipio (Ayuntamiento de Corella, 2009). Entre sus objetivos encontramos los siguientes: 1.

Promocionar la práctica deportiva desde el Centro de Atención

Primaria como vía de prevención y tratamiento de patologías crónicas. 2.

Incorporar el Consejo no supervisado de deporte (sin seguimiento

médico) y el Consejo Asesorado de Deporte (con seguimiento médico) desde el Centro de Atención. 3.

Iniciar y promover un modelo innovador y de coste económico

reducido para la promoción deportiva desde los Centros de Atención Primaria que pueda ser extendido a otros municipios, tanto para entidades públicas como privadas.

102

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

III HIPÓTESIS

103

104

III. HIPÓTESIS. 1. La realización de un programa de 3 meses de ejercicio físico en adultos que presenten más de un factor de riesgo cardiovascular mejorará en los diferentes componentes de la condición física (fuerza, flexibilidad y V02 Max) en comparación con adultos que presenten más de un factor de riesgo cardiovascular y no realicen ningún tipo de ejercicio físico. 2. El desarrollo de un programa de 3 meses de ejercicio físico en adultos que presenten más de un factor de riesgo cardiovascular, favorecerá una mejora en los diferentes componentes de la condición física (fuerza, flexibilidad y V0 2 Max) 6 meses después de finalizar el programa de ejercicio debido a un cambio en el estilo de vida. 3. El desarrollo de un programa de 3 meses de ejercicio físico en adultos que presenten más de un factor de riesgo cardiovascular, favorecerá una mejora en los diferentes componentes de la condición física (fuerza, flexibilidad y V02 Max) 12 meses después de finalizar el programa de ejercicio debido a un cambio en el estilo de vida. 4. La realización de un programa de 3 meses de ejercicio físico mejorará las cifras de tensión arterial sistólica (TAS) y diastólica (TAD) en sujetos adultos hipertensos en relación a adultos hipertensos que no realicen ningún tipo de ejercicio físico. 5. La ejecución de un programa de 3 meses de ejercicio físico mejorará el índice de masa corporal (IMC) en sujetos adultos obesos en relación a adultos obesos que no realicen ningún tipo de ejercicio físico. 6. La realización de un programa de 3 meses de ejercicio físico mejorará el índice de masa corporal (IMC) en adultos que presenten más de un factor de riesgo cardiovascular en relación a adultos que presenten más de un factor de riesgo cardiovascular que no realicen ningún tipo de ejercicio físico. 7. La realización de un programa de 3 meses de ejercicio físico mejorará los niveles de colesterol total (COL), HDL y LDL en sujetos adultos dislipemicos en comparación a adultos dislipémicos que no realicen ningún tipo de ejercicio físico.

105

8. La ejecución de un programa de 3 meses de ejercicio físico mejorará los niveles de glucemia (GLU) y hemoglobina glicada (HbA1c) en sujetos adultos diabéticos en relación a adultos diabéticos que no realicen ningún tipo de ejercicio físico.

106

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

IV MATERIAL Y MÉTODO

107

108

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

4

IV.1.1. Test de condición física.

Material

IV.1.2. Entrenamiento de los exploradores.

