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Acta Universitatis Wratislaviensis No 2979 ESTUDIOS HISPÁNICOS XV Wrocław 2007
MONIKA GŁOWICKA Uniwersytet Wrocławski
Visión de la familia en los refranes españoles Palabras clave: paremiología — estereotipo — familia española — imagen lingüística — etnolingüística. Uno de los estereotipos acerca de cómo son los españoles que parece funcionar de forma extendida en Europa está relacionado con la vida familiar. Un español medio, en la opinión común, además de ser moreno, católico, temperamental, es alguien fuertemente vinculado con la familia, alguien que se denomina “familiar”. Según las convicciones que comparten muchos extranjeros, la familia desempeña en la sociedad española un papel de suma importancia. Vamos a comprobar, basándonos en el material paremiológico, qué visión de la vida familiar tienen los propios españoles, cuáles son los valores y desventajas de la institución llamada familia. Intentaremos reconstruir la imagen lingüística de la familia encerrada en los refranes españoles, es decir, en las fórmulas que expresan estereotipos generales y juicios que funcionan desde hace siglos en la misma forma. Su valor se debe al hecho de que presentan de forma sencilla, a través de la comparación o metáfora, verdades generales (juicios) sobre las cuestiones más cercanas al hombre, independientemente de la religión, sistema político o social. Así pues, son fórmulas de carácter universal y atemporal. Además, cumplen uno de los requisitos de la teoría de los estereotipos lingüísticos que es la fijación de las estructuras lingüísticas: tan sólo las construcciones fijas, consolidadas ya en una lengua pueden crear y divulgar los estereotipos lingüísticos1. Entre los conceptos clave de la etnolingüística, rama que se dedica al estudio de las relaciones mutuas entre la lengua, el pensamiento, el comportamiento del hombre y la realidad, es decir, entre la estructura de la lengua y el resto de la cultura de la sociedad, se encuentra la imagen lingüística del mundo. La etnolingüística parte de la idea de que cada lengua además de la función comunicativa contiene en sí misma una manera particular de 1
J. Bartmiński, “Stereotyp jako przedmiot lingwistyki”, en: Z problemów frazeologii polskiej i słowiańskiej, t. III, Wrocław, 1995, pp. 25–53.
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comprender la realidad, una imagen del mundo, como si fuera la imagen de la realidad que funciona en la mente de cada uno de nosotros. La imagen lingüística del mundo es la interpretación de la realidad contenida en la lengua, que es como el conjunto de juicios sobre el mundo. Aquellos juicios pueden conservarse en la propia lengua, entre otros, en sus formas gramaticales, en su vocabulario, también en las fórmulas estereotipadas y expresiones fijas como dichos, refranes, etc.2 En este artículo entendemos bajo el concepto de la familia, tal y como lo describe el diccionario Santillana, un grupo formado por una pareja y sus hijos, y entendido en un sentido más amplio, por las personas con las que tienen lazos de parentesco3. Del material recogido (muy reducido en este artículo) resulta que la familia sí que es muy importante en la vida de los españoles pero está cargada de defectos y su calidad deja mucho que desear. En principio, los refranes que suelen servir de guías, manuales de conducta llenos de consejos, recomiendan que siempre estemos cerca de la familia, a pesar de todo: Con mal o con bien, a los tuyos te atén, Córtame manos y pies, y méteme entre los míos, A los tuyos, con razón o sin ella.
Además, estar con la familia parece una obligación: el que no la cumpla, corre el riesgo de ser castigado por Dios: Quien de los suyos se aleja, Dios lo deja, Quien de los suyos se aleja, fortuna le aqueja, Quien de los suyos se separa, Dios le desampara.
Asimismo, se ha observado que la crítica de la familia supone algo más, es decir, afecta directamente al rebelde demostrando al mismo tiempo su carácter: Desgraciado se vea quien a los suyos desprecia, Quien mal quiere a los suyos, no querrá bien a ningunos.
