22 Subterranis Una especie de escalera extraña: no sube ni baja. Observación del espacio público en Badia del Vallès Andrea Avaria Saavedra The Red Tapes Subterranis Recomponiendo el imaginario urbano. El municipio de Badia desde la perspectiva de sus habitantes María Teresa Tapada y Lucrezia Miranda
En un segundo momento, la observación de/sobre la observación produce reflexión. Es un ejercicio que hace evidentes y conscientes (para el observador y para quien se narra) tanto los modos de percibir, como las formas de construir realidad a través de la descripción de aquello que se observa y de las formas de (des)escribirlo. La observación de la observación se constituye en una oportunidad no solo reflexiva, sino metodológica, en la medida que nos abre hacia nuevas formas de construir conocimiento y a reflexionar sobre lo que observamos y comunicamos. Para quien anda o transita, ¿en qué se diferencia Badia de otros lugares? Seguramente en aquellas cosas que se observan, que se hacen más evidentes en la primera visita, en las claves que aprendemos a descodificar y que se complejizan al habitar el lugar, y al estar más allá del tránsito. Quizá no se diferencia en nada; con respecto a otros lugares quizá no es más que el contenido de las claves y de cómo son integradas, corporeizadas, performadas o simplemente interpretadas, las diferencias no están en el lugar sino en las formas de observar, y en las distinciones que generamos los que “viajamos”. Las diferencias se evidencian en aquello que se hace presente al ser parte de un mismo cuerpo social, espacial, político, etc. Una especie de gran cuerpo en el que se reproducen a su vez cuerpos únicos y más pequeños, pero que son parte y todo al mismo tiempo. Se produce en lo específico de las calles, en las cuales se (re)produce el cuerpo que transita y éste, a su vez, es una reproducción similar, pero distinta de lo mismo, como las muñecas rusas, que se abren y salen una dentro de la otra, reproducidas, similares, pero no idénticas. La pequeña es parte de la grande y a su vez es una reproducción de las demás.
BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA DELGADO, Manuel. El animal público. Hacia una antropología de los espacios urbanos (Barcelona: Anagrama, 1999). GOFFMAN, Erving. La presentación de la persona en la vida cotidiana (1. edición, 5. reimpresión) (Buenos Aires: Amorrortu, 2004). JOSEPH, Isaac. “Paisajes urbanos, cosas públicas”, Retomar la ciudad. El espacio público como lugar de acción (Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 1999).
NOTAS 1 Master en Antropología y Desarrollo. Doctoranda en Antropología Social y Cultural.
[email protected] 2 La población total, según el censo del 2001, es de 14.714, de los cuales apenas 74 son extranjeros, es decir, el 0,5% del total de la población. Esto confirma en cierto modo mi primera percepción. Se trata de uno de los municipios de la región metropolitana con menor índice de población extranjera.
RECOMPONIENDO EL IMAGINARIO URBANO. EL MUNICIPIO DE BADIA DESDE LA PERSPECTIVA DE SUS HABITANTES MARÍA TERESA TAPADA Y LUCREZIA MIRANDA (CON LA COLABORACIÓN DE NÚRIA SÁNCHEZ Y MARÍA FERNANDA CASORZO)
1. Introducción y metodología
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El texto que presentamos es el resultado de una prospección de campo realizada en el municipio de Badia del Vallès, en el marco del proyecto de Pedro G. Romero para la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona1. El municipio de Badia es un lugar con significados diferentes para quien vive en él y para quien lo observa al pasar por las autopistas que lo ciñen a un pedazo de territorio de la comarca del Vallès. Es posible que personas ajenas a la vida cotidiana del barrio conserven ideas preconcebidas de un lugar que no han visitado ni se plantean visitar jamás. A Badia sólo se va si se tiene que hacer algo determinado, o si se vive allí; por Badia no se pasa, a Badia se va. Esas imágenes mentales de un lugar no vivido proceden de nociones estereotipadas reproducidas por quienes no residen en el barrio ni conocen a sus gentes. Nuestro esfuerzo se ha centrado en la voluntad de agrupar el conjunto de imágenes y vivencias espaciales de algunos residentes, con el objeto de reflejar la imagen de los que viven en ese “lugar de lugares” que es Badia. Los medios utilizados para captar esas imágenes, recomponerlas y explicarlas se han basado en entrevistas en profundidad, trazado de
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mapas mentales y fotografías realizadas por los entrevistados con un tema único: su vida cotidiana en Badia. Para facilitar la transmisión individual del mundo particular de cada informante se distribuyeron cámaras de un solo uso, que les acompañaron en su vida cotidiana durante una semana. Cada informante buscó reflejar a través de la cámara sus impresiones sobre el municipio en el que viven. Desde aquí agradecer a todos ellos su colaboración desinteresada. El resultado es una reflexión sobre el poder de representación mental del espacio urbano, y de las repercusiones que estas representaciones tienen en nuestra vida. La riqueza de imágenes de Badia transmitidas en las entrevistas, fotografías y mapas cognitivos2 hablan de la diversidad de matices en la vivencia del espacio construido, frente a la imagen monolítica transmitida por otros medios. Sólo cabe agradecer a los vecinos y vecinas de Badia su cordialidad y apertura al plantearles participar de este experimento urbano y humano, que nos ha proporcionado una visión particular de un lugar dinámico y vivo, tal y como es el territorio de su ciudad.
2. Badia como barrio dormitorio. Por una actualización del concepto Los polígonos de viviendas construidos en Europa desde los años cincuenta hasta finales de los ochenta han representado una fase importante de la historia de la planificación urbana europea. Fueron construidos para resolver la fuerte demanda de vivienda, a partir de los principios arquitectónicos aportados por el Movimiento Moderno. Comparten algunas características básicas, tales como su gran escala, cierta homogeneidad en las formas y técnicas constructivas, su localización en zonas periféricas de las ciudades europeas, y la asociación casi inmediata con una mala imagen externa. Dichos aspectos característicos, comunes a muchos de estos polígonos, han ido generalmente acompañados de un deterioro progresivo de la calidad constructiva de las viviendas, la carencia de servicios básicos y el aislamiento respecto a las poblaciones cercanas. El término que ha descrito de forma más clara el tipo de uso asociado a estos polígonos ha sido el de barrio dormitorio. Los movimientos pendulares de sus residentes al lugar de trabajo marcaron durante décadas la actividad cotidiana del barrio. Las dinámicas demográficas plantean cambios en los usos de los barrios, por lo que la imagen del barrio dormitorio de antaño precisa de una actualización que incorpore usos
antes no considerados. Los polígonos de vivienda, aunque conservan como en el pasado muy bajos perfiles de ocupación dentro del barrio, también contienen vida social, actividades de ocio y un tejido social activo en el interior de su territorio. Las imágenes de los polígonos de vivienda españoles de finales de los ochenta en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, tal y como se transmiten a través de películas o de los medios de comunicación, necesitan ajustarse a la realidad actual cambiante y diversa de estos barrios. Nuestro objetivo en este trabajo ha sido mostrar la vida dinámica y compleja del interior de uno de estos barrios, tal y como se nos ha revelado a través de entrevistas, mapas y fotografías.
3. Fragmentos de la memoria urbana de Badia 3.1 Breve origen de Badia Ni tan siquiera un polígono de viviendas como Badia se escapa de tener un origen mítico. Según algunas fuentes orales, una condesa cedió unos terrenos familiares para la construcción de un barrio que cubriera las necesidades de personas sin vivienda. Parece que la supuesta condesa no fue sino la señora Elisa Badia, hija de un fabricante de hilados de Sabadell que vendió –y no cedió, como cuenta la historia popular– los terrenos que ocupa Badia en la actualidad (Rovira, B. y Santos, I., 1995:22). Tampoco la familia Badia era la única propietaria de este territorio. Según algunas fuentes, existía también otra finca, Can Sanfeliu, que tuvo que ceder una superficie superior a la de las fincas vendidas originalmente por Elisa Badia. La elección del nombre de Badia para el nuevo polígono se basó en la simplificación y la facilidad de pronunciación del término “Badia” frente al de “Sanfeliu”, tal vez más propio, habida cuenta que el 90% del territorio del municipio correspondía a esta última finca (op. cit.: 17 y ss). En 1961, el Gobierno aprueba el Plan Nacional de la Vivienda, que prevé la construcción de doce mil viviendas. El INV, Instituto Nacional de la Vivienda, actúa como contratista, y la Obra Sindical del Hogar como ejecutor de la obra. Los alcaldes de los municipios colindantes (Ripollet, Cerdanyola, Sabadell, Montcada y Barberà) se niegan a la construcción del polígono en los terrenos previstos para la obra, situados entre los municipios de Cerdanyola y Barberà. Proponen una alternativa a la concentración, sugiriendo la distribución de las familias que precisen de
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vivienda social entre los distintos municipios. La propuesta alternativa de los alcaldes no es ni siquiera considerada. Helma, empresa encargada de la urbanización del polígono, utilizó prefabricados3 para su construcción; en 18 meses, trabajando en turnos continuados día y noche, Badia pasa de ser un proyecto sobre plano a una realidad. Terminada la construcción a principios de los setenta, hasta la ocupación de la primera vivienda en el año 1976, pasa un tiempo en el que Badia se convierte en una inmensa ciudad deshabitada, vacía y aislada. Diversos problemas derivados de la falta de servicios básicos y otros tantos en la adjudicación de las viviendas convierten a Badia en una clara representación de la ineficacia del aparato burocrático franquista en sus últimos años. Durante ese tiempo, Badia es una ciudad fantasma. Una de las particularidades del polígono de viviendas de Badia es que representa el mapa de la Península Ibérica. La intencionalidad de la idea no es del todo clara, de la misma manera que otras metáforas de la unidad de los pueblos de España –como la construcción del Pueblo Español de Barcelona– tampoco pueden asignarse a una única paternidad (Bengoechea, S., 2004: 37). A pesar del tiempo transcurrido entre uno y otro proyecto (el Pueblo Español de Montjuïc se construye para la Exposición Universal de 1929), ambos comparten referentes de la unidad de España en Cataluña.