109

110

IV. MATERIAL Y MÉTODO. Es importante señalar que el Programa ACTIVA en la Región de Murcia promueve la implicación del ciudadano con su salud, fomentando conductas y estilos de vida saludables a través del ejercicio físico. Este Programa, potencia la actuación desde los centros de Atención Primaria, implicando a todos los sectores de la población y a todos los niveles de la administración pública. El programa, tiene como objetivo promover la actividad física entre la población a partir de la coordinación entre los profesionales sanitarios de Atención Primaria, los ayuntamientos de la Comunidad y la propia Consejería de Sanidad y Política Social (ver Anexo I). De esta manera, se basa en la prescripción de ejercicio físico desde las consultas de medicina y enfermería de Atención Primaria, a pacientes con patologías de alta prevalencia que puedan verse beneficiados por el ejercicio físico. En este trabajo de investigación en función de los objetivos propuestos y el diseño establecido, buscamos evaluar la condición física en los sujetos antes y después de realizar el programa de 3 meses de ejercicio físico, así como valorar los indicadores de salud correspondientes a la propia evolución biológica del proceso por el cual inició el sujeto el programa de ejercicio físico. En nuestro caso, el programa de ejercicio físico terapéutico planteado consistió en una sucesión de circuitos organizados de manera progresiva, donde se pretendió conseguir una adaptación y posterior aumento en la condición física de los sujetos que participaron. Para ello, se organizaron 2 tipos de circuitos, uno donde se trabajó acondicionamiento muscular y otro donde se trabajó la resistencia cardiorrespiratoria, tal y como se pueden (ver Anexo II). De acuerdo con el planteamiento de nuestro trabajo de investigación, para valorar el nivel de condición física de todos aquellos sujetos que presentaban más de un factor de riesgo cardiovascular se realizó una búsqueda bibliográfica sobre los diferentes test condicionales existentes. Se seleccionaron todos aquellos que podían adaptarse con mayor facilidad al entorno y a las capacidades que mostraba la muestra seleccionada. Definitivamente, fueron seleccionadas las siguientes pruebas: 

Lanzamiento de balón medicinal (fuerza).



Test dedos-planta (flexibilidad).



Test de la milla o de Rockport (consumo de oxígeno). 111

En cuanto a los indicadores clínicos, los profesionales sanitarios recogieron en el historial médico aquellos indicadores de salud correspondientes a la evolución biológica del proceso por el cual los sujetos estudiados iniciaron el programa de ejercicio físico: la presión arterial, variables antropométricas (peso, altura, índice de masa corporal) y parámetros analíticos: glucemia, hemoglobina glicosilada, colesterol total, HDL - Colesterol, LDL - Colesterol, triglicéridos, etc.

IV.1.1. Test de condición física. De acuerdo con el planteamiento de nuestro trabajo de investigación, para valorar el nivel de condición física de todos aquellos sujetos que presentaban más de un factor de riesgo cardiovascular se llevó a cabo una batería de test que permitieron controlar aspectos tales como la fuerza, condición cardiorespiratoria y flexibilidad.

Protocolo de las pruebas

A. Flexibilidad (distancia dedos-planta). - Objetivo. Valorar la extensibilidad de la musculatura isquiosural y dorso-lumbar.

Figura 1. Test de flexibilidad (distancia dedos-planta) - Material. Para el desarrollo de la prueba se utilizó un cajón de medición, al cual se acopló una regla móvil de 50 centímetros adosada a la placa superior. A partir del 0 la escala se gradúa en centímetros, con signo positivo hacia el lado que se aleja del ejecutante y con signo negativo hacia el lado que se acerca a él.

112

- Desarrollo de la prueba. El sujeto se colocaba sentado apoyando la cabeza, la espalda y la cadera en la pared, con la cadera flexionada en ángulo recto con respecto a las extremidades, que se encuentran extendidas y juntas. Se colocó el cajón de medición en contacto con los pies (90º de angulación del tobillo). A continuación, se extienden las extremidades superiores hacia delante, colocando una mano sobre la otra, en pronación, a la altura de la regla, sin perder el contacto de la espalda con la pared. El examinador sitúa el punto cero de la regla, en relación a la punta de los dedos de la mano que están más próximos al cajón. El sujeto flexionaba el tronco hacia delante con un movimiento suave y progresivo, a la vez que desliza su mano sobre la regla, para llegar con la punta de los dedos lo más lejos que pueda. El sujeto, expulsa, poco a poco, el aire mientras realiza la flexión de tronco. La prueba se valoró en centímetros.

- Normas a considerar. - No se puede flexionar las rodillas en ningún momento. - El sujeto tendrá dos oportunidades para realizar la prueba. - No se pueden realizar movimientos bruscos. B. Lanzamiento de balón medicinal. - Objetivo. Medir la fuerza explosiva de los músculos del miembro superior, tronco y miembro inferior.

