1. La persona que sueña, en su afán de buscar soluciones, no ve precisamente las que

Introducción Soñar es un tesoro que nos pertenece por derecho propio desde que nacemos y aun antes de nacer hasta nuestra muerte, y ¿quién sabe?, quiz

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Lo que no se ve en la pantalla
1 Lo que no se ve en la pantalla Material C8 Time 2x40 + 60 min Age 16-17 Palabras clave: Trato Igualitario, LGBT, Normas/Estereotipos Contenido D

PERSONA EXPUESTA: Cualquier persona que se encuentre en zona peligrosa
PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES Capitulo Tema Unidad 2 1 3 RIESGOS GENERALES Y SU PREVENCIÓN Riesgos ligados a las condiciones de seguridad Riesgos

Es el límite físico de la imagen, que presenta lo que se ve en pantalla
Aclaremos algunos conceptos cinematográficos Encuadre, Campo Encuadre: Es el límite físico de la imagen, que presenta lo que se ve en pantalla. En el

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Introducción Soñar es un tesoro que nos pertenece por derecho propio desde que nacemos y aun antes de nacer hasta nuestra muerte, y ¿quién sabe?, quizá después de ella incluso, porque no sólo son importantes las imágenes que vemos en nuestro dormir y su significado, sino que también son importantes y significativas las imágenes que han visto nuestros padres, nues­ tros abuelos, nuestros antepasados; ellos nos han dejado su herencia, herencia que, igual­ mente, nosotros dejaremos a nuestros hijos, a nuestros nietos y a generaciones venideras. Desprestigiar, no dar importancia u olvidar nuestros sueños es dejar de lado una par­ te importante de nuestra vida, que se mueve entre lo conocido y lo desconocido, entre el consciente y el inconsciente; que gira alrededor de los deseos, de los impulsos, de la per­ cepción, de la intuición, de los objetivos, de las ambiciones, de los cambios, de lo que vamos consiguiendo y de lo que vamos dejando en el camino, sin olvidarnos de los temo­ res, de las frustraciones y de los fracasos; de cómo nos damos facilidades y de cómo nos ponemos barreras, de cómo odiamos y de cómo amamos, de cómo ansiamos y de cómo rechazamos, y todos éstos son sentimientos absolutamente compatibles. Gracias a los sueños nos acercamos a esa parte de nuestro interior que nos habla sin palabras del pasado y del futuro, que descubre, que analiza, que prevé sobre algo tan importante como es nuestra propia vida, sobre lo que son nuestros sentimientos o sobre lo que representan nuestras emociones. Cuanta más importancia y cuidado prestemos a los sueños, más nos estaremos invo­ lucrando en nuestra propia evolución y en la de los demás, en el descubrimiento, no sólo del porqué y del ahora, sino con una mayor proyección de futuro. Y como todos sabemos, para que el futuro exista hay dos requisitos fundamentales, que son el presen­ te y el pasado. Dentro del pasado están las experiencias individuales —a corto plazo, unos cuantos años— y las experiencias genéricas, que Jung denominó inconsciente colectivo.

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Lo creamos o no, somos producto de algo anterior que siempre deberíamos tener en cuen­ ta para conocer el devenir de los acontecimientos, porque existe y además está en nues­ tra mano aprehenderlo. A lo largo de este libro vamos a dar algunas claves, aunque no soluciones, que nos ayu­ darán, a clarificar nuestras dudas. Las soluciones sólo se encuentran en nosotros mismos. Existen sueños aparentemente claros y diáfanos para cualquiera que los escuche y que, no obstante, continuarán siendo un enigma para la persona que sueña, que se vea inca­ paz de reconocer en ellos aspectos concretos de su vida. Veamos un ejemplo: una con­ sultante, preocupada por su situación económica actual relata el siguiente sueño, que, además, es repetitivo. Sale de su casa y al llegar al portal encuentra una vaca grande, bien cuidada, lustrosa, que le impide el paso. Ella quiere atravesar el portal para ir a la calle, pero la vaca se pone en su camino y no la deja salir. La consultante se pone nerviosa. La vaca le da un poco de miedo, aunque no intenta agredirla, y ella lo que quiere es salir a la calle sin que nada ni nadie se interponga en su camino. Sería necesario un análisis exhaustivo del sueño para interpretarlo en toda su ampli­ tud. No obstante, se indican a continuación tres posibles vías de acercamiento a su sig­ nificado, tomando la vaca como punto de referencia, aunque pueden existir otras tantas posibilidades, siempre en función de la personalidad de quien sueña, del momento de su vida por el que atraviesa, de los recuerdos que se le hayan quedado grabados en su incons­ ciente, de sus deseos, de las experiencias recientes, etcétera. Históricamente, y aún en nuestros días, la vaca es un animal de prosperidad y, a veces, incluso sagrado. «De manera general, la vaca, productora de leche, es el símbolo de la tie­ rra nutricia... La Tierra, simbolizada por la vaca, es llamada dadora de riquezas... Arquetipo de la madre fértil, la vaca es invocada en ciertos rituales védicos.» 1. La persona que sueña, en su afán de buscar soluciones, no ve precisamente las que

tiene en el camino. Se dirige directamente a lo concreto, a lo que ya tiene decidido, cre­ yendo que si no se apresura perderá ofertas y oportunidades sin darse cuenta de que va dejando en su camino todo aquello que le sale al paso, por azar, por casualidad o por des­ tino. En su ansiedad por salir a la calle, rechaza o pasa por alto otras posibilidades que aparecen en su vida, sin ser capaz de considerarlas como reales y adecuadas, aun cuan­ do sean altamente favorables. La vaca, como símbolo de abundancia, puede relacionar­ se con su preocupación económica. 2. Otro posible acercamiento al sentido del sueño sería considerar la vaca como refe­

rente de seguridad y estabilidad. La persona que sueña puede sentirse oprimida por un excesivo cuidado del que es objeto y trata de librarse de las presiones y dependencias a las que se siente sometida para tomar las riendas de su propia vida y alcanzar por sí misma sus objetivos, aunque para ello tenga que renunciar a una tranquilidad o como­ didad a las que puede estar acostumbrada y deba aprender a tomar sus propias decisio­ 8

nes. La preocupación económica manifiesta puede referirse al ahorro/gasto de energía.

3. Si consideramos que la casa simboliza nuestro interior y el sueño pone de manifiesto

un gran deseo de salir de ella; quizá ha llegado el momento de salir de nuestro caparazón para integrarnos en la sociedad y, sin dejar atrás nuestra individualidad, ser capaces de compartir con los demás experiencias que serán enriquecedoras. Desde este punto de vis­ ta, la vaca está revelando nuestras dificultades para enfrentar los riesgos y exteriorizar los sentimientos. La preocupación económica como salvaguarda de la autoimagen. Son éstos unos someros apuntes para comenzar nuestro estudio y comprensión de los sueños, teniendo siempre presente, como se indica anteriormente, que el mismo sue­ ño tendrá diversas interpretaciones y matices en función de quien sueña y sus circuns­ tancias. Cuando seamos capaces de considerar que el día y la noche forman parte de un todo, que el dormir y el despertar se complementan, que el pensar y el soñar comparten carac­ terísticas similares y que todo lo vivido durante el día se reflejará, de una u otra forma, en las imágenes oníricas, comprobaremos que gran cantidad de hechos de nuestra vida diurna tendrán su expresión en los sueños, y viceversa, lo que nos facilitará la compren­ sión, la estabilidad, la seguridad, el aprendizaje o la toma de decisiones, al dejar al des­ cubierto algo de nuestro inconsciente, esa parte del Yo que tantas veces hemos creído inexistente.

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Primera parte

Teoría

1.