Los refranes relativos a la vida familiar, al igual que otras unidades lingüísticas, reflejan la conceptualización del mundo existente en la comunidad hispanohablante. La conceptualización que forma parte de la base metodológica de la lingüística cultural es un proceso de construcción de ideas abstractas a partir del conocimiento del mundo. En el caso de la representación lingüística de la familia, como en cualquier otro elemento de la realidad, estos conocimientos se refieren a la vida cotidiana, tienen carácter general y simplificado. La familia es un bien apreciado. Ofrece a sus miembros seguridad emocional, material, apoyo ante las dificultades: 2 J. Bartmiński, “Punkt widzenia, perspektywa, językowy obraz świata”, Etnolingwistyka, 12, 1999, pp. 103–120. 3 Diccionario esencial Santillana de la lengua española, Madrid, Santillana, 1992.
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Al son de mis dientes, acuden mis parientes, Honra merece quien a los suyos se parece, No degenera quien a los suyos se asemeja.
El que no tenga familia, sufre desgracias: Ni padre, ni madre, ni can que le ladre.
Como hemos podido comprobar, estamos ante una imagen positiva de la familia. No obstante, aunque en muchos proverbios nos encontramos con la opinión de que la familia es un bien deseado, el matiz de negatividad puede encontrarse en innumerables ejemplos. Uno de los refranes españoles más conocidos es el que anuncia De tal palo tal astilla.
Otro dice En casa del gaitero, todos son danzantes,
con lo cual se quiere decir que los hijos consciente o inconscientemente y fuera de su voluntad absorben los defectos de sus padres. Si una familia es por algún motivo considerada negativa, ninguno de sus miembros se puede salvar. Algo semejante se produce en las buenas familias en las que se ha observado un fenómeno curioso. Los autores anónimos de las paremias lo explican de forma bastante pertinente: En cada generación una puta y un ladrón, Toda olla tiene su garbanzo negro,
lo cual quiere decir que en cada familia de vez en cuando aparecen “ovejas negras”, al parecer fenómeno frecuente y repetido del que no se pueden salvar ni las mejores familias. Otro defecto que tienen las familias y que cae sobre el ser humano es la imposibilidad de elegir a la familia, eso es, elegir las raíces. La sabiduría popular constata por lo tanto: El amigo lo escojo yo, el pariente no.
Además de las visiones favorables de la familia estamos ante otras, con una imagen desprovista de ilusión. Uno de los refranes afirma rotundamente: Familia, la Sagrada: y ésa, en la pared colgada,
diciendo que la única familia positiva es la familia de Cristo aunque tampoco se ve ideal, ya que es buena tan sólo pintada en un cuadro. Como no se puede elegir a la familia, los autores anónimos de los proverbios nos aconsejan alejarnos de ésta: De la familia y del sol, cuanto más lejos, mejor, Parientes y trastos viejos, pocos y lejos,
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Más cerca están mis dientes que mis parientes, Más quiero mis dientes que mis parientes.
La familia, por tanto, no tiene mérito y en contraste con otros refranes citados anteriormente, merece desprecio. En fin, es una institución llena de ambigüedades. El tema que más espacio ocupa en los refranes, por lo tanto, es de suponer que también en la mentalidad española, es el de las relaciones entre el marido y su mujer. Se ha dicho en varias ocasiones que la visión del matrimonio, al igual que de la mujer y del hombre, es plenamente misógina, androcentrista y patriarcal4. Como hemos presentado ya la imagen lingüístico-cultural de ambos sexos en los volúmenes XIII y XIV de Estudios Hispánicos, por evitar repeticiones no vamos a describir en este momento la situación del matrimonio y los papeles conyugales. A grandes rasgos sólo vamos a afirmar que el matrimonio en la propia opinión de los hispanohablantes es una institución tradicional con una división bien clara de obligaciones y derechos en la que el papel dominante lo ocupa el hombre. Recordemos algunos de los ejemplos más llamativos en que se da poder al hombre: Lléveme Dios a este mesón, do manda el marido y la mujer no, Triste es la casa donde la gallina canta y el gallo calla.
