29 DE DICIEMBRE DE 1985 SAN FELIPE, VENEZUELA

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29 DE DICIEMBRE DE 1985 SAN FELIPE, VENEZUELA

Nuestra Biblioteca

www.manaescondido.com El Mensaje del Evangelio del Reino

Y entonces lo que dice la Escritura que los ángeles son mensajeros, enviados de Dios, para administrar: administradores a los herederos de salud, para administrarles la Palabra, para traerles la Palabra... cuando podemos ver a esos ángeles como mensajeros de Dios, enviados en cada Edad y dispensación y podemos verlos como seres humanos en esta Tierra trayéndoles el mensaje a los hijos de Dios, realmente estamos viviendo el cielo. Estamos experimentando el cielo. El cielo está abierto para nosotros.

Este mensaje predicado por nuestro amado hermano

William Soto Santiago, Es distribuido gratuitamente. “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye diga: Ven. Y el que tiene sed venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” Apocalipsis 22:17

*Nota: El audio de este Mensaje está incompleto, por lo cual se ha transcrito hasta donde esta grabado. Todo esto, con el fin de ayudar a la simiente de Dios en sus estudios de La Palabra.-

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en el cielo, antes de ver a este cometa en el cielo, a simple vista, lo hemos visto, aquí en la Escritura, a simple vista. No sé…

ESCUDRIÑANDO LAS ESCRITURAS Por William Soto Santiago 29 de diciembre de 1985 San Felipe, Venezuela

Hoy nos encontramos aquí, para hablarles de lo más importante que hay para el ser humano: la Palabra de Dios. Hay mucha preocupación en estos días; y la preocupación que hay es por la aparición un cometa. Porque siempre que ha aparecido ese cometa han dicho que después ha venido sobre los seres humanos problemas, plagas, dificultades... Pero estamos en un tiempo en que usted y yo tenemos que sabe a qué le tenemos miedo y a qué no le tenemos miedo: qué cosas nos preocupan y qué cosas no nos preocupan. Tenemos nosotros que estar conscientes de eso. El Señor Jesús en una ocasión dijo que la humanidad tendría miedo, temor, por las cosas que acontecerían. Y eso es lo que estamos viendo en nuestro tiempo. Hoy en día están asustados por las cosas que ya están viendo a través de telescopios y a través de un sinnúmero de equipos que ya tienen preparados y están usando los seres humanos aquí en la Tierra; y pronto ya se verá a simple vista. Pero usted y yo sabiendo que estas cosas están señaladas que acontecerán, usted y yo tenemos que escudriñar las Escrituras, para saber qué significa todo esto que estamos viendo en nuestro tiempo. Jesús dijo: "Escudriñad las Escrituras, porque en ellas os parece que tenéis la vida eterna." (Pueden tomar asiento, si tienen la bondad). Si El dijo: "Escudriñad las Escrituras," vamos a escudriñarlas; y vamos a ver qué cosas están aconteciendo en nuestro tiempo a la luz de la Escritura, y así entonces estaremos tranquilos, felices y preparados para recibir lo que El tiene para este tiempo. Así que estemos examinando las Escrituras. Esa es la posición correcta para todo hijo de Dios en este tiempo en que vivimos. Muchas personas en todas las edades, en todas las dispensaciones, se han descuidado y no han estado

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examinando las Escrituras para el tiempo en que viven; y les ha pasado por encima lo que Dios había dicho para ese tiempo. Y en una ocasión Jesús estando sobre la Tierra, y siendo la promesa mesiánica para aquellos días... Siendo Jesús el hombre más grande que ha pisado esta Tierra, y no siendo recibido en la forma en que el pueblo estaba llamado a recibir a este hombre, El dijo: "Erráis ignorando las Escrituras." Porque las ignorancia de las Escrituras, cuando las personas no la entienden, ignoran todo el programa que Dios tiene para ese tiempo. Eso le pasó al pueblo hebreo. Y es lo mismo que estará aconteciendo con los gentiles. Cuando el pueblo hebreo ignoró ese gran programa divino que para aquellos días, dos mil años atrás, estaba llevándose a cabo, el pueblo hebreo perdió en aquel tiempo el privilegio y la bendición divina que traía aquella manifestación divina para aquel tiempo; o sea el cumplimiento de las promesas divinas para aquel tiempo traía una bendición grande para aquellos que la pudieran ver. Por eso dice: "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron; mas a todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios." Es realmente una bendición muy grande poder ver y recibir lo que Dios prometió para el tiempo en que uno vive cuando Dios lo está llevando a cabo; pero es la cosa más triste y es la desgracia más grande para un ser humano o para una nación no ver, no entender, y rechazar lo que Dios está llevando a cabo para el tiempo en que El lo prometió. Por eso el Señor Jesucristo le dijo a Jerusalén en una ocasión: "Por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación..." Habiéndole de antemano enumerado las cosas que le vendrían: los juicios que le vendrían a Jerusalén y al pueblo hebreo, El había señalado lo que le acontecería a los que no pudieron ver y entender lo que estaba aconteciendo en aquellos días. Por eso Jesús decía: "Si tú conocieras, hoy, en tu día, lo que toca a tu paz. Si tan sólo conocieras eso..." Era realmente lo más grande que un ser humano podía conocer en aquellos días. Y siempre lo que un ser humano puede conocer en el tiempo en que vive, es lo que Dios está haciendo en ese tiempo; porque es de beneficio para la persona que lo puede entender. Pero eso mismo se convierte en juicio y por eso viene juicio para aquellos que no lo pueden entender, y lo rechazan, lo

