2.6. Las actividades externas de los ATP

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cifra que nos parece más realista, y la aplicáramos a las cifras de empresarios obtenidas del Censo de Población y del Banco de Bilbao, obtendríamos las cifras de 484.266 y 506.235 agricultores a tiempo parcial para 1975, y 473.884 para 1979 (estas últimas partiendo de las cifras del Banco de Bilbao). Con todas las limitaciones que hemos señalado, si tuviéramos que avanzar una cifra probable para la ATP en el Estado español, creemos que ésta se situaría en torno al medio millón de explotaciones agrarias familiares que practican realmente esta modalidad. (38) En el cuadro 2.13 recopilamos las cifras manejadas en esta estimación:

2.6. Las actividades externas de los ATP En repetidas ocasiones hemos señalado que existe la imagen del ATP como pequeño empresario agrario que es al mismo tiempo un trabajador asalariado en la industria o los servicios. Hemos querido estudiar el tipo de actividades externas a que los ATP se dedican con objeto de conocer si efectivamente esta imagen responde a la realidad. A tal efecto, en la información solicitada por nosotros sobre la ATP se incluyeron algunas preguntas relativas al tipo de actividades externas que ocupan a los ATP en cada Región. No hemos podido, sin embargo, recopilar esta información para todas las regiones para las que disponemos de información propia. Por la índole de la información utilizada no disponemos de la misma ni para el País Valenciano, ni para Murcia provincia. Tampoco ha podido obtenerse para Gerona, en Catalunya. En el cuadro 2.14 presentamos los datos recopilados respecto a los empleos externos de los ATP, clasificada en tres columñas. En la primera, «Trabajo regular y permanente», incluimos a los asalariados externos en cualquier sector, (38) Si la cifra de 500.000 explotaciones es válida, equivale al 38,8% de las explotaciones de OPNA que proporciona el Censo de 1972 y constituiría el 20% sobre el número total de explotaciones allí computadas.

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con un contrato laboral permanente; en la segunda, «Trabajadores Autónomos», están agrupados todos aquellos ATP que ejercen actividades externas por cuenta propia: comerciantes, dueños de un bar, taxistas, tratantes en ganado, dedicados a compra-venta de productos agrarios, prestación de servicios por cuenta propia, etc., etc. Y en la tercera, «Trabajos temporales», ^recogemos aquellos ATP's cuya actividad externa consiste en trabajos y contrataciones de esta naturaleza, sin garantía ninguna de permanencia ni estabilidad. Algunos de los datos que aquí presentamos clarifican ciertos datos del apartado anterior. Así, por ejemplo, en Albacete, puede observarse que la inmensa mayoría de ATP son trabajadores temporales, lo que nos conduce a pensar que son jornaleros agrícolas con parcela. También el alto porcentaje de trabajadores temporales para Andalucía Occidental apoya esta interpretación. Tanto en una como en otra región, el porcentaje de ATP's con empleos fijos y permanentes asalariados- es muy reducido. Todo apunta a qu,e en estas regiones tiene todavía amplia vigencia lo que denominábamos ATP pre-industrial, y que lo que estamos estudiando es una situación muy diferente de la ATP industrializada análoga a la de los países más desarrollados. Los datos que tenemos para la Meseta -con la excepción de Ciudad Real y Guadalajara, donde creemos se refleja fuertemente la influencia de los núcleos de ambas comarcas- muestran una importancia casi igual para los trabajadores asalariados que para los autónomos, dentro de una reducida importancia para la ATP en su conjunto. Es decir, que esta información parece indicar que allí donde hay pocas oportunidades de empleo externo, en primer lugar la ATP es baja, no existiendo como en Andalucía una estructura de propiedad que permita el trabajo temporal masivo, y en segundo lugar, que si hay pocas oportunidades de empleo, aquellos que, tengan que completar sus ingresos habrán de hacerlo trabajando por cuenta propia. Es muy probable que la ausencia de otras alternativas haya conducido a muchos pequeños agricultores a la emigra170

