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Fecha: 16-6-2011
Contenidos Educación La Ley de Igualdad de Trato, criticada hasta en EE UU (La Razón 13/06/11) El Gobierno dice ahora que separar sexos en el colegio no discrimina (El Mundo 13/06/11)
Opinión
Carlos Rodríguez Braun: “Trato legal” (La Razón 14/06/11)
Reportaje Dos sexos, una especie (El Periódico 12/06/11)
Educación La Ley de Igualdad de Trato, criticada hasta en EE UU 250 colegios de 15 países lamentan que el Gobierno quiera retirar la ayuda a los centros que educan por sexos
Rocío Ruiz, La Razón 13/06/11 La International Boys’ School Coalition, una asociación que agrupa a 250 centros públicos y privados para chicos, con presencia en 15 países del mundo, ha expresado públicamente su preocupación por la intentona del Gobierno español de retirar la financiación pública a las escuelas que educan a chicos y chicas en aulas separadas. Bradley Adams, director ejecutivo de la International Boys’ Schools Coalition, con sede en EE UU, ha defendido la educación diferenciada como un «modelo pedagógico moderno que permite a los profesores potenciar de forma personalizada las capacidades de chicos y chicas, porque se adapta a sus diferentes procesos de maduración y ritmos de aprendizaje». Asimismo, recuerda en una misiva que la educación por sexos se considera constitucional y su legalidad se ha visto refrendada por varias sentencias judiciales emitidas en 2008 y el acuerdo expreso entre demócratas y republicanos. Ambos partidos «admiten que respeta los derechos humanos y la igualdad de género, al tiempo que responde a las necesidades educativas de niños y niñas», añade Adams. De hecho, en algunas ciudades, como Nueva York o Chicago, ya se están aplicando programas educativos con este modelo para lograr reducir las altas tasas de fracaso escolar, y los resultados obtenidos hasta la fecha han sido satisfactorios. En España, el Tribunal Supremo ya ha emitido varias sentencias que respaldan la legalidad de la educación diferenciada y su financiación pública, por lo que «rechazamos cualquier iniciativa política que pretenda dañar el derecho de los padres a elegir el modelo pedagógico que prefieran para sus hijos en las mismas condiciones que el resto», expone la asociación. El modelo se encuentra muy extendido en países como Reino Unido, Irlanda, Australia, EE UU, Nueva Zelanda o Sudáfrica, y se encuentra implantado tanto en colegios públicos como privados. También tiene mucho peso en los principales países de Asia.
Las objeciones a la nueva ley que el Gobierno pretende que esté aprobada antes de que acabe la Legislatura cuenta también con las objeciones de la Alianza Española contra la Pobreza (EAPN), que agrupa a un millar de organizaciones sociales. Entre los aspectos negativos que subraya se encuentra la «colisión con la libertad de expresión individual y colectiva» de la norma. «Nos preocupan mucho los límites de esta ley, dado el amplio abanico de aspectos y también el amplio campo de interpretaciones que podría caber, por ejemplo, dentro del concepto de discriminación múltiple». Para este grupo de organizaciones, esta circunstancia puede ser especialmente grave en el caso de la libertad de expresión «en las asociaciones, los partidos políticos, las iglesias, las cátedras y organismos científicos, las redes sociales, entre otros, además de los medios de comunicación y la publicidad». EAPN también pone objeciones a la creación de la nueva figura de la Autoridad Estatal para la igualdad de trato, sobre la que ya se ha dicho que duplica, en algunos casos, las funciones del Defensor del Pueblo. En este caso, considera que «se debería tener en cuenta a los agentes sociales y el funcionamiento de esta autoridad debería ser autónomo y altamente transparente con publicidad de los informes que haga y de las acciones y sanciones que emita». La organización tampoco oculta su preocupación por el hecho de que la norma regule la carga de la prueba, de tal manera que sea la persona acusada la que deba demostrar su inocencia, mientras que la persona que acusa quede libre de cualquier acusación. Cree que se debe fundamentar muy rigurosamente este aspecto para evitar que la ley dé lugar a que se cometan abusos, como por ejemplo, las denuncias en falso. Un modelo extendido por todo el mundo El modelo que separ a niños y niñas en las aulas está extendido por todo el mundo. Se calcula que existen 210.281 escuelas de este tipo que escolarizan a más de 40 millones de alumnos, según datos de la Asociación Europea de Centros de Educación Diferenciada (EASSE). Por continentes, Asia se encuentra a la cabeza de la lista, con casi 180.000 escuelas.