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Así que conoceremos esa Estrella o ese cometa en la forma científica, y también en la forma espiritual, de acuerdo a lo que representa en el programa divino. Por eso, estamos examinando las Escrituras. Imagínese: ¡un terremoto por México, un volcán haciendo erupción y cubriendo una ciudad en Colombia; y terremotos y maremotos y problemas y temblores y guerras y todos estos problemas por diferentes naciones! Si no examinamos las Escrituras, seríamos tan ignorantes, que todo acontecería en este tiempo, sin saber que todo lo que deseábamos ver ha acontecido y ni nos hemos dado cuenta. Por eso tenemos que estar examinando las Escrituras para no errar. Porque cuando se falla en ver lo que Dios está haciendo es cuando se ignora la Escritura. Erráis ignorando las Escrituras. Damos en el blanco conociendo las Escrituras. Por eso, sobre todas las cosas que queremos conocer, está la Escritura. Queremos conocer todo lo que la Escritura dice para hoy, para nuestro día. Y ya hoy hemos visto, hemos examinado las Escrituras y hemos visto a simple vista en la Biblia escrita, la Escritura, hemos visto al cometa, antes de otras personas verlo allá en el cielo. Y yo espero verlo juntamente con ustedes, no solamente aquí en la Biblia escrita ni allá en la Biblia que está en el cielo, sino deseo verlo también en el cumplimiento de la venida del Hijo del Hombre. Y estaremos viendo Su venida como un cometa. Estaremos viendo también Su venida como el relámpago que sale del Oriente y se muestra en América, en el Occidente. Creo que no necesitamos más señales para saber el tiempo que estamos viviendo. Creo que no necesitamos más señales para saber que estamos en el tiempo de la Señal del Hijo del Hombre en el cielo. Y cuando esa Señal del Hijo del Hombre en el cielo esté materializada aquí en la Tierra, será la Señal para esta generación que su tiempo ha terminado y que estamos en la introducción a la Eternidad y al Milenio. Estamos en el tiempo en que el tiempo y la eternidad se juntan y los elegidos pasan a la eternidad. Estaremos entendiendo estas cosas así cuando veamos estas cosas hechas una realidad en nuestro medio. Ahora, yo no sé si nos pase lo que nos está pasando en estos momentos, que, antes de ver la Señal del Hijo del Hombre

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los elegidos. Y estaremos siendo llamados y recogidos para luego ser transformados y trasladados a la eternidad. Todo eso estaremos experimentándolo en este tiempo en que vivimos. Por lo tanto, estaremos viendo las cosas en la forma escritural ─examinando primeramente las Escrituras. Y así estaremos viendo este cometa Halley en estos días en que vivimos. Los científicos le han puesto Halley. (En el tiempo, dos mil años atrás, algunos dicen que es el mismo cometa Halley); pero haya sido o no el mismo cometa Halley, lo importante es que apareció una Estrella. Y esa Estrella se movía. Así que por eso los científicos dicen que era un cometa. Pero haya sido o no haya sido el cometa Halley, aunque haya sido otro cometa, aunque haya sido otra estrella, eso no es ningún problema para nosotros; lo importante es que aquella Estrella era la Señal del Hijo del Hombre en el cielo de Su primera venida. Y hoy este cometa es la Señal del Hijo del Hombre mostrada en el cielo. Eso es lo importante. Y en esa forma es que lo estaremos viendo en esta generación y en el fin de esta generación en que vivimos. Y allá, aunque los científicos de aquel tiempo quizás no le llamaban, no le tenían el nombre adecuado a esa Estrella, aquellos magos que vinieron, ésos sí que sabían cuál era el nombre de esa Estrella. Pero como no sabían cómo se llamaba el Mesías, entonces se quedaron sin tener la revelación del nombre del Mesías, hasta que lo vieron. Y cuando supieron que se llamaba Jesús, que es Salvador, entonces sabían que esa Estrella, siendo la Estrella del Mesías el nombre divino que tenía, era el nombre del Señor; porque era Su Estrella. Si era la Estrella de Jesús, no se iba a llamar la estrella Pedro, o el cometa Pedro, si no tenía que ser el nombre de Aquél al cual estaba representando en esa primer Biblia. Bueno, de seguro, entonces, en Su segunda manifestación y en Su venida y en el tiempo final, aunque tenga otro nombre científico, el nombre divino será, de seguro, el nombre nuevo del Señor. La Nueva Jerusalén se llamará del nombre del Señor. ¿Y qué mejor nombre para la Señal del Hijo del Hombre en el cielo? No hay otro nombre mejor.

