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PRONTUARIO DEL CURSO QUIMICA ORGANICA II Laboratorio (QUIM 3034)
Universidad de Puerto Rico - Recinto de Humacao Facultad de Ciencias Naturales Departamento de Química Programa de Química Industrial (www.uprh.edu/~q

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El hecho científico

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EL HECHO CIENTIFICO Pablo Cazau

Hecho científico es aquel que sirve como base para formular un problema, o para construír o verificar una hipótesis o teoría científica. En este sentido, podemos caracterizarlo como un suceso singular observable, medible, enunciable y constatable. El punto de vista del positivismo lógico desde la postura de Wittgenstein. -Vi salir al asesino. -¿Cómo sabe que era el asesino? -Supongo, porque salió corriendo. -No quiero suposiciones. Quiero hechos. -El hecho es que salió una persona corriendo. "Hay tres clases de testigos: los que vieron bien pero dudan de lo que vieron, los que vieron mal y creen haber visto bien, y los que no vieron nada y aseguran haberlo visto todo" (de Selecciones del Reader's Digest).

1. Hechos y suposiciones Muchas veces consideramos como hechos (1) ciertas cosas que son meras suposiciones. Cuando escuchamos el sonido de una ambulancia, consideramos como un hecho que en ese momento ha pasado una ambulancia. Sin embargo, estrictamente lo único que puede ser considerado hecho es el sonido que hemos escuchado: tal vez alguien quería gastarnos una broma reproduciendo el sonido de la ambulancia con un grabador. Algunas veces se da por 'hecho' el que todas las personas son prejuiciosas, lo cual tampoco es un hecho sino una suposición, por cuanto nadie ha constatado esa característica en absolutamente todas las personas: las generalizaciones de este tipo no son hechos sino inferencias inductivas o, como tales, carecen de la certeza que cabe adjudicar a los hechos. Una extraña luz que ha volado en el cielo es un hecho, mientras que una nave extraterrestre ha volado en el cielo es una suposición. El término OVNI (objeto volador no identificado) alude a la necesidad del científico de diferenciar los hechos de las suposiciones. Que la tierra gire alrededor del sol no es un hecho, pero sí lo es que el sol recorrió una determinada trayectoria en el firmamento. Estrictamente hablando, el día que alguien pueda situarse fuera de nuestro planeta y registrar el movimiento de rotación alrededor del sol en forma directa, entonces ese día se constituirá en un hecho. Mientras tanto, "la tierra gira alrededor del sol" seguirá siendo el producto de una inferencia realizada a partir de la observación de la trayectoria del sol en el cielo, aún cuando los mismos científicos lo consideren un hecho. También son suposiciones "hay un espejo en el desierto", ya que pudo haber sido el producto de una ilusión óptica, y "escuché que la puerta se cerraba", por cuanto el chirrido de una puerta puede también implicar que la puerta se abría. Desde ya, en la vida cotidiana no nos ponemos a distinguir tan obsesivamente los hechos de las suposiciones, pero en la ciencia sí adquieren importancia estas distinciones, más allá del deseo de todo cientifico de que sus suposiciones puedan alguna vez ser consideradas hechos. He aquí algunos ejemplos de lo que los científicos suelen considerar hechos en las diversas disciplinas científicas: Soltó una manzana y cayó al suelo (hecho físico). Se produjo una explosión al mezclar dos sustancias determinadas (hecho químico). El color de cabello de Juan es castaño claro (hecho biológico). Juan tiene la manía por coleccionar boletos (hecho psicológico). En el censo de 1990, el 25% de los encuestados manifestó pertenecer a la clase social C2 (hecho sociológico). Napoleón invadió Egipto (hecho histórico). Aumentó el precio de la nafta (hecho económico). Cambió el significado de tal palabra de una época a otra (hecho linguístico). Se produjo un eclipse solar (hecho astronómico). Ocurrió un terremoto en Turquía (hecho geológico). 2. Hacia una caracterización del hecho científico Para comprender qué es lo que habitualmente se entiende por hecho en la ciencia, partiremos de la siguiente caracterización: un hecho científico es un suceso singular

