1. INTERROGATIVAS INDIRECTAS

TEORÍA GRAMATICAL III. IDIOMA ESPAÑOL Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil UNIDAD 6 LECTURA Nº23 Principios de sintaxis funcional Salvador Gutiérrez

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TEORÍA GRAMATICAL III. IDIOMA ESPAÑOL Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil

UNIDAD 6 LECTURA Nº23

Principios de sintaxis funcional Salvador Gutiérrez Ordóñez Arco Libros, S.L. Madrid, 1997

12 LA TRANSPOSICIÓN EN LAS «INTERROGATIVAS INDIRECTAS»

1. INTERROGATIVAS INDIRECTAS Las llamadas interrogativas indirectas constituyen uno de tantos conjuntos gramaticales creados por los gramáticos que representan un constante problema para los gramáticos mismos. En contra de todo recto proceder no es una clase definida por una propiedad de comportamiento lingüístico, sino un conjunto formado por todos aquellos elementos que los gramáticos han decidido encasillar un mismo grupo. Si nos atenemos a la caracterización que ofrece una de la, obras más recientes que han versado sobre el problema (Girón Alconchel, 1988), será oración interrogativa indirecta la que cumpla estas condiciones: – –

Ser oración sustantiva. Venir introducida por un interrogativo: «La proposición interrogativa está encabezada por una palabra interrogativa» (Girón Alconchel, 1988:54).

Se evitaría la circularidad si los interrogativos constituyeran una clase delimitada por una propiedad. Pero, ¿cuál es la propiedad común que define la clase de los interrogativos? No existe. La clase se delimita por enumeración de los miembros: – –

La conjunción subordinante sustantiva si. Los pronombres, adjetivos y adverbios tónicos.

Para más inri los interrogativos se definen con dos términos que contribuyen a crear permanentemente confusión:

2



interrogativo remite a «interrogación» 2 (y, a veces, erróneamente, a «pregunta»). Pero no toda interrogación utiliza interrogativos ni todo interrogativo es interrogativo. Estos son, a veces, exclamativos.



el término indirecto es una antonimia referida a estilo directo. Toda interrogativa indirecta, si la terminología estuviera bien elegida, debería corresponderse con una interrogativa directa; pero esto no ocurre (cf. Martínez Marín, 1984:474)

M.V. Escandell ha propuesto, de forma acertada, diferenciar interrogación de pregunta: «Las preguntas constituyen, pues, uno de los usos posibles –no el único– de un enunciado interrogativo. Puesto que hemos dicho que la petición de información es un significado pragmático y no el significado gramatical de la estructura interrogativa, debemos tener muy en cuenta la diferencia entre los conceptos de interrogación y pregunta. Interrogación es un tipo de modalidad gramatical que se explica por ciert os rasgos gramaticales y que tiene un sentido propio: presenta una fórmula abierta que admite una solución –lo cual, por cierto, no implica ni que sea obligatorio proporcionar dicha solución, ni que deba existir necesariamente un destinatario–. Pregunta, por el contrario, es el empleo de un enunciado interrogativo con la intención de obtener información» (M.V. Escandell, 1988:455)

2. ¿SON «INTERROGATIVOS» LOS INTERROGATIVOS? 2.1. La fuente de errores se origina en la aplicación del vocablo interrogativo a un determinado conjunto de signos (la partícula si y los relativos tónicos). Presupone que los miembros de este conjunto tienen como misión única y específica la de formular interrogaciones. Tal hecho no es cierto. Ni siquiera los miembros del paradigma de los llamados interrogativos poseen un valor específicamente «interrogativo»:

a) Se hallan en contextos que contribuyen a manifestar por medio de recursos lingüísticos significados diferentes de «interrogación»: por ejemplo, estructuras exclamativas de estilo directo e indirecto, así como otras frases oblicuas que no se corresponden con este tipo de discurso (Cf. Bosque, 1984:297 y ss.; Martínez, 1989:186 y ss.). b) Existen algunos miembros de este conjunto que nunca se registran en frases interrogativas autónomas (cuán y qué ante adjetivos o adverbios y cuál en usos arcaizantes –«¡Cuál gritan esos malditos!»– son exclamativos). 2.2. Para evitar estos peligros proponemos:

a) Reservar el término estilo indirecto, y el adjetivo indirectas para designar las secuencias que tengan correspondencia con construcciones de discurso directo (sean interrogativas o no, oracionales o no): – – – – –

Dice: «La amo» Dice: «¡La amo!» Dice: «¡Ámala!» Dice: «¿La ama?» Dice: «¡Qué suerte»

à Dice que la ama à Dice que la ama à Dice que la ame à Dice que si la ama à Dice que qué suerte

b) Retirar la denominación interrogativo a los miembros del paradigma tónico. No son interrogativos. Adquieren o sirven para expresar el valor de contenido modal «interrogación» en unos contextos, pero no en otros. En su lugar y en consonancia con el pensamiento de A. Bello, proponemos la denominación de relativos tónicos 3. Tiene la ventaja de mostrar la relación genética y de naturaleza que mantienen con el paradigma de los tradicionalmente llamados relativos: relativos tónicos interrogativos nomb. adj.

