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1 Renacimiento/Novela y Teatro
1. LA PROSA EN EL SIGLO XVI Durante el Renacimiento el auge de la prosa en lengua castellana se desarrolla en cuatro direcciones: 1. La prosa didáctica pretende el perfeccionamiento del hombre y la reforma de la sociedad. En este género destacan Juan de Valdés, que en Diálogo de la Lengua (1535) muestra las preocupaciones lingüísticas del siglo, y fray Antonio de Guevara, con Menosprecio de corte y alabanza de aldea, donde proclama el retorno a la naturaleza. 2. La prosa histórica aparece impulsada por el sentido expansionista de la época y las perspectivas que se crean con la conquista de América. Representa esta corriente el Padre Mariana con una Historia de Indias. 3. La prosa religiosa tienen finalidad formativa y sintoniza con la religiosidad popular de la época. Sus representantes esenciales son fray Luis de León que en La perfecta casada ofrece un trabajo sobre las virtudes que debe tener la mujer cristiana, y santa Teresa de Jesús con consejos cristianos referidos a las monjas en Camino de Perfección. 4. La prosa narrativa adquiere gran importancia en este siglo debido al incremento de lectores. Se mantienen y modifican diversas formas de relato del siglo XV (los libros de caballerías, de ficción sentimental y de aventuras), pero nacen también diversos géneros y obras de entretenimiento.
2. LAS FORMAS NARRRATIVAS DEL SIGLO XVI A lo largo del Renacimiento se desarrollan dos tendencias narrativas: una de ellas, de carácter idealista, abarca relatos aventureros y narraciones fantásticas; la otra, de carácter realista, llama la atención por la forma en que describe personajes y ambientes. Ésta incluye diferentes tipos de novela: Los libros de caballerías, de gran éxito en siglos anteriores, continúan ahora con la forma definitiva que Garci Rodríguez de Montalvo da a Amadís de Gaula en 1508. La novela corta italiana, de enmarañada intriga y temas trágicos o burlescos, es imitada pro Juan de Timoneda en el Patrañuelo (1567) y adaptada después genialmente por Cervantes. La novela pastoril surge a mitad de siglo y se inspira en obras de la literatura clásica, siguiendo el modelo de La Arcadia (1502), del italiano Sannazaro. La primera novela del género es Los siete libros de Diana (1599), de Jorge de Montemayor, a la que siguen La Diana enamorada (1564), de Gil Polo, y La Galatea (1585) de Cervantes. La novela bizantina imita un género narrativo griego y describe el azaroso viaje, lleno de peripecias, de los protagonistas. A ella pertenece Selva de aventuras (1565), de Jerónimo Contreras. El género pervive hasta el siglo siguiente, con Lope de Vega.
La novela morisca tiene sus antecedentes en los romances fronterizos y desarrolla historias sentimentales entre moros y cristianos al final de la Reconquista. Frente a estos relatos idealistas, la narrativa de carácter realista se muestra con El Lazarillo, y el Quijote.
3. LA NOVELA PICARESCA La novela picaresca se inicia con La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, una obra realista que nace en un momento de éxito de los libros de caballerías y la novela pastoril. APARICIÓN DEL GÉNERO En el nacimiento del género influyen diversas circunstancias: a. El ambiente social de la época, con cambios demográficos y movilidad de individuos que, sin trabajo estable, llenan las ciudades y viven de la mendicidad y del pillaje. b. La creciente discriminación por cuestiones de “limpieza de sangre” que sufren los “cristianos nuevos” (judíos conversos os sus descendientes), que rompe la convivencia y favorece la crítica. c. La apertura ideológica iniciada por Carlos I y la aparición de las ideas erasmistas, que critican el carácter inverosímil de las novelas idealistas. d. La reacción literaria que surge contra los libros de caballerías, ante los que la picaresca opone como protagonista un “caballero al revés”, un antihéroe que se muere por estímulos inmediatos. EL PÍCARO Y LA PICARESCA Los rasgos esenciales de un pícaro son los siguientes: 1. Muestra una actitud antiheroica, carente de ideales, y vive a base de trucos y trampas. 2. Presenta con ironía un origen genealógico bajo, que lo condiciona y predetermina. 3. Trabaja como criado de muchos amos (lo que permite al narrador criticar a distintos estamentos sociales). 4. Actúa por móviles inmediatos, principalmente por hambre. 5. Sufre con resignación las adversidades, buscando ascender en la escala social. 6. Tiene gran capacidad de adaptación y no es materialista. 7. Pasa con rapidez de la inocencia a la malicia, y posee un código del honor deformado. La novela picaresca, por su parte, se configura sobre una estructura creativa con los siguientes caracteres: 1. La obra es una ficción autobiográfica relatada en primera persona. 2. La historia se basa en una sucesión de memorias por episodios, desde la perspectiva de un narrador que ofrece su visión del mundo. 3. La acción de una narración itinerante, pues el pícaro va de amo en amo y de lugar en lugar. 4. Los acontecimientos se subordinan a un final predeterminado, que en Guzmán de Alfarache es el arrepentimiento y en El Lazarillo es “el caso”. 5. Sigue una evolución temporal típica de una narración ab ovo (desde el principio), desde la niñez a la madurez.
