1 Esta investigación contó con el auspicio y financiamiento de la Alliance for Health Policy and Systems

Redes interinstitucionales y Servicios de Salud en la atención de la Violencia Familiar en el área metropolitana de Buenos Aires1 Autoras: Dra. Roxana

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Redes interinstitucionales y Servicios de Salud en la atención de la Violencia Familiar en el área metropolitana de Buenos Aires1 Autoras: Dra. Roxana Cecilia Ynoub; Lic. María Pía Pawlowicz; Lic. Vanina Farias 2 ; Elsa Cola Arena 34 . Resumen El propósito de esta investigación estuvo dirigido a producir un diagnóstico de situación de los Servicios de Atención en Violencia Familiar dependientes del Sector Salud del área metropolitana de Buenos Aires. El estudio se proponía describir las redes de funcionamiento intra e interinstitucionales, la historia de constitución de los Servicios, sus principales logros y dificultades de funcionamiento. Se evaluó también el “desgaste emocional” y la valoración subjetiva que los profesionales tenían en relación a la tarea. Se tomaron 16 entrevistas semiestructuradas y semidirigidas a coordinadores o responsables de los servicios y se aplicó el Cuestionario Abreviado de Burnout (CBB) a 50 profesionales integrantes de los equipos, conjuntamente con un cuestionario estructurado que medía variables personales y laborales. Entre los resultados se destacan: las importantes dificultades que los equipos todavía encuentran para la legitimación e institucionalización de su tarea, los notorios desarrollos que presentan los servicios de la Ciudad comparativamente a los incipientes avances de los del Gran Buenos Aires; el alto involucramiento subjetivo en relación a la tarea que manifiestan los profesionales, situación convergente con los resultados del CBB, en los que algunas dimensiones presentaron valores más bajos que los encontrados entre otros trabajadores de la salud del mismo radio de relevamiento. Summary The investigation aimed to make a diagnosis of the situation of the Family Violence Services within the Health Sector of the Metropolitan Area of Buenos Aires: to know the intra- and inter- institutional functioning, the existing inter-sector networks, the history of the Services, their main accomplishments and difficulties and their work conceptions. The research looked at the "emotional labor weariness"(Burnout) levels registered in professionals and their conceptions and ideas about the work. Semi-structured and semidirected interviews where administrated to the coordinators or chiefs of the health sector (16 interviews). The Brief Burnout Questionnaire (BBQ)and the structured questionnaire was applied to all the professionals within the Services (50 completed de questionnaire.) Among the most relevant results it is: important difficulties in the legitimization and the recognition of the existing Services, the City services have more institutional recognition, and a wider range of insurance than the Great Buenos Aires. Child abuse is the problem 1

Esta investigación contó con el auspicio y financiamiento de la Alliance for Health Policy and Systems Research (AHPSR) through the Global Forum for Health Research. Fue también auspiciada por el Consejo Nacional de la Mujer de la República Argentina y la Cátedra de Metodología de la Investigación Psicológica II de la Facultad de Psicología de la UBA. 2 Docentes e investigadoras de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. 3 Investigadora asistente. 4 El Equipo de investigación desea agradecer a la Prof. Graciela Zaldúa de la Facultad de Psicología de la UBA, por su colaboración con esta investigación facilitando Instrumentos y resultados de sus investigaciones, que resultaron de suma utilidad para este trabajo.

most often seen, although cases are often linked to abuse of women. In spite of this, it is significant the lack of a gender perspective by most of the professionals. It is remarkable the high personal commitment observed among the coordinators and professionals of the Services. The subjective positioning found is congruent with some BBQ dimensions, which present slightly lower indexes than those registered by other studies for other health professionals.

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Introducción: la instalación del tema de la violencia familiar. El tratamiento y la atención de la violencia familiar se instaló en la agenda pública, y en particular en el sector salud, desde épocas muy recientes. Fue necesario un largo proceso de transformaciones sociales y políticas para que comenzaran a concebirse como hechos anómalos o condenables experiencias que no sólo estaban culturalmente naturalizadas, sino incluso reconocidas de derecho (códigos y normativas de casi todas las épocas reconocen el castigo físico como un medio legítimo de disciplinamiento del marido para con la mujer, y, en algunos casos para con los niños; cfr. Optiz, 1992; Arnaud Duc, 1993). Ese proceso estuvo signado en principio por el movimiento de mujeres. Desde inicio de los años 70 el tema de la violencia familiar se instaló en el marco de una serie de reinvindicaciones que cuestionaban la relación entre los géneros y del papel de la Mujer como sujeto y actor social (Nieves Rico, 1992). Desde entonces los estados nacionales y los organismos internacionales lo han incorporado como un asunto de especial atención, desde diversas perspectivas: los derechos humanos, los asuntos de género, los derechos del niño y la niña, la dimensión económica de la violencia, los aspectos socio-sanitarios” (Heise, et.al. 1994). Dentro del campo de la Salud Pública su reconocimiento resultó más resistido (Paltiel, 1993; OPS, 1993). Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a través del programa Mujer, Salud y Desarrollo propuso a la violencia de género como su tema prioritario para el año 1994; asimismo en un informe del año 1996 la consideró, junto a las restantes formas de violencias, como una de las «pandemias del siglo XX» (OPS, 1996). En Argentina el tema de la violencia familiar comenzó a tratarse a partir de la recuperación de la democracia en 1983. Esta coincidencia no fue un hecho casual, ya que la dictadura que imperó durante la década de 1976 a 1983 se erigió sobre el más violento terrorismo de estado que nunca haya conocido la sociedad argentina. A partir de la recuperación democrática los organismos públicos y la sociedad toda se tornaron especialmente sensibles al tratamiento de los temas vinculados a los derechos humanos, y a diversos tipos de reivindicaciones sociales y política. En lo que respecta a la violencia basada en el género, fue también el movimiento de mujeres el que contribuyó a la visibilización de la problemática y a la instalación del tema en la agenda pública. A nivel legislativo se han producido desde entonces una serie de avances como la ratificación de la Convención Regional para la Erradicación y Prevención de la Violencia Familiar, de Belén Do Para (1996), y la sanción (1994) y reglamentación (1996) de la Ley 24417 de “Protección contra la Violencia Familiar”. En el caso del maltrato infantil los logros legislativos más importantes han sido la promulgación de la ley 23849 en el año 1990, mediante la cual el Estado argentino ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño; y su posterior inclusión en la Constitución Nacional (en 1994). Además el código Penal estipula una serie de sanciones para el autor de hechos de maltrato físico, abuso sexual, corrupción de menores, abandono físico y abandono emocional. Por otra parte la mayoría de las provincias del país disponen de leyes provinciales de protección contra la Violencia Familiar. Por lo general estas leyes no se basan en regímenes represivos sancionatorios (como sí lo hace el proceso penal) sino que promueven un sistema de amparo, protección y/o tutela a las víctimas del maltrato infanto-juvenil y contra la mujer (cfr.Paggi y Viar; 2000). 3

En lo que respecta a la oferta asistencial cabe mencionar que aunque existen instancias nacionales dedicadas a atender los asuntos de la Mujer (Subsecretaría -durante el período 1983-1989 y Consejo Nacional de la Mujer -desde 1991 hasta la fecha) y los niños/as (Consejo Nacional del Menor y la Familia); los programas y políticas estuvieron y están principalmente diseñados desde los poderes locales (municipales y provinciales) o los sectores específicos (salud, justicia, educación), resultando de ello una variedad de efectores aún en el ámbito oficial, que, en la gran mayoría de los casos no mantienen coordinación ni integración entre sí. En el reconocimiento de esa situación, y continuando estudios anteriores (Ynoub, 1998, 2001) el objetivo de este trabajo es avanzar en una caracterización de la atención en esta problemática al interior del sector salud, describiendo y analizando la oferta asistencial, las concepciones de trabajo, las redes intersectoriales e interinstitucionales, los obstáculos y logros en el funcionamiento de los Servicios. Materiales y métodos. La investigación se propuso producir un diagnóstico de situación de los servicios de atención en Violencia Familiar pertenecientes al Sector Salud (SAVF), en el área metropolitana de Buenos Aires. Interesaba conocer los modos de funcionamiento intra e interinstitucionales, la redes intersectoriales existentes, la historia de formación de los Servicios, sus principales logros y dificultades y sus concepciones de trabajo. Un capítulo del trabajo estuvo destinado a conocer las percepciones y posicionamientos subjetivos en relación a la tarea por parte de los integrantes de los Equipos asistenciales; evaluando también el “desgaste emocional” (Burnout) asociado a ella. Se relevaron la casi totalidad de Servicios y Equipos de Atención de Violencia Familiar (SAVF) pertenecientes a Hospitales general o especializados, detectados en el área metropolitana de Buenos Aires (Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires). En la Ciudad de Buenos Aires sobre un total de 33 hospitales se identificaron: 6 Servicios de Atención en Violencia Familiar (dos de ellos no contaban con el reconocimiento formal que los acredite como tales aunque funcionaban de hecho y estaban en tratativas para conseguir dicho reconocimiento); 4 Servicios que trabajaban con problemáticas de violencia proveniente de la demanda interna del hospital (casi todos ellos pertenecientes a Hospitales Monovalentes o especializados, dos casos correspondían a Hospitales psiquiátricos). Se identificaron también 4 (cuatro) Hospitales que contaban con referentes o especialistas en la temática de la Violencia familiar (de los cuales se entrevistaron a dos). En el Gran Buenos Aires (GBA) sólo se detectaron 7 Equipos, también sobre un total de 33 hospitales provinciales; de los que se entrevistaron a 6. De ellos sólo 3 conformaban en sentido estricto Servicios, los restantes constituían Equipos de trabajos o eran profesionales aislados que abordaban la problemática de la violencia desde los Servicios de Salud Mental o desde alguna otra dependencia. Es de destacar que el GBA triplica a la Ciudad de Buenos Aires en volumen poblacional. Además, en la Ciudad existe mayor cobertura asistencial en el tema de la violencia familiar, proveniente de otros Servicios especializados del área gubernamental y no gubernamental. Se realizaron entrevistas semi-estructuradas y semi-dirigidas a los coordinadores/as o jefes/as de los SAVF del sector salud (16 entrevistados); a decisores/as y planificadores/as políticos y a especialistas en el tema (10 entrevistados). Por otra parte, se aplicó un cuestionario estructurado a todos los profesionales integrantes de los Servicios detectados (50 profesionales de 14 Equipos completaron el cuestionario), con el que se testearon 4

variables sobre situaciones de vida personales, familiares y laborales conjuntamente con el Cuestionario Breve de Burnout (CBB), elaborada por Moreno y cols (1989), compuesto por 21 ítems (el CBB estima 7 dimensiones: falta de realización personal, cansancio emocional, despersonalización, tedio, características de la tarea, clima organizacional y las repercusiones del BO en la calidad de vida del sujeto, especialmente en sus relaciones interpersonales). Se diseñó un Instrumento común de relevamiento, tomando como referencia el utilizado por Zaldúa (2000, 2002) (que fue aplicado a otros profesionales de la salud en la Argentina), a los efectos de disponer de resultados comparativos. Los datos textuales se analizaron en base a las variables y dimensiones previstas, utilizando como herramienta de sistematización y clasificación el paquete informático QSR NUD IST 4. La información producida a través del Cuestionario y el CBB se analizó descriptivamente y se evaluaron asociaciones estadísticas entre variables personales y laborales con los índices de Burnout, utilizando el SPSS/PC v.10.