Foto aérea de Badia del Vallès.
Sin embargo Ricardo Piqueras Suárez, arquitecto al que se atribuye el trazado urbano de la ciudad, desmitifica la intencionalidad política de la idea. Asegura que no había ninguna idea previa al diseño. “Nosaltres ens vam cenyir al terreny, que va resultar tenir aquesta forma. A mesura que l’obra avançava, cada dia era més difícil moure-s’hi. Ens hi perdíem.
Una tarda doncs, se’ns va ocórrer posar noms als carrers i com que la forma s’assemblava al mapa d’Espanya, els vam batejar amb els noms peninsulars”, recorda l’aparellador Salvador Molins. “Va ser una cosa espontània, improvisada. Una idea que va sorgir de l’equip tècnic, a les mateixes oficines de l’obra, i que es va resoldre amb un parell de tardes” (Rovira, B. y Santos, I., 1995:10). Lo cierto es que Badia nace contra-natura, lo que le otorga desde su nacimiento un carácter de “acto erróneo”. Se la ha calificado de “ciudad fantasma”, “ciudad artificial”, “error de planeamiento”, “mole de hormigón”. Badia es un polígono resultante del planeamiento salvaje de la época, situado entre el eje de las vías C-58 y la autopista A-7, que acoge a 14.313 habitantes (Diputació de Barcelona, 2004), con un total de 5.793 viviendas, en una superficie de algo menos de una hectárea cuadrada. 3.2 Escenas de la memoria urbana: tres momentos en la narrativa histórica Esta metáfora de una “España en miniatura”, lugar de acogida de familias venidas de diversos lugares, es ya una realidad en la época de ocupación de las primeras viviendas, en el año 1976. La llegada al barrio y la primera imagen de los vecinos de la Badia desocupada constituyen uno de los puntos de partida de la historia particular de nuestros informantes. Casi todos coinciden en los mismos calificativos al rememorar ese primer momento de encuentro. Casi todos recuerdan la amplitud de las calles, el cuidado de los jardines en los espacios entre bloques, el verde del césped y la limpieza de sus espacios públicos: “Cuando lo vi por primera vez me gustó mucho; el barrio en sí era muy bonito; era todo nuevo, evidentemente. Mucho espacio abierto, mucha zona verde, mucho arbolado… Era muy bonito, me gustó mucho. A mí lo que no me gustaba tanto era el hecho de venirme a las afueras. Yo estaba acostumbrada a vivir en Barcelona; vivía en el centro desde los 8 años… y entonces lo que me costaba un poco era trasladarme al campo: en aquel momento esto era el campo. Ahora ya no, pero hace treinta años esto era el campo”. (Àngels A., 50 años, vive en Badia desde la inauguración de los pisos) “Muy bonito, pero no había nada.” El entrevistado venía de “una ciudad muy bonita” (Santander). Al principio Badia no le pareció tan bonita, “pero luego sí”. Enseguida se hicieron amigos en el barrio…
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“Al principio, el barrio era muy diferente de lo que es ahora: había muchas zonas sin construir, más parterres…” Le impresionó sobre todo “la amplitud.” (Vicente O., cuarenta y tantos, funcionario de Renfe. Vive en Badia desde el primer ingreso de los residentes) “La primera vez que llegué al barrio, lógicamente había pocas cosas… faltaban muchas cosas (ambulatorios…). La cosa de jardinería y todo eso –parques, jardines– estaba perfecto; esto era un vergel, era verde, mucho césped…” (José T., jubilado, castellano-manchego. Llegó a Badia cuando se adjudicaron las viviendas) ¿Cuál fue la impresión que recuerda de Badia cuando llegó por primera vez? “La visión general de todo el que viene: la impresión fue buenísima. Al principio la imagen era modélica: las viviendas estaban muy bien, se vivía bien…” (Miguel B., alrededor de 40 años; su familia se mudó a uno de los pisos en 1979. Hoy vive en Sabadell, pero sigue trabajando en Badia y se siente muy identificado con el barrio) “No había coches… por aquí no había coches prácticamente…” Entonces lo veía todo muy amplio: “una ciudad hecha para el futuro, todo ancho, todo grande…” (Fernando J., divorciado, 3 hijos. Vivió en Badia desde su ocupación. Se marchó hace dos años) ”Yo recuerdo mucho el asunto de los jardines, que estaban muy bien cuidados… muy bonitos, muy…, pero claro… viene lo que pasa… mucho personal y ya empiezan las cosas a perder su tronco…” (Enrique L., jubilado de Renfe, originario de Jaén. Llegó a Badia dos años después de la inauguración del barrio, en 1978)
Los requisitos de adjudicación de la vivienda pasaban por la demostración de la afiliación al sindicato vertical, la acreditación de unos ingresos entre el 1 y el 2,5% del salario mínimo y la condición de que las parejas compradoras estuvieran legalmente casadas. Aquellos que no cumplían los requisitos exigidos eran rechazados. Es el caso de Àngels A., que solicitó un piso para vivir con su novio: “(El piso) no nos lo concedieron, porque… estábamos solteros. Y para obtener el piso, había que cumplir una serie de requisitos y entre ellos estaba el estar casado, tener hijos, unas rentas mínimas, etc. Nosotros estábamos solteros. Entonces nos lo denegaron automáticamente.”
Muchos de los pisos fueron adjudicados a familias que cumplían los requisitos, pero también lo fueron a otros que no necesitaban la vivienda y compraron los pisos con el ánimo de especular. Muchos de estos pisos permanecían vacíos, hasta que nuevas familias los ocupaban de forma ilegal, reclamando su derecho a una vivienda digna. Algunos de los vecinos entrevistados asocian este momento de ocupaciones ilegales con el origen de la mala imagen del barrio. Otros atribuyen esta mala imagen no tanto a las ocupaciones como a las movilizaciones posteriores de los vecinos para solicitar la regularización de la situación habitacional en el barrio. “Desde hace 15 o 16 años y tal, que vino ‘todo el personal’. Después vino una racha que fue un poco ‘chunga’. Por ejemplo: a compañeros míos les dieron piso… y [ocupantes ilegales] se vinieron a vivir, le dieron una patada y se metieron. Lo ocuparon y no ha habido manera de echarlos. Después nada; ¡yo vivo en una escalera que es una divinidad!” (Enrique L.) “… Tuvo una época en que se deterioró muchísimo. Yo no sé si has oído hablar del tema de las ocupaciones de los pisos… Empezaron a ocupar pisos, ya que había muchos pisos vacíos. No sabemos por qué, pero me imagino que, como aquello se construyó en tiempos de Franco, había muchos chanchullos… Hubieron muchas concesiones de pisos a gente que no los necesitaba y que especulaba alquilándolos, o simplemente teniéndolos vacíos para esperar y especular con ellos. En fin… que esto trascendió. En ese tiempo, Franco estaba muy mal, entra la democracia y tal… La ocupación de los pisos creo que fue antes del 75. Empezaron a haber ocupaciones de pisos, empezó a venir gente a dar patadas en las puertas y a haber ocupaciones de los pisos, porque sí. (…) Deterioró la imagen del barrio de cara afuera…” (Àngels A.) “… se metieron a pegarle patadas a las puertas, las abrían, se colaban dentro y se quedaban a vivir; luego, con los años, fueron arreglando la documentación y todo para que el piso fuera de ellos.” (Eduardo, 46 años, casado y con hijos. Vive en Badia desde la inauguración de los pisos)
En aquel momento, Badia formaba parte de una mancomunidad entre Cerdanyola y Barberà del Vallès. El proceso de ocupación de pisos vacíos desemboca en una situación de ilegalidad para una parte
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considerable de la población. Según datos del ayuntamiento, en 1995 había 715 pisos en situación irregular. Adigsa (Empresa Pública d’Administració i Gestió S.A., dependiente del Departament de Política Territorial i Obres Públiques de la Generalitat) se hace cargo del mantenimiento y mejora del barrio en 1985, asumiendo trabajos importantes de mejora del entorno construido. En 1994, tras casi veinte años de pertenencia a la mancomunidad y varios años de lucha vecinal, se alcanza la tan ansiada independencia de Badia, que se convierte oficialmente en “Badia del Vallès”. No obstante, la independencia del municipio no va acompañada de presupuestos propios, lo cual hipoteca la posibilidad de gestionar recursos propios –una cuestión aún sin resolver.4
4. Definiciones de Badia según los badienses 4.1 ¿Qué es Badia? Las múltiples definiciones del territorio Badia puede describirse como una gran mole de hormigón, uniforme y monolítica. A pesar de la visión externa que se tiene del barrio, es considerada por sus vecinos como un lugar agradable para vivir. La amplitud de sus calles, los numerosos espacios verdes y unos pisos valorados de forma positiva por sus vecinos son características mencionadas por los residentes como aspectos positivos del lugar en el que viven. Un entorno construido puede ser percibido de formas diversas, contradictorias y complementarias. Algunos de nuestros informantes hacen explícito el contraste entre imágenes de quienes ven a Badia desde fuera y sin conocerla y las imágenes de quienes viven allí. Afirman que “el barrio es muy diferente visto desde dentro” y que no se parece a la idea que pueda uno formarse de él cuando pasa por la autopista: “Desde la autopista ves sólo edificios muy altos, como un nido de hormigas. Parece que vivamos todos los unos sobre los otros, pero la verdad es que se vive muy bien: aceras muy anchas, muy espacioso, mucha luz”… [Estoy] “muy contento de vivir en el barrio.” (Vicente O.) “Lo que tú ves pasando por la autopista son bloques horrorosos… todo el mundo dice ‘¡Badia, qué feo!… ¿cómo te vas a ir a vivir a ese sitio?’… Pues sí, pero luego cuando entras, yo creo que ya querrían muchos pueblos tener… no sé, las zonas verdes que tiene Badia, las calles que son amplias, las aceras que son amplias, el sitio de aparcamiento… [Cuando lo conocí] me dio una sensación de amplitud, de azul, verde,
parques… y no esa sensación de agobio.” (Esther G., trabaja en Badia desde hace un año y medio)
La estética de los edificios recibe las críticas más contundentes: los bloques son considerados feos y grises, los balcones parecen cajas, las ventanas de corredera están muy deterioradas y son desiguales… Pero frente a esta valoración negativa del diseño de los edificios, las calles, los espacios verdes y la noción de amplitud general del barrio son aspectos muy valorados por los vecinos. “… el pueblo en sí muy bonito que digamos no es… en el sentido de que esos edificios enormes de cemento gris… Luego, si ves los pisos por dentro, los pisos son muy majos. Pero por fuera no son bonitos: son edificios grises, grandiosos, con aquellos balcones que parecen cajas. Los edificios bonitos no son, pero las calles sí: las calles son muy anchas, con espacio verde. Las calles, para mi gusto, sí que son bonitas… en el sentido de amplitud, luz, claridad…” (Àngels A.)
