Valores locales y problemas ambientales: asentamientos de origen informal. V. Rozo Barajas
N-AERUS XII / Madrid 20-22/10/ 2011
VALORES LOCALES Y PROBLEMAS AMBIENTALES: ASENTAMIENTOS DE ORIGEN INFORMAL
Viviana Rozo Barajas Università degli Studi di Roma La Sapienza – Universidad Nacional de Colombia
[email protected]
RESUMEN: Este estudio se centra en los problemas ambientales presentes en los asentamientos de origen informal en Bogotá, que pueden presentar coincidencias con la realidad de Latinoamérica. Es así como, en algunas áreas de la ciudad de Bogotá, el empeoramiento de problemas ambientales tales como la erosión, contaminación hídrica combinados con la mala planeación y negligencia administrativa trae como consecuencia desastres „naturales‟ que sobrepasan la esfera de lo ambiental, afectando la seguridad, relaciones sociales, la subsistencia y hasta la identidad de sus pobladores. Desastres que al analizarlos van más allá de este apelativo de „natural‟ que se les asigna, con una tendencia a empeorar en la medida que los efectos del cambio climático se hacen más evidentes. Pero, ¿Cómo la comunidad está afrontando estos problemas donde la Administración plantea medidas de mitigación per no logra hacerles frente? Mediante la indagación de proyectos desarrollados por la comunidad en este campo y a través de un estudio vivencial directo con la población, se analizan las estrategias construidas por los pobladores para afrontar problemas ambientales y peligros tan inminentes como los desastres naturales. El estudio se desarrolla, inicialmente, en diferentes asentamientos de origen informal, para después, ahondar en la realidad de uno solo, encontrando que estas estrategias no solamente podrían ser útiles para un mejoramiento ambiental y físico del territorio sino que presentan un carácter sinérgico para afrontar carencias que poseen en otros aspectos como las generadas por la exclusión social y el abandono administrativo. Tomando como referencia los valores locales presentes en la memoria local colectiva de la comunidad y como estos pueden traducirse en herramientas adecuadas para el mejoramiento de los problemas ambientales presentes en su contexto, el objetivo de la investigación es contribuir a identificar estas potencialidades para crear autoconfianza y seguridad en sus propios valores.
PALABRAS CLAVE: Problemas Ambientales Urbanos, Asentamientos Informales, Bogotá
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Valores locales y problemas ambientales: asentamientos de origen informal. V. Rozo Barajas
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INTRODUCCIÓN Colombia, como país latinoamericano en vía de desarrollo, ha construido su historia siguiendo modelos y teorías elaboradas en otros contextos que no siempre responden a su entorno inmediato. Para entender la realidad local con relación a los problemas ambientales urbanos, es necesario, entonces, hacer un recorrido cronológico de las diferentes teorías sobre la preocupación ambiental enfocada siempre en el ámbito urbano, partiendo de los conceptos „oficiales‟ concebidos a nivel internacional, así como, estudiando los postulados alternativos. A medida que se avanza por este recorrido, se vislumbra cada vez con mayor nitidez, la complejidad de la realidad urbana donde hay una confluencia de diferentes hechos que empeoran la problemática ambiental de las ciudades, especialmente de los países en vía de desarrollo como lo es el caso colombiano. A nivel urbano, se puede pensar que la causa de fondo de los problemas ambientales está en la concepción misma de la ciudad occidental que ha seguido un „modelo de desarrollo‟ basado en la explotación de la naturaleza en pro del „progreso‟. Desarrollo que conlleva innumerables consecuencias negativas que amenazan la supervivencia de los recursos naturales, sociales y culturales siguiendo patrones que buscan casi exclusivamente el beneficio económico (Sánchez R, 2002; Leff, Argueta, Boege y Porto, 2002; Hinkelammert,1996, 1999) donde la planificación urbana generalmente ha sido diseñada o redefinida en términos de facilitar este modelo, en respuesta, a las señales del mercado (Hull, 1998; Anton, 1993) y que se ha venido agravando con el actual proceso de globalización (Garau, 2007; Stahal.K , 1994; Zanetta 2001; Escobar, 1997; Leff, Argueta, Boege y Porto; 2002), porque mientras que el objetivo del sector público o privado sea exclusivamente el aumentar la rentabilidad (Angel Maya, 2008) seguirán agotándose los recursos y agravándose los problemas ambientales. Así, Latinoamérica, como región de países en vía de desarrollo ha seguido este „modelo de desarrollo‟ portando consigo un crecimiento ilimitado de las ciudades con un constante deterioro ambiental, incremento de la pobreza y en muchos casos, pérdida absoluta de los recursos existentes. Esta realidad matizada por una creciente desigualdad social, conduce a que la marginalidad se encuentre en la base explicativa de muchos de los problemas ambientales de América Latina en general y de Colombia en particular (Angel Maya, 2008). Lo urbano es, por consiguiente, un territorio fragmentado con una elevada segregación espacial que conlleva importantes consecuencias ambientales (Sánchez R, 2002; Portes, Roberts y Grimson, 2005). En general, este crecimiento desmesurado de las ciudades latinoamericanas se asocia con el incremento de la pobreza (Sánchez-Triana, Ahmed y Awe, 2007; SDA, 2006), a causa de las dificultades de acceso al suelo que generan un tipo de ocupación del territorio por fuera de los parámetros urbanísticos conocidos comúnmente con el nombre de asentamientos informales 1, presentando un déficit en la cobertura como en la calidad de la provisión de servicios públicos, sociales y de accesibilidad, entre otros factores. (Piccinato, 1991; DAPD, 2005). Este crecimiento gradual ocasiona una disminución de tierra disponible para ser urbanizada con la consecuente localización, de estos nuevos asentamientos, en áreas no aptas para la construcción, es decir, en sitios 1