Educación El Gobierno dice ahora que separar sexos en el colegio no discrimina Mantiene la prohibición de subvencionarlos porque quiere «primar otro modelo»
Paloma Díaz Sotero, El Mundo 13/06/11 Que el Gobierno quiere quitar las subvenciones a los colegios que admiten sólo a niños o a niñas no es ninguna novedad. Así lo pretende en su proyecto de Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación, aunque paradójicamente, admite que ese modelo pedagógico no es discriminatorio. Lo reconoce, con total naturalidad, Carmen Navarro, directora general para la Igualdad en el Empleo y contra la Discriminación, de la Secretaría de Estado de Igualdad. «El Gobierno no prohíbe la financiación pública a estos colegios porque el modelo sea discriminatorio, sino porque quiere primar un modelo de coeducación», explica a este diario. Aunque miembros del Gobierno hayan manifestado en múltiples ocasiones que sí lo es, la jurisprudencia del Tribunal Supremo (en dos sentencias de 2006 y 2008) dice que la educación diferenciada no es discriminatoria y que es plenamente constitucional. También es un modelo pedagógico avalado por la Unesco. Pero el Ejecutivo se agarra a la salvedad que le brindó el Consejo General del Poder Judicial en su informe sobre el anteproyecto de ley. Según explica Navarro, «el CGPJ interpreta que no está claro que sea discriminatorio, pero avala la opción de legislar para apostar por un modelo u otro». De hecho, recuerda la directora general, la Constitución dice que «los poderes públicos ayudarán a los centros que reúnan los requisitos que la ley establezca». Al artículo 27 precisamente apelan quienes defienden que se concierte ese modelo pedagógico, que se ven perjudicados por la prohibición: «Libertad de enseñanza» (27.1) y que «los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a
los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones» (27.3). Lo recuerdan los colegios privados y su patronal CECE, el sindicato FSIE, mayoritario en la concertada, y las asociaciones de padres católicos (Concapa). A ellos se suman tanto el PP como CiU, que piden no restringir la libertad de elección de los padres sobre la educación de sus hijos y que intentarán frenar la normativa en el Congreso de los Diputados. Estos dos grupos, junto al PNV, consiguieron impedir la semana pasada que la ley fuera tramitada de urgencia, como quería el Ejecutivo. Ahora, el proyecto debe debatirse en comisión parlamentaria, donde el PP prevé pedir «comparecencias de todos los sectores civiles afectados: del económico y empresarial, del educativo, del de seguros, vivienda...», asegura la portavoz de Igualdad del PP en el Congreso, Sandra Moneo. «No entendemos qué sentido tiene esta ley, tal y como está», añade la diputada. Además, dice, «pone freno a inversores y empresarios», cosa que también critica la CEOE, y «abre la puerta a una litigiosidad absoluta y a una saturación de los juzgados » por la inversión de la carga de la prueba en las acusaciones por discriminación. Josep Antoni Duran Lleida acentuaba la semana pasada que CiU «no comparte el conjunto de la ley» y que ésta «contraviene lo pactado con Rubalcaba en la LOE». El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad dice ahora que quiere que haya «el mayor debate posible porque hace falta mucha pedagogía», según Navarro, que defiende que «ni se vulnera la libertad de creación de centros ni la libertad de elección» porque los colegios de niños y niñas (hay 170) pueden existir pero pagados por los padres. Contrario a una directiva europea >Paradójicamente, el proyecto de Ley del Gobierno de Igualdad y No Discriminación dice trasponer la Directiva 2004 /113 de la Comisión Europea, pero no la cumple. >Esta directiva excluye de la aplicación a la educación y los medios de comunicación, dos ámbitos afectados de manera determinante por la norma del Ejecutivo.
Opinión Trato Legal LA RAZÓN 14/06/11 Carlos Rodríguez Braun La Mesa del Congreso rechazó la petición del Gobierno, y no habrá vía de urgencia para tramitar el «Proyecto de Ley Integral para la Igualdad de Trato y la No Discriminación». No han sido pocos, desde luego, los que han criticado el proyecto y han señalado sus gravísimas deficiencias: su ataque a la libertad, especialmente a la libertad de educación, castigando fiscalmente a las familias que quieren enviar a sus hijos a colegios que separan por sexo, y a la libertad de prensa, por su vocación inquisitorial sobre los medios de comunicación. Y hay mucho más: se condiciona la libertad de empresa y la propiedad privada, se promueve el poder sindical, se limita la presunción de inocencia y el derecho a la intimidad, y se crea una «Autoridad para la Igualdad de Trato y la No Discriminación», que recibirá denuncias y podrá imponer sanciones de hasta 40.000 euros. El Consejo General del Poder Judicial y el Consejo Fiscal alertaron sobre la indefinición con que se tipifican algunas infracciones y la inseguridad jurídica que ello comporta. Hubo un amplio consenso en lamentar que el proyecto puede aumentar la intrusión y el control del poder político sobre las vidas, haciendas y libertades ciudadanas. Pero el mayor escalofrío lo experimentará quien lea directamente este siniestro proyecto y comprenda que todos esos resultados liberticidas no son consecuencias no deseadas por los socialistas que lo han presentado.