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observable, medible, enunciable y constatable, que sirve como base para formular un problema, o para construír o verificar una hipótesis o una teoría científica. De esta forma, lo que hace científico a un hecho es la forma de concebirlo y encararlo. Examinemos parte por parte estos atributos. 1) Es un "hecho".- "Hecho" es el participio pasado del verbo hacer, o sea se refiere a algo que ocurrió, y no a algo que está ocurriendo o que ocurrirá. Si en este momento está produciéndose un eclipse de luna, todavía no puede hablarse de un hecho porque no ha terminado de ocurrir. Tampoco es un hecho algo que supuestamente ocurrirá. A veces se emplea la expresión en tal sentido en la vida cotidiana cuando alguien dice "es un hecho que el año que viene será el fin del mundo", o que "es un hecho que tal año volverá a pasar el cometa Halley". En el primer caso hablamos de una profecía, y en el segundo de una predicción, y, en cualquiera de ambos casos, aún cuando haya una certeza casi absoluta de que esos 'hechos' ocurrirán, estrictamente hablando no puede hablarse de hechos porque realmente aún no acontecieron. 2) Es un suceso.- Una piedra es un objeto; en cambio una piedra que cae es algo que le ocurre a una piedra y es, por lo tanto, un suceso. Hay autores como Bunge que indican que una clase de hecho puede ser un "sistema concreto" (6) como por ejemplo una piedra. No adscribimos a esta tipificación: las teorías científicas no explican o predicen cosas, sino algo que les ocurre a esas cosas, como por ejemplo ser grande, ser dura, ser gris, etc. Como su mismo nombre lo indica, un hecho es algo que 'sucede', algo que le pasa a algo o a alguien: una piedra que cae, una ciudad que es sacudida por un terremoto, una persona que tiene delirios de grandeza, un gato que tiene bigotes, etc. Un suceso es, entonces, la conjunción de un objeto y de una propiedad o característica (5). Dos automóviles que chocaron es también un suceso, que puede traducirse como 'un automóvil presenta como característica el haber chocado con otro'. Sin embargo, para que esta conjunción de objeto y propiedad configure un hecho debe darse en un determinado lugar y tiempo, lo que nos lleva a la siguiente característica. 3) Es singular.- Un hecho es susceptible de ser ubicado en un punto de las coordenadas espacio-temporales, es decir, debemos poder decir de él que ocurrió en tal lugar y en tal momento. Así por ejemplo, para Klimovsky, un hecho "es la manera en que las cosas o entidades se configuran en la realidad, en instantes y lugares determinados. Será un hecho, por lo tanto, el que un objeto tenga un color o una forma dadas, que dos o tres objetos posean determinado vínculo entre sí" (2), o "puede referirse a una muestra de individuos o acontecimientos con una cierta característica regular que desearíamos explicar: una muestra es finita y la enumeración de lo que sucede con ella se puede efectuar mediante una sola proposición que describe el estado de cosas" (3). Es así que consideramos hecho no solamente "esta mesa es redonda", sino también "el 80 por ciento de las mesas de esta muestra es redonda". En ambos casos el suceso es igualmente singular: en un caso se refiere a una mesa, y en el otro a una muestra de mesas. En cambio, "el 80 por ciento de la población mundial de mesas es redonda" no es un hecho en la medida en que no las hemos contado directamente, ni tampoco es un hecho aún cuando pueda inferirse a partir de una muestra (4). Varios autores destacan la singularidad de los hechos, distinguiéndolos así de otras cosas que no son singulares. Popper, por ejemplo, en el marco de su análisis del concepto de falsabilidad, distingue acontecimiento de evento, designando a éste último "lo que hay de típico o universal en un acontecimiento" (13). Un evento es una clase de acontecimientos del mismo tipo. Por ejemplo, acontecimientos pueden ser la caída de una piedra ayer, la caída de un meteorito hoy, la caída de una moneda anteayer, mientras que el evento es un cuerpo cualquiera que cae. Según este análisis de Popper, los acontecimientos son singulares (y corresponden con lo que aquí designamos como hechos), mientras que los eventos son el producto de abstraer ciertas características comunes a varios acontecimientos. Considerar al hecho como singular implica también considerarlo como aislado, recortado, extenso, durable, e incluso, en palabras de Strasser, como discernible y aislable del contexto (17). Strasser apoya a Husserl cuando dice que el hombre no puede dejar de construír puntos de referencia ideales que, como tales, deben tener un carácter de identidad, unicidad e invariabilidad. En este sentido esto equivale a decir que cada hecho -o cada sistema de hechos- tiene la pretensión de ser un microcosmos de verdad, y en este sentido debería hablarse de la grandeza del hecho (17). Digamos de paso que la idea que los hechos son un recorte de la realidad está inspirada en la concepción ontologista de la ciencia, de origen aristotélico, según la cual la ciencia estudia objetos (como algo recortado, extenso y con límites precisos), los que a su vez

