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El pueblo de Checoslovaquia aprendió con dolor y sangre a hacer el saludo nazi al paso de las tropas que invadieron su patria, destrozandola. Las violencias y las masacres despiadadas no lograron borrar el horror del rostro de ese pueblo heroico.

C H E C O S L O V A Q U I A ...

D'E

1 I

un hombre rechazó todo cuanto los pueblos amantes de la libertad hicieron por evitar a la humanidad el más grande sufrimiento de su historia. Seguro del poderío bélico formado al través de los años y en violación de los pactos suscritos, se lanzó hacia l a dominación del pundo. Iniciación trágica de una epoca de terror, dolor y destrucción. Todos sus golpes fueron certeros y demoledores: uno tras otro cayeron los miembros del conjunto de naciones que trataron de oponerse a sus designios d e avasallamiento.

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nación pacifica, democrAtica, industrializada y bien armada, era una daga di-rigida al corazón 'del nazismo, una bamera para la expansión hitlerista hacia los Balcanes, y el Último reducto de la democracia e n Europa Central. En el asalto contra Checoslovaquia, Hitler lanzó su primer desafío al mundo. Y rompiendo una vez más sus compromisos, comenzó la reducción por la violencia, el asalto contra los civiles, la masacre despiadada. FuB el primer capitulo de una historia que habría de repetirse más tarde en cada uno d e las países que cayeran bajo el dominio del conquistador. Asegurhndose la espalda con un pacte de no agresión con Rusia, el vocabulario mundial scuñó una nueva palabra ominosa "blitzkrieg". Y . . .

Meses después del estallido del conflicto, la famosa línea era sólo un hacinamiento de hierro.

del océano, Y las noches en toda su latitud recibieron las almas es~antadasde hombres. muieres v niños hun-

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E1 hundimiento del acorazado "Admira1 Graf von Spee" fué una prueba elocuente de la nunca desmentida pericia de los marinos ingleses. Frente a la bahía de Montevideo, después del combate de Pun-, fa del Este, el temible corsario pagó duro tributo a su osadía.

El hierro de Narvik fué el incentivo que apresuró la conquista de Noruega. La quinta columna reparó el camino a la invasión, y los soldados fanatizados llevaron desolación y ruina a los pintorescos y apacibles fiordos del país escandinavo.

1 Terminaba el invierno d e Europa. Comenzaban e n las fiordos noruegos los deshielos primaverales, y el pueblo nórdico, de marinos sobrios y trabajadores industriosos, sentía el estallido de la tempestad bélica resonando más allá de sus aguas territoriales, patrulladas por grises barcos de guerra británicos. Fero ya estaba Noruega señalada como próxima víctima. S u delito: poseer en Narvik grandes minerales de hierro. El amanecer del 9 de abril de 1940, los aparentemente pacíficos barcos mercantes alemanes que buscaban el hierro y el pescmdo norueaos se transformaron súbitam.ente e n transcork s armados, que arrojaban millares de soldados a los puertos noruegos. La quinta columna nazi abrió el camino de la traición, y l a retorcida cruz nazi dominó l a tierra nórdica. Fueron cayendo las ciudades, el rey Haakon erraba perseguido por las bombas. los patriotas noruegos mantuvieron una lucha de antemano perdida en las heladas montañas; Inglaterra envio a Narvik una fuerza expedicionaria. Un traidor noruego tuvo el triste honor de acuñar una palabra más qu,e simboliza traición a l a patria: Quisling.

Sucumbe Holanda, el pacífico pueblo de la Reina Guillermina. La traición se produjo desde adentro. La mejor arma del que pretendió adueñarse del mundo -la quinta columna-- cayó implacable, con toda rudeza, sobre un pueblo dedicado al trabajo.