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menosprecian, sin saber que están rechazando la vida eterna, que están rechazando lo que Dios tiene para beneficiar al ser humano. Así ha sido siempre. Así será en este tiempo. Lo que Dios tenga para este tiempo será lo que les traerá las grandes bendiciones que Dios les ha prometido a los seres humanos. Pero también será lo que les traerá los juicios divinos que Dios ha señalado en la Escritura a aquellos que no puedan entender y no lo puedan recibir. Porque siempre viene la bendición y la maldición. Por eso El dijo: "Yo pongo delante de vosotros la bendición y la maldición; la vida y la muerte." Eso es en esa forma y usted y yo no podemos hacer nada para que sea de otra forma; pero sí podemos hacer algo. Lo más importante que podemos hacer para que sea bueno para nosotros, para poder recibir la bendición divina, para poder recibir todas las promesas que Dios ha hecho para Sus hijos, las podemos recibir creyendo y recibiendo lo que Dios ha prometido para nuestro tiempo. Y como dijo Jesús en una ocasión cuando le preguntaron: ¿Qué haremos, o qué haré para hacer la obra de Dios?" Muchas personas pensaban que había que hacer tal cosa o tal cosa, y El les dijo: "Es sencillo: que creáis..." Pero la gente podía decir: "Pues yo creo lo que Moisés dijo. Yo creo en la Biblia. Yo creo lo que se predica en mi iglesia, en la sinagoga a la cual asisto, yo creo lo que se predica en el templo, y yo creo lo que el Sumo Pontífice predica cuando él habla la Escritura." Eso estaba bueno, pero no era lo mejor. Y menos en aquellos días cuando los ministros de aquel tiempo, el Sumo Sacerdote y todos los ministros de aquel tiempo... el 99 por ciento tenían una opinión muy mala con relación a Jesús. Si el Sumo Pontífice predicaba y hablaba acerca de Jesús, lo que hablaba era en contra para que no lo pudieran recibir. Así que en esos días no era asunto de decir: "Yo creo lo que mi iglesia, o mi sinagoga, dice o enseña a través del ministro que allí tenemos..." sino, Jesús dijo: "Que creáis en el que El ha enviado." Después de Juan el Bautista terminar su enseñanza de seis meses, la otra persona capacitada y ordenada divinamente para enseñar a los seres humanos, tenía un nombre. No era Caifás, aunque Caifás era el Sumo Sacerdote. Era un hombre

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que no se había educado en las Universidades ni en los Institutos ni Seminarios teológicos de aquel tiempo para enseñarle a la gente de aquel tiempo religión, sino que era un hombre que en una ocasión había dicho: "Del cielo he descendido. Y nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre que está en el cielo." Y aunque estaba en la Tierra. Y esas palabras que no pueden ser comprendidas, a menos que uno no sepa que Jesús era un profeta verdadero y tenía las dos conciencias juntas, y la Palabra era o se había hecho carne. "En el principio era la Palabra, el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros." Y Su nombre fue Jesús. Y estando en la Tierra entre seres humanos, también estaba en el cielo. Vivía otra dimensión. Así son los profetas. Viven ambos mundos. Y ven y traen de ese otro mundo de Dios hacia el mundo de los humanos. Y Jesús en muchas ocasiones decía que veía tal y tal cosa; pero no lo estaba viendo aquí en la Tierra; lo estaba viendo en otro mundo. Por eso El decía: "Yo no hablo nada, sino lo que oigo al Padre hablar. Y no hago nada, sino lo que yo veo al Padre hacer. Las Palabras que yo hablo no las hablo de mí mismo." Así que aquellas palabras que El hablaba eran de otro mundo. Por eso eran tan raras a los seres humanos; porque no era la forma común de hablar de los ministros de aquel tiempo, que siempre estaban diciéndole a la gente: "Dios hará. Dios va a hacer tal y tal cosa." Pero nunca le podían decir a la gente: "Dios está haciendo tal y tal cosa conforme a las Escrituras. Examinemos las Escrituras para que vemos lo que Dios está haciendo." Esa era la diferencia. Y el ser humano lo que necesita saber es lo que Dios está haciendo en el tiempo en que él está viviendo. Por eso hay que examinar las Escrituras: para ver cuáles son las Escrituras que corresponden al tiempo en que uno vive. ¿Porque de qué le vale a la persona conocer las Escrituras que se cumplieron miles de años atrás, y no saber las que se están cumpliendo en el tiempo en que vive? Cuando la persona no conoce las Escrituras que corresponden al tiempo en que uno vive, no conoce las

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cielo está abierto para nosotros. Podemos ver a Dios moverse en esta Tierra en medio nuestro y podemos escucharle en esta Tierra cuando podemos ver el cielo abierto, en el cielo que nos toca a nosotros vivir. Y luego podemos ver lo que dice la primer Biblia, el cielo; lo que dice la segunda y lo que dice la tercera... lo podemos ver materializado. Los magos que vinieron a Jerusalén y después pasaron a Belén, estaban viendo la Estrella de Belén, pero en el cielo; y después la vieron en la Biblia, cuando leyeron que en Belén iba a nacer el Mesías. Pero ¿quién más estaba viendo esa Estrella? Antes de llegar a verla en la forma en que la estaban viendo otras personas, estaban ya, hacía dos años pasados que la habían visto y de seguro iban por allá y daban la vuelta y continuaban viendo esa Estrella. Aquellos Pastores estaban viendo esa Estrella desde que El nació. Y esa Estrella se llamaba Jesús. No podemos decir en esos momentos de Nazaret, porque estaba en Belén; era Jesús de Belén en esos momentos. Ellos vieron la Estrella en el cielo; pero después la vieron materializada, hecha carne; y la vieron y se regocijaron. Y fueron bienaventurados porque vieron esa Estrella en forma humana. "Su Estrella hemos visto," decían los magos. Pero los pastores estaban viendo a Jesús: la Estrella resplandeciente de la mañana, la Estrella de Belén. Y estaban ellos regocijándose. Las demás personas estaban viendo la señal del Hijo del Hombre en el cielo, que mostraba que el Hijo del Hombre estaba sobre la Tierra; pero no salieron a buscarlo, no salieron a ver esa señal materializada, esa señal hecha carne. Hoy día, al final de esta generación, al final de esta generación, la señal del Hijo del Hombre estará siendo vista en el cielo. ¿Y qué estaremos haciendo nosotros en este tiempo en que vivimos? Estaremos haciendo lo que debemos hacer de acuerdo al conocimiento que tengamos del programa de Dios para este tiempo a medida que hayamos escudriñado, examinado, las Escrituras; y estaremos viendo la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y estaremos viendo la venida del Hijo del Hombre en la Tierra, y estaremos viendo los ángeles del Señor Jesucristo con gran voz de trompeta llamando y recogiendo a