3

relativos átonos

exclamativos

adv.

nomb. adj.

Adv.

nomb. adj.

adv.

Que

+

+





+

+

+

+

+

quien

+





+





+





cuanto

+

+

+

+

+

+

+

+

+

cuán











+







cual

+

+







+

+

+



donde





+











+

cuando





+











+

como





+





+





+

J.A. Martínez los denomina «relativos interrogativos y exclamativos» (1989:186).

La denominación de relativo tónico sirve para referirse a todos los usos de los miembros de este paradigma: relativo tónico «interrogación»

«exclamación»

«incertidumbre»

El hecho de que no tengan nunca antecedente no es obstáculo. Es ésta, precisamente, una de las diferencias que los separan. Conviene no olvidar que tampoco lo tienen siempre los relativos. …………………………………………………………………………………………………………… 4.2. Transposición 4.2.1. Uno de los problemas que se plantean con las oblicuas parciales no indirectas (las que vienen introducidas por un elemento tónico) es el de la transposición. Desde nuestro punto de vista: 1) Si una antigua frase verbal es ahora una «proposición sustantiva» tiene que existir necesariamente un transpositor (lexicalizado o no), pues se ha operado un cambio de categoría. O bien se acepta este principio o se niega. Si se rechaza: – –

hay que explicar por qué ha dejado de ser una frase verbal. Nada se produce por generación espontánea. es necesario exponer la razón de que no se coordine con otras frases verbales, sino con segmentos sustantivos.

2) En estas secuencias no existe posibilidad de atribuir la responsabilidad de la transposición a otro segmento distinto del relativo tónico. Toda frase verbal en dependencia (cualquiera sea su categoría originaria) precedida de una de estas unidades adquiere automáticamente carácter sustantivo. 4.2.2. Tesis contrarias a la transposición La unanimidad que se constata en el juicio sobre el carácter nominal de las «interrogativas indirectas» se resquebraja cuando de defender el carácter subordinante del interrogativo se trata. Frente a S. Skydsgaard (1977:1074, cit. Girón Alconchel, 1988:58), que sostiene que el interrogativo es una partícula subordinadora, algunos autores adoptan una posición tan sorprendente como la que se refleja en el esquema: si

qué, quién, cuándo

proposición

sustantiva

sustantiva

nexo

subordinador

no subordinador

transpositor

no transpositor

Girón Alconchel asume esta tesis: el si posee un valor subordinante 8, mientras que los «interrogativos» no poseen función hipotáctica. Argumenta: …………………………………………………………………………………………………………… 3) «[…] el interrogativo se puede sustantivar plenamente, lo que no es posible ni con la conjunción subordinante de las declarativas ni con los pronombres relativos: – 8

Haz bien y no cates a quién (apud Keniston: Ibid.)» (Id.: 61)

Ésta es la razón por la que el si no se puede colocar en la misma clase de los «interrogativos» (1988:60).

4) Aduce un cuarto argumento: «Todo esto nos hace pensar en que el interrogativo no es un subordinante, porque, como decía Demonte, tiene un significado» (Ibid.). G. Alonso Megido defiende esta misma tesis, con la salvedad de que no habla de valor subordinante, sino que se refiere al carácter transpositor de las partículas (1989:260). Aduce los siguientes argumentos (que numeramos en correlación con los que presentaba Girón Alconchel): 3’) «La función subordinante que habitualmente se le asigna puede quedar anulada en determinados contextos donde ni se introduce oraciones ni transpone nada: – –

«Ellos aspiraban a ser los primeros, sin preguntarse entre quiénes» (Gala, País Semanal, 1989) «Pretenden llegar no saben bien dónde» (Ibid.)» (Alonso Megido, 1989:260)

5) «En algunos casos los relativos tónicos introducen infinitivos: ¿cómo sostener aquí la sustantivación de un segmento funcionalmente sustantivo?: – – –

No tenía de dónde sacarlo No sé a quién reclamar Buscaba cómo poder salir» (Alonso Megido, 1989:261)

