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28 DE JULIO DE 1914: SE DECLARA FORMALMENTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. Son esos momentos de la Historia de la Humanidad en que no se alcanza a comprender la estupidez humana. Los hombres que han sido hechos para amar y disfrutar de la vida comienzan a matarse entre sí, inducidos -a esta altura de la proyección civilizatoria- por los que tienen el verdadero poder imperial del mundo, que se refiere más a una cuestión económica que a una estrictamente política (pues las fronteras no existen más que en la cabeza de se ese homínido llamado ampulosamente "racional"). No quiero extenderme, remito literariamente a esa obra maravillosa plasmada en el papel y en el celuloide por Eric Marie Remarche: "Sin novedad en el frente". Todo un alegato humanista, antibélico y pacifista escrito de una manera maravillosa y secuenciado en la Primera Guerra Mundial. Después del asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono de la doble corona (Austria-Hungría), a manos de un nacionalista serbio que le arrojó a su carruaje -que transitaba las calles de Sarajevo- una bomba y luego remató al archiduque y a su esposa con unos tiros. A partir de allí Austria Hungría (apoyada por Alemania) le declara la guerra a Serbia, que -a su vez- es apoyada por Rusia. Inmediatamente se conforman dos bloques antagónicos bien diferenciados: * Los Imperios Centrales: Alemania, Austria-Hungría a los que se suma Turquía, a fines de 1914, y Bulgaria en 1915. * Los Aliados: Rusia, Inglaterra, Francia, Bélgica, Italia (quien en un comienzo había estado junto a los Imperios Centrales y en 1915 firma un pacto secreto en Londres, para revistar en el bando de los Aliados a cambio de compensaciones territoriales en detrimento de Austria); luego, Rumania se suma en 1916 y Grecia y Estados Unidos en 1917. La contienda comienza con un gran despliegue de ejércitos en los distintos campos de batalla, ocupando territorios y conformándose diferentes frentes de combate. Luego de la primitiva arremetida, los ejércitos se inmovilizaron estableciendo líneas de trincheras con el fin de asegurar posiciones (hasta el ingreso de Estados Unidos). La guerra se cobró muchísimas vidas, tanto material como espiritualmente, teniendo algunos que soportar las laceraciones y mutilaciones corporales y psíquicas durante una existencia que resultó un infierno. Sólo la batalla de Verdún tuvo un millón de muertos como nefasta consecuencia. Respecto a la tecnología en armamentos utilizados en combate, la principal novedad fue la guerra submarina desarrollada en primera instancia por Alemania, que produjo una ruptura con respecto a las convenciones que existían de avisar al buque mercante enemigo para que retirase pasajeros y tripulación, antes de hundirlo. Los germanos fueron, también, quienes incorporaron ametralladoras a los aviones; se realizaron los primeros ensayos de bombardeos aéreos, ya sea desde aviones (con superioridad anglo-francesa, en este sentido) o desde dirigibles Zeppelin (usados por Alemania para bombardear París), pero el papel de la aviación, de todos modos, aún no sería decisivo, como sí lo sería en la Segunda Guerra Mundial. El gran descontento popular ruso por la prolongada guerra hizo que los soldados comenzaran a desertar, desmoralizados por el frío y la falta de alimentos. En 1917 una revolución hizo abdicar al zar Nicolás; el regreso del socialista revolucionario Lenin a Rusia, con su conocida posición antibelicista, logró que este gran país se retirara de la guerra. En 1918, el presidente estadounidense Wilson proclama los catorce puntos, por los cuales quería restablecer la paz en Europa y satisfacer los reclamos nacionalistas húngaros, polacos y de pueblos no turcos dependientes del Imperio Otomano, y alcanzar a liberar en forma mercantilista a los intercambios económicos mundiales (lo que favorecería a los EE.UU en su nueva posición económica frente al mundo).
La Gran Guerra (así también se la llamó) terminó a fines de 1918, con el desmoronamiento de los Imperios Centrales aceptando los catorce puntos de Wilson, tras distintos armisticios parciales. En el Tratado de Versalles (1919) fundamentalmente se estableció la responsabilidad alemana en la guerra, por lo cual se debía proceder al desarme germano, con la reducción de su ejército, la desmilitarización de la frontera con Francia, el pago de indemnizaciones de guerra, la pérdida de Alsacia y Lorena (que pasaban a Francia) y de sus colonias en África. Se reconoció la independencia de Hungría, Checoslovaquia, Yugoslavia, Polonia, Lituania, Estonia, Letonia y Finlandia. Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad, y que de manos dadas trabajaremos todos por la vida verdadera. Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del hombre. Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el viento, como el viento confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo. Párrafo único: El hombre confiará en el hombre como un niño confía en otro niño. Fragmento de "Los Estatutos del Hombre" de Thiago de Mello. 28 DE JULIO DE 1882: CREACIÓN POR LEY PROVINCIAL DEL MUNICIPIO DE CORONEL SUÁREZ. Por reconocimiento jurídico de la Ley provincial N° 441 de julio de 1865, la extensa zona comprendida entre Quequén Grande y Bahía Blanca fue dividida para dar nacimiento a dos partidos: Tres Arroyos y Necochea. Hacia tierra adentro la región comprendía la extensa llanura que hoy se distribuye entre los partidos de Coronel Suárez, Coronel Pringles, Coronel Dorrego y Gonzales Chaves. Lo que más tarde sería distrito de Coronel Suárez había nacido como "Sauce Corto", de acuerdo a la información que el ministro de Guerra, Adolfo Alsina, proporcionó en 1877 al Congreso de la Nación y en la cual agregaba que era un Fuerte con jerarquía de Comandancia. También en 1877 se creó el partido de General Lamadrid, dentro del plan de avance de fronteras que ya se había delineado en 1876. Y en ese mismo sentido, a sólo un año de sancionada la ley de "inmigración y colonización" -denominada Ley Avellaneda-, llegaron los primeros colonos ruso-alemanes, que se instalaron en Olavarría y Coronel Suárez. El 10 de julio de 1882 –siendo gobernador Dardo Rocha- quedaría sancionada la Ley N° 1497, mediante la cual el partido de Tres Arroyos se desmembraría en tres divisiones administrativas: Tres Arroyos (propiamente dicho), Coronel Pringles y Coronel Suárez, siendo promulgada dicha Ley el 28 de julio. Se autorizaba, además, al Poder Ejecutivo provincial para que tomara los recaudos a fin de fundar tres centros de población, ya que ninguno de los partidos contaba aún con ellos. En esa misma Ley se señalaba que se reservase un área de ocho leguas cuadradas destinándolas al ejido de cada pueblo. Por decreto del poder ejecutivo provincial, el 2 de septiembre de 1882 se designaría al
agrimensor Rafael Hernández y a una comisión de vecinos integrada por los señores Alejandro Leloir, Juan Henestrosa y Gregorio Soler, con el objetivo de que informen sobre el lugar propicio para ubicar al pueblo de Coronel Suárez, contando con un plazo de tres meses para realizar su labor. En Coronel Suárez, se reunirían a partir del 22 de diciembre de 1882 los señores municipales Juan Argüelles (quien precisamente actuaba como presidente del Municipio), José A. Soler, Guillermo Acherley, Fermín Moyano y Martín Pontaut. El 29 de diciembre de 1882 los mismos municipales volverían a ser designados para 1883, diferenciándose sólo en el nombramiento del juez de paz, que sería el mismísimo Juan Argüelles y el Jefe de la guardia nacional, cargo que recaería en Pedro Piñeyro. Por imperio de la Ley N° 1629, la cual fue promulgada ese 28 de mayo de 1883 y – entre otras cosas- se ordenaba la fundación del pueblo de Coronel Suárez. La llegada del Ferrocarril a Coronel Suárez se produjo el 27 de mayo de 1884, trayendo una clara señal de progreso para la zona, la que se fue poblando de inmigrantes italianos, alemanes, españoles, judíos, vascos, galeses, etc. Allí fue, justamente, cuando un grupo de galeses provenientes de Chubut ocuparon ocho leguas que les fueron cedidas con destino a la agricultura. La comisión de vecinos de Coronel Suárez, encargada de ubicar el trazado del pueblo, elevó sus conclusiones el 19 de enero de 1885 aconsejando se hiciera la fundación sobre unos terrenos vendidos por el Fisco a don Eduardo Casey, los que se conocerían como "Concesión Curumalal". El gobierno provincial ordenaría que el pueblo se levantase sobre cuatro leguas cuadradas, ya por aquel entonces permutadas a Eduardo Casey por otras tierras fiscales, y se sumarían otras cuatro leguas propiedad, hasta entonces, de Emiliano Domínguez, Eduardo Castex, Pedro Piñeyro y Juan Ruiz Díaz. El agrimensor designado fue don Juan Coquet, con la recomendación de que el trazado quedara a ambos lados de la vía férrea, que –como ya se vio- atravesó la zona en 1884. Sin embargo una serie de inconvenientes hicieron que Coquet no pudiera cumplir con las instrucciones recibidas, las que, por lo tanto quedaron nulas. En un texto extraído del Copiador del año 1885 –para ser más puntuales con la fecha, 13 de abril-, que se encuentra firmado por el presidente de la corporación municipal de Coronel Suárez, Mariano Rosquellas y dirigido al ministro de Gobierno, Dr. Nicolás Achával, podemos leer: "... esta municipalidad no puede elevar al P.E. los planos y presupuestos... obras que proyecta construir por... delineado el pueblo y no saberse por consiguiente dónde podrán construirse los edificios públicos... al P.E. detallar el estado y forma en que se hallan instaladas las oficinas públicas de este partido: en un galpón de fierro de doce varas de largo por cuatro de ancho, piso de barro con una profundidad de treinta centímetros del nivel del campo, están instaladas: la