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hijo de hombre para que se arrepienta; como El ha dicho, así lo hará." Y cuando El lo hace, entonces el tiempo para creer lo que El prometió que iba a hacer... porque ese es el tiempo de recibir el beneficio grande de lo que el está haciendo. Ese es el tiempo maravilloso para recibir la bendición grande de creer en la Escritura manifestada, realizada, para el día en que uno vive. Ahora, ¿cuántos en esta Tierra estarán creyendo en la SEÑAL DEL HIJO DEL HOMBRE en el cielo. Es realmente la SEÑAL más grande de esta generación. Es la señal mesiánica; es la señal de la venida del Hijo del Hombre para este tiempo final; es la señal que estará dando testimonio que Dios estará llevando a cabo Su programa aquí en la Tierra. Y lo que hay es que verlo a El. Porque tenemos que comprender que así como hay un cielo, esta Biblia es un cielo también. Y cuando Dios está llevando a cabo en esta Tierra lo que El prometió, el cielo está aquí en la Tierra manifestándose. Tenemos que ver entonces el cielo aquí en la Tierra. Así ha sido siempre. Por eso es que en el libro del Apocalipsis, cuando habla acerca de la obra de Dios aquí en la Tierra para las Edades de la Iglesia, entonces dice que cada Edad o Iglesia tiene un ángel, porque es el cielo aquí en la Tierra. Y cuando descubrimos, ese ángel es un hombre. Y cuando la persona puede ver a ese hombre como el mensajero de Dios, está viendo al ángel del Señor para esa Edad hablándoles desde el cielo en esta Tierra la Palabra divina. Para esa persona el cielo está abierto. Esa persona podrá decir como decía Esteban: "Veo el cielo abierto." El dijo que veríamos ángeles que ángeles que subirían y bajarían. Y cuando usted y yo podemos ver a esos mensajeros de cada Edad y dispensación como ángeles mensajeros del Señor para ministrar la Palabra de Dios, el cielo está abierto para nosotros. Y entonces lo que dice la Escritura que los ángeles son mensajeros, enviados de Dios, para administrar: administradores a los herederos de salud, para administrarles la Palabra, para traerles la Palabra... cuando podemos ver a esos ángeles como mensajeros de Dios, enviados en cada Edad y dispensación y podemos verlos como seres humanos en esta Tierra trayéndoles el mensaje a los hijos de Dios, realmente estamos viviendo el cielo. Estamos experimentando el cielo. El

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promesas que Dios ha hecho para el tiempo en que vive, es un analfabeta espiritual. Es la persona más ignorante que vive en esta Tierra, aunque haya ido a las Universidades mejores de esta Tierra. En el tiempo de Jesús se estudiaba mucho. Los grandes ministros de aquel tiempo habían estudiado mucho. Pero lo que Dios estaba haciendo en aquellos días lo conocían aquellos ignorantes, intelectualmente, que estaban sirviendo al Señor Jesús. Y cuando Jesús preguntó: "¿Quiénes dicen los hombre qué es el Hijo del Hombre?" Comenzaron a decir: "Algunos dicen que tu eres alguno de los profetas que ha resucitado, o que eres Juan el Bautista..." Por lo tanto, no sabían que Jesús era el Mesías; era el Hijo del Hombre manifestándose para cumplir las promesas mesiánicas para aquel tiempo. Pero cuando le pregunta a Sus seguidores... el menos inteligente, probablemente, el menos que había estudiado, un pescador... Cuando Jesús pregunta: "¿Y ustedes, quiénes dicen ustedes que es el Hijo del Hombre...? ¿Quién es el Hijo del Hombre para ustedes? ¿Quién dicen ustedes que es el Hijo del Hombre?" El más ignorante, aparentemente, dijo: "Tú; Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." Pedro quizás no sabía mucho de Teología ─o no sabía nada de Teología, ni de términos teológicos─; pero sabía lo más grande que se podía saber en aquellos días, y era: saber Quién era el hombre que estaba cumpliendo las promesas divinas para aquel tiempo, y Quién era el hombre al cual se tenía que escuchar, y el cual tenía la enseñanza divina para aquellos días, con relación a la Palabra de Dios; y Quién era Aquél en el que se tenía que creer. Otros decían: "Yo creo al Sumo Pontífice. Lo que él dice eso es lo que yo creo." "Yo creo ─podía decir otro─, al ministro que está a cargo de la sinagoga a la cual yo asisto." Y eso era fidelidad a una iglesia, a una sinagoga; pero cuando se llega el momento en que Dios cumple lo que El prometió para el tiempo en que uno vive, usted está llamado a creer lo que Dios está haciendo en que usted vive o, sino, todo los beneficios divinos... por más que Dios haya prometido para ese tiempo bendiciones, beneficios, estarán muy lejos del alcance suyo; porque son solamente para aquellos que puedan creer lo que Dios está haciendo para ese tiempo; porque ahí es que viene la bendición divina.