3 Renacimiento/Novela y Teatro 6. Existen confluencias temporales, pues se intercalan visiones del narrador-adulto y del narrador-niño. EL LAZARILLO TEMAS Y EJE ARGUMENTAL El Lazarillo relata en primera persona la historia de Lázaro, un personaje de origen humilde nacido a orillas del Tormes, que aprende a sobrevivir gracias a su ingenio y consigue asentarse como pregonero en Toledo, logrando así un hipotético ascenso social. El tema es la historia de un aprendizaje y se muestra mediante el relato de los episodios y peripecias que le suceden a Lázaro. La mayoría de ellos son de origen folklórico y están subordinados al personaje, con la intención de mostrar el proceso de formación de la personalidad de Lázaro y servir de explicación al estado final de deshonor al que llega el protagonista. Otros temas que aparecen en la obra son el hambre, la hipocresía, la falsa honra, la pobreza, la insolidaridad humana o la mendicidad. ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN NARRATIVA La obra se compone de un prólogo y siete tratados de extensión variable que forman una carta dirigida a un personaje desconocido, al que se apela con el tratamiento de vuessa merced, en la que el protagonista trata de justificar su “caso”, una situación de deshonor. Los tres primeros tratados, más extensos y elaborados que los restantes, describen las andanzas del Lázaro-niño. Los temas que los unen son el hambre y la astucia del personaje para sobrevivir. A partir del tratado IV, Lázaro va creciendo y mejora su situación hasta llegar a lo que él considera “la cumbre de su buena fortuna”. En el tratado VII Lázaro es un hombre maduro, está casado y desempeña un oficio respetable, el de pregonero. Es entonces cuando conocemos el “caso”: las habladurías sobre el amancebamiento de su mujer con el
arcipreste de San Salvador. Esta estructuración puede considerarse agrupada en dos partes: El eje narrativo, que engloba el “caso” (prólogo y tratado VII) El desarrollo picaresco, dividido, a su vez en el período de aprendizaje (tratados I al III) y la práctica de las enseñanzas picarescas (tratados IV al VI). PERSONAJES No hay una descripción formal de los personajes; cada uno cobra vida actuando, con lo que su retrato se completa gradualmente por lo que hace, por lo que dice o por lo que dicen otro de él. Los personajes de El Lazarillo son “arquetipos”; es decir, individuos que representan a una clase o grupo social y, como tales, modelos acabados. Sólo Lázaro evoluciona a lo largo de la obra. ESTILO El lenguaje es sencillo, claro y esencializador; los diálogos, a pesar de su embellecimiento literario, se animan con frases coloquiales. Aunque algunos recursos literarios (bimembraciones, hipérboles o paradojas) tienen como función esencial producir efectos cómicos; la novela está en consonancia con los ideales estilísticos de sencillez y equilibrio típicos del Renacimiento. AUTORÍA Y LOCALIZACIÓN HISTÓRICA Las tres primeras ediciones de La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades datan de 1554. Se publicaron en Burgos, Amberes y Alcalá de Henares, aunque estudios bibliográficos afirman que posiblemente existió una edición anterior no conocida. Las tres aparecen sin nombre de autor. Los estudiosos opinan que la obra estaba abocada al anonimato, porque era lo habitual en los libros de entretenimiento y porque este anonimato permitía al autor la crítica determinadas clases sociales. Pero se ha atribuido la abra a diversos autores: podía haber sido escrita por un seguidor de las ideas de Erasmo de Rótterdam, debido a la crítica que hace al clero y la defensa de la caridad cristiana, o también por un judío converso, por el tratamiento obsesivo del problema de la “honra” y el dato de la edición de Amberes, notable centro judío en esa época. La localización histórica de la acción también es confusa. Aunque en la obra se mencionan dos acontecimientos, la batalla de Gelves –frente a Túnez- y la celebración de las cortes de Toledo, ambos ocurrieron dos veces: el primero en 1510 y 1520, y en las Cortes en 1525 y 1538. Por lo tanto, las alusiones cronológicas también revelan la intencionada ironía del autor. ÉXITO DEL LAZARILLO La acumulación de ediciones indica que el éxito de la obra fue amplio y rápido, sin duda porque reflejaba problemas reales e incluso históricos, como el que aparece en el tratado entero (“…acordaron el Ayuntamieno que todos los pobres extranjeros se fuesen de la ciudad…”). Este éxito también lo reflejan otras obras literarias. Por ejemplo, Cervantes en El Quijote hace referencia a él cuando Ginés de Pasamonte habla del libro de su vida, y afirma:”Es tan bueno… que mal año para el Lazarillo de Tormes y todos cuantos de aquel género se han escrito o se escribieren”.
