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FUTBOL,POLÍTICA Y SOCIEDAD. Las relaciones entre el poder político y el fútbol en el Uruguay Andrés Morales (Profesor-investigador. Miembro del grupo "Deporte y Sociedad" de CLACSO) INTRODUCCIÓN "Desde la familiaridad acrítica, desde el no interrogarse, por ejemplo por el fútbol, la prensa, el consumo, el sexo, la apariencia se identifica con lo real y lo esencial suele quedar oculto". Enrique Pichon-Riviére. La elección de este proyecto forma parte de una constante labor por parte del autor que es transformar al deporte en objeto de estudio de las ciencias sociales ,buscando que la producción de conocimiento que se haga en torno al mismo entre en el terreno de lo académico. Las relaciones entre el fútbol, la política y la sociedad en el Uruguay es un campo todavía increíblemente no explorado. Para la historia, que es desde la disciplina que provengo, se tienen que abrir nuevos horizontes, no sólo en la investigación si no también en la enseñanza de la misma en las aulas. Es con este ánimo que realizo este artículo, fundamentalmente con la necesidad de divulgar a mis colegas todo lo fértil que es la producción en otros lados. Es así que se estudiará la relación existente entre el partido colorado, el partido nacional, las izquierdas, y el ejército con el fútbol, relación mediada por los medios de comunicación. El reciente congreso internacional del grupo de trabajo "Deporte y Sociedad" de CLACSO, denominado "fútbol, globalización y medios de comunicación" realizado el 16 y 17 de mayo en la Universidad Católica, ha permitido al grupo interdisciplinario que trabaja en Uruguay coordinado por el sociólogo Rafael Bayce poder realizar trabajos en red con investigadores de los diferentes países latinoamericanos participantes. En los últimos años se ha empezado a publicar las ponencias de los diferentes investigadores, realizando libros de carácter colectivo y donde se ve la visión que se tiene sobre el tema desde cada país. Esta producción académica se suma, a la ya vastísima producción europea. En Europa, concretamente en Francia e Inglaterra, ya llevan más de veinte años los estudios del deporte desde el punto de vista sociológico, antropológico e histórico. Es desde la interdisciplinariedad desde donde se pretende abordar las diferentes visiones del tema. Es por ello que desde la historia nos apoyamos en la sociología y en la antropología, utilizando la metodología de estas diferentes áreas del conocimiento humano. El clásico trabajo en archivos propio de la historia se hibridiza con el método etnográfico en donde a través de la búsqueda de informantes y la observación se participa en el trabajo de campo. Lo mismo puede decirse del marco conceptual y epistemológico. Hoy se diluyen las fronteras y las líneas rígidas y dominantes dejan lugar a las blandas y heteróclitas. Este trabajo intenta reivindicar la llamada "historia antropológica", en donde se experimenta un redescubrimiento de la importancia de los símbolos en la historia. El descubrimiento de las posibilidades que da la lectura simbólica del juego, vino primero a través de los trabajos de Johan Huizinga. Pero el verdadero acercamiento a una lectura profunda del juego nos la dio el estudio de Clifford Geertz sobre la riña de gallos en Balí. En 1959 este antropólogo realizaba un trabajo de campo Balí. En un comienzo se siente que lo ignoran y no logra introducirse en la sociedad balinesa. Pero todo cambia cuando el investigador se dirige a una gallera a presenciar la riña de gallos. Cuando viene la policía se escapa Geertz con sus futuros "informantes". El trabajo etnográfico se abre a través de esta experiencia. La riña es una lucha puramente simbólica que permite leer la sociedad balinesa. Atrás del triunfo del gallo campeón se disputa el estatus, la jerarquía y los roles sociales. Todo esto nos muestra que este tipo de practica culturales funcionan como textos que permiten leer el universo más amplio de lo social. Este trabajo intentará mostrar justamente como a través del fútbol se pueden leer una fuerte disputa por el poder en la sociedad. Al elegir al deporte como objeto de estudio de las ciencias sociales, conlleva implícito "la invención de un campo" académicamente nuevo. Esto lleva a que se generen problemas dentro y fuera de la academia. Para explicar algo de esto, es importante echar mano de la "teoría de los campos" basada en el habitus, del recientemente fallecido sociólogo francés Pierre Borudieu. Ante un mismo objeto de estudio como es el fútbol, el campo periodístico y el académico tienden a chocar y repelerse fuertemente. "Los intelectuales no saben nada de fútbol", son algunas de las frases que reciben frecuentemente los académicos por parte de la prensa y el público en general. La necesidad del "mito" como forma de recrear un imaginario en crisis lleva al público, poder político y prensa en general a escapar fuertemente de estudiar en forma objetiva el fenómeno. El lugar que reservan las sociedades a sus mitos sagrados, cercanos a un fenómeno religioso, no toleran posiciones disidentes. Sí existen tienen que ser aisladas y estigmatizadas. El cientista social, a menudo, puede cumplir el papel de un verdadero aguafiestas. No olvidemos que es el periodismo deportivo el fundador, a través de sus secciones especializadas, las que generaron los grandes relatos nacionalistas y los héroes épicos. Por otro lado, es curioso como la mayoría del corpus académico ve a este tema como marginal. El propio "fantasma del populismo" ha hecho verlo como no científico y no digno de estudio. Como uno puede ver, esto se transforma claramente en un obstáculo epistemológico muchas veces difícil de superar. En un libro de Peter Burke, denominado "Formas de historia cultural", precisamente se reivindica el estudio de expresiones culturales antes consideradas marginales, pero curiosamente no se nombra al fútbol (reivindicándose sí el carnaval por ejemplo).

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Esta "historia antropológica" basada en las relaciones sobre fútbol y poder político en Uruguay, se propone mostrar la importancia y el efecto de las largas duraciones históricas. A través de un estudio comparado con la sociedad argentina, se intentará mostrar como ante el impacto de una misma coyuntura, ambas sociedades reaccionarán según sus propios anclajes. Cuando durante las primeras décadas del siglo los grandes rituales celebratorios de la nacionalidad se afirmen, los mismos funcionarán como verdaderos resortes en donde ante una situación nueva de cambio la sociedad se afirmará en los relatos iniciativos que le dieron vida. "La larga duración es la historia interminable e indesgastable de las estructuras. Para el historiador una estructura no es solamente arquitectura, ensamblaje. Es permanencia; con frecuencia, más que secular (el tiempo es estructura). Este grueso personaje atraviesa inmensos espacios sin alterarse; si se deteriora en tan largo viaje, se recompone a lo largo del camino, su salud se restablece y en definitiva, los rasgos sólo cambian muy lentamente".1[1] El fútbol, al ser una manifestación del nacionalismo, se transforma en una manifestación deformada de la ideología, terreno que nos permite entrar en el mundo de las mentalidades. A la llamada "fuerza de inercia de las estructuras mentales". El material etnográfico, dadas las características de este trabajo, tenía que limitarse a un recorte muy acotado. Así, llegué a la idea de tomar dos fuertes manifestaciones de nuestro nacionalismo futbolístico, el mundial de 1930 y la copa de oro de 1980. El objetivo es establecer un contraste, tomando estos dos acontecimientos como pares estructurales. Pretendemos retomar la cuestión de la identidad nacional, buscando ver como es tratada a través de la ritualización futbolística. La idea es ver como los uruguayos reaccionan emocionalmente ante determinadas ocasiones que se las permiten, el intentar bucear un poco más acerca de nuestra "uruguayidad". Este trabajo debe mucho a una investigación realizada junto a Pablo Flores, Gustavo Adamo y Florencia Faccio en torno a lo que fue nuestro el mundial de 1930. Desde ya mi enorme agradecimiento.