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Por eso Jesús podía decir: "Si no creyeres que Yo soy, en vuestros pecados moriréis." Y eran gente santa, gente muy apartadas. Pero, sin embargo, el pecado grande, y el único pecado que hay, que es el de incredulidad, lo tenían todos ellos; porque no podían creer en lo más grande que estaba aconteciendo en aquellos días. No podían creer en el Enviado de Dios. Y ese es el pecado más grande que estaban cometiendo en aquellos días. Y ese es el pecado que los llevaría a la condenación; porque la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz. Y podían enseñar muchas religiones en aquel tiempo; pero la religión no salva a nadie; no lleva al cielo a ninguna persona. Pero el programa que Dios tiene para el tiempo en que uno vive lleva a uno hasta donde Dios ha señalado que llegarán los elegidos de Dios para ese tiempo. Y eso para comprenderlo no viene por sabiduría humana. Por eso, cuando Pedro le dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente ─o sea el mensajero, el ungido para este tiempo, el Mesías─, Jesús le dijo: Bienaventurado eres Simón hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en el cielo." Una revelación de otro mundo, de otra dimensión, estaba siendo manifestada para aquellos que estaban siguiendo a Jesús. Ellos eran los que entendían, los que comprendían, y los que creían que Jesús era el cumplimiento de la promesa mesiánica para aquel tiempo. Y siendo ellos los que creían en esa forma, eran ellos los bienaventurados. La bienaventuranza siempre está en creer lo que Dios tiene para el tiempo en que uno vive. Por eso es necesario estar siempre estar siempre examinando las Escrituras. Por eso Jesús dijo: "Escudriñad las Escrituras, porque ellas son las que dan testimonio de mí." Siempre que Dios envía un mensajero, la Escritura estará dando testimonio de ese mensajero que Dios había prometido enviar. No es como muchas personas piensan que aparece una persona diciendo que Dios lo envió; y porque diga que Dios lo envió, por eso es un enviado de Dios. No. Un enviado de Dios para una edad o una dispensación está señalado en la Escritura. Está registrado ahí en la Escritura. Y Dios no puede enviar a otra persona que no sea el que El

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Dice el Señor, en el Evangelio Según San Mateo, capítulo 24, verso 29 en adelante: "E inmediatamente después de la aflicción o tribulación de aquellos días ─la tribulación del pueblo hebreo, allá en el tiempo de Hitler y Mussolini y estos dictadores, dice:─, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo." Ese es el cometa, en la Biblia escrita. Y sigue diciendo... Aquí va algo triste, pero que lo dijo Jesús. Porque un mensajero dice lo bueno dice para los que crean el mensaje y también dice lo malo que viene para los incrédulos. Ahora, yo les pregunto una cosa a ustedes: Al que cree en lo que Dios está llevando a cabo en el tiempo en que vive, ¿no cree usted que se merece todas las bendiciones de Dios? Pues, ¡claro que se las merece!, si no Dios no se las prometía. Pero, ¿no cree usted también que es incrédulo a la Palabra de Dios para el tiempo en que vive, se merece todos los juicios divinos, todas las plagas que Dios dice que va a enviar para los incrédulos? Pues, ¡claro que se los merece! Y se lo merece no por lo bueno que sea, o por lo malo que sea, sino por incrédulo a la Palabra de Dios; por no creer al Creador de los cielos y de la Tierra. No creer al Creador de los cielos y de la Tierra, es decir que El es un mentiroso. Y eso es faltarle el respeto a Dios. Así que, no piense que el que no cree no está haciendo nada malo; está haciendo lo más malo que un ser humano puede hacer (después de la blasfemia contra el Espíritu Santo. Y eso va con la incredulidad; porque un incrédulo es el único que puede blasfemar al Espíritu Santo cuando se manifiesta en cada edad o dispensación, a través del mensajero que El tiene para cada edad o dispensación). Así que no es cualquier cosa lo que está haciendo una persona que no cree a la Palabra de Dios para el tiempo en que vive. Así que la mejor parte le toca a los que creen, aunque les llamen fanáticos, aunque les llamen locos, aunque les digan gente inculta... Dios dice: "Estos son mis hijos." El dice: "Estos creen porque saben que Yo no voy a decir algo si no lo voy a hacer de verdad. Porque Dios no es hombre para que mienta, ni

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pasa a muchas personas, que han leído esta Biblia y no saben lo que han leído, no entienden lo que han leído, como le pasó al pueblo hebreo y a los líderes religiosos de aquel tiempo, que habían leído el Antiguo Testamento, la Biblia; pero cuando esa Biblia se hizo realidad... cuando esas promesas bíblicas se hicieron realidad, no entendieron lo que estaba aconteciendo; porque tampoco entendían lo que decía esta Biblia escrita, aunque la leían, la predicaban y decían que la creían. Lo que Dios hace aquí en la Tierra es nada menos que materializar la Biblia escrita, y materializar la Biblia celestial y la segunda Biblia, que es la Naturaleza y la Pirámide de Enoc. Así que lo que tenemos aquí en la Tierra en cuanto al programa que Dios lleva a cabo es la materialización de la Biblia, o sea el cumplimiento de lo que dice la Biblia que Dios va a llevar a cabo. Es necesario que conozcamos las promesas para nuestro tiempo; porque si no las conocemos, Dios lleva a cabo lo que ha prometido y nada vemos y nada entendemos de lo que Dios estará haciendo en este tiempo. Ahora, como les dije, examinando las Escrituras, les voy a invitar en estos momentos a examinar, por un momento, algunas escrituras. Yo les dije que el cielo es la primer Biblia; y lo que dice esa primer Biblia lo dice esta tercer Biblia. Y yo les dije que lo que está en el cielo también está aquí en la Biblia escrita. Jesús está en la primer Biblia, está en la segunda y está en la tercera. Ahora, yo les dije que en estos días el cielo está abriendo una de sus páginas proféticas para que sea vista y leída por lo seres humanos aquí en la Tierra. Y tendríamos que preguntar como preguntó Felipe al eunuco: "¿Entiendes lo que lees?" ¿Entiendes lo que lees en la primer Biblia? Muchos estarán viendo en la primer Biblia y no entendiendo lo que estarán viendo, lo que estarán leyendo; pero de seguro dirán: "¿Y cómo entenderemos si no hay quien nos explique?" Vamos a ver ese cometa, si se está viendo en el cielo; y yo les dije que lo que se ve en el cielo también se ve aquí. Vamos a leer el cometa aquí. ¿A cuántos les gustaría ver ese cometa aquí? A todos nos gustaría; por lo tanto, vamos a verlo en estos momentos.