Precisamente, uno de los problemas que con mayor frecuencia surgen en los comentarios proverbiales acerca del matrimonio es el tema de la dominación y poder ejercido respecto de la mujer que, por ser defectuosa desde los tiempos de Eva y Pandora, necesita control a fin de no poder seguir repartiendo calamidades y desgracias, por lo tanto, El marido es la cabeza de la mujer,
con lo cual se señala el lugar de la mujer en la jerarquía conyugal. En cuanto a las obligaciones familiares, los refranes presentan como en cualquier otra área de la vida, un código bien claro de conducta. La designación de papeles es sumamente tradicional: el espacio casero está reservado para las mujeres que han de hacerse cargo de las labores domésticas y quedar encerradas en casa, mientras que el destino de los maridos es permanecer fuera durante el ejercicio de sus obligaciones (luchar, viajar, trabajar): Al hombre espada; y a la mujer, rueca, El marido, barca; la mujer arca, El buey es que lo anda, y la becerra quédese en casa.
En general, lo que llama la atención es la división bien clara entre dos mundos, el femenino y el masculino. Todas las divisiones presentes en la lengua son 4 Véase, por ejemplo, M.Á. Calero Fernández, Sexismo lingüístico. Análisis y propuestas ante la discriminación sexual en el lenguaje, Madrid, 1999, pp. 125–142; A.M. Fernández Poncela, Estereotipos y roles de género en el refranero popular: charlatanas, mentirosas, malvadas y peligrosas; proveedores, maltratadores, machos y cornudos, Barcelona, 2002.
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tan solo el reflejo de las divisiones extralingüístias surgidas de los estereotipos mentales suya causa está en la diferencias biológicas, psicológicas y sociales entre representantes de ambos sexos. Las normas de conducta para los maridos y para las casadas son frutos de opiniones generales trasladadas al terreno de la lengua. La separación entre el marido y su esposa está relacionada también con los roles que se les designan, las obligaciones, pero sobre todo a la personalidad de los cónyugues y su comportamiento. El conflicto en el matrimonio tiene su reflejo en la dimensión no solamente psicológica, pero también como ya hemos visto, física. El hombre abandona la casa no solamente con objetivos de trabajo sino también para gozar de libertad: El hombre en la plaza y la mujer en casa, Cuando a fiestas vayas, deja a tu mujer en casa.
Los refranes españoles contienen varios consejos relativos a la dualidad entre los cónyugues, que, aunque pueda resultar problemática para ambos sexos, debería mantenerse e incluso profundizarse. La sabiduría popular enseña que los cónyugues han de funcionar separadamente, sostener su distinción, vivir en una distancia física y emocional. La separación que entre ellos existe y que conduce hasta la hostilidad no se debe curar, el estado de guerra merece ser sostenido: Los enemigos del casado son tres: moda, modista y mujer, ¿Quién es tu enemigo? Tu mujer, te digo.
Entre otras características de la vida conuygal podemos enumerar la hegemonía del marido, manifestada, entre otros, en la violencia hacia la mujer que no se critica sino aconseja, el problema de los celos, o situaciones malsanas, cuando se produce el cambio de los roles conyugales. Pasemos ahora al estudio de la imagen lingüística de los padres. En la opinión general, la madre es una de las personas más importantes en la vida de cada uno, por lo tanto es objeto de abundantes textos, entre otros, de proverbios, gozando de una simbología muy rica. Por lo general, tiene connotaciones positivas y según afirma A.M. Fernández Pocela, la madre es “el personaje femenino más benignamente dibujado y bien tratado por el refranero”5 (parece el único aspecto de la feminidad tratado de forma favorable, al contrario de todas las características de la mujer sumamente negadas). Lo que más se valora es el amor de la madre (aunque no siempre correspondido, ya que “El amor más desciende que asciende”): La amante ama un día, la madre toda la vida, Amor grande, amor de madre, Amor de madre, que todo lo demás es aire, Caudal inagotable, el cariño de una madre.