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tienen propiedades. En el siglo XX, por ejemplo, Max Planck consideró el mismo punto de vista al concebir, en su teoría cuántica, un fotón o paquete de energía que se irradia en forma discontinua, aunque a diferencia del plenum aristotélico y del horror vacui, admitió el vacío. Puede objetarse que recortar una porción de la realidad y llamarla hecho puede 'artificializarla' o 'desnaturalizarla', debido a que se la está separando del contexto en que el hecho ocurre. A nuestro entender, el contexto es útil para interpretar el hecho, pero no para identificarlo o recortarlo, es decir, la ausencia de un contexto no desnaturaliza el hecho. Por ejemplo, el hecho de una fotografía (publicada en la revista “Colors”) se refiere a dos personas corriendo, pero la circunstancia de contextualizarlo en el marco de dos policías corriendo a un delincuente que está fuera de la foto no desnaturaliza el hecho original, que sigue siendo el relativo a dos personas corriendo. El hecho fotografiado no es un policía corriendo a un negro, sino dos personas corriendo. En realidad, el hecho real acaecido fue dos policías persiguiendo a un sospechoso que está fuera de la fotografía. Puesto que lo que la foto muestra es un negro corriendo y un policía corriendo tras él, sugeriría que es un delincuente siendo perseguido por el policía.

4) Es observable.- Bunge llama hecho a "cualquier cosa que sea, o de que se trate, como por ejemplo todo aquello de lo que se sepa o se suponga -con algún fundamento- que pertenece a la realidad" (6). Los hechos han de ser sucesos aprehendibles mediante los sentidos o mediante una extensión de los mismos (como los telescopios o los microscopios). Una frase escrita en el pizarrón de cierta universidad de EEUU decía: "Los agujeros negros son el paraíso de los teóricos, pero el infierno de los observadores", con lo cual se cuestionaba cierta propensión a considerar hechos a ciertas cosas que nadie había visto. La observabilidad de los hechos es lo que nos permite diferenciarlos de las hipótesis. A veces suele hablarse de 'hechos hipotéticos', lo que es un contrasentido. Entre estos 'hechos' podemos mencionar: a) 'hechos' que acontecieron alguna vez en el pasado y que permitirían explicar ciertos hechos presentes, como la explosión del Bing Bang (en astronomía) que permite explicar el efecto Doppler, el asesinato del padre en la horda primitiva, que permite explicar la constitución de las sociedades humanas (en psicoanálisis), o la represión primordial, que permite explicar la represión secundaria, clínicamente constatable (en psicoanálisis); b) 'hechos' que acontecerán alguna vez y que resultan de una inferencia deductiva o de una inductiva, como por ejemplo el Bing Crunch (en astronomía), en el primer caso, o el 'hecho' de que el próximo cisne que encontremos será blanco (en biología), en el segundo caso. Poincaré nos advierte que "una acumulación de hechos no es una ciencia, así como un montón de piedras no es una casa". Es preciso organizarlos, y la ciencia los organiza haciendo generalizaciones y previsiones: gracias a la generalización, cada hecho observado nos hace prever un gran número de ellos, aunque "no debemos olvidar que sólo el primero es cierto y que todos los otros no son más que probables" (7); c) 'hechos' que están aconteciendo en este momento, como por ejemplo los electrones girando alrededor del núcleo atómico. La tendencia a considerar como hechos meras conjeturas no es más que una expresión de deseos, por más evidencia empírica que las apoye. La cuestión de la observabilidad de los hechos guarda relación con otros problemas, entre los cuales podemos mencionar los siguientes: a) Hay ciertos hechos que consideramos como tales aún cuando no los hayamos observado, como ciertos hechos históricos. Los historiadores tienden a considerarlos como hechos por existir suficientes elementos de juicio (documentos escritos, etc.) que avalan su ocurrencia: de otra forma, la historia sería imposible como disciplina científica. b) Suele