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Resultados. 1. La atención en violencia familiar en el sector salud: la situación en el área metropolitana de Buenos Aires. La oferta asistencial en violencia familiar del sector salud presenta dos realidades muy diferentes cuando se compara la situación de la Ciudad de Buenos Aires (CBA) con la del Gran Buenos Aires (GBA). Como se adelantó la cobertura en la primera triplica o cuatriplica a la de la segunda, no sólo en cantidad de Servicios ofertados, sino también en la trayectoria y consolidación de estos. Los Servicios dependientes del sector salud de la CBA reconocen un tiempo promedio de existencia mayor que los de GBA (considerando la efectiva instalación de los Servicios en el primer caso se puede estimar un promedio aproximado de 8/9 años; mientas que entre los segundo ese promedio rondaría los 4/5 años). Además integran redes interinstitucionales e intersectoriales y desarrollan más actividades de capacitación, promoción y transferencia en el tema que la que se observa entre los Servicios del GBA. Conforman una red interna coordinada por el director de uno de los primeros Servicios creados en el sector salud (Red Metropolitana de Servicios en Violencia). Esta red aunque existe de hecho y es reconocida por todos los Servicios, no recibió aún la institucionalización formal por parte de las autoridades sanitarias. (007) R. Sí nosotros venimos teniendo reuniones desde hace diez años, hace mucho tiempo hemos tenido reuniones periódicas insisto desde hace diez años y henos ido estableciendo una serie de encuentros con integrantes de la justicia, con integrantes de otras instancias de salud a los efectos de transmitir la experiencia, transmitir las dificultades que se producen en el trabajo con esta tarea, transmitir también las inquietudes que hay respecto de la seguridad que merecen los profesionales que trabajan en esta temática, pero bueno si bien por eso digo formalmente no se constituyo la Red informalmente se viene trabajando y de la mejor manera posible. Creo que la formalidad también permite de alguna manera tener una normativa común que pueda establecerse y consensuare entre todos los equipos que no se da habitualmente cuándo la Red es informal, consensuar una normativa y que tenga aceptación por parte de las autoridades de Salud, desde los hospitales y desde la Secretaria es decir tiene otro peso también para las autoridades…

A su turno esta misma red está articulada con otra Red intersectorial (REDIAVI) conformada por Instituciones y Servicios del sector salud, áreas gubernamentales de mujer y niñez, policía y organismos no gubernamentales. Además algunos de los profesionales y coordinadores de Servicios integran sociedades científicas internacionales y muchos de ellos tienen también inserción académica. El diferente nivel de desarrollo y coordinación entre servicios del GBA y la CBA puede deberse a la confluencia de distintos factores: por una parte la Ciudad de Buenos Aires fue, hasta hace poco tiempo, un Municipio, y, aunque ahora tiene el rango de Ciudad Autónoma, se mantienen muchas de las estructuras de coordinación y planificación sectoriales. La alta recaudación fiscal (en comparación con el resto del país), la cercanía física con las múltiples instancias del gobierno nacional, más la cultura “centralista” dominante en la historia argentina, le otorgan a la Ciudad de Buenos Aires ventajas relativas con respecto a cualquier otra jurisdicción para la viabilización de políticas y programas de todo tipo. En el Gran Buenos Aires, conviven 24 Municipios resultando la coordinación y planificación provincial mucho más compleja que la que presenta la CBA, entre otras cosas por el amplio espacio geográfico y la cantidad de población cubierta. Además –y según lo expresaron las autoridades sanitarias entrevistadas- hasta no hace mucho la atención de la violencia familiar en la provincia se canalizaba fundamentalmente a través de los Servicios

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de Psicopatología o Salud Mental, los que a lo sumo coordinaban y derivaban a los Servicios de atención especializados, dependientes de las áreas de Acción Social municipales (los que, sin embargo, eran y continúan siendo excesivamente escasos: muy pocos Municipios cuentan con Servicios de atención en violencia familiar). A partir de la sanción de la ley provincial 12569 (sancionada en el 2000) esta situación puede comenzar a cambiar porque la legislación prevé, entre otras cosas, el compromiso del sector salud en el desarrollo de equipos multidisciplinarios para el tratamiento de la violencia familiar, estipula también la capacitación de los agentes de salud en todo el territorio provincial y establece la obligación de la denuncia cuando las víctimas asistidas son menores o incapaces. Sin embargo, aunque esta nueva situación se percibe en el interés de algunos directores hospitalarios o jefes/as de servicio, no se advierte (al menos en el momento en que se realizó este relevamiento) una voluntad política centralizada y planificada para el desarrollo de Servicios de atención en violencia familiar en el sector salud del nivel provincial5 . Pese a ello algunos indicios –además de los legislativos- permiten pensar que el tema se irá instalando progresivamente en la agenda de los planificadores en salud provinciales: a fines del año 2001 el Consejo de Desarrollo Humano y Familia de la Provincia de Buenos Aires creó la mesa de Coordinación Intersectorial para el tratamiento de la Violencia Familiar, entre los que participa (juntos a sectores como Justicia, Educación, Policía) el sector Salud. Por otra parte, y según se desprende del análisis de las situaciones relevadas, el propio desarrollo de los Servicios puede transformarse a su turno en un factor de promoción de políticas específicas. De algún modo, la situación que presentaban muchos de los Servicios entrevistados en el GBA coincidía con las etapas fundacionales de Servicios actualmente consolidados en la CBA. Por ejemplo, la Dirección de Salud Mental de la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, comenzó a organizar un Programa de Prevención y Asistencia en violencia familiar a partir de 1991, aunque el tema se había instalado, de mano de algunos profesionales pioneros, a partir de 1982/3 (quienes habían logrado como un hito fundacional en esa historia la instalación del primer Centro Piloto de atención del niño maltratado en el año 1988 en el Hospital Pedro Elizalde –cfr. Secretaría de Salud, 1999). Otro caso paradigmático lo constituye uno de los Servicios mejor organizado en el área de la Ciudad (dependiente del Hospital Penna), que comenzó a funcionar en el año 1991 pero que fue reconocido formalmente por la Secretaría de Salud recién en 1998. Es decir que, también en la Ciudad de Buenos Aires el proceso de instalación del tema reconoce una dirección de “abajo hacia arriba”, que requiere de varios años de desarrollo antes de alcanzar la institucionalización y el reconocimiento por parte de las autoridades sanitarias. 2. La historia de constitución de los Servicios. El proceso de inclusión de la temática de la violencia familiar en el contexto sanitario se inicia a partir del año 83, con posterioridad a la recuperación democrática (de manera más específica, y conforme a la muestra relevada ese proceso comienza a institucionalizarse de manera generalizada a partir de los años 88/89 y continua hasta hoy).

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Es de destacar, sin embargo, que el período en el que se entrevistó a los responsables políticos y planificadores de la salud estuvo signado por conflictos institucionales que afectaron a todas las estructuras de gobierno de la Argentina.

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En lo que respecta al recorrido que caracteriza esa institucionalización se advierten diversas situaciones, que tienen repercusión en la modalidad del funcionamiento del Servicio. Por una parte están los Servicios que surgen de manera progresiva y espontánea, en muchos casos como desprendimiento de los Servicios de Psicopatología, Salud Mental o Servicio Social. Por lo general, comienzan siendo Servicios que atienden casos aislados de violencia, hasta que en determinado momento se decide la constitución del Equipo. En algunas ocasiones ese momento de corte coincide con la aparición de “casos paradigmáticos”, que pasan a cobrar valor fundacional para el Equipo. (015) E - ¿Y con el tema de maltrato cómo empezaron? D - Hubo dos o tres casos. Uno de ellos marcó todo el panorama de lo que se venía. Era una nena de doce años, a punto de cumplir trece, con oligot... La derivó una escuela No venía de Juzgado, nosotros lo incorporamos. Trabajamos todas en equipo: el Juzgado 1 de Lomas, que son extraordinarios, trabajaron con compromiso y ganas. Y la escuela. Era abusada desde los siete años, ¡con una historia! De una zona semi-rural. En ese caso nos conectamos con los Juzgados y fue el punto de partida para que los Juez nos manden. (001) Y a partir de un caso, de una situación que... nos lo derivábamos entre nosotros: encopresis, enuresis. Empieza a aparecer una situación de que en realidad el chiquito... eh... en su anamnesis había tres hermanitos muertos. Y ponen: "accidente". Y cuando nos ponemos a investigar, un accidente muy... digamos:... muy cuestionado este "accidente". Rayano entre la negligencia o la provocación directa. Y un día viene el nene con un corte acá (en la frente), con un cuchillo que se le había caído del cielo (se equivoca y sonríe), del techo, bueno. Así que ahí era como que no nos quedaba dudas. Y trabajábamos como así (gira las manos) como, así como dijimos de empezar a juntarnos para pensar este tema juntos. Y así empezó un poco con esta cosa, yo digo "con el síndrome del quemado", que no sabés que hacer respecto de esto. Aparte lo que nos pasaba a cada uno, y el miedo, y la angustia, y la responsabilidad. Y... no sé: y la impotencia de no, no poder operar. Esto hizo que empezáramos, que nos juntáramos, y bueno, empezamos trabajando ahí.

En otros casos la conformación del Equipo se produce de manera más nítida, por la incorporación de un/a profesional que tiene la expresa intención de dedicarse al tratamiento de la problemática; o, porque algún miembro del Equipo se decide a formar el Servicio o un plantel especializado en el tema. (002) R - Yo estaba en el Hospital P., en ese momento, en el Servicio de Psicopatología, en el Area de Familia. Y este... Ahí en el 88 [la coordinadora del Servicio] me dice: “Presentame un proyecto para armar un Area de Violencia, desglosada de la de Familia”. Ella venía de haber hecho, hace unos cuantos años, desde fines del 73, época en la cual acá no se podía hablar de esa temática... De haber estado en Italia haciendo un Master en Niños y viendo la problemática de los niños maltratados. (011) Entonces hablé con la doctora M. de Promoción y Protección de la Salud, la jefa. Y le dije: “Mirá M., este.., que te parece si me das una espacio para trabaja el tema”. Y... ella es una persona que, viste, todas las cosas les pone mucho impulso, digamos, todo lo creativo le gusta, es médica sanitarista... (004) M- Bueno, el equipo se venia formando, yo hace muchísimos años que estoy en el hospital, y desde siempre vi familias con interacción violenta, pero a partir de la ley 24.417 que es la ley de protección contra la violencia familiar eh...por orden de dirección es que se conformó el equipo que ya de una u otra manera estábamos todos trabajando, pero era como que se abría un espacio a un equipo de protección contra la violencia, y es así que desde el año 95 donde era treinta y pico por ciento de demanda aumentó a septiembre de esta año a noventa y cinco por ciento...

En la Ciudad de Buenos Aires, ese origen tiene una datación y una localización identificable que coincide con la fundación de uno de los Servicios actualmente referente en la materia: (007) La Dra.G. había llevado adelante la puesta en marcha de un Comité del Niño Maltratado que luego del advenimiento de la democracia intentó ponerse digamos a la altura de otros países en el trabajo puntual del maltrato infantil específicamente y entonces era necesario de alguna manera difundir la temática dentro

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de un hospital Pediátrico(...) [se contó para ello con] el apoyo de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, que, de alguna manera no solamente aprueba el programa de asistencia al maltrato infantil sino que da lugar a la creación de un infraestructura que permita el desarrollo de ese programa, la infraestructura era la constitución de un Servicio Asistencia.

En el Gran Buenos Aires comienzan a aparecer (de manera muy incipiente) Servicios especializados en el tema en el sector salud, por efecto de la nueva legislación provincial (la que prevé entre otras cosas, la creación de Servicios o instancias de atención en el sector salud). (014) C - yo estaba tramitando la Comisión... Había venido a hablar con el jefe del Servicio, y como era de interés para el Consejo (Nacional del Menor y la Familia) y para el Servicio, estaba esto porque había salido ya en enero la ley de Provincia... Porque... la Ley es de Protección contra la Violencia Familiar, y la ley indica que “en todos los centros de salud se debe formar un equipo que trabaje en casos de violencia”. Entonces bueno, era de interés tanto del Consejo participar en esta experiencia como del jefe del Servicio, entonces se genera un nuevo dispositivo.

Estas diversas modalidades de creación tienen también efectos diferentes en los posicionamientos de los Equipos (y sobretodo de sus Jefes o Coordinadores) en relación al contexto institucional inmediato y mediato. En los casos en que el Servicio se crea por efecto de una motivación interna (del Equipo o el plantel profesional ya existente), es más notoria la actitud reivindicatoria ante autoridades y decisores políticos. En cambio, en aquellos otros que han nacido reconocidos de algún modo por las autoridades – institucionales o sectoriales- se percibe mayor afinidad y satisfacción con el apoyo que les brinda ese contexto. Sin embargo, salvo un caso excepcional (que contó con el apoyo de las más altas autoridades de planificación sanitaria) los apoyos institucionales alcanzaban hasta el Jefe de un Servicio (por lo general de psicopatología) y en el mejor de los casos al Director hospitalario. (006) E: El apoyo, bueno, la aceptación del jefe del servicio que le interesó y, en realidad eso si, y la directora del hospital que en ese momento era a Dra. R, que le interesó la temática. (007) E. cuando hemos necesitado algún tipo de recursos urgente hemos tenido si la colaboración de otras áreas por ejemplo dentro del gobierno de la Ciudad por ejemplo como para sortear alguna coyuntura hay algunas que se programan con antelación y hay otras bueno que son producto de urgencia.

En muchos casos lo usual es la queja por la falta de recursos, asistencia y contención por parte de autoridades e instituciones de planificación política. Por otra parte algunos Servicios han tenido (e incluso tienen) conflictos institucionales vinculados a su reconocimiento y legitimación (con autoridades, colegas u otros Servicios): (001) E: ¿Tuvieron apoyo institucional del hospital, de Salud...? N - El apoyo que hemos tenido, y la verdad que seguimos teniendo a pesar de los avatares puntuales, es de la Jefatura del Area. Nosotros hemos tenido SERIOS problemas institucionales. Hoy, hoy es una realidad distinta. Bueno, quiero decir: hoy hay una relación distinta, pero bueno, hay que hacer historia. Y yo lo que quería puntuar era esto: a nosotros también, a nosotros nos pasó una topadora por encima. A nosotras nos pasaron síntomas, nos pasó de todo. Bueno, que podríamos habernos desmembrado. Creo que la cosa de estar con otros, ¿No? Y de seguir creciendo. Creo que eso es...! (010) E.: ¿Contaron con el apoyo o la promoción de alguna instancia de coordinación hospitalaria o de autoridades de salud? Nada, fue un trabajo de hormiga, realmente la inclusión de esta área fue bastante silenciosa.

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(017) Contaron con el apoyo o la promoción de alguna instancia de coordinación hospitalaria, o de las autoridades de salud? G. No, no, absolutamente no. (…) nosotros estamos muy solos, aparte que estamos con violencia familiar estamos muy solos, trabajando con una muy escasa colaboración de los juzgados una escasa solución para la victima, escasísimos albergues o centros de derivación o sea muy mal tratados. (015) Del hospital sí. La dirección del hospital... Pero de los organismos del estado no nos mandan información. Nosotras tenemos la iniciativa. Tratamos de tener contacto permanente con las universidades más cercanas, a través de Servicio Social, he ido a dar clases en la materia de Violencia de Trabajo Social en la Universidad de L. M.