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4. MIGUEL DE CERVANTES LAS NOVELAS DE CERVANTES Cervantes es, sobre todo, un maestro de la prosa, experto en la elaboración de asuntos narrativos, tanto realistas como fantásticos. Su tarea de narrador le lleva a experimentar con la mayor parte de los modelos narrativos anteriores: la novela pastoril, la novela bizantina y la novela corta. Pero es en El Quijote, parodia, en principio, de las novelas de caballerías, donde crea una forma nueva y revolucionaria. Por ello, Cervantes es un autor clave en la renovación de los géneros literarios que se dará en el barroco. LA NOVELA PASTORIL Y BIZANTINA La primera novela de Cervantes es La Galatea. Se trata de una novela pastoril, de carácter idealista, que desarrolla el tema de los amores entre pastores (amor entendido a la manera platónica, sujeto a los inconvenientes y caprichos de la fortuna) en el marco ideal del locus amoenus. Como novedad, contiene algo habitual en muchas de sus obras: juicios teóricos o digresiones de crítica literaria. En esta misma edición idealista se halla su obra póstuma, Los trabajos de Persiles y Segismunda (1617) novela bizantina que, como las pastoriles, gira en torno al amor. En ella relata las peripecias y vicisitudes que pasan los dos enamorados protagonistas, príncipes en sendos reinos nórdicos, en su larga peregrinación desde el norte de Europa hasta Roma, donde se casan ante el Papa. LA NOVELA CORTA Tras el éxito de la primera parte de El Quijote, Cervantes publica en 1613 una colección de doce novelas cortas al estilo de las que se escribían en Italia. Las agrupa bajo el título de Novelas Ejemplares, denominación que expresa su conexión con los “exempla” medievales, porque, como dice el prólogo, “no hay ninguna de la que no se pueda sacar algún provecho”; y mantiene en todas el ideal clásico del “enseñar deleitando”. Estas obras, ejemplos y modelos de creación literaria, forman un conjunto variado de narraciones que se suelen agrupar en dos series:
Las novelas del primer grupo tienen intriga complicada y siguen de cerca la técnica italiana. Entre ellas, ofrecen mayor interés La Ilustre fregona, con rasgos de humor y referencias a la realidad, y La gitanilla, que,
a través de Preciosa, su protagonista, idealiza el mundo de los gitanos. Los cuadros satíricos de costumbres reúnen lo más típico de Cervantes: Rinconete y Cortadillo retrata el hampa sevillana y El coloquio de los perros satiriza tipos y clases sociales de la época. El licenciado Vidriera enlaza toda una colección de refranes y proverbios mediante una sencilla trama, utilizando el recurso del loco-cuero que dice verdades, que tiene su gran éxito en El Quijote. EL QUIJOTE GÉNESIS DE LA OBRA El Quijote es la obra maestra de Cervantes. Consta de dos partes: la primera apareció en 1605 con el título de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, tuvo gran éxito y fue varias veces reeditada; la segunda parte se publica en 1615 con el título de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. El eje argumental es la historia de un pobre hidalgo que pierde la cabeza por leer muchos libros de caballerías. Su locura, al creer que lo presentado en ellos es verdad, le mueve a salir al campo con armas de caballo a “desfacer entuertos”, siempre guiado por el amor de su dama. Le suceden diversas aventuras, encuentra incomprensión y ha de enfrentarse a una sociedad injusta y burlona. El proceso de elaboración de la obra parece haber sido complejo: en un principio estaría concebido como novela corta, similar a cualquiera de las Novelas ejemplares. Para Menéndez Pidal el relato puedo gestarse a partir del Entremés de los romances, obra anónima en la que Bartolo pierde la cabeza de tanto leer el romancero. Pero, por otra parte, Cervantes reitera en varias ocasiones que su idea era “poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías”. ORIGINALIDAD DEL PLANTEAMIENTO La idea de la obra presenta varios elementos de confluencia con la narrativa anterior, sobre todo con los libros de caballerías: Recrea el tema de la locura, aparecido en el Entremés de los romances. Utiliza motivos novelescos, típicos en la época (molinos de viento, barco encantado…) Mantiene el tema del amor cortés en su concepción más original: la amada es el cúmulo de perfecciones, el caballero se siente ligado a ella por una relación de vasallaje, y de este amor recibe fuerza para sus actuaciones. Pero a pesar de estas coincidencias, El Quijote también ofrece contradicciones con los géneros anteriores: El protagonista es un personaje viejo, hidalgo y pobre, frente a los caballeros andante, que eran vigorosos, nobles y heroicos. Los libros de caballerías ofrecían un mundo mítico y remoto, mientras que Cervantes se sirve de la realidad inmediata. La obra identifica el heroísmo, el más alto valor de la época, con la locura, el más lamentable de los estados. El creador emplea como elemento narrativo la transformación de la realidad, fusionando lo real y lo ideal.