Otras denominaciones: ilegales, populares, irregulares, marginales, espontáneos, no-planificados-(Payne, 1989; Gilbert 2007; Hernández, 2010). 2
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de reserva forestal, en rondas de ríos, altas pendientes, zonas pantanosas o humedales (UN-Hábitat, 2003); contribuyendo a producir un desequilibrio en el ecosistema ambiental de las ciudades (SDA, 2006) y poniendo en riesgo la vida de sus habitantes (Sánchez R, 2002). Así, se evidencia la complejidad de la problemática ambiental urbana, especialmente en las ciudades de países subdesarrollados o del Tercer Mundo (Fernández, 2000; Moncayo,1990; Hardoy, 2001) y la incertidumbre sobre su posible mejoramiento futuro, si se tiene en cuenta que las ciudades latinoamericanas se encuentran construidas, en gran medida, por la población y de manera „informal‟ (UN-Hábitat, 2003). De aquí, surge la idea de focalizar la investigación en la relación existente entre los asentamientos de origen informal2 y la presencia de problemas ambientales partiendo de la base que, generalmente, la población sin recursos es la más vulnerable (Hogan, 2005; Hardoy, 2001) sin ser la única causante de este detrimento ambiental. Para conformar la base teórica, se estudian, por un lado, las disertaciones enfocadas en los asentamientos de origen informal con énfasis en el impacto urbano. Una gran mayoría, focalizadas en la reducción de la pobreza y mejoramiento de estos asentamientos 3, otras investigaciones calificándolos más como un problema cuya solución y responsabilidad recae principalmente en los Entes Estatales y donde la solución es un cambio en las políticas y estructuras del sistema económico (Gilbert 2007; Torres, 2009; Viviescas et al.,1989), Mientras que otras, se focalizan en la posibilidad de organización de la población de bajos recursos para mejorar su entorno (Turner and Fichter 1972; Turner 1976), donde se busca rescatar la informalidad no como un problema sino como una alternativa (De Soto, 1987); o donde se estudian los asentamientos como una oportunidad de aprendizaje en el ámbito urbanístico (Robinson,2006; Roy 2009; Hernández and Kellett 2010). Estos interesantes estudios pueden tratar la parte ambiental pero desde una perspectiva adicional, como una esfera más, perteneciente a la realidad de los asentamientos. Y por otro lado, se estudian publicaciones focalizadas en la problemática ambiental urbana en general como las de, algunas de las cuales, relacionan la pobreza con los problemas ambientales, pero desde la concepción urbana en su totalidad como ciudad de países en vía de desarrollo o del tercer mundo (Hardoy y Sauemwaite, 2001); otras, estudian los problemas ambientales y su relación con la pobreza como punto de partida para un cambio en las políticas respectivas, (Sánchez-Triana, Ahmed y Awe, 2007); o bien, como pautas para un mejoramiento de la gestión urbana (Fernández, 2000; Moncayo, 1990). Surgen, por consiguiente, dos hilos conductores preponderantes que enmarcan la investigación, el primero, relacionado con la evolución de las teorías generadas por la preocupación ambiental, a nivel mundial, y su repercusión en Latinoamérica y en Colombia; y el segundo, referente a la realidad compleja de los asentamientos de origen informal, específicamente en la ciudad de Bogotá, siendo consecuentes con la conexión existente entre las influencias foráneas y la realidad local.
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Se utiliza el término de origen informal porque un alto porcentaje de este tipo de asentamientos tuvieron sus inicios de carácter ilegal pero luego, fueron legalizados con la consecuente dotación de servicios, reconocimiento de títulos de propiedad, mejoramiento de vías etc., aunque en muchos casos presentando que ponen en duda los procesos de legalización (Gilbert, 2010, Torres, 2009). 3 Garau, ONU-Millenium Project, 2006; UN-Hábitat, 2003; Imparato, 2003; Brakarz, 2002; CEPAL, 1995; entre otras. 3
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En conclusión, este resumen se enmarca dentro de una investigación de Doctorado en curso que estudia la relación entre los problemas ambientales y los asentamientos de origen informal, delimitando la investigación al contexto colombiano, siendo conscientes de la influencia externa, del contexto latinoamericano y ámbito internacional, en la realidad interna. La investigación se enmarca, entonces, dentro de la visión que busca entender los asentamientos informales desde adentro, desde sus potencialidades y valores locales pero en relación con la cuestión ambiental. se indagan, específicamente, las prácticas y actitudes que viene adoptando la población ante los problemas ambientales con el objetivo de determinar los valores o iniciativas detrás de estas prácticas, si estos valores responden a la adopción de teorías elaboradas en otros contextos o si pueden ser una alternativa de desarrollo basado en una memoria local colectiva teniendo en cuenta que una de las causas de los problemas ambientales es precisamente el factor cultural (Angel Maya, 1996, 2008; Leff, 2003). Para identificar los valores locales se utilizan dos tipos de información: En primer lugar, se evalúan los proyectos construidos por los habitantes respecto a la resolución de problemas ambientales, evaluándolos según una serie de variables teóricas que se construyen a partir de las teorías estudiadas sobre la problemática ambiental. Utilizando técnicas como recorridos exploratorios con la comunidad, elaboración de un diario de campo; observación no participante de las reuniones establecidas por la comunidad para analizar los problemas ambientales presentes; entrevistas semi-estructuradas a actores clave; análisis de cartografía social; y realización de dos talleres participativos; cuyos resultados corresponden con este resumen. En segundo lugar, se realiza un análisis cuantitativo mediante encuestas para indagar los valores que hay detrás de las prácticas: si son la consecuencia de la gestión de unos pocos líderes, o sí es el resultado de un comportamiento generalizado como hábitos instaurados en la memoria local colectiva.
