Vigor de la planta de algodón. (Gossypium hirsutum L.)

ISSN 1667-5673 Publicación Miscelánea Nº 12 Vigor de la planta de algodón (Gossypium hirsutum L.) Ing. Agr. (MSc.) Jorge R. FARIÑA NUÑEZ * Prof. Ro

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ISSN 1667-5673

Publicación Miscelánea Nº 12

Vigor de la planta de algodón (Gossypium hirsutum L.)

Ing. Agr. (MSc.) Jorge R. FARIÑA NUÑEZ * Prof. Roberto LORENZINI *

* INTA – EEA Reconquista

INTA Centro Regional Santa Fe Estación Experimental Agropecuaria RECONQUISTA Junio, 2003

Introducción La región productora de algodón (Gossypium hirsutum L.) de la República Argentina es una de las más australes del mundo, y dentro de ella los cultivos de la provincia de Santa Fé, conforman su extremo, cubriendo una superficie cambiante entre las diferentes campañas. Los cultivos son sometidos a una gran variabilidad climática intra e interanual, fundamentalmente por el régimen pluviométrico y fluctuaciones de temperatura a través de la estación de crecimiento entre 15 y 40 ºC, lo cual influencia diferencialmente el crecimiento y desarrollo de las plantas. La estructura de la planta de algodón es compleja y su hábito de crecimiento indeterminado provoca una ocupación dimensional del espacio y del tiempo que es complicado de analizar. El crecimiento y desarrollo de la planta son influenciados por interacciones cruzadas de factores genéticos, ambientales y circunstanciales, muchos de los cuales pueden causar cambios menores en la fenología de la planta pero tener efectos mayores sobre la madurez y rendimiento. El rendimiento final de fibra de un cultivo de algodón es una función de la tasa de crecimiento, de la tasa de producción de flores, de la retención de flores y cápsulas y de una sumatoria de la tasa de crecimiento individual de cápsulas durante el período de frutificación (Reddy et al., 1992). En este trabajo se analizarán algunos aspectos concernientes al crecimiento y desarrollo de una planta de algodón y de algunos índices útiles que los agricultores pueden valerse para monitorear el vigor de una planta de algodón. Plantas vigorosas desde el comienzo del ciclo evolutivo ayudan al logro de objetivos de alto rendimiento. La altura de la planta Generalmente se acepta que tener un cultivo de algodón con plantas altas significa un logro importante o que las condiciones ambientales, imperantes hasta el momento de la evaluación del lote, acompañan la buena fortuna del productor. En un pasado no muy lejano, muchos algodoneros asociaban la altura de cultivo con el rendimiento final, pues para ellos, las plantas grandes y/o altas se traducían en grandes rendimientos. Ahora se conoce que esto no es exactamente así. De todas maneras, la cuestión de cuál es la altura deseable puede llevar a discusión. El monitoreo de una planta puede indicar varias cosas para muchas personas, dependiendo de sus conocimientos adquiridos con anterioridad y sus objetivos de producción. Esto podría significar puntos de vista distintos, ya sea desde la cabecera o interior de un lote, o desde un instrumento de laboratorio. Pero hay una respuesta cuantificable a un interrogante donde todos concuerdan: ¿Cuán alto (o bajo) está el cultivo? Hasta este punto del análisis, la importancia de conocer la respuesta radica en que la altura está directamente relacionada al rendimiento. Los investigadores dedicados a conocer el crecimiento y desarrollo del algodón, han intentado identificar la altura ideal de planta. Este esfuerzo es complicado por el hecho de que las temperaturas elevadas en etapas juveniles,