En otros casos se perciben notorias resistencias por parte de directivos hospitalarios a la hora de comprender y abordar la problemática de la violencia familiar. La naturalización del tema, su negación por parte de los enfoques tradicionales de la salud hacen que directamente no se registren los “casos de violencia” que cotidianamente llegan a los hospitales –existan o no servicios especializados en el tema-. Al respecto es muy ilustrativa la siguiente anécdota: (013) Cuando se abre el debate [en el marco de una Jornada sobre el tema de violencia familiar] en un momento alguien pregunta al doctor, qué pasos siguen dentro del Hospital en la asistencia a los casos de violencia. Entonces, el Dr. S. contesta “Nosotros en ESTE hospital NO tenemos casos de violencia familiar, no recibimos, no asistimos”. Entonces la defensora oficial pide la palabra..., pide el micrófono y le dice “Doctor, le pido que se retracte públicamente y que vuelva a contestar la pregunta.” Claro, porque el doctor dice “¿En qué me equivoqué?” S - Se equivocó en contestar… Por favor, replantee su respuesta. Pero es verdad, vos fijate como está instalado. Ellos reciben “LA FRACTURA”..., reciben “LA SUTURA”... reciben “EL POLITRAUMATISMO”. Y además con gente que te lo está diciendo... ¿Entendés? Y esto dentro del hospital NO se puede traducir en una asistencia integral sino que queda en la cuestión parcial.

En cuanto a la dependencia institucional las situaciones son muy heterogéneas, y varían según sean los niveles de desarrollo y el estatuto reconocido a los Servicios o Equipos. En la Ciudad de Buenos Aires las situaciones van desde dependencias del Servicio de Psicopatología y Salud Mental, dependencias directas de la Dirección del Hospital, de Promoción y Protección de la Salud o de Consultorios Externos, un solo Servicio depende del Area Programática (situación defendida y reclamada por el mismo Servicio, para, según sus propias palabras, “garantizar el trabajo intersectorial e interdisciplinario”). Por su parte, el Servicios que coordina la Red se constituyó como Unidad de Violencia Familiar. En el Gran Buenos Aires, la mayoría depende de los Servicios de Psicopatología y Psicología Médica, o de otros Servicios específicos como Maternidad o Equipos de Familia. En el marco de esa heterogeneidad institucional es posible identificar, sin embargo, algunas coincidencias en la conformación disciplinaria de los equipos, en las modalidades de abordaje y en los marcos teóricos que orientan las prácticas. 3. Conformación de los Equipos, perspectivas teóricas e intervenciones institucionales. La mayoría de los Equipos está conformado por Psicólogos/as; Trabajadores sociales, en algunos casos excepcionales Psiquiatras o Médicos/as y en varios de ellos (aunque con distintas modalidades de participación institucional) Abogado/as, excepcionalmente se encuentran otras profesiones como Licenciadas en Ciencias de la Educación, Sociólogos/as o Psicólogos/as sociales.

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Las mujeres constituyen la gran mayoría de los planteles profesionales (90%); el promedio de edad general (de varones y mujeres) es de 43 años. El 50% de los/as profesionales tiene una permanencia en el Servicio de hasta 5 años; pero el valor modal se ubica en los 3 años. Gran parte de los profesionales trabaja ad honorem, sólo un 62% de los/as entrevistados reviste en condición de “planta” mientras que el restante 38% se reparte entre “concurrentes” y “otras condiciones de contratación”. Asociado a esta situación se presenta el problema de la movilidad y permanencia institucional. En muchos casos profesionales con experiencia y formación terminan abandonando los Servicios por falta de incentivos salariales, de inserción y promoción. Estas situaciones parecen ser disparadoras de duelos, malestar y reacomodamientos en los equipos. Mientras que, desde la perspectiva del Sistema de salud implican una irracionalidad manifiesta en cuanto a la inversión en recursos, ya que muchos profesionales se forman en el sector público y terminan reabsorbidos por el sector privado: (015) El equipo se creó en el 96. Del equipo original quedaron exactamente dos personas, o una y media. Personal estable, yo sola. Una de las que trabajó mucho se retiró hace dos años. Como siempre por otros nombramientos. Siempre pasa así. Acá hacemos todo a pulmón. La gente cuando ingresa es con vistas a desaparecer porque no hay cargos rentados. La gente, cuando logra ubicarse, se va. Pactamos con los concurrentes y los visitantes un período de formación de tres años. Cuando alguien entra tiene una etapa de adaptación de seis meses en está con una de nosotras en un área. (011) S - En algún momento hubo dos abogadas. Después se fue, bueno.. consiguió un trabajo rentado. Y... después hubo otra que también. También vemos que a veces vienen a capacitarse, y después llevan su conocimiento que... a lugares ¡donde las rentan!. ¿Viste? Pero... ¡UNO LO SIENTE! ¡Porque son muchas pérdidas!. Uno trabaja sabiendo las reglas del juego. ¿sabés?.

El 38% de los/as encuestados declararon tener algún tipo de especialización en el tema de la violencia familiar. En términos generales se observa una menor formación específica que la que se registra entre profesionales pertenecientes a otros ámbitos (como los de Servicios dependientes de las áreas de Mujer y ONG´s, relevadas en estudios anteriores –cfr. Ynoub, R.; 1998). Especialmente son muy pocos/as los/as profesionales que han recibido algún tipo de capacitación con orientación de género. Por otra parte la formación se percibe como una actividad permanente vinculada a la propia práctica, apoyada en algunos casos por las actividades de supervisión (las que tampoco tienen siempre y necesariamente formación específica en violencia familiar): (006) E: ¿Los profesionales del equipo hacen alguna formación específica sobreel tema? F: Eh...(piensa) Hay una de las integrantes que está haciendo la carrera de posgrado, que es la que se está dedicando a niños, nosotros hemos hechos muchos cursos, pero creo que a esta altura, ya fundamentalmente, por lo menos, yo me considero alguien que investiga en el tema. He hecho cursos, que investiga, doy cursos y bueno, la gente también lee, estudia, y bueno, nos formamos aquí con las supervisiones que no necesariamente son personas especializadas en violencia. (012) R. Nosotras, en realidad nos formamos mas con el trabajo con, por ejemplo con C. que es la que mas sabe, no hemos hecho formación especifica de violencia. C.C. Yo hice pero, asistemática digamos, no hice ningún curso de violencia, sino que bueno leí mucha bibliografía, bueno y la cuestión de la práctica.

Del total de Servicios entrevistados, 6 atendían sólo maltrato infantil, 2 atendían sólo mujeres víctimas de violencia y 8 ambas situaciones. Además se detectó un caso, perteneciente al Instituto de Rehabilitación., de una profesional que atendía violencia a discapacitados; aunque, en sentido estricto no constituía un Servicio.

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La mayoría de los Servicios no incorporaba –al menos de manera central- la perspectiva de género (como sí se observa de manera casi generalizada entre los Servicios pertenecientes a las áreas mujer gubernamentales o a organismos no gubernamentales, incluso cuando atienden problemáticas de maltrato infantil –cfr. Ynoub, 1998; 2001). En tal sentido se observan (aunque no en todos los casos) estrategias de intervención desestimadas, o incluso contraindicadas desde la perspectiva de género, como el abordaje en pareja o familiar (cuando se trata de violencia conyugal) o la introducción de las técnicas de mediación. En lo que respecta a la perspectiva de género se observaron posiciones fuertemente críticas, dirigidas fundamentalmente hacia las concepciones tildadas de “feministas”, en especial entre quienes atendían a mujeres: (002) Bueno, esa es una línea muy feminista que hay ¿NO? En donde el porque (imposta la voz) "la opresión y el poder del hombre y que pi y po po"... este... YO lo que creo es que nosotras también tenemos poder, tenemos socialmente un LUGAR, estoy hablando... puesta en el lugar que HOY en día estamos puestas las mujeres, no me retrotraigo en el tiempo porque yo no viví esos tiempos. Pero YO sí creo que tenemos poder que lo podemos usar bastante bien, o que por lo menos lo podemos usar conjuntamente... Y... no hace falta divorciarse o separarse. Yo sé que hay situaciones en las cuales no queda otra que hacer una exclusión del hogar... Pero sí hay hombres que ante la soga al cuello toman conciencia de determinadas situaciones. Y hay mujeres que con la soga al cuello TAMBIÉN toman conciencia de otras situaciones. Nadie es tan BUENO como lo pintan ni nadie es tan MALO como lo pintan. Y que si este señor con esta señora no va, puede ir con otra... y si esta señora con este señor no va, puede ir con otro. (011) E – ¡Se discute todo este tema! S – ¡Sí! E – Si es cruzada o no es cruzada... S – Este tema: sí, porque te agarrás con las feministas a ultranza que se piensan que la pobre mujer es la víctima siempre. No. También existe la cuestión de la provocación en algunos casos. Cada caso es diferente. Cada caso es diferente. (004) R- … les damos el mismo espacio tanto al golpeador como a la víctima porque consideramos que no hay un malo o un bueno, sino que están todos, ya sea las familias o las parejas, entrampadas en un círculo violento, ambos construyen conciente, inconscientemente, es decir no hay...es decir, los dos sufren (…) EAlgunos autores consideran que la violencia contra la mujer tiene cierta especificidad con respecto a las otras formas de violencia, ustedes piensan qué esto es así? R- Cómo, cómo, me quedé pensando... E- Le repito la pregunta. M- específicas ¿cómo qué? E- Como cierto tratamiento específico, o cierto marco teórico... M- que me decís, ¿de la mujer como víctima me estas hablando? E- Si, la mujer golpeada, la mujer víctima de violencia, ¿tiene cierta especificidad, con el tratamiento o con....? M- Sabes que no te entiendo la pregunta. No, cada uno tiene su singularidad. Nosotros apuntamos realmente, ya te dije primero, en que están todos entrampados en todo eso. Luego, cada uno luego con su singularidad, y que vemos, o si hay una debilidad mental, tratamos de proteger a todos, hay mucha () cerebral, hay mucho trastornos de personalidad, hay muchos este...() depresivas, hay muchas adicciones...realmente hay muchos trastornos compulsivos, trastornos impulsivos.

En cuanto a las modalidades de abordaje se privilegia la atención individual, combinada en algunos casos con técnicas grupales de mujeres, familias, parejas o madres y padres maltratadores. En algunos casos prevalece sin embargo la atención grupal, especialmente cuando los recursos son escasos o la demanda excesiva. Excepcionalmente se trabaja con grupos de hombres violentos; aunque muchos de los Servicios que no cuentan con este dispositivo derivan a otros Servicios que sí los tienen o realizan tratamientos individuales. Gran parte de la consulta de hombres violentos llega por los juzgados, a partir de la reglamentación de la Ley 24417 que obliga al tratamiento. Esta situación genera dificultades en relación al encuadre y compromiso terapéutico de los consultantes: (006) Entonces, evaluamos si el hombre viene porque lo manda la Justicia, porque la mujer lo manda, porque piensa que así la mujer no se va a ir o sea, no tiene ninguna conciencia de enfermedad, o motivaciones propias tendemos a derivarlos a grupos de varones que funcionen en otros lugares. Y si notamos que hay una

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genuina preocupación ahí si trabajamos con ellos en una terapia individual. Porque creo que es sustancialmente distinto el tratamiento de varones y de mujeres en esta problemática, no. Y si lo manada un Juzgado con la orden de que tiene que ser acá, bueno, por ahí lo tomamos y sabemos que van a venir dos veces y no van a venir más, no porque nosotros no pongamos empeño, si no porque es así. Nos encantaría que fuera distinto, la verdad que sería fantástico poder cambiarlos, pero incluso veo que hay muy pocas posibilidades de cambio, les falta estructura mental, digamos, para hacer el cambio. (011) Trabajamos con la pareja. Sí, sí, sí. Primero digamos atendemos a la persona que viene a tratar su problemática... y a veces incluimos al golpeador. Si es que quiere ella ¿no es cierto? No es una condición para venir a vernos ¿No? Si quiere participar... si lo quiere dejar participar, si siente bien. A veces vienen por primera vez la pareja y cuando empezamos a hacer la entrevista, empezamos a ver que empieza la escalada. Entonces ahí: “Bueno, los vamos a atender por separado. Decidan ustedes quién se queda”. Esto me lo dio... un poco el tema de mediación. Yo hice Mediación Familiar. Y a mi me pareció FANTÁSTICO todo el tema de mediación familiar para el tema de violencia familiar. ¡Fue una experiencia muy buena! Por ejemplo, en violencia la mediación es muy poco frecuente y no se aconseja. Este... porque la mujer frente a un hombre golpeador no puede, no puede hablar, hay una desbalance de poder... bueno, todo lo que sabemos. Pero.... depende del tipo de violencia y depende este... como se encuadre la entrevista, en algunos casos se podría llegar a hacer.