…………………………………………………………………………………………………………… 4.2.3. Contraargumentos […] 4.2.3.3. El tercer argumento (presente en Girón Alconchel y Alonso Megido) hace alusión al fenómeno conocido con el nombre de truncamiento (sluicing) (cf. Brucart, 1987:151). Como su mismo nombre indica, en las estructuras con truncamiento se supone la elisión del componente verbal al que dichos interrogativos se enganchan. Existen varios argumentos que parecen apoyar dicha tesis: 1) Sólo pueden aparecer estas construcciones truncadas con verbos que admitan interrogativas indirectas. 2) «El pronombre interrogativo que aparece como complemento del verbo principal debe interpretarse en relación con algún argumento inespecificado o elíptico de la oración anterior» (Brucart, 1987:151). De ahí que sean irregulares las secuencias: – *Pedro me habló, pero no recuerdo quién – *Está escribiendo una novela, pero no sé qué 4. «En las construcciones de truncamiento un complemento subcategorizado sólo puede estar ausente de la oración «antecedente» si hay una regla de implicación que reponga el argumento elíptico en la interpretación semántica. Los adjuntos oracionales (complementos locativos y temporales, entre otros) pueden aparecer siempre elididos, ya que por lo general cualquier predicado puede estar acompañado de complementos que expresen las coordenadas espacio-temporales en que se enmarca la acción. Naturalmente, se exceptúan de este principio aquellos casos en los que el complemento locativo o temporal no es propiamente un adjunto del predicado, sino que constituye uno de los argumentos subcategorizados por el predicado: (209) a. Luis redactó cl manifiesto pero no recuerdo cuándo b. Luis permaneció, pero no sé donde c. Luis estuvo, pero no recuerda dónde» (Id.:153)9

9

La tesis de la elisión parece suponer que siempre es posible restituir o catalizar el o los elementos que se suponen elididos. Pero no siempre esta restitución da lugar a secuencias gramaticales. Brucart señala algunos casos: – Tiene algunos problemas, pero no especificó cuáles – à??Tiene algunos problemas, pero no especificó cuáles problemas tiene

«Otra de las razones para proponer el carácter oracional de la categoría que nos ocupa se basa en los criterios de concordancia gramatical. A este respecto sólo son pertinentes los ejemplos en los que el pronombre interrogativo funciona como sujeto del verbo principal» (Id.:157). La falta de concordancia en algunos ejemplos de truncamiento sugiere que la naturaleza del pronombre interrogativo es oracional» (Ibid.): – –

Tiene algún problema pero no está claro cuál Tiene algunos problemas, pero no está claro cuáles

Es decir, si cuál fuera el sujeto de está el atributo claro tendría que variar de número. Esto parece demostrar que el sujeto de está es la oración nominalizada por el interrogativo, de la que este sintagma es el único representante expreso: no estÁ

clarO

cuáles (problemas tiene)

En resumen: con independencia de que se pueda profundizar en la explicación de las causas y de los contextos en los que se eliden múltiples funtivos (entre ellos el verbo) de frases verbales introducidas por interrogativos, es necesario concluir que es necesaria su catálisis. La existencia de ejemplos como: –

Perdió la mujer pero no sabe dónde

no constituye, por consiguiente, argumento en contra de la tesis de que el interrogativo es un transpositor con resultado nominal. 4.2.3.4. Sostenía Girón Alconchel que el interrogativo no puede ser subordinante «porque, como decía Demonte, tiene un significado» (1988:61). No creemos que sea un argumento de peso: 1) Porque, en principio, las razones de contenido no suelen ser –por sí mismas – pertinentes en un razonamiento de sintaxis funcional. 2) Porque el número de transpositores o «subordinantes» que «tienen significado» es muy grande. 4.2.3.5. El quinto argumento, presentado por G. Alonso Megido es agudo: ¿cómo sostener que los interrogativos nominalizan a infinitivos si éstos ya son nombres? Desmontar este razonamiento no exigirá una reflexión detenida. 4.2.3.5.1. Vaya, en primer lugar, un contraargumento ad hominem: si ésta es una causa de no considerar transpositores a los relativos tónicos, por coherencia se habría de sostener que la partícula si tampoco lo es, ya que se registran en la lengua secuencias como: – – –

No sabe si llamar a la policía Se pregunta si ir al cine o al teatro Se cuestionan si atacar esta madrugada

– *Tiene algunas deudas, pero no sabemos de qué cuantía tiene algunas deudas En estos casos no hemos de pensar que la elipsis haya partido necesariamente de una identidad con la estructura de la oración principal, sino de secuencias perfectamente gramaticales como: – Tiene algunos problemas, pero no especificó cuáles son (los problemas que tiene) – Tiene algunas deudas, pero no sabemos de qué cuantía son (las deudas que tiene) Aun en el caso de que haya secuencias distintas a las que analizamos en las que la recuperación del elemento supuestamente elidido produzca anomalías, pudiera darse el caso de que el recurso a la catálisis fuera perfectamente legítimo. Habría que justificar el porqué de tal imposibilidad en recuperar los componentes suprimidos.