viento, variedad, agua, fertilidad, tipo de planta, arreglo espacial, densidad, entre otros, influyen en la altura de las plantas. Se han desarrollado muchas sugerencias, conocidas como “reglas de oro”, proponiendo que la altura de las plantas al final del ciclo para cultivares indeterminados, deben ser las mismas que el distanciamiento para evitar disminuciones en los rendimientos. Sin embargo, este razonamiento no se aplica completamente para cultivares precoces y relativamente determinados como los cultivados en la zona algodonera argentina y más específicamente en la provincia de Santa Fé, los cuales tienen entrenudos cortos. Para plantas de una misma edad, como una forma de conocer el vigor del cultivo, se puede tomar la altura de una planta comparada a una altura de "referencia". Puesto que los nudos son un reflejo del tiempo fisiológico (unidades de calor) desde la siembra, el número total de nudos puede ser usado como un indicador de edad. En cualquier número de nudos de la planta, las mediciones de la altura de las mismas dividida por la altura de planta de "referencia" puede ser utilizada para calcular el vigor. Antecedentes de altura de "referencia" fueron reportados por Kerby y Goodell (1990), para los cultivares Acala en el Valle de San Joaquín (EEUU) y para suelos de Arkansas con los cultivares recomendados por Bourland (1991). En la zona algodonera argentina, la altura de las plantas de algodón de la provincia de Santa Fé es menor a las del resto, por lo que desde el punto de vista del mejoramiento genético, en la selección de líneas con posibilidades de convertirse en cultivares, debería optarse por líneas que naturalmente expresen una altura adecuada al bioambiente imperante, generando cada individuo puntos adecuados de fijación de destinos reproductivos, teniéndose en cuenta que la mayoría de la superficie dedicada al algodonero se realiza en condiciones de secano. Consecuentemente, en caso de adoptarse una altura de referencia para la zona dedicada al cultivo del algodonero en el país, se contarían con valores diferentes adecuados a las diferentes condiciones productivas. Experiencias realizadas en el bioambiente santafesino para determinar el potencial productivo del cultivo del algodón, indican que las alturas ubicadas en el intervalo de 120-130 cm son las más indicadas para cumplir la esperanza de alcanzar rendimientos satisfactorios, utilizando en este caso un distanciamiento de 90 cm entre hileras, fertilizantes para compensar deficiencias nutricionales y riego suplementario para cubrir cualquier estrés (Fariña Núñez y Lorenzini, 2000). Otras experiencias de los autores, utilizando un material como Guazuncho 2 INTA, bastante determinado y con una alta precocidad relativa y absoluta, indican como alturas de “referencia” a 35, 100, 115 y 120 cm para 30, 60, 90 y 120 días después de emergencia respectivamente. Estos valores fueron encontrados en el bioambiente del noreste santafesino, sobre un suelo argiudol ácuico, con correcciones nutricionales nitrogenadas y fosfóricas, prácticamente libre de plagas insectiles y malezas, y cuando se presentó estrés hídricos fueron superados con riegos oportunos en la cantidad necesaria. En estas experiencias las siembras se

realizaron a mediados de noviembre y con poblaciones de 150 mil pl/ha. Las mismas pruebas, pero en secano, indican alturas de 25, 75, 85 y 90 cm para los mismos días después de emergencia. Seleccionar una altura guía permite a los productores manejar su cultivo con un objetivo en mente. Al final del ciclo tendremos una idea de lo que ocurrió, pero se necesita una herramienta más determinante para manejar el cultivo mientras éste se encuentra creciendo. El desarrollo de la planta El algodón es una especie perenne y tropical que ha sido domesticada mediante trabajos de fitomejoramiento y adaptada para ser utilizada por el hombre como una cultura anual en zonas de climas templados. Su desarrollo sigue un esquema que es de alguna manera predecible, aunque algunos parámetros externos (como estrés por agua y/o temperatura), pueden tener profundos efectos sobre las tasas de estos productos. Los nudos sobre el tallo principal de una planta de algodón son prontamente visibles después de la emergencia y continúan apareciendo hasta el cese del crecimiento apical (Mauney, 1986; Oosterhuis, 1990). Las ramas simpodiales, que sostienen las posiciones frutíferas, se desarrollan sobre el eje principal y deberían aparecer en intervalos de tres días, aproximadamente, comenzando entre el sexto y octavo nudo (Tharp, 1960). El tiempo requerido por una planta para que un pimpollo (cuadro) se convierta en flor es relativamente constante, y requiere de 25 días o menos aún. Consecuentemente, una planta bien manejada debería tener al menos ocho simpodias cuando la primera flor blanca aparece sobre la planta (Bourland et al., 1992) Por medio del monitoreo del cultivo y su correspondiente mapeo, puede determinarse si la planta está creciendo y frutificando normalmente. Si se asume que no existe una carencia en la disponibilidad de agua hacia las plantas o algún daño fitosanitario, el crecimiento de la planta es influenciado en gran medida por la temperatura (Reddy et al., 1992). La temperatura media del aire tiene el más grande efecto sobre el período de primer cuadro (o pimpollo) visible con brácteas; una disminución en la temperatura desde 27 a 21 °C incrementa la longitud del período de primer cuadro de 15 a 35 días (Wanjura et al., 1979). Antes de floración, el desarrollo de nudos depende principalmente de la temperatura. Un nuevo nudo es desarrollado aproximadamente cada 50 grados días (DD) o unidades de calor, por lo que la acumulación nodaria ocurre entre 3 y 5 días para nuestras condiciones ambientales. En consecuencia, el número de nudos es un indicador real de la edad de la planta durante los primeros estadíos. La forma de calcular los grados días o unidades de calor es prácticamente la misma para todas las versiones, puesto que las fórmulas enunciadas tienen poca variación entre ellas, pudiéndose utilizar cualquiera de las propuestas de acuerdo al grado de precisión que requiera la tarea que se está realizando.