En cuanto a la atención en maltrato infantil, se atienden casos de abuso, violación, violencia física (en gran parte asociado a las formas de abuso sexual), maltrato por abondono, descuido, síndrome de Münchausen (caracterizado por la provocación deliberada de enfermedades o malestares en el niño/a como intoxicaciones, ingesta de medicaciones no indicados, lesiones, etc.; siendo por lo general la madre la protagonista del maltrato). En estos casos el abordaje suele ser individual –con técnicas psicoterapeúticas clásicas en el trabajo con niños/as- complementado con trabajo familiar, o con grupos de padres maltratadotes. (006) Muchos casos, algunos - no tengo estadísticas- un porcentaje importante de casos de abuso hasta te diría, el año pasado eran los que venían de la sala, que los médicos ya saben diagnosticar o que por consultorio externo se dan cuenta entonces se los interna para tener la posibilidad de hacer denuncias si se ve que la madre se lo va a llevar al chico (...) Entonces con niños trabajamos en la parte de psicodiagnóstico, y en evaluación, cuando trabajamos si es necesario interdisciplinariamente, generalmente si con la psicóloga de niños, con hora de juego, y lo que tenemos además estamos armando ahora por la demanda, es grupos de niños abusados por no familiares y por familiares, por separado, de distintas edades, y tenemos para los casos de maltrato por negligencia o maltrato físico, grupos de padres con problemas de maltrato hacia sus hijos, no de abuso y bueno, y a veces tratamientos individuales a padres con problemas de maltratos.

En lo que respecta al enfoque teórico en el tratamiento del maltrato se adhiere a los modelos ecológicos (cfr. Bronfembrenner; 1987) y a las posiciones de los trabajos clásicos de Kempe (1962). Por otra parte, algunos de los Servicios que atienden maltrato infantil justifican su no incumbencia en la perspectiva de género por el hecho de no atender mujeres. (007) G. Nosotros mujeres no atendemos, en lo que hace al entendimiento del fenómeno de violencia ejercida sobre los chicos nosotros nos manejamos con un modelo ecológico que de alguna manera permite hacer una lectura algo mas amplia posible de un fenómeno que involucra a los distintos contextos en el que se pone de manifiesto el hecho violento …

Gran parte de los/as profesionales provenientes del campo “psi” tienen formación psicoanalítica. Sin embargo, la mayoría de ellos/as reconocen que han tenido que ajustar y repensar sus modelos teóricos a la hora de aplicarlos a estas problemáticas. Por lo demás, las modalidades de intervención combinan estrategias que no necesariamente se ajustan a las tradicionalmente diseñadas por el psicoanálisis. Un asunto de controversia teórica es la

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vinculación entre la perspectiva psicopatológica y la violencia; es decir, la ubicación de la problemática de la violencia en relación a algún tipo de nosografía. En algunos casos se observan posiciones que buscan conciliar ambas dimensiones, mientras que en otros se los distingue con nitidez y se asume que el tratamiento de la violencia requiere del “diagnóstico diferencial” entre lo que llaman violencia por factores socio-culturales y violencia asociada a un cuadro psicopatológico (que requiere entonces de la derivación a los Servicios de psicopatología o Salud Mental). (006) E: ¿Considera que tuvo que revisar cosas de su formación profesional a partir de trabajar con la violencia? F: Y si, más que revisar, me ha interesado ver cómo se trabaja con algo que no estaba planteado como un diagnóstico en sí. Yo creo que, en realidad, no es que sea un diagnóstico en sí. Yo creo que la violencia es causa de una patología, más que, yo no podría decir diagnóstico: violencia familiar, si lo pongo, abuso sexual, yo creo que el abuso sexual es la causa de todas las cosas, y que la violencia familiar es la causa de esto, esto, esto, que son síntomas, sino no. Pero si, por eso me ha interesado, porque me ha resultado renovador.

(011) R: Yo veía que a determinada gente le pasaba tal cosa. Y que había una cuestión CULTURAL que venía de las familias, que el papá le había pegado y después que el abuelo TAMBIÉN le había pegado. Y entonces todo eso: lo generacional cómo se ve en las familias que atendemos nosotros. ¡Lo transgeneracional!. Todos los antecedentes de violencia.¡El NOVENTA! Por ciento tiene antecedentes de violencia cultural. Y esto me permite... El estudio me permitió hacer evaluaciones desde otro lugar... Eh... mirá... digamos que hay... determinados modelos de abordajes del tema violencia: está el ecológico, el psicosocio-cultural, el psiquiátrico solo... Yo me inclino por el psico social cultural porque digamos es lo que yo puedo hacer como trabajadora social este... a veces ni siquiera se descarta la intervención de un psicólogo.

(012) C. Yo agregaría que con concepción interdisciplinaria para poder contemplar los distintos aspectos que están mas allá de una cuestión psicológica sino con un criterio psicosocial. R. Pensamos que hay una cuestión familiar, digamos en general lo que vemos que esto de violencia es algo histórica y familiar lo social en estos momentos es como que incrementa estas cuestiones de violencia. …[pero] el servicio ya no trabaja en forma independiente, si no que lo trabajamos con todos los recursos que el hospital tiene, porque por las dudas que sea un caso psiquiátrico, entonces el abordaje también tiene que tener una respuesta desde la psiquiatría y desde la medicación, entonces por eso te digo el servicio esta integrado al hospital, es parte del hospital. No funciona autónomamente.

Las concepciones teóricas con las que se piensa la problemática están fuertemente asociadas con las estrategias terapéuticas y con la forma en que se concibe a la población tratada. En relación a este punto resulta de interés advertir los distintos posicionamientos que se observan ante las características cíclicas y recurrentes de los procesos de violencia familiar (especialmente cuando se trata de violencia conyugal), y las dificultades objetivas que esta problemática presenta para el abordaje terapéutico. Las posiciones oscilan entre la vivencia de fracaso adjudicada al propio equipo, y la proyección de los obstáculos en la población atendida y en “sus límites para afrontar y producir cambios”: (006) R.: No se, si yo creo que con respecto al tratamiento...no sé, a lo mejor lo que resulta es que son inabordables y no hay con qué ayudarlas a estas personas porque bueno con las mujeres es mucho más fácil ayudarlas, pero a veces también, digamos, ve como reinciden, ve como les cuesta, hay menos dificultades, hay menos dificultades con las mujeres, están mentalmente, tienen una estructura psíquica que permite más el trabajo con ellas, éstas mujeres; pero con los hombres no hay, o no hay solución, que es lo que me temo y hay que dedicarse a la prevención, y prevención, o todavía, no he visto que nadie tenga éxito realmente, aún los lugares donde yo mando, pero éxito de cambio no, cierto control, pero cambio psíquico no he visto. Lamentablemente creo que me estoy tirando a esto, creo que faltan los recursos, no generan estructuras mentales proclives a la modificación, quedan sin desarrollar estructuras mentales que son necesarias para el trabajo psíquico, y yo creo que llegado un momento, no se pueden crear.

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(011) R: …he ido con la abogada a hacer visitas domiciliarias. Porque justamente me llamaba la atención que había MUCHA deserción, MUCHA deserción. ¿Y qué pasaba?. Y nos dimos cuenta que uno se pregunta ¿los atenderemos mal? ¿no le daremos lo que quieren? En algunos casos sí, puede ser que sí.[pero en otros se recuperan y dejan de venir] Ocurre también de que dejamos todas las alternativas, la citamos, empiezan a trabajar el tema... pero después ingresan al “ciclo de luna de miel”... ahí. Este... y sabemos. Y después vuelven. Con los años, bueno, ¡que la casuística ya es mucho más DENSA! por supuesto que se la atiende, se la vuelve asistir. Quizá ya con un reconocimiento de que bueno, tendría que haber hecho lo que se le dijo en una oportunidad. Pero bueno, porque le trajo florcitas, cambió, le dijo que era para siempre. ¿no cierto? En algunos casos, bueno... Lo que yo veo desde nuestro abordaje sociocultural es que eh... Las pautas culturales, las costumbres ancestrales, cuesta mucho modificarse.

Los “circuitos” asistenciales son relativamente semejantes, aún cuando varían las poblaciones atendidas. Lo más frecuente es la entrevista de admisión, la derivación a grupos terapéuticos (especialmente cuando se trata de mujeres víctimas de violencia) complementada con la atención psicológica o de orientación individual –tanto para mujeres como para niños/as-. En el caso de maltrato infantil se complementa con grupos para padres y madres maltratadores, y en el caso de violencia conyugal o hacia la mujer, con el tratamiento de varones violentos, en el mismo Servicio (a veces como entrevistas o tratamientos de parejas) o a través de la derivación a otros servicios (municipales o de ONG). Es poco frecuente el uso de refugios, por una parte porque la mayoría de los Servicios no cuenta con esos recursos (ni tiene acceso a los de otros, como el que depende de la Dirección de la Mujer del Gobierno de la Ciudad). Por otra parte, porque muchos prefieren aplicar la exclusión del hogar (figura reconocida en la legislación) antes que derivar una mujer a un refugio. En los casos en que existen equipos consolidados suelen contar con abogados/as especialistas en el tema, que brindan asesoramiento, pero no patrocinio jurídico. La orientación jurídica tiene en todos los casos –cualquiera sea la población atendida- una función relevante en el tratamiento de la problemática, y está íntimamente vinculado a la capacidad de articulación intersectorial. De esta depende muchas veces la efectiva intervención y el destino de un tratamiento. En lo que sigue nos detendremos en el análisis de esas articulaciones. 4. Las articulaciones intra e inter institucionales e intersectoriales. Los Equipos de violencia trabajan articulados en múltiples dimensiones intra e interinstitucionales: ya sea con otros Equipos y Servicios del mismo Hospital y del sector salud en general; o con otros sectores como los de Justicia, Educación o Acción Social, los que a su turno reconocen diversas instancias o modalidades de articulación. En lo que respecta a la articulación intrainstitucional las situaciones son muy variadas dependiendo de las poblaciones atendidas y los Servicios particulares con los que se trabaja. Por lo general se declara como más fácil el trabajo con los Servicios de Clínica Médica, Pediatría, Ginecología y Obstetricia, y con más dificultades con los de Traumatología o Guardia –muy relevantes para la detección de casos de violencia. Uno de los Equipos constituía un Comité de atención al niño/a Maltratado que articulaba de manera organizada la detección y la intervención con diversos equipos y Servicios de la misma institución.

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Algunos servicios se autopercibian como “depositarios” de los problemas que no pueden abordar otros, debiendo hacerse cargo de lo que los demás “desechan”. En algunos casos parecían sentirse víctimas de marginación y segregación intrainstitucional. En otros, pese a reconocer experiencias relativamente semejantes, podían comprenderlas e interpretarlas como efectos de la movilización que produce el tema de la violencia a nivel subjetivo y profesional: (011) E - ¿Qué imagen te parece a vos que hay desde el hospital del servicio de ustedes... del equipo? S - Sí, sí. No sabés que...Vos sabes que... No sé. Porque a veces sentimos como que nos tiran la pelota. ¿Viste?... Como que ¿“una loca que le pegan”? “A Violencia Familiar”. Pero si indagás un poco más, hay una base psicopatológica, que NO lo vamos a resolver nosotros. (002) S – Mirá, antes éramos “los violentos”. “Ahí viene “el violento” o, ahí viene “la violenta”, “¡Ah... del grupo de los “violentos”!, te decían. MP - ¿Sí? S – ¡Sí! Seguro. Y... ahora no. Pero también en eso nos ayudó el hecho nos ayuda es el hecho de no estar, que el Servicio no esté separado... Antes estaba separado geográficamente. Ahora está dentro de Consultorios externos. Así que también ayudo bastante en esto, pero... y además ¿sabés qué ayudó bastante? El hecho de que como yo soy forense, tengo la especialidad forense... sino creo que sino tampoco te podés mover en esta temática. ... Entre comillitas: “ayudo” a todo ESTO a lo que es el hospital. Entonces también estoy visualizada de una manera distinta. (011) E. Qué nivel de sensibilidad cree que existe en otros profesionales y equipos de salud en relación al tema de Violencia Familiar? G. Cada vez se va jerarquizando mas la posibilidad de establecer una escucha apropiada a esta temática en general no es algo que resulte atractivo oir aquellos profesionales que no se dedican a la temática y tal vez esto también este estrachamente ligado a la historia de vida que cada uno como persona tiene. Evidentemente aquellas cosas que nos acercan a lo que de alguna manera socialmente se rechaza aquello que esta prohibido no resulta de ningún modo atractivo a prima facie.

Por otra parte algunos equipos se mostraban cautelosos en lo que respecta a la promoción y sensibilización en el tema a otros profesionales y servicios, por temor a la sobredemanda: consideraban preferible no sensibilizar porque después no contaban con los recursos necesarios para atender a los casos derivados: (007) G. Sí tratamos que la relación con el Servicio de Salud Mental sea lo mas estrecha posible en tanto que nosotros consideramos que la situaciones de maltrato psicológico que sufren los chicos en tanto no sean situaciones graves extremas merecen ser atendidas en el Servicio de Psicopatologia de lo contrario nosotros no tendríamos lugar para la demanda entonces lo que intentamos es tener una relación fluida a los efectos de que esta suerte de trabajo coordinado pueda llevarse adelante con la menor aspereza posible y que el paciente no este en el medio de la fractura que se da entre dos efectores. (006) F: Bueno, los que más veo que están sensibilizados son los pediatras, pero de otros servicios nos mandan también, no mucho. Pero mejor, porque yo no me puedo poner a hacer campaña en el hospital porque después no tengo, no puedo, no hice nada, no hice nada porque sé con lo que cuento, no puedo, qué hago, tiro papeles y después digo cierro el negocio, no puedo. Sensibilizo, y qué hago? No se puede, o una cosa o la otra. Sensibilizo y mando a otro lugar, no sé, tendría que tener el triple de personal, y de lugar, porque tampoco hay espacio físico para tanto.