Otro aspecto muy valorado por los vecinos es el servicio de transporte que conecta Badia con los municipios vecinos mediante autobuses y con Barcelona por tren. También aparecen como valores del barrio servicios como el ambulatorio y el mercado, que es visitado por vecinos de Sabadell por su calidad y buen precio: “Los ciudadanos de Badia tenemos de todo. De transporte tenemos Renfe allí al lado. Tenemos transporte que va a Barcelona, a Sabadell, a Cerdanyola… Tenemos un ambulatorio que es una divinidad, que tiene muy buenos médicos… Tenemos un mercado que es una divinidad, todo muy bien presentado… ¡Yo vivo en una escalera que es una divinidad!” (Enrique L.)
Cuestiones que preocupan a los vecinos son el desempleo de los más jóvenes y la falta de recursos para materializar la independencia política de Badia y generar sus propios puestos de trabajo. Los nuevos proyectos llevados a cabo por el ayuntamiento son objeto de esperanza y a la vez de crítica. La atracción de empresas para alojarse en naves industriales que están en construcción parece ser una opción viable en un municipio que necesita generar recursos propios. Por el momento, la subvención de la Generalitat es prácticamente el único recurso que permite que Badia funcione como entidad independiente.
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4.2 Ciudad, barrio, pueblo: las dos Badias La falta de servicios que caracterizó los primeros años de Badia y los problemas generados por la ocupación ilegal de las viviendas obligan a sus gentes a la reivindicación de sus derechos como ciudadanos. Casi todo en Badia procede de la lucha de sus vecinos, quienes actualmente son conscientes de lo que han conseguido con su esfuerzo. Si la Administración creó una Badia surgida de la nada, un cuerpo uniforme y mastodóntico de hormigón y hierro, sus vecinos le dieron vida y le otorgaron voz. El orgullo de conseguir con esfuerzo lo que hoy es el municipio genera un fuerte sentimiento de pertenencia al lugar que es Badia. A la pregunta de cómo la definen (ciudad, barrio, pueblo), sus respuestas reflejan el tejido social que la caracteriza: “Badia es mi pueblo.” (Vicente O.) “Más bien es un pequeño pueblo.” (Eduardo) “La relación que hay entre la gente es como muy de pueblo… Es muy de vecina, de pueblo.” (Àngels A.) “Yo lo veo como un pueblo; tiene una vida totalmente de pueblo.” (Esther G.) “Lo veo como ciudad y barrio a la vez. Ciudad, porque hay de todo; barrio –aunque extenso– por la tranquilidad. El único jaleo es el ruido de los coches de la autopista.” (José Antonio) “Yo hay veces que digo… todavía [se refiere al tiempo que ha transcurrido después de la emancipación administrativa de Badia] tengo la costumbre de barrio, pero bueno, ya es como pueblo. Además puedo asegurarte que… siempre hay de todo ¿no?, pero un porcentaje muy alto de los badienses estamos orgullosos de ser badienses, de verdad que sí…” (José Luis Gracia) “Pienso en Badia como ‘mi pueblo’ [lo dice de modo enfático, sin dejar lugar a dudas], o Badia. En cambio, Sabadell [ciudad a la que se mudó hace unos años] ya es diferente. Sólo pienso en Sabadell como ‘el lugar donde vivo’”. Y continúa diciendo de Badia: “No es que sea bonito, pero tiene su arraigo también, señales de identidad. Hay una sensación de pueblo: ‘Somos de aquí.’ Y eso ha costado. Antes, la gente no decía que era de Badia del Vallès. Desde hace 10 o 15 años hay más sensación
de pueblo.” Dice que hay muchas fiestas asociativas y que se hacen muchas cosas a nivel comunitario. (Miguel B.)
Pero no hay espacio para la idealización. De la misma manera que los vecinos valoran claramente el sentimiento de comunidad, perciben la falta de civismo que aparece en el momento en que la gente deja de implicarse en la reivindicación pública de sus derechos ciudadanos. Manuel J., jubilado, persona políticamente involucrada en el movimiento ciudadano de Badia –en el pasado, incluso llegó a ser concejal del ayuntamiento– piensa que éste ha perdido fuerza porque no se colmaron ciertas expectativas políticas tras la llegada de la democracia. En su opinión, los políticos prometen cosas que no cumplen cuando alcanzan el poder y la ciudadanía deja de creer en ellos y, de paso, también deja de creer en la lucha política. Ahora que está jubilado cree que el fuerte tejido social que caracteriza a Badia se ha ido vaciando de contenido reivindicativo para convertirse en algo más folklórico, que tiene su interés cultural, pero que no es esencial para la vida política y reivindicativa de una comunidad. Reflexiona Manuel: “La gran ilusión que todo el mundo tuvo, en los años ochenta, setenta… después hay mucha gente que se ha desengañado de cosas. (…) Yo soy partidario de que la gente es la que se tiene que mover… pero claro, a la gente le conviene mucho una especie de ‘aborregamiento’, de aletargamiento… Aquí, en esta casa, los políticos… conciben que aquí hay que jugar a petanca, bailar la sevillana… pero aquí no se habla de una conferencia, de un cursillo de no sé qué; aquí no se quiere aprovechar al mayor (…) Hombre, la gente cuando aprende… dame un pan y si me enseñas a hacer pan y estoy harto de pan siempre. (A) la gente no le conviene que los mayores se movilicen, que… no sé… que no tengan sus… inquietudes. A ellos les conviene que el mayor crea que tiene todo hecho… A ellos no les conviene –digo los que gobiernan…” (Manuel J.)
Manuel se refiere al Casal d’avis al que los jubilados, mayoritariamente hombres, acuden a jugar al dominó, la petanca o el ajedrez, o a tomarse un cortado. Insiste en la falta de conciencia social que puede degenerar en el surgimiento de actitudes incívicas, especialmente en gente más joven, inmersa en la sociedad de consumo actual. Esa crítica, insiste, es aplicable a cualquier contexto y no es un mal de Badia, sino de nuestra sociedad.
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Y continúa:
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“Lo tengo clarísimo, gracias a quien sea, lo tengo clarísimo. Lo que les conviene es que aquí no haya quien se mueva para nada. Eso es malísimo, eso se traslada luego al adecentamiento del jardín, al comportamiento de la escalera con el civismo que se tiene que aplicar aquí cuando ves una barbaridad, al otro no le dices… A aquel que está haciendo eso allí, ¿por qué no le paramos los pies entre los dos? Ah no, que se apañe como quiera. Por culpa de lo que sea los que lo provocan… si lo encarrilan después; hay una serie de cosas que van en cadena. Porque vemos una injusticia y la gente pasa como si tal cosa con lo malo que esto es. Eso pasa porque no se fía nadie de nadie… y porque han creado ese ambiente… porque es lo que les conviene para después ir diciendo tonterías, haciendo ‘gilipolladas’, y para pelearse por ‘gilipolladas’, mantener un ambiente que echa lumbre. Yo por lo menos lo pienso así.” (Manuel J.)
En sintonía con la apreciación de Manuel sobre la pérdida de fuerza reivindicativa y política del entramado social de Badia, y con la transformación de la naturaleza asociativa actual, dice Esther G., técnica contratada del Plan de Desarrollo Comunitario: “Badia tiene fama de mucho movimiento social. Aquí, la gente que llegó joven y con hijos hace más o menos treinta años era gente de clase media, funcionarios públicos o de servicios. Entonces tenían una capacidad de lucha social. Tenían ganas, tenían tiempo. Llegaron y no tenían nada… no tenían ni centro médico; tenían colegio, pero vamos… a fuerza de organizarse y movilizarse, consiguieron centro médico, colegios… Ahora tiene Casal d´infants, Casal de joves, d´avis, Biblioteca, Centro cívico… O sea que no les falta de nada. Y eso ha sido a puro luchar (sic) y de pedir a la Generalitat y a la Administración local. Entonces lo que eran y ahora lo que es… Con el tiempo se han ido suavizando, ha ido bajando mucho el nivel de lucha social. ¡Pero ahora hay una cantidad de entidades!… ¡buff!… sobre todo de tipo cultural. Y también yo, que trabajo con las entidades, veo que ahora la calidad de la participación ha ido bajando mucho. Por ejemplo, no ha habido un reemplazo generacional. Las mismas entidades que se crearon hace 15, 20 años… sigue siendo más o menos la misma gente. Entonces entidades jóvenes no hay, prácticamente. Hay una o dos que funcionan bastante mal. Se han constituido para tener un lugar donde reunirse y ya está. Luego, el resto es de carácter folklórico,
de Andalucía, de La Mancha… y a veces te da la impresión que es el grupillo de amigas y amigos que se juntan para hacer su fiesta… (…) Entonces ya no es tanto una participación de lucha social, sino de otro tipo. Y luego te encuentras gente que realmente lucha por un cambio social, que es de lo que trata el Plan Comunitario, pero son muy pocos y son siempre los mismos. Entonces es todo como… sí, hay una red social muy ancha y hay muchas organizaciones, pero es todo un poco ficticio.”