1-BATLLISMO Y FÚTBOL

1.1-El nacimiento del fútbol en Inglaterra y su relación con el Río de la Plata. La identidad es el lugar que las personas ocupamos en la estructura social, tiene que ver con el cómo nos imaginamos en oposición con los otros. Citando a Castoriadis, Gerardo Caetano 2[2] explica que toda sociedad intenta responder. ¿Quiénes somos como colectividad? La construcción de rituales nacionalistas como sin duda los es el fútbol, afirma él como se imaginan las comunidades a sí mismas. Esto lleva a que el estado nación se haga una auto-imagen de sí mismo que necesariamente crea un alter ego respecto de quién diferenciarse. Si Uruguay era esencialmente un país de aluvión inmigratorio en la década del veinte, surgieron mitos fundacionales muy firmes que cumplirían la función de afirmar el colectivo ante los otros; principalmente Argentina. Tanto en Uruguay como en Argentina, el fútbol fue introducido por "aquellos ingleses locos". En las últimas décadas del siglo XIX, el fútbol tiene su primer impulso. De la mano fundamentalmente del ferrocarril, de los intercambios con la marinería, y de la acción de los colegios ingleses, el fútbol comenzó a formar parte de los juegos de recreación de este mundo rioplatense. Por supuesto que al principio era todo cerradamente británico, desde las reglas hasta los integrantes de los equipos y los nombres de los equipos y de las noveles ligas. El proceso por el cual se "hibridiza" una práctica cultural extranjera con las prácticas criollas es lento, como veremos más adelante. Nos proponemos mostrar primero como se dio en Inglaterra la lucha para acercarse al fútbol entre diferentes colectivos como la iglesia, los partidos políticos y los sindicatos, las empresas, la prensa popular, etc., como forma de apropiación de lo popular. Veremos que hubo diferentes móviles (higienistas, de mecenazgo, como búsqueda de acrecentar el mercado, para obtener apoyo político, etc.) que llevaron a utilizar al fútbol para favorecer a determinado colectivo. ¿Cómo era aquella sociedad británica que dio nacimiento al fútbol y reglamentó todos los deportes? Eric Duning nos hace una somera muestra de la evolución de distintos juegos en Inglaterra. "En la Europa medieval, las tres modalidades de "deportes" más importantes fueron los torneos, las competiciones con arco y los juegos populares.(...)El fútbol y el rugby moderno descienden de un clase de juegos populares medievales que en Inglaterra ,tenían diferentes nombres como "football","camp ball","hurling" y "knappan".(...)En estos juegos, la pelota era portada, lanzada y golpeada con palos y a patadas. Los partidos se jugaban lo mismo por las calles de la ciudad que en el campo. El número de jugadores variaba, no estaba restringido, y algunas veces superaba el millar. No había igualdad en el número de contendientes de cada bando. Las reglas eran orales y localmente especificadas ".3[3]

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El investigador nos está mostrando las características de los juegos de antes de la revolución industrial. Su idea central sería que el proceso de civilización lleva a una baja de la violencia tolerada. Lo básico: en Inglaterra, el deporte es un producto histórico vinculado a la aparición de la burguesía como clase dominante. Es una invención moderna posterior a la revolución industrial. No hay instituciones deportivas previas a la modernidad. Estas institucionalizan y regularizan los deportes. Dos "momentos" significativos de dicho proceso fueron la confección, en la década de 1840, de las primeras reglas escritas y la formación en 1863 y 1871 de la FA (Asociación de Fútbol) y de la RFU (Unión de Fútbol Rugby).4[4] Las reglamentaciones de estos órganos legislativos y administrativos serán fundamentales para regularizar las prácticas deportivas y tendrán un peso muy grande en el Río de la Plata. Otro tema muy importante será la fase de popularización de los deportes (y a los efectos de este trabajo principalmente el fútbol). "Fue en el amurallado universo de Tom Browm donde las clases dominantes inglesas experimentaron por primera vez el dispositivo de lo deportivo con sus propios hijos. Las "Public Schools", en contra de lo que su nombre sugiere, eran los centros educativos más selectos"5[5]. Si bien los orígenes del fútbol están relacionados con estos aristocráticos centros educativos ingleses, lo más interesante es el proceso de apropiación por parte de los sectores populares de esta práctica cultural. Alrededor de 1860, una vez que el mensaje deportivo comenzó a estar reglamentado y codificado, comenzó una verdadera carrera competitiva entre los diferentes agentes e instituciones que a través de la promoción del fútbol buscaban asegurarse áreas de influencia y de poder. Básicamente la iglesia (protestante o católica), las fábricas y talleres del ferrocarril y los centros educativos fueron los que iniciaron la fase de "popularización" del fútbol en Inglaterra. La iglesia fue una de las agencias fundamentales en la difusión del fútbol. "(...) los curas jóvenes creían en los deportes, y descubrieron que el balón de fútbol podía ser un buen medio para atraer el pueblo hacia Dios"6[6] (muchos son los ejemplos en Inglaterra de clubes constituidos en torno a iglesias. El Aston Villa, el Bolton Wanderes, el Everton, el Tottenham Hotspur, etc., son algunos de ellos. La fábrica también se transformó en otro importantísimo centro de propagación del fútbol. El interés y altruismo de ciertos patronos hizo del equipo de fútbol de la fábrica, un lugar de recreación y sociabilidad (el Manchester United y el Arsenal son un ejemplo de esto). Por último, las escuelas de pueblo constituyeron otro lugar de importantísima difusión de la pasión por el fútbol. La mayoría de las grandes ciudades inglesas contaba con una gran red de competiciones escolares. La prensa popular-deportiva contribuyó a difundir los partidos de la liga y de la copa inglesa (dos competiciones paralelas que se desarrollaban durante el año futbolístico). En la década de 1880 el fútbol se había transformado en un elemento fundamental de la cultura popular inglesa. El fútbol pasó a formar parte de la cultura obrera británica. El deporte se profesionalizó a mediados del decenio de 1880, y en ese mismo decenio se creó su pauta: los partidos de liga, la eliminatoria de la copa, la dominación casi total del deporte por jugadores de origen proletario, la curiosa oposición binaria que hacía que las ciudades inglesas se dividieran en bandos rivales."7[7] La característica de pagar a los obreros el viernes hizo que el sábado se transforma en el día principal de asueto. "El puritanismo hacía que las formas paganas de diversión quedaran excluidas de los domingos, aunque no podía evitar la costumbre que seguían muchos trabajadores británicos: pasarse toda la mañana en la cama leyendo periódicos que publicaban reportajes meticulosos sobre crímenes, abusos sexuales y deportes"8[8] Una vez conocida las características del maestro, vayamos a la relación con sus alumnos. Intentar ver como "el football" de aquellos "locos ingleses", fue hibridizándose con los elementos criollos pertenecientes en este caso a la cultura receptora. De cómo poco a poco el estilo británico de jugar fue llevando a un estilo que luego terminó siendo parte de la identidad nacional, de cómo de "football" se pasó a fútbol, el "field" fue la cancha, los "teams" los equipos. Para intentar analizar el caso uruguayo no es fundamental estudiarlo bajo la teoría de la doble fundación, la británica y criolla.9[9] La fundación británica del fútbol había venido como hemos visto con los primeros inversores británicos. En el siglo XIX los ingleses dominarán totalmente la estructura comercial y de servicios de esta novel república. Pero con un agregado a su favor. La Guerra Grande (1838-1851) llevó a que el bloqueo del puerto de Buenos Aires por parte de la escuadra franco-inglesa trajera un aluvión de exiliados ya en las primera década del treinta. Esto tendrá grandes repercusiones en el deporte; al estar Buenos Aires bloqueado, será Montevideo el primer gran centro de inversiones en el Río de la Plata, y estos inversores traerán en sus valijas llenas de libras también los primeros instrumentos deportivos. El 3 de diciembre de 1842, aparecía la noticia del primer club dedicado a la práctica de un deporte en nuestro país. El Victoria Cricket club daba su nacimiento.10[10] El Montevideo Cricket Club, fundando el 18 de julio de 1861, sería el segundo intento de la colectividad inglesa en difundir el cricket, pero sobre todo sería el primer núcleo que jugaría al fútbol. La característica de "círculo cerrado más otras afinidades formarían una corriente que habría de enfrentarse a los impulsos nativos para engendrar la rivalidad deportiva básica del país: Nacional y Peñarol."11[11] Los partidos de fútbol entre el Montevideo Criket y el Montevideo Rowing (el otro club inglés dedicado fundamentalmente a actividades náuticas) son los primeros que las crónicas atestiguan que se comenzaron