Leyendas sobre el origen de los sueños Los sueños nacen con el hombre, y es éste el que, a posteriori, crea leyendas, estructura teorías y se refiere a los aspectos mitológicos, buscando elementos en los que apoyarse. Vamos a limitar este apartado a un aspecto mítico sobre el origen de los sueños, y para ello no podemos dejar de referirnos a Morfeo. Morfeo, personaje cercano, diario, que convive con nosotros desde tiempo inmemorial, no es la personificación del sueño, como a veces hemos podido creer, sino las diversas formas que aparecen en los sueños. Más que la causa sería la representación de la fantasía y de la imaginación. Tiene alas y lleva consigo una flor de adormidera. Morfeo era hijo de Hipno, personificación del sueño. Hipno era hijo de Nix (la noche) y hermano de Tánatos (la muerte, en unos casos, y en otros, representándola como mensajero). Recordemos cómo Freud, posteriormente, denominará Tánatos al impulso de muerte. Para acercarnos a Hipno, escuchemos lo que cuenta Homero, en un pasaje de la Ilíada: «La diosa Hera (una de las principales diosas griegas, que se convirtió en reina de los Olímpicos cuando Zeus hizo de ella su esposa) fue en busca de Hipno para pedirle que infundiera a Zeus un sueño profundo, y le prometió a cambio un trono de oro y un tabu­ rete para que pudiera participar en los festines de los dioses. El pequeño genio respon­ dió que ya no se atrevía a engañar a Zeus, porque lo había hecho en otra ocasión y había tenido que refugiarse precipitadamente en el regazo de la Noche para escapar de la cóle­ ra del dios cuando éste despertó. No obstante, Hera pudo convencerlo, jurándole que le daría por esposa a Pasitea, una de las cárites». Ovidio describe la morada de Hipno como una gruta a la que nunca llegan los rayos

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del sol y donde todo duerme una especie de sueño mágico. Dentro de ella habita el dios y, a su alrededor, reposan multitud de geniecillos que sólo interrumpen su descanso para visitar a los mortales en medio de la noche. Otra leyenda, árabe en este caso, nos cuenta que los sueños se embarcaron un día con su padre, el Sueño, dirigiéndose hacia una isla encantada. Pero el dios de las Tormentas estaba ofendido y atacaba sin piedad la embarcación, hasta que logró que encallara en una isla desierta, donde quedaron abandonados. No obstante, la potencia del dios de las tempestades decaía al caer la noche y comenzar el reino de las sombras. El dios del Sueño, teniendo piedad de la tristeza que embargaba a sus hijos, decidió que, durante la noche, los sueños serían libres de volar y esparcirse por todas partes, acompañando y dan­ do lugar, durante el dormir, a dulces imágenes o inenarrables pesadillas.

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2.

Características de los sueños Es fácil encontrarnos a personas que siempre negarán que sueñan, y, sin embargo, la capa­ cidad de soñar (al igual que la de imaginar, fantasear o sencillamente la de pensar) nos acompaña durante toda nuestra vida. Nuestra experiencia nos dice que la mente no descansa y, es más, nuestros sentidos tampoco, y por ello, en cualquier momento del día, reciben estímulos: la mente primero los ordena, luego los almacena y, posteriormente, los utiliza en el momento más adecua­ do. Todo este proceso se realiza más allá de nuestro interés o de nuestro control: está en manos del inconsciente. Observar una escena y tratar de recordarla es producto de nues­ tra mente consciente. Recordar de repente una imagen, recordar un hecho determinado sin saber cómo ni por qué ha venido a nuestra memoria, pertenece a nuestro incons­ ciente y a su capacidad de asociación libre. Y son éstos los elementos que utilizamos duran­ te el soñar, que aparecerán claros a nuestros ojos si los observamos. Nuestro sueño, a lo largo de la noche, se compone de diferentes fases, tanto lo inter­ pretemos desde un lado puramente físico como desde un punto de vista psicológico; pero, como todos los actos y hechos de nuestra vida, va a participar siempre de ambos aspec­ tos: el físico y el psicológico. Cada cierto tiempo, varían nuestras constantes vitales. Hay momentos en que nos des­ pertamos al percibir un ligero sonido (lo cual indica que nuestra sensibilidad y nuestros sentidos no están todavía completamente desligados de la realidad), y otras ocasiones en las que el mayor estruendo no es capaz de devolvernos a un estado de vigilia, es decir, nuestra percepción está en un lugar distante a la realidad que nos rodea. Es en estos momen­ tos, totalmente cíclicos durante el dormir, en los que la mente rompe las barreras de nues­ tra propia historia, de nuestra realidad e incluso de nuestras convicciones, para dar paso a la aparición de nuestros deseos, de nuestros sentimientos más profundos (dado

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que desaparece todo tipo de barrera o de censura social e ideológica), y por ello, todo es posible, desde la resurrección a la muerte, desde el amor al odio, desde la riqueza hasta la miseria, desde el temor a la felicidad. Pero todo tiene su lenguaje especial y específico, y también nuestro inconsciente lo tie­ ne. Su lenguaje va a ser oculto, relativamente desconocido, aunque en el fondo pode­ mos definirlo con una sola palabra: es un lenguaje simbólico, lo que significa que, para entender el contenido que nos quiere transmitir, primero hemos de traducir el sentido de las imágenes y, posteriormente, adaptarlo a nuestra realidad concreta, diferenciando lo que son puros deseos de lo que son pronósticos de situaciones reales, que nos van a plantear o deseamos que se realicen. De ahí que los sueños tengan dos contenidos: uno de ellos manifiesto (las imágenes vistas o sentidas), y otro, el contenido latente (lo que realmente esas imágenes quieren decirnos). Este diccionario tiene precisamente la pretensión de ayudarnos a descifrar ese contenido latente de nuestra vida onírica. Uno de los puntos esenciales en el desarrollo de los sueños es su específica forma de presentarse, ya que al no estar sometidos a la razón, no gozan de las mismas estructuras que nuestras percepciones cotidianas. Los conceptos de espacio y tiempo desaparecen, así como también desaparece el orden establecido, y no es extraño que al querer relatar un sueño nos sintamos incapaces de ponerlo en palabras, dado que a la vez se han sucedido distintas imágenes, hemos esta­ do en varios lugares y han aparecido personajes de diferentes épocas y no relacionados entre sí. Pero nuestra racionalidad nos obliga de alguna manera a hacer un relato cohe­ rente y explicativo. Es en este momento de verbalización cuando eliminamos datos, resu­ mimos características y adecuamos el contenido de nuestro sueño a través de ese proce­ so de racionalización. Todo lo anterior dificulta, por lo tanto, la interpretación completa de los sueños, ya que a veces se eliminan aspectos sumamente importantes. Una característica de gran importancia y que no deberemos olvidar es que los sueños son individuales, ya que un mismo estímulo no afecta por igual a todos, y que cada una de las personas responderemos con imágenes y sensaciones diferentes ante un mismo hecho. Por ejemplo, para un joven intrépido verse lanzado en paracaídas desde un avión puede ser toda una aventura, mientras que para alguien de carácter tímido puede llegar a ser traumático y para una persona que haya atravesado por la experiencia de algún acci­ dente ese sueño se convertirá en pesadilla. Es por lo anterior por lo que, a la hora de dar sentido a un sueño, lo deberemos siempre interpretar en función de la persona que sueña y no desde la lógica, el sentido común o la buena voluntad.

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3.