7 Renacimiento/Novela y Teatro TEMAS El Quijote es la novela de la vida humana. Su complejidad ofrece realidades, sueños, amor, inquietudes intelectuales, dudas existenciales, por lo que en la obra se pueden analizar varios temas: El caballeresco llena la novela y es objeto de parodia. Con él, Cervantes hace una crítica de los libros de caballerías por su excesiva imaginación y su mala calidad literaria. Se muestra en los episodios y referencias a la caballería andante. El amor está enfocado desde la óptica del “amor cortés”, mediante la relación de vasallaje y se va haciendo más espiritual. Se manifiesta no sólo en la adoración del protagonista por Dulcinea, sino también en los personajes de algunos relatos intercalados. El literario ofrece una crítica de autores, obras y tendencias de la época. Se aprecia en las reflexiones sobre la comedia, que muestran el desacuerdo de Cervantes con las ideas dramáticas de Lope de Vega, o en los juicios sobre la novela o la poesía. La lucha existencial entre los ideales del hombre y la realidad. Se manifiesta en la descripción y el contraste entre los grandes valores del ser humano y las conductas egoístas e innobles. El prestigio de las armas o de las letras, debate temático vivo en todo el Renacimiento. El humor, que nace indistintamente de la faceta ingeniosa o de la paródica y burlesca. Esta síntesis temática se enriquece con un amplio mosaico de motivos latentes en la época: la vida picaresca, la convivencia en las ventas, la justicia, la Inquisición, los gobernantes incompetentes, las costumbres, creencias, ideologías, el panorama social, el ambiente cultural, la libertad, etc. ESTRUCTURA DE LA NOVELA El Quijote se organiza en dos partes, que abarcan las tres salidas, con diferente extensión: ambas tienen dedicatoria, prólogo y sucesivos capítulos (52 en la primera parte, donde se narran las dos primeras salidas y 74 en la segunda, que cuentan la tercera salida del caballero) Entre las dos partes, existe un paralelismo creativo: al principio de ambas, tres unos capítulos iniciales introductorios, al protagonista le suceden ininterrumpidamente una serie de aventuras; hacia la mitad, su deambular se detiene (en la venta en la primera y en la casa de los duques en la segunda), y en ambas ocurren diversos hechos de carácter literario; y el final, también simétrico entre ellas, muestra a don Quijote desengañado y derrotado que regresa a casa. Pero, a pesar de estas similitudes, entre las dos partes existen diferencias, tanto de elaboración como de planteamiento: la primera parte es más espontánea, parece escrita sin un plan inicial y contiene diversidad de elementos; la segunda, sin embargo, está más pensada y responde a un plan trazado. Y antes del desenlace, la segunda contiene un conjunto de capítulos, sin paralelo con la primera, en los que Cervantes responde a la publicación de El Quijote de Avellaneda, una obra apócrifa que aparece en 1614, firmada bajo seudónimo por un tal Alonso Fernández de Avellaneda, natural de Tordesillas. Este falso Quijote es literariamente mediocre (don Quijote es un loco vulgar que acaba en un manicomio de Toledo y Sancho un rústico desagradable y maleducado), pero revela la indignación que la publicación de la primera parte de la obra cervantina había causado en el círculo de Lope de Vega, cuyas comedias Cervantes satiriza, y permite a éste una réplica en la segunda parte de su verdadero Quijote.