FLANQUEO DE F R A N C I A Después d e Noruega, los nazis fueron creciendo en orgullo: el mundo estaba temeroso de un poderío que barría t a n fhcilmente pueblo tras pueblo. La propia propaganda alemana aumentaba los rumores sobre armas secretas. Holanda, traicionada desde adentro, defendió Con desesperada tenacitad s u territorio, atacado el 10 de mayo. Vió el terror desbordarse e n Rotterdam arrasada por las bombas' cuatro días infernales, en que un pueblo sucumbió a la meJor arma secreta alemana: la traición de la quinta columna. Luxemburgo fué arrollada después del paralizante golpe contra Eolanda; el ímpetu del avance llevó a los nazis hssta Bélgica, y uno tras otro fueron cayerico los fuertes de Maastr~chty Eben Emael. La Línea Maginot francesa quedaba flanqueada. Los ejércitos francobritánicos, lanzados a la defensa de Bélgica, quedaron cortados el 21 d e mayo, cuando los n a v s llegaron a Abbeville, ocuparon Calais, por el Sur. y Ostende por el Norte, dejando como única puerta de escape el puerto de Dunkerque, ya bajo 1 el fuego d e sus armas.

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D U N K E R Q U E Si Dunkerque fué un infi,erno de llamas y fuego para las tropas británicas, si

Dunkerque fué una derrota, pero también una victoria para el indómito espíritu de los ingleses. Señaló el camino de una resistencia que no encuentra paralelo en la historia de la humanidad. En Dunkerque se templaron los nervios de los soldados de la libertad.

marcó el punto más bajo de la guerra contra Alemania, porque significaba el abandono de Europa, fué también el primer anticipo de la tenacidad británica, de su espíritu $e organización, y allí, en la brillante operación de retirar un ejército, 1 embarcándolo bajo el más arrollador fue- ' go enemigo, nació la confianza en la victoria final: los nazis podían ser contenidos y tendrían que ser vencidos.

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Y EN OOMPIEGNE . En el mismo carro de ferrocarril en donde los alemanes habían firmado el armisticio que puso fin a la guerra de 1914-18, los nazi6 imponían a Francia la capitulación. Antes, una ofensiva relhmpago habia golpeado en el Somme y Aisne; pero los ejércitos franceses esbban intactos, y podrían haber resistido, luchando contra el tiempo. Tiempo: era lo que necesitaban los aliados. Pero el Gobierno. encabezado por Pétain, consideró perdida la situación. Los caminas de Francia se inundaron w n un torrente de refugiados en fuga, ametralladas implacablemente por los aviones nazis. El 10 de junio caía París. El 13, Churchill ofrech a Francia la unidad política y adrninistrativa con Gran Bretaña, para proseguir la lucha. Y el 21 de junio, el general alemán Keite1 dictaba a Francia el armisticio, como en 1918, el general francés Foch, en el mismo bosque de Compiegne y en el mismo vagón de ferrocznii, dictaba los términos del armisticio a los alemanes. Inglaterra quedaba sola. Pero en Inglaterra estaba Churchiii.

Todo un pueblo de pacíficos comerciantes, industriales y obreros se ha transformado en guerreros dispuestos a mantener su libertad, a toda costa y sin escatimar sucrificios.

Las mujeres que pertenecen a: Servicio Territorial Auxiliar Britanico ayudan en las labores del campo, reemplazando a los hombres que se han enrolado.

Muchachas trabajando en la construcción de un bombardero de la Real Fuerza Aérea, apure cen aquí terminando una de las gigantescas alas de un poderoso "Halifax".

U N PUElBLO Q U I I E R E S E G U I R LIBRE

Mil y más aviones cruzaban diariamente el Canal de la Mancha. Londres tomaba así un aspecto tétrico. Sus calles y edificios recibían toneladas de bombas de extraordinario poder destructivo. Pero los hombres, mujeres y niños de la heroica ciudad, ocultos en cuevas subLerráneas, mantenían una actitud consecuente con su indomable espía titu d e libertad.

PERO ningún pueblo estuvo nunca más cerca de la destrucción; sus ciudades eran montón de humeantes escombros. Apenas había otra actividad que la de repeler al enemigo, extinguir los incen.dios, evacuar los niños a sitios de relativa seguridad en los campos. Era la guerra despiadada, indiscriminada, el bombardeo de civiles, en esta lucha total lanzada por un arrogante conquistador, enfurecido por l a resistencia d e un pueblo que no quería convencerse d'e estar estratégicamente perdido. El triunfo d,e la aviación y las defensas británicas en la batalla de Inglaterra, señala el comienzo del fin de los éxitos nazis.