CONTEXTO TEÓRICO A pesar de existir diversas reflexiones sobre el medio ambiente desde los inicios del siglo XX y conformación de diferentes grupos ecológicos4; la preocupación ambiental, con un enfoque mundial, se legitimó con el Primer Informe del Club de Roma en 1968, donde se reunieron 100 personalidades del mundo científico para realizar un diagnostico y de análisis en prospectiva sobre las consecuencias del crecimiento. Secuencialmente, en la década de los 70, con la realización de diferentes encuentros de envergadura internacional5 surge una visión globalizada en contra de la división entre países ricos y pobres pero con un plan de acción centrado en la prevención y mitigación de la contaminación, sin adentrarse a revisar las causas de este detrimento ambiental (armamentismo, explotación de recursos en países tercermundistas, manejo de la información etc.). Así mismo, la crisis petrolera de 1973 cuestiona el gasto energético desmedido y se acentúa la necesidad de una visión global del problema. 4
Council of Population an Environment de Chicago, Zero Population Growth de California; The Ecologist de Inglaterra; entre otros. 5 Simposio de Naciones Unidas (Tokio, 1972) sobre la contaminación; la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano (Ginebra, 1972), la publicación del Informe del Club de Roma „Los Límites del Crecimiento‟ (1972), la conferencia de Estocolmo de 1972 con la representación oficial de 113 países. 4
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El movimiento ambiental se convierte en un movimiento de carácter mundial que va llegando a todos los países. En 1985 se realiza el Informe de la Comisión de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo „Nuestro Futuro Común‟ presidido por Harlem Brudltand que contempla la posibilidad de aliviar la pobreza de los países en desarrollo y se enfoca hacia una preocupación por las generaciones futuras, estableciendo el concepto de „Desarrollo Sostenible‟, donde se consigna entre otras medidas: el aumento de la cooperación internacional, control poblacional, medidas de control del crecimiento urbano de los países en desarrollo. Así mismo, en junio de 1992, 120 jefes de Estado asisten a la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, donde se suscriben cuatro acuerdos básicos: Cambio climático, la Convención sobre Biodiversidad, la Agenda 21 y la Declaración de Río. En ambos encuentros, a pesar del éxito retórico alcanzado, los avances en la implementación de los acuerdos son más lentos de lo esperado (SIAC, 2002), donde se presenta como solución un enfoque „asistencialista‟ hacia los países en desarrollo, en contravía con la intensificación, a partir de 1992, no solo de los ritmos de explotación y transformación de los recursos, sino el surgimiento de nuevas estrategias de intervención de la naturaleza (Leff, Argueta, Boege y Porto; 2002). De la misma manera, con la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo en el 2002, para evaluar el grado de responsabilidad ambiental de las naciones, se evidencia igualmente, que a pesar de luchar de manera conjunta –global-, todos estos acuerdos se encuentran enmarcados dentro de intereses políticos y económicos. (Angel Maya, 2008; Sánchez Ángel, 2004; Leff, Argueta, Boege y Porto; 2002). Realidad similar a lo sucedido con el Protocolo de Kyoto, -cuyo objetivo es reducir las emisiones de gases que causan el calentamiento global-, con una entrada en vigor hasta el 2005; donde para el 2009, 187 estados han ratificado el protocolo, sin ser aceptado por el mayor emisor de gases de invernadero a nivel mundial, como lo es Estados Unidos. Latinoamérica, consecuentemente, adopta la preocupación mundial sobre el ambiente pero con una serie de replicas de los modelos producidos a nivel mundial como el „Modelo Mundial Latinoamericano, el Modelo Bariloche, los Informes de la CEPAL y del PNUMA, „Nuestra Propia Agenda‟ emitida para la Cumbre de Rio del 92 que a pesar de presentar un diagnostico interesante sobre la crisis del desarrollo en América Latina, concluye entre otras cosas que “no tenemos autonomía para adoptar las tecnologías ni capacidad para desarrollarlas… El desarrollo sustentable implica por tanto un proceso de apertura y vinculación al sistema internacional…” (1992). Así mismo, Colombia, igualmente, integra en su Legislación Nacional los principios globales contenidos en las diferentes declaraciones. En efecto, la Ley 99 de 1993 consagra como principio rector de la política ambiental colombiana, que el proceso de desarrollo económico y social del país, se orientará según los principios universales de la Declaración de la Cumbre de la Tierra. (SIAC, 2002). El concepto de „Desarrollo Sostenible‟ comúnmente presente en los informes y literatura de los organismos internacionales (Naciones Unidas, Organizaciones para la Cooperación, el Banco Mundial, la Unión Europea y los informes emanados de las distintas conferencias y cumbres), distingue tres elementos básicos: la sustentabilidad ecológica, la social y la económica, siendo definido como un equilibrio entre esas dimensiones a favor de una equidad actual y con las generaciones futuras. Pero, con una serie de dificultades en su aplicación práctica: Algunas críticas señalan que su aparición es parte de un nuevo discurso para conciliar las hasta entonces posiciones antagónicas entre el crecimiento económico y la protección del ambiente (Redclift 1987), evidentes en América Latina, ya que paralelamente, a las medidas adoptadas siguiendo los principios del desarrollo 5
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sostenible y de la Agenda 21, a partir de los años 80, se desarrollan otra serie de disposiciones y políticas, relacionadas con la aplicación de las teorías neoliberales promulgadas por Milton Friedman y auspiciadas por Reagan y Thatcher, quienes afirmaban: “Government is not the solution: government is the problem”. Es así como, el Consenso de Washington, una propuesta original para América Latina pero aplicada también a otros países en desarrollo, se centró más en la privatización y la liberalización del mercado dejando un poco de lado los demás componentes (Klein y Tokman, 2000:7-30). Lo que llevo a una atomización creciente de la sociedad con practicas individualistas, agudizando aun más las desigualdades sociales en detrimento de los menos favorecidos. (Stahal.K, 1994; Zanetta 2001; Portes, Roberts y Grimson, 2005). Según algunos autores, dichas estrategias tienen un contenido intrínsecamente asistencialista que corre un riesgo alto de convertirse en instrumento para el clientelismo político. (Alvarado, Vivas, 2004). Por consiguiente, paulatinamente se puede apreciar