Clasificación de los sueños A lo largo de este volumen vamos a considerar la clasificación que se describe más ade­ lante como punto de partida para la comprensión de los sueños, con las puntualizaciones que se apuntan. Cada uno de nosotros tiene sus propios registros, y nuestro inconsciente los guarda durante un tiempo indeterminado, que ni conocemos ni controlamos, pero que proba­ blemente dura toda la vida. Para que se produzca un sueño basta con que cualquier estímulo, por mínimo que sea, sea capaz de crear una conexión con uno o varios de los miles de registros archivados en nuestro inconsciente, de ahí que frecuentemente tengamos una mezcla de imágenes, en apariencia inconexas que se producen durante el dormir, pero que si las estudiamos con detenimiento encontraremos que comparten un hilo conductor concreto. Además de lo anterior, vivimos rodeados de situaciones reales que afectan a todos los individuos, aunque no a todos por igual, y que provocan sueños generalizados en gran parte de la población en momentos determinados. Son aquellos sueños que podemos defi­ nir como «obsesiones colectivas», que se producen más allá de nosotros mismos y que se diferenciarán en las imágenes, que serán distintas en función de nuestra experiencia y per­ sonalidad, aunque no en el contenido, que reflejará la misma dicha o el mismo temor. Todos conocemos ejemplos: ante un desastre colectivo es fácil que todas las personas soñemos, de una u otra manera, con el desastre en cuestión. Aun cuando cualquier estímulo (interno, externo e incluso universal) puede ser la cau­ sa de un sueño determinado, hemos de tener en cuenta que normalmente se unen dos o más sensaciones que conformarán nuestras imágenes oníricas. No obstante, una clasifi­ cación básica de nuestros sueños podría ser la siguiente: 17

EN EL PLANO INDIVIDUAL Sueños producidos por estímulos físicos ■

Internos



Externos

Sueños de origen psíquico ■

Restos diurnos



Asociaciones inconscientes con escenas ya vividas



Deseos de realización de acontecimientos



Necesidad de solucionar situaciones problemáticas o conflictivas

Sueños telepáticos

Sueños sustitutorios o compensatorios

Sueños inducidos e hipnóticos

Sueños lúcidos

Sueños premonitorios

SUEÑOS PRODUCIDOS POR ESTÍMULOS FÍSICOS

Son aquellos en los que únicamente participan causas físicas, demostrables, y en los que no hay, en principio, intervención mental. a. Los de origen interno serán aquellos sueños provocados por modificaciones o difi­

cultades de nuestro organismo. Una mala digestión, un dolor de cabeza o de gargan­ ta pueden producir imágenes pronóstico de disfunciones físicas, o simplemente mate­ rializar sensaciones que ni siquiera durante el dormir abandonan nuestro cuerpo. b. Los de origen externo se relacionan con todos los estímulos que nos rodean y con­

forman nuestro entorno: excesivo calor o frío, ruidos diversos, tejidos más o menos cálidos, una prenda de ropa que nos oprime, unas gotas de agua que caen en nues­ tro cuerpo, etcétera, van a intervenir y determinar en gran medida nuestros sueños de cada día. SUEÑOS DE ORIGEN PSÍQUICO

Tenemos en este apartado una gran cantidad de sueños que nos inquietan a veces, otras nos muestran soluciones a problemas e incluso nos llevan a ver realizados nuestros más íntimos deseos. A continuación, vamos a explicar la división que hemos realizado —en cuatro apar­ tados—, que contempla la mayor parte de las posibilidades que se nos presentan día a día, aunque debemos tener en cuenta que no serán repeticiones exactas de lo vivido, sino que se entremezclarán imágenes correspondientes a estímulos de diferentes categorías. Nuestro trabajo, para vislumbrar el mensaje del sueño, será encontrar sus conexiones. 18

a. Sueños producidos por restos diurnos

Las vivencias diarias son recogidas por nuestra mente y pueden reaparecer en nuestros

sueños todas o parte de las imágenes que nos han impresionado, aun cuando hayamos

querido olvidarlas o no seamos conscientes de la sensación que nos han causado y, no

obstante, y más allá de la atención que les hayamos prestado, han quedado grabadas

en nuestro inconsciente.

b. Asociaciones inconscientes con escenas ya vividas

Por otra parte, también es posible que una vivencia determinada, aun cuando apa­

rentemente no tenga relación con un recuerdo concreto, sea asociada por nuestra men­

te con alguna escena o experiencia ya vivida con anterioridad, lo que produce sueños

que actualizan recuerdos que creíamos olvidados.

c. Deseo de realización de acontecimientos

El tercer bloque de sueños, de origen psíquico, se refiere a aquellas escenas que se

anticipan a la realidad, basadas principalmente en nuestro propio deseo de realiza­

ción. Un factor importante en este grupo de sueños es la expectativa de quien sueña

de ver sus ilusiones hechas realidad. Estas escenas no son normalmente premonito­

rias (como a veces podemos creer), sino tan sólo, y como ya hemos indicado, antici­

patorias. Son sueños muy comunes cuando tenemos prevista la puesta en marcha de

una iniciativa, debemos realizar un examen o una entrevista, estamos organizando

un viaje, etcétera.

d. Sueños que ponen de manifiesto la necesidad de solucionar situaciones problemáticas o conflictivas

Por último, mencionar los sueños producidos por la necesidad de encontrar solución

a situaciones conflictivas. Todas las personas sabemos por propia experiencia que la

angustia o la inquietud nos bloquean a la hora de tomar decisiones. Es por ello por lo

que durante el dormir nuestra mente nos puede mostrar diferentes alternativas de solu­

ción, ya que al desaparecer tales bloqueos todos los datos almacenados en nuestra

memoria pasan ante nuestros ojos de una forma mucho más nítida que durante las

horas de vigilia y preocupación.

SUEÑOS TELEPÁTICOS

Por otra parte, existe una categoría de sueños dependientes de una mayor capacidad de desarrollo, de características mentales (características no directamente relacionadas con la inteligencia), tal cual son los telepáticos y premonitorios. Los sueños telepáticos nos permiten comunicarnos con seres lejanos y enviar o recibir mensajes cuya veracidad normalmente seremos capaces de comprobar, mientras que los premonitorios nos anuncian acontecimientos que se realizarán en el futuro, sin que medie un conocimiento anterior sobre ellos. En estos casos, hemos de observar cuidadosamente si los datos que aparecen en nues­

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tras imágenes oníricas son absolutamente desconocidos para nosotros, o si por el con­ trario podrán incluirse en alguno de los apartados anteriores. SUEÑOS SUSTITUTORIOS O COMPENSATORIOS

En muchas ocasiones, como se indica a lo largo de esta obra, existen sueños que com­ pensan carencias que tenemos en la realidad. El ejemplo más corriente —aunque existen otros muchos— lo encontramos en los sueños de carácter sexual cuando, en la realidad, nuestras relaciones no son como nos gustaría o ni siquiera existen. En los sueños susti­ tutorios entrarían todos aquellos que nos permiten vivir experiencias a las que de otro modo difícilmente tendríamos acceso. SUEÑOS INDUCIDOS O HIPNÓTICOS

Son aquellos que dependen de la influencia de otras personas para alcanzar su meta, bien a través de una voz que dirija nuestra mente y la haga alcanzar el nivel adecuado de ondas alfa, o a través de imágenes que estimulen los mecanismos inconscientes precisos para que se produzca el sueño. Esta categoría se ha utilizado mucho en terapia, a fin de conocer y analizar en profundidad la patología de ciertos pacientes que no tenían los recursos per­ sonales necesarios para alcanzar, por sí mismos y sin ayuda, la manifestación de su pro­ blemática existencial. SUEÑOS LÚCIDOS

Son aquellos en los que el individuo es consciente de que está soñando y dispone de la capacidad necesaria para ir modificando las imágenes oníricas e ir conduciendo el sue­ ño por los caminos que le resulten más adecuados a sus objetivos, sean éstos de estudio, de investigación o sencillamente para lograr sueños gratificantes o placenteros. SUEÑOS PREMONITORIOS

Es ésta una de las categorías de sueños que más interés despierta, ya que se trata de todos aquellos mensajes que quien sueña recibe mientras duerme y que se verán realizados sin tener en cuenta quién o quiénes sean las personas sobre las que influya, ni si las conse­ cuencias se podrían considerar positivas o negativas. Son conocidos los sueños en los que algunas personas han conseguido la riqueza gra­ cias a recibir en sus imágenes los números premiados en una lotería o los caballos gana­ dores de una carrera. El azar parece que elige y que visita con una cierta frecuencia a algu­ nas personas, a las que colma de bienes. En otros casos, los mensajes no son tan benéficos, ya que anuncian desgracias, accidentes o desastres individuales y colectivos que en muy pocas ocasiones pueden ser evitados. 20

