1. Introducción. La huella ecológica y su relación con el Desarrollo Sostenible

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Neutralizando nuestra huella ecológica: comparación de los beneficios de una instalación fotovoltaica de 10 kW con la puesta en práctica de “buenos hábitos ecológicos” 1. Introducción. La “huella ecológica” y su relación con el Desarrollo Sostenible El concepto de “huella ecológica” fue acuñado por William Rees y Mathis Wackernagel, de la Universidad British Columbia de Canadá, en el año 1996 con la publicación de su obra conjunta Nuestra Huella Ecológica1. Según estos autores, la huella ecológica es una herramienta contable que permite “estimar el consumo de recursos y los requerimientos de absorción de residuos de una población humana definida, o de una economía en términos de la correspondiente área de tierra productiva”2. Su definición surge de la constatación de que mientras “la población humana y el consumo se están incrementando, (…) el total de la superficie productiva y el stock de capital natural están fijos o en declive”3. Es por eso que lo que intenta conseguir el cálculo de la huella ecológica es hallar el equivalente territorial en hectáreas o km² del volumen de toneladas de recursos que se consumen y de residuos que se generan en una determinada población. La huella ecológica una vez calculada se suele comparar con la denominada “capacidad de carga” o “biocapacidad”, es decir, la capacidad de producción local disponible, teniendo en cuenta la productividad del terreno y una reserva del 12% para conservación de la biodiversidad. Esta capacidad de carga equivale a la máxima explotación a que puede ser sometido un terreno sin dañar de manera permanente su productividad4. En su comparación, nos encontraremos con poblaciones de regiones, países y ciudades cuya huella ecológica supera la propia dimensión geográfica que ocupan, lo que quiere decir que hay un déficit ecológico y que, por tanto, el modelo de producción y consumo de las mismas no es ecológicamente sostenible. En este sentido, cabe destacar el dato del último informe de la Global Footprint Network, en la que participa el mismo Wackernagel, y que constata un déficit ecológico mundial de 0,8 hectáreas por habitante5. El cociente surgido de esta comparación entre huella ecológica y capacidad de carga es denominado como “factor de sostenibilidad”6. De esta forma, el cálculo de la huella ecológica se desarrolla en tres etapas. En primer lugar, una vez seleccionada la unidad de población a analizar, por ejemplo la población de un determinado país, es necesario conocer el dato del consumo medio anual por persona de los bienes correspondientes. En el trabajo de Rees y Wackernagel, se distinguen cinco categorías: alimentación, vivienda, transporte, bienes de consumo y servicios; teniendo en cuenta estas categorías, se suman los consumos correspondientes y se divide por el total de la población considerada. En segundo lugar, se debe estimar el 1

Wackernagel, M. y Rees, W. Our Ecological Footprint, Filadelfia, Gabriola Island, BC, 1996. Ibid., p. 9. 3 Rees, W., “Indicadores territoriales de sustentabilidad”, en Ecología Política, nº 12, 1996, p. 27. 4 Caballero, I. “Nuestra huella ecológica y soluciones para compensarla en base al desarrollo sostenible”, en Documentación Social. Acciones para un futuro sostenible, nº 153, abril-junio 2009, Cáritas Española Editores. p. 85. 5 National Footprint Accounts 2009. Global Footprint Network, November 25, 2009. 6 Wackernagel, M. y Rees, W. Op cit. p. 62. 2