que las teorías neoliberalistas y específicamente el término „descentralización‟ sigue una historia similar al término „Desarrollo Sostenible‟. El primero, es un concepto ampliamente usado para promover una variedad de objetivos, otorgando poder a los gobiernos locales para la gestión del crecimiento urbano y la protección del ambiente a través de la participación ciudadana. (Sánchez R, 2002), mercantilizando la naturaleza en donde la geopolítica depende de la localización geográfica de los países y de su capacidad para internalizar los costos ambientales. (Leff, Argueta, Boege y Porto; 2002). Así mismo, el segundo, „Desarrollo Sostenible‟, se basa en una retorica que dificulta su utilidad práctica en acciones concretas tendientes a modificar la compleja realidad de las ciudades en América Latina (Sánchez R, 2002). Tanto así que, en los años 90 las economías latinoamericanas han vuelto a orientarse hacia el uso intensivo de recursos naturales para la exportación, ahora revestidas del discurso del „desarrollo sostenible‟, al tiempo que las normas de sustentabilidad y los certificados verdes producen nuevas formas de proteccionismo comercial disfrazadas de competencia por la calidad ambiental. (Escobar 1997, Leff 2001, Porto-Goncalves 2001). Entonces, los dos problemas detectados no solamente no se solucionan sino que gradualmente se van agravando: Por un lado, los problemas ambientales, especialmente los de carácter urbano; y por el otro, los problemas sociales como consecuencia de las teorías neoliberalistas generando un aumento de la segregación y desigualdad urbana (Sánchez R, 2002 Portes, Roberts y Grimson, 2005), problemas que se agudizan en la medida que impera la ideología de la globalización.
OTRA PROSPECTIVA A partir de aquí, surge otra visión, promulgando un cambio hacia una „sociedad ambiental‟, para lo cual, es necesario transformar radicalmente la cultura como red intrincada de símbolos (Angel Maya,1996; Leff, 2003) Aunque se reconoce que el Estado, por acción o por omisión, es uno de los principales causantes de la crisis ambiental, se considera es preponderante cambiar la orientación de desprecio hacia la naturaleza (Angel Maya, 1996), con patrones de consumo más equitativos (Mancera, 2002), que contribuirían a tener menos desigualdades sociales, entendiendo que los problemas de organización social son definitivos para entender la problemática ambiental (Angel Maya, 1996). El conocimiento sobre sustentabilidad y sobre el ambiente debe ser más universalizado (Quiroga Martínez, 2002), en contra de la privatización del conocimiento como la principal fuerza productiva y forma de control económico y político del capital (Leff, Argueta, Boege y Porto; 2002) y 6
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sin olvidar que la sustentabilidad urbana incorpora una interacción que se establece entre la ciudad y la región, que tiene que ver con el agotamiento de los recursos. (Sánchez R, 2002). Así se define que la crisis ecológica no es tanto un problema ambiental y técnico, sino más bien un problema político y cultural, un nuevo sistema de creencias, una nueva epistemología, una nueva ética, una nueva economía (Elizalde Hevia, 2002); un nuevo lenguaje, una nueva política una nueva pedagogía, un nuevo descubrimiento de lo sagrado y un nuevo proceso de individualización (Boff, 1996; Angel Maya, 1996, 2001; Leff, 2003); como una nueva „racionalidad ambiental‟ para una racionalidad productiva, basada en los potenciales ecológicos de la naturaleza y en los significados culturales de los pueblos (Leff, 2003). Es por esto que, en Latinoamérica, la sustentabilididad comienza a inscribirse dentro de las luchas sociales contra la globalización y por la reapropiación de la naturaleza, en contra de la lógica económica instaurada (Leff, Argueta, Boege y Porto; 2002). Entendiendo además que, una de las causas de la realidad Latinoamericana está en la concepción misma del „progreso‟, donde los países subdesarrollados no pueden „avanzar‟ copiando las pautas de los países desarrollados (Modelo Mundial Latinoamericano, 1971; Sunkel, 1980; Nuestra Propia Agenda, 1992). Pero, en general, estos autores estudian las prácticas culturales y ambientales en ámbitos que tienen que ver con la agricultura, la foresta, el campo como las experiencias de la foresteria comunal en México y algunos casos del Peten, Guatemala, (Leff, Argueta, Boege y Porto; 2002); o diferentes estudios en el Amazonas brasilero y el Pacifico colombiano con las luchas de los Afrodescendientes (Escobar, 1996), pero no con respecto a la problemática ambiental urbana. Es por esto, que esta investigación intenta aplicar estas teorías a la realidad urbana, estudiando precisamente las comunidades marginales que, como se discutió con anterioridad, presentan una correspondencia con los problemas ambientales. Alvarado y Vivas (2004:105) afirman que “en concordancia con la cultura dinámica, los grupos sociales en situación de pobreza, en su proceso de ajuste a determinadas condiciones medio ambientales (incluidas las sociales y económicas) desarrollan estrategias específicas y maneras concretas de adaptación que, legítimamente, pueden considerarse como respuestas culturales”. Respondiendo al largo conocimiento que puede adquirir un habitante que ha vivido por años en un contexto, que aprende de sus padres y abuelos la forma de adecuar medios y fines para adaptarse a un territorio (Leff, Argueta, Boege y Porto; 2002). Valentin Charles (1970:124) opina: “Mucho puede aprenderse sobre el grado en que las personas crean y ponen en práctica, medios individuales y colectivos para enfrentar condiciones como problemas potencialmente solubles –o a la inversa- el grado en que las aceptan como parte normal de la mejor forma de vivir o la única a la que tienen acceso”. Esta investigación evalúa, entonces estas prácticas y estrategias, analizando si tienen potencialidades o si son normas que los han ayudado a conformarse con su realidad. Por consiguiente, se respalda entonces, el conocimiento empírico que poseen las comunidades acerca de su propia realidad, pero no se trata de arrancar de manera furtiva los datos empíricos, (Angel Maya, 2008) para ser utilizados en la generación de nuevas teorías, sino en compartir con la misma comunidad el conocimiento entendido de una forma diferente para construir herramientas útiles para su entorno. Teniendo en cuenta, además 7
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como se mencionó precedentemente que la población de bajos recursos algunas veces es conducida a la explotación insustentable de los recursos naturales, donde el daño ambiental ha limitado su acceso a los recursos naturales.