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a dar en nuestro suelo. La tradición oral ubica el primer partido en 1878, y la primera crónica escrita data de 1881. Estos partidos cada vez juntaban más "criollos" en La Blanqueada (nombre de un actual barrio montevideano) que seguían los partidos ante la mirada orgullosa de los "milords". Los colegios ingleses, como el Britisch School y el English High también se sumaron a los centros difusores del fútbol en la década del ochenta. Por supuesto que estos no eran los únicos juegos en la pequeña república. La plaza de toros y el espectáculo sangriento de la lidia era el juego más popular en ese entonces. Pero volvamos al "football". Hacia 1891 nacería en los talleres de villa Peñarol un centro deportivo dependiente del "The Central Uruguay Railway" (la red inglesa de ferrocarriles más grande de la república). El fútbol sería uno de los deportes practicados por este club; con el correr de unos pocos años era la gran pasión de la enorme cantidad de obreros que vivían radicados en la villa Peñarol y trabajaban en el ferrocarril inglés. Su primer presidente era también el gerente general del "Central Railway", el enclave británico más grande del Uruguay de entonces. Sentado desde su enorme despacho, veía como "su" equipo de fútbol cumplía una verdadera función gremial. Dirigentes, mandos medios, y obreros encontraban una forma de unión, de sentirse todos juntos bajo los colores del ferrocarril, (que recién a comienzos de siglo pasó a ser amarilla y negra). Si al principio eran apellidos ingleses los que integraban el cuadro entre los que destaca las ocurrencias del ingeniero de máquinas Woosley, con el tiempo fueron los apellidos latinos los que pasaron a formar parte del equipo, ya que la única condición para formar parte de este era ser empleado del ferrocarril.12[12] El CURCC (denominación del equipo) pasó a integrarse a los partidos jugados por los otros centros ingleses formando una incipiente liga. Hasta aquí todo británico. ¿Cuándo podemos ver germinar la fundación criolla de nuestro fútbol? Este proceso de "criollización" será muy largo, abarcando un período que comienza con el siglo y por lo menos va hasta 1930. Es en la universidad de Montevideo en donde surgirá una poderosa corriente nacionalista que se vigorizaba para su forja identitaria con todo lo que inglés." La juventud universitaria (aleccionada por el discurso-exhortación del rector Vázquez Acevedo quién veía en el fútbol el medio por cual la raza latina podría llegar a superar a la anglosajona) tradicional reducto de ideas, doctrina y polémicas filosóficas, no podía permanecer ajena a una lucha que se desarrollaba a su alrededor con tal contenido"13[13]. En el proceso de criollización del fútbol uruguayo, Nacional es el pionero. En los procesos de hibridación la cultura que viene de afuera es "traducida" al fin de adaptarse a las condiciones locales.14[14] Las formas puras, con el proceso de criollización, van tomando color local hasta obtener un nuevo fenómeno híbrido. Esa nueva práctica cultural, a medida que se va hibridizando, termina formando parte de la identidad nacional, que en su relato la adopta como algo propio. Pues bien, un elemento básico del ritual futbolístico son los símbolos. El símbolo-mojón básico para demarcar territorialidad en el fútbol son las banderas y las camisetas. El naciente club Nacional de Football (nacido el 14 de mayo de 1899) tuvo como su emblema tradicional los colores rojo, azul y blanco en su escudo, en honor a la bandera tricolor de Artigas. Precisamente en ese entonces, la muchachada universitaria (una verdadera elite en el Uruguay de entonces), encontraba en Artigas al caudillo fundador de la nacionalidad oriental. Sí bien ya tenemos un primer elemento criollo en el fútbol uruguayo, el proceso será lento. El embrión de la Asociación de Fútbol Uruguayo, la "Uruguay Associatión Football League", será una liga que en sus pasillos se hable en inglés. Miremos si no una crónica de un partido por el campeonato uruguayo de 1910 para reflexionar sobre lo dicho:

"...mucha, enorme concurrencia tenía el field de Punta Carretas con el propósito del encuentro entre los dos teams (River Plate y Wanderes), (...). Ataca Wanderers obligando a un corner, después Bastos corre hacia el arco sin suerte y más tarde Seoane logra colocar el centro que Bertone aleja hasta dar margen a que los forwars se tornen no peligrosos (...) A los 20 minutos un shot de Vilende pasó desviado".15[15] En esta nota se percibe totalmente la influencia británica en palabras futboleras que poco a poco se irán haciendo nuestras. El campo de juego es el "field", todavía no la cancha. Los equipos son los "teams", y otras palabras como "shot", "forwards" son muy claras al respecto. El proceso de será muy lento y continuará con la aparición de la "celeste" (nombre que se le da hasta nuestros días a la camiseta usada por la selección uruguaya); su aparición se remonta a 1910 y es estrenada el 15 de agosto venciendo 3 a 1 a Argentina en el estadio del Club Atlético Wanderes de Uruguay. También con la progresiva "nacionalización" de Peñarol, que a partir de 1913 se desvinculará totalmente de la administración del Ferrocarril inglés. El diario "El Día" será a su manera el encargado de generar el imaginario del fútbol uruguayo a través de su página deportiva. Fue fundado en 1886 por José Batlle y Ordóñez, la figura más emblemática del partido colorado, que en Uruguay es el partido del poder. Este diario, basándose en la posibilidad de generar una cultura de masas a través de la prensa escrita (ya que empezaban a hacerse sentir los efectos de la alfabetización masiva iniciada unas décadas antes), se transformó en el compañero típico del domingo de los sectores populares. Los ideales políticos democráticos, la sección para la mujer, el suplemento dominical, y por supuesto la tan esperada por los hombres página deportiva (aparecida a partir de 1908), fueron los que

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empezaron a moldear la opinión pública mayoritaria. Cuando en 1924 los "olímpicos" ganan la medalla de oro, El Día será el único diario en cubrir el acontecimiento. Su redactor, Lorenzo Batlle Berres, comienza a llenar de "uruguayismos" a la selección celeste dominado por un profundo sentido de la épica, de la hazaña de ganarle a los equipos europeos, un sentido de que "vosotros sois el Uruguay" llenaba sus páginas. Comenzaba a forjarse un estilo que se siente superior a los europeos y distinto al de los argentinos. La habilidad basada en el quiebre de cintura, la moña, el caño, el sombrero, la gambeta, se combina con un profundo "coraje" ante los momentos difíciles. Ese estilo con el tiempo se pasará a denominar la "garra charrúa", y como relato, adquirirá su cenit en los años cincuenta con la conquista de Maracaná. Es en los años veinte entonces que se empezaba a generar una auto-imagen que tendrá como principal alteridad a la Argentina.