Asimismo, la apreciación de la gente joven sobre su supuesta falta de implicación revela otros aspectos importantes. Los jóvenes entrevistados hablan de las dificultades que tienen para compaginar su ritmo cotidiano de trabajo, el cuidado de los hijos y la vida de barrio. Fernando J. llegó a Badia con sus padres y hermanos cuando sólo tenía dos años. Ahora con treinta y uno, está casado con una joven también de Badia y son padres de una niña de cuatro años y un bebé de pocos meses: “Todo el mundo tiene su trabajo, en casa, sus tareas, deportes y cosas. Y luego el fin de semana lo dedicas para salir al cine, al campo, o a Gerona, o al hipermercado… y nos involucramos poco. El chico de aquí me lo dice, pero yo me voy a Tarragona, que tengo un apartamento ahí… Pero yo me he ‘desinvolucrado’… El Centro cívico tiene un montón de entidades. Cuando fui al catalán como mi mujer… en la… hay 40 asociaciones diferentes, pero mucho de poco, de poca gente. El polideportivo es lo que está funcionando más. Los que tenemos niños… a aerobics, a natación… Badia es ajetreo, llevar los niños al cole, cogerlos del cole, hacer comida…”
Es interesante comprobar la diferente perspectiva vital que tienen jóvenes y mayores en Badia. Estos últimos tienen presente su origen andaluz, extremeño, o castellano manchego, aunque declaren “ser de Badia” con orgullo. Los jóvenes nacidos en Badia cuentan con su vinculación al barrio en la construcción de su identidad individual. Algunos de los veteranos de las sociedades folklóricas del municipio se quejan de la falta de implicación de los jóvenes en las actividades que organizan. Sin embargo, es muy probable que, si para los padres tiene sentido pertenecer a la agrupación andaluza o de Castilla-La Mancha, para sus hijos, ese vínculo ya no tenga tanto sentido.
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“Resulta que tenemos unos cuadros de baile de niñas y de personas mayores, de gente de mi edad. Cada vez nos cuesta más encontrar niñas para los grupos de baile. Hace poco se disolvió un grupo que teníamos que ya tenía 18 y 19 años; ya están por otras historias las nenas, y este grupo decidió que ya no iba a seguir bailando. Y tenemos otro grupo de niñas de entre 8 y 12 años. Cada vez tenemos más problemas para encontrar niñas, pero ya no te digo niños por que los chicos en esto de bailar flamenco… los niños no, son más reticentes… les cuesta mucho más. A las niñas les llama la atención esto de bailar sevillanas. Cada vez nos cuesta más. De hecho las mayores nos estamos planteando el hecho de volver a bailar con un grupo porque es que no tenemos niñas…” (Àngels A.)
Por último, cabe reconocer que la despolitización y la disminución en la intensidad de la participación ciudadana en general, y de los jóvenes en particular, no son en ningún modo atributos exclusivos de Badia, sino una expresión creciente en el panorama social urbano de los últimos años. Esther G. reflexiona sobre la falta de participación juvenil en Badia: “Yo creo que es una cosa que está generalizada en toda España. Yo creo que no es una característica exclusiva de Badia. Quizá sí que en otros sitios se movilizan más, pero vamos, los jóvenes de hoy en día… También cuestiones de tiempo, porque a veces le pedimos a la gente que participe y yo misma en mi barrio no participo porque estoy más en Badia que en mi barrio… Pues cuando estás estudiando, peor todavía… que si tiene ganas de divertirse… no van a estar aquí todo el día implicados. Y luego, aparte, la apatía generalizada de los jóvenes que no se quieren implicar con nada… Y no sé… ¡mira que aquí hay cosas para los jóvenes!… Yo trabajo en equipo con los educadores sociales, la educadora de calle, el Casal de joves, los dinamizadores, el integrador social… O sea que intentamos que sea un trabajo en equipo y coordinado, y muchas veces te desmotiva mucho porque cuesta mucho trabajar con ellos.” (Esther G.)
5. Reconstruyendo las imágenes externas de Badia. La persistencia y reproducción del estereotipo Para algunos de sus vecinos, Badia se ha visto asociada con una imagen negativa de ciudad de delincuentes que no corresponde a la
realidad. Los medios de comunicación y el cine han contribuido al mantenimiento de ese estigma que ha perdurado hasta hoy. “Hace muchos años había delincuencia, ya que no había policía, ni Guardia Civil, ni ayuntamiento. A Badia la llamaban ‘la ciudad sin ley’… No tenía nada propio. Lo más negativo es esa mala fama, ese mito que persiste hasta hoy. Además, cuando se construyó el barrio, sólo estaban los edificios, que quedaban entre solares. Había droga, como en cualquier barrio nuevo construido en zonas descampadas…, pero eran yonquis de fuera de Badia; había trapicheo… Siempre aparecía en las noticias: ‘En Badia pasó tal cosa’…, pero era siempre gente de fuera.” Insiste en que Badia es “la gran desconocida del Vallès”. (José Antonio, de 29 años, llegó a Badia con 3 meses) “La mala imagen viene de otra época en que había mucha droga, más delincuencia.” Dice que la delincuencia vino con la gente que ocupó los pisos, aunque aclara que “muchas familias eran muy buena gente”. También cree que ha contribuido “la mala imagen transmitida por la película Perros Callejeros” y el hecho de que una violación y un asesinato en Badia aparecieran alguna vez en la prensa. (Vicente O., unos 40 años, trabajador de Renfe) “Un señor que vivía en Torre Baró, Esteban, este señor era un asesino en potencia. Mató a un niño, los asesinó (sic), a una señora… Los asesinó en Barcelona y los enterró delante del polideportivo. Cuando cometió el asesinato en Barcelona, el titular de la prensa cuando lo detuvieron decía que lo había enterrado en Badia. Eso nos hizo un daño terrible. La película del Vaquilla no nos ayudó tampoco. Se dio una imagen del año 1990 al 2000, se creó una imagen que no se correspondía con lo que era el barrio en absoluto.” (Fernando J., divorciado, alrededor de 40 años. Vivió en Badia desde su inauguración; hace dos años que vive en Sabadell) [Se transmite]… “cierta imagen de una historia de delincuencia. (…) En los ochenta, un hombre mató a una persona y la enterró cerca de Sabadell-Badia. ¡Ni siquiera eran de aquí!”. Pero el hecho “por supuesto salió mucho en la prensa”. En cuanto al rol de los medios de comunicación en la transmisión del estigma sobre Badia, cuenta: “Hace poco, mirando una serie cómica que pasaban, creo que en City TV, uno de los personajes, a modo de gracia, decía: ‘¡como no sea en un mercado de Ciutat Badia…!” (como mercado con estigma). También se refiere a un documental de Canal 33: “Fatal… En ese reportaje
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cogieron todo lo malo y lo peor que podía haber… Sólo salió lo peor de Badia (…) Cualquier cosa o cualquier noticia así hunde todo lo trabajado, la convivencia de la gente. Fue todo horroroso, no fue una imagen representativa.” (Miguel B.) “Ya te he dicho que ha cogido mala fama… Pero yo no he tenido problemas, yo nunca he tenido problemas: ni del coche ni de robos… ni nada… Nunca ha habido problema de nada. Eso es lo que más me gusta de aquí de la barriada esta… que no es…” (Enrique L.)
Es fuera del barrio donde el estereotipo se manifiesta: “La gente piensa que es un mal barrio, pero no es verdad. Badia es un barrio muy tranquilo, se vive muy bien y no pasa nunca nada.” Sus compañeros del trabajo le han dicho muchas veces: “¡Uy, Badia…!”, pero “ésa es la imagen de la gente que no vive en Badia. Si la conocieran pensarían igual que yo, les gustaría”. (Vicente O.) “Estaba buscando piso por Barberà y en las mismas inmobiliarias ya me decían: ‘iuy, Badia! Ten cuidado, no te vayas allí’, porque vamos, esto era poco más que el Bronx, y luego vine a trabajar y ya vi que no era tanto…” (Esther G.) “[La imagen]… sigue siendo mala… La gente que no ha estado nunca en Badia, cuando sabe que vivo en Badia, saca el comentario aquel: ‘¡Oh, es que la gente que hay allá…!’” (Àngels A.) “Sí, tiene mala fama; yo voy con orgullo hablando de Badia y cuando en Cerdanyola me miran yo puedo decir: ‘yo he estado en vuestros barrios y no tenemos nada que envidiar’… a lo otro [se refiere a la gente que vive en el barrio] somos todos gente trabajadora, gente humilde, gente de trabajo indispensable.” (Fernando J.)
