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ï ESTILOS Y COLECTIVOS DE PENSAMIENTO EN EL CARIBE COLOMBIANO: LOS DISCURSOS MEDICINALES 1 DE JUAN MÉNDEZ NIETO Yidy Páez Casadiegos Universidad del Norte, Colombia Introducción
Juan Méndez Nieto fue un médico portugués que llegó a Cartagena de Indias en las postrimerías de 1569. Obtuvo la licenciatura de Medicina en la Universidad de Salamanca, pero después de un gran prestigio como estudiante y médico, inició una diáspora que le llevó a las ciudades de Arévalo, Toledo, Sevilla, y finalmente al Nuevo Mundo en Santo Domingo, el 26 de enero de 1562. Un proceso iniciado contra él en 1567 lo condena el 29 de julio de 1569 a destierro perpetuo de las Indias y confiscación de sus bienes, debido a su nacionalidad portuguesa, y tal vez, por sospecha de ser un “cristiano nuevo”.
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Este texto es un resumen de la investigación: “La obra de Juan Méndez Nieto como ‘novator’ del pensamiento renacentista y barroco en el contexto social de la Colonia del Caribe colombiano. Un análisis de fuentes para su estudio e interpretación de los estilos y colectivos de pensamiento de los siglos XVI-XVII”, realizada en 2009, para el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), Área de Historia Colonial, Contrato 73 de 2009. Un avance de esta investigación se presentó en la XXXI Annual Conference, Caribbean Studies Association. Theme: “The Caribbean: Embracing the Diasporas Within and Without”. May 26-30, 2008, San Andres Island, Colombia, y se publicó con el titulo: “Juan Méndez Nieto: Diáspora de estilos de pensamiento peninsulares e inflexión en los colectivos de pensamiento del Caribe colombiano”. Memorias. Revista Digital de Arqueología e Historia desde el Caribe, Universidad del Norte, 9 (2008): 141-151
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Aduciendo un ataque de gota, obtiene permiso para embarcarse hacia Cartagena de Indias, y esperar allí mientras se recuperaba de la dolencia. En este puerto amurallado transcurre el resto de su vida ejerciendo con mucho éxito la medicina, pero en medio de escándalos paracelsianos vinculados con su habilidad profesional y su espíritu de denuncia de las malas practicas de médicos, cirujanos, boticarios y charlatanes en general. Entre 1606 y 1608 escribe sus Discursos medicinales (Méndez 3-558), una autobiografía, que es también la primera obra científica escrita en el Nuevo Reino de Granada, en la que se cruzan con originalidad y rigor preocupaciones propias de la materia medica y de la etnografía. En esta ponencia se propone una lectura de los Discursos medicinales, empleando como taxones de interpretación los conceptos de “estilo” y “colectivo de pensamiento”, del médico, historiador y filósofo de la ciencia Ludwik Fleck, autor de una monografía sobre la historia del concepto de sífilis, la cual se constituyó luego en el texto fundante del constructivismo histórico-sociológico. 1. Los estilos y colectivos de pensamiento En su monografía “La génesis y el desarrollo de un hecho científico: introducción a la teoría del estilo de pensamiento y del colectivo de pensamiento”, publicada en 19353, el médico polaco L. Fleck propone una hermenéutica para la historia, la sociología del saber y la epistemología general, a partir de los conceptos de estilo y colectivo de pensamiento. El estilo de pensamiento lo define como una determinada forma (gestalt) de un percibir dirigido4 hacia los