LOS PERSONAJES Los personajes de El Quijote son una imagen de lo que era España a principios del siglo XVII. El mundo de la obra lo forma una gama de tipos sociales y étnicos: pastores, campesinos, venteros, mozas, estudiantes, hidalgos, clérigos, cómicos, bandoleros, criminales, nobles, moriscos… Los dos personajes de centrales tienen un diseño complejo: Don Quijote es un modesto hidalgo de un pueblo manchego, Alonso Quijano, que, loco debido a la lectura de libros de caballerías, decide convertirse en caballero andante. Su extraña figura resulta anacrónica para la sociedad; sin embargo, fuera de su locura, muestra buen juicio y expone opiniones precisas sobre temas muy diversos, incluidos a los literarios. El rasgo esencial de su carácter es la pertinaz defensa de sus ideas, incluso las que se refieren al mundo de los caballeros andantes. Sancho Panza es el escudero que en los libros de caballerías acompaña al caballero. Sus rasgos básicos están configurados en la tradición folclórica y literaria, pues en obras breves de teatro y en desfiles carnavalescos eran comunes el simple, el rústico, el bobo, el enano, el gracioso o el criado. Pero su elaboración es una compleja recreación, ya que en la obra encarna la sátira contra los libros de caballerías. Característica de los dos protagonistas es la transferencia de rasgos de uno al otra, tanto que se puede hablar de la “quijotización” de Sancho o de la “sanchificación” de don Quijote. El resto de personajes, hasta seiscientos cincuenta y nueve, se mueven entre lo real –ama, sobrina, labradores-, lo fingido y lo literario e histórico. Además, varios se ven influidos por rasgos de los protagonistas. Son ejemplo de ello la forma de
9 Renacimiento/Novela y Teatro actuar de los duques, contagiados por la locura de don Quijote, o el disfraz de caballero andante que ha de adoptar el bachiller. INTENCIONES Y SENTIDO DE EL QUIJOTE El propósito explícito de Cervantes es, sin duda, la parodia de los de caballerías; por eso, durante los siglos XVII y XVIII El Quijote fue leído como una obra cómica. Sin embargo, desde el Romanticismo se han resaltado otros valores del protagonista: el amor a la dama, el ansia de libertad, la búsqueda de la justicia, por lo que la novela representaría la defensa de unos ideales en un mundo en el que dichos ideales ya no tienen sentido. Por otra parte, El Quijote es un retrato de la sociedad de la época. Cervantes, a la vez que parodia las ilusiones caballerescas y pastoriles, ofrece el inicio del declive del poder político de España a través de un hidalgo que trata de cambiar su vida triste y mediocre por otra que considera más perfecta, pero propia de un esplendor pasado. Y es también una obra de crítica literaria y de teoría literaria, pues los personajes hablan de literatura y aportan variaciones sobre autores, obras y géneros de la literatura de su tiempo. LENGUAJE Y TÉCNICAS ESTILÍSTICOS El habla del Quijote es un resumen de la variedad de registros que existían en el Renacimiento. Cervantes sigue, en principio, la norma clásica de “escribo como hablo” y, a la vez que parodia el estilo pretenciosamente culto y arcaizante de los libros de caballerías, armoniza distintos lenguajes: combina el estilo elevado con el habla cotidiana, o los razonamientos eruditos con el so de refranes y dichos del saber popular. Por eso, abundan en la obra, junto a múltiples recursos literarios, rasgos propios del lenguaje oral: el empleo de deícticos, el apóstrofe, la dramatización del relato, la duplicidad de narradores, la atención a las inflexiones de voz, o los ritmos y sonoridades. En cuanto al desarrollo narrativo, Cervantes parte del artificio del manuscrito encontrado, un truco que le permite el empleo de sucesivos narradores (el historiador moro, Cide Hamete Benengeli, que sería el primer autor de la obra, un morisco que traduce el texto árabe, o el mismo Cervantes). Además, emplea técnicas novedosas, que hacen de El Quijote la primera novela moderna: El contrapunto o movimiento simultáneo de dos acciones que, sin tener relación, se desarrollan a la vez, en, equilibrio narrativo. El perspectivismo, con interferencia de puntos de vista de varios personajes que sobre una misma realidad ofrecen distintas impresiones. La metanarración o metanovela, que muestra, dentro del relato de una historia, las dificultades que su elaboración ha planteado. La intertextualidad, que, mediante la comparación con otros textos literarios, facilita la parodia, la crítica literaria o el análisis de la obra dentro de la obra misma
5. EL TEATRO EN EL SIGLO XVI El oficio del teatro empezó a ser en España una profesión algo estable en el siglo XVI. Las primeras compañías surgieron por imitación de compañías italianas de la commedia dell’arte, que recorrían España extendiendo un modelo cómico y popular.