afirmarse que los hechos pueden observarse sólo una vez, porque cuando se los repite ya no son el mismo hecho. Desde ya, la afirmación vale para los hechos naturales pero no para otro tipo de hechos como los históricos, que son considerados irrepetibles (8). Señala Ferrater Mora que "aunque los hechos naturales sean tan únicos, irrepetibles e irreversibles como los hechos históricos, no son considerados desde el mismo punto de vista. Mientras cada uno de los hechos naturales es visto como un ejemplo de una determinada clase de hechos, los hechos históricos no son simplemente ejemplos de una clase dada" (9). En la medida en que los hechos en ciencias naturales interesan sólo como ejemplos de una clase (una piedra que cae es un ejemplo de todo objeto que cae), su repetición es a los efectos prácticos considerada como el mismo hecho, aunque haya ocurrido en otro lugar y en otro instante. c) Cuando se dice que los hechos han de ser observables, se hace referencia a los hechos observados por un observador imparcial y entrenado. En psicología existen hechos obtenidos por introspección ("estoy triste") y por extrospección ("Juan dice estar triste"). La psicología de la conciencia de Wundt y la psicología cognitiva han reivindicado los

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hechos obtenidos por introspección como legítimos, con la diferencia que Wundt exigía que el observador fuese una persona entrenada en la observación imparcial. d) A veces se ha puesto en tela de juicio la imparcialidad de las observaciones, y la cuestión de si los hechos están o no 'cargados de teoría' ha sido abundantemente discutida en la epistemología. Sin embargo, una cosa es seleccionar los hechos que queremos investigar, y otra distinta deformarlos, con lo cual corremos el riesgo de construír teorías que expliquen 'hechos' inexistentes. La selección de hechos es inevitable y hasta necesaria. Como señala Hempel, "un conjunto de 'hechos' empíricos se puede analizar y clasificar de muy diversos modos, la mayoría de los cuales no serían de ninguna utilidad para una determinada investigación" (10). Así por ejemplo, A un físico puede interesarle la manzana en tanto móvil, a un biólogo en tanto fruto, y a un psicólogo en tanto objeto simbólico. La afirmación según la cual los hechos están 'cargados de teoría' se puede interpretar entonces, de dos maneras distintas: a) como que los hechos han sido 'deformados' para adaptarlos a la teoría: Strasser (17) indica por ejemplo que para preservar a los hechos históricos de la subjetividad del investigador, deben guardar una cierta distancia del mismo, por lo que tiene más valor un hecho acontecido hace mucho y no otro acontecido hace muy poco, aún afectado por la cosmovisión del historiador. En otras palabras, podemos ser mucho más objetivos analizando la dictadura de Nerón que una dictadura que estamos hoy sufriendo en carne propia; b) como que los hechos se 'ven' siempre desde una determinada teoría. Al respecto, Strasser señala que un hecho es lo que ha sido establecido según las reglas de una idea metódica, o sea, del espíritu humano. Todo hecho psicológico por ejemplo es un hecho construído. Por caso, Binet decía que la inteligencia es lo que los tests miden. 5) Es medible.- Un hecho es el producto de una medición, por más grosera que esta nos parezca. Por ejemplo, son hechos "la piedra cayó con una aceleración de 9,81 m/sg2" y "la piedra cayó rápidamente", así como también lo son "Juan mide 1,85 m" y "Juan es alto". Cuando autores como Bunge se refieren a la secuencia hecho / observación / dato, consideramos que están indicando que del hecho nos interesa su valor como dato para inventar o probar hipótesis y teorías. Y los datos incluyen siempre un objeto a medir (Juan), una propiedad que se mide (estatura), un valor asignado a dicha variable o propiedad ("alto", o bien "1,85 m"), y la especificación del procedimiento usado para asignar dicho valor, es decir, lo que habitualmente se conoce como definición operacional. 6) Es enunciable.