Sin embargo, existen también Servicios que se han propuesto “hacer del tema de la violencia una cuestión de todos los que operan en salud”; es decir, involucrar a todos los Servicios en la detección, la escucha y la orientación en el tema: (001) Porque TAMPOCO el tema de violencia, incluso hoy incluso hay dificultades. Se van a encontrar que no en todos lados se trabaja. Pensarlo como un tema de Salud es un tema difícil. Incluso en el sentido nuestro. De ahora en más: Poder pensarlo como un tema de Salud y no del equipo. Porque hoy en día es un tema de Salud para este hospital. No te voy a decir que TODO lo que se detecta se deriva, pero es un tema de Salud.

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Otro aspecto relevante en lo que hace a la articulación intrainstitucional es la que se observa con los Servicios y los profesionales de Salud Mental y psicopatología. En algunos casos éstos se muestran integrados, colaboradores y receptivos al tema, mientras que en otros existen serios conflictos teórico ideológicos, por una parte, y de resistencia y temor por otra: (013) Nosotros desde el Trabajo Social permanentemente veíamos esto y lo que hacíamos era convocar al resto de las disciplinas para evaluarlo conjuntamente. Entonces, por ejemplo, siempre hemos trabajado en estos Servicios conjuntamente con gente de salud mental. Y AHÍ se originaba el conflicto ¿no? Cuando queríamos trabajarlo COMO un caso de violencia familiar, aparecían los fantasmas de la cuestión del “miedo”, de tener en cuenta lo legal... Bueno. Siempre estuvimos convocando a formar un equipo, a formar un comité. Esto nunca se dio.

En lo que respecta a la articulación interinstitucional y más precisamente intersectorial se observaron distintas situaciones objetivas y distintas valoraciones subjetivas. Por una parte gran parte de las relaciones que se establecen con el sector justicia resultan de las derivaciones que llegan con causas judiciales. En algunos casos esa articulación trasciende lo meramente formal y se perciben verdaderos intercambios y seguimientos, que dependen también del armado de redes informales, personales y exitosas, pero que reconocen muchas veces una historia de conflictos o resistencias: (002) MP - Vos ves del sector justicia, voluntad de articular con salud? S - Totalmente, totalmente, ¡no hay recurso!, hay amiguismo, pero no hay recursos. Por supuesto que hay jueces que mejor dejarlos que no existan y también hay gente de los Servicios de Salud, Mental, que es mejor que no existan. Pero, pero, TOTALMENTE, totalmente, nada que ver con lo de 10 años atrás, NADA QUE VER, EN ABSOLUTO. (007) G. Sí yo creo que si se ha avanzado muchísimo en estos diez últimos años con el sector justicia, con esto no quiero decir que todos los referentes de la justicia se manejen con estos mismos criterios de hacer con la comunicación y admitir la escucha de algo que le es ajeno, así como nosotros tenemos que admitir un lenguaje diferente que hace mas allá del lenguaje que hace a una metodología y lo que hace a una norma dentro del sector justicia creo que también el sector justicia ha tenido que ir incorporando toda una serie de cuestiones del punto de vista técnico y criterios que tiene que ver con un lenguaje de otra disciplina que no es la legal que bueno ha costado al principio y ahora tal vez cuesta menos. (012) A. Tenemos un buena relación con el juzgado de San Martín en general y nos escuchan, nos llaman por T.E. y nos consultan. C. Y además mandamos informes constantemente. R. y han venido ellos acá a tener charlas con nosotros donde hubo intercambio y vienen a las jornadas que presentamos trabajos, hay un intercambio hay una relación no es un relación solo telefónica, con el Juzgado de San Martín particularmente el N1 y con el N2 el de San Miguel, tenemos muy buena relación nos movemos en Red digamos con lo que sea justicia.

La articulación con el sector judicial se hizo también más fluida a partir de los avances legislativos. En particular la ley 24417 establece la obligatoriedad de tratamiento del hombre violento, por lo que los juzgados deben derivar los casos que reciben a servicios especializados. Algunos equipos expresaron su conformidad con esos avances legislativos, (a pesar de reconocer también, como ya fue indicado, las dificultades que en el contrato terapéutico pueden generar la “prescripción compulsiva” de tratamiento). En ese sentido se valora también el involucramiento político-institucional del sector de la justicia en el tema de la violencia familiar: (001) Lo que pasa es que a mi me parece interesante [el tratamiento al hombre violento], porque el tratamiento estaba sólo en relación a la mujer. A mí me parece que quedaba una pata por fuera, digo, más allá de lo que pase con la pareja ¿No?E.: Sino ese tipo vuelve a hacer... N - ¡Tal cual!. Y hoy lo que aparece es que cada vez más… Supongo que tiene que ver con que hay un equipo que está trabajando, en función de la ley 24.417 hay un equipo en... el Ministerio de Justicia que está trabajando en los diagnósticos, en evaluaciones preliminares.

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Se indagó también en las experiencias de articulación con la policía. La mayoría de los equipos dijeron no tener vinculaciones organizadas ni frecuentes con ella. Dos casos de la provincia de Buenos Aires hicieron referencia a las Comisaría de la Mujer (de las que existen muy pocas), con quienes mantenían algunas actividades de colaboración. En uno de ellos, sin embargo, existían también experiencias conflictivas por la falta de capacitación en el tema o por el sesgo ideológico en sus intervenciones: (012) C. Según quién este de guardia tenemos suerte. Sí esta la comisaria I. por ejemplo tenemos suerte ahora si no está ella y está otra que es nueva es terrible, creemos que realmente uno de los pilares mas importantes en la C. de la M. donde uno tiene que ir a hacer prevención ahí, cuestionar ahí, el abordaje es fundamental E. A que te referís, a como atienden ellas? C. A como lo atienden ellas, que tratamiento le dan, que le dicen bueno vos lo provocaste, vos lo hiciste. R. Para que volviste? A. Por que no te vas de la casa, como por ejemplo una de las, nosotras hacemos una escena de “roll play” y entonces una de las mujeres policías dijo yo me lo llevo al violento al fondo y lo mato a palos, como si eso no fuera violencia, ella quería parar la violencia con violencia. (…)Por otro lado tenemos otras experiencias en cuanto a pacientes también positiva (…)A. Además la mayoría de las veces con la intervención de la policía nomás ya es para… Se frenan, se frenan, por que el tema es una cuestión de ejercicio del poder.

En otros casos se observaron actitudes cautelosas, e incluso francas resistencias para conectarse, trabajar y capacitar a la policía, que pueden explicarse por el despretigio que la fuerza policial tiene en nuestro país (especialmente por su involucramiento en situaciones de violencia pública y represiva) sobretodo entre los profesionales que trabajan en el campo de la salud mental: (001) N - Nosotros con la policía: intentamos OBVIAR toda relación con la policía, más allá de los cambios, más allá de otras cosas, porque... En realidad los asesoramientos son siempre, porque una mujer que dice que hizo una denuncia en la policía, te va a la cámara civil, hace una denuncia en tal lugar por la ley tal... Tuvimos algunos intentos de acercamiento, con la 32 en algún momento... Es la comisaría de la zona. En realidad, no. Muy ficticio. En realidad tampoco intentamos hacer un trabajo allí con esto.

Otro tipo de articulación intersectorial se observa con Educación. Esta puede darse en distintos niveles y con distintos fines. Por una parte la gran mayoría de los Equipos que trabajaban en maltrato infantil recibían casos de Gabinetes u otras instancias semejantes. En algunos pocos la articulación con educación estaba también orientada al trabajo de prevención, siendo muchas veces las propias escuelas las que pedían asesoramiento y capacitación en la materia: (001) El área Educación que... articula con el sector Educación, las escuelas, los Centros de Orientación Educativos, los gabinetes, los chicos que nosotros asistimos, o que ellos quieren derivar, hacer una evaluación previa y/o talleres. Bueno, R. forma parte de, de, de... ésta Area y han trabajado. Por ejemplo: ayer fueron a una escuela, y han trabajado con padres, con docentes. Ayer era con los padres. O sea, También se hacen en función de demanda. No hay una propuesta, en este momento, desde el equipo. Sino, se responde a demanda. (005) … como yo venia de educación tenia muy buena relación con la gente de educación entonces empezamos a tener reuniones mensuales de seguimiento, es decir al no contar yo con asistente social del hospital usaba el recurso de educación, por ejemplo cuándo aparece un niñito golpeado, entonces nos comunicamos con educación, educación nos hacia el peritaje en la escuela y en la casa por que las de educación si hacen visita domiciliaria, porque las que están en el hospital no hacen visita domiciliaria, entonces trabajábamos, nos reuníamos ellas hacían el seguimiento observaban asesoraban a los docente sobre que cosas ver y al mismo tiempo nosotros les reservábamos los turnos y hacíamos un seguimiento constante…

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Esa articulación puede darse también a nivel de capacitación y organización de eventos conjuntos, como lo declaró, por ejemplo, un Equipo de la provincia de Buenos Aires: (015) Te quiero contar de las Jornadas anuales que hacemos todos los años, con mucho esfuerzo. Viene mucha gente. Este año se llamaron "La vulnerabilidad del niño" y el año pasado "Niñez en riesgo". Lo abordamos, lo organizamos junto con Educación y con los Juzgados. Lo vamos planeando con tiempo. Siempre nos comunicamos, nos preguntan ¿Cuándo vamos? ¿Lo hacemos? También vienen de la dirección Provincial de Escuelas, del Distrito.

Algunos de los Equipos que habían tenido experiencia en capacitación y prevención con el área de Educación manifestaron tener dificultades para continuarlas por escasez de recursos (humanos y materiales). Un servicio declaró tener dificultades de articulación con el área especializada en violencia dependiente de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad: (002) S - …Si pero se mueven independiente, fijate que hay un equipo de violencia que ni te lo nombre, porque ya en este momento para mi es inexistente, cuando era otra época... Que fue en la época en que es estaba el Programa de la No violencia te estoy hablando del año 95... Las chicas: ¡fantástico!, hasta que vinieron otras que brillan por su ausencia, siguen siendo las mismas, y se siguen cortando solas. Y como pertenecen a los equipos de orientación son inexistente, trabajan INDEPENDIENTEMENTE DE TODO EL MUNDO. NO trabajan según me han dicho. Fijate que pertenecen al Area de Educación y nosotros desde los hospitales presentamos proyectos de capacitación de docentes ¡y nos toman!

Las articulaciones con las áreas de Menores se dan a través de la derivación de casos del Consejo del Menor y la Familia de la Nación y del Consejo de los Derechos del Niño de la Ciudad. Las vinculaciones son variadas, dependiendo de la experiencia acumulada, en algunas ocasiones la existencia de un caso paradigmático o especialmente traumático crea un vínculo entre los organismos que luego se mantiene y agiliza la red de derivación. Con las áreas mujer las relaciones son más heterogéneas, dependiendo además de los distintos niveles de gestión de que se trate. Es llamativa la poca presencia que la Dirección de la Mujer tiene en el discurso y la experiencia de los Equipos del sector salud de la Ciudad de Buenos Aires, siendo que dicha Dirección es uno de los referentes más importantes de esa jurisdicción (quizá en todo el país) en el tratamiento de la violencia familiar, especialmente en la dirigida hacia la mujer. (002) MP - ¿Éstos cuentan con refugio? S - NOOOO, en absoluto, (en tono burlón) NADA. El gobierno de la Ciudad tiene, desde la Dirección de la MUJER supuestamente un refugio. Que las veces que lo hemos necesitado en EXTREMOS!!!!, pero mirá, te estoy diciendo ¡en extremo! Porque nosotros tratamos de armar red DENTRO del mismo grupo, a ver de qué manera se puede..., NUNCA lo obtuvimos. Siempre "estaba muy ocupado, siempre estaba muy...bl, bl, bl...".

En lo que respecta al Consejo Nacional de la Mujer, sólo uno de los Servicios, el que está a cargo de la coordinación de la Red interhospitalaria hizo una expresa mención al organismo (a pesar de que se presentaba a dicho Consejo como uno de los auspiciantes de esta investigación). Por otra parte resulta llamativa esa omisión desde el momento que el Consejo Nacional de la Mujer integra, junto con otros muchos organismos, la REDIAVI en la que además participan todos los equipos de atención en violencia familiar del sector hospitalario de la CBA. Aunque no hay elementos certeros para interpretar este hecho, podría explicarse en el marco del “conflictivo” posicionamiento que los equipos manifiestan ante las perspectiva de género, a la que posiblemente asocian al Consejo Nacional de la Mujer, o también a la escasa interacción efectiva que el Consejo mantiene con ellos.

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Finalmente en lo que atañe a los problemas detectados en lo que hace a la articulación interinstitucional ellos van desde la falta de recurso (la coordinadora de un Servicio consideró a la “falta de teléfono directo” como uno de los motivos que le impedían el contacto más fluido con otros servicios y sectores) hasta los conflictos ideológicos o de modalidades de funcionamiento. De cualquier modo se advierte también que las posibilidades de éxito en esa articulación son altamente dependientes de las capacidades personales de quienes encarnan la tarea de conectarse y vincularse, así aparecen en los discursos las referencias a la “comisaria conocida”, el “juez al que se le tiene confianza”, la psicóloga amiga del gabinete”, etc.: (015) Más que “derivación de hojita”, la derivación tienen que ser personal. Medio les pedí que vengan. Hablamos, discutimos determinadas estrategias. Después vemos cómo seguir. Los Juzgados no pueden tomarse ese trabajo. Determinadas cosas las arreglamos por teléfono. Es que sino es una derivación formal, y si no hablás, el papel no te dice nada. Viene la madre y te dice: “no sé, me mandó el juez, la maestra...”, “la maestra me dice”..., “me acusan que le pego y no así”. Todavía se puede trabajar así porque somos pocos, es chico el lugar. Cada vez se hace más difícil. Las del Juzgado me llaman mucho a casa, tienen bastante compromiso y hacen el seguimiento. Mi marido me dice: “Once de la noche y seguís hablando por teléfono!”.