SUEÑOS COLECTIVOS Como ya se ha indicado anteriormente existen múltiples acontecimientos que favorecen que un gran número de personas tengan el mismo sueño casi en el mismo momento. Esto se produce por la importancia colectiva que se atribuye a un hecho determinado y que, a pesar de la evolución social de la humanidad, es un fenómeno que continúa repitién­ dose día tras día. A continuación se indican algunos ejemplos: desde la más remota antigüedad es un hecho comprobado que tras un eclipse de sol se generalizaban los sue­ ños negativos y que la población caía, temporalmente, en una especie de pesimismo gene­ ralizado. Aunque parezca mentira y más allá de los avances científicos y tecnológicos, aún en nuestros días el mismo hecho, un eclipse de sol, transmite idéntico sentimiento de pesar o de angustia, que se refleja en los sueños. Otros ejemplos de sueños colectivos los encontramos tras un accidente o desastre de dimensiones considerables. Tal accidente o desastre estimula los temores individuales, compartidos por millares de personas, que liberan su inconsciente a través de la repre­ sentación de los acontecimientos que hayan tenido lugar. Es curioso señalar que, en los sueños colectivos, no funcionan de la misma manera las situaciones gratas. Esto puede deberse a una cierta desconfianza existencial que nos lle­ va a identificarnos con lo que nos inspira terror y sentir lejano aquello que nos llena de orgullo o felicidad. Otro tipo de sueños colectivos a tener muy en cuenta son los producidos por la ava­ lancha de información a la que nos vemos sometidos, principalmente en las grandes ciu­ dades en las que la vida social no se valora por el tipo de relaciones personales que sea­ mos capaces de desarrollar, sino por el nivel de conocimiento del que disponemos sobre acontecimientos de actualidad. SUEÑOS Y PESADILLAS

Si durante el sueño las imágenes y situaciones vividas son aceptables para nuestra con­ ciencia diremos que hemos soñado, que no hemos entendido nada o que nos ha ayudado a clarificar ideas. Pero si las imágenes o situaciones que hemos recibido no son aceptables para nosotros y las sensaciones son desagradables o nos aterrorizan estaremos hablan­ do de pesadillas. Las pesadillas siempre nos enfrentan a problemas que no hemos sido capaces de resol­ ver y que su sola mención nos causa angustia. Toda pesadilla desaparecerá en el momen­ to en que seamos capaces de enfrentarnos a la situación que la provoca. Si tratamos de olvidarla estaremos más tranquilos, pero no evitará que se repita cada vez que nos encon­ tremos en una situación similar. Si estamos dispuestos a analizar los mensajes que los sue­ ños, y también las pesadillas, nos envían, estaremos ante una gran puerta que se abrirá ante nosotros con las soluciones más adecuadas para resolver los traumas y las dificul­ tades que, en cada momento de nuestra vida, se nos presenten.

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Como en todos los demás casos, la distinción entre sueño y pesadilla únicamente pue­ de hacerla la persona que sueña, dado que, como ya hemos repetido, el mismo estímulo no afecta por igual a todo el mundo, la misma experiencia no está basada en iguales acon­ tecimientos y las respuestas son únicas e individuales para cada uno.

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4.

Funciones de los sueños La primera y más importante función de los sueños, desde un punto de vista holístico, es mantener el equilibrio mental, espiritual y biológico de la persona, al igual que lo es el dormir, el respirar o el alimentarse. Si ese equilibrio no se mantiene, aparecerán pro­ blemas, seguramente irreversibles, que llevarán al individuo a la muerte física o psíquica. Experimentos realizados han demostrado que una constante privación del soñar acer­ ca a la locura, a la destrucción y a la desaparición. En segundo lugar debemos considerar que tanto el dormir como el soñar permiten recuperar las energías perdidas durante la vida diurna, ya nos refiramos al terreno físico o al psíquico. Por otra parte, el sueño tiene una misión tan importante como es la defensa del dor­ mir. Si nuestra mente no dispusiera de los mecanismos adecuados, cualquier ruido sería capaz de despertarnos, cualquier sobresalto interrumpiría nuestro descanso, con la con­ secuente pérdida de equilibrio físico y psíquico que tal hecho conllevaría. Los sueños además nos permiten la integración en nuestro inconsciente de experien­ cias vividas, sean o no de nuestro agrado, puesto que, entre sus características, se encuen­ tra la importante capacidad de asimilar todos los estímulos y ubicarlos en el lugar de la mente al que correspondan para nuestro crecimiento y autoconocimiento, para nuestra experimentación y concreción. Los sueños nos ayudan a explorar en el mundo real y en el imaginario. Nos apor­ tan, como mensajeros del inconsciente, la capacidad para integrar todo lo nuevo en lo ya experimentado y completar el diseño de nuestra psique. Sin los sueños tendríamos una grave carencia, que sería la incapacidad de integrar experiencias no realizadas, aun­ que sí vividas en el mundo onírico. Como bien definió Jung, todas las experiencias de nuestros antepasados forman parte de nuestro presente y conforman nuestra mente

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haciéndola capaz de continuar integrando en su totalidad los nuevos estímulos que reci­ bimos. Los sueños tienen, además de las ya indicadas, otras funciones necesarias en nuestra vida cotidiana, como son: FUNCIÓN EXPLORATORIA Tras recibir multitud de estímulos de los que no siempre somos conscientes durante nues­ tro devenir diurno, a través del sueño el inconsciente se encarga de explorar las mejores opciones a nuestro alcance para llegar a los objetivos reales. La dificultad del que sueña es aceptar la decisión del inconsciente y actuar en consecuencia o defender las opciones del consciente. Esta falta de acuerdo afectará a la hora de tomar las decisiones más acordes a nuestras necesidades. FUNCIÓN ANTICIPATORIA Dado que nuestra psique contiene un gran archivo de datos que hemos ido acumulando a lo largo de la vida, cuando debemos enfrentar una nueva experiencia pone en marcha sus mecanismos y busca los caminos más rápidos, las posibilidades más prácticas y el modo de reaccionar más acorde a nuestros sentimientos para anticiparnos durante el sue­ ño los resultados que podemos esperar ante los hechos. FUNCIÓN SUSTITUTORIA Y/O COMPENSATORIA Como ya se indica en el apartado referente a la clasificación de los sueños, significa que en ciertos casos las imágenes oníricas sustituyen o compensan las carencias reales que sen­ timos, a fin de mantener el equilibrio psíquico necesario para perpetuar la estabilidad y la armonía. FUNCIÓN EXPERIMENTAL El sueño funciona como centro de pruebas que nos permite analizar y comprobar la efi­ cacia de nuestros recursos antes de ponerlos en práctica. Esta función representa un gran ahorro de tiempo y energía psíquica, que podremos dedicar a otras actividades.