J U N I O D E 1 9 4 1 NAZIS CONTRA RUSOS Al alba del 22 de junio de 1941, los ejdrcitos nazls se lanzaron al ataque en u n frente de dos mil kilómetros, desde Finlandia a Rumania, contra Rusia, sin aviso previo. Eran dos gigantes que ohocaban. Rápidos éxitos nzzis hicieron cneer por un instante en una victoria fácil; pero al frente de Rusia había un pequeño hombre sereno. tan implacable como Hitler. Y trás él. u n (pueblo de 2011 millones de hombres fanáticamente enamorados del "sagrado suelo ruso". Esperaba e1 nazismo que su "cruzada contra los rojos", traería, si iio la paz con Inglaterra, por lo menos el abandono de Rusia a su suerte. Para desilusionarlo estaban Churchlll y Roosevelt.

"R'e~memb,erPearl

El día que vivirá en infamia en la historia: Pearl Harbor. Los fáciles éxitos nipones de ayer son resonantes derrotas de hoy.

Harbor"

El nazismo, que había viola,do todo derecho internacional, tenía una última y traidora carta: la entrada de Japón a la guerra. Mientras se realizaban negociaciones en Washington, entre representantes norteamericanos y japoneses, la fuerza armada nipona atacaba sorpresivamente y a mansalva la base norteamericana de Pearl Harbor. A las 6.30 de la mañana del 7 de diciembre de 1941, gran parte del poderío naval norteamericano quedó destruido; pero nacía la voluntad de un pueblo de borrar con sangre la infamia. Al día siguiente del ataque, con palabra llena de tranquila decisión, el Presidente Roosrvelt hablaba al Congreso de su patria: "Ayer, 7 de diciembre de 1941 -fecha que vivirá en infamia-, los Estados Unidos de América fueron súbita y deliberadamente atacados por fuerzas navales y aéreas del Imperio del Japón." "Remember Pearl Harbor" fué un grito de guerra que recorrió todo Estados Unidos. S u poderío industrial aseguraba la victoria final contra los paises fascistas, mientras en los campos helados de Rusia blanqueaban los huesos de los ejércitos nazis detenidos.

Y su hagar es la causa del hombre libre y del pueblo libre en toda región del globo": así respondió Churchill al ataque nazi a Rusia. Y para unirse en la lucha contra el nazismo, los dos líderes de dos grandes pueblos, Churchill y Roosevelt, se reunieron el 12 de agosto de 1941, a bordo del "Príncipe de Gales", e n medio del Atlántico, confeccionando allí el documento que se conoce con el nombre de "Carta del Atlántico". En ella está la esperanza de los pueblos amantes de la libertad, para hoy y para mañana.

Documento para la esperanza del mundo: la Carta del Atlántico, redactada por Churchill y Roosevelt después del ataque alemán a Rusia.

B A T A L L A

DE

P R O D U C C I O N ~

Mientras en los frentes, los ~j&citoS aliados luchaban por contener l a parda amenaza de los nazis; mientras el Japó repitiendo, por la sorpresa del ataque inicial, los pimeros y fbciles %xitos de Hitler, capturando Singapur, Hongkong, Filipinas; mientras el heroísmo norteamericano se empurpuraba de gloria en Corregidor, Estados Unidos se lanzaba & lleno a la batalla de l a producción. 60 mil avioiies, 45 mil tanques, 20 mil cañones antiaéreos. 8 millones de toneladas de barcos: era Ia cuota fijada poT Roosevelt para 1942, cifra que debía ser duplicada e n 1943. Imposible de alcanzar, auarenbemeilt~; pero un pueblo movilizado totalmente, movió las industrias, trabajo c=n los astilleros v comenzó a rodar el alud de mbquinas de guerra, uniéndosr al esfuerzg de Grzn Bretaña y Rusia.

Cuando Gran Bretaña, sola y erguida, resistía los asaltos de los aviones nazis, puñados de hombres cruzaban el Canal de la Mancha en audaces operaciones contra las costas de Francia. Los "comandos" y su experiencia fueron anticipo de las invasiones que están dando la victoria.