- Un hecho ha de poder ser expresado mediante un enunciado a loa efectos de su manipulación simbólica (por ejemplo, a los efectos de ser dado a conocer a los demás científicos). En particular, los hechos son representables mediante enunciados empíricos singulares, dado que se refieren a sucesos observables y únicos. Un hecho se expresa con un enunciado, no con un término. Hemos dicho ya que un hecho no es un objeto sino algo que le pasa a un objeto (por ejemplo existe, es azul, se mueve, alguien se lo comió, etc). Pero además de ser sucesos observables y únicos, los hechos son contingentes, no necesarios. De acuerdo a cierta clasificación aristotélica de los juicios, los hechos se expresan, entonces, mediante enunciados asertóricos, es decir, aquellos que enuncian un suceso contingente (algo que ocurrió pero pudo no haber ocurrido), por oposición a los enunciados apodícticos (referidos a algo que debe necesariamente ocurrir), y a los enunciados problemáticos (referidos a sucesos sobre los cuales existe o existió alguna duda en cuanto a su ocurrencia). Por último, dejemos sentado que lo que es verdadero o falso es el enunciado que expresa el hecho, y no el hecho mismo. A veces se toma hecho como sinónimo de verdad o como lo opuesto de falsedad, cuando en rigor sólo pueden ser verdaderos o falsos los juicios, enunciados o proposiciones sobre los hechos: si una proposición expresa un hecho que no ocurrió, es falsa, y en caso contrario, es verdadera. Los hechos en sí no son ni verdaderos ni falsos: simplemente ocurrieron o no ocurrieron.• El positivismo lógico ha sostenido que las proposiciones del lenguaje científico deben poder verificarse, es decir, debemos poder decidir si son verdaderas o falsas. Si no podemos decidir esto se trata de un lenguaje que no es científico, y fueron denominadas proposiciones sin sentido. 7) Es constatable.- Los hechos que sirven de base para construír el edificio teórico de la ciencia han de haber ocurrido realmente, es decir, ha de haber sido constatada su ocurrencia. De otro modo se construiría una teoría que explica ¡hechos inexistentes! Así, no se podría formular seriamente una teoría sobre los fantasmas sobre la base de las declaraciones de un individuo que manifiesta haber visto una vez un 'fantasma'. En este sentido, hecho se opone a creencia, ilusión, apariencia, etc. Pero, ¿qué sucede cuando son muchos quienes vieron fantasmas? En este caso, la cuestión pasa por quienes son esos 'muchos'. No es lo mismo el testimonio de un grupo de ingleses supersticiosos, que el de un grupo de observadores calificados e imparciales.

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Klimovsky refiere un requisito concerniente a la observación de los hechos, al que alude con el nombre de intersubjetividad: "En principio, debe ser posible para todo dato haber sido observado por más de un observador" (11). Sin embargo, en vista de lo dicho, la intersubjetividad es una condición necesaria, más no suficiente para constatar hechos: debemos agregar también la calificación, la idoneidad, el prestigio del observador que nos permita garantizar, hasta donde se pueda, que el hecho ha sido efectivamente observado. Por supuesto, aún en estos casos no habremos de contentarnos con el enunciado protocolar "he visto un fantasma", salvo que el observador describa aquello que vio y que designa con ese nombre. "Los ojos se fían de ellos mismos; las orejas de los demás", dice un proverbio alemán, que de alguna forma expresa el concepto de constatabilidad de los hechos: para constatar un hecho no hay nada mejor que haberlo visto uno mismo (o un observador calificado en quien podemos confiar), y no hay nada peor que basarse en los testimonios que hemos oído de cualquier observador no calificado, aunque sean muchos. ¿Qué lleva a las personas a creer haber visto cosas que en realidad no vieron, o bien a sostener haber visto cosas en las que ni ellos mismos creen? En el primer caso hablaremos de una cierta perturbación en el juicio de realidad que nos hace ver aquello que queremos ver. En el segundo caso, hemos de pensar en alguna intención aviesa: llamar la atención sobre sí mísmo (alardear de haber visto un ovni), adjudicarse algún descubrimiento científico (como aquel que 'descubrió' el cráneo del hombre primitivo de Piltdown, y que luego resultó ser un fraude), o ganar dinero (un fantasma en un castillo atraerá muchos turistas, así como un tiburón gigante atraerá muchos cazadores). La cuestión de la constatación de los hechos es compleja, y daremos dos ejemplos en los cuales esta constatación puede ser problematizada (12). a) A y B dicen ver el color azul, pero ¿ven lo mismo? En condiciones normales asumimos que sí, que el cerebro humano procesa la información de la misma manera en todo el mundo, salvo que sospechemos que alguno no lo haga, como en el caso del cerebro del daltónico. Por lo tanto, la constatación de un hecho no depende solamente de que el hecho