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Entstehung und Entwicklung einer wissenschaftlichen Tatsache. Suhrkamp Verlag: Frankfurt am Main, 1980 (1935) Esta monografía fue una respuesta al positivismo y el empirismo lógico dominantes en la institución científica de su tiempo. 4 “… percibir dirigido con la correspondiente elaboración intelectiva y objetiva de lo percibido”. Fleck, 145. Este y otros conceptos fundamentales del pensamiento de Fleck son examinados, interpretados y discutidos en dos encuentros internacionales, dedicados a su obra, y se recogen en: Cohen, R & Schnelle, T (eds.). Cognition and fact: Materials on Ludwik Fleck. Boston: D. Reidel (first published, 1927)
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hechos o ideas que adquieren estructura y rigidez en colectivos o comunidades5. Se puede considerar como una construcción discursiva que circula por el imaginario colectivo, con cierta fijeza, reacia a la dialéctica de la confrontación con estilos diferentes, que presenta gran resistencia al cambio, y con la capacidad psicológica de ejercer una efectiva coerción de pensamiento desde el colectivo que hace de su repositorio comunitario6. Por ejemplo, las ideas centrales de la ciencia moderna responderían a un estilo de pensamiento copernicanogalileano-kepleriano que circulaba en un colectivo influido por la forma de los mecanismos de relojería cuya enunciación metafórica sería la de la máquina. El cosmos y sus constituyentes aparecían ante la nueva mirada de la ciencia moderna como máquina. En la medicina moderna, se podría expresar como un estilo de pensamiento copernicano-vesaliano-humanista, signado por la necesidad metodológica y psicológica de ver por sobre los criterios de un estilo de pensamiento medieval, galénico-escolástico-ordálico, dominado por una voluntad de creer. Para Fleck, la legitimidad adquirida al interior del colectivo por el estilo de pensamiento generaba una “armonía de las ilusiones”7 en las comunidades, que era la expresión de seguridades de tipo psicológico, identitario, cultural, religioso, político, etc. La emergencia discursiva de estilos nuevos se experimenta como potenciales amenazas a la armonía de las ilusiones del
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“Aunque el colectivo de pensamiento se compone de individuos, no es su simple suma. El individuo no tiene nunca, o casi nunca, consciencia del estilo de pensamiento colectivo, que casi siempre ejerce sobre su pensamiento una coerción absoluta y contra el que es sencillamente impensable una oposición” (Fleck, 87-88). 6 Esas son –en gran parte– las ideas que toma Kuhn y reduce a la noción de paradigma, en su famoso texto La estructura de las revoluciones científicas, que, como por una ironía de la historia, pasaba en 1961 para su publicación en la University of Chicago Press, mientras se realizaba el sepelio de L. Fleck en Jerusalén. 7 “Las palabras o las ideas son, originalmente, equivalentes sonoros y mentales de la vivencias que se dan simultáneamente con ellas. Esto explica el significado mágico de las palabras y el significado dogmático y religioso de las frases… las concepciones no son sistemas lógicos, por mas que siempre aspiren a serlo, sino unidades fieles a un estilo… la introducción en una ciencia, es epistemológicamente análoga a esas inicia-ciones que conocemos a través de la etnología y la historia de las culturas” (Fleck 74-75, 191).
