2º BACHILLERATO. Geografía

2º BACHILLERATO Geografía física de España NOTAS Geografía INTRODUCCIÓN El Cuaderno de Notas amplía y/o complementa los contenidos de algunos esqu

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2º BACHILLERATO

Geografía física de España

NOTAS Geografía

INTRODUCCIÓN El Cuaderno de Notas amplía y/o complementa los contenidos de algunos esquemas. Por ello, debe considerarlo como una parte importante de la acción formativa.

ÍNDICE Tema 1: La geografía y el estudio del espacio geográfico................................................ 5 Esquema 1: La Geografía……………………………………………………………………………………….… 5 Esquema 2: Localización y representación geográfica…………………………………………….. 9 Esquema 3: La representación de la Tierra……………………………………………………………. 11 Tema 2: El relieve español y canario, su diversidad...................................................... 16 Esquema 4: El territorio español ............................................................................... 16 Esquema 5, 6 y 7: El relieve español.......................................................................... 21 Esquema 8: El archipiélago canario........................................................................... 27 Tema 3: El estudio del clima ....................................................................................... 32 Esquema 9: Tiempo y dinámica atmosférica ............................................................ 32 Esquema 10: Elementos del clima español .............................................................. 37 Esquema 11: Los climas en España ........................................................................... 46 Esquema 12: El clima en Canarias ............................................................................ 50 Tema 4: Espacios naturales y medio ambiente ............................................................ 55 Esquema 13: Las formaciones vegetales .................................................................. 55 Esquema 14: El paisaje vegetal canario .................................................................... 58 Esquema 15 y 16: El agua en España......................................................................... 64 Esquema 17: El agua en Canarias .............................................................................. 76 Esquema 18 y 19: El medioambiente ....................................................................... 79

NOTA IMPORTANTE

No existe una correspondencia exacta entre esquema y tema. En muchos casos, se encuentran varios esquemas englobados en un solo tema.

Depósito Legal: GC 783-2016 I.S.B.N.: 978-84-608-9511-4 Geografía física de España

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Tema 1 La Geografía y el estudio del espacio geográfico Esquema 1: La Geografía A nivel etimológico, la palabra Geografía proviene del griego γεωγραφία, a través del latín geographia; así esta palabra significa de γεω- (geo-, "tierra") y -γραφία (graphía, "describir") por tanto, literalmente quiere decir “descripción de la Tierra”. Por tanto, cuando hablamos de La Geografía entendemos que es la ciencia que se dedica al estudio, análisis de la Tierra y representación gráfica de todos los fenómenos terrestres tanto los físicos o creados por la naturaleza. Pero hay que tener en cuenta que estos fenómenos no se limitan al ámbito natural, sino que el propio entorno se transforma con la influencia de otros factores, especialmente la acción humana. Por tanto el estudio geográfico no se limita a conocer los fenómenos físicos del medio, sino que también incluye el análisis de de la acción humana sobre el medio ambiente. Hasta el siglo XIX, la geografía se limitaba a la localización y descripción de los territorios y sus fenómenos y la elaboración de mapas; la Geografía tal y como la entendemos actualmente, con un método sistemático de observación y actuación, aparece en el siglo XIX. Entre los siglos XVIII y XIX Humboldt y Ritter, pretenden integrar en el estudio geográfico otras visiones y saberes que enriquezcan sus análisis, tales como física, historia, geología, biología,.... A partir del siglo XIX surgen diferentes escuelas y modos de concebir la geografía que la transforman de una ciencia meramente descriptiva a una analítica e interpretativa. Las principales corrientes geográficas son estas:   

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Geografía regional, entre la que destaca el francés Vidal de la Blache (1843-1918). Geografía cuantitativa: surgió del denominado Círculo de Viena, fundado en 1922. Pretendía dotar a la Geografía de todos los elementos necesarios, incluido un lenguaje propio, para considerarla una ciencia empírica. Geografía de la percepción: como oposición al modelo matemático introducido en la Geografía, algunos geógrafos derivaron hacia otras ciencias menos frías, como la psicología... El geógrafo debe descubrir qué percepción tiene el ser humano de su entorno, más allá de un frío modelo matemático. Geografías radicales: en el contexto de los años 60, algunas corrientes geográficas opinan que la Geografía deber tener un compromiso social y político para conseguir una sociedad más justa. Geografía humanista: estudia el espacio desde un punto de vista completamente subjetivo. Por ello añaden nuevas fuentes de estudio, como la literatura y el arte en general para comprender la relación del hombre con el territorio.

El progresivo enriquecimiento de esta ciencia permite al geógrafo obtener herramientas de análisis e interpretación que le ayuden a interpretar el espacio y planificar los posibles efectos en el mismo como consecuencias de sus decisiones que se tomen al respecto. El trabajo del geógrafo, por tanto, aporta una visión integradora de diferentes ciencias. Geografía física de España

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Toda esta progresiva integración de herramientas métodos y fuentes de otra ciencias hace de la Geografía una ciencia estudia el paisaje resultante de la relación entre las sociedades humanas y la superficie terrestre que habitan. Con este progresivo enriquecimiento de la Geografía como ciencia, la región geográfica que es objeto de estudio cambia de ser un mero paisaje a convertirse en un territorio en el que interpretar las condiciones físicas y naturales que el ser humano aprovecha y modifica, de esta manera diferenciamos dos grandes tipos de paisaje: - Paisaje natural: el medio físico, sin modificaciones humanas, como sucede con los ríos, las montañas o la atmósfera. - Paisaje humanizado: es el resultado de la acción del hombre y de la técnica sobre el paisaje natural. De esta forma surgen paisajes rurales, agrarios, industriales, urbanos, etc. La Geografía se divide en dos grandes ramas: Física y Humana. La Geografía Física se centra en el estudio del paisaje natural. Se subdivide en varias disciplinas: - Geomorfología: estudia el origen, formación y evolución del relieve. - Climatología: estudia los climas de la Tierra. - Hidrografía: estudia los cuerpos de agua líquidos tanto continentales como marítimos. - Edafología: rama geográfica que se ocupa del estudio del suelo. - Paleogeografía: estudia la Geografía física del pasado. - Biogeografía: estudia la relación entre los seres vivos y el medio, integrando métodos de las ciencias biológicas. La Geografía Humana estudia los espacios geográficos que resultan de la intervención del ser humano en el entorno, la complejidad y diversidad de los efectos de esta acción produce, de esta manera surgen diferentes subdisciplinas centradas en diferentes ramas de estudio: - Geografía de la Población: estudia los comportamientos de los grupos de población en relación con el espacio; su distribución, organización y movimientos, así como los comportamientos demográficos tales como los flujos migratorios, el despoblamiento, el éxodo rural… - Geografía Rural o Agraria: se centra no solo en el análisis de los espacios rurales y de las actividades económicas que allí se desarrollan, sino también en los comportamientos de este tipo de asentamientos y sus problemáticas. - Geografía urbana: Analiza los procesos urbanos de los diferentes grupos sociales, clasificación de las ciudades, su morfología, así como sus características socioeconómicas. - Geografía Económica: estudia las actividades económicas que se desarrollan en los distintos espacios, la localización de las actividades económicas y los problemas económicos. La complejidad del trabajo geográfico requiere un conocimiento intenso que abarque más allá del conocimiento del terreno y el espacio en el que se desarrollan los fenómenos. Para poder comprender y analizar los fenómenos en profundidad, la geografía utiliza diversas fuentes de información que clasificamos en dos ámbitos: directas o primarias e indirectas o secundarias. Las fuentes directas o primarias Son las fuentes obtenidas por el propio geógrafo mediante observaciones de campo, encuestas y entrevistas. La observación de campo es imprescindible para el estudio de muchos temas que, de otro modo, no sería posible llevarlos a cabo con la información disponible. La toma de datos 6

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supone un trabajo sistemático y cuantificable que aporte datos e indicadores objetivos con respecto al tema de estudio. Por último, la encuesta supone un sistema de recogida de información muy importante dado que con ella se realizan preguntas directas y concretas con relación al tema que ocupa la investigación; por ello las preguntas del cuestionario deben ser muy precisas, de manera que el posterior análisis de la información se realice con facilidad y precisión. Las fuentes indirectas o secundarias Son las fuentes que han sufrido un proceso de elaboración, se trata de fuentes en las que las fuentes primarias ya han sido trabajadas. De entre las fuentes secundarias, destacan las fuentes cartográficas, como mapas y planos; las gráficas, gráficos de barras, lineales…; las estadísticas, base de datos y anuarios; escritas, textos, informes; visuales y audiovisuales, vídeos, fotografías, e informáticas. Dentro de este grupo, tienen especial importancia las fuentes cartográficas y estadísticas. La Cartografía Dentro de los estudios geográficos, la Cartografía tiene un papel primordial pues es la ciencia encargada de representar la superficie de la Tierra sobre un plano. Las fuentes estadísticas: Las tablas estadísticas son el resultado de la recogida y el análisis de datos por parte de las administraciones públicas o de organismos privados. España cuenta con el INE (Instituto Nacional de Estadística) que es la entidad encargada de la toma y análisis de datos como la Encuesta de población activa, el Censo de población, el Censo agrario, el Censo industrial, etc. Dado que es imposible tomar todos los datos existentes relativos a un tema, el método de recogida de la información aplicado en el sistema estadístico se realiza a través de “muestras”; es decir, se escoge un número representativo de elementos del fenómeno a estudiar para que, a través de una observación parcial, las conclusiones nos permitan realizar generalizaciones. La forma de elegir la muestra puede ser tomando un número de forma aleatoria, sistemática (se obtiene una muestra a intervalos regulares) o estratificada (cuando hay grupos significativos y se quiere asegurar que cada subgrupo esté representado). Las tasas e índices estadísticos: Una vez se realizan los análisis es necesario sintetizar los resultados, para ello se emplean clasificaciones cualitativas y cuantitativas, que se exponen a través de tasas, cocientes e índices.  Las tasas y cocientes ponen en relación dos valores numéricos, cuyo resultado permite establecer la evolución temporal de un hecho, o comparar situaciones entre diferentes unidades territoriales.  Los índices permiten reducir un elevado volumen de datos a una cifra sintética, la cual expresa con mayor precisión la característica dominante ente el conjunto de variables utilizadas, pudiendo establecerse comparaciones entre los resultados obtenidos en diferentes áreas espaciales o en distintos periodos de tiempo. La representación gráfica: Es la forma de realizar una representación visual y sintética de los resultados, mostrando los datos del análisis, o los resultados obtenidos, a través de una tabla estadística o gráfica. De esta manera se ofrece una visión general del fenómeno estudiado que nos ofrece una visión de conjunto del mismo de una manera mucho más rápida que observando datos numéricos. Los tipos de representación son variados: diagrama de barras; histograma y polígono de frecuencias; Geografía física de España

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gráfico de sectores circulares; diagrama triangular; diagrama de dispersión. Se trata de herramientas de gran utilidad para, por ejemplo, comparar dos o más variables en el tiempo o en el espacio. La fotografía aérea Su origen estuvo ligado a fines militares. Ya se cuenta con fotografía aérea tomada desde avión con cámaras manuales desde 1909, y con cámara autónoma desde 1915. Las fotografías aéreas recogen las ondas electromagnéticas que emiten los objetos de la superficie terrestre en la parte visible del espectro y en el infrarrojo, en emulsiones pancromáticas, fotografías en blanco y negro o en color. Las fotografías son tomadas continuamente, a intervalos de tiempo fijo, de modo que entre dos fotogramas sucesivos se produzca un solapamiento de un 60%. El análisis de las fotografías se realiza utilizando dos fotos consecutivas de la misma pasada, que al ser vistas a través de un estereoscopio de lentes, permite ver los objetos en tres dimensiones. El proceso más importante es la interpretación de las imágenes, que se realiza en dos fases: la de fotoidentificación y la de fotointerpretación. A partir de su información se puede analizar la dinámica o cambio en un área concreta. Se aplica en todos los campos: geomorfología (reconocimiento de tipos de rocas, alineamientos estructurales), hidrología (red de drenaje), biogeografía (formaciones vegetales), geografía humana (tipología y emplazamiento de los asentamientos). Estereoscopio y dos fotografías aéreas La teledetección Se trata de una técnica de obtención de información de la superficie terrestre, a partir de sensores situados a bordo de naves espaciales o satélites, que reciben la energía electromagnética reflejada o emitida por los objetos, en diferentes longitudes de onda. El radar recoge información en el espectro de microondas de una forma activa, emitiendo previamente una señal. Se trata de valiosas imágenes que permiten elaborar mapas o realizar o fotointerpretaciones meteorológicas y medioambientales. El Sistema de Información Geográfica (S.I.G.) Se trata de un método de trabajo que surge a partir de la aplicaciones de las Tecnologías de la Información (TI) a la gestión de la Información Geográfica (IG). Actualmente existen diferentes acepciones relativas a él: el SIG como disciplina; el SIG; y el SIG como software. A pesar de esta diversidad, la acepción principal es la de SIG como proyecto: un Sistema de Información que gestiona Información Geográfica, es decir información georreferenciada. Según el Instituto Geográfico Nacional un SIG es un “Conjunto integrado de medios y métodos informáticos, capaz de recoger, verificar, almacenar, gestionar, actualizar, manipular, recuperar, transformar, analizar, mostrar y transferir datos espacialmente referidos a la Tierra”.

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Esquema 2: Cartografía y representación La Cartografía La Cartografía es la ciencia encargada de representar la superficie de la Tierra sobre un plano. Esta representación gráfica del territorio, supone elaborar un modelo reducido del espacio que se quiere representar, para ello se emplea la escala, que establece una correspondencia matemática entre la superficie terrestre que se quiere representar y la representada en el plano. Se trata de una proporción matemática que puede expresarse de dos formas: Escala numérica Se expresa mediante una fracción que indica la proporción entre la distancia entre dos lugares señalados en un mapa y su correspondiente en el terreno. Distancia en el mapa -------------------------------Distancia en la realidad Normalmente se expresa en relación con la unidad, es decir una escala 1:50.000 significa que cada unidad del mapa corresponde en la realidad a 50.000. Si la unidad es 1 cm, quiere decir que ese centímetro del mapa equivale a 50.000 centímetros en la realidad. Escala gráfica Representa lo mismo que la numérica, pero lo hace mediante una línea recta o regla graduada. Es decir, a través de una línea recta dividida en segmentos que indica la distancia real en kilómetros o metros. Colocando la escala sobre el mapa, puede calcularse la distancia real existente entre dos puntos. En la escala de ejemplo, podemos observar que la longitud total de la línea segmentada es 200 Km, cada fracción de la misma puesta sobre el mapa equivale a 50 Km en la realidad. 0 50 100 150 200 |-----|-----|-----|-----| Km

El tamaño de la escala Los mapas a gran escala definen con mayor detalle la realidad que representan que los mapas a pequeña escala. Es el caso de los mapas topográficos. Se habla de mapas a gran escala cuando la relación es hasta 1/100.000. Se utilizan para representar países, regiones o áreas poco extensas. A partir de esa cifra, hablamos de mapas a pequeña escala que son los que se emplean para plasmar continentes, hemisferios, etc., es decir, las grandes áreas de la superficie de la tierra. ESCALA Relación TIPO DE MAPA

Grande Desde 1/10.000 a 1/50.000 Ciudades, pueblos, comarcas

Mediana Desde 1/50.000 a 1/500.000 Regiones o países no muy extensos

Pequeña Desde 1/500.000 a 1/50.000.000 Países grandes, continentes, mapamundis

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Planos y mapas El plano es una representación cartográfica a gran escala de un espacio en el cual se muestran las formas internas y la organización de sus componentes. Por ejemplo, el plano de una ciudad, de una vivienda, o de un parque. El plano se diferencia del mapa en que la superficie representada del plano es lo suficientemente pequeña para que la curvatura de la esfera terrestre sea considerada insignificante. Un mapa es una representación geométrica sobre un plano de toda, o de parte, de la superficie terrestre. Ante la imposibilidad de representar todos los aspectos de esta superficie, el mapa selecciona la información a incluir, utilizando para reducir las dimensiones la escala. De igual manera, el mapa contiene información que se muestra a través de signos o símbolos como colores, líneas, curvas de nivel... Todos ellos se deben explicar mediante la “leyenda”; un espacio, colocado a un lado de la imagen, donde se recoge el símbolo y lo que representa. Normalmente los mapas se emplean para mostrar el territorio (mapas topográficos) pero la diversidad de fenómenos da lugar a diferentes mapas temáticos que no describen la superficie terrestre sino que localizan y distribuyen fenómenos naturales y humanos concretos a través de, colores, líneas, barras, puntos, círculos tramas, símbolos, etc. Así, hay mapas de climas, de cultivos, de población, etc. Los principales tipos de mapas temáticos son: -

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Mapa coroplético o de coropletas: utilizan colores o tramas para representar el área que en la que se distribuye un fenómeno o hecho geográfico. La intensidad del color o la trama debe ser proporcional a la importancia del fenómeno. Mapa isoplético o de isopletas o isolíneas: usan líneas curvas que unen puntos de igual valor de un fenómeno. Según la variable que se represente se pueden distinguir: mapas de precipitaciones (isoyetas), de presión (isobaras) y de temperaturas (isotermas). En el caso del MTN (Mapa Topográfico Nacional) las líneas que unen puntos de igual altitud son las curvas de nivel. Mapa de puntos: representa una variable mediante puntos cuyo tamaño es proporcional al valor que alcanza la misma. Mapa de flujos o flechas: usan flechas o líneas para cartografiar movimientos. Éstas suelen presentar un grosor proporcional al volumen del movimiento. Mapas con dibujos o de figuras: utilizan círculos, esferas, cuadrados símbolos pictográficos... de distintos tamaños para localizar un hecho puntual. Es el caso del mapa del tiempo. Mapas anamórficos o distorsionados: cambian el tamaño real de las unidades espaciales (países, regiones…) para hacerlo proporcional a la intensidad del fenómeno que cartografían. Mapa corocromático: representa cualidades del terreno mediante colores. Se utilizan para el clima, la vegetación. Mapa de diagramas: son aquellos que superponen a un mapa diagramas (de barras, de sectores, etc.) para ofrecer una información diagramada sobre el espacio. Mapa combinado: representa dos o más variables combinando dos formas de expresión. Mapa locacional: representa la localización, forma y clase de los accidentes de la superficie terrestre, y de los objetos que se sitúan en ella. Es el caso de un mapa de carreteras.

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Esquema 3: La representación de la Tierra Las Proyecciones cartográficas La representación de la superficie terrestre sobre una superficie plana, sin que haya deformaciones, es casi imposible por su forma esférica. En cartografía, este problema se resuelve mediante las proyecciones, aunque estas tampoco evitan ciertas distorsiones que, según como se proyecten, pueden afectar a la forma, la superficie, las distancias o los ángulos representados. Así, decidir que proyección se va a emplear en según que análisis geográfico es muy importante para minimizar las posibles distorsiones. De esta manera, hay que tener en cuenta que las proyecciones cartográficas se clasifican según de la cualidad que conservan: - Conformes: representan la esfera respetando la forma, pero no el tamaño. - Equivalentes: respetan las dimensiones de las áreas pero no sus formas. - Equidistantes: mantienen la distancia real entre los distintos puntos del mapa. A partir de esto, existen diversos sistemas de proyección: cilíndrico, acimutal y cónico Proyección cilíndrica Proyección cilíndrica de Mercator. Usa un cilindro tangente a la esfera terrestre, colocada de tal manera que el paralelo de contacto es el Ecuador. La malla de meridianos y paralelos se dibuja proyectándolos sobre el cilindro suponiendo un foco de luz que se encuentra en el centro del globo. Es una proyección conforme, es decir, mantiene la forma real de los continentes. Representa fielmente las zonas cálidas, pero deforma y aumenta las distancias en las zonas templadas y frías. Proyección cilíndrica de Peters Es una proyección conforme, en la que la superficie cilíndrica es tangente a la Tierra por el Ecuador de manera que los meridianos se representan por rectas paralelas y equidistantes, mientras que los paralelos, representados por rectas perpendiculares a los meridianos, son tanto más próximos entre sí cuanto mayor sea la latitud. Representa fielmente las zonas cálidas, pero deforma y aumenta las distancias en las zonas templadas y más aún en las frías, pero permite representar superficies por encima de los 80o de latitud.

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Proyección cónica Utiliza un cono tangente a la esfera terrestre de tal manera que el vértice del cono coincide con el polo. Es una proyección equidistante (mantiene las distancias reales entre los continentes) y representa fielmente las zonas próximas al meridiano 0o, pero deforma las zonas lejanas. La proyección cónica sólo sirve para representar zonas específicas de la Tierra. No sirve para representar toda la Tierra o partes muy grandes de ella, pero es muy útil para trazar rutas, como las aéreas por ejemplo, porque al ser el cono igual a la superficie de la esfera en los puntos en los que la toca, la orientación no se distorsiona

Proyección polar o acimutal Utiliza un plano tangente a la esfera terrestre. Distorsiona las formas conforme se aleja de la zona central. La proyección plana o polar sólo puede representar a la mitad de la Tierra, pero tiene la ventaja de mostrar con exactitud las distancias. Esta proyección es adecuada, por ejemplo, para representar a los polos que, en la mayoría de los mapas, aparecen distorsionados. En este caso, los paralelos están representados por círculos concéntricos y los meridianos por líneas rectas que se juntan en el polo. La dirección u orientación es uno de los problemas que enfrentan los cartógrafos. Un mapa puede representar la ubicación de un lugar, pero no el rumbo para llegar ahí.

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La localización del espacio geográfico La Red Geográfica Para localizar cualquier punto sobre la superficie de la Tierra se cuenta con una red de líneas imaginarias que sirve mediante dos coordenadas, la Latitud y la Longitud; esta red se conoce como la red geográfica. Esta “red de líneas” cuenta con paralelos; y meridianos. -

Los Paralelos: son líneas perpendiculares al eje terrestre trazadas de Oeste a Este, forman círculos imaginarios perpendiculares al eje terrestre. El paralelo principal o paralelo 0o es el Ecuador, que divide a la Tierra en dos hemisferios (norte y sur). Los demás se sitúan paralelos a él y van siendo menores a medida que se alejan del ecuador. Entre los paralelos importantes se encuentran el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio.

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Los Meridianos: son líneas trazadas de Norte a Sur desde un polo hacia el otro. El meridiano principal o meridiano 0o es el que pasa por Greenwich, (Inglaterra). Están numerados de 0o a 180o tanto hacia el este como al oeste del meridiano de Greenwich.

Este entramado de líneas que forma la red geográfica permite localizar cualquier punto sobre la superficie de la Tierra gracias a las “coordenadas geográficas”: la latitud y la longitud. -

La Latitud: se relaciona con los paralelos, indica la distancia, medida en grados, de cualquier punto de la Tierra con respecto al Ecuador. Varía de 0o a 90o y puede ser Norte o Sur, según el hemisferio.

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La Longitud: se relaciona con los meridianos, indica la distancia, medida en grados, de cualquier punto de la Tierra con respecto al meridiano 0o o de Greenwich, Varía de 0o a 180o y puede ser Este u Oeste.

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Los Husos Horarios El movimiento de rotación de la Tierra alrededor de su propio eje, giratorio es realizado de oeste a este, en un tiempo de 23 horas, 56 minutos y cuatro segundos, tiempo que se aproxima a 24 horas, Como consecuencia de este movimiento, se origina la sucesión del día y la noche, ya que la Tierra es una esfera iluminada por el Sol, y no se puede iluminar por completo al mismo tiempo; una parte estará iluminada (día) mientras que la otra se encuentra en la oscuridad (noche). Debido a la distinta iluminación de los rayos solares sobre la Tierra, no todos los puntos del globo terrestre poseen la misma hora, por lo cual se hizo necesario crear un sistema para establecer la hora que correspondería a cada lugar. En 1884 se llegó a un acuerdo internacional que dividía la Tierra en 24 husos horarios, comprendiendo cada uno una banda de 15o contenida entre dos meridianos. Se estableció fijar como meridiano de origen el que pasa por Greenwich.

Las estaciones Además del movimiento de rotación, por el que la Tierra gira sobre si misma, la Tierra gira alrededor del Sol, describiendo una órbita elíptica de 93 millones de km, a una velocidad de 28,9 Km por segundo. Este recorrido lo realiza en 365 días y 6 horas. Esas 6 horas que se acumulan cada año, transcurridos 4, se convierten en 24 horas (1 día); por este motivo, cada cuatro años hay uno que tiene 366 días, que se denomina año bisiesto. La combinación del movimiento de traslación con la inclinación del eje terrestre provoca la existencia de las estaciones y la inversión de estaciones en las áreas templadas de los dos hemisferios. Como el eje de la Tierra está inclinado, y debido a su forma esférica, una mitad del globo se encuentra más expuesta al Sol que la otra. La variación de la exposición de la Tierra al Sol cuenta con dos momentos clave llamados solsticios y equinoccios. Es tradicional utilizar los solsticios y equinoccios para marcar el inicio de cada estación. - Solsticio (verano e invierno) es el momento en el cual una mitad de la Tierra se encuentra más inclinada hacia el Sol, cuando recibe mayor cantidad de luz y por eso tiene lugar el día más largo del año en la mitad más expuesta al Sol; en esta época se produce la desigualdad de duración entre el día y la noche. El solsticio de verano se produce el 21 de junio. Es verano 14

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en la zona templada del hemisferio norte e invierno en la del sur. El solsticio de invierno es el 22 de diciembre. Comienza el invierno en la zona templada del hemisferio norte y el verano en la del hemisferio sur. Equinoccio (primavera y otoño) es el momento en el que los dos polos de la Tierra se encuentran a la misma distancia del Sol, por lo que éste ilumina por igual ambos hemisferios; esto supone que el día y la noche tienen la misma duración. El equinoccio de primavera tiene lugar el 21 de marzo. Los rayos caen perpendiculares al Ecuador, es primavera en la zona templada del hemisferio norte y otoño en la del hemisferio sur. En el polo norte comienzan seis meses de iluminación y en el polo sur seis meses de oscuridad. Durante el equinoccio de otoño, el 23 de septiembre, los rayos caen de nuevo perpendiculares al Ecuador. Es otoño en el hemisferio norte y primavera en el sur. Comienzan seis meses de oscuridad en el polo norte y de luz en el sur.

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Tema 2 El relieve español y canario, su diversidad Esquema 4: El territorio español El territorio español se localiza en la zona templada del hemisferio norte y está compuesto por el territorio peninsular (la península Ibérica) más los territorios insulares, los archipiélagos de Canarias y Baleares, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y numerosas islas e islotes frente a las costas del norte de África. España presenta gran singularidad geográfica conocida desde la antigüedad; Es una de las tres penínsulas meridionales que hay en el continente europeo y la que presenta una forma más maciza de hecho, el geógrafo griego Estrabón comparó la forma de la península con una piel de toro extendida. Este carácter peninsular de España se acentúa aún más debido a la cordillera pirenaica que marca el paso hacia el interior del continente. La Península está situada en el punto más occidental de Europa y supone el 85% del territorio español. Las costas norte, oeste y parte de la costa sur, están bañadas por las aguas del Océano Atlántico, mientras que el resto de la costa sur y este reciben las aguas del Mar Mediterráneo. En la zona del Mediterráneo, el territorio ibérico se encuentra separado del continente africano por el estrecho de Gibraltar, de unos 14 kilómetros de longitud, que a su vez es la única salida natural de ese mar al Océano Atlántico. Dentro de los territorios que componen España hay que tener presente la particularidad que, desde el punto de vista geográfico, suponen las islas Canarias. Estas no tienen relación, a nivel geográfico, con la península ibérica ni con Europa. La particularidad de su ubicación, al noroeste del continente africano y rodeadas por las aguas del Océano Atlántico, hace que Canarias presente una serie de singularidades a nivel biogeográfico que comparte con otros territorios conformando la región de la Macaronesia. Una de las grandes singulares de la Macaronesia es que las regiones que la conforman comparten rasgos físicos y medioambientales, aunque políticamente son diferentes. Así, la Macaronesia es una región geoclimática formada por Azores y Madeira, perteneciente a Portugal; Cabo Verde, que es independiente; y las Islas Canarias que forma parte de España. La Macaronesia es un término relativamente reciente con el que se denomina a un conjunto de archipiélagos del Atlántico Norte, que se localizan entre el suroeste de Europa y el Noroeste de África, y que comparten rasgos geográficos comunes: su insularidad, su origen volcánico, su biodiversidad y si variedad climática. Formación del relieve peninsular El deslizamiento superficial de grandes placas litosféricas sobre las que se asientan los continentes es un fenómeno, conocido como Tectónica de placas, es el proceso que ha dado lugar a la formación geológica de España. Según esta teoría la corteza terrestre está formada por unos bloques o placas que no están fijos, si no que presentan un movimiento imperceptible, deslizándose e interaccionando entre sí. El relieve actual de la Península es el resultado de una larga evolución geológica en la que se han alternado fases de actividad orogénica con otras de calma orogénica: - fases orogénicas cuando las placas en sus movimientos a la deriva se aproximan entre ellas, se comprimen los sedimentos depositados en las zonas hundidas y aparecen cordilleras 16

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mediante plegamientos (la península se ve afectada por la orogenia herciniana durante el Paleozoico o era Primaria y la orogenia o plegamiento alpino durante la era Terciaria). fases de calma, durante el mesozoico o era Secundaria y durante la era Cuaternaria, en que predomina la erosión de la superficie terrestre y la sedimentación en zonas bajas o marinas.

De esta manera, el relieve de la Península Ibérica se ha formado de manera lenta y continuada, a través de grandes eras geológicas:  Era arcaica o precambrico (4 mil millones a 600 millones de años) Las tierras emergidas forman una sola masa continental llamada Pangea en la que se forma un geosinclinal transversal ocupado por el mar de Thetis (ancestro del actual Mediterráneo). Del bloque situado al norte, Angara, se formará el continente euroasiático y América del Norte, y del situado al sur, Gondwana, África, La India, Australia, América del Sur, etc. Respecto al momento en el que la Península comenzó a emerger del mar de Thetis hay dos teorías. La primera, la clásica, viene a decir que todo el territorio peninsular estratocristalino, el formado básicamente por granitos y gneis, es arcaico. La segunda teoría afirma que ya en la Era Arcaica emergen algunos islotes en la zona del Sistema Ibérico y de Sierra Morena. 

Era primaria o Paleozoico (600-225 millones de años) tuvo lugar la orogénesis herciniana que hace surgir las Cordilleras Hercinianas o Zócalo o Escudo: son el Macizo Hespérico (Galicia, mitad occidental de la C. Cantábrica, Meseta, S. Central, M. Toledo, S. Morena), el Macizo Bético- Rifeño (C. Penibética), Macizo de Aquitania (Francia), Macizo del Ebro (parte S. Ibérico), Macizo Catalano- Balear (parte de C. Costero- Catalana). Los terrenos de este periodo son formados por granito, pizarra y cuarcita.