Un factor que sí es de importancia y que puede acarrear diferencia entre los cálculos es el valor absoluto de la temperatura base, por debajo de la cual la planta de algodón no “suma” grados y que para algunos autores es de 12°C y para otros es 15° C (Wanjura et al, 1979; Wallach and Kletter, 1981; Kerby and Goodell, 1990). Algo similar ocurre con la temperatura máxima, que se ubica entre los 33 °C y 37 °C, por encima de la cual la planta sigue “sumando” grados como si la temperatura ambiente se hubiera estancado en la temperatura límite. De manera ilustrativa se presentan dos fórmulas utilizadas para el cálculo de los grados días: ü La recomendada por el Servicio de Extensión Algodonero, de la Comisión Algodonera de Georgia (USA), en la cual las unidades de calor son referidas como DD-60, y son calculadas sobre un promedio de temperaturas diarias en °F menos 60°F. La fórmula detallada es como sigue: ( Máxima °F + Mínima °F / 2 ) – 60 °F =

DD-601

ü La fórmula desarrollada por Wallach y Kletter (1981) y utilizada por el Servicio de Extensión del Ministerio de Agricultura de Israel y el departamento de Botánica de la Universidad Hebrea de Jerusalem (Israel). Utiliza un intervalo de temperaturas entre 12°C y 33°C e introducen un factor como es la longitud del día en horas. Divide primariamente a los cálculos en día y noche. T día

= 0,77 x Temp. máx + 0,23 x Temp. Mín

T noche = 0,81 x Temp .Mín + 0,19 x Temp. Máx Grados Día = (T día – 12) x LD/24 + (T noche –12) x (1-LD/24) En la fórmula anterior LD significa longitud del día y T es la temperatura. Si (T día –12) o (T noche –12) fueran negativos, se toman como iguales a 0 (cero) para los cálculos. El desarrollo de esta fórmula concuerda con los resultados obtenidos por Gipson y Joham (1968), quien afirmó que las temperaturas nocturnas deben tomarse en forma separada a las diurnas, puesto que aquellas son el factor ambiental dominante en la extensión de las fases del cultivo y especialmente durante el período de bochas. Cálculos realizados por los autores utilizando la fórmula presentada en primer término, y con un intervalo de temperatura entre 12°C y 33°C como base y tope, ajustan perfectamente con mediciones empíricas realizadas en el ambiente del noreste santafesino. Se calcularon 722 grados día desde siembra a primera flor y se coincidió con los datos de Wallach y Kletter (1981) en que las bochas grandes aparecen a partir de los 728 grados día, contando desde la emergencia. Desde bochas grandes a capullos se contabilizaron casi 600 grados día.

1

Para convertir °F en °C se debe multiplicar por (( 5/9 ( °F – 32 ))