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colectivo, también denominada sentido común, que definía como “la personifycación del colectivo de pensamiento de la vida diaria”8. 2. Estilos y colectivos de ultramar El estilo de pensamiento de la ciencia moderna, a partir de la actividad pionera de las universidades italianas (Biagoli 11-54), se podría dividir en tres colectivos: 1) el filológico, centrado en la re-lectura, traducción y comentario de los clásicos grecorromanos, 2) el cosmológico y 3) el matemático, todavía en gestación –y débil frente a las coerciones del colectivo medioeval-escolástico y ordálico– que estaba organizando discursivamente la cartografía celeste y la topografía anatómica, según las ideas de Copérnico, Galileo, Kepler, Andrés Vesalio, Renaldo Colón9, entre otros. Este nuevo estilo circula por los intersticios sociales de un ethos burgués en ciernes. En la medicina se puede reconocer en los colectivos anatómicos de las universidades italianas, sobre todo la Universidad de Padua, donde ejerció su magisterio y desarrolló su actividad científica Andrés Vesalio. La anatomía se va convirtiendo en ciencia a medida que responde a las nuevas necesidades ético-epistémicas de la observación directa del cadáver. 3. Estilos y colectivos de pensamiento en el Caribe colombiano10
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Sentido común que, además, “se convierte en un donante universal para muchos colectivos de pensamiento especiales”, 156 9 Véase Copernicus, Galilei, Kepler, Vesalius, Colvmbi. 10 Parte de la bibliografía de apoyo para este capitulo, empleada en el informe de investigación original, del cual se hizo este resumen es la siguiente: Fuentes primarias: Archivo General de la Nación (AGN), año 1608, Sección: Colonia, Fondo: Caciques e Indios, Tomo: 65, Folios: 513-714; AGN, 1586-1587, Colonia, Caciques e Indios, Tomo 51, ff. 356-685; AGN, 1566, Colonia, Negros y Esclavos, T. 6, ff. 273-356; AGN, 1619. Fondo: Médicos y Abogados, T. 1, ff. 621-628; AGN, 1566, Fondo: Negros y esclavos, T. 6, ff. 273-356 Splenndiani, 36, 38, 39, 49, 53; AHNM, Inquisición, Libro 1020, f.20 (citado Ceballos 141); López de León. Fuentes secundarias: Quevedo, VII; Medina, 45; Ceballos, 139; Calvo y Meisel, 452; Borrego Plá, 405-406; Solano, 72-102.
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De acuerdo con la taxonomía fleckniana que estamos utilizando, en el Caribe colombiano se pueden identificar cuatro colectivos de pensamiento: a) el peninsular, que podríamos denominar estilo de pensamiento medievalescolástico-ordálico-demonológico, sobre todo a partir de la Contrarreforma; los colectivos b) indígena y c) africano (Páez 43-58, Taussig 26), con un estilo de pensamiento totémico-chamánico-mágico-religioso y, finalmente, d) un colectivo heterogéneo, formado por extranjeros no hispanos, sobre todo, judíos conversos (Pérez, Uchmani 121, Hamui 79-119), llamados “cristianos nuevos” o “marranos”, aparte de un grupo menor, constituido por los protestantes. La presencia y presión de los colectivos extranjeros producen una hibridación del ethos local12, pero, a su vez, éste deja muchas marcas en cada uno de los colectivos. El colectivo peninsular, por los efectos de coerción de su estilo de pensamiento, niega el valor del otro, pero a la vez claudica ante la sobrevaloración inconciente que proyecta sobre la alteridad del indígena y el africano trasterrado, cargado de poderes mágicos. Por su parte, el colectivo local asimila, por las necesidades de la supervivencia y por las propias proyecciones que el otro le hace articular, las creencias mágico-religiosas y el santoral cristiano del peninsular. De esta manera, se va decantando en Cartagena de Indias un nuevo ethos sobre las tres etnias, que he denominado genéricamente ethos barrocoproto-novator13, pues crea las condiciones estilísticas para la difusión de parte de