CONTEXTO FÍSICO AMBIENTAL: BOGOTÁ, COLOMBIA. El estudio se focaliza en la ciudad de Bogotá. Para seleccionar el área específica de estudio se evalúan el territorio desde sus potencialidades ambientales y así mismo, la presencia de problemas ambientales agudos; encontrando que el territorio de la sabana de Bogotá se diferencia en un componente plano y un componente de montaña: El de montaña, conocido como Cerros Orientales, es el principal regulador del funcionamiento biofísico del paisaje, haciendo parte la Estructura Ecológica Principal porque cumple el papel de regulador meso climático, incidiendo en procesos de circulación del aire y presentando precipitaciones más altas que en las llanuras y altos coeficientes de escorrentía que le asignan un importante papel en la regulación de los ciclos hidrológicos (SDA,2007). Por consiguiente, se selecciona el área de los Cerros Orientales por su importancia como área estratégica ecológica para la ciudad, pero paralelamente con presencia de asentamientos de origen informal y deterioro de diferentes problemas ambientales, como la erosión del suelo, la contaminación de las fuentes hídricas, la deforestación que al agravarse acarrean desastres „naturales‟, como los derrumbes. Inicialmente, se esboza el marco jurídico del área y su influencia en la caracterización los problemas ambientales presentes: Los Cerros Orientales son declarados como reserva forestal con la Resolución 076 de 1977 delegando la administración y manejo a la CAR. Esta área de reserva se divide en dos zonas: una de conservación forestal subdividida adicionalmente en dos -una de propiedad del Estado y otra de propiedad de los particulares-; y la otra como área de transición subdividida también en una, de transición urbano ambiental (Institucional, residencial, Mixta y de Reserva alterada) y otra, en corredores viales. Así mismo, se dispone que el DAPD6 será el ente encargado de dar aplicación a las normas urbanísticas. Secuencialmente, hay una serie de modificaciones a la Resolución que favorecen la confusión y el incumplimiento de las normas: Acuerdo 59 de 1987 define que la zona de conservación forestal sólo permite uso forestal protector y de recreación, mientras la franja de transición permite usos institucionales y recreacionales, usos residenciales de vivienda con usos restringidos de comercio. La franja de transición alterada por industria extractiva tiene como uso principal el forestal con fines de adecuación ecológica y usos restringidos de vivienda, institucional y recreacional. Acuerdo 38 de 1990 revoca en su totalidad el Acuerdo 59 del 87 por establecer usos no permitidos en la Ley para las Reservas Forestales que solo podrá destinarse al aprovechamiento racional permanente de los bosques. Acuerdo 31 de 1996. Plan de Ordenamiento físico del borde Norte y Nororiental, que establece entre otros objetivos la creación de un borde oriental como una barrera ambiental. Ley 388 de 1997 delimita el área suburbana entre las cotas 2.700 y 2.800, en virtud a esta misma ley, el área suburbana hace parte del área rural, quedando supeditada a las normas que expida la Alcaldía Mayor de Bogotá y no por la CAR. 6
Departamento Administrativo de Planeación Distrital 8
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Entre el año 2001 y el 2003, el DAMA lidera la elaboración del Plan de Ordenamiento y Manejo de los Cerros Orientales de Bogotá – POMCO-, con un diagnóstico de los Cerros Orientales y un análisis prospectivo. En el 2004 la Comisión Conjunta hace una revisión del POMCO, donde surge, de común acuerdo, una nueva propuesta orientada a redelimitar la Reserva Forestal Protectora. Pero, en julio del mismo año, la CAR manifiesta no estar de acuerdo con la propuesta e informa que asumirá totalmente la formulación del POMCO, no continuando con el convenio. En el 2005, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial expide la Resolución 463, por medio de la cual se re-delimita la Reserva Forestal Protectora, sustrayendo una zona de 973 hectáreas entre la Reserva y la ciudad denominada Franja de Adecuación. Se plantea que reubicar la población allí asentada, aproximadamente 60.000 habitantes, distribuida en 64 barrios, costaría como mínimo 1,3 billones de pesos. En respuesta a una Acción Popular, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, mediante Auto de Junio 1 de 2005, suspende provisionalmente la Resolución 463, en cuanto excluye una parte de la Reserva. Hoy, en el 2011, la sustracción y sus efectos jurídicos están suspendidos y en un limbo jurídico. Después de hacer un recorrido cronológico por las diferentes normas jurídicas se puede evidenciar la falta de claridad en la regulación que solo deja entrever el favorecimiento intereses económicos y políticos. Es evidente, así mismo, la influencia de los procesos de „descentralización‟ en la organización de la estructura administrativa de la ciudad: existen un número considerable de Entes Estatales que administran y gestionan el área, pero que solo contribuyen a generar mayor confusión sobre el marco jurídico. Todo este panorama, solo facilita el clientelismo y el incumplimiento de las normas.