1 Avda. Valladolid 59, 1ºDcha. 28008 Madrid – Tlf: 91 294 00 94/64 Fax: 91 294 00 74 www.ecooo.es

área apropiada per capita para la producción de cada tipo de bien, lo que se obtiene dividiendo el consumo medio anual de cada bien (kg/habitante) entre la productividad media anual por hectárea (kg/ha). Seguidamente, se obtiene la huella ecológica total per capita sumando todas las áreas apropiadas para la producción de todos los bienes que se consumen individualmente. Para terminar, la huella ecológica total del país seleccionado será el resultado de multiplicar el dato per capita por el número de habitantes total7. A esta metodología de cálculo de la huella ecológica, o de deterioro ecológico, se puede aplicar un enfoque según el cual se distinguen las distintas formas de área ecológicamente productiva, que son: el área agrícola, de pastos, la forestal, la marítima, la urbanizada y el área energética. De ellas se puede inferir la correspondiente huella ecológica y entre ellas destaca por su peso determinante la huella ecológica energética. Esta se mide comúnmente como la cantidad de espacio necesario para la absorción del CO2 emitido por las distintas fuentes de energía convencional (las energías renovables, la hidráulica y la nuclear no se consideran aquí, por la baja emisión de gases de efecto invernadero que representan). De esta forma, el National Footprint Accounts de 2009 indica que la huella ecológica energética representa en el mundo más de un 50% del total. De esto se deduce que la generación de energía es el aspecto más importante para determinar si un factor de sostenibilidad resulta deficitario o no. Antes de analizar la huella ecológica media de una persona en España, conviene recordar que, con posterioridad a su trabajo con Rees, Mathis Wackernagel estableció factores correctivos, los llamados “factores de equivalencia” y los “factores de productividad”, destinados a corregir distorsiones producidas mayormente por las distintas calidades de las tierras utilizadas en los distintos países. Así, los factores de equivalencia se utilizan para homogeneizar las calidades de las diferentes tierras productivas dentro de cada país respecto de la productividad media mundial, mientras que los factores de productividad se usan para hacer comparables las productividades de las tierras de distintos países. De esta forma, aplicando estos factores correctivos, obtenemos la capacidad ecológicamente productiva de un país así como su huella ecológica en términos de territorio estándar o hipotético comparable, dando como resultado las llamadas “unidades de área”8 expresadas en hectáreas globales (hag).

2. ¿Cuál es el factor de sostenibilidad en España? Según el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino9, la huella ecológica estandarizada por habitante en el año 2005, último año calculado por esta entidad, indica que cada español hace uso de 6,4 hag de territorio productivo por año para satisfacer sus necesidades de consumo. Esto desglosado en las distintas áreas productivas queda expresado de la siguiente manera:

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Carpintero Redondo, O. El metabolismo de la economía española: recursos naturales y huella ecológica (19552000). Fundación Economía vs Naturaleza. Madrid. 2005. pp. 168 y 169. 8 Ibid. p. 172. 9 “La huella ecológica de España 2008”, en Sostenibilidad y territorio, MARM, Madrid, 2007.

2 Avda. Valladolid 59, 1ºDcha. 28008 Madrid – Tlf: 91 294 00 94/64 Fax: 91 294 00 74 www.ecooo.es

Huella ecológica por área productiva 2005 Agricultura Pastos Marítima Forestal Urbanizada Energía TOTAL Fuente: MARM,

Como se puede apreciar en la tabla, el factor más determinante en la composición de la huella ecológica de nuestro país es el correspondiente al consumo energético, con una cuota del 68%, muy por encima del 50% que establecíamos a nivel mundial en cuenta que las emisiones de gases de efecto invernadero equivalente per capita fueron de 10,1 t España tiene la capacidad de absorber 2,32 t

Fuente: elaboración

Además, como se aprecia en el gráfico, el componente principal de la huella energética es la producción de bienes de consumo con un 47,5%, contabilizando los consumos energéticos directos así como la energía conte de transporte y movilidad está en segundo lugar, con una participación del 23,4% y, tras él, está la vivienda con un 11,2%. Esta misma huella energética según la demanda de bienes y servicios (tablas input output) está protagonizada por la construcción de inmuebles y demás infraestructuras de ingeniería civil, constatando la relevancia del sector de la construcción en nuestro país. También destacan los servicios de producción y distribución de electricidad y petról así como la generación asociada a la hostelería y a la producción de alimentos elaborados, algo que demuestra igualmente la importancia del sector turístico español 10

Inventario de Emisiones a la Atmósfera de España. Edición 2009 (Serie 1990 Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. 2009. p. 1. 11 MARM. op. cit. p. 37.

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Paralelamente al análisis de la huella ecológica y con el objetivo de obtener el factor de sostenibilidad de nuestro país, se debe analizar también la biocapacidad o capacidad de carga la cual, según el MARM, se ubica en unas 2,6 hectáreas globales (hag) por persona y año. Si a esto se le resta el 12% necesario para la conservación de la biodiversidad, el valor final es de 2,4 hag. En ella, el componente más importante es el de la agricultura, aunque el crecimiento demográfico de los últimos años ha hecho que su protagonismo haya ido menguando a favor de los territorios forestales, los cuales han experimentado un crecimiento a lo largo de la pasada década en razón de las políticas de absorción de CO2 conducentes a cumplir con el Protocolo de Kyoto. Con estos datos, se deduce que el factor de sostenibilidad en España es deficitario y que, por tanto, ese déficit ecológico es de 4 hectáreas por persona o, lo que es lo mismo, 175 millones de hectáreas a nivel nacional. En resumidas cuentas, y para que se vea la dimensión de la situación, anualmente nuestra población necesita más de 2,5 veces nuestro territorio para poder sostener el nivel de vida y población12. Se trata de un déficit ecológico que está por encima de la media de la UE y que demuestra que España dispone de espacio sólo para proveer de alimentos y de productos forestales a la población actual, según la dieta y usos forestales existentes hoy en día, y para ningún servicio más. Esto último implica que si lográramos evitar nuestra huella energética, el factor de sostenibilidad estaría cerca de la paridad entre huella ecológica y capacidad de carga, es decir, evitaríamos el déficit existente en la actualidad13. El Gobierno viene poniendo en marcha desde hace varios años diversas estrategias para la reducción global de emisiones de CO2 (E4+, PER y PAN). Pero tales emisiones no sólo dependen de la planificación gubernamental, sino, básicamente, del modo en que cada uno de nosotros hacemos uso de la energía. Más allá de los planes estatales, cabe preguntarse entonces cuánto se pueden reducir las emisiones de CO2 a nivel personal para alcanzar ese equilibrio entre nuestra huella ecológica y la capacidad de carga disponible.