EL OFICIO DE LOS CÓMICOS Los actores recreaban personajes fijos (el fanfarrón, el tonto…), solían usan máscaras, recurrían a la expresión corporal y al mimo más que a la palabra e improvisaban de forma constante. Había dos clases de compañías: las compañías reales, que tenían autorización oficial y actuaban sólo en una ciudad, y los cómicos de la lengua, que recorrían el país representando sus obras por los pueblos. Aunque en el siglo XVI existe un teatro religioso, de tradición medieval, y un teatro humanista, el verdadero teatro popular surge en las plazas públicas de la mano de los cómicos, para trasladarse más tarde a los corrales de comedias. En estos escenarios aparece todo un espectáculo teatral con obras que atraen al espectador y que se agrupan en tres géneros dramáticos: los pasos, los entremeses y las comedias. LOS PASOS El paso es una breve composición teatral con un argumento sencillo inspirado en los cuentos tradicionales. Sus caracteres peculiares son los siguientes: El centro de la acción es la burla Los personajes (simple o bobo, fanfarrón, criado listo…) son máscaras fijas. El más repetido es el bobo, con el que se pretenden efectos cómicos. El diálogo, en prosa, es coloquial El paso desarrolla un detalle humorístico de la vida cotidiana, deformado teatralmente para divertir al público. Son famosos, entre otros, el paso de Las Aceitunas o el de La Tierra de Jauja, ambos de Lope de Vega. LOS ENTREMESES El entremés nace a mediados del siglo XVI al desligarse los pasos de la obra mayor y cobrar vida propia. En su origen es una pieza de teatro cómico que se representaba en los entreactos de una obra de carácter serio, pero cuya estructura no tiene conexión argumental con el resto de la representación. Sus dos rasgos primarios son la comicidad y la brevedad. Sin embargo, los rasgos del género, iniciados en Lope de Rueda, quedan definidos en los entremeses de Cervantes: La simpleza del bobo se transforma en necedad o credulidad. Los personajes adaptan el habla a su condición social Aparece un léxico marginal, propio de rufianes y rateros Son frecuentes los recursos que denotan ingenio (juegos de palabras, equívocos). Los personajes parodian y ridiculizan otras formas de hablar y a las minorías de la época negros, moriscos, y gitanos) EL TEATRO DE TEMA NACIONAL En la segunda mitad del siglo, el sevillano Juan de la Cueva incorpora por primera vez los temas de la tradición épica, valiéndose de crónicas y romances. Así llegan al teatro los héroes del romancero: el rey Don Sancho, los siete Infantes de Lara o Bernardo del Carpio. Y, aunque sus obras apenas tienen valor dramático, facilitan el camino al teatro de Lope de Vega porque llevan a escena a los héroes de la tradición
11 Renacimiento/Novela y Teatro nacional, utilizan diversas estrofas, mezclan lo trágico y lo cómico y reducen a cuatro “jornadas” los cinco actos del teatro clásico. CERVANTES DRAMATURGO El teatro era una de las aficiones de Cervantes, aunque sus obras –excepción hecha de los entremeses- no fueron muy apreciadas en su tiempo. Su teatro nace en un momento de cambio en la escena: se está produciendo una lucha entre el seguimiento de las reglas del teatro clásico y la adopción de la “nueva comedia” que defiende Lope de Vega. Frente al teatro clasicista, el éxito de público lo tenía la “nueva comedia” que mezcla lo trágico y lo cómico, prefiere los versos octosílabos y no respeta las tres unidades. De acuerdo con las normas clásicas Cervantes crea Numancia, una tragedia clasicista, y la comedia Los tratos de Argel. Pero también se acerca a los nuevos procedimientos, y escribe ocho comedias, entre las que sobresalen Los baños de Argel, Pedro de Urdemalas y El rufián dichoso. Sus rasgos son la profundidad psicológica de los personajes y la variedad de los temas, reflejo de las experiencias vitales del autor. Entre sus entremeses es preciso destacar El retablo de las maravillas, La elección de los alcaldes de Daganzo o El viejo celoso.