1.2-Fútbol, política y sociedad El objeto de estudio de este trabajo está centrado en las relaciones entre el poder político y el fútbol en Uruguay, mediado por los medios masivos de comunicación, y es por eso que eso que nos interesa empezar a buscar las relaciones entre ambos. Nuestro sistema de partidos modernos y nuestro poder militar serán analizados desde una óptica distinta. A menudo se ha visto a la política como una flor que tiene sus raíces en la infraestructura económica, o como una mera agregación de las campañas militares. Ambos enfoques han olvidado lo que la política tiene de cultura. Si hemos dicho que nos proponíamos realizar una historia antropológica, este enfoque también obedece a ello. La política muchas veces no es una flor, sino que es un espejo que refleja tanto la realidad socioeconómica como las expresiones culturales de una nación. Y como en un cuento de hadas, de cómo se ubique el espejo dependerá si la doncella se ve en el mismo como una sirvienta o como una princesa a la hora de ir al baile y deslumbrar al público. Las identidades se forman en la vida social a través de la actividad políticamente eficaz que articula y por tanto, vincula diversos antagonismos sociales. Utilizando términos gramscianos, denominaremos a esta actividad "hegemonía". Para que todo proyecto moderno político triunfe definitivamente, la nación tiene que estar unificada. Esta unificación comienza con el definitivo triunfo de José Batlle y Ordóñez (líder del partido colorado) sobre Aparicio Saravia (líder del otro partido tradicional, el blanco). Desde sus propios orígenes el partido colorado en nuestro país, estuvo mucho más relacionado con las identidades que surgían de nuestra principal ciudad-capital, Montevideo. El partido blanco estará más cercano a las identidades basadas en las tradiciones rurales del interior de nuestro país. En campañas políticas modernas cercanas en el tiempo, es curioso como los "caudillos" 16[16] políticos del partido blanco utilizan simbologías que tienen raíces en nuestro mundo rural del siglo XIX. José Batlle y Ordóñez, fue quién con grandes cambios en la sociedad uruguaya dejó atrás un siglo XIX plagado de guerras, haciendo triunfar una modernidad que había dado nacimiento con el militarismo en la segunda mitad del mencionado siglo. Una abundante legislación laboral y social, una progresiva afirmación de un estado social de bienestar, un proteccionismo a la industria, una profunda secularización de la sociedad, que tiene alguna de sus manifestaciones en la separación de la iglesia del estado, y la ley del divorcio, una respetada autonomía de los sindicatos y una tendencia a desmilitarizar nuestra realidad, oponiéndose firmemente a la implantación del servicio militar obligatorio, caracterizaron el período. Luis Alberto de Herrera, fue el político -caudillo blanco que reformularía al partido nacional, llevando al mismo a desafiar al batllismo con un proyecto moderno. Herrera reformularía al partido, encauzando a las masas blancas a la civilidad; Vivian Trías, ese lúcido intelectual de la izquierda uruguaya, decía que Herrera hace la transición entre la lanza y el voto. Lo que nunca había logrado Batlle, considerado por los blancos como un matador de la población rural, lo lograría Herrera. Las bases herreristas se basarían en la creación de un populismo nacionalista y anti-batllista dirigido básicamente a la población rural y del interior del país (fundamentalmente los departamentos dominados por la estancia cimarrona). Se usa el mito muerto, Saravia, como símbolo, así como todo tipo de tradiciones basadas en la oposición campo-ciudad.17[17] En la construcción de nuestra modernidad política, le cabe al partido nacional, el haber establecido la coparticipación y el derecho a que existen posiciones disidentes a las hegemónicas. Sí un país va construyendo su identidad como un relato que se define porque se junta por algo y se opone con otra cosa, veamos que diferente son algunos elementos del proyecto moderno argentino. En Argentina, la iglesia no se separa del Estado, si no por el contrario se afirma junto a él durante todo el siglo XX, ( pensemos si no en la importancia del Te Deum, la ceremonia cívico-religiosa de asunción del nuevo mandatario). El servicio militar se hace obligatorio a partir de 1905, pasando el ejército a tener una importancia decisiva en la vida política y civil de la Argentina del siglo XX. Estos diferentes anclajes de larga duración serán importantísimos a la hora de ver el diferente comportamiento, ante el desafío de la misma coyuntura de ambos colectivos a lo largo del siglo XX. El batllismo buscaba singularidades que le dieran identidad a la nación, y entre éstas aparece el fútbol. Esta corriente política del partido colorado fue la primera en captar la importancia de acercarse a las identidades que poseían los inmigrantes como nueva clase social emergente. El primer acercamiento que hemos descubierto se produce a través de la carismática figura de Julio María Sosa. Es en esta figura que podemos

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establecer el triángulo hecho para otras personalidades que a lo largo del siglo, aquí y en otras partes llevan a que el destaque económico, lleve al destaque en la dirigencia deportiva y por último a la figuración política. Lo cierto es que el batllismo encuentra desde el vamos la importancia de darle vida a personas que arrastraban masas desde su actividad en el fútbol. Julio María Sosa, comienza a destacarse en la dirigencia de Peñarol18[18], justo cuando el club vivía su trascendental paso de ser un centro gremial ligado al ferrocarril inglés, a independizarse totalmente y pasar a ser un club netamente criollo. Esto se da en 1913. Ya era muy importante su actividad periodística en la redacción del diario El Día (el diario del batllismo, un verdadero trampolín para hacer política). Durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez, en el período 1911-1915 (la decisiva en todas las profundas transformaciones mencionadas anteriormente), cumple una profusa actividad en la dirigencia de Peñarol, en la política siguiendo de cerca a su líder, y en el diario. Recordemos que el diario El Día es el primero en tener una página deportiva. Su encumbrada carrera culmina al llegar a formar parte nada y nada menos que del Consejo Nacional de Administración (que en reformulación de la constitución en 1918, había establecido un poder ejecutivo bicéfalo formado por un presidente y un consejo nacional de Administración).19[19] Cuando en 1924 los "olímpicos"ganen la primer medalla de oro en fútbol para el Uruguay, El Día será el único diario en llevar un enviado especial al acontecimiento y de alguna manera siente el triunfo como propio. La primera vez que el puerto de Montevideo se vio desbordado de gente fue en este 1924, el día de la llegada de Colombes (Francia) de los "footballers" que habían conquistado la gloria y hacían sentir "uruguayos" en forma masiva a todo el colectivo por primera vez. El padre de la victoria fue un hombre del partido colorado, el Dr. Atilio Narancio, prominente pediatra y hombre público, identificado desde muy joven con Batlle, fue el que promovió e impulsó la participación de Uruguay en los juegos olímpicos de 1924 en París. Lorenzo Batlle Berres, el enviado especial del diario El Día, pronunciaba estas emocionadas palabras: "Vosotros sois el Uruguay. Sois ahora la patria, muchachos.. Sí, sí, han comprendido. se yerguen todos ,avanzan gallardos, decididos echando afuera los pechos vigorosos.. Viendo por fin erguida, allá en lo alto, meciéndose orgullosa... empapada en el azul del espacio... recibiendo del sol sus chorros de oro... el emblema de aquel puntito casi invisible en el mapa... que se ha ido agrandando, agrandando, agrandando"20[20] En 1928 Uruguay vuelve a conquistar por segunda vez su medalla de oro en fútbol en los juegos olímpicos de Amsterdam, ganándole en la final a Argentina, el rival de todas las horas. Uruguay estaba en épocas de centenarios. El fútbol... ¿podría ayudar a festejarlos? La modernidad triunfante batllista tendría un largo camino por recorrer. Un largo período, que aproximadamente va entre 1904 y 1930, será el que le lleve afirmarse. La relación entre la afirmación de un Welfare State (un estado social de bienestar) y el nacimiento de profundos significados nacionalistas, serán decisivos para la construcción del proyecto de la modernidad encarado por el batllismo. Si la década del diez había sido la de explosión del estatismo, la década del veinte (entre 1923 y 1930) sería la de todo tipo de manifestaciones xenófobas, dentro de las cuales el fútbol tendrá un papel medular. Uruguay, decíamos, en esta década vivía centenarios de fechas patrióticas. Para generar una auto imagen era necesario encontrar singularidades que dieran identidad. La identidad nacional comienza a afirmarse prácticamente cien años después del nacimiento del estado uruguayo como nación, en 1830. "Uruguay nació antes que los uruguayos, el Estado precedió a la nación".21[21] Y es por eso que en esta década de centenarios, el batllismo comienza a crear todo tipo de mitos y leyendas de bronce, mármol, cemento y tinta impresa. Repasémoslos. En 1923, ante una multitud desbordante y frenética de nacionalismo, se inaugura en la plaza independencia el monumento de bronce a José Artigas. Éste es el máximo prócer de la historia nacional uruguaya, cumple una función muy similar a la de San Martín en Argentina y Bolívar en Venezuela, que es la de encontrar a un conductor símbolo que guíe a toda la comunidad por los senderos a veces tortuosos de la modernidad. Se intentó hacerle decir a Artigas cosas que él no había dicho nunca, mostrarlo al mundo como fundador de la nación uruguaya. Curiosidades de la historia: cuando surgió el país como nación independiente bajo el nombre de República Oriental del Uruguay, Artigas era visto por las principales familias dirigentes como un matón, un gaucho malo (los gauchos eran típicos personajes nómades, hombres de a caballo del campo uruguayo) y contrabandista y principal síntoma de la barbarie. Ahora aparecía ahí, majestuoso, sentado en un caballo que no tenía nada de criollo, sino que era perteneciente a los modelos equinos de la Italia del Renacimiento. Al igual que el "football" (porque todavía no se había castellanizado el término como "fútbol"), Artigas serviría en esta década del veinte para afirmar el proyecto batllista. Vale la pena detenerse en la Avenida 18 de julio, esta arteria símbolo del universo moderno uruguayo, y que no sólo era el centro de Montevideo, sino que era el centro del país. Empezaba y terminaba con el prócer Artigas: se inicia en la Plaza Independencia, lugar del monumento a Artigas, y termina en el Bulevar Artigas. En esta década se engalana la 18 de julio con todo tipo de símbolos (pensemos en el nombre de la avenida, referente a la Jura de la Constitución, el 18 de julio de 1830). El batllismo triunfante vio en esta calle la perfecta creación de una arquitectura del