3. ¿Cuánto y cómo se puede reducir la emisión de CO2 desde la iniciativa personal? Como acabamos de ver, si lográramos eliminar de nuestra huella ecológica personal la parte correspondiente a la huella energética, estaríamos muy cerca de obtener un factor de sostenibilidad equilibrado, con un déficit ecológico nulo. En el presente trabajo queremos conocer el nivel de reducción de emisiones que se puede alcanzar desde la iniciativa personal, más allá de los planes nacionales dirigidos a tal fin. Así, es necesario ver, en primer lugar, cuánto se puede reducir la emisión de CO2 de una persona mediante la aplicación de los denominados “buenos hábitos ecológicos”, para luego valorar la opción de invertir en una energía renovable como es la fotovoltaica y comparar sus resultados.

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Ibid. p. 40. Carpintero, O. op. cit. p. 416.

4 Avda. Valladolid 59, 1ºDcha. 28008 Madrid – Tlf: 91 294 00 94/64 Fax: 91 294 00 74 www.ecooo.es

Los buenos hábitos ecológicos para la reducción de las emisiones del hogar Lo que denominamos “buenos hábitos ecológicos”, aquellos comportamientos que buscan la eficiencia en el consumo energético y en la generación de residuos, son hábitos que se ponen en práctica a nivel individual o familiar en el ámbito del hogar, es decir, en nuestro uso de la vivienda y en nuestro transporte cotidiano. Por eso, si queremos conocer las emisiones de CO2 que se logran evitar con estos buenos hábitos ecológicos, debemos saber primero cuánto se emite en el hogar. El dato que debemos tener en cuenta como base es el del consumo de energía primaria, es decir, la energía contenida en los combustibles fósiles como el gas, el carbón o el petróleo, antes de su proceso para la generación de energía final. De esta forma, según el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (MITYC)14, el consumo de energía primaria en el año 2008 fue de 142.070 kilo-toneladas equivalentes de petróleo (ktep): 68.110 ktep en petróleo, 34.783 ktep en gas natural, 13.843 ktep en carbón, 10.368 de energías renovables y 15.368 ktep en energía nuclear. Salvo los dos últimos, el resto de combustibles son, por tanto, causantes de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero causantes del Cambio Climático y su factor de emisión por cada tonelada equivalente de petróleo (tep) es el siguiente:

Factores de emisión de CO2e 1 tep Emisión en t CO2e15 Carbón 3,99 Petróleo 3,09 Gas Natural 2,36 Fuente: elaboración propia a partir de datos del IPCC16

Analicemos, entonces, el caso del transporte en primer lugar. El transporte particular de las familias mediante automóvil representa un 12% del consumo de energía total del país17. En términos de energía primaria, esto supone el consumo de 17.048,4 ktep, de los cuales casi la totalidad corresponden al uso del petróleo y sus derivados. Teniendo en cuenta que en España existen 14,5 millones de hogares principales18, a cada uno de estos hogares les corresponde entonces un consumo total de 1,17 toneladas de petróleo para el uso del automóvil; 0,39 toneladas de petróleo por habitante (a 3 personas por familia, como media), siempre en el ámbito del hogar. De esta forma, atendiendo al factor de emisión estipulado para el petróleo, podemos concluir que cada español emite 1,2 tCO2e al año por el uso de su coche (3,62 t CO2e por hogar). En segundo lugar, debemos analizar el consumo en la vivienda. Si, como afirma el IDAE19, las viviendas acaparan el 18% de la energía total consumida en España, se deduce que 25.572,6 ktep van a parar a este sector. Aunque el consumo de energía final 14