Estas situaciones dejan ver también el compromiso personal y subjetivo de gran parte de los profesionales que trabajan en esta problemática. Aunque ese involucramiento puede oficiar en ciertas condiciones de obstaculizador de la tarea, constituye también uno de los aspectos más positivos asociados a la incipiente y costosa institucionalización de estos equipos. 5. Valoración y posicionamiento subjetivo ante la tarea.

Un capítulo especial de este estudio estuvo dirigido a evaluar la percepción que los profesionales tenían en relación a la tarea que realizan, el desgaste emocional que ella acarrea, la posición subjetiva con la que asumen el lugar social, asistencial e institucional que ocupan. Para ello se trabajó con distintas estrategias metodológicas. Por una parte se aplicó un instrumento que permitía evaluar el síndrome de Burnout conjuntamente con otras variables –abiertas y cerradas- sobre sus condiciones de vida familiares y laborales y sobre sus percepciones en torno a las dificultades, logros y gratificaciones profesionales. Estos mismos temas se abordaron también a través de las entrevistas a los coordinadores/as y jefes/as de los equipos. En lo que sigue se presentan los resultados obtenidos en cada uno de esos relevamientos. 5.1. Sobre los resultados del CBB. El término Burnout es descrito originalmente en 1974 por Fredeunberger (1974) aunque es principalmente con los estudios, de Maslach y Jackson (1976, 1981), cuando realmente adquiere un alcance más generalizado. Se han desarrollado desde entonces variados tipos de instrumentos para evaluar el síndrome de Burnout, derivados de los originalmente usados por Maslach y Jackson. En este estudio, se aplicó la versión breve –usada con más frecuencia en el contexto latinoamericano- Cuestionario Breve de Burnout (CBB), elaborada por Moreno y cols (1989), siguiendo las adaptaciones de Zaldúa (2001). Se computaron como positivos los casos que puntuaban tres o más (sobre una escala de 1 a 5) en los promedios obtenidos para cada una de las 7 dimensiones medidas por el CBB: falta

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de realización personal, cansancio emocional, despersonalización, tedio, características de la tarea, clima organizacional y Burnout. De acuerdo con ese criterio los resultados obtenidos indican una incidencia de: - 23% en Cansancio Emocional: - 40% en Despersonalización - 9% en Falta de Realización Personal - 43% en Tarea - 8% en Tedio - 6% en Organización - 28% en Burnout En la Tabla Nº1 se presentan los promedios obtenidos en cada una de las dimensiones, comparativamente a los registrados por otros estudios (cfr. Zaldúa, 2001). Se observa allí que la incidencia de los diversos constructos del Burnout presenta valores algo más bajos entre los profesionales que atienden problemáticas de violencia familiar que entre otros trabajadores/as de la salud. Aunque no es posible estimar la significatividad estadística de estas diferencias, es de interés destacar que las distancias más notorias se registran en la categoría “Despersonalización”; “Tedio”, “Burnout” y en segundo lugar en las de “Realización Personal” y Cansancio Emocional. En cambio “Tarea” y “Organización” (vinculadas a aspectos determinados por el contexto laboral) presentan las puntuaciones más próximas. Estos resultados podrían interpretarse considerando el compromiso subjetivo y la actitud protagónica que presentan los profesionales que trabajan con la problemática de la violencia familiar. En parte, como ya fue dicho, ese compromiso podría estar abonado por la peculiar situación institucional en la que se encuentran muchos de los equipos y servicios existentes. Aún cuando esa situación no los exime de las consecuencias estresantes que la problemática de por sí genera, podría, sin embargo, oficiar de un factor relativamente protector en tanto y en cuanto la relación laboral es mucho menos “enajenante” que la que se puede encontrar en los Servicios más institucionalizados y –por lo mismo- más burocratizados. Conjuntamente con el CBB se administró un cuestionario en el que se evaluaban una serie de dimensiones vinculadas a las condiciones personales, familiares y laborales de los/as entrevistados; entre ellas se consideró: el sexo, la edad, la tenencia de hijos/as; la situación conyugal (según tuvieran o no pareja estable); situación contractual, formación académica de grado y postgrado, cantidad de horas dedicadas a la atención y antigüedad en el cargo y en la profesión. En la Tabla Nº2 se presentan los promedios de las dimensiones evaluadas con el CBB para algunas de esas variables. Es de destacar que no se encontrar diferencias estadísticamente significativas en casi ninguna de ellas (coincidiendo con resultados de otros estudios , Slipak, O, 2001). La única variable que arrojó alguna diferencia sensible fue la que aludía a la situación conyugal de las personas: las personas con pareja estable tuvieron puntajes significativamente menores en la dimensión “despersonalización” que las personas “sin pareja o sin pareja estable”. La ausencia de significación estadística en la mayoría de las variables analizada puede atribuirse a limitaciones en la sensibilidad del Instrumento o a factores vinculados al tamaño muestral (relativamente pequeño), por lo que no se considera oportuno sacar

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conclusiones hasta tanto no se disponga de nuevos estudios ampliatorios sobre poblaciones semejantes a las relevadas en este estudio. 5.2. Autopercepción de las experiencias de gratificación y desgaste asociadas a la atención de la violencia familiar, por parte de los/as profesionales entrevistados y encuestados. Además de evaluar las dimensiones contempladas por el CBB interesaba conocer la percepción que los profesionales tenían de la tarea; cuáles eran las principales causas de malestar, cuáles eran los aspectos gratificaciones y qué propuestas harían para mejorar el funcionamiento del Servicios y sus condiciones de trabajo. Todo esto se evaluó a través de preguntas cerradas y abiertas. En lo que respecta a las situaciones generadoras de malestar la principal causa seleccionada fue la "desprotección jurídica" (36% de los/as entrevistados la identificó en primer lugar). Los aspectos jurídico-legales que acompañan el tratamiento de esta problemática exponen a los profesionales a mayor riesgo de demandas judiciales; para las cuales no cuentan con ningún mecanismo de protección legal o institucional. Un solo Servicio contaba con seguro contra juicios por mala praxis, financiado de manera personal por cada uno de los profesionales. El señalamiento de estas situaciones también se manifestaba a través de los comentarios vertidos en las entrevistas con los/as coordinadores: (007) En relación a la falta de recursos, yo creo que en relación a la falta de recursos la búsqueda de otras cosas, ahora cuál de todas estas, yo creo que todas tienen su cuanto de transcendente, por eso la necesidad como consecuencia de todo esto de tener un espacio para reflexionar sobre todas estas cosas si el equipo luego no tiene un espacio para poder trabajar todos estos sentimientos, todas estas emociones que genera el trabajo en la temática de alguna manera estas se terminan canalizando en disfunciones intra equipo. (017) B. Porque nadie quiere compromiso con el tema de violencia por los riesgos legales que implican, es más a violencia llegan montones de casos derivados de la justicia. B. De centros mujeres golpeadas y toda esa historia y nadie, somos unas poquititas porque hay que firmar, hay que hacer informes, hay que controlar al paciente y bueno. (005) R. primero la gravedad de los casos, la gravedad digamos la poca tela que pueda tener la paciente que no pueda salir de la situación de riesgo, eso es lo mas desgastante, después el tema de la intervención de con la Justicia que uno nunca sabe si uno lo que esta informando no sabe como va ser manejado y en tercer lugar el fantasma de la mala praxis de los juicios con la mala praxis y la sobredemanda que implica enfrentarse a la situación de urgencia el tener que operar rápidamente con toda las variables y hacer una evaluación de riesgo para operar adecuadamente, lo que se hace al principio cuándo viene un caso grave y yo me pongo muy loca.

En segundo lugar (30% de encuestados/as) se ubicaron las "situaciones familiares en que se encuentran las personas consultantes". Con esta categoría se aludía a las limitaciones que el contexto familiar presenta para el trabajo terapéutico (por su modo de funcionamiento, sus problemáticas económicas, sus pautas de funcionamiento violento). Los "conflictos laborales" (16%) se ubicaron en el tercer lugar entre los factores causantes de malestar. En este caso no se especificaba el tipo de conflicto al que se aludía por lo que podrían considerarse situaciones que van desde los conflictos entre los miembros del Equipo hasta conflictos a nivel institucional, problemáticas salariales, etc. En otro orden de cosas, el 80% de los entrevistados/as consideró que los recursos materiales eran insuficientes, mientras que sólo el 14% estimó necesario mejorar la 22

capacitación profesional (a pesar de que, como lo anticipamos, es relativamente escasa la formación específica en el tema). A los efectos de especificar y completar el relevamiento estructurado, se ofreció a los entrevistados/as (coordinadores/as o jefes de servicios) describir brevemente las principales causas o situaciones de malestar que le generaba su trabajo. Las respuestas coincidían en términos generales con las que se registraron a través de las preguntas cerradas (aplicadas a todo el equipo): (006) E: ¿Cuáles son los factores que considera más angustiantes o más estresantes en el trabajo con violencia? F: Mirá, en el trabajo con violencia los asuntos estresantes es cuando uno siente que una persona está en riesgo, que no es fácil digamos, sortear ese riesgo sobretodo en los niños, y bueno, la urgencia frente a la necesidad de tomar una decisión...de tener que informar a la justicia con un tiempo a veces perentorio cuando no se ha llegado a una conclusión.

Un tema de preocupación –recurrente en los comentarios de los/as entrevistados- fueron las situaciones en que se perciben replicando modalidades violentas entre los miembros del Equipo. Muchos de ellos tomaban expresas medidas de prevención desarrollando espacios de reflexión y supervisión externas: (007) G. Claro nosotros tenemos una tarea grupal de todos lo integrantes del equipo con un supervisor con el que trabajamos ya no el caso clínico sino trabajamos las dificultades que se establecen en la comunicación entre los integrantes del equipo en tanto la complejidad de la tarea lleva muchas veces a establecer fracturas entre los integrantes de las distintas disciplina y de alguna manera el equipo replica modelos violentos tal cuál de las familias que atendemos. (011) S – Yo te diría “desgaste institucional”, desgaste institucional, por cosas que pasan ¿no? A veces surge entre algún profesional del equipo... algún roce... por... el hecho de trabajar en violencia CREA a veces violencia entre la gente, viste. Porque entonces..., bueno, a veces surge algún roce.... Uno trata de pararlo, de ser tolerante y... frenarlo. ¿Viste?.

En muchos casos el recurso de la supervisión estaba amenazado –por falta de apoyos institucionales, salariales, etc.- o debía ser cubierto monetariamente por los propios trabajadores de los equipos: (010) R: “La situación en el Equipo es la situación económica, eso es fundamental en esta temática, que además la persona tenga un incentivo, algo, yo he pedido, ojo, he pedido diez mil veces… ese es uno de los proyectos que tengo ahora de ir de nuevo a la carga al Gobierno de la Ciudad a pedir aunque sea que pueda entrar la supervisora… (017) E. El hospital o las autoridades sanitarias les ofrecen asesoramiento, supervisión, etc. (externas o internas ?) Ustedes la han procurado por propia cuenta alguna vez? G. La supervisión de acá la estamos haciendo afuera a nuestro bolsillo, a costa de nuestro bolsillo, si, si te estoy diciendo eso pagándolas a costa de nuestro bolsillo.

Existían también situaciones de malestar generadas por conflictos internos, experiencias de marginados o incluso de maltrato institucional que hacían aún más costosa la tarea: (005) “… y entonces estuvimos bastante tiempo en soledad, trabajamos sin trabajadora social, esa asistente social estaba destinada a pediatría y autorizada a trabajar los casos, cuándo la jefa de ella, a raíz de esa situación confusa[por las que se nos acusaba de querer separar a una madre del hijo nacido de una violación del abuelo] que no fue nada mas que ordenarla, estaba todo perfecto el trabajo de la asistente de menores, no había nada que pudiera dar pie para una denuncia o para decir que habíamos hecho algo incorrecto, nada de eso, igual la jefa como estaba muy celosa por ahí digamos , me parece que la cosa pasaba por ahí, retira de pediatría a esta profesional y manda a otra con la indicación de que no trabaje con violencia, entonces seguimos trabajando sola, haciendo los informes haciendo los informes, esto no nos impidió seguir trabajando…

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Otro tema crítico, especialmente para los Equipos que trabajan en el Gran Buenos Aires (en donde las situaciones de precariedad social son aún más graves que en la Ciudad de Buenos Aires) tiene que ver con la extrema pobreza que atraviesan las poblaciones asistidas. En esos casos la problemática de la violencia se hace indisociable de las gravísimas condiciones de vida que se registran entre los/as consultantes: (017) G. Lo que pasa que estamos viendo de que esta es una época violenta y que esto va en aumento, ya nos sentimos superados, pero eso que te estaba comentando del cansancio moral que vos tendrías que recurrir o podrías recurrir, nosotros tratamos de recurrir a redes sociales digamos instituciones no gubernamentales pero la respuesta es pobre, es totalmente pobre es negativa… en algunos casos, o el papelerio, no, nos corresponde a nosotros porque la calle es de tal Partido y entonces el otro Partido tiene que ir, la gente que viene acá que la tenés que mandar a algún lado no tiene para el colectivo, no come, el caso de M., tenemos una gente acá que “es social” es social, tiene una nena de cinco años, que para darle de comer a la nena ella se queda sin comer y a veces viene acá vos la ves temblando de frío, “no tengo frío porque no desayune, no, no cenó no almorzó el día anterior… entonces la mandamos hasta Caritas y en Caritas que dijeron. B. No, que no en ese momento no porque tenia que llevar un papel y viene golpeda (…) y entonces llega un momento que vos decís que hago pero esto no es cuestión de resolverle el edipo, el edipo ya no, primero y principal dale un cacho de pan, no es el edipo, entonces viste hay un cansancio moral.