5
A.M. Fernández Poncela, op. cit., p. 94
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Al igual que en el caso del padre, el amor materno es ciego, hace ignorar los defectos de sus descendientes. Uno de los refranes imita de forma irónica la pregunta de una madre típica, incapaz de observar objetivamente la realidad: ¿Dónde tiene mi niño lo feo, que no lo veo?
Asimismo se comenta que No hay escarabajillo que no le parezca a su madre bonitillo.
No obstante, la figura de la madre se somete a una serie de requisitos, como la obligación de amar a sus hijos (a los hombres se les perdona más fácilmente la falta de amor o interés por los hijos): Mal haya madre que mal quiere a los hijos que tiene, Madre que no cría, no es madre; que es tía.
El papel que desempeña la madre en la vida de cada uno es tan importante que su presencia se valora y aprecia por encima de todo. Se dice que: Más vale aliento de madre que leche de ama, Casa sin madre, río sin cauce, Madre muerta, casa deshecha.
No es raro que la imagen lingüística de la madre se complete con comparaciones con la gallina. Algunos comportamientos de las madres provocaron la creación de los siguientes comentarios acerca del típico orgullo de la madre o de la necesidad de proteger a sus hijos: Tan contenta va una gallina con un pollo como otra con ocho, Allí tiene la gallina los ojos, donde tiene los güevos y los pollos.
La imagen de la madre es bastante compleja pero en este párrafo, como en los demás, la óptica de estudio que hemos elegido es la de ver las relaciones entre varios familiares, visión que tienen los unos de los otros, y no las características de una figura por sí sola. El refranero subraya más la relación que se crea entre las madres y las hijas, y que trae sus consecuencias, a veces negativas, cuando la hija hereda de la madre sus defectos: Por do salta la cabra, salta la chiva, Madre holgazana saca hija cortesana, De madres disolutas, hijas putas.
Tales refranes se oponen a otros en los que la vox populi anuncia algo contrario tras haber notado las diferencias llamativas entre los padres y sus hijos: De gallina negra, huevo blanco, De ruin nido, sale buen pajarillo.
Por lo general, la imagen de la maternidad está muy idealizada, se dice incluso que
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La mujer que es madre, no es mujer, sino ángel,
con lo cual se impone un requisito: De la mujer que es madre, nadie mal hable.
En la imagen tan idealizada de la madre que deriva de las citadas fórmulas, que puede hacer recordar la visión de la madre de la Sagrada Familia, se notan ciertas manchas. Además de perder la objetividad en el juicio de sus hijos, educar mal a las hijas, no dedicarse a la educación de los hijos, las madres, en ocasiones, pueden hacer la vida difícil: Hija y madre son como uña y carne, sobre todo, contra el padre. Tres hijas y una madre, cuatro diablos para el padre.
Aquí, a la mujer se la vuelve a asociar con la imagen medieval de un ser que tiene relación con el mismo diablo, es decir, con el mal de este mundo y es ella la portadora de los desastres que caen sobre el hombre. La imagen del padre no es tan amplia como la de la madre, en cambio, más ambigua y compleja por tener éste características no tan uniformes, y por no ser tan santo. La figura del padre, como de todos los familiares, se somete al proceso de valoración que entendemos como un tipo de evaluación positiva o negativa codificada en los proverbios. La valoración de los fenómenos extralingüísticos que es uno de los instrumentos que conforman la imagen lingüístico-cultural del mundo, se expresa en los refranes mediante la presentación de formas de conducta deseadas o sancionadas por parte de la sociedad. Así, en la relación mutua entre los refranes y los conocimientos del mundo, éstos por un lado reflejan y por otro lado fomentan los pensamientos generales de los hablantes. A los familiares se les adscribe de manera explícita o implícita ciertas características junto con su valoración positiva o negativa, gracias a lo cual podemos reconstruir el sistema de valores apreciados por la sociedad española. Uno de los atributos de la figura del padre es la dominación. Ser padre merece un prestigio social y ciertos privilegios, es el que ha de gozar sobre todo de autoridad: Sobre padre no hay compadre, Cuando seas padre comerás carne, Contra un padre no hay razón.