La asociación entre la mala imagen del municipio y la película Perros Callejeros5 surge de forma espontánea durante las entrevistas. Gran parte de los entrevistados se refiere de forma explícita a la proyección negativa del barrio hacia el exterior a consecuencia de la película, que, según expresan algunos, contribuyó a perpetuar una especie de mito sobre Badia. Al mismo tiempo, los que han visto la película afirman que ellos no han conseguido reconocer su barrio en las imágenes, pero que “les han dicho” que la película se rodó en parte en Badia.
“Una imagen de Badia o dos… es cuando se metieron en esa calle de ahí, cuando se rodó… en el Bar Los Romeros, yo nunca he conseguido identificar esa calle en esa película, pero dicen que sale… Si dicen que sale, es que sale… Yo no tengo ningún problema. Y me acuerdo que se decía: ‘Sí, salimos en la película’, con cierto orgullo infantil; pero bueno, luego dices: ¡tampoco no es ningún orgullo salir en Perros Callejeros! (sic) (…) es circunstancial de un momento determinado… es una realidad virtual, pero también real; ficticio, pero que se ajusta mucho a lo que pasó en una época… aquí, en Madrid… La gente de los pueblos iba a las ciudades… la sociedad incipiente sale de la dictadura…(…) Pero es difícil aquí hoy en día mostrar algo… que se den a conocer mediante diarios o prensa las cosas que se están haciendo, los del pueblo saharaui… hay estos chicos de la izquierda alternativa, hay hermanamientos…” (Fernando J.)
La mala fama del barrio queda contrastada por las informaciones recogidas en la entrevista a Miguel B., miembro de la Policía Local. En Badia no hay más actividad delictiva que en otros municipios del área metropolitana; de hecho, hay mucha menos, y en general se trata de problemas menores. Lo que ocurre en realidad es que, como no hay cuartel ni en Polinyà, ni en Santa Perpètua, ni en Barberà del Vallès, cualquier acto delictivo se registra en Badia del Vallès, aunque no se haya cometido allí. Este hecho contribuye a la reproducción de la mala imagen del municipio: “Como el cuartel está en Badia del Vallès, se trae aquí a gente que pertenece a otros municipios y que en realidad no tiene nada que ver con Badia… Ocurre que lo que la gente acaba viendo siempre en la prensa es que alguien ‘ha sido detenido en el cuartel de Badia’.” (Entrevista en el cuartel local de policía)
Cuando se pregunta a los informantes si existen zonas peligrosas, o por las que prefieren no pasar, afirman de forma casi unánime que no hay zonas que les inspiren miedo o rechazo. “¿Sensación de inseguridad? No. No tengo ninguna zona a la que no quiera ir en concreto.” (Àngels A.) “Si hay lugares proscritos no los conozco. Me parece todo igual. No distingo, es todo homogéneo. Lo que importa es la gente.” (Rafael, bibliotecario)
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“Frecuento todo, ¿me entiendes? Yo me ando todo el pueblo… lo voy a andar y me voy por aquí y me salgo por la otra parte…” (Enrique L., jubilado) “Badia no es peligrosa, pero piensa que quizás hay alguna parte más peligrosa como la calle Mediterráneo…” (Vicente O.) “La calle Algarve es zona difícil (…) y la calle Mediterráneo; se ha creado un ambiente raro en la parte baja de la calle Mediterráneo.” (Fernando J.) ¿Hay algún lugar en Badia al que tuvieras miedo de ir cuando eras pequeño, (…) algún rincón que evitaras? “Ninguno. Esto es menos de un kilómetro cuadrado. Siempre ha habido rincones. Hoy en día, en la ‘plaza de la Aspirina’… La plaza de la Aspirina es la plaza de la Sardana, porque había un monumento que parecía una aspirina, una fuente y se quedó lo de la aspirina. Pues… allí ves algo, incluso gente que no es de aquí. Y en algunos sitios de ahí abajo, en la Mediterráneo… pero ya sabías… no sentías ningún miedo.” (Fernando J.)
[La imagen de Badia] “sigue siendo mala… Por desgracia, las cosas malas perduran siempre sobre las buenas… y entonces esto en un momento determinado tuvo muy mala imagen y así se ha quedado.” (Àngels A.) “Para quitarte una mala imagen tienen que pasar muchos años, a ti te ponen un cartel en la espalda y ese cartel lo tienes… hasta que se olviden de ti o hasta que te vayas a vivir a otro lugar…” (Eduardo) “Yo reivindico que aquí se vive bien, que aquí no hay ese clima de gamberrismo, de cosas que se ven desde fuera… Son reminiscencias tipo Torete, tipo Vaquilla, que aquí no se palpan; yo no palpo eso. Otra cosa es que veas alguno por ahí, como en todos los barrios… pero no se palpa eso. Cuando vas al colegio… me fastidia que… [en relación a otros municipios colindantes] tengamos aún ese pequeño complejo. ¡Todavía no sé cuándo nos lo quitaremos!” (Fernando J.) “Lo que fastidia es la imagen al hablar con gente de fuera, los comentarios sobre ‘la ciudad sin ley’.” (José Antonio)
“Badia creó una fama muy mala cuando empezó la ocupación. Actualmente se le ha ido esa mala fama: La prueba la tienes que aquí no hay nada, no se ven conflictos, no se ven follones, no se ve nada, aparte de cuatro que se tomen ahí dos cuba libre…” (Eduardo, alrededor de 40 años, casado, con cuatro hijos)
“(…) A mí lo que me gustaría decir es que si alguien tiene alguna idea para lavar esta imagen que me lo diga, para colaborar de la manera que sea. Yo la verdad hace treinta años que vivo allí y estoy encantada de la vida.” (Àngels A.)
Que la imagen externa de Badia siga siendo negativa es una cuestión que preocupa a sus habitantes. Asumen que lo negativo perdura sobre aspectos positivos del barrio y se preguntan qué hacer para cambiar la mala reputación de su municipio. Cómo modificar esa calificación de “ciudad sin ley”, frente a la Badia tranquila que ellos conocen es una de las preguntas que plantean los residentes en las entrevistas. Fernando J. considera que es cuestión de “ponerse manos a la obra”, de deconstruir la imagen negativa con la divulgación de los aspectos positivos de Badia hacia el exterior. De esa manera, y muy poco a poco, se puede cambiar. La asignación de elementos negativos al barrio se traslada a las personas que viven allí. Tal y como declara un vecino: “te ponen un cartel en la espalda” que se mantendrá “hasta que se olviden de ti”, o hasta que cambien de lugar de residencia.
6. Reconstruyendo imaginarios: representación, comportamiento y narrativas del espacio vivido 6.1 Badia como representación de la Península Ibérica Una de las particularidades del municipio de Badia es que representa el perfil de la Península Ibérica a vista de pájaro. Los mapas cognitivop recogidos reflejan la idea de Badia que tienen los residentes entrevistados. En ellos aparecen diversos mensajes sobre el uso individual que se hace del territorio del municipio. Algunos mencionan con desagrado la relación entre el mapa de la Península y el mapa de su ciudad. Les recuerda a la época de la dictadura y una visión de España que para ellos está obsoleta. Utilizan otros referentes espaciales para orientarse, por lo que no consideran necesario o útil utilizarlo como orientación en el espacio.
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“Realmente, para orientarme en la Península, no lo utilizo. No sé, en teoría es el mapa de España, pero no sé la orientación que tiene.” (Rafael) “La forma sí, bueno… Yo pensaba que cuando lo diseñaron, como tenía esta forma peculiar parecida a los pueblos de España, al mapa de España, ya lo habían hecho así a propósito…” (Àngels A.)
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“Me imagino que son los últimos caprichos del régimen franquista, de vista aérea se ve. Vista desde arriba se ve como la Península.” (Fernando J.) “Bueno, yo creo que ya lo elaboraron así al principio…” [Entrevistadora: ¿Lo ve así o no; lo asocia con la forma de la Península Ibérica?]: “Hombre, lo asocio… no me gusta”. [¿Por qué no le gusta?]: “… es que a lo mejor estaba hecho con una idea un poco política de aquellos tiempos, con la que no coincido, entonces… [¿Lo dice por la idea nacionalista de…?]: “Exactamente.” (José Luis Gracia) No piensa nunca en ello. “No sirve para orientarse”. No le gusta: le recuerda a la época franquista, al nacionalismo… Duda que mucha gente de Badia piense en ello. (Vicente O.) Ha oído hablar de esta asociación porque los nombres de las calles corresponden a poblaciones españolas. Pero, “los nombres de las calles son sólo coincidencias. Puede llegar a asociarse por los nombres, quizá, pero por las formas, no”. No ve la coincidencia, y dice que no tiene la forma de la Península Ibérica en un plano: “Yo no se la he visto.” En todo caso, dice: “tiene más forma de Cataluña… se forma prácticamente un triángulo”. (José Antonio)
Mapa 1. Autora: Àngels A.
Al igual que en el mapa 1, en los siguientes mapas queda claramente reflejado el centro de Badia con instituciones emblemáticas como el ayuntamiento, la iglesia y el parque Joan Oliver. En los mapas 2 y 3, los centros han sido indicados por sus autores (con una mayor cantidad de referencias espaciales en el primero que en el segundo). El autor del mapa 2, Fernando J., un joven de 31 años con dos hijos pequeños, destaca los lugares relacionados con las actividades de sus hijos: el Casal dels infants, el área de juego del parque Joan Oliver y la guardería La Mainada. El puente que une Badia con Cerdanyola también queda reflejado en su mapa. Fernando J. trabaja en una fábrica de dicho municipio.