ción en lugar de a la ATP, y solamente hayan permanecido en sus pueblos aquellos que pudieron lograr un empleo b establecerse por su cuenta, pocos a juzgar por la información disponible. Para Palencia disponíamos de datos desglosados para la capital y otra comarca. Aunque ésta tiene también cierta importancia como núcleo urbano -Venta de Baños es un gran núcleo ferroviario y de transportes- vemos que los porcentajes difieren mucho entre los tipos de empleo externo en una y otra situación. Allí donde hay más posibilidades de empleo -la capital- la ATP presenta un alto porcentaje de empleos asalariados, mientras que en zonas menos desarrolladas los autónomos son la mayoría. Suponemos que unas diferencias similares encontraríamos, como hemos dicho, en el caso de Almadén y Guadalajara, pero no tenemos la información desagregada para poder estudiarla a este nivel. Murcia -el desglose que presentamos indica también un efecto similar a Palencia para la capital- presenta una alta cifra de asalariados externos. Lo que sigue dejándonos un poco confusos como ya hemos indicado. Para nosotros sigue pareciendo válida la hipótesis de un porcentaje bastante alto de ATP que realmente no lo son tal, sino propietarios urbanos con una parcela que otros atienden por ellos (39). En Santa Cruz de Tenerife el fenómeno turístico parece que puede absorber la mano de obra que tiene un empleo permanente, y en Zaragoza creemos que el porcentaje de asalariados refleja también la particular localización de la comarca estudiada. EI Norte industrial presenta, como era de esperar, una alta cifra de asalariados. Creemos que el porcentaje de éstos para Cantabria puede estar un poco sobrevalorado por haberse hecho bastantes censos en torno a núcleos muy industriales, como Torrelavega. Pero lo que sucede en Cantabria es que la ATP se da precisamente en éstos núcleos o no se da. Es de(39) Esta hipótesis vendría confirmada por datos obtenidos de otras fuentes -Area Núm. 1- que da la proporción indicada con " en 1^ zona de la Huerta. 171

cir, que los ATP como en Euskadi o Asturias o son trabajadores industriales o no son ATP. Los datos de Catalunya son relativamente novedosos y presentan aspectos que creemos de interés destacar. Sorprende, en primer lugar, que en la primera región indústrial del Estado el porcentaje de ATP's asalariados sea considerablemente más bajo que en las regiones del Norte, igualmente de características industriales. ^Existe alguná explicación para esta divergencia? Hay que partir de la estructura económica del país que influye principalmente en dos aspectos: primero, que Catalunya no es Barcelona, y el carácter fuertemente industrial de ésta es considerablemente menor en las otras tres provincias catálanas (40). Por esto el porcentaje de asalariados en la ATP puede ser menor y los datos presentar una distribución distinta a la de regiones más liomogéneas como Euskadi, o las comarcas censadas de Cantabria. Por ejemplo, Lérida, presenta un alto porcentaje de asalariados temporales (32,6%), probablemente en una parte debidos a la importancia de este tipo de tareas dentro de su propia agricultura. En Tarragona y Barcelona el porcentaje de trabajadores temporales es también relativamente alto para una región industrializada (alrededor del 20%), situación que puede deberse a que la naturaleza de la . agricultura en algunas comarcas hace que se recurra frecuentemente a la mano de obra asalariada para la recolección (viña, frutos secos), o a la importancia del fenómeno turístico en toda la costa catalana (41). (40) A pesar del reciente proceso de industrialización en torno a la ciudad de Tarragona, las provincias de Catalunya otras de Barcelona siguen teniendo índices de industrialización mucho más bajos que aquélla. (41) No es frecuente, sin embargo, el que los titulares de explotaciones agrarias trabajen como asalariados en el sector turístico. Ni permanentes ni temporales. Excepto en las estaciones de esquí del Pirineo catalán. Aspecto que pudiera también causar el alto porcentaje de trabajadores temporales en esta provincia. Es más frecuente encontrar a los agricultores como pequeños empresarios en el sector turístico.