municipalidad, el juzgado de paz, la comisaría, el valuador, los ayudantes y los presos. Como VS comprenderá esto es inmoral y poco higiénico. Inmoral por la íntima comunicación entre los presos y los funcionarios públicos y poco higiénico porque cuando llueve se llena de agua y se forma un barrial terrible. Debo manifestar a VS que este galpón es prestado por el comerciante Cleto Santamarina, el cual lo necesita y tendrá entonces esta municipalidad y las demás oficinas públicas que ir adonde se le quiera dar alojamiento, sufriendo el público perjuicio de inmensa gravedad. "Por las razones manifestadas me permito solicitar a VS se digne recabar del P.E. se autorice a esta municipalidad a invertir hasta la suma de dos mil pesos m/n. para la construcción provisoria de piezas de madera a fin de instalar las oficinas públicas asignándole el terreno en que pueda hacerlo, pues esta municipalidad ignora cual es el que ha sido destinado para la formación de este pueblo...". En distintos puntos del interior bonaerense, por iniciativa privada, se asentaban colonias que tenían por protagonistas a inmigrantes que se agrupaban étnicamente. Por ejemplo, la Sociedad Anónima Curumalal -que en un comienzo fue un gigantesco
haras- organizó una colonia francesa, de origen aveyronés, en Pigüé (1884), allí, precisamente, se constituyó la primera cooperativa de crédito y seguro contra el granizo; una colonia de piamonteses en Arroyo Corto (1884); y tres colonias de alemanes del Volga cerca de Coronel Suárez (1887); en todas ellas tuvo mucho que ver el irlando argentino Eduardo Casey, cofundador del Jockey Club, la sofisticada entidad oligárquica que propiciaba las carreras de caballos y refinaba los usos de la élite económica y social argentina. En 1885, Ernesto Tornquist fundó una colonia en campos de su propiedad, integrada por suizos, alemanes y austríacos, en las inmediaciones de la estación ferroviaria que lleva el nombre de su fundador. El 15 de marzo de 1887 y después de entrevistarse con Eduardo Casey, quien disponía de 300.000 hectáreas en el paraje denominado Sauce Corto, llegarían a la zona de Coronel Suárez 58 familias procedentes de las aldeas Kaminka, Hildmann, Dehler y Volmar, de la gobernación de Saratov, colonización del Volga (Rusia) por alemanes. Familias procedentes de la aldea Kaminka (muchas de las cuales son fundadoras de la colonia): Allerbon, Andes, Bahl, Baier, Beier, Baumgertner, Braun, Brandestein, Verger, Bendero, Bohn, Crenz, Dailof, Dihel, Dreser, Dumrauf, Fischer, Fogel, Fogelmann, Gette, Gettig, Grenz, Gertner, Gottfriedt, Hasper, Heim, Hecht, Horn, Kaul, Kuhn, Minnig, Müller, Naab, Patenhaiser, Reeb, Reser, Resch, Reppin, Roth, Rogel, Rohwein, Rolhaiser, Sack, Siebert, Siebenhart, Simon, Schaab, Schamberger, Scheffer, Schechtel, Schermer, Schmidt, Schneider, Schulmeister, Stadelmann, Stadler, Streitenberger, Stremel, Schwerdt, Schwindt, Treser, Urban, Walter, Weimann, Winer, Zwenger. Familias procedentes de la aldea Volmar: Bailman, Beingart, Brost, Detzel, Dietrich, Distel, Dornes, Eberle, Feser, Gertner, Graff, Haberkorn, Hergenreder, Heim, Holmann, Kees, Klug, Kippes, Krieger, Kloperdanz, Lacher, Loos, Lauer, Ostertag, Pailman, Platz, Recofski, Sauer, Sietz, Sieben, Siebert, Stang, Stegmann, Stadelmann, Schaab, Weingart, Waimaier. Familias procedentes de la aldea Dehler: Achemager, Buch, Diehz, Danderfer, Dumrauf, Forster, Freidenberger, Fuhr, Gunter, Guinder, Hammerschmidt, Hippedinger, Herpsommer, Kesler, Kiner, Klein, Koller, Kronberger, Martel, Masson, Minor, Novack, Opholz, Ostertag, Phillip, Pubilowsky, Raab, Redel, Riel, Rudel, Ruhl, Ruppel, Schab, Schell, Sieb, Schöenfeld, Schwab, Staldecke, Stoessel, Trauch, Wagner, Zwenger. Hubo 19 familias de Hildmann que se ubicaron a sólo 5 km. de Coronel Suárez, fundando la Colonia Uno o Pueblo de la Santísima Trinidad. Familias procedentes de la aldea Hildmann, en el mismo Coronel Suárez: Amrain, Dietrich, Diser, Duhel, Elsenbach, Gallinger, Gerling, Haas, Heit, Heiland, Heinrig, Herlein, Hubert, Kees, Kippes, Konrad, Müller, Quitlain, Trin, Waisbeck, Werbach, Wiabach. Quince familias procedentes de los alemanes del Volga de las aldeas de Dehler y Volmar fundaron la Colonia Dos o Pueblo San José, a 10 km. de Coronel Suárez, un 13 de abril. Veinticuatro familias procedentes de la aldea de Kaminka, se alejaron 15 km. de Coronel Suárez, fundando la Colonia Tres o Pueblo Santa María el 11 de mayo de 1887. En Coronel Suárez aún no se había realizado el trazado del pueblo, entonces el gobierno provincial el 12 de septiembre de 1887 decidió pasar los antecedentes a alguien que tenía mucha experiencia en esa labor. Se trataba, por supuesto, de Rafael Hernández, quien inmediatamente procedió a efectuar el trazado del ejido de Coronel Suárez sobre un costado de la estación Sauce Corto. En noviembre Rafael Hernández comenzaría la labor de trazado del pueblo de Coronel Suárez.