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prometió para ese tiempo. Por eso es sencillo para el ser humano. Es simple todo para el ser humano; porque todo está registrado en la Escritura. Dios no puede enviar para un tiempo una cosa que El no haya prometido; porque lo que El promete es lo que ya El planifico desde antes de la fundación del mundo; o sea que Dios no puede decir en un tiempo: "Bueno, Yo creo que lo mejor para este tiempo es hacer tal o cual cosa. No. Ya lo mejor para cierto tiempo El lo vio desde antes de la fundación del mundo. Y a Dios nadie lo sacará del programa que el tiene. El solamente hará que El tiene planificado. Por eso es necesario estar siempre examinando las Escrituras, y ver cuáles son las promesas que el ha hecho para el tiempo en que vivimos. Por ejemplo: en el tiempo en que apareció el Señor Jesús, en que nació allá en Belén de Judea, había escrituras que hablaban del nacimiento de un niño que una virgen daría a luz, la cual habría de concebir un niño; el cual sería llamado Emmanuel, que traducido es Dios con nosotros. Y que nacería ese niño que sería Padre eterno, Dios fuerte, Príncipe de paz. Todos esos títulos pertenecerían a ese Niño. Todos esos títulos serían de ese Niño. Y ese Niño nacería en Belén de Judea. Esas eran las escrituras que tenían que estar siendo examinadas en aquellos días. Y una muy especial, que decía que para el tiempo señalado, una estrella saldría de Jacob. Y cuando llegó ese tiempo una estrella apareció en el firmamento; y la gente de aquel tiempo no escudriñaron la Escritura para ver esa estrella a la Luz de la Escritura y darse cuenta de que esa era una señal divina, de que esa era una señal que estaba mostrando algo muy importante en el programa divino. El pueblo no entendía eso. Vio en el cielo esa gran señal, pero no entendió lo que esa señal en el cielo estaba anunciando que estaba aconteciendo en esta Tierra conforme a la Escritura; porque no vieron esa estrella en una forma escritural. Las cosas que vemos en el cielo ─estos acontecimientos celestiales─ tenemos que verlas a la luz de la Escritura; porque de otra forma los veremos y nada significarán para nosotros. Pero todo tiene un significado conforme al plan divino. El Señor Jesucristo había dicho que habrá señales en el

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significan de acuerdo a la Escritura. Por eso tenemos que examinar la Escritura para entender esas señales. La Estrella de Belén era la Señal mesiánica, la Estrella del Mesías, que anunciaba que el Mesías, el Hijo de la Virgen, estaba sobre la Tierra. Unos magos de allá del Oriente, unos magos de allá de Babilonia, llegaron hasta Jerusalén, y preguntaron: "¿Dónde está el Rey de los judíos, que ha nacido? Porque Su estrella hemos visto en el Oriente." (La Estrella del Mesías). Pero Jerusalén nada sabía del nacimiento del Mesías. Tuvo que el rey llamar a los Doctores de la ley... llamar a los que tenían la Escritura, para la sacaran, la examinaran, y dijeran dónde tenía que el Rey de los hebreos nacer conforme a la Escritura. El gobierno estaba más interesado en saber, pero por conveniencia. ¿Dónde el Rey de los hebreos tenía que nacer? Y buscaron la Escritura. Y decía: "En Belén de Judea." Pero no se movieron hacia Belén de Judea. Pero aquellos magos que vinieron buscando al Mesías, al Rey de los judíos, entonces, cuando supieron por la Escritura dónde tenía que nacer, dónde tenía que estar el Mesías, llegaron a la capital religiosa del pueblo hebreo, a Jerusalén, y dejaron al Sumo Pontífice y a todos los ministros de aquel tiempo allá en Jerusalén y se fueron a Belén de Judea. Y en Belén de Judea encontraron lo que ellos estaban buscando. Les tomó como dos años. Ya cuando lo encontraron, ya lo encontraron no en una cueva, no en un pesebre, sino que lo encontraron en una casa, en la casa donde ya estaban viviendo José y María. Y cuando le vieron, le reconocieron. Ellos estaban siguiendo una señal en el cielo. Pero una señal en el cielo, aunque se siga, si no se sigue a través de la Escritura usted no encuentra lo que esa señal está anunciando que está llevándose a cabo en el programa divino. Cuando ellos escucharon y entendieron que era en Belén de Judea, entonces iban con la señal que estaba en el cielo y con la Escritura. Todas las señales que aparecen en el cielo tienen que ser examinadas con la Escritura para usted entender lo que esa señal en el cielo significa para usted y para los seres humanos; y así usted puede entonces entender lo que está aconteciendo en la Tierra conforme al programa divino. Entonces usted