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poder. Los significados que ésta produce parecen irradiar a todos los rincones del país y contribuyen a forjar una identidad nacional. Continuando con los monumentos, el 25 de agosto de 1925, fecha del centenario de la declaración de la independencia nacional, se decide inaugurar el palacio Legislativo, majestuoso edificio neoclásico en donde a partir de entonces se pasó a reunir el parlamento. Toda su arquitectura quedó librada a producir una estética democrática. Y una vez más, los uruguayos crean mitos y leyendas que no tienen una relación clara con lo que realmente pasó. El 25 de agosto de 1825 lo que realmente hizo Uruguay fue declararse independiente de Brasil, pero continuó unido a la Argentina hasta 1828. Otra efeméride se ve en 1928, cuando le toca al "gaucho" el derecho al bronce. Un hermoso monumento en plena 18 de julio lo ve gallardo montado en un brioso corcel. Una nueva curiosidad de la historia: El "gaucho" fue uno de los enemigos más temibles del proyecto de modernidad montevideano, pues representaba a la llamada "barbarie" rural de los bravos jinetes salvajes del campo. Pues bien, una vez exterminados los gauchos como real peligro, se decide levantarles un monumento en el centro de la ciudad que los exterminó. 1.3-El mundial del centenario Es en este contexto que veremos dar nacimiento al primer campeonato mundial de "football". ¿Por qué fue el 18 de julio de 1930 y no el 25 de agosto de 1925 la fecha para festejar a lo grande nuestro centenario? Porque el 25 de agosto de 1925 se cumplían 100 años de la ya vista relativa declaratoria de la independencia, acontecimiento llevado adelante como consecuencia de la cruzada libertadora acaudillada por Lavalleja y su lugarteniente Oribe. Oribe se transforma en el caudillo mítico del partido nacional. En cambio el 18 de julio es como vimos el centenario de la constitución. Ésta primera constitución fue jurada durante el mandato del presidente Rivera, caudillo fundador del partido colorado. En la disputa por el calendario, los colorados ganaban y se apropiaban de los principales símbolos nacionalistas, llevándolos a la lógica del batllismo.22[22] Aquella sociedad triunfalista e hipócrita del "centenario" encontrará en el mundial el broche de oro de tanto delirio de grandeza. Los símbolos nacionalistas creados en los años previos lograrán dar un sentido de unión a la comunidad imaginada. Al igual que la guerra, el triunfo deportivo logra que toda una nación quede unida en un instante mágico por una enorme bandera imaginaria. Como ya hemos visto, el mito "celeste" se consolida en los triunfos de Colombes y Amsterdam produciendo un verdadero delirio popular. Junto a las banderas de los dos tradicionales adversarios, Peñarol y Nacional, se levanta la bandera uruguaya. Por primera vez en la historia de este país, una sociedad entera antepone la bandera antes que las rivalidades intestinas que la separaban. No se era ni de Montevideo, ni del interior, ni criollo ni "gringo" (nombre dado a los inmigrantes por la población local), ni negro ni blanco, ni pobre o rico. Se era "uruguayo" y así se terminó festejando en una Avenida 18 de Julio desbordante de pasión. Comenzaba a perfilarse el "football" como muestra del carácter nacional, carácter futbolístico, que con el tiempo se denominó "garra charrúa" (en referencia al nombre del grupo indígena exterminado que habitó el país). El caudillo y el habilidoso se transforman en verdaderos símbolos del fútbol uruguayo. En la final de Maracaná, Obdulio Varela, el principal caudillo de la "celeste" de todos los tiempos, había liderado una "jaula " defensiva en donde se habían parado los embates de una selección brasileña rutilante de estrellas blancas y negras y con hambre de golear. Este caudillo hizo gala en el partido de la picardía, "la picardía era una cualidad rastreable en los gauchos matreros y libérrimos, en los diversos modos de resistir diplomáticamente el centralismo virreinal bonaerense y los sucesivos intentos de dominación española afrancesada, inglesa, bonaerense, portuguesa y brasileña. Asimismo, la "garra" parecía prefigurada en el rechazo a los invasores ingleses, en la epopeya artiguista ("si no tengo soldados pelearé con perros cimarrones") y en la epopeya de la independencia simbolizada en el General Lavalleja y sus treinta y tres orientales que iniciaron la liberación del territorio".23[23] "Fue en las calles de extramuros de Montevideo donde la celeste bebió su ambrosía. Todo proceso de germinación se cumple a oscuras y éste se definió en el 'diálogo cultural' desatado en su forzosa promiscuidad del inmigrante con el criollo y el negro".24[24] ¿Cuándo comienza a concretarse la idea de realizar una copa del mundo en casa? Realizar un mundial de fútbol venía siendo el sueño de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación), desde bastante tiempo atrás. La idea de crear un campeonato internacional de fútbol surgió en su congreso fundacional celebrado en París el 21 de mayo de 1904 25[25]. Sin embargo, recién en 1928, luego de los juegos olímpicos de Amsterdam, se reúne la FIFA para concretar la organización del primer mundial para el año 1930. Como habíamos visto, en 1928 Uruguay volvía a ganar por segunda vez consecutiva la medalla de oro olímpica en fútbol, y de alguna manera comienzan a confluir los intereses de los dirigentes de la FIFA con los intereses de los dirigentes políticos y deportivos uruguayos. Sin embargo, varios países europeos, principalmente Italia y España también pugnaban por ser la sede. Fue fundamental para que la

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FIFA se decidiera a inclinar la balanza hacia el lado de Uruguay, la gestión del embajador uruguayo en España Enrique Buero, hombre del partido de gobierno. Éste se acercó a Jules Rimet para mostrarle que el Uruguay estaba en condiciones de organizar tan magno evento. Uno de los principales argumentos presentados, además de los anteriores triunfos olímpicos, fue el hecho de que Uruguay quería culminar sus festejos del centenario de su nacimiento como nación con la copa del mundo. Finalmente, en el congreso de Barcelona de mayo 1929, luego de varias discusiones, la FIFA decide otorgar a Uruguay la sede. Una vez enterado el gobierno, dos objetivos pasaron a obsesionar a los dirigentes involucrados en la organización. Estos fueron la construcción del estadio, y lograr invitar a la mayor cantidad de países al mega-evento. El 21 de julio se colocó la piedra fundamental del estadio, haciendo uso de la palabra César Batlle Pacheco. Este hombre, hijo de Batlle y Ordóñez, había sido director del diario El Día y ocupaba un cargo jerárquico en el gobierno. Como vemos claramente, estaba formada una telaraña de poder entre la AUF, CAFO, el diario El Día, la dirigencia de Peñarol, y el Partido Colorado26[26] De este primer mundial. a los efectos del trabajo nos interesan destacar dos aspectos singulares. El 18 de julio, feriado nacional en todo el país, se inaugura el Estadio Centenario con el partido Uruguay-Perú. Si un ritual es una ceremonial aislado en el espacio y en el tiempo que se repite una y otra vez, el ritual futbolístico nacionalista cumple un papel extraordinario en los mecanismos básicos de construcción de identidades. La densidad simbólica que encierra nos permite leer la "uruguayidad" en ciernes. El que fuera un 18 de julio el día de la inauguración del estadio, el que el mismo se llamara "Centenario", que las tribunas se llamarán Colombes (en honor a la medalla de oro en los juegos olímpicos de París), Ámsterdam (en honor a la medalla de oro en los juegos olímpicos de esa ciudad), Olímpica y América, en el que en el desfile de las delegaciones en la ceremonia inaugural antes del partido, Atilio Narancio encabezara la misma junto con una bandera uruguaya, etc., llevaba a que "Mundo Uruguayo" afirmara que festejábamos en "footbalístico" nuestro centenario. También es importante ver al espectáculo deportivo, en este caso la final del mundial, como un "drama social", que al igual que en el coro griego, participan todos.27[27] El ritual nacionalista, en esta ocasión hibridiza la fecha patria del centenario de la jura con la inauguración del estadio, verdadero símbolo del mundial. En el imaginario, el estadio se transformaba en el símbolo del poder del estado triunfante después de tan agitados cien años. El diario El Día, titulaba: "Este Centenario se lo debemos al partido colorado".28[28] El otro gran acontecimiento del mundial que queremos destacar es la final entre Uruguay y Argentina. En un estadio Centenario repleto y desbordante de nacionalismo Uruguay festejaba el ser campeón mundial. El fútbol, practicado en Uruguay desde los albores del siglo XX por los sectores populares, fue una actividad muy criticada por quienes promovían una experiencia cultural alternativa del proletariado.29[29] Aquí estamos en presencia de una paradoja periodística uruguaya. El Día, diario del poder, era leído por los sectores populares, mientras que el diario El Sol, principal vocero del partido socialista no encontraba comunicación con los mismos. Su idea de fútbol como opio de los pueblos lo hacía derribar un puente de contacto con los trabajadores (que era a quienes pretendía llegar). El diario El Imparcial, mostraba al parlamentario socialista Emilio Frugoni irritado y colérico ante la propuesta de un legislador de aplaudir y ponerse de pie en la cámara de senadores para homenajear a Uruguay como primer campeón mundial.30[30] Tanto el partido comunista, el socialista como el anarquista tenían una actitud peyorativa hacia los llamados "deportes burgueses". Utilizando distintas estrategias, todos los partidos de izquierda compartieron el rechazo a la xenofobia nacionalista burguesa desatada por la prensa del poder luego de las conquistas de Colombes y Amsterdam. Sin embargo, en la búsqueda de acercar a los obreros al sindicato, el partido comunista trató de apropiarse de las identidades construidas en el fútbol, intentándole dar al mismo un contenido proletario. A modo de ejemplo, crearon la Federación Roja, en la cual participaban clubes con nombres como "La Comuna", "Soviet", "Leningrado", "Hacia la igualdad", etc. En el barrio del Cerro, dominado en los años veinte y treinta por los obreros de la industria frigorífica, surgieron muchas de estas instituciones futbolísticas.