El trazado de Coronel Suárez, iniciado el año anterior, fue finalizado en septiembre de 1888, pero ante reclamos de Casey el gobierno provincial desaprobó la traza efectuada, y en la misma resolución autorizaba, sospechosamente, al susodicho (Casey) a formar un centro agrícola y pueblo de Coronel Suárez. Finalmente, el agrimensor Adriano Díaz fue el encargado de la traza del pueblo de Coronel Suárez, comenzando sus trabajos en ese enero de 1889; el ejido del pueblo fue delineado alrededor de la estación de Sauce Corto. Si nos referimos al aspecto religioso en el partido de Coronel Suárez, podríamos decir que la piedra fundamental para la construcción del templo de Nuestra Señora del Carmen fue colocada el 11 de junio de 1889. El trazado del pueblo de Coronel Suárez, realizado por el agrimensor Díaz, sería aprobado por el gobierno provincial el 27 de junio del mismo año. Por aquellos días en el interior de la provincia se disputaban el afincamiento, una de las colectividades consideradas como de las más laboriosas: los germanorrusos o alemanes del Volga. Dos fueron los focos importantes de irradiación de esta colonización. Un núcleo inicial fue Hinojo, cerca de Olavarría, y su expansión fue hacia el sur, no sólo bonaerense sino pampeano. Se trataba de ocho familias que mantenían constante correspondencia con sus parientes de Rusia o los que habían quedado en Brasil. Vinculada con Hinojo se fundó la Colonia San Miguel, favorecida por las canteras cercanas a la hoy fábrica de cemento Loma Negra. Luego encontramos a los germanorrusos en las llamadas "colonias granjeras", cercanas a Coronel Suárez, allí se instalaron en Arroyo Corto (en las inmediaciones de Pigüé) y San Miguel Gascón, actualmente San Miguel Arcángel (ubicada al sudoeste de Carhué). Esta última tiene una notable particularidad, ofreció un número considerable de obispos a la Iglesia argentina. Por ello, a algunos inadvertidos paseantes les sorprenderá, si visita las inmediaciones de Olavarría, escuchar llamarle "ruso" a vecinos cuyos apellidos son Wagner, Masson, Stoessel o Schmidt. Se trata de los recién aludidos alemanes del Volga (Volga Deutsch), pueblo que la Zarina Catalina la Grande sacó de su Alemania natal para colonizar el Volga meridional en el siglo XVIII. Necesariamente estos "rusos" se debían dedicar a la agricultura, ya instalados en el Volga, cualquiera hubiera sido su oficio anterior, y sus aldeas fueron emplazadas como muralla viva frente a tribus consideradas salvajes (calmucos, kirguises), recién expulsadas de sus tierras por los rusos. Esa misma política sería la que, un siglo después, determinaría su inserción en la provincia de Buenos Aires: poblar el “desierto” y oponerse al dominio aborigen. Aislados del contexto ruso, los alemanes forjaron en el Volga una cultura peculiar. Conservaron distintas confesiones religiosas (católica, evangélica, menonita), así como su lengua y buena parte de su acervo cultural. Tomaron algunos elementos de sus vecinos rusos, tales como la ropa y algunas formas constructivas. Como ocurrió con todos los recién llegados, fue el auxilio de los nativos lo que les aseguró la supervivencia. Cuando llegaron al Volga se aproximaba el invierno y no tenían tiempo, ni materiales para fabricar viviendas. Los rusos les enseñaron a cavar una suerte de sótanos que, cubiertos con ramas y tierra, conformaron habitaciones subterráneas abrigadas para soportar la nieve y el frío. Con el pasar del tiempo, la falta de tierras y, en buena medida, la discriminación y la supresión de los privilegios que se les habían reconocido (varias exenciones) llevaron a los colonos volguenses a enviar emisarios al extranjero en busca de lugares más favorables. Así, diversos grupos se embarcaron hacia América, partiendo de Bremen. Aquí descubrieron que sus compatriotas alemanes no los acogían favorablemente, considerándolos atrasados, detenidos todavía en el siglo XVIII, hablando dialectos
arcaicos y vistiendo a lo ruso. Tal situación sólo cambiaría después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la República Federal Alemana los reconoció como parte de la nación germana. Como ya se dijo, en Argentina, dos fueron las colonias madres de este pueblo: Colonia Hinojo, en el partido bonaerense de Olavarría, y General Alvear, en Entre Ríos (a orillas de los bañados del Paraná y, aún, con camino de tierra). En Hinojo convivieron con los aborígenes, repitiendo el papel de muralla viva que antes habían jugado en Rusia. Descollaron como agricultores, adaptación que traían de Rusia y pronto se multiplicaron las aldeas, forma preferida de residencia no siempre aceptada por las autoridades. En general, la subcolonización se hizo con familias de la misma orientación religiosa (70% de católicos y 30% de protestantes, según estimaciones) y hasta conservando la división entre quienes procedían de la margen derecha y montañosa del Volga (Bergseite) y los de la orilla izquierda o baja (Wiesenseite). Ambas parcialidades se autoconsideraban, respectivamente, los patriarcas fundadores y los aventureros del progreso. En la zona de Olavarría, la poderosa industria del cemento absorbió a buena parte de la población de las colonias Hinojo y San Miguel. Entre los obreros que transportaban las piedras hasta los hornos había carretilleros rusovolguenses y, también, carretilleros pampas. Era famosa en la zona la leyenda que atribuía la descomunal fuerza física a los europeos y la mayor astucia o maña pampa en el manejo de la carretilla. Se calculan en 250.000 los descendientes de los alemanes del Volga en la provincia de Buenos Aires. Pero