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Segunda parte

Diccionario de sueños

ÁBACO

A

Este elemento, lamentablemente, no es muy popular en nuestros días, aunque podemos encon­

trarlo en dibujos y grabados orientales de siglos pasados. Se le puede considerar el precursor de la calculadora, y es todavía un instrumento de gran utilidad en algunas culturas, con el que

se pueden hacer operaciones matemáticas de gran envergadura. Se trata de una pequeña estruc­ tura que ha sido testigo de importantes intercambios económicos a lo largo de los siglos. Este instrumento, como símbolo, aún puede aparecer en algunos sueños, pero siempre será en sueños de personas de una cierta edad o, en su caso, de un determinado entorno cultural. En el mundo occidental, el ábaco es más un elemento decorativo que algo común y de uso cotidiano. Su aparición en un sueño (es raro que aparezca en sueños de personas jóvenes, puesto que, como ya hemos explicado, no es un símbolo universal del inconsciente colectivo, sino un sím­ bolo restringido a culturas específicas que no ha sobrevivido al paso del tiempo) representa la sencillez o el deseo de retornar a la misma, la capacidad de controlar los acontecimientos de nuestra vida y de no dejarnos caer en el caos. En esta misma línea se puede decir que el ába­ co pone de manifiesto las dificultades con las que nos podemos encontrar para integrarnos en el curso de los acontecimientos. Por otra parte puede indicar un deseo de control del entor­ no e incluso de nuestra propia creatividad. Para algunas personas puede representar la capacidad de controlar el ambiente en el que se mueven, principalmente el económico, así como la capacidad de negociación e intercam­ bio; es decir, el sentirse todavía útiles en un mundo en el que la edad parece marcar el límite de las posibilidades de desarrollo personal. ■

Utilizarlo indica un deseo de obtener beneficios de forma fácil y rápida.



Su empleo también anuncia una situación económica difícil para quien sueña, que

usará argumentos sutiles para resolverla.

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Ver a otras personas utilizándolo ante nosotros pronostica ayudas inesperadas.



Regalarlo muestra un intento de influir en los demás, de transmitir seguridad a fin de apartarlos de lo que consideramos negativo.



A veces indica una necesidad de poner orden en nuestra vida.

ABANICO Su simbolismo es muy antiguo y trasciende a través de las épocas. Inicialmente se le relaciona con el movimiento y con el elemento aire, aunque una de sus misiones principales ha sido la de ayudar a encender el fuego, real o imaginario. El abanico nos habla de ambigüedad por su posibilidad de abrirse y cerrarse; es decir, apa­ recer y, a continuación, desaparecer. En este sentido se relaciona con la Luna y sus fases, y por consiguiente, con su mismo significado: cambios, deseos, imaginación, sueños, dudas… Aunque parezca que es en Oriente donde el abanico ha tenido más entidad —ya que lo encontramos en libros, en óperas y en obras de arte—, también hay que destacar su impor­ tancia en las culturas africanas. España es, dentro del mundo occidental, uno de los lugares cuyo uso tiene más raigambre. La mujer es la parte activa —es decir, quien lo mueve y, por lo tanto, quien envía el mensa­ je—, y el varón, la parte pasiva del encuentro o, lo que es lo mismo, quien recibe el mensaje. A lo largo de los siglos se fue desarrollando todo un lenguaje basado en los movimientos del abanico, que se utilizaba cuando la palabra no era conveniente. La insinuación y el rechazo, la conquista y la derrota, están implícitos en el significado simbólico del abanico. Trasladando a los sueños sus significados conscientes, nos encontramos con que su apa­ rición nos habla de algo que queremos encender o de algo que deseamos apagar; de banali­ dad, de presunción, de inestabilidad o de disimulo. Y también de lo que desearíamos ocultar y que no controlamos, que a veces se nos escapa y que a veces reaparece. Nos suele dar el aviso de que, a menos que tengamos cuidado, seremos indiscretos. Es más, inconscientemente, queremos que nos descubran y liberarnos así de ese secreto que tratamos de guardar, bien sea propio o referido a alguna otra persona importante para nosotros. En su sentido adivinatorio podría aventurar la recepción de buenas noticias, o al menos de noticias que no tienen por qué ser desagradables, pero que producen incertidumbre. ■

Si el abanico está cerrado durante todo el sueño, debemos plantearnos qué es lo que deseamos dejar entrever, pero que mantenemos oculto.



Comprar muchos abanicos o disfrutar coleccionándolos indica una excesiva curiosidad sobre los asuntos de los demás.



Dado que es un signo de coquetería, seguramente existe alguien a nuestro alrededor a quien deseamos atraer.



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Manejar el abanico es creer que llevamos las riendas de alguna situación. ¡Cuidado, no nos llevemos una desilusión inesperada!



A

Si lo manejan otros, debemos estar alerta, no sea que nos dejemos convencer con

arrumacos y buenas palabras de algo que no deseamos.

ABEJA

La abeja es importante y significativa desde el Antiguo Egipto donde, además de signo de rea­ leza, representa la creación, la laboriosidad y la riqueza.

Los sueños en los que la protagonista es la abeja son, en general, positivos.

Su interpretación viene determinada por su sentido del trabajo: perspectivas de ascenso,

comentarios favorables, buenas opiniones sobre la persona que sueña, y casi siempre favore­ ciendo la labor comunitaria o en equipo.

Ante un sueño con abejas también debemos plantearnos nuestros deseos, no ya de traba­ jar con otros o de crear nuevos proyectos, sino de utilizar, y a veces de aprovecharnos, del tra­ bajo de los demás. ■

Si en el sueño las abejas se nos acercan, significa que realizaremos aquello que nos

habíamos propuesto.



Si, en cambio, están muertas, indicará que nuestros deseos no tienen grandes

posibilidades de realización.



Pronostican éxito y prosperidad gracias a su laboriosidad y al trabajo en equipo.



Si las tenemos en casa, fabricando miel, es señal de éxito y fortuna.



Las abejas enfurecidas nos acarrearán problemas.

Por otra parte, no se debe olvidar que la abeja, de acuerdo con su organización social, tam­ bién es símbolo del matriarcado. Desde este punto de vista, quien sueña puede temer el verse dominado por una persona, una relación o una situación. Un sueño que suele augurar alegría y satisfacción es aquel en que vemos a las abejas liban­ do. No es solamente el hecho concreto de libar lo que le da sentido, sino también todos los demás elementos que generalmente lo acompañan: luminosidad, ambiente bucólico, colores, olores... Nos habla, de la forma más positiva posible, de creatividad, de nacimiento de ideas, de proyectos, de bebés…, de la realización de los sueños y de la posible llegada de una nue­ va relación amorosa con un excelente pronóstico de futuro. En líneas generales pone de mani­ fiesto las propias capacidades para alcanzar objetivos. Pero, como todo, tiene también su aspecto menos positivo. En momentos de desánimo, los sueños en los que las protagonistas son las abejas nos llevan a olvidar nuestra seguridad, a depender de los otros y a sentirnos sometidos. Es un sueño frecuente durante la juventud, principalmente en chicos, dado que es una épo­ ca en la que se buscan alianzas y apoyo en los demás. Se persigue la complicidad. Sin embar­ go, para las chicas representa afán de protagonismo (no olvidemos el papel que desempeña la abeja reina). La abeja simboliza, además, la elocuencia, la poesía y la inteligencia.

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ABISMO Es éste un sueño muy frecuente, de gran interés para todos los estudiosos de los símbolos, tan­ to oníricos como psicológicos y analíticos. Tiene un importante sentido dual. Por un lado, representa la profundidad, la búsqueda y la investigación, y por otro, lo inferior, lo oculto o lo desconocido. El soñar con abismos nos traslada a los sentimientos más hondos, a nuestro Yo más ínti­ mo, a nuestro mundo interior, lo que puede ser aviso de un período de introspección, de bús­ queda de uno mismo, y pone de manifiesto los peligros que dicha búsqueda puede acarrear. Soñar con abismos también nos lleva a las «regiones abismales», que comúnmente se iden­ tifican con el «país de los muertos», con los infiernos. Este sueño revela nuestras luchas inter­ nas, nuestro «infierno» personal. Se trata de una actitud de riesgo, de la necesidad de salir de todo tipo de protección y de enfrentarse directamente al propio universo. Estos sueños mani­ fiestan una actitud drástica ante los acontecimientos, así como un reto: «O consigo mi objeti­ vo y demuestro de lo que soy capaz, o lo consigo y demuestro al mundo su error». Es un aviso para que se dé prioridad a la prudencia. Lanzarse al vacío no siempre significa que se podrá volar. La caída al abismo representa que nuestro mundo es ficticio, o que los pilares sobre los que se sustentan tanto el mundo material como el espiritual están quebrándose. Esa caída, no real sino simbólica, pone de manifiesto la inseguridad y el temor al fracaso, no siempre pro­ vocados por la propia debilidad, sino porque a veces es necesario aferrarse con fuerza a lo que se tiene antes de dar el salto al vacío. En cualquier caso, este sueño sería un aviso de cautela, de parar por un momento y pen­ sar para no dejarnos arrastrar por ese descenso que nos aterra, pero que creemos necesario para demostrar nuestra propia valía. No obstante lo anterior, aquí va una pequeña esperanza: si conseguimos salir del abismo, si logramos atravesarlo aunque sea pasando sobre una débil pasarela, o si al caer en él no resul­ tamos heridos, estamos de enhorabuena, no todo está perdido; recobraremos la estabilidad, la tranquilidad y la felicidad.