La opinión común ha observado que aunque los hijos se asemejan mucho al padre existe una cierta norma que ya hemos comentado: en las familias crecen hijos bien distintos de sus padres: De padre santo, hijo diablo, A padre guardador, hijo gastador, De padre virtuoso, hijo vicioso.
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El amor a los hijos no es propio tan solo de las madres. Se ha observado que los padres también saben amar a sus hijos, y el amor del padre tiene mucho valor: Amor de padre, que todo lo demás es aire, No hay amor que venza al paterno.
A veces se trata de un amor ciego. Lo ilustran los siguientes refranes de forma bastante chistosa: Dijo el escarabajo a sus hijos: ¡Venid acá, mis flores! Dijo el escarabajo a su hijo: ¡Oh, qué lindo!
(por otro lado, la aparición reiterada de la imagen del escarabajo nos hace suponer que es un bicho considerado feo por los hispanohablantes, al contrario de los polacos que lo ven como un animal más bien curioso, hasta misterioso). Naturalmente se dan situaciones contrarias, es el caso del padre malo (“Dichoso el hijo que tiene a su padre en el infierno”), lo cual sumado a otros defectos hizo aparecer el siguiente comentario que nos servirá de punto final de la descripción de la imagen del padre: Muerte del padre casa no deshace; pero sí la muerte de la madre.
Veamos ahora qué consideraciones acerca de los hijos se desprenden del refranero español. Como hemos señalado, existe el tópico de los españoles familiares, con varios hijos a los que quieren mucho. ¿Tiene esto su reflejo en la lengua? Como siempre, nos encontramos con una imagen ambigua, el retrato de las relaciones entre padres e hijos no es homogéneo. Por un lado, se afirma que Hombre entero es dicho, el que tiene hijo o hija, Los hijos buenos son alivio en los duelos, Quien hijos no tiene, sólo eso le duele,
por otro lado, los hijos no dan la felicidad convirtiéndose en una fuente de problemas y preocupaciones: Los hijos son un mal deseado.
En varias ocasiones, los refranes propagan el estereotipo del hijo malo e ingrato (basta con recordar uno de los dichos más conocidos, “Cría cuervos y te sacarán los ojos”). Otro de ellos constata Hijos buenos buenos, los menos; los más parecen hijos de Satanás.
En otro una madre desilusionada dice De mi salió quien más me hirió.
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El refranero, que suele servir de guía de conducta, siendo un acervo común de conocimientos para tener una buena orientación en este mundo, aconseja no amar ciegamente a los hijos ya que les interesa ante todo el provecho material: De la boca te lo quitarán tus hijos, Por fiar a tus hijos verás, no sobre quien más te quiere, sino sobre quien te saca más.
Las advertencias acerca de la ingratitud de los hijos ocupan gran parte de los proverbios. Aunque en un momento se da una visión lúcida del hijo bien criado (“Quien hijo cría, oro cría”), abundan estructuras con observaciones contradictorias que hablan de los hijos como fuentes de desgracias y disgustos: Quien quiere tener hijos, quiere tener dolores y litigios, Ellas nacidas y nacidos ellos, ellas son pesares y ellos sufrimientos, A veces quien hace hijos, para su garganta hace cuchillos.
Los hijos además de no ser buenos con sus padres (en el último ejemplo se observa un caso drástico), se portan igual entre ellos mismos. De un lado, el que no tenga hermanos sufre, ya que Quien no tiene hermano, no tiene pie ni mano, El hermano para el día malo,
pero las relaciones están marcadas por el conflicto, al igual que entre marido y mujer, padres e hijos, se producen batallas continuas por el poder, por mejores condiciones de la vida. Una vez más, la imagen de la familia se viste de colores oscuros: Entre hermanos, dos testigos y un notario, A quien se va con su hermano, no le queda hueso sano, Ira de hermanos, odios villanos.