haya ocurrido sino además del modo en que los cerebros de los observadores han procesado la información de la misma forma. b) Un paciente dice que fue violado en su infancia, pero, ¿realmente lo fue, o es un producto de su fantasía? Esta fue una pregunta que alguna vez se hizo el mismo Freud, luego de haber constatado que muchos pacientes decían haber sido seducidos o violados siendo niños. Finalmente, el creador del psicoanálisis concluyó que se trataba de fantasías de los pacientes y que, tanto si el hecho había ocurrido realmente como si había sido fantaseado, tenía el mismo efecto sobre el psiquismo. La cuestión viene a cuento porque, en el caso particular del psicoanálisis, aunque un hecho sea el producto de una fantasía (aunque no haya ocurrido realmente), sirve igual como hecho para construír una teoría y, en particular, como hecho que permite explicar toda una serie de comportamientos y síntomas en los pacientes. 8) Sirve como base para formular un problema, o para construír o verificar una teoría científica.Una persona puede pasarse toda una vida observando hechos, como el campesino que ve salir el sol todos los días. Sin embargo, si no se interroga acerca de ellos, si no los problematiza, no habrá siquiera iniciado el camino de la investigación científica. Y así como la observación de los hechos nos lleva a preguntarnos sobre el por qué de los mismos, esta pregunta o problema nos conduce a su vez pensar una respuesta, es decir, una hipótesis o una teoría. Los hechos son también, entonces, generadores de teorías, las cuales a su vez deberán luego ser probadas, para lo cual se recurre nuevamente a los hechos. Si ocurre el hecho previsto por la teoría, esta queda corroborada, mientras que si no ocurre (lo que algunos llaman un hecho 'negativo'), en principio quedaría refutada. 3. El enfoque neopositivista. Wittgenstein La doctrina positivista del siglo XIX es la primera de las epistemologías contemporáneas que destacaron el papel de los hechos como base del conocimiento científico. En "Principios de filosofía positiva", dice Augusto Comte: "todos los buenos espíritus repiten, desde Bacon, que no hay más conocimientos reales que los que reposan sobre los hechos observados". Esta insistencia sobre los hechos fue en gran parte una reacción contra el discurso metafísico, que invocaba entidades supuestas imposibles de traducir a un lenguaje empírico. El ultrapositivismo, en efecto, defiende la sujeción a los hechos sin intentar 'explicarlos' a partir de entidades hipotéticas o imaginarias: "lo que debe buscarse es la regularidad entre los hechos, y ésta es la que debe utilizarse para las predicciones" (14). Cuando Comte enunciaba las condiciones del 'saber positivo', una de ellas era la exigencia que este debía ser un saber sobre la realidad, no una mera especulación, y estableció

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como regla fundamental "que toda proposición que no pueda reducirse al mero enunciado de un hecho [...] no puede ofrecer ningún sentido real e inteligible" (15). La doctrina positivista tuvo como su más importante derivación en el siglo XX al neopositivismo, a veces también denominado positivismo lógico o empirismo lógico. El neopositivismo manifestó una especial preocupación por tipificar el lenguaje científico como un lenguaje formalizable lógicamente y, además, observacional. Llegó a sostener que si el lenguaje de una disciplina no reunía estos requisitos, no podíamos considerar a esa disciplina como ciencia. Por ejemplo, si la psicología seguía utilizando términos como 'alma' o 'espíritu', intraducibles a algo observable (lenguaje observacional), continuaría siendo discurso especulativo, y no accedería a la categoría de ciencia porque no podía verificar sus teorías sobre el alma o el espíritu. De esta manera quedaba instalado en el centro del debate la cuestión de las relaciones entre el lenguaje y la realidad. Entre los representantes del neopositivismo encontramos a Carnap, Hempel, Neurath, Ayer y otros. Tomemos, a modo de ejemplo, la particular visíón que tenía de los hechos el 'primer' Wittgenstein, que fue neopositivista. Suele estudiarse el pensamiento de Wittgenstein como dividido en dos etapas: en la primera se ocupa del análisis del lenguaje y su relación con la realidad, y culmina con el "Tractatus logicophilosophicus". La seguna etapa se condensa en "Investigaciones filosóficas", donde la doctrina del Tractatus es sometida en algunos puntos a una revisión radical.