Al hablar de la edad de la planta en número de nudos, se utiliza un lenguaje común pero que presenta diferencias en la interpretación de datos y para evitar diferencias de temperaturas por localidad y año se usan entonces los DD. El desarrollo de nudos es marcadamente insensible a estrés ambiental como la sequía, salinidad, enfermedades, insectos y nematodos. Sin embargo, el área foliar y edad, la capacidad de carga de la planta, la retención de pimpollos y bochas, y las aplicaciones de reguladores de crecimiento pueden alterar el desarrollo de nudos, particularmente después de las primeras flores. La elongación de entrenudos La porción de rama entre dos nudos sucesivos es llamada entrenudo. De manera diferente a los nudos, los entrenudos son muy sensibles al ambiente y condiciones de crecimiento de la planta. Esta sensitividad los hace indicadores válidos del crecimiento. Un entrenudo largo, de 8 a 13 cm, indica condiciones favorables de crecimiento y potencial para buen crecimiento; hasta se convierte en un alerta para el encargado del manejo del lote, pues dichos valores se convierten en “gritos de alerta” en algunos casos, debiéndose utilizar alguna herramienta de manejo para frenar el excesivo crecimiento, sobre todo en etapas intermedias del ciclo del cultivo. Un entrenudo corto, de 4 a 6 cm, resulta de algún estrés encontrado durante el desarrollo del nudo asociado. Uno moderado, 6 a 7 cm, indica adecuado crecimiento vegetativo. La elongación de las células en un entrenudo que está desarrollándose se detiene entre el cuarto y quinto nudo desde el ápice. El mejor indicador de la actividad actual de la planta es el último completamente desarrollado. Los anillos de crecimiento El desarrollo de nudos y la elongación de los entrenudos pueden ser comparados con los anillos de crecimiento de los árboles, como lo hicieron Guthrie et al., (1993). Una planta de algodón produce un nuevo nudo cada 50 DD de manera similar a lo que ocurre con los árboles cada estación de crecimiento. Contando los anillos de un tronco puede conocerse la edad del árbol que dio origen al tronco en cuestión. De manera similar, contando los nudos del tallo principal de una planta de algodón puede conocerse la edad de la planta. La otra comparación que puede realizarse con los troncos de los árboles es el grosor de los anillos de crecimiento con la elongación de los entrenudos. Anillos gruesos y entrenudos largos indican condiciones favorables para el desarrollo. Por el contrario anillos delgados y entrenudos cortos indican algún factor de estrés. Observaciones del número de nudos y de la elongación de los entrenudos permiten leer la historia anterior a la floración de las condiciones de crecimiento de las plantas de algodón.

La relación entre altura de planta y número de nudos La historia del crecimiento de una planta de algodón puede ser secuenciada, simplemente, mediante la relación de la altura de la planta y su número de nudos. Esta técnica introduce una herramienta dinámica de monitoreo, que puede ser utilizada para mapear el crecimiento pasado y predecir tendencias y, posiblemente, ajustar el crecimiento en etapas tempranas del ciclo de vida (Hake et al., 1991). Como medidas estándares, la altura es tomada desde los cotiledones hasta el ápice. El nudo 0 (cero) es el nudo cotiledonar. El número de nudos se determina contando el número de ellos sobre el tallo principal. Por definición y para asegurar consistencia, el conteo se detiene en el nudo que sostiene una hoja de al menos 3 cm de largo. Relación altura/nudo es demasiado alta. Las plantas son vegetativas con bajos niveles de retención de frutos 5 Relación altura/nudo correcta. No es necesario el control del crecimiento vegetativo

3 Relación altura/nudo

Relación altura/nudo demasiado baja. Las plantas no tienen suficiente estructura para expresar el potencial de rendimiento. Generalmente causado por estrés de agua.

DDE Figura 1. Relación Altura Nudo (RAN) de un cultivo de algodón a medida que avanza la estación de crecimiento (días después de emergencia, DDE). A medida que las curvas de un cultivo se alejan de la ideal (trazo grueso), se deberían buscar las causas del estrés e implementar prácticas adecuadas de manejo del cultivo de acuerdo a las circunstancias. Desvíos excesivos conducen a mermas en los rendimientos. (Guthrie et al, 1993; modificado por Fariña Núñez y Lorenzini)

Para calcular la relación de la altura de la planta y el número de nudos del tallo principal (RAN), se divide la altura por el número de nudos. Usando esta técnica, una planta que tiene 70 cm de alto con 15 nudos debería tener una RAN de 70/15 = 5. La relación altura/nudo normalmente cambia a medida que la estación avanza. Inmediatamente a la emergencia de la planta joven en el campo, el área foliar es pequeña y las temperaturas son todavía bajas, principalmente después de una lluvia y por la noche. Esta combinación limita el desarrollo de nudos y la elongación. Una vez que la temperatura se incrementa, la RAN se incrementa proporcionalmente. Cuando la floración comienza, la elongación de los entrenudos