ABONAR Siempre que este sueño aparezca, y desde cualquier punto de vista, es síntoma de progreso, de crecimiento, de abundancia. Si quien sueña es el protagonista, está creando un camino para sí mismo y a veces para los demás. Si son nuestros hijos, familiares o amigos quienes lo hacen, podemos estar seguros de que, en momentos de necesidad, estarán a nuestro lado. Si son desconocidos, quiere decir que atravesamos un momento que personalmente puede ser difícil, pero que encontraremos ayuda y respuesta a nuestros problemas e inquietudes a través de personas anónimas. Seguramente, en el laberinto de la evolución, hemos llegado 36

a un punto en el que recibiremos la compensación a esfuerzos realizados con anterioridad.

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Si somos personas sensibles y durante los sueños somos capaces de percibir olores, es posi­ ble que a veces el olor del abono nos resulte desagradable. Pero no debemos olvidar que esta­ mos creando nueva vida.

ABRAZAR

El abrazo es, generalmente, una manifestación de ternura y acercamiento, pero a veces los sueños en los que aparece pueden interpretarse como negativos, dado que significan que no

debemos fiarnos de la persona que nos abraza, ya que nos puede traicionar. Esta interpreta­

ción vendría determinada, en nuestra cultura, por aquel famoso abrazo de Judas, que signi­

ficaba una traición. Es decir, se desvirtúa una manifestación afectiva llevándola a su sentido opuesto.

No obstante, aun sin olvidar esta posibilidad, la interpretación del sueño puede dirigirse más hacia una necesidad de manifestar los propios afectos o de recibir esas manifestaciones de los demás.

Si el abrazo lo recibimos de nuestros padres o de personas mayores, significa el haber con­ seguido el reconocimiento a como somos, la valoración que buscábamos.

Cuando en nuestro sueño buscamos el abrazo, es señal de necesidad de afecto y de amor,

pero también nos dice que estamos en un momento en el que precisamos protección. En este caso serían, probablemente, la madre o la abuela del que sueña las que aparecerían en el sueño. Si las imágenes nos muestran a otros abrazándose sin ser nosotros los protagonistas, el sue­ ño nos está indicando una sensación de soledad, de estar de más, de sobrar en el ámbito en el que nos movemos. En el caso de que seamos nosotros los que abrazamos a otras personas, podemos interpretarlo como una necesidad de expansión que debemos llevar a cabo.

ABRIGO Los sueños en los que aparecen abrigos tienen varias interpretaciones dependiendo de cómo se muestre esta prenda, aunque todas ellas presentan siempre algo en común: por una parte, como prenda de vestir que nos cubre casi totalmente, nos envuelve y, de alguna manera, nos esconde, y por otro lado, como sensación, ya que este sueño nos enfrenta, de forma bastante sutil, a la necesidad de sentirnos cuidados y protegidos. Despojarse del abrigo simboliza la necesidad del alma de quitarse de encima lo super­ fluo, de sincerarse, de eliminar los condicionamientos y las normas de comportamiento que la están limitando e incluso llegan a ahogarla. Por otro lado, ponernos un abrigo cuando no es necesario significa que encubrimos lo esen­ cial, que maquillamos la verdad y, poco a poco, nos alejamos de lo más auténtico de nuestra personalidad. Si nos regalan uno que no necesitamos, es un sueño que anuncia circunstancias próximas felices e inesperadas. Si intentamos deshacernos de uno o nos lo roban, se trata de un sueño que augura penurias.

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Un abrigo hecho de buen tejido y con un diseño de calidad representa la imagen que desea­ mos transmitir a los demás, aunque a veces no estemos por completo convencidos de que real­ mente nos corresponde. Cuando se está rodeado de personas vestidas con abrigos y quien sueña es el único que no lo lleva, el sueño se refiere a que se atraviesa una etapa de soledad, en la que no se encuentra un lugar propio, en la que uno se siente diferente al resto, y eso provoca un cierto malestar a la hora de relacionarse con los demás. Ver a nuestros mejores amigos vestidos con abrigos nos avisa de un momento difícil, dado que las personas amadas no están confiando en nosotros. Es importante fijarse en el color del abrigo, ya que da pistas importantes para llegar a enten­ der el mensaje del sueño.

ABRIR Podemos abrir cartas, paquetes, libros, puertas, ventanas, bolsos, maletas... y un largo etcétera de posibilidades. El significado más obvio de este sueño es nuestro deseo de cono­ cer, de investigar, de descubrir algo que está oculto a nuestros ojos, pero que presentimos que es necesario que sepamos. Especificando un poco más, podemos darnos cuenta de que abrir una carta indica el deseo de tener noticias, algo que estamos esperando que se produzca. Abrir nuestra casa a desconocidos supone el deseo de ampliar nuestro entorno, nues­ tras relaciones, o el orgullo que sentimos ante aquello que hemos conseguido por nosotros mismos, principalmente si la puerta se la abrimos a familiares o conocidos. Cuando otras personas abren algo ante nuestros ojos, indica que nos van a hacer partícipes de algún secreto. Observar cómo otras personas abren nuestra correspon­ dencia, nuestra casa o nuestras posesiones significa que despertamos interés o curiosi­ dad. Si el sueño nos deja una sensación incómoda, puede que exista miedo a perder la intimidad. Si lo que vemos abrirse son objetos con vida propia —huevos, flores, etcétera—, es señal de que próximamente tendremos una sorpresa o que conseguiremos, por fin, resul­ tados a nuestros esfuerzos.

ABUELOS Los abuelos representan tanto la autoridad de personas experimentadas, quienes todo lo saben, como la necesidad de vivir nuevas situaciones. Este sueño nos indica que debemos pedir consejo, aprender y no rechazar directamente la ayuda de nuestros mayores. Podemos estar atravesando un momento de desolación, en el que no escuchamos a nadie, o por otro lado, considerar que nuestros abuelos, que de alguna manera representan a nues­ tros guías espirituales, continúan a nuestro lado. 38

Al fin y al cabo, si el sueño no nos habla solamente de recuerdos o de personas ausentes,

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nos dice que estemos atentos y que, si es necesario, pidamos apoyo a personas que por edad o por conocimiento puedan ayudarnos. ■

Si los abuelos ya no están entre nosotros estamos buscando su ayuda o protección.

A veces es un deseo de reencontrar nuestras raíces.



Si todavía viven y quien sueña es ya una persona adulta, indica temores ante la pérdida

y el desapego, así como momentos de dudas.



Si sus acciones en los sueños nos sorprenden, quiere decir que precisamos un cambio

en nuestras vidas.



Sentirnos rechazados representa un momento de baja autoestima.



Vernos como abuelos, sin serlo en la realidad, refleja un deseo de protección de los

demás y la búsqueda de un respeto que no creemos tener.

ABUNDANCIA

Este sueño es agradable en sí mismo, y con ello debería ser suficiente, pero como pasa con algunos símbolos, su interpretación es opuesta a lo que nos manifiesta.