El Berlín, que los aliados no podrían tocar con sus bombas: esta "Wittenberg Platz" es la desmentida a Goering.

Devolviendo los golpes: los impactos de las bombas aliadas caen y reducen los puerios de embarque de Holanda, dominada por los nazis.

B O M B A S

S O B R E

E U R O P A

Las nmhes de Europa comenzaron. entonces, a sentir el tronar de los motores de aviación aliados. La Real Fuerza Aérea, volando a ciegas, cruzaba las noches del Canal y buscaba el corazón de -4lemania, a devolver con creces el terror que el nazismo hizo padecer a todo u n pueblo. Las fábricas, los astilleros, los centros ferroviarios, la propia y ensoberbecida capital del nzzismo, recibieron los impaotos d e las bombas británicas. El territorio alemán, que nunca podía ser bombardeado, según había asegwado Goering al pueblo alemán, fué noche y día castigado incesantemente. Las democracia'; iniciaban l a ofensiva desde los aires.

Lo que Londres recibió lo devuelve con creces. Tiene un aliado: Estados Unidos, y sus fortalezas volantes que aquí arrojan sus bombas contra Itava.

1942: Las democracias se yerguen Toda la altivez del junker alemán estaba concentrada en un general alemán: von Rommel. Dirigía las operaciones en Africa, después que los ejércitos británicos concluyeron con el poderio italiano en Libia.Reforzado con tropas de refresco, Rommel, en ese teatro de guerra de Africa del Norte, que vió avances, triunfos y retrocesos brithnicos, llegó a la vista de Alejandria: tenia el botín al alcance de la mano. Pero ahorz los ejercitas brithnicos estaban dirigidos por un h&bil y menudo general británico: Montgomery. Sereno, hhbil. seguro de si mismo, infundia a sus hombres la tranquila confianza que respiraba su figura ascética. Tras 61. el Octavo Ejército marchó a la wctoria, persiguiendo a Rommel por todo el cálido desierto africano.

Tras largos preparativos, escogidas tropas de los Estados Unidos desembarcan en el Norte de Africa. Su presencia, su ardor combativo, su resolución para la lucha, llevó el desconcierto a las filas alemanas del ya abatido general Rommel.

Novi'embre: Invasión por Orán Correspondía ahora a las fuerzas aliadas mostrar al nazismo que la "guerra de nervios" era un arte que habían aprendido y perfeccionado. Durante días, en agosto de 1942, la prensa del Eje mencionaba la i~minencia de un ataque aliado contra Dakar, de conctentraciones de fuerzas y convoyes en Gibraltar. Se efectuó el ataque, pero no contra Dakar: la operación fué mucho mayor. Desembarcas norteamericanos en Casablanca. en Argel, ien lOr&n, anularon el dominio del nazismo en toda la zona y le quitaron hasta el último vestigio de dominio en el Mediterráneo, amenazando por la retaEl general Rommel tuvo su momento de gloria. Sus soldados guardia a un Rommel en retirada precipitada por el desierto libio. A la limpieza total de llegaron a la vista de Alejandría. Los nazis creyeron que ed Africa del Norte, siguió en rápida sucesión, con mundo sería algo así como una pradera para el apetito d e seguros y bien coordinados golpes, el s a l t o los "invencibles arios", pero el genio táctico del generad contra Pantelaria, contra tSicilia. contra Córcega. El Eje quedaba constneñido a sus fronteMontgomery desbarató sus planes. En el desierto quedaron ras y amenazado de ser reducido más y más.

los restos de un ejército uue se estimó irreductible.

Miles de prisioneros alemanes, después de las vigorosas embestidas de los anglo-norteamericanos en el Norte de Africa, esperan el instante de ser conducidos a un lugar designado por el Alto Comando.

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aliado desafió a los nazis, abatiendo las "inexpugnableses"defensas costeras de 10s nazis en el Norte de Francia. Cuatro mil barcos a caballo de los temporales, bajo la metralla, las trampas, las minas submarinas, arrojaron miles de hombres a las playas de Normandia. Montgomery, triunfador en Africa y en Italia, dirigía una vez m&s a sus hombres a la victoria. Pero las playas quedason empurpuradas por el sacrificio de los sol-

En una playa de Normandía, mientras de] cuerpo médico embarcan heridos para su transporte a los hospitales de Inglaterra, prisioneros alemanes son embarcados para los campos de concentración.