Nuestro esbozo de la familia española no sería completo sin atender las relaciones entre los padres y sus nueras y yernos. En teoría, la imagen de la madre, en general, muy idealizada, por no decir maravillosa podría tener su continuación en el personaje de la suegra, que es la misma madre con un nuevo papel social, que recibe a un nuevo hijo o hija. En vista de que la persona de la ”nueva” madre se opone a la madre natural, tan idealizada, a partir de la simple contradicción recibe connotaciones negativas. El lado oscuro de la madre, sus rasgos feos de carácter, sus frustraciones que no han podido expresarse en relación con sus hijos, por fin se pueden manifestar en el rol de la suegra. La suegra, tanto como madrastra o bruja en los cuentos, es representante de una madre deformada y degenerada. Ocasiona molestias y sufrimiento a los demás: Pasará la pena negra el que viva con su suegra
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(aunque se añade Y las penas del invierno el que viva con su yerno), En la casa donde hay suegra vive mal la nuera, Suegra, ni de barro buena.
El estereotipo de la suegra es tan desfavorable que una vez más como todo personaje femenino se la sospecha de tener parentesco con el diablo, uno de los símbolos más utilizados en el refranero: Del diablo te librarás: pero de tu suegra no podrás, En los ojos de mi suegra veo yo cuando el diablo le entra.
Ante la infelicidad que da la suegra existe una solución, radical y definitiva y es que tan sólo la muerte de la suegra puede ofrecer alivio, con lo cual a veces se dice: Muerte de suegra, azúcar y canela.
A modo de resumen de esta imagen incompleta de la familia reflejada en las paremias nos gustaría comentar que las demás relaciones entre parientes que hemos omitido en este breve estudio tampoco son positivas. Los personajes de abuelos, nietos, tíos, cuñados tampoco se presentan en términos favorables, y como seres defectuosos no pueden crear una familia muy positiva (por ejemplo, algunos abuelos habrían tenido que observar un día que “Hijos no tenemos, y nietos nos sacan los ojos”; “Por muerte de abuelos, poco o ningún duelo”). La familia española, según lo expresado por el propio pueblo, es una estructura tradicional, con el reparto de roles y tareas bien determinado. Se ve como una institución patriarcal, convertida en un campo de batalla en que se manifiestan conflictos entre hombres y mujeres, padres e hijos y los demás familiares y tal imagen se distancia mucho de los estereotipos comunes vistos desde el extranjero.
Referencias bibliográficas BARTMIŃSKI J. 1995 “Stereotyp jako przedmiot lingwistyki”, en: Z problemów frazeologii polskiej i słowiańskiej, t. III, Wrocław, pp. 25–53. 1999 “Punkt widzenia, perspektywa, językowy obraz świata”, Etnolingwistyka, 12, 1999, Lublin, pp. 103–120. CALERO FERNÁNDEZ M.Á. 1999 Sexismo lingüístico. Análisis y propuestas ante la discriminación sexual en el lenguaje, Madrid, Narcea S.A. CANELLADA Ma.J., PALLARES B. 2001 Refranero español, Madrid, Castalia.
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CORREAS G. 2000 Vocabulario de refranes y frases proverbiales, Madrid, Castalia. DICCIONARIO 1992 Diccionario esencial Santillana de la lengua española, Madrid, Santillana. FERNÁNDEZ PONCELA A.M. 2002 Estereotipos y roles de género en el refranero popular: charlatanas, mentirosas, malvadas y peligrosas; proveedores, maltratadores, machos y cornudos, Barcelona, Anthropos Rubí. MARTÍNEZ KLEISER L. 1989 Refranero general ideológico español, Madrid, Editorial Hernando.
Key words: proverbs — stereotypes — Spanish family — linguistic image — ethnolinguistics.
The picture of the family in Spanish proverbs Abstract In this article we try to reconstruct the cultural image of Spanish family presented in proverbs. According to the methods of ethnolinguistics we describe the figures of the principal members of family, their values and defects. Our aim was the reconstruction of the image of the family in collective consciousness, description of its principal characteristics, connotations and associations. After the analysis of the proverbs we observed the principal characteristics of the Spanish family like patriarchy, traditionalism and conflictness. The stereotypes presented in the proverbs are deeply negative and quite a lot different from common opinions.
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