Era secundaria o mesozoico fue un período de calma en el que predominaron la erosión y la sedimentación de los materiales erosionados en las zonas marinas o hundidas. Erosión de la Meseta que además se inclina hacia el Mediterráneo actual provocando una gran sedimentación al este de la Meseta. la erosión fue desgastando los relieves hercinianos, hasta arrasarlos y convertirlos en macizos rígidos y duros. La inclinación de la meseta hacía el Mediterráneo permitió, en los períodos de trasgresión marina, una profunda penetración del mar, que depositó en su borde oriental una cobertura no muy potente de materiales sedimentarios plásticos (caliza, arenisca, marga) También se depositaron enormes espesores de sedimentos en fosas marinas situadas en las actuales zonas pirenaicas y bética.



Era terciaria o alpina (68-1.7 millones de años) se produjo la orogénesis alpina, esta provoca que los sedimentos depositados en el borde de la Meseta emergida se plegaran formando la Cordillera Cantábrica, los Montes Vascos y el Sistema Ibérico. También consecuencia de esta orogenia alpina surgieron nuevas cordilleras muy elevadas como: los Pirineos y la Cordilleras Béticas. Los terrenos de este periodo son formados por arcillas y margas. Por último el zócalo de la Meseta experimentó fracturas y fallas. La Meseta se inclina definitivamente hacia el Atlántico y se estableció la actual red fluvial. Entre las nuevas cordilleras alpinas y los macizos antiguos que son los bordes de la Meseta aparecen zonas deprimidas, hundidas son la Depresiones del Ebro y la Depresión del Guadalquivir. El plegamiento alpino rasga el fondo marino del Atlántico emergiendo rocas volcánicas que originan las islas Canarias.



Era cuaternaria (1.7 millones de años hasta la actualidad) Periodo de calma orogénica con erosión y sedimentación. Alternación de periodos Glaciares e Interglaciares se produce el glaciarismo y la formación de terrazas fluviales que provocan la erosión de las montañas por Geografía física de España

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el efecto de los ríos y los glaciares. Se rellenan las cuencas sedimentarias, algunos lagos interiores y se forman las depresiones del Ebro y del Guadalquivir, con el depósito de estos materiales. También se forman las llanuras litorales en las costas poco profundas como en el golfo de Valencia, de Cádiz y se formaron deltas como el del Ebro. La evolución geológica ha dado lugar a la variedad del roquedo español, estas rocas han estado expuestas, lo siguen estando, a las transformaciones que agentes externos de origen físico (agua, viento, hielo,...) van ocasionando en ellas, modelando, pues, el relieve. Distinguimos cuatro grupos de materiales litológicos básicos: silíceo, calizo, arcilloso y volcánico. Los terrenos silíceos Localizados en las zonas más antiguas, en la España precámbrica y paleozoica, esta evolución geológica determina que en la Península se diferencien tres áreas de acuerdo con la naturaleza del roquedo (área silícea, caliza y arcillosa) modelándose en cada una distintos tipos de relieve. Principalmente por granitos, gneises, pizarras y cuarcitas. El consistente roquedo silíceo quedó cubierto de sedimentos que, posteriormente, fueron barridos por la erosión tras la acción del agua que, no sólo, facilitó el afloramiento del soporte silíceo, sino que también lo descompuso en parte, surgiendo un modelado de formas redondeadas, los domos o bolos, y un amontonamiento en las vertientes (berrocales). En zonas frías –alta montaña – el agua se filtra por las grietas y, al solidificarse y hacerse hielo, actúa como una cuña resquebrajando y fragmentando la roca maciza. El resultado es un paisaje de paredes verticales y aristas, de cretones y agujas, de roca desnuda en altura, los fragmentos de piedras arrancados van rodando ladera abajo y se acumulan a los pies de la montaña (canchales). La España silícea se localiza mayoritariamente en el oeste de la Península, se prolonga desde Galicia y la parte occidental de Asturias hasta Sierra Morena, con pequeños manchones discontinuos en los Pirineos, Cordilleras Catalanas, Sistema Ibérico y las Cordillera Penibética. Estos espacios coinciden con el zócalo peninsular, correspondiente con la zona más antigua. Esta superficie de rocas antiguas resulta del arrasamiento por la erosión hasta su raíz de cordilleras surgidas en la orogénesis de la era Primaria o anteriores.

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Los terrenos calizos Datados fundamentalmente en el Mesozoico. Abundan las formaciones sedimentarias de origen marino. Además del roquedo calizo, aparecen conglomerados, areniscas y margas. El modelado más característico de los terrenos calizos es el kárstico o de karst, un relieve muy complejo que tiene su origen en el carbonato cálcico que compone mayoritariamente esta roca. El agua circula por el interior del macizo calizo a través de un sistema de grietas, la propia acción disolvente del agua agranda las grietas creando una red de galerías. Nos encontramos ante una doble acción erosiva del agua, por un lado, la disolución de la roca caliza en el interior y, por otro, el desgaste mecánico en superficie. El carbonato cálcico cristaliza y forma cristales de calcita en las grietas de la roca o en el interior de las cavidades subterráneas, lo que origina estalactitas y estagmitas. En la alta montaña de calizas se presentan al descubierto, por lo que el agua se filtra rápidamente disolviendo la caliza y formando surcos alargados de distinto tamaño, que estrían la roca y cuyo conjunto se conoce como lapiaz, lenares y sumideros. Si la disolución es subterránea, se crean galerías y se forman torcas o dolinas, que son hondonadas de diámetro variable cuyo fondo es rocoso en unas y cubierto de terra rossa en otras. En las fisuras se pueden formar simas que, si son profundas, suelen originar cuevas con estalagmitas y estalactitas. Los polkes son grandes depresiones de fondo llano temporalmente inundadas, en las que los ríos suelen perderse en sumideros. La disposición en el mapa peninsular de los terrenos calizos sigue la forma de la letra "Z" invertida: el trazado superior arranca del litoral catalán y continúa por el Pirineo y la Cordillera Cantábrica hasta Asturias, luego desciende por el Sistema Ibérico alcanza las Béticas y acaba en el estrecho de Gibraltar.

Los terrenos arcillosos La España arcillosa está formada por sedimentos de finales del Terciario (Mioceno y Plioceno) y del Cuaternario. Son rocas modernas y, a veces, impermeables como arcillas, margas, yesos y calizas lacustres, que no han sido afectadas por los movimientos orogénicos, por lo tanto, forman terrenos fundamentalmente llanos, horizontales, de fácil y rápida erosión debido a lo blando del roquedo. En las zonas donde alternan largos períodos de sequía con otros cortos de lluvias torrenciales –áreas semiáridas o áridas de la Península– y la vegetación es escasa, resulta un paisaje de erosión en el que el arroyamiento ha transformado la superficie inicial en un laberinto de hendiduras estrechas, las cárcavas. Este paisaje morfológico resultante es conocido como bad lands, abunda, sobre todo, en el sureste peninsular. Geográficamente los terrenos arcillosos se extienden por las depresiones de las dos Submesetas, por las cuencas del Ebro y del Guadalquivir y por las llanuras costeras mediterráneas. Geografía física de España

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Los terrenos volcánicos Corresponden a la España insular (Canarias). La actividad volcánica desde el Mioceno Hasta la actualidad constituye el origen del archipiélago Canario. En la Península se encuentran pequeñas y aisladas manchas de terreno volcánico en la provincia de Almería y en la Submeseta sur.

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Esquemas 5, 6 y 7: El relieve español De forma general, en relación con el relieve podemos identificar tres rasgos principales y distintivos de la Península Ibérica: la elevada altitud media, la disposición periférica de los relieves montañosos, y la forma maciza y compacta de la península. 





La elevada altitud media: España presenta una altitud media de 660 metros sobre el nivel del mar. Esta altitud es resultado de la profusión de montañas de altitud media y, sobre todo, de la gran extensión que ocupa la Meseta castellana. La disposición periférica del relieve: la mayoría de los sistemas montañosos de la Península se disponen en relación a la Meseta. Bien en su interior (Sistema Central y Montes de Toledo), en torno a ella (Montes de León, Cordillera Cantábrica e Ibérica, Sierra Morena) o independiente a ella (Sistemas Béticos y Pirineos). Esta disposición es la responsable del aislamiento del interior peninsular y de la escasa penetración de la influencia del mar. La forma maciza y compacta: se debe a la gran extensión de la Península Ibérica en latitud y en longitud con respecto a otras penínsulas mediterráneas. A ello se une un contorno nítido, con pocos entrantes y salientes, y un litoral muy abrupto.

En cuanto al relieve insular, los archipiélagos ofrecen dos tipos de relieve claramente diferenciado. Las islas Baleares guardan una estrecha relación con el relieve peninsular, mientras que en las islas Canarias son completamente independientes, tanto por su situación geográfica como por su carácter volcánico. El conjunto peninsular es extenso, variado y muy complejo; y sin embargo presenta una configuración relativamente fácil de captar a primera vista, siempre que consideremos un núcleo o eje fundamental –La Meseta Central–, en torno al cual se adosan las restantes unidades estructurales. Las unidades estructuras de la Península son cuatro: 1. La Meseta Central, que es el núcleo vertebrador de todo el conjunto. En ella se diferencia: - Submeseta Norte. - Sistemas Interiores: Sistema Central y Montes de Toledo. - Submeseta Sur (Cuenca del Tajo y del Guadiana). 2. Los rebordes montañosos de la Meseta - Montes de León (Noroeste). - Cordillera Cantábrica (Norte). - Sistema Ibérico (Noreste-Sureste). - Sierra Morena (Sur). 3. Las Cordilleras exteriores - Los Pirineos. - Sistemas Béticos. - Cordillera Costero Catalana. - El Macizo Galaico 4. Las depresiones prealpinas - Depresión del Ebro. - Depresión del Gualquivir.

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1. La Meseta La Meseta Central española, una superficie más o menos plana elevada con una altitud media de 600 a 700 m sobre el nivel del mar, ocupa el 45% de la superficie total de la Península. Los rasgos más originales de la Meseta española consisten en la existencia de un gran zócalo antiguo arrasado, y en parte recubierto por los sedimentos terciarios de las dos depresiones castellanas, en sus robustos rebordes de plegamiento que la contornean por el norte, este y sur y en los bloques serranos que la accidentan en el centro. Los materiales que la forman son rocas antiguas del Paleozoico, que han sido plegadas durante la orogénesis herciniana, posteriormente erosionadas y recubiertas por rocas sedimentarias más modernas que son las que le dan su aspecto característico. En la construcción de la Meseta hay que distinguir dos elementos estructurales muy diferentes, tanto por su edad como por su comportamiento mecánico durante los plegamientos: el zócalo antiguo, rígido, y la cobertura moderna, plástica. El primero constituye la unidad que algunos geólogos denominan las Hespérides y la segunda las Ibérides. El zócalo hespérico de la Meseta es un bloque de constitución compleja, formado por materiales muy antiguos, desde el Precámbrico al Paleozoico, plegados en sucesivas orogénesis, de las cuales, la más generalizada fue la acaecida a finales de la Era Primaria, con los plegamientos hercinianos. Estos sedimentos antiguos fueron transformados por los fenómenos de granitización y metamorfismo que provocaron la recristalización de gran parte de materiales, convirtiéndolos en gneis y pizarras cristalinas, circunstancia a la que se debe su rigidez actual. Luego, la cordillera herciniana fue arrasada antes del Secundario y convertida en una penillanura suavemente inclinada hacia el Mediterráneo; Durante el Mesozoico, sus bordes oriental y septentrional, y más episódicamente el meridional, fueron invadidos por el mar, que depositó sobre el zócalo arrasado una cobertura de materiales sedimentarios, no muy potentes. Dicha cobertura moderna, no metamorfoseada, era plástica, por lo que durante los paroxismos terciarios se comportó mecánicamente de manera muy diferente al zócalo rígido, plegándose con facilidad. Los compartimientos hundidos del zócalo engendraron depresiones que luego, durante el Terciario, fueron rellenados de sedimentos continentales y lacustres, en tanto que los bloques levantados de dicho zócalo dieron origen a sierras. Así, a consecuencia de las orogénesis alpinas, la Meseta quedó estructurada en las siguientes unidades morfoestructurales: 1) el viejo zócalo arrasado y más o menos deformado. 2) las sierras interiores: Cordillera Central y Montes de Toledo, 3) las depresiones interiores: Castilla y León, al norte, y Castilla la Mancha, al sur, formadas por dovelas hundidas y rellenas posteriormente por depósitos terciarios. 4) el cíngulo montañoso formado por los terrenos mesozoicos de sus bordes (Cordilleras Cantábrica e Ibérica), plegados durante el paroxismo alpino. Al hacer la descripción de la Meseta la podemos considerar formada por dos grandes subconjuntos: Submeseta Norte o cuenca del Duero y la Submeseta Sur o cuenta del Tajo y Guadiana. Estos subconjuntos meseteños están divididos por los denominados Sistemas interiores. De esta manera, la Submeseta Norte está separada de la Submeseta Sur por medio del Sistema Central. Y la Submeseta Sur está a su vez subdividida en la cuenca del Tajo y la cuenca del Guadiana por medio de los Montes de Toledo. Submeseta Norte o Cuenca del Duero. La Submeseta Norte o cuenca del Duero tiene una altitud entre unos 700 y 800 metros y ocupa casi las dos terceras partes de la extensión total de la comunidad castellano-leonesa. Es una amplia y elevada llanura "cerrada" por un cinturón de montañas, excepto por su lado oeste, queda comprendida entre el Sistema Central y la orla que forman las montañas Galaico 22

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Leonesas, la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico y el Sistema Central, y coincide exactamente con una única cuenca: la cuenca y valle del Duero. Submeseta Sur o Cuencas del Tajo y del Guadiana. La Submeseta Sur queda comprendida entre el Sistema Central, la parte meridional del Sistema Ibérico y el "escalón" de Sierra Morena. Al tratarse de una cuenca sedimentaria, presenta al igual que la submeseta norte, la misma génesis y las formas de relieve ya estudiadas en aquella. Aquí, sin embargo y a diferencia de la anterior, se nos muestra más compartimentada por una cordillera interna, los Montes de Toledo, que configura dos espacios bien diferenciados: la cuenca del Tajo al norte y la del Guadiana al sur. Existen tres diferencias importantes entre la Submeseta Norte y la Submeseta Sur:  Menor altitud media: entre 600 y 700 m, frente a 700-800 de la cuenca del Duero.  En la Submeseta Sur se ubican dos cuencas hidrográficas, frente a tan sólo una en la Norte.  La superficie de las cuencas del Tajo y del Guadiana es más accidentada en su parte media.

2. Sistemas Interiores La horizontalidad propia del paisaje de la Meseta se interrumpe a grandes distancias con la aparición de alineaciones montañosas: el Sistema Central y los Montes de Toledo. Estos Sistemas montañosos deben su origen al plegamiento alpino, correspondiente a bloques de materiales antiguos levantados y fracturados. El Sistema Central. Se alza en el centro del macizo Hespérico, es el eje central de la Meseta, dividiéndola en dos compartimentos: la Submeseta Norte y la Submeseta Sur. Los materiales que la forman son predominantemente granitos y otras rocas paleozoicas situadas en las zonas más exteriores. En el contacto entre ambas se encuentran abundantes rocas metamórficas, como gneis, micacitas, calizas cristalinas, etc. Los Montes de Toledo. Dividen la Submeseta Meridional en dos cuencas hidrográficas, la del Tajo y la del Guadiana. A diferencia del Sistema Central, los Montes de Toledo no poseen una continuidad, sino que son un conjunto de alineaciones serranas aisladas de poca altura en las que raras veces sus cimas superan los 1.500 metros. Están formados por rocas muy antiguas como el granito, las pizarras cristalinas o las cuarcitas.

3. Los rebordes montañosos de la Meseta La Meseta es la unidad morfológica central del relieve español en torno a la cual se disponen el resto de los conjuntos morfoestructurales que la delimitan por el Norte, Este y Sur, con la excepción del Oeste, que es la frontera con Portugal. Estos límites están marcados por alineaciones montañosas que, a modo de barreras o fachadas, van a intervenir en la configuración de otros factores geográficos, como el clima, la hidrografía y la vegetación. A cada una de estas fachadas la denominaremos borde o reborde de la Meseta. Esta especie de escudo protector de la Meseta está compuesta por el Macizo Galaico-Leonés (constituido por el Macizo galaico y los Montes de León) al Noroeste, la Cordillera Cantábrica al Norte, el Sistema Ibérico al Este y Sierra Morena al Sur. Geografía física de España

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El Macizo Galaico-Leonés El Macizo Galaico-Leonés es la parte noroccidental del antiguo Macizo Hespérico. Este macizo presenta un paisaje montañoso, sumamente accidentado.; un intrincado conjunto de sierras de altitud no muy elevada por lo general, sin alineaciones definidas, formadas por amplios dorsos redondeados, cortadas por una red hidrográfica fuertemente encajada en valles estrechos, pero de ordinario sin hoces importantes, que alternan con pequeñas depresiones interiores; conjunto que va descendiendo en bloques cada vez más bajos hasta hundirse en el océano, en amplias rías. Formas topográficas suaves que apenas dejan ver la roca al desnudo, protegida casi siempre por un suelo mullido y una densa vegetación de bosques caducifolio doblado de un sotobosque de landas y praderías. Desde el punto de vista geológico, todo este conjunto estructural del Macizo Galaico surgió durante la era Primaria con el movimiento orogénico herciniano. Litológicamente, el roquedo es paleozoico, silíceo, predominando el granito y el gneis en el centro y zona occidental, y las pizarras y cuarcitas en el Este. En las depresiones y fosas se ha acumulado una cobertera sedimentaria. La Cordillera Cantábrica Constituye una verdadera muralla natural de 400 km de longitud entre el mar Cantábrico y la Meseta, y desde el Macizo Galaico al Oeste hasta el Pirineo por el Este. Las cimas superan los 2.400 m en el sector occidental, alcanzan 2.648 m en los Picos de Europa y descienden a 1.500 m en el extremo oriental. La glaciación cuaternaria ha modelado los relieves dando origen a circos glaciares y morrenas. Pero, mientras la orografía imprime una indudable unidad a las sierras cantábricas, la constitución geológica y las formas del relieve son muy diversas, lo cual permite el establecimiento de tres sectores bien diferenciados de Oeste a Este: - El Macizo Asturiano está formado por materiales paleozoicos, plegados y fallados durante la orogenia herciniana, erosionados durante el Mesozoico, y sobre los que posteriormente se han formado fosas tectónicas de orientación E-O durante la orogenia alpina, con abundancia de pizarras, cuarcitas y escasa presencia de granito, aunque hay numerosas calizas y areniscas, y conglomerados del Carbonífero. - La Montaña Santanderina está formada por calizas mesozoicas plegadas por el movimiento alpino durante el Terciario y en ella el relieve es más suave y menos complejo. Aquí, la cobertura secundaria, mejor conservada debido al progresivo hundimiento del zócalo paleozoico, está compuesta por margas, areniscas, arenas y calizas cretácicas. - Los Montes Vascos, a modo de umbral entre la Cornisa Cantábrica y los Pirineos, también están formados por terrenos mesozoicos, pero más intensamente plegados durante el movimiento alpino que la montaña santanderina. El Sistema Ibérico Se extiende, con dirección Noroeste-Sureste, desde la Sierra de la Demanda, entre Burgos y Logroño, hasta el norte de la provincia de Alicante, a lo largo de 400 km de recorrido, y no presenta un carácter de cordillera continua. Es una cordillera intermedia, cuyo zócalo está formado por pizarras y cuarcitas y su cobertera por calizas. Su génesis es la siguiente: la orogenia herciniana produjo fracturas y fallas y después la compresión alpina forzó el conjunto. Durante el Cuaternario, en las zonas donde predominan los materiales calizos ha actuado la disolución kárstica, generando en ocasiones un modelado espectacular. La historia geológica del Sistema Ibérica ha generado también un conjunto de depresiones: unas de origen tectónico (Teruel) y otras formadas por la acción erosiva (Calatayud). 24

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Sierra Morena Sierra Morena, cuyo topónimo se debe al color oscuro de las rocas (cuarcitas, pizarras y granitos) y de la vegetación (jaras) que dan una sensación de penumbra, es el límite meridional de la Meseta. Sierra Morena no es propiamente una cordillera, sino una flexión recorrida por fallas de disposición NE-SO, sobre todo en el tramo central. Esta flexión o incurvación brusca del zócalo se produjo por un empuje desde el Sur al ascender la Cordillera Bética. Al quedar las bases de la vertiente norte más altas que las del sur, las aguas que van a parar a cada una de esas vertientes tiene distinta capacidad erosiva, lo que hace que la red hidrográfica de la zona meridional sea más agresiva.

4. Las Cordilleras Exteriores Los Pirineos Esta cordillera, frontera natural entre la Península Ibérica y Francia, se extiende desde el golfo de Vizcaya hasta el cabo de Creus, en el Mediterráneo, a lo largo de 435 km de istmo. En primer lugar, hay que destacar el carácter esencialmente alpino de este sistema, por ello cuando se habla de cordilleras alpinas nos referimos a los Pirineos y al Sistema Bético. Ambas son montañas jóvenes, con predominio de los pliegues, ya que están constituidas por una cobertera sedimentaria que aún no ha tenido tiempo de ser aplanada por la erosión del Plioceno y del Cuaternario, por lo que presentan, en general, mayores altitudes y cumbres enérgicas en forma de crestas recortadas. El trazado rectilíneo, macizo y compacto, el eje axial paleozoico, la acusada disimetría transversal y longitudinal y la extensa e intensa acción sufrida por el glaciarismo pleistoceno son los rasgos más sobresalientes que diferencian a los Pirineos de las Béticas. Geológicamente, hay que distinguir entre el macizo paleozoico del eje axial y los sedimentos plegados mesozoico-terciarios que lo rodean, que responden, respectivamente, a las orogenias herciniana y alpina, aunque los rasgos esenciales del relieve actual se deben a esta última orogenia. El movimiento de la placa litosférica ibérica, es decir, el Macizo Hespérico, con respecto a la placa euroasiática dio lugar al plegamiento y fracturación de los sedimentos mesozoico-eocenos de la cuenca pirenaica, así como al levantamiento del eje paleozoico. Desde el punto de vista morfoestructural se pueden diferenciar dos grandes unidades: Pirineo Axial y el Prepirineo. El Pirineo Axial Es el eje de la cordillera y está repartido entre Francia, España y Andorra. Aparece constituido por el resto de un antiguo macizo hercianiano y está formado por materiales paleozoicos como pizarras, esquistos, cuarcitas, calizas cristalinas y plutones graníticos. 

 El Prepirineo Está formado por alineaciones de sierras, compuesta por materiales del Mesozoico y de principios del Terciario, sedimentados en dos largos surcos y separados por el Pirineo Axial, los cuales sufrieron los efectos del movimiento alpino y formaron una serie paralela de pliegues alineados de Este a Oeste. La sedimentación se inició con conglomerados y areniscas para continuar con grandes espesores de calizas y margas.

Cordilleras Costera Catalanas Estos relieves forman una barrera montañosa de unos 250 km de longitud por 30 a 40 de anchura. Las Cordilleras Costeras Catalanas no constituyen, sin embargo, un relieve demasiado Geografía física de España

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destacado y macizo, sino que aparecen fragmentadas proporcionando al conjunto cierta complejidad. Se dividen en tres grandes unidades: estiradas longitudinalmente de nordeste a sudoeste: 1) Cordillera Costera o Litoral. 2) Depresión Prelitoral 3) Cordillera Prelitoral Geológicamente, estas cordilleras están constituidas por terrenos paleozoicos y mesozoicos bastante replegados.

Sistemas Béticos Desde la Sierra de Grazalema, en Cádiz, hasta el cabo de la Nao y prolongándose, a lo largo de 620 km de SO a NEE, se extiende la mayor, más compleja y más joven de las unidades del relieve ibérico: las Cordilleras Béticas. Esta unidad se prolonga bajo el nivel marino hacia las islas Baleares y, en el norte de África por la cadena del Rif. Está limitada al Norte por la depresión del Guadalquivir, parte de La Mancha y la zona meridional de la Cordillera Ibérica. Es resultado del acercamiento de las placas ibérica y africana, y de la reducción del mar de Thetis. Surgieron durante el movimiento alpino, al igual que los Pirineos, con los que presentan notables diferencias. Se caracterizan por una extrema complejidad geológica y morfológica, al estar constituidas por grandes mantos de corrimiento o pliegues alóctonos desplazados de Sur a Norte. Esto se debe a que los sedimentos que constituyen la cordillera se depositaron durante la era Secundaria y primera mitad de la Terciaria en el gran geosinclinal alpino del mar de Thetis. Allí se alcanzaron espesores de materiales alternando calizas y margas de diferente consistencia, lo que explica los corrimientos durante la orogenia alpina que plegó la Cordillera Bética y que la región del Guadalquivir se hundiese, transformándose en la prefosa alpina. Ya en el Plioceno se produce la apertura del actual estrecho de Gibraltar. Los plegamientos originaron las siguientes unidades de relieve: - Sistema Penibético, meridional y litoral, donde se encuentran las mayores altitudes de toda la Península: en Sierra Nevada los picos Mulhacén (3.482 m) y Veleta (3.392 m). - Sistema Subbético es paralelo al anterior, del cual le separa la depresión Intrabética. - Depresión Intrabética, entre la Penibética y la Subbética, está constituida por la sucesión de varias hoyas, como las de Ronda, Antequera, Granada, Guadix y Baza, a lo largo de unos 250 km. 5. Las Depresiones prealpinas Las grandes depresiones terciarias peninsulares y exteriores a la Meseta son la del Ebro y la del Guadalquivir. Ambas se caracterizan por ser receptoras del drenaje procedente de las cadenas montañosas circundantes A. La depresión del Ebro Corresponde a una amplia fosa de forma triangular delimitada por tres conjuntos montañosos, los Pirineos, el Sistema Ibérico y la Cordillera Costero Catalana. B. La depresión del Guadalquivir Esta llanura triangular se abre suavemente al Atlántico desde el NE de Jaén a través de 330 km de longitud, pasando de una anchura de 30 km en Córdoba a 200 km en la costa.

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Esquema 8: El Archipiélago Canario El relieve del Archipiélago Canario es resultado de las constantes interferencias producidas entre fases de carácter volcánico y etapas en las que predominan los procesos erosivos. Durante las primeras se efectúa la construcción de los distintos tipos de edificios que configuran las islas, en las segundas se lleva a cabo el modelado, el desmantelamiento y la destrucción de dichos conjuntos eruptivos. El origen de las Islas Canarias es aún objeto de debate y controversias; relacionado durante algún tiempo con mitos y leyendas, en la actualidad se considera que las islas poseen una génesis ligada a procesos de carácter magmático. Por tanto, las islas se han construido desde el Terciario a la actualidad a partir de múltiples erupciones que han ocasionado la acumulación de materiales de tipo volcánico; las hipótesis que se manejan en la actualidad son las siguientes: Teoría del punto caliente En la teoría de la Tectónica de Placas, los archipiélagos volcánicos lineales no asociados directamente con ningún tipo de borde y desarrollados en sectores de intraplaca, se han formado en relación con una fuente de magma; mientras dicha fuente de magma ocupa una posición fija en el manto, la placa litosférica situada por encima se mueve y se desplaza continuadamente, de forma que cuando se produce una pulsación de actividad volcánica se genera una isla, que se desplaza con respecto al punto caliente cuando la placa litosférica se mueve. Se origina, así, con el tiempo, un conjunto de islas cuya edad es tanto mayor cuanto más alejada se encuentre de dicha fuente magmática. Según esta hipótesis, las Islas Canarias se habrían formado como consecuencia del desplazamiento de la placa africana en sentido Oeste-Este, por encima de un foco magmático fijo. Ello explicaría la aparente diferencia de edad existente entre las islas orientales de Lanzarote y Fuertenventura, más antiguas, y las occidentales de La Palma y de El Hierro, más modernas.

Teoría de los bloques levantados Según esta hipótesis, las Islas Canarias corresponderían a bloques litosféricos levantados durante la orogenia alpina y recubiertos, a lo largo del Terciario y Cuaternario, por material volcánico. Las Islas se habrían formado en un sector de corteza intrínsicamente débil y como resultado de la detención del movimiento hacia el Este y el giro de la placa africana hace aproximadamente unos 40 millones de años. Ello provocó el choque de esta última con la placa europea, dando lugar a la formación de la cadena montañosa alpina del Atlas. En el borde Noroeste africano donde ahora se asientan las islas, y como consecuencia de estos movimientos compresivos, la corteza terrestre se fracturó dando lugar al levantamiento de algunos bloques que constituyen el núcleo de las islas actuales y a la generación de magmas bajo los mismos. A través de las fracturas así creadas, y como resultado de la atenuación de la dinámica compresiva, el magma penetró hacia la superficie originando la existencia de distintos ciclos eruptivos, produciéndose primero una fase de volcanismo submarino y luego en torno a los 20 millones de años, las islas comenzaron a emerger por encima del nivel del mar. Teoría de la Fractura Propagante Según esta, coincidiendo con las fases de compresión y distensión de la tectónica del Atlas, se produciría una fractura en la litosfera (continuación de la falla del Atlas meridional) que se propagaría desde el continente hacia el Atlántico, generando magma a su paso, como consecuencia del descenso de presión en la astenosfera, y permitiendo al mismo tiempo su salida a la superficie, y la formación escalonada de las diferentes islas. Geografía física de España

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En conclusión, las distintas teorías expuestas que intentan explicar el origen de las Islas Canarias dejan sin resolver muchos datos petrológicos, cronológicos, geoquímicos o tectónicos, ya que no hay ninguna que contraste completamente a todos estos datos. Por este hecho, en la actualidad se habla de un modelo que puede llamarse de síntesis, ya que engloba elementos de las tres hipótesis previas: del punto caliente toma la idea de un manto anómalo bajo Canarias; de la fractura propagante, la importancia del control tectónico en la producción y canalización (o interrupción) de los magmas; y de los bloques elevados, la explicación tectónica de la actual posición de las islas.