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Reportaje Dos sexos, una especie Los tambores a favor de la separación de los chicos y las chicas en la escuela vuelven a retumbar. Esta opción se abre paso en muchos países entre dardos contra la escuela mixta, a pesar de que ninguna investigación avala su superioridad.
Eva Peruga, El Periódico de Cataluña Abordar el tema de la educación es lo que en términos coloquiales se define como meterse en un jardín. Es complicado y polémico. A la pregunta de ¿los niños y las niñas deben estar juntos o separados en la escuela? hay respuestas categóricas y muchas interpretaciones. Si nuestro día a día es diverso, ¿por qué cambiar para estudiar? Algunos expertos como el norteamericano David Chadwell, responsable del desarrollo del programa para clases separadas en los colegios públicos de Carolina del Sur, pone por delante la libertad de elección. Por eso, piensa que la separación es «uno más de los diferentes entornos y estructuras de educación que debe estar disponible para todos los padres, no solo para los que pueden costearlo». Chadwell, que lleva su práctica a todo EEUU, considera que dado que los estudiantes son distintos, las ofertas también deben serlo. En EEUU, el republicano George Bush derogó, en mayo del 2002, la escuela mixta obligatoria que impuso una ley suscrita en 1972 por el también conservador Richard Nixon, en pleno auge de las reivindicaciones igualitarias. En ese país, los defensores de la segregación por sexo cuentan con modelos aplaudidos por toda gama de colores políticos y sociales. El caso paradigmático es el de la Young Women’s Leadership School, un centro público para chicas, básicamente hispanas y negras, en Harlem y el Bronx. Sobre estos centros en barrios conflictivos, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, dijo que «permitían eliminar el clima de violencia». Clinton estudió en el Wellesley Collage, universidad femenina de Boston. A donde también acudió la primera jefa de la diplomacia de EEUU, Madeleine Albright. No es el Bronx. Es un centro exclusivo donde se forma la élite femenina. Uno de los pilares al que se asen los partidarios de la educación diferenciada, como la denominan, es la falta la
violencia, a la que identifican con la escuela mixta. De ocurrir así, Anna Pinguillem, pedagoga y miembro de Rosa Sensat, propone «desarrollar programas específicos para resolver los problemas». Jaume Francesch, psicólogo clínico y presidente de la ACPEAP (Asociación Catalana de Profesionales de los Equipos de Asesoramiento Psicopedagógicos) se pregunta: «¿De qué violencia hablamos? ¿De la del machito que quiere conseguir una posición de privilegio delante de la chica que le gusta? Ella tiene una capacidad de violencia psicológica muy grande, de manipulación». Y repasa la literatura y el cine sembrados de violencia en los colegios masculinos y femeninos. Para algunos pedagogos incluso los chicos exacerban su machismo cuando están solos. Concertados o privados El empoderamiento de las mujeres engrasó el eje para mover las ruedas de la historia hacia una escuela mixta en el mundo occidental. La escritora Emilia Pardo Bazán, como consejera de Instrucción Pública, propuso en el Congreso Pedagógico de 1892 la coeducación a todos los niveles para superar la división de funciones entre hombres y mujeres. La propuesta se hizo esperar. Avanzó en los 70 y, solo en 1984, el Gobierno de Felipe González impuso la escuela mixta en todos los centros públicos. Y hasta aquí. En España, los casi 200 establecimientos segregados son concertados o privados, ninguno público. Ninguno laico. Todos están vinculados a organizaciones católicas. ¿Por qué separan? Teresa Martínez, directora de la escuela femenina La Vall, vinculada al Opus Dei, contesta: «Es una opción pedagógica que valora los ritmos diferentes de aprendizaje, los diferentes intereses». Para Francesch, tras esta tendencia «hay una cuestión religiosa, no solo del catolicismo sino también del islam. En el fondo es un tipo de religión montada a partir del hombre. Y su tipo de mujer es sucedáneo, complementario. Mantener esa situación es importante. Ahora ese modelo se rompe y hay gente a la que le da miedo». Este psicólogo reclama un debate a fondo en España, como Amparo Tomé, antigua profesora de Sociología de la Educación en la Universitat Autònoma de Barcelona y autora del Proyecto Educación en Valores que elaboró para el Ayuntamiento de Barcelona. Hablar claro sobre si en la escuela mixta se coeduca o si hay que modificar los modelos, por ejemplo. Sin ser contraria, en principio, a la segregación por sexos en determinadas circunstancias, Tomé se