podría disminuir mientras se desarrollan las bochas, progresivamente se incrementa su demanda por carbohidratos y nutrientes. Si la elongación de los entrenudos continúa incrementándose, la carga de bochas no está frenando lo suficiente el crecimiento. Prácticas de manejo deberían implementarse en este caso. Las aplicaciones de reguladores de crecimiento son muy útiles en casos semejantes. Existe abundante evidencia indicando que someter a las plantas a un estrés de agua, en campos bajo riego, no es un buen método de reducir el crecimiento vegetativo. Otras veces, un error en el manejo de la nutrición nitrogenada podría provocar crecimiento vegetativo indeseable. En casos de lotes que recién se incorporan a la agricultura, también se pueden presentar situaciones similares, y el crecimiento vegetativo de las plantas se manifiesta de manera explosiva, confundiéndose los efectos perjudiciales de plagas insectiles con los estrictamente debidos a excesos en la disponibilidad de nitrógeno. La relación altura/nudo refleja la sumatoria de efectos particulares o totales de una planta, la disponibilidad de agua, nutrientes, calor, luminosidad, etc. Mientras estos varían, también lo hace la RAN. Han sido realizados muchos intentos para desarrollar guías de RAN que describan un vigor deseable (Silvestooth, citado por Guthrie et al., 1993). Esta guía de RAN es derivada de campos sin estrés con excelentes rendimientos finales (Figura1). Los agricultores pueden comparar el desarrollo corriente del cultivo para tomar decisiones de manejo. Una RAN baja indica bajo vigor relativo, y sugiere que los esfuerzos para levantar el cultivo sean realizados y así superar el estrés. Una RAN relativamente alta indica un crecimiento robusto (Kerby y Hake, 1993). En prefloración, la combinación de un crecimiento vigoroso y alto RAN (56), indican que el estadío está siendo establecido como para soportar altos rendimientos. El reto es convertir este vigor en rendimiento de cosecha, y no solamente leña. Incrementos en los valores de la RAN después de la primera floración, sugiere que esta conversión no está ocurriendo, lo cual debería ser evaluado más detenidamente para determinar las causas posibles. En algodones con destino a cosecha con el sistema stripper, valores moderados de RAN (entre 2 a 4) durante prefloración, son necesarios para balancear desarrollo con acortamiento del período de bochas. Relaciones altura/nudo adecuadas son más importantes para nudos que soportan la dominancia de la carga de bochas. Esta zona varía desde el nudo 5 hasta el 15 (ramas frutíferas 1 a 10) en zonas de estaciones más cortas, a nudos 7 a 18 en regiones de estaciones largas. Excelente vigor en aquellas hojas importantes del tallo principal y ramas frutíferas aparentemente sirven para incrementar la retención de bochas y su maduración. Esto está respaldado por estudios de fisiología de la planta de algodón, que indicaron que el crecimiento de cápsulas está soportado por su hoja más cercana (Gifford et al., 1984)

La tasa de elongación Mientras que la RAN da una buena indicación promedio del vigor de una planta completa y de su potencial de crecimiento, esto no deja de ser una limitación. Las personas que tienen a su cargo el manejo del cultivo, están interesadas principalmente en conocer la respuesta del crecimiento de un lote de algodón a eventos de producción reciente. Como un promedio, la RAN integra la historia completa del crecimiento en un solo número. Esto es relativamente insensible a cambios recientes en crecimiento que pueden indicar la necesidad de intervención en el manejo, particularmente si la RAN no es medida periódicamente para dar tendencias para un campo dado. Los encargados del manejo de un lote que regularmente monitorean el cultivo, pueden calcular la tasa de elongación del cultivo (TE). La TE mide los cambios en elongación de nudos en el corto tiempo. Ella es calculada como el cambio en altura entre dos fechas de monitoreo dividido por el cambio en el número de nudos. Como un ejemplo, si la altura pasa de 40 a 60 cm y el número de nudos se incrementa de 13 a 15 nudos entre dos muestreos, la TE debería ser (60 - 40) / (15 - 13) = 10 cm/nuevo nudo. La sensitividad de la TE puede ser ilustrada por la comparación de cómo la RAN podría reflejar el mismo crecimiento reciente. La RAN para este mismo período podría cambiar de 40/13 = 3 a 60/15 = 4. La TE muestra que mientras el promedio de longitud de entrenudos es 4 cm (una longitud considerada corta), los crecimientos en el corto plazo se han incrementado drásticamente. Actualmente son conducidos estudios para determinar cuan frecuentemente debería ser calculada la TE. Datos del Proyecto de Monitoreo del Cinturón Algodonero de USA, sugieren que puede no ser necesario o deseable calcular una tasa de crecimiento semanal. La variación en condiciones de campo y sitios de muestreo puede conducir a tendencias de tasas de crecimientos confusas o erráticas. Las tasas de crecimiento probablemente puedan proveer la más importante información si es calculada cada 2 o 3 semanas. Las tasas de crecimiento a través de la estación han sido calculadas en varias regiones del cinturón algodonero. Marcadas desviaciones de estas líneas deberían alertar a los productores a prestar atención a las condiciones de campo. Las tasas de crecimiento tienden a alcanzar un máximo durante la primera parte de la floración. Una declinación en la TE es anticipada con una importante carga de bochas que está desarrollándose, particularmente si la TE fue alta antes de la definición en la carga de bochas. Si la TE no comienza a declinar una vez que la floración ha comenzado, el encargado del manejo del cultivo debería sospechar de una reducida retención de pimpollos y/o bochas. Se requiere inmediata intervención para evitar futuros retrasos en la maduración o reducciones en el rendimiento.