si nos referimos a los alemanes del Volga que vinieron específicamente a poblar Coronel Suárez, digamos que en su mayoría usaron formas dialectales franco-renanas que tienen por características principales, aparte de ser perfectamente comprensible, la distinción de los diptongos, la deformación de algunas vocales, y principalmente, el enmudecimiento de la última sílaba de la palabra, la que así resulta indefinida y notoriamente nasal. Este dialecto se nutre de vocablos franceses, incorporados por la vecindad del país. En su paso por Rusia, también incorporaron palabras, en su mayoría nombres de comidas. A pesar de que el uso vernáculo ha venido sufriendo una progresiva restricción, continúa siendo empleado en los ámbitos de la familia y las amistades. A grandes rasgos, las preferencias del dialecto se ligan, sobre todo, a la edad y al entorno de su radicación. Algunas de las costumbres de los primeros colonos, en su mayoría religiosas, han ido pasando de generación en generación, por lo que se considera interesante explicar algunas, que ponen de manifiesto el inquebrantable espíritu de lucha y su fe en Dios. Por ejemplo en el día de la Santísima Trinidad se procedía a la bendición de la sal, que se guardaba para los días de tormenta, cuando era echada en el fuego encendido de la cocina a leña y el humo que emanaba de la chimenea se elevaba al cielo, protegiéndolos de las inclemencias del tiempo. Como la fe regía la vida de los aldeanos, las campanas indicaban los momentos del día que debían ser dedicados a Dios. También se acudía a las campanas para reunir a los vecinos para algún acontecimiento importante, y en casos de incendio, cuando se necesitaba a todos los vecinos para colaborar en la extinción del fuego. Actualmente, el tañido de las campanas todavía informa a los colonos los fallecimientos. Según la cantidad de tañidos, éstas indicaban la edad del fallecido. Los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos son custodiados con gran respeto en
algún lugar importante del hogar. Sirven para protegerlos contra rayos e incendios. El Domingo de Pascua, todos los productos que producían y obtenían de la tierra eran consagrados al Señor como agradecimiento a los dones concedidos durante el año. Aún, en la actualidad, se pueden ver en los Domingos de Pascua a los fieles portando hacia el altar canastas con frutos para la bendición. El agua bendita era y es muy utilizada para bendecir el hogar, fundamentalmente por las noches, con la íntima convicción de colocarla bajo la protección de Dios. El Kerb es una celebración realizada en homenaje al Santo Patrono de cada Colonia alemana del Volga, la cual incluye oficios religiosos y fiestas populares. Son jornadas especiales en las que la comunidad abre sus puertas de par en par y reciben la llegada de visitas (tanto las previstas, como las imprevistas), creando un clima de reencuentro, de fraternidad y de compartir una mesa abundantemente servida con productos típicos. Actualmente, se realiza un oficio religioso, seguido de un desfile de instituciones de las colonias, y luego se van desarrollando juegos, bailes y diversos espectáculos deportivos y sociales de los cuales participa toda la comunidad. Como en todos los hogares cristianos, la celebración de Navidad es una de las fechas más veneradas, pero tenía una particularidad: la visita de dos personajes. Uno de ellos era el Christkind (simbolizado por una muchacha vestida de hada, la cual llega ininterrumpidamente sacudiendo campanillas) que sometía a los niños a un examen de comportamiento y oraciones, luego de los cuales recompensaba a los pequeños con golosinas. El otro era el Pelznikell (personaje oscuro, envuelto en un raído sobretodo y arrastrando una pesada cadena de tiro). Era el acusador de los niños de ciertas faltas (previamente informadas por los mayores). La escena terminaba cuando el Christkind echaba del hogar al Pelznikell, y repartía las golosinas, distendiendo el clima que se había creado. En algunos hogares, se continúa con esta tradición, en la que el Christkind es quien entrega los regalos de Navidad. Continuando con las tradiciones cristianas de la comunidad, digamos que luego de la despedida del año viejo, los niños tenían una costumbre muy singular: prepararse para "wünsche gehend", que consistía en visitar tíos, primos, abuelos y demás parientes para expresarles buenos augurios y felicidad para el Año Nuevo que comenzaba. Los pibes eran recompensados según la originalidad de sus representaciones y gracias, y al cabo del día, ostentaban orgullosos los frutos del wünsche gehend. Algunos hogares continúan manteniendo esta tradición y en cuanto a los pequeños echan mano a todos sus recursos para caer en gracia a los mayores y llevarse algunas monedas. En cuanto a salud, se regían por un libro de medicina del hogar, que iba pasando de generación en generación. Entre los miembros de la colectividad alemana, aún se encuentran personas (con los conocimientos transmitidos por sus padres) que se dedican a "arreglar huesos". Esto incluye torceduras, desgarros, estiramientos, etc. Hasta hoy se utiliza mucho un "wunderbalsam" (que antes lo preparaban ellos mismos), o bálsamo milagroso que ya se encuentra disponible en las farmacias. Este "wunderbalsam" alivia prácticamente todo. Los alemanes "acriollados" aprendieron rápidamente a tomar mate. Y ha de haber sido así puesto que hoy se nota el arraigo definitivo. Inclusive la acción de tomar mate tiene un nombre específico para los del sur, que para los del norte es distinto: los del sur le dicen "kuie" y los del norte "zuckelle". Beben el "kuie matte" con o sin azúcar (eso sí, en terrón), es decir que primero colocaban un terrón de azúcar en la boca y luego tomaban el cálido líquido. Como anécdota se puede hacer referencia al primer contacto de los alemanes con el