El epiteto de “social” se adjudica a aquellos casos que exigen en primer término la atención y cobertura de necesidades vitales básicas. Se trata de situaciones para las que los trabajadores de la salud mental se encuentran casi siempre excedidos, sobretodo allí donde son mayores las dificultades de la articulación intersectorial y el trabajo interdisciplinario (con Acción Social, trabajadores sociales, etc.). De igual modo, estas situaciones dejan ver las condiciones crítica que atraviesa no sólo el sector salud, sino toda la política social y asistencial en argentina. (017) G. Y seguramente que si, con un apoyo institucional que es de lo que nos estamos quejando, pero no es solamente de está institución , tendrían que ser todas las otras instituciones que estan involucradas, juzgado, centro de asistencia a la victima, albergues, hostales de medio camino, hostales, por ahí esta señora sola (…)la maltrata el marido, los seis cuñados, la madre del marido, entonces esa señora con la nenita, esta en riesgo su vida, hay que sacarla de ahí y mandarla a otro lugar, hacer la denuncia, pero si la denuciamos ahora la matan entre los seis cuñados, el marido y la mamá del marido la matan esta sola entonces tendríamos que vaya a tal lado que le dan albergue, comida para usted para su nena no se preocupe.

En cuanto a las propuestas de posibles soluciones a sus condiciones de trabajo, la opción más elegida fue la de "mejorar la organización" (32% de los casos) que contiene de algún modo a otra opción, elegida en segundo lugar, la de "planificar la asistencia y la prevención" (18%). Mientras que recién en tercer lugar se ubicaba la "mejora salarial" conjuntamente con la de "crear espacios de reflexión" (ambas con un 16%). Es decir que, de manera mayoritaria, los problemas y malestares en torno a la tarea se percibían asociados a aspectos organizativos. En cuanto a los temas vinculados a las satisfacciones o gratificaciones de la su tarea, las respuestas abiertas relevadas a través del cuestionario pueden agruparse en las siguientes categorías: a. Se valoraron positivamente aspectos vinculados al rol “asistencial”: se incluían respuestas como “mejorar las condiciones de vida de las poblaciones que se atienden”, “percibir los cambios”, “abrir opciones de vida”. En estas respuestas se podía encontrar posiciones que iban desde perspectivas asistencialistas y dirigistas, como “ayudar a la gente”, “cambiarlos”, etc.; hasta otras mucho menos adoctrinadoras o correctivas como “contribuir a la resolución de conflictos que inciden en todo un sistema familiar”. Sólo una respuesta incluyó una expresa 24

mención a la perspectiva de género, al sostener como una gratificación el “contribuir a que la mujer pueda apartarse de las pautas impuestas por el patriarcado”. b. También se valoró positivamente la “formación y el desarrollo profesional” posibilitado por el trabajo en violencia familiar: en este caso las respuestas eran del tipo “tener experiencia profesional”, “capacitarse”, “formarse interdisciplinariamente”, etc. En muchos casos se valoró el hecho de que esa formación se diera en el contexto de un equipo de trabajo. c. otro comentario recurrente fue el de tener “reconocimientos”, principalmente por parte de los pacientes atendidos; y también por parte de otros colegas o profesionales (aún cuando es de destacar que, complementariamente, algunos personas consideraron a la “falta de reconocimiento de los pacientes o el entorno institucional” como causantes de su malestar con la tarea. Temas semejantes aparecieron en el discurso de los coordinadores/as o jefes/as entrevistados. En particular el tema del “reconocimiento” aparece en relación al “reconocimiento por parte de los pacientes atendidos” como por parte de “otros colegas”. Constituye una de las gratificaciones que los profesionales pueden llegar a adquirir a través del trabajo con esta problemática. Puede ser uno de los factores relevantes para comprender la entrega y el esfuerzo con el que sostienen a diario una tarea de por sí muy costosa subjetivamente, para la que en muchos casos no cuentan ni siquiera con compensaciones salariales: (011) S - ¿Los aspectos más gratificantes...? Son justamente cuando vienen los pacientes... y te dicen que se sienten bien, que lograron cosas, que están logrando cosas. El reconocimiento profesional. Por ejemplo, esto de que te llamen y te digan que quieren conocer cómo trabajás, porque saben. Quizás no porque les llegue que acá hay un servicio, sino que saben CÓMO trabajás, que te llamen de alguna facultad... para dar clase. ¿Viste? Ese tipo de cosas que reconforta mucho. Si te pagan mejor. En general, todo ad honorem. Salvo lo del hospital. Pero bueno, es una gratificación muy importante. Porque, bueno, que te llame una MEDICA, una jefa de un servicio y que diga “yo quiero hacer una investigación con vos”. ¡O que la neonatóloga te pida una clase para ver cómo se pregunta sobre esta temática! (002) E- ¿Y lo más GRATIFICANTE del trabajo en violencia familiar? S - Que tus pares te reconozcan. Eso es gratificante: que tus pares te reconozcan.... Porque la gente que es atendida te reconoce... Me gustaría que me reconozcan más, por supuesto. Pero... pero la gente es agradecida. Simplemente con el "gracias", viste, pero que tus pares te reconozcan... Claro, ya ahí. Ya ahí, no te digo ni que la guita, ni que la noguita, en otro momento te lo hubiera dicho, en este momento ni hablo, ni pienso, ni asomo... sobre el asunto...

En algunos casos se hacía referencia también a los logros institucionales, a la capacidad de impactar sobre las modalidades de intervención o las concepciones de trabajo, la articulación interinstitucional: (013) Lo GRATIFICANTEs es eso: cuando vos ves que, que se pudo hacer algo. O cuando vos ves que cuando encontraste un discurso que pudo hacer eco en, en el discurso de los miembros de otras instituciones y se pudo trabajar, esto es algo.Yo te digo cuando esto se puede, esta SINTONíA INTERINSTITUCIONAL aparece te digo que los resultados son interesantes. Lástima que uno no, no tenga como faro estos casos. Yo a veces a los médicos, les decimos: no se olviden de fulana de tal?, viste, como que a veces se puede? (001) O esto, que en el hospital hoy sea un tema más. Que me parece que también hoy. Nosotros, la lógica es que, eso es una gratificación, la gratificación de poder sostenerse con otro. Cuando uno, esto que el trabajo tiene, así. Me parece que eso es una gratificación: el poder seguir, el poder trabajar y el poder, en lo pequeño, instalarlo, con todo lo "por hacer" que hay.

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En relación a la posición subjetiva en torno a la tarea el hecho más destacable es el tipo de compromiso que se advierte entre quienes trabajan en esta problemática. La naturaleza innovadora del tema, el fuerte involucramiento emocional que despierta, sumado a la historia protagónica que tuvieron para instalar el tema en la agenda pública, puede explicar ese peculiar posicionamiento. En el siguiente comentario se advierte que en no sólo los agentes del sector salud asumen el tema como asunto propio, sino que lo mismo ocurre con los representantes de otros sectores como educación y justicia: (015) Cuando hicimos las Jornadas, había mesas de Educación, Justicia y Salud, y las tres Areas estaban con conflictos gremiales y paros. Pero, todos vinieron, la gente está muy comprometida.

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Conclusiones. Al comparar los procesos fundacionales entre los distintos Servicios se advierte que, aún cuando muchos consideran que la causa de su creación fue la "aparición o el desborde de la demanda por violencia", todos ellos estuvieron determinados por el contexto social más amplio. Efectivamente, cabe reconocer que los casos de violencia familiar debieron haber existido mucho antes de que algunos profesionales sensibilizados comenzaran a ocuparse de ellos. Los dispositivos asistenciales son efectos de marcos práctico-conceptuales desde los cuales se piensan los procesos «normales y patológicos» (cfr. Canguilhem, 1971), fue necesario un importante proceso de desnaturalización y transformación social para que los fenómenos de la violencia comenzaran a concebirse como "asuntos" sobre los que el Estado y sus instituciones debían tomar partido. No es este el lugar para situar el marco histórico político que hizo posible esa transformación, pero sin duda implicó un profundo cambio en la moral y en los valores de la sociedad en su conjunto. El inicio de ese proceso habrá que buscarlo en el reconocimiento de derechos civiles y políticos que inauguró la modernidad, y que se van conquistando muy progresivamente desde entonces, hasta alcanzar a grupos inicialmente marginados como las mujeres y los niños/as (al menos conforme a lo establecido en la legislación). En ese contexto la emancipación de la mujer de la esfera doméstica y su entrada en la fuerza de trabajo (incluida su importante participación como agentes y profesionales de la salud), conjuntamente con su progresiva inclusión en la participación política y legislativa constituyen también elementos decisivos. La instalación del tema específico de la violencia familiar se produjo por la confluencia de múltiples factores: el impulso de organismos internacionales, las reivindicaciones de los movimientos sociales de mujeres y de derechos humanos, entre otros En ese marco el sector salud parece verse a un tiempo comprometido “de hecho” por las múltiples dimensiones en que la problemática lo convoca, aunque todavía hoy las respuestas político-institucionales siguen siendo parciales o fragmentadas; y no reconocen aún el nivel de institucionalización de sus Servicios tradicionales. Por otra parte la introducción de esta problemática al interior del sector parece abrir aristas innovadoras en relación al concepto de "atención en salud", no sólo para los especialistas en el tema, sino también para el conjunto de profesionales y trabajadores sanitarios (incluidos los de la salud mental). Sin embargo, como se desprende de este trabajo, son todavía muchos los obstáculos existentes. Entre ellos cabe mencionar los temores, prejuicios y desconocimientos en relación a las consecuencias y compromisos legales que acarrea la denuncia de las situaciones de violencia. Parte de esos temores involucran también creencias y valores culturales que se ponen en cuestión en el tratamiento de esta problemática: la denuncia de una situación de violencia o maltrato lleva al profesional a sentirse responsable por la posible fractura del vínculo familiar; la estigmatización de la víctima, etc. (cfr. Ganduglia, A.; 2000). Por otra parte, y dado que las relaciones con el sector de justicia constituyen en muchos casos todavía articulaciones no del todo logradas (Rozansky; C., 2000), el riesgo de exponer a un niño/a o a una mujer a un proceso de revictimización, es real. Como se desprende de este trabajo, la articulación entre el sector salud y el de justicia está desarrollándose progresivamente, pero como lo hemos visto las experiencias exitosas depende también de la capacidad de gestión de los profesionales de salud, y en mayor medida de las particularidades que presentan los distintos juzgados o más específicamente los jueces, defensores, abogados, etc. con los que se contactan.

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En lo que respecta a los profesionales de la salud mental los obstáculos también son variados, y atañen a muchos de los presupuestos con los que han sido formados, en especial a los que tienen que ver con las estrategias de intervención. De acuerdo con Ganduglia (op.cit.: 26) en la atención de la violencia familiar el/la terapeuta se ve obligado/a a buscar la realidad material (y no sólo la construida o fantaseada por el niño/a o la consultante – como lo hace en otro contexto psicoterapéutico); debe determinar con la mayor objetividad posible el grado de riesgo en que se encuentra el/la consultante (y no sólo el funcionamiento simbólico de la realidad que vive); debe poner en duda y si es necesario desestimar la capacidad de protección y credibilidad de los adultos responsables de niños/as (cuando lo habitual es que pueda establecer alianzas terapéuticas con sus padres); se ve obligado/a a predecir conductas de riesgo (y no sólo a evaluar la causalidad retroactiva, propio del enfoque psicoterapéutico centrado en la construcción de significaciones); tiene que indicar si detecta situaciones de riesgo medidas o tratamientos (como la exclusión del hogar) sin disponer de los tiempos necesarios para que los/as consultantes los admitan o lo demanden de manera protagónica; debe elaborar informes o notificaciones para instancias de control no estrictamente terapéuticas como los tribunales de familia o los jueces de menores (frente a la confidencialidad que implica el secreto profesional). Todas estas situaciones requieren un reentrenamiento y una recapacitación aún entre los trabajadores de la salud mental. Implican también el trabajo con aspectos subjetivos que exceden lo estrictamente profesional porque atañen a creencias y estereotipos de fuerte arraigo cultural, que impactan de manera directa en la práctica y en la intervención; entre los que hay que incluir a los estereotipos y valoraciones de género. Al respecto una de las conclusiones más relevantes que pueden extraerse de este estudio es que el enfoque de género está muy poco representado al interior del sector salud, y además, está prácticamente sesgado por quienes trabajan en la problemática con niños/as. Es un hecho constatado, sin embargo, que las situaciones de violencia suelen instalarse como pautas de funcionamiento familiar que gobiernan las relaciones entre el hombre y la mujer, que se reproducen de padres y madres a hijos/as- al interior del mismo núcleo familiar o se transmiten intergeneracionalmente. Un alto porcentaje de madres maltratadoras, o cómplices de situaciones de abuso o maltrato, son o han sido también víctimas de violencia familiar o conyugal (física, sexual o solo psicológica). Desatender estos procesos de reproducción de la violencia puede llevar a obliterar una dimensión relevante en la comprensión de la problemática. Ello no quiere decir despojar a la mujer de responsabilidad jurídica. Implica, por el contrario, concebir de manera integral, el impacto de los estereotipos de género que operan en varones y mujeres y que los llevan a asumir determinadas posiciones subjetivas, a reproducir un estilo de vinculación violento, basado en la asignación diferencial de derechos. El enfoque de género contribuye también a prevenir uno de los riesgos que acarrea el tratamiento de la violencia en el sector salud, al que se ha dado en llamar “medicalización de la violencia” (OPS, 1993). Al menos como un indicio a tomar en cuenta resulta llamativo, por ejemplo, que, mientras que los profesionales que trabajan en áreas de mujer u organismos no gubernamentales utiliza el calificativo de “consultante” para referirse a las personas que consultan por padecer situaciones de violencia, en el sector salud se utiliza el de “paciente”. Existe un amplio consenso en concebir a la violencia contra la mujer, contra los niños/as o contra cualquier otro grupo o persona como un asunto político, social y jurídico, es decir, como un asunto de “derechos humanos” (Naciones Unidas, 1993). Medicalizar la violencia 28