La Energía en España, 2008, Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. p. 42. CO2 equivalente, que contabiliza el CO2 y el resto de gases de efecto invernadero emitidos por los procesos energéticos. 16 IPCC, 2006. Guidelines for National Greenhouse Gas Inventories, volumen 2. P. 2.16. 17 Guía práctica de la Energía. Consumo eficiente y responsable. 2da. Edición, 2007. IDAE. Madrid. p. 18. 18 Censo de población y viviendas 2004. Instituto Nacional de Estadística (INE), www.ine.es 19 IDAE, 2007. Ibid. 15

5 Avda. Valladolid 59, 1ºDcha. 28008 Madrid – Tlf: 91 294 00 94/64 Fax: 91 294 00 74 www.ecooo.es

de los hogares se nutre de derivados del petróleo, gas natural, carbón y electricidad, aquí vamos a simplificar el cálculo de emisiones de CO2e suponiendo que toda la energía consumida en las viviendas es eléctrica. Por tanto, estas emisiones se deben calcular a partir del reparto entre los distintos tipos de combustibles fósiles utilizados para la generación de electricidad y su consumo en los hogares. Así, según el MITYC, la generación eléctrica se compone en un 32% de gas natural, es decir, 8.183,23 ktep; en un 21% de carbón, 5.370,25 ktep, y en un 7% de petróleo, 1790,1 ktep. Este reparto, a partir de los factores de emisión definidos anteriormente, implica un cúmulo total de emisiones de GEI de 46.271.129,3 tCO2e; 3,19 tCO2e por hogar, y 1,06 tCO2e por habitante. De esta forma, entre emisiones por transporte y las correspondientes al consumo en la vivienda, cada español estaría emitiendo un total anual de 2,26 tCO2e; 6,78 tCO2e por hogar. Esto implica una huella ecológica energética de 0,97 hag per capita en el ámbito del hogar. Una vez estimado el consumo energético y las emisiones de CO2e por persona en el ámbito del hogar, queremos saber cuánto se pueden reducir ambos factores aplicando lo que denominamos buenos hábitos ecológicos para después comparar este resultado con las emisiones que se evitarían gracias al uso de la fotovoltaica. Entre esos buenos hábitos se encuentran el reciclaje, el uso racional del agua, la movilidad a través de transporte público, el uso de bombillas de bajo consumo, la compra de electrodomésticos eficientes, la moderación en el uso de calefacción y aire acondicionado, así como el aislamiento de ventanas y puertas, entre otros muchos. Estos hábitos pueden llevar, según algunos estudios, a un ahorro energético doméstico de alrededor del 9% por hogar20. Si nos atenemos a este porcentaje en lo que respecta al uso de energía eléctrica en la vivienda y a ello añadimos el ahorro energético que supondría reemplazar la movilidad en turismos particulares por el uso del autobús, cuya relación es de tres a uno (el autobús supone un consumo de combustible tres veces menor al del automóvil), tenemos que el consumo individual en los hogares pasa de 2,26 tCO2e a 1,36 tCO2e. La cuenta es la siguiente: 1,2 tCO2e/3 + [1,06 tCO2e - (1,06*9%)] = 1,36 tCO2e Autobús + Eficiencia en el hogar = Emisiones GEI Es decir, con buenos hábitos ecológicos se puede lograr una reducción de aproximadamente 0,9 tCO2e por persona al año; o lo que es lo mismo, 0,38 hag menos en huella ecológica. Esto representa la reducción en un 39% aproximadamente de las emisiones y la huella energética de cada persona en el ámbito del hogar, pero queda muy lejos de neutralizar la huella ecológica global, ya que sólo se ha reducido esta de 6,4 hag a 6 hag.

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Índice de Eficiencia Energética, de Gas Natural: www.canaleficiencia.com o www.gasnatural.com; estudio sobre eficiencia energética en hogares, de Unión Fenosa: www.vidasostenible.org