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acontecerían─, ...si usted quiere estar en este tiempo sin temor, sin miedo, hagamos lo que dijo el Señor: Escudriñemos las Escrituras, examinemos las Escrituras, porque ellas dan testimonio de lo que todas estas cosas significan. Y ellas dan testimonio de la obra que Dios ha prometido para este tiempo. Este cometa que estaremos viendo en el cielo, en la primer Biblia, usted lo puede ver aquí, en la tercer Biblia, en este cielo escritural; porque esta Biblia es el cielo. Es un cielo. Yo leo aquí y veo ángeles. Dice aquí: "El ángel tal, y el ángel tal." Yo miro aquí, y al leer veo, y dice: Jesús. Y dice en algunos lugares: "Yo, Jesús... Yo soy la Estrella resplandeciente de la mañana." Y así por el estilo usted comienza a ver todas estas cosas que están en el cielo también usted las ve aquí. Usted sabe que Dios está sentado en Su Trono. Pero cuando usted ve la Biblia, lee la Biblia, usted lo encuentra aquí en la Biblia, sentado también en Su Trono. ¿Por qué? Porque esta Biblia dice lo mismo que dice la primer Biblia, y lo que dice la segunda Biblia también. Y usted, todo lo que usted desee ver y desee conocer del cielo y de las cosas que están allá, usted las tiene que conocer y ver a través de la Escritura. Y todas las cosas del cielo que vengan a esta Tierra para manifestarse, tendrán que estar registradas aquí, en esta tercer Biblia, en este cielo escritural; y entonces lo que estará siendo manifestado en la Tierra será el cielo. Será una visita celestial, una manifestación celestial. Por eso tendrá que estar de acuerdo siempre el cielo, la segunda Biblia y la tercer Biblia también. Ambas estarán dando testimonio de la visita celestial a esta Tierra de la obra divina, de el programa divino, que será para usted y para mí; porque no será para otro, sino para los seres humanos que estarán viviendo en esta Tierra. Por lo tanto, es necesario que estemos examinando las Escrituras. El dijo: "Y cuando estas cosas acontezcan ─viéndolas de vosotros mismos─, levantad vuestras cabezas al cielo, porque vuestra redención está cerca." La transformación del cuerpo terrenal está cerca; y la resurrección de los muertos también está cerca; porque primero es la resurrección de los muertos y después la transformación de los vivos. Ahora, en estos días estaremos mirando y leyendo en la Biblia celestial; no queremos que nos pase a nosotros como les

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corresponde a ese tiempo, a través del mensajero para que su boca sea llena de ese mensaje, y podrá hablar la Palabra de Dios para ese tiempo. Porque Dios quiere llenar la boca, no solamente de los predicadores, sino de todas las personas; porque así cuando la persona habla acerca de las cosas que están aconteciendo en el cielo y en la Tierra, podrá decir: "Lo que está aconteciendo es lo que dice esta Biblia escrita. Aquí dice tal cosa, y mira, se está cumpliendo lo que dice esta Biblia escrita." Y lo que estás viendo en el cielo... Mire, el cielo es la primer Biblia. Por lo tanto, lo que tú estás viendo en el cielo es esto mismo que puedes ver y leer aquí en la Tierra, en esta Biblia; y lo que estás viendo que está aconteciendo aquí en la Tierra, también tú puedes ver que es lo que dice aquí en la Biblia escrita. Por eso es necesario examinar la Escritura y ver lo que está prometido para nuestro tiempo para ver todo eso que está prometido, siendo realizado en nuestro tiempo. En estos días, el cielo, la primer Biblia, la Naturaleza y la Pirámide de Enoc, esa segunda Biblia, y esta Biblia escrita, están diciendo algo muy importante para este tiempo. Y lo que están diciendo es lo que Dios en este tiempo tiene que estar llevando a cabo. Ya las tres Biblias se han unido y están dando testimonio de las promesas divinas para este tiempo final. Y nosotros no podemos ignorar lo que está aconteciendo en este tiempo final. Tenemos que escudriñar ─examinar─ las Escrituras para ver lo que toca a este tiempo, lo que corresponde a este tiempo, y poder decir: "Lo que dice la primer Biblia, la segunda Biblia y la tercer Biblia, es una realidad para nosotros en nuestro tiempo. Los científicos han dicho ─muchos de ellos─ que la Estrella de Belén, que apareció dos mil años atrás, es el mismo cometa Halley que aparece en este año próximo a la vista de todo ser humano... de todo ser humano que esté en un área que lo pueda ver. Y algunos dicen que este cometa es el cometa, también, del Diluvio. Le llaman el cometa del Diluvio; pues está relacionado con lo que aconteció en aquellos tiempos. Y en nuestro tiempo los científicos, los políticos, y todos están llenos de temor; porque no saben lo que ha de acontecer. Pero si usted quiere echar fuera el temor ─pues, dijo el Señor que habría temor en la gente en estos tiempos por las cosas que

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comprende que el cielo es la primer Biblia; y que lo que esa Biblia esté diciendo tiene que estar aquí. Y entonces cuando usted une lo que esa Biblia está diciendo con lo que ésta dice, usted tiene un cuadro más claro; y usted entonces puede caminar hacia adelante y decir: "Yo voy a encontrar materializado aquí en la Tierra lo que yo estoy viendo allá en el cielo." Aquellos magos decían: "Su Estrella... la Estrella del Mesías hemos visto." Y usted encuentra que en otra ocasión el mismo Señor Jesucristo dijo: "Yo soy la Estrella de la mañana. La Estrella resplandeciente de la Mañana." El se simbolizaba con la Estrella de la mañana. Y también El es el Sol de justicia. Se simboliza, se representa con el Sol. Por lo tanto, tenemos nosotros que examinar las Escrituras para poder vivir realmente nuestro día; porque no estamos aquí en la Tierra para que nuestra vida sea comer, dormir y trabajar. La vida es más que eso. La vida real es usted ver y recibir el programa que Dios tiene para su tiempo de todo corazón. Y cuando usted lo recibe usted está aquí en la Tierra viviendo conforme al programa que Dios tiene en esta Tierra y está viviendo aquí en la Tierra para aquello que Dios lo envió aquí a la Tierra; no está perdiendo su tiempo aquí en la Tierra. Pero hay muchas personas que están perdiendo su tiempo aquí en la Tierra. Creen que la vida es trabajar, comer y dormir. Y aunque están vivos, están muertos. Muertos a la vida de Dios. Muertos al programa divino. Muertos a lo que es en realidad al motivo de nuestra existencia aquí en la Tierra. Si la vida del ser humano fuera nacer aquí en la Tierra para trabajar, comer y dormir y después morir, seríamos nosotros las personas más infelices y miserables de este planeta Tierra y del Universo completo. Estaríamos en una posición más triste que la de los animales. Pero tenemos el privilegio de saber que hemos venido a esta Tierra con un propósito divino. Y cuando encontramos el propósito divino por el cual estamos nosotros aquí en la Tierra, entonces conocemos el motivo de nuestra existencia. Lo demás es pasajero; lo demás no tiene tanta importancia como tiene el programa divino. El programa divino es el todo para el ser humano; aunque así no lo ha comprendido el ser humano de generación