Después de 26 años, soldados norteamericanos, una vez más.. wisan suelo francés en defensa de la libertad y la democracia. M~~~~~~~ un destacamento descansa en una trinchera cavada en la arena, otros avanzan a la lucha.

las agias, y las playas, y allí, esquivando la muerk, los hombres que devolverían a Francia una libertad que: durant, cuatro ie había sido negada, bajo la dominadora bota del nazismo.

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I

AGOSTO 15: INVASION POR EL SUR Una suc,esión interminabk de operacion'es anfibias do invasión h a n dado a los aliados el ritmo perfecto d e un reloj preciso hasta e n fracciones de segundo. Orán, Pantelaria, Sicilia, Córcega, Cala$ria, Anzio. Norte d'e Francia. Ahora daría el golpe paralizant'e por donde *el en.emigo no lo esperaba: por el Sur de Francia. Al amanecer del martes 15 de agosto, con rapid,ez vertiginosa, tras un demoledor at.aque de artillería naval y aérea, oleacias de soldados aliados caían sobre la costa azul: Tolón, Mar'ella, Cannes, son ahora otros tantos nombres de triunfos aliados. Dentro del corazón de Francia. los patriotas, que nunca quisieron aceptar el dominio nazi, arremetieron contra b i s 'poblacidnes, redujeron las guarniciones, y el grito de "iVive la France!" reson0 como una plegaria e n los ámbitos del mundo.

Montqomery, Dempsey, Bradley: forjadores de la victoria aliada que k s llevó hasta la capital de Francia.

Churchill, en el día de su gloria: desafiando el infierno de Normandía, en las primeras horas de la invasión, , llevó su sonrisa, su cigarro y su fe a los soldados ep lucha.

'

El Arco del Triunfo ha visto la gloria y el dolor. Bajo él h a n desfilado los ejércitos, y han estalla~do10s aplausos d'e las mi~che~dumbres.Pero h a vist,o t'ambién, en silencio y e n congoja, solitario y digno, la marcha de las dominadores nazis. Ahorz h a recupera,do sti majestad cuando l a triunfales ejércitos aliados pasan bajo su bóveda, enlazadas las banderas de Gran Bretafia, Estsd a Unirdos y Francia. Liberar a Paris es dar a Francia h d z su libertad. Es anunciar a Alemania su derrota. Es d~volveral mundo l a fe en las principios de libertad y en el derecho del hombre y de las na,ciones, que estaba casi totalmente perdido, a no haber mediado la tenacidad d r un pueblo, Gran Bretaña, y la inconmovibl'e fortllrza dc un hombre: Churchill.

Si Francia estaba sometida; s3 Petain, jmpofente, okedecía desde Vichy el dictado nazi, habia patriotas en Francia que salvaron el honor d e la patria: aquí aportan su cuota a la victoria en estos prisioneros alemanes capturados en Bretaña.

¡Le jour de gloire! La población de Farís acoge en triunfo, entre lágrimas y aclamaciones, a los libertadcres de Iq ~ a t r í aoprímida , durante cuatro años.

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BERLIN: META

DE

LA

VICTORIA

Rota l a columna vertebral de los ejércitos otrora altivos

y victoriosos de Hitler, acorralados, reducidos, expulsa-

Sequro, preciso, fué el movimiento de las fuerzas alj&das Francia. De ello el encierro de las fuerzas a~elllanasen el bolsillo d e Falaise, haciendo con ello crecer la ya incontable cuota d e prisioneros alemanes.

dos de región tras mgión, empujados hacia el interior de sus fronteras en rhpida retirada, los aliados ven ante sí la última etapa de la lucha: llevar a Berlín los pabellones triunfantes de las naciones libres, y en el corazon del nazismo, demostrar ante el mundo, que las .e\@mocracies, heohas para la vida e n paz, saben transformar en poirncia irreductible su decision de mantener la esperanza en el libre destino del hombre.

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