“Puede que venga relacionado… pero nunca me he parado tampoco a pensar. A mí no me influye en nada.” (Eduardo)
Mientras que algunos informantes confiesan no haber identificado jamás esa forma en el mapa del municipio, hemos recogido algunos ejemplos donde la identificación entre el mapa de la Península y el territorio de Badia coinciden en orientación y forma. La autora del mapa 1 vive en la avenida del Mediterráneo, como queda representado en su mapa. Señala las vías de salida de Badia al exterior (hacia Barberà, Sabadell y Cerdanyola). Se trata de una trabajadora de la Universitat Autònoma de Barcelona; su percepción de Badia, reflejada en el mapa cognitivo, muestra la conexión hacia el exterior y no está cerrada en sí misma.
Mapa 2. Autor: Fernando J.
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Miquel, el autor del mapa 3, indica con números las áreas que considera representativas, en lugar de instituciones, como reflejaban los autores de los mapas precedentes. El número 1 representa el centro de Badia, el 2 señala lo que él denomina el Patronato del Deporte (el polideportivo), mientras que la zona 3 corresponde al área de Menorca, donde el autor ilustra el lago (río) y el puente.
Vicente O., trabajador de Renfe, unifica en su mapa –el número 5– la zona del ayuntamiento y el mercado como lugar central del municipio. Sin duda es uno de los núcleos más claramente identificados de la vida cotidiana de Badia y aparece reflejado en cada mapa realizado. Aparecen también como significativos los supermercados Suma y Mercadona. La biblioteca y los colegios e institutos se ilustran también. Entre las conexiones viarias con el exterior, destaca el enlace con la Autopista A-7 y la C-58 en dirección a Sabadell. Asimismo, la cuenca del Riu Sec forma parte del paisaje mental de los autores de los mapas 3 y 4.
Mapa 3. Autor: Miguel B.
Otros dos ejemplos de mapas en los que puede identificarse claramente la silueta de la Península Ibérica son el mapa 4 y, en menor medida, el mapa 5. Àngels R. representa los ejes limítrofes del barrio de Badia por su área sur, la autopista C-58 y el río, a su paso por el municipio. Es de los pocos entrevistados que dibujan edificios en los mapas, uno por cada tipología: uno con planta “Estrella” y otro con planta “Alcalá”. Sitúa en el centro su lugar de trabajo, el ayuntamiento y los ejes de Badia: vía de la Plata, Mediterrània, Burgos, Cantábrico y Costa Brava.
Mapa 4. Autora: Àngels R.
Mapa 5. Autor: Vicente O.
6.2 Representación del espacio urbano. Límites, centro y periferia Podemos reconocer en los mapas cognitivos de los entrevistados diversas formas de representación de Badia, según se enfoquen en todo el territorio del municipio o en sectores parciales del mismo. Pueden identificarse formas diferentes de interpretar la cuestión que se les plantea al final de las entrevistas: dibujar el territorio de Badia del Vallès, su pueblo. En primer lugar, se identifican aquellos que representan todo el territorio de Badia e incluyen conexiones externas a los límites del municipio. Ejemplos de este tipo se han comentado en el punto 6.1: mapas 1, 2, 3, 4, 5. Sumamos a estos ejemplos el mapa 6, donde José Luis Gracia reproduce los ejes viarios principales de Badia y las instituciones que para él son más significativas, así como las conexiones del municipio con el exterior. La Badia que así representa es una ciudad conectada con el exterior.
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el sector de “uso” del informante. El movimiento representado por las rotondas como centrales en el mapa es significativo. En el siguiente mapa, puede comprobarse cómo se representan las principales vías del municipio de Badia (si bien cabe notar que, en este caso, se ha sobredimensionado la avenida Mediterráneo).
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Mapa 6. Autor: José Luis Gracia.
Otro ejemplo de esta forma de representación de Badia se encuentra en el mapa de José Antonio, quien durante la entrevista afirma que no “siente” ni “ve” la forma de la Península Ibérica, sino más bien “la forma de Cataluña”. “Se forma prácticamente un triángulo”, recalca, imagen mental que queda plasmada en su mapa. Además, localiza el bloque tipo “Estrella” en el que vive. También destaca el ayuntamiento y el edificio de la iglesia.
Mapa 8. Autor: Eduardo.
Por último, en tercer lugar se identifican aquellos informantes que representan sólo una parte concreta del territorio y excluyen cualquier tipo de referencia del exterior. Es el caso de Ana María R., que reside y trabaja dentro del municipio y sale muy poco de Badia. Nuestra informante, como puede observarse en el mapa, escoge representar el sector donde vive. Es interesante destacar cómo identifica la partición territorial que divide en dos la avenida Costa Azul (avenida del Cantábrico): una mitad de la vía pertenece a Badia y la otra a Barberà.
Mapa 7. Autor: José Antonio.
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En segundo lugar se identifican aquellos informantes que, en vez de representar a Badia en su totalidad, seleccionan un sector del territorio que coincide con la zona en la que desarrollan su vida cotidiana. En este caso incluyen también el resto del municipio, aunque sobredimensionando
Mapa 9. Autora: Ana María R.
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La división de la avenida del Cantábrico en dos partes –una perteneciente a Badia y la otra a Barberà– ha merecido la atención de uno de nuestros informantes, según se observa en la selección de fotografías que, a su juicio, ilustran los rasgos más representativos del municipio.
El centro es identificado con claridad por los vecinos entrevistados, coincidiendo con las zonas de mayor actividad de Badia: la plaza del ayuntamiento o el mercado.
7. Miradas desde Badia. Referentes individuales y representación simbólica del espacio
Avenida del Cantábrico. De la isleta central hacia la derecha es territorio de Barberà, mientras que la zona de la izquierda forma parte del territorio de Badia. Fotografía: Adrià.
Si bien algunos dicen reconocer claramente este límite territorial, otros no lo asumen como tal: no se “siente”, como expresa nuestro informante José Antonio. Él sabe dónde acaba físicamente Badia, aunque añade “pero no lo siento”. Por ejemplo, la calle que Badia comparte con Barberà –avenida del Cantábrico– representa unos pocos metros de confusión en cuanto a quién pertenece, pero Juan Antonio la percibe como parte de Badia. En las entrevistas, los vecinos señalan los límites claros que definen el territorio de Badia. Palabra e imagen mental coinciden: “Donde terminan los bloques: el río, la autopista y la vía del tren.” (Vicente O.) “Autopista, puente de Cerdanyola, limita con Barberà y Sabadell (polideportivo, aeródromo).” (Fernando J.)
Respecto a la cuestión planteada en las entrevistas sobre dónde está el centro de Badia, casi todos consideran que el centro de Badia es la zona donde se sitúa el ayuntamiento, la plaza o el Casal d’avis. “No sé si existe un centro… ‘debe ser’ la plaza del ayuntamiento.” (Rafael) “Hombre, yo te diría que es la calle donde está el ayuntamiento, el centro cívico, el mercado… ¡Por supuesto, es el centro!” (Àngels A.)
El objetivo central del trabajo ha sido permitir a los vecinos de Badia expresar su visión “desde dentro” de su ciudad. Para ello hemos realizado entrevistas, recogido mapas cognitivos de la zona y animado a nuestros informantes a fotografiar los aspectos que consideren más significativos de su pueblo. Debido a la riqueza y al cuantioso número de fotografías realizadas, hemos seleccionado una muestra del material obtenido. En todas ellas queda reflejada la percepción del espacio del informante; algunas son expresión de una proyección individual, mientras que otras hablan de los elementos comunes y representativos de los residentes de Badia. 7.1 Vivienda, bloque, espacio interbloque y zonas verdes Nuestros informantes han buscado reflejar sus vidas cotidianas a través de sus fotografías. La vivienda propia ha sido fotografiada en algunas ocasiones, si bien hemos seleccionado las perspectivas que los vecinos tienen desde sus galerías como forma de ir avanzando hacia la representación de los espacios de bloque y los espacios interbloque. Los pisos de Badia constituyen uno de los aspectos más valorados en las entrevistas. “El piso… aquí hay dos modelos; el modelo ‘Estrella’ y el modelo ‘Alcalá’, que son diferentes, y entonces los metros cuadrados mínimos de un piso habitable son 74,5 m2, más o menos; no está nada mal. Al principio, cuando lo adjudicaron, pues mira, costó el piso ochenta mil pesetas de entrada, y pagábamos cinco mil ciento doce cada tres meses, pagamos el piso, trescientas ochenta mil pesetas, en quince años. Era una oportunidad para los jóvenes que nos casábamos entonces, y la verdad es que en aquellos momentos nos fue muy bien, nos fue muy bien.” (José Luis Gracia) “Sí, muy amplios”: todos a partir de 70 m2, muy iluminados. La gente se los ha arreglado muy bonitos. Por fuera parecen feos, pero por dentro son bonitos.” (Vicente O.)
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¿Usted modificó cosas del piso cuando llegó? “Sí, por eso yo vine dos años después de la inauguración de ‘esto’. Reformamos la cocina, el cuarto de aseo, el suelo de las habitaciones… Todo.” (Enrique L.)
“La primera impresión del barrio fue buena porque aún ahora yo creo que tenemos un barrio bastante… mucha amplitud, había mucho jardín, que (aún) lo hay, y se estaba bastante cómodo. Después hay una de las cosas, que no nos engañemos, el precio de los pisos.” (José Luis Gracia)
“(Los pisos como el mío tienen…) tres habitaciones, balcón, lavadero… Y bueno… están bien… hoy. O sea, hoy, cuando tú ves los pisos que hay, dices: ‘pues este piso está muy bien’. Hace treinta años era un piso pequeño, chiquito, y tal… 86 metros cuadrados… Piensa que yo vivía en un piso que debía de tener 200 o 255 metros cuadrados, con 9 habitaciones, tres baños… un piso de aquellos antiguos, de aquellos con el ascensor de madera con el enrejado con un espejo. Son aquellos pisos tan enormes. Los pisos a los que yo estaba acostumbrada a ver eran esos pisos, como los que había por aquella zona (la avenida Príncipe de Asturias, donde vivía antes de llegar a Badia). Aquel piso nos pareció pequeño. Ahora ya no; ves los pisos que hacen ahora, de nueva construcción… y piensas: ¡Carai, Déu n'hi do! ¡Tengo un pisazo en comparación con muchas cosas que ves y los precios que piden!” (Àngels A.)