Figura 2. Test de lanzamiento de balón medicinal. 113

- Material. Para el desarrollo de la prueba se utilizó un balón medicinal de 2 kilos para las mujeres y otro de 3 kilos para los hombres. Además, una cinta métrica de 12 metros de longitud y cinta adhesiva para fijarla al suelo. - Desarrollo de la prueba. La posición inicial para empezar la prueba de lanzamiento fue de pie detrás de la línea de lanzamiento, pies horizontalmente iguales (es decir, los dos igual; no uno más avanzado que el otro) y pueden estar separados. Lo recomendable fue los pies a la anchura de los hombros para realizar un lanzamiento más cómodo y eficaz. El balón medicinal estará cogido por ambas manos y se llevará detrás de la cabeza a la hora de lanzar, como si fuéramos a sacar un balón de banda (en el fútbol). Una vez se autorizó el lanzamiento, se lanzará el balón con la mayor fuerza explosiva posible. Extendiendo el tronco, y flexionando brazos y piernas para un mayor impulso de lanzamiento. También se podrá levantar los talones, pero sin despegarlos totalmente del suelo. Una vez realizado el lanzamiento, el examinador medirá en centímetros, desde la línea de lanzamiento hasta el lugar de caída del balón medicinal. Cada sujeto tendrá dos lanzamientos, registrando ambos pero valorando el resultado del mejor lanzamiento. - Normas a considerar: - No se puede lanzar el balón si no está detrás de la cabeza en la posición inicial. - El sujeto tendrá dos oportunidades para realizar la prueba. - No se puede terminar el lanzamiento moviendo los pies de apoyo hacia delante.

C. Test de la milla (Rockport). - Objetivo. Medir el VO2 Max en personas con baja condición física, en las que no es factible realizar otros test más exigentes o presentan alguna lesión que les impide correr.

114

Figura 3. Test de la milla o Rockport.

- Material. Para el desarrollo de la prueba se utilizó la pista polideportiva para completar la distancia de una milla 1.609 metros, teniendo la pista 40 metros de largo y 20 de ancho. Pulsómetros para cada uno de los sujetos que la realizaron y cronometro y hoja de registro por parte del examinador.

- Desarrollo de la prueba. Para el desarrollo del test los sujetos deberán de recorrer una distancia de 1.609 m. (1 milla) andando a una intensidad elevada pero que no suponga una intensidad máxima (13 vueltas completas a la pista polideportiva (120 metros cada vuelta) + un largo de 40 metros + 9 metros). Una vez se complete la distancia a la intensidad marcada, el examinador anotará el tiempo empleado por cada uno de los sujetos y estos dirán con qué pulsaciones han terminado la prueba. Posteriormente, el examinador anotará el tiempo empleado y las pulsaciones. Estos datos y otros personales (edad, sexo y peso) deberán introducirse en una fórmula para obtener la estimación del VO2 Max. VO2 Max.= 132.853 - (0.0769 × Weight) - (0.3877 × Age) + (6.315 × Gender) (3.2649 × Time) - (0.1565 × Heart rate)

- Normas a considerar: - No se puede recortar en las esquinas de la pista al girar (para no recortar distancia total). - No se puede correr en el transcurso de la prueba.

115

IV.1.2. Entrenamiento de los exploradores. Para la realización del estudio fueron entrenados dos exploradores especialistas en Educación Física y familiarizados con la realización de test de evaluación. El proceso de entrenamiento de los exploradores para la realización de las correspondientes pruebas de fiabilidad pasó por los siguientes apartados:  Puesta en común sobre las condiciones de aplicación de cada una de las pruebas.  Aplicación de las pruebas por parte del investigador principal y discusión sobre los aspectos más conflictivos de cada una de las pruebas con el investigador colaborador.  Se seleccionaron de manera aleatoria a un grupo de participantes en el Programa Activa y se hizo un simulacro de toma de datos de las diferentes pruebas de condición física para familiarizarse con las mismas a modo de entrenamiento.  Segunda puesta en común sobre el resultado de aplicación de las pruebas y determinación definitiva sobre los puntos más conflictivos.  Determinación estadística de las repeticiones mínimas a realizar para lograr una constancia en las pruebas que presentaban una mayor variación en los resultados.  Aplicación de un diseño a doble ciego para la determinación de la fiabilidad intra e interexploradores.