La respuesta que este pensador da a la cuestión de la relación entre lenguaje y realidad (16) es que las proposiciones atómicas (por usar la terminología de Russell) o elementales (según Wittgenstein) son representaciones de hechos (atómicos). Un hecho es lo que corresponde a una proposición elemental, si es verdadera. "El mundo es la totalidad de los hechos", o "la totalidad de los pensamientos verdaderos es la representación o imagen del mundo". Hay entonces un isomorfismo entre realidad y lenguaje por el cual éste se convierte en una especie de representación o mapa de la realidad, o sea, cada hecho es representable mediante una proposición, y las proposiciones atómicas que no representan hechos atómicos no tienen sentido. Wittgenstein dice que en tanto que "la proposición elemental es función de verdad de sí mísma", las otras proposiciones no elementales (por ejemplo las inferenciales) son "funciones de verdad de las proposiciones elementales", es decir, que resultan de la afirmación o negación de las 'combinaciones' de los valores de verdad de las proposiciones elementales. Las relaciones entre proposiciones no tienen correlato en la realidad, sólo forman parte del lenguaje y nada dicen respecto del mundo. De aquí las famosas expresiones de Wittgenstein: "las proposiciones de la lógica son tautológicas" o "todas las proposiciones de la lógica dicen lo mismo: a saber, nada". Intentemos explicar todo esto en palabras sencillas. El mundo es concebido por Wittgenstein como un lugar poblado de hechos. Por ejemplo, encontramos el hecho de soltar una piedra, y encontramos también el hecho de que la piedra se cae. Otros ejemplos pueden ser el hecho de que Juan llora y el hecho de que Pedro se ríe. El mundo es así entendido como la totalidad de los hechos, todos los cuales, además, son concebidos como hechos 'atómicos', es decir, indivisibles, lo que significa que cada uno de esos hechos no puede ser descompuesto en hechos más pequeños o en una secuencia de 'hechitos'. Ahora bien: cada hecho de la realidad puede ser representado, a nivel linguístico, con una proposición. El hecho de soltar una piedra puede representarse, por caso, mediante la proposición "solté la piedra". Otras proposiciones que representan hechos serán entonces "la piedra se cayó", "Juan llora" y "Pedro se ríe", de lo cual surge que hay un isomorfismo entre realidad y lenguaje: cada hecho es representable mediante una proposición, y cada proposición verdadera representa un hecho. Como los hechos son atómicos, indivisibles, las proposiciones que los representan son también atómicas, es decir, que tampoco pueden dividirse en proposiciones más pequeñas. En este punto, nuestro siguiente paso será preguntarnos por las relaciones que pueden establecerse por un lado entre los hechos, y por otro lado las que pueden establecerse entre las proposiciones. a) Relaciones entre hechos atómicos.- Para seguir con nuestros ejemplos anteriores, ¿qué relación podríamos establecer entre el hecho de soltar una piedra y el hecho de que esa piedra se cae? Tal vez no resistiríamos la tentación de afirmar una relación causal: que la piedra se caiga es el resultado de haberla soltado. Sin embargo, Wittgenstein cae bajo otra tentación, y tal vez bajo el influjo del empirismo de Hume, sostendrá que nada nos autoriza a afirmar algún tipo de relación entre los hechos. Vemos que la piedra es soltada, y vemos que la piedra cae, pero no 'vemos' el vínculo causal, de la misma forma que no vemos el nexo entre el relámpago y el trueno. Como diría Hume, estamos 'habituados' a ver que ambos hechos ocurren juntos, y entonces formulamos un juicio de causalidad, pero no se trata de una causalidad objetiva

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sino subjetiva: el entendimiento humano (y humeano) adjudica un vínculo de causa-efecto a hechos que ocurren invariablemente juntos. En otras palabras, la relación causal está en nuestro pensamiento, y nada nos autoriza a afirmarla también en la realidad. Esto nos lleva directamente a las relaciones, no ya entre los hechos, sino entre las proposiciones que los representan. b) Relaciones entre proposiciones atómicas.