El sueño en el que poseemos mucho, bien en el terreno material, en el afectivo, el econó­

mico, en el profesional, etcétera, es un aviso de precaución. La posesión temporal nos lleva a pensar que es definitiva, que durará siempre, pero la realidad pone de manifiesto nuestro error. Por ello, la interpretación de este sueño debe dirigirse a considerar que pueden llegar otras épocas malas, de escasez, y que no debemos acomodarnos a una situación de abundancia, sino prever la posibilidad de su desaparición, de su ausencia. Desear la abundancia sólo es bueno si, en realidad, tenemos un proyecto concreto de vida. En el caso contrario, esa misma abundancia nos puede invadir e impedir que desarrollemos nuestra voluntad.

ACANTILADO Casi siempre representa problemas, presentes o futuros, y cuanto más peligroso sea el acan­ tilado más cuidado habremos de tener si queremos resolverlos. Casi siempre esconde un cierto arrepentimiento por beneficios obtenidos con malas artes. ■

Caer pero despertar antes de llegar al fondo pone de manifiesto una etapa angustiosa

en nuestra vida.



Vernos en el borde pero sin sentir peligro significa que nos gusta jugar con lo

desconocido y asumir riesgos que a veces superan nuestras posibilidades.



Ser meros observadores, sin acercarnos peligrosamente, indica que en un futuro

próximo nos embarcaremos en una aventura arriesgada, pero que seremos capaces

de valorar las consecuencias de nuestras acciones.



Lanzarnos representa nuestros deseos vitales, la capacidad despierta de poder

enfrentarnos a los problemas sin temores absurdos.

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Ver caer a otros refleja problemas morales y de conciencia respecto a ciertas actitudes personales de las que no debemos sentirnos demasiado orgullosos.

ACCIDENTE Aun cuando hay sueños premonitorios, en los cuales aparecen acontecimientos que luego suce­ derán, la mayor parte de ellos tan sólo son pronóstico o manifestación de nuestro interior y de nuestros deseos o temores. Y aun cuando ese accidente soñado no tiene que llegar a ocu­ rrir necesariamente, sí está indicando una situación conflictiva que nos avisa de que debemos poner el máximo cuidado con los objetos o las situaciones mostrados en el sueño. No hay que olvidar un dato importante: si somos víctimas o culpables del accidente soña­ do. En este caso, estamos poniendo de relieve nuestro propio sentido de la responsabilidad ante las cosas, nuestro comportamiento a la hora de afrontarlas. Los accidentes pueden ser caseros, de medios de locomoción —coches, trenes, aviones— , de elementos naturales —como el fuego—, etcétera. Si nos vemos implicados o nos afectan de forma clara es importante que analicemos nuestro miedo a los cambios, miedo que nos puede facilitar iniciativas o que puede limitar la realización de nuestros sueños más íntimos. Si el accidente es casero, la circunstancia conflictiva está en la casa, y significa un deseo de que las cosas sean diferentes, de modificación de una situación establecida que, de continuar igual, puede provocar ese u otros accidentes. Los accidentes relacionados con algún medio de locomoción nos están mostrando nues­ tros temores frente a la posibilidad de que fuertes acontecimientos externos, que no podremos controlar, puedan variar el curso de nuestra vida. Los sueños en los que el accidente está causado por un elemento natural (fuego, agua, aire o tierra) —una inundación, un incendio, un terremoto, etcétera— normalmente tienen rela­ ción con una realidad que en los últimos tiempos nos ha impresionado. No se debe olvidar nunca que los estímulos recibidos durante el día pueden afectar los sue­ ños. Si éste no es el caso, hay que interpretarlos más bien en el sentido de conflictos internos y de la personalidad, que puede estar pasando por momentos de reajuste.

ACORDEÓN No es un sueño común, por lo que debemos completar su significado con el correspondiente a la palabra música y a los significados de los demás elementos que aparezcan mientras soñamos. Si nos vemos tocando, indica que a pesar de nuestra inseguridad nuestras elecciones son acertadas y que podemos seguir ese camino, aunque existe una alegría un poco ficticia en nues­ tro interior. Es una demostración de felicidad que no siempre se corresponde con nuestro esta­ do de ánimo más profundo. No obstante, si lo tocamos mal o desafinando, puede indicar­ nos que, si bien es apropiada la elección de nuestros proyectos, la falta de confianza puede hacer que tal decisión perturbe el ritmo de nuestra vida. 40

Si son otras personas quienes lo tocan y quien sueña solamente escucha, es posible que

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nuestros propósitos se vean alterados, dado que dejaremos que sean otros quienes tomen deci­ siones que nos afectan.

ACRÓBATA

Sueños con acróbatas o con acrobacias se presentan, principalmente, en momentos de crisis (personales, morales, profesionales, etcétera), ya que al ser un símbolo de «inversión» (poner­ se cabeza abajo), estamos modificando el orden establecido o nuestros propios principios,

de modo que transformamos el idealismo en materialismo, lo odiado en deseado o lo bueno en malo.

En general, estos sueños nos hablan de dudas, de confusión, de desorden interno o de inse­

guridad, aunque también de riesgos que deseamos asumir no solamente por nosotros mismos, sino también de cara a los demás. Puede llegar a ser una demostración de poder.

Pero como todo símbolo, y todo sueño, tiene una interpretación doble, y éste, concreta­

mente, nos descubre capacidades no sospechadas por nosotros. Si somos capaces de «andar

en la cuerda floja», es cierto que podemos estar atravesando una etapa de inestabilidad, pero al no caernos, logramos superarla, lo que nos llevará a la consecución de nuestros deseos. Si caemos mientras realizamos acrobacias, no conviene continuar con los planes trazados. Debemos posponerlos o modificarlos.

ACTOR Normalmente, este sueño indica un deseo de cambio, de conseguir una imagen distinta, de dar otra impresión ante la sociedad, pero valiéndose de algunos trucos para conseguirlo. En el fon­ do, no se siente así, es pura farsa. Si el que sueña se ve actuando, significa ansias de popularidad y de aprecio, aunque para conseguirlos tenga que cambiar a veces su forma de ser, incluso en contra de sus propios prin­ cipios. Otras veces puede indicar un cambio próximo en la vida cotidiana, un cambio del papel que hasta ese momento se ha representado, y que aportará un grado de optimismo del que no se dispone. A pesar de que es un sueño positivo, también puede advertirnos de que nos estamos enga­ ñando a la vez que engañamos a los demás. Es una alerta para el control, para el replantea­ miento de los caminos que seguimos para conseguir nuestros objetivos. Si se ven actores famosos, significa posibilidades de éxito y ofertas económicas, no siem­ pre a través de métodos claros.

AGUA Símbolo femenino y principio fecundador por excelencia, la aparición de agua en nues­ tros sueños indica procesos de fertilidad, creación, nacimiento, búsqueda, desarrollo, emo­ tividad y sensibilidad. Asimismo, representa el inconsciente, esa parte desconocida de cada

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uno de nosotros que afecta a nuestros sentimientos, instintos y sensaciones. Es uno de los elementos más representativos de los sueños, pero también uno de los que presentan mayo­ res dificultades de análisis. Junto con el fuego, la tierra y el aire, es uno de los cuatro elementos básicos de la vida y en todos los sueños tiene que ver con el Yo. Cuando las aguas son claras, indican calma, reposo interior y fertilidad.