ritual del mate, el cual debió haber sido –por lo menos- sorpresivo. Un alemán recientemente llegado a Argentina, lo comentaba de esta manera: "Una vez en la Colonia... me convidaron con el primer mate. Yo creía que eso era tabaco y que debía fumarse en una pipa que a mis ojos era diferente de aquellas que usábamos en el pueblo. Fue indescriptible la neblina que produje con mi resoplido al sentir la quemazón. La gente se moría de risa. Para ellos, el mate ya había desalojado al té de China que tomábamos en Rusia". Los Alemanes del Volga tienen una marcada predilección por los platos suculentos y su gastronomía se identifica con un variado menú. La combinación de sabores agridulces es muy frecuente, como así también de harinas con repollo. Asimismo se destaca, hasta hoy en día, el uso del "Saurkraut" (chucrut) y los "SauerKummer" (pepinos encurtidos). En las despensas o sótanos de las casas más antiguas, nunca faltan "Wurts" y "Pluttwurts" (chorizo y morcilla negra), ni jamones y queso de chancho. "Sembraban, oraban, luchaban cantando", dice un fragmento de una antigua canción. Y así sigue en la actualidad, ya que cualquier acontecimiento es argumento para entonar viejas canciones. Los clubes de estas colonias, periódicamente realizan bailes, en lo que es común que gran parte de la música esté compuesta por polkas, valses, etc., por supuesto que en alemán. El 29 de septiembre de 1890, el ejecutivo provincial concedía varios solares a la municipalidad de Coronel Suárez, con el objeto de que con lo obtenido por su venta se pudieran finalizar las obras del templo y las del Hospital de Caridad. Pero, en Coronel Suárez se producirían nuevos inconvenientes y el 28 de abril de 1891 fue declarada caduca la concesión hecha en su oportunidad a Eduardo Casey para la formación del Centro Agrícola. Posteriormente, la Sociedad Curumalal, cuyos derechos Casey representaba en la trabazón del litigio antes descripto, solicitó que se levantara la orden de caducidad de la concesión, obteniendo que el gobierno provincial fijara una nueva posición con respecto a las cuatro leguas que pretendía en el pueblo. Finalmente se llegó a una solución acordada, tomando el fisco cuatro leguas a un costado de las vías férreas y la Sociedad Curumalal se aseguraba las otras cuatro en el lado opuesto, debiendo resarcirse mutuamente de las ventas que ya habían realizado. A fines de 1895, siendo titular del ejecutivo nacional José Evaristo Uriburu, debido al potencial peligro de un enfrentamiento armado con Chile éste promulga la ley de servicio militar obligatorio. Fue el 12 de marzo de 1896 cuando se produjo la prueba de la primera incorporación de conscriptos de la 1ª región militar, que abarcaba la ciudad y la provincia de Buenos Aires. A esta primera movilización se la denominó "conscripción de Curumalal", que incorporó a 1.700 oficiales y cerca de 20.000 reclutas, los cuales efectuaron ejercicios en aquel punto de las serranías bonaerenses, ubicado cerca de la localidad de Coronel Suárez. La más antigua manifestación en cuestiones referidas a la educación y la cultura, la encontramos en 1901, ante la fundación de la Biblioteca Rivadavia –la que actualmente depende de la Universidad Abierta de Coronel Suárez-. También se encuentra un aviso aparecido a principios de siglo en el periódico local "El Fiscal" que dice: "Colegio Mariano Moreno", dirigido por el maestro Teodosio Alaniz. “Enseñanza elemental, secundaria, normal y comercial". Si bien es cierto que con anterioridad hubo otras manifestaciones aisladas de educación en Suárez, el establecimiento aludido tiene una trayectoria educativa que continúa en el presente. Por lo tanto se puede afirmar que el Colegio Mariano Moreno es el punto de iniciación de la educación en Coronel Suárez. La Liga Regional de Fútbol instalaba su sede en Coronel Suárez el 8 de junio de 1921, siendo sus clubes adherentes (algunos lo harían en forma fundacional y otros se
integrarían después): Club Deportivo Argentino de Pigüé, Club Deportivo Arroyocortense de Arroyo Corto, Club Sportivo Belgrano de Espartillar, Centro Blanco y Negro de Coronel Suárez, Club Atlético Boca Juniors de Coronel Suárez, Centro Deportivo Sarmiento de Coronel Suárez, Club Social y Deportivo El Progreso del Pueblo de Santa María, Club Social y Deportivo General San Martín de Santísima Trinidad –fundado el 5 de agosto de 1964-, Club Atlético Huanguelén de la misma localidad, Club Atlético Independiente de San José, Club Atlético Peñarol de Pigüé y Unión Fútbol Club Pigüé. Continuando con el plano deportivo, no se puede soslayar que a Coronel Suárez se lo conoce como la "Capital del Polo", producto de la destacada actuación de los amantes de esta actividad desde 1929 hasta el presente. Pascual Vuotto, acusado de haber cometido un atentado criminal en Bragado, recibió la solidaridad de los que, desde extramuros, clamaban por su inocencia. Recurrieron a "Crítica" y a otros periódicos como "La Vanguardia", "Tribuna Libre", "La República", "La Protesta" y "República Ilustrada" de la Capital Federal. A un sinnúmero de periódicos de Entre Ríos, Tandil, Mendoza, Nueve de Julio, Chivilcoy, Coronel Suárez, Mercedes, Pehuajó, San Juan, Bragado, Salto, Veinticinco de Mayo, Rosario, Coronel Pringles, Alberti, Chacabuco, San Pedro, San Andrés de Giles y más de 50 periódicos de otras localidades. El 17 