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En segundo lugar, hay que considerar que esta misma diversificación presenta una gama de actividades posibles, mucho más amplia que en otras regiones. Catalunya no es un país solamente industrial, aunque esta actividad sea la dominante, sino que tiene también un importante sector turíst;co y una agricultura muy productiva. Es decir, tiene una estructura económica variada y rica. Esto hace posible no solamente los empleos como asalariado, sino el emprender múltiples actividades como trabajadores autónomos. Añádase a esto la extensión geográfica del país -especialmente en comparación con las regiones del Norte- y el proverbial, y real, espíritu emprendedor de los catalanes, y no es sorprendente que el número de ATP's autónomos sea elevado en relación con lo que cabría esperar a priori de una región de gran capacidad industrial. Este resultado es interesante por cuanto demuestra el error de una identificación absoluta de la ATP con la ATP «industrial». Esta, como acabamos de ver en el apartado anterior, puede no existir a causa de la falta de desarrollo, pero puede también disminuir a causa de un desarrollo avanzado que permita otras actividades además de la de trabajadores por cuenta ajena. En cierta manera, esta misma disociación entre la ATP y los asalariados industriales sería la que se manifiesta en países como Estados Unidos en que un porcentaje importante de ATP's son profesionales liberales o asalariados de alto nivel que combinan esta profesión con la actividad agraria. «Es, por tanto, inexacto el considerar a los ATP principalmente como miembros del proletariado industrial; los agricultores que tienen un empleo tradicional industrial como trabajadores manuales, parece que son minoría entre los ATP's de Estados Unidos» (42). Sin pretender, ni remotamente, igualar el grado de actividad económica de este país con el de Catalunya, es posible que la situación que aquí analizamos marque un incipiente comienzo de esta tendencia. (42) Buttel F. H. T/u Political Economy of Part-time farming. En «Geojournal^>, Pág. 294.

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Hay otro aspecto de signo contrario, sin embargo, que es también necesario considerar aquí, y que cambia muy fundamentalmente la interpretación que acabamos de presentar para el porcentaje relativamente bajo de trabajadores asalariados en la ATP de Catalunya. Consiste en la incidencia de la crisis económica en la posibilidad de iniciar nuevos empleos como asalariados industriales. Como es sabido, desde 1974 han ido disminuyendo drásticamente las posibilidades de nuevos empleos, por lo que los agricultors que se han visto en la perentoria necesidad de iniciar actividades fuera de su explotación, no han tenido más remedio que recurrir a su ingeniosidad y buscar nuevos cauces de actuación por cuenta propia, o formalmente tales disfrazando situaciones precarias como asalariados (43). En este caso, la profusión de trabajadores autónomos no sería una opción, fruto del desarrollo, sino una imposición del sistema económico que no permite otra forma de aumentar los ingresos familiares. Este fenómeno se ha observado claramente en ciertas áreas de montaña de Japón, donde ante la dificultad de obtener empleos externos, una forma típica de ajuste a la ATP es iniciando pequeñas actividades que autoemplean al agricultor. En varios países europeos se están estimulando este tipo de iniciativas, especialmente en relación con actividades turísticas y artesanales. También en España se ha estimulado -por lo menos formalmente- este tipo de ocupación en la legislación sobre zonas de alta montaña y específicaménte en el estímulo a las actividades turísticas en casas de labranza. En la realidad, aunque es un fenómeno todavía incipiente, cuyas manifestaciones más fuertes se han producido en los años ochenta, creemos que esta situación se puede detectar ya en ciertas regiones del Estado español. Entre ellas Catalunya y Asturias. Más adelante veremos que la crisis se hace notar también en otros aspectos, pero aquí hay que mencionarla como un fac(43) Formando parte del ingente número de nuevos trabajadores «autónomos^^ que ejercen tareas como asalariados sin ninguna de las ventajas so• ciales de esta condición.

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tor que aumenta el porcentaje de ATP's que no son asalariados industriales, no por opción, sino por necesidad. En el caso de Catalunya creemos que han influido los dos elementos: por un lado, el que la propia riqueza del país ha hecho posible, en el período anterior a la crisis, ^xn número elevado de ATP's autónomos, y que en los últimos años, la misma crisis está forzando el aumento de trabajadores no asalariados entre los ATP. Para ver si nos proporciona nuevos elementos de interpretación, presentamos en el cuadro 2.15 la información obtenida de nuestras encuestas acerca del tipo de actividad externa ejercida por los ATP's que hemos estudiado en detalle. La relacionamos con la fecha en que se inició la actividad externa para comprobar si existe alguna tendencia entre el tipo de actividades externas y la época de su comienzo. Esta información parece confirmar lo que indicábamos acerca de la incidencia de la crisis económica en la ATP. En prímer lugar, en la columna «Total Col.» podemos apreciar que e] ritmo de comienzo de la ATP se intensifica para el período de crecimiento económico de los sesenta, disminuyendo considerablemente en los setenta y especialmente después de 1975. Por otra parte, el cuadro muestra claramente que precisamente en el período de máxima intensidad de comienzo de ATP -el de boom económico- es hacia los empleos regulares y permanentes adonde se dirigió la población activa agraria con doble actividad, disminuyendo sustancialmente en períodos posteriores. Más significativa todavía es la evolución de los Trabajadores Autónomos, que de un 10% en el período del boom, pasan a constituir casi la cuarta parte en el período de crisis. El cuadro nos indica también que una gran mayoría de ATP's - 75,2%- son trabajadores asalariados en sus actividades externas, seguidos a mucha distancis^ por los trabajadores autónomos y finalmente por los temporales. Es decir, en principio los agricultores prefieren ser obreros-agricultores sobre otras opciones, y solamente cuando ésta no sea posible re175