2-DICTADURA Y FÚTBOL 2.1. La Copa de Oro y su contexto Para trabajar etnográficamente lo que significó la copa de oro de 1980, es importante contextualizar la época, mostrando como todo el deporte en general, y el fútbol en particular expresaba simbólicamente la coyuntura denominada Guerra Fría. La Guerra Fría ha sido definida como el enfrentamiento entre EEUU y la URSS en el marco de un mundo bipolar. Los juegos olímpicos y los campeonatos mundiales de fútbol reflejaran desde el punto de vista simbólico dicho enfrentamiento. Los partidos de fútbol en donde jugaba la URSS sacaba a luz los enfrentamientos étnicos hacia dentro de su territorio, y hacia sus países satélites. Estudios realizados recientemente nos muestran el profundo rechazo que generaba la visita de la selección nacional de fútbol soviético a los distintos estados de su enorme territorio soberano. Su camiseta roja con una hoz y un martillo, representaba más bien el sueño de tener un gigantesco mundo

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multiétnico unido por la utopía de la revolución. El deporte servía para afirmar reivindicaciones de rechazo hacia Moscú y su política centralista y asfixiante.31[31] Otro de los fenómenos clásicos en los estudios de guerra fría, es lo que entendemos por descolonización. Al igual que otros términos como imperialismo, globalización, capitalismo, socialismo, etc., cuando son vacíos y aburridos. Es en la búsqueda de lo que tienen de cultura, en donde vamos a encontrar los verdaderos sonidos de estas palabras. En el mundial de España 82 (el primero de los mega mundiales ya que participan 24 países), varios países africanos y asiáticos aparecen disputando el mismo. Es en la explosiva transformación de la FIFA en donde tenemos que buscar el impacto de esta nueva coyuntura, que pasa de reflejar la era imperial a mostrar la era del mundo bipolar. Sí a su manera la FIFA de la primera post-guerra era un reflejo de la sociedad de las naciones, la FIFA posterior a 1950 es un espejo de las Naciones Unidas. Se transforma en las naciones unidas del fútbol; en su seno son recibidas las federaciones y asociaciones de un sinnúmero de países africanos y asiáticos que estaban surgiendo a la vida. Las dictaduras latinoamericanas de los años sesenta y setenta también entraban dentro de la lógica de la coyuntura de la Guerra Fría. La influencia de la revolución cubana había llevado a la radicalización política en la mayoría de los países de la región. La dictadura uruguaya (1973-1985), no es una excepción a esto. La intención de relacionar a la dictadura con el fútbol es intentar mostrar los deseos imaginarios expresados en símbolos de la misma. Básicamente se intentará demostrar, que a diferencia del proyecto argentino (su marco de referencia), la dictadura no logra la articulación con las identidades de los uruguayos. Es en las estructuras de larga duración de Fernand Braudel que tenemos que encontrar los resortes de estos engranajes del comportamiento colectivo. Como hemos visto en los capítulos anteriores, fue el batllismo el que forja nuestra identidad, teniendo como alteridad básica a la Argentina y como su principio fundamental a la democracia y a el diario El Día en su vocero oficial "Nuestra democracia ha pasado a ser un hábito; un buen hábito claro. El ejército sigue en nuestro país una tradición civilizada y civilista. Tan legalista y tranquilos son nuestros militares, que el único y controvertido dictador que exhibe el Uruguay contemporáneo no es precisamente un general si no un abogado, y es en cambio un militar quién devuelve al país su nexo con la constitución".32[32] Esta situación denunciada por Benedetti en 1960, se transforma en una de nuestras más claras largas duraciones. A la hora del golpe de estado de 1973, en donde los militares asumen todo el poder, pero ponen de presidente a un civil, Bordaberry, todos estos fantasmas volverán a resurgir. Se vuelve a dar la misma situación que con el único golpe de estado anterior, el de Terra de 1933. Es tanto la tradición "civilista", "batllista" y "artiguista" del ejército uruguayo, que necesariamente tiene que poner un civil como fachada para que lo represente ante el pueblo

2.2-Un estudio comparado entre el fútbol y las dictaduras de Argentina y Uruguay. En el caso argentino, lo que se quiere sostener es que los militares articularon de forma diferente. A partir de 1930, los golpes de estado y las dictaduras se sucedieron ininterrumpidamente, teniendo los partidos políticos que llevar permanentemente esta situación. En Argentina, el ejército dominó a la política (y no viceversa). Si pensamos además en la existencia del servicio militar obligatorio desde 1905, la no separación de la iglesia del estado, una sociedad corporativa, donde los sindicatos estaban unidos al poder político, y por sobre todas las cosas, un discurso basado en un "nacionalismo integrista", las cosas son claramente diferentes. Este "nacionalismo integrista" se basaba en el sueño imaginario de reconstruir el viejo virreinato del Río de la Plata, creando un imperio territorial en América del Sur. El enorme tamaño del país, hacia que la noción de "territorialidad" del ejército argentino fuera totalmente distinta al uruguayo (en donde lo reducido del territorio hacía ridículas estas pretensiones). El encontrar un enemigo en el exterior que una a toda la nación y oculte la existencia de grupos sociales antagónicos fue una de sus fórmulas. El poder militar que había llegado al gobierno a partir de 1976, comandado por el general Videla va a tener que acercarse a identidades que estaban en la sociedad argentina33[33]. El mundial de 1978, realizado precisamente en Argentina, tuvo en la revista El Gráfico al portador oficial de su discurso. "Para los de afuera, para todo ese periodismo insidioso y malintencionado que durante meses montó una campaña de mentiras acerca de la Argentina, este certamen le está revelando al mundo la realidad de nuestro país y su capacidad de hacer ,con responsabilidad y bien ,cosas importantes."34[34] El enemigo estaba afuera. La imponencia del Mundial llevaba a mostrarlo como la verdadera cara de Argentina. Esa era la muestra más visible de que allí no se violaban los derechos humanos y se podían hacer grandes cosas. En ese clima de nacionalismo desatado por la conquista de la copa del mundo, unos meses más tarde se produce el incidente por el Beagle con Chile (en donde sólo la intervención del Papa impidió lo que era una guerra segura). La profunda conexión entre el mundial de 1982 y la guerra de las