significa ocultarla en el tratamiento de las consecuencias psíquicas o físicas que ella provoca (como cuando se tratan las lesiones sin atender a sus causas violentas) o como cuando se la concibe como un asunto de “psicopatología” que debe relegarse al tratamiento clásico o a la medicación psiquiátrica. En cambio cuando se la aborda desde la óptica de los derechos humanos, no alcanza con reconocer que “tanto el agresor como el violentado sufren”, es necesario también tomar partido y asumir responsabilidades jurídicas, civiles, morales. Es necesario intervenir en múltiples dimensiones. Es posiblemente ese contexto el que trastoca las funciones y las posiciones de la psicoterapéutica clásica, de acuerdo a la descripción de Lic. Ganduglia citada más arriba. El o la terapeuta asume en este caso una función jurídico-política que trasciende con mucho el cuidado de la salud (en el sentido tradicional en que se la concibe). La subjetividad de los agentes de la salud está involucrada en múltiples dimensiones “contratratransferenciales” cuando se trata de la problemática de la violencia familiar: por una parte la de su propio proceso socializador, es decir, la de su historia de familiarización y el aprendizaje protagónico sobre los roles, funciones y reconocimientos asignados a los distintos miembros familiares (solidaria a los valores culturales del contexto más amplio). Atañe de igual modo a sus marcos teóricos y epistemológicos disciplinarios –no siempre adecuados, desde la formación de grado, a las peculiaridades que presenta la problemática de la violencia-; y atañe finalmente y en igual medida a la dimensión jurídico de su persona, por ser testigo privilegiado de delitos, ante los que tiene expresas obligaciones como ciudadano y como profesional. Por todos estos factores el tratamiento de esta problemática en el sector salud implica un novedoso y prometedor desafío cuyo impacto ha comenzado a sentirse. Pero implica también que la atención en violencia familiar no puede reducirse a la conformación de Equipos o Servicios específicos, sino que involucra distintos aspectos de abordaje. Entre ellos se cuentan: a. la inclusión del tema de violencia familiar en la formación profesional –de grado y postgrado- de todas las especialidades médicas, que ofrezcan a los estudiantes y profesionales información, capacitación y especialmente sensibilización (sabiendo que también entre ellos puede ser importante la incidencia de antecedentes de maltrato, violencia, abuso, etc.) ya que los determinantes subjetivos juegan un papel clave para contribuir a la escucha, detección y orientación en esta problemática. b. mejorar la articulación real con otros sectores a través del diálogo y la planificación conjunta, desde los distintos niveles de intervención (incluyendo en primer lugar los más altos niveles de decisión y planificación política). En particular el sector salud parece tener mucho que aportar al sector justicia en lo que respecta a la capacitación, el abordaje y la protección de la víctima (que constituye hoy un derecho sancionado), no sólo formando peritos capacitados en el tema, sino también entrenando y orientado a jueces en la materia. c. promover medidas legales que protejan la actuación de los profesionales. Sin ellas se tornan objetivamente insuperables los temores para actuar e involucrarse en la problemática –que exige de por sí un involucramiento emocional y subjetivo no fácil de sobrellevar, y para el que en la práctica el profesional se encuentran sin contención institucional, ni jurídica. d. problematizar los enfoques existentes articulándolos con la perspectiva de género, entre todos los servicios y equipos que tratan el tema de violencia familiar, independientemente de los grupos específicos que atienden.

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Finalmente, cabe reconocer que desde la perspectiva de los Servicios y Sistemas en Salud, la problemática de la violencia no comparte muchos de los derroteros que hoy presentan otros servicios asistenciales, amenazados por los efectos del neoliberalismo y la mercantilización de la salud. Efectivamente, la dimensión jurídico-política que acompaña a la problemática, la necesaria articulación intersectorial e interdisiciplinaria, la inviabilidad de los tratamientos medicamentosos (en la gran mayoría de los casos), la nula ingerencia de recursos biotecnológicos, hacen a esta problemática muy poco tentadora para el sub-sector privado, mientras que al mismo tiempo resulta ineludible la participación del Estado en su tratamiento, prevención y asistencia. Solidariamente cabe reconocer –como se ha venido haciendo desde los organismos internacionales (Heise, L.; 1994)- que el costo social y en salud asociado a la violencia familiar es muy alto para el sector público y para la sociedad toda. El análisis de los obstáculos que se han identificado en este trabajo hacen creer, sin embargo, que la mejora en la atención de esta problemática pasa no sólo -ni quizá primordialmente- por asignar más recursos materiales y humanos para su atención, sino también por una correcta reasignación de los ya existentes y una mejor articulación intersectorial. Sin embargo, se advierte también que esas transformaciones (que han comenzado a producirse) requieren en primerísimo lugar de una voluntad política capaz de visibilizar la magnitud e importancia que el tema tiene en términos del destino ético, moral y social de las personas (es decir, en términos de sus condiciones integrales de salud) para las generaciones actuales y futuras. 6. Bibliografía. Arnaud-Duc, N., 1993. Las contradicciones del derecho. In: Historia de las Mujeres. (G. Duby & M. Perrot, comp.), pp. 91 - 127 (Tomo 7). Madrid: Ed.Taurus. Bronfenbrenner, U. 1987 -La ecología del desarrollo humano. Experimentos en entornos naturales y diseñados. Ed.Paidos. Barcelona. Canguilhem; G. 1971. Lo normal y lo patológico. Buenos Aires, Ed. Siglo XXI. De los Ríos, R., 1993. Género,Salud y Desarrollo: un enfoque en construcción. In: Mujer, Salud y Desarrollo en las Américas (Organización Panamericana de la Salud, org.), pp. 3 18. Washington: OPS. Freudenberger M.Staff 1974. “Burn-out”. J Soc Issues; 30:159-166. Ganduglia, A. 2000. Ponencia presentada al Seminario Nacional Políticas Públicas, Salud y Violencia Intrafamiliar. Hacia la formulación de políticas públicas para la protección de los derechos de las niñas, los niños y las mujeres. Ministerio de Salud, Consejo Nacional de la Mujer, Cooperación Técnico Financiera BID. Heise, L., et.al. 1994. Violencia Contra la Mujer: La Carga Oculta de Salud. Programa Salud, Mujer y Desarrollo. Washington: OPS. Larrain, S. & Rodriguez, T., 1993. Los orígenes y el control de la violencia doméstica en contra de la mujer. In: Mujer, Salud y Desarrollo en las Américas (Organización Panamericana de la Salud, org.), pp. 202 - 209. Washington: OPS. Nieves Rico, M., 1992. Violencia Doméstica contra la Mujer en América Latina y el Caribe: Propuesta para la Discusión. Santiago de Chile: División de Desarrollo Social. Unidad Mujer y Desarrollo, CEPAL. Maslach C. 1976. “Burned out”. Hum behavior 59:16-22.

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Maslach C. Burnout, 1981. A social psychological analysis. En: Jones JW. The Burnout syndrome. California: Berkely University of California. Maslach C. 1982. Understanding Burnout definitional inssues in analyzing a complex phenomenon. En: Paine: Job, Stress and Burnout. Beberly Hills: Sage. Moreno, B.; Oliver, C. 1989. EL MBI como escala de estrés en profesionales asistenciales; adaptación y nuevas versiones (C.B.B.). Universidad Autónoma de Madrid 1; 10, 161-17. OPS (Organización Panamericana de la Salud), 1993. La Violencia contra las Mujeres y las Niñas: Análisis y Propuestas desde la Perspectiva de la Salud Pública. MSD13/6. 13º Reunión. Washinbgton: OPS. OPS (Organización Panamericana de la Salud), 1996. La Violencia en las Américas. La Pandemia Social del Siglo XX. Comunicación de Salud Nº10. Washington: OPS. Optiz, C., 1992. Vida cotiana de las mujeres en la Baja Edad Media (1250-1500). In: Historia de las Mujeres. (G. Duby y M. Perrot, comp.) pp. 321 - 393 (Tomo 3). Madrid: Ed. Taurus. Paggi, P. y Viar, J. P. 2000. Violencia hacia niñas, niños y adolescentes. Maltrato y abuso sexual. Elementos básicos para su atención en el sector salud. Ed. Ministerio de Salud, Cooperación Técnico Financiera BID. Paltiel, F. L., 1993. La salud mental de la mujer de las Américas. In: Género, Salud y Mujer en las Américas (Organización Panamericana de la Salud, ed.) pp. 150 - 159. Washington: OPS. Secretaría de Salud. Dirección de Salud Mental, 1999. Anteproyecto de Creación de Programa de Asistencia en Red de la Violencia. Red Metropolitana de Servicios en Violencia. Comisión Asesora. Rozansky, C. 2000. Ponencia presentada al Seminario Nacional de Políticas Públicas, Salud y Violencia Intrafamiliar. Hacia la formulación de políticas públicas para la protección de los derechos de las niñas, los niños y las mujeres. Ministerio de Salud, Consejo Nacional de la Mujer, Cooperación Técnica Finaciera, BID. Zaldúa; G. et. al. 2000 “Las problemáticas de los trabajadores de la salud”. VIII Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología UBA. -2002 « Salud mental: entre la reproducción y la transformación ». Anuario de Investigaciones-Facultad de Psicología. UBA. (en prensa). Ynoub, R. 1998 "Caracterización de los Servicios de atención en Violencia Familiar, en el área metropolitana de Buenos Aires: actores, instituciones e historia" . Cadernos de Saúde Pública. Escola Nacional de Saúde Pública. Fundaçao Oswaldo Cruz. Rio de Janeiro. 14(1):71-83, jan-mar. Ynoub, R. y Colombo, G. 2001. “Evaluación epidemiológica de la violencia familiar desde la práctica institucional: una experiencia de trabajo con Servicios de Violencia Familiar para el diseño y aplicación de un Instrumento de Registro de Casos”. Revista Investigación en Salud, Municipalidad de Rosario (en prensa).

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Anexo de cuadros.

Cuadro Nº1: Puntuaciones medias obtenidas en las siete dimensiones del CBB en la muestra de profesionales que atienden violencia familiar en hospitales públicos. Comparación con las puntuaciones obtenidas en Zaldúa (2001). N (1)*

Promedios (1) 2.39 2.69 1.94

Desvío Estándar 0.63 0.63 0.69

Promedios (2) 2.88 3.24 2.53

Cansancio Emocional (CE) 48 Despersonalización (DP) 47 Falta de Realización Personal 47 (FRP) Tarea (TA) 49 2.49 0.63 2.52 Tedio (TE) 49 1.71 0.61 2.34 Organización (OR) 50 1.98 0.48 2.36 Burnout (BU) 50 2.35 0.81 2.95 (*) Se excluyen en cada dimensión los casos que presentaban algún ítem incompleto. (1) Muestra de profesionales pertenecientes a equipos o servicios de atención en violencia familiar. (2) Muestra de profesionales y trabajadores de servicios de guardia hospitalaria.

Cuadro Nº2: Promedios obtenidos en las siete dimensiones del CBB según variables familiares y laborales. Muestra de profesionales pertenecientes a servicios o equipos de atención en violencia familiar del área metropolitana de Buenos Aires. CE

DP

FRP

TA

TE

OR

BU

Sexo Varones (5) Mujeres (43) Situación conyugal

2.6 2.4

2.5 2.7

2.7 2.7

2.5 2.5

1.9 1.7

2.1 1.9

2.6 2.3

Con pareja estable(35) Sin pareja estable(13) Tenencia de hijos

2.4 2.5

2.6 3.0

1.9 2.1

2.5 2.6

1.6 1.9

1.9 2.0

2.3 2.6

Con hijos(22) Sin hijos(26) Horas trabajadas (x semana) Menos de 15 (20) 15 o más (28) Situación contractual

2.6 2.3

2.9 2.6

2.0 1.9

2.4 2.6

1.8 1.6

2.1 1.9

2.5 2.2

2.3 2.5

2.8 2.6

2.0 1.9

2.4 2.5

1.8 1.7

1.9 2.0

2.2 2.4

Planta(31) Otras(19)

2.5 2.2

2.8 2.5

1.8 2.1

2.5 2.4

1.7 1.8

1.9 2.0

2.4 2.3

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