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currirán a actividades externas y en último recurso aceptarán las actividades temporales. Señalemos también que, según la información de que disponemos y sobre la que comentaremos en el capítulo 5, los ATP ejercen su actividad externa por necesidad. Es decir, en su mayor parte no se trata de personas y familias que obtienen un nivel de ingresos relativamente satisfactorio y trabajan en el exterior porque desean acceder a niveles más altos, sino que los ATP no podrían desenvolverse solamente con sus ingresos agrarios y la actividad externa les es imprescindible. Este aspecto es importante para deshacer algunas opiniones que parecen considerar que los ATP podrían prescindir de su actividad exterior sin sufrir graves perjuicios. Con escasísimas excepciones hay que señalar que los ATP encuestados ejercían actividades externas como obreros manuales de las categorías inferiores -peón especializado o especialista del menor nivel-. En las actividades autónomas también ^ e dedicaban a niveles equivalentes -chófer de camión, taxista, pequeño representante a nivel local, barero, comerciante local, etc.-. Es decir, profesiones de ingresos equiparables a los trabajadores industriales y, en conjunto, de nivel modesto. Entre las pocas excepciones de este cuadro, pueden apuntarse algunos empleados administrativos, generalmente en establecimientos financieros, y algún capataz o encargado de taller industrial. No hemos encontrado ningún ATP que ejerciese un empleo de niveles superiores, aunque se nos ha hablado de algunos profesores de Enseñanza Secundaria y Universidad que ejercían esta doble tarea (44). Tampoco cuadros empresariales, ejecutivos, empresarios o profesiones liberales. Situación que parece ser rnuy similar en la mayoría de los países desarrollados. (44) No pudimos entrevistar a ninguno de esta profesión. Nuestra impresión es que ejercían de «agricultores^ de forma bastante diletante y poco permanente. Y bastante lejos de tomársela como una pmfesión, sino como una forma de ^^vivir lejos del mundanal ruido». En algunos de ellos la práctica de la agricultura se aunaba al afán de experimentación de técnicas ecológicas. De todos modos, han sido poquísimos casos de éstos los percibidos, y todos desde bastante distancia.

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«Una de las características de los trabajos que ejercen quienes se lanzan a una actividad extra-agrícola, reside en el hecho de que ésta no requiere cualificaciones o solamente cualificaciones muy sencillas que pueden adquirirse rápidamente. Una lista de los tipos de empleos no agrícolas ejercidos en prácticamente todos los países muestra que la construcción es uno de los trabajos más habituales. Las diferentes tareas que ofrece. la industria de transformación figuran también en buena posición en la lista, ya que es frecuente que en este dominio los agricultores puedan comenzar como trabajadores no cualificados y progresivamente convertirse en semi-especializados o especializados» (45).

Existen en el Estado español, todavía no demasiado numerosos aunque es una categoría creciente, ciudadanos que viven en las ciudades y practican la agricultura en sus fines de semana, pero casi nunca éstos tienen una entidad mínima que permita llamarles agricultores a tiempo parcial. Son «jardineros de hortalizas» que en el mejor de los casos producen parte de su propio consumo, pero que en ningún caso pueden serincluidos dentro de la categoría de agricultores ni aun al mínimo nivel. Hemos de concluir que en el Estado español, con poquísimas excepciones si existe alguna, la ATP es muy mayoritariamente una actividad ejercida por trabajadores manuales y niveles similares, con algunos, muy pocos, administrativos en general de niveles inferiores, y algunos casos excepcionales de niveles medios en la escala laboral. En suma, pues, en el Estado español, los ATP son «obreros-campesinos», según la terminología francesa, o mejor, de «propietarios-proletarios», por utilizar la acertada expresión de R. López Suevos.

2.7. Edad y fecha de comienzo de actividades de los ATP Para completar nuestro intento de fotografía de los ATP del Estado presentamos a continuación el cuadro 2.16, en el (45) OCDE, Rappost General, Pág. 21.

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