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Malvinas, ya en la final de la dictadura son otro ejemplo de lo dicho. Una vez más, El Gráfico, fue la revista de difusión masiva que colaboraba en la sensación de sentirse "argentino" en las difíciles. "Asistimos a los días más difíciles de nuestro tiempo. Cada minuto, un episodio, cada día, una esperanza. Penetra en nosotros la gama más diversa de las sensaciones: orgullo, dolor, drama, triunfo, tristeza, lucha, nostalgia, horror, amor ,patriotismo. (...) Para estos días difíciles en que todos queremos estar al lado de nuestros soldados, se nos ha ocurrido una manera de contribución. El mundo tiene que saber que pasa, el porque de nuestra defensa, ante el ataque imperialista británico, la razón de nuestra lucha. Nos planteamos entonces acercarnos al mundo del deporte. (...) El deporte no puede estar ajeno a este momento crucial que nos propone la historia".35[35] La propuesta de El Gráfico giraba en torno a que lideraría la "misión" del deporte ante la guerra; prensa, dirigentes y jugadores le mostrarían al mundo el por qué de su "antiimperialismo". Lo que se está queriendo mostrar en este trabajo, es como el poder militar de turno, en Argentina y Uruguay, utilizó sus propias armas para articular con las masas, aquellas armas que les venían signadas por las propias largas duraciones que heredaban y que las condicionaban. Hubo una dictadura a la argentina y una dictadura a la uruguaya. Y el fútbol en ambas ocupó el lugar que tenía que ocupar. Lo que se está buscando demostrar, a lo largo de todo este trabajo, es la diferente forma que el fútbol articuló con el poder político de turno. El realizar este estudio comparado nos permite encontrar las diferencias y similitudes entre dos situaciones análogas en el tiempo y en el espacio. 2.3-El Plebiscito de 1980 y la Copa de Oro. Pasemos a la dictadura uruguaya y su relación con el fútbol. Es ya tradicional en nuestra historiografía aceptar tres etapas en el período de facto 1973-1985. La etapa comisarial, la fundacional y la transicional. Sí en la primera se trataron de acelerar los mecanismos de represión, más adelante, en la etapa fundacional, se buscó articular con las más caras identidades de los uruguayos, intentándose apoderar de la tradición. La dictadura prácticamente se arrodilló ante Artigas, dedicándole un gigantesco mausoleo debajo de su monumento en plaza independencia. El 25 de agosto de 1975 se cumplían 150 años de la falsa declaratoria de la independencia nacional y el proceso decretó ese año como sagrado; lo llamó "el año de la orientalidad". El diario El País se transforma en el gran aliado, es el verdadero aparato propagandístico del poder.36[36] El diario se transforma en el "diario oficial" del proceso, desbancando a el diario El Día del primer lugar en el mercado y en el poder. 1980 será el año elegido por los militares para una búsqueda desesperada por legitimarse. Si bien el impacto del Mundial 78 fue muy grande, la dictadura buscaba llegarle a la población uruguaya a nuestra manera "batllista" de ser. El aparato propagandístico tendría que enfocar hacia nuestra vieja receta de la democracia y el legalismo. Y que mejor hacerlo que con nuestra vieja apelación a la "constitución", en una año que se cumplían 150 años de nuestra vieja sagrada escritura. Siempre al poder local, los centenarios de las "juras"y los "natalicios" le venían como anillo al dedo para lograr calor popular. Se propondría una nueva "constitución", en donde se disfrazaba de un manto jurídico la perpetuación de las fuerzas armadas en el poder. A través de un plebiscito con voto secreto fijado para noviembre de ese año se consultaría a los ciudadanos. Y como siempre se hizo, el culto a la democracia y la constitución lo festejaríamos a través de nuestro deporte identitario, el fútbol. Se decidió crear un torneo, denominado "Copa de Oro", en donde serían invitados todos los campeones mundiales existentes hasta el momento, y el campeón sería "campeón de campeones". El acercamiento del poder político al fútbol, se daría como ya es tradicional a través de Peñarol. Es en el período de facto donde la AUF está dominado claramente por militares. En 1980, es el capitán de navío Yamandú Flangini el presidente de la Asociación. Pero, a diferencia de Argentina, en donde la cara visible en la organización es el almirante Lacoste (figura descollante del EAM 78), aquí será un civil la cara visible de la organización de la copa de Oro. Esta figura será la del emblemático presidente de Peñarol, don Waschington Cataldi. Este dirigente fue el propulsor de la copa Libertadores, de la intercontinental, durante su mandato Peñarol saldría campeón del mundo de clubes. Sería él, el hombre del fútbol elegido por el poder. La llamada al plebiscito por la constitución sería para noviembre y el torneo sería para diciembre y enero de 1981. Maradona, Rumenigge, Sócrates, los hermanos Van der Kerkoff, Antognoni, etc., eran publicitados a través del diario El País, con el mismo fanatismo con que era plebiscitada la nueva constitución propuesta por el régimen. El símbolo de la copa de Oro, un indiecito charrúa, es la réplica exacta de "Pampita", la mascota del mundial 78. Era una de las tantas manifestaciones del acercamiento de la dictadura a nuestras tradiciones.37[37] Pero lo más pintoresco es el marketing publicitario que rodea al torneo, y que tiene una de sus muestras en la canción oficial. Se habla de "un tesoro de amistad, paz y libertad", conceptos antinómicos con los tiempos que se vivían. La estrategia publicitaria, diseñada por las grandes agencias del momento, buscaba generar la falsa idea de "democracia" tanto en la constitución como en el campeonato propuesto por la dictadura. Es aquí donde radica una de las llaves de este trabajo: el poder político de turno, es prisionero de las cárceles de larga duración que le vienen de atrás. Tanto el proceso argentino como el

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uruguayo, buscaron nadar en sus propias tradiciones, ahogándose en ellas mismas. El apropiarse del pasado, permitiría a la dictadura dominar el presente y proyectarse al futuro. Seríamos una vez más la "Suiza de América", la única democracia de América del Sur, en un país que hacía culto al legalismo y el respeto de los derechos humanos. Pero las identidades políticas nunca están cerradas. La población votó "NO" a la constitución propuesta y la Copa de Oro se transformó en un lugar donde la ciudadanía encontró un espacio de movilización popular en donde poder manifestar su descontento. Cuando Uruguay sale campeón, derrotando a Brasil en un estadio Centenario repleto, se sintieron estribillos como "el se va acabar, se va acabar, la dictadura militar".38[38] Las claves del revés de 1980 hay que buscarlas en las raíces profundas de la construcción de nuestra identidad nacional. No podemos olvidar el papel decisivo del diario El Día en la forja de una identidad batllista y democrática. El diario no había sido clausurado por el proceso. A medida que se acercaba el día decisivo de noviembre de 1980, la apelación a frases de Batlle y Ordóñez no hacían más que relativizar la constitución propuesta por los militares e incitaban a votar por no. La propia Copa de Oro era tratada de forma totalmente separada a la publicidad del régimen. Este trabajo pretendió mostrar la importancia del estudio de los símbolos en la historia.De cómo se mantienen en el tiempo como verdadera "fuerzas de inercia" de las estructuras mentales de larga duración histórica.Y también la importancia de empezar a trabajar con la "historia antropológica" en las distintas practicas culturales del Uruguay.