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en generación, sino que ha pensado que la vida aquí es trabajar, comer y dormir; pero no es así. Es necesario que examinemos la Escritura para que nosotros sepamos en que tiempo estamos. Conozcamos el tiempo nuestro; porque, de otro modo, escucharemos las palabras: "Si tan sólo tú conocieras tu tiempo. Si tan sólo conocieras el tiempo de tu visitación." Esas palabras son palabras de dolor y de tristeza cuando son pronunciadas por una persona que sabe lo que está hablando y que viene para hablar todo lo que los seres humanos necesitan conocer en ese tiempo. Para Noé fue muy duro saber que venía un diluvio, y que iba a destruir a todos los seres humanos que estaban sobre la Tierra, y saber él tenía la forma de escapar de ese juicio, y saber que nadie le podía creer que iba a venir un diluvio en esos días e iba a inundar esta Tierra. Nunca antes había llovido. Era una locura, aparentemente, lo que él estaba diciendo. Pero como les dije, los profetas cuando hablan la Palabra, es una palabra no de ellos, sino de otro mundo, de otra dimensión, de la dimensión creadora. Y por eso cuando esa Palabra es hablada crea lo que dice que va a acontecer. Cuando un hombre habla esa clase de palabra, el cielo completo respalda eso que él ha hablado. Por eso, pueden decir: "Los cielos y la Tierra pasarán; pero mi Palabra no pasará." Porque saben de lo que están hablando. Y saben que lo que están hablando es algo que han tomado en la dimensión creadora de donde procede la creación. Porque los cielos y la Tierra fueron creados por la Palabra de Dios. ¿Y saben ustedes quién fue el primero que comenzó a hablar esa Palabra? Fue uno que, dos mil años atrás, fue conocido por el nombre de Jesús de Nazaret. Por eso, en el Evangelio Según San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice: "En el principio era el Verbo ─la Palabra─, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros. Y vimos Su gloria. Gloria como la del Unigénito del Padre, lleno de gracia..." Y se llamaba el Verbo hecho carne Jesús de Nazaret. El fue el que creó los cielos y la Tierra. El fue el que cuando estaba en Su cuerpo teofánico habló la Palabra y comenzó a crear. Porque ese Jesús, dice la Escritura, que es Emmanuel, que traducido

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es Dios con nosotros. Dios de la séptima dimensión, estando allá, bajó de la séptima dimensión a la sexta dimensión, en donde El se creó un cuerpo. Se hizo un cuerpo, y desde ese cuerpo comenzó a crear... y lo primero que Dios creó fue Su propio cuerpo teofánico. Por eso el Señor Jesucristo dice en Apocalipsis: "Yo soy el principio de la creación de Dios.) De la nueva creación. Ahora, usted y yo tenemos que comprender que ese es un mundo incomprensible para la mente humana. En cada edad o dispensación se puede comprender solamente aquello, que con el mensaje divino que vino, que viene a través del mensajero de cada edad o dispensación, lo que ese mensaje trae para el pueblo, es lo que le da a la persona el entendimiento de las cosas de Dios para este tiempo, de acuerdo al grado de conocimiento que Dios quiere que tengan esas personas de esa edad o dispensación. Fuera de ese mensaje no hay otra cosa para comprender genuinamente el programa de Dios, y las cosas de Dios; solamente se podrá tener en otra forma un conocimiento intelectual, pero no un conocimiento divino, no una revelación divina; porque la revelación divina viene cuando viene el mensaje para la edad o dispensación en que uno vive. Y de acuerdo al mensaje, será el conocimiento que tendrán las personas que lo reciben acerca de Dios, y de Su programa. Para nuestro tiempo hay grandes promesas. Tenemos la promesa para los hijos de Dios que los entendidos entenderán; por lo tanto, en esa parte estamos tranquilos. Tiene entonces que venir un mensaje, y tiene que estar en la Escritura. Tiene que estar prometido para nuestro tiempo, y tiene entonces que traerlo una persona; porque no hay mensaje sin mensaje sin mensajero; y tiene que ser mensaje que corresponda a ese tiempo, y no puede venir en boca de cualquier orador, sino en boca del mensajero señalado por Dios en la Escritura, para ese tiempo. Y después que él lo dá podrá estar en la boca de todos los predicadores que lo reciban; porque después que uno recibe un mensaje que uno habla, no puede hablar otra cosa sino el mensaje que recibió. Cuando las personas dicen... Cuando los predicadores dicen: "Llena mi boca, oh, Dios, para hablar Tu Palabra..." si supieran lo que están diciendo, ellos buscarían el mensaje que

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