CARACTERIZACION DE LOS PROBLEMAS AMBIENTALES. Se realiza una caracterización de las causas de los problemas tales como la deforestación, erosión, pérdida de estabilidad del terreno, ocasionados principalmente por la explotación de canteras; contaminación o agotamiento de las fuentes hídricas ocasionado por diferentes tipos de urbanización desde la más exclusiva hasta aquella presente en los asentamientos de origen informal-. Todos estos problemas aumentados con el tiempo, por la constante desestabilización del terreno, a través de la modificación de los niveles de escorrentía y permeabilidad del mismo, que traen como consecuencia la amenaza de deslizamientos. Pero, ¿Son los asentamientos los causantes de estos problemas tal como algunas veces lo afirma la Administración? (SDA, 2007; Contraloría, 2006) Para comprobar esto, se escoge un área determinada como zona de alto riesgo donde hay presencia de asentamientos de origen informal -actualmente legalizados- con el fin analizar el proceso evolutivo de los problemas ambientales hasta su estado actual, identificando las intervenciones de los diferentes actores, para determinar porque el deterioro ambiental se agrava en los asentamientos de origen informal y parece estar ausente en otros tipos de asentamientos de la misma área. Se define, entonces, un área de estudio localizada hacia el norte de la ciudad, donde se presentan grandes contrastes en la forma de urbanización, el nivel socioeconómico más alto de la ciudad al lado de asentamientos de origen informal. Por consiguiente, se selecciona un área con tres asentamientos de origen informal y nivel socioeconómico bajo: Cerro Norte, Santa Cecilia y Soratama -cuyo proceso de urbanización se inició desde finales de los años 60 y cuya legalización fue en el año 1982-; y dos áreas adicionales con asentamientos de nivel socioeconómico alto, para hacer un estudio comparativo de la relación con el territorio: Rosales y Santa Bárbara Alta -este segundo sector interesante porque antiguamente 9
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mostraba una realidad similar a los barrios Cerro Norte, Santa Cecilia y Soratama, presencia de canteras y asentamientos informales; pero luego, estos son remplazados por exclusivos edificios-. La evolución de los problemas ambientales se estudia mediante el análisis de fotografías aéreas a partir de los años 40, la realización de entrevistas semi-estructuradas e historias de vida a diferentes pobladores del área, complementado con información secundaria confinada en los diferentes diagnósticos e información secundaria, tanto los estudios realizados por las diferentes Entidades Estatales7, como los de tipo investigativo o académico. El recorrido fotográfico demuestra que deterioro ambiental inicia con un proceso de fragmentación de las antiguas haciendas y fincas, paralelo al auge de la minería en los cerros. Las canteras inician su actividad extractiva antes de la formación de los asentamientos de origen informal, comprobando que la erosión es causada principalmente por la extracción de material pero teniendo una estrecha relación con la conformación de este tipo de asentamientos. El auge de las industrias de extracción y transformación minera estimulan la oferta de trabajo, proceso combinado con la migración de población proveniente de la región cundiboyacense, de Antioquia y del Tolima, como consecuencia de la violencia política de los años 50. (Meza, 2003 Cortes, 2003; Ramos, 2003). Los diferentes diagnósticos „oficiales‟ (FOPAE, 2006, 2010; SDA Ambiente, 2003, 2007; Contraloría de Bogotá, 2004) demuestran que desde varios años antes se viene advirtiendo sobre el paulatino deterioro de la problemática ambiental del área. Algunos estudios plantean medidas de mitigación; pero contradictoriamente, a pesar de ser elaborados y/o financiados por la Administración Estatal, no se lleva a cabo acciones significativas, solo medidas menores que no tienen gran repercusión en el constante empeoramiento de la problemática, resultando casi inofensivas ante la gravedad del problema, pero si perjudiciales para la autoestima de sus habitantes. Obviamente, la no intervención hace que con el paso del tiempo, los problemas de erosión se agraven cada vez más, a tal punto que, la posición actual del Estado es declarar el área como „zona de alto riesgo‟ lo que implica un programa de reasentamiento de la población afectada, que según experiencias anteriores (Robles, 2007), está lejos de garantizar una estabilidad social y económica en la población. Esta decisión de „no inversión‟ por los elevados costos es contradictoria con la financiación para los diseños de un nuevo corredor ecológico. Adicionalmente, la decisión prácticamente coincide con las áreas donde los asentamientos son de origen informal. En definitiva se puede concluir que existe una relación inversa entre la presencia de problemas ambientales y el nivel socioeconómico, es decir que entre menor sea este nivel mayor problemas ambientales se presentan. Esta situación acentuada por la constante modificación de las normas según las conveniencias privadas, incluyen la modificación en diferentes periodos del límite urbano de la ciudad, que demarca cual zona es urbana y cual, reserva forestal, es decir, donde se puede construir y donde no. Adicionalmente el limbo jurídico en el que se encuentran actualmente, genera inseguridad e incertidumbre sobre el futuro de estas familias, y una creciente incredulidad en los Entes Estatales.