La evolución del relieve de las Islas Canarias Las Islas Canarias constituyen un archipiélago cuya edificación se ha llevado a cabo a través de distintos ciclos volcánicos que se disponen en el tiempo desde el Cretácico inferior hasta el presente. Tradicionalmente, los diferentes episodios volcánicos han sido agrupados en unidades geológicas diferenciadas por sus caracteres petrográficos y geoquímicos, y separadas en el tiempo por discordancias erosivas o geológicas, por su relación con respecto a las playas cuaternarias o, incluso, por el grado de alteración de los conjuntos volcánicos. Rasgos generales de la evolución del relieve del Archipiélago Canario Las distintas series de cada una de las islas pueden ser reagrupadas, para el conjunto del archipiélago, en tres ciclos volcánicos: series eruptivas submarinas, episodios volcánicos miocenos y series volcánicas plio-cuaternarias. En líneas generales se puede afirmar que mientras que los dos primeros ciclos volcánicos son bastante homogéneos petrográfica y geoquímicamente para el conjunto de todas las islas, el ciclo post-mioceno se caracteriza por una diversificación notable que permite diferenciar dos grupos de islas. Por un lado, el conjunto constituido por Gran Canaria, Tenerife y La Palma, donde las asociaciones de rocas son alcalinas oceánicas típicas y existe toda una gama de tipos rocosos; el otro grupo se configura por las islas de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro, donde las asociaciones, aunque alcalinas no son típicamente oceánicas y en las que predominan las rocas de tipo básico. 1. El primer ciclo volcánico: las Series Volcánicas Submarinas Corresponden a una unidad compleja que engloba las primeras manifestaciones conocidas en el ámbito del Archipiélago Canario. Forman, por lo tanto, la unidad geológica más antigua y la que configura la parte inferior de la columna estratigráfica de Canarias, por lo que ha sido denominada como "Complejo Basal". Aunque se supone que esta formación constituye un sustrato presente en todas las islas, sólo aflora en Fuerteventura, La Gomera y La Palma debido al levantamiento diferencial de los bloques insulares. 2. El segundo ciclo magmático: Volcanismo Mioceno Engloba a los primeros materiales volcánicos claramente subaéreos, emitidos entre el inicio del Mioceno y comienzos del Plioceno. Los productos emitidos a lo largo de este periodo son muy análogos entre las distintas islas, correspondiendo a materiales basálticos que generaron erupciones fisurales muy tranquilas, con 28

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índices de explosividad moderados, y con la emisión de coladas de lava muy fluidas y de largo recorrido. Durante este primer ciclo subaéreo se construyen los edificios volcánicos que configuran el armazón de la mayoría de las islas. Tras el desarrollo de estas fases volcánicas se produjo una etapa de tranquilidad eruptiva; La mayoría de los sectores construidos durante este ciclo han permanecido desde entonces sin actividad volcánica, por lo que en ellos se van a desarrollar importantes fases de erosión que los irán desmantelando. 3. Tercer ciclo eruptivo: Series Plio/Pleistocenas Después de este período erosivo, la actividad volcánica del archipiélago se diversifica de tal modo que no es posible establecer una evolución geológica común para todas las islas. La actividad volcánica de este ciclo se prolonga hasta la actualidad a través de las manifestaciones eruptivas ocurridas en fechas históricas, que han afectado de forma exclusiva a las islas de La Palma, Tenerife, Lanzarote y El Hierro. Entre estas unidades resultado de la actividad volcánica, algunas ofrecen cierto interés para la ocupación humana y el desarrollo tanto del poblamiento como de la agricultura. Entre ellas cabe destacar los conos, las calderas de explosión, las islas bajas, las caladas de grandes dimensiones... Los conos volcánicos. Constituyen edificios volcánicos que culminan frecuentemente en un cráter, formados por la acumulación de materiales de proyección aérea (escorias, lapillis y cenizas) y coladas lávicas. Las dimensiones y la forma de los conos están condicionadas por el tipo de erupción. La altura de los conos depende de la anchura de la base, estando controlada por el valor del ángulo de reposo de las laderas (30o-40o). En la forma final de los conos volcánicos influye la inclinación de los conductos de emisión, la acción del viento y la emisión de las coladas. Calderas de explosión. Las Calderas de explosión son depresiones de dimensiones medias asociadas a procesos explosivos de las erupciones. De forma general se producen cuando el magma basáltico ascendente encuentra en su camino un acuífero originando una explosión colosal (contacto agua-magma). Formas estructurales volcánicas Las formas estructurales producidas por la actividad volcánica se denominan morfoestructuras, y se pueden diferenciar, según su dimensión, en grandes, medias y pequeñas. A) Formas de relieve grandes o megaestructuras. Se distinguen los macizos antiguos, las dorsales, rampas y valles intercolinares, estratovolcanes, calderas tectovolcánicas,... Los macizos antiguos. Son relieves formados por el apilamiento de materiales, que poseen generalmente una estructura cupuliforme. En el caso de los macizos de Teno y Anaga en la isla de Tenerife, la isla de La Gomera en casi todo su conjunto (con su forma de cúpula) el sector sudoeste de la isla de Gran Canaria (conocida por paleocanaria o Tamarán), además de los macizos de Jandía en Fuerteventura, de Famara en Lanzarote y Norte de La Palma. Los efectos de la erosión se manifiestan en ellos en forma de barrancos profundos y estrechos. Las dorsales. Se trata de edificios lineales, cuyo techo se forma a manera de un tejado a dos aguas, con dos vertientes o rampas de su punto cimero y que descienden en formas de rampa hacia la costa. Los principales y más significativos, son la denominada dorsal de La Esperanza o Pedro Gil en la isla de Tenerife y la de Cumbre Vieja en la isla de La Palma. Geografía física de España

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Rampas y Valles intercolinares. Asociadas a las dorsales en ocasiones. Hay una clara relación entre las rampas y los valles intercolinares, aunque pueden manifestarse aisladamente. Las rampas son vertientes, de mayor o menor pendiente, ligadas a las dorsales como es el caso de la formada en Acentejo o la Matanza. Por su parte, los valles intercolinares, constituyen depresiones entre montañas que suelen presentar un pendiente suave desde la cumbre de la dorsal hasta la costa. El valle de la Orotava (en la vertiente septentrional) o el de Güimar (en la de sotavento), en la isla de Tenerife, son ejemplos característicos de este tipo de relieve. Los estratovolcanes. Edificio volcánico generado en múltiples erupciones en las que se emiten tanto magmas ácidos como básicos. Poseen forma cónica por la acumulación y alternancia de coladas lávicas, otros materiales o incluso de uno o varios aparatos eruptivos. Las Coladas son flujos de lava que se produce a lo largo de las erupciones volcánicas. Según la cantidad de lava emitida las coladas tendrán unas dimensiones diferentes. Su fluidez y viscosidad dependen de las características del magma (composición, temperatura, comportamiento de los gases...). Los materiales de naturaleza básica, adquieren una gran fluidez, pudiendo alcanzar grandes extensiones hasta llegar al mar, ganándole terreno, formando así las llamadas "islas bajas". Las coladas de lava se pueden clasificar en dos tipos. Por un lado, las coladas lisas de lavas muy fluidas de superficie irregular y denominadas genéricamente "lavas cordadas" o "Pahoehoe", vocablo oriundo de Hawai que se emplea para designar un terreno por el que se puede caminar descalzo. Por otro lado, las coladas escoriáceas, "aa", "el malpaís", por su carácter áspero, irregular, caótico, por las que resulta muy difícil transitar, originadas por una lava más viscosa que al enfriarse y solidificarse da lugar a una costra superficial. B) Formas del relieve pequeña. Son formas derivadas, bien por la propia colada de lava en su discurrir, como los tubos volcánicos, jameos, los hornitos y almagres, o bien por la consolidación de loa materiales en el interior de los aparatos volcánicos, en la chimenea o conducto central, y en grietas o fisuras de la corteza, que posteriormente la erosión diferencial los descalza y desmantela. Tubos volcánicos. Son galerías que se originan bajo las coladas de lava cuando la superficie se enfría rápidamente, mientras que por debajo sigue circulando el magma caliente, que da lugar a un corredor subterráneo cuando deja de fluir. Jameos. Se trata de tubos volcánicos en los que se ha derrumbado parte del techo una vez concluida la erupción, lo que permite acceder al interior de los mismos. Hornito. Los hornitos son acumulaciones de escorias soldadas en torno a una pequeña boca de emisión, abierta en la superficie de las coladas, por la que se producen procesos de desgasificación acompañados de la emisión de fragmentos de lava líquida; son como pequeños conos. Las coladas sobre las que se abren los hornitos mantienen circulación de lava bajo la superficie solidificada. Almagre. No se trata de una forma propiamente, sino que son suelos de color rojizo o violáceo, los cuales adquieren esta tonalidad al estar en contacto con una colada lávica a temperatura muy elevada que calcina los materiales de forma incandescente. Chimeneas o neck. Conducto de emisión a través del cual asciende hasta la superficie el magma responsable del desencadenamiento de las erupciones volcánicas. En las chimeneas se lleva a cabo parte del proceso de separación del gas, así como la nucleación y la fragmentación del magma en las erupciones plinianas. Diques. Intrusión de roca ígnea que asciende hacia la superficie desde los reservorios magmáticos atravesando las estructuras situadas por encima de ellos. En su ascenso el material puede sufrir diferentes procesos que pueden dar lugar a brechificación, asimilación, enfriamiento diferencial, formación de almagres... A medida que el magma asciende por la chimenea, va rellenando grietas, fisuras o fracturas y se solidifica. 30

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Relieves formados por la erosión Entre las caprichosas formas del relieve formados por la erosión destacamos: Calderas de erosión. Son grandes depresiones semicirculares, situadas en los macizos antiguos de las islas, cuyo origen se debe a la acción erosiva de masivos deslizamientos e intensos desmantelamientos de materiales desde la cabecera de los barrancos. Barrancos y Valles. Constituyen valles excavados por la acción de las aguas torrenciales. En Lanzarote y Fuerteventura predominan los valles en forma de "U", anchos, de pendientes suaves y escasa profundidad. Relieve costero La variedad de formas que presenta el litoral canario se debe a los fenómenos volcánicos y, en especial, a la acción erosiva del mar. Los acantilados. Los de mayor altura son propios de costas donde se han acumulado materiales volcánicos antiguos. Otros tipos de acantilados han surgido como consecuencia de erupciones volcánicas en la misma costa. En ocasiones, erupciones volcánicas posteriores han rebasado los acantilados dando lugar a la formación de islas bajas,… Asimismo, debido a la erosión marina, en los acantilados se forma una gran cantidad de grutas, arcos naturales y bufaderos, además de las playas o derrubios entre los acantilados y el mar. Las playas. En las islas se distinguen dos tipos de playas: Playas pequeñas de arena oscura, propias de las islas occidentales. Sus arenas son de origen volcánico, suelen tener mucha profundidad cerca de la costa y su superficie se reduce aún más cuando sube la marea; y extensas playas de arena blanca frecuentes en Fuerteventura, Lanzarote y parte de Gran Canaria. Sus arenas blancas se denominan jables, suelen ser de origen marino y se han acumulado en la ancha plataforma costera de estas islas.

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Tema 3 El estudio del clima Esquema 9: Tiempo atmosférico La posición de la Tierra con respecto al Sol determina la cantidad de energía recibida, en forma de luz y calor. No todos los puntos de la Tierra reciben la misma cantidad de energía solar. Estas diferencias son la causa de la circulación atmosférica y de la diversidad de los climas del planeta. Los distintos fenómenos meteorológicos que componen el "tiempo" tienen como escenario la atmósfera, masa gaseosa que constituye la capa externa y envolvente de la Tierra. Con un espesor que se aproxima a los dos mil kilómetros, hace posible la vida en nuestro planeta. Y ello por dos de sus características: por los gases que la forman (especialmente el oxígeno), y por actuar a modo de termostato, al regular el calor de y sobre la superficie terrestre. La atmósfera no es uniforme, pero su estructura permite considerar capas o estratos en la misma. Estas capas pueden establecerse o diferenciarse en relación a diversas características, una de ellas el estado o comportamiento térmico. En la capa inferior de la atmósfera, llamada troposfera tienen lugar los fenómenos atmosféricos. Es la más importante para la vida. En ella se encuentra el aire, que está compuesto de oxígeno (21%), nitrógeno (78%) y otros gases. Entre la atmósfera y la superficie terrestre se produce un intercambio permanente de calor a través de los movimientos constantes del aire, la evaporación y la condensación del vapor de agua. Cualquier alteración en la atmósfera provocaría grandes trastornos en las formas de vida de la superficie terrestre. Pequeñas variaciones de la temperatura media del planeta pueden producir cambios en el clima de todo el mundo. Se ampliarían zonas de sequía y aumentaría la erosión de los suelos. La falta de agua y el aumento de los incendios provocarían la desaparición de bosques... Circulación general de la atmósfera Existe en la Tierra una circulación general de la atmósfera de carácter zonal en la que entran en juego: las masas de aire, la temperatura, la humedad y la rotación y traslación de la Tierra. Estas variables, junto con la posición con respecto al continente, son las que definen los climas zonales más importantes del globo. El aire que está en contacto con la superficie de la Tierra en la región ecuatorial se calienta, al ser calentado se eleva a la troposfera superior y fluye en dirección a los polos. El aire frío de las zonas polares se hunde hacia la superficie y fluye hacia el Ecuador. El giro de la Tierra, desvía la trayectoria del viento hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur y esto produce una circulación más compleja que además se ve afectada por las irregularidades superficiales. Esta fuerza que desvía la trayectoria del viento se denomina fuerza Coriolis.

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Fuerza de Coriolis La Tierra gira de oeste a este (vista desde arriba, en el sentido contrario de las agujas del reloj); la velocidad de rotación es menor en los polos que en el Ecuador: un punto de la superficie cercano a los polos y otro cercano al Ecuador dan una vuelta completa en 24 horas, pero el recorrido del primero será menor que el realizado por el segundo, al ser menor la trayectoria circular que tiene que realizar. Debido a esto, si en el hemisferio norte el viento parte desde un punto A hacia el norte tiende a adelantarse en la rotación, ya que los paralelos que va pasando cada vez son menores, lo que provoca un aumento de velocidad en relación con la velocidad de rotación de la Tierra (se desvía hacia la derecha o al este) y si el viento parte del punto A y se dirige hacia el sur se retrasa en la rotación (se desvía hacia la derecha o al oeste). Lo contrario pasa en el hemisferio sur. La Presión Atmosférica La presión atmosférica se considera como el peso de una columna de aire en una unidad de área, que se extiende desde la superficie terrestre hasta el límite superior de la atmósfera. La presión atmosférica disminuye con la altitud ya que disminuye la cantidad de aire por encima y por tanto su peso. En los mapas de superficie estas líneas unen puntos de la tierra cuya presión atmosférica calculada al nivel del mar es la misma. Se suelen trazar con un intervalo de 4 milibares y se clasifican en presiones altas y presiones bajas, considerándose como presión normal 1.013 milibares. La presión atmosférica se mide con el Barómetro. La presión se representa gráficamente a través de las líneas isobaras. Las isobaras son líneas que pasan por los lugares que tienen la misma presión atmosférica. Estas líneas permiten conocer la situación de los centros de alta o baja presión y, conociendo la disposición del campo de presiones, se puede saber, en cada punto, la dirección y el sentido de los vientos superficiales e incluso su velocidad. Por su forma pueden ser rectilíneas o curvilíneas, abiertas o cerradas; aunque la configuración más habitual se reduce a dos formas principales cerradas: la de altas y bajas presiones. Los principales aspectos a tener en cuenta para interpretar un mapa de isobaras se establecen en los siguientes puntos. - En los anticiclones la presión va creciendo hacia el centro y en las borrascas lo contrario. - Si las isobaras están muy separadas indican que los cambios de presión se producen muy lentamente (gradiente de presión débil) y si las isobaras están muy juntas indican que los cambios de presión de producen muy rápidamente (gradiente de presión fuerte). - El viento circula desde los anticiclones a las borrascas. - Los gradientes de presión fuertes, indicados en el mapa por isobaras muy próximas entre sí ocasionan vientos fuertes. Donde las isobaras estén muy distanciadas se pueden esperar vientos débiles.

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En las borrascas las isobaras suelen estar bastante próximas (indicando la presencia de vientos intensos); los anticiclones se encuentran en zonas con isobaras más separadas (vientos flojos).

Los Centros de Acción Los Centros de Acción se vinculan a las altas o bajas presiones de la atmósfera, así, se distinguen: - Anticiclones o Altas Presiones Suelen aparecer representados en el mapa de isobaras de forma elíptica. Partiendo de los 1.013 milibares, como presión normal a nivel del mar, en las altas presiones los valores de las isobaras aumentan desde la periferia hacia el centro. En este sentido, en el punto central del Anticiclón se localiza la mayor presión atmosférica. Las corrientes de aire van por tanto de dentro hacia fuera, por lo que se trata de un centro emisor de vientos.

- Ciclones o Bajas Presiones (Borrascas) Suelen aparecer representados en el mapa por isobaras circulares o elípticas, y al contrario que los anticiclones, la presión atmosférica disminuye desde la periferia hacia el centro. Se trata, por tanto, de un área receptora del viento emitido por los anticiclones, lo que produce que se eleve el aire más húmedo y caliente, el cual al subir origina nubes con probabilidad de precipitaciones. En cuanto a la dinámica general de la atmósfera, en la zona templada del planeta se sitúa una zona de bajas presiones, que recibe los vientos del Oeste emitidos por las altas presiones subtropicales.

El aire que desciende en un anticiclón provoca vientos superficiales desde el centro del anticiclón hacia fuera (se trata de una zona de divergencia) y el movimiento ascendente del aire en las zonas de borrasca dan lugar a vientos superficiales hacia el centro de la borrasca (son las zonas de convergencia). En las zonas de convergencia hay contacto entre masas de aire de origen diverso (frentes), por lo que en ellas en general hay mal tiempo. En las zonas de divergencia no hay contacto entre masas de aire heterogéneas, por lo que el tiempo es bueno.

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Debido a la fuerza de Coriolis, cualquier fluido que se desplaza horizontalmente sobre la superficie de la Tierra tiende a desviarse hacia su derecha en el hemisferio norte y hacia su izquierda en el hemisferio sur. De esta manera la circulación del aire en los anticiclones y en las borrascas dibuja una trayectoria diferenciada según el hemisferio donde se localicen: - En el hemisferio norte la trayectoria del viento se desvía hacia la derecha: En las borrascas se produce una rotación en espiral hacia dentro en sentido contrario a las agujas del reloj. En los anticiclones se produce una rotación espiral hacia fuera en el sentido de las agujas del reloj. - En el hemisferio sur la trayectoria del viento se desvía hacia la izquierda: En las borrascas se produce una rotación en espiral hacia dentro en el sentido de las agujas del reloj. En los anticiclones se produce una rotación espiral hacia fuera en sentido contrario de las agujas del reloj.

Circulación General de la Atmósfera Podemos definir, para el conjunto del planeta, una serie de altas y bajas presiones a las que llamaremos centros de acción ya que son responsables de los tipos de tiempo que actúan en un determinado clima zonal. Estos centros de acción son: las bajas presiones ecuatoriales, las altas presiones subtropicales que por su estabilidad tienen nombre: como los anticiclones de las Azores, Hawai, Índico, del Pacífico Sur o del Atlántico Sur; las bajas presiones polares del frente polar; y las altas presiones polares, que también tienen nombre, como los anticiclones ártico, antártico, canadiense o siberiano. Limitándonos al hemisferio norte (en el sur ocurre lo contrario) la trayectoria del aire es: - El aire asciende en las zonas ecuatoriales (es la zona de bajas presiones ecuatoriales) y se dirige por las capas altas hacia el NE. - Alrededor de los 30o de latitud parte del aire da lugar a unos vientos que circulan por la parte alta de la troposfera en el mismo sentido que el giro de la Tierra (vientos del oeste) y otra parte vuelve a la superficie, dando lugar a una zona de altas presiones (cinturón anticiclónico subtropical).

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Desde el cinturón anticiclónico subtropical salen vientos, a nivel de superficie, hacia el Ecuador con una desviación hacia el oeste (son los llamados vientos alisios), y hacia el norte con una desviación hacia el este (son los llamados vientos del oeste). Los vientos alisios de ambos hemisferios convergen en una zona denominada zona de convergencia intertropical (ZCIT) que no coincide exactamente con el Ecuador y cuya situación varía ligeramente a lo largo del año. Los vientos que salen de los anticiclones subtropicales hacia el noreste vuelven a ascender en una zona de bajas presiones situada aproximadamente a los 60o de latitud (zona de bajas presiones templada). Los vientos superficiales que salen desde las zonas de altas presiones polares y se dirigen hacia el SO llegan también hasta la zona de bajas presiones templada y ahí ascienden. Se denomina frente polar al límite entre el aire frío procedente del polo y el aire cálido; en realidad no se trata de un solo frente, sino de varios que forman un cinturón; su situación varía a lo largo del año.

En la pauta general de los vientos, indicados en la circulación global del aire anteriormente descrita, se producen alteraciones debido a la distribución de las áreas de mar y tierra y a los cambios de presión superficial que tienen lugar en las distintas estaciones del año. Todo el sistema de presiones experimenta un desplazamiento estacional. En el hemisferio norte, por ejemplo, el frente polar, los anticiclones tropicales y la ZCIT se desplazan hacia el norte en verano y hacia el sur en invierno.

Tiempo y clima En numerosas ocasiones, los conceptos de tiempo y clima se utilizan indistintamente de manera equivocada. Ambos guardan relación entre sí, pero son objeto de estudio de distintas ramas de la ciencia: la Meteorología se ocupa de estudiar el tiempo, mientras que la Climatología analiza los climas, sus factores, distribución y efectos. El aspecto diario que presenta la atmósfera, y que el 36

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hombre percibe, es el tiempo, que se puede definir como el estado atmosférico, caracterizado por una combinación de elementos con valores específicos de temperatura, humedad, presión, precipitaciones, viento, nubosidad, etc. La observación del tiempo se hace a través de imágenes de satélites y de las mediciones realizadas en las estaciones meteorológicas. El clima es la sucesión de estados atmosféricos o tipos de tiempo, y se puede precisar en un lugar concreto o en un área geográfica. La Organización Mundial define el clima como el conjunto fluctuante de condiciones atmosféricas caracterizado por los estados y evolución del tiempo en el transcurso de un período la suficientemente larga y en un dominio determinado. Normalmente se toma como referencia un período de 30 años. El tiempo atmosférico a una hora determinada, por ejemplo a las doce del mediodía, viene determinado por la temperatura, presión atmosférica, dirección y fuerza del viento, cantidad de nubes, humedad, etc., registrados en el instante que se considera. Se comprende que el tiempo atmosférico cambia rápidamente por variar la temperatura, la presión atmosférica, etc. No hace la misma temperatura a las 12 del mediodía que a las 6 de la mañana. Así pues, el tiempo traduce algo que es instantáneo, cambiante y en cierto modo irrepetible; el clima, en cambio, aunque se refiere a los mismos fenómenos, los traduce a una dimensión más permanente duradera y estable. De esta manera podemos definir el tiempo como "el estado de la atmósfera en un lugar y un momento determinados"; y el clima, "como la sucesión periódica de tipos de tiempo".

Esquema 10: Elementos del clima español El clima de cualquier espacio terrestre está modificado por los factores geográficos, que intervienen combinándose para dar como resultado los distintos tipos de climas. En el caso de España esa combinación de factores está condicionada por su ubicación en la zona templada del planeta. Está inmersa en la gran variabilidad de tiempos atmosféricos, así como en una conformación climática que es consecuencia de la posición que ocupa –casi como una isla– entre el norte de África y Europa, y el aspecto macizo y continental que aportan la Meseta y las montañas que la rodean. El relieve tiene una gran importancia en la diversidad climática de España, sin contar con las particularidades que introducen las islas, especialmente las Canarias. El flujo de la circulación general de la atmósfera en estas latitudes será responsable, con el dominio de las situaciones del oeste, de la sucesión de los tipos de tiempo atmosférico, aunque el matiz más claramente definidor de los climas españoles viene determinado por la presencia del mar Mediterráneo y el clima del mismo nombre. Por eso simplificando y generalizando diremos que los principales factores que inciden en el clima español son: A. La latitud España se extiende en latitud Norte, dentro de la mitad meridional de la zona templada. Esto supone que se halla más cerca de la zona tropical que del casquete polar ártico. Esta circunstancia tiene una importancia considerable porque de ella dependen, no sólo la duración de los días y las noches, sino también los distintos niveles de insolación y el diferente ángulo de incidencia de los rayos solares sobre la superficie, ya que, cuanto mayor es la inclinación de los rayos solares, la cantidad de calor recibida por unidad de superficie disminuye, lo que influye directamente sobre las temperaturas. A medida que se asciende en latitud, los valores térmicos van disminuyendo y la amplitud térmica va en aumento, aunque este aspecto se vea modificado por la acción termorreguladora del mar. Geografía física de España

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B. La circulación general atmosférica Este factor es mucho más decisivo para los climas españoles que la latitud. En España intervienen de manera independiente las masas de aire, el Frente Polar y la Corriente en Chorro o Jet Stream. Las masas de aire pueden formar anticiclones y ciclones. Los anticiclones son centros de altas presiones atmosféricas, superiores a 1.013 mb, responsables del tiempo seco y despejado, y son emisores de vientos. Los ciclones, también conocidos como borrascas, son bajas presiones, inferiores a 1.013 mb, causantes de inestabilidad atmosférica y de precipitaciones, y en ellos convergen los vientos procedentes de las altas presiones. Ambos tipos de masas de aire se pueden dividir en estables o permanentes, e inestables o estacionales en función de su origen y de su período de actividad. En España no se dan las condiciones necesarias para la formación de masas de aire, a causa de sus dimensiones y de la diversidad de los sustratos que se encuentran sobre la Península, por lo que los climas españoles presentan una dependencia respecto de los caracteres que aportan las masas de aire de otras regiones. Los anticiclones que afectan a la península Ibérica proceden de las zonas fría y tropical, y son: - Anticiclón de las Azores. Forma parte del cinturón subtropical de altas presiones. España queda dentro del radio de acción de esta masa de aire tropical marítimo, estable y permanente, que es la causante de lo que se conoce como buen tiempo, seco y soleado. Todas las masas de aire, el Jet Stream y el Frente Polar se desplazan unos grados hacia el S o hacia el N según se trate del invierno o del verano, siguiendo el movimiento aparente del sol en los trópicos. Por esta razón, durante el verano el anticiclón de las Azores se sitúa sobre la Península, pero un calentamiento muy intenso de la superficie puede provocar una baja presión de origen térmico, muy localizada. Debido a que el aire caliente asciende rápidamente, por un fenómeno de convección, se generan nubes de desarrollo vertical y tienen lugar fuertes tormentas con gran aparato eléctrico. Durante el invierno, el anticiclón de las Azores se desplaza hacia el Sur, permitiendo la irrupción sobre el territorio peninsular de las borrascas atlánticas y de otras masas de aire. - Anticiclón Sahariano. Masa de aire tropical continental que emite vientos en todas direcciones. En determinados momentos, los vientos de esta masa de aire anticiclónica llegan a la Península y dan lugar a nubes de polvo que generan "lluvias rojas o de sangre" (polvo de arcilla roja disuelto en el vapor de agua) visibles en la mitad sur peninsular. - Anticiclón Escandinavo. Masa de aire de origen polar, que en determinados momentos del año puede alcanzar la Península. Produce temperaturas muy bajas y sus efectos se dejan sentir durante poco tiempo, aunque suele provocar graves daños en la agricultura. - Anticiclón de Europa Central. Masa de aire estacional de origen térmico. Sólo se presenta en invierno. Si se prolonga hacia el Sureste europeo puede afectar al sector nordoriental de la Península, provocando un descenso de las temperaturas, fuertes heladas y olas de frío. - Anticiclón meseteño. Masa de aire estacional que sólo se forma en invierno, y es de carácter autóctono, ya que se produce sobre la Meseta, debido al carácter continental de ésta. Es el responsable de días secos, soleados y despejados, pero fríos. Las masas de aire ciclonales que actúan sobre la Península son: - Depresión de Islandia. Emplazada en el Atlántico norte, se trata de una baja presión permanente, que se desplaza en invierno hacia el Sur y se suaviza por la corriente marina cálida del golfo de México. Canaliza hacia la Península las masas de aire frío marítimo, polar o ártico y provoca numerosas precipitaciones, sobre todo en la Cornisa Cantábrica. - Depresión del golfo de Rosas, Lyon o Génova. Masa de aire estacional. Sólo aparece en primavera e invierno, pero es especialmente activa en otoño, debido a la elevada temperatura que tiene en esta época el agua superficial del mar (en esta estación el calor 38

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específico del mar y de la tierra son distintos y el mar tarda cinco veces más en enfriarse o en calentarse que la tierra). También se debe a la evaporación que sobre él se origina todavía. Puede coincidir en altura con una gota fría, provocando en este caso intensas precipitaciones. Depresión del golfo de Cádiz. Baja presión estacional que se forma en invierno sobre esa región al alejarse la influencia del anticiclón de las Azores y quedar áreas deficitarias o vacíos de presión denominados pantanos barométricos. Es el causante de las lluvias que tienen lugar en diciembre, enero y febrero en las provincias costeras andaluzas del SO.