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Aquí se usa la palabra en su derivación etimológica, aunque el uso actual en los estudios sobre postmodernidad y globalización (por ejemplo, García Canclini) podría también tenerse en cuenta “a escala” en los encuentros y desencuentros de los distintos colectivos de pensamiento en el Caribe colombiano. 13 El etimon ethos ha comenzado a utilizarse en el colectivo de los historiadores contemporáneos, con una intención hermenéutica, que confiere un sentido holístico a la historiografía. Véase Echeverría, 30. A mi parecer, se puede relacionar con las nociones flecknianas de colectivo de pensamiento-comunidad de pensamiento y sentido común, como armonizadoras y coercitivas de los imaginarios histórico-sociales. Una hermenéutica postmoderna más osada la realiza Calabrese. En cuanto a la expresión proto-novator (novator, alude a los “novatores” peninsulares, quienes como Giambattista Giovanini y Juan de Cabriada iniciaron el movimiento de renovación científica en España en el ultimo tercio del siglo XVII; uso novator (en cursiva o con comilla simples) para referirme a Juan Méndez Nieto y al ethos cartagenero en el que se desarrollo su obra y al cual
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los ideales de la ciencia moderna, que se eclipsaron en la península por efectos de la Contrarreforma. En ese contexto, los Discursos medicinales evidencian este nuevo ethos como parte de un colectivo cultural mestizo. 4. Los Discursos medicinales14 En esta auto-biografía, cuyo título no sugiere siquiera ese género, notamos primero un ethos humanista y un ideal deontológico. Tempranamente sentimos el talante contestatario de JMN cuando habla de las deficiencias filológicas del currículum salmantino: … en aquel tiempo que era el año 1548 hasta 1552, todo hera barbarie en aquella universidad y no avía quien se atreviese a hablar dyes palabras en latín… y todos los catedráticos de todas çiençias leýan sus leçiones en buen romance, y, si alguna vez se atrevían al latín, era tam bárbaro y malo que se tenia por mejor el romance (6)
Su preocupación ética se nota en la observación y examen riguroso de los pacientes y, en particular, su permanente y decidida denuncia de los médicos, a quienes llamaba “liga de los médicos charlatanes”. El espíritu proto-novator se observa de manera conspicua en sus Historias Clínicas, tan diferentes de las Consilia15 medievales todavía en uso en los países de ultramar. Contrario a estas, basadas en una “división social de la clínica” – pues se trataba de la nosografía de las elites–, las Historias en cuestión constituyen, al contrario, una pathografia del mestizaje y el sincretismo etnomédico,
él mismo contribuyó a construir. El prefijo proto, alude al concepto fleckniano de protoidea o pre-idea. 14 Parte de la bibliografía citada en el informe original ya mencionado es la siguiente: Fuentes primarias: Valles, Littré, Galeni, Copernicus, Harvei, Colvmbi, 448; Kirk-Raven, Dioscórides, Ayala de, 167; Fuentes secundarias: Montes Giraldo, 39, 185; Allsopp, 313, 354, 687, etc. 15 Vease Baveriis de, Montagna de, Vettori, Solenander, Venusti, Crato, Scholz.
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que refleja las tensiones estilísticas de un ethos y una epistēmē de transición entre la tradición bajo-medial y la modernidad. Su epistēmē sigue la forma de un estilo de pensamiento hipocrático-galénico-avicénico, pero tiene una postura moral proto-moderna, como un ethos del saber16, mestizo, producto de la plasticidad del ethos barroco cartagenero frente a las coerciones del colectivo de pensamiento contra-reformista-ordálicoescolástico. En esta obra observamos varias de las marcas estilísticas del grupo novator que aparece tardíamente en la península a mediados de la Ilustración17. Ese ethos proto-novator se infiere: a) de su postura ante los criterios de autoridad del colectivo médico aristotélico-ptolemaico-galénico-escolástico y ordálico que conoció en la Universidad de Salamanca, por su forma paracelsiana de asimilación de saberes en y desde la alteridad; y sobre todo b) su mirada “etnográfica”, que hace aparecer no solo la imagen del otro, en sus historias, sino su voz, y más osado aún, la voz de la mujer (120). El ideal de visibilidad de la medicina humanística le lleva incluso a la temeridad propedéutica de seguir la práctica de su admirado maestre Alderete, de tocar el cuerpo de la mujer, como relata de manera casi novelesca en su historia clínica de una joven de 16 años, con “ictericia grave”. Le dice a la madre que “tenia necesidad de ver y tentar toda la barriga, estomago, hígado i, baço y las venas mesaraicas” (120). Y enseguida aparece la voz de la madre:
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Podríamos decir que en la Cartagena de JMN se oponían un ethos histérico-ordálico versus un ethos burgués-novator. Véase Páez, “Histerias de”, 52-63. Para otros sentidos y una hermenéutica del vocablo ethos: Páez, “Ethos-Psychē”, 64-70; Páez, “Inconciente”, 159-165; Páez, Ēthos (en prensa).