5. CONSTRUCCIONES OBLICUAS INDIRECTAS 5.1. Son, como sabemos, las estructuras que mantienen relación genética con enunciados de estilo directo, hecho que condicionará algunos aspectos formales y funcionales, así como sus posibilidades de aparición. Toda construcción indirecta, con independencia de que sea de certidumbre o de incertidumbre, de que sea frase verbal o no, viene introducida por un que […] …………………………………………………………………………………………………………… 5.2. ¿QUE redundante? […] 5.2.2. […] Se ha llegado a ofrecer una descripción aceptable de los contextos en los que aparece la secuencia que + interrogativo, pero, a pesar de hallarse tan cercana, no se ha presentado una justificación causal convincente del fenómeno. Aquí como en tantos casos, la lengua pretende diferenciar dos tipos de estructuras: las interrogativas o exclamativas indirectas que tienen relación con construcciones de estilo directo de aquellas otras que no la tienen: – – –

Dice: «¿La quiere?» Dice: «¿Cuánto la quiere?» Dice: «¡Cuánto la quiere!»

– – –

Dice que si la quiere Dice que cuánto la quiere Dice que cuánto la quiere

– – –

Dice: «La quiere» Dice: «¡La quiere!» Dice que la quiere mucho

– – –

Dice que la quiere Dice que la quiere Dice cuánto la quiere

Se opera, por consiguiente, una diferencia de estructura y de contenido en los esquemas sintagmáticos: –

Dice cuánto la quiere / Dice que cuánto la quiere

5.2.3. Con el verbo preguntar, sin embargo, no existe esta obligatoriedad en la presencia del que1: – – –

Pregunta (que) si vienes al cine. Pregunta (que) dónde nos encontraremos Pregunta (que) cómo te las arreglas

Algunos autores se han referido al papel redundante de la conjunción que1 en estas construcciones. Sin embargo, su función es esencial, obligatoria. Solamente con preguntar existe opcionalidad debido a razones muy particulares. Cuando algún verbo carece de la posibilidad de aparecer en contextos (A) y (B) ya no es necesaria la diferenciación. Es el caso del verbo preguntar: A

Pregunta: «¿Cuánto la quiere?»

– Pregunta (que) cuánto la quiere

B

(*Pregunta que la quiere mucho)

– *Pregunta cuánto la quiere

Al no tener la lengua necesidad de diferenciar las dos estructuras, permite al hablante prescindir del que1 en las indirectas parciales. Esto no sucede, por ejemplo, con decir: A

Dice: «¿Cuánto la quiere?»

– Dice (que) cuánto la quiere

B

(*Dice que la quiere mucho)

– Dice cuánto la quiere

5.3. Responsabilidad de la transposición 5.3.1. La pregunta es inminente: En las secuencias interrogativas o exclamativas indirectas en las que aparece un doble nexo gramatical (que1 + si, que 1 + relativo tónico), ¿a cuál de los dos corresponde la responsabilidad de la transposición? Cuatro son las posibilidades teóricas: 1) 2) 3) 4)

El que1 El segundo elemento (si o el relativo tónico) Los dos, en régimen de redundancia Ninguno.

5.3.2. A favor de la primera alternativa acudiría un argumento: el que1 aparece en todas las construcciones posibles de discurso indirecto: – –

Dijo: «La quiere» […]

– Dijo que la quiere

Sin embargo, hallaríamos dificultades para explicar la transposición en los casos en los que preguntar permite la elisión del que1: – –

Pregunta si vendrás a cenar Preguntaba quién había estado allí

5.3.3. La tercera opción goza de mayores apoyos. Tanto el que1 como el si, como los llamados relativos tónicos han demostrado su capacidad transpositora: – – –

Dice que tiene frío No sabe si comprará el libro Ignora quién ha llamado

El comportamiento de preguntar halla una explicación coherente: puede prescindir (por razones que hemos visto) del primer conector y la función transpositora queda asegurada por el segundo: – – – –

Pregunta que si vino Pregunta φ si vino Pregunta que quién vino Pregunta φ quién vino

5.3.4. ¿Por qué experimenta la lengua esta necesidad de incorporar dos conectores en los casos que analizamos? Porque coinciden algunos valores de contenido y confluyen algunas estructuras sintácticas que es necesario diferenciar: transposición, certidumbre / incertidumbre, indirecto / no indirecto, modalidad interrogativa / no interrogativa (cuando no vienen introducidas por tónicos), modalidad interrogativa-exclamativa (cuando vienen introducidas por tónicos), fundamentalmente. 5.3.5. Hallamos construcciones en las que, a pesar de la existencia de dos conectores, no hallamos transposición: son los contextos en los que un que1 precede al conjunto: relativo tónico + nombre. La función sustantivadora no es necesaria, pues la frase que introduce ya pertenece a esta categoría: – –

Dijo «¿Qué niño?» Dijo: «¡Qué niño!»