El Frente Polar es la zona de contacto entre la masa de aire tropical y la masa de aire polar. Aunque la Península no se halla en un área afectada directamente por el Frente Polar, sí queda bajo la influencia de las borrascas o perturbaciones que lleva asociadas. Durante el verano, al igual que ocurre con otras masas de aire, sigue el desplazamiento aparente del sol, por ello se sitúa al norte de la Península. En otoño se puede localizar entre 40o y 55o de latitud N, de ahí que numerosas perturbaciones del Frente Polar afecten al territorio peninsular, provocando precipitaciones. En invierno, se traslada hacia el Sur, y en aquellas zonas donde no se forma una célula anticiclónica estacional, las borrascas siguen su trayectoria hacia el golfo de Cádiz, Gibraltar y el Sudeste peninsular. Por último, en primavera, el Frente Polar se desplaza hacia el Norte, provocando de nuevo precipitaciones en el centro y norte de la Península. El Jet Stream o Corriente en Chorro es un flujo de vientos del Oeste que circula a una altitud superior a 8.000 m y a una velocidad que oscila entre 150 y 600 km/h y determina la circulación atmosférica de la zona templada. En su avance provoca la formación de células anticiclónicas a su derecha y células ciclónicas a su izquierda. El Frente Polar no es sino el reflejo del Jet correspondiente en altura. La península Ibérica, situada en la parte meridional de este dominio, sólo es afectada directamente en algunas ocasiones. El Jet Stream también sigue el desplazamiento del resto de las masas de aire, de Norte a Sur. En invierno está localizado entre 30o y 45o de latitud N y puede seguir la vía del golfo de Cádiz, en cuyo caso toda la Península puede ser barrida por una borrasca. En primavera se desplaza hacia el N y se puede ondular, llegando a producir una situación de gota fría, también llamada depresión fría en altura. C. La influencia marina . Aunque el carácter macizo de la Península es un obstáculo, la influencia marítima llega a la mayor parte del territorio, pero con distinta intensidad, ya que España se halla bajo la influencia del Atlántico y del Mediterráneo, mares con temperaturas y ritmos anuales diferenciados En general, el mar actúa como regulador de la temperatura por su capacidad de generar vapor de agua, lo que incide en las precipitaciones. Por esta razón, en la costa, sobre todo si es montañosa, suele llover más que en el interior, y en el litoral las máximas y mínimas térmicas son más suaves. En el Atlántico la temperatura superficial del agua se ve modificada por la deriva Noratlántica, ramal europeo de la corriente cálida del golfo de México, que va perdiendo velocidad y temperatura en su recorrido a través del Atlántico. La deriva provoca que las costas del norte de España estén libres de hielos y sean navegables durante todo el invierno. D. La altitud España tiene bastante territorio por encima de 1.000 m, lo que supone que se registran temperaturas de hasta 6oC, inferiores a las que se tendrían si estuviese a nivel del mar (la temperatura desciende 0,65oC de media cada 100 m que ascendemos). En algunas de estas altas regiones, como Soria, Cuenca, Guadalajara, Teruel, Burgos y Albacete, donde no llegan vientos húmedos y templados, se han llegado a alcanzar en algunas fechas del año temperaturas absolutas de hasta –30oC, pero son casos extremos. Geografía física de España

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E. La disposición del relieve La topografía determina cambios considerables sobre el clima. La disposición de la Cordillera Cantábrica, Pirineos, Montes de Toledo, Sierra Morena y Sistemas Béticos, así como el hecho de que la Meseta no esté también cerrada por el Oeste, permite la entrada de los vientos húmedos procedentes del Atlántico, evitando que la zona central sea un desierto. Sin embargo, esto sí ocurre en el valle del Ebro, cerrado a cualquier influencia marina por la orientación de las montañas, lo que le convierte en una región con escaso índice pluviométrico a pesar de su cercanía al mar y escasa altitud; además, registra bajas temperaturas. Las barreras montañosas provocan el ascenso y descenso de los flujos de viento. Si la masa de aire, cargada de humedad, choca contra una cordillera, se ve obligada a ascender por la ladera de barlovento, el aire, al elevarse, se enfría, aumentando la humedad relativa y provocando la saturación y condensación, lo que da lugar a lluvias orográficas o de relieve. Este es un fenómeno habitual en la Cornisa Cantábrica, y produce una lluvia fina conocida localmente como "sirimiri" o "chirimiri". Cuando el viento desciende por la ladera de sotavento, se produce un aumento de la temperatura, disminuyendo la humedad relativa y provocando la disipación y ausencia de nubes. A este fenómeno se le denomina efecto Foehn.

Elementos del clima de la España Peninsular Para determinar exactamente cuál es el clima de un lugar, deben realizarse observaciones periódicas del estado de la atmósfera. Estos aspectos observables y cuantificables de la atmósfera constituyen los elementos del clima. Éstos son la insolación, la nubosidad, la temperatura, la humedad, la presión, el viento, las precipitaciones, la evaporación, la evapotranspiración y la aridez. A) La Temperatura El estudio de las temperaturas permite caracterizar los climas desde el punto de vista térmico. En este sentido podemos diferenciar entre temperaturas medias anuales, amplitudes térmicas anuales y temperaturas extremas. Temperaturas medias anuales: Un análisis de N a S, nos permite establecer las isotermas (líneas que unen puntos de igual temperatura de 12oC en las costas gallegas, 13oC en la costa cantábrica y la de 18oC en la costa atlántico-andaluza y en el Sudeste, pasando por los 10,512,5oC de la Submeseta Norte y los 16 - 17oC de Extremadura. La isoterma más elevada de Europa (18,5oC) se registra en torno a Córdoba y Sevilla. Amplitudes térmicas anuales El estudio de las temperaturas medias mensuales, máximas y mínimas, a lo largo del año permite establecer la existencia de fuertes contrastes entre el interior y la periferia, debido a la influencia de la continentalidad. En general, los inviernos son fríos y largos en el interior y suaves y cortos en la periferia, sin tener en cuenta las montañas. El 40

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máximo veraniego suele darse en el mes de julio, aunque en algunos casos se aplaza a agosto por la menor nubosidad registrada en este mes. En términos generales, las temperaturas medias del verano son elevadas, sólo en las regiones montañosas en el Norte y Noroeste se alcanzan valores más bajos. Por ello, se dice que en estas zonas los veranos son suaves y frescos ya que las temperaturas medias oscilan entre 18 y 20 oC. B) Las Precipitaciones Es otro de los elementos fundamentales del clima, ya que de las cantidades de precipitación recogidas, sólidas o líquidas, dependen la economía y el paisaje vegetal, sobre todo en nuestro país, donde la escasez de recursos hídricos es un problema con grandes desequilibrios regionales. Se establecen mediante los totales recogidos en los pluviómetros, las cantidades se suman y determinan el régimen pluviométrico del lugar o zona, estimándose como lugar seco o húmedo o estación húmeda o de humedad constante. La cantidad de agua recogida por los pluviómetros se mide en litros caídos por m2 y se expresan en mm. Los contrastes entre precipitaciones a lo largo y ancho del territorio español responden a la posición respecto a la circulación general atmosférica, a la altitud, a la topografía y a los vientos húmedos. Por ello hay que distinguir una España lluviosa, una de transición y otra seca, con algunas zonas muy secas: a) La Iberia húmeda con lluvias por encima de los 800 mm anuales. Se prolonga desde el Pirineo a la costa gallega límite con Portugal e incluye también los sistemas montañosos. Las precipitaciones son suaves y constantes a lo largo de todo el año. b) La Iberia seca con lluvias entre 300 y 800 mm; ocupa casi el 70% del territorio. Los veranos son secos y los inviernos secos y fríos, por lo que la época de lluvias coincide con los equinoccios. c) La Iberia semiárida con precipitaciones inferiores a los 300 mm, llegando a extremos de aridez. En algunas zonas del sureste peninsular y en puntos aislados del valle del Duero y del Ebro se han contabilizado hasta cinco meses de sequía. C) La Humedad Es la cantidad variable de agua que existe en la atmósfera en sus tres estados, y que procede de la evaporación producida en la superficie de mares, ríos, lagos, suelo, y de la transpiración realizada por la vegetación. Hay que distinguir entre los niveles de humedad de invierno y de verano. En invierno los valores son más bajos en las costas, en los archipiélagos y en los Pirineos, mientras que registran porcentajes superiores en el interior, debido a la existencia de temperaturas muy bajas y nieblas. En verano es al contrario, los niveles más altos de humedad se detectan en la fachada cantábrica, descendiendo progresivamente hacia el interior y hacia la costa mediterránea. La humedad relativa experimenta oscilaciones diarias, siguiendo un ritmo diurno inverso al de la temperatura. Hay más humedad por la mañana y menos por la tarde. Estos valores también se ven condicionados por la orientación de la vertiente, barlovento o sotavento, y solana o umbría. Dentro de este elemento haremos mención a dos situaciones particulares producidas por la humedad del aire; entre otras características, la niebla y la calima. - La niebla es la suspensión de diminutas gotas de agua en la capa inferior de la atmósfera, que limitan la visibilidad a menos de un kilómetro. Se produce cuando la humedad del aire se condensa en la parte inferior de la atmósfera. Existen dos tipos de niebla: de irradiación, propia del invierno y ocasionada por la pérdida de calor del suelo, y de advección, producida, bien por el contacto de una masa de aire cálida y húmeda con un suelo frío, bien por la advección de aire frío sobre un suelo más cálido y con elevado índice de humedad (embalse, río). Geografía física de España

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La calima es una bruma seca que se produce en las capas bajas de la atmósfera por la presencia de polvo. Se forma en la España seca en verano, en situación anticiclónica, cuando los suelos están resecos y las partículas pueden ser elevadas y mantenidas en suspensión por movimientos ascendentes ocasionados por el elevado calentamiento del suelo.

D) Los Vientos Los vientos del Oeste son los que predominan durante gran parte del año sobre la Península, debido a su situación en el límite meridional de la zona de circulación general, pero en verano predominan las altas presiones subtropicales, lo que origina un período de calmas, aunque ambas situaciones se ven condicionadas por la acción del relieve. Aparte de Canarias, bajo el dominio de los alisios, se pueden distinguir diferentes tipos de vientos en la geografía peninsular. Los vientos de componente Este y Sureste suelen ser templados en primavera y otoño, provocando lluvias que localmente pueden ser muy intensas, en verano son cálidos y a veces secos. Son los levantes del Mediterráneo, que en el estrecho de Gibraltar alcanzan velocidades superiores a 50 km/h por el efecto del relieve. Los vientos del SE reciben varios nombres: bochorno, en Andalucía, La Mancha y el valle del Ebro; solano en el Sureste de la Península; y xaloc en Cataluña y Baleares. Éstos son vientos cálidos y húmedos, aunque en el Sur, durante el verano, pueden provocar una gran desecación en el ambiente. Los de componente sur tienen una frecuencia mayor en el litoral mediterráneo, los del Suroeste son cálidos y húmedos, produciendo lluvias generalizadas en la mitad occidental de la Península. Los vientos del Oeste, ponientes, pueden ser templados y húmedos y originan lluvias en la zona occidental y sufren procesos de desecación, llegando al Mediterráneo cálidos y secos. Los vientos del Norte y Noroeste son fríos, secos y racheados, y adquieren velocidades muy elevadas allí donde circulan encajados por el relieve, son el cierzo de Aragón, el mistral en la costa catalana, el gallego en la Meseta, la tramontana de Cataluña y Baleares, etc. Además, se producen vientos locales como consecuencia de contrastes térmicos. Entre ellos están las brisas. E) La Presión Atmosférica Los mapas de isobaras, reducidas al nivel del mar, muestran en enero altas presiones en el interior de la Península, a causa del régimen anticiclónico predominante, y el efecto del territorio continental más frío que el mar. La presión disminuye en el litoral, sobre todo en el N y NE, por donde pasan muchas células ciclónicas. En agosto la influencia del anticiclón de las Azores se extiende por toda la mitad Noroccidental y también hay alta presión en las Baleares, pero en el interior se producen bajas presiones de origen térmico. En primavera y otoño, en general, se registran depresiones como consecuencia del paso de borrascas sobre la Península. F) Evaporación y aridez La evaporación (transformación de agua líquida en vapor de agua atmosférico) depende de la insolación, de la temperatura, del viento y de la humedad. Su régimen anual está marcado por mínimos en enero y máximos en julio. Durante el verano, en la mayor parte de España, la cantidad de agua evaporada es superior a la que proporciona la precipitación. G) Insolación y Nubosidad Es el número de horas de sol en el horizonte en cada época del año, está determinado por la latitud, aunque la nubosidad es un factor decisivo en la insolación. De la combinación de insolación y nubosidad resulta la insolación real u horas de sol despejado. Toda la región cantábrica y la mayor parte de Galicia tienen menos de 2.000 h anuales, hacia el Sur el índice aumenta progresivamente y alcanza 2.800 h, la mayor de España, con máximos que rebasan las 3.300 h en el golfo de Cádiz y las cumbres de Canarias. 42

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El tiempo atmosférico en España Los cambios bruscos del tiempo se deben a desplazamientos de masas de aire, que tienen características muy diferentes en cuanto a temperaturas, humedad o presión se refiere, sobre la superficie de la Tierra; estas masas de aire cubren extensas zonas del planeta. Según estos criterios podríamos diferenciar: a) Masas de aire polares: - La ártica marítima (A.m) de circulación meridiana N-S. Transporta desde las latitudes árticas aire fresco-frío e inestable. Sus efectos: bajas temperaturas y algunas lluvias en el norte peninsular y frío seco en el resto - La polar marítima (P.m) de circulación zonal del Oeste. Por su origen es fría y poco húmeda pero, tras largo recorrido sobre el océano se templa y humedece. Así, al llegar a la Península el aire es fresco y húmedo. En situaciones de bajas presiones da lugar a tiempo lluvioso y suave; en situación anticiclónica el tiempo es fresco y despejado. - La polar continental (P.c) de circulación noreste, en sentido inverso respecto al normal. Es poco frecuente y actúa en invierno dando lugar a tiempo muy frío, seco y estable. b) Masas de aire cálidas: - La tropical marítima (T.m), su origen se localiza en la zona del anticiclón de las Azores. Es una masa cálida, húmeda y estable que habitualmente se convierte en la dominante del clima peninsular en verano, aunque puede actuar en cualquier época del año. - La tropical continental (T.c) de circulación S-N. Transporta aire cálido tropical de África. Su mayor incidencia tiene lugar en la estación estival con altas temperaturas y, a veces, olas de calor acompañadas de polvo en suspensión del desierto del Sahara: la calima. Los contactos entre las diferentes masas de aire de desigual temperatura y grado de humedad son bruscos, originando tormentas y precipitaciones de diversa consideración; a este fenómeno meteorológico se le denomina frentes. Los que afectan a España son: - El frente polar se genera al "chocar" en el océano Atlántico la masa tropical marítima del anticiclón de las Azores y el aire polar marítimo de los anticiclones noratlánticos. Al elevarse el airee tropical se condensa y se producen las precipitaciones. En los equinoccios afecta a toda la Península; en verano sólo al norte ya que el resto está bajo el dominio del anticiclón de las Azores, y en el invierno al sur (el resto está sometido al anticiclón centroeuropeo). - El frente de los alisios se forma entre la masa tropical marítima y la tropical continental. Influye esporádicamente en Andalucía oriental y en el archipiélago canario. - El frente ártico se forma por enfriamiento entre la masa ártica marítima y la polar marítima, afecta a la Península en contadas ocasiones con temperaturas muy bajas.

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b) Centros de acción que influyen en la península Aunque tienen que ver mucho con las masas de aire, conviene no confundirlos. Los centros de acción son principalmente los anticiclones y las borrascas, a través de los cuales se organiza la influencia de las distintas masas de aire. Los más importantes de los que nos afectan son: - El anticiclón de las Azores de aire tropical marítimo, por lo tanto cálido y húmedo. Su centro se localiza en el archipiélago de las Azores (25o - 30o longitud oeste). - Los anticiclones del Atlántico Norte, de aire frío y marítimo. - El anticiclón de Centroeuropa, frío y seco, responsable de las olas de frío invernales. - La baja presión sahariana, de aire cálido y seco, típico del verano. - La baja presión de Islandia, que alcanza su mayor presencia y dinamismo en invierno y canaliza hacia la Península las masas de aire frío y marítimo del norte. - La baja presión continental, de aire frío y con escaso contenido de vapor de agua, genera un tiempo gris.

TIPOS DE TIEMPO La combinación de las masas (anticiclones y borrascas) de aire organizadas en los distintos centros de acción producen una gran variedad de situaciones de tiempo atmosférico que se clasifican de la siguiente forma: 44

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Tipos ciclónicos: Situaciones de tiempo inestable (mal tiempo). Presencia sobre la Península de bajas presiones. Estas situaciones se traducen en abundante nubosidad con vientos y precipitaciones muy dispares según las regiones, la profundidad de la perturbación, la humedad de las masas de aire que entran en juego, la posición del centro depresionario, así como su fase de intensidad y, sobre todo, la situación en las capas altas de la atmósfera. Nos podemos encontrar tres clases de ciclones: a) Depresiones cálidas. Borrascas nacidas en latitudes subtropicales que entran en la Península por el sur o sudoeste. Pueden afectar a las Canarias. b) Borrascas frías, de origen polar. Siguen trayectorias oeste o norte y cualquiera de sus intermedias. c) Depresiones en altura o "gotas frías". Situación atmosférica caracterizada por un embolsamiento de aire frío que se separa de su fuente de origen (la corriente en chorro o jet stream) y penetra desde el Norte hacia latitudes más bajas, quedando rodeado por aire más cálido. Con frecuencia, esta situación se produce a mediados del otoño, cuando la temperatura del mar es elevada y el vapor de agua que éste libera asciende y se condensa con gran facilidad al encontrarse con la "bolsa" de aire frío. -

Ejemplo de “gota fría”

Tipos anticiclónicos: Los anticiclones son los responsables del "buen tiempo", o lo que es lo mismo: ausencia de nubosidad y casi de vientos, ambiente seco y soleado. No debemos confundir una situación anticiclónica con tiempo caluroso, ya que en invierno los anticiclones son los responsables de fuertes heladas nocturnas y, con frecuencia, de nieblas persistentes. A continuación vamos a distinguir dos variantes: - Situaciones anticiclónicas cálidas, derivadas de la presencia del anticiclón de las Azores en las proximidades de la Península, propiciando una fuerte insolación que incrementa las temperaturas del aire cálido y húmedo (tropical marítimo) que lo constituye. - Anticiclones templados y fríos, frecuentes en invierno, que si proceden del Atlántico son causantes de tiempos estables pero fríos, con heladas poco intensas que se convierten en situaciones muy frías cuando la procedencia de los anticiclones es centroeuropea o escandinava.

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Esquema 11: Los climas en España Los climas españoles La extensión de España, su situación entre dos mares de características térmicas diferentes y el relieve, originan una gran variedad climática. El océano Atlántico, de aguas más frías, es el espacio de donde proceden los vientos del oeste. Estos vientos aportan humedad y precipitaciones con temperaturas suaves, y generan el tipo de clima oceánico o atlántico. El mar Mediterráneo es un mar cerrado entre masas continentales, como un gran lago de aguas cálidas. Su incidencia sobre las temperaturas será menos moderadora (las temperaturas serán más cálidas) y la aportación de humedad es sensiblemente inferior a la del Atlántico. Así, a lo largo del litoral nos encontramos con el clima mediterráneo. Entre ambas masas de agua se encuentra la Meseta alejada de la influencia marina hace prevalecer el carácter sólido y masivo de las tierras del interior, con sus enfriamientos y calentamientos, que dan lugar a una gran oscilación térmica, hablamos del dominio continental. Clima Oceánico Se extiende por la fachada costera septentrional, desde el golfo de Vizcaya hasta las Rías Bajas, a lo largo de una franja que puede oscilar entre 75 km y 150 km de anchura. Este clima se encuentra afectado en cualquier estación por las perturbaciones del frente polar, en el flujo de vientos del oeste. En el clima oceánico, la oscilación térmica entre un invierno suave y un verano fresco es pequeña (8 – 12oC). Las lluvias se reparten a lo largo de todo el año, con un ligero predominio en la estación fría, cuando las depresiones o borrascas del Oeste son más frecuentes, superan generalmente los 1.000 ó 1.200 mm anuales. Régimen térmico La temperatura media anual mínima y máxima oscila entre los 12oC y 15oC. Las temperaturas medias mensuales oscilan entre la mínima de 7oC y la máxima de 20-21oC, por tanto, los inviernos son suaves y los veranos frescos. Las temperaturas extremas no suelen bajar de 0oC, siendo raras las heladas y las nieves, y tampoco se suelen rebasar los 35 oC. La amplitud térmica, condicionada por el mar, oscila entre los 10oC y los 15oC. En general, la oscilación térmica diaria también es escasa, aumentando según nos alejamos de la costa. La insolación es reducida, y oscila entre 1.700 y 2.200 horas de sol al año. Estos rasgos térmicos se deben a la procedencia N-NO de las masas de aire y a la influencia marina, así como a los caracteres de la circulación general atmosférica, lo que provoca unas temperaturas poco contrastadas a lo largo del año. Únicamente cuando dominan los vientos del Sur se registran temperaturas elevadas, más frecuentes en el sector cantábrico que en Galicia. En zonas alejadas del mar, donde predominan los rasgos de transición, las temperaturas experimentan un descenso en sus valores medios respecto de las que se dan en la costa, al mismo tiempo que se incrementa la amplitud térmica anual. Régimen pluviométrico La precipitación anual es abundante y distribuida uniformemente a lo largo de todo el año y, por lo general, superior a 1.000 mm, lo que hace que esta región sea la más lluviosa de España. El máximo de precipitaciones tiene lugar en invierno (358,8 mm en diciembre) y el mínimo en verano (13,9 mm en julio). En el clima oceánico puro no hay meses secos, pero sí se da alguno de sequía relativa en lugares del interior, donde el dominio climático es de transición. En general, el número de días de lluvia al año es superior a 150. 46

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Las lluvias son abundantes y regulares debido a la acción de la circulación general atmosférica y a las borrascas atlánticas asociadas al Frente Polar, todo ello unido al predominio de los vientos húmedos del Oeste, que al llegar a la costa y ascender provocan nieblas y nubes que dan lugar a lluvias orográficas o de relieve en toda la zona litoral. Esta situación se va debilitando según avanza hacia el interior, lo que anuncia su carácter continentalizado, con precipitaciones en torno a 800 mm anuales.

Clima Mediterráneo Dominan toda la franja litoral del este peninsular. Las lluvias son escasas y decrecen de norte a sur, teniendo un componente de irregularidad y torrencialidad muy importante. En otoño se suelen producir lluvias que provocan inundaciones. Se producen sequías en verano y las temperaturas son más altas, aumentando conforme nos dirigimos hacia el sur. La influencia de la circulación zonal del oeste es mucho menor, ya que muchas de las perturbaciones llegan al Mediterráneo muy debilitadas al haber tenido que atravesar la Península, perdiendo su humedad y modificando sus caracteres térmicos. El descenso de los vientos desde la Meseta o desde algunos de los relieves costeros acaba por originar una especie de efecto Foehn, es decir el recalentamiento del aire al descender por la vertiente sur de un relieve montañoso. Las precipitaciones son, en general, inferiores a los 600 mm, superadas en la parte septentrional y con un mínimo en torno a los 200 mm en Almería. El invierno es muy suave, superando generalmente los 6o; el verano es cálido, superior Se extiende a lo largo de la faja litoral mediterránea, manifestándose la proximidad de este mar en la suavidad de las temperaturas. Se puede establecer subtipos: - Mediterráneo costero húmedo: Se extiende desde el Cabo de Creus hasta el valle del Llobregat, ocupa la zona nororiental de la Península. Es una zona más lluviosa y fresca. Las temperaturas son inferiores al resto del dominio. Enero ofrece medias superiores a 6oC y 8oC, llegando en la costa hasta 10oC y 12oC. En agosto, más de 24-25oC. Las lluvias, de 300 a 600 mm, presentan máximas equinocciales y acusada sequía estival. - Mediterráneo costero seco. Se extiende por la Costa Sur peninsular desde el valle del Llobregat hasta el Cabo de Nao. Es más cálido y más seco, con precipitaciones que apenas superan los 500 litros/m2. Los veranos son cálidos y se pueden alcanzar temperaturas superiores a 40oC. Las mayores aportaciones de humedad se producen desde el propio Mediterráneo, con situaciones de tiempo de levante y acusada torrencialidad. - Mediterráneo semiárido o subdesértico. Comprende todo el sudeste peninsular, desde el cabo de la Nao hasta el oeste del golfo de Almería. Se caracteriza por largas sequías, y con precipitaciones que apenas superan los 250 litros/m2, que se reparten en muy pocos días Geografía física de España

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y en series sumamente irregulares. Las temperaturas son elevadas, y es prácticamente imposible que se den temperaturas bajo cero en invierno. La escasez e irregularidad de las precipitaciones y las temperaturas altas tienen como consecuencia una elevada aridez. Mediterráneo del Suroeste: Este también es un clima mediterráneo, pero está abierto a las masas de aire húmedo del Atlántico, lo que constituye una diferencia. Es el clima de Andalucía occidental, que está abierta al Atlántico y sin ningún impedimento orográfico. Este clima es más lluvioso, casi 800 mm, y tiene temperaturas más suaves, sobre todo en invierno, aunque en verano puede llegar a ser caluroso, por acción del anticiclón de las Azores. La irregularidad pluviométrica es notable. El verano es muy seco. Los meses más lluviosos son los de las estaciones medias. Las masas de airee que llegan a la región son más húmedas, y por lo tanto las precipitaciones son más abundantes. No son raras las inundaciones en otoño, aunque no son tan violentas como en Levante.

Clima continental, interior o Mediterráneo continentalizado. El clima interior de España es un clima mediterráneo afectado por la continentalidad, es decir, por la carencia de la influencia marina, lo que provoca temperaturas de tipo continental, con inviernos fríos y veranos muy calurosos. Se localiza por todo el interior de la península Ibérica: las dos Submesetas y valles del Ebro y del Guadalquivir, excepto la costa atlántica de Andalucía, y las zonas montañosas. Se mantiene el rasgo básico mediterráneo del verano seco, pero se acusa la continentalidad en el invierno frío: media de Enero menor de 6oC y de cinco a seis meses inferior a 10o. Estas áreas presentan grandes amplitudes térmicas entre los 18oC y los 20oC; en general, los inviernos son extremadamente fríos y los veranos muy calurosos. Las temperaturas medias se mantienen alrededor de los 14oC y 15o. En cuanto a las precipitaciones, éstas son bastante escasas y oscilan de unos 300 a 600 mm; se reparten en primavera y otoño, pero los máximos son en el equinoccio de primavera. 48

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Vamos a distinguir dos tipos de climas interiores. - Clima de matiz continental suavizado: tierras interiores próximas a la influencia atlántica, comprende las zonas elevadas de las cuencas del Miño y del Duero, así como puntos meridionales de las cordilleras y cuenca media del Guadalquivir. Durante el invierno se producen situaciones del oeste, que ocasionan un máximo invernal de precipitación, alternándose con presencias anticiclónicas que originan un tiempo frío y seco. - Clima de matiz continental acusado: regiones interiores de los dos altiplanos de la Meseta y del valle del Ebro. Los inviernos son extremadamente fríos y los veranos muy calurosos. El aislamiento del mar se aprecia en un acusado contraste térmico, que llega a superar los 20oC de amplitud. Los días de lluvia son inferiores a 100 y las precipitaciones oscilan en torno a los 350 litros/m2.

Clima de Montaña Los altos relieves van a motivar la aparición de unos rasgos climáticos excepcionales y diferentes al clima de base. Es lo que podemos llamar un clima de montaña, con tendencia temperaturas más bajas y a una mayor pluviosidad. Los rasgos climáticos de montaña se reflejan en la existencia de un verdadero invierno –de una duración, por lo menos, de cuatro meses – y de una pluviosidad mayor. Es considerado clima de montaña aquel localizado a partir de 1.000 m, pero este dato varía en función de la latitud y de la influencia marina; En general, del clima de montaña se puede decir que es frío, con algún mes con temperatura media por debajo de 0oC (Navacerrada, en el Sistema Central, registra cuatro meses por debajo de 0oC) y la temperatura media más cálida no suele superar 17oC, alcanzándose únicamente en la montaña del Teide por su influencia tropical. Otro rasgo fundamental del clima de montaña son las elevadas precipitaciones, cuyos valores suelen ser superiores a 1.000 mm (en algunos puntos del Pirineo central, llegan a 2.500 mm anuales), producidas, sobre todo, en forma de nieve, que en algunos lugares no desaparece en todo el año, acompañadas de temperaturas negativas en invierno y muy frescas en verano.

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Esquema 12: El clima en Canarias En las Islas existe una extraordinaria y rica variedad climática consecuencia, fundamentalmente, de los contrastes orográficos. Por ello es imposible incluir en un solo clima a todo su territorio. Mientras que las cumbres de algunas de sus islas poseen un clima de montaña templado con veranos cortos y fríos e inviernos crudos, las costas meridionales se incluyen en los climas desérticos secos. Frente a la pluviosidad y humedad de las Medianías encontramos islas, Lanzarote y Fuerteventura, con gran aridez donde la lluvia caída es inferior a los 200 mm anuales. Los factores dinámicos La singularidad del clima del Archipiélago se explica por la combinación de factores. Desde el punto de vista de la dinámica general de la atmósfera, las Islas Canarias se hallan en la transición de dos dominios: el templado, con una circulación del Oeste en las capas atmosféricas medias y, por otro, el dominio de las altas presiones subtropicales, con una circulación del Noreste en los niveles de aire más próximos a la superficie. En el transcurso del año la frecuencia y velocidad de estos vientos cambia, no así su dirección que se mantiene constante a lo largo de los doce meses. La alteración se traduce, durante el invierno, en un descenso de la circulación atmosférica hacia latitudes más bajas a la vez que hay una cierta intensificación del sentido meridiano. Ambos hechos favorecen el camino, en las capas más bajas, a las perturbaciones del Frente Polar que pueden llegar hasta las Islas Canarias. La simultaneidad de vaguada y borrasca en un corte de arriba-abajo de la troposfera es la causa de la ruptura de la estabilidad en la región y de la aparición de precipitaciones más o menos intensas según sea la inestabilidad vertical del aire (gota fría). En el verano, la situación es totalmente inversa porque la circulación atmosférica general asciende en latitud. Este alejamiento hacia latitudes más templadas y una disposición más zonal de la circulación de los vientos permiten que la alta presión atlántica se refuerce y se centre al Norte de las Azores, afectando, en esta ocasión, de una forma muy nítida y en todos los niveles atmosféricos, sobre todo en el superficial, a las Islas Canarias. Los centros de presión. Hay que diferenciar entre los centros de presión permanentes o habituales en la región de Canarias de los secundarios o esporádicos. Los primeros dirigen la circulación en los niveles alto y bajo de la troposfera. Nos referimos a los anticiclones dinámicos atlántico y africano, que forman parte del cinturón de altas presiones subtropicales. En el caso de la célula africana se forma en superficie, sobre todo en verano, una serie de bajas presiones térmicas como consecuencia de las elevadas temperaturas en el desierto del Sáhara; en cambio, bajo la célula oceánica las temperaturas frescas del mar permiten el mantenimiento de una situación anticiclónica durante casi todo el año. Los centros de acción secundarios son los más alejados de Canarias pero, a pesar a pesar de ello, pueden ser las causas del traslado de masas de aire continentales, secas y cálidas, al atravesar el norte del Sáhara, hacia Canarias. Las masas de aire La localización geográfica del Archipiélago permite que hasta él puedan llegar varios tipos de masas de aire y con diversas procedencias. Es evidente que en todos los casos ese aire cuando llega a Canarias ha perdido gran parte de sus rasgos originarios porque, al estar lejos sus fuentes han tenido que recorrer un largo trayecto. Las masas de aire más importantes son:

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a) La masa de aire polar marítima (Pm). Su origen se encuentra en el norte del Atlántico (60-70 grados latitud Norte). Conforme desciende por el océano modifica sus valores térmicos e higrométricos y se va haciendo cada vez más inestable. Va precedida de frentes, por lo que origina la mayor parte de las precipitaciones invernales en las Islas. Son lluvias de intensidad moderada que afectan sobre todo a las más occidentales y más montañosas b) La masa de aire polar continental (Pc). Procede de la desnaturalización del aire polar marítimo o ártico marítimo tras un largo recorrido por el interior del continente. En ocasiones puede llegar hasta los 30 grados de latitud, motivo suficiente para haberse calentado por su base y haber perdido parte de su carácter estable, produciendo así un descenso generalizado de las temperaturas; a veces, hace acto de presencia la nieve en las cumbres más elevadas de las Islas, pero rara vez ocasionan precipitaciones notables. c) La masa de aire tropical marítima (Tm). Su origen se halla en el anticiclón atlántico; Este aire tropical marítimo es el que afecta con mayor frecuencia a Canarias y trae consigo una considerable estabilidad a la atmósfera regional, en gran medida debido al relativo enfriamiento que la corriente fría de Canarias ocasiona en la temperatura del aire superficial. Se utiliza para definir los rasgos climáticos del Archipiélago. d) La masa de aire tropical continental (Tc). Se genera en el Sáhara, sobre todo en verano, por su acentuada subsidencia. Su llegada a Canarias supone el mantenimiento de la estabilidad atmosférica aunque cambian todos los valores de los elementos climáticos. La citada masa de aire no hace más que transmitir a nuestras Islas, de una forma más o menos igual, lo que ocurre en su lugar de origen: temperaturas elevadas y una notable sequedad del aire. El anticiclón atlántico. El segundo factor termodinámico característico es la existencia de un centro de presión: el anticiclón atlántico, llamado de Azores por su frecuente localización sobre ese Archipiélago. El trinomio latitud subtropical, corriente oceánica fría y anticiclón casi permanente, que se repite en todas las costas subtropicales de la Tierra, es fundamental para explicar el clima de estas regiones. En Canarias se reúnen esas tres condiciones, la latitud subtropical, la corriente oceánica fría de Canarias y el anticiclón atlántico. La estructura del anticiclón de Azores es bastante compleja; su origen es dinámico pero también debe sus caracteres, de manera secundaria, a los efectos térmicos debidos al enfriamiento de la temperatura del agua superficial del océano y a la llegada de descargas de aire polar. La variación de su presión y sus desplazamientos determinan las particularidades estacionales de las islas. Durante el invierno experimenta un importante descenso en latitud a causa de un reforzamiento térmico hasta situarse su núcleo entre Azores y Madeira; tampoco es infrecuente su retirada hacia el Oeste favoreciendo así la llegada de borrascas templadas hasta Canarias. En verano, el anticiclón se desplaza hacia el Norte; este desplazamiento hacia Gran Bretaña deja a Canarias en el centro de la región afectada por los alisios, a la vez que posibilita que la depresión sahariana extienda "sus tentáculos" hacia el Oeste y pueda llegar a las Islas. Geografía física de España

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Los vientos alisios. Canarias está bajo los efectos de estos conocidos vientos –los trade winds– que constituyen uno de los dos tipos de circulación existentes en la zona intertropical. Estos vientos, procedentes de las altas presiones subtropicales, tienen una velocidad media muy regular (entre 20 y 22 kilómetros por hora), una dirección constante que va del Nornoreste al este-noreste y un espesor de varios miles de metros. La dirección y velocidad media de estos vientos sufren modificaciones regionales por la orografía; con posterioridad, también soportan cambios locales debidos a la configuración de las costas de cada una de las Islas. Por ejemplo, en Tenerife las vertientes meridional y oriental son mucho más ventosas que la septentrional al soplar el alisio insistentemente paralelo a la costa, desde el Faro de Anaga hasta Punta Rasca. En el caso de Gran Canaria y La Gomera, islas de forma casi circular, las vertientes más resguardadas a los vientos dominantes son las del Oeste y Suroeste, donde suelen haber calmas. La inversión térmica. El alisio que afecta a las islas Canarias es un viento más fresco de lo normal porque circula sobre la corriente oceánica fría de Canarias. Este viento está formado por dos capas de aire superpuestas y distintas. La capa inferior es de aire húmedo y fresco, por estar en contacto con aguas frías, que tiende a subir mientras que en la capa superior el aire es seco y cálido, y tiende a bajar. Entre ambas capas se sitúa la inversión térmica que actúa a modo de tapadera que impide el crecimiento vertical de las nubes pero facilita su extensión en la horizontal en forma de capa. Son las nubes de tipo estratocúmulos, conocidas como mar de nubes por tener ese aspecto, que sólo producen ligeras lloviznas en las medianías abiertas al alisio. Estas nubes se forman entre los 600 y 1.500 m de altura, encontrándose más bajas en verano que en invierno.