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respondiome la madre que los dotores de aquella tierra no acostumbraban a mirar barrigas, que su hija era donzella y no queria que naide viese su barriga, que curase como los demás curavan sin yntroducir nuevas costumbres (121).
c) novator es también un aspecto difícil y complejo de la relación médicopaciente, en un contexto vigilado permanentemente por las gestiones clericales y policivas de la Inquisición. Me refiero a las demandas del deseo femenino que se disfrazaban u opacaban, bajo el rótulo diagnóstico de “mal de madre”, y que mutatis mutandis, se correspondería muy bien con la entidad nosográfica del psicoanálisis llamada “histeria”. Es una de las historias clínicas mas sorprendentes de los Discursos, y constituye el primer caso documentado de diagnóstico y tratamiento de una paciente con histeria de conversión –exitoso por lo demás– en el Nuevo Mundo, y aún mas espectacular que la paciente de Renaldo Colon, Inés de Torremolinos (en la ficción de F. Andahazi), pues en JMN no se nota por lo menos esa voluntad misógina de cosificación del sujeto femenino. Aquí un aparte de la historia y del tratamiento que “[t]rata de una breve y cierta cura para las mujeres enfermas de la madre”, que se encuentra en el Libro 2, Discurso 13: Estaba en la ciudad de Santo Domingo de la Española una señora de las más prinçipales de aquella ysla, de se dizía doña Ysabel de las Varas, de edad de 30 años, corpulenta, sanguina, bien acomplisionada, que vivia en oçio y regalo, por quanto era rica y lo podia bien azer. Estando, pues, en esta edad, esta señora enbiudó y quedó mui triste y melancólica (sic) y mas recogida que de antes y con menos exerçiçio, a cuya causa no se paso mucho tiempo que no se hizo hystérica y enferma de la madre, que le causava tantos y tan terribles dolores y accidentes que la ponian en grande riesgo y aprieto (214)
Ahora miremos la osada terapéutica de JMN:
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hize que la comadre que allý estava, y havía ya hecho todas sus diligencias sin fruto alguno, le metiese dos dedos bien untados por la boca de la madre… y refregando alrededor con fuerça, para que causase calor con el movimiento, fue esto de tanto efecto que la hizo bolber y cobrar pulso y dar un grande suspiro y quexido con la boca abierta…” (215)
d) novator también en la cirugía, aunque este no era su campo de formación. Se encuentra en la historia de un mayordomo del Presidente Briceño, de 35 años de edad, con “apostema de hígado”: … muy enfermo con mucha calentura, una sed intolerable, la lengua negra y un dolor intenso en las costillas mendosas del lado derecho, con ningún genero de ganas de comer, muy afligido y apretado… (365)
Después del diagnóstico de JMN, el licenciado Francisco Díaz hizo una incisión subcostal derecha, con el paciente en decúbito dorsal, pero no obtuvo salida de material purulento. Ante ese fracaso quirúrgico del colega, JMN hace de nuevo la incisión por el mismo lugar, pero colocando al paciente de pie, y después de que unos ayudantes ejercieran tracción hacia atrás con cordeles, de manera que el abdomen protuyera, y de esa manera el cauterio alcanzara la masa purulenta, la cual, según había inferido JMN, se encontraba profunda. e) y por último, proto-novator en la ‘materia médica’, campo este perteneciente al colectivo farmacéutico, con un estilo de pensamiento menos flexible, debido a las coerciones y a la armonía de las ilusiones producidas por una materia medica en uso durante mas de dos mil años. Sin embargo, a pesar del estilo hipocrático-galénico-arábigo-escolástico, predominante en la materia médica de los médicos y boticarios en el Nuevo Mundo, JMN no se dejó influir por los prejuicios de la medicina peninsular sobre la tierra, los vegetales y frutas en general del Nuevo Mundo, consideradas desabridas e insanas, sino que, al contrario, las incluyó en su farmacopea, haciendo consideraciones geográficoclimatológicas sobre la necesidad de replantear las virtudes curativas de los