- Si entre los hechos no podemos establecer relaciones de ningún tipo, sí podemos hacerlo entre las proposiciones que los expresan, es decir, a nivel del pensamiento (y del lenguaje en tanto expresión o reflejo del pensamiento). Por ejemplo, lo que vinculamos causalmente no es el hecho de soltar la piedra y el hecho de que la piedra caiga, sino las proposiciones "suelto la piedra" y "la piedra cae", y entonces, a partir de estas dos proposiciones atómicas formo una proposición compleja o molecular del tipo "si suelto la piedra entonces se cae". Sin embargo, como señala Wittgenstein, las relaciones entre proposiciones no tienen correlato en la realidad, sólo forman parte del lenguaje y nada dicen respecto del mundo, porque no hay ningún elemento de juicio en las cosas que vemos que nos autoricen a afirmar un vínculo causal. De alguna manera, el pensamiento relaciona los hechos de la realidad, aunque no sabemos si esas relaciones se dan realmente en el mundo. Podríamos decir entonces que al relacionar proposiciones estamos manipulando mentalmente los hechos utilizando las relaciones lógicas del tipo "si... entonces..." y otras conectivas lógicas. La propuesta de Wittgenstein, que es a grandes rasgos la propuesta neopositivista, nos revela una particular visión de los hechos, a saber, aquella que sostiene que los hechos del mundo se nos presentan aislados y recortados, y que sólo establecemos relaciones entre ellos a nivel simbólico, es decir, a nivel del pensamiento y el lenguaje, con lo cual el mundo resulta ser el producto de una construcción mental. Pablo Cazau Lic en Psicología y Prof de Enseñanza Media y Superior en Psicología Buenos Aires, Marzo 2000 Referencias bibliográficas (1) No consideraremos aquí los diversos sentidos filosóficos de la expresión 'hecho' (que pueden consultarse en Ferrater Mora J., "Diccionario de Filosofía", Tomo II, Alianza, Madrid, 1979, pág.1445), sino concretamente un sentido epistemológico, es decir, el llamado "hecho científico". (2) Klimovsky G., "Las desventuras del conocimiento científico", Buenos Aires, A-Z editora, 1994, pág. 25. (3) Klimovsky G., Op. Cit., pág. 249. (4) Klimovsky propone una distinción entre hechos singulares y hechos generales, entendiendo por estos últimos el que exista una regularidad en acontecimientos de cierta naturaleza (Klimovsky G., Op. Cit., pág. 25). A nuestro entender, es un contrasentido hablar de hechos generales, aún cuando nos estemos refiriendo a una muestra. (5) No todos los autores utilizan la misma terminología. Por ejemplo, lo que aquí denominamos suceso Bunge (717-719) lo llama acontecimiento, llamando suceso a otra cosa: el acontecimiento es algo ubicable en un punto espacio - temporal y considerado por alguna razón en forma unitaria; el suceso, en cambio, es una secuencia temporalmente ordenada de acontecimientos donde cada uno interviene en la determinación del siguiente. Por ejemplo, llamar al médico, hacerlo pasar, dejarse revisar y finalmente pagar honorarios (Bunge M., "La investigación científica. Su estrategia y su filosofía", Barcelona, Ariel, 1969, págs. 717-719). (6) Bunge M., Op. Cit, pág. 717-719. (7) Poincaré Henri, "Las hipótesis en física" (Capítulo IX de La Science et l'hypothèse, París, Flammarion, 1903). (8) Carlyle dice "Juan sin Tierra ha pasado por aquí; he aquí una realidad por la cual yo daría todas las teorías del mundo". Poincaré, parafraseando a Carlyle, describe la índole del hecho natural diciendo "Juan sin Tierra ha pasado por aquí; me da lo mismo, puesto que no volverá a pasar". (9) Ferrater Mora J., Op. Cit., pág. 1447. (10) Hempel C., (1966) "Filosofía de la ciencia natural", Buenos Aires, Alianza, 1977, 3° edición, pág. 30. (11) Klimovsky G., Op. Cit., pág. 50. (12) Hay otras muchas cuestiones que pueden también ser analizadas. Véase, por ejemplo, como trata Klimovsky la cuestión de la constatación intersubjetiva en relación con las ciencias 'duras' y las ciencias sociales (Klimovsky G., Op. Cit, pág. 50-51). (13) Popper K., "La lógica de la investigación científica", Madrid, Tecnos, 1967, pág. 85. (14) O'Neil W. M., (1957) "Introducción al método en psicología", Buenos Aires, Eudeba, 1968, pág. 221. (15) Comte A., "Discurso sobre el espíritu positivo", Buenos Aires, Aguilar, 1982, 9° edición. (16) Wittgenstein L., (1922) "Tractatus logico - philosophicus". Puede consultarse también la Introducción de E. Rabossi a Wittgenstein L., (1966) "Estética, psicoanálisis y religión", Buenos Aires, Sudamericana, 1976.

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(17) Strasser S., "Miseria y grandeza del hecho". Una reflexión fenomenológica.

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