Los factores geográficos Aportan al clima canario un carácter cambiante; destacan la corriente oceánico de Canarias, la proximidad del continente africano, el carácter insular y el relieve, su altitud y orientación. La corriente oceánica de Canarias. Esta corriente oceánica es el factor geográfico más importante para explicar la estabilidad atmosférica de la región y para comprender algunos de sus rasgos climáticos. La circulación oceánica está en función de la atmósfera cuya energía, a su vez, procede principalmente de los océanos puesto que la Tierra es un planeta líquido por excelencia. El Archipiélago Canario se encuentra sometido a los efectos de una circulación oceánica fría; El papel que juega este factor geográfico es el de regulador de las temperaturas del aire en el litoral de las Islas. En verano suaviza los valores extremos y prolonga hasta principios de octubre las temperaturas cálidas. En invierno suaviza los mínimos térmicos pero tampoco los retrasa porque el mes más frío del año sigue siendo enero. Otra clara influencia de esta corriente oceánica se manifiesta durante los episodios de "tiempo sur". En esos días la capa de agua superficial fresca enfría por la base al aire que está en contacto con ella, convirtiéndolo en un aire más fresco y denso. La orografía La orografía es el condicionante geográfico principal de los contrastes que encontramos en el paisaje de las Islas. Las altitudes máximas del relieve ocasionan sustanciales turbulencias en el aire y en función de cómo sean las condiciones termodinámicas de ese aire aumentará o disminuirá su estabilidad e influirá hasta un mayor o menor espesor de la troposfera. 52

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La proximidad del continente africano. Desde el punto de vista climático, la influencia del continente africano tan sólo se materializa a través de la llegada esporádica de masas de aire cálidas y secas. En definitiva, es el único responsable de los días más calurosos en Canarias. La llegada a Canarias de este aire continental africano supone un cambio brusco y la desaparición de la influencia benefactora del Atlántico. Por unos días la temperatura sube y se reduce la humedad relativa del aire; los vientos proceden del Sur y Sureste y en los casos extremos se pierde visibilidad por la presencia de calima. La nubosidad: el mar de nubes Este fenómeno es el resultado de la interacción de los factores termodinámicos y los geográficos. Para explicar la formación y el estancamiento de esta capa horizontal de estratocúmulos en torno a los 1.500 metros de altitud hay que recurrir a tres hechos fundamentales: los rasgos específicos del estrato inferior del alisio, la inversión térmica de subsidencia y la altitud del relieve isleño. La capa inferior del alisio es bastante turbulenta y cede gran cantidad de vapor de agua al aire que, en su ascenso, disminuye su temperatura y aumenta su humedad, poniéndose en funcionamiento el mecanismo de formación de las nubes. Esas nubes quedan detenidas por la inversión térmica que actúa a modo de tapadera e interrumpe el desarrollo vertical de la nubosidad y, por tanto, impide la precipitación. La orografía interviene en este proceso facilitando el estancamiento de esa nubosidad en las vertientes abiertas a los vientos dominantes de aquellas islas que poseen relieves con altitudes superiores a 1.000 metros. Entre los efectos del mar de nubes está el de atenuar las temperaturas (efecto de invernadero) de las localidades situadas por debajo de él y, además, impedir la difusión de la humedad del aire hacia las capas superiores que siempre serán más secas. Los elementos climáticos El régimen pluviométrico. Los factores geográficos a tener en cuenta en la distribución de las lluvias en Canarias son el relieve, su altitud y orientación, la corriente oceánica y la inversión térmica. La mayor pluviosidad la encontramos en las vertientes septentrionales, entre los 600 y 1.100 metros de altitud, con unas cantidades que oscilan entre los 800 y 1.000 milímetros al año. Este volumen de lluvias permite el mantenimiento de un ambiente muy húmedo y saturado que facilita la supervivencia de la Laurisilva. Por debajo de esta franja altitudinal se encuentra el sector litoral, cuya características, primordial es la escasez de precipitaciones. Según sea la altitud de las cumbres de cada isla se distinguen notables disimetrías en la cantidad de lluvia. En La Palma y Tenerife, al superarse los 2.000 metros, las cimas se hallan en la capa seca del alisio por lo que la pluviosidad media desciende con respecto a la franja inmediatamente inferior (entre 400 y 500 milímetros por año). Este piso climático superior posee un clima frío y seco, con vientos fuertes y notables variaciones en la temperatura diaria. Las lluvias en el Archipiélago Canario, aunque se caracterizan por su elevada irregularidad, mensual y anual, poseen un máximo durante el invierno y en orden decreciente le siguen el otoño, la primavera y el verano. El invierno es la estación más regada del año como consecuencia de la llegada de borrascas atlánticas; en él cae la mitad de la precipitación del año. El otoño y la primavera son estaciones de transición entre las otras dos y se caracterizan por su elevada irregularidad pluviométrica, si bien el otoño es casi el doble de lluvioso que la primavera. Geografía física de España

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El régimen termohigrométrico. Debido a la inversión del alisio el gradiente térmico vertical medio no es continuo; las temperaturas descienden de forma más rápida entre el litoral y los 500 metros de altitud (en torno a 1 grado centígrado cada 100 metros) que entre las Medianías y las Cumbres (entre 0,05 y 0,4 grados centígrados cada 100 metros). En el litoral canario, la influencia de las aguas frescas de la corriente oceánica, la nubosidad y la ausencia de relieves significativos explican la variación diaria de temperatura. Las costas de Lanzarote y Fuerteventura registran los mayores contrastes térmicos (hasta 7oC) mientras que las de La Palma tienen las temperaturas más suaves, con sólo 5oC de diferencia entre el día y la noche. En general, la temperatura media anual de todo este sector oscila entre los 18,5oC y los 21oC. Conforme ascendemos en altitud y nos alejamos de las costas las temperaturas medias anuales descienden hasta los 11,0oC en las Medianías y los 9,0oC en las Cumbres por encima de los 1.500 metros. En todas las islas, el mes más cálido es agosto, con temperaturas máximas absolutas de hasta 45oC cuando se produce la llegada del aire caliente sahariano; y el más frío es enero, sobre todo en las cumbres. La insolación y la nubosidad. La latitud subtropical en la que se encuentra Canarias permitiría un elevado número de horas de sol al día si no fuera por otros factores que actúan de manera opuesta, es decir, reduciendo el porcentaje de insolación; nos referimos a la nubosidad y al relieve. Como es lógico, el mayor número de horas de sol se encuentra en las cumbres de las islas, por encima del mar de nubes, y en los meses del verano (12 horas y media al día); también las costas orientales de algunas islas alcanzan valores considerables en el verano (casi 10 horas diarias). Por el contrario, las Medianías septentrionales tienen una menor cantidad de insolación: no llega a 8 horas de sol durante el verano y en el invierno es inferior a 5 horas diarias. Si se compara la insolación teórica con la real, es decir la diferencia entre la que hay y la que habría si no existiesen factores distorsionadores, se observan notables contrastes en función de la altitud y la orientación. En las Costas orientales de Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote únicamente se recibe alrededor del 65% de la emitida; en torno al 75% en las cumbres y tan sólo el 50% en las Medianías. La nubosidad se distribuye de forma muy irregular en cada isla dependiendo del relieve. En las vertientes septentrionales, debido al estancamiento del mar de nubes, predominan los días con el cielo totalmente cubierto (el Puerto de la Cruz y la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria tienen 126 y 119 días cubiertos al año, respectivamente). En estos lugares son más frecuentes los días nublados durante el verano que en el invierno, en razón a la mayor persistencia del mar de nubes en el primer caso. Por el contrario, en las vertientes meridionales o en las islas con relieve poco elevado, al estar exentas de la influencia del mar de nubes, disminuyen vertiginosamente los días cubiertos y aumentan los días con el cielo totalmente despejado.

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Tema 4 Espacios naturales y medio ambiente Esquema 13: las formaciones vegetales La vegetación es consecuencia directa de la climatología, del relieve y de la naturaleza de los suelos, en ese orden, aunque también en los últimos años la acción del ser humano está teniendo un importante carácter modificador. La importancia del clima como elemento configurador de la vegetación hace que hablemos nuevamente de una España seca, de influencia mediterránea, y de una España húmeda de claro matiz oceánico. En el estudio de la geografía de la vegetación de cualquier sector de la superficie de la Tierra, pueden tenerse en consideración diferentes enfoques y aspectos, todos ellos de mucho interés, pero de distinto valor para la comprensión del paisaje vegetal. Flora y vegetación. Ante todo debe distinguirse entre flora y vegetación. La flora de un territorio es el conjunto de especies vegetales diferentes que existen en él; mientras que se entiende por vegetación a la disposición de los individuos de estas especies sobre la superficie terrestre, así como su porte y fisonomía. La flora de un territorio será tanto más rica cuanto mayor sea el número de especies diferentes que se hallen en él, independientemente de la abundancia y porte de las mismas. Una riqueza florística extraordinaria puede coincidir con una vegetación poco exuberante, de prado seco, por ejemplo. La Península Ibérica, por su posición de puente entre distintas regiones biogeográficas, de características florísticas muy diferentes, presenta una flora muy rica. A ello contribuye también la gran variedad del clima y la complejidad del relieve, que permite la vida a numerosas especies. En Biogeografía, rama de la Geografía que describe y explica la distribución de los seres vivos, se acepta a nivel mundial la división planetaria en varias regiones. España está encuadrada en el Reino Floral Holártico, que se extiende al norte del Trópico de Cáncer por todos los continentes. Dentro del reparto holártico, los territorios españoles forman parte de tres regiones fitogeográficas, a saber: - La región Eurosiberiana, que comprende las zonas peninsulares de clima oceánico. Se caracteriza por tener una exuberante vegetación. Es la España verde y húmeda. Esta región extiende su dominio por toda la cornisa cantábrica y por Galicia, desde el Atlántico hasta las proximidades del Mediterráneo. Da nombre a la mayoría de las especies vegetales que viven en el norte y en el noroeste de la península Ibérica. Se caracteriza por un clima húmedo, con inviernos suaves y con veranos cortos. Está dominada por formaciones de hoja caduca, fundamentalmente robledales y fresnadas en las partes bajas, y por hayedos, pinares y bosques de abetos, en las partes más altas. - La región Mediterránea, que comprende extensas zonas caracterizadas por veranos secos y áridos de clima mediterráneo. Integra toda la España peninsular, salvo los Pirineos, cornisa Cantábrica y Galicia, así como las islas Baleares. Está caracterizada por su larga sequía estival, que coincide con las temperaturas máximas. La vegetación se adapta y da origen a las formaciones vegetales con hojas endurecidas y perennes, capaces de mantenerse durante la larga y seca estación estival. Las formaciones tipo son el bosque de hoja perenne o perennifolia, el matorral y la estepa. El bosque perennifolio, también conocido como bosque Geografía física de España

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mediterráneo, se caracteriza por el dominio de especies con hojas verdes no caedizas, espinosas, Los bosques característicos de la España mediterránea presentan hojas persistentes (bosques esclerófilos) y son fundamentalmente encinares, acebuchales, alcornocales, sabinares y enebrales. Los matorrales que sustituyen a estos bosques son coscojares y lentiscares de hoja dura, jarales, brezales y tomillares. Sin embargo, en las zonas más altas y frías, o de mayor influencia atlántica, se presentan formaciones de hoja caduca. Las formaciones representativas de este bosque son el encinar y el alcornocal, y en menor medida el pinar. La región Macaronésica, que comprende la circunscripción de las Islas Canarias, de clima subtropical canario. Constituyen una región florística propia, a la que dan carácter, sobre todo, los bosques terciarios de hoja dura (laurisilva) que cubren aún extensas áreas de las islas. Se encuentran en ellas, sin embargo, especies de otras regiones florísticas, particularmente de la mediterránea. Entre las especies típicamente macaronésicas, pueden indicarse como más características el drago; una forma arborescente que puede vivir varios miles de años y que ocupa áreas muy secas de Canarias. En las islas encontramos una vegetación excepcional, con casi 2.000 especies florales, la tercera parte endémicas, fruto de su clima particular y de su origen volcánico. El bosque de laurisilva y el pino canario ocupan las principales extensiones boscosas de las islas, junto a algunas variedades de sabinas.

Los bosques peninsulares El bosque es una formación natural de árboles, al que, en consonancia con el clima, se le une un sotobosque específico con matorral y un suelo, generado en parte por la riqueza vegetal de la zona y en parte por el sustrato rocoso. Los bosques naturales se consideran vegetación clímax, es decir, estado óptimo de equilibrio, relativamente estable, entre la vegetación o el suelo y el medio natural correspondiente, sin la intervención humana. Los bosques frondosos Son propios de la región o dominio eurosiberiano, de clima atlántico u oceánico, con lluvias suficientes. El bosque está formado por árboles de hoja caduca, que la pierden durante la estación más desfavorable, que es el invierno. Las dos especies de hoja perenne que se dan en él son el acebo y el tejo, especies más tolerantes que también aparecen en ámbitos montañosos mediterráneos. Los árboles más característicos son el roble y el haya, aunque también aparece el castaño y el avellano. Menos frecuentes son los arces, los tilos y los serbales. El robledal caducifolio alterna con los hayedos, y en ocasiones se mezclan. El roble se sitúa a menor altitud que el haya debido a su menor tolerancia al frío, esto hace que el carballo tengo su techo en 1.000 m de altitud. El roble es un árbol generalmente silicícola, salvo la especie pubescente, que prefiere suelos ácidos., El carballo es la especie principal de roble, se localiza en el área del Noroeste peninsular y en la orla inferior de los hayedos. Tiende a instalarse en suelos poco ácidos y pueden alcanzar hasta 40 m de altura y un tronco de más de 1 m de diámetro en ejemplares centenarios. El roble albar es más tolerante al frío y a la sequía, y soporta bien los suelos calizos. La calidad de su leña, tradicionalmente utilizada en las traviesas del ferrocarril, ha condicionado su retroceso. El haya es una especie que se da en masas monoespecíficas y también asociada al roble. Tolera mal el calor y exige una gran humedad del aire, resultándole favorable las nieblas y los rocíos estivales de las montañas. Se adapta a suelos calizos y silíceos desde la Cordillera Cantábrica hasta el Pirineo navarro, disminuyendo en el Pirineo Central y Oriental. Ofrece una madera de buena calidad, dura y densa, lo que hace que tenga un gran interés económico. Antes se destinaba al carboneo, la celulosa o la construcción, y ahora hacia la madera 56

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de muebles, utensilios o para leña. El crecimiento, bastante rápido, permite unos turnos madereros de ochenta a cien años, e incluso inferiores. La sobreexplotación del bosque de frondosas permite la existencia de matorral, familias de brezos y de las leguminosas, junto a un buen grupo de espinosas (majuelos, endrinas, rosales, zarzamoras...). A los arbustos mencionados se unen también el enebro enano y común, el aligustre, el arraclán y otros de más porte, como el cerezuelo. A estas agrupaciones de brezos, acompañados principalmente de musgos diversos, se les denomina landas y se dan generalmente sobre suelos ácidos. El bosque esclerófilo mediterráneo El encinar constituye la formación climática y potencial de bosque más extenso y general en España. Junto con las asociaciones vegetales que le son propias, forma el denominado bosque esclerófilo mediterráneo, por ser propio de ese clima. Es una formación que está presenta prácticamente en todo el conjunto del territorio, desde el sureste de Galicia hasta Almería y desde Girona a Cádiz, pasando por las islas Baleares. La mayor concentración se da en las penillanuras del suroeste, entre el Sistema Central y Sierra Morena. Dentro de sus características se puede mencionar que crece lentamente y tarda varios siglos en lograr su techo de altura (20 m) y puede llegar a tener un diámetro de hasta 1 m. Las hojas de colores mates, que van del gris al verde oscuro, son pequeñas y coriáceas, es decir, tienen una espesa cutícula para evitar la evaporación por la radiación solar. Las estomas, para disminuir la transpiración, se encuentran en el envés de las hojas. Tienen un sistema de raíces muy potente, para aprovechar al máximo las escasas precipitaciones, por lo que soportan sin dificultad largos períodos de aridez. Allí donde la humedad es un poco mayor, aparece el alcornoque, muchas veces alternando con la encina. Resiste peor que ésta las heladas y sequía, necesita entre 600 y 1.000 mm/año, por lo que se sitúa entre 14 y 17oC en áreas de inviernos suaves. Sus hojas son parecidas a las de la encina, aunque de tonalidad más pálida, y sus copas son menos densas que ésta, por lo que la luz penetra hacia el suelo. El tronco es muy grueso y se ramifica a pocos metros del suelo, y no suele crecer más de 20 m. Su sistema radicular es potente y, al igual que las encinas, rebrotan a partir de las raíces próximas a la superficie. No se da en suelos calizos. El matorral del bosque mediterráneo está protagonizado por especies como la jara, acebuche y olivo silvestre, que se localizan en sectores meridionales de Extremadura y Sierra Morena, que son medios cálidos y lluviosos con aridez estival. La coscoja, acebuches, lentiscos y romerales se establecen en la orla mediterránea al sur del Ebro. Los bosques de coníferas El reparto de las especies pináceas ha sido desigualmente expandido, sobre todo a partir de la plantación sistemática por los repoblados desde mediados de los cincuenta. Su extensión es de unos 34.285 km2 y ha supuesto un retroceso de la sabina. La disparidad de las coníferas no está vinculada a dominios climáticos o sustratos. Se puede adaptar, según especies, a condiciones extremas de frío, calor, humedad y aridez. Su morfología aparece definida por su copa cónica, las pequeñas hojas o acículas y el escaso sotobosque. Podemos destacar: - Abetos de nombre vulgar pinabeto. Exige una alta pluviosidad (1.000 mm/ año). Se encuentra en el Pirineo, pero no en la Cordillera Cantábrica, ya que no soporta la humedad, lo mismo que sucede con el pino negro. - Pino negro es propio de los Pirineos, por su resistencia al frío y a la altitud, no es muy exigente en precipitaciones.

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Pino silvestre ocupa un área muy amplia y variada. Se adapta a suelos montañosos poco aptos para la agricultura, por lo que se usa mucho para las repoblaciones. Pino carrasco es menos exigente en agua (menos de 250 mm/año), por lo que repuebla los peores suelos y laderas, incluso en áreas del interior, zonas en la que no es clímax, pero se adapta bien. Sus condiciones óptimas se dan en altitudes inferiores a 600 metros. Pino laricio se sitúa sobre suelos calcáreos con pocas lluvias, aunque más que el pino carrasco (entre 500 y 900 mm/año). Más alto y robusto que el anterior, es apto para la producción de madera y, aunque crece despacio, también es muy utilizado en repoblación.

Podemos también encontrar especies como el pinsapo o los sabinares, que ocupan una extensión de alrededor de 4.000 km2, desde la Cordillera Cantábrica hasta las Cordilleras Subbéticas. Los portes son relativamente bajos (hasta 20 m), y se adapta a medios difíciles (desde los mayores contrastes térmicos hasta precipitaciones de 300 mm, con fuerte aridez estival).

La vegetación de Montaña La altitud genera una estratificación vegetal en pisos. El techo del bosque suele localizarse entre 1.600 m (Cordillera Cantábrica) y 2.500 m (Pirineos); varios hechos explican esa estratificación: - La vinculación de la precipitación con la altitud por la inducción orográfica, ligado al efecto Foehn, así como el valor especial de la precipitación en forma de niebla o rocío. - El descenso de la temperatura en relación con la altitud (0,65oC por cada 100 m). - La orientación de las vertientes al sol según la procedencia del viento. Así, las vertientes a barlovento, en las que el viento es dominante, son las que más precipitación reciben y, en consonancia, tienen una vegetación más abundante, mientras que las vertientes a sotavento, que se encuentran más protegidas del viento, son más secas y tienen menos vegetación. - La exposición de las vertientes al sol también condiciona el desigual desarrollo de la vegetación. Las vertientes orientadas hacia el Sur (solana) presentan mayor incidencia solar, mientras que las orientadas al Norte (umbría) retienen más la humedad. Esto hace que la vegetación presente un desarrollo desigual, dependiendo de su exposición, siempre con especies más termófilas en alturas superiores en la solana que en la umbría.

Esquema 14: El paisaje vegetal canario La diversidad actual de la flora de Canarias sería difícil de comprender si no analizáramos, aunque sea brevemente, el origen de la misma y las peculiaridades geológicas y climatológicas que caracterizan el Archipiélago. Las islas se enmarcan dentro de la región macaronésica, región biogeográfica que pertenece al Reino holártico e incluye una serie de archipiélagos que difieren en latitud, altitud, área, aislamiento y edad. El clima de la región dista mucho de ser uniforme, hecho evidente si tenemos en cuenta el amplio rango latitudinal que abarca. La influencia casi permanente Anticiclón de las Azores va diluyéndose a medida que nos desplazamos hacia el Sur, en donde comienzan a adquirir relevancia las invasiones de aire sahariano (que inciden puntualmente sobre Madeira y Canarias, pero de forma relevante sobre Cabo Verde). Las especies vegetales existentes en las Islas se hallan agrupadas en comunidades que se distribuyen, en función del clima y la altitud, en diferentes pisos de vegetación. 58

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Vegetación de playas y zonas arenosas Por el color y como consecuencia de la naturaleza geológica de sus componentes, se distinguen en los litorales canarios dos tipos de playas: las de arenas negras y las de arenas claras. La mayor extensión de playa, de arenas claras, se halla repartida por los litorales de las islas orientales donde éstas pueden ocupar además grandes extensiones hacia el interior (jables), y formar dunas de relativo volumen y superficie. Desde el punto de vista florístico, se diferencian de las playas de arenas negras por una cierta riqueza vegetal y animal que es escaso o inexistente en las primeras. Las playas de arenas claras poseen una serie de comunidades vegetales propias. Se disponen catenalmente desde los niveles más altos de las mareas hasta poblar los sistemas de dunas y penetrar, progresivamente, territorio adelante, hasta mezclarse con la vegetación halófila y los tabaibales-cardonales. El carácter africano-sahariano de esta vegetación es dominante. Las zonas más importantes se localizan en las islas de Graciosa, Lobos, norte y sur de Fuerteventura, noroeste de Lanzarote y sur de Gran Canaria. En el resto de las islas, su presencia es puntual (El Médano, en Tenerife) o inexistente (La Palma). Esta vegetación, en las Islas Canarias, no llega a alcanzar la diversidad que manifiesta en otras costas próximas (Órzola, La Santa, Famara), Fuerteventura (Corralejo, Toscón, Jacomar, Jandía) y Lobos, no presentan una gran riqueza florística, pero son comunidades puntuales de alto valor paisajístico, biogeográfico y faunístico, que demandan una protección rápida y efectiva Vegetación de los acantilados costeros La vegetación que albergan estos acantilados está compuesta por una serie de especies adaptadas a vivir gran parte del año en unas condiciones extremadamente duras. El viento, la humedad salada (maresía) que se proyecta en grandes cantidades sobre las rocas, la escasez de suelo y el alto grado de abrasión marina, limitan estas comunidades a un reducido número de especies denominadas halófilas, por su apetencia-resistencia hacia las sales. Entre ellas se hallan varios endemismos, algunos locales y raros, como la siempreviva de hojas imbricadas de Tenerife y La Palma, o pueden ser muy frecuentes, como la frankenia ericifolia. Al igual que le ocurre a la vegetación psamófila, las comunidades halófilas se pueden introducir tierra adentro, en función, principalmente, de la penetración de las sales llevadas por el viento. Vale la pena destacar dos tipos de acantilados: el abrupto, prácticamente inaccesible (Anaga y Teno en Tenerife, Andén Verde en Gran Canaria), con poca distribución en la zona oriental del Archipiélago, y el acantilado de escasa altura que, estando más al alcance de la acción humana, se halla más deteriorado. Los acantilados abruptos, más o menos estables, pueden considerarse auténticas reservas de vegetación por la riqueza de endemismos interesantes que albergan. Dentro de las especies de más amplia distribución regional se encuentran algunas de repartición atlántico-mediterráneo, como el "perejil de mar", otras son elementos macaronésico-africanos, como la "lechuga de mar", así como un conjunto de endemismos insulares o canarios, entre los que juega un papel importante un grupo de especies conocidas como "siemprevivas de la mar". Piso termocanario árido y semiárido: tabaibales y cardonales La vegetación correspondiente al piso basal viene determinada por una serie de condicionamientos climatológicos, africanas septentrionales o europeas. No obstante, se pueden observar tantas comunidades caracterizadas, lógicamente, por la mayor o menor movilidad de las arenas, tamaño de unas y mayor o menor consolidación de las mismas.