La acumulación de materia vegetal Una de las formas de evaluar el vigor de un cultivo es por medio del peso del material vegetal que está implantado en un lote y relacionarlo a su fase fenológica o edad cronológica. La manera adecuada es realizar un secado del material en estufa a una temperatura predeterminada y luego pesar. Así se obtuvieron datos experimentales del cultivo del algodón creciendo a campo sin estrés (hídrico o nutricional) que nos permitieron dibujar curvas de crecimiento (Fariña Núñez et al., 1997). Desde el punto de vista práctico la descripción del proceso anterior es inaceptable para quien realiza un relevamiento de un lote comercial, sobre todo si éste es de grandes dimensiones. Los autores han realizado comparaciones entre el peso verde y seco de materiales vegetales en distintas fases, para obtener las relaciones entre pesos de distintas plantas y sus componentes. Las determinaciones mencionadas en el párrafo anterior condujeron a determinar que el tallo es el órgano más indicado para efectuar apreciaciones de vigor de una planta a lo largo del ciclo de vida, más aún si esa determinación se efectúa sobre peso verde. A lo largo del ciclo evolutivo, el tallo contiene 17% ( 2) de materia seca. A modo de ejemplo, si se efectúa una determinación a los 60 días de la emergencia del cultivo y después de extraer las muestras se obtiene un peso verde del orden de los 5.200 kg/ha, concluiríamos que el cultivo está desarrollándose normalmente, puesto que convirtiendo esos valores en peso seco (17%), los valores se ubican muy cerca del peso seco ideal ubicado en 887 kg/ha (Figura 2). Figura 2. Materia Seca Acumulada por el cultivo del algodón en diferentes tejidos creciendo en un ambiente a campo en condiciones semi controladas en el noreste de Santa Fe en distintos momentos del ciclo de vida de las plantas: 30, 60 90 y 120 días después de la emergencia (Fariña Núñez et al.,1997)

Materia Seca kg/ha

10000 9000

Capullo

8000

Bocha

7000

Pimpollo

6000

Peciolo Tallo

5000

Hoja

4000 3000 2000 1000 0 30

60

90

120

DDE

En etapas más avanzadas del desarrollo, las determinaciones como las efectuadas con el tallo, pueden ser acompañadas y/o reemplazadas con el peso de los órganos reproductivos, y así obtener relaciones de proporcionalidad entre órganos y evaluar la marcha del cultivo a través de parámetros cuantitativos que nos ayudan bastante en la toma de decisiones de manejo del cultivo. Como orientación, se menciona que el peso seco de la totalidad de los órganos reproductivos a los 60 días de la emergencia, representan el 12 % ( 3) del peso verde y la relación pimpollo/tallo se ubica en 0,356 (valores a peso seco).

Conclusiones El desafío de manejo del cultivo antes de floración tiene dos aspectos: a) crear condiciones que favorecen el crecimiento vigoroso y b) transformar ese crecimiento en rendimiento. Los conceptos básicos vertidos aquí son considerados generales para todas las regiones algodoneras, pero pueden existir diferencias puntuales. Los agricultores deben ser conscientes de ello y así obtener indicaciones guías de RAN y TE desarrollados en sus regiones con las variedades corrientemente sembradas. Los índices de vigor son medidas útiles del potencial de crecimiento del cultivo antes de floración. Durante la floración, sin embargo, la dinámica de carga de bochas comienza a dominar el desarrollo del cultivo.

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