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Corporación Autónoma Regional –CAR-, Fondo de Prevención y Atención de Emergencias –FOPAE-, Departamento Administrativo de Medio Ambiente –DAMA-, Secretaria Distrital de Ambiente –SDA- Alcaldía mayor de Bogotá. 10
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Finalmente, se puede comprobar que el empeoramiento de los problemas ambientales es el resultado de una segregación urbana traducida en falta de disposición de recursos para solucionar problemas ambientales urgentes, a cambio de un favorecimiento de grupos económicos que cumplen actividades claramente destructivas hacia el medio ambiente como lo pueden ser empresas de extracción. Adicionalmente, deja entrever un desconocimiento de la realidad interna de estos asentamientos, conformados por personas con familia, sueños y esperanzas que han construido su realidad con mucho esfuerzo y trabajo, que su objetivo principal no es el de incumplir las normas, sino simplemente el de sobrevivir. A pesar de realizar diferentes proyectos participativos liderados por los entes estatales, los cambios de administración y de enfoque político, ocasionan que no existan acciones concretas, ni continuidad en los procesos, mientras que los problemas ambientales se agravan día a día. Adicionalmente, es importante destacar que, a pesar de esta segregación urbana, el contacto con el territorio es mayor en los asentamientos de origen informal en contraste con las urbanizaciones de estrato alto: mientras que en los primeros los problemas ambientales son evidentes y en los segundos, parecen no existir; el contacto con el territorio, es totalmente diverso: con bastante vitalidad en los primeros, mientras que en los segundos la pulcritud parece tener relación con la ausencia de personas en las calles, adicional a que los habitantes de estrato alto poseen una visión casi paisajística del territorio, de contemplación desde el interior a través de una ventana; mientras que en los asentamientos de origen informal, definen los cerros como fuentes de vida. Contacto que podría ser útil en la definición de la manera de afrontar los problemas ambientales de un territorio.
¿CÓMO SE AFRONTAN ESTOS PROBLEMAS? Son muchas las consecuencias de vivir en una zona de alto riesgo y donde la solución es: aceptar un reasentamiento o firmar un documento donde se asume la responsabilidad de la permanencia en el sitio. Pero ¿Por qué no aceptar un reasentamiento si lo que se encuentra en juego es la vida? En este punto el estudio se localiza específicamente en un solo barrio, Cerro Norte, con el objetivo de realizar un análisis más profundizado y vivencial de la realidad de sus habitantes, buscando entender la posición de los pobladores ante peligros tan eminentes como los desastres naturales. Existen innumerables situaciones que la población considera a la hora de dejar el territorio, como pueden ser: el rompimiento de los lazos sociales y familiares teniendo en cuenta que es una población conformada por grandes familias donde en su gran mayoría, la segunda y tercera generación siguen siendo habitantes del barrio; la afectación a su actividad económica, ya que en muchos casos la vivienda representa una fuente de ingreso (tienda, arriendo de habitaciones, o negocios familiares); la importancia de la vivienda no solo como lugar de resguardo, sino con un valor afectivo y familiar significativo que se entiende al conocer que es construida en un lapso de tiempo muy amplio -10 a 15 años- donde en algunos casos no está terminada y que en la mayoría de los casos, responde a un trabajo conjunto de toda la familia para su construcción. A medida que se van conociendo a los pobladores se empieza a percibir un fuerte arraigo al territorio como espacio comunitario y no solo un arraigo al espacio privado representado en la vivienda. Tal vez por este fuerte arraigo y la larga relación directa con los Entes Estatales (para proveerse de servicios 11
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públicos, pavimentación de vías, legalización del barrio en el pasado y ahora, búsqueda de soluciones a los graves problemas ambientales), hacen que la población en general sea consciente de que la falta de inversión para buscar salidas diferentes al reasentamiento son simplemente reflejo de otra forma de exclusión social. Es así como sus prácticas están enfocadas principalmente a la apropiación del territorio, fortalecidas por la cohesión social. Pero, ¿Qué tipo de prácticas desarrollan para afrontar el problema de los deslizamientos? Entender el problema a través de la observación directa y el contacto constante con el entorno mediante recorridos, mediciones artesanales del movimiento de la tierra con controles diarios y/o semanales; reuniones colectivas con el objetivo de analizar en forma conjunta los estudios existentes, entender la magnitud del problema, la definición de zona de alto riesgo y las consecuencias de serlo; cohesión social como frente en contra de la administración mediante reuniones, citaciones a los representantes de las diferentes entidades hasta lograr la adjudicación del dinero para la reparación del talud. Así mismo, ante la comprensión de que es otra forma de exclusión realizan una constante búsqueda de apropiación del territorio a través de: Prácticas ambientales productivas como las granjas comunitarias; encuentros inter-generacionales y club de abuelos que fortalecen la cohesión social; apropiación de los pocos espacios públicos mediante diferentes tipos de ferias, recorridos comunitarios por el barrio que logran una sinergia para, por un lado, contrarrestar a los peligros de desplazamiento del territorio y por el otro, hacer frente a los graves problemas de inseguridad que poseen. ¿Qué los motiva a tener una relación directa con la naturaleza, responde a valores eminentemente locales?, ¿Estas prácticas son el resultado de la gestión de unos pocos líderes o son el resultado de una forma de adaptación comunitaria como hábitos instaurados en la memoria local colectiva? Particularmente, en estos asentamientos de origen informal de la zona de los Cerros Orientales, la presencia campesina es muy alta, la población considera que su procedencia es campesina a pesar de un alto porcentaje han nacido en Bogotá. Las costumbres todavía se conservan en cuanto a la indumentaria, la preparación de determinados alimentos a base de maíz, la cordialidad en las relaciones. Pero sobretodo, lo más interesante para esta investigación es que se conservan muchas de las prácticas ambientales que tienen que ver con el contacto con la naturaleza. Como se analizó con antelación, América Latina desarrolla múltiples experiencias que apuntan hacia un proyecto alternativo de sustentabilidad sobre la base de experiencias culturales, sociales, económicas y ecológicas de grupos campesinos e indígenas. A partir de esta premisa, se pretende estudiar si la procedencia de los habitantes de los asentamientos de origen informal puede responder a un „conocimiento campesino‟ que pueda ser útil ambientalmente hablando. Se busca construir una estructura teórica mediante el análisis del contacto y concepción de la naturaleza que define una serie de variables como valores ambientales que son la pauta para la construcción de la entrevista que se aplica a la población de Cerro Norte. Punto en el que se encuentra actualmente la investigación.