6 Avda. Valladolid 59, 1ºDcha. 28008 Madrid – Tlf: 91 294 00 94/64 Fax: 91 294 00 74 www.ecooo.es

Reducción de la huella energética y ecológica con una instalación fotovoltaica Frente a la opción de poner en práctica los buenos hábitos ecológicos, tenemos la alternativa de promover a título individual la producción de energía libre de toda emisión de CO2. Esta opción es la de las energías renovables y, dentro de ella, la energía solar fotovoltaica. Ponemos el caso de este recurso energético por su fácil acceso por parte de la ciudadanía frente a otras renovables como la eólica, que requieren inversiones económicas de gran tamaño y mayor espacio físico. Más fácil aún puede resultar su acceso si acudimos a iniciativas como la de los Huertos Solares Urbanos, un concepto enarbolado por ecoºº (www.ecooo.es) y que consiste en pequeñas y medianas instalaciones de paneles solares sobre cualquier tipo de cubierta, ya sea industrial, residencial o sobre edificios públicos, en las que pequeños y medianos ahorradores pueden participar gracias a inversiones compartidas. Así, tomaremos como referencia una instalación de energía fotovoltaica de 10 KW de potencia, la cual produce de promedio unos 16.000 kWh al año. Para ver cuántas emisiones de CO2e se lograría evitar es necesario hacer el cálculo de cuánto emitiría la generación de esta misma electricidad a partir de los recursos normalmente utilizados. Estos recursos son el gas, a través de las centrales de ciclo combinado, y el carbón de las centrales térmicas; recursos por los que se reemplaza la generación a partir de renovables en virtud de la normativa vigente21. Para hacer el cálculo correspondiente, aquí consideramos que el uso del gas es 1,5 veces el del carbón, según la relación vista anteriormente cuando analizábamos la composición de la generación eléctrica. De esta manera, de los 16.000 kWh, el 60% serían generados con gas natural y el 40% restante a partir de centrales térmicas de carbón. Lo que tenemos que conocer a partir de este reparto, es cuántas toneladas equivalentes de petróleo de cada combustible fósil son utilizadas para la producción de esos kWh de electricidad. Para ello, hay que tener en cuenta el siguiente dato: para la generación de los 263.530 GWh de electricidad que se generaron en España en 200822, se emplearon 54.216 ktep23. Esto quiere decir que para la generación de 16.000 kWh se necesitan, de media, 3,29 tep. De esta cantidad, por tanto, 1,97 tep (el 60%) corresponde al gas natural, y 1,32 tep al carbón (el 40% restante). Para calcular las emisiones que se estarían evitando con los 16.000 kWh generados a partir de la energía solar fotovoltaica, no tenemos más que aplicar los factores de emisión a estas cantidades: 1,97*2,36 tCO2e+ 1,32*3,99 tCO2e = 9,92 tCO2e Gas Natural + Carbón = Emisiones GEI Vemos que 16.000 kWh generados a partir de combustibles fósiles implican una emisión de casi 10 toneladas de CO2 equivalente, lo que equivale, a su vez, a 4,27 hag. Esta es, por tanto, la cantidad de emisiones que estaríamos evitando al instalar 10 KW de potencia con energía solar fotovoltaica, emisiones que implican borrar casi por completo la huella energética de un español y, sobre todo, neutralizar su huella ecológica global, al igualarla con la biocapacidad existente.

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R.D. 661/2007, artículo 17.e y Anexo XI, puntos 3 y 4. REE, 2009. 23 MITYC, ibid. 22

7 Avda. Valladolid 59, 1ºDcha. 28008 Madrid – Tlf: 91 294 00 94/64 Fax: 91 294 00 74 www.ecooo.es

4. Conclusiones Si para neutralizar el déficit ecológico de nuestro país necesitamos borrar nuestra huella ecológica energética, con los buenos hábitos ecológicos en el hogar estaríamos aportando muy poco a este objetivo, ya que su aplicación equivale a borrar sólo un 8% de la misma. En cambio, con la instalación de 10 KW de energía solar fotovoltaica, al evitar la emisión a la atmósfera de casi 10 tCO2e, se llegaría a saldar el 98% de la huella energética y, con ello, lograríamos equilibrar la huella ecológica personal con la biocapacidad disponible; es decir, evitaríamos cualquier déficit ecológico, realizando así un gran aporte a la sostenibilidad de nuestro modo de vida. Todas las medidas que podamos adoptar para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero son necesarias. Su combinación es fundamental para consolidar un modelo de vida sostenible. Sin embargo, como hemos demostrado aquí, de entre todas las opciones que se encuentran al alcance del ciudadano medio, el uso de energía solar fotovoltaica se erige como la alternativa más eficaz en este desafío.

Andrés Celave Fernández Depto. de Estudios e Investigación de ECOoo

8 Avda. Valladolid 59, 1ºDcha. 28008 Madrid – Tlf: 91 294 00 94/64 Fax: 91 294 00 74 www.ecooo.es

BIBLIOGRAFÍA -

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Sitios web - www.vidasostenible.org - www.footprintnetwork.org - www.larutadelaenergia.org - www.myfootprint.org - www.rprogress.org/index.htm - www.sostenibilidad-es.org - www.ine.es

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