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En la zona más próxima al mar, donde el lugar presenta un cierto grado de contaminación por vertidos que depositan las corrientes marinas, podemos hallar algunas especies típicas de estos lugares, en las costas anteriormente citadas, tales como la "col de mar" o el "polyun maritimum", un pariente de la "hierba de treinta nudos". Asociado a estas comunidades litorales, se pueden hallar también algunas zonas que permanecen encharcadas casi todo el día o sufren la inundación periódica de las mareas. Por tal motivo tienen una vegetación especial, formada por plantas muy suculentas. En su conjunto, estas formaciones reciben el nombre de saladares. Puede afirmarse que su distribución en tiempos anteriores fue algo mayor que la actual, si bien nunca llegó a ser abundante. Problemas de contaminación, urbanizaciones, etc., han dejado reducida estas interesantes manifestaciones vegetales a escasas localidades de las islas orientales. La rigurosidad climática que caracteriza a la zona no permite el desarrollo de una vegetación arbolada, sino que, muy al contrario, esta vegetación se halla especialmente adaptada a semejantes rigurosidades, sin hojas o con hojas reducidas, a veces espinescentes. Incluso en las islas con menor rigurosidad climática (Lanzarote y Fuerteventura), la vegetación se halla dominada por plantas aún más resistentes y plantas espinosas como la aulaga, todo ello mezclado con pastizales efímeros de desarrollo primaveral. En cualquier caso, las formaciones vegetales más típicas de estos ambientes son los tabaibales y los cardonales, dominados por diferentes especies del género euphorbia y acompañadas por un conjunto numeroso de arbustos en su mayoría endémicos. Los tabaibales potenciales, en las zonas costeras más áridas, son los caracterizados por la presencia de la tabaiba dulce. En cualquier caso la tabaiba dulce va a estar acompañada por un cortejo florístico bastante particular en el que intervienen varios endemismos canarios, muchos de ellos bastante raros. Con cierta frecuencia, los tabaibales pueden hallarse mezclados con cardonales. Estos últimos se caracterizan fundamentalmente por la dominancia del cardón. Estas mezclas tienen diferente explicación. En algunas situaciones, la convivencia de ambas comunidades es real, ya que ambos tipos de vegetación están desarrollados sobre suelos diferentes. En otros, debido a las condiciones climatológicas, no muy rigurosas, pueden desarrollarse comunidades mixtas tabaibal-cardonal. Los cardonales pueden considerarse como el óptimo de vegetación en las zonas costeras de las islas con bajas pluviometrías, menos de 300 mm., y suelos poco desarrollados. Por lo general, cada isla presenta algunos endemismos en este tipo de comunidades, siendo los géneros más diversificados los tajinastes, margaritas y veroles-bejeques. Algunas plantas en vías de extinción viven en estos ambientes: siempreviva, etc. Piso termocanario seco: sabinares y palmerales En la vegetación del piso termocanario seco, los factores ecológicos que destacan son: el régimen de lluvias, el total de pluviosidad, la ausencia de mar de nubes –que no entra en contacto con él, pero que disminuye la insolación al actuar como una auténtica pantalla protectora– y, especialmente, el régimen termométrico. Las lluvias, con distribución típica de un clima mediterráneo, tienen las máximas en invierno y primavera, pasando por una estación muy seca en verano. Las precipitaciones medias se hallan comprendidas entre los 350 y 500 mm, aún cuando por motivos de orientación, suelos, etc., este tipo de vegetación puede desarrollarse bajo otras condiciones de precipitaciones. En cualquier caso, la composición florística variará en relación a Cardonal Punta de Teno, Tenerife. Estos valores, así como a los de temperatura. Otros factores ecológicos: suelos más o menos evolucionados, régimen de vientos, antigüedad geológica, etc., pueden cambiar igualmente la 60

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composición florística de éste o de cualquier otro tipo de vegetación, pero siempre habrá un conjunto de especies ligadas al mismo. Las especies florísticas dominantes en siglos anteriores pueden conocerse en los fragmentos de esta vegetación que han llegado a nosotros en un grado de conservación bastante variable: sabinares de El Hierro, La Gomera, La Palma y Tenerife, lentiscales de Gran Canaria, almacigares dispersos de Tenerife, Gran Canaria y La Palma, palmerales y restos de bosques de dragos. El aprovechamiento directo, intensivo en algunos años siguientes a la conquista o incluso antes de ella, hicieron desaparecer o poner en grave peligro la existencia de algunas de estas especies, particularmente el drago y el almácigo, este último menos conocido, pero a juzgar por documentos del siglo XVI bastante explotado. Las palmeras, sabinas y acebuches, posiblemente por su abundancia, mejor diseminación y menor uso comercial, han llegado hasta nosotros en mejores condiciones y mayores cantidades. Debido a la fuerte explotación a que se vio sometido este bosque, gran parte del cual fue quemado progresivamente (leñas), talado para cultivos o pastos, así como para diversos asentamientos humanos, su área potencia ha quedado muy reducida. Piso termocanario subhúmedo Los bosques de laurisilva constituyen el óptimo de vegetación en las zonas más húmedas de Canarias. Este tipo de vegetación se desarrolla también, con otra composición florística, en los archipiélagos de Madeira y Azores, donde una climatología más favorable permite que ocupen una superficie potencial mayor y que se encuentren en costas más bajas, inclusive a casi el nivel del mar. En Canarias, teniendo en cuenta que sólo se hallan donde tenga lugar una influencia constante del alisio húmedo del NE y, por tanto, del mar de nubes formado como consecuencia de él, se distribuye fundamentalmente por las vertientes septentrionales de las islas más altas y en casos excepcionales en zonas de Sur y Oeste de las islas donde hay influencia del mar de nubes (Cumbre Nueva en La Palma y ladera de Güimar en Tenerife). Por tanto, este tipo de bosque va a tener una distribución altitudinal muy bien delimitada, aunque los límites pueden variar ligeramente de Este a Oeste en el Archipiélago. Están ausentes en Lanzarote y Fuerteventura, debido fundamentalmente a la baja altitud de las islas, que no ofrecen una gran pantalla de choque a los alisios. En Gran Canaria tuvieron su máximo desarrollo a partir de los 600 m, aún cuando en las cuencas de los barrancos podían desarrollarse en costas más bajas. En Tenerife, El Hierro y La Gomera a partir de los 400-500 m, mientras que en La Palma, debido a unas condiciones climatológicas más favorables, tiene su límite preferente entre los 300-500 m, siendo las cotas más bajas las de la zona Norte (Barlovento y Garafía). Los límites superiores están relacionados con la distribución anual del mar de nubes, pero puede tomarse como cota media los 1.000-1.100 m de altura. Por encima de estos niveles tiene un mayor desarrollo el fayal-brezal, más pobre florísticamente, pero capaz de resistir en un ambiente más seco, con mayores cambios de temperaturas, menos influencia del mar de nubes y menor pluviometría. Los bosques de laurisilva quedan caracterizados fisionómicamente, es decir, en su aspecto exterior, por presentarse como una masa verde, de volúmenes variables y colorido dispar, aunque siempre en la gama de los verdes y estacionalmente con tintes amarillos o rojizos. La altura media de la cobertura arbórea es elevada (10-15 m) y destaca el hecho, cada vez menos frecuente, de que en los bosques bien conservados se puede transitar. Estos bosques se hallan bien diversificados y estratificados, si bien destacan el componente arbóreo y el estrato de helechos. Son muy abundantes las comunidades de líquenes, así como de hongos, que se hacen especialmente frecuentes en las épocas de lluvias.

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Entre los árboles que se encuentran aquí, hay varios muy abundantes y característicos: loro o laurel, viñátigo y palo blanco. Otros son más escasos, bien sea por su exigencia en humedad, tales como el tilo o el sauce, o por sus apetencias más térmicas: mocán, barbusano. Otros elementos arbóreos pueden ser localmente abundantes en alguna isla, pero están ausentes o son muy raros en la mayoría de ellas: naranjo salvaje, delfino, etc. Son frecuentes también, el brezo, la faya y el acebiño, que adquieren aquí su mayor altura. Estas especies, debido a su gran resistencia a condiciones climatológicas adversas, van a ser las dominantes en los límites superiores de la laurisilva, formando, junto al laurel y diversos arbustos, el tipo de vegetación conocido como fayal-brezal. Una comunidad muy semejante a esta última (fayal-brezal) es la que se desarrolla por destrucción progresiva de los auténticos bosques de laurisilva. Destacan especialmente la gran abundancia de helechos en las zonas más protegidas, donde pueden localizarse más de una docena de especies diferentes. Son igualmente abundantes los musgos y hepáticas que, al igual que los líquenes, pueden hallarse cubriendo gran parte del suelo, sobre los árboles y arbustos. Aparte del fayal-brezal potencial que bordea superiormente a la laurisilva y que puede llegar, en diversas mezclas al pino canario, hasta los 1.400 m de altura, el paisaje que hoy se ofrece a nuestra contemplación en el Norte de las Islas está constituido fundamentalmente por el monte verde o fayal-brezal originado por explotaciones continuadas de la laurisilva. Las características fundamentales de esta formación arbórea, de gran influencia humana, es la pobreza florística y faunística, con escasos árboles y arbustos que además se aprietan en una gran densidad de ramas (gran ramificación de tocones), haciéndolos impenetrables. Por otra parte, son frecuentes los matorrales de zarzas bordeando los caminos forestales abiertos para su explotación. Visto desde lo alto da la impresión de un extenso césped, contrastando la uniformidad de la altura con la diversidad de volúmenes que muestra la laurisilva. Piso mesocanario seco: pinares Este piso de vegetación se halla ocupado, en las islas que sobrepasan los 1.500 m de altura, por el pinar, todo dominado por el pino canario. La rigurosidad climática aumenta a medida que ascendemos, de forma que aquí vamos a encontrarnos con temperaturas medias más bajas y con un cierto grado de continentalidad (mayor ampliación diaria y estacional de temperaturas), que si tomamos como indicados los de la localidad de Vilaflor (Tenerife), situada a 1.470 m de altura, nos dan unos valores medios anuales de 14oC, siendo la media de las máximas del mes más frio 13.1oC y las medias de las mínimos de dicho mes 4,8oC. Las precipitaciones vuelven a descender frente a las que se presentan en zonas de laurisilva, tomando valores comprendidos entre los 400 y 600 mm anuales. Parte de estas precipitaciones en forma de nieve. Por otro lado, el régimen de vientos es diferente, siendo su dirección predominante la del Noroeste y de carácter seco, lo cual se traduce en una selección importante de la flora que cambia profundamente: se presentan formas adaptadas al frío y la nieve, aumento de plantas pelosas y con hojas reducidas, etc. Florísticamente, el pinar es un bosque pobre en especies, aunque podría afirmarse que esto se debe a una continua manipulación humana: pastoreo desde los aborígenes y que continúa, intenso aprovechamiento maderero a raíz de la conquista, que deja completamente deforestadas grandes superficies de Gran Canaria y Tenerife; incendios, provocados en su mayoría, etc. Esto se traduce evidentemente en una gran selección de la flora, que se manifiesta en dos hechos principales: por un lado, la mayoría de las plantas quedan en situación de refugio frente al 62

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ganado y al fuego, en zonas abruptas y, por otro, las plantas que siguen viviendo en el pinar son resistentes, por diversas causas, al fuego o no son apetecidas, en otros casos, por el ganado. En el grupo de las plantas que acompañan al pinar, podemos señalar varios casos representativos. El amagante, un tipo de jara con dos variedades, no resiste el fuego, pero la planta no es comida por el ganado y produce gran cantidad de semillas que germinan muy bien después de los incendios. Otro caso es el de las leguminosas, la mayoría de las cuales sí son muy apetecidas por las cabras pero cuya germinación, al igual que en el caso anterior, se ve también aumentada con los incendios. Otras plantas, por sus aromas (tomillos y poleos), resisten igualmente la voracidad del ganado, especialmente caprino. Además de las especies ya citadas, pueden considerarse como más representativas de los pinares un grupo de corazoncillos, varios tajinastes y escobones, este último con algunas variedades insulares entre las que se encuentra el tagasaste de la isla de La Palma. Piso supracanario seco: retamares y codesares Las cumbres de Tenerife y La Palma, al rebasar ampliamente los 1.900 m de altura, presentan un clima, particular en estas zonas, caracterizado fundamentalmente por una amplia variación diurna de temperaturas y nevadas anuales, que suelen presentarse en dos períodos distintos: fin de otoño e invierno. Los vientos siguen siendo secos del NW. La estación climatológica de Izaña está situada en una posición ideal para conocer una buena parte de los caracteres climatológicos que dominan en estas alturas. Las precipitaciones son escasas, registrándose un total anual medio de 480 mm, parte de los cuales se recogen en forma de nieve. Las temperaturas medias anuales son menores de 11oC, la media de las máximas del mes más frío (enero) de 6,9oC, y la media de las mínimas del mismo mes de 0,8oC. Las heladas son frecuentes durante varios meses y, por otra parte, la variación diurna de temperaturas es muy considerable, pudiendo alcanzar los 15oC o más. Es la zona de mayor rigurosidad climática y por ello las plantas presentan adaptaciones especiales, al igual que ocurre en muchas montañas de la cuenca mediterránea: plantas de aspecto retamoide, con formas almohadilladas, etc. Estas condiciones climatológicas combinadas con el aislamiento geográfico han contribuido a seleccionar la flora que caracteriza estas cumbres, en gran parte derivada de la flora que domina en cotas más bajas. Aunque estos terrenos son relativamente jóvenes, de menos de 500.000 años, la flora ha evolucionado rápidamente, estando caracterizada por una mayoría de especies endémicas. Destaca en el paisaje vegetal la ausencia de árboles. En las cumbres de Tenerife, el papel predominante lo juega la retama del Teide, mientras que en La Palma, debido principalmente al pastoreo, la retama sólo se halla en los escarpes abruptos de la Caldera de Taburiente y la dominancia vegetal se encuentra caracterizada por la presencia de codeso. Ambas comunidades vegetales poseen varios endemismos comunes exclusivos: además de la retama, está la yerba del Teide, el alhelí del Teide, etc. Otras plantas son vicariantes, es decir, representan razas insulares. Así, el tajinaste rojo del Teide tiene en La Palma una vicariante de flores más rosadas, la hierba pajonera de Las Cañadas tiene asimismo su variante palmera.

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Esquemas 15 y 16: El agua en España El agua es un elemento fundamental para la vida humana, un pequeño porcentaje, que podríamos cifrar en torno al 3%, es dulce, el resto es agua salada, aunque si permanece helada durante un año, al menos, se convierte en agua dulce. El agua es el objeto de estudio de la Hidrografía, área de conocimiento dentro de la Geografía que estudia las aguas marinas y continentales. El origen del agua continental, subterránea y superficial (escorrentía) hay que buscarlo en las precipitaciones y, por tanto, en el ciclo hidrológico. Teniendo en cuenta que la escorrentía hace alusión al agua que corre por la superficie de la tierra, como resultado de un exceso o saturación de la misma en el suelo, debido a la lluvia, nieve o granizo. Esta agua termina en los sectores más deprimidos del territorio que atraviesa (ríos, arroyos, etc.). Los factores que inciden en el régimen fluvial son: - El clima. Es el factor más importante si tenemos en cuenta que los aportes de agua que reciben los ríos, acuíferos y lagos tiene su origen en las precipitaciones. En España llueve más en el norte –la España húmeda– que en el sur –la España seca–; los cursos fluviales regulares y con mayor caudal se localizan las zonas con un clima templado oceánico. Los ríos peninsulares que dependen de la lluvia destacan por su caudal irregular. Relacionado con el concepto de irregularidad están los de crecida y estiaje. La crecida es un aumento brusco y anormal del caudal debido a fuertes y excepcionales precipitaciones. Por el contrario el estiaje es el período en el que el río alcanza el mínimo de su caudal. - El relieve. La importancia de este factor radica en la amplitud de las cuencas hidrográficas, en las pendientes del terreno y en la consistencia del roquedo. La topografía se convierte en un condicionante para las obras hidráulicas que faciliten el mejor aprovechamiento de las aguas. - La litología. Es importante el tipo de roca sobre la que discurre el río y su grado de permeabilidad, así como la forma de discurrir del cauce. Esto permite establecer diferencias en la densidad del drenaje sobre tierras arcillosas debido a la impermeabilidad de estos materiales. - La vegetación. Dificulta la erosión, contribuye a reducir el proceso de evaporación y obstaculiza las grandes crecidas y avenidas de agua. Cuando el tapiz vegetal es poco denso, el agua de lluvia golpea directamente el suelo y se puede producir erosión, con importantes pérdidas de suelo y la imposibilidad de ser cubierto por la vegetación posteriormente. - La acción humana. El ser humano a lo largo de la historia ha ocupado espacios cercanos a los ríos; Así, ha transformado según sus necesidades –regadío, abastecimiento, hidroeléctricas, etc. – no sólo el curso del río, sino también el caudal e, incluso, el trasvase de agua de una vertiente a otra. A veces, una incorrecta modificación de las pautas naturales de los cursos de agua propicia una degradación del entorno favoreciendo la erosión o incluso, catástrofes de consecuencias más dramáticas. En el régimen de un río influyen varios elementos. El caudal. Es el volumen de agua que lleva un río, medida en las estaciones de aforo. Este dato se mide en m3/s y varía a lo largo del recorrido del río, el caudal suele ser mayor en la desembocadura del río. El caudal varía también según la estación del año; en verano, si el río no tiene régimen nival, no recibirá aportes de agua, que sí serán más constantes en los equinoccios. La irregularidad. El agua que contiene el río se debe generalmente a la desigualdad de las precipitaciones, lo que trae consigo frecuentes crecidas y estiajes. La irregularidad de nuestros cauces es más amplia que la marcada por la estación del año, por lo que no es fácil establecer leyes de periodicidad. Así, aunque podemos catalogar los ríos españoles como irregulares, en 64

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general, los de la cuenca norte y de clima oceánico son menos irregulares y, por tanto, podemos clasificarlos en nuestro contexto español como regulares. Los de Levante serán los que tengan más diferencias de caudal a lo largo del año, por lo que se pueden calificar como muy irregulares. Los materiales de transporte. Los ríos normalmente tienen mayor fuerza en su cabecera porque salvan mayores diferencias de altitud, por lo que en este tramo arrastran gran número de materiales que erosionan el cauce a su paso. En el cauce medio transportan los materiales erosionados y en la desembocadura la escasa capacidad de arrastre del agua hace que se depositen los materiales que transportaba, de ahí la formación de los deltas, estuarios, etc. que, sin la existencia del río, no se podrían hallar en su desembocadura. Tipos de regímenes fluviales En general el régimen de un río que depende únicamente de las lluvias refleja perfectamente los máximos y mínimos de las precipitaciones de su cuenca, de forma que la curva expresiva de su régimen es paralela, en líneas generales, a la de las precipitaciones. Así sucede en los ríos de las montañas bajas y medias, y en algunos ríos cortos atlánticos (Tambre, Ulla, en Galicia) y mediterráneos (Segura, Mijares, Zújar, Cíjara). En cambio, en los ríos que nacen en las altas montañas, en las que son frecuentes las nevadas, y mucho más en los alimentados por glaciares, los caudales máximos se dan al final de la primavera o en verano, en la época de fusión de la nieve o hielo acumulados durante el invierno, aún cuando las precipitaciones pasen entonces por el mínimo estival propio del clima mediterráneo. Además, el mismo río puede cambiar de signo a lo largo de su recorrido, al recibir afluentes. Los principales tipos de régimen registrados en la Península Ibérica son los siguientes: - Nival: las aguas proceden de l las nieves. Las aguas altas coinciden con la primavera, limitado a las zonas más altas de las cordilleras principales, con alturas superiores a los 2.500 m. - Nivopluvial: combina la procedencia de la nieve con los aportes de lluvia, siendo mayor la importancia de la nieve. Propio de las montañas de 2000- 2550 m, variables según la latitud; con un máximo principal producido por la fusión de la nieve y otros máximos secundarios de origen pluvial. - Pluvionival: origen esencialmente de agua de lluvia y, en menor medida, de la nieve. Se localizan entre los 1600-1800 metros. - Pluvial: procedencia sólo de precipitaciones líquidas. En España se dan dos variedades, el subtropical con descenso del nivel del río en verano y fuerte evapotranspiración; y el régimen mediterráneo con estiaje muy acusado en verano y con bruscas crecidas en otoño. El trazado de la red fluvial. El primer gesto que se destaca en el trazado de las cuencas fluviales peninsulares es la gran disimetría entre la vertiente atlántica y la mediterránea. En efecto, a pesar de que la longitud de las costas de ambos mares es poco diferente, los ríos que vierten al Atlántico drenan más de las dos terceras partes (69%) de la Península, mientras que los que lo hacen al Mediterráneo avenan tan sólo menos de una tercera parte (31%) del territorio peninsular. La línea divisoria de aguas entre ambas cuencas pasa mucho más cerca de la costa mediterránea y describe un gran arco con la concavidad vuelta al Atlántico, hacia donde vierten los grandes colectores peninsulares como el Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir, siendo el Ebro el único gran río peninsular que se escapa a dicho dominio. La causa de esta disimetría hay que buscarla en la evolución geológica de la Península; a consecuencia del plegamiento alpino, todo el gran bloque de la Meseta fue basculado hacia el oeste, en tanto que sus bordes orientales se plegaban para formar la Cordillera Ibérica. En consecuencia, a partir el reborde ibérico las aguas se deslizan hacia el Atlántico, siguiendo el Geografía física de España

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plano inclinado de a Meseta. Las de la Submeseta Norte constituyen la cuenca del Duero, mientras las de la Submeseta Sur se reparten, a causa del relieve de los Montes de Toledo, entre las cuencas el Tajo y del Guadiana.

Disimetría entre la vertiente atlántica y la mediterránea

Principales vertientes hidrográficas Los grandes colectores de la Península Ibérica desembocan en tres vertientes hidrográficas: A. Los ríos de la vertiente Norte: Ocupan la Cuencia del Norte, que comprende las de los ríos vascos, cántabros, asturianos y gallegos, abarcando una superficie de 53.800 km2, apenas el 5% de la superficie peninsular. Los ríos que fluyen por la Iberia húmeda son numerosos, caudalosos, regulares y cortos. La mayoría nacen en la Cordillera Cantábrica y vierten sus aguas en el mar Cantábrico, excepto algunos gallegos que lo hacen en el Atlántico. La proximidad entre la cabecera y la desembocadura obliga a recorrer en poco tramo un gran desnivel. Su régimen hidrográfico es pluvial oceánico. Tienen un gran caudal, que puede llevar a 200 l/seg/km2, con un máximo en otoño-invierno y un mínimo en verano. Los ríos más importantes de la vertiente Norte son: el Niño-Sil, Bidasoa, Nervión, Pas, Nalón, Navía, Eo, Eume y Tambre. B. Los ríos de la vertiente Atlántica Los ríos que vierten sus aguas en el Atlántico drenan el 65% del territorio peninsular. Son arterias fluviales que recorren la Meseta, tienen recorridos muy largos, salvan relieves poco pronunciados y forman cuencas fluviales extensas. Dada la gran superficie de estas cuencas, sus condiciones climáticas son variadas, aunque predomina el clima mediterráneo. Son ríos muy irregulares: el caudal máximo en los meses de febrero y marzo y el mínimo en verano. Predomina el régimen pluvial con bajo caudal (20 l/seg/km2). Los principales ríos de la vertiente Atlántica son: - Duero. Es el río español con mayor cuenca hidrográfica en la Península (98.375 km2, de los que 78.972 km2 están en territorio español y el resto en Portugal). Su cuenca es la de mayor altura media, tiene un régimen pluvionival con máximo de caudal en marzo-abril y estiajes que suelen producirse en agosto- septiembre. - Tajo. Desde su cabecera en los Montes Universales-Sierra de Albarracín (1.800 m) hasta la desembocadura en Lisboa, el Tajo recorre 1.120 km y ocupa una cuenca total de 81.000 66

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km2. Las mayores crecidas se producen en el curso inferior en los meses de invierno y los estiajes en agosto-septiembre. Tiene una notable escorrentía debido a la impermeabilidad de los suelos silíceos por los que atraviesa. Guadiana. Junto con el Tajo drena la Submeseta Sur, es, quizás, el río más pobre de los grandes pero tal vez el más singular. Su origen no es montañoso sino kárstico, fluye en origen en los manantiales de Pinilla muy cerca de las lagunas de Ruidera y tras recorrer 820 km vierte sus aguas en Ayamonte. La cuenca es estrecha y alargada siendo sus afluentes cortos y con escaso aporte de agua lo que contribuye a que el Guadiana sea el río de la vertiente Atlántica de menor caudal. Guadalquivir. baña una extensa cuenca (57.380 km2) de forma triangular que coincide con la Depresión o Valle del Guadalquivir. Nace en la Cañada de Aguas Frías entre las sierras de Segura y Cazorla a 1.369 metros de altura. Fluye por la depresión a la que da su nombre y, después de recorrer 681 km, alcanza el mar en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

C. Los ríos de la vertiente Mediterránea Esta vertiente ocupa el 30% de la superficie peninsular y, si exceptuamos al Ebro, los ríos de la vertiente mediterránea son cortos, poco caudalosos y tienen que salvar grandes desniveles. Al coincidir con la España seca y semiárida sus cursos son muy irregulares, permaneciendo secos durante algunos meses. Las lluvias torrenciales del otoño aumentan los caudales provocando desbordamientos e inundaciones. Los principales ríos que vierten en el Mediterráneo son: Ter, Besós y Llobregat en Cataluña; Mijares, Turia y Júcar-Cabriel en la Comunidad de Valencia; Segura en la Región de Murcia, y Almanzora, Adra, Guadalhorce y Guadiaro en Andalucía. El comportamiento fluvial del Ebro se asemeja más al de los grandes colectores que van al Atlántico que a los pequeños ríos que desembocan en el Mediterráneo. El Ebro es el segundo de los ríos peninsulares por la extensión de su cuenca (85.997 km2) y por su longitud (928 km). Riega y da nombre a una de las dos grandes depresiones españolas externas a la Meseta. Nace en el manantial de Fontibre-Reinosa (Cantabria) a una altitud de 883 metros, fluye a través del valle que lleva su nombre recogiendo importantes aportes de los afluentes del Pirineo (Aragón, Gállego y Segre); por su derecha destacan los afluentes Jalón- Jiloca y Guadalope. Desemboca, formando un amplio delta, en Amposta (Tarragona). Las zonas húmedas Zona húmeda es aquella que posee abastecimiento hídrico. Hay que distinguir los siguientes tipos de formaciones dentro de ésta: - Lagos o formaciones lacustres. La expresión "lacustre" hace referencia a una masa de agua estable que alcanza o rebasa cierta profundidad. - Humedales y, dentro de éstos, las formaciones palustres. La expresión "palustre" se refiere a los dominios cubiertos por aguas superficiales y fluctuantes. La diferencia entre ambas no es clara, debido a la sedimentación, ya que los medios lacustres y palustres presentan una continua adaptación al entorno. Desde el punto de vista geomorfológico, se puede definir lago como una masa de agua dulce o salada, acumulada en los sectores más deprimidos de la corteza terrestre, con comunicación al mar o sin ella, es, por tanto, un área endorreica. Conviene precisar que en España cuando hablamos de lagos –superficies de grandes dimensiones – lo deberíamos hacer para ser más precisos de lagunas –superficies de menor tamaño y profundidad que los lagos–, sin embargo, popularmente se aceptan las dos acepciones como palabra sinónimas. Geografía física de España

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Los lagos y lagunas se consideran como ecosistema en el que las condiciones físicas se ven modificadas por la acción del hombre, que puede utilizarlos para la navegación interior, aprovechamiento piscícola, regadío y obtención de la energía hidroeléctrica. También está aumentando su explotación turística y deportiva en los últimos años, con los riesgos que ello conlleva (contaminación, sobreexplotación de las aguas, etc.). Hay que señalar la influencia climática que ejercen sobre las zonas aledañas, ya que aportan humedad a la atmósfera lo que repercute en el incremento de precipitaciones locales. Los lagos son alimentados por ríos que conducen a su colmatación por la carga de depósitos que arrastran; en otras ocasiones la alimentación proviene de las precipitaciones caídas en la propia cuenca y, en otros casos, de la estabilidad de la masa de agua, que está asegurada por la descarga de acuíferos regionales. Los ríos y glaciares que alimentan los lagos se denominan inmisarios, y arrastran y depositan los materiales en el fondo, mientras que los ríos que les sirven de desagüe se llaman emisarios. Por ello, los lagos son elementos cambiantes del paisaje, ya que la continua labor de relleno puede llevar a su colmatación. Ambas funciones, arrastre y desagüe, pueden ser de carácter subterráneo si los suelos son permeables, como en el caso de los relieves cársticos. Los lagos peninsulares. Las formas y dimensiones de los lagos, así como hasta cierto punto las características de sus aguas, dependen en gran parte de la forma de originarse. El estudio de los lagos debe empezar, pues, por su génesis. Fundamentalmente existen dos tipos de lagos, los de origen endógeno, es decir, originados por algunas de las fuerzas o fenómenos cuyo origen radica en el interior de la Tierra, tales como los volcanes, y los lados de origen exógeno, cuando su formación depende únicamente de las fuerzas o fenómenos exteriores a la superficie terrestre: erosión del viento, agua, hielo, etc. Lagos endógenos. Los lagos más importantes y profundos de la Tierra son, sin lugar a dudas, de tipo endógeno, debidos a plegamientos o roturas de la corteza terrestre que han hundido algunas dovelas continentales, en las que se ha acumulado el agua, tal como sucede con los grandes lagos suizos o de Canadá. En España este tipo de lagos es bastante raro y en ningún caso ha originado grandes cuencas lacustres. El más importante de los que se atribuye a este tipo es la laguna de la Janda (Cádiz) de 30-40 km2 de superficie en los momentos de máxima extensión, que es el invierno, y 14,5 km de longitud por 6 km de anchura, pero que apenas llega a un metro de profundidad. Lagos exógenos. Mucho más abundantes y variados. Se pueden clasificar en los siguientes tipos: a) Lagos glaciares. Lagos producidos por la acción de los glaciares en las altas montañas. En el Pirineo son numerosos y se cuenta más de un millar. Se sitúan la mayoría alrededor de los 2.200 m. El lago glaciar más importante de la Península es el de Sanabria o San Martín de Castañeda (Zamora) en la cabecera del Tera, afluente del Esla que aunque se halla tan sólo a 1.000 m, forma una cubeta alargada que tiene 3 km de largo por 1,4 de ancho. b) Lagos kársticos. Otro tipo de lagos exógenos se alojan en cubetas excavadas por disolución del agua en rocas solubles, tales como los yesos y sobre todo las calizas. Son los llamados lagos de origen cársticos, de entre los cuales los más importantes de España son las siete lagunas de Ruidera, en las provincias de Albacete y Ciudad Real, que dan nacimiento al Guadiana Alto. c) Lagos arreicos. las cuencas lacustres más extendidas de la Península, aún cuando no son las más importantes por los caudales reunidos, pues se trata siempre de cuencas muy someras, 68

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son las llamadas de tipo arreico, características de las regiones áridas o semiáridas y llanas, en donde las escasas aguas recogidas no tienen fuerza suficiente para abrirse paso hasta el mar mediante cursos regulares, por lo que sus aguas se acumulan en zonas deprimidas y llanas hasta que se evaporan o reducen mucho. d) Lagunas eólicas. En la llanura costera del Ampurdán (Gerona) existen pequeñas depresiones ocupadas por el agua o drenadas artificialmente, que reciben el nombre local de closes. Se trata de pequeñas cuencas excavadas por la fuerza de la tramontana en las arenas y arcillas pliocénicas; son producidas, pues, la deflación del viento sobre materiales blandos. e) Lagunas y marismas litorales. También sería necesario incluir aquí las lagunas o marismas litorales y albuferas, creadas por la acción combinada del mar y de la sedimentación fluvial. Se encuentran en zonas costeras llanas, en donde hay aportes de derrubios fluviales que el mar, con el oleaje y las corrientes marinas, distribuye irregularmente, dejando depresiones cerradas por cordones de dunas o arenas, las cuales, frecuentes como en el caso de las albuferas, tienen un portillo o "grao" que comunica temporal o permanentemente con el mar, pero que más tarde o temprano acaban cerrándose para convertirse en laguna litoral. f) Lagos mixtos. Por último en muchos casos es difícil precisar cuál es el fenómeno determinante de una cuenca lacustre, pues a veces coinciden varios factores. Ya hemos citado como caso probable de origen mixto la laguna de Gallocanta y la de Janda. Sin duda alguna el caso mejor conocido y estudiado de lago de origen mixto es el llamado Estany (estanque) de Banyoles (Gerona), a la vez tectónico y cárstico. Los humedales Al margen de esta tipología de lagos, por tratarse de un espacio terrestre-acuático, estarían los humedales o medios palustres continentales cubiertos de aguas superficiales poco profundas y fluctuantes. Ocupan zonas semiáridas (lluvias entre 300 y 500 mm/año) de fuerte evapotranspiración y situados en la terminal de curso fluviales. Los humedales se caracterizan por contener suelos hídricos y comunidades vegetales hidrófilas e higrófilas, además de poseer una fauna, una flora y usos humanos diferentes. En España se caracterizan por su pequeña extensión, temporalidad y escaso volumen de agua almacenada. Aunque suponen el 1% de la superficie del territorio, su importancia ecológica es incalculable. Para los humedales españoles establecemos la siguiente clasificación: - De alta montaña. Instalados en cubetas glaciares de los Pirineos, macizos montañosos de León y de la Cordillera Cantábrica, Ibérica y Sistema Central. En las Béticas sólo hay pequeñas lagunas y profusión de charcas. - Ligados a acuíferos kársticos. Se emplazan en la cordillera Cantábrica, Prepirineo, Prebéticas, campo de Montiel y cordillera Ibérica. - Humedales interiores. Están relacionados con los flujos subterráneos de las cuencas terciarias (Meseta). La mayor diversidad se encuentra en La Mancha, la abundancia en el valle del Ebro, las lagunas en la depresión del Duero y en el sur y sureste aparecen, incluso, en depresiones semiáridas. - Humedales costeros. Aparecen en tres sectores:  Cantábrico con marismas y rías. Algunos están cerrados por barreras arenosas y las lagunas por depósitos de arena. Las marismas son terrenos bajos y montañosos que se inundan por las agua de mar o por el agua de algún cauce fluvial próximo.  Mediterráneo, con albuferas en los deltas, cerradas con restingas, o bien salinas (Mar Menor, Torreviejo, etc.).  Golfo de Cádiz, con marismas de desembocadura o de inundación marina. muchos de los cuales se encuentran gravemente agredidos. Geografía física de España