Si las aguas son sucias o turbulentas, el sueño pone de manifiesto nuestro caos inter­

no, la pérdida de control del mundo instintivo; también, falta de sinceridad. Las aguas torrenciales anuncian discusiones y deseos mal canalizados. Sumergirnos en el agua puede interpretarse desde dos puntos de vista: por un lado, como un deseo de retorno al seno materno, un anhelo de protección, un momento en el que necesitamos que sean otros los que tomen las decisiones, y por otro, como un acer­ camiento a nuestro inconsciente, una inmersión en nuestra parte desconocida. En reali­ dad, pone de manifiesto nuestros deseos de conocimiento y de crecimiento espiritual. Si lanzarnos al agua significa fortaleza y decisión, ser arrastrados por ella indica poca estabilidad, dificultades en la toma de decisiones y versatilidad. Salvar a alguien de las aguas simboliza el nacimiento, también una necesidad de proteger a otros que creemos más débiles, la inclinación a una maternidad para la que tenemos problemas y, a veces, arrepentimiento. Aunque aparentemente este sueño nos haga felices, ya que salvar a alguien siempre produce satisfacción a pesar de los riesgos, en el fondo nos habla de un cierto abandono de nuestros deseos y necesidades. Es un avi­ so para que dejemos que la personalidad se muestre en todas sus facetas y para superar las dependencias que el entorno nos provoca.

ÁGUILA En el sistema jeroglífico egipcio, la letra A se representa con la figura del águila y signi­ fica calor, origen, día... De ahí, que los sueños en los que aparecen águilas deban ser inter­ pretados en este sentido. Los sueños que incluyen animales suelen asociarse con nuestra parte más instintiva, con las tendencias más ocultas de la personalidad. Sin embargo, el medio en el que viven y lo que representan para nosotros será lo que realmente nos orientará a la hora de ana­ lizar su significado. El águila, por ejemplo, es una ave que inspira libertad y grandeza, se identifica con el sol y, por lo tanto, con la actividad masculina y con la figura pater­ na. Su hábitat es el aire, que simboliza los pensamientos y el mundo mental. Es por todo ello por lo que quien sueña con una águila se encuentra en un buen momen­ to para iniciar proyectos con garantías de éxito, formalizar relaciones e, incluso, poner en práctica aficiones o actividades olvidadas, ya que no hay temor alguno respecto a su posible consecución. En otro orden de cosas, el águila es una rapaz de gran poder y supremacía. Su visión 42

es perspicaz y su vuelo, rápido. Si vuela durante el sueño, está prestando todas sus vir­

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tudes. Si la hieren o muere, esas potencialidades estarán mermadas o a punto de desa­ parecer.

Representa, en la mayoría de las ocasiones, una trayectoria elevada y libre, pero, casi siempre, en soledad. Estas pistas deben ser tenidas en cuenta porque son un reflejo de

cómo se mueve en ese momento en su realidad quien sueña, o de cómo se vislumbra que puede llegar a hacerlo. La emoción aquí no cuenta; sí, en cambio, el plano mental y la voluntad férrea para llevar a cabo las decisiones tomadas.

También se identifica con el sacrificio y el esfuerzo, ya que se deberán desestimar otros planos de la vida para alcanzar el objetivo previsto, que, con la aparición del águila, adqui­ rirá fuerza de destino.

Esta magnífica ave ha sido representada a lo largo de la historia en escudos reales e imperiales como símbolo de autoridad, superioridad, dominio y determinación indes-

tructible. Si vemos una águila en nuestros sueños, esas potencialidades tocan el alma, así es que de nosotros depende cómo las utilicemos.

AGUJA

Es un sueño difícil de interpretar, dado que se trata de un elemento común en nuestra vida cotidiana, aunque hasta el momento ha sido identificado principalmente con labores feme­

ninas. Hasta hace pocos años, en nuestra cultura, eran sólo las mujeres quienes dedicaban parte de su tiempo a trabajar con la aguja. Este proceso de identificación de un objeto con un sexo determinado permite a algunos autores asociarlo con dificultades en la orientación sexual de los varones que tienen esta clase de sueño, de modo que lo interpretan como ten­ dencias homosexuales no siempre reales o justificadas. La tradición nos transmite ideas que van pasando a través de varias generaciones, hasta que se convierten en símbolos. Vernos cosiendo pacientemente indica calma y un deseo de construir nuestra vida poco a poco, con cuidado y con esmero, y si alguien nos ofrece una aguja enhebrada, signifi­ ca que tendremos que tomar una decisión que nos ayudará a nosotros mismos y también a otras personas. Pincharnos con ella supone errores y algunas contrariedades en la vida laboral o en nuestras actividades cotidianas. Ver un grupo de personas cosiendo es un aviso y tendremos que tener cuidado ante murmuraciones y comentarios adversos. Si son de ganchillo o de tricotar indica que nos enteraremos de lo que se dice de nosotros a espaldas nuestras. Las agujas de coser enhebradas son un buen augurio. Sin hilo, rotas, o bien pinchar­ nos con ellas son un mal augurio. Si son alfileres presagia pequeñas decepciones causa­ das por los amigos.

AHOGARSE Se dice que soñar con ahogarse tiene un pronóstico afortunado. Puede ser así en algu­ nos casos, pero no en la mayoría. Entrar en el agua es entrar en nuestro inconsciente, y

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al igual que cuando entramos en el mar, debemos estar en forma para que éste no se nos lleve. Para introducirnos en las partes más profundas de la personalidad hay que estar preparados para que no nos arrastre. Cuando este sueño se repite, debemos plantearnos seriamente si no existen estímulos reales que nos estén presionando demasiado y ante los que no sabemos reaccionar. Si estamos atravesando una etapa de dificultades, nos avisa de la necesidad de tomar un descanso. Si no lo hacemos, nuestros proyectos pueden pasar a ser una carga y hacer que nuestra motivación desaparezca. A veces, indica una necesidad de poner límite o control a nuestros gastos. A pesar de su significado simbólico o psicológico, este sueño puede ser provocado con cierta facilidad por elementos externos que afectan a nuestro dormir, como son enredarnos con una cadena o colgante que llevemos al cuello, escuchar la lluvia, que nos caiga una gota de agua mientras dormimos, etcétera. Cada persona puede encon­ trar muchos más ejemplos de situaciones que actúan sobre nosotros y que afectan a los sueños.

AIRE Es el principio de la exteriorización y representa la comunicación, la lógica y la imagi­ nación. Por sí mismo difícilmente aparece en nuestros sueños y, si lo hace, es tan sólo como factor adicional en alguna de sus manifestaciones. Es uno de los cuatro ele­ mentos que conforman nuestra vida, junto con el fuego, la tierra y el agua. Es un elemento activo y masculino, y se refiere principalmente a los aspectos espirituales de nuestra vida. Si a través del agua penetramos en nuestro inconsciente, a través del aire nos elevamos en una búsqueda espiritual que trasciende lo cotidiano e incluso lo humano. Es un ele­ mento fácil de encontrar en personas soñadoras, en inconformistas y en todos aquellos que desean cambiar el mundo a través del hallazgo de su propia libertad. Si durante el sueño nos envuelve una suave brisa, esto indica que nuestra imaginación está despierta, que la mente se siente limpia y despejada para representar aquellas imá­ genes que a la inspiración guste de traer. Si quien sueña se ve sorprendido por una fuerte corriente de aire es una advertencia para que se proteja de situaciones que aparentemente se prometen prósperas, pues un sex­ to sentido está poniendo en guardia sus mecanismos de defensa o de sospecha. Si nos vemos llevados por el aire, transportados por él, el sueño presagia que esta­ mos distanciándonos de los problemas que nos acosan y presionan, y despejando el cami­ no para ver las cosas con más objetividad y transparencia. El aire no tiene color y si lo vemos coloreado podemos intentar su interpretación a tra­ 44

vés del humo y completarla con los colores que aparezcan.

Lo esencial de los sueños

Amparo Castro

ISBN edición en papel: 978-84-480-4771-9

No se permite la reproducción total o parcial de este libro,

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© Amparo Castro, 2007

© diseño de colección: Mercedes Galve

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© Scyla Editores, S. A. 2007

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Coedición con Timun Mas

www.planetadelibros.com Primera edición en libro electrónico (PDF): febrero de 2011

ISBN: 978-84-480-6878-3 (PDF)

Conversión a libro electrónico: Newcomlab, S. L. L.

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