– Dijo que qué niño – Dijo que qué niño

La presencia del relativo tónico es necesaria para manifestar oposición a la modalidad asertiva. La presencia del que parece justificada: – –

para diferenciar estilo directo / estilo indirecto. para distinguirlas de los usos metalingüísticos:

– –

Dijo «¿Qué niño?» Dijo «¡Qué niño!»

6. ¿DOBLE TRANSPOSICIÓN EN LOS INTERROGATIVOS? En trabajos pasados hemos defendido que los interrogativos de las construcciones indirectas realizaban una transposición doble. Incorporan el valor de sus hermanos los relativos (adjetivación y funcionamiento dentro del segmento que introducen) y, además, una segunda transcategorización (siempre a la categoría nominal). De hecho existen casos, ciertamente no muy numerosos, en los que un interrogativo es sustituible por la secuencia art. + que2: – –

Dinos qué deseas Pregunta cuánto cuesta

– Dinos lo que deseas – Pregunta lo que cuesta

Para comprender la teoría de la doble transposic ión es necesario retrotraerse a conceptos previos de la teoría de la ciencia. Los modelos teóricos, según reza el principio empírico del maestro danés han de ser coherentes, exhaustivos y simples. Pienso que no existe litigio en cuanto a la coherencia de la teoría de la doble transposición dentro de nuestra metodología funcionalista. Veamos ahora el principio de exhaustividad. La teoría debe explicar e interrelacionar el mayor número de hechos posible de un campo que se acota como objeto de investigación. Entre dos teorías que respetan el principio de coherencia interna se elegirá aquella que explique e interrelacione un mayor número de hechos. El principio de simplicidad está subordinado al de exhaustividad. Doy por demostrado que los interrogativos realizan al menos una transcategorización: los segmentos que introducen en estilo indirecto están nominalizados. A partir de aquí caben dos opciones: 1) Sostener que los interrogativos son transpositores simples a la categoría nominal, como el que1 o el si, con lo que quedan fuera de la explicación esas equivalencias esporádicas qué = lo que, la relación de los relativos y los interrogativos, etc. 2) Defender, como sostenía Bello, que los interrogativos no son otra cosa que relativos tónicos. Esta hipótesis explica: a) Que e1 paradigma de los interrogativos sea prácticamente el mismo que el de los relativos. b) Que, al igual que los relativos, pueden transponer y, a la vez, realizar una función dentro del segmento que transponen. Como relativos que son, deberán cumplir la siguiente regla: siempre que complementen a un nombre realizarán una transposición a la categoría de los adjetivos; cuando no tengan antecedente, efectuarán una doble transposición. Por la misma naturaleza semántica de los interrogativos (no se pregunta lo que ya se conoce) aparecen siempre sin antecedente. Sobre la naturaleza de la primera transposición nos hemos de guiar de los pocos datos que tenernos: sus posibilidades de ser conmutados por el conjunto art. + que2: – – –

No sabe cuánto tiene Ignoro qué dijo Dime qué deseas

– No sabe lo que tiene – Ignoro lo que dijo – Dime lo que deseas

Por lo tanto, los interrogativos realizarían una primera transposición a categoría adjetiva (de ahí que siempre que admiten conmutación por algún relativo sea siempre que2). Su carácter tónico es el rasgo que los singulariza frente a los relativos tanto desde el punto de vista semántico como desde el sintáctico (carencia de antecedente y sustantivación). En la doble transposición se asemejan al comportamiento de quien y cuanto. Es evidente que los interrogativos cuánto y qué incorporan los valores del artículo y del que2. De aquí podemos concluir que la tesis de la doble transposición es más explicativa que la que considera a los interrogativos como transpositores simples: a) sostiene que los interrogativos en estilo indirecto producen el mismo resultado (la nominalización), pero además b) explica sus relaciones con los relativos, y c) da cuenta de algunas equivalencias que de otra forma quedarían sin explicar (qué = lo que2, cuánto = lo que2).

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