Para la realización de las pruebas de fiabilidad interexploradores se estableció un diseño a doble ciego donde cada explorador desconocía los resultados registrados por parte de su compañero. En cada sesión se aplicaba una prueba que era registrada por cada uno de los exploradores. El grupo de sujetos se dividía en dos mitades y ambos exploradores procedían a realizar las mediciones correspondientes en dos zonas separadas de la pista polideportiva. Una vez finalizadas las medidas se intercambiaban los grupos. Para la prueba de la milla, el explorador principal pasó a todos los sujetos la prueba y, trascurridas 24 horas, la pasó el explorador colaborador.

116

Tras cada sesión, donde se realizaron mediciones interexplorador, y transcurrido un intervalo de 24 horas, el explorador principal volvió a tomar registros de la prueba en cuestión a los sujetos en idénticas condiciones, determinándose su fiabilidad, o sea la fiabilidad intraexplorador.

117

118

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

4

IV.2.1. Proceso de muestreo.

Método

IV.2.2. Análisis estadístico.

119

120

IV.2.1. PROCESO DE MUESTREO. La muestra fue obtenida mediante un muestreo de propósito (Chein, 1981) o muestreo según criterio (Goetz y LeCompte, 1984). El criterio utilizado a la hora de ser incluidos dentro del programa de ejercicio físico fue la presencia en la población de uno o más factores de riesgo cardiovascular (FRCV). Se elaboraron unos criterios de inclusión y exclusión al programa de ejercicio llevados a cabo por profesionales sanitarios de atención primaria, con la intención de evitar riesgos para la salud en los sujetos que participasen. Los criterios de inclusión para la derivación a los grupos de ejercicio físico fueron los siguientes: 

Edad entre 35 y 65 años (hombres y mujeres).



Presentar dos o más factores de riesgo cardiovascular de entre los siguientes:

Hipertensión Arterial, diabetes tipo II, alteraciones de los lípidos, tabaquismo u obesidad. 

Ser sedentario.



No presentar ninguno de los criterios de exclusión que pueden contraindicar la

práctica de ejercicio físico de intensidad moderada e intensa. 

Tener motivación suficiente para el inicio de ejercicio físico reglado y, una vez

informado/a, aceptar iniciar el programa (asistir a sesiones de ejercicio de 1 h., tres días a la semana, durante 10 semanas).

Selección de la muestra y procedimiento de recogida de información. La muestra seleccionada estuvo formada por pacientes de los 2 centros de atención primaria del municipio de Molina de Segura. Las derivaciones al programa de ejercicio físico tuvieron lugar de enero de 2011 a junio de 2012, siendo un total de 727 los pacientes derivados. Para poder incorporarse al Programa estos pacientes debían de reunir la condición de tener uno o más factores de riesgo cardiovascular (Hipertensión, obesidad, colesterol, etc.). La evaluación del nivel de condición física se llevó a cabo durante los años 2011 y 2012 en periodos de 3 meses, siendo esta la duración del programa de ejercicio físico. 121

La población diana o Universo de la muestra estuvo formada por todos los pacientes con uno o más factores de riesgo cardiovascular de entre 35 y 65 años adscritos a los centros de atención primaria del municipio. La muestra total de participantes quedó constituida por un total de 727 sujetos, siendo 297 varones y 430 mujeres, siendo la edad media de 51±8,8 años, dándose una edad media superior en las mujeres (52,1±8,6) que en los hombres (49,5± 8,9) (p 30 al inicio del programa) y franjas de edad. Obesidad (calculada por IMC = ó > 30 al inicio del programa)

Edad 26-47

Edad 48-55

Edad 56-73

TOTAL

Total

SI

NO

SI

Recuento % Por edad % Del total Recuento % Por edad

103 65,2% 23,6% 76 56,7%

55 34,8% 12,6% 58 43,3%

158 100,0% 36,2% 134 100,0%

% Del total

17,4%

13,3%

30,7%

Recuento % Por edad % Del total Recuento

88 60,7% 20,1% 267

57 39,3% 13,0% 170

145 100,0% 33,2% 437

% Por edad

61,1%

38,9%

100,0%

% Del total

61,1%

38,9%

100,0%

En la Tabla 7 se observa la presencia o ausencia de diabetes mellitus en la muestra en base a las franjas de edad. Tabla 7. Distribución de la muestra por presencia o ausencia de Diabetes Mellitus y franjas de edad. Diabetes Mellitus Si No Edad 26-47