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Los acuíferos Las aguas subterráneas o acuíferos provienen de las lluvias o el deshielo que se filtra en los suelos permeables a través de fisuras o diaclasas constituyendo embolsamientos de aguas en estratos interiores e impermeables. Estas aguas se mueven hacia los cauces de los ríos, lagunas y humedales. El tipo de suelo influye en la dinámica del acuífero, así, en las áreas silíceas tenemos captaciones de escasa profundidad, por el carácter poco permeable de estos suelos; en las áreas arcillosas, de carácter impermeable, un nivel freático marcado por las intercalaciones de capas de arenas, gravillas, etc. A cierta profundidad, por la posibilidad de salinidad del agua, son aguas no potables. El carácter permeable de las áreas calizas hace que abunden los acuíferos, de gran riqueza y cauce. Y, por último, las áreas basálticas, que por su baja permeabilidad generan aguas subterráneas, como sucede en las islas Canarias, en donde constituyen el principal recurso hidráulico. En España, se estima que existen más de 400 acuíferos con un volumen total superior a los 20.000 hm3, se localizan en las depresiones terciarias de la Meseta y cerca de los nacimientos en montaña de los grandes colectores peninsulares. Los dos problemas ambientales de las aguas subterráneas son la contaminación y la sobreexplotación. La excesiva demanda para uso agrícola de las aguas subterráneas hace disminuir el nivel de los acuíferos, e incluso agota algunos de ellos hasta que se vuelven a recargar con las aguas de lluvia, si es que no son fósiles. La actividad humana ha alterado este régimen por extracciones artificiales: pozos y galerías drenantes. Hasta la segunda mitad de este siglo, las técnicas disponibles limitaban el caudal extraíble y la profundidad de los pozos. En los últimos años la tecnología permite explotar intensamente las aguas subterráneas, con perforaciones de gran profundidad. Balance hídrico Las precipitaciones escasas propias del clima mediterráneo imponen a España una delicada política de aprovechamiento de sus recursos hidráulicos, tanto superficiales como subterráneos. El mapa de la distribución de los recursos hídricos en España refleja las cuencas hidrográficas deficitarias y aquellas otras que son excedentarias de agua. Esta distribución es una consecuencia de la irregularidad de las precipitaciones. En las regiones de más pluviosidad, el agua abunda, y, por el contrario, donde las lluvias son débiles escasea. Las cuencas del Norte, Duero, Tajo y Ebro tienen superávit hídricos, mientras que las del litoral mediterráneo son deficitarias. En general puede decirse que todo el Mediterráneo español, en un aspecto u otro, es deficitario en recursos hídricos respecto a la zona de clima atlántico. Así el déficit de la cuenca mediterránea española es de unos 5.000 Hm3 anuales, mientras en la vertiente atlántica hay un excedente cercano a 25.000 Hm3 a causa de que, según se ha visto, los grandes ríos vierten al Océano. Este contraste y el progresivo incremento en el consumo de agua vienen generando desde hace tiempo un grave problema de difícil solución: la equitativa distribución del agua a todos los ciudadanos españoles. Para resolver este problema se han perfilado por parte de los gobiernos las llamadas políticas hidráulicas encaminadas a corregir y regular los recursos hídricos. Distribución y gestión del agua Existen dos tipos de infraestructuras en relación con su finalidad: - Instrumentos de regulación de recursos, las llamadas obras hidráulicas, que se traen consigo obras públicas como presas y trasvases y que permiten desvíos y canalizaciones. - Infraestructuras para la mejora de la calidad de las aguas, como las depuradoras y potabilizadoras. 70

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Obras públicas El Plan Nacional de Obras Hidráulicas de Lorenzo Pardo del año 1933, de cuyas propuestas sólo se han llevado a la práctica algunas, y varias en época reciente, ha sido un antecedente fecundo para nuestras obras públicas, tanto en lo referente a presas como a trasvases. En la actualidad, la preocupación por el agua sigue vigente en la política del Estado, lo que ha llevado a configurar diferentes estrategias y planes estratégicos que salvaguarden la disponibilidad de agua. En España ha tenido especial relevancia el Plan Hidráulico Nacional que ha configurado una política hidráulica constituida por los siguientes aspectos: - Aumento de los recursos disponibles, mediante la ejecución de infraestructuras de regulación (embalses), incremento de las extracciones de los acuíferos, uso conjunto de las aguas superficiales y subterráneas, desalación, reutilización de aguas residuales depuradas y conexión entre cuencas. - Disminución de la demanda como resultado de medidas de ahorro, moderación del desarrollo, recargos tarifarios, limitación de los regadíos, etc. - Prevención de inundaciones mediante la corrección de cabeceras, encauzamientos, medidas urbanísticas, infraestructuras de almacenamiento, protección civil, etc. - Protección del medio ambiente hídrico. - Depuración de las aguas residuales urbanas e industriales. - Investigación y desarrollo científico y tecnológico. Es ilustrativo, además, comprobar la evolución experimentada en relación con el número de presas. En 1900 existían 57 presas en explotación, lo que llevaba a almacenar 106 Hm3 de agua. La mayoría de los embalses en España se construyeron entre 1950 y 1970. En la actualidad poseemos 1.100 presas que embalsan alrededor de 50.000 Hm3. Infraestructuras para la mejora de la calidad de las aguas La mejora de la calidad de las aguas se hace mediante depuradoras y potabilizadoras. Las primeras sirven para tratar las aguas residuales con el fin de que no contaminen. Pueden ser urbanas, que son las que tratan las aguas provenientes de uso doméstico; o industriales, que tratan el agua que viene de las industrias. Las potabilizadoras son plantas para tratar el agua que se va a beber, suelen localizarse al pie de una sierra y cerca de los ríos, que aportan su agua para esta finalidad. Cuando se localizan cerca de la costa se llaman desalinizadoras, ya que el papel fundamental de éstas es quitar la sal del agua del mar para poder hacerla potable. Existen tres tipos de tratamiento de aguas residuales: primario, secundario y terciario, en función de la calidad final que se requiera. El primario elimina los residuos sólidos en la filtración de agua; el secundario realiza un proceso biológico con el que se reduce la contaminación del agua, aportando oxígeno; y el terciario es un tratamiento de afino. Si el agua se va a destinar al riego de jardines, o campos de golf, es suficiente con un nivel secundario, pero para usos agrícolas se requiere un tratamiento de la sensibilidad de cada cultivo (las flores necesitan un tratamiento terciario, mientras que para los tomates y el trigo basta con uno secundario). La demanda de agua se define por su localización, por su distribución cuantitativa a lo largo del año y por los parámetros mínimos de calidad necesaria. De esta forma, la planificación hidrológica está determinada por un variable espacio-temporal de los recursos disponibles y por la evaluación de las demandas actuales. Actualmente existe un déficit de 3 km3/año y unos excedentes de 14,8 km3/año. Según esto, comprobamos el siguiente análisis por cuencas hidrográficas. - Los recursos disponibles sobrepasan las demandas agrarias, industriales y urbanas en las confederaciones del Norte, del Duero, del Tajo y del Ebro. Esta abundancia de agua hace posible la producción eléctrica. Geografía física de España

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Los recursos hídricos se encuentran casi equilibrados con las demandas en las confederaciones del Guadiana, Júcar y Pirineo Oriental. El déficit de agua se encuentra en las confederaciones del Guadalquivir, Sur, Segura y Baleares y se manifiesta en restricciones al consumo en los años secos y en la sobreexplotación de los acuíferos. Esto último afecta al nivel freático de amplias áreas y produce efectos negativos sobre el medioambiente. En el archipiélago canario existe un equilibrio precario.

La complejidad del panorama hídrico está condicionada por la variabilidad estacional e interanual de los recursos. Gestionar correctamente los recursos disponibles exige guardar reservas de agua de los años excedentarios para ser utilizados en las estaciones o meses más deficitarios. La red de embalses constituye una pieza básica para la regulación interanual del recurso. Otra solución para aumentar los recursos hídricos disponibles es la desalinización del agua de mar en algunas zonas. Las primeras plantas desalinizadoras comienzan en los años sesenta en Canarias y fueron construidas con tecnología israelita, hoy España es uno de los países pioneros en desalación. El avance de la técnica ha hecho que desde entonces se haya ido reduciendo la complejidad del proceso, y que el coste de producción de agua haya bajado. Las demandas en el futuro evolucionarán en consonancia con el desarrollo económico y social, la planificación general del territorio y las tecnologías existentes en cada momento. A partir de la situación presente se pueden definir escenarios en diferentes hipótesis y analizar la coherencia y repercusiones concretas (económicas, sociales y políticas) en cada caso. Los usos del agua El consumo de agua en España ha experimentado un incremento considerable en los últimos cuarenta años ligado al aumento del nivel de vida, al desarrollo industrial y la expansión urbana, al incremento del número de hectáreas dedicadas a cultivos regados, al desarrollo de áreas turísticas de fuerte demanda, a la expansión de segundas residencias especialmente en áreas periurbanas, al consumo de agua en parques y jardines, y al importante incremento del consumo doméstico. Así, hasta ahora el agua había sido considerada por la población como un bien abundante, y no escaso, como sucede en la actualidad. A estos usos se han añadido recientemente la refrigeración de instalaciones energéticas, la dilución de vertidos, la acuicultura, etc. Algunos de ellos toman el agua del medio natural y la consumen en otro punto, como los usos urbanos, industriales y agrarios, mientras que otros la usan en su mismo medio natural, como la producción de energía hidroeléctrica, la navegación, y la utilización recreativo-paisajística, en consonancia con el uso medioambiental, que en el futuro alcanzará una importancia pareja a los usos tradicionales. Los usos del agua en España se distribuyen por sectores, el consumo de agua es: - Regadío utiliza el 80% del agua. - Abastecimiento a núcleos urbanos el 14% del consumo. - Industriales decir, el 6%.

A. Usos agrarios. En España la desigual distribución de precipitaciones hace que sea necesario utilizar el regadío en muchos de los cultivos. El agua que se usa para riegos procede en parte de cursos de agua que transportan aguas residuales, ya usadas en núcleos urbanos e industrias y devueltas a los ríos, de ahí la importancia de que este retorno del agua al lugar de abastecimiento se haga después de 72

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ser tratada adecuadamente para que no contamine. Para el uso agrario son necesarias obras de desvíos y canalizaciones de agua, y la construcción de canales de regadío y acequias. B. Los abastecimientos urbanos e industriales. En conjunto, el abastecimiento urbano e industrial supone el 14% del consumo, por otra parte el agua total consumida por las industrias es aproximadamente de 1.900 Hm3, lo que supone un 6% sobre el consumo total. Se prevé un aumento del consumo urbano desarrollo del turismo, precisamente en las zonas donde el agua es más escasa y se emplea con finalidades de ocio (zonas verdes, piscinas, campos de golf, etc.). El consumo de la industria se mantiene como consecuencia de las medidas de ahorro que se están implantando para reducir costes y los efluentes contaminantes. C. Usos energéticos. En los últimos años del s. XIX la demanda urbana e industrial de electricidad propició la construcción de las primeras centrales hidroeléctricas cercanas a los centros de consumo. La producción hidroeléctrica en España ha pasado por distintas etapas: - Al principio las centrales hidroeléctricas abastecían redes locales, los canales de los ríos bastaban para que las turbinas diesen la máxima potencia. - Con la concentración de mercados en una red nacional, la utilización del agua se hizo más compleja. - En la actualidad, el esquema del uso del agua se complicó más aún debido a que las centrales hidroeléctricas se fueron integrando en el sistema eléctrico general, en el que también participan la energía térmica convencional y la nuclear. El agua también se emplea en el proceso de producción de energía eléctrica como refrigerante en centrales térmicas convencionales o nucleares. D. Uso ambiental y recreativo. El uso ambiental, paisajístico y recreativo es importante, y las posibilidades que ofrecen los ríos embalses y lagunas, son variadas, pero si se abusa y se utiliza de forma masiva y desordenada, puede producir una serie de consecuencias nefastas para el resto de las utilidades del agua. Así, vemos cómo muchos de los usos del agua son incompatibles y se condicionan unos a otros. Por ejemplo, no se pueden realizar determinadas actividades deportivas en embalses cuya agua se va a utilizar para beber. En esa línea, una actuación más positiva ha sido la recuperación de las lagunas que se producen junto a los ríos como consecuencia de las extracciones de gravas, etc.

Política del Agua Una política del agua adecuada y válida debe cubrir todo tipo de demanda (urbana, la agrícola e industrial, ocio, etc.). Pero tampoco debe olvidar la demanda medioambiental para el mantenimiento de los ecosistemas fluviales. Las actividades que intervengan en el ciclo del agua para el desarrollo social y económico tendrán que considerar los requisitos que también tiene la vida natural. Para realizar una buena y correcta planificación de los recursos hídricos se tienen que considerar los siguientes puntos: - Solucionar los problemas de escasez. - Lograr los niveles de calidad exigidos. - Preservar el medio hídrico para conseguir un desarrollo sostenible.

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Los Planes Hidrológicos son necesarios y deben ser un recurso de gestión. Pero estos planes deben contemplar la disponibilidad del agua, la demanda por parte de la población y los recursos existentes en calidad y cantidad. No se pueden olvidar los recursos subterráneos. En una buena política del agua se debe primar la investigación en el campo de la reutilización del agua, así como la desalación en algunas regiones. Las actividades que se contemplan en los planes hidrológicos son: - Identificar los usos y actividades presentes y futuras relacionadas con el agua, en el escenario geográfico que se contempla. - Establecer objetivos de calidad ambiental necesarios para proteger dichos usos y actividades, acordados como "deseados" en el Plan. - Comparar esos objetivos con la situación ambiental actual. - Identificar situaciones y problemas derivados de la interacción entre usos, o que dificultan la consecución de los objetivos ambientales propuestos. - Identificar posibles soluciones a dichos problemas. - Consultar sobre usos, objetivos, situaciones y alternativas posibles. - Preparar el plan de actuación correspondiente, donde se detallan los medios para conseguir los objetivos propuestos y el calendario previsto para ello. - Implementar dicho Plan. - Revisar periódicamente el Plan propuesto y actualizarlo en los aspectos o situaciones que lo requieran. La Política Hidráulica del agua en España ha estado dirigida al aumento de los recursos hídricos, sobretodo por el paulatino aumento de la demanda. Tradicionalmente la política hidráulica se ha identificado, básicamente, con la planificación y ejecución de obras hidráulicas, minimizando en general los aspectos de gestión de los recursos hídricos. La peculiar geografía española hace que todo lo que tiene que ver con el uso de los medios hídricos sea una cuestión de primera importancia. No es extraño que, en consecuencia, la regulación o la gestión de nuestros recursos haya sido una constante desde la antigüedad hasta la actualidad. Limitándonos no obstante a los últimos siglos, ya en el siglo XVIII se hicieron grandes obras de ingeniería, como el Canal Imperial de Aragón, cuya finalidad era tanto mejorar el abastecimiento de agua en las zonas aledañas, sobre todo con fines agrícolas, como facilitar el comercio desde el interior hacia la periferia, y viceversa. A finales del siglo XIX y primeras décadas del XX estas preocupaciones, vinculadas a lo que se dio en llamar el regeneracionismo, volvieron a preocupar a intelectuales como el aragonés Joaquín Costa. Costa publicó, entre otras muchas cosas, un estudio titulado "Política hidráulica: misión social de los riegos en España" (1911) donde proponía la necesidad de imponer una política hidráulica consecuente para el desarrollo del país. Algunas de sus ideas fueron retomadas durante la Segunda República, por ejemplo por Manuel Lorenzo Pardo, autor del Plan Nacional de Obras Hidráulicas de 1932: su objetivo prioritario era potenciar el abastecimiento de agua en la vertiente atlántica de la Península, sobre todo los valles del Guadiana, Guadalquivir y Duero, donde se concentraba buena parte de la producción agrícola española. El franquismo puso en marcha grandes inversiones hidráulicas que debemos situar en el contexto de las ideas autárquicas y desarrollistas. En 1985 La Ley de Aguas (vigente hasta 2001) Vino a sustituir a la Ley de Agua de 1879. La ley de 1985 adaptó la gestión del agua a la nueva realidad política del Estado autonómico y del reparto de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas en materia del agua. 74

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La ley de Aguas estimaba que su utilización debía estar regulada por el estado. Esta ley consideró de dominio público: las aguas corrientes superficiales y subterráneas, los cauces de corrientes naturales (continuas y discontinuas), los lechos de lagos y lagunas y de los embalses, los acuíferos subterráneos (se incluían por primera vez como aguas de dominio público), las aguas procedentes de la desalación de agua de mar. En 1998, como un anticipo del PHN, se presentó un documento de trabajo, el Libro Blanco del Agua, en el que se exponía la situación española en cuanto a los recursos hídricos y se señalan los recursos hídricos que eran susceptibles de trasvase entre cuencas. Así, En 2001 el Parlamento aprueba el Plan Hidrológico Nacional con el objetivo de diseñar y llevar a cabo la política hidráulica de todo el Estado. Una de sus principales responsabilidades es cómo gestionar el desequilibrio de los recursos hídricos entre las distintas cuencas españolas. Estaba previsto que funcionase hasta 2008 y, de entre sus medidas, destacaba su pretensión de solucionar el déficit de agua en las regiones mediterráneas mediante trasvase de agua del Ebro. Este trasvase llevaba aparejado el proyecto de una gran cantidad de obras públicas: canalizaciones, embalses, acueductos... esta medida supuso una gran polémica que polarizó las posturas políticas ante la gestión hídrica entre las comunidades que se oponían, Aragón fundamentalmente, y las Comunidades receptoras del agua trasvasada, Comunidad Valenciana y Región de Murcia, donde fue muy bien recibido. Además, la gestión del agua en España debe tener en cuenta la Directiva Marco Europea del Agua (DMA) de la U.E. aprobada en el año 2000 para la gestión de las aguas superficiales, subterráneas y costeras a fin de fomentar el uso sostenible de las mismas, prevenir la contaminación y paliar efectos negativos de inundaciones y sequías. El cambio de gobierno de 2004 hizo que se derogara el PHN y fuera sustituido por el Programa A.G.U.A. Este programa contempla más de un centenar de actuaciones destinadas a: incrementar los recursos hídricos, mejorar su gestión y mejorar la calidad del agua. El Programa A.G.U.A. abandonó la política de trasvase del agua del Ebro para centrarse en la obtención del agua necesaria a través de plantas desaladoras cuya puesta en funcionamiento constituye la principal de las actuaciones. El Programa A.G.U.A. (Actuaciones para la Gestión y la Utilización del Agua) materializa la reorientación de la política del agua, mediante la explicación y difusión de las actuaciones concretas diseñadas para garantizar la disponibilidad y la calidad del agua en cada territorio. - El agua es, al mismo tiempo, un derecho y una responsabilidad. Todo ciudadano debe saber cómo participar de forma activa en la gestión del agua, y debe exigir a los poderes públicos que eviten todo abuso y degradación de este bien público. - El agua tiene un valor económico, social y ambiental. Toda actuación debe tener en cuenta esa triple dimensión, así como la gestión integral del agua en cada cuenca. - España forma parte de la Unión Europea, lo que comporta la posibilidad de obtener recursos económicos adicionales y obliga a cumplir las normas europeas: Directiva Marco 2000/60. - La innovación tecnológica permite, cada vez más, un mayor ahorro y eficiencia en el uso del agua, así como una mayor garantía de disponibilidad y de calidad en el suministro; y favorece, asimismo, la preservación y la restauración de los ecosistemas asociados al agua. - El agua no es un bien ilimitado, El uso del agua debe tener en cuenta sus costes reales, así como el beneficio económico que puede generar su utilización; y debe respetar la exigencia de un caudal mínimo para mantener los ecosistemas de cada cuenca incluidos los costeros.

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Esquemas 17: El agua en Canarias En general se puede considerar al Archipiélago como una tierra sedienta. El agua constituye uno de sus principales problemas. Con abundancia de agua las posibilidades agrícolas serían extraordinarias, especialmente en las dos islas orientales. Pero es que no se trata de lamentar lo que no se tiene, sino de cuidar lo que podemos dejar de tener, pues el consumo de agua anual puede ser superior al nivel de recarga también anual y esto terminaría, en los próximos años, agotando todas las bolsas o reservas acuíferas; lo que provocaría unas consecuencias desastrosas. Las precipitaciones muestran unas diferencias muy acentuadas entre las islas. Siendo las más húmedas, las occidentales, y entre éstas, es La Palma (La isla verde) con 660 mm la que ocupa el primer puesto. Lanzarote y Fuerteventura con 140 mm están a nivel de desierto. En la mayoría de las islas, el Norte también es más húmedo que el Sur. La razón de estas diferencias está en la altitud y en la orientación, pues los vientos alisios procedentes del NE arrastran humedad y en forma de niebla o nubes se va deteniendo en las zonas medias (entre 500 y 1.500 m). Así tenemos que Fuerteventura y Lanzarote, por carecer de importantes altitudes, no se aprovechan de tal beneficio. La Gomera y El Hierro llegan a alcanzar la zona de nubes. Tenerife, La Palma y Gran Canaria se aprovechan y sobrepasan esta formación de nubes (más de los 1.500 m), donde el aire es generalmente seco. La vertiente Norte es la que recibe entre 500 y 1.500 m la influencia húmeda del alisio procedente del NE. No así la vertiente Sur. Tan sólo la zona alta puede recibir precipitaciones durante los temporales del Sur, pero no existe un nivel intermedio de nubes, como en el Norte. Es por lo que se puede hablar de vertiente de barlovento al norte, y de sotavento o solana al sur.

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Consecuencias de la escasez de agua. Carencia de ríos o corrientes fluviales permanentes. Reducido número de manantiales. Terrenos baldíos por falta de riego. Denodado esfuerzo por conseguir el agua de la tierra a través de pozos y galerías. Valoración económica y poder social de los "aguatenientes".

Barrancos por ríos. No sólo es la falta de precipitaciones la que explica la carencia de ríos; hay otras razones, que señalamos junto a ella: - Pobreza de las precipitaciones. - Irregularidad de las mismas (hay años con abundantes lluvias y años de sequía). - Elevada pendiente del terreno (demasiada altitud en tan poca superficie). - Malas condiciones de recarga, etc. Todo esto hace que no existan corrientes permanentes. Las únicas existentes en el Archipiélago son la del Barranco de las Angustias, en La Palma y la del Barranco del Cedro, en La Gomera, sin llegar a incluirse en la categoría de río. En cortos períodos de algunos inviernos, en que las lluvias son de cierta importancia, tienen lugar avenidas torrenciales por los barrancos. Tanto se aprovecha el agua que corre por la superficie como la que está almacenada en el interior de la tierra. Al primer caso lo llamamos aprovechamiento superficial, o de recogida, y al segundo, aprovechamiento subterráneo o de extracción. Existen otros aprovechamientos como es el de elaboración, basado en las técnicas de eliminación de sales o en la utilización de las aguas residuales, etc. 76

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Aprovechamiento superficial. Aunque fundamentalmente es realizado a través de los embalses, citaremos otras técnicas: - Embalses. depósitos formados al cerrar el cauce de un barranco con una presa o dique. - Tomadero. El agua del barranco es frenada por un obstáculo que la canaliza hacia un depósito o terrenos, y a esto se llama tomadero. - Aljibe. Es un depósito usado especialmente en las islas orientales para recoger el agua de la lluvia. - Gavia. Parcela de terreno para cultivar, bordeada por un caballón de tierra, que se riega por encharcamiento con el agua de lluvia. Aprovechamiento subterráneo. En el interior de la tierra se forman depósitos o bolsas de agua infiltrada. Algunas veces de forma natural, el agua encuentra salida. Otras veces hay que perforar hasta encontrarla mediante: - Manantial. Es la producción natural de agua que brota de la tierra en forma de fuente. - Pozo. Se trata de la perforación vertical en la tierra hasta hallar ese depósito de agua. La longitud media de un pozo en Gran Canaria es de unos 90 m, siendo lo máximo, 350 m. - Galería. Especie de túnel o camino subterráneo, a modo de las minas, con el que se va profundizando en el interior de la tierra. Además de estas fórmulas, existen otros aprovechamientos, tales como: - Potabilización del agua del mar. En todas las islas de la Provincia Oriental existen plantas potabilizadoras para desalinizar el agua marina u posibilitar su uso y aprovechamiento. - Depuración de aguas residuales. Es otro método por el que se aprovecha para la industria y la agricultura el agua ya usada. Otras técnicas en ensayo, ensayadas o posibles son la lluvia o condensación artificial, la reducción de evaporación etc. Distribución. Desde los embalses, pozos y galerías parte una red de canales que se extiende por todo el suelo insular. Los canales a su vez, empalman con acequias o conducen directamente el agua a los estanques. De éstos salen también canales que distribuyen el agua a nuevas acequias que la llevan a los terrenos o bien pequeños estanques donde se conserva hasta su utilización. Las acequias son canales secundarios, generalmente abiertos, que al llegar a los terrenos presentan distintas aberturas laterales, con posibilidad de ser cerrados, por donde sale el agua a las distintas zonas de la huerta. Los estanques aparecen diseminados entre las plantaciones. Son depósitos, frecuentemente cilíndricos y abiertos en su superficie, cuyas paredes de cemento parten más abajo del nivel del suelo hasta algunos metros sobre el mismo. Independientemente de los canales y acequias, la red de distribución es inmensa a través de tubos y tuberías que transporta el agua a los pueblos y ciudades. Contaminaciones del agua subterránea Se define como contaminación a todo aquel proceso por el cual se alteran las características físico-químicas del agua. Dentro de estos procesos cabe distinguir los de origen natural y los causados por el hombre. Debido a la especial configuración del Archipiélago Canario, en cuanto a su insularidad, expansión demográfica y urbana, relieve y geología, es de destacar las contaminación por labores agrícolas, urbanas e intrusión marina dentro de las causadas Geografía física de España

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directamente por la población y la producida por emanaciones de gas, procedentes de un volcanismo no totalmente extinguido, dentro de las contaminaciones de origen o causa natural. En los acuíferos insulares, al igual que en la mayoría de las reservas de agua subterránea, el origen de las contaminaciones es difícil de detectar de un modo preciso y concreto. Esto es debido a la dispersión del foco contaminante al llegar a la zona saturada, junto con la lenta velocidad de circulación del agua. En ciertos casos, la cobertura de terreno no saturado, situada por encima del acuífero, protege de un modo efectivo de posibles contaminaciones, al producirse una regeneración del líquido polucionado gracias a su largo recorrido hasta llegar a la zona saturada. Este puede ser el caso de aguas contaminadas biológicamente. Debido a las mismas causas por las que un acuífero es resistente a la contaminación, se muestra asimismo reacio, una vez contaminado, a la regeneración, mostrando otra vez su resistencia al nuevo cambio que se le impone. Ambos factores de contaminación y regeneración son variables en el tiempo, dependiendo de factores intrínsecos a los propios agentes contaminantes y a la naturaleza del soporte geológico del acuífero. a) Contaminación por labores agrícolas: Esta contaminación se basa en la utilización del agua para fines agrícolas. El agua usada en la agricultura vuelve a infiltrarse en el terreno una vez que parte de ella es asimilada por la plantación. En Canarias, y debido en general al empleo de técnicas inadecuadas, parte del agua de riego vuelve a infiltrarse, produciendo con ello tres tipos de contaminación: asimilación por el agua de sustancias adquiridas de los abonos; peor calidad del agua de riego que la del subsuelo; y asimilación de pesticidas. b) Contaminación urbana: Es una contaminación esencialmente orgánica y biológica, aunque el uso de esta agua por el hombre repercute también en un aumento de los sólidos totales. La contaminación urbana se produce por el uso de fosas sépticas, pozos negros, alcantarillado en mal estado, vertederos mal emplazados o técnicamente mal previstos. En las Islas Canarias, en cada una de ellas, se han detectado indicios de contaminaciones de este tipo. Existen, no obstante zonas de índices de contaminación elevados que coinciden someramente con el subsuelo de las zonas urbanas, debido a problemas de deficiencia o carencia de redes de saneamiento c) Contaminación por intrusión marina: La contaminación por intrusión marina en las zonas costeras insulares se produce por desplazamiento de una masa de agua salada a expensas de una de agua dulce, como respuesta de la mezcla a condicionantes externos que varían las naturales condiciones originales. En las Islas Canarias, los problemas de intrusión marina son relativamente frecuentes. Esto es debido a la situación próxima a las costas de los puntos de extracción, así como también es el resultado de un excesivo caudal extraído sin haber realizado antes un estudio que límite y condicione la extracción a la situación hidrogeológica de la captación. d) Contaminación volcánica: Este tipo de contaminación se produce por el aporte de gases, procedentes de emanaciones volcánicas latentes, al agua subterránea. Estos gases, al disolverse en ella, producen cambios en el quimismo original. En ocasiones, y debido a las altas temperaturas de estas emanaciones, pueden lograr incrementar en algunos grados la temperatura normal del agua subterránea. Este tipo de contaminación ha sido siempre detectado en el Archipiélago de forma puntual y esporádica. La característica principal que produce esta disolución de gases en el agua es un aumento de la cantidad total de sales y, dependiendo del tipo de emanación, un aumento desproporcionado de los iones de bicarbonato, sulfato, cloruro, etc. 78