“… faltaban muchas cosas, ambulatorios… La cosa de jardinería y todo eso –parques, jardines– estaba perfecto; esto era un vergel, era verde, mucho césped… ahora no existe…” (José T.) Cuando el entrevistado llegó a Badia, le causó muy buena impresión, porque “no había nada. Aquí había cuatro coches ‘aparcaos’ y en cada bloque de pisos había dos o tres personas; no había más. Era una pasada”. Le llamó la atención lo tranquila que era. “En sí”, dice, Badia era una ciudad dormitorio; “la gente trabajaba fuera y venía a dormir y descansar”. (Eduardo)
Fotografía: Fernando J.
Edificios Alcalá (bloques altos) y Estrella (primer término a la izquierda. Fotografía: Adrià.
Las amplias vistas recogidas por numerosos vecinos en fotografías hechas desde las galerías de sus viviendas reflejan claramente la idea de amplitud y zonas verdes tan valoradas por ellos en las entrevistas. Tal y como describía un entrevistado: “… ¡Y de expansión!… Yo me asomo a mi balcón y no hay un piso enfrente que me da (sic). Yo vivo en un segundo. ¡Pero que tenemos una amplitud! (…) Las calles son anchas, ¿entiendes? Que no es eso que te saca el vecino…” “Fabra y Puig ha sido siempre mi barriada, ¡pero a mí esto me encanta!” (Enrique L.)
Zona de aparcamiento. Fotografía: José Antonio.
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Vistas hacia la Universitat Autònoma de Barcelona. Fotografía: Adrià.
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Los espacios entre bloques y las zonas ajardinadas, tan valoradas por los vecinos en el momento de la ocupación de las viviendas, así como los espacios verdes, son también aspectos muy valorados en la actualidad.
Zona de espacio verde. Fotografía: José Antonio.
Zona al cuidado de los vecinos del bloque. Fotografía: José Antonio.
Zona al cuidado de los vecinos del bloque. Fotografía: Àngels A.
“Aquí se entregó… la jardinería ha cambiado mucho y se ha tecnificado (…) La jardinería que se hacía… estaba obsoleta y era de difícil mantenimiento. El césped, por ejemplo, es bonito, pero gasta mucho (sic) agua… y no son eficientes… requieren mucho trabajo. Hay cosas que, cuando se plantan, están monas, pero cuando crecen son molestas: árboles muy cerca de fachadas… (etc.). Pero aquí hay muchísima jardinería. Para un municipio con las disponibilidades económicas que tiene… pues yo creo que el esfuerzo que se hace es muy grande. Y también hay mucho (…). En los jardines de bloque, sí… hay dos tipos de jardines… los que están lindantes a los bloques, que también son municipales, pero han de cuidarlos los vecinos… El ayuntamiento tiene una brigada que va pasando, de dos personas. Tienen un recorrido y cuando lo terminan, lo vuelven a empezar. Es un mantenimiento mínimo. Los jardines que tienen que estar más cuidados… se los han de mantener los vecinos… (…) Piensa que tenemos más de dos kilómetros de setos… Y recortar dos kilómetros de setos dos veces al año… O sea, es una jardinería que por estructura y fisonomía de municipio es un poco complicada, ya que el mantenimiento es costoso, tiene muchos espacios muy pequeños… Se pueden utilizar máquinas, pero es difícil. Tienen más rincones… se pueden utilizar máquinas, pero hay que hacer muchas cosas manuales…”
Así pues, en Badia se aprecian zonas muy cuidadas y otras visiblemente menos atendidas, según la capacidad y calidad en el mantenimiento de los espacios verdes por parte de los vecinos de las diversas escaleras. Àngels R., en otro momento de la entrevista, menciona el enorme esfuerzo que ha supuesto para el ayuntamiento mejorar los parques infantiles de todo el municipio, unos treinta aproximadamente. Explica que los han dotado de columpios de madera, vallas y arena para evitar daños a los niños en las caídas. Los informantes han dejado plena constancia de la valoración de este esfuerzo al fotografiar dichos parques como elemento representativo de su municipio.
El mantenimiento de los espacios verdes es muy importante para la imagen del municipio, si bien supone un alto coste para el ayuntamiento. Mientras que el mantenimiento de los espacios más cercanos a las porterías de las viviendas depende de los vecinos, los pequeños parques urbanos y zonas verdes, tan presentes en la imagen mental de los residentes en el momento de la ocupación de las viviendas, están a cargo del ayuntamiento. Àngels R., técnica de Medio Ambiente, nos explica la perspectiva del ayuntamiento: Fotografía: Fernando J.
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7.2 Las instituciones y entidades como referentes espaciales. Lugares representativos Badia se convirtió en municipio independiente en 1994, y esto comportó la posibilidad de establecer instituciones propias. La estructura física de polígono o barrio –como algunos siguen denominando a Badia– contrasta con esta particularidad. Se trata de un pueblo con apariencia de barrio periférico, pero con instituciones propias, tales como un ayuntamiento. No hay duda de que la gente de Badia se siente orgullosa de su pueblo y de lo que han conseguido con la independencia. No obstante, uno de los problemas más difíciles permanece aún sin resolver: conseguir recursos propios para independizarse, no sólo política, sino también económicamente. Otra de las particularidades históricas del municipio es su amplio tejido asociativo. El número de entidades activas o semiactivas es muy alto. Todo ello habla de un tejido social fuerte. Nos lo explica el concejal de Urbanismo, José Luis Gracia: “[Antes] nos gobernaba dos años Barberà del Vallès y dos años Cerdanyola, entonces aquello era incómodo. Era incómodo porque […] a Barberà lo que le sobraba lo destinaba a Badia, y a Cerdanyola lo que le sobraba lo destinaba a Badia; siempre ha tenido unas carencias bastante importantes. En Badia, mira, hoy por hoy, yo creo que tiene una serie de servicios importantes que muchos pueblos no tienen, pero nos ha costado a todos pelearlos, hacer manifestaciones, cortar la autopista… Lo hemos conseguido todo a base de lucha. Y hubo un momento ya en que hubo que decidir por aquello, decir ‘bueno, hay que pedir la independencia de este pueblo’… porque no podíamos ser… la ‘cola’ de otras poblaciones.” (José Luis Gracia) “Cuando hay cualquier necesidad de cualquier tipo la gente se vuelca en ayudar. (…) Aquí en Badia tenemos… me parece que son ochenta y siete entidades culturales; es muy rica en entidades, tenemos de todo tipo, deportivas y culturales. Se hace prácticamente de todo ¿eh? Y en deporte, como es una política que nosotros hemos tenido desde el principio, todo deporte que la juventud de aquí ha querido hemos tratado de procurarlo, de organizarnos para que lo tengan ahí, de cara a que aquí en Badia no hay otra cosa, entonces si querían hacer deporte “toma, aquí tienes esto”; “¿qué queréis, judo?”, judo, “¿queréis natación?”, natación, “¿queréis volei?”, volei. (José Luis Gracia)
Los vecinos son conscientes de que lo conseguido ha sido resultado de su propio esfuerzo, y de que Badia se ha construido a sí misma como pueblo: “Lo que tenemos ha sido a base de luchas: se crearon los pisos, todo verde… Aquí era una ciudad dormitorio, aquí no había ambulatorio… Por cierto, el ambulatorio eran unos barracones que estaban aquí (indica con señas). Aquí accesos, infraestructuras… todo estaba destartalado; el gas tuvieron que cambiarlo, ¡al principio se tenía que traer agua con una cuba!…” (José T.) “Lo que se ha logrado, en cuanto a servicios y otras implementaciones (sic), ha sido gracias a las manifestaciones colectivas de los vecinos.” (…) “… de la dejadez de la administración”… [se refiere a la administración autonómica] …“ quizá nos tienen un poco olvidados”, (por lo que) “hay que pelear el doble para conseguir cosas, cambios… Hasta que las cosas no están muy muy mal no se hace nada.” (José Antonio)
Uno de los servicios que merece especial atención es el servicio funerario vinculado a la Asociación de Vecinos de Badia. Se trata de la Vocalía de Servicios Funerarios fundada hace ya dieciocho años; todos los asociados de la AAVV de Badia pertenecen a la misma. Sus miembros tienen contratado un servicio funerario tipo (“el servicio número 8”), sencillo pero suficiente, sufragado por cada vecino asociado, cuando fallece un residente de Badia miembro de la asociación. Cuando se produce una pérdida, se comunica a todos los asociados con un recibo de coste por fallecido. La suma de los asociados, unos 6.000, comporta una cantidad 6 suficiente para poder ofrecer un sepelio digno al vecino o vecina fallecida . El motivo principal que movió a los vecinos a organizarse en 1987 fue, según sus propias palabras, “evitar que las compañías nos roben” (Rovira, B. y Santos, I: 1995). Ciertamente lo que permite que funcione el sistema es la colaboración solidaria de todos los vecinos toda vez que sea necesario: un hecho probado desde hace ya casi veinte años. El orgullo de los residentes de ser de Badia por su significado de lucha, de hacerse a sí mismos, de formar parte de una comunidad, es una realidad constatada. Algunas respuestas obtenidas durante las entrevistas apuntan en este sentido:
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“… un porcentaje muy alto de los badienses estamos orgullosos de ser badienses, de verdad que sí. Y eso porque bueno, […] hay de todo,
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gente buena, gente menos buena, pero vuelvo a decir que es muy tranquila, a pesar de que hay rivalidad, pero hay mucho apoyo de cara a ayudar a la gente. Cuando hay cualquier necesidad de cualquier tipo la gente se vuelca en ayudar aquí ¿eh?” (Jose Luis G.) [Entrevistadora]: ¿Existe una identidad propia de Badia? “Sí, yo creo que sí. Hay una comunidad que hemos venido de fuera… nos sentimos de Badia. Los badienses venimos todos… la mayoría somos castellanos de provincias. Yo soy manchego, de Valdepeñas.” (José T.) “Badia es muy pequeña y se conoce todo el mundo. Cuando llega una cara nueva enseguida sabemos que no es de Badia. (…) La convivencia entre la gente de Badia es muy buena.” (Eduardo)
En el mapa se indica la dirección hacia la Casa Regional de Castilla-La Mancha, donde el entrevistado suele acudir con frecuencia. Él es quien se encarga de las excursiones. Acude también con cierta asiduidad al Casal d’avis que está frente a su casa, al otro lado de la avenida de Burgos. Cabe apuntar que para leer el mapa hay que ponerse de espaldas a Barberà, exactamente la misma situación que tiene el entrevistado al “pensar” el mapa desde su domicilio. A continuación, pueden observarse algunas de las fotografías realizadas por los vecinos de entidades e instituciones representativas de la vida de Badia, tal y como éstos las recogen:
Ayuntamiento de Badia del Vallès. Fotografía: Fernando J.