de julio de 1934, por Ley N° 4224, al pueblo de Coronel Suárez se lo eleva al rango de ciudad. Ahora toca hacerle un recordatorio a alguien que le iba perfecto en el deporte, aunque éste fuera el polo, era a Enrique "Quito" Alberdi, quien había nacido en Coronel Suárez -como todo buen polista que se precie de tal- un 15 de octubre de 1910. Quito fue uno de los más habilidosos N° 3 que hubo en la historia del polo. Debutó, como era lógico suponer, con Coronel Suárez y completó una gran hazaña al ganar en un mismo año, 1934, el Abierto de Novicios, el Argentino con Handicap y el Argentino Abierto, torneo que se adjudicó en otras diez oportunidades (una con Tortugas, seis para Venado Tuerto y tres en Coronel Suárez, el último en 1957). Llegaría a los 10 goles de handicap en 1943. Fue el presidente de la Asociación Argentina de Polo y Delegado ante el Comité Olímpico Internacional. Moriría en Saladillo el 6 de noviembre de 1959. En otro orden de asuntos, y aludiendo al atrapante mundo de "los crotos", contaba muchos años después- el que fuera comisario en Roque Pérez, Idelfredo Barros, que había conocido a un linyera que andaba siempre por allí, llegando hasta la zona de Coronel Pringles y Coronel Suárez. ¿Qué hacía? La especialidad del croto era la cerrajería, y cuando llegaba a esos pueblos iba al lugar donde más cerraduras había: la comisaría. Allí ofrecía sus servicios. Arreglaba todas las cerraduras falladas y pasaba las noches en un calabozo, al cual era inútil tratar de cerrarlo con alguna llave, si él tenía la maestra... En su mensaje a la legislatura de 1961, el gobernador, doctor Alende, informaba el estado de realización del Plan de Ayuda y del Fondo Permanente de Pavimentación Municipal: había 30 obras terminadas con la pavimentación de 1.077 cuadras; 20 obras en ejecución con un total de 1.082 cuadras y 8 obras licitadas, que comprendían 191 cuadras. Obras nuevas terminadas: pavimento urbano en La Plata, Las Flores, Moreno, Florencio Varela, Maipú, Coronel Suárez, San Martín, Vicente López. En cuanto a las obras viales de pavimentación de caminos en 1961 era el siguiente: Obras en ejecución: Nueve de Julio-Bolívar (tramo II), Juárez-Tandil (tramo I), AzulSaladillo, Junín-General Viamonte-Nueve de Julio, Tornquist-Olavarría (tramos I y II), Pigüé-Guaminí, Rojas-Salto, Laprida-Lamadrid, Brandsen-Ranchos, SaladilloVeinticinco de Mayo, Carmen de Areco-Salto, Energía-San Cayetano, Coronel Pringles-Coronel Suárez, Pipinas-La Costa, Dolores-Ruta 11. Ubicamos aquí esta biografía deportiva, porque entre 1980 y 1981 el polista Juan Carlos Harriot (h) llegaba a la plena madurez de su fama. Harriot júnior nació en
Coronel Suárez en 1936. Fue el más grande jugador de polo de todos los tiempos, por su destreza, la precisión de su pegada y el gran sentido táctico desarrollado en el juego. Quebró todos los récords, ya que con el equipo de Coronel Suárez –que reemplazó a "El Trébol", en el primer plano del éxito- obtuvo 20 Abiertos Argentinos, 12 victorias en Hurlingham y 14 triunfos en Los Indios y Tortugas. Uno de aquellos memorables campeonatos argentinos fue el de 1978, en el cual jugó también Alfredo Goti. Coronel Suárez fue el equipo más exitoso de la historia. Jugando para Argentina ganó 4 Copas de las Américas, ellas en 1966, 1969, 1979 y 1980. Estas dos últimas con el mítico equipo de Coronel Suárez, el cual era complementado por su hermano Alfredo, quien jugaba de back, y Horacio y Alberto Heguy como delanteros. Juan Carlos llegó a los 10 de handicap en 1961, siendo el único jugador en el mundo que mantendría esta valoración a lo largo de 19 años, aún no superado. En el partido de Coronel Suárez, según los resultados del Censo de 1991, funcionaban seis establecimientos de educación pre escolar, 51 escuelas primarias, 13 de enseñanza media y un establecimiento de nivel superior. Las colonias alemanas del Volga en Coronel Suárez contaban con una población aproximada de 5.500 habitantes. En la segunda quincena de mayo de 1996 visitó el país el exjefe del gobierno español, también conductor del partido socialista obrero español: Felipe González. Entre otros lugares en el país, el político hispano, estuvo pescando en la provincia de Buenos Aires, sobre todo en aguas del atlántico marplatense y en la Laguna de Coronel Suárez. Además de casi convivir con el presidente Menem durante su estadía, se reunió en Buenos Aires con su íntimo amigo, el líder radical Raúl Alfonsín. El 2 de noviembre de 1999 el periódico "ABC" de Madrid publica completo el Sumario identificado con la nomenclatura 19/97-L, titulándolo "Terrorismo y genocidio; Juzgado central de instrucción número cinco; Audiencia Nacional; Madrid". Allí, bajo el subtítulo "Hechos" se relatan las atrocidades cometidas desde 1975 en adelante por el terrorismo de Estado en Argentina. En el acápite Tercero se relata puntualmente: "Para ejecutar materialmente el diseño criminal en el territorio Argentino, los máximos responsables militares y los jefes de los correspondientes Comandos van a aprovechar la propia estructura militar de la Nación, dividida en seis Zonas, a su vez divididas en subzonas y áreas. “ZONA 1, con sede en la Capital Federal, es controlada por el Comando del Primer Cuerpo del Ejército, y extiende su jurisdicción a la Capital Federal y a la provincia de Buenos Aires, excepto los partidos de Adolfo Alsina, Guaminí, Coronel Suárez, Saavedra, Puán, Torquinst, Coronel Pringles, Adolfo Gonzales Chaves, Coronel Dorrego, Tres Arroyos, Villarino, Bahía Blanca, Patagones, Escobar, General Sarmiento, General San Martín, Pilar, San