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Esquemas 18 y 19: El medioambiente La conservación y el uso sostenible de la biodiversidad son elementos clave para avanzar hacia un modelo de economía verde y un desarrollo sostenible, que minimice el impacto de las actividades humanas y reconozca el valor y la relevancia que tienen los servicios de los ecosistemas para el desarrollo y el bienestar. La protección de la biodiversidad es por tanto un reto colectivo que debe abordarse desde una perspectiva global y con un enfoque integrador, considerando a todos los actores sociales y sectores económicos. Los espacios protegidos desempeñan una función decisiva para la conservación de los ecosistemas y la supervivencia de las especies y para el mantenimiento de los procesos ecológicos y de los bienes y servicios ecosistémicos. Los espacios protegidos son áreas terrestres o marinas que, en reconocimiento a sus valores naturales sobresalientes, están dedicadas a la conservación de la naturaleza y sujetas, por lo tanto, a un régimen jurídico especial para su protección. Son uno de los instrumentos fundamentales para la conservación de la biodiversidad. Un espacio protegido es, según la definición técnica acordada por la Unión Mundial para la Conservación (UICN), un espacio geográfico claramente delimitado, dedicado a la conservación a largo plazo de la naturaleza y de sus servicios ecosistémicos y sus valores culturales asociados, y gestionado mediante medios legales u otros tipos de medios eficaces para conseguirlo. El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) recoge esta definición y la transforma en normativa, definiéndolos como áreas delimitadas geográficamente que hayan sido designadas y sean administradas con el fin de alcanzar objetivos específicos de conservación. El Convenio, además, dispone que cada Parte Contratante “establecerá un sistema de áreas protegidas o áreas donde haya que tomar medidas especiales para conservar la diversidad biológica”. En España, los espacios protegidos están definidos y regulados con carácter básico por la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, que los agrupa en tres tipos distintos, atendiendo a sus respectivos marcos jurídicos de origen: - Espacios Naturales Protegidos - Espacios protegidos Red Natura 2000 - Áreas protegidas por instrumentos internacionales En todo caso, ya sean Espacios Naturales Protegidos, espacios de la Red Natura 2000 o Áreas protegidas por instrumentos internacionales, deben ser declarados normativamente por la Administración competente, que debe también desarrollar la planificación y gestión adecuada para alcanzar sus objetivos de conservación. De acuerdo con el régimen competencial establecido en la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, corresponde al Ministerio de Agricultura. Alimentación y Medio Ambiente la declaración, la planificación y la gestión de los espacios protegidos situados en áreas marinas bajo soberanía o jurisdicción nacional, siempre que no exista continuidad ecológica del ecosistema marino con un espacio natural terrestre objeto de protección. Corresponde, a su vez, a las Comunidades Autónomas la declaración, la planificación y la gestión de los espacios protegidos en su ámbito territorial, así como en las aguas marinas cuando, para estas últimas, en cada caso exista tal continuidad ecológica, avalada por la mejor evidencia científica existente. La información más relevante correspondiente a cada uno de los espacios protegidos existentes en España constará en el Inventario Español de Espacios Naturales Protegidos, Red Natura 2000 y Geografía física de España

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Áreas protegidas por instrumentos internacionales, registro de ámbito estatal creado por la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, y pendiente de instrumentación reglamentaria. 1. Espacios Naturales Protegidos en España De acuerdo con la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, tienen la consideración de Espacios Naturales Protegidos aquellos espacios del territorio nacional, incluidas las aguas continentales y las aguas marítimas bajo soberanía o jurisdicción nacional, incluidas la zona económica exclusiva y la plataforma continental, que cumplan al menos uno de los requisitos siguientes y sean declarados como tales: - Contener sistemas o elementos naturales representativos, singulares, frágiles, amenazados o de especial interés ecológico, científico, paisajístico, geológico o educativo. - Estar dedicados especialmente a la protección y el mantenimiento de la diversidad biológica, de la geodiversidad y de los recursos naturales y culturales asociados. En función de los bienes y valores a proteger y de los objetivos de gestión a cumplir, los Espacios Naturales Protegidos, ya sean terrestres o marinos, se clasifican en cinco categorías básicas de ámbito estatal, establecidas por la Ley 42/2007, de 13 de diciembre. Sin embargo, dado que la mayoría de las Comunidades Autónomas han desarrollado legislación propia sobre espacios protegidos, existen en la actualidad en España más de 40 denominaciones distintas. Atendiendo a la ley, en España existen diferentes figuran de protección atendiendo a las singularidades del territorio: En función de los bienes y valores a proteger, y de los objetivos de gestión a cumplir, los espacios naturales protegidos, ya sean terrestres o marinos, se clasificarán, al menos, en alguna de las siguientes categorías: a) Parques. b) Reservas Naturales. c) Áreas Marinas Protegidas. d) Monumentos Naturales. e) Paisajes Protegidos. Artículo 30. Los Parques. 1. Los Parques son áreas naturales, que, en razón a la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su fauna o de su diversidad geológica, incluidas sus formaciones geomorfológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos cuya conservación merece una atención preferente. 2. Los Parques Nacionales se regirán por su legislación específica. 3. En los Parques se podrá limitar el aprovechamiento de los recursos naturales, prohibiéndose en todo caso los incompatibles con las finalidades que hayan justificado su creación. 4. En los Parques se facilitará la entrada de visitantes con las limitaciones precisas para garantizar la protección de aquéllos. 80

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5. Se elaborarán los Planes Rectores de Uso y Gestión, cuya aprobación corresponderá al órgano competente de la Comunidad autónoma. Las Administraciones competentes en materia urbanística informarán preceptivamente dichos Planes antes de su aprobación. En estos Planes, que serán periódicamente revisados, se fijarán las normas generales de uso y gestión del Parque. 6. Los Planes Rectores prevalecerán sobre el planeamiento urbanístico. Cuando sus determinaciones sean incompatibles con las de la normativa urbanística en vigor, ésta se revisará de oficio por los órganos competentes. Artículo 31. Las Reservas Naturales. 1. Las Reservas Naturales son espacios naturales, cuya creación tiene como finalidad la protección de ecosistemas, comunidades o elementos biológicos que, por su rareza, fragilidad, importancia o singularidad merecen una valoración especial. 2. En las Reservas estará limitada la explotación de recursos, salvo en aquellos casos en que esta explotación sea compatible con la conservación de los valores que se pretenden proteger. Con carácter general estará prohibida la recolección de material biológico o geológico, salvo en aquellos casos que por razones de investigación, conservación o educativas se permita la misma, previa la pertinente autorización administrativa. Artículo 32. Áreas Marinas Protegidas. 1. Las Áreas Marinas Protegidas son espacios naturales designados para la protección de ecosistemas, comunidades o elementos biológicos o geológicos del medio marino, incluidas las áreas intermareal y submareal, que en razón de su rareza, fragilidad, importancia o singularidad, merecen una protección especial. Podrán adoptar esta categoría específica o protegerse mediante cualquier otra figura de protección de áreas prevista en esta Ley, en cuyo caso, su régimen jurídico será el aplicable a estas otras figuras, sin perjuicio de su inclusión en la Red de Áreas Marinas Protegidas. 2. Para la conservación de las Áreas Marinas Protegidas y de sus valores naturales, se aprobarán planes o instrumentos de gestión que establezcan, al menos, las medidas de conservación necesarias y las limitaciones de explotación de los recursos naturales que procedan, para cada caso y para el conjunto de las áreas incorporables a la Red de Áreas Marinas Protegidas. 3. Independientemente de la categoría o figura que se utilice para su protección, las limitaciones en la explotación de los recursos pesqueros en aguas exteriores se realizarán conforme a lo establecido en el artículo 18 de la Ley 3/2001, de 26 de marzo, de Pesca Marítima del Estado. 4. La Conferencia Sectorial, a propuesta de las Comunidades autónomas litorales y de la Administración General del Estado, establecerá los criterios mínimos comunes de gestión aplicables a las Áreas Marinas incluidas en la Red. Artículo 33. Los Monumentos Naturales. Geografía física de España

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1. Los Monumentos Naturales son espacios o elementos de la naturaleza constituidos básicamente por formaciones de notoria singularidad, rareza o belleza, que merecen ser objeto de una protección especial. 2. Se considerarán también Monumentos Naturales los árboles singulares y monumentales, las formaciones geológicas, los yacimientos paleontológicos y mineralógicos, los estratotipos y demás elementos de la gea que reúnan un interés especial por la singularidad o importancia de sus valores científicos, culturales o paisajísticos. 3. En los Monumentos con carácter general estará prohibida la explotación de recursos, salvo en aquellos casos que por razones de investigación o conservación se permita la misma, previa la pertinente autorización administrativa. Artículo 34. Los Paisajes Protegidos. 1. Paisajes Protegidos son partes del territorio que las Administraciones competentes, a través del planeamiento aplicable, por sus valores naturales, estéticos y culturales, y de acuerdo con el Convenio del paisaje del Consejo de Europa, consideren merecedores de una protección especial. 2. Los objetivos principales de la gestión de los Paisajes Protegidos son los siguientes: a) La conservación de los valores singulares que los caracterizan. b) La preservación de la interacción armoniosa entre la naturaleza y la cultura en una zona determinada. 3. En los Paisajes Protegidos se procurará el mantenimiento de las prácticas de carácter tradicional que contribuyan a la preservación de sus valores y recursos naturales. Artículo 35. Requisitos para la declaración de los Parques y las Reservas Naturales. 1. La declaración de los Parques y Reservas Naturales exigirá la previa elaboración y aprobación del correspondiente Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de la zona. 2. Excepcionalmente, podrán declararse Parques y Reservas sin la previa aprobación del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, cuando existan razones que los justifiquen y que se harán constar expresamente en la norma que los declare. En este caso deberá tramitarse en el plazo de un año, a partir de la declaración de Parque o Reserva, el correspondiente Plan de Ordenación. Artículo 36. Declaración y gestión de los Espacios Naturales Protegidos. 1. Corresponde a las Comunidades autónomas la declaración y la determinación de la fórmula de gestión de los espacios naturales protegidos en su ámbito territorial y en las aguas marinas cuando, para estas últimas, en cada caso exista continuidad ecológica del ecosistema marino con el espacio natural terrestre objeto de protección, avalada por la mejor evidencia científica existente. 82

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2. En los casos en que un espacio natural protegido se extienda por el territorio de dos o más Comunidades autónomas, éstas establecerán de común acuerdo las fórmulas de colaboración necesarias. Artículo 37. Zonas periféricas de protección. En las declaraciones de los espacios naturales protegidos podrán establecerse zonas periféricas de protección destinadas a evitar impactos ecológicos o paisajísticos procedentes del exterior. Cuando proceda, en la propia norma de creación, se establecerán las limitaciones necesarias.

2. Red Natura 2000 Natura 2000 es una red ecológica europea de áreas de conservación de la biodiversidad. Consta de Zonas Especiales de Conservación (ZEC) establecidas de acuerdo con la Directiva Hábitat y de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) designadas en virtud de la Directiva Aves. Su finalidad es asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los tipos de hábitat en Europa, contribuyendo a detener la pérdida de biodiversidad. Es el principal instrumento para la conservación de la naturaleza en la Unión Europea. 3. Áreas Protegidas por Instrumentos Internacionales De acuerdo con la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, tienen la consideración de áreas protegidas por instrumentos internacionales todos aquellos espacios naturales que sean formalmente designados de conformidad con lo dispuesto en los Convenios y Acuerdos internacionales de los que sea parte España y, en particular, los siguientes: - Los Humedales de Importancia Internacional, del Convenio de Ramsar. - Los sitios naturales de la Lista del Patrimonio Mundial, de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. - Las áreas protegidas del Convenio para la protección del medio ambiente marino del Atlántico del nordeste (OSPAR) - Las Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM), del Convenio para la protección del medio marino y de la región costera del Mediterráneo. - Los Geoparques, declarados por la UNESCO. - Las Reservas de la Biosfera, declaradas por la UNESCO. - Las Reservas biogenéticas del Consejo de Europa - El régimen genérico de protección de estas áreas será el establecido en los correspondientes Convenios y Acuerdos internacionales. En los últimos años la realidad política, social, económica y medioambiental se encuentra en una delicada situación, es por ello que es necesario desarrollar políticas de acción que contribuyan a la mejora de todos estos aspectos. En el marco de la crisis mundial que afecta de forma global a todo el planeta, la Unión Europea redirigió sus políticas de desarrollo y estableció un plan de acción destinado a corregir y mejorar sus líneas de acción en todos los ámbitos: la Estrategia 2020. La Estrategia 2020 ofrece una visión de lo que será la economía social europea en el siglo XXI. La estrategia muestra cómo la Unión Europea podrá salir reforzada de la crisis y transformarse en una economía inteligente, sostenible, e incluso con niveles de empleo, cohesión social y productividad elevados. Y para ello propone tres prioridades que se refuerzan mutuamente: Geografía física de España

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Crecimiento inteligente: desarrollo de una economía basada en el conocimiento y la innovación. Crecimiento sostenible: promoción de una economía que haga un uso más eficaz de los recursos, que sea más verde y competitiva. Crecimiento integrador: fomento de una economía con alto nivel de empleo que tenga cohesión social y territorial.

La estrategia recoge que el crecimiento sostenible significa construir una economía que aproveche los recursos con eficacia, que sea sostenible y competitiva, que aproveche el liderazgo de Europa en la carrera para desarrollar las tecnologías verdes, reforzando las ventajas competitivas de nuestras empresas. Este enfoque ayudará a la UE a prosperar en un mundo con pocas emisiones de carbono y recursos limitados y al mismo tiempo impedirá la degradación del medio ambiente, la pérdida de biodiversidad y un uso no sostenible de los recursos. Estos objetivos se traducen en tres campos de actuación concretos: - Competitividad: Mantener el liderazgo en el mercado de tecnologías verdes como medio de garantizar un uso eficaz de los recursos en toda la economía. - Lucha contra el cambio climático: reducir las emisiones significativamente y con más rapidez que en el decenio anterior y explotar plenamente el potencial de nuevas tecnologías como la captura y almacenamiento de carbono. - Energía limpia y eficaz: Alcanzar los objetivos de un 20% de generación de la energía a partir de fuentes renovables, y del 20% de mejora de la eficiencia energética, lo que supondrá una disminución notable de las importaciones de petróleo y gas, y una creación de empleo directa, estimada en más de un millón de puestos de trabajo. Los estados miembro de la UE asumieron esta nueva dirección política, y dentro de ellos, las RUP – entre las que se encuentran las Islas Canarias - acogieron favorablemente la nueva estrategia Europa 2020, cuyas orientaciones generales se asemejan considerablemente a las de su Memorándum conjunto «Las Regiones ultraperiféricas en el horizonte 2020», y comparten globalmente las prioridades esenciales de Europa 2020; sin embargo, consideran primordial que ésta tenga en cuenta sus especificidades y que se desarrolle mediante políticas adaptadas a la realidad de la ultraperiferia, dotándose de los medios e instrumentos apropiados que garanticen la igualdad de oportunidades de los ciudadanos de las RUP en relación al resto de la UE. En este proceso se pretende sentar las bases para la formulación, consenso y desarrollo del Plan de acción de la Estrategia Europa 2020 en Canarias, de acuerdo con la sugerencia de la Comisión Europea (CE) en su comunicación “Las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea: hacia una asociación en pos de un crecimiento inteligente, sostenible e integrador”, La estrategia Canarias 2020 se plasma en dos documentos: - Plan de Acción Europa 2020 en Canarias - Estrategia de Especialización Inteligente (RIS3) de Canarias En el Plan de Acción Europa 2020 en Canarias se destaca, en el punto el punto 3, la importancia de un crecimiento sostenible señalando que “Si bien el crecimiento sostenible es un elemento fundamental para el desarrollo de Canarias, como de cualquier otra región, por la importancia que tiene en cualquier tipo de economía y por ser una de las tres prioridades en la estrategia de Europa 2020, adquiere un papel fundamental debido a su naturaleza de región ultraperiférica, 84

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caracterizada por unos condicionantes estructurales que la hacen más vulnerable. Dichos condicionantes se materializan, entre otros factores, en su insularidad (y doble insularidad), el aislamiento (territorial y energético), la fragmentación del territorio, su pequeño tamaño, la escasez de recursos naturales y la dependencia del exterior, con la particularidad de que se presentan simultáneamente y de manera acumulada. Partiendo de esta realidad, los efectos derivados de los desafíos que plantean el cambio climático, el energético o las presiones demográficas, son más intensos y complejos en Canarias.” Para ello, este plan señala las principales líneas de acción:  Economía baja en carbono, desarrollo industrial y eficiencia energética: centrado en la introducción de mejoras que permitan disminuir los costes energéticos, a la vez que se innova en los usos eficientes de la energía, el agua y el desarrollo de las energías sostenibles. en este sentido se trabajan las siguientes líneas: Para ello se han definido los objetivos siguientes: Ahorro y eficiencia energética. Fomento de las energías renovables y el transporte sostenible. Desarrollo industrial. 





Eco-innovación, agricultura, pesca y protección del medio ambiente, el medio ambiente debe ser el corazón del nuevo modelo de desarrollo, así la estrategia se propone los siguientes objetivos: Promover la economía verde, la economía azul y la ecoinnovación dentro del tejido empresarial. Preservar el medio ambiente, favorecer el desarrollo de empresas relacionadas con la protección del medio ambiente y luchar contra el cambio climático. Fomento de la inversión para abordar los riesgos específicos, garantía de resiliencia frente a las catástrofes y desarrollo de sistemas de gestión de catástrofes. Infraestructuras de gestión de residuos y de agua, infraestructuras verdes urbanas, planes de gestión de la Red Natura y la adaptación a la Directiva de agua. Desarrollar una agricultura y una pesca competitivas y respetuosas con el medio ambiente. Canarias laboratorio natural Fomentar el desarrollo y la implantación de proyectos de almacenamiento de energía y redes de distribución inteligentes. Generar espacios y servicios de apoyo para el desarrollo de proyectos. Bio-economía basada en la biodiversidad canaria Promover una bioeconomía que permita el desarrollo económico y social, preservando el medioambiente.

La Estrategia de Especialización Inteligente (RIS3) de Canarias supone la puesta en práctica de la especialización inteligente para lograr que la economía regional se transforme en una economía competitiva y sostenible. Canarias trabaja para desarrollar de forma integradora entre los agentes públicos y del tejido empresarial, que tareas de investigación y de innovación puede destacar, para ello existen diferentes líneas de acción y colaboración.

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La contaminación El medio ambiente es de una gran importancia para el ser humano, Pero la acción antrópica causa problemas al medio natural. Los principales son la destrucción o desaparición total de elementos medioambientales, la sobreexplotación o explotación del medio por encima de su capacidad de producción y regeneración, y la contaminación o adición de materias nocivas. La contaminación atmosférica. La contaminación atmosférica está causada por contaminantes primarios (vertidos directamente a la atmósfera) o por contaminantes secundarios (generados por las reacciones químicas y fotoquímicas de los contaminantes primarios). Las principales consecuencias de la contaminación atmosférica son: A) La lluvia ácida: Es la precipitación de gotas de lluvia que contienen ácido sulfúrico y ácido nítrico. Este tipo de lluvia es perjudicial para la vegetación, los suelos, los edificios e incluso para la salud de las personas. B) La disminución de la capa de ozono. La capa de ozono es la capa de aire contenida en la estratosfera en la que abunda el ozono (O3). La misión del ozono es impedir que los rayos ultravioletas procedentes del sol y nocivos para la vida vegetal, animal y humana, penetren hasta la Tierra. C) Cambio climático global. El sistema climático se considera formado por cinco grandes componentes: la atmósfera (capa gaseosa que envuelve a la Tierra), la hidrosfera (el agua tanto dulce como salada en estado líquido), la criosfera (el agua en estado sólido), la litosfera (el suelo) y la biosfera (los seres vivos que pueblan la Tierra). En este marco de referencia, el clima es una de las consecuencias de las interacciones y retroacciones que se establecen entre los cinco componentes del sistema climático y responde a un equilibrio en el intercambio de energía, masa y cantidad de movimientos entre ellos. El clima está gobernado por la radiación de onda corta procedente del Sol. Esta energía es capturada en una parte por la superficie terrestre y, en otra, reflejada hacia el exterior por los componentes atmosféricos o la propia superficie. Para establecer un equilibrio energético, la Tierra debe emitir tanto energía como la que absorbe del Sol. Así, como la atmósfera es prácticamente transparente no absorbe a la radiación solar; sin embargo, la radiación emitida por la superficie terrestre, que es de onda larga, sí es absorbida y emitida a su vez por los componentes atmosféricos. Este fenómeno, llamado efecto invernadero natural, provoca un calentamiento de la atmósfera en sus capas bajas; y los gases que lo producen se denominan, comúnmente, "gases de efecto invernadero". Gran parte de estos gases (vapor de agua, dióxido de carbono, monóxido de nitrógeno, metano, ozono, óxido nitroso, etc.) son componentes naturales de la atmósfera. Por tanto, el efecto invernadero es un fenómeno natural y gracias a él es posible la vida en la Tierra. De no existir el efecto invernadero, la Tierra tendría una temperatura media de -18oC, es decir 33oC menos de la que tiene en la actualidad; 15oC. Se llama así a este efecto por su similitud con un invernadero en el que el cristal o el plástico deja pasar la radiación solar de longitud de onda corta pero dificulta la salida de los de onda larga o infrarrojos procedentes del invernadero. Existen dos tipos de efecto invernadero: el natural, en el que el aire y las nubes evitan que el calor de la radiación terrestre se pierda hacia la alta atmósfera y hace habitable este planeta; y el artificial, debido a la intensificación del calentamiento por la presencia en el aire de grandes cantidades de partículas contaminantes, procedentes de la quema de combustibles, los medios de transporte, la desaparición de los bosques y el deterioro de los océanos, etc., que retienen una mayor cantidad de energía calorífica devuelta por la Tierra. La consecuencia es una elevación de la temperatura global del planeta y el deshielo de los casquetes polares. 86

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La deforestación o destrucción de la cubierta vegetal. La destrucción de la cubierta vegetal o deforestación tiene como causas principales las roturaciones agrarias, la ocupación del espacio forestal para otros usos y los incendios forestales. - La agricultura y la ganadería, desde el pasado remoto, han roturado miles de kilómetros cuadrados de bosque que se han destinado a cultivos o se han convertido en prados para el ganado. - La ocupación urbana, las instalaciones industriales, las segundas residencias y las grandes infraestructuras también se han realizado en muchos casos a costa del bosque. - Los incendios forestales han tenido una clara evolución ascendente en los últimos treinta años. Su mayor frecuencia se da en el verano y se estima que el 96% son provocados, por descuido o de forma intencionada, por algunos ganaderos que quieren obtener nuevas zonas de pastos, por especuladores que desean suelos para segundas residencias o instalaciones hoteleras, y por excursionistas. La contaminación, la erosión y desertización del suelo. La contaminación del suelo es obra de los vertidos industriales y urbanos y, sobre todo, del abuso en el empleo de fertilizantes químicos y plaguicidas en las actividades agrícolas, que a largo plazo pueden dar características tóxicas al suelo. La erosión del suelo es un fenómeno natural que se ve acentuado por las acusadas pendientes y el carácter torrencial de las precipitaciones. Pero la erosión natural puede intensificarse también debido a acciones humanas, como la deforestación y las prácticas agrícolas y ganaderas inadecuadas: - La deforestación por tala o incendio contribuye a la erosión, pues la vegetación fija el suelo en sus raíces y retiene el agua de lluvia, dejándola caer lentamente, de modo que evita que golpee directamente sobre el suelo. - El excesivo pastoreo en pastos pobres acentúa la erosión. Lo mismo sucede con prácticas agrarias inadecuadas, como no dejar descansar suficientemente el suelo, abusar de los abonos y plaguicidas químicos o cultivar en laderas de gran pendiente sin adoptar medidas de protección. La sobreexplotación y la contaminación de las aguas. La sobreexplotación de las aguas es el resultado del aumento del consumo de agua para usos agrarios, urbanos e industriales. Este hecho ha impulsado la construcción de obras hidráulicas dirigidas a la captación masiva de agua o a su regularización (embalses, canalizaciones, trasvases, pozos). Dichas obras han modificado el cauce y el caudal de los ríos y han sobreexplotado los acuíferos, produciendo un descenso de su nivel que puede conducir, en unos casos, a su desecación total o parcial y, en otros casos, al avance de la intrusión marina en los acuíferos litorales, lo que provoca la salinización del agua. La contaminación de las aguas proviene de la evacuación de los desechos producidos por el ser humano. Cuando el volumen en que se vierten dichos desechos es excesivo, impiden la oxigenación y repurificación natural del agua. La contaminación se origina a partir de diversas actividades económicas humanas: - La contaminación rural procede sobre todo de la limpieza de establos y cuadras y del uso inadecuado de fertilizantes e insecticidas químicos por parte de la agricultura. - También la construcción de pozos negros para evacuar las aguas fecales puede contaminar las aguas subterráneas próximas. - La contaminación industrial está causada por la expulsión de vertidos sin depurar a ríos y mares. Provoca la proliferación de algas tóxicas y de venenosos metales pesados (mercurio, plomo, cadmio), que pueden acumularse en tejido graso de los peces e integrarse en la Geografía física de España

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cadena alimentaria, afectando de este modo al ser humano. El petróleo vertido accidental o intencionadamente (lavado de los tanques en el mar), origina mareas negras que afectan al agua, a los seres vivos y a las costas. La contaminación urbana se debe al vertido sin depurar de aguas fecales, que contienen bacterias y virus, y al vertido de fosfatos y nitratos presentes en los detergentes. Los vertederos incontrolados e ilegales son un grave problema, pues, al recibir el agua de lluvia, se forma un líquido tóxico (lixiviado) que puede filtrarse en el suelo y contaminar los acuíferos.

El deterioro creciente del medio ambiente es motivo de preocupación no sólo para los científicos que se ocupan del tema sino para todos los hombres. A pesar de los importantes cambios tecnológicos alcanzados en las últimas décadas, el hombre aún no se ha independizado de la naturaleza. Por ello es necesario un cambio de mentalidad, con el fin de contrarrestar el actual proceso de contaminación y destrucción de los recursos existentes. La situación ambiental en España La situación ambiental es el resultado final de los desequilibrios provocados por las interacciones de la sociedad y el medio. Para poner remedio a la tendencia cada vez más negativa derivada de esas relaciones, ha sido necesario tomar en España medidas iniciales de prevención y otras posteriores de corrección. A pesar de ello, la conservación ambiental en nuestro país no es la ideal ni tampoco una cuestión menor por varias razones. La principal de ellas reside en la Constitución Española, que en su artículo 45, reconoce tanto el derecho de todos a disfrutar de un medio adecuado como el deber de conservarlos; y la segunda porque el patrimonio natural de nuestro país es uno de los más ricos y variados de Europa. Los riesgos naturales. Los riesgos naturales comprenden las actuaciones de la naturaleza perjudiciales para las sociedades humanas. - Riesgos biológicos tienen que ver con las epidemias y las plagas. Están cada vez más controlados en todos los países desarrollados, aunque en España se ha hecho más por paliar los problemas, una vez planteados, que por prevenirlos. Sólo así es posible explicar el repunte ocasional de algunas enfermedades de origen patógeno (rebrotes de cólera en los años sesenta), y plagas perniciosas para la agricultura y los bosques (langosta en el sector mediterráneo, procesionaria sobre coníferas, etc.). - Riesgos geológicos se circunscriben a los terremotos y al vulcanismo (con origen ambos en la geodinámica interna), así como a los deslizamientos y desprendimientos de tierras por la acción de los agentes erosivos. - Riesgos climáticos tienen que ver con la capacidad destructiva de varios fenómenos atmosféricos como las olas de frío y calor, los vendavales, las tormentas y las sequías. Los riesgos inducidos Cuando los actos humanos sobrepasan lo que puede tolerar el medio natural. Es entonces cuando se generan las situaciones de peligro más duradero, es decir, los riesgos inducidos, resultado de la modificación de algún proceso natural por acción humana. - La desertificación. Es consecuencia de los aprovechamientos y prácticas agrícolas o ganaderas inadecuadas, el sobrepastoreo, el abandono de cultivos, etc. La erosión acelerada del suelo se ve fomentada por la pérdida de la cubierta vegetal que proteja los suelos. 88

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Los incendios forestales son un verdadero azote cuyas causas son múltiples y difíciles de atajar, dadas las implicaciones económicas que conllevan. Facilitan los incendios las repoblaciones realizadas con especies inflamables, baratas, de crecimiento rápido y muy rentable económicamente (pino y eucalipto). Las inundaciones producidas por negligencia suelen tener también motivos económicos, y entre ellos la ocupación integral del espacio sin contemplar previamente los inconvenientes. Los riesgos tecnológicos. el ser humano es también capaz de crear otras situaciones de riesgo cuando confía demasiado en una tecnología. Los riesgos tecnológicos incluyen los incidentes con materiales peligrosos y las fallas en plantas de energía nuclear.

Los residuos urbanos A medida que la vida moderna ha ido haciéndose más cómoda y práctica, también ha ido generalizándose la tendencia a fabricar cosas que, una vez utilizadas, se pueden tirar a la basura. Ésta ha sido y es la causa de toda clase de problemas medioambientales, entre los que se cuentan la contaminación del agua y del aire, la destrucción del entorno natural, el calentamiento global y enormes cantidades de residuos. Las dificultades para la eliminación de los desechos domiciliarios e industriales pueden ser superadas con la generalización del concepto de reciclado. Reciclar significa volver a usar como materia prima elementos utilizados y descartados anteriormente, para producir otros nuevos. Esa tarea permite una sensible disminución de los residuos, a la vez que ahorra enormes cantidades de agua y energía. En países desarrollados, el proceso se facilita con la recolección selectiva de la basura. El papel, el vidrio y otros materiales son fácilmente reciclables. La gestión medioambiental introduce la planificación física y ecológica como una premisa previa a cualquier actuación sobre la naturaleza. Es fundamental pensar con antelación en todas las posibles repercusiones que cualquier proyecto puede tener en el futuro de un territorio. Una de las herramientas más valiosas para complementar cualquier iniciativa económica, de establecimiento de infraestructuras, productiva, etc., es la evaluación de impactos ambientales, cuyo objetivo básico es evitar posibles deterioros originados por proyectos productivos, cuya corrección posterior sería muy costosa para la sociedad e irreversible para el medio natural. Las auditorias ambientales. La incorporación a la Unión Europea ha traído consigo una mayor sensibilización empresarial por el medio ambiente, unas veces motivada por convencimiento propio de los empresarios y, en la mayoría de los casos, por la presión social y las adaptaciones legislativas. Las auditorias ambientales pretenden reducir los desajustes y las deficiencias de las actividades económicas y empresariales en función de la incidencia medioambiental que éstos poseen.

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