cierra en banda a adoptarla ahora: «En un momento de crisis, si el patriarcado tiene que repartir, lo hace hacia un lado y no hacia el otro. La justicia social no se imparte lo mismo a los niños que a las niñas. Los colegios de niños tendrían mejor profesorado y medios, como sucedía antes. Desde el punto de vista de la crisis, las niñas iban a salir perdiendo». Una reflexión en referencia a las públicas. En las concertadas y privadas actuales, los programas de estudio y los recursos son iguales. Los recursos, a menudo, conducen a la calidad de la educación. Y esta al éxito académico. Muchas escuelas justifican el éxito por la segregación. ¿Todo por las notas? La directora del colegio La Vall asegura que «los buenos resultados no son poca cosa teniendo en cuenta que el fracaso escolar es superior al 30%». Pero la conclusión de Alan Smithers, director del Centro para la Educación y la Investigación del Trabajo de la Universidad de Buckingham, es sencilla: la calidad de una escuela tiene que ver más con variables como el profesorado, las habilidades de sus alumnos y la enseñanza que con la separación o no de los dos sexos. Con un buen programa pedagógico y buen equipo el éxito llega. Como declara en una entrevista David Sadker, cuya fundación promueve la igualdad dentro y fuera de las escuelas, «somos sexos distintos, no especies distintas». Cierto. Pero crece la lista de países con educación separada en su sistema público. Ya no se limita a las élites o los grupos religiosos. Las tesis de la integración en aras de la igualdad afrontan nuevos rostros y parámetros. El movimiento de segregación exhibe feministas, socialistas y laicos. Alemania, donde estuvo prohibida la separación, fue pionera en implantar centros públicos de un sexo en los 90. Entre las proactivas, Heidi Simons, primera mujer al frente de un land (Schlewig-Holstein). «Hay que deshacerse del prejuicio de que las chicas necesitan clases mixtas para no estar en desventaja en el trabajo profesional. Es falso, como la afirmación de que chicos y chicas aprenden a conocerse mejor estando juntos», dice. Chadwell tampoco piensa que al separar se extienda la desigualdad. Se apoya en datos para compartir una preocupación general que pivota en torno a los niños, que engordan las cifras del fracaso escolar. «En el informe Pisa, los chicos quedan por detrás en el área de lectura. La manera en la que los
profesores enseñan a leer no la reciben de la misma manera los chicos y las chicas. Esto no significa que todas las escuelas deban ser de un solo sexo. Significa que los profesores deben reflexionar y considerar variaciones en la enseñanza. Es importante en las clases de un sexo y en las mixtas», reflexiona. Jean-Luc Auduc, director adjunto del Instituto Universitario de Formación de Maestros de la Academia de Créteil, incluso le ha dedicado un libro, Salvemos a los chicos, a estos protagonistas. En Francia, donde la escolarización mixta nunca ha sido obligatoria, la discusión bulle. «El país se da cuenta de que no hay bastante con poner a los chicos y a las chicas juntos para que tengan éxito. Hay ahora en la sociedad un auténtico debate sobre qué quiere decir mixto, qué diferencia pedagógica es posible entre chicos y chicas y en qué momento». Auduc apela a las diferencias naturales para justificar la separación. Marca líneas entre los 5 y lo 6 años, y entre los 10 y los 12, cuando las niñas tienen la regla. Francesch coge el hijo de esos argumentos y estira. «En el siglo XIX también se decía que el cerebro de la mujer pesaba menos y, por lo tanto, era menos inteligente. Y eso es mentira». ¿Tal vez una segregación por materias? «La segregación del tipo que sea es negativa porque una parte de la educación es la socialización, el convivir con personas diversas», opina Rosa Cañadell, psicóloga y portavoz del sindicato USTEC. Tajante, Francesch concluye: «No hay ningún dato que pueda demostrar que es mejor separar».
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