Fernando, Tigre, Tres de Febrero y Vicente López. Hasta finales de 1979, esta zona abarca también toda la provincia de La Pampa. "Los comandantes jefes del Cuerpo de Ejército I fueron: \ Desde enero de 1976 a febrero de 1979 el General Carlos Guillermo Suárez Mason; \ Desde febrero de 1979 a diciembre de 1980, General Olivera Rovere; \ Desde diciembre de 1980 a diciembre de 1981, General Antonio Domingo Bussi; \ Desde diciembre de 1981 a julio de 1982, General Cristino Nicolaides; \ Desde julio de 1982 el General Juan Carlos Trimarco". Continuaba más adelante el documento judicial describiendo otras zonas que tenían competencia sobre la provincia de Buenos Aires: "ZONA 5, controlada por el Comando del Quinto Cuerpo de Ejército, con sede en Bahía Blanca, es la más extensa del territorio argentino, ya que comprende la parte sur de la provincia de Buenos Aires, y la totalidad de la Patagonia, que está integrada por las provincias de Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, destacando el Batallón 601 de Bahía Blanca y la Brigada de Infantería número 6 de
Neuquén. "Los Comandantes jefes del Cuerpo de Ejército V son: \ Desde enero de 1976 a diciembre de 1977 el General Osvaldo René Azpitarte. \ Desde diciembre de 1977 a octubre de 1979, el General José Antonio Vaquero. \ Desde octubre de 1979 a febrero de 1980, el General Abel Teodoro Catuzzi. \ Desde febrero de 1980 a diciembre de 1981, el General José Rogelio Villarreal. \ Desde diciembre de 1981 el General Osvaldo Jorge García". 28 DE JULIO DE 1821: SE REÚNE EL CABILDO ABIERTO EN LIMA Y DECLARA LA INDEPENDENCIA DE PERÚ. La burguesía porteña probritánica, enemiga de los gauchos montoneros y de los caudillos de las provincias de la Argentina profunda, advierte que el Ejército de los Andes ha liberado a Chile y –en ese mismo momento se desinteresa de la revolución latinoamericana. La emancipación chilena suprimía el peligro godo sobre la frontera del oeste; nada importaban a los exportadores y hacendados de Buenos Aires las provincias del Alto Perú ocupadas por los absolutistas. Rechazadas las negociaciones de Punchauca, San Martín estrechó el sitio de Lima; los realistas no podían conservar la capital sin riesgo de perder el país entero. Si el virrey De la Serna hubiese resistido en Lima, era inevitable la derrota española: concibió el plan de retirarse con su ejército al interior, consiguiendo prolongar la guerra tres años. El 10 de julio De la serna y su ejército evacuaron Lima, que pasó a poder de los americanos. San Martín hizo su entrada triunfal el 21; reunió un cabildo abierto de los notables de la ciudad que proclamaron el 28 la independencia del Perú. Todo, a pesar de los intereses porteños reducidos a la posesión exclusiva del Puerto de Buenos Aires y la Aduana, San Martín desplegó ante el pueblo la bandera roja y blanca a tres franjas verticales creada por él, y desde un tabladillo de la Plaza de las Armas de la capital colonial de Sudamérica, proclamó la independencia del Perú –aún ocupado en buena parte por el ejército español- con las sonoras palabras: “El Perú es, desde este momento, libre e independiente, por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende”. Acto seguido gritó: “¡Viva la Patria!”. La multitud le contestó a coro. El 3 de agosto, obligado por los oficiales del ejército y por la Logia Lautaro –que acababa de fundar su filial en Lima-, aceptó el gobierno con el título de Protector del Perú y se encontró –acto seguido- sin fuerza militar suficiente para enfrentar a los ejércitos españoles. Éstos eran los más poderosos del continente y el último reducto absolutista en América después de los triunfos bolivarianos en el Norte. La nobleza peruana era la más importante latifundista del Perú y estaba íntimamente ligada a la alta jerarquía de la Iglesia, que, como en México, era también poseedora de importantes bienes inmuebles. En la soberbia Lima del siglo XIX, sobre 3.941 edificios, 1.135 eran propiedad de la Iglesia. Abundaban en la aristocracia peruana los grandes títulos nobiliarios, ausentes en general en el resto de la América criolla: los marqueses de Torre-Tagle, Casa-Dávila, Villafuerte, Casa-Rosa, los condes de Saavedra, Vistaflorida, San Isidro; el duque de Vargas Llosa. Por lo demás, como en el resto de América, la propia Iglesia estaba dividida entre el alto y el bajo clero, este último generalmente mestizo o criollo y despojado de los bienes terrenales de la burocracia eclesiástica. La aristocracia limeña “era gente habituada a la opulencia y reatada al sistema del orden por los grandes intereses de su fortuna, que les dolía, por instinto natural, ponerlos en riesgo de perderlos para siempre, como eran empleados del gobierno, unos tenían mayorazgos, y los restantes hacienda y demás industrias de donde
emanaban los recursos para su presente felicidad, que la tenían de verás` era así una clase conservadora por excelencia, temerosa de los trastornos y de la ruina consiguientes. “Reinaba en aquella capital una indolencia, una miseria, una flojedad, una insustancialidad, una falta absoluta de heroísmo, de virtudes republicanas tan general, que nadie se atrevía a respirar con aire de protesta, ni aún viendo subir al cadalso un centenar y dos de patriotas`” (Bernardo Frías) El profundo conservatismo de la sociedad peruana impidió que el bajo clero desempeñara la misma función revolucionaria que en México o el Alto Perú. En las provincias de esta última región los curas populares encabezaron la lucha contra los españoles. Los caudillos revolucionarios son sacerdotes de Aldea, como Muñecas. Daniel Chiarenza