Foto tablón de anuncios de la AAVV.
Como se ha visto en todos los mapas incluidos con anterioridad, aparecen instituciones y entidades que representan Badia; incluso, en algún caso, como el que se adjunta a continuación, el mapa entero de la ciudad está constituido por sus instituciones.
Casal d’avis. Fotografía: Enrique L.
Centro cívico, iglesia y plaza del Ayuntamiento. Fotografía: Fernando J.
Mapa 10. Autor: Enrique L.
Otros referentes espaciales que los entrevistados mencionan con asiduidad son las entidades culturales, los supermercados y el mercadillo de los jueves.
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Fotografía: Àngels R.
Centro cultural andaluz. Fotografía: Àngels A.
Fotografía: Àngels A.
El puente sobre el Riu Sec es uno de los puntos de conexión de Badia con el exterior. La siguiente fotografía representa otro lugar de comunicación: el camino que lleva a la Universitat Autònoma de Barcelona, vía utilizada con frecuencia por trabajadores de la Universitat que viven en Badia. Más adelante se recoge una vista singular: Badia desde la Universitat Autònoma.
Fotografía: Enrique L. Fotografía: Àngels A.
Puede afirmarse que Badia vive de espaldas a la Universitat, o que la Universitat vive de espaldas a la población que tiene más cerca: tan próximas físicamente, pero tan alejadas en el imaginario de unos y otros. Sólo aquellos que conocen los dos lugares saben cuán cerca se encuentran. Plaza del Ayuntamiento. Fotografía: Enrique L.
7.3 Conexiones con el exterior y perímetro de Badia. Viales, puentes y caminos Badia no es un pueblo aislado, sino más bien un lugar donde la conexión con el exterior forma parte de su propia definición de lugar. Algunas fotografías muestran estos lugares por los que los vecinos pasan habitualmente para realizar una actividad.
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Fotografía: Àngels A.
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Autopista C-58. Abajo, la carretera a Cerdanyola y los huertos en primer término. Fotografía: Adrià.
Los huertos son espacios “ocupados” por los badienses más allá de la carretera que va a Cerdanyola. Constituye un uso inesperado para el visitante de Badia. Se trata de unas 600 fincas cuidadas por vecinos en territorio de Cerdanyola. Parece como si Badia se resistiera a perder su origen agrícola, nutriéndose de fuentes de aguas limpias que, según dicen sus habitantes, quedaron de las antiguas fincas de la zona. “Ir al huerto en Badia” es una actividad cotidiana interesante y vital para muchos de sus residentes.
Sostenemos que este imaginario funciona como un puzzle al que siempre le faltarán piezas. No hemos aspirado a aportar todas las visiones del espacio dinámico y vivo de Badia del Vallès –ya que, en cualquier caso, no es posible– sino a generar reflexiones en torno a las percepciones que se construyen sobre los espacios físicos y mentales de Badia. Creemos que las particularidades reveladas a partir de las informaciones e imágenes que aquí se presentan nos hablan de la singularidad de Badia, que no es más que el ejemplo de las singularidades de otros muchos espacios físicos a los que se les asigna el calificativo de barrio dormitorio. A la homogeneidad inerte y deslucida que ve reflejada en la monotonía de los bloques quien circula por la autopista a cien kilómetros por hora, los “de dentro” han contrapuesto una imagen rica, heterogénea, inquieta… en definitiva, viva. Sobre Badia del Vallès pesa una imagen negativa que le fue atribuida hace ya demasiado tiempo. Es momento de cuestionarla desde fuera, ya que también hace mucho tiempo que no se la creen los de dentro. Sólo nos queda agradecer a Badia del Vallès el habernos acogido como a unas vecinas más en sus lugares: sus plazas, calles, entidades e instituciones. Y dar las gracias muy especialmente a todos y todas nuestras informantes, que han compartido con nosotras opiniones y recuerdos con la sencillez de quienes tienen la confianza en el otro como norma de convivencia.
BIBLIOGRAFÍA Ajuntament de Badia. Neix un poble. Badia del Vallès (Ajuntament de Badia del Vallès, 2003).
8. A modo de conclusión. Sobre las gentes de Badia
Arenós, Paloma. “Badia del Vallès sobrevive con las subvenciones de la Generalitat”, La Vanguardia (edición digital), Barcelona, 19 de diciembre de 2004. Bengoechea, Soledad. Els secrets del Poble Espanyol 1929-2004 (Barcelona: Pemsa, 2004).
Este trabajo ha buscado explicar la imagen espacial que tienen los vecinos de Badia de su propio municipio, de ese entorno vital al que llaman ora ciudad, ora barrio, ora pueblo… de ese lugar en el que discurre su vida cotidiana y en el que se construye parte de su historia. Lo hemos hecho conjugando diferentes medios: sus palabras en las entrevistas, sus imágenes a partir de fotografías propias y, por último, a través de mapas cognitivos que plasman la imagen mental de los informantes sobre su ciudad. De la misma manera que un mosaico está formado por muchas piezas, aquí se ha buscado recomponer el imaginario de un espacio común a los vecinos de una población que hasta ahora nos era desconocida.
Jané, A. y Caldes, M. Ciutat Badia: Barri, ciutat i sistema metropolità (Barcelona: Generalitat de Catalunya, 1987). Oñate, J. Primera història de Ciutat Badia 1975-1985 (Terrassa: Centre Cultural de Ciutat Badia, 1985). Oñate, J. Primera història de Badia del Vallès:1985-1993 (Terrassa: Centre Cultural de Badia, 1993). Oñate, J. y Quintana, A. Primera història de Badia del Vallès (1995-2005) (Centre Cultural Nova Badia, 2005). Rovira, B. y Santos, I. Badia del Vallès. Els barris d’Adigsa, 33 (Generalitat de Catalunya, 1995).
NOTAS 1 Se han realizado 26 entrevistas semiestructuradas a vecinos y vecinas de Badia del Vallès que han colaborado de forma voluntaria en la elaboración de un mapa cognitivo de Badia y en el fotografiado de lugares representativos del municipio desde su perspectiva particular, basada en su experiencia cotidiana.
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2 Los mapas cognitivos, también conocidos como mapas mentales, constituyen un tipo de procesamiento mental, o “cognición”, compuesto por una serie de transformaciones psicológicas mediante las cuales un individuo puede adquirir, codificar, almacenar y decodificar información sobre la ubicación y atributos relativos de su entorno espacial cotidiano o metafórico. Mediante los mapas cognitivos, el individuo estructura su conocimiento espacial, permitiendo que “el ojo de la mente” componga imágenes para reducir la carga cognitiva de la información disponible. Estos modelos mentales simplificados –cuya representación ha sido trasladada al papel directamente por los entrevistados– sirven para percibir, contextualizar y entender lo que de otro modo sería una realidad compleja. 3 “Es van construir dues centrals de formigó dintre de la mateixa obra” recorda en Piqueras. “Una feia els plafons dels blocs Estrella i l'altra, els dels blocs Alcalá, nom amb el qual es coneixien els blocs més alts, ja que Cubiertas ja havia experimentat aquest sistema a Alcalá de Henares. La patent dels prefabricats era d'una empresa francesa, que s'encarregava de l'assistència tècnica. Cada dia sortien de les formigoneres entre catorze i quinze cases!”. 4 Según el Institut Català d´Estadística, Badia es el municipio de Cataluña con menor renta familiar disponible per cápita (7.400 euros por año y habitante). El municipio depende de un programa de subvenciones de la Generalitat para compensar la falta de ingresos. “‘Badia es pobre porque su diseño no le permite crecer más y va a seguir necesitando ayuda de la Generalitat durante tiempo, pero se vive bien’, apunta una funcionaria” (La Vanguardia, 19 de diciembre de 2004). 5 Perros Callejeros es una película de acción dirigida por José Antonio de la Loma en 1977. Cuenta la historia de un grupo de delincuentes juveniles con dos personajes centrales, “el Vaquilla” y “el Torete”, en la Barcelona de los años setenta. Algunas escenas se rodaron en Badia y en otras áreas de la periferia barcelonesa. La película causó un gran impacto en la Barcelona de la época. 6 Información proporcionada por responsables del servicio en la sede de la AAVV Badia.
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