CONCLUSIONES 12
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A medida que se recorre el barrio y sobre todo, que se tiene un contacto vivencial con sus habitantes, que se comparten sus temores, inquietudes y su ingenio para darle solución a problemas que parecen incomprensibles, solo resta cuestionarse sobre la línea de desarrollo que hemos ido construyendo a través del tiempo en pro del „progreso‟ como se mencionaba con anterioridad. Existen innumerables apropiaciones al territorio que reflejan una conexión y entendimiento particular del mismo, que se han perdido totalmente en otros sectores de la ciudad, donde se busca en la medida de lo posible no tener contacto con la naturaleza, protegernos del clima, de la lluvia, de lo „natural‟; una individualización total con su punto culmine en las relaciones virtuales. Se pierde el contacto social entendido como el contacto directo y real –no virtual- y paralelamente, el contacto con el territorio. Y es aquí, donde este asentamiento de origen informal presenta fortalezas. Al estudiar las prácticas y mecanismos de construcción del asentamiento y las estrategias para afrontar los problemas ambientales, se puede concluir que uno de los mayores valores se encuentra relacionado con la cohesión social, especialmente en momentos de crisis donde se sigue la inventiva como herramienta para afrontar los problemas. En realidad, los habitantes de los asentamientos de origen informal tienen una mayor conciencia de las causas de los problemas ambientales en relación con habitantes de otros asentamientos. Estos pobladores son conscientes que la causa última de los problemas se relaciona con mecanismos de exclusión social, de ahí que su principal estrategia ante la problemática ambiental sea precisamente la apropiación del territorio. Este sector, como la gran mayoría de asentamientos de este tipo tiene una alta carencia de espacios públicos de permanencia representados en parques, zonas verdes, plazas. Pero estas carencias no se convierten en obstáculos para realizar prácticas y actividades que fusionan estos dos valores aquí destacados: La cohesión social y la apropiación del territorio. No solamente, esto se reduce a un tipo de feria o actividad aislada sino que son actividades que se vienen realizando periódicamente desde el año 2006 y que dejan de ser aisladas tan solo al recorrer el barrio con uno de sus integrantes y tener la sensación de estar en un pueblo o en el campo donde todos los vecinos se conocen. Esta cohesión social tiene que ver también con la importancia de la familia que contribuye a la apropiación del territorio en el sentido de permanecer en el mismo barrio por muchos años, familia „extendida‟ que incluye segundas y terceras generaciones. Esta apropiación del territorio se traduce también a una escala más pequeña que tiene que ver con la importancia de la vivienda. La casa como estructura física para un alto porcentaje de la población representa un lugar de apoyo y refugio donde se comparte con la familia, más allá de un espacio generador de ingresos o una estabilidad económica por no pagar arriendo. El hecho que sea construida de manera paulatina y con trabajo principalmente familiar vislumbra una importancia „afectiva‟ muy fuerte mas allá de la que se pueda encontrar con la compra de una vivienda ya construida. No solo en tiempo presente sino en tiempo futuro ya que llega a ser el mayor legado para las futuras generaciones. Es casi una razón de vida que se construye durante años y que responde a la importancia del trabajo como valor, que puede tener alguna relación con la cultura campesina, generalmente caracterizada por su arduo trabajo. Por otro lado, es interesante ver el alto porcentaje de viviendas con algún tipo de sembrados, la construcción de granjas comunitarias en diferentes puntos del barrio no es gratuita, la población tiene clara la relación entre medio ambiente como fuente de vida para la supervivencia. Es por esto que es difícil de entender que la problemática ambiental relacionada con los desastres naturales sea superficialmente solucionada con programas de reasentamiento que destruyen toda una trama de valores y símbolos que se han ido construyendo paulatinamente a través del tiempo y que 13
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caracterizan a los habitantes de manera colectiva y no como potencialidades individuales. Esta hipótesis es la que se pretende comprobar en la segunda parte del análisis determinado mediante las encuestas. Por último, después de visitar diferentes asentamientos de origen informal del área de los Cerros Orientales, solo queda cuestionarse acerca del carácter que debe tener un área protegida, ¿será que si son estos habitantes los que precisamente deben abandonar el territorio? O si los habitantes de asentamientos irregulares de otras partes de la ciudad, presentan estas mismas características? Esta investigación además busca darle soporte a la hipótesis de potencializar los conocimientos de estos habitantes sobre el ambiente. Es claro que no todas sus prácticas son correctas, pero se podría canalizar su conocimiento en pro de buscar un mejoramiento ambiental en el zona y además evitar crear conflictos sociales a largo plazo con un nuevo „desplazamiento‟ de la población. Es claro también que las soluciones no solamente tienen que ver con los pobladores, hay grandes problemas ambientales que requieren soluciones tecnológicas de cierta envergadura. Pero definitivamente en la cultura, y específicamente en la valoración de estos habitantes como parte de nuestra identidad, puede encontrarse una herramienta para romper el círculo vicioso que nos ha llevado a puntos críticos de deterioro ambiental y una forma acercarnos a esa otra realidad oculta bajo los prejuicios de la segregación urbana.
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