Edad 48-55

Edad 56-73

TOTAL

Total

Recuento

13

231

244

% Por edad

5,3%

94,7%

100,0%

% Del total

1,9%

33,3%

35,2%

Recuento

21

200

221

% Por edad

9,5%

90,5%

100,0%

% Del total

3,0%

28,8%

31,8%

Recuento

25

204

229

% Por edad

10,9%

89,1%

100,0%

% Del total

3,6%

29,4%

33,0%

Recuento

59

635

694

%Por edad

8,5%

91,5%

100,0%

% Del total

8,5%

91,5%

100,0%

124

IV.2.3. ANÁLISIS ESTADÍSTICOS.

La información recogida fue analizada con el paquete estadístico SPSS, versión 15.0, utilizando pruebas ubicadas tanto en la estadística descriptiva (medias, desviaciones típicas, tablas de frecuencia, porcentajes y tablas de contingencia aplicando χ² de Pearson con el correspondiente análisis de residuos) como inferencial (ANOVAS, ANCOVAS, análisis de regresión logística).

Resultados de fiabilidad y validez.

Los resultados de las pruebas de fiabilidad intra e interexplorador, así como la validez de las mismas se presentan en las Tablas 6 y 7.  Test de condición física. Los valores del coeficiente R intraclase apuntan altos registros de fiabilidad intraexplorador. Así mismo, el análisis de varianza realizado determina que no existen diferencias significativas entre los registros efectuados en cada prueba por parte del explorador principal.

Tabla 8. Coeficientes de fiabilidad y validez intraexplorador de los test de condición física Coeficiente R Intraclase TESTS Lanzamiento de balón medicinal Test de la milla Test de flexibilidad (DD-P)

Variabilidad entre medidas intracasos VALIDEZ f p-valor

Variabilidad entre los diferentes registros f

p-valor

0.85

-

n.s

4463.2

0.0001

0.82 0.92

2.0

n.s n.s

411.9 103.5

0.0001 0.001

r = Coeficiente de correlación de Pearson (R intraclase) n.s = no significación estadística. v.c.= validez comprometida

125

Tabla 9. Coeficientes de fiabilidad y validez interexplorador de los test de condición física Coeficiente R Intraclase TESTS Test de lanzamiento de balón medicinal Test de la milla Test de flexibilidad (DD-P)

Variabilidad entre medidas intracasos VALIDEZ f p-valor

Variabilidad entre los diferentes registros f

p-valor

0.81

-

n.s

4459.6

0.00001

0.79 0.86

1.00

n.s n.s

380.79 312.49

0.00001 0.00001

r = Coeficiente de correlación de Pearson (R intraclase) n.s = no significación estadística. v.c.= validez comprometida

Diseño de investigación. La presente investigación fue elaborada mediante un diseño de corte transversal descriptivo correlacional cuasiexperimental, con la realización de un pretest y post-test, con análisis de medidas intragrupos e intergrupos para cada una de las variables dependientes seleccionadas para el estudio.

Este diseño está

encuadrado dentro de una metodología cuantitativa.

126

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

V RESULTADOS

127

128

Resultados de la aplicación de un programa de ejercicio físico en la mejora de los factores de riesgo cardiovascular y condición física en adultos: Programa ACTIVA

Marcos Meseguer Zafra Universidad de Murcia. Facultad de Educación.

5 Datos descriptivos correspondientes a las pruebas condición física en el grupo experimental (grupo 1)

V.1.1. Prueba de lanzamiento de balón medicinal. V.1.2. Prueba de flexibilidad. V.1.3. Prueba de V02 Max.

129

130

V.1.1. PRUEBA DE LANZAMIENTO DE BALÓN MEDICINAL. Prueba de lanzamiento de balón (26-47 años). En las Tablas 10 y 11 se presentan los datos descriptivos y las pruebas de los efectos intersujetos en función del sexo correspondiente a la prueba de lanzamiento de balón medicinal en el test inicial en la franja de edad de 26 a 47 años. Como podemos apreciar, la media de los varones es significativamente más elevada que en las mujeres (F=78,3; p

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