1[1] Braudel Fernand "La historia y las ciencias sociales", Madríd, Alianza Editorial, 1968, pág. 125. 2[2] Achugar, H, Caetano, G, "Identidad uruguaya ¿mito, crisis o afirmación?", Montevideo, Trilce, 1992. 3[3] Dunning, Eric, "Reflexiones sociológicas sobre el deporte, la violencia y la civilización", en Materiales de Sociología del Deporte, Madrid, ediciones de la Piqueta, 1993, pág. 90. 4[4] Ibid,pág.97 5[5] Barbero, José Ignacio "Introducción" en Materiales de Sociología del deporte ,Madrid, Ediciones de la Piqueta ,1993 , pág.13. 6[6] Ibid,pág.21 7[7] Hobsbawm, Eric, El mundo del trabajo, Barcelona, Crítica, 1987, pág. 227. 8[8] Ibid, pág. 228. 9[9] Debemos la utilización de esta teoría al antropólogo argentino Eduardo Archetti. A través de un estudio sobre la cración del imaginario del fútbol argentino se permite reflexionar sobre la argentinidad. En la construcción de una identidad nacional, lo tradicional y lo moderno se van hibridizándo. El gaucho, valor criollo, se articula con lo inmigrante. El nuevo híbrido permite construir relatos nacionalistas. Con el fútbol ocurre lo mismo. Es a partir de 1913 que aparece Racing campeón y por primera vez encontramos apellidos puramente latinos en sus cuadros. El proceso de criollización va siendo gradual. A través de la lectura de la revista "El Gráfico" (conocido semanario argentino fundado en I919 por la Editorial Atlántida) el investigador va comprobando como la revista, a través del relato de sus más destacados periodistas, van elaborando un imaginario nacionalista del fútbol argentino, basado en la alteridad que le produce el estilo británico. El estilo rioplatense (en donde está también incluido el fútbol uruguayo) es el patrimonio de la gambeta, la finta, el quiebre de cintura y se opone al estilo de jugar como una máquina de los ingleses (en donde todo está mecanizado). La investigación de este antropólogo argentino ha sido fundamental para mí propia elaboración sobre la construcción de un imaginario del fútbol uruguayo. Debemos a Pablo Alabarces el haber accedido a este material así como a todo el restante corpus de investigación académico de autores latinoamericanos y extranjeros. Para más información sobre los planteamientos de Archetti ir a: Archetti, Eduardo "Estilo y virtudes masculinas en el El Gráfico: La creación del imaginario del fútbol argentino", en Desarrollo Económico, Revista de ciencias sociales, Bs. As., octubre-diciembre 1995, vol35, n° 139. 10[10] Morales ,Franklin "Los albores del fútbol uruguayo", en "100 años de fútbol", Montevideo, Editorial Reunidos, 1969, pág. 4. Esta colección, llevada adelante como antesala de la presentación uruguaya en el Mundial de México, tiene la virtud de haber sido la primera y la única historia del fútbol uruguayo. 11[11] Ibid, pág.5 12[12] Gran cantidad de empleados del "Central Railway" formaban parte del aluvión inmigratorio italiano y español que llegó a nuestras costas en esta década y en las primeras del veinte. 13[13] Morales, Franklin, "Los albores del fútbol uruguayo", ob. cit, pág. 17. 14[14] Este fenómeno no se da sólo en el fútbol. En el espectacular desfile de carnaval en el sambodromo de Río de Janeiro, las escolas han hecho mucho más que importar el carnaval europeo (que es su origen). Las "traducciones" se ven claramente en tres aspectos: el lugar de las mujeres, la danza, y la cultura africana. 15[15] "El Día", Montevideo, 4 de mayo de 1910, pág. 20.

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16[16] Término que refiere a un liderazgo de base rural que todavía se sigue usando en nuestro país para referirse a líderes políticos actuales. 17[17] Así como el sector batllista del partido colorado tuvo al diario El Día como su vocero, los blancos también tuvieron diarios dirigidos a las masas y que buscaban quebrar la hegemonía colorada. La Democracia, La Tribuna Popular, El País, etc. son algunos de ellos. El Herrerismo concretamente tendrá en El Debate a su diario principal. Los principales acontecimientos futbolísticos del fútbol uruguayo de los años veinte, así como el propio mundial del treinta, no tuvieron medio blanco como protagonista medíatico del evento. 18[18] Sucesivamente desde 1914, todos los presidentes de Peñarol son hombres del partido colorado. Repasemos: Jorge Clulow, Francisco Simón, Dr. Félix Polleri, César Batlle Pacheco, Julio María Sosa, Ing. Arturo Abella, Ing. Luis Giogi, Arq. Juan Scasso, Dr. Alberto Demichelli, Pedro Viapiana, Francisco Tocheti Lespade, Dr. Alberto Mantrana Garín, Eduardo Alliaume, Dr. Bolívar Baliñas, Dr. Alvaro Macedo, Mayor Armando R.Lerna,Dr.Constante Turturiello,Ing.José Luis Buzzeti, Cr.Raúl Previtalli,Car.Gastón Guelfi, Wáschington Cataldi, Cr. Carlos Lecueder y Cr. José Perdro Damiani. En cambio Nacional ha conocido presidentes blancos, colorados y algún cívico. Debemos esta información a Franklin Morales.

19[19] Debemos mucho de esta información al investigador uruguayo Luciano Álvarez, que durante su elaboración de una historia de Peñarol, nos suministró unos adelantos de su trabajo con una riquísima información sobre los diferentes presidentes de la institución. De alguna manera, estábamos sacando las mismas conclusiones por separado y fue muy interesante para ambos el intercambio de información. 20[20] Prats, L. "Crónica celeste", Montevideo, Fin de Siglo, pág. 55. 21[21] Caetano G., Achugar, H, "Identidad uruguaya, mito, crisis o afirmación?" , Montevideo, Trilce, 1993 pág. 81. 22[22] Para más información sobre el Centenario ver Caetano, Gerardo, "Lo privado desde lo público. Ciudadanía, nación y vida privada en el Centenario" en Historias de la vida privada en el Uruguay. 23[23] Bayce, Rafael , "Cultura, identidades, subjetividades y estereotipos :preguntas generales y apuntes específicos en el caso del fútbol uruguayo". Ponencia inédita realizada en el congreso de Deporte y Sociedad organizado por Clacso en la ciudad de Quito, Ecuador, noviembre de 2000. 24[24] Morales, F., "La garra celeste". Enciclopedia Uruguaya, N° 41, Montevideo, 1969. 25[25] Resulta interesante vincular a la FIFA con la coyuntura denominada por Eric Hobswman como "La Era del Imperio" (Barcelona, Labor, 1989), que describe un período que aproximadamente va de 1870 a 1914: Es recién con el desarrollo de las comunicaciones basadas en el ferrocarril, el telégrafo y la navegación a vapor interoceánica, que se puede hablar de una mundialización, que permiten que surjan organismos internacionales que vinculan a los países 26[26] Hasta la dirigencia de Hugo Batalla ,todos los presidentes de la AUF estuvieron vinculados al poder político de turno. 27[27] Con estos análisis lo que se pretende es comenzar a realizar etnografía histórica a las investigaciones sobre historia nacional 28[28] El Día , Montevideo, 18 de julio de 1930. 29[29] González Sierra, Y., "Domingos obreros en los albores del siglo XX" en Historias de la vida privada en el Uruguay , tomo 2 , Santillana, Montevideo, 1996. 30[30] El Imparcial, Montevideo, 2 de agosto de 1930, pág. 1. 31[31] Esto nos lleva a reflexionar el conflicto que se da entre el nacionalismo y las etnias. El choque que existe entre identidades nacionales y la autonomía territorial en sociedades plurales. Aquí entramos en una apasionante discusión epistemológica sobre el deporte; el mismo... ¿es opio de los pueblos y artefacto de manipulación de las masas, o por el contrario, puede afirmar identidades fragmentarias y en crisis que produzcan reivindicaciones?.Para una aproximación teórica como esta ver: Bromberger (1991). 32[32] Benedetti, Mario, "El país de la cola de paja", Montevideo, Arca, 1960, pág. 60. 33[33] Ver Sebreli, Juan José, "La Era del fútbol", Buenos Aires, Sudamericana, 1998. 34[34] El Gráfico, 6 de junio de 1978, pág. 3. 35[35] El Gráfico, 25 de mayo de 1982, págs. 3 y 4 . 36[36] Fundado en 1919 por integrantes del partido Nacional, es hoy el principal diario, en lo que tiene que ver a ventas, del Uruguay. Investigando alguno de sus suplementos, como "El País de los domingos", a lo largo de todo 1974, uno nota que este diario construye el imaginario de la dictadura. Siempre aparece la imagen de un hombre no comprometido con la política, ejecutivo, familiero, optimista. La idea de EEUU como fuerza del bien, opuesto a la URSS como fuerza del mal son una constante en sus artículos. El fútbol es una constante en sus artículos: aparecen las intimidades de los jugadores y directores técnicos del medio, tratando como, a través de las entrevistas a estos, de hacer divertido el domingo. Fernando Morena, a través de diversas entrevistas, es presentado como el nuevo símbolo del fútbol uruguayo. Es presentado como un muchacho sano, sin vicios, sencillo. 37[37] En un trabajo todavía inédito sobre el mundial 78 , Pablo Alabarces muestra la importancia de la figura

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de Pampita en dicho torneo. 38[38] Acerca de las canciones cantadas por las hinchadas durante el torneo, debo los datos a un informante que pidió guardar su anonimato.

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