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simples y compuestos traídos del Viejo Mundo, a fin de que pudieran ser usados adecuadamente en el contexto ambiental del Caribe colombiano. Conclusión Los Discursos medicinales de Juan Méndez Nieto reflejan no sólo las vicisitudes biográficas del escritor, sino también que esas vicisitudes hacen parte de un nuevo ethos que se refleja discursivamente en un estilo de pensamiento barroco-proto-novator, producto del mestizaje cultural y diversas formas de sincretismo de una alteridad que creaba al otro y éste, a su vez, marcaba su identidad con las fantasías del colonizador, mientras su propia identidad se veía perturbada por los poderes que le había otorgado a ese otro, pleomórfico y sincrético. JMN pareciera mostrar la reconfiguración de un ethos moderno que había penetrado a España –desde las universidades italianas-primero que en el resto de Europa–, pero que ya a finales del siglo XVI, su difusión y desarrollo se vio eclipsado por la Contrarreforma, y solo lograría re-aparecer luego, en el movimiento novator y las reformas borbónicas. Obras citadas 1. Fuentes primarias a. No impresas Archivo General de la Nación, Bogota, Colombia (AGN), 1566, Colonia, Negros y Esclavos, T. 6, ff. 273-356 ---, 1586-1587, Colonia, Caciques e Indios, Tomo 51, ff. 356-685 ---, año 1608, Sección: Colonia, Fondo: Caciques e Indios, Tomo: 65, Folios: 513-714 ---, 1619. Fondo: Médicos y Abogados, T. 1, ff. 621 – 628; AGN, 1.566, Fondo: Negros y esclavos, T. 6, ff. 273-356
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b. Impresas Archivo Histórico Nacional, Madrid (AHNM) Inquisición, Libro 1020, f.20 Ayala, Jerónimo de. Principios de Cirugía. Tratado de cirugía, publicado en 1794, transcrito y comentado por María Paula Ronderos, Edición del ICANH, 2009 Baverius de Baveriis. Consilia medica, 1489 Bartholmeus de Montagna. Consilia, 1525 Benedetto Vettori. Medicinalia consilia. Venetiis, 1556 Cohen, R.S & Schnelle, T. Eds. Cognition and Fact. Materials on Ludwik Fleck. Boston: D. Reidel Publishing Company, 1986 Crato, Johannes, Lorenz Scholz. Consilia et epistalae medicinales. Francofvrti, 1595 Colvmbi Cremonensis. De re anatómica libri XV. Parisiis, 1562 Copernicus, Nicolaus. De Revolutionibus Orbium Coelestium. Norimbergae: apud Ioh. Petreium, 1543 Cremonensis, Realdi Colvmbi. De re anatómica libri XV. Parisiis, 1562 Dioscórides, Pedacio, annotado por el doctor Andres Laguna. Madrid: Alonso Baleas, 1733 Fleck, Ludwik. Entstehung und Entwicklung einer wissenschaftlichen Tatsache. Frankfurt am Main: Suhrkamp Verlag, 1980. Galilei, Galileo. Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo Tolemaico, e Copernicano, 1632 Galeni, Claudii. Opera Omnia. 20 Vols. Lipsiai, 1830 Harvei, Gvilielmi. Exercitatio anatomica de motu cordis et sanguinis in animalibus, Francofvrti, 1628 Kepler, Johannes. Epitome astronomiae Copernicanae, 1618-1621.Kirk, C.S & Raven, J: E. Eds. Los filósofos presocráticos. Historia critica con selección de textos. (Griego-Español). Madrid: Gredos, 1979. Littré, Emile. Oeuvres complètes d'Hippocrate. , 10 Vols., París, 1839-1861. López, Pedro Leon de. Práctica y teórica de las apostemas en general y particular. Catalayud, 1689.
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